Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1
mirada. La escultura era, generalmente, un arte anónimo por
considerarse al escultor como un obrero. Hay excepciones, pero es
muy reducida la lista de artistas.
2
ser vista, ahora las estatuas salen de la oscuridad de los sepulcros
para celebrar la luz del sol, el poder del faraón.
3
espalda al faraón en actitud protectora. En estas tríadas los dioses se
humanizan y los humanos se convierten en dioses. Estos grupos
escultóricos son la mejor expresión del descubrimiento de la belleza
femenina y nunca con tanta fuerza había actuado el eje vertical como
elemento constitutivo de la composición de un grupo familiar. La
mujer lleva una túnica blanca, que deja entrever su anatomía, un
collar y una diadema. En cambio, el hombre sólo lleva un faldellín con
el torso desnudo. Característica de esta estatua es la barba del
faraón, algo inusual. Ambos tienen los ojos de piedra y cristal de
roca, rodeados de ébano con igual apariencia de maquillados.
4
del Pueblo, o Cheik-el- Beleb, el Cairo, Museo Egipcio, esculpido
en madera y con los ojos incrustados. El retrato funerario del difunto
se ha hecho popular en la historia por el apodo que le dieron los
árabes que trabajaban para el arqueólogo francés Mariette, que fue
quien lo descubrió en Sakara.
5
el sentido de la inmutable eternidad de su poder.
6
destacan claramente por debajo de la piel, ya un tanto flácida. Este
retrato parece desentenderse de las convenciones del arte egipcio, de
modo que el observador llega a sentirse en situación incomoda,
expuesto a la mirada de la reina.
7
En el taller del arquitecto del rey, Thutmosis, se hallaron las que
quizás sean las piezas más representativas de este período. Nos
referimos a la fantástica colección de retratos, tanto reales como
privados, a la que pertenecen el bello Busto de Nefertiti, depositado
en Berlín, desde comienzos del siglo XX, después de que fuera
encontrada en excavaciones dirigidas por el arqueólogo y arquitecto
alemán, Ludwig Borchardt (1863), en 1912. La reina está tocada por
un alto casquete cónico que estuvo adornado con el uraeus, símbolo
de la soberanía. Sus facciones son finas, su cuello elegantemente
alargado. La policromía ofrece detalles ornamentales como el collar,
el color de sus labios, los ojos perfilados y las cejas retocadas. Es una
obra de fama mundial. De construcción perfectamente simétrica, fue
reducida a busto debido a su función de modelo, hecho que explicaría
la ausencia de incrustaciones en el ojo izquierdo. La enorme
popularidad que alcanzó, al poco tiempo después de ser expuesto en
el Neues Museum de la isla de los Museos de Berlín, se debe
probablemente al hecho de que coincidiera con el ideal femenino
austero y distanciado que predominaba en los años veinte.
8
desnudo, como era casi ritual para un faraón en oficio, sino con una
túnica plegada de lino fino, maravillosamente transparentando algo
del cuerpo. De entre sus reinas, la preferida es Nefertari que le
acompaña en la estatua de Turín y en otras estatuas reales. Otros
retratos de Ramses II, en Abú Simbel, encontramos esculpidos
directamente en la roca, así como los grandes retratos del templo de
Karnak y de Luxor. Como Luis XV de Francia, a quien se parece hasta
en su fisonomía, añadió al ya presente colosalismo, el triunfalismo en
la producción ramésida, afirmando, por última vez, la grandeza oficial
de un Egipto, que ya respira aires de decadencia, aunque su historia
tenga todavía un milenio ante sí.
Índice iconográfico
1. Estatua del faraón Zoser, 2620 h., Museo del Cairo
9
10