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INTRODUCCIÓN
1. EL TEXTO NARRATIVO
1.1. CONCEPTOS IMPORTANTES
1.1.1 ARGUMENTO / TRAMA
1.1.2 HISTORIA / RELATO / NARRACIÓN
2. ESTRUCTURA
4. CARACTERÍSTICAS
6. TIPOLOGÍA
CONCLUSIÓN
“El relato comienza con la historia misma de la humanidad; no hay ni ha habido jamás en
parte alguna un pueblo sin relatos; todas las clases, todos los grupos humanos tienen sus
relatos, y muy a menudo estos relatos son saboreados en común por hombres de cultura diversa
Loli Gimeno TEMA 26 EL TEXTO NARRATIVO. ESTRUCTURAS Y CARACTERÍSTICAS AUTRALIA 2017
e incluso opuesta: internacional, transhistórico, transcultural, el relato está ahí como la vida
misma.” Roland Barthes
Así pues, la narración es un género primario, consustancial al hombre, que fluye natural y
espontáneamente de él (para sí y para los demás) y por eso sus fines son tan diversos. Se narra
para transmitir información, como recurso didáctico, para argumentar, para exponer y para, (la
más interesante y donde el texto narrativo ha alcanzado su madurez discursiva): crear mundos
y dar a conocer mundos de ficción.
Es el tipo de texto que ha generado más estudios, análisis y reflexiones, desde los antiguos
retóricos hasta los teóricos de las tipologías textuales de nuestros días. Y no es extraño. Las
formas narrativas -ficciones o elementos reales que explican un hecho interesante- constituyen
una parte muy importante de la totalidad de discursos que puede "consumir" cualquier
persona durante su vida. No sólo llenan muchas de sus horas de ocio desde la misma infancia
-cuentos, tanto si son explicados por un narrador, como si son leídos o vistos por televisión -,
sino que también invaden la actividad comunicativa cotidiana, desde la lectura de las noticias
en el periódico hasta la conversación con los amigos.
INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de texto narrativo, lo hacemos acerca de una de las tipologías establecidas
para organizar y clasificar la diversidad textual existente; es decir, identificamos y distinguimos
el conjunto de rasgos comunes y diferenciales que son atribuidos a los escritos a partir de los
trabajos elaborados por la Lingüística del texto.
Con anterioridad, a mediados del siglo XX se producirá un punto de inflexión que parte de la
dicotomía planteada por Saussure entre lengua y habla. Hasta ese momento, el estudio
tomaba como referencia la lingüística de la lengua. Ello suponía centrarse exclusivamente en la
descripción del código; se entendía pues la comunicación como un proceso de codificación y
descodificación. No obstante, en la segunda mitad del siglo XX, crece el interés por elaborar
una lingüística del habla. Para ello, resulta necesario previamente superar los límites impuestos
por dos principios básicos del análisis lingüístico: el inmanentismo –que suponía casi la
exclusión del significado- y el límite oracional. Los estudiosos llegan a la conclusión de que, en
efecto, el código es imprescindible, pero en el habla intervienen más que palabras (hablantes,
oyentes, relaciones entre ambos, situación…). En consecuencia, se produce un cambio de
enfoque. Se abandona el estudio de los objetos simples para abordar el análisis de los
complejos; esto es, a finales de la década de los sesenta del siglo XX nace la Lingüística del
texto a partir de la consideración de este como unidad comunicativa.
Tomando como referencia la definición aportada por E. Bernárdez, extraemos una serie de
rasgos que son propios del texto: se trata de la unidad lingüística comunicativa fundamental, es
producto de una actividad verbal, posee una vocación social, está motivado por una intención y
se estructura según unas reglas. A partir de esta propuesta, podemos establecer que el texto
como unidad básica de comunicación se define por tres propiedades fundamentales: la
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Una vez definido el texto como unidad de comunicación y antes de entrar de lleno en las
peculiaridades del narrativo, resulta necesario detenernos en el concepto de tipología textual.
Los hablantes somos capaces de reconocer y agrupar los escritos dependiendo de sus
estructuras. En este sentido, una de las aportaciones más importantes llega de la mano de T.
Van Dijk, autor que distinguirá entre superestructura (la estructura interna global del texto) y
macroestructura (organización formal externa del texto).
A principios de los años 90, este será el punto de partida de Adam, quien aportará dos
conceptos fundamentales: competencia textual (capacidad del hablante para interiorizar unos
esquemas formales para cada tipo de texto –narrativo, descriptivo, expositivo, argumentativo y
dialógico- y para reconocerlos y elaborarlos según la intención que persiga) y, sobre todo,
secuencia textual. Con este último concepto, Adam reconoce el hecho de que en cualquier
texto pueden convivir pasajes descriptivos con narrativos, o que, por ejemplo, explicación y
argumentación pueden darse en la misma unidad comunicativa. De esta manera, facilita el
estudio de los rasgos propios de una secuencia, al tiempo que propone el término de
“secuencia dominante” para la adscripción del texto a uno de los tipos establecidos. Dicho de
otra forma, un texto se catalogará como narrativo si las secuencias dominantes son de esta
tipología, aunque contenga otras como, por ejemplo, dialógicas o explicativas. Este hibridismo
que es común a todas las tipologías textuales es más acentuado en la narración.
¿Cuáles son entonces las claves para reconocer esta tipología tan empleada? Responderemos a
la pregunta partiendo del concepto de narración; seguiremos con la exposición del modelo que
propone Adam para explicar la estructura narrativa; nos introduciremos posteriormente en sus
elementos básicos por medio de la Narratología; y cerraremos con la descripción de las
características básicas de esta tipología según sus rasgos lingüísticos, textuales y pragmáticos.
1. EL TEXTO NARRATIVO
Narración, según define Estébanez Calderón (2008), es un término con el que se designa, tanto
el acto de contar una historia, como la propia historia contada.
Obtenemos así una de las claves: narrar consiste en contar hechos (reales o ficticios) sucedidos
en un tiempo y en un espacio. Un rápido vistazo a las producciones literarias serviría para
confirmar el empleo de todas las tipologías textuales definidas por Adam (narrativa,
descriptiva, expositiva-explicativa, argumentativa y dialógica). En consecuencia, situarse en el
plano de la narración es hacerlo en una superestructura dominada por una secuencia
heterogénea (El Quijote supone el primer gran ejemplo).
Por otro lado, ¿cuál es la principal finalidad que perseguimos cuando contamos algo? El
narrador desea ser escuchado (leído) y para ello utiliza una serie de recursos como, por
ejemplo, someterse a un orden lógico (tiempo); mantener la atención del destinatario por
medio de anécdotas, datos sorprendentes, un ambiente amable, suspense…; o introducir
nuevos acontecimientos y personajes. En consecuencia, el emisor del acto de habla está
movido por una intención.
Una narración es una relación de hechos o sucesos, que pueden ser reales o
imaginarios, protagonizados por personajes que acontecen en un determinado medio
temporal y espacial que están concatenados por un proceso lógico-causal ...intención
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Antes de profundizar en estos aspectos, resulta necesario aclarar una serie de conceptos que
en ocasiones han sido empleados como sinónimos y que, por el contrario, cuentan con matices
diferentes.
A.- En primer lugar, apoyados en Tomachevski, distinguimos entre argumento (fábula) y trama.
El primero sería el conjunto de los sucesos tal y como acontecieron, es decir, presentados en el
orden cronológico y causal de los mismos. En cambio, la trama sería la ordenación artística de
esos sucesos, en la que caben saltos temporales.
B.- Otros conceptos que hay que diferenciar, relacionados en gran medida con los anteriores,
son los de historia, relato y narración. La historia, siguiendo a Genette, es la serie de
acontecimientos que constituye el contenido narrativo de un relato (la fábula de Tomachevski).
El relato, por su parte, es el enunciado verbal, el discurso o texto narrativo en el que se expresa
dicha historia (la trama de los formalistas). Y la narración sería el propio acto de producir el
texto, es decir, la enunciación del discurso narrativo.
Si ponemos todo esto en relación con conceptos de la Retórica antigua, observamos cierto
parentesco en el modo de concebir la producción literaria. Lo que allí se llama INVENTIO se
corresponde con la forja de los materiales, grosso modo viene a coincidir con el concepto de
HISTORIA. Por su parte, lo que allí se llama DISPOSITIO es la organización de los materiales
proporcionados por la inventio, la organización de temas y subtemas que viene a ser semejante
al concepto de RELATO. Lo que los retóricos llaman ELOCUTIO tb puede ponerse en relación
con el concepto comentado de NARRACIÓN (como acto de contar y verbalizar definitivamente
el relato). Así pues, tenemos que todo texto narrativo se caracteriza por la coexistencia de tres
elementos de distinta naturaleza que se tienden a confundir: historia, relato y narración (acto
de narrar) que vienen a ser parecidos a inventio, dispositio y elocutio.
Recurriremos a todos estos conceptos más adelante cuando desarrollemos los elementos que
intervienen en los textos narrativos. Pero detengámonos previamente en el armazón en el que
se insertan. Expresado en otras palabras, ¿cuál es la estructura que gobierna la narración?
Por ejemplo, en El rayo de luna, de Gustavo Adolfo Bécquer, el solitario Manrique (personaje)
sale a pasear una noche (tiempo) por los exteriores de su castillo, en las inmediaciones del
Duero (espacio), y cree reconocer la figura de una dama de la que queda enamorado
[planteamiento]. Manrique desarrolla una serie de acciones con la finalidad de conocer a la
mujer y declararle su amor [nudo]. Una noche, rastreando el lugar en el que la vio por primera
vez, descubre que se trataba de un rayo de luna, una ilusión, lo que le encierra en su soledad y
le sitúa en la frontera de la locura [desenlace].
Un modelo más elaborado es el que presenta Jean Michel Adam para explicar la secuencia
narrativa de forma lineal. La superestructura propuesta por este autor no difiere mucho de la
de van Dijk. Todo texto narrativo exige una sucesión temporal de los acontecimientos que hace
avanzar el relato; debe, además, tener una unidad temática garantizada, al menos por la
presencia de un sujeto –colectivo o individual, animado o inanimado, agente o paciente- en el
que se opera una transformación que permite pasar de estados iniciales a estados finales y una
intriga o relación casual entre acontecimientos (rasgo de la narración q permite no confundir
un relato con una relación de acciones o con el retrato de un personaje a través de sus actos):
NARRACIÓN
Resumen Orientación Complicación Acción Resolución Moral Coda
Prefacio Situación Evaluación Evaluación Moraleja
inicial
Pn 0 Pn 1 Pn 2 Pn 3 Pn 4 Pn 5
Antes Inicio Desarrollo Fin Después
del proceso del proceso del proceso del proceso
Este autor parte de una situación inicial (Pn1), en la que se caracterizan los personajes, el
espacio y el tiempo. De ahí, surge una complicación (Pn2), que modifica la situación inicial y
desencadena el relato. Se produce una reacción o evaluación mental de aquellos que han sido
afectados por el cambio (Pn3) y esto provoca una resolución (Pn4), es decir, un nuevo
elemento modificador producto de la reacción. De todo ello, se llega a una situación final (Pn5)
que proporciona un estado nuevo y diferente al primero. El esquema puede repetirse hasta
llegar a lo que Adam denomina evaluación final, que da, explícita o implícitamente, el sentido
configuracional de la secuencia.
Una vez definido el concepto de texto narrativo y tras analizar su estructura, es momento de
introducirnos de lleno en los principales elementos que caracterizan esta tipología textual, para
lo que recurrimos a la Narratología.
¿Cuáles son entonces los elementos constitutivos de la narración? El texto narrativo pretende
la imitación de la realidad. De esto surgen una serie de elementos típicos de estos textos:
aparición del tiempo y de un narrador con un punto de vista determinado.
3.1 EL NARRADOR
El narrador es el elemento central de la narración, el artífice de que la historia se convierta
en relato. Es una figura discursiva subjetiva –aunque a veces se oculta pretendiendo ser
objetiva-enunciadora del relato que nace del propio discurso narrativo y que organiza la textura
narrativa. A través de él se filtran los personajes y acontecimientos que dan vida al relato.
Es una entidad ficticia insertada en el escenario de la ficción, cuyas funciones son, según
Genette (que siguió el trabajo de R. Jakobson sobre las funciones del lenguaje), narrativa
(contar la historia), organizativa (articulación interna del relato), comunicativa (‘diálogo’ con el
narratario), testimonial (cuando sugiere las fuentes de las que parte) e ideológica (subyace en
los comentarios y explicaciones de la acción).
Bea.... metemos esto que sigue? Lo he puesto más txikito. A ver qué te parece...
No sólo a la Teoría de la Literatura le han interesado las múltiples virtualidades del narrador, tb la Lingüística de la
Enunciación se ha preocupado en cuanto que se piensa que todo hecho comunicativo cuenta con un responsable
enunciativo (centra su atención en la manera de venir implicado como tal en su discurso). Las aportaciones de É.
Benveniste a la Lingüística de la enunciación han sido muy rentables a la Teoría de la Literatura. Benveniste
diferencia dos actitudes enunciativas caracterizadas por un comportamiento discursivo diferenciado que tiene su
reflejo inmediato en lo lingüístico (tiempos verbales, deixis personal, espacial y temporal, estructuras sintácticas...):
- ENUNCIACIÓN DE HISTORIA Se presenta desligada de la situación enunciativa en la que se produce y,
por tanto, es interpretable en sí misma por las referencias espaciales, temporales y personales que
aparecen en el propio mensaje (es el tipo de enunciación q caracteriza a la narración)
- ENUNCIACIÓN DEL DISCURSO Ligada a las coordenadas de la situación enunciativa en que se produce,
a la que el mensaje hace continuas referencias que son ininterpretables si no se sabe quién es quien
habla, a quién que dirige, dónde está el lugar llamado aquí, cuándo es ahora, etc. (es el tipo de
enunciación que caracteriza a la opinión o mundo comentado)
Weinrich tb hablaba de estas diferencias entre Mundo narrado y Mundo comentado.
En el primer caso, el sujeto de la enunciación parece borrar en el enunciado (en su mensaje) toda huella que delate
su presencia consiguiendo una apariencia de objetividad. En el segundo caso, el sujeto de la enunciación aparece
explícitamente marcado en el enunciado por las referencias personales de primera personal que apuntan
claramente a la subjetividad de quien habla. No obstante la objetividad es siempre aparente porque detrás de los
enunciados siempre hay un responsable enunciativo, una figura discursiva que filtra la historia y la convierte en
relato, imprimiéndole un punto de vista único e intransferible. Como señala Todorov, NO EXISTE RELATO SIN
NARRADOR y G.Genette califica de mito el que la historia se pueda llegar a emancipar de su narrador.
El autor (tb desde la Teoría del relato basada en el teoría de la enunciación: sujeto discursivo –
persona que habla- y sujeto físico –persona del mundo real que origina el discurso como hecho
físico) es una entidad real, empírica, creadora del discurso (de carne y hueso).
No se puede confundir la figura del autor y del narrador aunque sea un relato de tipo
biográfico (YO aparece en los enunciados). Es un puro espejismo discursivo. El narrador es una
figura de papel, creada en el texto narrativo y por el texto narrativo. Es la manera que tiene el
autor de delegar en otro una responsabilidad enunciativa que no es necesario asumir cada vez
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que se habla. Ej. No se puede identificar a anónimo autor de El Lazarillo, con el narrador y
tampoco con el personaje.
Porque el narrador narra para alguien: el narratario (destinatario del relato). Es igualmente una
entidad ficticia a la que se dirige el narrador. Podemos clasificarlo como intradiegético, si es
aludido directamente e incluido en el texto (Vuestra merced de El Lazarillo o el apelativo señor
de La Familia de Pascual Duarte), o extradiegético, si es un lector virtual o tipo. Tampoco debe
identificar con el lector (otro ser de carne y hueso) que hace posible que llegue a consumarse
la comunicación literaria.
Pero, volviendo al autor, parece muy difícil desligar sin consecuencias al creador de su obra
creativa. Por eso vamos a señalar tb la diferencia entre autor empírico (real) y autor implícito
(sugerido, insinuado). El autor implícito es tan cambiante como el número de obras literarias
del autor real porque es la hipótesis que el lector hace al leer el texto sobre la ideología,
estética y sistema de valores del autor a partir de cómo relata la historia. Es la visión del autor
real que se interfiere a través de cada parte de su texto, pues es el conjunto de normas sobre
las que construye su obra. El otro polo comunicativo del autor implícito es el lector implícito, el
idealizado por la obra literaria que replica o asiente a los valores morales y estéticos de la obra,
y que tampoco coincide ni se identifica con el lector real.
Este esquema nos permite observar los distintos niveles en que se produce la comunicación
literaria. Hay una fuente creadora que la origina, pero muchas voces que hablan, muchos
enunciadores y locutores: el narrador, los personajes y el autor implícito. Por eso podemos
afirmar que todo relato literario es básicamente polifónico (G.Reyes 1984).
Podemos acabar este apartado afirmando que la función del narrador es un axioma del texto
narrativo, adquiera la forma que sea. Podrá transformarse hasta parecer irreconocible, pero
seguirá existiendo. Es la energía del relato: ni se crea, ni se destruye, sólo se transforma.
1. FOCALIZACIÓN CERO (PDV EXTERNO) El narrador posee más información que los
personajes. El narrador es omnisciente, conoce la historia y a los personajes en sus
recovecos más íntimos. Jean Pouillon lo denomina punto de vista “por detrás de los
personajes”.
2. FOCALIZACIÓN EXTERNA (PDV EXTERNO) El narrador solo conoce lo que ve y escucha.
Es objetivista y se limita a describir desde el exterior, a ser un testigo ocular de los
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VOZ HETERODIEGÉTICA cuando el narrador se limita a contar la historia y está fuera de ella. No
interviene en ella sino que cuenta una historia ajena. Aparece en 3ªpersona y muy rara vez en
2ª. Es el más abundante y lo podemos ver por ejemplo en la narración de los Evangelios.
VOZ HOMODIEGÉTICA cuando participa en la historia aunque no como personaje principal;
Puede aparecer en 1ª ó 3ª persona. Es un narrador interno a la diégesis (historia).
VOZ AUTODIEGÉTICA, cuando es el protagonista de lo que está relatando.
Por ejemplo, en el Conde Lucanor de don Juan Manuel, el narrador se sitúa en el nivel
extradiegético, Patronio se encuentra en el nivel intradiegético como locutor de un segundo
relato, y aquellos personajes a los que da voz Patronio y cuentan algo estarían en el nivel
metadiegético.
Esta técnica de relato dentro del relato es muy antigua y se daba en diferentes formas: el relato
marco –un relato engloba a todos los demás Ej. El Decamerón-, el narrador editor –el escritor
finge que la obra no la ha creado él sino que la ha encontrado escrita y se limita a editarla Ej. El
Quijote- y el narrador personaje –un personaje intercala un relato y se convierte en un nuevo
narrador dentro del relato principal-.
3.2 EL TIEMPO
La categoría de tiempo es consustancial a la experiencia humana, y por tanto, ingrediente
necesario en el texto narrativo. No obstante, el tiempo es una realidad que ofrece dimensiones
diferentes (física, cronológica, lingüística y psicológica), que afectan de distinta manera a la
organización discursiva del relato:
Dentro del tiempo lingüístico, hay que distinguir el tiempo de la historia y el tiempo del relato.
El primero siempre es un tiempo cronológico: los acontecimientos se suceden, pero tb pueden
darse simultáneamente y ocurrir en lugares distintos. Sin embargo, la verbalización del acto de
narrar es lineal (pq lineal es la verbalización de cualquier acto de habla), de manera que la
complejidad y superposición temporal de las acciones de una historia, debe proyectarse sobre
la línea temporal del discurso. En el relato se puede romper la cronología natural de los
acontecimientos. El tiempo de narración está a caballo entre el tiempo lingüístico y el psíquico.
Por un lado, se corresponde con un presente enunciativo (el tiempo de la escritura de Todorov)
y por otro, el tiempo del enunciado es el tiempo del relato organizado por el narrador, de
acuerdo con su subjetividad e intenciones comunicativas. Es decir, como resultado de
interiorizar el tiempo de los acontecimientos de la historia (tiempo psíquico)
Llegamos así a una de las claves de los textos narrativos, el cronotopo. Los acontecimientos de
la narración se sitúan en un tiempo determinado. Tienen un desarrollo temporal. Por ello el
tiempo y su tratamiento es una de las partes más importantes de la teoría del relato.
A partir de aquí, y dentro del TIEMPO DEL RELATO, Genette establecerá tres áreas de
codificación: temporal, de duración y de frecuencia, que son factores que tratan de medir el
grado de manipulación del tiempo según el contraste entre el tiempo de la historia y el del
relato
TEMPORAL El orden pone de relieve la lógica interna de las acciones, bien desde un
punto de vista de su sucesión cronológica (ordo naturalis), bien desde el punto de vista
subjetivo del narrador. El orden natural se puede romper (anacronías) y esto nos lleva a
los conceptos de prolepsis (se adelanta la narración de un acontecimiento que
sucederá después) y analepsis (relata acontecimientos anteriores al presente de la
narración).
Las relaciones de duración son, según Todorov: pausa, cuando el tiempo del discurso es superior al tiempo de la
historia, siendo este último cero (TD > TH; TH=0); elipsis, cuando el tiempo de la historia es superior al tiempo del
discurso, siendo este cero (TH > TD; TD=0); escena, cuando coinciden los dos tiempos (TH = TD); resumen, cuando el
tiempo de la historia es superior al tiempo del discurso (TH > TD); y análisis, en el que sucede lo contrario a lo anterior
(TD > TH).
- ELIPSIS Mediante fórmulas del tipo tras dos años de ausencia, a los cuatro años,
una semana después, etc..., se omite material de la historia que no pasa al relato,
contribuyendo a crear sensación de paso del tiempo.
- SUMARIO Se sintetiza parte del material diegético de la historia que funciona como
contenido relevante y de cohesión narrativa, de manera que, al condensarse la
información, aumenta el ritmo del relato.
- ESCENA Supone una igualación o isocronía entre los tiempos de la historia y el
relato. Esto se consigue, por ejemplo, con el diálogo de los personajes.
- PAUSA Estrategia de desaceleración del relato en el que el tiempo del discurso es
superior al tiempo de la historia
- DIGRESIÓN Estrategia de desaceleración porque a la unidad de tiempo de la
narración no le corresponde ninguna unidad de la historia. Son secuencias de
carácter reflexivo (subjetividad) o descriptivo al margen del tiempo de la historia.
3.3 EL ESPACIO
El espacio, por su parte, nos ayuda a establecer otra de las coordenadas de la narración. Es el
marco donde transcurren los acontecimientos del relato, el medio en que se desarrolla la
narración. Es el escenario en que se mueven los personajes y tienen como todos los elementos
narrativos un significado relacionado con la intriga.
En este punto, antes de seguir avanzando, puede resultar pertinente introducir una aclaración,
aquella que deriva de la distinción entre el marco de de la enunciación y el marco del
enunciado. En el primero es donde se sitúa el autor material del discurso; en el segundo, el
discurso en sí, en cuyo interior encontramos los niveles referidos más arriba.
enunciado del discurso referido dos partes con funciones complementarias: el MARCO, o
secuencia discursiva que refiere y la CITA o discurso reproducido o referido. El marco
proporciona el contexto adecuado para que lo referido adquiera sentido y la cita da cuenta del
contenido comunicativo que se transmitió. Con esto podemos diferenciar:
En este sentido y en relación también a los niveles, M. Bajtín introdujo el concepto de polifonía
narrativa; esto es, el narrador se da voz a sí mismo y a sus personajes, lo que permite plantear
múltiples puntos de vista.
El personaje se puede manifestar de diversas maneras: a través del nombre (Galdós DªPerfecta,
Benina en Misericordia, Máximo Manso en El amigo Manso); con una caracterización directa
(el narrador nos explica cuales son sus cualidades Ej. Descripción, retratos o incursiones en su
pasado); y a través de una caracterización indirecta (el lector debe deducir el carácter del
personaje a través de los rasgos dados por los protagonistas: por su manera de expresarse y sus
actos –focalización externa- o por sus pensamientos y sentimientos –focalización interna-.)
Hasta aquí gran parte del cuerpo teórico que define a los textos narrativos, pero penetremos
en el discurso. ¿Cuáles son sus rasgos característicos? ¿Cómo, al margen de sus elementos,
podemos reconocer esta tipología en la práctica?
4. CARACTERÍSTICAS
Abordaremos las características propias de los textos narrativos por medio de su análisis desde
el punto de vista pragmático, textual y lingüístico.
Los principales rasgos pragmáticos presentan generalmente a un emisor del acto de habla que
actúa movido por una serie de propiedades fundamentales. Según Cicerón, maestro en el arte
del discurso (Catilinarias), tres son las características fundamentales: concisión, claridad y
verosimilitud. A estas, Adam añade una cuarta: interés. Dicho de otra forma, el objetivo del
emisor es atraer la atención del destinatario y para ello pone en juego todos los elementos
narrativos.
Desde el punto de vista de los rasgos textuales, teniendo en cuenta que la coherencia se
manifiesta en el discurso a través de la cohesión y por medio de la progresión temática,
podemos afirmar, en primer lugar, que esta última es predominantemente constante. En
segundo lugar, la cohesión se reconocerá en la repetición léxica (por ejemplo, sucesivas
apariciones de un personaje), en las diferentes expresiones de la repetición semántica
(sinonimia, hipónimos/hiperónimos, metáfora, metonimia…), en los mecanismos de sustitución
(anáfora y catáfora), y en los conectores, donde predominan dos tipos diferentes: temporales
(un día, tiempo después) y lógicos (finalmente, así pues); es decir, aquellos implicados en la
organización del relato.
Por último, los rasgos lingüísticos que definen a los textos narrativos se basan, por ejemplo, en
el empleo de tiempos verbales fundamentalmente pretéritos, además del presente para narrar
hechos actuales o para acercar sucesos del pasado. El más representativo es el pretérito
perfecto, tanto simple como compuesto. Ambos marcan una situación acabada, aunque el
compuesto acentúa la cercanía del suceso al presente:
“Aunque desvanecida su esperanza de alcanzar a los que habían entrado (compuesto) por
el postigo de Saturio, ni por eso nuestro héroe perdió (simple) las de saber la casa que en
la ciudad podía albergarlos”. (El rayo de luna).
“La noche estaba serena y hermosa; la luna brillaba en toda su plenitud en lo más alto del
cielo, y el viento suspiraba con un rumor dulcísimo entre las hojas de los árboles”. (Op. cit.).
“-Tú eres joven, tú eres hermoso –le decía aquella-. ¿Por qué te consumes en la soledad?
(…)”. (Op. cit.).
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La elección de los sustantivos también es importante en los textos narrativos. Desde el punto
de vista semántico, los concretos circunscriben la acción y nos evocan objetividad, mientras
que los abstractos reflejan reflexiones y pensamiento (“-¡El amor!... El amor es un rayo de luna
–murmuraba el joven”. [Op. cit.]). Por su cantidad, la abundancia de sustantivos indica
precisión, mientras que la ausencia conduce a la subjetividad.
“Cuando llegó el día, las macizas puertas del arco que daba entrada al caserón (…) giraron
(…)”. (Op. cit.).
En lo que se refiere a los artículos, la ausencia destaca la esencia del objeto nombrado,
subjetivando y ampliando de esta forma el contenido. Por el contrario, la presencia concreta,
señala individualmente al objeto.
Finalmente, las estructuras sintácticas son bastante características en los textos narrativos.
Predominan las predicativas, pues indican progresión y movimiento (“encaminó sus pasos
hacia la oscura alameda”. [Op. cit.]). Pero también aparecen con frecuencia las estructuras
atributivas en las secuencias descriptivas, y se recurre asimismo habitualmente a la
subordinación temporal.
Como variedad de discurso, es una forma de transmitir información en la que el emisor adopta
una determinada actitud ante la realidad de la que habla, concibiéndola como una serie de
hechos que quiere recrear en el receptor. Puede formar parte de muy diferentes tipos de
textos y aparece en situaciones comunicativas diversas: es frecuente en la conversación, en los
medios de comunicación o también en un debate puede haber argumentos de carácter
narrativo si un interlocutor cuenta un episodio concreto que sirva como prueba de alguna idea.
relación con el mundo real y juzgarlos como verdaderos o falsos, ya que responden a otra
lógica a la que sólo se le exige una condición: que lo dicho tenga coherencia interna.
T. Albadalejo señala que, en cuanto los mundos de ficción están soportados por el mundo real,
son modelos de mundos posibles que encierran en su interior tantos submundos como
personajes viven en él. Para este autor existen tres tipos básicos de modelo del mundo: el de la
realidad efectiva, el de lo ficcional verosímil y el de lo ficcional no verosímil.
MUNDO DE LA REALIDAD EFECTIVA Está constituido por las reglas e instrucciones del
mundo real efectivo, y, por tanto, su contenido puede ser verificado empíricamente
según los criterios de verdad/falsedad. (Verdadero/falso). Textos de carácter histórico,
periodístico o científico, en suma, no ficcionales.
Ahora bien, en el marco del relato (sobre todo el de ficción), lo más normal es que convivan los
tres tipos de modelo del mundo. Cuando esto sucede opera una jerarquía basada en la ley de
máximos semánticos, según la cual lo inverosímil prima sobre verosímil y lo verosímil sobre lo
real. Así pues, lo ficcional no verosímil primaría sobre lo ficcional verosímil y éste sobre la
realidad efectiva. Esta ley permite justificar, por ejemplo, la ficcionalización de elementos de la
realidad efectiva cuando ingresan en un universo dominado por un nivel más alto
Podemos considerar, por tanto, que la índole ficticia de lo relatado en el texto narrativo
literario constituye su característica central. Pessoa señala a este respecto en un poema
titulado Autopsicografía
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.
Así pues, las barreras entre la realidad y la ficción no son claras pero parece que lo distintivo no
está en el proceso de representación sino en la naturaleza de lo representado, que se sabe
fuera del mundo real. (No está en el lenguaje sino en las especiales características
comunicativas que se dan en el relato literario)
6. TIPOLOGÍA
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¿Crees que tenemos que meter algo de tipología textual? Esta que he añadido estaba en los temas
cortos que me dejaron pero la veo muy pobre. En MAD no se incluye dentro del tema pero hay un anexo
complejo y denso con bastantes autores. Si ves que es importante se puede hacer un resumen y lo
incluímos en los cinco temas de los textos. Lo que me digas.
TEXTOS LITERARIOS
NOVELA Texto narrativo de tipo literario básico y de mayor difusión en la actualidad.
Sus orígenes hay que buscarlos en la Antigüedad griega pero sus caracteres
fundamentales (verosimilitud y evolución psicológica de los personajes) fueron
planteados sobre todo en El Quijote, desarrollados posteriormente hasta la actualidad.
CUENTO Es un relato de breve extensión, lo que condiciona todos los elementos del
texto: pocos personajes y sin gran caracterización, desenlace rápido... Hay dos tipos de
cuentos fundamentales: el tradicional (originario de la Prehistoria y transmitido de
boca en boca) y el literario (texto escrito por escritores cultos).
FÁBULA Surge en la Antigüedad con modelos como Esopo y se trata de historias breves
protagonizadas por animales que representan vicios y virtudes humanas. Tienen dos
partes muy estructuradas: acción y moraleja.
MITO Se trata de relatos en los que participan los dioses.
TEXTOS PERIODÍSTICOS
NOTICIA Caracterizada por responder a las famosas 5W. Es el género básico del
periodismo
CRÓNICA – CRÍTICA A los elementos narrativos se añade contenido de tipo valorativo.
En ella el periodista puede dar mayor cabida a elementos estilísticos y subjetivos.
REPORTAJE Texto híbrido que une narración, valoración, entrevistas...
CONCLUSIÓN
La narrativa, como se ha intentado mostrar a lo largo de la exposición, es una tipología textual
clave para el ser humano. Se trata de una forma de organizar el discurso que es, al mismo
tiempo, un modo de organizar la experiencia y de hablar del futuro; una vía para imaginar
mundos posibles e imposibles; una manera de relacionarnos diariamente con la realidad
(textos periodísticos, normativos, científicos, publicitarios…).
Pero, por otro lado, cuando contamos –y una muestra de ello la tenemos en los ejemplos
utilizados- recurrimos constantemente a pasajes descriptivos, dialógicos, explicativos y
argumentativos. De ahí que hayamos hablado de una secuencia heterogénea que se presenta
con una intención; es decir, con una superfunción argumentativa. Este, en palabras de
Pelerman, es un rasgo distintivo y definitorio del ser humano.
Sea como fuere, valiéndonos del modelo actantial propuesto por Greimas y del concepto de
secuencia de Bremond, ofrecemos para concluir un ejemplo esquematizado que puede
servirnos como síntesis explicativa de la lógica narrativa:
Destinador Destinatario
> Sujeto ------------------ (deseo) ----------------------------- Objeto >
Estructura
(función inicial,
Ayudante función media, Oponente
función final)
Loli Gimeno TEMA 26 EL TEXTO NARRATIVO. ESTRUCTURAS Y CARACTERÍSTICAS AUTRALIA 2017
Lo que al suceder no es grosero ni elevado ni gracioso ni triste puede ser cualquiera de estas cosas
cuando se cuenta, el mundo depende de sus relatores y también de los que oyen el cuento y lo
condicionan a veces.
Javier Marías
BIBLIOGRAFÍA
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explicación, diálogo. París, Nathan.
-ÁLVAREZ, Míriam (1993). Tipos de escrito I: narración y descripción. Madrid, Arco libros.
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Referencia web:
-Centro virtual Cervantes. Diccionario de términos clave de ELE. Tipología textual:
http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/tipologia.htm