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Derecho canónico

-Trabajo Práctico-

Consigna: exponer y comentar algún canon entre los números 495-502.

El canon elegido (nº 495 §1) se encuentra situado en el Libro II del


Código de Derecho Canónico, el cual libro trata sobre el Pueblo de Dios. Este
libro consta de una primera parte referente a los fieles cristianos, y una segunda
referente a la constitución jerárquica de la Iglesia. A su vez esta segunda parte se
subdivide en dos secciones: la primera, en que se trata del Romano Pontífice, y la
segunda, que trata de las iglesias particulares y sus agrupaciones. Dentro de esta
segunda sección, luego de los cánones que tratan sobre la autoridad de las
iglesias particulares, se pasa a establecer cómo deben ordenarse internamente las
mismas (Título IV), y es en el capítulo III donde se toca el tema de los consejos
presbiterales, comenzando con el canon 495 §1:

In unaquaque dioecesi constituatur consilium presbyterale, coetus


scilicet sacerdotum, qui tamquam senatus sit Episcopi, presbyterium
repraesentans, cuius sit Episcopum in regimine dioecesis ad normam
iuris adiuvare, ut bonum pastorale portionis populi Dei ipsi
commissae quam maxime provehatur.

Este canon manda establecer un consejo presbiteral en cada diócesis,


aclarando la naturaleza del mismo, su fin, y el motivo de este mandato.
En cuanto a su naturaleza, consilium presbyteralis se traduce como
consejo o congreso presbiteral (de presbíteros). El canon aclara inmediatamente
la naturaleza del consejo: coetus scilicet sacerdotum (es decir, una asamblea de
sacerdotes, con lo cual excluye la participación en la misma de los diáconos y de
los laicos), qui tamquam senatus sit Episcopi (que sea como un senado para el
Obispo). De este modo, describe la naturaleza del consilium mediante una
comparación con la institución romana del senado.
Si bien en la actualidad la institución del senado en los regímenes políticos
de las distintas naciones, en general, detenta la potestad legislativa, en éste
mismo canon se aclara que la finalidad del consejo presbiteral es ayudar al
Obispo en el gobierno de la diócesis conforme a la norma del derecho (ad
normam iuris), y es, en efecto la misma norma del derecho la que en el canon
500 §2 establece que el consejo tiene solo voto consultivo (gaudet voto tantum
consultivo), y en §1, que el Obispo es quien determina las cuestiones a tratar en
las reuniones del consejo. Se entiende entonces que no cualquier reunión de
presbíteros constituye el consejo presbiteral, sino solo aquella instituida como tal

1
y presidida por el obispo (500 §3), a quien corresponde la facultad de regir, ya
que los temas que se tratan en ella atienden al gobierno de la diócesis.
Es importante destacar que el canon 495 dice también que el consejo
presbiteral debe ser representación del presbiterio. De este modo, deben verse
reflejadas en sus miembros las diversas facetas que pueda tener la diócesis.
Considerando esto, junto con el motivo por el que se establece el consejo
presbiteral –para proveer lo más posible al bien pastoral de la porción del
pueblo de Dios que se le ha encomendado–, las anotaciones de la edición EUNSA
del Código de Derecho Canónico señalan que no se trata de “una representación
de los presbíteros singularmente considerados, sino también debe serlo de
aquellos oficios y situaciones que cumplen papeles diversos en el conjunto del
presbiterio y de la diócesis”1. Esta representatividad, permite al obispo un
conocimiento más particular de las diversas problemáticas y necesidades a que
debe proveer, mediante el consejo de quienes en concreto le brindan su ayuda a
través el desempeño de su ministerio sacerdotal en las distintas parroquias e
instituciones que abarca la diócesis.
Esta institución se funda teológicamente en la comunión jerárquica que se
da entre Obispo y presbíteros, y debe ser expresión de dicha comunión, por la
cual todos ellos participan en diverso grado del único sacerdocio de Cristo. Así,
sobre esta comunión, se basa el hecho de que los presbíteros son los
cooperadores naturales del obispo en el oficio de enseñar, santificar y pastorear el
pueblo de Dios. Esta doctrina se encuentra desarrollada en Presbyterorum ordinis
7:

«Todos los presbíteros, juntamente con los Obispos, participan de tal


manera en el mismo y único sacerdocio y ministerio de Cristo, que la
misma unidad de consagración y de misión exige su comunión jerárquica
con el Orden de los Obispos (…). Los obispos (…) tienen a estos
(presbíteros) como cooperadores y consejeros necesarios para el
ministerio y para la función de enseñar, santificar y apacentar al Pueblo de
Dios. (…) Escúchenlos con agrado e incluso consúltenlos e intercambien
ideas con ellos respecto a los asuntos que se relacionan con las
necesidades del trabajo pastoral y con el bien de la diócesis. A fin de
convertir esto en realidad, constitúyase, según las circunstancias y
necesidades actuales y de acuerdo con la forma y normas jurídicas a
determinarse, una asamblea o senado de sacerdotes, que representen al
Presbiterio y puedan ayudar eficazmente al Obispo, con sus consejos, en el
gobierno de la diócesis».

También en Lumen gentium 28 se dice:

1
Código de Derecho Canónico, Ediciones Universidad de Navarra, 1984, pg. 346.

2
«Los presbíteros, como próvidos colaboradores del orden episcopal, como
ayuda e instrumento suyo llamados para servir al pueblo d Dios, forman,
junto con su obispo, un presbiterio dedicado a diversas ocupaciones. En
cada una de las congregaciones de fieles, ellos representan al obispo con
quien están confiada y animosamente unidos y toman sobre sí una parte de
la carga y solicitud pastoral y la ejercitan en el diario trabajo. Ellos, bajo la
autoridad del obispo, santifican y rigen la porción de la grey del Señor a
ellos confiada (…). Todos los sacerdotes, tanto diocesanos como
religiosos, están, pues, adscriptos al cuerpo episcopal por razón del orden
y del ministerio y sirven al bien de toda la Iglesia según la vocación y la
gracia de cada cual».

Y es con la creación del consejo presbiteral que se ha querido concretar


estas enseñanzas del Concilio Vaticano II.
La constitución del consejo en cada diócesis es de carácter obligatorio (in
unaquaque dioecesi), y es éste el vínculo jurídico que busca establecer el canon.
El ámbito de acción del consejo es exclusivamente diocesano (in regimine
dioecesis).
Hay que distinguir, si bien están íntimamente ligados, el Consejo
Presbiteral del Colegio de Consultores. Este último participa de la naturaleza del
primero, pero es un órgano más reducido, lo cual facilita su convocatoria para
tratar los asuntos más urgentes, y permite que el obispo perciba un asesoramiento
continuo. Los miembros del Colegio de Consultores son elegidos de entre los
miembros del Consejo Presbiteral.

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