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Muy buenos días a todos los presentes.

Antes que nada quiero comenzar este


breve discurso con una cita, promovida por la UNESCO y dice textualmente:
”La leche materna es el único alimento que el niño/a necesita para los primeros
seis meses de vida. Otro tipo de alimentos o bebidas, inclusive de agua,
aumentaría el riesgo de que tenga diarrea u otra enfermedad. La leche materna
es la “primera inmunización” del bebé, no existen fórmulas alternativas para su
protección.”

Haciendo un poco de historia, en 1979, ante la disminución de las tasas de


lactancia materna a nivel mundial, UNICEF y la Organización Mundial de la
Salud (OMS), organizaron una reunión sobre la alimentación del lactante y niño
pequeño. El resultado fue la recomendación de un Código Internacional para
controlar las prácticas de comercialización de fórmulas infantiles y otros
productos utilizados como sucedáneos de la leche materna, es decir, como
sustitutos parciales o totales de la leche materna.

En Mayo de 1981, la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) aprobó el Código


Internacional de Sucedáneos de la Leche Materna y desde 1981, 24 países
adoptaron el código en su totalidad o parcialmente y otros 27 países
incorporaron a su legislación nacional muchas de las normas allí estipuladas.

Desde entonces la leche materna es la forma más eficaz para otorgar al bebé
una alimentación completa, aporta todos los nutrientes que necesita para su
desarrollo sano, es inocua y contiene anticuerpos que lo protegen contra
infecciones y otras enfermedades, mejorando la salud y supervivencia en la
infancia.

Es por todas sus ventajas el mejor alimento, el más nutritivo, el más limpio, el
más económico y tiene un impacto positivo en el desarrollo emocional e
intelectual del bebé.

La desnutrición, las enfermedades infecciosas respiratorias, intestinales y


alérgicas, son más frecuentes en los niños y las niñas alimentadas con fórmula
láctea que en aquellas o aquellos que se alimentaron al seno materno y
justamente la desnutrición, las diarreas y las infecciones respiratorias siguen
siendo un motivo importante de mortalidad en menores de un año lo cual puede
reducirse con la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses
de vida y si es posible hasta los dos años, esto desde luego, con la
combinación con otros alimentos.

En ese sentido la Organización Panamericana de la Salud ha señalado


reiteradamente el riesgo de morir en niños menores de un año alimentados
artificialmente es de 3 a 5 veces mayor que para los bebés alimentados al seno
materno.

Además, por cada mes de lactancia se protege a niños y niñas en un 4%


acumulativo en el riesgo de padecer obesidad en la infancia, en la adolescencia
y en la vida adulta.
Los beneficios de la lactancia materna también incluyen a la mamá como lo
demuestra la evidencia científica internacional sobre la disminución del riesgo
de cáncer de mama en las mujeres que dieron pecho a sus bebés por más de
dos meses o en comparación con aquellas que nunca amamantaron.

Por otro lado, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses
de vida también tiene ventajas económicas en la familia, se estima que una
familia ahorrará hasta cinco mil 800 pesos al semestre y más de mil 200 al
evitar atenciones médicas durante el mismo periodo, aun cuando en América
Latina la lactancia materna es mayor que en países como Estados Unidos o
Europa occidental, esta práctica desafortunadamente viene mostrando un
descenso en algunas regiones lo cual ha reducido la protección que podría
conferir al lactante y a la madre.

En la Encuesta nacional de Salud y Nutrición 2006 así como en las Encuestas


Nacionales de Dinámica Demográfica, se encontró que nueve de cada 10 niñas
y niños menores de un año fueron amamantados en algún momento de la vida,
ese es un buen resultado, sin embargo la prevalencia de lactancia materna
exclusiva que es lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud fue
tan sólo en dos de cada 10 niños.

Si bien la duración promedio de la lactancia materna se ha mantenido


constante, la práctica de la lactancia materna es menor en la población no
indígena 21% o en el medio rural es menor en casi 18%, cuando la madrees
asalariada también disminuye en 14% y esto también se observa en mujeres
de mayor escolaridad.

En este mismo sentido en la Encuesta Nacional de Seguro Médico para una


Nueva Generación que se llevó a cabo en el 2009, el 49.4% de los niños
menores de seis meses al momento de la entrevista ya no eran amamantados.

Ante esta situación debemos reforzar las acciones de promoción de la lactancia


materna a través de una mayor comunicación e información a la población
sobre los beneficios de la lactancia y los riesgos de no hacerlo.

Debemos también facilitar los condicionantes de atención al parto para que se


permitan que la mujer pueda alimentar a sus bebés y esto requiere de un
compromiso sectorial e intersectorial.

Juntos tenemos que construir un entorno que apoye la lactancia materna,


juntos con la participación de todos promotores, grupos de apoyo, sector salud,
organizaciones sociales, escuelas, facultades de medicina y enfermería,
empresas y medios de comunicación podemos mejorar la alimentación y la
salud de nuestros niños y sus madres.

Muchas gracias por su atención.

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