Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
COLECCION «PRIMEROSAÑOS~
NARCEA, S. A. DE EDICIONES
MADRID
011_12 Aju 0 Prim./Indice 10/4/2012 09:10 Página 4
© NARCEA, S. A. DE EDICIONES
Avda. Dr. Federico Rubio y Galí, 9. 28039 Madrid (España)
www.narceaediciones.es
Págs.
INTRODUCCION ...................................................................................................... 11
LA HOJA SECA ........................................................................................................13
EL NEGRITO SIMON ............................................................................................. 19
LA ESTRELLA QUE HABIA PERDIDO S U BRILLO ............................... 2 5
GUSANIN POETA Y MARI GUSANA ............................................................. 33
EL FANTASMA CARAMBA ................................................................................. 43
EL VIEJO TRONCO ................................................................................................ 4 9
EL LEON ANGELITO ............................................................................................. 55
LA TORTUGA Y LA MARIPOSA ......................................................................61
EL REY DE LA CORONA DE HIELO ............................................................ 6 7
DIA DE LA CONSTITUCION ............................................................................. 75
QUICONETE ...............................................................................................................
81
EL PEZ BUENO Y EL COCODRILO MALO ........................................... 89
LA MARIPOSA QUE NO PODIA VOLAR .....................................................95
LEYENDA DEL ARBOL DE NAVIDAD ..........................................................103
Introducción
@ narcea, s. a. de ediciones 11
sean ellos mismos los que decidan cómo han de vestirse, qué decora-
dos preparar, qué música elegir de fondo, etc.
Que se reúnan fuera de la clase, que piensen, que discutan, que se
pongan de acuerdo y que el teatrillo -aunque tú les proporciones el
guión- sea cosa de ellos.
Otra sugerencia: en cuanto los veas motivados, insinúales que es-
criban ellos sus guiones. ¡Ya verás...! Seguro que te sorprenderás de lo
bien que lo hacen.
¡Venga...! Dale un repaso a este libro sencillo y bonito y... ihala ...!, a
hacer teatrillos.
@ narcea. s. a. de ediciones
La hoja seca
hoja seca
narcea, s. a. de ediciones 15
hojas / con mi magia volarán / Vengo por las hojas de este jardín / me
las llevaré lejos / muy lejos de aquí...
NARRADOR: Una hoja se agarraba fuerte al árbol y Iloriquean-
do repetía:
HOJA (llorando y agarrándose fuertemente al árbol): ¡No quiero
irme...! ¡No quiero irmeeee ...! ¡Tengo mucho miedo...! ¿Qué puedo yo
hacer sola por ahí...? Te necesito para que me sigas alimentando y...
ime da mucha pena de tí...! ¡No puedo dejarte, no puedo, no,
nooo ...!
ARBOL: No tienes que preocuparte por mí. Cuando llegue la Pri-
mavera, como sucede todos los años, me nacerán hojas nuevas y fres-
cas y...
HOJA (dejando de llorar e interrumpiendo al árbol): ¡Ya sé! No me
quieres porque soy vieja, y ya no te sirvo para dar sombra. (Enfadada)
¡Eres un árbol egoístaa...! ¡Ya no te quiero ...! Me iré, me iré para
siempre.
ARBOL: No entiendes nada, pequeña. ¡Claro que te necesito y cla-
ro que te quiero! Tú no eres vieja, pero cada año, las hojas tenéis que
marcharos para que los árboles podamos descansar y almacenar savia
para la primavera ...
HOJA (mimosa):Es que tengo mucho miedo... Y es que, lejos de tí,
no sé qué puedo hacer ...
ARBOL: No debes tener miedo. Hay que ser valiente. ¡Todavía
puedes hacer muchas cosas por el mundo y por ...!
NARRADOR: Estaba hablando el árbol, cuando llegó de nuevo el
viento, cantando su canción, pero, al ver a la hoja, se detuvo en-
fadado.
VIENTO (cantando):Vengo por las hojas de este jardín / me las Ile-
varé ... (Reparando en la hoja) pero ...,¿qué haces tú aquí...? icon que te
habías escondido ...! ieh ...? ¡Venga, deja de una vez al árbol...! ¡Ni que
te fuera a comer...! ¡Pues no eres tú miedica ...! ¡Tenemos que hacer un
largo recorrido...!
16 o narcea. s. a. de ediciones
NARRADOR: La hoja, arrastrada por el viento, cayó en un arroyo
donde un pequeño gusano pedía socorro.
GUSANO (agitando las manos y haciendo como si se hundiera y
saliera): iSocorrooo...! isocorrooo, que me ahogo...! isocorrooo, que
alguien me ayudeee...! iHojaa, hojaaa ...! iAuxiliooo...!
NARRADOR: La hoja, envalentonada, le gritó:
HOJA: ¡No tengas miedooo ...! iAguantaaa! ¡Ahora mismo voy ...!
NARRADOR: Y efectivamente, el gusano, cuando la hoja estuvo
cerca, dio un pequeño salto y se subió sobre ella.
GUSANO: iVivaaa ...! iVivaaa ...! ¡Me has salvadooo ...! ¡Eres mi bar-
co velerooo ...! ¡Ahora podré viajar hasta el mar para ver las olas y los
peces de colores...!
NARRADOR: Y la hoja, flotando y flotando, con el gusano a cues-
tas, emprendió un largo viaje camino del mar.
@ narcea, s. a. de ediciones 21
MUJER PRIMERA (con aspavientos):¿Os habéis enterado ...? 1Sa-
béis la noticia ...?
MUJER SEGUNDA (sorprendida y curiosa): ¿Qué pasa ...? ¿De
qué hay que enterarse...? ¿Quién se ha muerto ...?
MUJER TERCERA (apremiandoy sin dejar de mirar para todos la-
dos): ¡Cuenta, cuenta ...! ¿Quién se casa ...? ¿Quién viene ...? ¿A quién le
ha tocado la bono-loto ...?
MUJER PRIMERA (santiguándose):¡Ave María Purísima ...! Pero...,
¿qué decís...? ¡Ojalá fuera algo de eso ...! Se trata de algo mucho más
importante y peligroso...
MUJER TERCERA (con más curiosidad): Pero... ¡quieres soltar
prenda de una vez ...! ¿Qué pasa ...? ¿Qué noticia es ésa ...?
MUJER PRIMERA (bajando la voz): Alguien ha visto en casa del
negro Simón la sombra del diablo y dicen que los muñecos que vende
están embrujados, y, en la casa que entran, ocurren desgracias, y...
LAS DOS MUJERES A LA VEZ (santiguándose también): ¡Jesús,
María y José ...!
MUJER PRIMERA (cada vez más confidencial):Y dicen que a las
doce de la noche, se ve salir humo de la vieja chimenea de la casa del
negro, y dicen que ahúyan los perros, y dicen que ...
MUJER SEGUNDA (en el mismo tono de sorpresa):¿Y quién dice
todas esas cosas tan terribles...?
MUJER PRIMERA (en tono seguro y autoritario):Lo dice quien lo
sabe, y os aseguro que es verdad, porque en mi casa, desde que yo le
compré un perrito, todos, absolutamente todos, hemos pasado la
gripe.
MUJER TERCERA: ¿Y lo sabe el cura ...? A lo mejor podría echarlo
del Pueblo.
MUJER SEGUNDA: O a lo mejor podría rociar con agua bendita
esa casa, habitada por el demonio, para echarlo de allí.
@ narcea. s. a. de ediciones
La estrella
que había perdido
su brillo
La estrella
que había perdido
& brillo
NARRADOR: Esto era una vez una estrella que había perdido su
brillo. Lo buscaba por todas partes, pero el brillo no aparecía. Un día, al
levantarse, habló con el mago del espejo:
ESTRELLA (desperezándose delante del espejo): ¡Ay...! ¡Qué des-
graciada soy...! ¿Dónde estará mi brillo ...? Por más vueltas que doy, no
lo encuentro, y, sin brillo, no se puede ir por el mundo. Nadie te ve. Es
como si fueras invisible. (Enfadada y Iloriqueando) ¡Tú tienes la culpa,
Mago del espejo ...! ¡Tú me has robado mi brillo, porque eres malo y en-
vidioso ...! ¡Eres muy fresco...! ¡Devuélvememi brillo ahora mismo o te
hago mil pedazos y ya nadie, nadie se mirará en tí...!
MAGO DEL ESPEJO: Yo no lo tengo. Ya te lo he dicho mil veces.
A mí, tu brillo, no me sirve para nada. Se te ha gastado de tanto presu-
mir. Si hubieras tenido más cuidado ... Siempre andabas por ahí, bus-
cando quien te mirara y provocando la envidia de las demás estrellas,
tus hermanas, y eso, para que te enteres, no está nada de bien ...
ESTRELLA (dejando de llorar y coqueteando delante del Mago
o narcea, s. a. de ediciones 27
del espejo):Yo no tengo la culpa de ser la más brillante. Yo no tengo la
culpa de que las demás estrellas sean tan sositas y aburridas...
MAGO DEL ESPEJO: Esa es tu equivocación. Tú eres como las
demás, aunque..., pensándolo bien, iahora sin tu brillo...!
ESTRELLA (Iloriqueando de nuevo): ¿Qué quieres decir ...? ¿A
qué te refieres...? iYa lo sé...! ¡Nadie me querrá ...! ¡Nadie me verá ...!
¿Que puedo hacer ...?
MAGO DEL ESPEJO: ¡Tú sí que ves a los demás ...! ¿Por qué no te
acercas a ellos y les hablas...? iA lo mejor alguno puede que haya visto
tu brillo ...! Y, en cualquier caso, puedes conocer sus vidas y sus
problemas...
ESTRELLA (suspirando):¡Ay...! ¡Estodo tan vulgar...! ¡Las estrellas
son tan sosas...! ¡Me cansa todo...! ¡Me aburre todo...!
MAGO DEL ESPEJO: Pues, entonces, no te quejes. ¡Tienes lo que
te mereces...!
NARRADOR: La estrella decidió no salir de su habitación y pasar-
se la vida esperando a que alguien le llevclra su brillo, pero un
día ...
ESTRELLA (hablando sola):Me estoy poniendo vieja y chuchurría
de estar aquí metida. Haré caso del Mago del espejo, de ese viejo gru-
ñón, y me daré una vuelta por el mundo a ver qué pasa. Me sacrificaré
y me mezclaré con la vulgaridad y la sosería...
NARRADOR: Y así fue como la estrella comenzó a dar vueltas por
el cielo y, poco a poco, y casi sin querer, comenzó a fijarse en algunas
cosas,y se dio cuenta de que, además de estrellas,había nubes, viento,
flores y... ¡muchas, muchas cosas más...!
NUBES (a coro): ¡Hace mucho calor! / mandemos agua / y que se
chinche el sol /Somos regaderas / del jardín del Señor que llueva, que
llueva / que llueva el amor ...!
ESTRELLA (sorprendida): Pero, ¿qué hacen estas bolonas de al-
godón ...? ¿Regalan su agua y cantan al jardín del amor ...? Deben estar
locas. ¡Que me maten, si las entiendo ...!
28 @ narcea, s. a. de ediciones
VIENTO (con un gran abanico en una mano y en la otra un paipai):
¡Allá va mi oxígeno, fresco y salvador, para que puedan vivir las criatu-
ras del Señor!
ESTRELLA: ¡No entiendo nada! ¿Este viento regala su oxígeno sin
cobrar nada y sin que nadie lo vea ...?
FLORECILLAS (cantando):Somos criaturas / que nada tenemos /
pero, si alguien nos quiere / nuestro aroma le daremos.
NARRADOR: La estrella, cada vez más asombrada ante la genero-
sidad que iba encontrando, empezó a reflexionar.
ESTRELLA (hablando sola):Sigo sin entender. Pero no es muy co-
rriente, muy vulgar lo que hacen ... ¿cómo se llamarán...? iNi siquiera sé
su nombre! No, no es nada de vulgar. Dan todo lo que tienen. ¿Y yo
qué he dado...? Lo único que tenía era mi brillo y lo guardé sólo, sólo
para mí y para presumir delante de las otras estrellas... iY ahora lo he
perdido ...! Pero, en fin, seguiré viviendo aunque sea sin mi brillo.
NARRADOR: Y la estrella decidió hacer su vida normal, paseando
cada noche por el cielo. Las demás estrellas, que no se fijaban para na-
da en el brillo, estaban preocupadas.
ESTRELLAS (hablando entre ellas):¿Qué le pasa a ésa ...? ¿Estará
enferma ...? ¡Está tan triste...! ¡Con lo presumida que es...! ¿Por qué no
le preguntamos ...?
NARRADOR: Y una de las estrellas, la más vieja de ellas, decidió
que lo mejor era hablar con ella.
ESTRELLA VIEJA: ¿Qué te pasa ...? Estamos preocupadas de
verte tan triste y sola. ¿Estás enferma ...? ¡Vas siempre tan preocu-
pada ...!
ESTRELLA (sorprendida):¿Es que no lo sabéis...?
ESTRELLA VIEJA: ¿El qué tenemos que saber...?
ESTRELLA: ¿Es que no se me nota ...?
ESTRELLA VIEJA: ¿El qué se te tiene que notar ...?
0 narcea, s. a. de ediciones
ESTRELLA: ¡Pues, que he perdido mi brillo y no lo encuentro!
ESTRELLA VIEJA. iHalaaa:!¿Y eso es todo ...? iNi nos hemos da-
do cuenta ...! Además, isi nos lo hubieras dicho antes...!
ESTRELLA: ¿Qué...? ¿Se puede comprar otro brillo nuevo en al-
guna parte ...?
ESTRELLA VIEJA: No, el brillo no se puede comprar, pero, por
ahí anda una mariposa, con un brillo debajo del ala que no sabe de
quién es, iA lo mejor es el tuyo...!
NARRADOR: Estaban hablando, cuando apareció una mariposa
con un brillo debajo del ala.
ESTRELLA VIEJA: iA propósito! ¡Aquí viene la mariposa ...!
MARIPOSA: ¡Hola,estrellas! Ya estoy cansada de buscar a la due-
ña de este brillo. He pensado que lo voy a tirar al río. ¡Pesa tanto ...!
ESTRELLA (tímidamente):¿Me dejas probármelo ...? Es que yo he
perdido el mío hace tiempo ..., ¿sabes...?
ESTRELLA VIEJA: Sí, lo más seguro es que sea el suyo. A ver có-
mo le está. Que se lo pruebe.
NARRADOR: La estrella se puso el brillo y le estaba perfecto.
ESTRELLA (preguntando a la estrella vieja): ¿Me está bien ...?
ESTRELLA VIEJA: Te está perfecto. Seguro que es el tuyo.
MARIPOSA (suspirando): iUuff, menos mal ...! ¿Y cómo no me has
visto antes ...? ¡He pasado tantas veces por aquí...!
ESTRELLA: Es que he sido tonta. Sólo me miraba a mí, porque era
muy presumida. Ahora me doy cuenta de que estaba casi ciega. ¡Ya
me lo decía el Mago de mi espejo ...!
ESTRELLA VIEJA: ¿Quién te lo decía...? ¿Un Mago ...? ¿Y eso
que es...?
ESTRELLA: ¡Nada, nadie, un amigo que me quiere mucho ...! Voy
corriendo a hablar con él.
30 0 narcea, s. a. de ediciones
ESTRELLA VIEJA: ¿Te esperamos esta noche para pasear por
el cielo...?
ESTRELLA (muy contenta): Esta noche y todas las noches ...! ¡Soy
feliz ...! ivivaaa ...! ivivaaaa ...!
NARRADOR: Desde aquél día, la estrella se volvió a vestir con su
brillo, pero jamás de los jamases, volvió a ser presumida.
- - --
a narcea, s. a. de ediciones 37
GUSANIN: ¿No te emocionas, Mari Gusana ...?
MARI GUSANA: iTampoco es para tanto, hombre ...! Ya sé que es
la Primavera y, por eso, he madrugado para saltar, pero ... iqué quieres
que haga ...? ¡No me voy a poner a llorar d e alegría!
GUSANIN (disculpándose): Soy muy torpe ... Perdóname ...
SOL (colocado en un lugar alto): ¡Eres un cursi ...!
MARI GUSANA: ¿Decías algo ...?
GUSANIN (mirando al sol y tratando de disimular): No, no decía
nada. (Rectificando) ¡Sí, sí, decía algo ...! ¡La Primavera, las flores...! ¿No
te dice nada todo esto ...?
MARI GUSANA: ¡Qué barbaridad ...! ¡Qué romántico te veo ...!
¡Ahora entiendo lo del ramo d e flores...! Pero ... ihabla de una vez, hom-
bre ...! ¡Si pareces un mono borracho ...!
SOL: ¡la-te-to...!
MARI GUSANA: ¿Decías algo ...? (hablando para ella sola) Este se
está volviendo majarón ...!
GUSANIN (mirando irritado al sol): No, no decía nada, bueno, sí,
decía que, ¿damos el paseo ...? ¿No hueles a flores, a mariposas,
a...?
MARI GUSANA: (enfadada): iVanga, vamos ya ...! A mí también
me justa la Primavera: hay hierba tierna, se ha ido el viento, el frío, la
nieve ... (dando un salto) ice lo pasa una chupiii ...! pero tu ... isi pareces
un viejo ...!
SOL: ¡Ton-to-rrón...!
MARI GUSANA: ¿Decías algo ...?
GUSANIN (con humildad): No nada; llevas razón. Perdona, Mari
Gusana, si te he molestado. Ya me voy. Soy un pesado, y un cursi,
y un ...
MARI GUSANA: ¡Para, para el carro, hombre ...! ¡Tampoco es para
38 narcea, s. a. de ediciones
que te pongas así...! ¡Yo no te he llamado tonto, ni pesado, ni nada de
nada ...! Lo que me pasa es que no te entiendo...
GUSANIN (tirando las flores):Ya sé que no me entiendes. Por eso,
me voy.
MARI GUSANA (intentando detenerlo y enfadada): ¡Tú no te
vas ...! ¡Faltaría más...! ¿No ibas a decirme algo...?
GUSANIN (cada vez más afectado y tierno): Sí, pero ..., es que...,
yo ...
SOL: ¡Po-rri-nooo...!
MARI GUSANA: ¿Decías algo...? Tal vez, sea yo la que tenga que
pedirte perdón. La verdad es que no he estado muy atenta a tu presen-
cia. (Reparando en lo que lleva debajo del brazo). ¿Y qué es eso que
llevas debajo del brazo ...?
GUSANIN (avergonzado): Bueno ..., es que ..., como tú sabes... A
veces ...
SOL: iCa-rro-za...!
MARI GUSANA: ¿Decías algo...?
GUSANIN: No, nada, bueno, sí: que te he escrito una poesía ...
MARI GUSANA (exagerando): Pero..., ¿tú sabes hacer esas co-
sas...? ¡Eso de leer y escribir es una cosa muy difícil ...!
Hay que pensar mucho, y no se puede jugar, y...
GUSANIN: Pero vale la pena: se aprenden muchas cosas bo-
nitas.
MARI GUSANA (fingiendo mucha curiosidad): ¿Y qué dice esa
poesía ...? ¡A ver ...! ¡Léela...!
GUSANIN: Me da vergüenza ..., pero, si te sientas, si me escuchas
unos momentos, si ...
SOL: iEnróllate de una vez, so lento ...!
narcea, s. a. de ediciones
MARI GUSANA: ¿Qué dices de un convento ...? ¡Ay, Gusanín que
mal te veo ...! ¿Y qué dice esa poesía ...?
GUSANIN (bajando la cabeza): Pues ... icosas mías ...! Bueno, mías
y tuyas...
MARI GUSANA (haciendo aspavientos): ¿Mías y tuyas ...? ¡A ver, a
ver ...! Lee de una vez o me enfado de verdad ...
GUSANIN (condescendiendo): Vale: siéntate y no digas nada,
hasta que no termine; la leeré para tí.
NARRADOR: Mari Gusana, con mucha solemnidad se sentó en la
hierba y se dispuso a escuchar la poesía de Gusanín que, sacando
fuerzas, sin dejar de suspirar, y desliando el papel muy despacio, co-
menzó a leer.
GUSANIN (declamando): ¡Mari Gusana / tan pequeña y jugueto-
na /tan graciosa y divertida / la más linda gusanita / t e quiero, mi vida! /
Mari Gusana, ¿te quieres casar conmigo ...? / por casa te daré una man-
zana / y allí viviremos felices / tendremos gusanitos / ¡qué linda
está la mañana ...!
MARI GUSANA (que no ha dejado de gesticular, mientras Gusa-
nín leía, se pone de pie y aplaude): iBieeen ...! iBieeen ...! iMe gusta, Gu-
sanín! ¿Y para decir eso has tardado tanto ...? El amor es más bonito
que la Primavera, que las flores, que los pájaros, que el sol...
SOL: ¡Qué gusanita más lista! ¡No la merece este tontorrón!
MARI GUSANA: ¿Decías algo ...? Una vez que estaba emocionada,
me has cortado. ¡Bueno: me es igual ...! iMe caso contigo, Gusanín!
GUSANIN (sorprendido):¿Y no tienes que pensarlo ...? ¿Así, de re-
pente, me contestas ...? ¿No te arrepentirás...?
MARI GUSANA (suspirando): ¡Ay, Gusanín ...! Lleva razón el sol:
eres un ton-to-rrón, ca-te-to...
GUSANIN (indignado): ¡No soy nada de eso! Y si has escuchado al
sol, ¿por qué te has callado ...?
40 @ narcea. s. a. de ediciones
MARI GUSANA: Porque llevaba razón: ieres más lento que un ca-
racol cojo o que una tortuga manca ...!
GUSANIN (cogiendo de un brazo a Mari Gusana): ¡Ea, se acabó!
¡Ahora mismo nos casamos! Que aquí si hay algún cateto, paleto, me-
lón y caracol, es ese insolente sol que, desde esta mañana, se está me-
tiendo donde no lo llaman ...
NARRADOR: Gusanín y Mari Gusana, cogidos de la mano, cami-
no adelante, se fueron felices en busca de una manzana.
MANZANA (alverlos llegar):¡Vaya parejita de chorlitos! Seré jugo-
sa, tierna y dulce para que sean felices, coman perdices y... igusanitos
tragones traigan a montones...!
NARRADOR: Juntos y para siempre, se instalaron en la manzana
y todos los días madrugaban para pasear por el campo y oler las flores
de la Primavera y sobre todo, para sacarle la lengua al sol y exclamar a
la par:
GUSANIN Y MARI GUSANA (sacándole la lengua al sol):
iHuumm...!
0 narcea, s. a. de ediciones
NARRADOR: Cuando llegó la noche, el rey montado en un caba-
llo blanco, y sabiendo que todo el Pueblo lo veía, salió a todo galope
de palacio. De pronto, en una esquina apareció un anciano con una
barba blanca, que le llegaba hasta el suelo, y un gran bastón en la ma-
no. El caballo, sin que el rey pudiera contenerlo, comenzó a dar pingos
y a relinchar. El rey, aturdido gritó:
REY (tirando de la brida). iSooo ..., caballo tonto ...! ¡Ni que hubieras
visto al demonio! iSooo! ¿Quién eres tú ...? (reparando en el anciano)
¿Qué haces aquí, viejo barbudo? ¿A dónde te diriges...? ¿De dónde
vienes...? ¡Has asustado a mi caballo...!
ANCIANO (con voz tenebrosa): ¡Soy un alma del otro mundooo,
que busco al Fantasma Caramba para meterme en su cuerpo...! ¿Lo
conoces tú ...? Me han dicho que es el mismísimo rey, y lo estoy espe-
rando para hacerle volar por los aires.
REY (rechinando los dientes de miedo y tartajoso): ¿Yo...? Que di-
ga, ¿el rey ...? Que diga, ¿el Fantasma Ca-ca-rambaaa...? ¿Qué di-
dices...? ¡No,no no, que diga sí, que diga, no, no; yo no lo conozco, yo
no lo he visto nun-nun-ca. Yo yo pa-pasaba por a-aquí y...!
ANCIANO (con el mismo tono de voz): Parece que te noto un poco
extraño. ¿Te pasa algooo ...?
REY (tratando de hablar con más serenidad): ¿Qué me iba a pa-
sar...? Es que..., ya sabes, es que ..., vaya que eso del fantasma ... del
rey, del...
ANCIANO: No tienes que preocuparte ... No tengo prisa ... Ya lo
atraparé, y le haré cosquillas en la planta de los pies, y...
NARRADOR: El rey, dejando al anciano con la palabra en la boca
y abandonando su caballo, salió corriendo dándose con los talones en
el culo. Por la mañana mandó echar a vuelo las campanas de todas las
Iglesias y reunir a sus súbditos en la plaza del Pueblo.
REY (arrepentidoy humilde):Ya podéis dormir tranquilos, amigos
míos. Esta noche pasada, todos me visteis salir, he hablado con el Fan-
tasma Caramba y hemos hecho un trato: a cambio de no volver más, le
@ narcea, s. a. de ediciones 47
ha dado una bolsa de monedas de oro y... idesapareció como por arte
de magia...! ¡Nunca más volverá...!
NARRADOR: El Pueblo entero celebró la valentía de su rey y nun-
ca más volvieron a tener miedo, y el anciano, que era un sabio que co-
nocía las bromas del rey, desapareció para siempre.
ANCIANO (en medio del escenario, frotándose las manos): iJe, je,
jeee ...! Moraleja: Si te ríes de los demás, un buen susto te pueden dar.
iAh ...!, y si te encuentras con un Fantasma Caramba, itírale, sin miedo,
de la sábana ...!
narcea. s. a. de ediciones
El viejo tronco
El viejo tronco
narcea. s. a. de ediciones 51
ARBOL(estirand0 las ramas sin conseguirlo y voceando): ¡Venid
aquí, pajaritos...! ¡Mis ramas están vivas y calientes todavía ...! ¡Venid...!
¡No os vayáis...! ¡Yo velaré vuestros sueños!
PAJAROS (tres o cuatro niños, vestidos de pájaros, revolotean al-
rededor del árbol): No te enfades -dice uno-, pero, si nos quedamos
en tus ramas, corremos el peligro de que se rompan y nos vayamos al
suelo. Están un poco viejas. O de que nos vean los cazadores -dice
otro-. Tus hojas están secas y no pueden arroparnos. Mejor que bus-
quemos otro árbol -dicen los otros-. Compréndelo, árbol. No te en-
fades. ¡Adiós...!
NARRADOR: Todavía se oían las voces del árbol llamando a los
pájaros, cuando apareció el hortelano con el hacha, cantando una ale-
gre canción:
HORTELANO (con un hacha, un saco y cantando): La vida es un
jardín de alegre Primavera. La vida es una fiesta, la vida es un fiestón.
La vida hay que vivirla con alegre corazón ...
NARRADOR: Y sin consideraciones, el hortelano comenzó a dar
hachazos sobre el árbol, despojándolo de todas sus ramas y de su
tronco que quedó tan chico que apenas si se elevaba una cuarta del
suelo. Una vez que lo hubo cortado todo, metió la leña en el saco y ex-
clamó, limpiándose el sudor:
LEÑADOR:¡Vaya trabajito...! ¡Estabas duro, manzano ...! Ahora ya
tendré leña para este invierno. Algún día, traeré una máquina y te sa-
caré las raíces para sembrar otro manzano que sea tan bueno como tú
y me dé ricas manzanas, dulces y jugosas.
NARRADOR: El tronco, al verse tan pequeño que parecía sólo una
cabezota rozando el suelo, comenzó a llorar.
TRONCO (gimoteando):¡Qué triste estoy...! ¡Ya no sirvo para na-
da ...! Ya no tengo ramas para cobijar a los pajarillos, ni tengo hojas pa-
ra cubrir sus nidos...! ¡Ay..., ay...! ¡Ya no vendrán los niños a sentarse de-
sombra, ni a hacer columpios en mis ramas...! ¡Ay..., ay.,.!¡Ya
bajo de -mi-,--
no Gndra el hortelano a regarme, ni las mujeres a comprar mis
ricas manzanas ...!
52 narcea. s. a. de ediciones
NARRADOR: Llegó el invierno. Una mañana amaneció todo ne-
vado. Encima del viejo tronco apareció como un sombrero de nieve
limpia y tierna. El tronco sentía cómo su corazón enfermaba de muer-
te. De pronto, oyó una vocecita que decía:
VOCECITA (suplicando): ¡Señor tronco, señor tronco, por favor!
¿quiere que entre en su casa...? ¡Tengo mucho frío...!
TRONCO (sorprendido):¿Y tú quién eres...? ¿Y por qué vienes a
mí que no tengo nada ...?
VOCECITA: Soy un gusano que ando solo por el mundo. No en-
cuentro sitio para vivir, porque como soy tan pequeño ..., necesito una
casa que sea bajita para poder subir y bajar sin caerme.
TRONCO (alegre):¡Claroque puedes quedarte...! Si te metes entre
mis cortezas, aunque no tenga ramas ni hojas, podrás calentarte ...
GUSANO: Y además no me comerán los pájaros que siempre an-
dan buscándome ... ¡Qué bien voy a estar ...! ¡Qué feliz soy...!
NARRADOR: Habían pasado tan sólo unas horas, cuando, de
nuevo se oyeron vocecillas que llamaban al tronco, y, que esta vez, co-
rrespondían a una araña, un caracol y unas cuantas hormigas.
ARAÑA (adelantándose):Señor tronco, ¿deja un sitio en su casa a
la araña hilandera que teje vestidos para la Primavera?
TRONCO (galante):Sea bien venida la araña hilandera. En mi ca-
sa encontrará finos hilos de seda.
CARACOL: ¿Y yo que saco mis cuernos al sol y me alimento de
verde hierba, puedo pasar con mi tienda ...?
TRONCO: ¡Sí, sí...! ¡Pasa, pasa, caracol...! En mi casa encontrarás
cerca la pradera y un rayito de sol.
HORMIGAS (dos o tres a la vez): Somos hormiguitas de las bue-
nas, hormiguitas del Señor, tenemos mucho frío, queremos vivir en
paz y amor.
TRONCO (muy contento): ¡Que pase todo el mundo a mi casa ...!
@ narcea, s. a. de ediciones 53
¡Viviremos todos en paz, que no hace falta ser grande para tener
felicidad...!
NARRADOR: Así, poco a poco, fueron llegando bichitos que se
iban haciendo sus casas dentro del tronco, que cada vez se sentía
más caliente y feliz con la vida que bullía en su corazón. Y, cuando lle-
gó la Primavera, de entre las cortezas y raíces, empezaron a salir crías
diminutas que correteaban el tronco y se echaban carrerillas, subien-
do y bajando por él. Y el viejo tronco volvió a ser feliz, porque cayó en
la cuenta de que viejo y jubilado, podía todavía dar felicidad.
narcea, s. a. de ediciones
El león Angelito
El león Angelito
@ narcea, s. a. de ediciones 57
NARRADOR: Los leoncitos hermanos, de oír a sus padres, empe-
zaron a llamarle diablillo, demonio.
LEONCITOS HERMANOS (a coro y burlándose de él): ;Eres un
diablillo rosquillo. ¡Eres un demonio coloniooo!
LEONCITO TRAVIESO (gritando): ¡Eso seréis vosotros, tontos
leones que tenéis caras de tostones ...! ¡Yo soy un angelito, un angelito
del cielo con sabor a caramelo y a pastel de miel ...! (sacándole la len-
gua) iHumm...!
UN LEONCITO (haciéndole burla): León angelito, cara de pito,
¿me dejas tus alas para volar un poquito?
OTRO LEONCITO (haciendo burla también...): Caramelo de li-
món, ¿me dejas darte un lametón ...?
LEONCITO TRAVIESO (haciendo como que vuela): ¡Soy un an-
gelito que puedo volar y al cielo llegar...! ¡Leonestostones, tontorrones
y melones ...!
NARRADOR: Un día por la tarde se salió de la guarida, mientras
sus padres dormían la siesta y se fue a dar un paseo por la selva. Se en-
contraba a gusto entre los matorrales, oyendo el canto de los pájaros,
el chillar de los monos y, de vez en cuando, unas explosiones que no
sabía lo que eran. Poco, a poco, y con mucha curiosidad, se fue acer-
cando hasta un lugar donde unos cazadores hablaban:
UN CAZADOR: ¡Qué buen día hace! Estamos a medio día y ya he-
mos conseguido buenas piezas ... ¡Ojalá siga la racha y consigamos
un león ...!
OTRO CAZADOR: ¡El león es mi preferido, y si es joven, mejor! Lo
disecaré y lo pondré en mi museo de animales salvajes...
NARRADOR: El leoncito travieso, al escuchar aquellas palabras
tuvo miedo y quiso salir corriendo, pero tropezó e hizo mucho ruido.
Los cazadores volvieron la vista y...
CAZADOR PRIMERO: ¡Un león ...! (gritando a sus compañeros)
¡Venid corriendooo ...! ¡Tengo atrapado a un león ...!
58 @ narcea. s. a. de ediciones
CAZADOR SEGUNDO (llega jadeando): ¿Dónde está ...? ¡Quiero
verlo ...! ¡Quiero matar1000 ...!
CAZADOR TERCERO (también alterado): iDejádmelo a mí...! ¡Yo
me encargaré de ese león malo ...! ¡Le daré dos tiros y le saltaré la tapa
de los sesos...!
NARRADOR: El leoncito, que se encontraba atrapado entre los fu-
siles de los cazadores, suplicó:
LEONCITO (suplicando): ¡No me matéis, por favor! iYo soy un
león bueno! Lo que pasa es que me gusta jugar y reír, pero soy un
angelitooo....
CAZADOR PRIMERO (riendo y haciendo burla): ¿Habéis oído
eso...? ((Megusta jugar y reír, pero soy un angelitooo...»
CAZADOR SEGUNDO (con desprecio): iEstá loco de remate, el
pobre animal ...! ¡Un angelito...!
CAZADOR TERCERO (a carcajadas): ¡Un angelito melenudo que
en vez de alas gasta garras y pezuñas ...! iJaaa, jaaa ...!
CAZADOR PRIMERO: ¡Acabemos con él de una vez ...!
NARRADOR: Y sin pensarlo más, cogió su fusil, apuntó al leoncito
y... iPlaf ...!, de un balazo lo dejó tirado en el suelo. Pero nada más ce-
rrar los ojos, aparecieron unos ángeles que tirando de él se lo llevaron
al cielo y se lo presentaron a San Pedro.
ANGELES (a coro): Hemos recogido a este leoncito juguetón, que
dormía en la hierba como un lirón, queremos que sea un ángel de ver-
dad, y para eso, unas alas le pondrás.
SAN PEDRO (mirándolo de arriba abajo, con cariño y ternura): Es
verdad. Tiene cara de bueno. Le pondré unas alas y será un an-
gelito.
NARRADOR: Y San Pedro sacó de un saco blanco como la nieve
dos alitas que le colocó en la espalda al angelito.
SAN PEDRO: ¡Hala, a volar, a jugar ...!
@ narcea, s. a. de ediciones
NARRADOR: Estaba hablando San Pedro, cuando el leoncito
abrió los ojos. Al verse las alas, comenzó a dar saltos de alegría.
LEONCITO (saltando y gritando): iVivaaa...! ¡Soy un angelitooo!
¡Soy un angelitooo...! iBieenn ...! ¡Ahora se enterarán esos tontos leo-
nes que son mi familia...!
NARRADOR: Y volando y saltando corrió hasta la guarida donde
sus padres y hermanos lloraban por su desaparición.
LEONCITO (alegre y feliz): ¡Hola troncos ...! ¿Qué hacéis con esa
cara de melones...? ¡Venga, decidme ahora demonio...! (dándose la
vuelta) ¡Mirad lo que tengo!
TODA LA FAMILIA (asombrados): iOh ...! ¡Tiene alas...!
LEONCITO (canturreando):¡Soy un angelitooo...! ¡Soy un angeli-
tooo ...! iTomaaa ...!
0 narcea. s. a. d e ediciones
La tortuga y
la mariposa
La tortuga
y la mariposa
narcea. s. a. de ediciones 63
despertó al oír los llantos d e la mariposa. Bostezó ruidosamente y
preguntó:
TORTUGA (alcanzó la voz): ¿Quién llora-por ahí...?
MARIPOSA: iA mí, a mí, por favor ...! isocorrooo ...! iAuxiliooo ...!
TORTUGA (acercándose lentamente): ¿Qué te sucede, mariposa?
¿Por qué gritas d e esa manera ...? ¿Te has perdido ...?
MARIPOSA (retirándose y haciendo ascos): iUf ...! ¡Qué bicho más
feo...! Eres como una vieja con un cascarón sucio encima. ¡No te acer-
ques ...! ¡No te acerques...!
TORTUGA (muy tranquila): No me importan tus insultos, porque
yo soy feliz así, pero tú, en cambio, estás llorando y pidiendo socorro.
Si quieres decirme lo que te pasa, a lo mejor puedo echarte una
mano.
MARIPOSA: ¿Ayudarme tú ...? iImposible, imposible ...!
TORTUGA: ¿Y tú cómo lo sabes...?
MARIPOSA: Porque yo no quiero que me ayude un bicho tan feo y
sucio como tú. ¡Cómo ibas a manchar mis alas ...! Yo soy muy delicada
y el roce con tu cascarón de piedra me haría daño.
TORTUGA: No estoy sucia. Es mi color. Yo todos los días me ba-
ño. ¿Qué te has figurado, so presumida y tonta ...?
MARIPOSA: De todas formas: no me gustas por amiga ...
TORTUGA: Ni tú me gustas a mí. Así que ya me voy a seguir dur-
miendo que va a empezar a helar ahora mismito.
NARRADOR: Apenas había terminado d e hablar la tortuga, cuan-
do una bocanada d e aire le hizo perder el equilibrio a la mariposa, ti-
rándola fuertemente contra el suelo. La mariposa intentó levantarse
pero no podía, porque se había roto un ala.
MARIPOSA (llorando a gritos): iSocorrooo...! isocorrooo ...! ¡Bicho
feo, vuelveee ...! isocorrooo ...!
64 narcea, s. a. de ediciones
NARRADOR: La tortuga, que apenas si había dado unos pasos, le-
vantando la voz contestó:
TORTUGA: Escucha, mariposa presumida. Si quieres algo de mí,
tendrás que empezar por llamarme por mi nombre: me llamo tor-tu-
ga. ¿Has oído...? Después, me pedirás por favor lo que quieras de mí.
Adios: me voy a dormir. Ya te lo dije.
MARIPOSA (suplicando):¡Nome deje sola, por favor...! iNo me de-
je sola Doña tor-tu-ga...! ¡Si se va me moriré ...! ¡No puedo moverme...!
¡No quiero morir ...! ¡Yo quiero vivir para cuando llegue la Prima-
vera ...!
TORTUGA: ¡Está bien ...! Voy por ti. No te muevas Pasarás la no-
che conmigo, y mañana pensaremos qué se puede hacer.
NARRADOR: La tortuga caminó hasta donde había caído la mari-
posa. Se acercó a ella, que temblaba de frío y miedo, y levantando un
poco su caparazón, dijo:
TORTUGA (levantando un poco el caparazón): Entra con cuidado
y cerraremos bien la puerta para que no nos alcance el viento, ni la es-
carcha que ya ha empezado a caer.
MARIPOSA: ¡Qué buena eres, tortuga! Gracias. ¡Qué bien se está
aquí...! Este cascarón es una casita de verdad. ¡Qué tonta era yo y qué
equivocada estaba ...!
NARRADOR: Y la tortuga y la mariposa se echaron a dormir
tranquilamente.
O narcea, s. a. de ediciones
El rey de la corona
de hielo
La hoja seca
El rey
-
corona
de hielo
o narcea, s. a. de ediciones 69
NARRADOR: Una noche, el hombre, sentado en la cama sin po-
der dormir, se daba golpes en la cabeza y repetía:
HOMBRE (dándose golpes en la cabeza): ¡Qué desesperado es-
toy ...! ¿Qué haría yo para ser rey ...? (pensando)He oído contar que hay
quien vende su alma al diablo, pero ... no, no, eso no, que me puede lle-
var a las calderas de Pedro Botero y... iuf, qué miedooo ...!
NARRADOR: De pronto, una luz apareció en la pared de la habita-
ción, y de ella salió un mago que se le acercó:
MAGO (con mucha suavidad):¿Qué te pasa, buen hombre ...? ¿Por
qué no duermes...? Te oigo y te veo preocupado todas las noches
y...
HOMBRE (sorprendido y poniéndose de pie de un salto):¡Anda...!
¿Y tú quién eres...? ¿De dónde has salido...? Si eres el demonio, vete,
corriendo, porque yo no te he llamado ... No quiero nada contigo... ¡Ve-
te, veteee ...!
MAGO: Pero...,¿qué dices...? ¿Estás borracho o qué ...? Yo soy feo,
pero nadie me ha dicho que me parezca al diablo.
HOMBRE (más tranquilo): Perdona, hombre ..., bueno, o lo que
seas, pero ... como has aparecido así...
MAGO: Es que soy el mago de la pared y, aunque tú no me veas,
yo sé todo lo que haces y hasta lo que piensas.
HOMBRE: Si eres el mago que dices, lo debes saber ya.
MAGO: No importa. Para poder ayudarte, tendrás que expresar-
me tu deseo. Así que suelta por tu boca.
HOMBRE (suspirando): ¡Ay...! Mi deseo es algo muy grande que,
como dice mi mujer, jamás, jamás podré alcanzar.
MAGO: Habla. Tal vez yo pueda ayudarte...
HOMBRE (riendo a carcajadas): ¿Ayudarme tú, pedazo de pa-
red ...? ¿Me tomas el pelo o me crees un idiota...?
70 narcea, s. a. de ediciones
MAGO: Dime lo que tanto deseas y ya veremos qué puedo
hacer.
HOMBRE: No puedes hacer nada, pero te lo contaré. La verdad es
que tengo ganas de hablar con alguien porque mi mujer no me com-
prende. Mi deseo, por lo único que daría parte de mi vida, si fuera pre-
ciso, es ser rey, con trono, corona y muchos, muchos súbditos que
me obedezcan.
MAGO: ¿Y eso es todo ...? El ser rey es cosa fácil. Lo difícil es saber
gobernar y mantener la paz en el Pueblo, y ser justo y..., pero, bueno, si
tanto lo deseas, yo te ayudaré a ser rey.
NARRADOR: Y diciendo esto, el Mago desapareció como había
aparecido, dejando al hombre asombrado y gritando:
HOMBRE: ¡No te vayaaas...! ¿No decías que podías ayudarme...?
¡Vaya poderes chungos que tienes...! ¡Tú sólo eres un pedazo de pared
vieja y arrugadaaa ...!
NARRADOR: Estaba gritando el hombre, cuando, de nuevo, apa-
reció el mago, portando en las manos una corona de hielo.
MAGO (colocándole la corona sobre la cabeza): Toma esta coro-
na; ya eres rey. Todo el mundo, cuando te la vea, se inclinará ante ti,
pero ten en cuenta que esta corona es de hielo...
HOMBRE (restregándose las manos): ¡No importa, no impor-
taaa ...! ¡Aunque..., sisí; está fría esta corona...!,pero no importa. Ya me
la calentaré con el brasero.
MAGO: Te la puedes calentar con lo que quieras, pero solamente
se derretirá, gota a gota, con tu mala gestión como rey. ¿Me en-
tiendes ...?
HOMBRE (emocionado y confuso): ¡Sí, sí, cuando haga mal la di-
gestión, cuando coma gazpacho y salchichas, cuando ...!
MAGO: Mira, que te lo explique tu mujer que es lista y entiende las
cosas como son...
72 @ narcea, s. a. de ediciones
NARRADOR: Sin darse cuenta, la corona, tal y como le había
anunciado el mago, comenzó gota a gota a derretirse. Y sucedió que
un día, los habitantes de otro lugar invadieron el Pueblo en son de
guerra. Los súbditos acudieron a su rey para pedirle que intervi-
niera.
SUBDITOS: iAuxiliooo...! !Socorrooo...! ¡Te necesitamos, rey ...!
REY (gritando): ¡Fuera, fuera de aquí...! Sólo acudís a mí cuando
tenéis problemas ... ¡Fuera, fueraaa ...!
UN SUBDITO (tranquilo y sosegado): Está bien: nos iremos, pero
nombraremos otro rey que nos defienda y proteja ...
NARRADOR: El rey, al escuchar aquellas palabras, rápidamente
cambió de actitud. Poniéndose de pie, exclamó:
REY: iSilencioooo...! Yo soy vuestro rey y señor,
'
y yo arreglaré los
problemas de mi Pueblo. iA ver, mi corona...!
MUJER (tímidamente y asustada): Es que ... Será mejor que ... No sé
si...
REY (como loco): ¡Mujertonta, retonta de capiroteee ...! ¿Se puede
saber qué dices, o mejor dicho, que no dices, o qué es lo que quieres
decirme y no sueltas prenda? No hace falta que te molestes. Yo mismo
cogeré mi corona ...
NARRADOR: El rey, sofocado y nervioso, fue a coger su corona,
pero no había tal. La corona estaba deshecha en un charquito de agua
sucia. Los súbditos, al verlo en el trono sin corona, empezaron a reírse
a carcajadas.
SUBDITOS (a grandes y ruidosas carcajadas): iJaaa, jaaa, jaaa
jaaa, jaaa ...!
REY (dando golpes con los pies y con las manos): iSilenciooo!¡Soy
vuestro rey! Mandaré que os azoten ... iVillanooos...! ¡Desagradecidos,
malos vasallooos ...!
NARRADOR: Pero los súbditos cada vez se reían más y excla-
maban:
narcea. s. a. d e ediciones
Día de la
Constitución
Día de la
Constitución
NARRADOR: Esto era una vez un País que s e llamaba España. Los
ciudadanos d e aquel País decidieron un día ser libres y, a voces, grita-
ban y pedían:
CIUDADANOS (pueden ser los espectadores): ¡Queremos ser li-
bres ...! ¡Queremos ser libres...! ¡Queremos ser libres...!
NARRADOR: Los hombres importantes d e España se preocupa-
ron y decidieron reunirse para pensar cómo solucionar aquel pro-
blema.
HOMBRE PRIMERO: ¿Habéis oído ...? El pueblo pide libertad.
Los hombres y las mujeres quieren ser libres. ¿Qué podemos
hacer ...?
HOMBRE SEGUNDO: ¿Las mujeres también ...? ¿Dónde s e ha
visto q u e las mujeres quieran ser libres ...? ¡Buena la iban a liar ...!
No querrían cocinar. No querrían fregar. No querrían coser,
planchar ...
o narcea, s. a. de ediciones 77
HOMBRE TERCERO: ¡No exageres, hombre...! Yo creo que debe-
ríamos llamar a alguna mujer para que juntos pensáramos cómo se
puede vivir en libertad.
NARRADOR: Y decidieron llamar a las mujeres.
HOMBRE PRIMERO (a voces): iMariaaa ...! iIsabeee1...!
(Entran dos mujeres).
MUJER PRIMERA: ¿Se puede saber qué bicho os ha picado...? ¡A
qué vienen esas voces ...? ¡Ni que estuviéramos sordas ...!
MUJER SEGUNDA (con arrogancia): iA mí, para guisar, no me
llaméis. ¡Ya estoy harta de servir siempre a todos vuestros capri-
chos...!
HOMBRE TERCERO: ¡Que no, mujer, que no es para eso! Quere-
mos contar con vosotras porque tenemos un problema.
MUJER PRIMERA: ¡Un problema...! ¿Qué problema...?
HOMBRE PRIMERO: ¡Escuchad, escuchad ...!
CIUDADANOS: ¡Queremos ser libres...! ¡Queremos ser libres...!
¡Queremos ser libres...!
HOMBRE PRIMERO: Ya habéis oído. El pueblo quiere libertad,
pero, ¿cómo se come eso, tíos...?
HOMBRE SEGUNDO: ¡Pues sí que eres tú listo! ¡No sé para qué
quieres ese cabezón que Dios te ha dado...! Vivir en libertad es vivir a la
bartola. Es decir, haciendo cada uno lo que le salga de las mismí-
simas narices...
HOMBRE TERCERO: Pero, ¿qué dices, tío...? Si cada uno hiciera
lo que quisiera... ipara qué el mogollón que se iba a liar ...! La gente ro-
baría, mataría ... ¡no, no...! ¡Eso no puede ser así...!
MUJER PRIMERA: ¡Claro que no puede ser así! Tenemos que
pensar y buscar una fórmula, una manera que nos permita vivir en li-
bertad pero sin molestarnos los unos a los otros. Yo no quiero que la
gente tenga libertad para entrar en mi casa, cuando le venga en
gana ...
78 0 narcea, s. a. de ediciones
MUJER SEGUNDA: Ni yo quiero que la genta tenga libertad para
meterse conmigo, cuando vaya por la calle o cuando salga a comprar,
o cuando vaya en el autobús... ¡No, no ...! Hay que pensar.
NARRADOR: Los hombres y mujeres estaban preocupados. Por
eso decidieron sentarse y pensar sin prisas.
(Se sientan todos y, durante unos instantes, piensan).
MUJER SEGUNDA (de pronto): ¡Tengo una idea ...! Pensaremos
en unas normas que siervan para todos por igual. Las escribiremos y
en ellas se harán constar derechos y deberes de todos los ciudadanos
del pueblo español. Y todo el mundo las tendrá que cumplir, o de lo
contrario ... ia chirona...! ¿Qué os parece ...?
HOMBRE SEGUNDO: ¿Iguales, igualitas para todos ...? ¿Para los
gitanos...? ¿Para los viejos...? ¿Para las mujeres...? Pero, ¿qué pintan en
todo esto las mujeres...? Mi mujer, ¿con derechos...? Eso no puede ser.
¡Para qué la que se iba a liar en mi casa!
MUJER PRIMERA: iMachistaaa ...! iRacistaaa...!
MUJER SEGUNDA (se dirige a las mujeres del Pueblo y con ges-
tos pide que lo abucheen), (grita):¡Las mujeres también somos perso-
naaas...! iFueraaa...! iFueraaaa ...!
HOMBRE PRIMERO (poniendo orden):No me parece mal la idea
de la ciudadana María. Haya paz y prosigamos. ¿Cómo llamaríamos a
estas normas ...?
MUJER SEGUNDA: Pues, eso, normas, leyes o Constitución. Te-
nemos que modernizarnos.
HOMBRE SEGUNDO: ¿De dónde te has sacado esa palabreja ...?
Consti-tu-ción. Eso me suena a jamón, melón ...
MUJER SEGUNDA: ¡Cateto00...! iA ver si te compras un dicciona-
rio...! Cons-ti-tu-ciónquiere decir..., eso; lo que estamos diciendo: con-
junto de normas o leyes para gobernar un país de forma que se le dé
un trato igual a todos los ciudadanos ...
HOMBRE SEGUNDO: ¿Mi mujer igual que yo...? ¿El cojo de los
@ narcea, s. a. de ediciones 79
periódicos, que no puede correr, igual que yo...? ¿Dónde se ha
visto eso...?
MUJER PRIMERA: Eso se ha visto en muchos países, y se llama,
para que te enteres, DE-MO-CRA-CIA.
NARRADOR: Y decidieron escribir las normas y ponerle el nom-
bre de Constitución Española. Cuando, después de muchos días de
trabajo, terminaron, uno dijo:
HOMBRE PRIMERO (estirándose): ¡Estoy reventado ...! ¿Qué día
es hoy ...? ¡Se me ha olvidado hasta en el día que vivo...!
HOMBRE TERCERO: Hoy, pedazo melón, es seis de diciembre de
mil novecientos setenta y ocho y para siempre, en España, este día se
celebrará el día de la Constitución. ¡Hoy es un día grande...!
HOMBRE SEGUNDO: iY tan grande ...! ¡Cuando mi mujer se ente-
re de que tiene derechos igualitos que los míos, seguro, seguro que me
pone a hacer biberones ...!
LAS DOS MUJERES: ¡A pelarla, machista...! ¡Vivamos ya en una
democracia ...! ¡Viva la Constitución...! ¡Viva España ...!
(Se puede terminar poniendo la música del Himno Nacional).
o narcea. s. a. de ediciones
Quiconete
Quiconete
@ narcea, s. a. de ediciones 83
TIA TOMATA: Pero no podemos descuidar el alimento de nues-
tros animales. Tendremos que trabajar mucho para que el maizal re-
sulte verde y fresco como un jardín.
TI0 HINOJOS: No te preocupes por eso, mujer. Regaremos, es-
cardaremos, abonaremos y... buenos, mimaremos nuestros maíces
hasta que las mazorcas estén bien granadas y secas.
NARRADOR: Y el Tío Hinojos y la Tía Tomata, de sol a sol, traba-
jaban la tierra y cuidaban a sus animales, sobre todo a los cerdos que
comían y engordaban que parecía que les inflaban con la bomba de
una bicicleta. Cuando pasó algún tiempo, el maíz había crecido tanto
que sus hojas cubrían y pasaban las cabezas del matrimonio que, a ve-
ces, ni se veían y tenían que hablar a voces:
TI0 HINOJOS: ¡Qué buena cosecha tenemos este añoooo ...!
TIA TOMATA (perdida entre las matas y a voces): ¿Que te prepare
un baño ...?
TI0 HINOJOS (también a voces): ¿Qué te has hecho daño ...?
TIA TOMATA: ¿Qué dices, ahora, del cañooo...?
NARRADOR: Y así, hechos un lío, pasaban el tiempo, trabajando
en el maizal. Y, cuando las mazorcas se pusieron doradas, el matrimo-
nio las fue recogiendo, una por una desgranándolas y embasándolas
en sacos, sin dejar de repetir.
TI0 HINOJOS: Cómo se van a poner nuestras gallinas y nuestros
cerdos ...! Podremos vender huevos y carne en el mercado del pueblo ...
¡Este será el mejor año de cosecha de nuestra vida ...!
NARRADOR: Un grano de maíz, al oír las palabras del Tío Hinojos,
se puso muy triste y comenzó a llorar:
GRANO DE MAIZ (llorando: iBuaaa...! ibuaaa ...! ¡Yo no quiero que
me coman los cerdotes ni las gallinas...! isocorrooo...! iAuxiliooo...! No
quiero morir entre los dientes de un feo cochinooo ...! ¡No quiero morir
en el buche de una fea gallinotaaa...! iBuaaa ...! isocorrooo...! ¡So-
corrooo ...!
84 @ narcea, s. a. de ediciones
NARRADOR: Pero por más que el pobre grano de maíz gritaba y
lloraba, nadie acudía en su ayuda. Así que, pensando, pensando,
se dijo:
GRANO DE MAIZ (dejando de llorar): Esta visto que nadie va a
ayudarme. Me las tendré que arreglar solo y tendré que darme prisa, si
quiero escapar, y me escaparé, correré, me esconderéee... ¡Cardostra-
gones, comilones y meloneees ...!
NARRADOR: El grano de maíz salió corriendo del campo, cuando
el Tío Hinojos estaba a punto de meterlo en un saco, pero, nada más
escapar, oyó a la Tía Tomata que bostezaba y exclamaba:
TIA TOMATA (bostezando): iAaaaa ...! ¡Qué hambre y qué sueño
tengo ...! Me voy para la casa, marido. Te prepararé un buen plato de
sopa y unos huevos fritos con patatas ...
GRANO DE MAIZ (haciendo aspavientos): ¡Mi madre ...! Como no
me esconda pronto, esta Tomata de mofletes de payaso me cogerá y
me echará a sus animaluchos tragones...
NARRADOR: Y corriendo, corriendo, que se daba con los talones
en el trasero, llegó a la cocina de la Tía Tomata y se escondió debajo
de una sartén.
GRANO DE MAIZ: ¡Vaya carrera ...! ¡Aquí no me verá ...! ¡Aquí estoy
seguro...!
NARRADOR: De pronto, la Tía Tomata entró en la cocina can-
tando:
TIA TOMATA:
A la lima y al limón
pan de higo y salchichón.
A la lima y al limón,
huevos fritos con jamón.
A la lima y al limón,
leche frita con melón.
NARRADOR: En unos instantes, y sin darse cuenta, el grano de
Q narcea, s. a. de ediciones 85
maíz se encontraba dando vueltas en la sartén entre los huevos y
el aceite.
GRANO DE MAIZ: ¡Qué calorcito...! ¡Para mí que me estoy achi-
charrando la mollera ...! iY qué pringoso y mareado estoy...!
TIA TOMATA (dando vueltas a la sartén):
Mi carro me lo robaron
cargadito de jamones
imalditos, malditos ladrones!
¿Dónde estará mi carro...?
¿dónde mis ricos jamones ...?
narcea. s. a. de ediciones
El pez bueno y
el cocodrilo malo
La hoja seca
El pez bueno
y el cocodrilo malo
0 narcea, s. a. de ediciones 91
a la orilla, he visto una trampa. no pases por allí. Vente, si quieres a
dormir a mi casa, pero, mira bien por dónde pasas. Ese cocodrilo se
merece un escarmiento.
NARRADOR: El pez, haciendo caso de su amiga la rana, daba
vueltas y revueltas por no caer en las trampas del cocodrilo, y de esta
forma, y gracias a la ayuda de su amiga la rana, que siempre andaba
saltando de un lado para otro, lograba escapar de los dientes del
cocodrilo.
Pero, un día, el pez se equivocó de camino y cayó en la trampa.
PEZ (llorando y gritando: iBuaaa...! iSocorrooo...! iAuxiliooo...!
¡Que me come el cocodriloooo ...! iBuaaa...! iBuaaa...!
NARRADOR: La rana, que volvía de dar un paseo, reconoció la
voz de su amigo el pez y fue corriendo a ayudarle.
RANA (gritando): ¡No tengas miedooo ...! ¡Allá voy ...!
NARRADOR: Y la rana ayudó a su amigo a liberarse de la trampa
donde había caído. Pero el pececillo pasó tanto miedo que decidió no
salir más de su casa. La rana lo visitaba y aconsejaba:
RANA: Tienes que salir. No puedes estar siempre escondido. No
se puede vivir siempre asustado ...
PEZ (tembloroso):¡Soytan pequeño ...! ¡Soy tan poca cosa ...! ¡El co-
codrilo es tan grande y tan fuerte...!
RANA: ¡Tonterías...! El ser pequeño no es una excusa para ser co-
barde. ¿Sabes qué se me está ocurriendo ...?
PEZ: ¿Qué...? No pienses cosas raras que me da mucho miedo.
Además, en cuanto se mueve el cocodrilo, enturbia de barro el agua y
no hay quien vea ...
RANA: Pues ... (dando saltos) ¡Le pondremos una trampa ...! Espe-
raremos a que se vaya o a que se duerma ...
PEZ: Mejor esperar a que se duerma. Si está fior ahí, se puede pre-
sentar cuando menos lo esperemos.
NARRADOR: La rana y el pececillo se pasaron una noche entera
92 O narcea, s. a. de ediciones
preparando una trampa al cocodrilo, que roncaba que parecía una
locomotora. Por la mañana, el cocodrilo se despertó temprano y
exclamó:
COCODRILO (desperezándose): Hoy tengo gana de divertirme.
Voy a ver si le doy un buen susto al tontorrón ése que tiene cara de alfi-
ler asustado. Me lo voy a meter en un colmillo y lo voy a pasear por to-
do el río.
NARRADOR: Y dicho esto, el cocodrilo se arrojó al agua can-
tando:
¿Dónde estás, pececillo tontorrón?
Tienes cara d e alfiler,
tienes la cola al revés.
¿Dónde estás que te quiero comer?
narcea, s. a. de ediciones 93
Te vamos a soltar, pero no vuelvas a ser un cocodrilo malo, sino un co-
codrilo bueno, amigo de los peces y de todos los animalillos del
río.
RANA: Y dale gracias al pez, porque, si no es por él... ite podías ha-
ber secado ahí! A ver si aprendes la lección: la fuerza no está en ser
grande, muy grande de corazón.
o narcea, s. a. de ediciones 97
bandadas, se detenían allí, pero, tras breves instantes, alzaban de nue-
vo el vuelo en busca de otros lugares más cómodos y calientes
para dormir.
(Tres niños, vestidos de pájaros, entran en el escenario, haciendo
como que vuelan).
PAJARO PRIMERO (mirando a lo largo y ancho del jardín): ¿Dón-
de estamos ...? Este sitio parece tranquilo. ¿Qué os parece si nos que-
damos aquí a dormir ...? ¡Estoy rendido! Hoy me he visto negro para
encontrar comida. ¡Menos mal que un amigo me avisó de un buen sitio
al otro lado del río, pero ... (bostezando), iaaaa ...! Me caigo de sueño.
PAJARO SEGUNDO (haciendo aspavientos): Pero, ¿qué dices?
¿Quedarnos en un sitio como éste...? Tú estás majarón. ¡Si esto parece
una plantera de cebollas ...! ¡Pero si esto está más pelado que la calva
de mi bisabuelo ...! Yo también lo he pasado mal esta mañana; tuve
que separar a dos amigos que se peleaban por un gusano, pero ....
¿quedarme aquí...? ¡Qué locura!
PAJARO TERCERO (tiritando): iHuy, huy ...! ¡Que me congelo,
tíos! Que me estoy quedando más tieso que la pata de Perico. Que,
que queee ... me tiembla el pi ... pi ... co...
NARRADOR: Y los pájaros se iban de allí en busca de otros árbo-
les que los arropasen con sus ramas y jojas. De igual forma, cuando lle-
gaba la mañana, alguna que otra mariposa se daban una vuelta por allí
para comprobar para cuándo más o menos abrirían los capullos
sus hojas.
(Aparecen dos niñas vestidas de mariposas).
MARIPOSA PRIMERA (sin dejar de corretear el escenario): ¡Qué
mala, pero qué requetemala noche he pasado ...! ¡Estoy nerviosa ...! Y
todo porque ayer un grandullón, un manazas, en el jardín de las Lu-
nas, intentó cazarme para su colección. ¿Te lo imaginas...? ¡Qué manía
la de pincharnos como si fuéramos una patata frita ...! Estaba tan entu-
siamada bebiéndome el néctar de una rosa cuando... ipimbaaa!, un ni-
ño, que pasó junto a mí, me mandó, de un empujón, a tomar viento, y...
¡menos mal, porque gracias a eso, pude salvarme.
MARIPOSA SEGUNDA (presumiendo): iEs que somos tan gua-
98 0 narcea, s. a. de ediciones
pas! ¡Es que somos tan delicadas...! ¡Es que somos tan finas...! Es que
somos... (cambiando de tono) Oye, ¿sabes que te digo...? Que po-
dríamos quedarnos a vivir en este jardín. Aquí nadie nos cazaría. Hay
tan poca cosa en este jardín ...
MARIPOSA PRIMERA: Es que esto no es un jardín; esto es más
bien un churro. Aquí nos quedaríamos más flacas que un alfiler y más
canijas que una purga. Yo no me quedo. Yo, ahora mismo, me voy. Si
tú prefieres quedarte, allá tú, que vas a tener que pasar diez veces para
que se te vea.
MARIPOSA SEGUNDA: No, no, no; yo me voy contigo. ¡Chao,
plantas peques ...! ¡Sois muy parvulitas para nuestro apetito...!
MARIPOSA PRIMERA (riendo a carcajadas): ¡Que os alimentéis
bien y os alegréis un poco que con esta penuria ...! iJaaa, jaaa ...!
NARRADOR: Pero poco a poco, los árboles fueron creciendo y lle-
nándose de ramas y hojas, y los rosales de tiernas yemas, primero, y de
verdes capullos, después. Y cuando llegó la primavera, el jardín se ha-
bía convertido, con los cuidados del jardinero, en el más bonito de to-
da la ciudad. Los árboles, cubiertos de hojas cantaban a coro con
los rosales:
(Niñosy niñas que, como pequeños arbolitos han permanecido to-
do el tiempo acurrucados y como dormidos, poco a poco se estiran
hasta quedar totalmente erguidos. Todos cantan con la musiquilla de
Jardinera tú q u e entraste e n el jardín del amor...).
Pajarillos tontorrones
ya tenéis donde dormir,
venid todos a nuestras ramas
q u e ya somos un jardín.
Y a tenéis donde comer,
presumidas mariposas,
venid todas a nuestras flores
q u e ya somos lindas rosas
NARRADOR: Y los pájaros y las mariposas regresaron al jardín.
(Aparece una pareja de pájaros que busca árbol para hacer su
nido).
o narcea. s. a. de ediciones 99
PAJARO: Bueno, ¿qué te parece este jardín ...? Yo creo que es el ci-
tio ideal para que nuestras crías vivan felices. ¿No te parece ...?
PAJARA (vacilando):¡No sé, no sé...! Encuentro este lugar dema-
siado cuidado. Quiero decir que habrá poca comida y tendremos que
alejarnos mucho del nido para buscarla, y puede que algún niño haga
daño a nuestros pequeños ...
PAJARO: ¡Qué cosas se te ocurren, pájara mía! Eso lo hacían los
niños de antes. Ahora es diferente. Ellos cuidan y aman a los pá-
jaros y...
PAJARA: ¿Y si con los tirachinas hacen blanco en nuestros hueve-
cillos...? ¿Y si se llevan los nidos...?
PAJARO: Que no, que no tienes que ser tan mal pensada, que los
niños no hacen esas cosas...
PAJARA (poco convencida): Bueno ... Si tú lo dices... Si a tí te pare-
ce bien ...
NARRADOR: Y así, los pájaros se iban quedando a anidar en
aquel bello jardín, cuyos árboles y plantas seguían insistiendo en
su canción:
(Vuelven a cantar).
Pajarillas juguetones
ya tenéis donde anidar
que las hojas que tenemos
calorcito os darán.
Ya tenemos rico neCtar,
delicadas mariposas,
que lo sacaron del alma
las más puras y bellas rosas.
NARRADOR: Y la canción de aquel jardín llegó también a las ma-
riposas que se relamían de gusto, posándose de flor en flor.
(Aparece una mariposa que anda como escondiéndose para no
ser vista por las demás).
MARIPOSA: iHuy...! ¡Qué solitario se ha quedado el jardín! iHmm!
@ narcea, s. a. de ediciones
Leyenda del
árbol de Navidad
Leyenda del árbol
de Navidad
@ narcea. s. a. de ediciones