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UNIVERSIDAD CATÓLICA LUMEN GENTIUM

MAESTRÍA EN FILOSOFÍA, CULTURA Y RELIGIÓN


FILOSOFÍA Y RELIGIÓN EN LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO II
MTRO. AMEDEO ORLANDINI
ALMNO. JOSÉ MANUEL ARIAS CÓRDOVA

Reporte de lectura «La aparición de las nociones de tolerancia y libertad religiosa a


partir de las guerras de religión y la Ilustración inglesa y francesa» de Massimo
Borghesi.

Politeísmo y tolerancia.

En un primer momento se requiere hacer la distinción entre tolerancia entendida desde la


modernidad, así como desde la edad antigua, ya que la concepción actual presupone la
distinción entre estado e iglesia.

En la época antigua se tiene en Roma, quien con su imperio dominaba la mayor parte de
Europa, una diversidad de religiones a las cuales fundamentaban su creencia en el politeísmo.
Este pluralismo religioso excluía cualquier forma de monoteísmo, especialmente al
cristianismo por ser monoteísta y afirmar la supremacía de su divinidad individual.

Versando sobre este sentido, se encuentra que el politeísmo no puede ser intolerante, por ser
esta la religión del estado, es decir que, oficialmente el imperio era pluri religioso puesto que
admitía diversos cultos, siempre y cuando mantuvieran la salud y la grandeza del estado.

El cristianismo por su parte afirmando la distinción entre Dios y el Cesar hace una división
política – religiosa que rompe con la ideología de la religión antigua puesto que al no dar
culto al Cesar, esta no busca el beneficio del estado, siendo esta causa de la persecución del
cristianismo. De aquí nace la primera noción de tolerancia y libertad en la Iglesia.

Sin embargo ya para el edicto de Tesalónica en el 380 las cosas cambian cuando Teodosio
impone el cristianismo como única religión lícita en el imperio Romano.

Caridad y tolerancia.

En la etapa siguiente del cristianismo va a haber un auge del mismo, sin embargo la
manifestación de tolerancia y ahora caridad se harán presentes en la modernidad con la
controversia que dividió al catolicismo con los protestantes a partir de la reforma, con la
firme convicción que de la sociedad cristiana no puede tolerar a heréticos o cismáticos.
Va a ser necesario retomar en este punto a San Agustín quien hace el contraste entre el amor
y el temor en la gracia, haciendo alusión al poder soberano de Dios, al cual el hombre
responde libremente.

Surgirá entonces el momento de la lucha desde esta división que resulta intolerable para cada
opositor, dando comienzo a las llamadas guerras de religión. Sin embargo, rompe con los
paradigmas planteados por la religión puesto que la intolerancia conlleva tintes de lucha y
matanza contra el otro que piensa diferente.

Quien cree construir la Iglesia con esta furia asesina, en realidad transforma a Cristo en
Satanás. Es con la sangre, en efecto, y no con el amor con la que se construye la iglesia de
Satanás1.

El reformador Lutero, sin embargo, en sus comienzos de la reforma, se presenta como alguien
tolerante, puesto que alude a que si se han de vencer a los herejes, debe ser con la escritura y
no con el fuego, como lo hicieron los padres de la iglesia. De este modo subyace una
intención de confrontar de manera pacífica, es decir, desde el amor, y no como sucedió, ante
el temor.

Más adelante Lutero experimenta una radical transformación respecto a este pensamiento,
pidiendo el rechazo total de toda aquella religión que no sea el protestantismo. Sin embargo
esta forma de pensamiento se vislumbra no solamente en Lutero, sino que en todos los líderes
de la reforma.

La justificación “política” de la tolerancia.

Desde la política nace la necesidad de alcanzar una paz civil ya que las guerras de religiones
establecían una inseguridad a los individuos, de la cual van a partir las teorías del estado
como la de Thomas Hobbes.

Algunos autores como Michel de l’Hôpital invitaban a la búsqueda de que en el pueblo se


estableciera reposo y tranquilidad, puesto que el hecho de que los ciudadanos no fueran
religiosos o no practicaran cierta religión no los hacia menos ciudadanos.

1
S. Castellione, Contra libellum calvinim, in quo ostendere conatur haereticos iure gladii coercendos ese,
1612.
La autonomía política legitimará el punto de partida para la paz y la tranquilidad social
abordando una distinción entre la unidad política y la unidad religiosa, aludiendo a que no se
debe eliminar las diferencias sino controlarlas.

Sin embargo, había opositores protestantes que estaban de acuerdo de llevar una paz religiosa
pero con la exclusión al papismo y al ateísmo, especialmente en Inglaterra donde
predominaban diversas corrientes de protestantismo, uno de ellos Locke, proponía que la
tolerancia ante todo como método eficaz de gobierno, podía alcanzar la seguridad del estado
y la prosperidad de la sociedad.

Finalmente la reflexión acerca de la tolerancia ha ido hacia una relación entre verdad y
libertad, buscando la neutralización de las religiones, sin embargo, esta ha arrastrado hacia
un deísmo o un politeísmo.

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