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Transfusión de sangre

La transfusión de sangre es un procedimiento médico que consiste en hacer pasar sangre


o alguno de sus derivados de un donante a un receptor para reponer el volumen
sanguíneo, mejorar la hemoglobina y la capacidad de transporte de oxígeno y otras
sustancias, corregir los niveles séricos de proteínas o para compensar un déficit de los
componentes de la sangre.
La transfusión de sangre está indicada para el tratamiento de pacientes que, en un
momento determinado, presentan una carencia de componentes sanguíneos que no
puede ser sustituida por otras alternativas. Por ejemplo, algunos pacientes con cáncer
pueden necesitar transfusiones de concentrados de hematíes o de plaquetas porque
durante la quimioterapia la médula ósea puede perder temporalmente la capacidad de
fabricar nuevas células sanguíneas. O personas con hemofilia, una enfermedad que
afecta a la capacidad de la sangre para coagularse, necesitan plasma o los factores de
coagulación contenidos en el plasma para favorecer la coagulación y prevenir posibles
hemorragias internas.

Aspectos éticos y legales de la transfusión sanguínea


La transfusión sanguínea es un recurso terapéutico aceptado por las ciencias
médicas y todavía de inigualable beneficio en pediatría, particularmente útil en las
áreas de neonatología, hematología, oncología, traumatología, medicina crítica.
Su empleo, muchas veces representa la diferencia entre una buena o mala
evolución; sin embargo, a pesar de sus beneficios indiscutibles, la transfusión es
un procedimiento con riesgo, ya que puede dar origen a serias complicaciones,
incluso mortales. Hasta hace pocos años las complicaciones alcanzaban el 20%.
Gracias a los mejores y rigurosos controles actuales esta cifra ha descendido en
forma notable.

¿Qué consideraciones éticas existen en esta práctica tan frecuente y


benéfica, pero potencialmente peligrosa?
1º. A pesar de ser un procedimiento de riesgo, en la práctica médica ha
prevalecido una actitud sumamente laxa respecto a sus indicaciones. Los médicos
utilizamos las transfusiones como medidas que no siempre se justifican, tales
como mejorar terceros espacios; como fuente de proteínas o inmunoglobulinas;
para elevar la cifra de hemoglobina a más de 10 g en el preoperatorio; para
mejorar la eficiencia respiratoria en niños graves. En tales situaciones no hay
suficiente base científica que apoye su uso. Esto obliga a hacer énfasis en que la
primera obligación moral es la competencia, es decir, la pericia técnica a fin de
que el médico utilice prácticas clínicas validadas, que incluso representan la
primera obligación legal.
Testigos de Jehová y Transfusiones de Sangre: Un Problema ético v/s la
Libre Elección del paciente
Las transfusiones no son la única práctica médica que en un momento dado ha
sido enérgicamente rechazada por los Testigos de Jehová. Concretamente, las
vacunaciones estuvieron proscritas desde 1931 hasta 1952, durante 21 años, y los
transplantes de órganos por 13, desde 1967 hasta 1980.
El mayor principio ético en conflicto es el deber del médico de decidir por el
beneficio de preservar la vida de su paciente o respetar la autonomía de éste
último. En el caso de una urgencia quirúrgica, la mayoría de los médicos optan por
transfundir en beneficio del enfermo Sopesar la ética versus las disposiciones
legales es una decisión difícil de llevar a cabo.

Transfusiones Sanguíneas y su Fundamento Jurídico


El consentimiento implica la facultad que tiene un paciente, para decidir o no la
atención médica que se le ofrezca y para ser otorgado, se requiere: una adecuada
información relativa a su enfermedad, una explicación acerca de los
procedimientos diagnósticos y terapéuticos requeridos y la libertad del paciente
para otorgar su autorización.
El sujeto de consentimiento es el paciente quien es la persona autorizada de
suministrar su aprobación; sin embargo, existen situaciones en las cuales, como
consecuencia de su estado físico y mental, el paciente puede estar limitado a
otorgar el consentimiento y en estas circunstancias es necesario solicitar la
autorización de los familiares .El consentimiento informado implicaría un acto de
decisión libre y voluntario que es realizado por una persona competente, por el
cual acepta los procedimientos diagnósticos y terapéuticos sugeridos por el
médico, y que estaría sustentado en el principio de autonomía del paciente que
considera tres requisitos básicos y fundamentales que son: libertad de decisión,
explicación suficiente y competencia para decidir.

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