Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Si bien la norma busca una protección integral de los trabajadores, es paradójico que en su artículo
primero se excluyan las relaciones civiles o comerciales y la contratación administrativa, es decir,
los contratos de prestación de servicio privados y públicos, pues no es un secreto que en el país un
gran número de personas se encuentran vinculadas a través de estas modalidades.
¿Los contratistas no están amparados por la Ley de Acoso Laboral? Para analizarlo deben
recordarse los elementos esenciales del contrato de trabajo: que la actividad sea realizada
personalmente por el trabajador; que exista subordinación entre el empleador y el trabajador, es
decir, que este cumpla órdenes de aquel en cualquier momento, eso sí, sin afectarse su honor,
dignidad y derechos mínimos; y que exista un salario y que este sea pagado como retribución por
los servicios prestados. La jurisprudencia ha establecido que cuando se cumplen estos tres
requisitos se está frente a un contrato laboral sin importar la denominación que las partes le
otorguen.
Entonces, en caso de que un contratista presuma ser víctima de acoso, en primer lugar se
deberá examinar la relación laboral y buscar el pronunciamiento de la jurisdicción
competente para que reconozca el vínculo laboral real. De modo que esta ley únicamente
cobija a los trabajadores pero en un sentido amplio del concepto.
De esta definición se desprende que el acoso puede darse en múltiples vías, de superior a
subordinado, de subordinado a superior y entre compañeros, es decir, cualquier trabajador
puede infligir o sufrir el acoso laboral. Así mismo, se resalta que debe existir una forma de
constatar el abuso y que este debe ser persistente y buscar desestabilizar a la persona en su lugar
de trabajo.
El artículo 6° específica que los autores del acoso laboral pueden ser: los gerentes, jefes,
directores, supervisores o cualquiera que tenga una posición de dirección y mando, los superiores
jerárquicos, los trabajadores o empleados. Y las víctimas: los trabajadores o empleados, los
servidores públicos (empleados públicos y trabajadores oficiales) y los jefes inmediatos cuando el
acoso provenga de sus subalternos. Así mismo, serán partícipes los empleadores que
promuevan, induzcan o favorezcan el acoso y los que omitan los requerimientos y
amonestaciones derivados de este tipo de conductas.
Esta ley describe seis formas de acoso laboral, aunque deja abierta la posibilidad de que se
configuren otras:
1. Maltrato laboral: Se incluyen en esta categoría los actos de violencia contra la integridad
física o moral, la libertad sexual y los bienes de quien es víctima del acoso. También las
expresiones verbales injuriosas y en general las conductas que lesionen el autoestima, la dignidad,
el derecho a la intimidad y al buen nombre de las personas.
2. Persecución laboral: Conductas reiteradas y evidentemente arbitrarias que busquen inducir
la renuncia de la persona afectada a través de la descalificación, la carga excesiva de trabajo y
cambios de horario permanentes que puedan generar desmotivación laboral.
3. Discriminación laboral: Los tratos diferenciados por razones étnicas, género, origen familiar o
nacional, credo religioso, preferencias políticas o situación social que se escapen de la
razonabilidad desde el punto de vista laboral.
4. Entorpecimiento laboral: Son las acciones que buscan obstaculizar el cumplimiento de la
labor o hacer que esta sea más difícil o demorada con el fin de perjudicar al afectado. La privación,
ocultación o inutilización de los insumos, documentos o instrumentos para la labor, así como la
destrucción o pérdida de información, correspondencia o mensajes electrónicos, constituyen
formas de entorpecimiento laboral.
5. Inequidad laboral: Se da cuando se asignan funciones a menosprecio del trabajador.
6. Desprotección laboral: Conductas que buscan poner en riesgo la integridad y seguridad de la
persona afectada a través de órdenes o asignación de tareas sin cumplir los requisitos mínimos de
protección y seguridad.
Además de esta lista de conductas que se presumen como acoso laboral, la norma también
enumera algunas conductas que no constituyen acoso laboral como: exigencias razonables
de fidelidad laboral o lealtad empresarial e institucional, formular circulares o memorandos para
solicitar exigencias técnicas o mejorar la eficiencia laboral y la evaluación laboral de los
subalternos, solicitar deberes extras de colaboración cuando sean necesarios para la continuidad
del servicio, exigir el cumplimiento de las obligaciones, deberes y prohibiciones disciplinarias que
aplican a los servidores públicos, entre otras. (Ver artículo 8°, Ley 1010 de 2006).
Teniendo claro cuáles conductas pueden calificarse como acoso laboral, se pueden analizar
las sanciones que de él se derivan según la ley:
• Si es cometido por funcionario público se sancionará como falta disciplinaria gravísima en el
Código Único Disciplinario.
• Si ocasiona la renuncia o el abandono del trabajo por parte de un trabajador que se rija por
el Código Sustantivo del Trabajo, se sancionará como terminación del contrato sin justa causa, y
habrá lugar a indemnización.
• Para la persona que lo cometa y el empleador que lo tolere podrá haber una multa de entre 2 y
10 salarios mínimos mensuales legales vigentes.
• Para el empleador que haya ocasionado el acoso, o lo haya tolerado, la obligación de pagar a la
EPS y ARL el 50% del costo del tratamiento de las enfermedades profesionales y secuelas
originadas por el acoso.
• Con la presunción de justa causa de terminación del contrato de trabajo y exoneración del
pago del preaviso en caso de renuncia o retiro del trabajo.
• Para el subalterno o compañero de trabajo que genere el acoso se tomará como justa causa de
terminación o no renovación del contrato, según la gravedad de la conducta.