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Conferencia

El futuro del rol docente

JULIO CÉSAR LABAKÉ


Julio César Labaké es licenciado en Psicología y doctor en Psicología Social.
Ha sido director nacional de Educación Superior y director de Formación y Capacitación
Docente del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Es director del Instituto Cultural
Salamanca.
Conferencista en numerosos congresos y eventos nacionales e internacionales, ha
expuesto, además de la Argentina, en México, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Ecuador,
Perú, Paraguay, Uruguay, Senegal, Chile y España.
Ha recibido, entre otras distinciones, el diploma de honor El Niño y la Televisión, y el diplo-
ma de la Secretaría de la UNESCO para la Argentina y Uruguay por su testimonio de vida y
aporte a la solidaridad. En 2004 recibió del cardenal Jorge Bergoglio, primado de la
Argentina, el premio Juntos Educar, por sus aportes en el campo educativo y por su ejem-
plo de vida y dedicación para las nuevas generaciones.
Es autor de más de 35 libros.
Recientemente ha sido designado miembro de número de la Academia Nacional de
Educación.

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EL FUTURO DEL ROL En su excelente libro Re-haciendo escuelas, Pero la cultura goza de dos dimensiones inse-
DOCENTE Cecilia Braslavsky dice, en forma que no deja parables y que pueden darse en proporciones
mucho lugar a dudas: “[...] Esto hizo que muchas diferentes, las de “permanencia” y “cambio”. Y
instituciones educativas fueran perdiendo de es tarea esencialmente propia del homo
JULIO CÉSAR LABAKÉ vista que la función que legitima su existencia sapiens ser custodio y vigía crítico de cada
es la formación de las personas. En efecto, en momento cultural.
todas las otras dimensiones pueden ser reem- Uno de esos vigías críticos por antonomasia
plazadas. En ésta, no” (p. 78). En esta sola afir- deberá ser el ciudadano que asume el rol docen-
mación tenemos ya diseñado el tema que se me te y que, por eso mismo, encontrará requeri-
ha asignado: el futuro del rol docente. mientos específicos en cada época cultural.

Puesto que la educación es una función intrín- La generación del 80, en plena modernidad,
seca de la cultura, ya sea por el proceso de tuvo como metas claras las de inculturar a las
endoculturación o por el de inculturación, des- masas inmigrantes, homogeneizar el país y
cubriremos el perfil del rol docente de acuerdo proveer de buena mano de obra a la cultura del
con las características y demandas prospecti- progreso indefinido. Y no le fue mal. Partía de
vas de cada cultura. La nuestra y actual es una serie de elementos fundamentales que
aquella a la que hemos dado un nombre que gozaban socialmente de presencia y estabili-
quizá no sea del todo exacto, pero que resulta dad. Tal es el caso de Sarmiento, interesado en
útil: el de posmodernidad. El gran sociólogo escribir un Catecismo de la religión católica
Zigmant Bauman prefiere cambiar este término para uso en las escuelas de su tiempo, y que se
por el de “modernidad líquida”, pero de todos esforzaba denodadamente por enseñar a leer y
modos entendemos la realidad que se está con- escribir, y avanzar en el conocimiento científi-
ceptualizando y que Alain Touraine sintetiza en co. Lo otro estaba prácticamente aceptado.
gran medida cuando escribe en “¿Qué es la
democracia?”: “Hoy en día, en la sociedad de En nuestra cultura del relativismo y, simultá-
masas, no se habla más que de participación, neamente, de la búsqueda constante de soli-
pero ésta significa más bien la disolución en la daridad y de superación de la absorción de los
muchedumbre, a la que David Riesman definió individuos por los sistemas, la escuela tiene
como solitaria. Es necesario combinar, en vez que asumir nuevos desafíos y los docentes
de oponerlos, el objetivo de integración con el deben descubrir la nueva fisonomía de su rol.
proyecto personal o identidad. Es preciso que
alguien se integre a algo, a un conjunto de per- El rol docente del futuro nos muestra, según
sonas y de técnicas. ¿Cómo va a existir ese descubrimos al reflexionar, una doble e inse-
alguien si no dispone de un espacio privado, parable misión: la de formar integralmente a la
que la familia, el grupo nacional, étnico o reli- persona, capaz de “convivir”, como dice bella-
gioso constituyen o protegen?” (p. 216). mente Jacques Delors, y la de enseñar a
aprender, para que le sea posible actualizarse
Estos tiempos culturales están signados por permanentemente por disponer del manejo
la dependencia del poder económico, cuyo serio de esa capacidad fundamental del homo
centro de gravedad no pasa por la búsqueda sapiens: la de pensar, y la de pensar con pro-
del “bien común”, como se suponía necesaria- funda seriedad y compromiso. Como pocas
mente en las “democracias”, que concedían veces en la historia hasta el presente, el futu-
esa misión al Estado capaz de lograrlo. Esta ro está en manos de la libertad responsable
“economocracia” está centrada en el “interés”, del ser humano, como afirma Ilya Prigogine.
que es interés económico e individualista, sin
verdadero sentido del bienestar humano. Zigmunt Bauman dice sabiamente: “Nos resul-
tará evidente que el entendimiento es el punto
En el contexto es posible que se le pida a la de partida de la libertad si recordamos que
educación y se suponga del rol docente una ‘para un sujeto que actúa ingenuamente [...]
función de proveedor de buena mano de obra su propio condicionamiento no es transparen-
calificada. En tal perspectiva, con ser un “buen te’, y que ésa no transparencia del condiciona-
enseñante de saberes” (entiendo por tales miento es en sí misma garantía de eterna inge-
también las habilidades), se estaría cumplien- nuidad” (Modernidad líquida. Buenos Aires,
do la supuesta expectiva cultural. Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 47-48).

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El futuro del rol docente pasa por una resolverla. En este sentido creo haber por la creación de nuevos planes de
nueva formación que lo haga, a la vez: realizado un aporte útil con mi libro de estudios para la formación docente y de
reciente aparición: La revolución de la una asignatura especialmente diseñada
a) “especialista en uno o varios conteni- sensatez (Buenos Aires, Editorial Aguilar, para esa función de “formar la personali-
dos científicos y en la habilidad de los 2007); dad del docente” para “formar la perso-
procedimientos didácticos”; d) y, necesariamente, tendrá que for- nalidad del educando”. Me refiero a mi
b) “especialista en la formación de la marse en el conocimiento y compren- trabajo, prologado por el recordado
personalidad armónica de los alumnos”. sión operativa de la personalidad huma- Jaime Barylko, Pedagogía de la persona-
No se puede argumentar más que ésa es na, que deberá ayudar a desarrollarse y lidad (Buenos Aires, Santillana, 2002).
una tarea de la familia. Lo es y lo seguirá madurar, sin que esto signifique, de nin-
siendo; pero integradamente con la guna manera, invadir encuadres propios Para cerrar estas reflexiones, digamos
escuela, más que nunca; de la psicopedagogía, de la psicología y que el rol docente deberá transformarse,
c) todo lo cual supone una formación de la psiquiatría. Una escuela no deberá pero no desaparecerá nunca, porque,
diferente, que parta de la comprensión asimilarse a un consultorio de profesio- como dice Vigotsky, “[...] el desarrollo
profunda y crítica de la realidad cultural, nales de la salud mental, sino a un ámbi- comienza cuando el niño entra en inte-
de sus riquezas y de sus debilidades y to de formación normal de la personali- racción con personas más competentes
peligros, para alcanzar la capacidad de dad, hoy amenazada por excesivos en un contexto cultural”.
percibir la realidad de cada día y poder desequilibrios. Por eso vengo abogando

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