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El empirismo
Uno de los prejuicios más tenaces que ha retrasado los progresos de la antropología moderna ha
sido el de creer en la existencia de una «mentalidad primitiva» esencialmente diferentes de la del
hombre civilizado. Lévy-Bruhl oponía a la «mentalidad lógica» de la civilización occidental la
«mentalidad prelógica» del hombre primitivo, alegando que esta última operaba a base de otros
principios no acordes a la lógica racional, por tanto hacia relaciones distintas entre los objetos,
clasificaciones distintas.
Esta teoría ya está abandonada. Hay muchos conocimientos científicamente válidos en el seno de
las sociedades tradicionales. Los hombres de las sociedades arcaicas ya tenían un conocimiento
profundo de la naturaleza, de las propiedades de las plantas, de los movimientos de los astros, etc.
Tales conocimientos son esencialmente empíricos, les falta el marco teórico que constituye la
ciencia moderna.
El conservadurismo
El cambio y la innovación no son bien acogidos, parecen peligrosos. Pueden destruir la base
misma del orden intelectual y de la relación mental y práctica de las cosas. El conservadurismo es
una protección contra todo lo que amenaza a la tradición como base del orden intelectual y de la
adaptación felizmente conseguida al orden natural.
El pensamiento mítico
Comparación entre el chapucero y el primitivo. El chapucero sabe de la existencia de una ciencia
teórica que ignora o conoce poco pero respeta. El primitivo ignora su existencia, y si la conoce, no
se interesa por ella, o la desprecia. En la sociedad tradicional la mitología hace las veces de ciencia
teórica. En e mito los conocimientos cobran su significado y coherencia. La mitología hace, a un
tiempo, las veces de ciencia natural, historia y ciencia social. Funda la tradición en un orden
humano y suprahumano a la vez.
El pensamiento mágico
La magia es necesariamente eficaz, es un objeto práctico de aplicación. No desprecia a técnica ni
a la ciencia empírica, sólo la completa y la prolonga. La magia es a la acción lo que el mito al
pensamiento. Ambos operan la síntesis de lo sagrado y de lo profano, la integración de lo visible y
de lo invisible.
Fe en la ciencia y en el progreso
La racionalidad se reduce a la fe en la ciencia. Se en la ciencia que explora los secretos de la
naturaleza, desmitifica los orígenes del mundo y de la especia humana, explica los mecanismo de la
organización económica y social, revela incluso los misterios del pensamiento y del alma humana.
es una fe en la ciencia generalizada, que todo lo abarca, y cuya capacidad de explicación se extiende
a todos los dominios. La ciencia es aceptada como cambiante, en estado constante de progreso. La
fe en la ciencia desemboca en una fe en el progreso, progreso indefinido.
Para el hombre de la sociedad tecnológica ningún problema científico puede mantenerse mucho
tiempo sin solución. Lo mismo cabe decir de los problemas técnicos, económicos y sociales. El
cambio es la vía esencial del progreso, del mejoramiento de las condiciones de la vida humana. el
cambio y el progreso son indisociables, la convicción de que siempre es posible mejorar las cosas
entraña el hecho de que el cambio sea buscado y deseado.
Valoración de la instrucción
Es en esta sociedad donde el sistema escolar está más desarrollado. Se estipula que la instrucción
es un derecho de la persona y hasta constituye un deber. El derecho del niño a la instrucción tiene
prioridad sobre el derecho de la familia sobre su hijo.
Pero se puede detectar cierta ambivalencia tocante a la instrucción: al tiempo que se la considera
esencial y útil, se teme su exceso. Se desconfía del hombre demasiado instruido en las ideas
abstractas y carente de realismo. Hay un conflicto latente entre los hombres de pensamiento y los
hombres de acción.
Hervidero de ideas
La racionalidad, para desplegarse cabalmente, exige un amplio margen de libertad de
pensamiento. En un país totalitario, de quienes más se desconfía es de los universitarios, profesores,
estudiantes. El clima de libertad y de discusión supone una mentalidad que acepte el cambio y la
innovación, y sea capaz de tolerar conflictos de valores. Esos conflictos de valores corresponden a
los conflictos de las élites y entre las asociaciones. Cuando más se desarrolla la instrucción, más
espíritu crítico habrá, por tanto, conflictos de valores.
Sentimiento de superioridad
Sentimiento de superioridad frente a la sociedad tradicional. De la gran ciudad suelen partir y
difundirse nuevas ideas, movimientos de reformas, modas, etc. La cultura tecnológica y urbana es
de índole propia para penetras y apoderarse de las sociedades tradicionales circundantes. De ahí que
el hombre de cuidad menosprecie al campesino.
Pero aquí también hay ambivalencia. El hombre de la ciudad siente también cierta envidia frente
al hombre de campo, que vive inmerso en la naturaleza y es dueño y señor de su finca. En el
corazón del hombre urbano, prisionero de su medio técnico, hay una nostalgia romántica por la vida
natural.
LA CIUDAD PREINDUSTRIAL
Hasta comienzos del siglo XIX, la gran mayoría de los hombres vivían en sociedades
tradicionales, campesinas o arcaicas. Una minoría habitaba en la ciudades. Hasta el siglo XVIII la
ciudad era bastante diferente de la actual, era una ciudad preindustrial. Si la sociedad campesina
puede ser considerada como un tipo intermedio entre la sociedad arcaica y la sociedad moderna. La
sociedad preindustrial es un tipo intermedio entre la sociedad tradicional y la sociedad tecnológica.
Principales características de la sociedad preindustrial, a partir del estudios de Sjoberg.
Organización social
Está rígidamente jerarquizada en clases o casta dominante, a veces una cierta clase media, un
grupo más desfavorecido, y, a veces, una masa de esclavos. La movilidad social es casi inexistente:
se vive y se muere en la clase y casta en que se ha nacido.
La jerarquía social se traduce de varios modos en la vida social: la indumentaria, los modelas, el
nivel y el tipo de vida. sólo la clase dominante tiene acceso a la instrucción. En sus manos se
concentran también buena parte de las riquezas y todo el poder político, económico y religioso. La
autoridad y el poder de esta clase se funda en la tradición y el ciertos principios absolutos (derechos
divino, herencia).
Estructura económica
Es el centro de fabricación artesana y de comercio. Los artesanos y comerciantes suelen estar
agrupados en corporaciones dotadas de funciones jurídicas (control de competencia y de la calidad
de la mercancía) y educativas (formación de aprendices). Hay una falta de estandarización de
precios.
Importancia de la instrucción
La segunda consecuencia estriba en la importancia que se presta a la instrucción. Lo que antes
era un privilegio de pocos, ahora la mayoría de jóvenes emprenden los estudios secundarios.
Agitación y contestación
La sociedad de masas suscita un hervidero de ideas, aviva aspiraciones, da lugar a nuevas
necesidades, provoca frustraciones.
Se trata de un sistema integrado por dos subsistemas. Casi todos los puntos de contacto entre
estos sirven para socializar al subsistema colonizado y vincularlo al subsistema colonizador. Hay
cuatro puntos de contacto estratégicos entre estos subsistemas:
Socialización y dependencia
Allí donde ambos subsistemas se tocan, el subsistema colonizador intenta educar a los miembros
del subsistema colonizado. Pero lo que singulariza a esta forma de socialización es el hecho de que
haga penetrar a los socializados en una cultura y en una sociedad que siempre resultan ajenas. De
ahí que, finalmente, no tengo por efecto socializar para la igualdad, sino más bien para la
dependencia. Los puntos de contacto se convierten en puntos de soldadura. El subsistema
colonizador incorpora de algún modo el sistema colonizado, lo transforma parcialmente, pero son
integrarlo totalmente. La sociedad colonizada acaba por autopercibirse y autodefinirse en y por las
relaciones de dependencia. La sociedad se despersonaliza, no se conoce a sí misma tal como era
antes, porque su historia ha conocido un hiato tremendo. Despersonalización de los individuos y
pérdida de identidad colectiva son dos aspectos, en el ámbito de lo psicológico y lo sociológico, de
un mismo fenómenos de socialización para y en la dependencia.
EL PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN
Las ideologías
Las élites y los jefes carismáticos crean y propagan la imagen de la independencia, la ideología
que racionaliza los motivos de la independencia, explicita las vías de acceso a esta y predice su
llegada. El proceso de descolonización no es viable sin una imagen guía, exige una inversión de
perspectivas y recurre a energías individuales y colectivas. La ideología de la descolonización
entraña promesas de un futuro mejor. Incluye a un tiempo elementos reaccionarios, por el pasado
que evoca, y elementos progresistas, por las perspectivas de futuro que desvela. Es nacionalista,
induce a la unión unánime de un colectividad, o preconiza la formación de una nueva colectividad
nacional o federal.
La movilización
Unos recursos financieros, técnicos, científicos, humanos o de otra índole resulten disponibles
para una acción colectiva y queden bajo el control de una autoridad aceptada. En el proceso de
descolonización, la movilización supone un cambio de situación. La autoridad colonizadora pierde
el control efectivo de determinados recursos, que pasan a manos de la autoridad no oficial,
compuesta por la élite y los jefes del movimiento. La capacidad de movilización de una élite
descansa sobre su credibilidad, sobre la confianza que puede inspirar en sí misma y en las promesas
que representa. El movimiento de descolonización es un acto basado en confianza en sí misma
realizado por una colectividad a la que el sistema colonial había vaciado progresivamente de esa
confianza. Las probabilidades de éxito dependen del grado de movilización del que es capaz la élite.
LA SOCIEDAD POSTCOLONIAL
La sociedad resultante del proceso descolonizador es una realidad compleja, generalmente muy
variable, inestable, desequilibrada y consiguientemente más dividida que unida, sacudida a menudo
por revueltas y golpes de Estado.
La dependencia continua
Es más fácil alcanzar la independencia política que la dependencia económica. La economía de
una sociedad colonizada depende de otras economías más avanzadas. Pero ahora, la nación nueva
debe ganarse la confianza de los proveedores extranjeros, a los que debe recurrir para obtener
capitales, administradores, técnicos, y debe movilizar los recursos internos hasta entonces fieles a la
autoridad colonial. Esto se suele traducir en una crisis económica que puede resultar más acentuada
porque se deben realizar inversiones más sociales que económicas: sanidad, educación,
administración pública. Las dificultades económicas que debe afrontar la joven nación acentúan la
dependencia económica, en vez de librarla de ésta.
Sudamericanización o dirigismo
La sudamericanización es una orientación de tipo capitalista liberal. Consiste en el reforzamiento
de una clase o clases ricas o privilegiadas, que se benefician de las relaciones económicas con los
mercados exteriores, ya sea por estar directamente asociados a estos, ya sea por el poder o las
ganancias indirectas que sacan del colonialismo económico. Entre la minoría privilegiada y el resto
de la población, el abismo económico y social es muy grande, los canales de ascensión social
quedan prácticamente bloqueados.
El dirigismo es una voluntad y un plan de desarrollo global más colectivista. El dirigismo se
apoya sobre un intenso militantismo popular: de esta índole es el modelo chino o cubano. O
también, el dirigismo puede ser autoritario, acomodándose a ciertos acuerdos con elementos de la
clase poderosa, tal es el caso del socialismo mitigado. En el modelo dirigista, el poder político está
en manos de un único partido, de un gobierno dictatorial o una junta militar.
Ambos modelos abren un abismo entre la clase rectora favorecida y la mayoría campesina. Estos
modelos tienen perspectivas diferentes. El modelo de la sudamericanización parece condenado al
estancamiento y el modelo dirigista da mayores posibilidades de desarrollo, a condición de no caer
en la utopía y la corrupción.
Las élites
En la sudamericanización, la élite de poder es una élite de clase. El poder político, económico,
cultural, religioso incluso, se concentra en manos de una misma clase poderosa, hereditaria, cuya
riqueza estriba en la propiedad de tierras y en el comercio.
En la sociedad dirigista, la élite del poder sólo es relativamente cerrada. Sus componentes se
reclutan entre quienes han cursado estudios o se han adherido al partido instalado en el poder. Es
una élite en la que el denominador común es la comunión en una misma ideología. Está
directamente vinculada al poder político, a través de las numerosas ramificaciones del partido o de
la administración pública.
Luchas y conflictos
La vida de las sociedades postcolonizadas abunda en conflictos y revueltas. El régimen debe
afrontar las revueltas populares. Las masas campesinas sufren, o bien la explotación por parte de la
clase pudiente en la sudamericanización, o bien la política adoptada por la élite rectora ene l cao del
dirigismo. Estas revueltas son duramente reprimidas, pero su amenaza es constante.
En la sudamericanización, las élites de clases están amenazadas por élites radicales que buscan el
apoyo de la masa para arma una revolución, derrocar a la élite de poder, e instaurar el modelo
dirigista. Pero estas élites rara vez fomentan algo más que agitación o revueltas localizadas.
En el dirigismo la oposición contrarrevolucionaria suele ser suprimida. Pero la lucha de las élites
es casi siempre de índole ideológica: opone un socialismo más moderado a un socialismo más
radical, un socialismo más nacionalista a un socialismo más imperialista.
La identidad nacional, en cuyo nombre se llevó a cabo el proceso descolonizador, puede ser
objeto de conflictos. En muchos casos se suele tratar se una identidad artificial, en la que se ha
creído unir a diversos grupos raciales, étnicos, etc. Las dificultades y frustraciones de la situación
postcolonial rompen esa precaria unión.