Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Las sociedades jamás hubieran podido vivir, reproducirse ni desarrollarse sin el trabajo
doméstico de las mujeres que, sin embargo, es invisible. (p. 137)
Una mujer en público está siempre fuera de lugar, dice Pitágoras. (p.172)
La urbe, presentada como la perdición de las muchachas y las mujeres, les permite a
menudo liberarse de las pesadas tutelas familiares y de un horizonte pueblerino sin
futuro, acceder a modestos ascensos sociales, escapar a uniones arregladas y casarse por
amor. La ciudad es el riesgo, la aventura, pero también la apertura al destino. Una
escapatoria. (p. 173)
Actuar en el espacio público no ha sido fácil para las mujeres, confinadas a lo privado,
criticadas apenas se muestran o hablan demasiado alto. (p. 186)
La polis griega excluye a las mujeres, como lo hace con los esclavos y los bárbaros,
pero de una manera distinta. Las mujeres intervienen en caso de una crisis aguda en la
que la existencia de la ciudad es cuestionada. (p. 194)
El feminismo convirtió a las mujeres en actrices de la escena pública. Les dio una forma
a sus aspiraciones y una voz de deseo. Fue un agente decisivo de igualdad y libertad, y
por lo tanto de democracia. (p. 210)
La novia está allí, en la casa, pero parcialmente oculta; se quita el velo, en un gesto que
tiene su equivalente en el ritual del matrimonio, pero no se le puede ver el rostro. (p.
215)
El lugar de las mujeres está netamente determinado por estos rituales, así como la
distribución de los roles entre hombres y mujeres. (p.225)
Las mujeres tienen una parte esencial en la imaginería funeraria, tanto en la figuración
misma de los rituales, donde se las ve lo más cerca posible del difunto, como en las
escenas de ofrendas, donde asumen, con más frecuencia que los hombres, la tarea de
mantener la relación con los muertos. (p.230)
El acto de la libación otorga a la mujer un rol esencial, pues casi siempre es ella quien
lleva el vaso ritual. (p. 234)
Extraño mundo invertido, a ojos del historiador griego, para quien parece inconcebible
la idea de que las mujeres vayan a la plaza pública, o que los hombres se queden en
casa, hilando. (p. 244)
En realidad, el mundo femenino, tal como lo ven los pintores, no se cierra totalmente al
gineceo. (p.247)
La fuente aparece así como el equivalente, para las mujeres, de lo que es la plaza
pública para los hombres. (p. 248)
La democrática Atenas se jacta de tener una raza femenina sólidamente sujeta. Esparta,
la comunidad más estricta y cerrada del mundo griego, pasa por conceder una gran
libertad a las mujeres. (p. 274)
Las ciudades frías (Esparta) optaron por ignorar su historicidad, por preservar la
organización en casas y por limitar la pertenencia a la comunidad cívica a los
poseedores del suelo. Las ciudades calientes (Atenas) se han querido históricas. (p.276)
Las mujeres siempre hemos ocupado un lugar de alteridad que nos instala en un rango
inferior respecto a los hombres. (p.1)
Las mujeres no estaban capacitadas para dirigir la sociedad, ni les debía interesar lo que
ocurriera fuera del hogar. (p. 4)
Según, este poeta (Hesiodo) del siglo VII a.C., la primera mujer, Pandora, fue creada
por Zeus como castigo a los hombres. De la caja de Pandora salían los dolores y las
calamidades (p. 11)
Se consideraba cuerpo frio aquél que no había acabado de hacerse; la debilidad térmica
de las mujeres se manifestaba en que envejecían antes que los hombres, tenían la carne
más blanda y el cerebro menos voluminoso (p. 12)
Agnodice, médica ateniense del siglo IV a. C., que condenada a muerte por ejercer la
medicina siendo mujer se salvó, según la leyenda, por la solidaridad de las atenienses
que amenazaron con quitarse la vida si se ejecutaba la sentencia (p. 15)
Cuando una mujer era adultera, o había sido violada, el marido debía solicitar el
divorcio. No había ocasión de demostrar inocencia para la mujer. (p. 18)
Un buen número de mujeres, las que no eran ciudadanas o debían mantenerse por sí
mismas, se dedicaron a la prostitución. Las prostitutas no estaban sometidas a las
mismas normas que las ciudadanas y esto les daba mayor independencia y libertad de
acción. (p. 20)
Un grupo especial de mujeres era el constituido por las hetairas o cortesanas, que
recibían una formación intelectual y artística para agradar a los hombres. Las hetairas
acompañaban a los hombres en los banquetes, servían en ellos, aunque no podían beber,
bailaban, tocaban el aulós, cantaban y participaban en las conversaciones. (p.20)
Como la mujer era considerada una menor de edad toda su vida, necesitaba un tutor
varón, que podía ser el padre, el marido o el hijo. (p.22)
La señora de a casa tiene cierto poder, ya que debe dirigir el trabajo de las sirvientas y
de algunos sirvientes. La buena y mala ama de casa se diferencia en como utiliza el
poder (p.36)
Ante todo hay que aclarar qué entendemos por mujer ateniense: la hija o mujer (esposa)
de ciudadano ateniense. (p.54)
La mujer ateniense ciertamente es una eterna menor, y esta minoría se refuerza con la
necesidad que tiene de un tutor, un kyrios, durante toda su vida: primero su padre,
después su esposo, y si éste muere antes que ella, su hijo, o su pariente más cercano en
caso de ausencia de su hijo. (Se asume que la mujer DEBE tener hijos) (p.55)
Pero hay algo que sigue siendo evidente: el matrimonio no es nunca el resultado de una
elección libre por parte de la joven. (p.56)
La ley ateniense permitía a la mujer actuar como un ser mayor de edad cuando quería
divorciarse, y debía presentar en persona su demanda ante el arconte. (p. 59)
La mujer legítima, gyné, debía admitir por tanto que su función era concebir hijos y
ocuparse del cuidado de la casa, dejando a otras los placeres del espíritu (las cortesanas)
y del cuerpo (las concubinas). (p.60)
Las cortesanas están para el placer, las concubinas para las necesidades cotidianas, las
esposas para tener descendencia legítima y ser una fiel guardiana del hogar. (p.60)
El único adulterio reprensible, por lo que al marido se refiere, era el cometido con la
esposa legítima de otro ateniense, porque al hacerlo perjudicaba a otro ciudadano. (p.61)
Las hetairas eran de hecho las únicas mujeres verdaderamente libres de la Atenas
clásica. Salían libremente, participaban en los banquetes al lado de los hombres, incluso
recibían en su casa, si tenían la suerte de ser mantenidas por un hombre poderoso. (p.68)
Lo que constituye la polis son sus hombres. La lengua oficial no dice ‘‘Atenas’’ sino
siempre ‘‘los atenienses’’ o el ‘‘pueblo’’, o ‘‘la ciudad de los atenienses’’. (p.47)
En Atenas las esposas de los ciudadanos no tienen ningún derecho político ni jurídico, al
igual que los esclavos. Han perdido el importante papel que desempeñaban en la
sociedad minoica y que al parecer conservaron en la época homérica. (p.77)
Deben vivir lejos de toda mirada, alejadas incluso de los miembros masculinos de su
propia familia (p.78)
En Atenas una joven se podía casar sin dote, pero era una excepción; parece ser que la
dote incluso era un signo que permitía distinguir el matrimonio legítimo del
concubinato (p. 83)
La novia consagra a los dioses sus juguetes de niña y los objetos familiares que han
rodeado su infancia. (p.85)
Un marido siempre tiene derecho a repudiar a su mujer, incluso aunque no tenga ningún
motivo que alegar. (p.89)
Una mujer honrada debe permanecer en casa; la calle es para mujerzuelas. (p. 90)
Una mujer, incluso de la burguesía, de vez en cuando tenía que hacer alguna compra
personal –ropa o calzado- que la obligaba a salir. En este caso tenía que ir acompañada
necesariamente por una doncella, es decir, por una de sus esclavas. (pp. 90-91)
La mujer no debe ni siquiera interesarse por lo que ocurre fuera de su casa: eso
concierne solo al hombre, y nada más que a él. (p.92)
Para una mujer las llaves que lleva consigo son el símbolo de la autoridad, sobre todo
las de la despensa y las de la bodega. Pero la glotonería, la embriaguez o la prodigalidad
de una mujer pueden hacer que su marido le quite las llaves. (p.93)
Las mujeres vivían juntas, al margen de los hombres. El gineceo estaba siempre
perfectamente separado del andron. (p.96)
Lo que ocurre es que esas necesidades carnales y sentimentales que el ateniense no
satisface en su casa, porque no ve en su mujer más que a la madre de sus hijos y al ama
de casa, las va a satisfacer fuera, con muchachos o cortesanas. (p.96)
Muchas mujeres adoptaron costumbres más libres, siguiendo el ejemplo de las mujeres
espartanas, que vivían mucho menos recluidas que las atenienses y se mezclaban más
con los hombres. (p.97)
Tenemos a las cortesanas para el placer, a las concubinas para que nos ofrezcan los
cuidados diarios, y a las esposas para que nos den hijos legítimos y sean fieles
guardianas de nuestro hogar. (p.98) (Pseudo-Demóstenes)
Se puede pensar que los atenienses pobres, que no podían dar una dote a sus hijas, las
obligaban a contraer uniones de este tipo exigiendo tan solo ciertas ventajas económicas
para ellas en caso de separación. La mujer legítima por el contrario aportaba una dote al
marido. (p. 99)
No obstante, es muy probable que muchas cortesanas recibieran una educación más
libre y más amplia que las burguesas de Atenas, sobre todo en el campo de la música, el
canto y la danza; muchas cortesanas eran tañedoras de oboe (aulós) e iban a los
banquetes a tocar su instrumento, a cantar y a bailar. (p. 101)
Las mujeres podían ser médicos, pero normalmente se limitaban a la tarea de ser
enfermeras y sobre todo comadronas (p. 179)
Al carecer de derechos políticos, las mujeres vieron mermados sus derechos civiles
debido a un sistema jurídico que regulaba el comportamiento femenino e incorporaba el
ejercicio de un poder patriarcal efectuado a través del estado. (p.34)
La mujer fue evocada como guardiana de la moralidad y del orden doméstico. (p.37)
Las representaciones culturales son un poderoso instrumento que pueden actuar, incluso
en la actualidad, en la duradera discriminación de las mujeres y en el mantenimiento de
su continua situación de subalternidad. (p. 38)
Las mujeres quedaban definidas en los términos naturales de las emociones maternales.
(p.41)
El mundo griego es antes que nada un mundo que garantiza la libertad espiritual de los
hombres. (p.46)
Pero este esquema tenía fallos que lo llevarían a consecuencias imprevistas (p. 20)
Clístenes tomo el mando de estas masas e hizo realidad un derecho político que desde
hacia tiempo reclamaban, pero de cuyo disfrute se les había mantenido alejados. (p.21)
Atenas no solo era una verdadera democracia, sino que estaba bien organizada contra
las disensiones internas (p.21)
Atenas se había convertido en una democracia sin apenas parangón con otro estado
griego, con absoluta igualdad ante la ley, libertad de expresión y libertad de votar en
todas las decisiones públicas. (p.22)
Los hombres que en ella lucharon eran honrados como modelos de lo que los atenienses
debían ser. (p.25) (referencia a la batalla de maratón)
Las familias ricas atenienses (…) se unieron entonces contra Temístocles, consiguiendo,
hacia 470, su ostracismo. (p 29)
La eliminación de los piratas y la protección de las rutas de los alimentos, fueron
incidentales para la posesión del poder marítimo y no interfirieron el principal cometido
de la liga: acosar a los persas. (p. 35)
La libertad individual es absoluta (…) ningún ciudadano, bajo ningún pretexto, puede
ser esclavizado ni sometido a ninguna forma de esclavitud, ni condicional ni temporal.
(p. 108)
Orgullosos de ser ciudadanos libres, los atenienses lo están, más aun, de ser ciudadanos
iguales. (p.109)
Con un jefe como Pericles, Atenas logró hacer una obra notable de ayuda mutua y de
preservación sociales. (p. 110)
La libertad política no es otra cosa que la consecuencia de la libertad que gozan todos
los ciudadanos en su vida privada (p.122)
En el siglo V, el pueblo no tenía, pues, ningún deseo de ejercitar con demasía el derecho
que se había dado a si mismo de conceder a extranjeros el titulo de ciudadanos. Lo
concedía a individuos o a categorías de personas, pero siempre con mucho examen.
Pericles tuvo que pedirlo para el hijo a quien él mismo había excluido con su ley, el hijo
de Aspasia la milesia. (p. 230)
La Grecia Clásica 500 – 323 a.C Robin Osborne; Crítica; Oxford University
Press; Barcelona; 2002.
Heródoto comentó que Atenas dejó de ser una potencia menor gracias a haber otorgado
a todos (esto es, a todos los varones adultos y nacidos en libertad) los mismos derechos
de participación política. (pp. 18-19)
Se afirma que la democracia posee el más hermoso de los nombres (la igualdad de
derechos), pero todo lo que se dice en pro de la oligarquía es que favorece a los nobles
que están participando en el debate. Esta negatividad es una consecuencia casi
inevitable de un mundo (o quizá del mundo griego) en el que las historias del pasado se
explican, ante todo, por su efecto admonitorio. (p. 20)
Historia de Neera, mujer corintia que contrajo matrimonio con un ateniense. Ella,
antiguamente, había sido esclava y ejercido la prostitución, por lo tanto no era una
ʻʻciudadana genuina’’ como la llama Rosalind Thomas (autor del capitulo). Las
acusaciones contra Neera, realmente eran contra su marido, puesto que en Atenas estaba
prohibido cntraer matrimonio con una extranjera, es decir, no podia pertenecer a otra
polis. Si se daba el caso, se corría el riesgo de perder la ciudadanía. (pp. 63-64)
Una ley ateniense del siglo IV, relativa a la procesión de las Panateneas, detalla
minuciosamente cómo se deben distribuir los sacrificios entre la población: por ejemplo,
a diferencia de otros sacrificios propios de esas fiestas, los que tenían lugar ante el gran
altar de Atenea Poliade y Atenea nike solo podían ser realizados por los ciudadanos
varones y nunca por las mujeres que intervinieran en otros momentos del ritual. (p. 91)
Mujeres en la ciudad Michelle Perrot; Editorial Andrés Bello; Santiago; 1997.
El lugar de las mujeres en el espacio público siempre fue problemático, por lo menos en
un mundo occidental que desde Grecia antigua piensa la ciudadanía y construye la
política como núcleo de decisión y poder. (p. 8)
Para Pitágoras, la mujer siempre esta fuera de lugar en un lugar público. Ante esto,
Perrot, cree que adhiere a una idea de desorden a la percepción de la mujer. La llama
Eva eterna la cual desafía el orden de Dios, el del mundo. (p. 8)
Se teme, por lo tanto, la intrusión de las mujeres en la política, hasta su mera influencia
(p.9)
La sexualidad cotidiana se ejerce con gestos que decepcionan, realizados con mujeres
ignorantes o que rechazan una violencia conyugal dominadora (p. 22)
En el espacio público, las mujeres casi tienen el deber de la belleza… roles sexuales que
delega en las mujeres la ostentación del lujo y del ocio. (p. 24)
La ciudad, por la noche, es hostil a las mujeres solas. Una mujer correcta solo se
desplaza con un hombre. Si va sola, arriesga molestias, acoso sexual o policial,
violencia y violación. (p. 31)
Hay lugares que en la práctica están prohibidos a las mujeres –políticos, militares,
judiciales, intelectuales, incluso deprotivos- y otros que se les reservan casi con
exclusividad –lavaderos, grandes tiendas, salones de té… (p.39)
Conceptualización de lo femenino en la filosofía antigua Eulalia Pérez Sedeño;
Editorial Siglo XXI; Madrid, 1994.
Entre dioses y hombres anda, pues, un juego en el que la mujer no es jugadora, sino
juguete. (p. X)
Aspasia viene a ser una impostora que se hace pasar por sabia cuando, en realidad, su
especialidad se limita al <<arreglo cosmético>> de los epitafios, destinados, por otra
parte, a una multitud indiferenciada –la de los caídos en batalla en defensa de la
democracia ateniense- cuya virtud anónima no puede ser individualmente realzada. (p.
XVII)
La percepción espartana Lámpito encarna <<la paradoja estetica y social de una mujer
fuerte como un hombre>>-, asi como en las tragedias de Eurípides, donde aparece no ya
como lo cómico, sino como lo deshonesto. (p. XVIII)
Es impensable que alguien libre e igual posea a otro libre e igual. En consecuencia, será
necesario determinar al instrumento de generación como no-libre y no-igual. Por lo que
deberá ser mandado. De lo que se deriva su exclusión del derecho de ciudadanía… pues
tal derecho implica la excelencia propia del ciudadano. (p. XIX)
El III libro (La república) prevé, por tanto, que los phylakes no tengan bienes ni
habitaciones personales, que sean mantenidos en la medida apropiada a combatientes
temperantes, valientes, frecuentando comedores colectivos como si vivieran en el
campo. (p. 33)
La eliminación del oikos hace que la mujer quede reducido al simple momento de la
concepción. (p.34)
No hay actividad propia de la mujer… muchas mujeres son mejores que muchos
hombres (p. 39)
No hay en la gestión de la ciudad una ocupación propia al hombre en cuanto hombre. (p.
40)
Las mejores son aptas para ser guardianas, para colaborar con los hombres mejores,
como las perras ejecutan su alta tarea junto a los perros. (p. 40)
Tanto para Platón como para Esquines, Aspasia era una amenaza (p. 45)
Durante las fiestas de Deméter las mujeres guardaban abstinencia sexual durante los tres
días que duraban las celebraciones. En las de Adonis se invitaba a los amantes a la
fiesta, teniendo lugar uniones no productivas, cuyo único fin era el placer. (p. 50)
Aspasia transmite en privado su discurso a Sócrates, pero haciendo una excepción, pues
le hace prometer que guardará secreto, ya que su verdadero modo de transmitir es ante
un auditorio numeroso (p. 51)
Aspasia solo se nos manifiesta en el ejercicio de discursos largos persuasivos (p. 52)
Aspasia considera en su discurso iguales a todos los muertos por tener una igualdad de
nacimiento por ser hijos de la tierra ateniense, quien los dio a luz y crió, según podemos
leer en el Menéxeno. (p. 57)
En la sociedad ateniense las mujeres, al igual que los muertos del Céramico, carecían de
individualidad propia, en cuanto eran dependientes del padre o tutor. (pp. 57-58)
Si el alma del varón es justa, de manera que anteponga los intereses de la ciudad a los
particulares, entonces la mujer accede a la vida política. (p. 63)