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Predicaciones, enseñanzas, consejos y estudios para que tengas un vigoroso creciemiento espiritual
Ministerio Mundo de Paz
Pastor: Lic. Juan P. Muñoz G.
SemilladeBendicion@gmail.com
Base Bíblica: Jeremías 18: 1- 6
1Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2«Levántate y desciende a casa del
alfarero, y allí te haré oír mis palabras». 3Descendí a casa del alfarero, y hallé que él
estaba trabajando en el torno. 4Cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, volvía a
hacer otro con el mismo barro, hasta que quedaba como él quería 5Entonces vino a mí
palabra de Jehová, diciendo: 6« ¿No podré yo hacer con vosotros como este alfarero, casa
de Israel?, dice Jehová. Ustedes son en mis manos como el barro en las manos del
alfarero.
I. Introducción:
Los hombres pasan por un proceso académico para convertirse en profesionales. Después
de hacer una carrera se especializan en postgrados y maestrías, y doctorados, a fin de
complementar sus conocimientos y poder servir mejor en su área.
De igual manera. Para ser un hombre de Dios hay que pasar por el proceso de Dios.
II. Desarrollo
Durante el desarrollo de este sermón me propongo abarcar tres áreas relacionadas con el
proceso por el que pasa un hombre para convertirse en hombre de Dios.
Muchas veces tenemos buenas ideas, pero no son las ideas de Dios, por ende no
debemos tomar decisiones por nuestras buenas ideas. Necesitamos tomar decisiones
fundamentadas en la perfecta voluntad de Dios.
Dejar que Dios escoja por o con nosotros es la mejor decisión pues El sabe más que
nosotros lo que nos conviene Señor, yo sé que el hombre no es dueño de su vida, que no
tiene dominio sobre su destino, estas las palabras de Jeremías. Aunque el también lo
expresa así...
Nuestras vidas contienen un tesoro, pero necesitamos dejar que Dios moldee el barro, le
de forma y use el tesoro para su gloria.
Al observar la escritura introductoria nos damos cuenta de cinco cosas básicas que tiene
que hacer para poder terminar una vasija. El Alfarero realiza su obra de arte mediante el
siguiente proceso:
Toma la Tierra: Muchas veces nos sentimos fracasados, derrotados y llega la frustración a
nosotros. Pensamos casi siempre que no nos dan la oportunidad, pero el problema somos
nosotros mismo (Tu y Yo), pues somos barro y no les damos la oportunidad al alfarero de
que nos formes, en cambio somos: Impetuosos, altivos, arrogantes, irrespetuosos, y
desobedientes. No podremos ser usados por Dios en esta condición. Muchas veces
culpamos a otros de lo que esta pasando, pero es que Dios – el alfarero esta trabajando
en el barro – nuestro carácter- para darle forma.
Mezcla el Barro con el Agua: Nosotros somos el barro el Espíritu Santo es el agua. Como
barro al fin necesitamos dejar que el alfarero nos mezcle con el agua y nos ablande y de
forma. Esto es parte del proceso de Dios.
Lleva el barro a la Rueda: Este es el instrumento que usa el alfarero para darle forma a la
vasija, ella gira pero el esta ahí. Aunque todo este dando vuelta a tu rededor, no te
preocupes el alfarero – Dios – esta ahí. Esta trabajando en el barro - en tu carácter- para
darle forma, embellecerlo, hacerlo una vasija útil que el pueda manejar... si quieres ser útil
en la obra de Dios tienes que pasar por el proceso de Dios.
Muchas veces pasamos por fuerte dolor y amargura para resolver algún problema, cuando
Dios pudo resolverlo en menos tiempo y con menos dolor – más rápido. Las circunstancias
adversas son parte del proceso por el que nos Dios en la rueda.
Lo mismo que la calidad del barro limita lo que el alfarero puede crear, de la calidad de la
gente depende lo que Dios puede hacer con ella. Se echó a perder: Equivale a la misma
palabra hebrea usada en el caso del cinto de lino en 13.7, donde se traduce como
«podrido». El barro no satisfacía las intenciones del alfarero. Según le pareció mejor:
Podía hacer algo distinto con el barro.
Nuestra estrategia no debería ser volvernos inconscientes ni pasivos (un aspecto del
barro), sino con voluntad y receptivos al impacto de Dios en nosotros. En la medida que se
lo permitimos, Dios vuelve a darnos forma para que seamos vasijas valiosas.