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Juan Domingo Perón

Juan Domingo Perón (Lobos, 8 de octubre de 1895-Vicente López, 1 de julio de 1974) fue un
militar, político, escritor y presidente argentino, el primero en ser elegido por sufragio
universal y el único hasta la fecha en asumir la presidencia de la Nación en tres ocasiones,
todas por medio de elecciones democráticas.
Participó en la Revolución del 43 que dio por terminada la llamada década infame. Luego de
establecer una alianza con las corrientes sindicales socialista y sindicalista revolucionaria,
ocupó sucesivamente el Departamento de Trabajo, la Secretaría de Trabajo y Previsión, el
Ministerio de Guerra y la Vicepresidencia de la Nación. Desde los dos primeros cargos tomó
medidas para favorecer a los sectores obreros y hacer efectivas las leyes laborales: impulsó
los convenios colectivos, el Estatuto del Peón de Campo, los tribunales del trabajo y la
extensión de las jubilaciones a los empleados de comercio. Estas medidas le ganaron el
apoyo de gran parte del movimiento obrero y el repudio de los sectores empresariales, de
altos ingresos y del embajador de Estados Unidos Spruille Braden, generándose a partir de
1945 un amplio movimiento en su contra. En octubre de ese año, un golpe palaciego militar lo
forzó a renunciar y luego dispuso su arresto, desencadenando el 17 de octubre de 1945 una
gran movilización obrera que reclamó su liberación hasta obtenerla. Ese mismo año se casó
con María Eva Duarte, que desempeñó un papel político importante durante la presidencia de
Perón.
Se presentó como candidato a Presidente en las elecciones de 1946, resultando triunfador.
Tiempo después fusionó los tres partidos que habían sostenido su candidatura para crear
primero el Partido Único de la Revolución y luego el Partido Peronista; tras la Reforma
Constitucional de 1949, fue reelegido en 1951 en las primeras elecciones con sufragio
universal de mujeres y varones en Argentina. Además de continuar con sus políticas en pos de
favorecer a los sectores más postergados, su gobierno se caracterizó por implementar una
línea nacionalista e industrialista, sobre todo en lo tocante a la industria textil, siderúrgica,
militares, transporte y comercio exterior. En política internacional sostuvo una tercera
posición ante la Unión Soviética y los Estados Unidos, en el marco de la Guerra Fría. En el
último año de su gobierno se enfrentó con la Iglesia Católica, acrecentando el enfrentamiento
entre peronistas y antiperonistas, y el gobierno endureció su persecución de los grupos
terroristas y golpistas, la oposición política y los medios de prensa opositores. Tras una serie
de hechos de violencia por parte de grupos civiles y militares antiperonistas, especialmente
del bombardeo de la Plaza de Mayo a mediados de 1955, Perón fue derrocado en septiembre
de ese mismo año.
La dictadura subsiguiente proscribió al peronismo de la vida política y derogó la reforma
constitucional, que incluía medidas de resguardo de los sectores sociales más bajos y la
igualdad jurídica de varones y mujeres. Tras su derrocamiento, Perón se exilió
en Paraguay, Panamá, Nicaragua, Venezuela, República Dominicana y finalmente en España.
Viudo desde 1952, durante su exilio se casó con María Estela Martínez de Perón, conocida
como "Isabel". En su ausencia, surgió en Argentina un movimiento conocido como
la Resistencia peronista, integrada por diversos grupos sindicales, juveniles, estudiantiles,
barriales, religiosos, culturales y guerrilleros, que tenían como fin común la vuelta de Perón y
la convocatoria a elecciones libres y sin proscripciones.
Intentó retornar al país en 1964 pero la dictadura brasileña lo impidió por pedido del
presidente Illia. Retornó finalmente al país en 1972 para radicarse definitivamente en 1973.
Con Perón aún proscripto, el peronismo ganó las elecciones en marzo de 1973. Sectores
internos del movimiento se enfrentaron políticamente y por medio de actos de violencia: tras la
llamada masacre de Ezeiza, Perón dio un amplio respaldo a los sectores "ortodoxos" de su
partido, algunos de los cuales a su vez crearon el comando parapolicial conocido como
la Triple A, destinado a perseguir y asesinar militantes calificados "de izquierda", peronistas y
no peronistas. Un mes y medio después de asumir, el presidente Cámpora renunció y se
convocó a nuevas elecciones sin proscripciones. Perón se presentó junto a su esposa como
candidatos a Presidente y Vicepresidente respectivamente en septiembre de 1973 y logró un
amplio triunfo, asumiendo el gobierno en octubre de ese año. Pero falleció a mediados de
1974, dejando la Presidencia en manos de la vicepresidenta, que fue derrocada sin haber
terminado su mandato.

Antecedentes familiares
Juan Domingo Perón nació a fines del siglo XIX en la localidad de Lobos, provincia de Buenos
Aires como «hijo natural», debido a que su madre y su padre no estaban casados al momento
de su nacimiento, cosa que hicieron posteriormente. La madre de Juan D. Perón fue Juana
Salvadora Sosa (1874-1953), una argentina nacida en el área de Lobos (provincia de Buenos
Aires). Su primer hijo y hermano mayor de Juan Domingo, Mario Avelino, lo tuvo a los 17 años
cuando aún era soltera. El padre de Juan D. Perón fue Mario Tomás Perón (1867-1928), un
argentino nacido en Lobos (provincia de Buenos Aires) que trabajaba como oficial de justicia.
Tuvieron tres hijos juntos sin estar casados:

 Mario Avelino (Lobos, 30 de noviembre de 1891 - Sarandí, 13 de enero de 1955).


 Juan Domingo, aquí tratado.

 Alberto (n. 1899) fallecido siendo bebé.

Matrimonios
Perón tuvo tres esposas: el 5 de enero de 1929 contrajo matrimonio con Aurelia Gabriela
Tizón (18 de marzo de 1902 - 10 de septiembre de 1938), hija de Cipriano Tizón y Tomasa
Erostarbe, y quien falleció de cáncer uterino, descansando sus restos en el Cementerio de
Olivos, provincia de Buenos Aires, en la bóveda de la familia Tizón.
El 22 de octubre de 1945 se casó en Junín con la actriz Eva Duarte (1919 – 1952), pocos días
después del 17 de octubre.
Finalmente el 10 de diciembre de 1945 pudieron concretar el casamiento con una ceremonia
privada que quedó inscripta el folio 2.397 del libro de Matrimonios de la parroquia San
Francisco. Juan Domingo Perón tenía 50 años y Eva Duarte 26. Después de la ceremonia los
invitados compartieron con ellos una comida en una casona ubicada a pocas cuadras del
templo.
Conocida como Evita, Eva Perón colaboró en la gestión de su esposo con una política de
ayuda social y apoyo a los derechos políticos de la mujer, a la que se concedió por primera
vez el derecho al voto. El 26 de julio de 1952, mientras Perón ejercía por segunda vez la
presidencia, Evita murió después de una larga lucha contra el cáncer uterino.
El 15 de noviembre de 1961 se casó en España con María Estela Martínez Cartas, conocida
como Isabelita, que luego lo acompañó como vicepresidente en las elecciones de septiembre
de 1973 y le sucedió en el cargo a su fallecimiento, hasta el 24 de marzo de 1976, en que fue
derrocada por un golpe militar.
Juan Perón no tuvo hijos, por lo que sus descendientes más cercanos fueron sus sobrinos,
hijos de su hermano Avelino Mario y de Eufemia Jáuregui: Dora Alicia, Eufemia Mercedes,
María Juana (nacida en 1921), Mario Alberto, Olinda Argentina, Lía Vicenta, Amalia Josefa,
Antonio Avelino y Tomás Perón.
Carrera militar
El 1 de marzo de 1911 ingresó al Colegio Militar de la Nación, gracias a la beca que le
consiguiera el doctor Antonio M. Silva, íntimo amigo de su abuelo paterno, quien lo asistió en
la enfermedad hasta su fallecimiento. Se graduó el 18 de diciembre de 1913 como subteniente
de Infantería.
En 1914 es destinado al Regimiento 12 de Infantería con asiento en Paraná (provincia de
Entre Ríos), donde permanecerá hasta 1919. En 1915 asciende al grado de teniente.
En 1916 evidencia públicamente por primera vez una postura política. Ese año se realizaron
en Argentina por primera vez elecciones con voto universal y secreto, aunque solo para
hombres, triunfando Hipólito Yrigoyen de la Unión Cívica Radical, en lo que se considera el
primer gobierno democrático. Perón votó en esa elección por primera vez, optando por
Yrigoyen y la UCR, en abierta confrontación con los sectores conservadores y oligárquicos
organizados en el Partido Autonomista Nacional de ideología roquista, que había gobernado
sin alternancia los 36 años anteriores. A lo largo de los gobiernos radicales (1916-1930) Perón
iría asumiendo una postura cercana a los militares nacionalistas legalistas (como las que
ejemplificaban Enrique Mosconi o Manuel Savio), y al mismo tiempo crítica hacia el gobierno
radical, principalmente a causa de la masacre obrera conocida como Semana trágica de 1919
y lo que consideraba "inoperancia" ante los graves problemas sociales del país.
Ya con el grado de teniente Perón integró el Regimiento 12 de Infantería con asiento
en Paraná al mando del general Oliveira Cézar, que fue enviado en 1917 y 1919 por el
gobierno de Yrigoyen a intervenir militarmente en las huelgas obreras que se realizaban en los
obrajes forestales que la empresa inglesa La Forestal tenía en el norte de la provincia de
Santa Fe. Su postura y la de otros militares de la época, fue que en ningún caso el Ejército
debía reprimir a los huelguistas.
Le otorga gran importancia al deporte, practicando boxeo, atletismo y esgrima. En 1918 se
consagró campeón militar y nacional de esgrima. Redacta varios textos deportivos para el
entrenamiento militar. El 31 de diciembre de 1919 asciende al grado de teniente primero y en
1924 al de capitán. En 1926 ingresó a la Escuela Superior de Guerra.
En esos años redacta varios textos que resultaron impresos como materiales de estudio en las
academias militares, como Higiene militar (1924), Moral militar (1925), Campaña del Alto
Perú (1925), El frente oriental en la guerra mundial de 1914. Estudios estratégicos (1928),
entre otros trabajos. El 12 de enero de 1929 obtuvo su diploma como oficial de Estado Mayor
y el 26 de febrero fue destinado al Estado Mayor del Ejército como ayudante de del coronel
Francisco Fasola Castaño, subjefe del Estado Mayor.
A comienzos de 1930 fue designado profesor suplente de Historia Militar en la Escuela
Superior de Guerra, asumiendo la titularidad a fin de año. Ese año se produjo el golpe de
Estado del 6 de septiembre, liderado por el general José Félix Uriburu que derrocó al
presidente constitucional Hipólito Yrigoyen. El golpe contó con el apoyo de un amplio espectro
que incluía a radicales, socialistas, conservadores, organizaciones patronales y estudiantiles,
el Poder Judicial, así como los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Perón no ocupó ningún cargo en el gobierno dictatorial de Uriburu, pero participó
marginalmente en la preparación del golpe formando parte de un grupo autónomo, de
tendencia "nacionalista legalista", liderado por los tenientes coroneles Bartolomé
Descalzo y José María Sarobe, que criticaba al grupo "conservador oligárquico" que rodeaba a
Uriburu. Este grupo pretendía darle un amplio sustento popular al movimiento y evitar la
instalación de una dictadura militar, hecho que finalmente ocurrió. Durante el golpe, Perón
formó parte de una columna que desalojó pacíficamente la Casa Rosada, donde grupos civiles
estaban realizando saqueos y destrozos. Luego del golpe el grupo militar de los teniente
coroneles Descalzo y Sarobe, del que participaba Perón, fue desmantelado por la dictadura
militar, enviando a sus integrantes al exterior o a posiciones lejanas en el interior del país. El
propio Perón sería asignado a la Comisión de Límites, debiendo trasladarse a la frontera
norte.
La dictadura de Uriburu (1930-1932) organizó elecciones en las que proscribió a Hipólito
Yrigoyen y restringió las posibilidades de actuación del radicalismo yrigoyenista, facilitando así
el triunfo electoral de una coalición de radicales antiyrigoyenistas, conservadores y socialistas,
llamada la Concordancia, que gobernaría en sucesivos turnos electorales fraudulentos hasta
1943. Esa etapa es conocida en la historia argentina como la Década Infame.
El 31 de diciembre de 1931 ascendió al grado de mayor. En 1932 fue designado ayudante de
campo del ministro de Guerra y publicó el libro Apuntes de historia militar, premiado al año
siguiente con medalla y diploma de honor en Brasil. Realiza nuevas publicaciones
como Apuntes de historia militar, guerra ruso-japonesa (1933) y Toponimia araucana (1935).
El 26 de enero de 1936 fue designado agregado militar en la embajada argentina en Chile,
cargo al que pocos meses después sumó el de agregado aeronáutico. Retorna a la Argentina
a comienzos de 1938, siendo destinado al Estado Mayor del Ejército.
A comienzos de 1939 fue enviado a Italia a seguir cursos de capacitación en diversas
disciplinas, como economía, alpinismo, esquí y alta montaña. Visitó
también Alemania, Francia, España, Hungría, Yugoslavia, Albania y la Unión Soviética. Volvió
a la Argentina dos años después, el 8 de enero de 1941. Dictó una serie de conferencias
sobre el estado de situación bélica en Europa ―en el marco de la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945)―, tras lo cual fue ascendido al grado de coronel a fin de año y al año siguiente
designado comandante en una unidad de montaña en la provincia de Mendoza, publicando un
artículo e instrucciones sobre los comandos de montaña.
En 1942 y 1943 murieron los dos principales líderes de la Argentina durante la Década infame,
el expresidente Marcelo T. de Alvear (referente del principal partido popular de oposición,
la Unión Cívica Radical) y el expresidente Agustín P. Justo (referente de las Fuerzas Armadas
y de los partidos que integraban la Concordancia oficialista). La súbita ausencia de líderes,
tanto en el ámbito político como militar, tendrá mucha influencia en los hechos militares y
políticos que se desencadenarán al año siguiente, en los que Perón desempeñará un papel
cada vez más gravitante.

Dictadura denominada Revolución del 43


El 4 de junio de 1943 se produjo un golpe de Estado que derrocó al gobierno del
presidente conservador Ramón Castillo. El gobierno de Castillo fue el último de una serie de
gobiernos conocidos en la Historia argentina como la Década infame, impuestos por la
dictadura del general José Félix Uriburu (1930-1931) y sostenidos por el fraude electoral.
El golpe de Estado impuso un gobierno dictatorial encabezado inicialmente por el
general Arturo Rawson, pero que tres días después fue a su vez removido por el
general Pedro Pablo Ramírez.
Perón no ocupó ningún cargo de gobierno hasta varios meses después del golpe de Estado.
Al momento del golpe, Perón aparece como secretario personal del Ministro de
Guerra, Edelmiro Farrel, hasta el 27 de octubre de 1943, cuando asumirá como Jefe del
Departamento Nacional de Trabajo, en ese entonces un pequeño organismo del Estado de
escasa importancia política.
Inicios de Perón en el nuevo gobierno: la alianza con los sindicatos
Tapa de 1945 del periódico de la Unión Ferroviaria, el principal sindicato del país
desde la década de 1920. A fines de 1943, el coronel Perón estableció una alianza
con un amplio grupo de sindicatos de diversas tendencias que se organizó como
corriente laborista-nacionalista influyendo notablemente en el curso de la
autodenominada Revolución del 43.
Producido el golpe, Perón se desempeñó como secretario privado del general Edelmiro
Farrell quien había quedado a cargo del Ministerio de Guerra desde el 4 de junio de 1943.
Pocos días después del golpe, la CGT N.º 2 conducida por el sector socialista de Francisco
Pérez Leirós y Ángel Borlenghi y los comunistas, se entrevistaron con el ministro del Interior
de la dictadura para ofrecerle el apoyo sindical mediante una marcha a la Casa Rosada. El
gobierno rechazó el ofrecimiento y poco después disolvió la CGT Nº 2, encarcelando a varios
de sus dirigentes.
En agosto de 1943 el movimiento obrero intentó un nuevo acercamiento con la dictadura
militar, esta vez a raíz de una iniciativa del poderoso sindicato Unión Ferroviaria de la CGT N.º
1, al tomar conocimiento que uno de sus dirigentes, era hermano del teniente
coronel Domingo Mercante. Esas conversaciones prosperaron y poco a poco a las mismas se
fueron sumando otros dirigentes sindicales y por pedido de Mercante, el coronel Juan D.
Perón. Hasta ese momento los sindicatos habían desempeñado un papel menor en la vida
política del país y estaban conducidos por cuatro corrientes: socialismo, sindicalismo
revolucionario, comunismo y anarquismo. Los dos principales sindicatos eran la Unión
Ferroviaria, liderada por José Domenech y la Confederación de Empleados de Comercio,
liderada por Ángel Borlenghi.
En las primeras reuniones, caracterizadas por la desconfianza, los sindicalistas propusieron a
los dos militares realizar una alianza que se instalara en el pequeño Departamento Nacional
de Trabajo, para desde allí impulsar la sanción y sobre todo la aplicación efectiva de las leyes
laborales reclamadas largamente por el movimiento obrero, así como el fortalecimiento de los
sindicatos y del propio Departamento de Trabajo. El poder y la influencia creciente de Perón
dentro del gobierno militar provino de su alianza con un sector del sindicalismo argentino,
principalmente con las corrientes sindicales socialista y sindicalista revolucionaria.
A partir de esa alianza y secundado por Mercante, Perón maniobró dentro del gobierno para
que se lo designara al frente del Departamento Nacional del Trabajo que era poco influyente
entonces, hecho que sucede el 27 de octubre de 1943. Perón designó a los líderes sindicales
en los principales cargos del Departamento y desde allí pusieron en marcha el plan sindical,
adoptando inicialmente una política de presión sobre las empresas para que resolvieran los
conflictos laborales por medio de convenios colectivos de trabajo. La vertiginosa actividad del
Departamento de Trabajo y el creciente apoyo a su gestión por parte de dirigentes sindicales
de todas las corrientes (socialistas, sindicalistas revolucionarios, comunistas y anarquistas),
fortaleció a Perón dentro del gobierno militar.
Secretario de Trabajo y Previsión
El 27 de noviembre de 1943, un decreto —redactado por José Figuerola y Juan Atilio
Bramuglia— creó la Secretaría de Trabajo de la Nación; el mismo decreto nombraba a Perón
secretario de Trabajo.
El nuevo organismo incorporaba en su organigrama las funciones del Departamento de
Trabajo y a otras reparticiones, tales como la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, la
Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia Social, la Junta Nacional para Combatir la
Desocupación, la Cámara de Alquileres, entre otras. Dependía directamente del Presidente,
de modo que tenía todas las atribuciones de un ministerio; su función consistía en centralizar
toda la acción social del Estado y fiscalizar el cumplimiento de las leyes laborales, para lo cual
contaba con delegaciones regionales en todo el país. Se transfirieron a la Secretaría, además,
los servicios y facultades de carácter conciliatorio y arbitral, así como las funciones de policía
del trabajo, los servicios de higiene industrial, los de inspección de asociaciones mutualistas y
los relacionados con el trabajo marítimo, fluvial y portuario.
Como reflejo de la jerarquización administrativa de la nueva Secretaría, Perón trasladó las
oficinas del antiguo Departamento ―que estaban en un pequeño edificio en Perú esquina
Victoria, actual Hipólito Yrigoyen― a la sede del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos
Aires, que estaba en frente y no sesionaba desde 1941.
A fines de 1943, el sindicalista socialista José Domenech, secretario general de la
poderosa Unión Ferroviaria, le propuso a Perón participar personalmente de las asambleas
obreras. La primera asamblea sindical a la que asistió fue el 9 de diciembre de 1943 en la
ciudad de Rosario donde Domenech lo presentó como “el Primer Trabajador de la Argentina”.
La presentación de Domenech tendría consecuencias históricas ya que ese título sería uno de
los argumentos para que, dos años después, se aceptara la afiliación de Perón al nuevo
Partido Laborista y aparecería también como uno de los versos más destacados de la "Marcha
Peronista".
Secretario de Trabajo, Ministro de Guerra y Vicepresidente
En febrero de 1944 el dúo Farrel-Perón desplazó a Ramírez de la presidencia, siendo
designado Perón en el estratégico cargo de ministro de Guerra el 24 de febrero de 1944 y al
día siguiente Farrel en la Presidencia de la Nación, primero interinamente y definitivamente a
partir del 9 de marzo. El historiador Roberto Ferrero sostiene que el dúo Farrell-Perón
intentaba conformar un polo «nacionalista popular» que llevara hacia una salida democrática
del régimen, confrontando con el sector «nacionalista elitista» no democrático que había
sostenido a Ramírez como Presidente.
Durante 1944 Farrell impulsó decididamente las reformas laborales que proponía la Secretaría
de Trabajo. Ese año el gobierno convocó a sindicatos y empleadores a negociar convenios
colectivos, un proceso que no tenía precedentes en el país. Ese año se firmaron 123
convenios colectivos que alcanzaban a más de 1 400 000 obreros y empleados y al año
siguiente se firmarían otros 347 convenios cubriendo a 2 186 868 trabajadores.
La Secretaría de Trabajo y Previsión comenzó a hacer realidad el programa histórico del
sindicalismo argentino: se sancionó el Decreto 33.302/43 extendiendo a todos los trabajadores
las indemnizaciones por despido que ya tenían los empleados de comercio; se sancionó el
Estatuto del Periodista; se creó el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se
prohibieron las agencias privadas de colocaciones y se crearon Escuelas Técnicas orientadas
a obreros.
El avance del dúo Farrel-Perón dentro del régimen militar logra su punto más alto cuando 8 de
julio de 1944 logran que Perón sea designado Vicepresidente de la Nación, manteniendo los
cargos de ministro de Guerra y secretario de Trabajo.
El 18 de noviembre de 1944 se anunció la promulgación del Estatuto del Peón de
Campo (Decreto-Ley n.° 28.194) sancionado el mes anterior, modernizando la
situación semifeudal en que aún se encontraban los trabajadores rurales, alarmando a los
grandes estancieros (latifundistas) que controlaban las exportaciones argentinas. El 30 de
noviembre se establecieron los tribunales de trabajo, muy resistidos también por el sector
patronal y los grupos conservadores.
El 4 de diciembre se aprobó el régimen de jubilaciones para empleados de comercio que fue
seguido por la manifestación sindical de apoyo a Perón, la primera en su apoyo y en la que
habló en un acto público, organizada por el socialista Ángel Borlenghi, secretario general del
sindicato, reuniendo una enorme multitud estimada en 200.000 personas.
Paralelamente aumentaba la sindicalización de los trabajadores: mientras que en 1941 había
356 sindicatos con 441.412 miembros, en 1945 esa cantidad había aumentado a 969
sindicatos con 528.523 miembros, en su mayoría "nuevos" trabajadores, étnicamente distintos
de los inmigrantes de las décadas anteriores, provenientes de la migración masiva que estaba
sucediendo desde el interior del país y países limítrofes a las ciudades, especialmente al Gran
Buenos Aires. Se los empezó a llamar despectivamente "morochos", "grasas", "negros",
"negras"y "cabecitas negras" por las clases medias y altas, y también por algunos de los
trabajadores industriales "viejos", descendientes de la inmigración europea.
La Secretaría de Trabajo con el apoyo de un sector cada vez más importante de sindicalismo
estaba reconformando masivamente la cultura que sostenía las relaciones laborales,
caracterizada hasta ese momento por el predominio del paternalismo característico de
la estancia. Un exponente del sector patronal opuesto a las reformas
laborales "peronistas" sostenía por entonces que lo más grave de las mismas era que los
trabajadores habían «comenzado a mirar a los ojos» a sus empleadores. En ese contexto de
transformación cultural referido al lugar de los trabajadores en la sociedad, la clase obrera se
ampliaba constantemente debido a la industrialización acelerada del país. Esta gran
transformación socio-económica fue la base del nacionalismo laborista que tomó forma entre
la segunda mitad de 1944 y la primera mitad de 1945 y que adoptaría el nombre
de peronismo.
El 45
1945 fue uno de los años más importantes de la Historia argentina. Se inició con la obvia
intención de Farrell y Perón de preparar el ambiente para declarar la guerra
a Alemania y Japón con el fin de salir de la situación de completo aislamiento en que se
encontraba el país, y abrir un camino hacia la realización de elecciones.
Ya en octubre del año anterior Argentina había solicitado una reunión a la Unión
Panamericana para considerar un rumbo de acción común. Seguidamente, la alianza de
Perón con los sindicatos, fue desplazando al sector nacionalista de derecha que estaba
instalado en el gobierno desde el golpe de 1943: el Ministro de Relaciones Exteriores Orlando
L. Peluffo, el interventor de Corrientes David Uriburu, y sobre todo el General Sanguinetti,
desplazado del crucial cargo de interventor de la provincia de Buenos Aires que, luego de un
breve interregno, fue asumido por Juan Atilio Bramuglia, el abogado socialista de la Unión
Ferroviaria, integrante del sector sindical que inició el acercamiento del movimiento obrero a
los militares del grupo de Perón.
En febrero Perón realizó un viaje secreto a Estados Unidos para convenir la declaración de
guerra, el cese del bloqueo, el reconocimiento al gobierno argentino y la adhesión de este a
la Conferencia Interamericana de Chapultepec prevista para el 21 de febrero. Poco después
renunció el nacionalista de derecha Rómulo Etcheverry Boneo al Ministerio de Educación
siendo reemplazado por Antonio J. Benítez, un hombre del grupo de Farrel-Perón.
El 27 de marzo, al mismo tiempo que la mayor parte de los países latinoamericanos, Argentina
le declaró la guerra a Alemania y Japón y una semana después firmó el Acta de
Chapultepec quedando habilitada a participar en la Conferencia de San Francisco que fundó
las Naciones Unidas el 26 de junio de 1945, integrando el grupo de los 51 países fundadores.
Simultáneamente con este giro internacional, el gobierno comenzó un giro interno equivalente
dirigido a la realización de elecciones. El 4 de enero el Ministro del Interior, Almirante Tessaire,
anunció la legalización del Partido Comunista. Se prohibieron los diarios pro-
nazis Cabildo y El Pampero, y se ordenó el cese de los interventores universitarios para volver
al sistema reformista de autonomía universitaria, a la vez que se restituía en sus cátedras a
los profesores cesanteados. Horacio Rivarola y Josué Gollán fueron elegidos por la
comunidad universitaria como rectores de la UBA y la UNL respectivamente, y procedieron a
cesantear a su vez a los docentes que adherían al gobierno.
Antiperonismo y peronismo
La característica principal del año 1945 en la Argentina sería la radicalización de la situación
política entre peronismo y antiperonismo, impulsada en gran medida por Estados Unidos, a
través de su embajador, Spruille Braden. En adelante la población argentina quedaría dividida
en dos bandos frontalmente enfrentados: los partidarios de Perón que eran mayoría en
la clase obrera y los no peronistas, que eran mayoritarios en la clase media (sobre
todo porteña) y la clase alta.
El 19 de mayo llegó a Buenos Aires Spruille Braden, el nuevo embajador norteamericano que
se desempeñaría en el puesto hasta noviembre del mismo año. Braden era uno de los dueños
de la empresa minera Braden Copper Company de Chile, partidario de la
política imperialista dura del «Gran Garrote»; tenía una posición abiertamente antisindical y se
oponía a la industrialización de la Argentina. Con anterioridad había desempeñado un papel
relevante en la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, preservando los intereses de
la Standard Oily en Cuba (1942) operando para que rompiera relaciones con España. Con
posterioridad se desempeñó como Subsecretario de Asuntos Latinoamericanos de Estados
Unidos y comenzó a trabajar como lobbista pago de la United Fruit Company impulsando el
golpe de Estado contra Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954.
Según el embajador británico, Braden tenía «la idea fija de que había sido elegido por la
Providencia para derrocar al régimen Farrell-Perón». Desde un primer momento, Braden
comenzó públicamente a organizar y coordinar a la oposición, exacerbando el conflicto
interno. El historiador radical Félix Luna dice que la aparición del antiperonismo fue previa a la
aparición del peronismo.
El 16 de junio la oposición al gobierno militar comenzó la ofensiva con el famoso Manifiesto
del Comercio y la Industria en el que 321 organizaciones patronales, lideradas por la Bolsa de
Comercio y la Cámara Argentina de Comercio cuestionaban duramente la política laboral. La
principal queja del sector empresario era que se estaba creando «un clima de recelos, de
provocación y de rebeldía, que estimula el resentimiento, y un permanente espíritu de
hostilidad y reivindicación».
El movimiento sindical, en el que aún no predominaba el apoyo abierto a Perón, reaccionó
rápidamente en defensa de la política laboral y el 12 de julio la CGT organizó un multitudinario
acto bajo el lema «Contra la reacción capitalista». Según el historiador radical Félix Luna esa
fue la primera vez que los trabajadores comenzaron a identificarse como «peronistas».
La polarización social y política continuó escalando. El antiperonismo adoptó la bandera de
la democracia y criticó duramente las que llamaba actitudes antidemocráticas por parte de sus
adversarios; el peronismo tomó como bandera la justicia social y criticaba duramente el
desprecio por los trabajadores de sus adversarios. En sintonía con los términos de la
polarización, el movimiento estudiantil expresaba su oposición con la consigna «no a la
dictadura de las alpargatas» y el movimiento sindical respondía con «alpargatas sí, libros no».
El 19 de septiembre de 1945 la oposición apareció unida por primera vez con una enorme
manifestación de más de 200.000 personas, denominada la Marcha de la Constitución y la
Libertad, que se dirigió del Congreso al barrio de la Recoleta. Cincuenta personalidades de la
oposición encabezaban la marcha, entre ellos los radicales José P. Tamborini, Enrique
Mosca, Ernesto Sammartino y Gabriel Oddone, el socialista Nicolás Repetto, los radicales
antipersonalistas José M. Cantilo y Diógenes Taboada, el conservador (PDN) Laureano
Landaburu, los demócratas cristianos Manuel Ordóñez y Rodolfo Martínez,
el filocomunista Luis Reissig, el demócrata progresista Juan José Díaz Arana, el rector de
la UBA Horacio Rivarola.
Se ha dicho que la manifestación estaba mayoritariamente integrada por personas de clase
media y alta, lo que resulta históricamente indiscutible, pero ello no invalida el significado
histórico de su amplitud social y su pluralidad política. Desde el presente es posible interpretar
que una de las dos mitades en que se estaba dividiendo la población estaba allí, pero en
aquel momento la marcha aparecía como la unidad de prácticamente todas las fuerzas
políticas y sociales que habían actuado en el país hasta entonces.
La marcha opositora impactó de lleno en el poder de Farrell-Perón y desencadenó una
sucesión de planteos militares contra la permanencia de Perón en el gobierno que se
concretaron el 8 de octubre cuando ante una votación adversa de los oficiales de Campo de
Mayo, que estaba al mando del general Eduardo J. Ávalos (uno de los líderes del GOU), con
apoyo del radicalismo a través de Amadeo Sabattini, Perón presentó la renuncia a todos sus
cargos. El 11 de octubre Estados Unidos le pidió a Gran Bretaña que dejara de comprar
bienes argentinos durante dos semanas para producir la caída del gobierno. El 12 de
octubre Perón fue detenido y llevado a la Isla Martín García. En ese momento los líderes del
movimiento opositor tuvieron el país y el gobierno a su disposición. «Perón era un cadáver
político» y el gobierno, presidido formalmente por Farrell, estaba en realidad en manos del
general Ávalos quien asumió como Ministro de Guerra en reemplazo de Perón y sólo
pretendía entregar el poder a los civiles lo antes posible.
Perón fue reemplazado en la vicepresidencia por el Ministro de Obras Públicas, general Juan
Pistarini quien mantuvo los dos cargos y el Jefe de la Marina el Contralmirante Héctor
Vernengo Lima asumió el ministerio de Marina. La tensión llegó a un punto tal que el líder
radical Amadeo Sabattini fue abucheado por nazi en la Casa Radical, un gigantesco acto civil
atacó el Círculo Militar (12 de octubre) y un comando paramilitar llegó a planear el asesinato
de Perón.
La Casa Radical de la calle Tucumán en Buenos Aires, se había convertido en el centro de
deliberaciones de la oposición. Pero los días pasaron sin que se tomara ninguna resolución y
los líderes opositores cometieron graves errores: uno de ellos, no organizarse y esperar
pasivamente que las Fuerzas Armadas actuaran por sí mismas. Otro error, mucho más grave,
fue aceptar y muchas veces impulsar el revanchismo patronal. El día miércoles 16 de
octubre era día de pago:
Al ir a cobrar la quincena, los obreros se encontraron con que el salario del feriado
12 de octubre no se pagaba, a pesar del decreto firmado días antes por Perón.
Panaderos y textiles fueron los más afectados por la reacción patronal. -¡Vayan a
reclamarle a Perón!- era la sarcástica respuesta.
El 17 de octubre
El miércoles 17 de octubre se produjo una gran movilización de trabajadores y sectores muy
humildes que ocuparon la Plaza de Mayo exigiendo la libertad de Perón. En la misma jugaron
un papel decisivo los dirigentes sindicales, los metalúrgicos Ángel Perelman y Patricio Montes
de Oca, o Cipriano Reyes del gremio de la carne, dirigentes de base de la CGT que iban
recorriendo las fábricas incitando a los trabajadores a abandonar el trabajo para marchar
coreando consignas en favor de Perón por las calles principales hacia el centro de la Capital
Federal y activistas como la escritora uruguaya Blanca Luz Brum. La acción estaba apenas
coordinada por algunos dirigentes gremiales que habían estado agitando los días anteriores y
la principal fuerza de impulso provenía de esas mismas columnas que mientras marchaban
retroalimentaban el movimiento.
El presidente Edelmiro J. Farrell mantuvo una actitud prescindente. Los sectores más
antiperonistas del gobierno, como el almirante Vernengo Lima propusieron abrir fuego contra
los manifestantes. El nuevo hombre fuerte del gobierno militar, el general Eduardo Ávalos, se
mantuvo pasivo esperanzado en que la manifestación se disolviera sola, y se negó a movilizar
las tropas. Finalmente, ante la contundencia de la presión popular, negociaron con Perón y
pactaron las condiciones: Perón hablaría a los manifestantes para tranquilizarlos, no haría
referencia a su detención y obtendría que se retiraran y por otra parte el gabinete renunciaría
en su totalidad y Ávalos solicitaría su retiro; Perón también se retiraría y no volvería a detentar
los cargos de los que fue desplazado, pero el gobierno debía convocar a elecciones libres.
A las 23:10 Perón salió a un balcón de la Casa de Gobierno y habló a los trabajadores
mientras celebraban el triunfo. Anunció su retiro del Ejército, celebró la "fiesta de la
democracia" y antes de pedir que volvieran pacíficamente a sus casas con cuidado de no
dañar a las mujeres presentes dijo:
Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una
enorme satisfacción: pero desde hoy, sentiré un verdadero orgullo de argentino,
porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una
conciencia de trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a
la Patria... Y recuerden trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca.
Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa Patria,
en la unidad de todos los argentinos.
Juan D. Perón, 17 de octubre de 1945

Elecciones de 1946
Tras un corto lapso de descanso, durante el cual contrajo matrimonio con Eva Duarte
en Junín, el 22 de octubre, Perón comenzó su campaña política. El sector de la Unión Cívica
Radical que le apoyaba formó la UCR Junta Renovadora, a la cual se sumaron el Partido
Laborista y el Partido Independiente; organización radical FORJA se disolvió para sumarse al
movimiento peronista.
Las primeras manifestaciones masivas antiperonistas fueron organizadas por el movimiento
estudiantil, bajo el lema de "abajo la dictadura de las alpargatas". Las manifestaciones obreras
que apoyaban las leyes laborales que iba promoviendo Perón, contestaban "alpargatas sí,
libros no".
El avance de la figura de Perón dentro del gobierno militar y su estrecha alianza con los
sindicatos obreros había generado desde el comienzo una fuerte oposición tanto dentro como
fuera de las Fuerzas Armadas, especialmente en las clases medias y altas. En 1945, la
embajada de Estados Unidos dirigida por Spruille Braden promovió la unificación de las
fuerzas opositoras hasta conformar un gran movimiento antiperonista, que incluyó a los
partidos Comunista, Socialista, Unión Cívica Radical, Demócrata Progresista, Conservador,
la Federación Universitaria Argentina (FUA), la Sociedad Rural (terratenientes), la Unión
Industrial (grandes empresas), la Bolsa de Comercio, y los sindicatos opositores. Durante su
breve gestión como embajador, y valiéndose de un excelente dominio del idioma castellano,
Braden actuó como un líder político de la oposición, en una evidente violación del principio de
no intervención en los asuntos internos de un país extranjero. A través de la conformación de
un frente de oposición, Braden estaba seguro de destruir a quien presentaba como "el Hitler
del mañana". Entre otras acciones, Braden propició en 1946, pocos días antes de las
elecciones, la publicación de un informe denominado "El Libro Azul", en el cual se acusaba
tanto a los integrantes del gobierno militar como al anterior ―la presidencia de Castillo― de
colaborar con las potencias del Eje, de acuerdo a documentos recopilados por el
Departamento de Estado estadounidense. En sintonía con la publicación de este libro, los
partidos políticos que sostenían la candidatura presidencial de Perón, publicaron un libro de
respuesta que se tituló "El Libro Azul y Blanco" que instaló hábilmente la consigna Braden o
Perón.
El apoyo popular, organizado por el Partido Laborista y la UCR Junta Renovadora, le dio la
presidencia a Perón con el 56% de votos en las elecciones del 24 de febrero de 1946,
ganando en todas las provincias menos en Corrientes.
A diferencia de las elecciones celebradas durante la década infame, las elecciones de febrero
de 1946 fueron reconocidas como absolutamente limpias por los propios dirigentes y diarios
opositores.

Primera presidencia (1946–1952)


El primer período presidencial de Juan D. Perón se extendió entre el 4 de junio de 1946 y el 4
de junio de 1952. Entre las acciones más destacadas se encuentra la conformación de un
extenso Estado de Bienestar, con eje en la creación del Ministerio de Trabajo y Previsión
Social y la Fundación Eva Perón, una amplia redistribución de la riqueza a favor de los
sectores más postergados, el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres, una
política económica que impulsó la industrialización y la nacionalización de sectores básicos de
la economía y una política exterior de alianzas sudamericanas apoyada en el principio de
la tercera posición. En el mismo período se realizó una reforma constitucional que sancionó la
llamada Constitución de 1949.
En el ámbito partidario unificó los tres partidos que habían sostenido su candidatura
(Laborista, UCR-JR e Independiente) en el Partido Peronista y apoyó la fundación del Partido
Peronista Femenino en 1949.
Política económica
Durante el gobierno de Perón se profundizó la política de sustitución de importaciones
mediante el desarrollo de la industria ligera que se venía impulsando desde la década anterior.
Perón también invirtió fuertemente en la agricultura, especialmente en la siembra de trigo.
Ante la falta de divisas, producto del estancamiento del sector primario, con las que se
importaban los bienes de capital e insumos necesarios para el proceso de industrialización, en
1946 Perón nacionalizó el comercio exterior mediante la creación del IAPI (Instituto Argentino
para la Promoción del Intercambio) que significaba el monopolio estatal del comercio exterior.
Éste le permitió al Estado obtener recursos que utilizó para redistribuir hacia la industria. Dicho
intercambio intersectorial del sector agrario a la industria, provocó conflictos con algunas
asociaciones patronales agropecuarias, en especial la Sociedad Rural Argentina.

Perón firmando la escritura por la cual todos los ferrocarriles pasaron a manos del
Estado.
En 1947 anunció un Plan Quinquenal para fortalecer las nuevas industrias creadas, y
comenzar con la industria pesada (siderurgia y generación de energía eléctrica en San
Nicolás y en Jujuy). Ese mismo año creó la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (Somisa),
designando a su frente al general Manuel Savio y la empresa Agua y Energía Eléctrica. En
1948 el Estado nacionalizó los ferrocarriles, en su mayoría propiedad de capitales ingleses, y
creó la empresa Ferrocarriles Argentinos. También en 1948 creó la Empresa Nacional de
Telecomunicaciones (ENTel). En 1950 creó Aerolíneas Argentinas, la primera empresa
argentina de aviación.
El número de pasajeros transportado por la Flota Mercante de la Argentina (creada en 1941)
aumentó de 1,4 millones en 1947 a 17.6 millones en 1951, mientras que el tonelaje
transportado aumentó de 575 a 866 mil toneladas.
En el área del desarrollo de la ciencia y tecnología inició el desarrollo de energía nuclear con
la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica en 1950, con científicos como José
Antonio Balseiro y Mario Báncora, que desbarataron primero los proyectos fraudulentos del
científico austríaco Ronald Richter y luego sentaron las bases del plan nuclear argentino.
En el sector aeronáutico se dio gran impulso a la producción nacional a través de la Fábrica
Argentina de Aviones, creada en 1927 por el presidente radical Marcelo T de Alvear,
destacándose el desarrollo de aviones de reacción mediante el Proyecto Pulqui dirigido por el
ingeniero alemán Kurt Tank.

Política educativa
Enseñanza primaria y secundaria
Durante el gobierno peronista el número de inscriptos en las escuelas primarias y secundarias
creció a tasas superiores a la de los años anteriores, mientras que en 1946 hubo 2.049.737
alumnos inscriptos en las escuelas primarias y 217.817 en las secundarias, para el año 1955
fueron 2.735.026 y 467.199 respectivamente. Se produjo el acceso a la educación secundaria
de la mayor parte de los hijos de clase media y de una parte significativa de los estratos altos
de la clase trabajadora, especialmente en la enseñanza comercial y técnica. La enseñanza
religiosa en las escuelas primarias y secundarias que venía de la presidencia de Ramírez se
mantuvo hasta ser abolida el 16 de diciembre de 1954 en el marco del conflicto del gobierno
con la Iglesia Católica.
Uno de los motivos de irritación de los opositores fue la introducción en los textos escolares de
dibujos, fotografías y textos laudatorios de Perón y Evita tales como "¡Viva Perón! Perón es un
buen gobernante. Perón y Evita nos aman" y otros similares. En la escuela secundaria se
introdujo la materia "Cultura Ciudadana" que en la práctica era un medio de propaganda del
gobierno, sus protagonistas y sus realizaciones. Una vez publicado el libro La razón de mi
vida de Eva Perón el mismo texto fue obligado tanto en el nivel primario como en el
secundario.
Enseñanza universitaria
En materia de política universitaria, durante su primera presidencia Perón impulsó medidas
que tendieran a acercar a los sectores populares a la universidad pública. En 1948 envió al
Congreso un proyecto de ley para crear la Universidad Obrera Nacional (actualmente
denominada UTN), que fue creada por Ley 13.229 y puesta en funcionamiento en 1952, con
centros en Buenos Aires, La Plata, Bahía Blanca y Avellaneda. El objetivo de la Universidad
Obrera fue orientarla hacia la ingeniería productiva con regímenes de estudios gratuitos y que
facilitaran el acceso de los jóvenes trabajadores.
En 1949 decretó la gratuidad de la enseñanza pública universitaria (Decreto 29.337/1949);
para 1955 la cantidad de estudiantes universitarios se triplicó. Al anunciar el decreto Perón
declaró:
Desde hoy quedan suprimidos los actuales aranceles universitarios en forma tal
que la enseñanza sea absolutamente gratuita y esté al alcance de todos los
jóvenes argentinos que anhelan instruirse para el bien del país.
Juan D. Perón
Durante su mandato se construyó también el edificio de la nueva Facultad de Derecho y se
crearon las de Arquitectura y de Odontología, siempre de la Universidad de Buenos Aires.
Ya en su segunda presidencia Perón creó el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y
Científicas (CONITYC) antecedente inmediato del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) y se abrió una nueva sede regional de la Universidad
Obrera en Tucumán.
Perón inició su gobierno con las universidades intervenidas por el gobierno anterior. Los
historiadores antiperonistas han criticado la política educativa de gobierno peronista
atribuyéndole la renuncia y cesantía renunciaron de gran cantidad de docentes de las
universidades públicas.
Una parte muy importante de los estudiantes y graduados universitarios fueron abiertamente
antiperonistas, y sus organizaciones gremiales como la Federación Universitaria de Buenos
Aires, la Federación Universitaria Argentina y el Colegio de Abogados, en algunos casos
participaron en actividades golpistas y terroristas.
Política sanitaria
En 1946 Dr. Ramón Carrillo fue designado Secretario de Salud Pública y en 1949 al crearse
nuevos ministerios pasó a ser ministro del área. Desde su cargo trató de llevar a cabo un
programa sanitarista que se dirigía hacia la creación de un sistema unificado de salud
preventivo, curativo y de asistencia social de carácter universal en el cual el Estado cumpliría
un papel preponderante. Si bien tropezó con grandes obstáculos "la acción gubernamental
comportó un mejoramiento sustantivo en las condiciones de la salud pública". Uno de esos
obstáculos lo constituyó la constitución o el afianzamiento de las obras sociales de los
sindicatos, especialmente aquellos con mayor número de afiliados tales como los ferroviarios
y los bancarios, y otro fue la actividad de la Fundación Eva Perón que en ciertas áreas se
superponía con las de Salud Pública; ambos factores conspiraban contra el proyecto
unificador de Carrillo. El número de camas en hospitales que era de 66.300 en 1946 (4 cada
1000 habitantes) pasó en 1954 a 131.440 (7 cada 1000 habitantes). Se hicieron campañas
para combatir enfermedades endémicas como el paludismo, la tuberculosis y
la sífilis utilizando a gran escala los recursos del DDT para el primero y la penicilina para las
últimas y se acentuó la política sanitaria en las escuelas al hacer obligatoria la vacunación en
su ámbito. En 1942 unos 6,5 millones de habitantes tenían provisión de agua corriente y 4
millones, servicios cloacales, y en 1955 los beneficiarios eran 10 millones y 5,5 millones
respectivamente. La mortalidad infantil que era de 80,1 por mil en 1943 bajó a 66,5 por mil en
1953 y la esperanza de vida que era de 61,7 años en 1947 subió a 66,5 años en 1953.
Política comunicacional
El gobierno de Perón fue el primero en realizar una política acerca de los medios de
comunicación; "el Estado conformó un monopolio de la información y un monopolio de los
medios de comunicación para consolidar su influencia en las masas...Por un lado, el gobierno
restringió tres libertades básicas del individuo: a) libertad de expresión y sus dos variantes,
libertad de pensamiento y libertad de opinión. b) libertad de imprenta. c) libertad de prensa. Y
por otro lado, el gobierno posibilitó la conformación oligopólica del sistema de medios de
radiodifusión fundado en un conjunto articulado de normas" Este proceso se dio en un
contexto de manipulación y distorsión informativa utilizada tanto por los medios afines al
gobierno como por los medios condenatorios con Perón.
La cinematografía se vio beneficiada por la puesta en marcha de tres medidas: la
obligatoridad de la exhibición de películas argentinas en todo el país (Ley 1299/47), la
reglamentación de la ley de protección a la industria cinematográfica (Decreto 16688/50) y la
protección a la industria cinematográfica (Decreto 11731/52).
La prensa gráfica se favoreció con la ratificación de la ley del Estatuto del Periodista
Profesional declarada en 1946.
En cuanto a la televisión, la primera transmisión se realizó desde Canal 7 el 17 de
octubre de 1951 con la emisión de un acto político, el "Día de la Lealtad", realizado en Plaza
de Mayo.
Se dictó la primera Ley de Radiodifusión del país (14241/53) en 1953, la cual define al servicio
como de "interés público", crea el Ministerio de Comunicaciones, establece la necesidad de
70% de capital nacional a los licenciatarios, decreta las licencias por 20 años con la
posibilidad de prórroga sujeta a la aprobación del Ministerio de Comunicaciones, obliga a la
promoción de la acción de gobierno, educación y cultura nacional, y no restringe la publicidad.
En el artículo 24 de la ley se establecía que el llamado debía realizarse en el término de 45
días desde su promulgación.
En junio de 1954, mediante el Decreto 9967/54 se realizó la licitación de las licencias de las
tres cadenas de radio que existían en el país (LR1 y "Red Azul y Blanca", LR3 y "Primera
Cadena Argentina de Broadcasting" y LR4 y "Red Argentina de Emisoras Splendid") y la
licencia para Canal 7 y otras dos licencias para canales de televisión. La adjudicación de las
licencias, a través del Decreto 17959/54 se realizó "a licenciatarios que cumplieran con una
condición implícita en el llamado: corresponder a una estructura política estatal/familiar que
fuera incondicional a Perón": LR1 fue adjudicada a la Editorial Haynes, presidida por Oscar
Maroglio (ex presidente del Banco de Crédito Industrial, de propiedad del Estado), LR3 a la
Asociación de Promotores de Teleradiodifusión, gerenciada por Jorge Antonio, amigo personal
de Perón, y LR4 a La Razón, presidida por Miguel Miranda, ex presidente del Consejo
Económico y Social.
Política exterior
En 1946, a pocos meses de finalizar la Segunda Guerra Mundial que encumbró a Estados
Unidos como máxima potencia mundial, Argentina se encontraba en una situación de
aislamiento internacional a causa de su enfrentamiento precisamente con Estados Unidos,
originado en múltiples causas. El año anterior Argentina había estado ausente de la
Conferencia Interamericana que culminó con el Acta de Chapultepec, debido a que Estados
Unidos bloqueó el reconocimiento del gobierno del presidente Farrel, del que Perón fue
Vicepresidente. Al asumir Perón la Presidencia, esas tensiones con Estados Unidos
continuaban sin cambios sustanciales.
El primer Ministro de Relaciones Exteriores que designó Perón fue el abogado sindical de
formación socialista Juan Atilio Bramuglia, uno de los fundadores del peronismo. La primera
misión que le encargó fue la de revertir la situación de aislamiento de la Argentina. En ese
contexto se desarrolló la tercera posición justicialista, una postura filosófica, política e
internacional que tomaba distancia tanto del mundo capitalista como del mundo comunista. El
propio Perón esbozó por primera vez el contenido de la tercera posición justicialista en
un Mensaje a Todos los Pueblos del Mundo pronunciado el 16 de julio de 1947, cuando a la
Argentina le tocó presidir el Consejo de Seguridad durante la primera crisis de la Guerra
Fría (Bloqueo de Berlín). El mensaje de Perón fue transmitido por más de mil radioemisoras
todo el mundo, incluida la BBC de Londres:
La labor para lograr la paz internacional debe realizarse sobre la base del
abandono de ideologías antagónicas y la creación de una conciencia mundial de
que el hombre está sobre los sistemas y las ideologías, no siendo por ello
aceptable que se destruya la humanidad en holocausto de hegemonías de
derecha o de izquierda.
Juan Domingo Perón
Más adelante en el Mensaje de apertura de sesiones del Congreso Nacional pronunciado el 1
de mayo de 1952 ampliaría el concepto:
Hasta que proclamamos nuestra doctrina, frente a nosotros se levantaba triunfante
el individualismo capitalista y el colectivismo comunista alargando la sombra de
sus alas imperiales por todos los caminos de la humanidad. Ninguno de ellos
había realizado ni podía realizar la felicidad del hombre. Por un lado, el
individualismo capitalista sometía a los hombres, a los pueblos y a las naciones a
la voluntad omnipotente, fría y egoísta del dinero. Por el otro lado el colectivismo,
detrás de una cortina de silencio, sometía a los hombres, a los pueblos y a las
naciones al poder aplastante y totalitario del Estado... Nuestro propio pueblo había
sido sometido durante varios años por las fuerzas del capitalismo entronizado en
el gobierno de la oligarquía y había sido esquilmado por el capitalismo
internacional... El dilema que se nos presentaba era terminante y al parecer
definitivo: o seguíamos bajo la sombra del individualismo occidental o
avanzábamos por el nuevo camino colectivista. Pero ninguna de las dos
soluciones había de llevarnos a la conquista de la felicidad que nuestro pueblo
merecía. Por eso decidimos crear las nuevas bases de una tercera posición que
nos permitiese ofrecer a nuestro pueblo otro camino que no lo condujese a la
explotación y a la miseria... Así nació el Justicialismo bajo la suprema aspiración
de un alto ideal. El Justicialismo creado por nosotros y para nuestros hijos, como
una tercera posición ideológica tendiente a liberarnos del capitalismo sin caer en
las garras opresoras del colectivismo.
Juan Domingo Perón, 1 de mayo de 1952
La tercera posición argentina fue llevada adelante por Bramuglia primero y los cancilleres
posteriores con un sentido pragmático, que evitaba confrontar con Estados Unidos. A poco de
asumir Perón envió al Congreso para su ratificación el Acta de
Chapultepec (alianza panamericana antecedente directo de la OEA) y el tratado de creación
de la Organización de las Naciones Unidas. La Cámara de Senadores Senado aprobó la
ratificación por unanimidad, pero en la Cámara de Diputados la oposición radical propuso
rechazar ambos tratados, absteniéndose en la votación al igual que siete diputados del
oficialismo.
En 1947 la Argentina suscribió el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR),
luego de intentar sin resultado convencer a los países latinoamericanos de que las decisiones
militares se tomaran por unanimidad. Entre 1947 Argentina obtuvo un éxito internacional al ser
elegida para integrar por dos años el Consejo de Seguridad de la ONU, llegando incluso en
1948 a asumir la presidencia del mismo para tratar el conflicto generado por el Bloqueo de
Berlín, gestión que quedó a cargo de Bramuglia, quien adoptó una activa gestión mediadoras
entre los dos bandos. El 3 de junio de 1947 en un gesto sin precedentes el
presidente Truman invitó al embajador argentino que era el Dr. Oscar Ivanissevich a concurrir
a la Casa Blanca donde departió amablemente con la visible ausencia de Braden que dos días
después renunciaba. En forma inmediata Argentina estableció relaciones diplomáticas con
la Unión Soviética y a continuación inició tratativas comerciales y cerró acuerdos comerciales
con Rumania, Bulgaria, Polonia, Checoslovaquia y Hungría.
Pese a todo ello Estados Unidos siguió actuando en perjuicio de la Argentina, llegando a
prohibir que las divisas del Plan Marshall fueran utilizadas para comprar granos y carnes
argentinas.97 En especial la tercera posición adoptada por la Argentina fue considerada
"desfavorable" para los intereses de Estados Unidos. Un memorándum del Departamento de
Estado de Estados Unidos del 21 de marzo de 1950 dice:
Hay una dimensión de la política argentina llamada la 'tercera posición' que es
desfavorable a los intereses de los Estados Unidos. Cuando fue publicada por
primera vez a mediados de 1947, este concepto parecía ser una indicación de que
la Argentina no deseaba seguir ni a los capitalistas Estados Unidos ni a la Rusia
comunista en asuntos mundiales, sino que elegía un curso independiente. Otras
naciones fueron invitadas a unirse con la Argentina en un tercer grupo que
trabajaría por la paz y contrarrestaría la tendencia hacia la guerra entre ambos
bloques. Posteriormente, sin embargo, el presidente Perón nos ha asegurado que
la 'tercera posición' es una política de tiempos de paz y un 'recurso político' que no
tendrá efecto alguno si los Estados Unidos y la URSS entrasen en guerra, en cuyo
caso la Argentina declararía la guerra inmediatamente del lado de los Estados
Unidos. Cualesquiera sean las intenciones de Perón, los propagandistas
argentinos de la 'tercera posición' han dañado las relaciones norteamericano-
argentinas y en medida menor han sido causa de embarazo para los Estados
Unidos en sus relaciones con otras repúblicas americanas. En la Argentina y en el
extranjero, han vilipendiado a Moscú y su influencia internacional, pero con igual y
quizás mayor severidad han atacado al 'imperialismo yanqui' y a 'Wall Street' por
diversas y supuestas actividades en el hemisferio occidental. Es nuestra política
contrarrestar esta propaganda siempre que sea posible. A través de canales
diplomáticos le señalamos a Perón y sus representantes que si el gobierno
argentino es sincero en su deseo profeso de colaborar con los Estados Unidos
contra el comunismo, debe abstenerse de debilitar la causa de la democracia
mediante ataques a los Estados Unidos.
Otra cuestión internacional de la época que despierta controversias entre los historiadores, es
el ingreso a la Argentina y otros países sudamericanos, de numerosos nazis prófugos durante
y después de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos, Adolf Eichmann, Joseph Mengele, Erich
Priebke, Dinko Sakic, Josef Schwammberger, Gerhard Bohne, Walter Kutschmann, Ante
Pavelic.99 100 En ese período Argentina acogió a varios exiliados políticos provenientes
de Bolivia tras el derrocamiento del coronel Juan Gualberto Villarroel en julio de 1946,
como Víctor Paz Estenssoro, Augusto Céspedes, Carlos Montenegro y el general Alfredo
Pacheco Iturri.
Igualdad entre hombres y mujeres
Durante el primer gobierno de Perón se produjo un cambio histórico en lo que respecta al
reconocimiento de los derechos de la mujer. Se incorporaron al máximo texto jurídico los
nuevos derechos sociales como también el voto femenino, que había sido aprobado en 1947,
y que reivindicaba a la mujer hasta entonces marginada de la vida política argentina.
El sufragio femenino
En 1947, se sancionó la ley reconociendo a todas las mujeres mayores de 18 años el derecho
a votar y ser votadas (sufragio femenino), existiendo recién entonces sufragio universal en la
Argentina. El derecho ya había sido reconocido en San Juan por la reforma constitucional
de 1927. A nivel nacional, el derecho al voto venía siendo reclamado por las mujeres
desde 1907, cuando Alicia Moreau y otras mujeres fundaron el Comité Pro Sufragio Femenino.
Sin embargo ni la Unión Cívica Radical ni los conservadores apoyaron institucionalmente el
reclamo y los proyectos presentados fueron sistemáticamente rechazados.
Sin embargo las resistencias al sufragio femenino no estaban ausentes tampoco en el
peronismo. En ese sentido Eva Perón (Evita) jugó un papel importante. Luego del 17 de
octubre de 1945, a propuesta de Evita, Perón desde su cargo de Vicepresidente, intentó
sancionar la ley del voto femenino. Sin embargo las resistencias tanto dentro de las Fuerzas
Armadas en el gobierno, como de la oposición, que alegaba intenciones electoralistas,
frustraron el intento. También influyó el hecho de que la influencia de Evita dentro del
peronismo era relativamente débil antes del 24 de febrero de 1946.
Luego de las elecciones de 1946, Evita comenzó a hacer abierta campaña por el voto
femenino, a través de mítines de mujeres y discursos radiales, al mismo tiempo que su
influencia dentro del peronismo crecía. El proyecto de ley fue presentado inmediatamente
después de asumido el gobierno constitucional (1 de mayo de 1946). A pesar de que era un
texto brevísimo en tres artículos, que prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el
Senado recién dio media sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar
más de un año para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la
Ley 13.010, estableciendo la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres.
Igualdad jurídica en el matrimonio y la patria potestad
La igualdad política de hombres y mujeres, se complementó con la "igualdad jurídica de los
cónyuges y la patria potestad" compartida que garantizó el artículo 37 (II.1) de la Constitución
de 1949.
El texto fue directamente escrito por Eva Perón.
En 1955 la Constitución fue derogada, y con ella la garantía de igualdad jurídica entre el
hombre y la mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad, reapareciendo la prioridad del
hombre sobre la mujer.
La reforma constitucional de 1957 tampoco reincorporó esta garantía constitucional, y la mujer
argentina permaneció discriminada legalmente hasta que se sancionó la ley de patria potestad
compartida en 1985, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Política social
Entre otras reformas sociales y políticas, durante su primer gobierno Perón derogó la ley que
establecía la discriminación entre hijos legítimos e ilegítimos y se desarrolló un amplio plan de
viviendas para trabajadores. En 1951 comenzó a transmitir LR3 Televisión Radio Belgrano,
actualmente llamado Canal 7.
Política obrera
Durante el primer gobierno peronista "el componente salarial del ingreso nacional superó, por
primera vez en la Historia, a la retribución obtenida en concepto de ganancias, intereses y
renta de la tierra. En 1948 aquel ascendía a 53% contra 47% de éste, lo que se comparaba
favorablemente con la situación imperante sólo un lustro atrás, cuando los trabajadores
percibían 44,4% y los empresarios, capitalistas y rentistas recibían 55,6%".
Política energética
Juan Domingo Perón retomó la política energética de corte nacionalista que había
impulsado Yrigoyen con la creación de YPF, mediante la nacionalización de los hidrocarburos
que quedó respaldada gracias al artículo 40 de la Constitución de 1949. En seis años de
gobierno se llegó a aumentar en un 50% la producción de petróleo, llegando a tener el 84%
del total de la extracción de crudo, con una política de subsidios al consumo. Sin embargo no
llegó a alcanzar el autoabastecimiento, por lo que se tuvo que concurrir a la importación, ya
que solo un 54% del petróleo consumido en el país era de origen nacional. Por ello Perón
firmó un contrato el 11 de diciembre de 1947 entre YPF y la empresa petrolera
estadounidense Drilexco, para la exploración de cuarenta pozos de petróleo, ya que los
recursos que tenía el Estado no eran suficientes para logar por sí solo el autoabastecimiento.
El presidente mandó al Congreso una ley para inversiones en el rubro petrolero. Sin embargo
hubo arduos debates en el Congreso Nacional inclusive dentro del oficialismo por considerar
que la ley violaba los principios de la constitución peronista, el legislador John William
Cooke fue un notable opositor de la misma. La ley fue sancionada con éxito en 1953. Existía el
temor de que se produjeran concesiones abusivas a las petroleras extranjeras bajo la nueva
reglamentación. Comenzado el segundo mandato de Perón en 1952, la Argentina se
encontraba en una aguda crisis energética: YPF se encontraba muy lejos de autoabastecer de
combustible al país, en consecuencia, importaba un 60 % y en 1954 tuvo su primera crisis en
la balanza de pagos. El general Perón también firmó en 1954 un acuerdo con la Standard
Oil para que la empresa estadounidense explotara una extensa área del sur argentino con
yacimientos. Hubo duras críticas al contrato, se lo acusó de violar la soberanía argentina, y el
mismo quedó sin efecto tras el golpe de Estado que derrocó a Perón en 1955.
Se creó la empresa distribuidora Gas del Estado, para la distribución de aquel recurso. Se
puso en marcha el primer gasoducto que conectó la ciudad de Comodoro Rivadavia con
la Ciudad de Buenos Aires, de una longitud de mil seiscientos kilómetros. Fue inaugurado
el 29 de diciembre de 1949, siendo el primero de su especie en Sudamérica y el más largo del
mundo para ese momento, se construyó además sin financiamiento externo. Pero tras el golpe
de Estado de 1955 no se llegaron a construir las válvulas y terminales para que el gasoducto
fuera capaz de transportar gas a los hogares. A su vez, la reforma constitucional nacionalizo
los yacimientos petroleros, haciendo así de YPF un monopolio estatal.
Durante sus años en el exilio, Perón dijo al respecto de YPF:
"Yo creo que YPF no tiene ni capacidad organizativa ni capacidad técnica ni
capacidad financiera para un esfuerzo de esa naturaleza. Los sistemas empleados
en la Argentina distan mucho de los nuevos métodos de exploración, prospección,
cateo y exploración racional de los yacimientos modernos. Los costos de
producción de YPF son absolutamente antieconómicos. Hacer de esto una
cuestión de amor propio es peligroso y estúpido... Estos nacionalistas de opereta
han hecho tanto mal al país con sus estupideces como los colonialistas con su
viveza. Unos negativos y otros excesivamente positivistas representan dos
flagelos para la economía del país".
Juan Domingo Perón.

Huelga ferroviaria de 1950 y 1951


El 15 de noviembre de 1950 comenzó una huelga de los ferroviarios por reclamos salariales
que finalizó con un “acuerdo de caballeros” entre huelguistas y funcionarios del Ministerio de
Trabajo conforme al cual retornarían al trabajo el día 24 de noviembre, se les concedería un
aumento salarial y se dejarían sin efecto las sanciones aplicadas a los huelguistas. Sin
embargo, en la primera semana de diciembre el gobierno dejó sin efecto el convenio arribado
y despidió y encarceló a los líderes del movimiento de fuerza. Disconforme con las gestiones
que había realizado el Secretario de Transportes, coronel Castro, Perón lo hizo renunciar el 16
de enero de 1951. En enero de 1951 comenzó una nueva huelga que abarcó todas las líneas
ferroviarias, con el objeto de reclamar la libertad de los dirigentes presos. El gobierno declaró
ilegal el conflicto sin obtener el cese de la huelga. En un discurso pronunciado el 24 de enero
Perón afirmó refiriéndose a los trabajadores ferroviarios: “El que vaya a trabajar, estará
movilizado, y el que no vaya será procesado e irá a los cuarteles para ser juzgado por
la justicia militar, de acuerdo con el código de justicia militar”. Al día siguiente un decreto de
Perón dispuso la movilización militar de los ferroviarios, que estuvo a cargo del Ejército. Cerca
de dos mil trabajadores fueron detenidos y unos trescientos quedaron en prisión,
produciéndose el retorno al trabajo de los huelguistas tres días después.
Actos de violencia
Las dos primeras presidencias de Perón se caracterizaron por una violencia política creciente.
Los peronistas cuestionaron las acciones racistas, clasistas, golpistas y terroristas de los
antiperonistas, concretadas en asesinatos, masacres y golpes de Estado, en tanto que éstos
cuestionaron las torturas policiales, las detenciones arbitrarias, la violación a la libertad de
prensa y expresión y los asesinatos políticos producidos por la acción u omisión del gobierno.
Entre los actos de violencia más cuestionados al gobierno, se encuentran: el atentado al
sindicalista Cipriano Reyes en 1947 y su posterior detención y condena acusado de formar
parte de un complot golpista; las torturas causadas por la Policía Federal a varios opositores,
entre ellos Ernesto Mario Bravo, Luis Vila Ayres, Juan Ovidio Zavala, Roque Carranza,
Yolanda J. V. de Uzal, los hermanos María Teresa y Jorge Alfredo González Dogliotti; las
cesantías de docentes antiperonistas; la detención de diputados opositores como Ricardo
Balbín, Ernesto Sanmartino y Alfredo Palacios; las restricciones a la libertad de expresión y de
prensa; la expropiación de los diarios La Prensa y La Nueva Provincia; la condena judicial por
desacato y encarcelamiento de Michel Torino propietario del diario El Intransigente de Salta; la
quema del local central y biblioteca del Partido Socialista y de otros locales de partidos no
peronistas y del Jockey Club; la quema de iglesias del 16 de junio de 1955; la tortura y
asesinato del sindicalista tucumano Carlos Aguirre por la policía de Tucumán; la tortura,
asesinato y desaparición del médico Juan Ingalinella.
El gobierno de Perón adoptó medidas restrictivas de la libertad de expresión y de prensa,
contra los medios no peronistas, a la vez que tomó el control de todas las emisoras de radio e
impulsó la creación de medios peronistas.
Entre los actos de violencia más cuestionados a los antiperonistas, se encuentran: la
detención y plan de asesinato de Perón en octubre de 1945; el plan de golpe de Estado de
febrero de 1946; la generalización de expresiones públicas de odio y discriminación como
"aluvión zoológico", "grasas", "cabecitas negras", "sarampión populista", "¡Viva el cáncer!"
cuando Eva Perón estaba muriendo de esa enfermedad; la creación de comandos
civiles terroristas; el golpe de Estado del 28 de septiembre de 1951, el atentado terrorista del
15 de abril de 1953 en Plaza de Mayo; el bombardeo y ametrallamiento de Plaza de Mayo del
16 de junio de 1955, que causó más de 350 muertos y 800 heridos; el golpe de Estado del 16
de septiembre de 1955 que derrocó a Perón; la vejación, secuestro y desaparición del cadáver
de Eva Perón; los fusilamientos y asesinatos de peronistas de 1956 que causaron la muerte
del teniente coronel José Albino Yrigoyen, el capitán Jorge Miguel Costales, Dante Hipólito
Lugo, Clemente Braulio Ros, Norberto Ros, Osvaldo Alberto Albedro, Carlos Lizaso, Nicolás
Carranza, Francisco Garibotti, Vicente Rodríguez, Mario Brión, Carlos Irigoyen, Ramón R.
Videla, Rolando Zanetta, Teniente Coronel Oscar Lorenzo Cogorno, Subteniente de Reserva
Alberto Abadie, Coronel Eduardo Alcibíades Cortines, Capitán Néstor Dardo Cano, Coronel
Ricardo Salomón Ibazeta, Capitán Eloy Luis Caro, Teniente Primero Jorge Leopoldo Noriega,
Suboficial Néstor Marcelo Videla, Sub Oficial Principal Ernesto Gareca; Sub Oficial Principal
Miguel Ángel Paolini; Cabo Músico José Miguel Rodríguez; Sargento Hugo Eladio Quiroga,
Miguel Ángel Maurino, Sargento ayudante Isauro Costa, Sargento carpintero Luis Pugnetti,
Sargento músico Luciano Isaías Rojas, Gral. De División Juan José Valle y Aldo Emil Jofré; la
ilegalización del peronismo realizada en 1956 y las miles de detenciones y cesantías de
militantes, artistas, deportistas, empleados públicos y docentes simpatizantes del peronismo;
la intervención militar de los sindicatos en 1956; la derogación por proclama militar de
la Constitución de 1949; las restricciones a la libertad de expresión y de prensa; la anulación
de las elecciones de 1962; la desaparición y encubrimiento del asesinato del
sindicalista Felipe Vallese en 1962; la detención del avión en que Perón pretendía volver a la
Argentina en 1964 por parte la dictadura militar brasileña a pedido del gobierno argentino
de Arturo Illia; la proscripción del Partido Peronista entre 1955 y 1972 y de Perón hasta 1973.
El odio mutuo entre peronistas y antiperonistas se extendería por muchos años. En 1973
Perón y el líder radical Ricardo Balbín, se abrazaron públicamente con el fin de transmitir a la
población la necesidad de cesar en ese odio, con un resultado limitado. Entre muchas otras
personas involucradas, el peronista Antonio Cafiero -que fuera Ministro de Economía de
Perón- y el historiador y político radical Félix Luna, han reflexionado sobre la violencia política
mutua entre peronistas y antiperonistas:
Félix Luna (1993): Era una atmósfera en donde la oposición era tomada como si
fuese una sombra negativa en el país, un sector que, por no compartir los ideales
de la mayoría, debía ser marginado del proceso político.

Antonio Cafiero (2003): Los atentados terroristas de aquella infausta


tarde marcaron el comienzo de una etapa de violencia, dolor y muerte que habría
de extenderse durante treinta años de Historia argentina. Aquellos vientos
sembrados en la tarde del 15 de abril trajeron estas tempestades posteriores.
Debo decirlo: fueron los peronistas los que pagaron el tributo más alto a esta
ordalía. Porque la violencia tuvo dos caras. La del peronismo, durante la época de
la proscripción y del exilio (1955-1973), se caracterizó por una suerte de jactancias
verbales y el ataque a bienes físicos simbólicos, por cierto muy valiosos y
respetables. En cambio, la del antiperonismo se caracterizó por el terrorismo brutal
y el desprecio al valor de la vida humana. Los peronistas fueron insolentes. Pero el
antiperonismo rezumaba odio. Los peronistas alardeaban: los antiperonistas
fusilaban. Hubo que esperar veinte años para alcanzar la reconciliación de
peronistas y antiperonistas que nos legaron Perón y Balbín.
La dictadura militar instalada en 1976, de ideología antiperonista, llevó la violencia política al
paroxismo del genocidio y terrorismo de estado sistemático. Luego de recuperada la
democracia el 10 de diciembre de 1983, la violencia política entre peronistas y antiperonistas
se redujo sustancialmente.
Reforma constitucional
Asimismo durante el primer gobierno de Perón se reformó la Constitución Nacional en
1949 incorporándose los derechos laborales y sociales (Art. 37) que caracterizaron
al constitucionalismo social y las bases jurídicas para expropiar grandes empresas
monopólicas (Art. 40). Al mismo tiempo se establecía la reelección presidencial indefinida (Art.
78). Esta Constitución sería derogada por una proclama del régimen militar que derrocó al
gobierno peronista.
Derechos políticos de los habitantes de los territorios nacionales
Perón daría inicio durante su primera presidencia a una política de reconocimiento de los
derechos políticos en los territorios nacionales (Chaco, Chubut, Formosa, La Pampa,
Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico
Sur), cuyos habitantes no podían elegir sus propias autoridades, ni elegir las autoridades
nacionales. Por entonces sólo tenían derechos políticos los ciudadanos que habitaban las
catorce provincias existentes (Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos,
Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero y
Tucumán) y la Capital Federal.
El artículo 82 de la Constitución de 1949 había establecido que la elecciones del presidente y
vicepresidente debía realizarse por voto directo de todos los ciudadanos que habitaran las
provincias, la Capital Federal y los territorios federales. Hasta entonces, la elección la
realizaban los colegios electorales provinciales, que sólo podían ser elegidos por quienes
habitaban las provincias y la Capital Federal. A fin de reglamentar ese derecho, Perón dictó el
Decreto nº 17.821 del 10 de septiembre de 1951, habilitando por primera vez la participación
de los habitantes de los territorios nacionales en las elecciones presidenciales de 1951, en las
que también votaron por primera vez las mujeres.
En el mismo decreto Perón estableció el cargo de delegado de cada territorio nacional ante la
Cámara de Diputados de la Nación, elegidos por los ciudadanos de cada uno de los territorios.
Los delegados tenían voz y voto en las comisiones, pero en las sesiones plenarias solo tenían
voz y no integraban el quórum. Finalmente estableció que a partir de 1951 las autoridades de
los municipios localizados en los territorios nacionales serían elegidos por el voto popular.
La política de ampliación de derechos políticos se completó con el proceso de
provincialización de los mismos, a fin de que sus autoridades fueran elegidos por los propios
habitantes de los territorios nacionales. Por Ley 14037 del 8 de agosto de 1951 se
provincializaron los dos primeros territorios provincializados: Chaco y La Pampa. Las nuevas
provincias se constituyeron pocos meses después mediante sendas asambleas
constituyentes, elegidas democráticamente, que sancionaron sus respectivas constituciones y
el nombre que llevarían, decidiendo llamarlas Juan Perón y Eva Perón, respectivamente.
Durante su segunda presidencia se sancionaron las leyes provincializando todos los demás
territorios nacionales, aunque la dictadura que lo derrocó revertiría parcialmente la decisión,
reestableciendo el territorio nacional de Tierra del Fuego.
Luego del derrocamiento de Perón en 1955, la dictadura gobernante abolió la Constitución de
1949, reestableciendo el voto indirecto de la fórmula presidencial y volviendo de ese modo a
excluir de los derechos políticos a los habitantes de los territorios nacionales. La Asamblea
Constituyente de 1957 convalidó esa pérdida de derechos.

Segunda presidencia (1952–1955)

Perón y Evita el 4 de junio de 1952 durante su segunda asunción.


A partir de la reforma de la Constitución Nacional Argentina fue posible la reelección del
presidente; Perón se presentó nuevamente como candidato —en las primeras elecciones
nacionales en que votaban las mujeres— y obtuvo la victoria con un 62 % de los votos.
Derechos políticos de los habitantes de los territorios nacionales
En su segunda presidencia Perón continuó su plan de ampliación de los derechos políticos de
los habitantes de los territorios nacionales, impulsando la provincialización de todos los
territorios que aún restaban: Chubut, Formosa, Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y
Tierra del Fuego (éstos dos últimos fusionados en una sola provincia). Estas medidas fueron
parcialmente anuladas por la dictadura que derrocó a Perón en 1955, reestableciendo el
territorio nacional de Tierra del Fuego, cuyos habitantes perderían así los derechos que les
otorgaba la provincialización.
Crisis económica
Los productos argentinos habían sido excluidos de forma deliberada de los mercados
europeos que participaron en el Plan Marshall debido a las diferencias políticas entre
los Estados Unidos y el gobierno de Perón. Esto dañaría al sector agrario argentino,
dependiente de Europa en lo que respecta a sus exportaciones agrarias, y ayudaría a
precipitar el deterioro de la economía del país, que se hizo evidente desde finales de la
primera presidencia de Perón.
Entre junio de 1952 y septiembre de 1955, ante la caída de la producción industrial y –sobre
todo– la caída internacional de los precios agrícolas que siguió a la recuperación europea de
postguerra, la fuente de ingresos genuinos del Estado Argentino se vio cercenada en gran
medida, por lo que el gobierno aumentó las tasas de interés de los créditos bancarios,
disminuyendo la presión inflacionaria pero frenando el rápido crecimiento de la participación
de los sueldos en la producción total. Los salarios, que habían aumentado considerablemente
hasta ese momento, se congelaron —al igual que los precios— por medio de contratos
bianuales. El IAPI comenzó nuevamente a subvencionar al sector agrario y se llevó adelante
un "Plan Económico de Coyuntura", además de iniciar la búsqueda de inversiones de capital
extranjero en el sector petrolero con el propósito de desarrollar la industria pesada fue motivo
de polémicas y atrajo las críticas de los opositores, entre ellos Frondizi.
Hacia 1953 se logró controlar el proceso inflacionario, y la economía volvió a crecer
aceleradamente desde principios de 1955.
Crisis social y conflicto con la Iglesia
El 26 de julio de 1952 murió la Primera Dama Eva Perón, lo que produjo una crisis en Perón
que empezó a tomar ciertas medidas que deterioraron la relación entre la Iglesia católica y el
gobierno peronista que se fue agravando con el tiempo.
Eva fue designada desde entonces como “jefa espiritual de la nación”, título honorífico que
había recibido días antes. A partir de entonces, cada día al llegar las 20:25 hs. todas la
emisoras de radio debieron informar que esa a esa hora Evita “pasó a la inmortalidad”.
Durante este período convergió la irritación de grupos que hasta entonces habían apoyado al
gobierno con el de la oposición, que consideraba al peronismo un tipo de populismo basado
en el resentimiento social de las clases populares contra lo que denominaba
genéricamente "la oligarquía", que incluye a la clase media-alta y alta argentina,
atribuyéndoles una posición promotora de la desigualdad social.
Entre los abusos cometidos en el sentido de identificar el peronismo con la Nación, llamó la
atención el adoctrinamiento juvenil a través de la introducción en los textos escolares de
dibujos, fotografías y textos laudatorios de Perón y Eva Perón tales como "¡Viva Perón! Perón
es un buen gobernante. Perón y Evita nos aman" y otros similares a los que hubo en la época,
tratando de imponer un culto a la personalidad a la persona del líder. En materia educativa se
introdujo la materia "Cultura Ciudadana" que en la práctica era un medio de propaganda del
gobierno, sus protagonistas y sus realizaciones. Una vez publicado el libro La razón de mi
vida de Eva Perón, el mismo texto fue obligatorio tanto en el nivel primario como en el
secundario. Y en 1953, el ministro Armando Méndez San Martín creó la Unión de Estudiantes
Secundarios (UES), que organizaba actividades recreativas y deportivas, pero también era
utilizad para adoctrinar a los estudiantes secundarios.
A fines del año 1954 se inició una compleja escalada de enfrentamientos entre el gobierno y
la Iglesia Católica, que había apoyado activamente al peronismo hasta ese año. A partir de
gestos opositores relativamente modestos por parte de la jerarquía eclesiástica, el gobierno
reaccionó sancionando la Ley Nº 14.394, cuyo artículo 31 incluye el divorcio. Poco después,
la municipalidad de Buenos Aires, entonces controlada por el Presidente de forma directa,
prohibió a los comerciantes exponer pesebres u otras figuras religiosas en conmemoración de
la navidad. En una escalada de pocos meses, el gobierno suprimió el carácter de días no
laborables a ciertas festividades religiosas católicas, permitió la apertura de establecimientos
para ejercer la prostitución, prohibió las manifestaciones religiosas en los lugares públicos, y
expulsó a dos obispos —Manuel Tato y Ramón Novoa— del país.

El derrocamiento (1955)

Víctimas del Bombardeo de la Plaza de Mayo.

Iglesia de San Ignacio después de la quema de iglesias del 16 de junio de


1955 perpetrada por los seguidores del presidente Perón.
Desde 1951 sectores cívico-militares antiperonistas habían venido desarrollando actos
terroristas a través de los denominados comandos civiles.
El 16 de junio de 1955 los Comandos Civiles, integrados por conservadores, radicales y
socialistas, junto con la Marina de Guerra y sectores de la Iglesia Católica intentaron un golpe
de Estado que incluyó el Bombardeo de la Plaza de Mayo y el centro de la ciudad de Buenos
Aires con más de 364 muertos y centenares de heridos. El ataque se produjo con una
veintena de aviones de la Aviación Naval sobre la multitud que se encontraba en una
manifestación. Los ataques continuaron hasta las 18 horas. El Ejército instaló tanques y
baterías antiaéreas para proteger al presidente, por lo que a los insurgentes se les ordenó
atacar a los miembros del Ejército y a los civiles que apoyaban a Perón. Finalmente, los
atacantes pidieron asilo político en Uruguay.
Tropas leales al gobierno de Perón resisten el Golpe de Estado en la
localidad bonaerense de Ensenada.
Luego Perón pidió calma a la población, en un discurso público por radio, pero sus
seguidores, en respuesta a los ataques, incendiaron varias iglesias en el centro de la capital
mientras la policía no actuaba y los bomberos se limitaban a impedir que el fuego se
propagase a los edificios vecinos.
Perón dio entonces por finalizada la llamada revolución peronista, y llamó a los partidos
políticos opositores a establecer un proceso de diálogo que evitara la guerra civil. Los
radicales solicitaron de inmediato el uso de la radio pero fue denegado con la excusa de que
las reglamentaciones no permitían la emisión de discursos políticos a través de las ondas
controladas por el gobierno. El 15 de julio Perón en un discurso insistió en el llamado a la
pacificación; los partidos políticos opositores volvieron a pedir el uso de la radio y esta vez fue
concedido.
Por primera vez en diez años los opositores pudieron utilizar los medios de difusión
estatales; el texto de los discursos debió ser entregado previamente y cuando era leído se iba
grabando y se transmitía al aire con una demora de 10 segundos, lapso durante el cual un
coronel del Servicio de Informaciones controlaba que no se apartara del texto previamente
enviado. En su discurso del 27 de julio de 1955 Arturo Frondizi aceptó la pacificación a cambio
de un plan concreto que comprendiera desde el restablecimiento de las garantías
constitucionales hasta la industrialización del país; no dijo nada sobre el conflicto del gobierno
con la Iglesia ni sobre el incendio de los templos. Al día siguiente se conoció la noticia del
asesinato del dirigente comunista Ingalinella, que tuvo un impacto tremendo y fue difundido en
los impresos católicos. Perón sustituyó a Teisaire como presidente del Partido Peronista por
Alejandro Leloir. Los días 9 y 22 de agosto pudieron hablar por radio los dirigentes del Partido
Demócrata y del Partido Demócrata Progesista. El 31 de agosto Perón dio por concluidas las
conversaciones en el célebre discurso del cinco por uno.
El 16 de septiembre de 1955 las Fuerzas Armadas se rebelaron contra el gobierno. La CGT,
sectores del peronismo e incluso sectores opositores fueron a reclamar armas para impedir la
toma del poder por los militares, pero el presidente se las negó y se exilió temporalmente
en Paraguay, delegando el poder en una Junta Militar que luego se rendiría ante los
sublevados.

Exilio
Producida la Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955 el presidente de facto
general Eduardo Lonardi mantuvo la Constitución sin cambios e intentó lograr la
"reconciliación nacional", sin "vencedores ni vencidos", manteniendo los cambios políticos y
sociales que se habían gestado anteriormente. Pero poco después fue obligado a renunciar
por los sectores más duros del Ejército y la Armada, y asumió el general Pedro Eugenio
Aramburu, que proscribió al peronismo y al propio Perón, cuya sola mención era considerada
delito. La proscripción del peronismo se prolongaría —con cortas excepciones, que nunca
incluyeron permitir la actuación de Perón— hasta principios del los años 1970.
El 12 de octubre de 1955 se formó en el Ejército un Tribunal de Honor presidido por el
general Carlos von der Becke, e integrado además por los generales Juan Carlos Bassi, Víctor
Jaime Majó, Juan Carlos Sanguinetti y Basilio Pertiné para juzgar la conducta de Perón,
algunos de cuyos integrantes habían servido con lealtad al mismo. Días después, el Tribunal
dictaminó que Perón había cometido una amplia gama de delitos que incluía el de incitación a
la violencia, quema de la bandera nacional, ataques a la religión católica y estupro
―acusándolo de mantener una relación con Nelly Rivas, a la sazón menor de edad― y
recomendó que se lo degradara y se le prohibiera el uso de uniforme. Posteriormente el
general Lonardi firmó un decreto aprobando y poniendo en ejecución esas recomendaciones.
Tras marcharse al Paraguay, el presidente Alfredo Stroessner le aconsejó dejar el país, debido
a que no podría garantizar su seguridad en caso de posibles atentados contra su vida.
Stroessner le dio un salvoconducto para dirigirse a Nicaragua, donde fue recibido por el
presidente Anastasio Somoza. Luego partió a Panamá, y se alojó en el Hotel Washington, de
la ciudad de Colón ―en el extremo caribeño del Canal― donde pensaba concluir el libro que
había empezado a escribir en Asunción: "La fuerza es el derecho de las bestias". Pero debió
abandonar Panamá debido a que se iba a realizar una conferencia panamericana con la
asistencia del presidente norteamericano Dwight Eisenhower. Marchó nuevamente
a Nicaragua por un periodo corto, y en agosto e 1956 decidió con su entorno ir a Venezuela,
que estaba gobernada por el dictador Marcos Pérez Jiménez; durante su estadía en Caracas,
el dictador venezolano nunca recibió al expresidente argentino, que no era de su agrado por
diferencias políticas. Sin embargo, tras el derrocamiento de Pérez Jiménez el 23 de enero de
1958, Perón tuvo que refugiarse en la embajada de la República Dominicana y de allí salió
rumbo a ese país, donde fue recibido por el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Dos años
después se radicó en Madrid.
Se estableció en el barrio residencial de Puerta de Hierro. Allí se casó con la bailarina María
Estela Martínez de Perón, Isabelita, a quien había conocido en Panamá en 1956. Según el
dirigente francmasón Licio Gelli, Perón también fue iniciado en su logia Propaganda Due (P2)
por el propio Gelli, en una ceremonia en Puerta de Hierro.
Durante la Revolución Libertadora, grupos de sindicalistas y militantes peronistas llevaron
adelante actos de sabotaje en fábricas y oficinas públicas, detonaron explosivos en vías de
ferrocarril y realizaron cortes de calles y avenidas entre otros hechos. Esas acciones,
conocidas como la Resistencia Peronista, eran organizadas por el ex diputado John William
Cooke, a quien Perón designó su delegado personal en la Argentina y en quien delegó la
conducción del peronismo. El ex presidente respaldó estas acciones, e incluso apoyó la
intención de Cooke de convertir al peronismo en un movimiento revolucionario de izquierda o
centro-izquierda.
También hubo algunas conspiraciones militares, entre los cuales destacó la sublevación
castrense del 9 de junio de 1956, bajo el mando del general Juan José Valle: un grupo de
militares y militantes peronistas intentaron un alzamiento contra el gobierno de facto. La
intentona fracasó y tanto Valle como varios de sus seguidores militares y civiles fueron
fusilados. La represión se extendió a sectores no peronistas de la clase obrera. Sin embargo,
los dirigentes sindicales conservaron su enorme influencia sobre los gremios industriales y de
servicios. En una carta que Perón envió a Cooke ―el mismo día del levantamiento de Valle―
no mostraba la más mínima compasión por los militares rebeldes: el conductor criticaba su
apresuramiento y falta de prudencia, y aseguraba que sólo su ira por haber debido sufrir el
retiro involuntario los había motivado a actuar.
Durante sus años de exilio Perón publicó varios libros: Los Vendepatria (1956), La fuerza es el
derecho de las bestias (1958), La Hora de los Pueblos (1968), etc.
En el año 1958, ante la inminencia de las elecciones presidenciales se presume que
Perón pactó con Arturo Frondizi, candidato de la UCRI, el apoyo de los peronistas a la
candidatura presidencial de éste, a cambio de la devolución de la personería gremial a los
sindicatos y el fin de la proscripción electoral del general y su movimiento. Frondizi obtuvo la
presidencia, pero cumplió lo pactado sólo en parte. La mayor parte de los sindicatos volvió a
estar controlados por el peronismo. Las circunstancias en las que se llevó a cabo el pacto, así
como la existencia del mismo es materia de debate por parte de los historiadores. Por un lado,
Enrique Escobar Cello en su libro Arturo Frondizi el mito del pacto con Perón desmiente dicho
pacto, argumentando que hasta hoy en día no existen copias ni constancias verídicas en
donde aparezca la firma de Frondizi, cabe destacar que el mismo Frondizi siempre negó el
pacto. El historiador Félix Luna también ha puesto en duda el pacto por las mismas razones
esgrimidas que Cello. A su vez Albino Gómez en su libro Arturo Frondizi, el último estadista,
también cuestiona la existencia del pacto, además, sugiere que el apoyo peronista hacia
Frondizi pudo ser producto de la coincidencia de ideas entre Perón y Frondizi sobre las
medidas que había que adoptar en el país, cabe destacar que el General era lector de la
revista Qué!, dirigida por Rogelio Frigerio. En 2015 apareció el libro Puerta de Hierro de Juan
Bautista Yofre, en donde dice que Perón recibió medio millón de dólares por el pacto, pese a
que sus seguidores negaron que haya aceptado dinero por el mismo.
En diciembre de 1964, durante el gobierno de Arturo Illia, Perón intentó regresar en avión a la
Argentina. Pero el gobierno ratificó la decisión de prohibirle su radicación en el país y solicitó a
la dictadura militar que gobernaba en Brasil que lo detuviera al realizar escala técnica en ese
país y lo reenviara a España.
En la Argentina, los años cincuenta y sesenta fueron marcados por frecuentes cambios de
gobierno, casi siempre frutos de golpes de Estado. Estos gobiernos estuvieron signados por
continuas demandas sociales y laborales. Los peronistas alternaron la oposición frontal con la
negociación para participar en política a través de partidos neoperonistas.
Al calor de los procesos revolucionarios en marcha en el llamado Tercer Mundo, en la
Argentina aparecieron grupos armados de derecha y de izquierda; entre los primeros cabe
mencionar al Movimiento Nacionalista Tacuara, y entre los segundos al PRT - ERP. No
obstante, la mayor parte de estos grupos armados adhirieron al peronismo, como Montoneros,
la marxista-peronista FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), y en menor medida las FAP
(Fuerzas Armadas Peronistas) y las FAL (Fuerzas Argentinas de Liberación).
Perón no dio ningún apoyo explícito a estos grupos armados ―las «formaciones
especiales»― que operaban en nombre de su partido, pero tampoco los descalificó, ya que le
eran útiles para accionar sobre el gobierno militar.
Entre las acciones más destacadas de estos grupos, se destacan ―entre otros― los
asesinatos del ex dictador Pedro Eugenio Aramburu, figura clave del golpe de Estado contra
Perón en 1955; el del líder sindical peronista Augusto Timoteo Vandor, acusado de haber
intentado organizar un «peronismo sin Perón», y el ex dirigente sindical José Alonso, todos del
año 1970. En 1973 fueron asesinados los sindicalistas Dirck Kloosterman y José Ignacio
Rucci, secretario General de la CGT y hombre de confianza de Perón.

Regreso a la Argentina
A principios de los setenta se acentuó el reclamo de los gremios por el regreso de Perón. El
general Alejandro Lanusse había tomado el poder en marzo de 1971 mediante un golpe
palaciego dentro del régimen militar surgido en 1966, y decidió restaurar la democracia
institucional en 1973.
El 18 de noviembre de 1972 Perón y Balbín, los dos máximos líderes del peronismo y
el radicalismo se reunieron y se abrazaron públicamente para dar un mensaje y un
símbolo de concordia que pudiera atenuar la violencia política en Argentina.
El 17 de noviembre de 1972, Perón regresó a la Argentina a bordo de un avión alquilado al
efecto. Permaneció en el país poco más de un mes, al cabo del cual visitó el Paraguay y luego
regresó a Madrid.
Perón desde el exilio en España tomó la decisión de nombrar un candidato a presidente por el
peronismo cuya misión sería eliminar la proscripción por la que él no podía presentarse, para
que Perón pudiera retornar al país y ―tras la necesaria renuncia del presidente peronista que
se descontaba que sería elegido― se llamara a elecciones y triunfara Perón. Se barajaron
tres posibilidades: Héctor J. Cámpora, Antonio J. Benítez y Jorge Alberto Taiana. Finalmente
Perón se decidió por Cámpora, a quien consideraba el más acorde a sus pretensiones.
El 11 de marzo de 1973, Argentina tuvo elecciones generales. Héctor José Cámpora, con el
visto bueno de Perón en el exilio, gana las elecciones con el 49,5% de los votos, el líder
radical, Ricardo Balbín, había salido segundo con un 21,3%, y, como el FreJuLi no había
obtenido más del 50% de los votos tenía que realizarse un ballotage entre la primera y
segunda fuerza. Sin embargo, Balbín reconoció la victoria de Cámpora y renunció al ballotage.
El delegado de Perón asumió el 25 de mayo de 1973, dándose así por finalizado el período
dictatorial de la autoproclamada Revolución Argentina.
Perón regresó al país el 20 de junio de 1973. Ese día, durante el acto preparado para recibirlo,
se produjo un tiroteo en el que estuvieron involucrados sectores del peronismo "ortodoxo"
ubicados en el palco —entre los que se encontraba gran parte del sindicalismo— y sectores
juveniles ligados a Montoneros. El hecho es conocido como la Masacre de Ezeiza y tuvo un
saldo de 13 muertos y 365 heridos. Las circunstancias de la masacre varían según los
diferentes testimonios: Miguel Bonasso que pertenecía a Montoneros, sostiene que no hubo
enfrentamiento y sólo hubo una masacre. El historiador Felipe Pigna sostiene que las
columnas juveniles fueron atacadas desde el palco. Horacio Verbitsky sostiene que fue una
emboscada realizada desde el palco por el "aparato sindical y político antiguo del
peronismo". En el juicio que se investiga a la Triple A se han agregado dos investigaciones
realizadas por Marcelo Larraqui (López Rega: la biografía) y Juan Gasparini (La fuga del
Brujo) que coinciden en señalar como autores de la masacre a los sectores de ultraderecha.
Cámpora renunció el 13 de julio de 1973, dejando el camino libre para que Perón se
presentara en las nuevas elecciones.

Tercera presidencia (1973–1974)


En las elecciones del 23 de septiembre Perón ganó con el 62% de los votos contra el
candidato de la Unión Cívica Radical, Ricardo Balbín. Se convirtió en presidente por tercera
vez el 12 de octubre de 1973 con su esposa María Estela Martínez de Perón como
vicepresidente.
Perón asumió su tercera presidencia en una situación internacional muy complicada. Poco
antes, el 23 de agosto de 1973, había comenzado a nivel mundial la Crisis del petróleo, que
cambió completamente las condiciones en las que el capitalismo y el Estado de Bienestar se
venían desarrollando desde la década de 1930. Casi simultáneamente, el 11 de
septiembre, un golpe de estado militar con el apoyo de la CIA estadounidense había
derrocado en Chile al presidente socialista Salvador Allende, agravando las posibilidades de
establecer gobiernos democráticos en América Latina. En ese momento, sólo Argentina y
Uruguay tenían gobiernos elegidos democráticamente en el Cono Sur, mientras
que Bolivia, Brasil, Chile y Paraguay estaban bajo dictaduras militares apoyadas por Estados
Unidos, dentro del marco más amplio de la Guerra Fría.
En octubre de 1973 comienza a operar un grupo parapolicial conocido como Triple A (Alianza
Anticomunista Argentina) asesinando a militantes de izquierda, peronistas y no peronistas. El
grupo estaba financiado por el gobierno y dirigido por el Ministro de Bienestar Social José
López Rega. En los dos años siguientes asesinaría a 683 personas. El conocimiento de Perón
sobre las actividades de la Triple A es materia de debate entre los investigadores.
El 19 de enero de 1974 la organización guerrillera ERP atacó la guarnición militar de Azul, la
unidad militar mejor armada del país. El intento de asalto, dirigido por Enrique Gorriarán
Merlo fracasó y durante el mismo el ERP mató al conscripto Daniel González, al coronel
Camilo Gay y a su esposa, y tomó prisionero al teniente coronel Jorge Ibarzábal, que sería
asesinado diez meses después. Por su parte, el ERP tuvo tres bajas mientras que
desaparecieron dos guerrilleros capturados por los militares.
Perón respondió condenando enérgicamente al "terrorismo" por cadena nacional y culpó sin
mencionarlo al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Oscar Bidegain, uno de los cinco
gobernadores aliados al peronismo revolucionario. Ordenó también apurar en el Congreso
Nacional una reforma al Código Penal para endurecer los delitos cometidos por grupos
guerrilleros, agravando las normas de la dictadura depuesta. Los trece diputados con que
contaba el peronismo revolucionario se oponían a la reforma: Armando Croatto, Santiago Díaz
Ortiz, Nilda Garré, Nicolás Giménez, Jorge Glellel, Aníbal Iturrieta, Carlos Kunkel, Diego Muñiz
Barreto, Juan Manual Ramírez, Juana Romero, Enrique Svrsek, Roberto Vidaña y Rodolfo
Vittar, todos ellos ligados a Montoneros y la JP.
El 22 de enero Bidegain renunció, siendo reemplazado por Victorio Calabró, un sindicalista de
la UOM, perteneciente al sector ortodoxo. El 25 de enero Perón convocó a los diputados
disidentes a una reunión que hizo transmitir en forma directa por televisión. La tensión fue
máxima y Perón sostuvo que si no estaban de acuerdo tenían que irse del peronismo:
Toda esta discusión debe hacerse en el bloque. Y cuando el mismo decida por
votación lo que fuere, ésta debe ser palabra santa para todos los que forman parte
de él; de lo contrario, se van del bloque. Y si la mayoría dispone, hay que aceptar
o irse. El que no está contento... se va. Por perder un voto no nos vamos a poner
tristes... Queremos seguir actuando dentro de la ley y para no salir de ella
necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males. Ahora bien:
si nosotros no tenemos en cuenta a la ley, en una semana se termina todo esto,
porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo
que hacen ellos. De esa manera, vamos a la ley de la selva y dentro de la ley de la
selva, tendría que permitir que todos los argentinos portaran armas. Necesitamos
esa ley, porque la República está indefensa.
Juan Domingo Perón
Ese mismo día 25 de enero, se aprobó la reforma penal y renunciaron a sus bancas ocho
diputados del peronismo revolucionario. Cuatro días después Perón designó como subjefe de
la Policía Federal al comisario Alberto Villar, una de las cabezas de la Triple A.
El 28 de febrero un golpe de estado policial conocido como el Navarrazo, derrocaría al
gobernador de la provincia de Córdoba Ricardo Obregón Cano, segundo de los cinco
gobernadores cercanos al peronismo revolucionario en ser desplazado. Perón intervendría la
provincia sin reponer en sus cargos a las autoridades constitucionales.
El 1 de mayo de 1974 se realizó en Plaza de Mayo una gran manifestación con motivo del día
internacional de los trabajadores, durante la cual hablaría Perón. Los sectores del peronismo
revolucionario asistieron en gran cantidad, cuestionando al gobierno con la consigna "¿Qué
pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular?” Perón respondió llamándolos
"imberbes" "estúpidos" e "infiltrados", e inmediatamente después, en medio del discurso un
enorme sector de manifestantes se retiró de la plaza en abierta ruptura.
El 6 de junio sería depuesto por un juicio político el gobernador de Mendoza Alberto Martínez
Baca, tercero de los cinco gobernadores cercanos al peronismo revolucionario depuesto en
ese año. En los seis meses posteriores a la muerte de Perón serían depuestos los dos
restantes, Miguel Ragone de Salta y Jorge Cepernic de Santa Cruz.
El 12 de junio se realizó un nuevo acto en la Plaza de Mayo convocado por la CGT. Fue la
última vez que Perón habló en un acto masivo. Para entonces su salud se encontraba
seriamente amenazada y sus médicos le habían recomendado renunciar para poder ser
tratado adecuadamente. Él se había negado diciendo "prefiero morir con las botas puestas"
Consciente de su estado, Perón aprovechó ese día para despedirse en público. Pidió a los
manifestantes que cuiden las conquistas laborales porque se avecinaban tiempos difíciles y
terminó con las siguientes palabras:
Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que es para mi la palabra del
pueblo argentino.
Juan Domingo Perón, 12 de junio de 1974
Cuatro días después, el 16 de junio, Perón enfermó afectado por una broncopatía infecciosa
que complicó su enfermedad circulatoria crónica de fondo.
Falleció el 1 de julio de 1974 y fue sucedido por su esposa, en su condición de Vicepresidenta.
El entonces Secretario Técnico de la Presidencia de la Nación, Gustavo Caraballo, afirma que
Perón le había solicitado que modificara la Ley de Acefalía, para permitirle al dirigente
radical Ricardo Balbín asumir como su sucesor pero el trámite legal para realizar esa reforma
nunca se inició. En medio de la violencia política creciente, María Estela Martínez fue
derrocada por el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 que dio inicio a la dictadura
autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.

Fallecimiento, sepelio y posteridad


Juan Domingo Perón falleció el 1 de julio de 1974, en la Quinta presidencial de Olivos, debido
a un paro cardíaco resultado del agravamiento de la cardiopatía isquémica crónica que
padecía. El anuncio al país fue realizado por su viuda, la vicepresidenta María Estela
Martínez, que poco después asumió la presidencia.
Funeral de Juan Domingo Perón
Tras varios días de duelo nacional, en los que el cuerpo fue velado en el Congreso de la
Nación por cientos de miles de personas, los restos fueron trasladados a una cripta en
la Quinta Presidencial de Olivos. El 17 de noviembre de 1974 los restos de Evita, que habían
quedado en España, fueron trasladados por el gobierno de María Estela Martínez de Perón y
depositados en la misma cripta. Mientras tanto, el gobierno comenzó a proyectar el Altar de la
Patria, un mausoleo gigantesco que albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de
Perón, y todos los próceres de la Argentina.
Mientras se encontraba el cuerpo en el Congreso, desfilaron ante el féretro 135 mil personas;
afuera, más de un millón de argentinos quedaron sin dar el último adiós a su líder. Dos mil
periodistas extranjeros informaron de todos los detalles de las exequias.
Con la huida de López Rega del país y la caída del gobierno de Isabel, las obras del Altar de
la Patria fueron suspendidas y los restos fueron trasladados al Cementerio de la Chacarita,
en Buenos Aires.
El 17 de octubre de 2006, sus restos fueron trasladados a la quinta de San Vicente, la cual le
perteneció en vida y luego se convirtió en un museo en su honor. Durante el traslado se
produjeron disturbios entre sectores del sindicalismo.
Profanación de sus restos
El 10 de junio de 1987 fue profanado el féretro, cuando se sustrajeron las manos del cadáver.
Se ignora su destino o el motivo de dicha profanación, pero existen diversas hipótesis sobre el
motivo. En primer lugar, podría tratarse de una venganza: la profanación habría sido un acto
de la célebre logia masónica Propaganda Due (P2), como respuesta a un incumplimiento de
Perón, quien le había solicitado su "ayuda" antes de asumir su tercer mandato. El operativo
habría sido realizado en complicidad con miembros del Ejército, en el marco del plan de
desestabilización contra la democracia argentina. La segunda hipótesis apunta a la existencia
de una cuenta suiza: sus huellas digitales servirían para abrir sus propias cajas de seguridad
en bancos suizos, donde habría guardados varios millones de dólares. Esta versión fue
descartada porque en aquel momento en Suiza no existían cuentas con ese sistema. También
se ha atribuido la profanación a las Fuerzas Armadas: hubo falsos informantes relacionados
con esa institución, muchos testigos o informantes muertos sospechosamente relacionados
con ésta, así como amenazas con indicios de provenir de fueros militares. Y finalmente, se ha
señalado a la oposición: sectores antiperonistas, en alusión a una declaración de Perón donde
decía que se cortaría las manos antes de pedirle dinero prestado al Fondo Monetario
Internacional, habrían llevado a cabo la cortadura de mano.
El peronismo después de Perón
Tras la muerte de su fundador, el gobierno de su viuda y sucesora, María Estela Martínez,
estuvo signado por el enfrentamiento abierto y violento entre las dos vertientes más activas
del Partido Justicialista, la derecha ―dirigida por el ministro López Rega― y la izquierda,
identificado principalmente con las organizaciones armadas de esa tendencia. La lucha
violenta y la falta de liderazgo fueron utilizadas como excusas por las Fuerzas Armadas, que
derrocaron a la presidenta.
La dictadura militar que siguió, conocida como Proceso de Reorganización Nacional, se
sostuvo en la práctica del terrorismo de Estado; todos los partidos políticos estuvieron
prohibidos, y la militancia justicialista ―como así también la de los partidos de izquierda― fue
duramente castigada por la represión. Eso permitió implementar un plan económico liberal
muy gravoso para la industria nacional.
El descrédito en que había caído la dirigencia justicialista y la falta de liderazgo claro llevaron
a su derrota en las elecciones de 1983, frente a la Unión Cívica Radical, resultando presidente
el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín; adicionalmente, el radicalismo había sido mucho más claro en la
intención de juzgar a los responsables de la reciente represión, además de haber denunciado
la existencia de acuerdos entre sindicalistas y militares. Una gradual recuperación permitió el
regreso al poder del justicialismo, en 1989, con el gobierno peronista de Carlos Saúl
Menem como presidente, con una marcada orientación neoliberal.
Gracias a la aplicación de la Ley de Acefalía, el justicialista Eduardo Duhalde, llegó a la
presidencia en 2002 y se mantuvo hasta 2003. Duhalde decidió apoyar a otro justicialista,
Néstor Kirchner en las elecciones de 2003. Al acceder al gobierno nacional Néstor Kirchner, el
peronismo se dividió, dando lugar al llamado Peronismo Federal, opositor al
oficialista kirchnerismo. El peronismo kirchnerista gobernó ininterrumpidamente durante doce
años al sumarse dos mandatos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al de su
esposo Néstor Kirchner.

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