Sei sulla pagina 1di 3

Se ha comprobado que el trauma agudo o crónico, por un evento único o abusos constantes en

un largo período, tiene graves consecuencias a nivel emocional, psicológico, social, conductual y
fisiológico. Entre ellas se encuentra el impacto incluso físico que se produce en el cerebro del
individuo afectado, principalmente mediante las fluctuaciones de los neurotransmisores, la
profundidad en las hendiduras de la corteza, el tipo y la frecuencia de conexiones neurológicas,
entre otras. Es decir, cuando una persona experimenta un trauma su cerebro cambia su manera
de percibir, decodificar, codificar y accionar en su día a día, lo cual a su vez afecta en la manera
de relacionarse con otras personas, en su desempeño tanto laboral como académico, en su
autoconcepto y autoestima, higiene y autocuidado, y en la incidencia de numerosas
enfermedades tanto físicas como emocionales –como ansiedad, depresión, enfermedades
gastrointestinales, endócrinas, sexuales o inmunológicas.

De acuerdo con el especialista en salud mental Israel Castillo, frente a un trauma, el cerebro es
una especie de bola de plastilina a la que se le metió un dedo y afectó su estructura en la
globalidad. Es gracias a la neuroplasticidad que se puede volver a una estructura ideal, dando
como resultado regresar a ser uno mismo, a un autodescubrimiento puro que conlleva la
plenitud y resiliencia. Curar un trauma psicológico es realmente un proceso artístico, el cual
requiere realizarse idealmente acompañado por un especialista en trauma y salud psicológica y
mediante una serie de ejercicios que te compartimos a continuación:

– Hacer piso

Durante las crisis de ansiedad y depresión, descalzarse y tocar el piso con los pies es un buen
ejercicio para aclarar la mente. El objetivo es lograr atraer la mente hacia la manera en que se
sienten los pies, los dedos de los pies, al tocar la textura de los objetos y la gravedad del
cuerpo. Incluso poder nombrar los detalles que se tocan, ver, escuchar, oler y saborear.

– Identificar las sensaciones corporales

Centrar la atención en las sensaciones corporales y monitorearlas durante un lapso permite


liberar a la mente de las creencias y pensamientos irracionales, así como crear una unión entre
mente y cuerpo para regular los síntomas derivados de los mismos. Se trata de volver a estar en
el aquí y el ahora.
– Desmenuzar las emociones

Esto quiere decir que una vez que se identifican las sensaciones corporales y las emociones
asociadas a las mismas, se puede regular lo que se siente para tomar conciencia de que eso no
está sucediendo en ese momento ni en ese lugar.

– Desarrollar un lugar seguro

Se trata de crear un lugar seguro en la mente, un espacio que nos haga sentir calma, confort y
seguridad –sobre todo, lo último– en la vida. Imaginar que se está en ese lugar brindará un
sentido de tranquilidad y dominio de uno mismo sobre las emociones o los miedos que puedan
surgir en el momento.

– Realizar contacto físico con uno mismo

Abrazarse o darse un ligero masaje o caricia reducirá la tensión, incomodidad o las emociones
negativas que se estén experimentando en ese momento. Es indispensable tomar toda
conciencia de ese abrazo.

– Contar con una red de apoyo

Es decir, generar vínculos sociales (familiares, amistades o de pareja), pues construyen


conexión como la base de una necesidad humana. Socializar y participar en una comunidad es
un ejercicio recomendable para desarrollar resiliencia.

– Autoaceptación

Elaborar la aceptación de lo que “se tuvo que haber hecho” en el evento del trauma se refiere a
recordar que en ese momento no se pudo hacer otra cosa más que lo que sucedió. Confiar en
que el cuerpo es sabio y si se accionó de una manera fue porque era lo mejor para nuestra
supervivencia. Aun si se trata de una catástrofe, un asalto o abuso.

– Empatía con uno mismo


Practicar la gentileza y cariño con uno mismo es una de las prácticas indispensables para la
resiliencia

Potrebbero piacerti anche