Llamamos educación a un hecho humano y social que se manifiesta como transmisión
comunicativa de unas personas a otras, proporcionándoles ideas, saberes, habilidades, normas y pautas de conocimiento y de conducta. Evidentemente, es un hecho, una realidad este modo de actuar, esta manifestación humana y social. A esto se une la localización de dicha actuación en escuelas o centros educativos y de enseñanza, lo que nos permite designar como educación a la actividad, labor o tarea que se desarrolla en dichos centros. Mas como ello está vinculado a la organización y funcionamiento -.::.éientificotécnico, administrativo, económico de tales centros y a su relación y ordenamiento exterior con la sociedad y con sus organismos públicos correspondientes (Ministerio de Educación, Dirección General de Enseñanza, Consejo de Educación, Supervisión o Inspección educativa, etc.), concluimos que la educación abarca todo el entramado social y político que se refiere a la actividad de enseñanza y a su organización y desenvolvimiento. Incluso lo que llamamos realidad educativa se extiend,e no sólo al hecho- actividad de la instrucción-enseñanza, de los centros educativos, de su organización interna y externa 'Yde su ordenación pú- blica, sino también a su situación y desarrollo en las diversas localidades, poblaciones, países y áreas diversas donde se manifiesta. Y, también, al conjunto de dicha manifestación. Así, podemos hablar de «la educación en los diversos países» y de «la educación en el mundo». Pódemos hacerlo en forma sincrónica -o situacional-, refiriéndonos a «la educación en la actualidad»; o en forma diacr6- nica -o temporal-, con respecto a «la educación a través del tiempo» o a «las etapas de la educación». Y puesto que el hecho educativo, referido a la instrucc1ón- aprendizaje a la enseñanza, a las escuelas, centros y organismos correspondientes, difiere en su sistematización y ordenamiento, según los procedimientos o métodos empleados, los contenidos transmitidos, los medios disponibles, las formas organizativas y los modos de dependencia y de control, nos referimos a los «sistemas educativos» como conjuntos de normas, formas y prácticas educativas, estable~ ciendo semejanzas y diferencias, correspondencias, correlaciones... y, también, apreciando tendencias, corrientes y evoluciones de dichos sistemas o de sus aspectos más representativos. Todo ello queda comprendido bajo el epígrafe de «hecho educativo» o de «realidad educativa», que abarca actividades, instituciones, ordenación y organización, manifestación espacial y temporal, sistematización, metodología, etc. Inclus'o, como ocurre en nuestra época, sea por las circunstancias de desequilibrio socigeconómico, de desniveles entre las necesidades educativo-instructivas y las posibilidades reales de cumplimentarIas adecuadamente, sea también, por los cambios profundos que ofrece el mundo sociocultural, el orden político y económico y, especialmente, el aumento de población, con el desfase de los medios y de las formas educacionales, puede hablarse justamente de «crisis de la educación» y, asimismo, de «crisis del sistema escolar».2 Se hace referencia entonces al estado y al momento crítico, difícil, preocupante, de la realidad educativa, necesitada de las oportunas rectificaciones y adecuaciones.
1.2.2. LA EDUCACIÓNCOMO ACTIVIDAD Y COMO PROCESO Examinada en sí misma,'
atendiendo a su posibilidad humana y a su consistencia dinámica, la educación nos aparece como actividad entitativa y operativaen un doble aspecto: a) como influencia o como ayuda exterior que trata de desarrollar y de perfeccionar las disposiciones y aptitudes del individuo humano hacia fines u objetivos adecuados a su naturaleza y, al mismo tiempo, hacia pautas o valores socioculturales o trascendentes; b) como formación y configuración intrínseca de la persona, tratando de realizarse, concienciarse y autodeterminarse de acuerdo con patrones considerados racionalmente óptimos. En los dos aspectos, extrínseco (transmisivo o de influencia), e intrínseco (personizador o de autoformación), se realiza un proceso, curso o secuencia de acciones -función u operación en el tiempo, realización dinámica secuencial- que permiten caracterizar a la educación como proceso en las dos direcciones señaladas: a) Proceso interactivo de influencia madurativa en virtud de un agente transmisor (educador), de un sujeto receptor (educando) y de un medio posibilitador del desarrollo (mediación; medios educativos); se trata del proceso de heteroeducación. b) Proceso intraactivo de estructuración o configuración, de formación propia, de concienciación y autoguiaje, de personización y personalización, en virtud de unas fuentes informativas y conformativas, de unos patrones o valores de conocimiento y de acción y de una capacidad subjetiva transformadora de los datos o impulsos y estructuradora de la personalidad, en un medio intrínseco de desarrollo. Se trata, entonces, del proceso denominado de autoeducación. También en los dos casos puede hablarse de proceso de formación -término que a veces se emplea, en sentido restringido, como relativo a la educación intelectual o bien a la educación moral o de la conducta-, de proceso de comunicación educativa, especialmente en el primer aspecto, y de proceso de conducción, por tratarse de un guiaje, una dirección, en cierto modo una orientación conductiva.3