EL PECADO ANCESTRAL

EL ORIGEN DE LAS ENFERMEDADES

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EL PEC ADO ANCES TRAL

• Todos los Padres de la Iglesia insisten en el hecho de

que Adán fue creado enteramente bueno por Dios.

• En el paraíso, en su condición natural, el hombre vivía

íntegramente en el Bien (Gregorio de Nisa, Tratado de la
virginidad, XII, 2; Juan Damasceno, Exposición exacta de la fe
ortodoxa, IV, 20):

• no sólo no cometía el mal, sino que hasta lo ignoraba, pues la

tentación le hacía conocer no el mal mismo, sino tan sólo su
posibilidad.

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PECADO ORIGINAL
INTEGRIDAD concupiscencia

Salud espiritual Enfermedad

por la unidad espiritual por la
con Dios y desunión con
porque nuestras Dios y porque
facultades nuestras
estaban facultades están
orientadas a orientadas a las
Dios criaturas
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• El conocimiento del mal apareció como consecuencia

del pecado (Gén 3, 22), no como su principio.

• El diablo decía a Adán y Eva: “Seréis como dioses” (Gén 3,

5) y en eso consistía la tentación (Macario de Egipto,
Homilías, colección III, I, 3, 4).

• Ciertamente, Adán estaba destinado por Dios a ser dios, pero

por participación en Dios mismo, en Él y por Él.

• En cambio, lo que la Serpiente proponía a Adán y Eva era

llegar a ser “como dioses” os thei, es decir, otros dioses,
independientemente de Dios, ser dioses sin Dios.

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• Adán, al ceder a la sugestión del Maligno, quiso hacerse Dios

por sí mismo, autodeificarse: en esto consistió su pecado.

• (Juan Crisóstomo, Homilías sobre las estatuas, XI, 2; Simeón el Nuevo

Teólogo, Tratados éticos, XIII, 60; Juan Damasceno, Exposición exacta
de la fe ortodoxa, II, 30; Ireneo de Lyon, Contra las herejías, V, 3, 1;
Macario de Egipto, Capítulos parafraseados, 86).

• Esta afirmación de absoluta autonomía, este deseo de prescindir de Dios y

ocupar su lugar, o de erigirse como otro Dios frente a Él, constituía una
negación, un rechazo de Dios.

• Adán… al privarse de Dios se privó de la gracia que constituía la

verdadera vida de su naturaleza (Macario de Egipto, Capítulos
parafraseados, 37; Homilías, colección II, XII).

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• Adán, al ceder a la sugestión del Maligno, quiso hacerse Dios

por sí mismo, autodeificarse: en esto consistió su pecado.

• (Juan Crisóstomo, Homilías sobre las estatuas, XI, 2; Simeón el Nuevo

Teólogo, Tratados éticos, XIII, 60; Juan Damasceno, Exposición exacta
de la fe ortodoxa, II, 30; Ireneo de Lyon, Contra las herejías, V, 3, 1;
Macario de Egipto, Capítulos parafraseados, 86).

• Esta afirmación de absoluta autonomía, este deseo de prescindir de Dios y

ocupar su lugar, o de erigirse como otro Dios frente a Él, constituía una
negación, un rechazo de Dios.

• Adán… al privarse de Dios se privó de la gracia que constituía la

verdadera vida de su naturaleza (Macario de Egipto, Capítulos
parafraseados, 37; Homilías, colección II, XII).

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• En las consecuencias del pecado se revela el carácter

mentiroso de la promesa diabólica:

• al desgajarse de la Fuente de toda vida, el hombre cae en la

muerte, muerte futura de su cuerpo (cuando éste había sido
creado potencialmente incorruptible) y muerte inmediata de
su alma (Simeón el Nuevo Teólogo, Tratados éticos, II, 7, 90;
Gregorio Palamas, Homilías 11; 16; 32; Capítulos físicos,
teológicos, éticos y prácticos, 36; 51).

• “Con el pecado la muerte entró en el mundo como una bestia

feroz y salvaje, destrozando la vida humana” (Juan
Damasceno, Exposición exacta de la fe ortodoxa, III, 1).

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• Los Padres de la Iglesia definen siempre el pecado en relación

con la naturaleza esencial del hombre, con su deber-ser
teantrópico.

• Es un mal y constituye un pecado cualquier acto que desvía al

hombre de Dios y de su devenir divino (la deificación a la que está
llamado por naturaleza).

• “El mal no se encuentra en la esencia de las criaturas, sino en su

movimiento falso e irracional”, escribe san Máximo el Confesor en
Centurias sobre la caridad, IV, 14; y en Cuestiones a Talasio, prólogo.
• “El mal no es más que la privación del bien y el camino que desvía de lo que es conforme a la naturaleza hacia lo antinatural” (Juan Damasceno, Exposición exacta de la fe ortodoxa,
IV, 20; también II, 30).
• “Caído de su estado natural (el hombre) se halla en el estado antinatural” (Doroteo de Gaza, Instrucciones espirituales, I, 1).
• “Todo lo que ha hecho Dios es muy bueno… Lo que se separa voluntariamente de lo natural y va contra la naturaleza se vuelva malo. Todo lo que obedece y sirve al Creador es conforme
a la naturaleza” (Juan Damasceno, Exposición exacta de la fe ortodoxa, IV, 20; II, 30; Doroteo de Gaza, Instrucciones espirituales, I, 1; san Atanasio de Alejandría, Discurso contra
los paganos, 4).

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• (Los Padres de la Iglesia definen siempre el pecado en relación con

la naturaleza esencial del hombre, con su deber-ser teantrópico)

• “El mal no es más que la privación del bien y el camino que desvía de lo
que es conforme a la naturaleza hacia lo antinatural” (Juan Damasceno,
Exposición exacta de la fe ortodoxa, IV, 20; también II, 30).

• “Caído de su estado natural (el hombre) se halla en el estado

antinatural” (Doroteo de Gaza, Instrucciones espirituales, I, 1).

• “Todo lo que ha hecho Dios es muy bueno… Lo que se separa

voluntariamente de lo natural y va contra la naturaleza se vuelva malo. Todo
lo que obedece y sirve al Creador es conforme a la naturaleza” (Juan
Damasceno, Exposición exacta de la fe ortodoxa, IV, 20; II, 30; Doroteo de
Gaza, Instrucciones espirituales, I, 1; san Atanasio de Alejandría, Discurso
contra los paganos, 4).

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• Como el hombre se ha apartado de Dios su espíritu se ve

privado de la vida divina

• Se retrae (san Máximo el Confesor, Cuestiones a Talasio, prólogo)…

entra en un estado de oscuridad y embotamiento [(Is 29, 10; Rm 11,
8) Macario de Egipto, Homilías, colección II, XLV, 1; Capítulos
parafraseados, 37] y queda como muerto.

• De este modo, el hombre llega incluso a perder toda noción de su

función espiritual. “Pues Yahvé os va a insuflar un espíritu de sopor: ha
pegado vuestros ojos (profetas) y cubierto vuestras cabezas
(videntes)”, Is 29, 10

• “Como dice la Escritura: Dioles Dios un espíritu de embotamiento: ojos

para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy” (Rm 11, 8).

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• Así pues, el hombre caído aunque cree que vive, e incluso le parece a
veces que vive intensamente, vive en realidad como un muerto, es un
muerto viviente.

• San Simeón el Nuevo Teólogo describe así esta condición de los hombres caídos,
tal como la percibe quien está dotado de discernimiento espiritual, pero de la que
no son conscientes quienes la sufren:

• “Cuando los muertos se ven unos a otros, no perciben su estado, ni lo

lamentan. Son los vivos los que, al verlos, gimen, pues contemplan un extraño
fenómeno: unos hombres golpeados por la muerte que viven y hasta andan,
unos ciegos que creen ver y unos sordos que imaginan oír. Es que viven, ven y
oyen al modo de los animales. Piensan como los locos en su conciencia
inconsciente, en su vida de cadáveres, pues es posible vivir sin vivir, es
posible ver sin ver y oír sin oír” (san Simeón el Nuevo Teólogo, Himnos, 44,
214-231).

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• Si los Padres, por tanto, ven en cada pecado concreto un

acto de locura, consideran igualmente un estado de locura
el estado de pecado en el que vive la humanidad caída.

• Siguen en esto a las Sagradas Escrituras:

• “Morirá (el malvado) por su falta de instrucción, por su gran

necedad se perderá”, Prov 5, 23.

• “«Si alguno es simple, véngase acá.» Y al falto de juicio le dice:

«Venid y comed de mi pan, bebed del vino que he mezclado;
dejaos de simplezas y viviréis, y dirigíos por los caminos de la
inteligencia.»”, Prov 9, 4-6.

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 EL ORIGEN DE LAS ENFERMEDADES
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• “La mujer necia es alborotada, todo simpleza, no sabe

nada. Se sienta a la puerta de su casa, sobre un trono, en
las colinas de la ciudad, para llamar a los que pasan por el
camino, a los que van derechos por sus sendas: «Si alguno
es simple, véngase acá» y al falto de juicio le dice: «Son
dulces las aguas robadas y el pan a escondidas es
sabroso.» No sabe el hombre que allí moran las Sombras;
sus invitados van a los valles del seol”, Prov 9, 13-18.

• “El hombre cauto oculta su ciencia, el corazón del

insensato proclama su necedad”, Prov 12, 23.

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• Ecl 10, 1-3

• “Una mosca muerta pudre una copa de ungüento de perfumista;

monta más un poco de necedad que sabiduría y honor. El sabio tiene
el corazón a la derecha, el necio tiene el corazón a la izquierda.
Además, en cualquier camino que tome el necio, su entendimiento
no le da de sí y dice de todo el mundo: «Ese es un necio»”.

• y especialmente a san Pablo, que escribe a propósito de aquéllos que

permanecen alejados de Dios:

• “Se extraviaron en sus pensamientos, y su corazón sin inteligencia se

sumergió en las tinieblas. Jactándose de ser sabios, se volvieron
locos (emorantesan)” Rm 1, 21-22.

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• “A partir de entonces (caída) esta enfermedad mortal

que es el pecado se instaló en la naturaleza
humana” (Gregorio de Nisa, Homilías sobre el
Padrenuestro, IV, 2).

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• Esta enfermedad y esta degeneración consisten

esencialmente en que todas las facultades del hombre,
que estaban hechas para volverse hacia Dios y unirse a Él,

• se apartaron por el pecado de este objetivo, que es su

objetivo natural, y ahora funcionan de un modo
antinatural, se mueven y se extravían en direcciones
opuestas a las de su verdadero fin, actuando así de
forma desordenada, irracional, absurda, insensata y
loca.

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FIN