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PATOLOGIAS DEL SISTEMA DIGESTIVO.

ESÓFAGO DE BARRET

Qué es

El esófago de Barret es la consecuencia de una irritación en el revestimiento interior del esófago


causada por el reflujo crónico de los contenidos del estómago y del intestino delgado al esófago.
La irritación hace que el revestimiento interior del esófago cambie y se vuelva similar al
revestimiento interior del estómago e intestino.

Causas

Cuando comemos, los alimentos pasan desde la garganta al estómago a través del esófago, ahí,
un anillo de fibras musculares situado en la parte interior del esófago impide que los contenidos
estomacales vayan hacia el esófago. Si estos músculos no se cierran adecuadamente, se filtra el
ácido áspero el esófago, lo que denominamos reflujo gastroesofágico (ERGE, enfermedad de
reflujo gastroesofágico). Si esto sucede de forma prolongada en el tiempo puede ocasionarse el
esófago de Barrett.

Hay algunos factores de riesgo para el desarrollo del esófago de Barrett, que incluyen:

 Obesidad.
 Aumento de la edad.
 Etnia caucásica.
 Género masculino.
 Historial familiar de esófago de Barrett.
 Evalúa tus síntomas

Síntomas

Los síntomas de esófago de Barrett son similares a los de la enfermedad de reflujo gastroesofágico
y pueden ser:

 Sensación de quemazón por debajo del pecho.


 Regurgitación de los ácidos estomacales.
 Dificultad para tragar.

Prevención

El diagnóstico y tratamiento del reflujo gastroesofágico puede prevenir el esófago de Barrett. Es


recomendable que consulte a su especialista si tiene o padece alguno de estos síntomas:

Cuando la acidez gástrica persista por unos días o si tiene dolor o dificultad para deglutir.

Se presenten síntomas de pérdida de peso o problemas para deglutir.

El esófago de Barret es dos veces más común en hombres que en mujeres.

Tipos

No existen tipos.

Diagnóstico

El diagnóstico de esófago de Barrett se puede realizar mediante una endoscopia y la detección de


modificaciones en el revestimiento esofágico, a confirmarse por una biopsia del tejido. Esto
consiste en insertar un tuvo pequeño iluminado (endoscopio) por la garganta y hasta el esófago
para ver si hay un cambio en el recubrimiento interior del esófago.

Otra forma de evaluarlo sería por cápsulas endoscópicas, en este caso, el paciente debe tragar
una cápsula de vídeo del tamaño de una píldora que circula naturalmente a través de su tracto
digestivo mientras transmite imágenes de vídeo a un grabador de datos sujeto al cinturón del
paciente durante ocho horas aproximadamente. Sin embargo, bajo este método, el médico no
puede tomar muestras de tejidos (biopsia).

Ambas técnicas permitirán al médico observar el extremo del esófago y determinar si se ha


modificado el revestimiento celular de las paredes.

Únicamente una endoscopia superior permitirá al médico tomar muestras de tejido esofágico para
confirmar este diagnóstico, así como también observar las modificaciones de una displasia que no
pueden determinarse por el aspecto endoscópico solamente.

Tratamientos

El tratamiento del esófago de Barrett es parecido al tratamiento del reflujo gastroesofágico y puede
empezar con cambios en el estilo de vida, incluyendo:

 No comer ciertos alimentos.


 No cenar demasiado.
 No fumar.
 Antiácidos después de las comidas y a la hora de acostarse.
 Bloqueadores de los receptores H2 de la histamina.

Es probable que el tratamiento incluya el uso de medicamentos que disminuirán la producción de


ácido del estómago. Todos los pacientes con esófago de Barrett que tengan buen estado de salud
deberán estar bajo vigilancia endoscópica en intervalos de tiempo apropiados.

El tratamiento más habitual del esófago de Barrett se trata con medicamentos que se llaman
inhibidores de la bomba de protones. Estos medicamentos reducen la cantidad de ácido en el
estómago. Tratamiento en determinados casos puede llevarse a cabo la cirugía para evitar que el
ácido estomacal entre en el esófago.

Aquellos pacientes que se realicen dos endoscopias seguidas y no muestren células anormales
deben hacerse una endoscopia cada 3 a 5 años, sin embargo, aquellos que tienen células algo
alteradas deben hacerse una endoscopia cada año.

GASTRITIS

Qué es

La gastritis es la inflamación de la mucosa que recubre las paredes del estómago. El revestimiento
del estómago contiene células que segregan enzimas y ácido que ayudan en la digestión y que
cuando se inflama ocasiona molestias.

Causas

Las causas que pueden provocar la inflamación del revestimiento del estómago son:

 Algunos fármacos, como ácido acetilsalicílico, naproxeno o ibuprofeno.


 Infección del estómago con la bacteria Helicobacter pylori.
 Abuso de alcohol o ingesta de sustancias corrosivas, como algún tipo de veneno.
 Ingesta de alimentos picantes.
 Consumo de cocaína.
 Fumar.
 Reflujo de bilis hacia el estómago o reflujo biliar.
 Trastornos autoinmunes.
 Infección viral, sobre todo en personas con déficits en el sistema inmunológico.
 Estrés excesivo.

Otras causas menos comunes que pueden causar gastritis son el hecho de haberse sometido a
una cirugía mayor o sufrir alguna enfermedad gástrica que pueda inflamar la mucosa del
estómago.

Síntomas

Aunque en algunas ocasiones esta patología no presenta síntomas, las personas que la sufren
pueden experimentar las siguientes molestias:

 Dolor abdominal.
 Náuseas y vómitos.
 Acidez de estómago.
 Aerofagia.
 Ausencia de hambre o inapetencia, que en ocasiones puede producir pérdida de peso.
 Heces de color negro y vómitos con sangre, en el caso de que la gastritis cause sangrado
en el revestimiento del estómago.

Prevención

La prevención de la gastritis pasa por evitar el uso de las sustancias que pueden inflamar la
mucosa del estómago. Evitar el uso prolongado de medicamentos como el naproxeno, el
ibuprofeno o el ácido acetilsalicílico, así como reducir o suprimir la ingesta de alcohol y de comidas
que puedan irritar el revestimiento estomacal, evitará que se desarrolle una gastritis causada por
este tipo de agentes.

 Tabletas de pastillas
 La mucosa del estómago puede deteroriorarse por el consumo prolongado de fármacos.

Tipos

La gastritis se puede clasificar según la duración de la patología y según sus síntomas y


consecuencias. Según la duración, la gastritis puede ser:

Gastritis aguda: Una gastritis es aguda cuando dura algunos días y desaparece cuando lo hace el
agente causante. La gastritis aguda suele estar causada por el consumo prolongado de algunos
fármacos, como el ibuprofeno, la ingesta excesiva de alcohol o el estrés.

Gastritis crónica: Se produce cuando la enfermedad dura meses o incluso años. La principal causa
de la gastritis crónica es la infección por la bacteria Helicobacter pylori. También puede deberse a
una alcalinización del pH del estómago que se origina por el reflujo biliar.

Según la sintomatología y las consecuencias que pueda acarrear, la gastritis también se puede
clasificar en:

Gastritis erosiva: Se produce cuando se origina una ulceración en la mucosa del estómago, debido
a la debilidad de las mucosas que las protegen, que dejan pasar los ácidos. Tiene una gran
relación con el abuso de tabaco y alcohol. Las erosiones pueden llegar a producir sangrado.
Gastritis atrófica: En este caso la capa protectora del estómago resulta afectada, incrementando el
riesgo de sufrir cáncer de estómago. La causa más común de afectación de esta capa es la
presencia de la bacteria Helicobacter pylori. La gastritis atrófica presenta otro tipo de síntomas,
además de los comunes, como anemia, déficit de alguna vitamina o mala absorción de los
nutrientes durante la digestión.

Diagnóstico

La gravedad de la enfermedad y su duración dependen del agente causante, por lo que en la


mayoría de las ocasiones la gastritis se cura cuando desaparece la sustancia, enfermedad o
afección que la provoca. Las principales complicaciones que se pueden presentar son el sangrado
y el aumento del riesgo de sufrir cáncer de estómago. En ocasiones, si la mucosa que recubre el
estómago permanece demasiado tiempo alterada, los ácidos pueden llegar a causar úlceras.

Entre las pruebas y exámenes que se pueden realizar para detectar una gastritis está el análisis de
sangre, con el objetivo de analizar el nivel de glóbulos rojos y detectar una posible anemia que
puede derivar en un debilitamiento del revestimiento del estómago; una gastroscopia para
comprobar el interior del estómago y el estado de las mucosas; un análisis de heces para verificar
si hay sangrado, que puede ser un signo de hemorragia digestiva causada por gastritis y también
para detectar la presencia de la bacteria Helicobacter pylori.

Tratamientos

La sustancia o afección que causa la inflamación de la mucosa del estómago será el factor del que
dependa el tratamiento. Aunque lo normal es que la gastritis se cure cuando desaparezca el
agente causante, en ocasiones, dependiendo de la incidencia de los síntomas y de la gravedad de
la enfermedad, se utilizan algunos medicamentos, como antiácidos e inhibidores de la bomba de
protones, que reducen la cantidad de ácido gástrico producido por las glándulas que cubren las
paredes del estómago, como omeprazol, pantoprazol o esomeprazol, entre otros. En la mayoría de
los casos el tratamiento con fármacos sólo es necesario cuando hay infección bacteriana.

COLON IRRITABLE

Qué es

El colon irritable, cuya denominación más exacta es Síndrome del Intestino Irritable (SII), es un
cuadro crónico y recidivante caracterizado por la existencia de dolor abdominal y/o cambios en el
ritmo intestinal, acompañados o no de una sensación de distensión abdominal, sin que se
demuestre una alteración en la morfología o en el metabolismo intestinales, ni causas infecciosas
que lo justifiquen. También se ha denominado colitis nerviosa, colitis espástica ó colon espástico.
Todas estas denominaciones se consideran hoy erróneas e incompletas.

Causas

Hasta hoy, no se conoce ningún mecanismo único que explique por qué los pacientes con colon
irritable sufren estos síntomas de forma crónica y recidivante. Desde un punto de vista general, lo
más aceptado y demostrado es que existen alteraciones de la motilidad y/o de la sensibilidad
digestiva, influenciadas por factores psicológicos. Además, se han propuesto otras diferentes
alteraciones que también podrían influir en esta enfermedad: gastroenteritis, intolerancias
alimentarias, alteraciones hormonales y factores genéticos.

Síntomas

Los síntomas digestivos propios son el dolor y la distensión abdominales, y la alteración del ritmo
intestinal.
El dolor abdominal suele ser difuso o localizado en hemiabdomen inferior, habitualmente no
irradiado, de tipo cólico, opresivo o punzante, en general leve o de moderada intensidad, con una
duración inferior a las dos horas, que alivia tras la defecación y que suele respetar el sueño. El
inicio o la presencia del dolor abdominal se asocia habitualmente con deseos de defecar o con
cambios en la frecuencia o consistencia de las deposiciones y frecuentemente, el paciente
relaciona su comienzo con la ingesta de algún alimento.

Las alteraciones del ritmo intestinal pueden manifestarse con predominio del estreñimiento o de la
diarrea, o de forma alterna diarrea-estreñimiento. La distensión abdominal y el meteorismo se
desarrollan progresivamente a lo largo del día y son referidas como "exceso de gases". Son
frecuentes la saciedad precoz tras la ingesta, las nauseas, los vómitos y el ardor torácico (pirosis).

Otros síntomas son la sensación de evacuación incompleta y la presencia de moco en las


deposiciones.

Prevención

Dolor de tripa

Las personas con colon irritable suelen presentar dolor difuso y localizado.

Una alimentación adecuada puede ayudar a prevenir futuros problemas de colon irritable. Se
aconseja que las comidas sean pobres en grasas y ricas en proteínas y fibras (un buen ejemplo
para cumplir estas recomendaciones sería seguir el patrón alimentario de la dieta mediterránea).
Hay alimentos que además pueden provocar una mayor cantidad de gases como la col, las
legumbres, los frutos secos o las bebidas alcohólicas, que estos pacientes deben evitar para paliar
dolores o molestias.

El agua también puede ayudar a reducir la irritación si se bebe entre un litro y medio y dos litros al
día, ya que además previene el estreñimiento y facilita el movimiento del bolo alimenticio. Se
recomienda también intentar comer todos los días a la misma hora, así como regularizar las horas
de deposiciones preferiblemente después del desayuno, según indica la Clínica de la Universidad
de Navarra.

Hacer ejercicio de forma regular también es recomendable, al producir una mejora de la movilidad
intestinal. Intentar evitar situaciones que generen estrés o ansiedad también puede ayudar a evitar
una irritación.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en una minuciosa historia clínica junto a una completa exploración física, las
cuales nos orientarán hacia la posibilidad de tratarse de un colon irritable. Entonces, para
completar el diagnóstico de sospecha, deberemos realizar diversas pruebas complementarias que
nos descarten la existencia de patología orgánica (diagnóstico por exclusión). Entre estas pruebas
complementarias podemos incluir análisis generales y específicos de sangre, orina y heces,
estudios radiológicos de abdomen con y sin contraste, ecografía abdominal y sigmoidoscopia o
colonoscopia. Dependiendo de los síntomas y de la edad del paciente, determinaremos en cada
caso las pruebas más adecuadas para llegar al diagnóstico.

Tratamientos

Es preciso proporcionar al paciente una información adecuada y comprensible sobre las


características de su enfermedad, especialmente de su cronicidad y del pronóstico benigno de la
misma. Establecer una buena relación paciente-médico favorecerá la evolución y disminuirá el
número de consultas. No hay que minusvalorar las molestias del enfermo, ya que sus síntomas son
reales. Una vez que el paciente haya entendido su patología y haya podido resolver todas sus
dudas, se pueden iniciar diversos tratamientos dependiendo de la naturaleza e intensidad de los
síntomas. Las posibilidades actualmente disponibles incluyen:
GASTROENTERITIS

Qué es

La gastroenteritis es una infección o inflamación de la mucosa del estómago y el intestino que


puede estar causada por virus, alimentos contaminados o medicamentos, aunque algunas
enfermedades también pueden ocasionar un cuadro sintomático similar.

Causas

La gastroenteritis se puede producir por tres tipos de microorganismos: virus, parásitos y bacterias.
Estos organismos, presentes en las heces de un infectado, pueden contaminar alimentos y
bebidas, así como otros objetos (cubiertos, platos y otros utensilios), y se transmiten cuando una
persona entra en contacto con ellos. También se pueden transmitir de una persona a otra por
contacto directo. Los grupos de riesgo más vulnerables ante esta enfermedad son los niños, los
ancianos y las personas que tengan un sistema inmunológico débil.

Los virus más comunes que causan gastroenteritis son:

 Rotavirus: El rotavirus es la principal causa de gastroenteritis aguda en niños, aunque


también puede infectar a personas adultas.
 Norovirus: Afecta a personas de todas las edades, pero su contagio es muy frecuente entre
los niños en edad escolar.
 Adenovirus entérico: Los adenovirus son la causa de una buena parte de los casos de
gastroenteritis en niños pequeños y representan el segundo agente viral más común
causante de diarrea después del rotavirus.
 Astrovirus: Son reconocidos como otro de los agentes virales más comunes de la
gastroenteritis infantil en todo el mundo. Inicialmente fueron asociados con brotes de
diarrea en niños en unidades de maternidad.

Síntomas

Se caracteriza por dolores abdominales, vómitos, náuseas, diarrea y, en ocasiones, fiebre y dolor
de cabeza. Cuando el cuadro es grave, el paciente debe ser ingresado, pero habitualmente no es
necesario.

Prevención

Los especialistas recomiendan tomar precauciones con los productos elaborados con salsas que
contengan huevo. Este alimento puede tener salmonella, que se reproduce rápidamente si pasa
mucho tiempo desde el momento de la elaboración hasta su consumo. Esto es lo que ocurre
muchas veces en banquetes o celebraciones en las que participa mucha gente. Los alimentos
están preparados con tiempo y pueden darse casos de intoxicaciones aparatosas. Este mismo
fenómeno se produce con los pescados y mariscos que se ingieren crudos.

También hay que tener especial cuidado con los helados que se venden en quioscos ambulantes y
se preparan de forma artesanal, ya que en ocasiones no existe una garantía de que estén en
buenas condiciones. Muchos de ellos están hechos con leche y este alimento también se estropea
con mayor facilidad en verano.

Gran parte de las gastroenteritis estivales, el periodo por excelencia de la enfermedad, se deben a
la ingestión de agua no tratada. Cuando se viaje a sitios en los que se bebe agua extraída de
pozos o fuentes, es recomendable que el agua que se emplee para beber o limpiar alimentos que
no vayan a ser cocinados sea hervida o esterilizada con lejía (una gota de lejía por cada litro de
agua)".
Diagnóstico

Para diagnosticar la posible presencia y la tipología de los virus que pueden estar causando una
gastroenteritis se realiza un examen de heces, aunque no suele ser lo común. Si bien esta
patología no es mortal por sí misma, la deshidratación que produce, si no se ingiere la cantidad de
líquido suficiente, puede causar la muerte; es por esto que normalmente el especialista buscará
signos de deshidratación, como:

 Sequedad bucal.
 Orina de color amarillo oscuro.
 Ojos hundidos.
 Hipotensión arterial.
 Puntos hundidos en la cabeza (en el caso de bebés).
 Confusión.
 Vértigo.

Lo normal es que la gastroenteritis desaparezca en unos pocos días sin la necesidad de seguir
ningún tratamiento. Sin embargo, es muy importante acudir al especialista si se presentan
síntomas de deshidratación.

Tratamientos

La gastroenteritis requiere un reposo alimenticio y reposición de agua con electrolitos con sueros
orales. En caso de no poder acudir a la farmacia o al centro de salud, puede recurrirse a las
bebidas carbonatadas o agua con bicarbonato y sal para recuperar todo el líquido perdido con los
vómitos y las diarreas.

APENDICITIS

Qué es

El apéndice se encuentra situado cerca del punto donde se unen el intestino delgado y el colon y,
en ocasiones, puede llegar a infectarse. La sociedad española ya se encuentra familiarizada con
esta enfermedad: no es una afección común pero requiere de un tratamiento quirúrgico
denominado apendicetomía para la extirpación del apéndice. Por lo general, la intervención va
seguida de un periodo breve de recuperación.

La apendicitis viene causada por una inflamación del apéndice.

Causas

El apéndice produce constantemente mucosidad que se mezcla con las heces. El problema que se
plantea es que es el único órgano del tracto intestinal que no tiene salida, por lo que cualquier
obstrucción en el drenaje de la mucosidad hace que ésta se acumule y, por tanto, se produzca una
dilatación en el apéndice.

A medida que se va ampliando el tamaño del apéndice, se va produciendo la compresión de los


vasos sanguíneos y la necrosis de sus paredes. Este proceso puede evolucionar hasta que se
produce la rotura del apéndice.

Las causas de esta obstrucción pueden ser:

 Aumento de los tejidos linfáticos por infección viral o bacteriana.


 Obstrucción por otras circunstancias más complejas: tumores o lombrices intestinales.
Síntomas

Los síntomas de esta enfermedad pueden ser muy variados aunque difíciles de detectar en niños
pequeños o mujeres en edad fértil.

El primer síntoma y más notable es el dolor abdominal. Este dolor comienza siendo vago para
pasar progresivamente a agudo y grave. Normalmente, a medida que va aumentando la
inflamación del apéndice, el dolor tiende a desplazarse hacia la parte inferior derecha del abdomen
a un lugar concreto del apéndice denominado punto de McBurney.

Este dolor abdominal tiende a empeorar al realizar actividades como caminar o toser por lo que el
paciente deberá intentar estar en reposo para evitar así los repentinos brotes de dolor.

En cuanto a los síntomas tardíos, estos pueden ser:

 Escalofríos.
 Vómitos.
 Temblores.
 Estreñimiento o diarrea.
 Náuseas.
 Falta de apetito.
 Fiebre.
 Prevención

Los pasos principales para prevenir la apendicitis se basan en:

Llevar una dieta rica en fibra, que facilitan un mayor movimiento en el proceso digestivo. Entre los
alimentos recomendables se encuentran la mayoría de las frutas y verduras y, sobre todo, los
cereales integrales.

Durante el proceso de tratamiento y, sobre todo en las fases iniciales, es importante la ingesta de
antibióticos que prevengan la proliferación de microorganismos en el aparato digestivo que sean
responsables de infecciones y de esta manera evitar que la enfermedad se agrave.

Evitar el estrés y mantener un descanso adecuado.

Tipos

Dentro de la patología, el paciente puede pasar por los siguientes estadios:

 Apendicitis catarral: Cuando ocurre la obstrucción de la luz apendicular se acumula la


secreción mucosa y agudamente distiende el apéndice. El aumento de la presión
intraluminal produce una obstrucción venosa, el acúmulo de bacterias y la reacción del
tejido linfoide.
 Apendicitis flemonosa: La mucosa comienza a presentar pequeñas ulceraciones o es
completamente destruida siendo invadida por enterobacterias.
 Apendicitis necrótica: Cuando el proceso flemonoso se vuelve intenso y se produce una
distensión del tejido.
 Apendicitis perforada: En este caso, las perforaciones pequeñas pasan a ser grandes.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en la clínica: en los síntomas y los signos que describe el paciente. El dolor
abdominal es el más característico pero también existen otros síntomas que dan pistas sobre una
posible apendicitis: náuseas o vómitos que acompañan al cuadro de apendicitis aguda en más de
la mitad de los casos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos cuadros también se
observan en otras enfermedades como la pancreatitis.
El cambio del hábito intestinal que puede causar, por ejemplo, la diarrea no es un elemento clínico
a favor o en contra del diagnóstico de apendicitis aguda.

Tratamientos

En primer lugar, si el caso resulta complicado o se han agravado los síntomas, el especialista
procederá a la extirpación del apéndice, poco tiempo después de haberse detectado la
enfermedad.

En el caso de que una tomografía computarizada muestre la presencia de un absceso


(acumulación de pus en cualquier parte del cuerpo que, en la mayoría de los casos, causa
hinchazón e inflamación a su alrededor), se puede tratar en primera instancia con antibióticos. Esto
puede estar causado porque el paciente ha tardado en ir al especialista. En este caso se esperará
a que se produzca la desinfección y la reducción de la inflamación, y se procederá a la extirpación
del apéndice para evitar repeticiones del problema en el futuro.

La vía laparoscópica es preferible en personas obesas y longevos y cuando el diagnóstico aún no


es un cien por cien confirmado a la hora de realizar una cirugía.

DISPEPSIA

Qué es

La dispepsia o indigestión se refiere a las molestias y/o dolor que se produce en la parte alta del
abdomen. Algunos pacientes se quejan de dolor, hinchazón, acidez o náuseas, mientras que otros
presentan indigestión, pero, en términos generales, todos sufren malestar en esa zona.

La dispepsia se define como un conjunto de síntomas que se originan en el tracto gastrointestinal


superior, en ausencia de cualquier causa estructural o enfermedad metabólica que pueda
explicarlos.

En los pacientes con dispepsia, el estómago no se relaja en respuesta a una comida,


observándose también alteraciones de las contracciones y del vaciamiento gástrico.

En algunos casos, se puede presentar, también, una mayor percepción de la actividad gástrica, lo
que se denomina hipersensibilidad visceral.

IndigestiónLa dispepsia o indigestión se refiere a las molestias y/o dolor que se produce en la parte
alta del abdomen.

Causas

Las causas de esta afección son desconocidas en la mayoría de los pacientes. En algunos casos,
los síntomas pueden presentarse después de una comida excesiva o por haber ingerido
determinados medicamentos que producen lesiones en la mucosa gástrica, como pueden ser la
aspirina o los antiinflamatorios.

Es posible, también, que la causa se deba a problemas psicológicos, tales como el estrés, la
ansiedad o la depresión.

Algunos pacientes con dispepsia pueden tener una herida o erosión, denominada úlcera, en el
estómago o en la zona del duodeno, causadas, en su mayoría, por una bacteria denominada
Helicobacter pylori.
Las causas por las que se producen la mayoría de los casos de dispepsia son el consumo
excesivo de alcohol, la ingesta de alimentos picantes, o muy grasientos, e ingerir grandes
cantidades de comida en poco tiempo.

Otras razones pueden ser el tabaquismo, los alimentos con mucha fibra o consumir demasiada
cafeína.

Síntomas

El principal síntoma de la dispepsia en el malestar producido en la parte superior del abdomen, que
sucede durante o después de las comidas.

Este dolor se describe como calor o ardor en la zona que se encuentra entre el ombligo y la parte
inferior del esternón, y la sensación de hinchazón molesta al empezar a comer o después.

Otros síntomas que también pueden producirse, aunque en menor medida, son la distensión
abdominal o las náuseas.

Esta afección no es lo mismo que la acidez gástrica ya que los síntomas de ésta suelen originarse
en el pecho y pueden irradiarse hacia el cuello o la garganta.

Prevención

Las medidas que pueden llevarse a cabo para prevenir esta afección son:

Relajarse y descansar después de las comidas si el estrés puede ocasionar al paciente una
indigestión. Por lo tanto, los especialistas recomiendan evitar realizar ejercicio inmediatamente
después de la ingesta.

Es importante destinar tiempo suficiente para las comidas, masticando los alimentos
cuidadosamente y no tragar precipitadamente.

Si el paciente es propenso a sufrir dispepsia, se suele aconsejar que evite tomar medicamentos
como el ácido acetilsalicílico y algunos antinflamatorios con el estómago vacío.

Tipos

Existen dos tipos de dispepsia:

 Dispepsia funcional: Aquella que se produce sin causa aparente y que no está provocada
por un problema orgánico.
 Dispepsia orgánica: En este tipo, la dispepsia está causada por un daño orgánico.

Diagnóstico

La dispepsia se puede detectar a través de los siguientes procedimientos:

Ecografía abdominal.

Esofagogastroduodenoscopia: También denominada endoscopia gastrointestinal. Es un examen


que visualiza el esófago, el estómago y el duodeno para detectar si existen lesiones.

Tratamientos

Si las molestias no se producen con frecuencia, en principio, no es necesario acudir al especialista.


Los síntomas desaparecerán solos, pero si no es así, el tratamiento concentra las siguientes
pautas:
Dieta: En la mayoría de los casos, los pacientes tienen síntomas asociados con la ingesta de
alimentos. Por ello, se recomienda que realicen comidas bajas en grasas y calorías, y en pequeñas
cantidades.

Erradicar el Helicobacter pylori a través de antibióticos en los casos en los que esta bacteria sea
la causante.

Administrar medicamentos que reduzca el ácido (un ejemplo es el omeprazol).

HEMORROIDES

Qué es

Las hemorroides, también llamadas almorranas, son venas inflamadas de forma excesiva en el ano
o en la zona baja del recto. Generalmente no son trastornos graves y, tal y como explica José
María Enríquez-Navascués, jefe de Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital
Universitario Donostia, “son un componente normal de la anatomía humana”, aunque cuando
aumentan patológicamente de tamaño o se deslizan hacia el exterior, provocan molestias como
picor, dolor o ardor, e incluso, en ocasiones, pueden venir acompañadas de un tumor rectal, por lo
que requieren un diagnóstico y un tratamiento adecuados.

Las hemorroides son patológicas cuando el flujo sanguíneo de la zona se interrumpe. Se considera
que existe enfermedad hemorroidal cuando se detectan dilataciones varicosas en las venas
hemorroidales.

Causas

Según Gonzalo Guerra Azcona, director médico del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades
Digestivas, en Madrid, “no se sabe la causa exacta que produce la inflamación de las hemorroides,
pero se han identificado factores de riesgo que predisponen a padecerla”. Las principales causas
son:

 Estreñimiento: Las heces duras y secas propias del estreñimiento oprimen las venas
hemorroidales y provocan su inflamación.
 Diarrea: Una diarrea intensa puede provocar hemorroides a causa de la irritación.
 Embarazo: La presión que ejerce el feto sobre la zona rectal, además de los esfuerzos
realizados durante el parto, puede provocar la aparición de hemorroides.
 Malos hábitos alimentarios: Una dieta escasa en fibra, así como el abuso de picantes,
alcohol o café, se asocian a la aparición de hemorroides.
 Mala hidratación: Beber poca agua o líquidos en general incrementa el riesgo de padecer
hemorroides.
 Postura inadecuada: Permanecer de pie o sentado durante periodos de tiempo resulta
perjudicial para esta patología.
 Grandes esfuerzos durante la realización de ejercicio físico.
 Esfuerzo durante las deposiciones: La opresión de las venas hemorroidales debida al
esfuerzo durante las deposiciones provoca esta inflamación.
 Represión del deseo de ir al baño: Posponer la evacuación, puede hacer que,
posteriormente, la defecación sea más dificultosa y sea necesario realizar más esfuerzos
de los aconsejables.

Síntomas

Las manifestaciones clínicas más frecuentes de las hemorroides son:


 Sangrado (sangre roja viva): Generalmente no produce dolor y es escaso. Normalmente se
origina tras la defecación.
 Prolapso: Consiste en un bulto que aparece cuando las hemorroides salen del interior del
ano y resulta difícil introducirlas de nuevo.
 Secreción: La secreción de moco propia de la mucosa anal es usual en las hemorroides
internas. Causa irritación de la piel, picor o quemazón, sobre todo durante la defecación.
 Dolor: Las hemorroides internas no suelen doler, pero las externas son especialmente
molestas cuando éstas salen fuera del ano dada la presión del anillo anal.

Prevención

Para evitar la aparición de hemorroides es aconsejable corregir las causas que las originan.
Algunas recomendaciones son:

 Beber dos litros de agua al día para prevenir el estreñimiento.


 Evitar la ingesta de alcohol, ya que perjudica la circulación sanguínea dificultando la
digestión.
 Reducir el consumo de sal, dado que favorece la retención de líquidos.
 Consumir una dieta rica en fibra, frutas, verduras y productos integrales.
 Evitar el esfuerzo defecatorio: En caso de estreñimiento crónico, Guerra recomienda
consultar al especialista, ya que “le dará las pautas farmacológicas y de hábitos
alimentarios que le permitirán tratar el estreñimiento a la vez que evitar la aparición de
hemorroides”.
 Practicar deporte de forma regular para activar la circulación sanguínea y ayudar a mejorar
el tránsito intestinal.
 Evitar hacer grandes esfuerzos en los que tenga especial importancia la zona abdominal.

Tipos

Según Marcos Rodríguez Martín, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo en el
Hospital Universitario Gregorio Marañón, en Madrid, hay dos tipos de hemorroides.

Hemorroides internas

Son las hemorroides que sangran con la deposición y las que se prolapsan a través del ano. No
son dolorosas a no ser que se acompañen de trombosis hemorroidal. Existen cuatro grados para
clasificarlas:

 Grado I: Son las hemorroides normales.


 Grado II: Son las hemorroides que salen por el ano con la deposición y se introducen
solas.
 Grado II: Son las almorranas que salen por el ano con la deposición y hay que ayudar a
reintroducirlas.
 Grado IV: Son las hemorroides internas que salen a través del ano y siempre se
encuentran en el exterior. Se diferencian de las hemorroides externas en que estas últimas
están cubiertas por piel normal.

Hemorroides externas

Las hemorroides externas son las que se producen alrededor del ano y que, con frecuencia,
acompañan a las hemorroides internas o a otros procesos como la fisura anal. Las hemorroides
externas no sangran, aunque pueden producir sensación de pesadez y dolor anal cuando se
trombosan.

Diagnóstico
Guerra sostiene que “para hacer un diagnóstico adecuado, lo principal es acudir a un especialista
en aparato digestivo, porque muchas veces el único síntoma que puede presentarse es el
sangrado, que no sólo es indicativo de la presencia de hemorroides, sino también de otras
enfermedades digestivas más graves como puede ser el cáncer de colon”.

Una vez en la consulta, el diagnóstico consiste primeramente en la realización de una historia


clínica con los antecedentes médicos del paciente y los síntomas que presenta, para una posterior
exploración manual por parte del médico.

En los casos en los que las hemorroides no son externas, sino internas, el especialista le
prescribirá una colonoscopia para la confirmación de la enfermedad.

Tratamientos

El tratamiento de las hemorroides depende del grado de inflamación o trombosis de la vena


afectada de la zona rectal.

En los casos leves, “el tratamiento más habitual suele consistir en la aplicación de pomadas con
anestésicos y antiinflamatorios locales y los denominados baños de asiento. Esta práctica consiste
en realizar baños de la zona afectada varias veces al día con agua templada y sal, lo que ayuda a
desinflamar la hemorroide y, por lo tanto, a aliviar los síntomas”, afirma Guerra.

Del mismo modo, el experto explica que “en los casos graves, cuando la inflamación o
estrangulación de la vena rectal es muy grande, se suele recurrir a una intervención quirúrgica
denominada hemorroidectomía, una intervención sencilla y, normalmente, de carácter ambulatorio,
en la que se extirpan los paquetes hemorroidales”. En caso de padecer sangrado, Enríquez-
Navascués señala que “lo primero es comprobar si se debe únicamente a las hemorroides;
después, lo más frecuente es realizar una ligadura o banding, un procedimiento no quirúrgico que
se efectúa en la propia consulta”.

CÓLICO DEL LACTANTE

Qué es

Los recién nacidos suelen llorar y mostrar inquietud varias veces a lo largo del día. Sin embargo,
cuando un bebé sano llora, en muchas ocasiones de forma inconsolable, durante más de tres
horas al día, tres o más días a la semana durante un tiempo aproximado de tres semanas se
produce un cólico del lactante. El llanto suele comenzar al atardecer hasta entrada la madrugada.

Esta afección no suele ser grave y tiende a desaparecer por sí sola. Según la Sociedad Española
de Pediatría, suelen sufrirlo tres de cada diez bebés. Éstos comienzan entre la tercera y la sexta
semana de vida y pueden alargarse hasta los tres o cuatro meses. Si los llantos se extienden más
de ese tiempo, la causa del malestar no será el cólico del lactante.

Causas

Las causas de los cólicos del lactante son desconocidas. Muchos expertos apuntan a la
alimentación, aunque no hay evidencias científicas que lo confirmen.

Aunque algunos especialistas apuntaban que el origen de los cólicos se debe a una posible
intolerancia a la leche de vaca, también se ha observado que los cólicos también aparecen en
niños con lactancia materna (en estas circunstancias la variación de la dieta de la madre suele
ayudar a mitigar el llanto).
Otras teorías apoyan que los cólicos aparecen como consecuencia de los gases, pero no se sabe
si son la causa o más bien una consecuencia de que los bebés traguen aire al llorar. Por otro lado,
también algunos profesionales destacan que, si el alimento se mueve con mucha rapidez por el
aparato digestivo del infante o no está bien digerido, podría provocar su aparición.

Por último, los niños de madres fumadoras tienen más posibilidades de tener cólicos.

Síntomas

La manifestación principal de los cólicos del lactante es el llanto del bebé. La llorera provocada por
un cólico se caracteriza por:

 El niño suele llevarse las rodillas cerca del abdomen y su piel adquiere un color rojo, casi
morado.
 El llanto suele ir acompañado de gases y flatulencias.
 Estos síntomas no son comunes a todos los niños ya que las causas del cólico no están
bien definidas.

Prevención

Para evitar que se produzcan estos cólicos los expertos aconsejan que los niños eructen después
de las comidas.

Dado que no se sabe con exactitud los motivos que provocan la aparición de los cólicos es
complicado establecer unas medidas preventivas. No obstante, los especialistas recomiendan
hacer eructar al niño después de las comidas.

Tipos

En la actualidad los cólicos del lactante no constan de tipos.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza a través de la observación clínica. Si el llanto es prolongado, aparece a


partir de la tercera semana del nacimiento, perdura al menos tres horas al día, tres días a la
semana, durante tres semanas, posiblemente el recién nacido tenga un cólico.

Si los llantos perduran más de cuatro meses es fundamental que acuda al pediatra porque el niño
podría llorar como consecuencia de otra patología.

Tratamientos

El primer paso que recomiendan los especialistas es establecer unas rutinas diarias en las que
queden definidos los patrones de sueño. Además, es importante que el bebé no trague aire, o al
menos intentar que sea el menos posible, con el biberón (para ello los padres deben fijarse en que
la tetina siempre contenga leche y que el agujero se adapte a las necesidades de cada bebé) y que
eructe después de cada toma de comida.

Por otro lado, puede ayudar que la madre elimine de su alimentación excitantes como el café o el
té y excluya de su dieta alérgenos alimentarios como los huevos y el pescado, aunque esto
dependerá de cada caso específico y es recomendable acudir a un experto para que valore las
circunstancias específicas de cada situación.

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