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INTRODUCCIÓN
1. Otro elemento importante de nuestro caminar con Dios
es el hecho de cantar alabanzas
a. Dedicamos cerca de una tercera parte de nuestras
reuniones ocupados en esta actividad
b. También tiene un lugar en nuestras devociones
privadas a Dios -- Y es algo muy justo, porque tiene el
potencial de que obtengamos grandes
beneficios espirituales de aquellos que nos ocupamos en
esto apropiadamente
CONCLUSIÓN
1. ¿Hemos perdido el gozo de cantar?
Sin embargo, las formas más puras de alabanza no incluyen las gracias o
gratitud. Son esencialmente expresiones de admiración y adoración con la
finalidad de alabar al objeto que amamos, sin tener en cuenta los favores
recibidos. Algunos creen que esta forma más elevada de alabar debe ser
llamada “ADORACIÓN”.
2. Adoración
Por consiguiente, adorar a Dios es primariamente ensalzar Su persona,
carácter, atributos y perfección. Es el asunto de Su adoración por quien es y lo
que es, más bien que por lo que haya hecho, y lo que haya resultado en nuestro
beneficio. “Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la
hermosura de la santidad” (Sal 29:2).
Nuestra lista no pretende ser una demasiado detallada. Usted puede encontrar
otras maneras que son igualmente basadas en las Escrituras. Creo que Dios
desea que cada cristiano esté completamente libre en su espíritu para poder
alabarle en todas y cada una de las maneras registradas en la Biblia.
“Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que
aman tu salvación: Jehová sea enaltecido” (Sal 40:16).
Algunos se han atrevido a decir: “No hay necesidad de dar gritos o de hacer
ruidos altos; Dios no está sordo”. A tal declaración debemos replicar: “Dios
tampoco es nervioso”.
Hay un tiempo y lugar para las aclamaciones de gozo y para las expresiones
de alabanzas en voz alta; así que, no debemos sentir temor cuando llegue tal
momento.
“Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los
rectos de corazón” (Sal 32:11).
“Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa…” (Sal 35:27).
“Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo
Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló” (1 S 4:5).
3. El Cantar
“…Venid ante su presencia con regocijo” (Sal 100:2).
El cantar es una de las reacciones más simples y naturales, usada para
magnificar a Dios. Es una expresión emocional espontánea de gozo. Siempre
ha sido una expresión válida de alabanza entre el pueblo de Dios.
Inmediatamente después del éxodo del pueblo de Dios de Egipto, cuando Dios
los llevó a salvo a través del Mar Rojo, María dirigió a los hijos de Israel en
cánticos de alabanzas a Dios, quien les había librado de una manera
maravillosa de manos de sus enemigos.
Hay muchas referencias sobre los cánticos a través de todas las Escrituras.
Las siguientes son unas cuantas:
“…Yo cantaré a Jehová, cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel” (Jue 5:3).
“Entonces el rey Ezequias y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a
Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran
alegría y se inclinaron y adoraron” (2 Cr 29:30).
“Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo” (Sal 33:3).
“Cantadle a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad; porque Dios es el Rey
de toda la tierra; cantad con inteligencia” (Sal 47:6,7).
“Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré y trovaré
salmos” (Sal 57:7).
“Así cantaré a tu nombre para siempre, pagando mis votos cada día” (Sal 61:8).
Los himnos también han provisto grandes temas para inspirar a la Iglesia, y
suministrarle cánticos de alabanzas.
De alguna manera, los cánticos espirituales son diferentes de cada una de las
categorías previas. Son cantos o himnos dados directamente por el Espíritu, y
cantados espontáneamente a medida que Él inspira tanto las palabras como la
melodía.
Muchas veces el Espíritu Santo nos inspirará para que nos pongamos de pie
delante del Señor como un acto de adoración y reverencia. “Tema a Jehová
toda la tierra; teman delante de él todos los habitantes del mundo” (Sal 33:8).
“Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que en la
casa de Jehová estáis por las noches… Alabad el nombre de Jehová; alabadle,
siervos de Jehová; los que estáis en la casa de Jehová, en los atrios de la casa
de nuestro Dios” (Sal 134:1; 135:1, 2).
Cuando las alzamos delante del Señor estamos reconociendo que nos
sometemos completamente a Su voluntad.
El Salmo 47:1 nos ordena batir las manos delante de Dios: “Pueblos todos,
batid las manos...”. Es una señal de agrado, regocijo y aprobación.
4. Arrodillándose
A menudo cuando las personas se sienten tocadas por la sensación de la
presencia gloriosa de Dios, caen de rodillas espontáneamente delante de la
presencia de Dios. Ese es un gesto de reverencia y respeto al Todopoderoso.
6. Danzando
Siendo que el danzar es una forma de adoración altamente demostrativa y
emocional, ha sido confrontada con gran oposición y críticas, sobre todo, de
parte de las personas religiosas conservadoras. Debido a esta controversia, he
conferido más espacio a la consideración de este tema.
“Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle
con panderos y danzas…” (Jue 11:34). Él regresaba de una gran victoria.
“Mical… vio al rey David brincando y danzando delante del Señor…” (2 S 6:16).
Cuando Pablo vio un hombre cojo en Listra, él “…dijo a gran voz: Levántate
derecho sobre tus pies. Y el saltó y anduvo” (Hch 14:10). El salto que dio
obviamente era una reacción gozosa ante su milagro de sanidad.
Una de las palabras griegas para alegría o gozo que aparece frecuentemente
en el Nuevo Testamento es “agalliao”, que significa literalmente “saltar de
gozo”.
Jesús dijo: “Gozaos en aquel día, y alegraos [agalliao], porque he aquí vuestro
galardón es grande en los cielos…” (Lc 6:23).
El carcelero “…se regocijó [agalliao] creyendo en Dios con toda su casa” (Hch
16:34).
“Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para
que también en la revelación de su gloria os gocéis [agalliao] con gran alegría”
(1 P 4:13).
Casi al final del Nuevo Testamento encontramos una exhortación que nos dice:
“Gocémonos y alegrémonos [agalliao: saltar de gozo] y démosle gloria [a
Cristo]; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha
preparado” (Ap 19:7).
Cuando el hijo pródigo le fue restaurado a su padre, hubo “música y danza” (Lc
15:25).
El hecho de que Satanás pueda falsificar algo, no significa que tengamos que
dejar de practicar lo genuino.
2) Los Músicos Pueden Crear Una Atmósfera que conduzca a ejercer los
dones espirituales.
“Y oí una voz del cielo, como la voz de muchas aguas, y como la voz de gran
trueno. Y oí la voz de arpistas que tocaban con sus arpas y cantaban una nueva
canción delante del trono…” (Ap 14:2, 3). Esto indica que hay instrumentos y
músicos en el Cielo.
8. Silencio
En completo contraste con los sonidos de las canciones, de los instrumentos
musicales, de la danza, etc., está la expresión de alabanza a través del silencio:
“…Hay un tiempo para guardar silencio y un tiempo para hablar” (Ec 3:7).
9. El Llanto
El llanto puede ser también una respuesta legítima de alabanza a Dios. No es
el llanto que viene de la tristeza o de un corazón quebrantado, sino el que
procede de la gratitud y de la acción de gracias. A veces cuando meditamos
sobre la grandeza y bondad de Dios, la única respuesta apropiada a Su
amabilidad es derramar lágrimas de gratitud.
No tema hacer esto, pues no es una señal de debilidad. Deje que sus lágrimas
fluyan. Nuestra reacción humana es a menudo contener las lágrimas.
Sin embargo, llorar puede expresar, a veces, los deseos más profundos de
nuestro ser en una forma que ninguna otra cosa podría hacerlo. En ocasiones
produce una profunda liberación.
Tampoco es bueno darse al llanto demasiado, pues eso puede ser una señal
de que algo anda mal en su ser interno. En tales casos, hay necesidad de
sanidad interna.
El exceso de llanto debilita, mientras que el gozo de Jehová es como una fuente
de fortaleza.
10. La Risa
Hay lo que conocemos como la risa santa, es decir, cuando un deseo de reír
inspirado por el Espíritu de Dios viene sobre el creyente. Esta no es una
reacción de algo humorístico que alguien haya dicho, sino más bien una
expresión de un gozo tan sublime en el Señor que la única manera de
expresarlo es a través de la risa.
“He aquí, Dios no aborrece al perfecto… Aun regocijo llenará tu boca de risa,
y tus labios de júbilo” (Job 8:20, 21).
12. El Regocijo
El regocijarse en el Señor es otra manera de alabarle... Cuando Nehemías
entró a la presencia del rey con un rostro triste, el rey supo inmediatamente
que algo drástico andaba mal (Neh 2:1). Él dijo: “”Nunca antes me había visto
triste, así que, me preguntó: ¿por qué te ves tan triste? No estás enfermo, así
que, debes sentirte apenado” (Neh 2:2).
Nehemías estaba muy atemorizado. Presentarse ante el rey con un rostro triste
parecía ser una indicación de que era infeliz en su servicio. Eso era como un
insulto a su majestad, y él no lo toleraría. Esa era la razón por la cual Nehemías
estaba atemorizado. Él se dio prisa en explicar al rey el porqué su rostro estaba
apesadumbrado, y que ello, no tenía nada que ver con las condiciones bajo las
cuales le servía.
Nadie se atrevía a presentarse ante el rey con un aspecto triste; sin embargo,
muchos cristianos van delante del Rey de reyes con disposiciones o
semblantes quejumbrosos. El hacer tal cosa es un insulto a Dios. Es una
indicación o señal de que no estamos satisfechos con nuestra posición en Su
reino.
Así decretó Dios que cuando entremos en el lugar que ha aparejado para que
nos congreguemos con Él, es nuestro deber hacerlo con regocijo. David
comprendió esto cuando dijo: “Entraré por tus puertas con acción de gracias y
en sus atrios con alabanza…” (Sal 100:4).
Cuando los hijos de Israel guardaban las Fiestas de Jehová, lo hacían con gran
regocijo delante de Su presencia. “…y os regocijaréis delante de Jehová
vuestro Dios…” (Lv 23:40).
Por lo tanto, cuando nosotros nos gozamos delante del Señor, expresamos
nuestro placer y agradecimiento en Él. Es lamentable que tantas iglesias hayan
inculcado o interiorizado la idea de que la reverencia es solemnidad, quietud y
sobriedad.
Parecen sentir que expresar el gozo y la alegría es el colmo de la irreverencia.
Nada podría estar tan lejos de la verdad.
D. RESUMEN
Recuerde que estas expresiones de alabanzas son meritorias únicamente si
son expresadas con sinceridad de corazón.