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Adolf Hitler fue un político, militar, escritor y acuarelista alemán, de origen austríaco.

Además, fue quien dirigió a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, que inició con
el propósito principal de cumplir sus planes expansionistas en Europa.

Redacto un libro llamado “Mi lucha”, en el cual expresaba ideologías propias basadas en el
nacionalsocialismo, describiendo también su aversión a los que cree son los males gemelos
del mundo: el comunismo y el judaísmo, y manifestaba su intención de erradicarlos de la
Tierra. Mediante estos mismos ideales y sirviéndose de su gran talento oratorio, realizando
variados discursos, como por ejemplo el que analizaremos, apoyandose también por la
eficiente propaganda nazi y las concentraciones de masas cargadas de simbolismo,
consiguió un gran apoyo popular. Transformó la República de Weimar en el Tercer Reich y
gobernó con un partido único basado en el totalitarismo y la autocracia de la ideología nazi.
Una vez que se auto declaro Führer promovió el rearme de Alemania, y tras la invasión de
Polonia en 1939, se inició la Segunda Guerra Mundial. Con estos actos, Hitler violó las
condiciones de paz que se habían impuesto en el Tratado de Versalles tras la Primera
Guerra Mundial.

Si nosotros no conociéramos el contexto en el cual se encuentra el discurso no lograríamos


entender a que se refiere, ya que en este se dirige hacia una gran milicia para, en palabras
simples, mantener el camino actual por el cual se encontraba avanzando en ese entonces la
Alemania Nazi, manteniendo los valores e ideales de esta, aunque, no sin mencionarlos
explícitamente. Por suerte es bastante difícil no tener conocimiento previo de Hitler, la
Alemania Nazi o de la Segunda Guerra Mundial, pero de todas formas es necesario tener
mayor conocimiento respecto a los ideales políticos y de la ola de pensamiento en ese
entonces, porque, actualmente un personaje como el no tendría ningún tipo de influencia en
la ciudadanía, sin importar que tan buena habilidad oratoria tenga, sus ideas serian
rechazadas, porque no existe un sentimiento colectivo, ni factor que nos permita sentirnos
identificados con esa clase de pensamientos. Así que primero que todo antes de la habilidad
oratoria hay que analizar, el porqué Alemania se encontraba tan a favor de aquellos ideales
políticos. Este país, antes que surgieran estas ideologías, se encontraba con el orgullo
herido principalmente por la derrota que sufrieron tras la Primera Guerra Mundial, además
después de las exigencias que tuvieron que cumplir con las negociaciones de paz, quedaron
en condiciones económicamente deplorables, demasiada cesantía, el país se encontraba
estancado. Entonces la aparición del Partido Nacionalista Obrero Alemán, fue vista como la
oportunidad del pueblo para arreglar las problemáticas por las cuales pasaban, y de
recuperar su orgullo como nación, y en cierta forma se vieron resueltas, entonces la gente
comenzó a confiar más en este gobierno y mantenían estas ideas como propias, esto no
significa que no haya oposición, de hecho esta era oprimida, y también existía un alto nivel
de influencia por parte del sistema escolar.

Además Hitler, a lo largo de su vida como político influyente, como ya hemos mencionado
siempre denoto una gran habilidad para transmitir sus ideas de manera sensitiva, llenando
de sentimiento cada palabra que decía, con movimientos fuertes, que por poco estéticos que
parezcan, se lograba apreciar que muestran su sentir, no solo en el mismo discurso que nos
encontramos analizando, sino que en varios realizados por su persona. Tiene la costumbre
de mantenerse a gran distancia del micrófono, o al menos es el caso de este discurso, ya que
sube bastante la voz al hablar, casi gritando, como ya mencione descargando mucho
sentimiento en sus palabras. Sus expresiones físicas tienden a ser bastante rectas, se queda
parada en el mismo sitio siempre, y mueve los brazos con brusquedad y sin pensarlo
demasiado

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