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Han presentado la Carta Mons. Luis F. Ladaria Ferrer, Prefecto de la Congregación para
la Doctrina de la Fe, y Mons. Giacomo Morandi, Secretario de la misma congregación.
Por su parte, Mons. Ladaria Ferrer ha reflexionado sobre cuáles son estas
transformaciones culturales que ofuscan la confesión de la fe cristiana, que proclama a
Jesús como el único y universal Salvador.
“Pelagianismo” y “gnosticimo”
Satisfacer al hombre
Respecto a las antiguas doctrinas gnósticas, la salvación que la fe nos anuncia “no
concierne solo a nuestra interioridad, sino a nuestro ser integral”: Es la persona
completa, de hecho, en cuerpo y alma, que ha sido creada por el amor de Dios a su
imagen y semejanza, y está llamada a vivir en comunión con Él, ha anunciado Mons.
Ladaria.
Cristo es el Camino
El lugar donde recibimos la salvación traída por Jesús “es la Iglesia, comunidad de
aquellos que, habiendo sido incorporados al nuevo orden de relaciones inaugurado por
Cristo, pueden recibir la plenitud del Espíritu de Cristo”.
Redaccion
Con este documento, se desea reafirmar que “la salvación consiste en nuestra unión
con Cristo, quien, con su Encarnación, vida, muerte y resurrección, ha generado un
nuevo orden de relaciones con el Padre y entre los hombres, y nos ha introducido en
este orden gracias al don de su Espíritu, para que podamos unirnos al Padre como hijos
en el Hijo, y convertirnos en un solo cuerpo en el «primogénito entre muchos hermanos»
(Rm 8, 29)”.
Asimismo, los obispos señalan que el lugar donde recibimos la salvación traída por
Jesús “es la Iglesia”, una “ayuda esencial para superar cualquier tendencia
reduccionista”.
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Carta Placuit Deo a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de
la salvación cristiana
I. Introducción
7. Además es necesario afirmar que, de acuerdo con la fe bíblica, el origen del mal no
se encuentra en el mundo material y corpóreo, experimentada como un límite o como
una prisión de la que debemos ser salvados. Por el contrario, la fe proclama que todo el
cosmos es bueno, en cuanto creado por Dios (cf. Gn 1, 31; Sb 1, 13-14; 1 Tm 4 4), y
que el mal que más daña al hombre es el que procede de su corazón (cf. Mt 15, 18-19;
Gn
8. En ningún momento del camino del hombre, Dios ha dejado de ofrecer su salvación a
los hijos de Adán (cf. Gn 3, 15), estableciendo una alianza con todos los hombres en
Noé (cf. Gn 9, 9) y, más tarde, con Abraham y su descendencia (cf. Gn 15, 18). La
salvación divina asume así el orden creativo compartido por todos los hombres y recorre
su camino concreto a través de la historia. Eligiéndose un pueblo, a quien ha ofrecido
los medios para luchar contra el pecado y acercarse a Él, Dios ha preparado la venida
de «un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor» (Lc 1, 69). En la plenitud de
los tiempos, el Padre ha enviado a su Hijo al mundo, quien anunció el reino de Dios,
curando todo tipo de enfermedades (cf. Mt 4, 23). Las curaciones realizadas por Jesús,
en las cuales se hacía presente la providencia de Dios, eran un signo que se refería a
su persona, a Aquel que se ha revelado plenamente como el Señor de la vida y la
muerte en su evento pascual. Según el Evangelio, la salvación para todos los pueblos
comienza con la aceptación de Jesús: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (Lc 19,
9). La buena noticia de la salvación tienen nombre y rostro: Jesucristo, Hijo de Dios,
Salvador. «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino
por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a
la vida y, con ello, una orientación decisiva».[14]
10. Está claro, además, que la salvación que Jesús ha traído en su propia persona no
ocurre solo de manera interior. De hecho, para poder comunicar a cada persona la
comunión salvífica con Dios, el Hijo se ha hecho carne (cf. Jn 1, 14). Es precisamente
asumiendo la carne (cf. Rm 8, 3; Hb 2, 14: 1 Jn 4, 2), naciendo de una mujer (cf. Ga 4,
4), que «se hizo el Hijo de Dios Hijo del Hombre»[15] y nuestro hermano (cf. Hb 2, 14).
Así, en la medida en que Él ha entrado a formar parte de la familia humana, «se ha
unido, en cierto modo, con todo hombre»[16] y ha establecido un nuevo orden de
relaciones con Dios, su Padre, y con todos los hombres, en quienes podemos ser
incorporado para participar a su propia vida. En consecuencia, la asunción de la carne,
lejos de limitar la acción salvadora de Cristo, le permite mediar concretamente la
salvación de Dios para todos los hijos de Adán.
12. El lugar donde recibimos la salvación traída por Jesús es la Iglesia, comunidad de
aquellos que, habiendo sido incorporados al nuevo orden de relaciones inaugurado por
Cristo, pueden recibir la plenitud del Espíritu de Cristo (Rm 8, 9). Comprender esta
mediación salvífica de la Iglesia es una ayuda esencial para superar cualquier tendencia
reduccionista. La salvación que Dios nos ofrece, de hecho, no se consigue sólo con las
fuerzas individuales, como indica el neo-pelagianismo, sino a través de las relaciones
que surgen del Hijo de Dios encarnado y que forman la comunión de la Iglesia. Además,
dado que la gracia que Cristo nos da no es, como pretende la visión neo-gnóstica, una
salvación puramente interior, sino que nos introduce en las relaciones concretas que Él
mismo vivió, la Iglesia es una comunidad visible: en ella tocamos el carne de Jesús,
singularmente en los hermanos más pobres y más sufridos. En resumen, la mediación
salvífica de la Iglesia, «sacramento universal de salvación»,[19] nos asegura que la
salvación no consiste en la autorrealización del individuo aislado, ni tampoco en su
fusión interior con el divino, sino en la incorporación en una comunión de personas que
participa en la comunión de la Trinidad.
14. La economía salvífica sacramental también se opone a las tendencias que proponen
una salvación meramente interior. El gnosticismo, de hecho, se asocia con una mirada
negativa en el orden creado, comprendido como limitación de la libertad absoluta del
espíritu humano. Como consecuencia, la salvación es vista como la liberación del
cuerpo y de las relaciones concretas en las que vive la persona. En cuanto somos
salvados, en cambio, «por la oblación del cuerpo de Jesucristo» (Hb 10, 10; cf. Col 1,
22), la verdadera salvación, lejos de ser liberación del cuerpo, también incluye su
santificación (cf. Ro 12, 1). El cuerpo humano ha sido modelado por Dios, quien ha
inscrito en él un lenguaje que invita a la persona humana a reconocer los dones del
Creador y a vivir en comunión con los hermanos.[22] El Salvador ha restablecido y
renovado, con su Encarnación y su misterio pascual, este lenguaje originario y nos lo ha
comunicado en la economía corporal de los sacramentos. Gracias a los sacramentos,
los cristianos pueden vivir en fidelidad a la carne de Cristo y, en consecuencia, en
fidelidad al orden concreto de relaciones que Él nos ha dado. Este orden de relaciones
requiere, de manera especial, el cuidado de la humanidad sufriente de todos los
hombres, a través de las obras de misericordia corporales y espirituales.[23]
15. La conciencia de la vida plena en la que Jesús Salvador nos introduce empuja a los
cristianos a la misión, para anunciar a todos los hombres el gozo y la luz del Evangelio.
[24] En este esfuerzo también estarán listos para establecer un diálogo sincero y
Prefecto
X Giacomo Morandi
Secretario
Redaccion
Qué es el pre-Sínodo
Además, el Santo Padre ha expresado su deseo de que los jóvenes de todo el mundo
estén conectados durante esos días y puedan dialogar mediante internet y las redes
sociales en la reunión pre-sinodal. El hashtag será #synod2018.
Marina Droujinina
El Papa Francisco fue invitado por el CMI a Ginebra para participar en las celebraciones
y por el Consejo Federal Suizo y su Presidente. La posibilidad de este viaje “está en
estudio”, según la Sala de Prensa del Vaticano.
La Iglesia Católica no es una de ellas, pero desde 1965 un Grupo de Trabajo Conjunto
(JWG) se ha estado reuniendo regularmente para discutir asuntos de interés común y
para alentar la colaboración.
Redaccion
No es de extrañar esta elección si todavía resuenan las palabras que el Papa dirigió a
60 Obispos de Latinoamérica reunidos por el CELAM en Bogotá: “¡La esperanza en
América Latina tiene un rostro femenino! (…).“Es un serio deber comprender, respetar,
valorizar, promover la fuerza eclesial y social de cuanto realizan (…). “Sin las mujeres la
Iglesia del continente perdería la fuerza de renacer continuamente”.
“Hay una dimensión femenina de la salvación que pasa por María, por la Iglesia, por
madres y abuelas”, señaló Francisco en Perú.
Estas palabras volvieron a marcar a fuego las arraigadas situaciones de injusticia que
todavía sufren las mujeres a causa del “machismo” en la región, sea porque quedan
abandonadas como madres que, solas, tienen que cargar con el cuidado, sostén y
educación de la prole, sea por las odiosas discriminaciones que sufren en ámbitos
laborales, sea porque sobre ellas se descargan especialmente las condiciones de
pobreza e indigencia e incluso de todo tipo de violencias, que llegan hasta los muy
numerosos casos de feminicidios.
Dado que todos los miembros y consejeros de la CAL son Cardenales y Obispos, se ha
invitado excepcionalmente a esta Plenaria a unas 35 personalidades femeninas de
América Latina, con muy distintas responsabilidades sociales y eclesiales. Su presencia,
experiencia y competencia serán fundamentales para enriquecer las reflexiones e
intercambios de experiencias previstas.
Programa de la Asamblea
Por otro lado, el Dr. Guzmán Carriquiry repasará las mujeres que, en la historia de
América Latina, han marcado “la pauta de una transformación cultural”; el Cardenal
Francisco Robles disertará sobre “la presencia de la Virgen María y el papel de la mujer
en la evangelización de los pueblos latinoamericanos” y el Cardenal Marc Ouellet,
presidente de la CAL, lo hará sobre “la mujer a la luz del misterio de la Trinidad y de la
Iglesia”.
Los trabajos de la Asamblea Plenaria de la CAL serán coronados por una audiencia con
el Santo Padre Francisco en la mañana del día viernes 9 de marzo.
Marina Droujinina
Ella comenzó su carrera como maestra de educación primaria en la Escuela San Juan
de Oriente (1975-1979).
Redaccion
El obispo George Colomb, obispo de La Rochelle viajará a St. Pierre y Miquelon, a más
de 4.000 km de la costa francesa, del 4 al 11 de abril de 2018, para encontrarse con los
católicos del archipiélago.
Mons. Pierre-Marie Gaschy nació el 26 de junio 1941. En 1968 profesó como miembro
de la Congregación del Espíritu Santo, y el 6 de julio del año siguiente fue ordenado
sacerdote para esa Congregación.
Redaccion
El pasado 26 de febrero, la Santa Sede hizo público el nombramiento por parte del Papa
Francisco de Mons. José Avelino Bettencourt como arzobispo titular de Cittanova.
Para ayudar a los suyos comenzó a trabajar a los 12 años en el taller de una zapatería.
Su formación fue muy precaria debido a la falta de recursos de su familia. Apenas pudo
aprender a leer y escribir, pero su finura espiritual se hizo patente en ese cercano
círculo. Así, mostraba rotundo desagrado ante conversaciones poco delicadas, teñidas
por descalificaciones y blasfemias. Y, al menos en su presencia, sus compañeros se
abstenían de proferir palabras malsonantes e improperios. Es otra característica de los
santos quienes con su autoridad moral trazan caminos de bien comenzando por su
entorno. Además de poner coto a la afilada lengua de los empleados, la santa les
convencía para que rezasen el rosario. Éstos y otros rasgos de su virtud llegaron a
oídos del padre Torres Padilla, quien le ayudó a dilucidar su vocación y a madurarla,
orientándola hacia la vida apostólica. Tenía entonces 16 años. Al salir del trabajo
visitaba hogares sumidos en la pobreza, frecuentaba iglesias y rezaba en sus altares.
Los menesterosos de su barrio recibían sus limosnas.
Cuando en 1865 Sevilla fue abatida por el cólera, diezmando a las familias que vivían en
En 1873 formuló los votos perpetuos fuera del claustro, uniéndose por voto de
obediencia a las indicaciones del padre Torres. En su corazón ya bullía el anhelo de
«hacerse pobre con los pobres» (los llamaba sus señores), y formar la «Compañía de la
Cruz». Con toda su confianza puesta en Cristo, en enero de 1875 comenzó a dar forma
a este sueño. Se unieron a ella tres mujeres que se distinguían por su bondad y
sencillez, y compartían el espíritu de pobreza. Una aportó los medios para alquilar un
cuarto con «derecho a cocina», como entonces se decía. Y ese fue su «primer
convento», austero, como los que irían surgiendo. Desplegaron una ingente labor
asistencial realizada a tiempo completo, de día y de noche, que tenía como objetivo a
los necesitados pobres y enfermos; limpiaban sus casas y les daban consuelo. Luego se
mudaron a otra calle. Su acción ya había obtenido reconocimiento en estamentos
religiosos. Vistieron un hábito y a Ángela pronto empezaron a llamarla «Madre». En
medio de la labor pastoral realizaba duras penitencias y mortificaciones.
Fue agraciada con visiones. Su itinerario espiritual estuvo marcado por grandes
purificaciones que la condujeron a las más altas cimas de la mística, coronada por el
desposorio espiritual. Fue reelegida cuatro veces madre general hasta sus 82 años.
Cesó a instancias superiores eclesiales, y acogió con gran alegría volver a convertirse
en una religiosa sin más responsabilidades. Una trombosis cerebral que se presentó el 7
de julio de 1931 la dejó casi paralizada. Y el 2 de marzo de 1932 voló al cielo. Lo último
que se le había oído decir antes de perder el habla, fue: «No ser, no querer ser; pisotear
el yo, enterrarlo si posible fuera…». Juan Pablo II la beatificó en Sevilla el 5 de
noviembre de 1982 entre el delirio de las gentes que no ocultan su devoción por esta
«madre de los pobres» como es conocida. Y el mismo pontífice la canonizó en Madrid el
4 de mayo de 2003. Su fiesta litúrgica es el 5 de noviembre, pero en el martirologio,
criterio que rige este santoral, su celebración se fija para el día de hoy.