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Leyendas

Título: La mano en la reja.


Origen: Morelia, Michoacán.
En una casa de la calzada de Guadalupe, en Morelia, vivió hace tiempo, don Juan
Núñez. Acompañado de su única hija, Leonor, producto de un primer matrimonio, y
su nueva esposa doña Margarita de Estrada. Esta mujer más rabiosa que un perro
y más irritable que una pantera, tenía odio y envidia desmedidos hacia la hija de su
esposo, la cual era dueña de una gran belleza y un corazón de oro, heredado de su
madre. Eran así contrarias; la madrastra no permitía que la pobre muchacha hiciera
cosas propias de su edad, la mantenía haciendo labores del hogar y encerrada en
la casa. Sin embargo, Leonor a escondidas, curaba las heridas a los fieles que iban
al Santuario Guadalupano, así fue conocida como: “el ángel de San Diego”. En
realización de estos menesteres, se enamoró de ella don Manrique de la Serna.
Quien de inmediato quiso presentarse ante don Juan, mostrado sus intenciones.
Don Juan aseguró que solo cedería a su hija en matrimonio si el pretendiente
conseguía que el virrey pudiera su mano a través de una carta. Pero Manrique quiso
primero estar seguro de la voluntad y del amor de Leonor, enviándole una nota, que
ella respondió otorgándole una cita a las ocho de la noche en la reja del sótano,
donde doña Margarita la tenía confinada.
Para ahuyentar a los curiosos, vistió a su paje de fraile, después de haberle pintado
en su rostro una calavera, y le hizo pasearse de un lado a otro a lo largo de la
calzada como ánima en pena. El fingido difunto iba y venía a lo largo del muro donde
estaba la reja del sótano, la gente que se atrevía a verle la cara, corría despavorida,
lanzando destemplados gritos. Entre tanto Manrique se acercaba para platicar con
Leonor.

Noche a noche, brotaba sin saber de dónde aquel espanto que traía asustados a
todos, de modo que a las siete y media de la noche, la gente estaba ya atrincherada
en sus casas presa del miedo. Pero doña Margarita tan maliciosa como era, anduvo
espiando y descubrió el engaño, dándole este motivo suficiente para hacer
prisionera a Leonor en aquel sótano. Cuando la muchacha quiso salir al siguiente
día, no pudo hacerlo, pasó todo aquel día llorando y sin comer. No hubo quien notara
su ausencia; su padre estaba de viaje y su amado había partido de México para
cumplir con su encargo.

En espera de su amado, tratando de no morir de hambre, Leonor, sacaba por entre


la reja su mano pálida y casi descarnada, a fin de implorar una limosna a los
transeúntes que siempre ponían en ella un pedazo de pan. Como el temor al
espanto se había acabado, pues ya no se veía al fraile ir y venir; lo cambiaron por
el miedo a la pálida extremidad que pedía la caridad pública, con voces débiles y
lastimeras. Doña Margarita entonces tuvo que inventarse que Leonor padecía de
locura.

Un día, día de Corpus Christi, volvió Manrique con la carta del virrey. Don Juan,
asustado, envió por su hija, sin la presencia de doña Margarita, los criados, le
descubrieron el escondite. Abrieron la puerta y quedaron petrificados, al ver
que Leonor estaba muerta. Fueron aprehendidos en el acto padre, madrastra y
criados, sufriendo al fin cada cual el condigno castigo. Manrique vistió el cadáver
con el traje blanco de boda que llevaba para ella, dándole suntuosa sepultura en la
iglesia de San Diego.

Tiempo después de esta terrible situación, se veía a deshora en la reja del


sótano una frágil mano fantasmal agitándose, implorando la caridad pública
pidiendo ¡un pedazo de pan por amor de Dios! Se dice que hasta el día de hoy, en
esa casa de color rojo, se escucha la dolorida voz pidiendo alimento.

Título: La Mujer de blanco.


Origen: Tupuxtepec, Michoacán.
Cuentan que en la cascada conocida como El Salto, en ciertas noches de luna han
visto a una mujer vestida de blanco que se aparece de manera misteriosa. Dicen
que es una mujer solitaria, muy hermosa, de larga cabellera color negro azabache
que contrasta con lo blanco de su ropa y de su tez. Ella anda sigilosamente por la
orilla del río, y más que caminar parece que levita y jamás ha dejado una huella en
el lodo. Según la mayoría de las versiones, no se trata de la Llorona, aunque otras
afirman que sí porque la han escuchado llorar, a pesar de que su llanto se confunde
con el estruendo de la caída de agua.
Se dice que algunas personas que han visto a esta aparición fantasmal, han caído
enfermas por el susto. Por ejemplo, una tarde fueron unos amigos a nadar a la
cascada del Salto y estuvieron allí hasta que se hizo de noche. Como había luna
llena, decidieron quedarse más tiempo, disfrutando del rumor de la cascada y el
ambiente nocturno. De pronto, vieron que una mujer solitaria se aproximó a la
cascada. Se les hizo raro, pero también se emocionaron pues pensaron que podrían
espiarla mientras se bañaba. Sin embargo, todos sintieron un temor inexplicable y
peor cuando uno de ellos le dijo un piropo a la mujer y ésta volteó a mirarlos. No le
vieron el rostro, pero ella pegó un chillido infernal. Los muchachos se fueron
corriendo, despavoridos, y por el susto se enfermaron. Dejaron de comer y no
podían dormir debido a las pesadillas. Gracias a que la mamá de uno de ellos
consiguió a una curandera, quien a todos les dio una barrida, se curaron. Desde
entonces, ninguno ha vuelto a la cascada en la noche.
Mitos
Título: Muertos que se levantan.
Origen: Pátzcuaro, Michoacán.
Cuentan que cada 2 de noviembre los muertos se levantan de sus tumbas, ya que
sus familiares les llevan comida al panteón y se quedan allí a dormir, cuando ellos
encuentran el sueño es que los muertos se levantan y comen todo lo que sus
familiares les han traído, por eso es que una noche estaban varias personas
despiertas y vieron pasar a un hombre, le preguntaron qué hora pensaba que era
y él contestó que no tenía reloj, siguió caminando y desapareció a los pies de una
tumba, desde allí es que varios se hacen los dormidos para ver a los muertos
levantarse.

Título: Sirena del lago de zirahuén.


Origen: Zirahuén, Michoacán.
La princesa de los indígenas era muy bella y sobre todo inocente, estaba llena de
pureza y eso agradó a los conquistadores, uno de ellos es que la arrebató una noche
y la obligó a seguirlo a pesar de que ella lloraba y gritaba para que la deje tranquila,
comenzó a pedir a sus Dioses con lágrimas que no paraban de salir de su rostro,
entonces sucedió que con las mismas logró hacer un lago de tantas que fueron,
siguió llorando y pensó en tirarse al lago para quitarse la vida, en ese mismo
momento fue que la convirtieron en una sirena por sus deseos de escapar y fue libre
para siempre en el lago.

Título: Viernes 13.


Origen: París, Francia.
Cuenta el mito que un grupo de templarios fue arrestado en París el día viernes 13
de octubre de 1307 y desde entonces se propagó la noticia de que el viernes 13
trae desgracia y tragedia, ya que se trató de una masacre muy grande que se quedó
con la vida de muchas personas que según se decía estaban al servicio de Dios.

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