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“Know-how” es la pericia, destreza, habilidad o conocimientos

que se adquieren gracias a la experiencia y a la práctica


prolongada. Saber hacer es poder resolver problemas con
soluciones prácticas.

¿Qué sé hacer? Un CV informa qué es lo que se sabe, que nos es lo


mismo que saber hacer. Conocer es dirigir el interés para obtener
conocimientos. El saber es conocimiento organizado en torno a un
objeto de interés. Se intenta conocer porque se tiene in mente una
aplicación. El saber es previo. Conociendo se suma experiencia y al
final, el sujeto ya no es el mismo. La ignorancia creadora y la duda
metódica sostienen la inquietud por saber más.

Saber qué (know that) -Saber cómo” (know how). “Se sabe que
los imperios son perecederos” es una proposición que puede ser
verdadera o falsa. El know how es una actividad: saber contar chistes,
manejar, tratar a los niños. No es un saber proposicional. “Manejar
bicicleta” no es verdadero ni falso. “Saber hacer” es la cualidad de una
acción que no es aprendida, habla de ejecutar movimientos orientados
a un fin. Quien sabe hacer también tiene algún saber: “Saber arreglar
un auto” implica “saber algo de autos”. Pero lo contrario es falso. Puedo
conocer la teoría de la natación y no saber nadar o poseer
competencias cognitivas pero no poner en marcha la acción.
Antes no se estudiaban cosas en estado del cambio, se pensaba que
sólo el conocimiento teórico se podía probar. Hoy se entiende que eso
restringiría la utilidad de la ciencia. Queremos ir más lejos y hasta
cambiar las cosas. Al lado de la teoría descriptiva, precisamos la
teoría de la acción y la mejora. Sabemos cómo se llaman los productos
y cómo se usan, es el saber por experiencia. Hacerla explícita significa
traducir la sabiduría tácita en conocimiento. Las empresas tienen
problemas si pierden a sus conocedores tácitos. El conocimiento es
mezcla de experiencia, valores, información y “saber hacer” que sirven
para incorporar lo nuevo y es útil para la acción. Se halla en la mente
del conocedor. En la empresa sólo hay almacenes de datos: rutinas,
procesos, prácticas, y normas.

El reino del pensamiento conceptual. Cuando las manos tocan a la


pareja, la sensación es agradable, si toca basura da asco; si toca una
pared la sensación es neutra. Pero lo que se siente se conecta al deseo
y la costumbre. El poder de la sabiduría despierta al cerebro para
aprender de la experiencia, alejarse de la ceguera, vivir la realidad sin
experimentar el mundo desde lo conceptual, donde la vida es un sueño.
La sabiduría es más fuerte que el conocimiento, analiza lo conocido con
profundidad, impregna al conocer de bondad, de ética, de una
experiencia que sabe distinguir lo malo de lo bueno.
El fumador sabe que el cigarrillo daña su salud, pero le falta la sabiduría
para erradicar el vicio. El conocimiento no es sabiduría, las guerras son
terribles, pero la humanidad hace la guerra. Conocemos lo que hay que
hacer, pero carecemos de la sabiduría. Junto a los logros de la
civilización conviven el armamentismo, el narcotráfico, el terrorismo,
la maldad y la intolerancia. En n manos de las pasiones y debilidades
humanas el conocimiento no es sabiduría. La inteligencia no garantiza
lo mejor, la maldad se encarna y la sabiduría –el uso prudente del
conocimiento– se ausenta. La sabiduría y los métodos son dones “que
valen más que todas las riquezas”,

El mapa se elabora con preguntas. Muchos piensan que las


habilidades son cosa menor, trabajo manual, una suerte de gimnasia.
Que lo importa es de un orden superior. Sin embargo, hay un saber
hacer en el decir que es también un “know how”. La sabiduría suma al
conocimiento la experiencia. A la mayoría nos cuesta reconocer en qué
somos “expertos”. En el trabajo lo que se sabe es lo que se puede
hacer, el resto es teoría.
Pero como el conocimiento es tácito elude a su dueño, lo que uno hace
no es fácil de explicar, se ejecuta, se automatiza y si se lo piensa no
se hace. Por eso se complica relatar cómo se hace y por qué funciona.
La educación no prepara para hacer, sí para olvidar. Después de tanta
inversión pública y personal, no somos capaces de hacer ni de de saber.
Uno vale por lo que sabe hacer, es resto es solo retórica.
¿Qué sé hacer? ¿Qué necesito aprender ¿Cómo adquirí lo que sé? ¿Qué
es lo que hago? ¿Qué conocimiento importa? ¿Cuál es el de mayor
valor? ¿Dónde usa tu empresa ese conocimiento? ¿Cómo y por qué lo
vas a transferir o compartir? ¿Qué conocimiento falta? ¿Cómo
adquirirlo?¿Cómo sustituye tu empresa tu conocimiento?
Las empresas también deben definir estrategias de gestión del
conocimiento y argumentos para identificar qué y cómo gestionar.
Navegar sin un mapa es un riesgo y el mapa no es el territorio.

Ser o estar, hacer o tener. Uno puede estar sin ser: estar en una
reunión de jefes sin ser jefe Se puede tener sin hacer. Es peligroso
limitarse a estar y a tener. Los verdaderos líderes son y hacen. Los que
no son y no hacen, han traído desgracias a sus pueblos. El “buen ser”
es honesto y disciplinado, no juega con el tiempo de los demás. El
“buen hacer” es hacer las cosas bien. El “buen ser” y “el
buen hacer” dan más de lo que reciben, así llegan al “bien estar”
y logran el “buen tener”.
El saber es algo global del árbol del saber. El conocer se pone del lado
humano de búsqueda. Al encontrarse con el que sabe, el sujeto cambia,
su memoria crece y aprende con la experiencia. El saber se torna
pasivo pero moviliza. “Sólo sé que no se nada” dijo Sócrates, el
principio de la ignorancia que activa el aprendizaje mediante la duda
metódica.. La puesta en práctica del saber internalizado soluciona los
problemas mediante la inteligencia práctica.
Homero, afirmó: “La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo
que es capaz de ser”, a “averiguar la naturaleza y relaciones de las
cosas; entender, advertir, saber”. La tan desprestigiada memoria es
importante, porque el saber hay que para aplicarlo a otras situaciones.
Inteligencia es descubrir esos vínculos que nadie ve operando con
saberes concretos con el entrenamiento intelectual. Hay un sentido
profundo en dejarse ayudar a aprender -es decir, en actitud de alumno-
, eso determina la posibilidad de ser todo lo que cada uno es capaz de
ser
Adam Smith en 1776 detectó que la educación rinde más que su costo.
En el siglo xx surge el factor C, la teoría económica implica una teoría
del conocimiento. Había que superar antinomias: individuo-sociedad,
cuerpo-mente, razón-intuición, naturaleza-cultura. La Empresa
descubre lo cognitivo y la Universidad lo productivo pero les falta pasar
de lo tácito a lo explícito y verificar los propósitos con los resultados.
En la edad media se enseñaba la verdad hoy se la busca. Inglaterra
fue exitosa al formar una elite de poder. EEUU sumó lo multifuncional
del contacto social. Francia acentuó el racionalismo y lo lingüístico.
España formó profesionales dogmáticos. Japón sumó al cientificismo
alemán el pragmatismo. URSS enfatizó el dogmatismo ideológico,
sirvió para escolarizar. La reforma argentina del 18 politizó pero no se
vinculó con la sociedad. Hay que poner de pie a la Universidad para
alcanzar objetivos. El marxismo no pudo llevar la Universidad a la
fábrica, no consideró la objetividad científica. El neoliberalismo no
sumó el rol del estado, cultura y sociedad. Lo parcial lleva al
pensamiento único, lo múltiple a redefinirlo todo. Lo académico debe
privar sobre lo político, lo interdisciplinario sobre el especialista, que
por el martillo de su conocimiento, todo lo que ve le parece un clavo.
Elliot preguntó: ¿dónde está la sabiduría que se perdió con el
conocimiento, dónde está el conocimiento que se perdió con la
información? El carbón en la mina es un dato. La bolsa de carbón como
la información convierte al dato en algo útil. El carbón transformado en
acero es información colonizada por el conocimiento. La sabiduría suma
profundidad, significado, intuición e inteligencia. Usa el acero para
construir un puente, une la información externa (conocimiento), con la
propia (experiencia).
El conocimiento se transmite, la sabiduría no. De nada sirve acumular
saber sin aplicarlo. Hay que gestionar el conocimiento:1) mientras no
sé lo que no sé me estanco. En la época de la carreta no se pensaba
en aviones 2) Si sé lo que no sé me predispongo a aprender 3) Cuando
sé sólo lo que sé no avanzo 4) Si no sé lo que sé es que el conocimiento
se ha internalizado. Debemos saber hacer y qué estamos logrando.
Aprender es recordar para crear.

A ser sabio se aprende. El sabio es el que da valor a la empresa


donde trabaja ¿Qué pasaría con Apple sin Steve Jobs? No se puede
despegar al conocimiento del conocedor. El sabe cómo y qué aprender.
No vive para saber, sabe para vivir. Hay cosas que maneja de memoria,
eso le da orientación, velocidad y cambio. El peligro del saber es que
condiciona, porque se valora lo que se tiene, pero se vuelve obsoleto.
Sócrates dijo: “daría el 100% de lo que sé por el 50% de lo que ignoro”.
La gente hace lo que sabe hacer sin preguntarse qué debería saber.

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