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Para abordar la evaluación de programas de formación para la sexualidad en jóvenes es

indispensable realizar una revisión teórica la cual se verá evidenciada a continuación:

Según Fallas, A (2009) La sexualidad es una dimensión que se mantiene desde el instante
de la concepción hasta la muerte, por este motivo se necesitan conocimientos claros y
precisos que la fortalezcan y permitan su potencialización de forma integral, durante las
diversas etapas evolutivas de las personas. Es por esto que el ser humano, como ser
multidimensional está en su deber de conocerse a sí mismo, esto comprende todas sus
dimensiones, en este caso la sexual, la cual no solamente está limitada al coito, si no que por
el contrario va más allá tal como lo propone García, et al (2002) La sexualidad es todo un
mundo de posibilidades, es algo muy amplio, que incluye la comunicación, la afectividad, la
reproducción y el placer, conocerla, vivirla, libre y responsablemente es saludable y necesario
para nuestro equilibrio personal, el cuerpo es su base y por ese motivo es importante que lo
conozcamos bien.

Para adentrarse más en este tema hay que tener claro conceptos clave que son importantes
y que hacen parte de la sexualidad, entre estos encontramos primeramente el sexo, según
Pellejero L., y Torres B., (2009) desde la sexología, va más allá de los genitales; hace
referencia a toda la estructura corporal. Resulta preciso remarcar que, si bien los genitales
son muy importantes, cuando no determinantes en la vida de las personas, son sólo una parte
del cuerpo. Esto quiere decir que cuando hablan de sexo se hace énfasis hacia lo biológico,
es decir, características corporales propias de los hombres como sus genitales, espalda ancha,
estatura, etc., y la mujer (genitales, caderas, etc.) hay que recalcar que el sexo en muchas
ocasiones es confundido con el género, el género según Barragán F., (2012) incluye un
conjunto de manifestaciones comportamentales, nociones, normas y valores señalando
contrastes entre hombres y mujeres diferentes de unas culturas a otras. Es decir, comprende
las actitudes, roles, valores y características atribuidas por la cultura al sexo, es pertinente
hacer la distinción entre sexo y género ya que en muchas ocasiones suele confundirse, como
se había mencionado anteriormente el sexo parte de características biológicas y el género
comprende lo social, al hablar de la parte individual nos encontramos con la identidad de
género según García P., (2013) es la auto-clasificación como hombre o mujer sobre la base
de lo que culturalmente se entiende por hombre o mujer). Es el conjunto de sentimientos y
pensamientos que tiene una persona en cuanto miembro de una categoría de género. El
proceso de construcción del self de género acontece a nivel intra-individual pero se desarrolla
en interacción con el aprendizaje de roles, estereotipos y conductas. Esto no implica la
asunción de los roles y actitudes de género, puesto que cada persona desarrolla su propio
sentido de masculinidad y feminidad, en otras palabras, es la medida en la cual el ser humano
se identifica como hombre o mujer, este proceso de construcción interna que se da en la
medida que la persona va desarrollándose y a partir de sus aprendizajes contribuye a que
tenga un auto-concepto de sí mismo y por consiguiente se espera que se comporte
socialmente acorde a la identificación que haya adquirido de su género, cuando el ser humano
se identifica con un género ya sea masculino o femenino, decide también su orientación
sexual: Según Velázquez S., (s.f.), es la organización específica del erotismo y/o el vínculo
emocional de un individuo en relación al género de la pareja involucrada en la actividad
sexual. Es decir, es la tendencia o la atracción que siente el ser humano hacia un género en
específico ya sea el opuesto o el mismo.

En cuanto a la parte relacional de la sexualidad se encuentran elementos como el erotismo


que es definido por Rodríguez B., Vega e., (2002), como el juego de trasgresión de límites y
de acceso a la continuidad óntica, desde el hecho de la destrucción o nihilización del ser-
estructura-cerrada; y también es esfuerzo por acceder a la continuidad, este se da en las
relaciones que entabla una persona con otra y guarda relación con el vínculo afectivo que
según Velázquez S., (s.f.), Es la capacidad humana de establecer lazos con otros seres
humanos que se construyen y mantienen mediante las emociones. Son los sentimientos que
experimentan el ser humano por otros los cuales le generan placer, estos vínculos estarán
siempre presentes en la vida del ser humano, desde que nace se establecen vínculos
primeramente con los cuidadores y posteriormente con otras personas. En las relaciones de
pareja a parte de lo anteriormente dicho, hay otro elemento importante y es la actividad
sexual, esta es la expresión del componente erótico del ser humano mediante
comportamientos (Velázquez, s.f.), es decir acá se hace referencia a la parte del coito, la cual
es importante realizar con responsabilidad y para esto es clave tener en cuenta el término de
Salud sexual que según la OMS (2014) La salud sexual es un estado de bienestar físico,
mental y social en relación con la sexualidad. Requiere un enfoque positivo y respetuoso de
la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias
sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia

La sexualidad en el proceso de su desarrollo también comprende cuatro dimensiones


básicas las cuales se encuentran interrelacionadas y las cuales hay que mencionar ya que son
parte importante de este tema, Según Ballesteros E., Betancur F., Buitrago M., Caicedo M.,
Cuadros V., González E., y Ortiz B., (2006) estas son: La dimensión biológica: Comprende
las bases biológicas de la sexualidad humana y se relaciona con distintos aspectos de la vida
sexual del ser humano como la procreación, deseo sexual, embarazo y parto. En segundo
lugar, la dimensión Psicológica que es el modo en que la mente del ser humano comprende
la sexualidad, las percepciones, ideas, pensamientos, etc. Los cuales hacen que se tenga un
concepto y conocimiento de esta. Esta dimensión comprende tanto la parte intelectual en
donde juega un papel importante la madurez cerebral la cual influye en la capacidad de
pensamiento y conocimiento, y la afectiva que es la capacidad de establecer relaciones y
vinculación del ser humano. En tercer lugar la dimensión social, en esta juega un papel
importante conocimientos inculcados por padres, amigos, educación escolar, contexto
cultural, creencias y costumbres dadas por la sociedad y comunidad en la que vive el ser
humano que dan como resultado esquemas mentales acerca de la sexualidad, por último pero
no menos importante la dimensión ética: Son el conjunto de valores que el ser humano va
construyendo en el transcurso de su vida y con los cuales va definiendo el Ser y el que Hacer
sexual, lo legal y lo no legal según los códigos de ética.

Si bien, la formación en sexualidad no tiene discriminación en edad ni en género y es


indispensable en las diversas etapas evolutivas de las personas, es apropiado resaltar la
importancia de estos programas en los jóvenes, según Fallas (2012) “Su fin último es que el
orientado o la orientada se asuman como seres sexuados de una forma positiva, vivan su
sexualidad de manera saludable y establezcan relaciones interpersonales gratificantes y no
discriminatorias.” P(54)

En ese orden de ideas los adolescentes y jóvenes son los actores principales para recibir
esta formación guiada desde sus primeros espacios educativos, siendo estos la casa y la
institución educativa, ya que por su etapa del desarrollo se encuentran en una transición entre
la niñez y la adultez, lo cual no solo trae consigo cambios a nivel físico sino una
reestructuración psíquica frente a las dimensiones de su vida, entre estas la sexual.

Según Rodríguez, et al (2013) La promoción de la salud constituye un proceso que abarca


las acciones dirigidas principalmente a fortalecer las habilidades y capacidades de los
individuos y grupos, así como las encaminadas a modificar las condiciones sociales y
ambientales, con el fin de mitigar su impacto en la salud pública e individual. El fin último
de dichas acciones es propiciar espacios saludables donde los diferentes actores involucrados
participen responsablemente en el mantenimiento y mejoramiento de su bienestar.

Afirma Rodríguez, et al (2013) que la educación juega un papel fundamental, ya que


constituye la base del conocimiento y permite el desarrollo de las destrezas que habilitan,
tanto al adolescente, como al joven para tomar decisiones y ser responsables en materia de
salud. Por tanto, se hace necesaria una educación sexual de carácter alternativo que ofrezca
a este grupo la posibilidad de elegir patrones y comportamientos en correspondencia con su
forma particular de interpretar la sexualidad y determinar su manera de expresarla y sentirla
de forma libre, lo que permite armonizar lo individual y lo social y enriquecerla sin conflictos
antagónicos.

Al ser estos procesos de educación, promoción y prevención indispensables en el


desarrollo de los jóvenes, es también de vital importancia realizar una evaluación de los
procesos que se están llevando a cabo actualmente, Abdala, E (2004) señala que evaluar
constituye un proceso sistemático, metódico y neutral que hace posible el conocimiento de
los efectos de un programa, relacionándolos con las metas propuestas y los recursos
movilizados. Así mismo, Abdala, E (2004) señala que bajo la denominación de evaluación
de impacto se entiende el proceso evaluatorio orientado a medir los resultados de las
intervenciones, en cantidad, calidad y extensión según las reglas preestablecidas. La medida
de los resultados, característica principal de la evaluación de impacto, permite comparar el
grado de realización alcanzado con el grado de realización deseado. Compara, de esta forma,
la planeación con el resultado de la ejecución.

En síntesis, con base a la información proporcionada anteriormente se demuestra que un


programa efectivo para la formación en la sexualidad, debe tener la capacidad de: Reducir la
información incorrecta Aumentar el conocimiento y manejo de información correcta,
Clarificar y consolidar valores y actitudes positivas, Fortalecer las competencias sociales
necesarias para tomar decisiones fundamentadas y la capacidad de actuar en función de ellas.
Mejorar las percepciones acerca de los grupos de pares y las normas sociales. Aumentar y
mejorar la comunicación con padres, madres y otros adultos de confianza.

ABDALA, E. Manual para la evaluación de impacto en programas de formación para


jóvenes. Montevideo : CINTERFOR, 2004.

Fallas, A. (2009). Educación afectiva y sexual. Programa de formación docente de


secundaria. Universidad de Salamanca: España.

Fallas Vargas, et al (2012). Educación sexual: Orientadores y orientadoras desde el modelo


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García, et al. (2002). Conocimientos de los adolescentes sobre aspectos de la sexualidad.


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Rodríguez, et al (2013). Educational strategy on sexual and reproductive health promotion


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Ballesteros E., Betancur F., Buitrago M., Caicedo M., Cuadros V., González E., y Ortiz B.,
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http://web.cruzrojacolombiana.org/publicaciones/pdf/sexualidades_vihs_sida_1672011_
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