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Los huertos caseros tradicionales han venido para quedarse. No sólo para aquellos que
tengan el placer de tener un patio o jardín, puesto que en la ciudad cada vez se está
poniendo más de moda los huertos urbanos o el alquiler de espacios para cultivar.
A la hora de diseñar un huerto de plantas medicinales hay que tener en cuenta una serie
de condicionantes:
De hecho, incluso podemos decir que los países menos desarrollados del planeta tienen
mayor costumbre de usar este tipo de plantas, bien porque no disponen de los medios
económicos para adquirir fármacos (que a fin y al cabo es el producto resultante de la
extracción de compuestos generados por plantas) o bien porque siempre han estado
ligados a una cultura agrícola.
El huerto, como tal, es una asociación de hierbas, arbustos y demás plantas, cada una con
su uso, dispuestas en distintas zonas, según el criterio del agricultor. Dicho espacio puede
ser un jardín, una terraza, un colegio e incluso un balcón. Cada productor elegirá, según
su criterio, la forma de cultivar, ya que un jardín puede exigir un valioso tiempo de
cuidados que no todo el mundo se puede permitir. A veces, una simple mesa de cultivo
satisface el afán de una persona o familia por producir sus propias plantas.
Aunque todo lo que se ha comentado antes también está condicionado por algunas cosas
tan simples como acceso a agua o capacidad de vigilancia (de nada sirve tener un huerto
de plantas medicinales si no se designa unos mínimos cuidados).
Con respecto a la tierra que cultivaremos, tenemos que controlar su pH, su capacidad para
drenar el agua que aportaremos a las plantas, su nivel de materia orgánica y su textura.
Todas estas características son modificables por nosotros, como agricultores, de forma
que podemos mejorar la calidad de nuestro pequeño huerto con poco esfuerzo económico.
Eso sí, también dependerá de las plantas medicinales y aromáticas que cultivemos.
Algunas como las especies de origen mediterráneo, están acostumbradas a terrenos
pedregosos, rústicos y suelos pobres. Aunque eso no quiera decir que tenemos que
“copiar” dicho entorno, tampoco tenemos que gastarnos una cantidad alta de dinero en
aumentar excesivamente la calidad de nuestro huerto a cultivar. Como siempre, todo
dependerá de las especies que queramos plantar.
El huerto en recipientes
Si no se dispone de tierra pero se cuenta con un balcón, azotea, patio o algo parecido,
también se puede crear un pequeño huerto utilizando recipientes. En este proceso todo
vale y dependerá de nuestra imaginación, puesto que se podrá utilizar todo tipo de
materiales (tubos, cajas, latas, etc.). En cualquier caso, hay que considerar las condiciones
especiales de cultivar en recipientes. Hay que conseguir un buen drenaje del agua
aportada, eliminar el agua estancada en el plato y sobre todo, cuestiones de nutrición. Hay
que tener en cuenta que las raíces se encuentran “cercadas” en un pequeño espacio, donde
no pueden conseguir nutrientes con la facilidad que lo harían si estuvieran plantas en un
jardín o huerto convencional.
Hay algunas plantas que no se pueden cultivar con otras, o exigen recipientes especiales.
Por ejemplo, la menta (Mentha spp) o el hinojo (Foeniculum vulgare), que están
consideradas como invasoras y se extienden fácilmente a lo largo de todo el terreno que
encuentran.
También hay algunas plantas que por su porte y crecimiento, merecen estar de forma
individual en recipientes. Sería el caso del romero (Rosmarinus officinalis), la menta
americana. (Lippia alba) o el tomillo.
A la hora de distribuir las distintas especies medicinales o aromáticas hay que considerar
si son perennes o anuales. También los colores y la floración de cada una, a fin de tener
en cuenta el colorido y mejorar el aspecto ornamental. La asociación de plantas
medicinales con aromáticas es sumamente efectiva, ya que cada una tiene sus propios
aceites esenciales que crearán distintas respuestas a lo largo de su desarrollo (algunos
aceites serán repelentes, otro fortalecerán otras plantas, otros tendrán potencial fungicida
o insecticida, etc.).
o Aloe (Aloe vera). Herbácea de tipo perenne con floración amarilla y anaranjada.
o Caléndula (Calendula officinalis). Hierba pequeña anual, vistosas flores amarillo-
naranja.
o Vicaria (Catharanthus roseus). Hierba que se hace perenne, flores desde blanco a
violeta.
o Pasiflora (Passiflora incarnata). Planta rastrera o trepadora, grandes flores
violáceas.
o Alcaravea (Carum carvi). Planta herbácea de pequeño tamaño con floración
blanquecina.
o Meliloto (melilotus officinalis). Planta forrajera de floración amarilla.
Por supuesto, hay muchas más, que iremos añadiendo poco a poco a nuestra ficha de
plantas.
En cuanto al abonado sucede lo mismo. Hay especies más rústicas que otras y,
por ello, necesitarán mayor o menor cantidad de fertilizantes.
En cuanto a esto, hay que seleccionar lo más cómodo para el usuario y lo que
mejor se adapte según el cultivo que tengamos intención de plantar.
Nuestra intención es cambiar esa idea que tenemos y tener a mano un pequeño
grupo de plantas aromáticas, con las que poder extraer hojas frescas, semillas u
otras partes interesantes para nuestra cocina y alimentación.
o Acedera
o Alcaravea
o Anís
o Cebollino
o Melisa
o Menta
o Pelitre
o Perifollo o perifolio
o Rompepiedras
o Albahaca
o Espliego
o Lavanda
o Perejil
o Romero
o Salvia
o Tomillo
Si tienes plantas que le van bien las zonas de semi sombra, un lugar idóneo sería
aquellas zonas orientadas al Este u Oeste.
En cambio, si tienes plantas que necesitan mucha sombra y sufren cuando les
da el Sol directamente, lo mejor es situarlas con orientación Norte.
¿Un consejo? En la cocina. ¡Ten a mano algunas plantas aromáticas que puedas
usar para en fresco para combinar tus platos y mejorar los sabores!
Uno de ellos es acolchar el sustrato con materia orgánica, paja o piedras. Si las
raíces se mantienen calientes, puede librarnos de tener que tirar la planta por
haberse helado.
Juntar las plantas en un rincón unas con otras también consigue crear un
microclima donde se ganan algunos grados más de calor. Un método eficaz para
conseguir reducir los problemas del frío.
El viento helado es uno de los mayores tormentos para las plantas. Intenta
proteger tus macetas de las corrientes de aire utilizando pantallas físicas, tanto
con materiales plásticos como pantallas vegetales.
Controla el drenaje
Una cosa importante que tenemos que tener en cuenta es el sistema de
drenaje. Tenemos que permitir que el agua con la que regamos salga sin
problemas de la maceta. Para ello haremos en la base del recipiente unos
agujeros que permitan la salida del agua al plato. Es recomendable también
disponer unos guantos guijarros en la base, pues controlarán la salida del agua
en beneficio de las raíces de la planta.
¡Ah! Un consejo. No debéis dejar que el plato se llene de agua, pues el origen
de la mayoría de podredumbres de las raíces (y las plantas medicinales no
soportan el agua encharcada) es por dejar agua en el plato, en contacto con el
sustrato.
Recuerda que para que la planta pueda absorber agua es necesario que también
pueda respirar oxígeno.