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E s la misma vieja historia de “chica haciéndose pasar por chico” pero

con un toque de rock and roll. Remy Curran sueña con algún día estar en
una banda, pero el grupo al que quiere unirse se niega a contratar a un
baterista de sexo femenino. Entonces, ella hace la audición como un
hombre... y pasa la prueba. Convertirse en “Sticks”, un miembro de Non-
Castrato, sin embargo, no es exactamente lo que ella soñaba. Pasa la
mayor parte de su tiempo manteniendo la treta y aprendiendo a caminar,
hablar, actuar y beber como un hombre. Pero lo más difícil es
comportarse indiferente cuando el cantante rompecorazones de la banda,
Asher Hart, la trata como a uno de los chicos y no como una mujer. Ella
nunca imaginó que él sería mucho más que una cara bonita con una buena
voz. Pero es mejor que perfecto. Es perfecto para ella. Cuando el amor y la
mentira son combinados, Remy debe mantener la farsa o perderlo todo.
Pero ¿quién hubiera sabido que mentir para alcanzar un sueño podría
impedirle perseguir un sueño aún más importante?

Forbidden Men, #7
Lista de Capítulos:

Prólogo Capítulo 24
Capítulo 1 Capítulo 25
Capítulo 2 Capítulo 26
Capítulo 3 Capítulo 27
Capítulo 4 Capítulo 28
Capítulo 5 Capítulo 29
Capítulo 6 Capítulo 30
Capítulo 7 Capítulo 31
Capítulo 8 Capítulo 32
Capítulo 9 Capítulo 33
Capítulo 10 Capítulo 34
Capítulo 11 Capítulo 35
Capítulo 12 Capítulo 36
Capítulo 13 Capítulo 37
Capítulo 14 Capítulo 38
Capítulo 15 Capítulo 39
Capítulo 16 Capítulo 40
Capítulo 17 Capítulo 41
Capítulo 18 Capítulo 42
Capítulo 19 Capítulo 43
Capítulo 20 Capítulo 44
Capítulo 21 Capítulo 45
Capítulo 22 Epílogo
Capítulo 23
Prólogo
Asher
Abrí los ojos legañosos, medio despierto de la dicha poscoital por justo
cuando la mujer desnuda encima de mí se movió, mientras la suave y
delicada calidez de su piel acariciaba la mía. Salió de la cama y me dio una
espectacular vista del culo más perfecto de todos, y mi sonrisa se hizo
más entusiasta... hasta que ella se puso un par de bragas y luego cogió su
sujetador.
Un segundo, no, eso no debía suceder. Parpadeando para recuperar la
conciencia, traté de sentarme y me pareció casi imposible.

— ¿Qué estás haciendo? ¿Qué ocurre? Ella no respondió, lo que no fue


sorprendente. Yo no había sido capaz de entenderle más de una docena
de palabras desde que nos conocimos, y nada de lo que me había dicho
hasta ahora había sido en inglés. Pero de acuerdo a las palabras de Jason
Derulo, su trasero no necesitaba explicación. En ese momento no, de
todos modos. Al parecer, ahora sí ya que ella lo ocultó bajo una pieza de
seda de encaje negro. Y maldita sea, se veía muy bien en esas bragas
negras de seda, sobre todo desde atrás, donde pude ver las dos nalgas
bronceadas asomando detrás de todo ese encaje.

—No vas a irte, ¿verdad? —Traté de sentarme de nuevo. Todavía no


podía. Fruncí el ceño ante las esposas cubiertas de piel que me limitaban a
la cabecera y pasé unos segundos murmurando hasta que pude ponerme
en una posición vertical. Al otro lado de la habitación, ella se puso los
pantalones negros de yoga que yo le había quitado anoche con los dientes.
Supongo que era momento de sacar mi español de la escuela secundaria.
Esto se iba a poner feo, pero no me importaba.
—Sentarse. —Mierda, no. Eso no era que se quede, ¿no?
—Quedarse. —Lo intenté de nuevo, por fin recordando la palabra
correcta. La cintura de sus pantalones fueron colocadas en sus caderas
mientras ella se daba la vuelta para enviarme una mirada letal; no es que
yo la culpara. Acababa de darle órdenes como a los perros. Hice una
mueca y repetí—: Quedarse —y añadí un poco patético—, por favor.
Suspiró y rodó los ojos antes de ponerse su blusa y alcanzar su bolso.
— ¡No! No te vayas. Por favor, no te vayas. Lo siento. No sé qué hice mal,
pero lo siento. Mierda, ¿cómo se pide perdón en español?

—Lo siento —dijo ella, su voz un tarareo tranquilo y sexy que casi parecía
un maldito susurro. No tenía idea de lo que significaba lo siento, pero
sonaba muy estimulante saliendo de sus labios. Mi cuerpo respondió, y
tuve que doblar una pierna para tratar de cubrir mi erección expuesta,
para que no viera mi excitación, mientras trataba de deshacerse en mí.

— ¡Elisa! —grité, con la voz quebrada por la desesperación. Incluso


golpeé con mis puños los rieles de metal de la cabecera para llamar su
atención. Cuando se detuvo en la puerta, de espaldas a mí, contuve la
respiración. Era un momento crucial. Lo que dijera ahora podría ser el
factor decisivo para que se quede o no. Pero todo lo que pude pensar en
decir fue—: Lo siento. —Y ni siquiera sabía qué demonios lamentaba. Solo
sabía que había hecho algo mal, y eso provocó que se fuera. No podría
haber sido el sexo. Anoche y esta mañana había sacudido mi mundo. A ella
también le pasó; la descarada no había sido para nada silenciosa cuando
se vino. Así que, qué… Se volvió lentamente. Mi corazón tartamudeó en mi
pecho cuando vi las lágrimas corriendo por su rostro.

— ¿Elisa? —susurré, muy preocupado. ¿Qué en nombre de Dios hice mal?

—En serio, lo siento tanto. —Se atragantó, y su cara se puso roja cuando
ella comenzó a sollozar en sus manos—. Tengo que hacer esto. Negué con
la cabeza. Derulo estaba loco. Esto sí necesitaba explicación. Pero cuando
abrí mi boca para soltar más de mi español malo, para rogarle que no se
vaya, Elisa se dio la vuelta hacia la salida y corrió por las escaleras hasta
que pude oír la puerta al cerrar de golpe.

— ¡Oye! —grité, cuando mi frustración pasó de preocupado a


enojado—. ¿Qué demonios? ¡Elisa! No puedes empezar a llorar y luego
largarte corriendo así. ¡Regresa aquí y quítame las esposas de esta
maldita cama! Dime lo que hice mal. ¡Por favor! ¡ELISA! No regresó. Y yo
no podía ir tras ella. Pasé los primeros treinta segundos de mi encierro
solitario con una rabieta importante, goleando el colchón y tratando de
dislocarme las muñecas al no poder liberarlas de las esposas. Las malditas
cosas ya no eran divertidas... ni atrevidas. Los siguientes treinta segundos,
llené el aire con una blasfemia que nunca había usado, obvia y resonante.
Pero nada de lo que grité me liberó de esta cama. Después de eso, se
instaló el pánico. Con las muñecas magulladas y dolor de garganta, me
pregunté cuánto tiempo iba a estar atrapado desnudo en mi propia cama.
Las personas se preocuparían por mí tarde o temprano... después de unos
días tal vez. Los chicos de la banda.
Pick. Aparecerían por acá para verme. Pero, ¿y si me deshidrato hasta la
muerte antes de esa fecha, o el edificio se incendia y quema todo a mi
alrededor?
O... Mierda. Ahora tenía que ir a mear. ¿Stephen King no escribió un libro
de terror sobre alguien dejado esposado y solo en una cama? Odiaba las
películas de terror. No quería protagonizar la mía. Tiré de mis ataduras
un par de veces más para aliviar algo de mi cólera y el miedo creciente,
pero solo legré lesionarme más.
¿Cómo diablos pudo haberme dejado aquí de esta manera? No era como si
yo no supiera donde trabajaba ella. Podía encontrarla. Y, oh... la
encontraría. Ella no se saldría de esto sin repercusiones. ¿Y por qué eran
esas lágrimas? Me jodieron la cabeza. Yo no quería nada más que estar
molesto, salvo que también me preocupaba. Pero traté de concentrarme
en la rabia.

—Mal movimiento, princesa —dije a la habitación vacía, sonriendo


amargamente mientras trazaba mi venganza.

Me pregunté cómo se sentiría ella si la esposaba a la cama y obligaba a


decirme todo pensamiento misterioso de esa bonita cabeza con
herramientas de tortura como plumas... y jarabe de chocolate.
Y maldita sea, allí estaba mi estúpida polla de nuevo, endureciéndose al
pensar en ella con las manos esposadas y rociada con algo que debía ser
lamido. ¿El pequeño imbécil no se daba cuenta que me encontraba en una
situación desesperada? Así que no era momento de estar pensando en el
sexo. Aunque lo de anoche había sido lo mejor de lo mejor de los
maravillosos encuentros.
En mi mesa de noche, sonó el teléfono. Puse mi atención ahí y quedé
boquiabierto al verlo tan cerca y tan lejos a la vez. Sonó de nuevo, y pude
distinguir el nombre “Sticks” en la pantalla.
Perfecto. Si podía confiar en alguien durante una situación como esta,
sería en él. Yo sabía que podía contar con la discreción y lealtad de Sticks,
y esperaba también algo de ayuda. Ahora, solo tenía que encontrar una
manera de responder a su llamada. Levanté mi pierna y usé el dedo gordo
del pie para tratar de deslizar el botón de responder. Hicieron falta dos
intentos, pero gracias a Dios, lo hice. Con otro toque del dedo del pie
confiable, puse el altavoz.

—Hola, amigo —jadeé, impresionado por lo casual que pude sonar


mientras estaba esposado desnudo a mi cama—. ¿Qué pasa?

—No mucho. —Su voz llenó mi apartamento y fue como música para mis
oídos—. Tenía hambre y se me ocurrió comer pizza para el almuerzo.
¿Quieres venir conmigo?

—Claro —le dije; Incluso me encogí de hombros para mantener la


apariencia de relajado y casual. Sí, me encontraba tranquilo aquí, sin una
preocupación en el mundo.

—Genial. Me paso a recogerte en un rato.

—Suena bien. Pero, eh, primero una pregunta rápida. Cuando no pregunté
nada dentro de los cinco segundos, dijo—: Bi...en. Dispara.

Me mordí el labio, debatiéndome si podía confesar lo que había sucedido.


La vergüenza me mataría. Y aunque él se comportaría de lo más amable
con el asunto, dudo que ni siquiera Sticks me deje olvidarte de esto.
Pero luego pensé en toda la cosa de Stephen King, y mi vejiga se sacudió
una vez más, recordándome que estaba llena. Así que apreté los dientes y
me tragué mi orgullo.

—No resultará que tienes... unas llaves para esposas, ¿verdad?


Remy

Un mes antes.

Usando mis Cruch Taylor(1) de rallas de cebra, medias de red, minifalda


de mezclilla, un cinturón adornado con plata y una camiseta ajustada
presentando la banda The Pretty Reckless, reajuste mi peluca llena de
puntas de cabello rubio. Mis dedos golpeando al ritmo de la silenciada
música martillando a través de la puerta cerrada, la dejo correr por mi
cuerpo, conectándome con el ambiente… hasta que el baterista en el otro
lado de la pared pierde el ritmo.
Sintiendo la compasión, me estremezco incluso mientras mi corazón se
acelera con anticipación.

—Hasta luego, perdedora. —El tipo a mi lado sonríe mientras las


guitarras y el bajo dentro del estudio se sacuden para detenerse, cortando
la canción.

Mire de lado hacia mi compañero de banco, y él sonríe hacia mí,


levantando su puño para un golpe de felicitación.
Ya que estaba cubierto de metal y tatuajes, supuse que era competencia,
pero… Oh bueno. Cumplo, golpeando mis nudillos contra los suyos
mientas una pequeña sonrisa se mueve sobre mis labios.
Ahí va un baterista menos fuera de nuestro camino. Imaginando el
sermón que el tipo dentro del auditorio debería de estar teniendo,
comienzo una cuenta regresiva, preguntándome cuanto tiempo le tomaría
a la banda sacarlo de ahí.

—Diez, nuevo, ocho— murmuro bajo mi respiración, nunca alcanzando


siete porque las puertas dobles estallan abiertas, y un tipo enojado con
rastas irrumpió en la sala.

—Hijos de puta —gruñe antes de mandar un penetrante ceño fruncido a


la fila de solicitantes esperando sentados en el banco contra la pared
opuesta, todos nosotros esperando tener éxito donde el obviamente fallo.
Nos lanza un resoplido despectivo y se va. Su alboroto bajando por la sala
acompañándolo golpeando una puerta y tirando sus baquetas tan fuerte
como pudo hacia el bote de basura.
—Algo así como un mal perdedor, no lo crees —dijo ligueramente mi
compañero de banco mienta observaba la rabieta.

—Bueno. —Me encojo de hombros—. He visto a mi prima de seis años de


edad lanzar más drama que eso por una muñeca rota.
Con una sonrisa, me da un asentimiento de aprobación.

—Estas bien, chica roquera.

Estaba mucho más que bien. Pero no quería espantarlo. Podía decir por el
brillo arrogante en sus ojos, que estaba seguro que lo haría mejor que yo
hoy. No quería aplastar su frágil ego, así que simplemente le di una fría
sonrisa.
Si, estaba bien.

—Siguiente. —Una voz irritada llamo del interior del auditorio, haciendo
a mi corazón saltar a mi garganta. Dios, ¿Ya era mi turno? Autoconfianza
hundiéndose, me levante sobre mis piernas temblorosas y suavizo el
frente de mi falda.
Ya que el tipo a mi lado había sido muy amable, la interna sumisión en mi
despertó al mirarlo con ojos preocupados, buscando algún tipo de
consuelo. Pero él era la competencia; no quería que tuviera éxito más de
lo que yo quería que él lo tuviera.
Excepto que no pude evitarlo. Mire en su dirección, mordiendo el interior
de mi labio, y borrando totalmente la increíble imagen de chica fuerte que
quería proyectar. Cuando sonrió y me mostro sus pulgares arriba con
ambas manos, el impulso que necesitaba que me arrojara de regreso a la
vida. Le di un descarado guiño y me gire para alejarme por la puerta,
jalando mis baquetas rosadas de mi bolsillo trasero mientras iba.

Techo muy bajo, luces tenues, y un gran espacio abierto rodeando a la


banda en el centro de la habitación me tuvo desacelerando en un
intimidante parada tan pronto como la puerta se bloqueó detrás de mí.
Solo tres personas ocupaban la asamblea, y ninguno de ellos me conocía,
pero yo sabía que miembros eran sin siquiera mirar a que instrumento
ocupaban. Porque había ido en línea a su sitio web e hice mi trabajo. En
realidad, solo los había visto tocar en vivo una vez, en algún evento de día
en el parque donde todas las bandas locales habían venido juntas para
mostrar sus talentos en el Quiosco memorial del parque. Y habían sido
buenos.
Pero la mejor parte: Fisher, mi ex prometido— aunque no ex en ese
momento—los había odiado. Despreciándolos absolutamente.
Probablemente porque se había puesto verde de envidia. NonCastrato
tenía mejor sonido, más músicos talentosos, y un cantante principal más
caliente que su banda. Más seguidores también. En ese entonces, había
lealmente apoyado a Fisher, diciéndole que su banda Fish N’ Dicks era
mucho mejor que NonCatrato… aunque totalmente no lo eran.

En realidad, había estado hipnotizada, incapaz de apartar la mirada


durante todo el tiempo que NonCastrato había tocado. El ritmo, las
palabras, los increíbles riffs de guitarra se habían movido a través de mí
con una fascinación casi innatural.
Había estado esperando con Fisher y sus muchachos detrás del escenario
porque fueron puestos para ir después, así que había tenido un horrible
lado y algo así como la vista de atrás de la presentación de NonCastrato.
Pero sin embargo… había estado increíble. Después de que Fisher me
traiciono meses después y rompió mi corazón, mi confianza, así como
también mi maldito iPod—el imbécil—me había asegurado de comprar
cada canción que NonCastrato había grabado, Más que nada como un tipo
de jódete para el hombre que ahora desprecio.
Pero la cosa más extraña había pasado después de que escuchara cerca de
su cuarta canción.
En realidad me enamore de su música. Toda su música. Cada pieza.
Cuando había escuchado que estaban en busca de un nuevo baterista, se
había sentido como providencia. Amaba sus canciones, amaba su estilo,
amaba como muchas de sus letras resonaban conmigo, en lo profundo de
mi alma, siempre había querido ser la baterista de una banda, pero más
que nada necesitaba algo para empujarle en la cara a mi ex prometido con
un enorme “¡Ja! ¡Soy mejor que tú, en una banda más talentosa que en la
que tu estas! Toma esa, idiota.” Y esta era mi oportunidad de oro para
conseguir todo lo que quería.

—Eh… ¿Cómo podemos ayudarte? —Pregunto el tipo con un mohicano de


quince centímetros en su cabello naranja.

Era el bajista, Billy Galloway. El loco bastardo fue en pelotas a la pared


todo el tiempo que estuvo en el escenario.
Él era el que le daba a NonCastrato su reputación salvaje porque le
gustaba mostrar su porquería a las chicas seguidoras gritando… o eso
había leído en línea. Aclaro mi garganta y asiento.

—Sí. Estoy aquí para la audición. —Cuando los tres solo pestañaron,
arrastre los pies y aclare mi garganta otra vez—. Este… para el puesto de
baterista. ¿Hola? ¿Por qué otra cosa creían que estaba aquí? Incluso
sacudí mis baquetas para realmente dejar las cosas en claro, ya que no
parecía que lo entendieran todavía. Finalmente, Galloway resopla.

—Si… no lo creo, dulzura. ¿Cómo dijo? Aunque el fondo de mi estómago se


desplomo, frunzo el ceño hacia el con confusión. El rechazo era mi más
grande miedo, y oírlo justo desde el principio era peor que todas esas
horas de temerlo afuera en la sala adjunta. Cuando nadie sonríe y me dice
que están solo bromeando, sacudo mi cabeza, perpleja.

— ¿Disculpa? Galloway se inclina hacia adelante ligueramente mientras


apunta hacia la puerta.

—No te queremos. Así que, ¡fuera! ¿Fuera? Miro hacia los otros dos
miembros de la banda. El guitarrista rítmico, Heath Holden, era el más
insulso. No vestía severamente, ni actuaba rudo, o prácticamente hablar…
en absoluto. Las únicas cosas extremas de él eran los tatuajes que tenía
subiendo cada enorme brazo descubierto junto con la terrible barba de
motociclista que le estaba creciendo.
No parecía que tuviera mucha personalidad, si quisieras mi opinión. Pero,
hombre, podía tocar un estupendo lick(2) cuando sea que la ocasión lo
pidiera. Mientras mi mirada le echa un vistazo, la cima de sus mejillas
destella y repentinamente se vuelve ocupado, reusándose a hacer
contacto visual mientras se concentra en excavar la suciedad debajo de
sus uñas.
Así que dirijo mi atención al cantante principal. Asher Hart. Además de
cantar todas sus canciones, toca la guitarra, el piano, y era de lejos el sexy
nominado por el que todas las chicas lanzaban sus bragas y gritan cuando
sea que NonCastrato pise en el escenario. Su brillante voz era la razón por
la que tenían algo de talento en absoluto.
Y, ¡Guau!, ¿Mencione que es increíblemente caliente? Una loca atracción
hirvió levantándose desde mi vientre mientras lo asimilo. Pero diablos, él
era demasiado guapo para ser real. No era que estuviera por los cantantes
principales. Estaba completamente por encima de esa etapa, gracias a mi
terrible idiota ex. ¡Apestas, Fisher! Aun así, Asher Hart era un bombón. Y
obviamente demasiado aburrido para preocuparse por mí en última
instancia. Sin ponerle atención a mi penetrante mirada, desenroscó la
tapa de una botella de agua y tomo un largo trago como si yo estuviera
tomando mucho de su precioso tiempo. Ya que el idiota del bajista era el
único molestándose en hablar, centre mi atención de regreso a Galloway.

— ¿Es alguna clase de broma? —Aunque no estaba enojada, solté una


fuerte risa—. Todavía ni siquiera me han oído tocar.

—No tienes que hacerlo. Eres una chica. Levante mis manos como
diciendo ¿Qué demonios?

— ¡Guau! Felicidades. No mucha gente consigue eso bien en la primera


impresión. Pero, si, soy una mujer. ¿Y qué?

—Así que, no queremos a una chica en nuestra banda. Nomos llamados


NonCastrato por una razón, cariño. Porque todos tenemos pollas. ¡Como
si me importara a cerca de alguna de sus asquerosas pollas! Hoy en día,
todas las pollas apestan. Para mí, podían ir y ahogarse…bueno, con ellos
mismos.
Además, Castrato significaría que no tenían bolas, no pollas. Idiota.
Excepto que no le dije eso a Galloway porque estaba muy confundida.

—Pero soy excelente —proteste—. Soy malditamente asombrosa. Hart


ladea su mirada en mi dirección, levantando una ceja como si se
sorprendiera de escuchar tal gloriosa autocomplacencia. Pero Galloway
solamente se encogió de hombros, totalmente importándole una mierda.

— Entonces ve a unirte a una banda de puras chicas. Mi boca cae abierta.


Esto no estaba pasando. Solo…no podía estar pasando. Aquí estaba una
oportunidad, real y disponible para agarrar el sueño de mi vida, ¿Y un
escuálido cretino bajista estaba diciéndome que no por mis ovarios? De
ninguna jodida manera.

—No quiero unirme a una banda de puras chicas —conteste, apretando


mis dientes mientras los miraba con el ceño fruncido. En realidad, si
hubiera algunas impresionantes bandas de solo chicas entre un radio de
300 kilómetros, buscando un baterista, podría haber estado tocando sus
puertas por una posición. Pero no lo estaban.
Aparte, quería estar en NonCastrato. Su música era mi tipo de música.
Además necesitaban un baterista, y necesitaba ser la mejor maldita
baterista que conocía.
Y quería mostrarle a Fisher que mi banda podía sacar a sus espantosa,
poco convincente excusa de banda cualquier día de la semana.
Uniéndome a NonCastrato era la solución perfecta para todos.
La única solución. Si solo esos idiotas abrieran sus tontas, sexistas y sucias
mentes para verlo.

—De acuerdo, bien —dijo Galloway con una sonrisa santurrona, y


puritana—. Mencióname una banda mixta que tiene gran éxito, y tal vez te
demos un oportunidad. Sonreí. ¡A jugar! —Black Eyed Peas.

—A la mierda —murmura, sin impresionarse mientras resopla


burlonamente—. Todos ellos son cantantes. No tocan instrumentos,
princesa. Ellos no son una banda.

—Está bien, entonces. —Soplo aire para agitar el irritable flequillo rubio
blanco de la peluca fuera de mis ojos y comenzar a recitar una nueva lista.

—Fleetwood Mac, Blondie, Jefferson Airplane, The— Galloway suelta otro


resoplido, cortándome.

—Sí, y la única cosa que las chicas hacían en esas bandas era cantar.
Tenemos a Hart; no necesitamos otra jodida cantante.

—Talking Heads. —Levante la voz para hablar por encima de el—. Del
cual la chica era la bajista, según creo. —Lanzo una despectiva mirada
hacia el bajo amarrado sobre su hombro —. Y también lo era la bajista en
The Smashing Pumpkins and—

—Las cuales ninguna era baterista —Galloway mantuvo su mano arriba


cuando abrí mi boca para protestar—. El hecho esto es, no queremos a
una mujer. Y es nuestra banda. Nuestra decisión. Así que, adiós, cielo.
Cuando necesita a una fanática para chuparme ahí abajo en el baño
después de in concierto, te llamare. Entrecerré mis ojos hacia el solo para
girarme a los otros miembros callados.
— ¿Son ustedes dos seguidores que solo van a permanecer ahí y dejar a
esta imbécil tomar todas las decisiones por ustedes? ¿Es el, como, su
dictador o algo así?

—Duro en las bolas.

—Mira, te escucharía. —Finalmente hablo Asher Hart. Verde oscuro,


penetrantes ojos se levantaron para pasar sobre mi vestuario antes de
reposarse en mi cara. Cuando solo entrecerré mis ojos, levanto sus manos
en defensa propia—. Siendo honesto. Pero estamos escogiendo a nuestro
baterista por una decisión unánime, y tú ya no tienes eso. —Mira hacia
Galloway con un irritado ceño fruncido—. No parece que vayas a
conseguirlo, tampoco, si te escucha tocar o no.

—Nop —dijo Galloway, explotando el sonido de la p mientras me daba un


engreído pestañeo. Lagrimas amenazan con salir, pero me las trago
mientras me lamí los labios. Con Galloway, había estado solo enojada por
su descarado rechazo. Pero por alguna razón, la compasiva explicación de
Hart me partió en dos y me dejo sangrando. Después de un profundo
suspiro, intento una última vez.

—Está bien, entonces, Billy —fijando toda mi atención en él ya que


aparentemente era al único tipo que tenía que influenciar—. Todo lo que
estoy pidiendo es una oportunidad. Si no les gusta mi trabajo después de
eso, pueden decirme que bese mi trasero.

Galloway ríe.

—Prefiero que beses mi polla. Y tal vez una mamarla profundamente un


poquito. Diablos, cariño, estoy dispuesto a darte una probada ahora, si
estas sedienta. —Alcanzo su bragueta pero Hart rápidamente le dijo que
se callara.

Apretando mis dientes para mantener mí replica, mire a Galloway


imaginando todas las maneras en las que lo podía asesinar. Ninguna de
ellas era bonita. O rápidas.

—Lo cual trae otra razón por la que no deberíamos tener a una chica en el
grupo —Finalmente Holden contribuyó con su granito de arena, su voz
suave mientras pestañeaba—. Con Gally alrededor, nos estarías
demandando dentro de cinco minutos por acoso sexual. Pongo los ojos en
blanco.

—Créeme, puedo manejar a este hijo de puta diciendo tonterías — miro a


Galloway con desinterés—, siempre y cuando mantenga sus manos para
sí mismo, me importa una mierda lo que diga. Moviendo sus dedos,
Galloway sonrío

—Ah, pero a estas manos les gusta vagar, bebe. Especialmente sobre
paisajes como el tuyo.

Oh, hermano.

—Galloway —soltó Asher, su voz con advertencia. Luego se voltea hacia


mí y sacude su cabeza—. Lo siento; es solo que este no es el lugar correcto
para ti. Estoy seguro de que tienes un talento increíble, pero ahora
necesitamos regresar a nuestras audiciones. Como que nosotros tenemos
poco tiempo.

Mi garganta se seca y una vez más experimento la abrumadora necesidad


de sollozar. Pero lo mantengo adentro. Apretando los dientes, miro a los
tres miembros, quienes me miran de regreso con tres expresiones
diferentes en cada una de sus caras, esperando mi respuesta.

— ¿Así que todos ustedes prefieren ser solo otra banda de rock común?
—Pregunte—. Con sus pantalones de piel —apunte hacia Galloway con
una arruga de disgusto en mi nariz antes de apuntar a Holden—, tatuajes,
perforaciones y un caliente cantante principal gigolo.

—Con una feroz mirada hacia Hart, coloco mis manos en mis
caderas—. Buena suerte yendo a cualquier parte con eso. Inhalando mi
burla, gire alrededor y camine hacia la salida, solo para pausarme en la
puerta y mirar de regreso.

—Ah, y tal vez deberían de buscar en google a Karen Carpenter, Moe


Tucker y Honey Lantree. Todas eran bateristas mujeres de bandas mixtas
exitosas. Desde luego más grandes que los perdedores que serán ustedes.
Chinguen a su madre. No azote la puerta como el baterista que había
tratado antes que yo lo hizo. Pero obviamente solo necesito una mirada a
mi cara de todos los otros esperando en la sala saber que tan mal había
fallado. Metiendo mis baquetas rosada de regreso en la bolsa de mi cadera
con toda la dignidad que pude reunir, levante mi cabeza con orgullo y
trague el dolor.

Mi supuesto compañero siguiente en la fila sonrió.

— ¿No querían a una chica, verdad? —El brillo en sus ojos me dijo que
había sabido que no lo lograría desde el principio.

No lo honre con una respuesta. Levantando mi barbilla más alto, pase


rígidamente la sala, saliendo del estudio y hasta el deprimente, nublado
día. No estalle en lágrimas hasta que había llegado a mi carro y estaba
saliendo del estacionamiento del estudio, la derrota haciéndome más
desconsolada e incluso más enojada de tener que poseer ovarios y
muchas jodidas emociones.

(1): Nombre comercial de un par de zapatos casuales producidos por Converse a través de su división de Converse.
(2): Un lick de guitarra es una frase o melodía que normalmente se toca durante una improvisación o un
calentamiento
2

Parte I

Remy

Treinta minutos después de que mi vida se arruinara, bajé el volumen de


"I Love It" de Icona Pop en la radio y aparqué a una cuadra del
Restaurante Mexicano Castañeda.
Con la cara limpia del delineador negro y la barra de labios que llevé a la
estúpida audición, revisé mi reflejo para asegurarme de que mis ojos ya
no estaban rojos e hinchados. Sin embargo, cuando me vi a mí misma, me
reí. La prueba de mi festival de lágrimas podría haberse ido, pero me veía
horrible de todos modos, tan virginal y cristiana como una maestra de
escuela dominical. Y sin embargo, yo sabía que aún así mi tío no lo
aprobaría.
El tirano me prefiere en cuello de tortuga y chaquetas de punto más
monótonas, faldas hasta los tobillos hechas de tela de saco. Pero lo hice lo
mejor que pude, con mis vaqueros de dril de algodón rasgados en las
rodillas y un suéter negro suelto que le gustaba deslizarse por mi hombro
revelando la tira de la camisilla púrpura para que coincidiera con los
reflejos púrpura de mi cabello.
Mi peluca de rockera punk ya no estaba, peiné con mis manos mi melena
oscura por última vez y luego agarré el bolso. Pasé frente a la entrada
principal de Castañeda y giré por el callejón que estaba a un lado,
saludando a Mick, el hombre sin hogar que acampaba allí y esperaba
restos de comida. Después de abrir la puerta trasera del restaurante,
entré y colgué mi chaqueta en un gancho. Detrás de mí, en la radio sonaba
una melodía latina familiar mientras que un calor húmedo se arrastró
hasta el fondo de mi suéter.

—Si sigues llegando tarde, mi padre te pondrá una correa, prima. Grité y
di la vuelta para encontrar a mi primo Gran T, un apodo para Tomás,
mezclando la masa.

Media docena de empanadas crudas, ya rellenas y selladas se encontraban


en una bandeja listas para entrar en el horno. Una redecilla cubría su
cabeza oscura de espeso pelo negro y sus brazos estaban cubiertos por
harina hasta los codos. —Cállate —murmuré mientras escondía mi bolso
y encontraba mi propia redecilla para colocármela.

Él se rió.

— ¿Qué es esto? Abandono mi puesto en las estufas para hacerme cargo


del trabajo del horno por ti y lo único que consigo es que me digas que me
calle? En Español, para el colmo. Mi dulce prima me ofende.

Al darme cuenta de que había sido una perra con una de mis personas
favoritas en la tierra, dejé escapar un suspiro de disculpa. —Además de
un gran gracias y un beso en la mejilla para mi maravilloso
Gran T. —Envolví mis brazos alrededor de su ancho pecho desde atrás y
me incliné por encima del hombro para estampar un beso grande,
húmedo y descuidado en su mejilla.
Se sonrojó, pero sonrió en reconocimiento mientras me ignoraba y
continuaba mezclando la masa con su mano fornida.

—Shuuu. Basta ya de eso. Dime cómo te fue en la audición. Debes de


haberlo hecho bien si te quedaste hasta tarde. Superaste la primera
ronda, ¿sí? Mi sonrisa se esfumó.

— ¿La audición? Estuvo… bien. —Lo empujé a un lado con mi cadera y


tomé el lugar que dejó libre, ya que hornear era técnicamente mi trabajo.

Puse toda mi atención en amasar con las palmas, lo que de repente hizo la
función de una bola para la tensión. Doblar. Aplastar. Harina. Doblar.
Aplastar.
Olvida las audiciones, los cantantes sensuales, y las lágrimas que
causaron. Harina. Doblar, aplastar— Tomás agarró mi codo.

—Hijo de puta, está muerto. Deja de torturar la pobre masa.

Fruncí el ceño hacia él, pero obedecí, tirando el palo de amasar y


aplanando un disco. Cruzando los brazos sobre su pecho, mi primo apoyó
la espalda contra la mesa a mi lado mientras estudiaba mi cara.
—No son la única banda alrededor, ya sabes. Apreté los dientes, tratando
de ignorarlo mientras tomaba un cuchillo, a continuación, tomé la placa
que se usaba como plantilla y corté la masa en círculos perfectos.

—Pero son la mejor banda.

Él resopló.

—Cuestión de opinión. Siendo un fan a muerte de Los Horóscopos de


Durango, no entendía mi fascinación por todas las cosas pop, rock o punk.

—Oye, quita esa tristeza de tu cara. Abuela está aquí esta noche,
trabajando en la caja registradora. Verla siempre es motivo para sonreír.
Además, sabrá en cuanto te vea que algo anda mal. No quieres molestar a
nuestra frágil abuela envejeciente, ¿verdad?
Después de que me arquera una ceja en censura, suspiré y dejé que mis
hombros se desinflaran.

—No. Está bien. Dejaré de ser una dramática.

—Bien. Porque hace que sea un total dolor en el culo estar a tu


lado. —Luego cogió un puñado de harina y lo lanzó hacia mí... como si eso
ayudara a animarme o algo así.

— ¡Tomás Emmanuel Fernando Castañeda! —grité indignada y me quité


la redecilla, cepillando frenéticamente la harina de mi cabello—. ¿Cómo
pudiste? Pendejo.

— ¡Elisa! —El fuerte tono de la voz de mi tío me hizo cambiar la atención


al instante y levantar los hombros hasta que mi espalda se encontrara
recta como un militar.

Mierda. A pesar de que me sentía como si estuviera en casa en este


edificio donde había pasado la mayor parte de mi infancia, nunca he
dejado de estremecerme con esa voz. Pero odiaba ser atrapada soltando
palabrotas delante de Tío Alonso.
Me recordó mucho de cuando era pequeña y me daba un tortazo en los
nudillos con una espátula cada vez que me escuchaba maldecir. Ya no
censuraba mi lenguaje ni iba tras de mí con una espátula, pero segura
como el demonio que me dio la peor mirada de desaprobación en cuanto
puso un pie en la sala. Dando un pequeño paso y reteniendo la respiración
antes de darme a vuelta, miré hacia él y dije—: ¿Sí?

—Llegas tarde.

Cambié mi peso incómoda de un pie a otro mientras miraba al patriarca


de mi familia. A pesar de que viví y me crié con mi abuela, Tío Alonso —el
primogénito de mi abuela y el padre de Gran T— ha sido la única figura
paterna en mi vida desde qué tenía dos años. Así que, a pesar del hecho de
que no me importaba su actitud autocrática, aún sabía como hacer que me
comportara… y que me rebelara. Luego de levantar mi mentón, asentí.

—Sí, sé que llegué tarde. Lo siento pero… —Hice una pausa, tratando de
pensar una razón aceptable para mi tardanza (ya que el aborrecía mi
amor por su estilo de música menos favorito), pero él obviamente no
quería oir excusas el día de hoy.

—Carmen no vino hoy. Necesitamos tu ayuda al frente, pronto. Me tragué


una maldición. Pero… demonios. Odiaba ser mesera más que nada.
Tomando el dobladillo de mi suéter dije—: No estoy vestida para trabajar
al frente.

—Solo hazlo —ordenó.

—Sí, tío querido. —Mi respuesta lo hizo fruncir el ceño porque le recordó
que constantemente le decía que era un tirano.
Odiaba cuando lo llama tío querido con mi voz dulce y angelical, como una
especie de sirviente manso (ya que él sabía que yo era todo menos dulce o
mansa), tanto como yo odiaba que se rehusara a llamarme por mi primer
nombre.
El tío Alonso era la única persona en el mundo que me llamaba Elisa, mi
segundo nombre, porque él pensaba que Remy era muy masculino y que
no era muy latino para su gusto.

—Y ¿Elisa? —refunfuñó, su acento se engrosó por su irritación. Suspiré,


preguntándome que iba a decir ahora.

—Limpia tu camisa. —Señalo mi suéter con su dedo índice.


Miré hacia abajo para ver la harina manchar la tela. Murmurando en voz
baja, le di golpecitos, para quitarla lo mejor que pude, mientras Tío Alonso
hizo su camino de regreso por la puerta y nos dejó. Detrás de mí, Gran T
rió suavemente por mi regaño.

—Idiota —le susurré, hablando más bajo esta vez, por si acaso Tío Alonso
todavía podía oírnos —. Mira lo que me hiciste. Sólo sonrió aún más.

—Oye, no sabía que te obligarían a hacer de camarera esta noche.

— ¿Qué tal si mejor tú sirves mesas, y yo termino estas empanadas —le


rogué, agitando mis pestañas hacia él. Pero debo haber usado ese truco
demasiadas veces; ya que se quedó totalmente impasible.

—Ni en tus sueños, prima. Sal ahí fuera.

—Idiota. —Le aporree antes de apresurarme por la puerta y encontrarme


detrás del mostrador frontal caminando hacia el comedor, donde decenas
de mesas ya estaban llenas. ¡Uf! Yo que no tenía disposición para ser una
buena mesera esta noche, y ya que era lunes, vendrían más familias,
incluyendo niños malcriados desagradables y padres hartos irritables.

Qué alegría. Dondequiera que estuviera Carmen, esperaba que su


ausencia valiera la pena, porque la mataría por hacerme pasar por esto
precisamente hoy. Si no me hubiera visto obligada a trabajar ahora
mismo, estaría en casa, matando nazis o zombis en mi Call of Duty...
porque tenía el humor perfecto para sacar algo de sangre virtual.

Estaba buscando un delantal de camarera de repuesto de debajo del


mostrador, junto con una libreta de órdenes extra, cuando una voz suave
me llamó desde la caja registradora. Miré y vi a mi pequeña abuela, de
pelo gris encaramada en un taburete mirándome. Me había olvidado
completamente de que Gran T había dicho que estaba aquí esta noche...
eso denotaba lo disperso que se encontraba mi cerebro después de mis
audiciones.

—Abuela. —Corrí hacia ella para darle el abrazo de nieta obediente—. Te


extrañé. Abuela había sido mi tutora legal desde que tenía nueve años,
cuando las drogas frieron tanto al cerebro de mi madre, que la tuvieron
que colocar en una institución mental.
Pero ya que la abuela vivía con Tío Alonso desde que llegó a los Estados
Unidos con visas de trabajo dos años antes de que yo naciera, me crié
prácticamente bajo su techo... y su gobierno. Y a pesar de que mi abuela
podría ser descarada cuando te la cruzabas todavía era el alma más dulce
y por lo general complaciente con la autoridad de su hijo mayor.

—Mi linda nieta —murmuró, sosteniendo mi cara y mirándome a los


ojos—. Te ves triste.
Forcé una sonrisa y sacudí la cabeza.

—No estoy triste —Traté de tranquilizarla en español, mientras mordía el


interior de mi labio y odiando que ella siempre podía ver tanto en mí.

No podía hablarle de mi audición; detestaba mi tipo de música tanto como


Tío Alonso—. Sólo... molesta por tener que servir mesas.
Sacudiendo la cabeza, ella me dio un manotazo para que me alejara, y
diciéndome que me fuera a trabajar, antes de decirme que parara a
visitarla más a menudo.
Con un rápido beso en la mejilla, salí y tomé una mesa de clientes que
esperaban para ser atendidos ya que mi primo más joven Luis se veía
ocupado tratando de limpiar un derrame de bebidas en otra mesa en el
lado opuesto de la sala.

—Hola. Buenas noches —Saludé con una sonrisa a la familia de tres


cuando me acerque—. ¿Ya han ordenado sus bebidas? Castañeda se
jactaba de servir la auténtica comida mexicana, a pesar de que los tacos
crujientes no eran nada parecidos a los verdaderos tacos de Méjico, de
dónde provenía mi familia.
Tío Alonso llamaba chingaderas a los tacos que le servíamos a los locales,
es decir, pedazos de mierda, pero eran uno de las órdenes más populares,
así que continuábamos vendiéndolos.
Aparte de eso, todo lo que servíamos eran verdaderos platos latinos. Y
todo el que trabajaba aquí era un auténtico descendiente de latinos. Yo
era casi la excepción, ya que mi sangre estaba diluida. Mi padre era
americano con ancestros AlemanesIrlandeses, y estuvo el tiempo
suficiente como para casarse con mi madre y darme el apellido Curran,
antes de que tomara caminos desconocidos. Pero me veía suficientemente
mejicana y mi madre era una Castañeda, así que supongo que eso me daba
el “pase” para trabajar en el restaurante familiar. Y me dio el privilegio de
que el chico de la mesa en frente de mí rociara mi pantalón con moco
ligado con queso cuando estornudó encima de mí.
Qué bien. Sonreí con los dientes apretados a sus padres como si todo
marchara bien, a pesar de que quería estrangular a su mocoso que ahora
estaba cantando Bob el constructor en la parte superior de sus pulmones
y lanzando sus chips de tortilla en su asiento para que pudiera
machacarlos en migajas mientras estudiaban sus menús, ajenos.

Reteniendo mi irritación, tomé su orden y escapé antes de descargar mis


frustraciones del día sobre ellos. Seis horas más tarde, caminé a mi
apartamento y me dejé caer en el sofá, donde lamenté mi miseria y golpeé
mis manos sobre mi cara.
Esto esto era mi vida. Y parecía que iba a seguir siendo mi existencia
patética en el largo plazo. Ningún puesto de baterista. Sin ser miembro de
ninguna banda. Nada más que servir a los clientes gilipollas que escribían
LOL en la línea de propinas en lugar de proporcionar un solo centavo de
gratitud después de mi excelente servicio, si me permites decirlo, a pesar
de lo mucho que quería enróscame en un bola en mi sofá y llorar,
mientras mataba cosas en los videojuegos... y tal vez ensuciar mi cara con
chocolate y helado.
Y piñas coladas. ¡Dios, y ahogarme con muchas piñas coladas! Y tal vez
cantar canciones de amor tristes realmente cursis como "My Heart Will
Go On" mientras me imaginaba que todos los zombies sacrificados eran
Fisher... o ese bajista de Nocastrato y el cantante principal demasiado-
sexyparaserverdad, Asher Hart.

El trabajo me había ayudado un poco a distraerme de mi melancolía toda


la noche, pero ahora, ni siquiera con la mitad de una docena de manchas
de grasa, el mal olor en la ropa o mis pies doloridos podía dejar de pensar
en esas audiciones estúpidas y ese grupo de bastardos miembros de la
banda que se rieron en mi cara.

En realidad, mi olor a grasa y dolor en los pies sólo ayudaron a resaltar lo


horrible que era todo. Nunca sería aceptada en ninguna banda. No sé en
qué estuve pensando al ir a audicionar. Ni siquiera salir con el cantante de
Fish 'N' Dicks me había garantizado estar en esa banda. ¿Por qué estaba
segura de que alguien más me aceptaría? Yo era el mayor fracaso que
conocía. Nunca he conseguido nada de lo que realmente intenté o soñé
con obtener en toda mi vida. ¿Un padre que estuviera presente y una
madre sana que me amara? Denegado. ¿Terminar la universidad y
mostrarle a mi tío que no era una inútil? Nop. ¿Casarme con Braden
Fisher —que se suponía que era el gran amor de mi vida—, y crear la
mejor banda junto él y sus compañeros? Diablos, no. ¿Encontrar a un
hombre que me amara? Nada. ¿Convertirme en una baterista en cualquier
banda que me aceptara y tocar delante de una audiencia en vivo? Ni
siquiera una jodida audición.
2

Parte II

Odiando lo miserable, triste y abatida que me sentía, me centré en la


rabia. Apreté los puños de furia y murmuré a la habitación en general.

—Nunca voy a escuchar tu estúpida música de nuevo, NonCastrato.


Realmente no esperaba que la habitación respondiera. Así que cuando
dijo: —Tuve el mal presentimiento de que no lo conseguiste

—Di un grito de sorpresa. Girando hacia la puerta de la cocina, miré


ceñuda a mi compañera de habitación por asustarme hasta la mierda.

Ella había apilado su pelo rojo llameante en un moño en la parte superior


de su cabeza y llevaba una camisa verde y pantalones cortos que apenas
cubrían su entrepierna, su vestimenta usual alrededor de la casa, sin
importar si estábamos en verano o en el medio del invierno... sin embargo
pasó a ser de noviembre.
Acunando una taza humeante que olía como capuchino con las dos manos,
ella lo llevó a la sala y se acurrucó en el sofá a mi lado para darme un
último suspiro de simpatía.

— Habrías llamado hace horas, gritando y extática, si hubiera habido una


buena noticia. Mi labio inferior temblaba. Nunca podría manejar bien la
pena.

—Los idiotas ni siquiera me tomaron la prueba.

—Lo siento, puta (1). —No tengo ni idea de por qué Jodi siempre utilizaba
la palabra española como un término de afecto hacia mí, pero desde que
le había enseñado la traducción, eso es lo que ella cariñosamente me
llamaba.

Hoy, sólo me hizo llorar más fuerte, sin embargo, porque me recordó lo
mucho que me amaba, y yo realmente, realmente necesitaba un poco de
amor en este momento. Malditos ovarios.
— ¿Fue porque eres una chica? —preguntó.
—Sí. —Limpié mis ojos, sólo para hacer una pausa y darle una mirada
afilada—. Espera, ¿cómo lo sabes? Ella se encogió de hombros.

—Debido a que su nombre es NonCastrato y castrato significa… —Sé lo


que significa el maldito castrato —espeté, sintiéndome un poco irritable...
y patética... y bastante inútil.

Pero la música era mi vida; Me había especializado en ella en la


universidad por unos buenos tres semestres antes de dejarlo ir ante la
insistencia de Fisher, en que él me necesitaba para su banda. Incluso
había escrito un artículo sobre cómo se habían castrado chicos jóvenes en
la década de 1700 antes de la pubertad para que sus voces se mantengan
altas, lo que da el propio término, castrato.

No era una completa idiota sólo tal vez medio idiota. Bien, tres cuartas
partes. Lo que sea. Aun así. Sabía lo que significaba castrato.

—Por supuesto que lo haces. —Jodi arrulló, acariciando mi pierna—. Pero


lo que no puedo entender es por qué estás sentada aquí, dejando que esos
idiotas te hagan llorar.

Déjalo a mi compañero de cuarto. Ella se apresuró a simpatizar, pero me


dio rápido una patada en el culo por lo que tenía que terminar con mi
partido de compasión.

Parpadeé y me limpié la cara.

—Porque he soñado toda mi maldita vida precisamente con este tipo de


oportunidad. He practicado, sudado y sangrado para ser la mejor
baterista que malditamente existe. ¡Y ni siquiera pueden malditamente
escucharme!

—Exactamente —dijo Jodi—. Has trabajado en esto durante años. ¿Por


qué te estás rindiendo ahora? NonCastrato no es la única banda. Estoy
segura de que puedes…

— ¡Pero es en la que quería estar! Eran buenos e iban a lugares. Y quiero


ser parte de eso. Simplemente... algo acerca de ellos se sentía bien.
—Hasta que me habían tratado como una mierda y me dijeron que me
fuera.

—Entonces hazte parte de ella, maldita sea.

—Lo que sea. No quiero tener nada que ver con los cabrones ahora. Lo
que realmente me gustaría hacer es obligarlos a escuchar mi talento y
luego reírme en sus caras y negarme cuando me pidan unirme a su banda.

—Ooh sí. Me gusta esa idea. —Jodi me señaló antes de tomar un


sorbo—. Haz eso.

—Como si pudiera. —Derrotada, tiré mis manos en el aire—. Los


bastardos no escuchan a una niña baterista, ¿recuerdas?

—Entonces no seas una niña baterista —Jodi puso los ojos en blanco y
murmuró:

—Dah. Me quedé inmóvil, mirándola fijamente.

—Espera. ¿Qué? Te refieres a... —Abrí mis ojos bien grandes mientras
volaba del sofá para agarrarme la cabeza con ambas manos—. Oh Dios
mío. Eres un genio. ¿Crees que podrías hacerlo? ¿Crees que podrías
hacerme un hombre? Como... ¿por una hora? Jodi negó con la cabeza,
obviamente, no siguiendo el hilo de mis pensamientos.

— ¿Eh?

—Esto es exactamente para lo que vas a la universidad. Para hacer efectos


especiales para películas. Eso incluye máscaras y eso, ¿no? ¿Puedes
convertirme en un chico? Ya sabes, ¿cómo hicieron con Robin Williams en
Mrs. Doubtfire?

—Um... —Vibró dejando escapar una risa nerviosa como si ella creyera
que estaba bromeando, pero temía que no lo estaba, Jodi negó con la
cabeza.
—Creo que no te das cuenta de la cantidad de tiempo y trabajo que cuesta
hacer algo así. Y sería aún más difícil que sea realista. Desesperada, agarré
su mano, mi mirada suplicante.

—Sólo tiene que ser creíble el tiempo suficiente como para tener una
audición. Después de eso, cuando se enteren de cuan buena soy, entonces
voy a rasgar la máscara y decirles, ja, una chica puede ser buena, así que
váyanse a la mierda.

Cuando la tentación asomó en los ojos de mi compañera de cuarto, sabía


que la tenía. Sólo necesitaba un ruego más sólido para romper su
resistencia.

—Jodi, por favor, necesito esto. Cuento contigo y tu increíble talento para
ayudarme a encontrar un poco de justicia en el mundo... para todas las
mujeres.

Y... Jodi se derritió. Sostuve mi mirada suplicante mientras su conflicto


interno se convertía en polvo.

—Oh, bien. Pero si mañana es el último día en que realizarán audiciones,


tenemos que empezar, como, mierda ahora mismo.

(1) En español original.


3

Asher

Un hecho extraño de mí: Realmente me gustan los hechos extraños e


inusuales.
Sabía que el término para cuando matas a tu tío era avunculucidio;
hermana: soricidio; esposa: uxoricidio; la extinción total de la especie
humana como consecuencia de la acción humana: omnicidio. Pero no
sabía cuál era el término cuando querías asesinar a tus compañeros de
banda, y en realidad pensé que debería familiarizarme en específico con
ese, puesto que me encontraba considerando seriamente hacer uso de él.

Me estaban volviendo malditamente loco. Hicimos un trato antes de


contratar al próximo baterista, en el cual decidimos que todos debíamos
estar de acuerdo al cien por cien con alguien y votar de forma unánime
con un pulgar hacia arriba antes de dejarlo entrar.
No estuve demasiado interesado en el último baterista, desde el
comienzo. No solo hubo algo asqueroso en él que me irritó. Pero podía
llevar un ritmo, así que no me resistí cuando Gally lo trajo a bordo. Era así
de tolerante. Oh, ¿tienes a alguien en mente? Bien, está dentro.
Bueno, ya no. Rock me curó de esa ingenuidad ciega cuando trató de sacar
a uno de mis muy buenos amigos.
Resultó que para comenzar era un pirómano quien había matado a una
buena parte de su familia en un incendio en su casa hace años (se le llama
familicidio, por cierto).
Así que, en el presente se encontraba pudriéndose en la cárcel y sirviendo
momentos duros, mientras que el resto de nosotros quedamos atrapados
en la sacudida, con cuatro días para encontrar un nuevo baterista, o no
seríamos capaces de tocar nuestro concierto habitual del viernes por la
noche... por el sexto fin de semana consecutivo.

Este era el segundo día de audiciones, anunciamos que serían tres días, y
los tres todavía no habíamos sido capaces de ponernos de acuerdo en un
solo maldito baterista. Ni si quiera uno. Me mantenía por el hecho del
talento, y ya sabes, el no parecer pirómano, aterradoramente suficiente,
habían habido un par de esos.
Gally parecía obsesionado con la imagen. No intimidar, sin demasiado
metal en la cara, sin demasiados tatuajes. No importaba cómo sonaban;
solo quería una mirada... o género, al parecer, ya que no se molestó en
escuchar a la chica que vino.
Y Heath… sí, Heath no daba una explicación. Se limitaba a sacudir la
cabeza, sí o no. Quizás pasaba por un presentimiento por sí solo.
¿Quién sabe? Era difícil decirlo con él. Tuve que admitirlo, nadie me
impresionó lo suficiente como para levantarme la falda, pero hubo un
puñado con los que me hubiese conformado, si mis dos compañeros de
banda no los hubiesen vetado de inmediato.

Comenzaba a pensar que esta pequeña cosa de la democracia con la que


estuvimos de acuerdo, fue la peor idea cuando Gally se dejó caer en una
silla y gimió mientras pasaba ambas manos por los lados de su mohicano,
el cual era naranjo esta semana, como si se asegurara que todavía se
encontraba en su lugar.

—Esta mierda apesta. Digo que lo dejemos por hoy. Sí. Esa era la única
cosa con la que podía estar de acuerdo. Señalé a Heath.

—Sácalos de aquí. Mientras Heath se sacó la correa de la guitarra por


encima de la cabeza y dejó a su bebé abajo antes de dirigirse hacia la
puerta, me saqué mi Taylor y moví los hombros para aliviar los músculos.
No habíamos tenido un descanso en horas, y pude sentirlo.

— ¿Nos reconvocamos aquí a las ocho? —les pregunté cuando Heath


regresó de sacar a todos del pasillo.

—Re… ¿qué? —preguntó Gally dándome una mirada confundida con la


boca abierta y los ojos entrecerrados. Me contuve de soltar el suspiro
largo y cansado que se hallaba atrapado en mi pecho.

—Encontrarnos —dije—. ¿Quieren encontrarse de nuevo aquí a las ocho...


de la mañana? Gally negó con la cabeza.

— ¿Por qué simplemente no dijiste eso la primera vez? Oh, Dios mío, de
verdad tenía que salir de aquí.

Esta vez, suspiro. Después de ahuecar la parte de atrás de mi cuello con


ambas manos, para evitar que todas las venas explotaran, dije entre
dientes—: Los veo en la mañana.
Guardando mi guitarra en su estuche, arrojé la correa por encima del
hombro por lo cual la Taylor se apoyó en mi espalda, y me dirigí hacia la
salida.

Nunca antes me había unido realmente con cualquiera de la banda.


Después de trabajar un turno de noche junto a Heath durante más de dos
años como empaquetador en un almacén de envío local, por fin entablé
una conversación con él durante un descanso donde me dijo que le
gustaba tocar la guitarra. Cuando sugerí que pasáramos el rato e
hiciéramos una sesión improvisada, no dijo no.
El comenzar una banda real se encontraba lo más alejado de mi mente en
ese momento. Pero el novio de la prima de Heath, en ese entonces mejor
conocido como Billy Galloway, nos escuchó tocar una noche y comenzó a
presentarse a nuestras sesiones, diciendo que conocía un baterista, y así...
nuestros días en el garaje comenzaron. Los amigos pasaban para
escucharnos. Todavía no se me ocurría comenzar una banda real hasta
que una de las muchas mujeres de Gally nos dijo que seríamos famosos
algún día.
A partir de ahí, todo de lo que podían hablar Gally y Rock era en hacerse
conocidos. Y dado que ninguno tenía los medios para en realidad hacer
algo por ello, comencé a meterme en eso de investigar y descubrí lo que
teníamos que hacer para empezar. El encontrar un nombre nos tomó más
de una semana. Eso fue un dolor de cabeza casi tan grande como el
sobrevivir en la búsqueda de un baterista nuevo. Pero al final nos
quedamos con NonCastrato.
Lo siguiente fue encontrar un lugar para presentarnos. Después de tachar
un par de clubes nocturnos que eran bien conocidos por aceptar artistas
nuevos y darles la oportunidad de demostrar sus talentos, tomé un salto
de fe y me puse en contacto con el propietario novato de Forbidden.

El lugar nunca antes había tenido algo a parte de la música de máquinas,


pero ya había estado vendiendo por goleada. No tenía nada que perder
con simplemente preguntar. Después de arrinconar a Pick Ryan en su
oficina, le solté mi petición, y no tengo idea por qué, debo haberlo
encontrado en un buen día o algo así, pero accedió a dejar que tocáramos
en su club. Podría haber tenido algo que ver conmigo diciendo que
tocaríamos gratis y que vendría a trabajar para él como camarero, que era
lo que necesitaba en ese entonces, pero lo que sea. ¡Había accedido! Así
que me encontré renunciando al trabajo de empaquetador para trabajar
para Pick y comenzando esta aventura musical con, básicamente, tres
extraños.
Sin embargo, ni una vez me había arrepentido, ni por cualquiera de esas
largas horas o dolores de cabeza, o prácticamente tener que preparar
todos los conciertos y escribir las canciones originales que cantábamos.
Fue un reto que me encantó y un lugar al que sé que pertenecía tan
pronto como me puse en posición. Pero sí, a veces pensaba que sería
genial si todos nos llevábamos un poco mejor, o si mis compañeros de
banda en realidad entendieran lo que significa la mitad de las palabras
que decía.
Sin embargo, supongo que no necesitábamos ser unidos para formar una
banda. No había razón para estar quejoso y melancólico. Probablemente
era una de esas personas que simplemente no estaba destinado a tener un
gran encuentro de mentes con los demás. Además, mañana era un día
nuevo y fresco. Me aseguraría de que por fin encontráramos un cuarto
miembro con el cual estar de acuerdo y mis frustraciones actuales serían
irrelevantes.
Pero, mientras salía del estudio a la fresca tarde de noviembre, me sentí
inquieto. Insatisfecho. Porque todavía deseaba tener... mierda, ni siquiera
estaba seguro. Quizás un amigo. Una persona con la cual pasar el rato y
hacer cualquier cosa, o quizás ni siquiera hacer cosas. Simplemente
alguien que estuviera ahí, para ayudarme a salir de mi propia cabeza por
un rato. Un sustento de todo tipo.
Me había dicho por años que no me encontraba solo. Pero a la mierda,
estaba solo. Y por extraño que parezca, el pasado año que trabajé en
Forbidden e hice más amigos que nunca antes, me di cuenta cuán solo me
encontraba. O quizás simplemente me encontraba de mal humor, porque
aún dejaba que lo que dijo esa chica me molestara.
Pero, maldita sea, no éramos un cliché. Trabajé duro para ser yo mismo y
escribir canciones que no fuesen diferentes cualquier cosa ahí afuera.
¿Por qué tuvo que llegar y decir la única cosa que más me molestaría?
Ahora sus palabras iban a infectarse hasta volverme loco.
¿Y qué con llamarme puto? ¿Hablaba en serio? No me conocía. No sabía
cómo me relacionaba con las mujeres, o que habían pasado meses desde
que tuve sexo. Me picaba la garganta que me etiquete así con tanta
facilidad. Pero entonces, intenté decirme que se encontraba molesta, por
lo cual no la culpaba por completo. Gally debió haberla dejado tocar, otra
razón por la cual me encontraba irritado con él.
Así que quizás solamente fue la rabia hablando. Bueno, está bien... la
verdad era que me sentía molesto, porque me encontraba molesto
conmigo mismo. Podría haber forzado el asunto y dejado que tocara,
excepto que maldición... me afectó.
De inmediato. Tan pronto como entró por esa puerta con sus piernas
largas y bronceadas saliendo de su falda muy, muy corta con esa caminata
engreída y segura, este calor se extendió desde mis entrañas y me quemó
las neuronas. Ese tipo de reacción inmediata e intensa solo me había
pasado, como, dos veces en mi vida. Una hace meses, y luego... hoy.
No me gustó mucho.
Convirtió a mis hormonas en estos ritmos primitivos que solo querían
coño. Me vi obligado a alejarme y pretender tomar una bebida, porque
temí que al mirarla mucho más tiempo me podría haber hecho gemir.
Pero seguí imaginándome arrancando esa peluca rubia barata para ver
cómo se veía en realidad y luego empujarla contra la primera superficie
disponible así podía deleitarme en ella.
En serio, el deseo fue así de malo. Me encontraba tan ocupado
enfriándome, que no presté atención a lo que Gally le dijo hasta que ella
había dicho—: Esto es una especie de broma —y su voz... maldita sea, su
voz me tuvo imaginando a lo grande. Fue baja para una mujer, pero aun
así, realmente atractiva. Cuando por fin me di cuenta que Gally la rechazó
debido a su género, por desgracia, sentí una chispa de alivio.
No hubiese habido forma que podría concentrarme cerca de alguien que
me atrajo de la manera en que lo hizo. Sabía que fue tendencioso, cobarde,
horrible y completamente sexista de mi parte, pero no podría estar en
una banda juntos sin querer saltar sobre ella... constantemente, y era
probable que la convencería incluso más de que era una especie de puto.

Y así, me sentí mal, ansioso y lamentable mientras caminaba hasta mi


moto por no darle una simple oportunidad de tocar como quería. Mi
motocicleta, bendigan su fiel corazón, se hallaba en la acera, esperándome
con paciencia.
La Triumph del setentaidós podría haber sido fantástica si no hubiese
sido tan vieja y vencido el infierno. Pero fue más barata que cualquier otra
de cuatro ruedas que pude encontrar y tenía un mejor rendimiento de
gasolina, así que no me iba a quejar de la imagen. De todos modos, me
encantaba. Me enfoqué en traerla a la vida, activando el combustible,
empujando la pata, cambiando el obturador y el encendido antes de
echarla a andar, entonces me encontraba listo para ir. El único lugar en el
que en realidad me tenía que dirigir era a casa a Mozart, pero ahora
mismo, eso se sentía como una opción miserable, así que me dirigí hacia
mi lugar favorito en la tierra.
Sabía que el club nocturno Forbidden existía por un poco más de un año,
y en ese tiempo había vivido todos mis momentos felices allí. Conseguí
presentarme allí para mi primera vez y volver cada noche de viernes a
tocar de nuevo.
Mi banda había hecho un nombre para nosotros y reunió a un grupo de
seguidores debido a ese lugar. Fue en Forbidden que experimenté ese
primer golpe de intenso anhelo cuando vi a la desconocida a través de la
multitud y quise saber todo acerca de ella.
Diablos, supe que tenía un hermano dentro de sus muros. El lugar se
sentía más como un hogar que el departamento estudio en el sótano,
donde descansaba la cabeza cada noche. Cuando conduje por el club
veinte minutos después y revisé el estacionamiento para asegurarme que
un Barracuda negro no se encontraba en el local, regresé, y me estacioné,
satisfecho de que el chico que evitaba no se encontraba dentro.
No tenía que trabajar esta noche, y medio esperaba que Pick me diera más
horas así tenía algo que hacer con mis noches libres, pero una cerveza y
un poco de compañía sonaban bien. Necesitaba un poco de energía
positiva a mí alrededor para absorber, por lo que podría aumentar mi
propia moral.

Quinn y Knox estaban trabajando en el bar. De todos los camareros del


club, eran los más callados. Con el estado de ánimo en el que me
encontraba, no estaba seguro de que sería el mejor conversador esta
noche, así que eran una opción perfecta para acompañarme.

—Hola, Asher —me saludó Quinn con su sonrisa amistosa—. ¿Cómo van
las audiciones?

—Apestan. —Me dejé caer en un taburete—. ¿Cómo están tu esposa e


hijo? Su sonrisa cambió a una de orgullo, y sí, esa era exactamente el tipo
de energía exuberante que necesitaba.

—Zoey parece un cien por ciento mejor, y el médico piensa que podemos
llevar a J.B. a casa en una semana.
—Eso está muy bien, hombre. —Su esposa había dado a luz a un bebé
seriamente prematuro hace un par de meses. Fue agradable escuchar que
ambos se encontraban recuperándose por completo.
Debería haber estado más feliz que las cosas funcionaban para ellos. En
lugar de la alegría, sin embargo, una bola de amarga soledad se hinchó
dentro de mí. ¿Por qué no podía encontrar a alguien como hizo Quinn?

Una botella de cerveza apareció frente a mí justo antes que Knox quitara
la tapa y desapareciera.

—Gracias —le dije a su espalda, agradecido de que supiera exactamente


lo que necesitaba. La recogí y tomé un largo trago. Dios, eso sabía muy
bien. Suspiré y me relajé en mi asiento.

Quinn fue a ayudar a un cliente al otro lado de la barra, y satisfecho con


mi alcohol mientras ambos chicos permanecían cerca de mí y hacían lo
suyo. Detrás de ellos, estantes de botellas surtidas brillaban por la tenue
luz azul por encima. Le daba a la atmosfera un efecto de calma que alivió
la parte inquieta de mí.
Si pudiera simplemente haberme sentado allí y vivido en ese taburete por
el resto de mi vida, lo habría hecho. Cerré los ojos e incliné mi rostro hacia
adelante mientras descansaba ambos codos en la barra, dejando que el
sonido y el olor de Forbidden se filtraran en mí. Pero al parecer, mi
ensueño pacifico no pensaba durar.

— ¿Asher? —una voz familiar hizo que levantara la cabeza y que mis ojos
se abrieran de par en par. De inmediato alerta, me giré hacia la voz y me
quedó boquiabierto ante el hombre que se acercaba.

— ¡Mierda! ¿De dónde saliste? Pick, mi jefe y como desde hace tres
semanas mi medio hermano, redujo la velocidad de su acercamiento y
levantó una ceja.

—Eh… ¿en mi oficina? Maldita sea, debería haber sabido que aún estaría
por aquí tan temprano. Era su club; ¿por qué no estaría aquí? Pero, había
estado tan seguro de que no vi su Barracuda ahí afuera.

— ¿Te compraste un auto nuevo o algo?


—En realidad, sí, lo hice. —Entornó los ojos—. ¿Por qué? ¿Intentabas
evitarme?

— ¿Qué? —resoplé como si fuera algo ridículo—. No.


Sabía que mentía. Pick tenía una forma de ver a una persona que te hacia
saber podía leer cada pensamiento en tu cabeza. Como que admiraba eso
de él, a pesar de que me intimidaba demasiado. Demonios, casi todo lo
que tenía que ver con Pick Ryan me impresionó e inquietó en igual
medida.
Era muy extraño, así como también sorprendente y sin embargo
absolutamente abrumador, saber que me encontraba relacionado con un
chico tan intuitivo pero agradable. Si hubiese podido elegir a cualquier en
la tierra para ser mi hermano mayor biológico, hubiese sido él.
Simplemente era uno de esos tipos agradables, tranquilos que te
aceptaban por quien eres y te cuidaban la espalda sin siquiera tener que
pedírselo. Y sin embargo, todo el asunto de hermanos me sacudió hasta la
médula.
La "familia" y yo nunca habíamos encajado. Acabo de tener este
presentimiento que no podía quitarme de que si lo dejo en realidad ser mi
hermano, todo se iría al infierno.
Tenía demasiado que perder si Pick terminaba diciéndome que me fuera.
Este lugar y lo que tenía aquí eran toda mi vida. Mi trabajo, tocar en el
escenario de Forbidden con mi banda, mi amistad con él y todos los otros
chicos que trabajaban aquí, y simplemente... bueno, todo eso se convirtió
en las cosas más importantes para mí.
No sabía qué haría sin todo lo que ya me había dado. Pick siguió
mirándome con esos ojos marrones omniscientes que debe haber
heredado de su padre porque nuestra madre tenía los ojos verdes, como
los míos.

—Demuéstralo —murmuró—. Acompáñame.

— ¿Eh? —parpadeé como si hubiese hablado en otro idioma. Una sonrisa


divertida apareció en su rostro. Inclinó la cabeza hacia la salida.

—Tengo un lugar en el que estar pronto. ¿Por qué no vienes?

— ¿Por qué? —hice una mueca mientras la palabra sospechosa dejaba


mis labios. Lo que en realidad debí preguntar era dónde.
Pero Pick me respondió de todas formas. Con un encogimiento de
hombros descuidado, dijo—: Solo a pasar el rato. La oferta era tentadora.
Era la clase de compañerismo que había estado anhelando hace solo
minutos. Pero no me lo podía creer, no sería la victima de la tentación.
Terminaría mal. Tenía que terminar mal. Todos y cada uno de los asuntos
familiares en mi vida terminaron mal. ¿Por qué esto sería diferente?

—Oh, Jesús. —Rodó los ojos y golpeó el brazo contra el mío—. Ya deja de
pensar demasiado. Solo saca tu trasero del taburete y ven conmigo.

—Pero... no he terminado mi cerveza. Sí. Eso sonó... aburrido. Pick miró la


barra frente a mí.

— ¿Qué cerveza? Me giré para ver mi bebida, pero se había ido, solo un
anillo húmedo quedó sobre la barra donde una vez estuvo mientras Quinn
tiraba una botella a la basura que parecía sospechosamente de la misma
marca que la mía.

—Así que ya nos vamos. —Pick me empujó de nuevo. Con un gemido


reacio, me levanté del asiento. Me dije que solo lo hacía porque era mi
jefe; me podría despedir si me subordinaba. Pero, sinceramente, tenía
curiosidad. No importa qué tan inseguro y asustado me encontraba por el
comenzar una relación de hermanos terminaría mal, quería saber más
acerca de este chico que vino desde el mismo vientre que yo. En secreto,
ansiaba tenerlo como familia.
4

Asher

Todo había empezado con una estúpida canción que había escrito sobre
mi madre y de cómo había renunciado a su primer hijo, abandonando el
niño en el hospital sólo horas después de que había nacido y luego yendo
a vivir una vida miserable hasta que algún imbécil—alias, mi padre—la
había golpeado hasta morir.
Luego tuve que ir y cantar eso en el escenario con mi banda. Y las
personas que habían oído sólo tenían que decirme que les recordaba a
Pick porque su mamá lo había abandonado en el hospital cuando él nació,
lo que me dejó pensando si Pick posiblemente podría ser ese chico, y
luego más allá me llevó a hacer la épica estúpida decisión de mencionar la
pequeña coincidencia a él.
El, en respuesta, corrió y consiguió una prueba de sangre, y boom…aquí
estamos. Jodidos hermanos de sangre quienes comparten la misma madre
pero tienen diferentes padres.

Después de trabajar para él algunos meses, pensé que lo conocía lo


suficiente, pero ahora…ahora me doy cuenta que apenas sabía una
maldita cosa. Como el hecho de que estaba en la restauración de carros
viejos clásicos. Como él me guió afuera hacia un mustang azul tal vez
modelo de 1970 con raya blanca corriendo por el capo, dejé escapar un
silbido bajo.

—Lindo Coche—.

—Gracias—. Abrió mi lado para mí.

—No estaba ni siquiera corriendo cuando me encontré con él. Cambié el


original 302 por un 351 e instalé un nuevo sistema de calefacción y aire
antes de que lo tuviera ronroneando otra vez—. Entendí básicamente
nada de lo había dicho, pero asentí como si lo hiciera mientras me subía al
asiento de pasajero.

—A continuación, voy a trabajar en el interior y pintarlo—. Asintiendo un


poco más, pasó mis manos a lo largo del andrajoso asiento que está
debajo de mí.
—No tenía idea de que sabías como arreglar carros viejos—. Me miró
mientras encendía el motor, y demonios, no era un experto en coches,
pero aun así sabía la melodía de este que vuelve a la vida sonando bien.
Pick podría haberlo llamado un ronroneo, pero para mí era más como un
profundo gruñido satisfecho, como el sonido que podría hacer un chico
mientras estira sus músculos sobre un suave colchón después de venirse
duro y profundo dentro de una mujer suave y ansiosa.

—Por supuesto. Es como una cosa mía. Trabajé en un garaje justo hasta
que llegué a ser dueño de Forbidden—. El ladeó la cabeza como si no
pudiera creer que yo no supiera eso.

No lo sabía. Honestamente, era algo asombroso y un poco desconcertante


para aprender que había sido un mecánico. Su padre había sido un
mecánico. Esa es uno de los pocos detalles que sabía acerca de su donante
de espera, dejando fuera el hecho que el tipo había sido asesinado a sus
diecinueve años en el mismo día que Pick había nacido.
Ese, y mi madre se habían referido a él como Chaz. Está bien, perfecto.
Ella me dijo mucho acerca de Chaz, el tipo que ella había considerado
como su verdadero amor, pero había sido sobretodo una mierda de niño
de sieteañosdeedad que no quería saber ni escuchar sobre su mamá.
Así que bloqueé de mis banco de memoria la mayoría de historias
explicitas de su sexualidad. La cosa del mecánico sin embargo, me di
cuenta de que Pick pudo conseguir un poco de conocimientos de carros
en sus genes. Si yo fuera él y no sabía nada de mis orígenes, me gustaría
saber. Pero por alguna razón, no lo iluminé. No estaba listo para ir por ese
camino, demasiado dudoso de donde nos podría llevar. Sin embargo,
sabía que él estaba despedido sobre la idea del lazo de hermandad. Él
estaba listo a viajar a la mierda por ese camino.
Y sí, la primer cosa que dijo mientras puso el carro en marcha fue.

—Estaba pensando en que tal vez podríamos decirles a todos.

—Ummm?—Me hice el tonto.


Era estúpido, y una táctica inútil que me llevó a ningún lado, pero lo que
sea para prolongar lo inevitable que sonaba bien ahora mismo. El no
pretendió pensar de que yo no tenía idea de lo que estaba hablando.
Siguió como si yo sabía exactamente lo que significaba...lo cual hacía.
—Es decir, tengo un presentimiento de que todos saben ya. Le dije a Tink,
por supuesto—. Cuando me miró, me encogí de hombres, completamente
sorprendido. Tink alias Eva era su novia, aunque la mayoría de nosotros
la llamamos ya como su esposa. Ellos tenían una de esas raras, unidas, y
enlazadas relaciones que nunca había visto antes de que llegara a
Forbidden. Pero era el tipo donde ambas partes compartían todo. Así que
me suponía que él le había contado.

—Y estoy seguro que ella se lo mencionó a Reese—. La mejor amiga de


Eva y prima hermana.

—Quien podría haberle dicho a Mason—el prometido de Reese, quien


también pasó a trabajar detrás de la barra en Forbidden conmigo.

—Y sabes que el probablemente le dijo a—. —Al resto de ellos—, terminé


sin convicción. Froté mi rostro con mis manos, traté de ganarle al pánico,
ya que no había razones para entrar en pánico…pero sentí pánico de
todas formas. Solo no pude evitarlo; esta mierda estaba empezando a ser
demasiado real para mí.

—Exacto—, Pick estaba diciendo con un encogimiento de hombros.

—Entonces, estaba pensando por qué no hacerlo oficial y público así


todos van a dejar de pretender que no saben—. Levanté ambas manos,
aterrorizado al descubrir que estaban empezando a temblar.

—Mira, podemos solo…no lo sé…postergar cualquier gran acontecimiento


por un tiempo?—. La decepción de Pick vino con una pausa de cinco
segundos de silencio.
Me mordí el interior de mi labio, odiando que le di una respuesta que no
quería escuchar, pero demonios…No estaba listo. Finalmente,
dijo, —Claro—, en su forma de salida fácil, pero sabía que él había
querido más de mí.

—Necesitas algún tiempo para ajustarte a la noticia. Lo entiendo—. Dios,


Tenía que ser tan condenadamente comprensivo sobre esto? El tipo era
tan noble, bueno y tenía tan buenas intenciones, que me hizo sentir más
en la mierda porque yo no podía superar toda esta mierda sentimental de
familia libremente como él podía. Yo sabía que quería la misma cosa que
él quería. Sí quería ser su hermano y tener una de esas estrechas
relaciones como cualquier par de buenos hermanos tenían. Sólo que no
podía.

—Lo siento. Sé que estoy quejándome sobre esto más de lo que debería.
Pero solo no….No tengo la mejor de la suerte con toda la…cosa de familia.
Es por eso...— Maldita sea, era un idiota.

—Lo sé, suena realmente estúpido ya que tú obviamente no lo haces


también.

—En realidad…He tenido muy Buena suerte con la cosa de familia


últimamente—. Su mirada se desvió a su visor donde una instantánea de
una sexy rubia y dos pequeños niños sonreían hacia él. Una aguda
punzada de envidia me atravesó.

Él tenía la más devota novia y dos hijos que cualquier bastardo suertudo
debería tener. Y lo que era aún más genial era que ellos lo amaban a él con
la misma intensidad. Pick me miró, sus cejas elevadas.

—Eso te incluye a ti—. Suspiré y me hundí más abajo en mi asiento,


sintiéndome aún peor y sin merecerlo.

Pero él no me dejó cocer en mi culpa. Tirando a la entrada de una


agradable, casa de los suburbios con un signo de a la venta sentado en el
amplio jardín delantero, Puso el Mustang en el parqueo y apagó el motor.

—Pero guardaremos el secreto por un tiempo si así lo prefieres. No hay


problema.

—Gracias—, le respondí distraídamente mientras veía el lugar. Era


exactamente el tipo de lugar con el que siempre había soñado crecer pero
nunca había vivido siquiera en el mismo vecindario. Cuando no pude
aguantar un poco más la curiosidad, lo mire.

— ¿Dónde estamos?— Pick vio la casa con el mismo tipo de anhelo que
sentí dentro de mí.
—Tink y yo hemos estado buscando una casa—. Yo cerré mi atención
hacia el patio. Luego apuntando, y cayó mi boca abierta completamente
incrédulo.

— ¿Y estás considerando esta casa?—. Miró en mi dirección.

— ¿Qué? ¿No te gusta?.

—No, sí. Sí me gusta! Es asombroso. Es sólo que…nada. Es increíble, eso es


todo. Buscar casa. Wow—. No podía decirle que yo podría cometer
crímenes incalificables para vivir en un lugar como este. Eso parecía un
poco dramático, así que sólo abrí mi puerta, muriendo por ver como lucía
el interior. No había conseguido ver el interior de una agradable, casa de
los suburbios muy seguido.

—Así que… ¿Por qué no estás haciendo esto con tu Tinker Bell?—
pregunté mientras me seguía con mucha más reservas hacia la puerta
principal, donde un agente de bienes raíces estaba esperando para
encontrarnos. Regresé la mirada cuando no respondió. Pick me envió una
mueca disgustada y avergonzada.

—Como que la cabreé cuando veté todo lo que habíamos visto tan pronto
como entré en la puerta trasera y vi el jardín—. Le envié una curiosa
Mirada, pero me despidió con silencio.

—Larga historia. Para decir lo menos, estamos buscando casas de forma


separada. Después de que ella las comprueba hacia fuera, me da una lista
de sus favoritas hasta que encuentre…la indicada.

—De….Acuerdo—, dije en voz baja, pensando en la extraña manera de


buscar casa con tu pareja, pero lo que sea. —Oh! No, No soy yo. Es
él—. Mientras señalé hacia Pick, me di cuenta que probablemente
tendríamos el mismo apellido si mi madre nunca lo hubiera abandonado.
No, tacha eso. No lo tendríamos, porque yo no existiría si ella no lo
hubiera abandonado.
Ella hubiera estado muy ocupada criando un bebe que ella amaba y nunca
hubiera conocido al insignificante y traficante de drogas de mi padre.
Ellos no hubieran empezado su malsana… lo que fuera que hayan tenido,
y yo nunca hubiera llegado en el futuro. Ella probablemente todavía
estaría viva también. Frotando la parte de atrás de mi cuello, eché un
vistazo a través del prístino patio mientras Pick y la agente se introducían
en la casa, y traté de no sentir culpa sobre estar vivo mientras mi mamá
no lo estaba. Ella había sido la única que tomo las decisiones que la
llevaron a su muerte; yo era sólo un producto de ellos.
Me repetía mucho eso a mí mismo. No es que nunca me hiciera sentir
mejor.
Pero ¿qué podía hacer ahora? Lo que estaba hecho, estaba hecho.

—Y este es mi hermano, Asher—. Sacudido por la etiqueta, volví a la


conversación a la mano y le envié al tipo una sonrisa tensa.

—Hola—. Él se presentó a sí mismo como Brian y luego nos guió dentro


de la casa, inmediatamente explicando todas las características.

Olía como…hogareño. Me gustaba. Lo quería.

—Como pueden ver, la condición de la casa es de roble biselado


manchado con.

— ¿Dónde está la puerta trasera?—Pick lo cortó, obviamente para nada


interesado acerca del acondicionamiento.

—Uh…La,uh..está por aquí—, contestó un Brian perplejo. Mientras él le


mostraba a Pick donde, me detuve a estudiar el modelo del roble,
decidiendo, sip, incluso me gustaba eso. Tener ajuste biselado era
agradable. Si alguna vez tengo mi propia casa, me gusta el ajuste de la
mierda lujosa. Luego me volví para seguir a los otros dos hacia la parte
trasera.

Los tres nos desplazamos a la salida y entramos al patio que me tenía


babeando, imaginándome barbacoas y fiestas, piscina para nada y tal vez
un trampolín junto a los columpios de los niños. Pero Pick puso las manos
en sus caderas y frunció el ceño.

—Nop—.El regresó hacia la casa, diciéndole a Brian.

—Lo Siento, pero no es la indicada—. El agente y yo compartimos una


mirada confusa antes de que yo diga.
—Espera. ¿Qué? ¿En serio no te gusta esta casa? Extendí mi mano para
abarcar el, amplio y asombroso patio, completamente confundido. Este
patio era la maldita bomba.
Mi nuevo hermano estaba completamente demente. Pick paró y se
encogió de hombres.

—Es bonita, seguro. Pero…no es el lugar que estoy buscando—. Jesús, con
razón Eva no quiere buscar más casas con él. Cuando él empezó a andar
hacia la puerta de atrás, sacudí mi cabeza.

—No quieres ver el resto en el interior?

—No tengo que hacerlo. Esta no es la casa.

—Bueno, Yo quiero verla—insistí. Pausó de Nuevo para mirar hacia mí,


Pick hizo otra de sus miradas espeluznantes, donde miraba dentro de ti y
cava alrededor de tu cabeza, trayendo a la luz todos tus deseos más
profundos. Finalmente, asintió como si el entendiera.

—Está bien—. Así que chequeamos el resto de las habitaciones vacías de


la casa. Brian hace mucho se había dado por vencido en darnos detalles
mientras escribía algo en su libreta frente a la habitación—
probablemente que su cliente era difícil de agradar—y terminamos el
recorrido nosotros mismos.

—Estás totalmente demente si no te gusta este lugar—, le murmuré


mientras entrabamos a la última habitación.

—Ah, me encanta—, Pick corrigió.

—Sólo que es el lugar correcto—. No tenía idea de cómo no podría ser


este un lugar correcto. Era malditamente asombrosa.

—Daría mi bola izquierda por vivir en una casa como ésta—. Me ocupé
examinando la corona blanca que decoraba el techo, pero todavía podía
sentir la mirada de mi hermano en mí.

— ¿Nunca has vivido en una casa de verdad?—. Sacudí mi cabeza.


—Nop. Un par de apartamentos, un casa rodante una vez, y ahora estoy
en un sótano bajo un depósito de almacenamiento que algún tipo renta,
pero nunca una Casa casa.

—Entonces ¿por qué no consigues una?—preguntó Pick en voz baja


después de un corto silencio. Bufé.

— ¿Y vivir ahí con quién?—encontré su mirada y sacudí mi cabeza.

—Las casas son para las familias—. Cuando la lástima y compasión


llenaron su cara, me di cuenta que había dicho demasiado.
Más expuesto que lo quería ser con él. Dejé la habitación sin una palabra y
no paré hasta que estaba afuera y paseando en el jardín delantero. No
estaba cómodo siendo tan vulnerable y dejando que otros sepan lo que
más quería.
Para luchar contra la ansiedad y pánico que se arrasaba contra mí, yo
como que quería lanzar una patada ninja y romper a la mitad al letrero de
a la venta, pero me controlé. Pick emergió un minuto después, sonando
las llaves del carro en sus manos.

— ¿Listo para irnos?— Asentí, agradecido de que no intentara hacer más


palanca en mi cabeza.

En el coche, estábamos mayormente en silencio. Mientras condujo de


vuelta a mi motocicleta que había dejado en Forbidden, Pick buscó algo en
la radio para escuchar, pero cuando no pudo encontrar una canción
decente, suspiró y preguntó

— ¿Tuviste suerte encontrando un nuevo baterista para tu banda?—. No


pude responder más allá de un

—Nop—, mientras continuaba mirando fuera de la ventana de copiloto,


listo para que este pequeño viaje terminara. Me sentí en la mierda porque
sabía que había sido la razón de que todo se volviera incómodo y
espinoso, pero no sabía cómo arreglarlo. Así que me senté con impotencia
y silencio, haciéndolo solo peor. Cuando Pick estacionó al lado de mi
motocicleta Triumph, se volvió hacia mí, preocupación en sus ojos, y eso
hizo que mi vergüenza sea doble. Él no tenía razón para preocuparse o
sentir como si hubiera hecho algo malo.
—Sé que no somos convencionales, Asher, pero Eva, los niños y
yo….somos tu familia ahora. Y todos los chicos de Forbidden….lo son
también, No estás solo de ahora en adelante—. Mierrrrrda. Simplemente
no estaba bien cuán fácil era para él leerme.

—Cuando estés listo para aceptarnos y dejarnos entrar, estaremos allí


para ti. Sólo recuerda eso—. Aclarando mi garganta, mire hacia mi regazo,
tratando de no ponerme todo cursi y emocional. Tuve que aclarar mi
garganta por segunda vez.

—Si—, murmuré, dándole una diminutamirada rápidamente antes de


girarme lejos y alcanzar la manija de la puerta para escapar.

—Gracias—. No le doy la oportunidad de responder. Estaba fuera de ahí,


tirando la puerta, y subiendo a mi motocicleta antes de que me deshonre
a mí mismo haciendo algo embarazoso, como darle un abrazo y decirle
que era el maldito mejor hermano que un tipo podría tener o esa mierda,
creo que ya lo amaba.
Pero me sostuve, y mientras rugía por la cuadra, el viento en mi rostro
hizo filtro a la humedad en las esquinas de mis ojos. No estaba seguro de
cómo manejar todo esto, porque si tenía una familia ahora. No tenía que
sentirme tan solo.
Así que por qué me da demasiado jodido miedo….aceptarlo?
5

Remy

Debería haber sabido cuando recluté a Jodi para este trabajo, que lo haría
todo por lo alto.
Esa era sólo su forma.
Y wow, por todo lo alto, lo hizo. Hacer el molde de arcilla había sido una
mierda. Para ella. Todo lo que yo tenía que hacer era quedarme quieta
mientras llenaba mi cara de mugre. Luego, había hecho otro molde. El
primero era una réplica exacta de mi cara y el segundo era el alterado, la
versión masculina de mí. Después de eso, fue fácil. Para mí. Ahí fue
cuando el verdadero trabajo comenzó para Jodi, sin embargo.
Para que la máscara funcionara correctamente, tenía que ser una
representación exacta de la cara que queríamos hacer. Cada falla en el
molde se presentaba en el resultado. Me senté y observé con asombro
como ella se cernía sobre el molde, removiendo y lijado a la perfección.

— ¿De qué edad quieres verte? —Preguntó, frunciendo el ceño ante su


trabajo mientras se concentraba—. ¿Un montón de arrugas o una cara de
bebé?

—Uh... ¿Casi como yo? — Supuse—. Tal vez un año o dos más.

—Primeros años veinte. Lo tengo. Ver caer el látex fue lindo de mirar.

Jodi movió el molde constantemente por lo que el líquido llenó cada


pliegue y esquina.

—Es como ver un programa de cocina —dije mientras comía palomitas de


maíz. El reloj se cernía a la una de la mañana, y el molde de arcilla apenas
se había secado lo suficiente como para tocarlo. Empujando el cuenco
lleno de látex líquido, me estremecí.

— Excepto que no quiero comer esa mierda. Huele apestoso como el


infierno.

—Ooh, no menciones comida en este momento, perra. Muero de hambre.


—Las manos de Jodi estaban cubiertas de una especie de brebaje, ni
siquiera quería saber los ingredientes mientras giraba el molde de ida y
vuelta.

—Bueno, entonces abre, dulzura, te alimentaré. Cuando levanté un


pochoclo esponjoso, Jodi obedientemente abrió su boca. En nuestros tres
primeros intentos, uno rebotó en su nariz, y luego su mejilla y finalmente
su barbilla.
Fue entonces cuando me di por vencida y me deslicé fuera de la cómoda
silla en la que había estado sentada para dejarla agarrar las palomitas de
maíz directamente de mi mano con sus dientes. Le di de comer a mano
hasta que afirmó que tenía sed. Entonces cogí una lata de refresco de cola
de la nevera y puse una pajita en ella antes de sostenerla en su boca para
que bebiera.

—Mmm, puta, seguro que me tratas bien. —Ella me envió una sonrisa y
un guiño sexy. Era demasiado tarde para que le regresara el coqueteo, por
lo que sólo gruñí, me dejé caer de nuevo en mi silla y traté de permanecer
despierta con ella leyendo divertidas pequeñas cosas que encontraba en
el suministro de noticias de la aplicación de Facebook en mi teléfono.
A las tres y media de la mañana, estaba empezando a cabecear cuando el
temporizador sonó, informándonos que el látex se había secado. Jodi saltó
y salió de la cama en la que había estado dormitando, aterrizando en
cuatro patas en el suelo.

—Mierda —murmuró mientras se sentaba, se frotó los ojos y dejó escapar


un bostezo descomunal—. Es hora de decorar tu nueva cara. Levántate,
mujer.

—Me dio una palmada en el culo mientras pasaba. Quería quejarme, pero
ya que era todo para mí, simplemente bostecé también y salí de la silla en
la que había estado acurrucada. Y a pesar de que estaba sólo medio
despierta durante el resto del proceso, seguí con el temor a la creatividad
de Jodi. Ella había le dado al yo masculino una mandíbula de corte
cuadrado y una frente rugosa. Pero fue su talento con el pelo lo que me
dejó alucinada. Después de encontrar una peluca oscura, la cosió a mano a
la máscara, dándole un corte en la zona de la frente, patillas leves e
incluso una barba de un día. —Mierda —murmuré con asombro mientras
Jodi clavada la última de las cejas en la máscara
— Eso parece... wow.
—Pensé en darte un poco de pelo facial para cubrir la mayor parte de la
mandíbula, por lo que va a ser más difícil saber que estás usando una
máscara. Me limité a asentir, incapaz de decir nada, aunque en serio, no
creía que nadie adivinara que era de látex después de la forma experta en
que Jodi la había pintado y aplicado maquillaje.

—Jesús, eres increíble. Pavoneándose, mi amiga sonrió mientras sostenía


el producto final.

—Lo sé—Ella me hizo una seña para que avanzara—, ahora bien, esto
podría sentirse un poco extraño. He intentado que sea lo más cómoda
posible configurando la capa interior para que se adapte a la forma de tu
cara, pero también se pone caliente más rápidamente de esa manera.

—Pues bien, gracias a Dios que estamos en el norte de Illinois en


noviembre —bromeé. Agaché mi cabeza, la cual Jodi había envuelto con
una redecilla de nylon para contener mi pelo natural, y la máscara se
deslizó sobre mi cuero cabelludo. El látex trató de pegarse y pellizcar mi
cara, pero Jodi siguió trabajando con él, decidida a ponerlo en su lugar. Y
finalmente lo logramos. Abrí los ojos, parpadeé un par de veces y miré
hacia fuera por un minitúnel.

—Ooh, hace que tus ojos se vean más profundos —Jodi asintió con una
sonrisa de aprobación —. Mucho más masculino. Y siempre he preferido
eso en los hombres. En realidad... eres un poco caliente como un
chico —Para probar su punto, ella movió las cejas y me envió un pequeño
guiño—. Lástima que no estás en las niñas; me convertiría en bi por ti.
Rodando mis ojos, me volví a estudiar mi rostro en el espejo.

—Wow —dije de nuevo. Me veía para nada como yo. Mi frente era más
pronunciada, el puente de mi nariz más ancho, la barbilla ya no
puntiaguda. Incluso mi boca había sido aplastada por el borde de la
máscara para parecer más ancha y más plana. Abrí y cerré mi mandíbula
un par de veces; la máscara nunca se fue por sí misma.

—Esto es increíblemente loco. Se ve tan real.

—Sip. Por lo tanto, vamos a trabajar con el resto de su cuerpo. —Jodi


sonaba demasiado ansiosa y llena de energía para ser las diez de la
mañana, después de haber estado despierta toda la noche. Me volví al
espejo y levanté mis falsas, tupidas y oscuras cejas.

— ¿El resto de mi cuerpo? —Bueno, sí, puta. Si vamos a hacer esto,


haremos las cosas bien. Puede que no tengas dobles Ds como yo, pero
eso... —señaló a mis pechos— es claramente un pecho femenino. Con el
ceño fruncido, eché un vistazo a la parte delantera de mi camisa.

— ¿No podemos atarlos con una venda elástica o algo para aplanarlos?
Ella resopló.

—Sólo si quieres hacerlo más o menos. Y después de todo el trabajo que


he puesto en tu cara, no estás autorizado a hacer más o menos el resto.

—Bien. Pero ¿qué tienes en mente exactamente? Una gran sonrisa se


extendió por su cara.

—Esto —anunció antes de tirar de lo que parecía un chaleco de su


armario—, es relleno para actores masculinos, para hacer que sus pechos
se vean más completos. Pero podemos usarla para ti cortando algunos
agujeros en el interior donde tus pechos irán. Solté una carcajada.

—Oh Dios mío. Tienes la mierda más extraña en tu armario. Jodi se


encogió de hombros.

—No tan extraño como tener arcilla y látex de máscara a mano.

—Buen punto. Así que me hizo un pecho masculino. Luego Jodi fue tan
lejos como para coser un fajo enrollado de tela en mi ropa para darme un
"paquete".

— ¿Por qué demonios necesito un paquete? —Discutí—. Nadie va a estar


mirando mi entrepierna.

—Nunca se sabe, tal vez. Te hice ver lo suficientemente caliente como un


chico, estoy segura de que alguna chica en la calle va a echarte un vistazo.

—Honestamente, no me importa si alguna chica de la calle me encuentra


carente de ahí abajo.
—Bueno, a mi sí. Y yo estoy a cargo de este hombre, por lo que lo llevarás.

—Oh, Jesús. —Suspiré, pero obedecí. —Gracias a Dios que es casi invierno
—añadió Jodi—. Puedes usar pantalones vaqueros y camisas de manga
larga sin que nadie piense que eres raro. —Ella se arrastró a través de mis
cajones, murmurando algo acerca de lo deprimente que era que yo tenga
tanta ropa que podría considerarse varonil.

—Aquí —dijo finalmente, empujando ropa hacia mí—.Ponte estos.


Después de ponerme mi ropa interior de "hombre", me puse un par de
pantalones de mezclilla y una camisa del concierto de AC / DC negra
sobre una blanca de manga larga térmica. Cuando me di la vuelta para
mirarla, Jodi estaba radiante con una enorme sonrisa. Luego se llevó a
cabo lo que ella llama la joyería de hombre, que consistía en correas de
cuero negro con cuentas de plata en ellos como pulseras. Y, por último,
rocía colonia en mi dirección. Tosiendo y escupiendo por el hedor
inesperado, agité mi mano sobre mi cara.

— ¿Qué demonios? —Tienes que oler igual a como te ves — Jodi


argumentó mientras acercaba la botella de colonia a su pecho y sonó con
orgullo—. Y te ves simplemente perfecto. Te tiraría a esa cama y montaría
en este momento si no supiera que eres realmente una chica. Demonios,
estoy tentada a hacerlo, de todos modos. Puse los ojos en blanco pero
formé una sonrisa.

—Gracias (1). Creo.

—Ahora a practicar tu paso de hombre —exigió, agitando la mano. Vacilé.

— ¿Mi qué? Ella suspiró.

—No vas a hacerte pasar por un chico, si paseas por allí con tus caderas
balanceándose y sacando tetas. Mi boca se abrió.

— ¿Perdón? Yo no camino así. Ella resopló.

—Oh... lo tienes, puta. Eres un pedazo caliente de culo, no puedes ayudar a


la arrogancia femenina.
—Pero yo no… —Encorva tus hombros un poco más, concéntrate en
mantener las caderas en línea, y trata de hacer sobresalir tu polla hacia
adelante cuando te pavonees.

— ¿Hacer… qué? —Así es como los chicos calientes caminan, como si


estuvieran lidiando con su basura. Sólo podía mover la cabeza.
Sinceramente, nunca había visto un paso de chico como si estuviera
tratando de meter su polla por delante de él.

— ¿De dónde sacas esta mierda?

—Solo hazlo, puta.

Suspiré, pero seguí sus sugerencias, tratando de exagerar el contoneo con


la polla por delante, como si así pudiera imitarlo.

— ¿Qué piensas? —pregunté. Ella ronroneó y arañó el aire en mi


dirección.

— ¿Cómo se dice 'Quiero sentarme en tu cara' en español?

—Jodi. —Me paré y suspiré con exasperación. Era demasiado a veces.

— ¿En serio?

—No, en serio. Siempre he querido saber cómo decirle eso a un chico de


todos modos. Ooh, y utiliza la voz señorita (2) cachonda. Con una sonrisa,
tuve que hacerlo.

—Quiero sentarme en tu cara (3) —arrullé, frunciendo los labios para


hacer la voz. Desde que la llamé una vez en español, poniendo un poco de
enganche sensual en mi tono, había estado fascinada.

Totalmente intrigada por mi imitación, la había apodado como mi voz


señorita cachonda y afirmó que no sonaba nada como yo.
Ella repitió la frase, le hice repetir suficientes veces hasta que finalmente
lo hizo bien. Una vez que quedé satisfecha, parecía satisfecha también.
Dejando escapar un chillido estridente, saltó en un círculo y apretó los
puños en el aire.
—Vas a sacudir esta audición. Sólo lo sé, puta. Con mi nuevo disfraz en su
lugar, dejé que su confianza me consumiera.

—Sí —murmuré.

Y dejé que la esperanza se hinche. Realmente me iba para sacudir mi


audición. Tenía que hacerlo. Había demasiado de mi propia autoestima en
juego.

1 En español original.
2 En español original.
3 En español original.
6

Remy

Estuve a punto de no llegar a tiempo. Era casi la una de la tarde para el


momento en que patiné dentro del estudio, con la esperanza de que
todavía no se habían cerrado las audiciones.
Enfile directamente al pasillo donde había esperado en fila durante horas
el día anterior, mi alivio se disparó cuando vi seis chicos que seguían
merodeando fuera de la sala de audición. Toda la media docena de ellos
estrecho sus ojos. No fue ni de cerca la recepción que recibí de mis
compañeros bateristas ayer, porque el día de hoy, vieron a un chico.
Vieron competencia.
Pendejos chovinistas.

— ¿Esta es la línea para Noncastrato?, — pregunté. Un hombre fue lo


suficientemente amable como para asentir, pero eso era todo. Los otros
volvieron a ignorarme. Sólo otras dos personas se presentaron para
esperar en fila detrás de mí, y este fue su último día, tan mierda, yo era el
tercero a la última persona para probar.
Por alguna razón, se sentía como un mal presagio. Pero me quedé de
todos modos. Había ido demasiado lejos para renunciar ahora.
Esta vez, maldita sea, iba a tocar con ellos antes de que me dijeran

— Imbécil. Una hora de espera después, fue mi turno. Entré, para nada
nerviosa. Tal vez fue porque estaba escondida detrás de mi máscara. Tal
vez fue porque ya me habían rechazado, y las cosas sólo podrían mejorar
desde allí. O tal vez me sentía confiada. No tenía idea de que lo que estaba
causando, todo sólo parecía... bien esta vez. Aún más correcto que la
última vez. La habitación era exactamente la misma, y los chicos seguían
merodeando en sus mismos lugares básicos en los que habían estado el
día anterior.
Pero hoy, Galloway me ignoró y parecía estar de mal humor mientras
jugueteaba con las clavijas en su guitarra. Hart se hizo cargo y saludó con
la cabeza.

— Hey hombre. ¿Cómo te llamas? ¡Anotación! Ya había conseguido ir más


lejos en esta audición de lo que había logrado en la primera.
Y el disfraz de hombre obviamente había trabajado; él me había llamado
¡hombre! Carraspeé, me aclaré la garganta y usé la voz más baja que pude
reunir, a pesar de que ya era bastante baja para ser la voz de una mujer.

— Llámame Sticks. — ¿Sticks? — Resoplo Galloway, finalmente, mirando


hacia arriba.

— Guau. Eso es original.

Aún ofendida por la forma en que me había tratado ayer, tuve la tentación
de meter mis baquetas por su culo. Pero no quiero hacer tal daño
permanente, a mis bebés, incluso si se trata de mí no rosado par de
repuesto, logré contenerme lo suficiente para enviarle una mirada
aburrida.

— Tan original como un bajista gilipollas. Holden dejó escapar una


carcajada. Cuando Galloway miró a su manera, Holden se limitó a sonreír.

— Quemado, — informó a su compañero de banda.

— Que te jodan, — Galloway me murmuró... o tal vez a Holden, no estaba


segura a cual. Probablemente a los dos. Hart esbozó una media sonrisa.

— Bien, ya puedes tomar la mierda de Gally y enviarla de regreso. Eso es


una necesidad. Vamos a ver lo que puedes hacer con esos palos tuyos.

— Él asintió hacia la batería. — Puedes manejar un quinteto, supongo.


¿Qué idiota no podía manejar un quinteto? Arqueé una de mis cejas falsas,
Aun la asombrosa Jodi había sido capaz de manipular mi máscara para
que pudiera manejar expresiones faciales también.

— Sólo desde que tenía seis años.

Con un estremecimiento de horror, Hart negó con la cabeza.

— Te sorprenderías por la cantidad de falta de talento que hemos visto


pasar por aquí en estos últimos días. Asentí, ante la comprensión.
— Bueno, puedo manejar cualquier Batería que pongas delante de mí. Él
sonrió, y maldita... esa sonrisa. Probablemente no debería mirarle cuando
sonreía. Demasiado peligroso.

— Bueno, — dijo, emocionándome con su aprobación.

— Quiero probar un ritmo de fondo retardado con una ráfaga rápida


durante el coro, a continuación, el doble de tiempo para terminar. Tirando
mis baquetas de mi bolsillo trasero, lo saludé.

— Voy a hacer lo que me dices, sargento de instrucción. Con otra media


sonrisa, negó con la cabeza.

— Forrest Gump. Divertido. En ese caso, vamos a tocar "Corre, papi,


corre." ¿Estas familiarizado con esa? ¿Estaba familiarizado?

— Pfft. — Tomó todo lo que tenía no rodar mis ojos.

— Estoy familiarizado con todas las canciones que ustedes alguna vez han
producido. Hart sonrió.

— Bueno, está bien entonces. — Me hizo un gesto hacia el taburete.

— Cuéntanos. Después de asentarme a mí misma, tomé una respiración


profunda, levanté mis manos en posición, y empecé con el platillo ride,
ajustando el tempo. Cuando añadí los tambores y el bajo, las guitarras se
unieron a mí, completamente en sintonía con el ritmo que puse. Una
sonrisa se dibujó en mi rostro, alivio voló como un globo dentro de mí
hasta que estaba ingiriendo mi emoción con cada respiración.
Aunque termine totalmente bombardeando esta audición, estaba aquí,
ahora mismo, viviendo mi sueño. Estaba tocando con NonCastrato. Por un
momento, me olvidé de lo idiotas que eran y que se suponía que debía
odiarlos. Fue euforia. Obligando a mis pulmones a funcionar, Exhalé y
aspire más aire.
Cuando Hart se inclinó hacia el micrófono y comenzó a cantar, ya tenía un
zumbido de adrenalina, pero el sonido de su voz envió otro pico a través
de mí. Había algo en su forma de cantar.
Me hacia humedecer mis bragas cada vez. Sí, parecía todo tipo de cosa
incorrecta mojar mis bragas de hombre con entusiasmo juvenil, pero ahí
lo tenías.
La música me inspiró, fluyendo a través de mi sangre. En realidad lo
estaba viviendo, transformándome en ella. Convirtiéndome en uno con el
kit de batería, cambié del plato ride al charles cuando Hart cambió de un
pasaje al siguiente, dando a la canción un poco de toque extra con el
sonido magro añadido.
El baterista anterior nunca antes lo hizo, pero yo siempre había pensado
que sonaría mejor. Así que le di una oportunidad.
Quiero decir, infiernos, ¿qué podían hacer? ¿Decirme idiota de nuevo? He
estado allí, hecho eso. Excepto que el anillo por encima en la habitación
fue creciendo un poco desagradable. Para reducirlo, tiré un pañuelo de mi
bolsillo sin perder el ritmo y lo puse sobre mi rodilla más cercana a la
cabeza del tambor para amortiguar la reverberación de la trampa.
Sonreí cuando al instante ayudó. Moviendo mi cabeza, cambié a tiempo
extra como Hart me había instruido. Su voz se elevó, llegando a un
crescendo. Aunque nunca había escuchado una en esta canción antes,
golpee el platillo crash cuando alcanzó su punto máximo y añadí una
fuerte patada al pedal del bombo. Los otros miembros dejaron de tocar, y
termino.
Un eco de guitarras, batería, y la voz de Hart continuaron resonando por
toda la habitación, llenándola de una pesadez que me hizo morder el
interior de mi labio y contener la respiración. Los tres miembros de la
banda se volvieron a mirarme.

— Has traído un el hihat en medio del segundo verso, — Hart dijo


finalmente. Su mirada no era exactamente acusatoria, pero seguro que no
era tranquilizante tampoco.

Mierda. Tal vez no debería haberme dejado llevar tanto, añadir mi toque
personal tan pronto. Pero se había sentido tan bien en ese momento. Le di
un gesto lento.

— Uh, sí. Me parecía... adecuado. — Más nervios crecieron, robé el


pañuelo de mi rodilla para limpiar mi frente húmeda, sólo para recordar
que el sudor no se estaba mostrando en la parte exterior de mi máscara.

— Y el platillo crash al final, — Holden habló.


— Eso era nuevo.

— Bueno... — Me aclaré la garganta.

—Sabes... pensé... ¿por qué no? — ¿Por qué no? — Galloway repitió con
voz apagada, sacudiendo la cabeza mientras miraba a Hart y Holden.
Entonces el estallo.

— ¡Mierda, sí! ¿Por qué coño no?! Cristo, eso fue jodidamente increíble.
Holden asintió, coincidiendo con Galloway. Casi me hice pis en los
pantalones.

— ¿De Verdad? ¿Te ha gustado? — Por supuesto, les gustaba. Yo había


pateado totalmente su culo. Pero oírlos a ellos realmente admitirlo en voz
alta... Hombre, no tienes idea de cuánta prisa me dio.

— Me encantó, — dijo Holden. Su sonrisa era ridícula pero orgullosa.

— No creí que nunca íbamos a encontrar a nadie la mitad de bueno de lo


que Rock era. — Pero maldita sea, si tú no eres el doble de bueno, —
Galloway explotó.

— Tienes un oído para esta mierda, Sticks. Un jodido oído brillante.


Gracias a Dios por mi máscara; Estaba sonrojada tan duro que mi
verdadero rostro tenía que ser un tomate rojo en este momento.

Me alegro de que pudiera mirar frío y sereno, levanté mis cejas hacia
Asher Hart, que aún tenía que comentar. Entrecerrando los ojos como si
no confiara en mi talento y esa canción hubiese sido un golpe de suerte
para mí, murmuró: — Vamos a tratar con 'sudar'.
Ver lo bien que manejas esta. Desde que me senté en el pasillo a través de
dos días de audiciones ahora, sabía que era raro cuando un baterista
tocaba más de una canción con ellos.
Esto tenía que significar algo. Algo bueno. Emocionada, mareada y un
poco mal del estómago, asentí y limpié las palmas sudorosas en mis
muslos revestidos de jean.
— No hay problema. “Sudor” era una pista de ellos de núcleo duro con
algunos movimientos de batería complicados, pero no era algo que no
pudiera manejar.
Lista para mostrarles mis locas habilidades, me lancé directo a eso. Y
dando en el clavo. Bam, era tan buena que me sorprendía a mí misma.
Mientras el último latido de mi platillo resonó a través del aire, Holden y
Galloway abuchearon y gritaron mientras Hart se volvió lentamente para
mirarme fijamente.
Me retorcí bajo la pesada inspección. Sabía que Jodi había hecho un
maldito buen trabajo masculinizándome, pero ¿qué tal si Hart vio
directamente a través de las capas? ¿Qué tal si él sabía lo que realmente
era?

Luego dijo: — 'StoneHearted', — que era más o menos su canción


insignia. Sonreí y comencé el conteo. Después de que terminamos esa,
inmediatamente comencé la entrada de percusión para "techos”, una
nueva, pero mi favorita, de ellos.
Hart me miró y me pregunté si él se enfadaría por haber iniciado una
nueva canción por mi cuenta. Pero entonces una pequeña sonrisa
impresionada cruzó sus labios justo antes de que gimiera la primera
llamativa línea antes de unirse con su guitarra, en el momento justo. Los
otros le siguieron, y juntos tocamos una cuarta canción, justo casi
rockeando para este punto. Hubiera encendido una quinta tras Asher
cantar la última línea, pero él levantó una mano, deteniéndome. Puse mis
muslos contra mi rodilla y contuve la respiración. Me estudió un segundo,
y luego asintió.

— ¿Puedes tocar este viernes?

— ¿Viernes? —, Le hice eco estúpidamente. ¿Es cuando la devolución de


llamada de la segunda ronda comienza? Hart asintió.

— Sí, es cuando nuestro próximo concierto es. ¿Estás disponible


entonces? Mierda.

— Espera. ¿Estás diciendo que estoy en...? ¿Estoy en la banda? Ellos


tenían audiciones para bateristas durante tres días completos. ¿Cómo
podían simplemente contratar a uno de nosotros en el acto? Nadie era lo
suficientemente bueno para ser contratado después de tocar cuatro
canciones con ellos. ¿Lo Eran? Hart levantó las cejas.

— Claro... si estás interesado en unirte a NonCastrato.

Sus ojos verdes estaban enloquecedoramente hipnotizantes y las


pestañas oscuras enmarcándolos los hicieron estallar aún más.
No parecía justo que un hombre tuviera unos ojos tan hermosos para ir
con un rostro tan hermoso y un magnífico cuerpo delgado. Pero infiernos,
ponlo en una estampilla, y escribiría una carta a todos los que conocía
sólo por la oportunidad de lamerlo.
¿Aun hacen estampilla lamibles siquiera? Totalmente deberían.
Estampillas lamibles de Asher Hart.
Parpadeé, limpiando mi confuso cerebro de toda lujuria, y lo que acababa
de decir finalmente hizo una impresión en mi cabeza. Y entonces, me llené
de un resplandor vertiginoso. Mierda, realmente querían contratarme
después de cuatro canciones. Yo estaba en la banda.

— ¡Joder, sí, quiero unirme! — Exploté. Pero tan pronto como las palabras
cruzaron mis labios, la realidad se impuso. Oh, demonios, ¿qué había
acabado de hacer? Allí era donde se suponía que me arrancara la máscara
y les diría a todos que se jodieran.
Excepto que las palabras nunca llegaron. La rasgadura de máscara nunca
inició. Porque yo quería tocar en ese concierto el viernes más de lo que
quería mi próximo aliento.
¿A quién le importaba si estaba programada para trabajar en
Castañeda´s? Carmen me debía una. ¿Y a quién le importaba si dije una
pequeña mentira piadosa por omisión, y les deje creer que era un chico?
Mi género no tenía relación alguna con lo bien que podía tocar.
Sólo sabía una cosa: nada iba a dejar que faltara a mi primera actuación
como baterista en mi primera banda. Supuse que iba a tener que ser un
hombre justo un poco más.
Todavía podía totalmente arrancarme la máscara después del viernes y
hacer que todos se sientan tan estúpidos y sexistas como lo fueron por no
darme la oportunidad cuando yo había estado como una chica. Así que, sí,
eso es lo que haría.
Esperar hasta después del viernes para dejarlos entrar en mi secreto.
7

Asher

Lo peor de ser así de relajado era que cuando se trataba del aspecto más
profesional y comercial de las cosas, apestaba.

— ¿Está segura de que no pagué? —pregunté, metiendo mi teléfono


celular entre mi oreja y hombro mientras me arrodillaba frente a la
puerta del garaje de la unidad de almacenamiento donde la banda
practicaba, para desbloquear el candado.

—Estoy mirando en la pantalla de la computadora el historial de su


cuenta justo en frente de mí, señor Hart. Y no hay ningún recibo de pago,
todavía.

Ceñudo, porque me encontraba seguro de que ya les había dado la


información de mi tarjeta de crédito, levanté la puerta de metal y entré al
reducido espacio.

—De acuerdo, entonces. Solo envíeme otra factura o lo que sea, supongo.
Me aseguraré de tener cuidado esta vez, lo juro.

Después de que la mujer asegurara que lo haría, colgamos y puse mi


guitarra sobre una caja que tenía escrito “Decoraciones Navideñas” en el
costado. La unidad pertenecía a la familia de Heath. Pero ellos solo usaban
la mitad del espacio, así que no les importaba si nosotros poníamos todas
sus cosas contra la pared para hacer espacio en medio para el set de
batería y el sistema de sonido.
Hemos practicado aquí un par de veces cada semana por casi dos años.
Hoy era la primera oportunidad que teníamos de practicar con el nuevo
miembro de la banda.
También era la última oportunidad antes de nuestra primera actuación
para acoplarnos con él, así que me encontraba un poco nervioso,
esperando que fuera tan bueno como lo fue en su audición.
Casi me hallaba agradecido que Shelly, del estudio, me hubiese llamado
para distraer mis nervios.
Cuando vi una caja que me pertenecía, me senté en una vieja mesa de
noche y puse la caja en mi regazo, y empecé a hojear las páginas dispersas
del interior. Solo había mirado media docena cuando alguien llamó a la
puerta. Levanté la mirada para encontrar al nuevo baterista vacilante en
la entrada, mirando al interior de la unidad medio horrorizado, medio
curioso.

—Oye, viniste. Entra. —Le hice una seña para que siguiera adelante y
volví a escanear los documentos en la caja—. Los otros dos deberían estar
aquí en cualquier minuto. Avanzó con cautela, como si temiera que le
cayera un piano tan pronto como entrara.

—Así que aquí es realmente donde practicamos, ¿eh? Tuve que releer la
dirección que me diste aproximadamente diez veces, seguro de que era
un error cuando aparqué en el estacionamiento de una jodida unidad de
almacenamiento.

—Sí, no es mucho. Pero funciona.

—Si tú lo dices —murmuró en voz baja.

Por el rabillo del ojo, lo vi ir hacia el set de batería y pasar la mano sobre
uno de los tambores instalados. Luego se sentó con cuidado en el
banquillo frente al set de cinco piezas y se frotó las manos de arriba abajo
por sus muslos mientras asimilaba que vista que tenía delante.

Preguntándome si se hallaba nervioso, lo miré y levanté una de las


páginas de la caja.

—Oh, por si acaso, las partituras de todas nuestras canciones originales se


encuentran aquí, por si necesitas revisarlas para aprender alguna.
Sticks movió la mirada rápidamente a mi dirección, como si lo hubiese
sorprendido. Luego se encogió de hombros.

—Estoy bien. Ya casi me las aprendí de oído cuando escuché sus


grabaciones. Asentí, admirando su habilidad de hacer eso. —En el
momento justo.
Traté de reenfocar mi atención en la tarea de encontrar la factura que me
hallaba seguro tenía, cuando Heath y Gally llegaron, Gally siendo tan
ruidoso y revoltoso como Heath era tranquilo y suave.
— ¿Qué pasa, perdedores? ¿Listos para rockear esta cochera? Sticks no
respondió y yo apenas dije un distraído—: Hola. —Ya que me hallaba
ocupado sacando la hoja que buscaban y gritando—: ¡Aja! Ya hice el pago.

— ¿El pago de qué? —preguntó Gally mientras Heath y él iban a conectar


sus guitarras al amplificador.

— ¿Mmmm? —Levanté la mirada sonriendo triunfantemente—. Oh, el


estudio de música acaba de llamar, diciendo que no había pagado por los
tres días que rentamos la habitación para las audiciones. Y yo sabía que
pagamos. —Moví la factura que tenía un gran sello de “pagado” en ella
mientras me sacaba el teléfono del bolsillo. Su boca se abrió mientras me
miraba.

— ¿En verdad tuvimos que pagar por eso? Arrugué la frente, esperando
no hablara en serio, pero me hallaba bastante seguro que lo hacía.

—Mmm… ¿No piensas que practicaríamos diariamente allí si fuese gratis?

—Oh, eh, sí, supongo. Nunca lo pensé. —Luego se rascó la cabeza—. No


recuerdo pagar ninguna renta por el estudio.

—Eso es porque no lo hiciste. Yo afronté el gasto. En lugar de


agradecerme por hacerlo, murmuró—: Oh. —De nuevo y luego se deslizó
la tira de su guitarra sobre el hombro—. Bueno, ¿estamos listos para tocar
o no? Levanté un dedo.

—Aún no. Tengo que volver a llamar a estas personas. —Mientras


marcaba, Gally suspiró y rodó los ojos, así que le aseguré—: Solo tomará
un minuto. Llamé a la señora con la que había hablado, y una vez que le leí
el número en el recibo y la fecha, hizo una pausa por un momento antes
de decirme: Oh sí, allí estaba mi pago.
Eh… imagínate. Para el momento en que terminé la llamada, todo el
mundo ya se hallaba establecido y ansioso por empezar, simplemente
mirándome.

—Lo siento. —Metí mi teléfono en mi bolsillo mientras Gally exigía saber


si finalmente me encontraba listo.
Stick y Heath se hallaban en silencio, pero, por sus expresiones, no
parecían molestos por el retraso.
Parecía que el nuevo baterista iba a ser tan tranquilo como nuestro
guitarrista principal. Hasta que dije—: ¿Qué quieren tocar primero,
chicos? —Mientras preparaba mi guitarra. Sticks fue el primero en
responder.

—Ceilings Le lancé una mirada sorprendida, no esperé que hablara, pero


me alegraba que lo hiciera.

— Muy bien. —Moviendo un dedo en su dirección, le dije que hiciera la


cuenta regresiva, ya que el ritmo de la batería empezaba esta canción.
Inició inmediatamente y yo quedé asombrado, otra vez, por lo bueno que
era.

Casi perdí mi señal de cuando tenía que empezar a cantar. Pero una vez
que me puse al día, fue fácil sumergirme en la música. Sonábamos bien
juntos, mejor de lo que sonábamos cuando Rock era el baterista. Sticks
tenían una forma de mantenernos en sintonía con el ritmo que estableció.

Repasamos la mayoría de nuestras canciones originales, así como


también las versiones más populares que solíamos tocar, y cada uno
sonaba mejor que el anterior.
Nombra canción tras canción, una detrás de la otra, me hallaba tan metido
en ello que no me di cuenta de cuánto tiempo pasó hasta que Gally pidió
un descanso. Revisé la hora en mi teléfono y casi me molesté.

—Mierda.

—Practicamos más tres horas—. Tengo que ir a trabajar.

Desconectando mi guitarra, miré al miembro más reciente de la banda,


quien no solo nos siguió el ritmo sin problema, sino que, básicamente, nos
guió. Estuve un poco preocupado de que tuviera que necesitar más
práctica, pero no… ya se hallaba listo para la acción sobre el escenario.

Aun así, para asegurarme, pregunté—: ¿Seguro que estás bien con que
toquemos en vivo mañana? La emoción iluminó sus ojos, lo que me hizo
sonreír. Recordé el día antes de mi primer concierto, cómo sentí como si
anticipación ansiosa vibrara a través de mí.
Sticks se estremecía con mucho entusiasmo. Pero se las arregló para
mantenerse relajado, asentir y limitarse a decir—: Claro, solo dime dónde.

— ¿Alguna vez has escuchado del club nocturno Forbidden? Tocamos allí
casi todos los viernes, a pesar de que estoy tratando de reservarnos otros
lugares, también.

—Claro, he oído del club. Incluso he estado allí una vez y canté en la noche
de karaoke. Vi en la página web que han estado allí, pero supongo que no
me di cuenta que es allí donde tocaban regularmente.
Genial.

—Sí —Lo miré fijamente porque he trabajado cada noche de karaoke que
hemos tenido, y no recordaba su rostro, Me hallaba a punto de decir algo,
pero Gally bufó.

— ¿Cantaste karaoke? ¿Cuán aburrido es eso? Espera… ¿qué cantaste, All


About that Bass’? Stick se echó para atrás con sorpresa, mirándolo
boquiabierto.

— ¿Disculpa? Molesto, ya que solo le preguntó eso para molestarme, vi


una viaje pelota de basquetbol situada en la parte superior de una de las
cajas embaladas y la agarré para poder lanzársela.

—Cállate, hijo de puta.

Se rió y se agachó, así que la pelota simplemente le rebotó en el hombro.


Aullando aún más fuerte mientras esquivaba la mayor parte de mi ataque,
se dobló por la cintura y se golpeó la rodilla.

Sticks lanzó una mirada de curiosidad entre los dos, mientras un


silencioso Heath se limitaba a sacudir la cabeza.

—De acuerdo, ese es un tipo de broma interna, ¿verdad? —preguntó


Sticks.

Suspiré.
—No es nada. Solo ignóralo.

—Puedo hacerlo. Perfectamente.

Lo dijo tan alegremente que Gally dejó de reír para atravesarlo con un
ceño fruncido.

—Oye, conocer tu lugar, novato.

— ¿Oh? ¿Y dónde es eso? ¿Sentado aquí, riéndome de ti?

Sonreí y metí mi guitarra en su estuche mientras los dos discutían entre


sí. Sacándome la camiseta por la cabeza, la cambié por la camiseta negra
de Forbidden que tenía que usar en el trabajo que escondí en el estuche.
Arrugué la vieja camiseta y la metí en un bolsillo lateral antes de ponerme
la correa del estuche sobre el cuello para poder colocar la guitarra contra
mi espalda.
Mientras tanto, Gally trataba de demostrarle a Sticks que era el mejor
hombre, jurando que se acostó con más mujeres que Sticks.

—Vamos —retó—. Sólo dame un estimado. ¿A cuántas perras has follado?


Suspiré, listo para salir y dejar esta conversación decayendo rápidamente,
cuando Heath, finalmente, decidió hablar, diciéndole a Gally—: Pierdes el
tiempo con esa línea de preguntas.

— ¿Eh? —Gally le lanzó una mirada curiosa—. ¿Por qué?

—Porque, obviamente, juega para el otro equipo. Amigo, acaba de


comprobar el pecho de Hart cuando se quitó la camiseta.

— ¿Qué dices? —gritó éste mientras, con un salto de treinta centímetros,


se alejaba de Sticks.
Me giré a mirar boquiabierto en el baterista, sorprendido de ser metido
en la conversación de esta manera.

Sticks encogió en su taburete, con los ojos moviéndose rápidamente con


miedo como un animal acorralado antes de que gritar—: Joder si lo hice.
Levanté las cejas. Actuaba demasiado culpable para estar diciendo la
verdad.
— ¿Realmente eres gay? —No pude evitar preguntar—. Porque eso sería
realmente genial.

— ¿Qué dices? —repitió Gally, girándose hacia mí como si hubiese


enloquecido.

— ¿Qué? —Miré entre Gally y Heath, confundido por su conmoción—. Eso


nos daría más diversidad, ya que hemos sido acusados de ser un cliché,
últimamente.

Y sí, la acusación de esta chica todavía me molestaba.

— ¿Diversidad? —gritó Gally—. Mierda, si queríamos diversidad,


simplemente podríamos haber contratado a esa chica punk rocker que
quería tocar con nosotros. Le fruncí el ceño por traerla a colación.

— ¿Qué chica? —preguntó Sticks, de repente muy curioso para mi


comodidad. Ignorándolo, le fruncí el ceño a Gally.

—Tú eres quien se negó a, siquiera, escucharla tocar.

—Como si quisieras a una chica en la banda —me regresó la mirada. Me


encogí de hombros desdeñosamente.

—Nunca se sabe. Podría haber sido buena. Pero uno de nosotros, o sea tú,
probablemente la hubiese follado, y se hubiese ido dentro de una semana.
Entonces estaríamos como al principio, en busca de otro baterista.

Sticks abrió la boca para decir algo, pero levanté una mano para
detenerlo.

—No importa, de todos modos. Tenemos Sticks ahora. —Sonriéndole


amistosamente al chico nuevo, añadí—: Problema resuelto. Sin embargo,
éste no tan halagado. Levantó una ceja en censura.

—Así que... ¿ni siquiera le permitieron hacer la prueba sólo porque era
una chica? Suspiré, y señalé significativamente a Gally, echándole la culpa.

—Él no lo quiso. No yo. Gally le frunció el ceño a Sticks.


—Oh, cállate, raro. Nadie te preguntó.

Me hallaba a punto de gritarle por ser tan ofensivo, pero Sticks le devolvió
la mirada ceñuda.

—Nunca dije que fuera gay. Gally levantó las manos.

—Bueno, ¿prefieres la polla sobre el coño o no? Sticks hizo una mueca de
dolor. Luego bajó la barbilla y murmuró en su pecho—: Sí, supongo que sí.
Odiando como Gally hacía que el nuevo miembro de nuestro grupo se
sienta avergonzado, golpeé al bajista fuertemente en el pecho con la
palma de mi mano y le dije al baterista—: Ignóralo, como hacemos los
demás.
Nunca encontró al mago que le conceda un cerebro. Mientras Sticks me
daba una pequeña sonrisa de agradecimiento, Gally frunció el ceño con
confusión, murmurando—: ¿Eh?

—No importa. —No tenía tiempo para explicarle el Mago de Oz—. Me


tengo que ir. Los veo mañana en Forbidden, chicos. —Cuando miré de
manera significativa en dirección de Sticks para asegurarme de que Gally
no lo hubiera asustado todavía, éste asintió y alivio brotó en mi pecho.
La banda estaba de vuelta. Gracias a Dios.
8

Asher

Me estacioné en un lugar diez minutos antes que abrasemos el local, pero


me sorprendí cuando entré al darme cuenta que no era el último en llegar.

Todos excepto Mason se paseaban, haciendo variadas tareas. Era jueves,


noche de chicas, así que dejando de lado al portero y a los cocineros al
fondo, solo los bármanes trabajábamos, tomando órdenes y atendiendo el
bar.

Knox y Noel preparaban las cosas detrás de la barra, mientras Ten y


Quinn bajaban las sillas de las mesas.

—Ya era hora que decidieras aparecer, estrella de rock —me gritó Ten.

—Ah, oye, Ten —grité respondiendo, chasqueando los dedos y luego


señalándolo—, antes que se me olvide, ¿podrías avisarle a Caroline que
dejó una de sus camisetas en mi apartamento la semana
pasada? —Cuando Ten me miró con los ojos entrecerrados por sacar a su
esposa, sonreí—. Es esa blanca apretada con unos labios rojos en ella.
¿Sabes de cuál hablo, verdad?

—Bastardo, voy a cortarte en pedazos.

Me reí.

Nadie era más divertido que Oren Tenning para sacar de quicio. De modo
que tenía que fastidiarlo en cada oportunidad que tenía. Ten tenía una
respuesta para todo que decía, también, lo que me divertía más. En el
momento justo, su ceño fruncido se transformó en una sonrisa.

—Aparte, le quité esa camiseta anoche, así que, já. Sé que estás mintiendo.
Y luego se fue, silbando en voz baja, para quitar una mesa para hacer un
mejor camino.
Riéndome, me giré hacia la barra donde Knox se encontraba detrás de
ella, sustituyendo un contenedor del grifo. Cielos, me encantaba trabajar
con estos tipos.

—Hola, hermano —saludé a Knox con un movimiento de cabeza—, ¿cómo


está Felicity? Ya se aburrió de ti, así que ¿puedo tener mi turno con ella?

Unos ojos marrones se alzaron para dedicarme una mirada de muerte.

—No sólo te cortaré en pedazos —dijo en una voz que me daban ganas de
mearme, pues sabía que no lo decía por decir, sino que las decía en serio.

Sí, Knox no era tan entretenido de sacar de quicio. Pero de cualquier


modo aun así me agradaba, porque era un hombre genial de tener a tu
lado cuando necesitabas ayuda.
Me aclaré la garganta, dedicándole una sonrisa tensa, y rápidamente me
escapé donde Ten para preparar el área de clientes. No obstante, en
cuanto bajé la silla de la mesa, Harper dejó entrar a tres personas al club.
Solo personas VIP, es decir, personas cercanas a los bármanes, tenían
permitido entrar antes de la apertura y después del cierre –nuevas
reglas–, de modo que trasladé la mirada hacia allá, curioso de ver quién
vino de visita.
Tenía que ser alguien que me agradaba, ya que adoraba a todas las
parejas de mis colegas. Mis amigos habían encontrado a las mujeres más
geniales para enamorarse. Bastardos suertudos.
La hermosa morena al principio del trio fue directo a la barra, con su
rostro lleno de furia.
El primer chico directamente detrás de ella tenía la cabeza agachada,
avergonzado, mientras que el menor detrás de él veía boquiabierto su
alrededor, maravillado.
Aspen Gamble se detuvo al otro lado de la encimera frente a esposo,
donde este se hallaba contando los billetes antes de guardarlos en la caja
registradora.

—Tu hermano —gruñó ella, provocando que Noel alzara la cabeza—, está
tan metido en graves problemas ahora mismo, que no puedo lidiar con él.
Al instante, Noel le frunció el ceño al chico mayor mientras el niño se
sentaba en un taburete y, con aire sombrío, colocaba los codos en la
encimera y luego su barbilla en las manos.
—Brandt —gruñó Noel—, ¿qué demonios hiciste? Brandt abrió la boca
para contestar, pero Aspen habló por él.

—Se metió en una pelea. En la escuela. En la mismísima escuela donde


llevo trabajando solo cuatro meses. Fue tan humillante; me mandaron a
llamar a la oficina del director. Oh, cielos, Noel. Nunca en mi vida he
estado en problemas con un director.

—No eras tú quien estaba en problemas —discutió Brandt—, yo lo era.

—Pero tengo tu custodia, lo que me sitúa en la misma posición que tú. De


verdad no puedo crees lo que has hecho. Rompiste la nariz de ese chico.

—Se la destrocé por completo —concordó Brandt con una sonrisita


engreída antes que los ceños fruncidos de Aspen y Noel provocaran que
volviera a sentarse en su asiento, avergonzado.

— ¿Qué hizo para que lo golpearas? —preguntó Noel, todavía siendo el


marginado desconcertado.

—Ah, esa es la mejor parte —despotricó Aspen, todavía mirando


fijamente a su cuñado—. Se rehúsa a divulgar ese pedacito de
información, de modo que no tengo idea de por qué se acercó a un chico
que simplemente intentaba llegar a su casillero entre clases y lo molió a
golpes. Escuché que incluso lo dejó inconsciente por unos segundos. Pero
todo lo que Brandt dice del tema es… Cuando miró a Brandt con las cejas
alzadas, este suspiró a regañadientes y contestó—: El lamepollas se lo
merecía.

—Dijo eso verbatim al mismo director, también —se quejó Aspen.


Acababa de instalarme en el taburete al otro lado de Colton, el hermano
menor, que miraba fijamente todas las botellas de alcohol alineadas en la
pared del fondo con los ojos completamente abiertos. Pero ante las
palabras de Aspen, me echó un vistazo.

— ¿Qué significa verbatim? —Significa palabra por palabra —murmuré


en respuesta. Asintió mientras Noel suspiraba y frotaba su rostro antes de
dedicarle una seca mirada a Brandt y repetir—: ¿Se lo merecía?
— ¡Pues, sí! —gritó Brandt.
— ¿Conque así luce por dentro el bar de Noel? —me preguntó Colton.

No le corregí diciéndole que técnicamente era el bar de Pick. Dado que


aquí es donde trabajaba su hermano mayor, era probable que en su
cabeza siempre sería el bar de Noel. De modo que dije—: Síp. Bastante
genial, ¿eh? Se encogió de hombros.

—No está tan mal. —Luego golpeó la encimera para atraer la atención de
Knox—. Oye, cantinero. Quisiera una cerveza. Knox se le quedó mirando
con confusión.

— ¿Cuántos años tienes? —Once —respondió orgullosamente Colton.

—Ya… —Knox sacudió lentamente la cabeza—. Limonada de cereza es


todo lo que te serviré. Conforme Colton soltaba un suspiro y gruñía con
derrota, diciendo—: Vale.

—Brandt brumó—: ¿Por qué no pueden confiar en mí? No es como si


haya atacado a un pobre chico inocente y desprevenido. Se los aseguro
que el imbécil lamepolla jodidamente se lo merecía.

A medida que tanto Aspen como Noel le regañaban, diciéndole que


cuidara su vocabulario, Ten le daba amigablemente unas palmaditas en la
espalda.

—Oye, hermano, yo te creo. Noel lo miró con el ceño fruncido.

—No te metas en esta conversación.

—Uh, ¿disculpa? Es mi cuñado, tengo el mismo derecho que Shakespeare


aquí —discutió Ten, señalando a Aspen.

—Excepto que Aspen y yo tenemos su custodia. Tú no. Ocúpate de lo tuyo.

—No entiendo por qué eres tan duro con él. Desde que se vino a vivir
contigo, no se ha metido en ningún problema. Joder, se ha portado de
maravilla.
—Gracias —le dijo Brandt a Ten mientras Knox colocaba el trago de
Colton en la encimera frente a él.
El niño de once años bebió un gran sorbo y suspiró con satisfacción.

—Gracias. —Luego se quedó mirando a Knox un segundo antes de alzar


su barbilla—. Oye, ¿tú eres el que está saliendo con Felicity? Knox se
detuvo y le dedicó una mirada de curiosidad.

—Sí. ¿Por qué?

— ¿Le has pedido matrimonio? Frunciendo el ceño, Knox entrecerró los


ojos.

—No.

—Pues —Colton infló su pecho—, resulta que es como la mujer de mis


sueños, así que… —soltó un suspiro de ensueño ante el pensamiento de
Felicity Bainbridge—, si para el momento que tenga dieciséis años no está
casada, voy a hacerla mía. Solo pensaba en advertirte de, ya sabes,
hombre a hombre.

—Entonces… estás diciendo que tengo cinco años para pedirle


matrimonio o, de lo contrario, voy a tener competencia en el camino, ¿eh?
Colton apenas se encogió de hombros, y apareció una sonrisa en el rostro
de Knox.

—Que así sea, hombrecito. —Le ofreció un puño, y ambos chocaron sus
nudillos. Al otro lado de ellos, Brandt seguía defendiendo su caso.

— ¿Por qué les importa tanto el por qué lo hice? Su nariz sigue rota, y
seguiré suspendido sin poder ir a clases por una semana. Ningún motivo
cambiará las consecuencias. ¿Pueden simplemente dejar el tema?

—No comprendo por qué simplemente no nos cuentas —gruñó Noel.


Cuando vi a Brandt apretar los dientes, frustrado, llegué a la conclusión
que protegía a alguien.
Treinta segundos más tarde, me enteré a quién cuando Mason llegó tarde,
dos minutos antes que abrasemos el local. Cuando divisó a Brandt, se
desvió del camino hacia él, diciendo—: Tú… tengo que hablar contigo.
Sarah le contó a Reese lo que hiciste hoy día.
Brandt hizo una mueca y, lentamente, se giró en su taburete para
enfrentar al hermano de Sarah.

— ¿Ah sí? Mierda. Mason asintió.

—Reese estaba en casa de mi mamá cuando llegó Sarah de la escuela,


notablemente molesta. Requirió un poco de persuasión, pero Reese al
final le sacó la información de lo que había ocurrido. Y… —soltó un largo
suspiro antes de tenderle la mano a Brandt—, gracias. Cuando Brandt
enrojeció claramente avergonzado, Noel sacudió las manos.

— ¿Gracias? ¡¿Qué?! Lowe, ¿qué demonios hizo? Mason necesitó otro


segundo antes de hablar, luego anunció—: Un bastardo estaba burlándose
de Sarah, jugando con su silla de ruedas y diciéndole sobrenombres. Al
parecer pasó toda la hora del almuerzo llorando en el baño. Cuando
Brandt se enteró, le enseñó modales al idiota.

Todos nos volteamos para ver con asombro a Brandt, quien solamente se
hundió más y más en su taburete, luciendo totalmente avergonzado. Al
final, Aspen se cubrió el rostro con ambas manos y soltó un quejido.

—Ay, cielos, lo lamento tanto, Brandt, pero… —bajando los dedos, frunció
el entrecejo—: ¿Por qué sencillamente no dijiste eso desde el principio? El
chiquillo de quince años soltó un murmuro, refunfuñando—: Porque a
ella le dio vergüenza y no quería llamar la atención. —Miró a Mason con
el ceño fruncido—. No puedo creer que haya cedido y le haya contado a
Reese. Le prometí que no incluiría su nombre en el tema, y es todo lo que
quería. Mason solamente se encogió de hombros.

—Creo que la culpa le ganó. No le gustó que te metieras en problemas por


su culpa. —Como si me importara una mierda si me suspenden por eso.
No me pidió hacer nada de lo que hice. Demonios, ni siquiera sabía que
me había enterado. Él se lo merecía, y enfrentaré a cualquier lamepollas
que se burle de uno de mis amigos.
—Joder, obvio que lo harás —gruñó Noel, concordando—. Ese maldito
bravucón. Mañana iré a hablar con el director así lo castigan igual o más
que Brandt.

—Y yo te acompañaré —declaró Aspen.

—Oh, ya lo llamé —les aseguró Mason con una sonrisa enfadada y


tensa—. Está muy consiente que el chiquillo no es tan inocente, y me
aseguró que hará algo al respecto.

—Cielos, chicos —se quejó Brandt y se agarró la cabeza—. Esto es


exactamente lo que Sarah no desea. Si agrandan más el tema, de un
momento a otro, un millón de personas van a notarla, sintiéndose mal y
teniéndole lástima, o peor, quizá hasta culpándola. Sarah no quiere eso.
Habiendo presenciado suficiente de su drama familiar, me bajé de mi
taburete y le di unas palmaditas a Colton en la espalda mientras este
seguía dando sorbos a su limonada de cereza, observando el espectáculo.

Luego hice una última ronda por el área de clientes antes de avisarle a
Harper que podíamos abrir. Quinn tuvo la misma idea y se encontraba
recogiendo una pajilla perdida del suelo. Me sonrió cuando movió la
cabeza en dirección a la barra.

—Nunca es una noche aburrida por aquí, ¿eh? Solté una risa.

—No con el drama que nos las arreglamos con suscitar. Señalando a
Harper con el dedo, le avisé que no había problema de permitirles la
entrada a los clientes.
Asintió, y medio minuto después, comenzaron a entrar por la entrada.
Atendí mi primera mesa de la noche llena de órdenes, y se las llevé a Knox
para que las llenara dado que Mason y los Gamble seguían discutiendo
entre ellos con respecto a cómo hacerles justicia a sus hermanos menores.
Ten dejó de intentar en dar su opinión y decidió ayudarnos a Quinn y a mí
a atender las mesas.
Acababa de entregar una bandeja llena y guardaba el pago cuando mi
teléfono sonó, alertándome de un mensaje. Revisé la pantalla,
sorprendido de encontrar que provenía de mi nuevo baterista. Acabo de
darme cuenta que no tengo la hora exacta ni la dirección del lugar donde
estar mañana para la tocata.
Solo he ido una vez al Forbidden y no conduje yo, así que no estoy seguro
si recuerdo el camino. Envié la hora y la dirección, y guardé el teléfono,
solo para que suene segundos después.
Gracias. Mis dos chicos y yo te veremos allá. Luego de decirle que vale, al
mismo tiempo preguntándome quiénes eran sus dos chicos, me mandó
otro mensaje.
Y al decir dos chicos, me refiero a mis baquetas, no al par en mis
pantalones. Antes que pudiera siquiera pensar en una respuesta, me
envió otro mensaje. Claro, no significa que los otros dos no estarán allá.
Pero técnicamente, no verás a ESOS chicos, así que sí… solamente hablo
de mis baquetas.
Sonreí, entreteniéndome más por sus mensajes incoherentes. Casi podía
imaginarlo gruñéndose a sí mismo como si supiera que decía mierda que
no tenía intención de mencionar incluso mientras seguía escribiendo más.
Y en el momento justo, envió otro mensaje. Así que, sí, mejor voy a
callarme antes que siga humillándome más y más. Nos vemos mañana. Me
reí abiertamente y le escribí que mañana nos veríamos.

— ¿Y tú con quién coqueteas? —preguntó Ten, provocando que me


sobresaltara pues había estado centrado en presionar “enviar”.
Frunciéndole el ceño, le empujé cuando intentó leer los mensajes por
encima de mi hombro.

—No es de tu incumbencia, intruso. —Luego guardé mi teléfono en el


bolsillo, quitándolo de su vista. Soltó una risita y movió sus cejas.

—Simplemente dime si es ardiente. Puse los ojos en blanco.

— ¿Qué te hace pensar que siquiera hablaba con una chica?

—Porque estabas sonriendo y riéndote mientras leías los mensajes, como


un chiquillo con un flechazo.

— ¿Qué demonios? —Le empujé por el hombro otra vez, esta vez
callándolo—. No es así. Era el baterista de mi banda. Y él dijo algo
gracioso… así que me reí.
—Ya… —Ten siguió observándome mientras rascaba un costado de su
rostro—, no te creo. Leías y mirabas la pantalla por mucho tiempo como
para que fuera un tipo. Me quedé mirándolo completamente confundido.

— ¿Eh?

—Te demoraste en leer —explicó—, de modo que tenía que ser de una
chica. Dos tipos mandándose mensajes solo tomarían unas cinco palabras
o menos por mensaje… o solamente se llaman. Así que, sí… sin duda
enviabas mensajes pervertidos.

—Como sea. —Sacudí la cabeza conforme me alejaba—. Eres raro. Así que
deja de serlo.

—No hay problema si todavía no quieres hablar de ella —me gritó—.


Pronto me enteraré quién es.

—Fenómeno —murmuré entre dientes. Pero, por una extraña razón, lo


que dijo seguía rondando en mi cabeza. Asegurándome que no estuviera
viéndome, saqué el teléfono de mi bolsillo y volví a leer la conversación
con Sticks. En efecto, todo lo que le envié fueron puestas en cinco palabras
o menos. Su mensaje más corto fue de un largo de nueve palabras.

—Huh —murmuré, frunciendo el ceño y volviendo a guardar mi teléfono.


Luego terminé mi turno y no volví a pensar en la extrañeza del tema.
9

Parte I

Remy

— ¡Dios mío! Soy tan idiota. —Arrojé mi teléfono a la mesita de centro


como si fuera una infección y golpeé mi frente con la mano, totalmente
avergonzada.

Me sorprendía que Asher no me hubiera llamado fenómeno y diciéndome


que no me molestase en ir a la tocata mañana. Lo que le envié por
mensaje fue más que idiota.
Había comenzado mandándole el mensaje, intentando hacerme la
graciosa, pero luego sonó como si fuera muy inmadura. Aun así, cuando
intenté explicar lo que de verdad quise decir, todo se fue al diablo y
terminó siendo una mierda.

—Ugh. —Decidí que era su culpa. El tipo estaba buenísimo. Tras pasar
horas con su compañía, escuchándolo cantar, las hormonas todavía
seguían en erupción.
Pero Asher me impresionó. De una buena forma. Luego de mi primer
encuentro con el grupo, estaba completamente convencida que Galloway
era el líder. Eso me había preocupado.
Digo, no tanto como para no tocar mañana con ellos, pero seguía siendo
una idea inquietante, alarmante y deprimente. No obstante, tras esta
tarde, era obvio que Asher se ocupaba de las cosas.
Sabía dónde estaban las canciones, había pagado la cuenta del estudio de
alquiler, hizo las sugerencias de los cambios y ajustes de las canciones de
vez en cuando, y fue quien nos recordó dónde debíamos encontrarnos
para nuestra próxima tocata. Con él siendo el líder puede que lo siga… en
especial dado que tenía un gran trasero. Pero, ¿a Gally? Joder, no.
Nunca me quedaría en una banda luego de una tocata si él fuera el líder.

Recordando el recordatorio de Asher sobre la tocata, noté que no tenía la


hora exacta. Y así comenzó el debate de diez minutos conmigo misma
sobre si debía llamarlo y enviarle un mensaje… y tenía que ser justo él a
quien contacté; fue el único miembro de la banda que se molestó en
intercambiar números conmigo. De modo que decidí enviar un mensaje,
ya que llamarlo sería un desastre; estaba muy consciente de lo que su voz
me provocaba.
Y aun así me las arreglé para meter la pata incluso por mensajes de textos.
Una vez más me encontraba gruñendo avergonzada cuando la puerta
principal se abrió de golpe y Jodi entró como la briza, cargando una
pequeña bolsa y una gran sonrisa.

—Hola, puta. ¡Te conseguí unas chucherías! —Luego se detuvo cuando me


miró—. Sigues usando la máscara.

— ¿Ah? —la miré con confusión antes de darme cuenta…

—Ah, mierda. Sí. Acabo de llegar del ensayo. —Mientras lentamente


pasaba la máscara de “Sticks” por mi cabeza, sonreí, aturdida por poder
decir que había estado en un ensayo… ¡con mi nueva banda de
rock!—. ¿Sabes? En verdad me gusta esta idea de ser gay.

—Ya le había mandado un mensaje, informándole que los chicos me


atraparon observando el pecho desnudo de Asher y de toda la
conversación de ser gay que siguió después—. Ahora puedo mirar a un
chico —es decir, Asher, dado que tenía la certeza que no me daría cuenta
de otros hombres mientras estuviera él—, y nadie pensará que es raro.

Mierda. ¿Por qué no se me ocurrió esta idea antes de siquiera ir a la


audición? Es brillante. Luego me rasqué justo en el interior del muslo
donde mi ropa interior de hombre que todavía no me había sacado me
irritaba.

Jodi me miró de reojo rascándome.

—Cariño, sí recuerdas que eres una chica, ¿verdad? Saqué de golpe mi


mano de mi entrepierna.

—Sí. Cállate. Además, es culpa de la ropa interior de hombre que tú me


hiciste, me irritan demasiado. Suspiró.

—Olvidaré que acabas de maltratar mi ingeniosa invención, porque


todavía sigo feliz por la mierda increíble que acabo de hacer por ti.
— ¿Por qué? ¿Qué hiciste?

Resoplando animadamente, ondeó una mano de forma femenina y


dramática.

—Pues… pese al hecho que no apruebo esta idea y que creo que estás loca
por salir así mañana, decidí mostrarte mi apoyo, de todos modos. Y te
compré un par de cositas que necesitarás. Sentándome más derecha,
aplaudí con felicidad.

— ¿De verdad? — ¡Ay, regalos! Me encantaban los regalos—. Sabía que


por una razón te amaba. ¿Qué me compraste?

—Para empezar, esto… —Sacó un diminuto trozo de plástico que parecía


una tarjeta de crédito sacada de mi bolso, y la mostró con un ademán
ostentoso antes de parar para mostrármela—. ¡Una identificación falsa!
Parpadeando, lentamente se la quité.

—Oh, vaya. No debiste molestarte. Es muy genial, Jodi. La última vez que
intenté conseguir una identificación falsa, tenía diecisiete años y mi tío lo
encontró antes que tuviera la oportunidad de usarlo en un bar.

Sorprendentemente, todavía era traviesamente emocionante tener una,


incluso a los veintitrés años. Jodi me había tomado un par de fotos luego
de disfrazarme por primera vez, pero pensé que era para sus clases o
algo… no para esto.
Me reí disimuladamente ante el rostro varonil junto a mi nombre
verdadero, peso y estatura. En realidad, lo único que no era verdadero era
la fotografía… y, a decir verdad, era yo, simplemente… era una versión
alterada. Incluso tenía el mismo género marcado.

—Espera, aquí dice que soy mujer. Frunciendo el ceño, Jodi me lo


arrebató de la mano, y, cuidadosamente, lo guardó en una nueva billetera.

—Como si fueran a revisar la M o la H. Bah. —Me tendió la billetera, que


debió haber sido otro regalo suyo—. Lo más probable es que ni siquiera
te la pidan.
—Cierto —murmuré, poniéndome de pie para comprobar cómo se sentía
tener guardada una billetera en mi bolsillo trasero.
Mi nalga se retrajo en sorpresa cuando la billetera se deslizó y se
acomodó. Interesante. No era dolorosa ni cosquilloso ni nada, solamente
diferente.

—Y… guardé lo mejor para el final. —Jodi me arrojó un trozo de silicona


de color piel. Lo atrapé cuando aterrizó en mi pecho antes de alejarlo y
girarlo en todos los ángulos posibles, estudiándolo. Parecía como una
especie de embudo de goma.

—Eh… gracias. Pero… —la miré de reojo—. ¿Qué demonios es esto? —Es
una Go Girl.

—Disculpa, ¿una qué Girl? Suspirando, puso los ojos en blanco y se acercó
a zancadas para arrancármelo de la mano.

— Un dispositivo de micción femenino. Ya sabes, para que puedas orinar


de pie. — Demostrándolo, lo sostuve contra su entrepierna de modo que
parecía como un consolador. Luego siseó y giró sus caderas como si
estuviera meando todo el piso. Me hubiese reído –pues era
completamente gracioso–, pero tenía un mal presentimiento que en
realidad era para que yo usara esa cosa.

—Umm… —Rasqué un costado de mi cabeza donde la peluca me dejó con


comezón—. No estás bromeando, ¿o sí? Detuvo su acto de mear y se
enderezó, quitando el dispositivo de micción de sus partes.

— ¿Qué? Solamente pensé que… pasarás toda la noche en un club público


y, tarde o temprano, tendrás que ir al baño. —Se encogió de
hombros—. Dado que estarás en tu disfraz de hombre, simplemente
asumí que tendrás que usar el baño de niños en vez del baño de niñas. Así
no será sospechoso si te atrapan sentándote para hacer del dos. Y mira…
—lo alzó con orgullo—, incluso te compré el de color caqui así parece más
a un pene verdadero.

— ¡Dios mío! —me tapé los ojos con la mano—. Por favor, dime que no
vienen en colores diferentes.
—Mi favorito fue el de lavanda, pero pensé que no te serviría de mucha
ayuda si lo elegía.

— ¡Locos! —sacudí la cabeza, incapaz de creer que hablaba en serio ahora


mismo.

—Mira. —Dobló el embudo de forma diferente—. Las reseñas decían que


era la mejor marca debido a que es más flexible para almacenar.

—Y… son tan populares, que vienen de todos los tipos —murmuré,
desconfiada. Por supuesto que venían de todos tipos—. ¿Cómo demonios
nunca he escuchado de un Go Girl?

—No sé —se encogió de hombros—. Quizá debe ser porque no te gusta


mucho ir de campamento ni escalar. O quizá debe ser porque me sentaba
en cuclillas y me cernía y esperaba que lo que sea que rozaba mi coño
desnudo no fuera una serpiente ni una hoja envenenada cada vez que
meaba en el bosque.
Como una chica normal. Jodi parecía estar lastimada por mi reacción ante
su regalo. Detestaba lastimar sus sentimientos, y, además, fue muy lindo y
considerado de su parte pensar en mí, de modo que se lo quité de la mano
con cautela y, con toda la sinceridad que pude reunir, dije—: Gracias. No
tenía ni idea dónde pensaba que debía guardar la cosa cuando no
estuviera usándolo.
¿Pegarlo con cinta adhesiva en mi muslo o algo así? Ya tenía un pene de
imitación en mi ropa interior masculina. ¿Cuántas pollas de mentira un
tipo de mentira necesitaba? Aunque mi compañera de piso sí planteó una
buena pregunta. ¿Cómo demonios debía usar los baños públicos cuando
estuviera con la banda de un lado para otro? Será mejor que el club
Forbidden tuviera un urinario para cagar, era todo lo que esperaba.

***
Veinticuatro horas más tarde, era hora de descubrirlo.
Una vez más, me arreglé como “Sticks”, dejé el Go Girl en casa y conduje
hasta la dirección que Asher me envió.
Pasaron meses –a principio del verano o quizá a finales de primavera–,
desde la última vez que estuve aquí. Pero parecía familiar, así que me
estacioné y crucé la calle hacia la entrada. El letrero decía que abrirían en
media hora más y la luz que decía “abierto” no estaba prendida, pero un
portero ya se encontraba justo frente a las puertas principales, de modo
que di un golpecito al vidrio para atraer su atención.
Se giró y me frunció el ceño, así que le señalé que me abriera. Cuando me
rehusé de dejar de señalar con las manos, por fin abrió un poco la puerta
y se asomó.

—Todavía no abrimos.

—Sí, lo sé, lamento molestarlo, pero… soy de la banda. —Cuando se me


quedo mirando fijamente como si no tuviera idea de qué hablaba,
cautelosamente añadí—: Ya sabe… NonCastrato. Se supone que esta
noche tocan, y… soy de la banda. —Dios, se sentía genial
decirlo—. Necesito entrar e instalar mi batería antes de tocar.

— ¿Identificación? —Estiró la mano con una mirada aburrida en su


rostro.

—Uh… vale. —Recordándome que le debía un inmenso favor a Jodi por la


licencia de conducir falsa y la billetera, busqué a tiendas en el bolsillo
trasero y por fin saqué la nueva y vigorizante billetera. Cuando se la
mostré, me mordí el labio, esperando que no notara la gran y
deslumbrando M en el cuadro de género.
Apenas le echó un vistazo al pedazo de plástico antes de devolvérmelo y
estudiar una tabla sujetapapeles que tenía en mano.

—No estás en la lista. Por un breve instante, mi corazón dejó de latir. La


banda ya me había rechazado, y mi gran oportunidad para presentarme
ante una audiencia había terminado antes que siquiera empezara. Abrí la
boca, pero me llevó un segundo decir algo.

—Oh… sí. Soy nuevo. Acabo de unirme esta semana. Al tipo no pareció
importarle. Y al parecer, todo lo que sabía decir era—: No estás en la lista.
Enojo, miedo y preocupación me recorrieron. Decidí que el enojo se
adueñara por completo. Había llegado hasta aquí, me rehusaba a
rendirme ahora.

—Mire. Necesito entrar así puedo prepararme para nuestro show que nos
están pagando para proveerle a sus clientes. — Aguarden, ¿iban a
pagarnos? Ni siquiera había preguntado y, honestado, era lo último que
tenía en mente. No importaba. El punto era que—: Tengo que ir al
escenario y…

—No estás…

— ¡En la lista! —exploté—. Sí, ya lo dijo. Muchas veces. Pero le juro que
no estoy mintiéndole. ¿No puede simplemente ir a buscar a otro miembro
de la banda para que venga y responda por mí?

— ¿Vas a traerme problemas? Apreté los dientes. —No si tan solo me


dejara entrar. Cuando dejó el marco de la puerta y dio un amenazador
paso hacia mí, tragué saliva y me alejé de él, de repente recordando que,
cuando me veía, veía a otro tipo. Probablemente no tenía problemas con
usar sus puños y darme una paliza. Oh, demonios, no quería que dieran
una paliza la primera semana que era un chico. La puerta detrás de él
volvió a abrirse.

— ¿Todo bien por aquí, Grim? Echando un vistazo pasando al gigante


frente a mí, noté a otro tipo gigantesco en el marco, excepto que este era
un tipo atractivo y no parecía ni de cerca tan amenazador como Grim
(1)… Dios, el nombre le sentía de maravilla.

—Soy de la banda —me apresuré a decirle al tipo atractivo antes que el


idiota frente lo despechara—. Tengo que entrar así puedo ayudar a
instalar el escenario antes de la apertura.

—Ah, ¿tú eres el nuevo baterista?

— ¡Sí! —Le dediqué un gesto de agradecimiento antes de quedarme


mirando a Grim, que aún bloqueaba mi camino.

—Espera un segundo. Iré a buscar a Asher. Desapareció, la puerta


volviendo a cerrarse detrás de él, de modo que una vez más estaba a solas
con el portero malhumorado, que se había cruzado de brazos y continuó
montando guardia al frente de la entrada del club.

—Irá a buscar a Asher —no pude evitar burlarme con una sonrisita
petulante.
Grim respondió con un gruñido. Segundos más tarde, Asher asomó la
cabeza. Cuando me vio, la sorpresa iluminó su rostro.

— Ah, hola. Llegas temprano. Entra. —Cuando abrió más la puerta, el tipo
todavía inminente en mi camino se negó a moverse, así que Asher
dijo—: Grim, hermano, no pasa nada. Es parte de la banda. Lo lamento,
creí que lo puse en la lista.

—No hay ningún Remy Curran en la lista —le dijo Grim. — ¿Remy…? —
Asher parpadeó con confusión antes que sus ojos se iluminaran con
comprensión—. Oh, claro. Sí. —Me señaló—. Nunca supe tu nombre
verdadero, así que te puse en la lista como Sticks. —Luego le dio un
codazo a Grim—. ¿Podrías ser tan gentil de escribir Remy Curran al lado
de Sticks? Él puede entrar.
Grim no lucía muy feliz de hacerlo, pero asintió y se hizo a un lado a
regañadientes.

(1) Grim también significa serio, ceñudo, etc.


9

Parte II

Remy

Asher me señala que siga adelante, y soy finalmente admitida al interior


de Forbidden.
Estaba tan tentada a sacar la lengua y hacerle una trompetilla a Grim,
pero me contuve, porque las trompetillas probablemente no eran muy
masculinas…o maduras.

—Lamento eso, —me dice Asher mientras me guía hacia el


escenario—. Grim es ex militar. Él no se aleja de las reglas. Nunca. Si
Harper hubiera estado trabajando en la puerta esta noche, no te habría
dado un momento tan difícil.
Aun así…me sorprendiste. Ninguno de los otros miembros de la banda se
aparece hasta que abrimos. Eso me hace fruncir el ceño—. ¿Qué pasa con
acomodar todo?

—Oh. Yo suelo encargarme de eso. Parpadeo—. ¿Cada semana? ¿Tu solo?

—Sip. —Se encoge de hombros como si no fuera gran cosa mientras se


dirige al escenario—. Pero desde que tu estas aquí, te dejare encargarte
de la batería.

—Seguro. —trepando detrás de él, tengo que detenerme para mirar


alrededor con asombro, tratando de imaginar cómo lucirá el lugar en una
hora. He estado aquí arriba una vez antes, cantando karaoke, pero esto se
sentía totalmente diferente.

Emoción pulsaba a través de mí. ¡Iba a tocar aquí…esta noche! En la


batería.

—Así que ¿Remy es tu nombre real? Salte ante la pregunta y mire hacia
Asher donde estaba arrodillado junto a un amplificador y probando las
cuerdas de su guitarra.
Cuando mi mirada conecto con la suya verde y curiosa, un pinchazo en mi
estómago hizo que todas mis partes de chica volvieran a la vida—. Um…sí.
Wow, mírame, con mi sorprendentemente extenso vocabulario alrededor
del niño bonito.
Si no me reviso pronto, estaré babeando detrás de él después. Él sonríe, y
por supuesto, tengo que tragar algo de baba—. ¿Pero prefieres ir por
Sticks? Me encojo de hombros—. Lo que sea. —obligándome a decir más
palabras, pobremente agrego—. Cualquiera funciona. Su risita hace que
mis hormonas gimoteen.
Trato de ignorarlo y preparo mi área, pero todo ya parece estar casi en
orden. Todo lo que tengo que hacer es bajar mi banco y acomodarme,
mover los pedales un poco más cerca, reajustar el tambor y mover unos
centímetros los tambores pequeños.
Así que me encuentro cerniéndome encima de Asher, preguntándole si
necesita que haga algo más, mientras alrededor de nosotros, en el suelo,
otros trabajadores del bar se mueven alrededor, preparándose para la
apertura del club.

—Umm…—muerde su labio inferior mientras mira alrededor del


escenario—. De hecho, creo que estamos listos para ir. Usualmente soy el
único que viene a preparar todo así que llego aquí muy temprano, pero si
quieres hacer un hábito de esto, puedo mostrarte el armario de
almacenamiento donde mantenemos todo y cómo funciona el sistema de
sonido.

Trato de no observar como su labio se libera de sus dientes, pero era tan
locamente sexy, tengo que aclarar mi garganta antes de decir—. Seguro.
Eso sería genial. Tengo que moverme más cerca de el para ver mejor
todas las funciones que señala, y hombre, el chico incluso olía maravilloso.
No es justo. Inhalando profundamente, me maree por la cantidad de veces
que lo olí.
Entonces estornudo, y por Dios, incluso eso fue adorablemente sexy.
Cuando Asher detuvo su demostración y dije—. Esta es una organización
muy dulce, —mi voz fue más aguda de lo normal, haciéndola sonar extra
femenina.
Usualmente tenía una ligera ronquera, un sonido rasposo de mis cuerdas
vocales que hacía que las personas por teléfono a menudo me
confundieran con un chico. Pero justo entonces, no soné para nada como
uno. Lanzando una mirada preocupada a mi derecha, estaba aliviada
cuando Asher no pareció notarlo.
Él sonrió con orgullo y dijo—. Gracias. Estaba demasiado ocupada
masticando mis preocupaciones; que me tomo un momento darme cuenta
de lo que estaba diciendo. Finalmente, sacudí la cabeza—. Espera. ¿Acabas
de decir gracias como si tú hubieras montado esto? Cuando el asintió, aun
sonriendo con orgullo, devolví mi atención al panel de palancas y botones
con nuevo asombro—. Impresionante. Y aquí, yo pensé que pertenecía al
club.

—Oh, lo hace. —lo mire, frunciendo el ceño con confusión, así que
explico—. Cuando Pick –el dueño del club me contrato, me dio vía libre
para instalar cualquier tipo de escenario y sistema de sonido que quisiera.
Así que…lo hice. Niego con la cabeza, incluso más pérdida—. ¿Tú
trabajas…aquí? — ¿eso significaba que yo también trabajaba aquí?
Mierda, ¿iba a tener que llenar formas legales, como números de
seguridad social y eso?
Una cosa era mentir por una noche para conseguir tocar la batería, pero
mentirle al gobierno –diablos. ¿En qué me había metido?

—Sí, es como una larga historia. Vine un día, tratando de rogar porque
nos dejaran tocar una noche, pero el solo necesitaba un bartender. Así
que…hicimos un trato. Trabajo en la barra las noches que no tocamos, y el
prácticamente me deja construir cualquier cosa que quiera que tenga que
ver con la música en este lugar.
El me da dos mil por los viernes, los cuales…reparto entre los cuatro
miembros y se los doy en efectivo. —Él me envió una mueca de
disculpa—. Lo siento, quinientos no es mucho, pero…

—Oye, es más de lo que me han pagado antes por tocar, —le digo, aliviada
de que estaba obteniendo efectivo y emocionada porque estaba
obteniendo algo de dinero. Asher se rio—. Si, esa era mi forma de pensar
cuando nosotros empezamos. —Palmeando mi hombro y asustando la
mierda fuera de mí cuando ligeramente empuja mi pechera fuera de
lugar, sonríe grande—. Creo que vas a encajar muy bien Sticks.
Momentáneamente olvide que necesitaba acomodar mi pecho falso en su
lugar. Pero en serio, cuando Asher Hart me sonreía con tanta aprobación,
la vida era jodidamente perfecta. Esta iba a ser una noche que no olvidaría
jamás.
10

Remy

—Buenas tardes, Ellamore. ¡Bienvenidos a Forbidden!


Saludando Asher por el micrófono tenía una tonelada de fans gritando—
más que nada mujeres—arremetiendo contra el escenario, brazos
sacudiéndose salvajemente.
Sonreí desde mi pequeño banco seguro detrás de la batería mientras
Asher tuvo que saltar otros dos pasos en reversa para evitar que las
chicas manos largas lo alcanzaran. Su risa nerviosa hizo eco por el sistema
de altavoz justo antes de que dijo—: Es bueno también verlas a todas
ustedes señoritas, pero vamos a lago de música, ¿quieren? Las mujeres
comenzaron a corear algo que sonó como “If I Knew” que no era un título
de alguna canción que NonCastrato toque.
Fruncí el ceño en confusión, preguntándome de qué demonios están
hablando. Asher mira hacia nosotros, gesticulando “Counting Stars” y
luego fue y levanto sus cejas en mi dirección, dándome una señal de
pulgares arriba.
No estaba nerviosa, usualmente no tenía problemas enfrente de
multitudes. Y con mi mascara puesta, no había siquiera un espasmo de
ansiedad. Creo que mi subconsciente sabía que si arruinaba algo, estaría
bien porque nadie sabía que realmente era yo. Pero el segundo en que
Asher me mando el pequeño pulgar en aprobación y apoyo,
silenciosamente haciéndome saber que lo haría bien, un pequeño tirón en
mi pulso volvió todo dentro de mi caótico. Así que lo culpe
completamente cuando tire una maldita baqueta.
Cayo ruidosamente contra el suelo hueco del escenario con un resonante
eco que causo que todos mis compañeros de banda miraran en mi
dirección… así como también cerca de la mitad de la multitud
mirándonos. Luchando por recuperar mi caída baqueta, me enderece tan
rápido que la sangre corrió a mi cabeza haciéndome sentir
instantáneamente mareada.
Pero di una arrepentida sonrisa y sacudí ambas baquetas por encima de
mí para hacerle saber a todos que estaba bien. Todo está bien aquí. No
había razón en absoluto para mírame asombrados como si fuera una
idiota. Asher se volteó al micrófono.
—Creo que esa es mi seña para presentarles al más nuevo miembro de
nuestra banda. Todos, por favor denle a Sticks, el mejor jodido baterista
que escucharan, un poco de ánimo, ¿lo harían? —Sosteniendo sus manos
en su boca, agrego más bajito

— Es su primera vez, así que sean amables con él, por favor. Algunas
personas rieron, más animaron, pero hombre, la habitación me animo.
Todo se ilumino adentro, sacudí las baquetas por encima de mi cabeza en
agradecimiento, luego chasqueándolas juntas cuatro veces para poner el
ritmo de la canción, y boom… estábamos tocando un cover de una de mis
canciones favoritas de OneRepublic.
En vivo. En frente de personas. Tomo todo un verso para que en realidad
tocara, pero cuando mi entrada llego, lo conseguí. Era… Asombroso. Mi
sueño se estaba haciendo realidad. No podía dejar de sonreír, no podía
dejar de sentir la prisa, no podía dejar de tocar. Una vez que la canción
termino, simplemente seguí, moviéndome directamente a la canción
“Ceilings”.
Asher miro hacia mí con sorpresa. Luego rodó los ojos, como diciendo que
lo debía haber sabido, y sonrió antes de regresar para su primera línea. Su
voz me golpeo fuerte, y pareció vibrar por mis huesos, haciendo eco a lo
largo de mi columna vertebral y temblando la punta de los dedos de mis
pies. Era Nirvana pura. Mi dios. Ni siquiera me di cuenta de cuantas
canciones o cuánto tiempo había pasado hasta que Asher dijo que íbamos
a ir a un rápido descanso.
Es cuando repentinamente me golpea cuan empapada estaba dentro de
mis ropas y mascara, del sudor que vino por culpa del calor cayendo de
las lámparas de arriba.
Entonces me levante, mi piernas y la espalda dieron un grito de protesta
debido a sentarse por mucho tiempo. Moviendo mis hombros y estirando
las piernas una o dos veces, seguí a los otros tres, saltando el lado del
escenario y dentro de la multitud.
No había “backstage” así que fuimos instantáneamente saturados, la
mayoría de todos reuniéndose alrededor de Asher para poner sus manos
sobre él. Un hombre con una camiseta de Forbidden apareció—el mismo
sexy que me había rescatado de Grim el portero idiota y trajo a Asher
para dejarme entrar.
Ayudo a Asher a liberarse de las que se pegaban y luego abrió un camino
para nosotros para alcanzar el pasillo de atrás, donde él y Asher nos
guiaron a una habitación trasera con un sillón, algunos casilleros, y una
pequeña cocina.

—Gracias, Quinn —le dijo Asher al hermoso gigante mientras pasaba la


parte trasera de su antebrazo sobre el brillante sudor en su frente—. Eres
un salvavidas. La sonrisa de Quinn era adorable; sexy, sexy y dulce todo
en uno.

—No hay problema. Es mejor que regrese al bar, sin embargo. Realmente
cautivaron a la multitud esta noche. Mientras Asher lo despedía, Quinn
comenzó a retirarse, solo para sentir mis ojos sobre el o algo, porque miro
en mi dirección. Me dio un pequeño saludo de reconocimiento y
dijo—: Buen trabajo, sonaron geniales chicos. Mientras desapareció por la
puerta, miro después el punto donde había estado y tratar de no suspirar.

Me gusto Quinn. Había solo esta cosa en su aura que me hacía sentir…
bien. Y segura. Además era justamente fácil de mirar. Es cuando Galloway
me golpea en el brazo.

—Hombre, ¿te diste cuenta de la pelirroja que nos mostró sus tetas? La de
la ajustada blusa amarilla con escote hasta su ombligo. Estaba gritando tu
nombre. Parpadeé hacia él, sin idea.

— ¿Eh? Rodo los ojos.

— Oh, sí, es cierto. No le haces a las chicas. Que desperdicio —volteo hacia
Holden, que estaba limpiando las manchas de sudor en su camiseta,
directamente debajo de sus brazos—. Holden, la viste, ¿verdad? Estoy
cogiéndome a esa perra esta noche.
Gemí en desaprobación y busque a Asher con la mirada. No segura de por
qué, solo que siempre me encuentro buscándolo cuando estaba alrededor.
No era grande y clásicamente lindo como sus cobarman Quinn, pero
mirando su esbelta estructura y su profundamente angulado rostro
causando la misma sensación en mí. Excepto que no sentí en absoluto la
seguridad cuando mis ojos estuvieron en él.
Me sentí… no lo sé… retada, un poco sin aliento, entusiasmada, como si
estuviéramos parados en la orilla de un acantilado y ya podía sentir la
prisa quemando por mi sangre antes de que incluso saltara. Ignorándonos
a todos, se inclinó para abrir un refrigerador miniatura y saco una botella
de agua. Mi mirada en su trasero. No usaba sus pantalones ajustados,
como un montón de roqueros estos días—ejem, Galloway—pero el
material ciertamente apretó bien ciño su trasero perfecto cuando se
agacho.
Entonces se enderezo muy pronto y estaba regresando hacia nosotros
antes de pudiera cortar mi pequeña fiesta atenta. Me atrapo en el acto,
pero en lugar de fruncir el ceño por estarlo mirando, levanto su botella.

— ¿Necesitas una? Sacudí mi cabeza, aunque mi boca estaba seca como el


aserrín.

—En realidad, necesito encontrar el retrete. —Lo que estaba temiendo.


No tengo ganas de entrar al baño de hombres en este lugar. ¿Por qué, oh
por qué, tuve que reírme del Go Girl de Jodi y no traerlo a propósito?

—puedes usar el privado para trabajadores. —Hizo señas hacia puerta


cercana, y por poco lloro de alivio.

—Gracias. —Gracias, gracias, gracias. Me apresuro a entrar en el pequeño


cuarto, feliz de tenerlo todo para mí, y corro por mi descanso para ir al
baño. Todo el sudor que se había reunido dentro de mi mascara estaba
molestándome como el infierno, pero no caí en la tentación y sacarla para
una rápida secada. Tenía un mal presentimiento de que probablemente la
pondría mal de regreso.

Una vez la ve mis manos y regrese con el resto del grupo, Galloway estaba
todavía parloteando a cerca de todas las diferentes mujeres con que sintió
que podría acostarse antes de que la noche terminara mientras Holden
tranquilamente lo escuchaba.
Asher tirado en el sofá con su cabeza atrás contra los cojines, sus ojos
cerrados, y sus dedos y pies dando golpes a un ritmo que solo él podía oír.
Sus labios moviéndose mientras cantaba silenciosamente para sí mismo.
Cuando cerré la puerta detrás de mí, sus pestañas se abrieron y sus ojos
verdes me evaluaron.

— ¿Cómo lo llevas? Tus tocadas han estado geniales.

—Gracias —me encogí de hombres y me senté en la silla de alado—. Y


estoy bien.
Definitivamente sintiendo la vibra y listo para regresar ahí. La emoción
impregnada de mi voz, causando que sonriera como un profesional
experimentado sonriendo indulgentemente a su novato y posiblemente
recordando su primera vez afuera.

—Entonces, tómame la palabra en esto; ten todo el descanso que puedas


ahora, solo estamos a mitad de camino. ¿Ya estábamos a mitad de
camino? ¡No! No podíamos estar tan cerca de terminar. Todavía tenía
mucha energía en mí.
Quería hacer esto por días. Y ya había terminado con este descanso que
parecía durar por días. Asher regreso a su tranquila meditación, o lo que
sea que estaba haciendo, mientras Gally solo seguí hablando a cerca de su
polla y a quien pensó que podría empujársela antes de que la noche
terminara.
Asqueroso. A su lado, Holden escuchaba silenciosamente a su fanfarroneo.
Me moví impacientemente en mi silla, in capaz de sentarme quieta.
Finalmente, Asher con sus ojos aun cerrados, dijo—: Esta bien, Sticks.
Regresaremos afuera, ahora. Preguntándome por qué se estaba
dirigiéndose solo a mí y a nadie más, mire en su dirección, frunciendo el
ceño.

— ¿Eh? Se desplego del sofá, parándose de una manera sexy que solo un
chico caliente podía manejar, y me dio una sonrisa. —lo juro tu
entusiasmo es más ruidoso que el murmullo de Gally. Galloway dejo de
hablar y miro en nuestra dirección.

— ¿Por qué me llamaste?

—Por nada —Asher giro sus dedos en círculos sobre su cabeza—. A


ponerse en marcha. La segunda mitad de nuestra presentación pareció ir
incluso más rápido que la primera. Y cerca de quince minutos para la una
de la mañana, cuando Asher les deseo a todos una buena noches, estaba
aún muy entusiasmada para calmarme.

Ame esto.

Siempre había anhelado la oportunidad, mire otras bandas en el escenario


y desea poder hacerlo algún día, pero aun no tenía idea, ni idea que me
daría esta clase de subidón. Además, las fans realmente nos amaron, que
fue… guau.
Y demonios, me hizo amar a todos de regreso. Tan rápido como bajamos
del escenario, se arremolinaron la mayoría de ellos centrándose
alrededor de Asher, pero algunos se abalanzaron en Galloway y Holden
también.
Grite un aullido de sorpresa cuando un par de brazos me envolvieron a mí
alrededor y me apretaron fuertemente.

—Oh, mi dios, ¡Remy! —Gritó Jodi en mi oído— ¡No puedo creer que
realmente lo hiciste! Estuviste muy genial.

—Gracias. —Reí, y nos abrazamos de nuevo. Cuando la aparte, vi que


estaba usando una blusa ajustada amarilla con un escote en picada. Dios,
debí haber sabido que ella era la enseñadora de la que Galloway había
está hablando.

—Oh, mierda. ¿Tú eres la se exhibió? No puedo creer me enseñaste, ¿En


serio? Eso es como comprar un paquete de cohetes en una tienda de
juegos artificiales de segunda mano. Sabes que no estas obteniendo un
boom boom (1) de mí. Jodi rio.

—Lo sé, pero no pude evitarlo. Me quede atrapada en el calor del


momento.

—No te preocupes, corazón —Galloway arrastro su camino entre las dos,


tiro un brazo alrededor de los hombros de Jodi y sonrió hacia
ella—. Nuestros miembros heteros de la banda seguro como el inferno
que apreciaron el show. Lindas tetas, de todas formas. Jodi levanto sus
finamente depiladas cejas.

—Vaya, gracias.

— ¡Ya lo creo! —Le da una sonrisa lenta— Mi nombre es Billy. Billy


Galloway. Cuando Jodi levanta su mano para sacudir la suya, empuje sus
dedos hacia abajo.

—No — mirando a Galloway, fruncí el ceño—. Ella no quiere conocerte.


—Sí, lo hago —dice Jodi. La ignore y continué mirando al bajista.
—Jodi es mi amiga. Tú permaneces lejos. ¿Entendiste?

— ¿Queee? —La inocente sonrisa de Gally no podría haber engañado a un


niño de seis meses de edad—. Solo me estaba presentado a tu amiga.

—Y adivinando su talla de bra —murmure. —treinta y seis DD —recitó, y


la boca de Jodi callo abierta.

—Guau, es bueno.

—Lo sé, ¿Verdad? —se jactó Gally y preguntó—. ¿Quieres que te muestre
que bueno? —Justo después Asher se nos unió. Olvidando a Gally, Jodi se
le quedo viendo boquiabierta, sus ojos bien abiertos mientras me pegó en
el brazo.

—Santa… mierda —susurro—. Asher Hart está parado justo ahí.

—Oh, mi dios —susurro de regreso—. ¿Lo ves también? Asher suelta una
risita.

—Hey —dice, extendiendo su mano hacia Jodi—. Tú debes de ser la amiga


de Remy. Jodi gimoteo mientras sacudió su mano. Cuando siguió mirando
y apretando fuerte su mano arriba y abajo sin decir nada, rodeé los ojos.

—Esta es Jodi —dije—. Es mi amiga que… normalmente tiene mejores


habilidades de comunicación que yo.

—Quiero sentarme en tu cara —soltó Jodi. Aunque Asher pestañeo en


confusión, obviamente no entendiendo, yo chillé.

— ¡Jodi! —Incapaz de creer que había acabado de pedirle sentarse en su


cara, o que en realidad recordó como pronunciar la frase correctamente,
la mire boquiabierta con horror.

— ¿Qué? —me preguntó inocentemente—. Puede decirme que no si no


está interesado. Con otra risa, Asher se las arregló para extraer sus dedos
de los de ella.
—Tu amigo aquí salvo nuestro trasero esta noche —dijo, obviamente no
teniendo idea de lo que Jodi le había cavado de preguntar.

—No sé lo que habríamos hecho si no hubiéramos encontrado a Sticks


para unirse a la banda. Tiene un talento retorcido.

—Oh, ¡lo sé! —Jodi enrollando su brazo por el mío y jalándome cerca con
una sonrisa orgullosa —. Remy ha tocado la batería desde que corríamos
en cañales, juntas. Ella es asombrosa. Dejo de respirar mientras Asher
parpadea. Cuando la pellizco donde nadie viera, Jodi salto y soltó un
chillido de alarma, con sus ojos abriéndose mucho.

—Quiero decir, el. Él es asombroso.

—Demonios, Chica —la alejo para darle una mirada crítica—. ¿Cuánto has
tenido de tomar esta noche? Jodi da una risa nerviosa, sus ojos vidriosos
de pánico.

—Mucho —se volteó a Asher y tragó—. Obviamente. Asher le sonríe pero


así de rápido se voltea hacia mí.

—Hey, cuando sea que tengas un segundo, quiero presentarte con los
chicos que trabajo. Estaba mirando justo hacia mí, así que supuse que
estaba hablándome.

Le devolví la mirada, un poco desconfiada de conocer a mucha más gente


con esta mascara. Era un buen disfraz, pero no me preocupe mucho por la
culpa penetrante que venía con engañar a más gente.
Pero Asher aún me estaba mirando, y sus ojos verdes eran muy
cautivadores. Malditos hermosos ojos verdes. Termine asintiendo y
diciendo—: Seguro. Está bien. Cuando sea. —así que comenzó a guiarme
hacia el bar, y creo que cuando sea era justo entonces. Mierda.

(1): Se refiere a que no va a tener un acostón con ella.


11

Remy

No sé cuántas veces fuimos detenidos por fans que querían abrazar a


Asher, besarlo, o simplemente tocar su camisa.
Algunas eran muy reacias a hacer realidad el contacto, pero aún se
acercaban tan cerca cómo se atrevieron y haciendo nuestra caminata
hacia el bar parecer como la maratón de Boston.
Mayormente fue vago y distante con todo el mundo, sonriendo con ellas y
luego colocándolas a un brazo de distancia una vez que dejaba que
consiguieran un abrazo. Estábamos a sólo un metro y medio de nuestro
destino cuando una linda rubia rebuscó su paso entre la gente para llegar
a él, chillando..: ¡Asher! Él irrumpió en la sonrisa más grande y la tomó en
sus brazos, besando el costado de su cabeza.
No tengo ni idea de por qué me molestó. Apenas conocía a este tipo, y
sentirme toda posesiva con alguien sólo porque pensaba que era caliente
totalmente no era mi estilo.
Demonios, ni siquiera había parpadeado una pestaña cuando las fans
femeninas habían besado con lengua a Fisher justo en frente de mí...
cuando me había comprometido con él. Sin embargo, el impulso de tirar a
la rubia lejos de Asher por su lindo cabello me golpeó fuerte. Tal vez
porque se veía tan feliz cuando la miró.
Me gustaba más cuando le sonría a la mierda, dije.

—Hey, hermosa —dijo por encima del ruido en su oído—. Gracias por
venir esta noche. Estaba mentalmente tratando de no tirarle miradas
quisquillosas a su novia, pero maldita sea, no encontré un solo defecto de
ella, cuando la giro hacia mí.

Oh, alegría, me di cuenta. Iba a ser presentada al espécimen perfecto.

—Sticks, esta es Caroline. Levanté una ceja mientras lo miraba fijamente.

— ¿La razón por la que tocamos "Sweet Caroline" esta noche? Dos veces.
Me devolvió la sonrisa.
—La misma. La miré, abrí la boca para mentir y decirle lo lindo que era
conocerla cuando alguien gritó hacia nosotros—: Está bien, hijo de puta.
Suficiente tiempo de besitos y abracitos. Fuera de las manos.

¡Ahora! Miré para alcanzar avistar un hombre detrás del bar dando su
dedo medio a Asher. Curiosa por qué estaba tan furioso, le
pregunté—: ¿Quién es ese? La sonrisa de Asher creció como Caroline se
alejó de él.

—El marido de Caroline. Mis cejas se dispararon por la sorpresa, y sí, una
pequeña bola de alivio brotó en mis entrañas.

Después de ver a Caroline ir hasta el bar para besar el hombre todavía


haciendo gestos a Asher, frunzo mi ceño hacia Asher.

— ¿Así que estabas coqueteando con ella porque...? Se rió entre dientes.

—Porque es divertido como la mierda joder a Ten. En serio, deberías


probarlo.

Me dio un codazo hacia adelante hasta que estaba de pie donde había
estado Caroline, porque ella ya revoloteaba lejos para hablar con una
morena y una pelirroja a unos cinco metros por la barra.

—Así que esa es tu mujer, ¿eh? —pregunté, mirando al chico que Asher
había llamado Ten.

Cuando me encontré con su mirada, me sorprendió ver la mitad de su


cara estaba llena de cicatrices. Ay. Al mirar con nostalgia a Caroline,
asintió con la cabeza.

— ¿Lo sé, verdad? Soy un bastardo con suerte. Dejé escapar un silbido.

—Digo, porque mierda... ella tiene un hermoso culo. Apuesto que todos
los hombres aquí darían su huevo izquierdo para tocar eso. La sonrisa de
Ten murió plana.

— ¿Qué dijiste, hijo de puta? Con una risita, le di un codazo a Asher en el


brazo.
—Está bien. Eso fue divertido. Se ahogó en el agua que había estado
tomando de una botella y acabó escupiendo un poco sobre la encimera.
Cuando se echó a reír, Ten me señaló y exigió—: ¿Quién carajos es este
idiota?

—Ten, conoce a Sticks. El más nuevo miembro de la banda. Es nuestra


batería.

—Parece un baterista muerto para mí.

—Oh, déjalo en paz —dijo Aser lo suficientemente suavemente mientras


tomaba una servilleta y limpiaba el lío—. Le dije que te haga enojar. Pero
Ten ya estaba subiendo por encima de la barra hacia mí, viéndose
decidido a mutilarme.

Santa mierda. Me tambaleé en reversa, mis ojos moviéndose con


preocupación. Pero, maldita sea, una noche en público, y dos chicos ya
habían amenazado con patear mi culo. ¿Eran los hombres siempre tan
golpeadores? Asher levantó una mano y se interpuso entre nosotros.

—Relájate —ordenó con voz áspera—. Sticks es gay. No lo irá en serio a


por Caroline. Ten se detuvo con una sacudida y dio a Asher una mirada
incrédula antes de que se volviera hacia mí y estrechara su mirada en una
mueca sospechosa.

—No sonaba muy gay con la mierda que estaba escupiendo sobre ella.
Levanté mis manos.

—Lo soy. Créeme. Creo que eres más caliente que tu esposa. Lo juro por
Dios.

—Y sólo porque realmente había sido divertido sacarlo de quicio, miré a


su esposa y me encogí de hombros—. Quiero decir, claro, tiene un trasero
lindo y todo.

—La forma y el tamaño perfecto para poner a una chica como yo


absolutamente celosa—. Pero prefiero ver lo que está detrás de esa
cremallera tuya. Me di la vuelta para enviar una mueca significativa a la
parte delantera de sus pantalones y me di cuenta, eh, este amigo lucía un
buen tamaño de bulto.
Quizás Jodi había estado en lo cierto cuando había hecho mis bragas de
hombre. Listo para Ten se ponga todo homofóbico y me diga que me aleje
de él, me sorprendió cuando se limitó a sonreír.

—Diablos, sí, te gustaría saber. —Señaló su bragueta—. Éste es un único-


ensuclase, calificación perfecta para mi polla impresionante, aquí mismo.

—Oh, Jesús —murmuró Asher. Ten levantó una ceja y lo desafió con la
mirada.

— ¿Qué? Caroline no puede mantener sus manos fuera de él. O su boca. A


su coño le encanta también. —Entonces finalmente dirigió de nuevo su
atención hacia mí—. Y tú... ni siquiera puedes acercarte a él, muchacho
gay. Finalmente consiguiendo la respuesta que había estado buscando,
sonreí y le guiñé un ojo.
Frunció el ceño aún más. Pero una fracción de segundo después, una
nueva sonrisa se dibujó en su rostro. Codeándome, preguntó—: Crees que
soy más caliente que Hart, ¿no? Vamos, puedes admitirlo.

—Ehh... —No es que yo quería que Asher supiera qué tan atraída por él
estaba, pero como que me regalé esa mirada incrédula que le di a Ten. Así
que ya que me había jodido a mí misma, fui con ello y ligeramente
respondí—: Yo no iría tan lejos. No era mi intención hacer que Asher se
sintiera incómodo, pero es que no podía mentir acerca de esto.

Demasiado temerosa de mirarlo y comprobar su expresión, centré mi


ceño en Ten por ponerme en esta posición.

—Como sea. Definitivamente tengo un mejor culo que él. —Se dio la
vuelta para dejarme ver su trasero. Miré. Quiero decir, ¿cómo no iba a
hacerlo? Un chico caliente deliberadamente mostrándome sus pompis
envueltas en un par de jeans, y sí, definitivamente tenía algo interesante
allí. Pero incluso con la buena curvatura que Ten mostró, había algo
acerca de los apretados pequeños bollos de Asher que lo hacían lindos, de
acero, enmarcados dentro de sus estrechas caderas, que me atraía más.
Así que le dije—: No. En realidad no. Ten frunció el ceño.
—Oh, como sea. Eres un inútil. A mi lado, Asher estalló en carcajadas. Era
una de esas risas de cuerpo entero donde un chico tenía que inclinar la
cabeza hacia atrás para permitir que todo el sonido saliera. Más allá del
alivio de que no estuviera molesto por las cosas que acababa de decir
sobre él, sonreí hacia él. Me devolvió la sonrisa y me dio un golpecito en el
brazo.

—Venga. Te presentaré al resto de los chicos. No te preocupes, no son


tan... Ten.

—Lo que significa que dan lástima —dijo Ten mientras saltó detrás de la
barra y se dirigió a un cliente en espera de servicio. Asher y yo tejimos
nuestro camino hasta el otro extremo de la barra, donde se reunió a un
grupo de parejas, Caroline, a quien odiaba mucho menos ahora que sabía
que no era la novia de Asher, incluida.

—Chicos. —Hizo un gesto con la mano, ganando la atención de alrededor


de media docena de personas—. Este es Sticks, el nuevo baterista. Pensé
en presentarles los nuevos miembros de la banda de ahora en adelante,
en caso de que resulten estar relacionados con alguien.
Le eché un vistazo por ese comentario extraño, pero hizo que los otros se
rían. Y comenzó a señalar.

—Esos son Mason y Reese. Mason también trabaja aquí, pero es su noche
libre. Lo mismo con Knox allí mismo. Y esa cosa hermosa a su lado es
Felicity, que es una camarera aquí. Caroline, ya la has conocido. Nos faltan
tres más de las damas, Eva, Zoey, y Aspen, que optaron por quedarse en
casa con los niños esta noche.
Pero creo que Pick está por ahí... Miró hacia la apertura de la sala de
vuelta antes de que una voz hablara desde nuestra izquierda,
diciendo—: Aquí.
Asher y yo giramos, y me encontré con un hombre caliente sonriéndome
con un anillo de labio y ceja perforada.

—Sticks, este es Pick, mi... —Asher pensó un segundo y se agarró un


mechón de su cabello como si de repente estuviera incómodo. Pero
entonces terminó—: El, eh, el dueño de Forbidden. Un breve destello de
decepción cruzó el rostro de Pick antes de que forzara a su sonrisa volver.
Sostuve mi mano hacia él, diciendo—: Encantado de conocerte. Increíble
lugar tienes aquí.
No estoy seguro de por qué Me di la mano con él y no con ninguno de los
otros, tal vez porque era el jefe de Asher, tal vez porque parecía que me
diera más atención que los demás, o algo en la forma en que Asher
reaccionó a él, pero se sentía como si necesitara más... No sé, ¿note?
¿Respeto? Algo rígido e incómodo emanaba de Asher como Pick me dio
las gracias y me dijo que había hecho bien en el escenario.

Entonces Asher estaba golpeando en mi brazo para reclamar mi atención


de su jefe.

—Y este tipo es Noel. El otro camarero que trabaja allí es Quinn, a quien
como que conociste antes. Arrancada de Pick, asentí a Noel, que asintió
con la cabeza de vuelta. Quinn estaba en el otro extremo de la barra
delante de una licuadora haciendo lo que parecía, oh Dios... una piña
colada. Moriría por una de esas ahora mismo. Entonces Quinn puso un
paraguas en ella, junto con una rebanada de piña y una cereza, y casi
gemí.

Piñas coladas eran mi vicio. Estaba a punto de ir todo Jimmy Buffett y


empezar a cantar sobre hacer el amor a la medianoche y quedar
atrapados en la lluvia, cuando Asher le dijo a Noel

—Hey, hombre. Tráeme una Angry Orchard, ¿sí? —Y de repente me


acordé, mierda, si iba a beber algo, no podía ser una bebida femenina
como la piña colada. ¿Podría? No, probablemente no.

—Se acabó —gritó Noel mientras llenaba una jarra con Miller Lite del
grifo. Asher frunció el ceño.

— ¿Realmente, o simplemente estás jugando conmigo? —No hay detrás


del mostrador. Si deseas ir al almacén y ver si puedes desenterrar un
cajón, adelante.

—Claro, puedo hacer eso. —Asher volvió su mirada hacia mí—. Hey,
Remy. ¿Quieres uno? Nunca habría probado la marca antes, y no era una
fan del licor de malta, pero no podía simplemente ir bebiendo una piña
colada, y no había manera que pudiera decirle que no por alguna extraña
razón, así que me encogí de hombros.

—Por supuesto.

— ¿Remy? —Ten repite con el ceño fruncido como Asher se alejó. Salté,
sorprendida que había aparecido de la nada en el otro lado del mostrador.
Girando hacia él, arrastré mi mirada del perfecto culo de Asher a los ojos
color avellana de Ten.

— ¿Hmm? Lo siento, ¿qué? Frunció el ceño, volvió su atención a un Asher


partiendo, y luego volvió a mí.

—Acaba de llamarte Remy.

—Sí... —dije lentamente—. Probablemente porque ese es mi nombre.


Justo cuando dije eso, Jodi llegó a mi lado y colgó su brazo sobre mi
hombro.

—Hey, puta. ¿Qué pediste para mí?

—Bueno, bueno, bueno —murmuró Ten a sabiendas—. Si no es Jodi. Jodi


se volvió hacia él, su mirada inmediatamente calentándose con interés.

— ¡Oh! Hey, Ten —ronroneó en su voz más seductora. La inquietud se


agitó a través de mi estómago, pero maldita sea. Si Jodi conocía a Ten,
probablemente durmieron juntos. Mierda. Moví mi dedo entre los dos de
ellos.

—Ustedes dos... ¿se conocen? Mientras rogué en silencio que dijeran que
no, Jodi se lamió los labios y paseó su mirada por la camisa negra ajustada
de Ten.

—No tan bien como me hubiera gustado. Los ojos de Ten se estrecharon
ligeramente.

—Más bien como nunca harás, quieres decir. Estoy casado ahora. La
sonrisa de Jodi se extendió lentamente.
—Hey, eso está bien. No me importa si la esposa mira. —Se acercó más y
bajó la voz—. Soy de hecho mejor cuando doy un espectáculo.

—Está bien, abajo chica. —Agarro su brazo y tiro de ella hacia atrás, lejos
del camarero casado—. Trata de mantener tus manos fuera de los amigos
de mis nuevos compañeros de banda, especialmente los casados, por
favor. Hizo un sonido con su nariz y me frunció el ceño.

—Hablando de compañeros de banda, ese bastardo Billy Galloway se


niega a darme mis bragas de nuevo.

Parpadeé hacia ella, momentáneamente desorientada sobre lo que quería


decir antes de que inclinara mi cabeza hacia un lado y le
preguntara—: ¿Cómo demonios consiguió tu ropa interior? Arqueó las
cejas.

— ¿Cómo crees, puta? Mi boca se abrió.

— ¡Dios mío! ¿Tuviste sexo con él? ¿Justo ahora? Pero... tu… cómo... Santo
Señor, acabas de conocerlo. Y sólo te fuiste cinco minutos. Se encogió de
hombros.

— ¿Qué puedo decir? Golpeó el lugar correcto. No me llevó mucho


tiempo. —Entonces se detuvo, con los ojos cada vez más grandes—. Oh,
mierda. No lo querías para ti, ¿verdad?

— ¡¿Qué?! Eww, no. —Arrugando la nariz con disgusto, negué con la


cabeza, tratando de negar lo que me estaba diciendo, pero... no. No quiero
que tenga cualquier tipo de conocimiento carnal de cualquiera de mis
compañeros de banda. Sobre todo ese.

—Así que... ¿no te importa que yo...? Cuando levantó sus cejas, suspiré.

—Un poco demasiado tarde para preguntarme ahora, pero no... Supongo
que no. Simplemente no puedo creer que realmente lo querías.

—Él era un asco. Con un encogimiento de hombros, se echó el pelo hacia


atrás y empezó a escanear las multitudes de nuevo.
— ¿Por qué no habría de agarrármelo? Es como una versión masculina de
mí. Como el infierno sí era. Sabiduría promiscua... bueno, tal vez.

Pero aparte de eso, Gally era un imbécil intolerante que no se preocupaba


por nadie más que su polla. Jodi era una chica divertida que a veces, o
muchas veces, no pensaba las cosas o consideraba los sentimientos de
otras personas, pero por debajo de eso, tenía un buen corazón y nunca se
propuso herir deliberadamente a nadie. O tal vez siempre puse excusas
por ella para mí, la conocía el tiempo suficiente, era más como una
hermana menor que una amiga. Podría posiblemente ponerme anteojeras
ante sus defectos, la perdonaba con demasiada facilidad, y me ponía un
poco a la defensiva cuando alguien trataba de maltratarla.

— ¡Oh! Ahí está. —Se arqueó en puntas de pie y miró a través de la


multitud de gente antes de decir—: Esas eran mis favoritas, también.
Discúlpame. Tengo que recuperar mi ropa interior. —Y se había ido de
nuevo. Me quedé boquiabierta en el lugar donde había estado de pie, aún
aturdida de que ya había capturado a uno de mis malditos compañeros de
banda. De repente, Ten golpeó la parte superior de la barra y luego me
señaló.

—Remy —casi gritó. Luego señaló a Jodi—. Jodi, Remy. Remy, Jodi. ¡Santa
mierda!

—Sus ojos se agrandaron y me señaló. Luego se inclinó hacia mí y


susurró—: Eres tú. Eres... —Su mirada se deslizó sobre mí—. Jesús, ahora
entiendo por qué le envías esos largos mensajes de texto a Hart.
No eres un tipo en absoluto. ¡Eres una maldita chica!
12

Parte I

Remy

— ¿Qué? —De inmediato miré alrededor para ver quién lo había oído,
pero afortunadamente, nadie nos prestaba atención. Así que me giré de
nuevo hacia el hombre con amplios ojos que seguía mirando mi pecho y
entornando los ojos—. ¿Cómo…? ¿Qué…? Se inclinó hacia adelante.

—Increíble. ¿Qué hiciste con tus tetas…? Golpeé una mano en frente de su
cara para desviar su atención de mi pecho.

— ¿Cortarías eso? No soy una chica. Negarlo no tenía sentido, por lo que
no sé por qué lo hice. Había planeado decírselo a Asher y a Galloway, y a
Holden después de esta noche lo que era… o más bien lo que no era.
Realmente no había necesidad de alargarlo más, pero… pensé que sería
más respetuoso decirle a la banda cara a cara en lugar de dejar que Asher
lo descubriera por su cuenta.

Hasta este momento, no había sentido ningún remordimiento por lo que


hice. Vi una meta — aunque meta era una declaración menor para el
impío deseo que tenía por estar en su banda — luego tomé nota de los
obstáculos en mi camino e hice lo que tenía que hacer para conseguir lo
que quería. ¿Y la diminuta mentira por omisión que tuve que decir? Pfff.
Esos idiotas se la merecían por no haber escuchado siquiera mi audición.
En realidad había saboreado el momento de revelar mi verdadera
identidad… hasta ahora.
Gally… sí, todavía no me importaba si lo engañaba. Había comenzado
como un idiota en mi cabeza y todavía lo era. Heat… de acuerdo, no lo
conocía lo bastante como para preocuparme por sus sentimientos. Pero
Asher… había sido amable y decente conmigo —eh, con Sticks, de todos
modos— y mientras más aprendía de él, más lo admiraba como músico y
como persona. Era… diferente. Y está bien, de acuerdo, quizás su nivel de
calentura estaba afectando algunos de mis procesos de pensamientos,
pero aun así… me sentía un poco preocupada por cómo me le mentía a él.
—Sí, también eres una chica —insistió Ten, arrastrándome al asunto
entre manos… un barman caliente, casado y con cicatrices que de alguna
manera sabía demasiado—. Eres la chica de la camisa de Incubus.

—No, yo… espera, ¿qué? —arrugando la nariz, fruncí el ceño,


confundida—. ¿Quién es la chica de la camisa de Incubus?

—Ya sabes… —Ten agitó un dedo—. La chica de la cual Asher escribió esa
canción, esa que vino aquí y cantó en el karaoke con la camisa de Incubus
y sacudió totalmente su mundo. Sacudiendo la cabeza, pregunté—: En
serio, ¿tomas un chupito por cada bebida que sirves? Porque creo que
estás borracho, hombre. No tienes ningún sentido.

—No estoy borracho, y tú eres una maldita chica —insistió—. Yo estuve


aquí, trabajando con Hart la noche que viniste y cantaste “All Abaut that
Bass”… con Jodi.
Me encontraba de pie justo al lado de él cuando aclamó que tú ibas a tener
sus bebés un día y toda esa basura amorosa. Luego observé todas sus
pequeñas y dulces esperanzas y sueños estrellarse y quemarse cuando
saltaste del escenario y te besaste con otro tipo.
Me quedé boquiabierta mientras lo miraba. Pero, en serio, ¿cómo
demonios había sabido que canté esa canción aquí… con Jodi? Y Jesús,
¿había estado con Fisher todavía? No podía recordarlo.

— ¿Qué diablos? —murmuré, confundida y curiosa por saber


exactamente de lo que hablaba. Él sonrió y señaló mi pecho plano.

—En serio, no estoy seguro de por qué sentiste la necesidad de


disfrazarte y unirte a su banda solo para llamar su atención. Todo lo que
tienes que hacer es decirle quién eres. Lo juro por Dios, todavía te busca
cada sábado en la noche. Si quieres al hombre, él ya es tuyo.

—No… no tengo idea de lo que estás hablando. Y no soy una chica. Con
una risita, me retó—: Sí, y totalmente no revisaste el culo de nuestro Hart
cuando se alejó hace un minuto. Tartamudeé un segundo antes de
espetar—: Porque soy gay.

—O una chica.
—Escucha, idiota. —Lo apunté, pero él tomó mi dedo y giró mi muñeca
para examinar mi palma.

—Sip —dijo más para sí mismo—. Totalmente mano de chica. La alejé de


golpe.

— ¡Oye! No…

—Oh, no te preocupes. No se lo diré. Eso atrajo mi sorpresa. Me enderecé


y parpadeé.

— ¿Eh? —Así es como lo veo. Ese maldito me debe una. Él sabía que la
única chica de la cual se suponía de debía alejarme se escabullía a mi
cuarto para follarme los sesos sin que supiera que era ella, y no dijo nada.
Así que no me siento inclinado en absoluto en dejarle saber el hecho de
que la chica de sus sueños es en realidad el nuevo baterista de su banda,
posando para ser un chico duro, por lo cual todavía estoy confundido. De
nuevo, ¿por qué estás haciendo eso?

—El… espera. Retrocede. ¿Por qué sigues diciendo que ella es la chica de
sus sueños? ¿Y de qué demonios hablas acerca de una… canción? —Santa
mierda. —Me miró como si estuviera loca—. ¿En verdad no lo sabes?
Fruncí el ceño, más allá de irritada.

—Si lo supiera, ¿crees que estaría preguntándote de qué diablos estás


hablando en este momento?

—Jesús, eres descarada. ¿No has escuchado la canción que escribió para
ti?

—No. —Sacudí la cabeza estúpidamente—. ¿Podrías comenzar a tener


maldito sentido antes de que me des un jodido dolor de cabeza? ¿Qué
canción? Ten sonrió de pronto.

—Oh, me gustas. Serás buena para él.

—Ten —gruñí, harta de esta conversación porque en realidad ya me


estaba dando dolor de cabeza. Con un suspiro, explicó.
—Él escribió una canción sobre ti, ya sabes, acerca de cómo te vio
cantando aquí en el karaoke con Jodi. Jesús, estás en la banda ahora, ¿por
qué no sabes de la canción?

—Oh, no lo sé; tal vez porque estás hablando mierda. No existe una
canción así. Créeme, estoy familiarizada con todas las canciones de Non-
Castrato.

—No. En verdad no creo que lo estés. Deberías hacerlo. —Abrí la boca


para discutir algo más, pero se enderezó y miró a mi espalda—. Ya viene.

— ¿Qué? —miré hacia atrás y casi me oriné en los pantalones cuando


encontré a Asher casi sobre nosotros, cargando una caja de alcohol.
Dejó la caja sobre el mostrador y extrajo dos botellas antes de decirle a
Ten que hiciera algo con el resto. Luego le quitó las tapas a ambas y me
pasó una.

—Por nuestra mejor actuación hasta ahora —brindó. Calor fluyó a través
de mí, haciéndome olvidar todo sobre Ten y lo que acabábamos de
discutir. ¿Esta noche había sido la mejor actuación de la banda? Oh Dios,
amaba escuchar eso. Golpeteé el cuello de mi botella contra la suya y tomé
un tentativo sorbo, solo para elevar mis cejas con sorpresa.

—Santa mierda. Esto ni siquiera está mal. Asher se rió.

—Lo sé. Me he vuelto adicto a ellas. Se deslizó en un taburete vacío y


gesticuló hacia el asiento vacío junto a él.

Busqué a Jodi, solo para verla sentada en una mesa con Galloway… en su
regazo mientras él metía la lengua en su garganta. Asco. No estaba segura
de a dónde había desaparecido Holden, o si seguía en el edificio. Ya que no
conocía a nadie más y no podía pensar en una buena razón para rechazar
la invitación de Asher, me senté en el taburete junto a él, incluso si se
sentía como si estuviera engañándolo para jugar a los amigos así.

—Entonces, ¿por cuánto tiempo has estado tocando? —preguntó,


devolviendo mi atención a él. Me gustaban sus manos —largos y delgados
dedos de músico— y como siempre las mantenía ocupadas, como la
manera en que giraba ociosamente su botella sobre el mostrador en el
charco de su propia condensación. Era como si tuviera este exceso de
energía dentro de él y tuviera que usar sus dedos para gastarla. Un
temblor y un rastro caliente de lujuria me atravesó, imaginando maneras
mucho más productivas en las que podría usar sus dedos.
Dios, era horrible. Concéntrate, Remy. Te hizo una pregunta. Me encogí de
hombros.

—Por tanto tiempo como puedo recordar. Crecí siendo vecina de los
padres de Jodi, y ellos eran dueños de una tienda de música, no como un
lugar que vendiera discos o CDs, sino una verdadera tienda de música que
tenía pianos, clarinetes, flautas, guitarras y esas cosas. Siempre tocaban la
música más genial de los ochentas cada vez que iba para allá. Mi familia
no tocaba nada más aparte de la música de mariachi, así que era como un
mundo totalmente nuevo y emocionante al visitar la casa de los Maleskys.

—Y asumo que es donde compraste tu primer set de batería. Guiñé.

—Oh, ya lo sabes. Mientras sonreía, incliné mi barbilla hacia él.

— ¿Qué hay de ti?

—Oh… —Se encogió de hombros y raspó la etiqueta de su botella—. No lo


sé. Siempre me ha gustado cantar. Creo que fue lo único que me ayudaba a
sentirme acompañado de niño. Y luego, cuando me mudé con mi tío a los
siete años, él pasaba mucho tiempo fuera, así que… —Su hombro se elevó
de nuevo, diciéndome que no se encontraba muy cómodo al compartir su
historia. Pero siguió hablando de todos modos—. Encontré una vieja
guitarra en su armario un día. Tenía el folleto de instrucciones con ella, y
eso fue todo. Parpadeé hacia él por unos buenos cinco segundos antes de
decir—: Espera, ¿aprendiste solo cómo tocar? Una adorable expresión
triste cruzó su cara.

—Tuve bastante tiempo libre para practicar. Todavía me sentía


asombrada, y estoy segura de que mi boca abierta lo hacía obvio.

— Cállate. ¿Aprendiste solo a tocar la guitarra? Terminó lo último de su


Angry Orchard de un largo trago y luego suspiró en una de esas maneras
refrescantes mientras golpeteaba la botella contra la parte superior de la
barra y le hacía un gesto a Noel de que necesitaba otra.
Cuando se giró hacia mí, pude decir que totalmente iba a cambiar de
tema. Eso me intrigaba. El cantante líder de una banda que no estaba
interesado en hablar de sí mismo. Extraño.

Y no solo eso, parecía más avergonzado que orgulloso de que yo estuviera


impresionada por sus habilidades aprendidas.

Fisher habría estado devorando cualquier alabanza que viniera en su


camino y asegurándose de que supiera toda la historia detrás de su
grandeza. No que estuviera comparándolos. No había razón de que lo
hiciera, más que, ya sabes, ambos fueran cantantes en una banda. Aun así,
realmente me gustaba más el acercamiento humilde de Asher por ser tan
increíble.

—Entonces, ¿cuál es tu banda favorita? —preguntó él, casi haciéndome


sonreír porque había sido capaz de leerlo lo suficiente para saber que
alejaría la conversación de él. Resoplé e hice una mueca.

—Como si pudiera reducirlo a un solo grupo. Se rió.

—Lo sé, cierto.

—Pero si tuviera que decir, digamos… mi top diez o algo así —continué,
curiosa de si tenía gustos similares—. Iría con Metallica, Pink Floyd, Led
Zeppeling, Tom Pretty y the Heartbreakers, The Srones, Incubus, Rush…
pero solo por Neil Peart. Asher sonrió y asintió.

—El baterista. Por supuesto.

Sentí mis propios labios curvarse con diversión y seguí mi lista.

—Los Beatles, Jimi Hendrix, Joan Jett, Heart, The Bangles… Ahogándose
con el trago que acababa de beber, Asher estalló en carcajadas.

— ¿The Bangles?

— ¿Qué? —Le fruncí el ceño por reírse de mis Bangles. Movió una mano.
—Nada. Simplemente no esperaba una banda de punk enlistada con todos
los grupos de rock que estabas diciendo.

—Oye, ellos eran rock… algo así. —Luego me encogí de hombros—.


Salieron con “Walk Like a Egyptian” —discutí mi punto—. La canción es
divertida como la mierda para tocar con la batería. Para mí, está justo en
la cima con “Hot for Teacher”, “Enter Sandman”, y “Tom Sawyer”. Había
más bandas de chicas que amaba, pero no quería delatar mi género al
enlistar demasiadas, así que apenas observé a Asher seguir riéndose.

—Créeme. No estoy descartando tus opciones en absoluto. Concuerdo con


cada una de ellas. Y oye, he sido conocido por escuchar a Katy Perry y a
Taylor Swift con lo mejor de ellas, así que no te preocupes por géneros
musicales conmigo.

—Hombre. —Me inclino más cerca—. No iría difundiendo eso con


Galloway. No creo que él sea tan…

—Sí. —Elevó la mano para dejarme saber que mi advertencia


no era necesaria—. Lo sé. — Luego se encogió de hombros
despreocupadamente—. Solo me gustan todos los tipos de música.
Mientras tenga un buen ritmo, letras geniales y resuene en mis huesos,
estoy dentro. Asentí respetuosamente.

—Entiendo. —No le dije que yo era bastante parecida. Country, rap,


alternativa, hip hop, clásica, simplemente amaba la música.

—Pero crecí con mis padres escuchando Nirvana, así que es


probablemente por eso que la mayoría de nuestras canciones se inclinen
más de la forma en que lo hacen.

—Hmm, me preguntaba sobre eso. En definitiva puedo ver la influencia.


—Me preguntaba si esto significaba que tenía una mano en la creación de
algunas de nuestras canciones originales.

¿Cuántas facetas podía tener en nuestro pequeño grupo? ¿Guitarrista,


vocalista, manager y ahora posible compositor? El chico en verdad tenía
que dejar de decir y hacer cosas para impresionarme. Estornudó, y de
inmediato dijo—: Disculpa —mientras alcanzaba un montón de
servilletas cercano para limpiarse la nariz. Y maldita sea, incluso me gustó
su reacción caballerosa mientras arrojaba el pañuelo usado en una
papelera.

¡Agh! Mi pequeño enamoramiento se estaba volviendo ridículo.


Necesitando redirigirme a la conversación y lejos de él siendo una
caliente e interesante pieza de caramelo, terminé mi propia cerveza y
dije—: En verdad he estado escuchando Breaking Benjamin últimamente.

—Mmm. —Me apuntó mientras tomaba un sorbo, luego tuvo que esperar
hasta tragar para decir—: y Five Finger Death Punch.

—The Wrong Side of Hell —dijimos juntos, nombrando nuestra canción


favorita de ese grupo. Luego nos reímos al mismo tiempo.

—Bueno, ¿no es acogedor? —preguntó Ten, apareciendo frente a


nosotros. Me tensé, esperando que mantuviera cerrada su enorme boca.
Pero Asher dejó salir un pequeño gemido, y movió su botella vacía en la
cara de su amigo—. No seas idiota. Solo consígueme otra bebida.

—Hombre, baja la velocidad. ¿Esta es qué, la quinta de la noche?

—No, es la… —Frunció el ceño como si estuviera confundido, así que


respondí—: Tercera.

—Cierto. —Chasqueó los dedos y me apuntó—. Es la tercera… y la última,


madre.

—Después de un rápido ceño de Ten, me preguntó—: ¿Quieres otra?

—Mmm, está bien. Uno más. —Deslicé mi botella vacía hacia Ten, quien
sacudió la cabeza.

— ¿Eh? —Solo parpadeó—. ¿Qué demonios significa uno más? Rodé los
ojos.

—Es español. Significa una más. Por favor. Pero esta debería ser mi última
bebida, también. Probablemente terminaré llevando a Jodi a casa… si no
se ha ido ya con alguien más.
—Pero cuando miré alrededor buscándola, estuve sorprendida de
encontrarla todavía pasando el rato con Galloway y su mesa llena de
mujeres.
12

Parte II

—Sabes, tomé como dos años de español en la escuela secundaria —dijo


Asher junto—. Y no aprendí una mierda.

Me volví hacia él y fui atacada con una nueva ola de lujuria. Maldita sea, él
era demasiado bonito. Y esos, ojos verdes... tan malditamente intensos.

—Bueno, toda mi familia es de México, así que crecí con un montón de


gente que no sabe nada más que español —le expliqué—. Es bastante
común para mí.

— ¿De Verdad? Vaya. Nunca hubiera imaginado eso de ti. Pareces tan...
americana. Arqueé una ceja.

—Soy estadounidense. Nacido y criado aquí en Illinois.

—Quiero decir… —Estiró una mano y sus ojos se encendieron como si


estuviera preocupado de haberme ofendido.

—Mi padre era estadounidense —le expliqué—. Pero como no lo


recuerdo y crecí con el lado de la familia de mi madre criándome, sí, se
podría decir que mi patrimonio está muy profundamente arraigado en
todas las cosas latinas.
Probablemente me enamoré del tipo de música que hice porque para mí,
era mucho más exótico y emocionante de lo que estaba siempre
acostumbrado a escuchar mi familia.
Además, era una especie de diversión ser el rebelde en el grupo. Con una
risa, Asher asintió.

—Eso tiene sentido. —Abrió la boca para decir algo más, pero dos chicas
se acercaron, una deslizándose justo a su lado y pasando sus dedos por su
pecho—. Oye, tú eres Asher Hart, ¿no es así? Nos encantó tu actuación de
esta noche. La sonrisa que le dirigió fue lo suficientemente amable
mientras decía—: Gracias. —Pero luego se apartó, obviamente incómodo
con su cercanía. No podía apartar mi estrecha mirada de sus uñas
pintadas de rojo, ya que se mantenían viajando arriba y abajo una por su
pecho y otra por su estómago, constantemente haciendo su camino hacia
su regazo.

—Tiene la voz más increíble de todos los tiempos. Él le cogió la muñeca


antes de que pudiera conseguir un puñado de un poco de Asher, pero aun
así logró una sonrisa tensa.

—Me alegro de que te haya gustado.

— ¡Oye! Ustedes dos. —Noel señaló a las dos mujeres y les despidió con la
mano—. Esta es una zona VIP. Deben continuar su camino. Las mujeres
resoplaron en descontento pero Noel entrecerró los ojos, y finalmente se
largaron.

Tan pronto como fue liberado de las manos de la chica, Asher giró en su
banquillo por lo que ya no estaba sentado de lado para mirarme, pero
ahora tenía las piernas bien escondidas bajo el espacio contrario... así no
habría más mujeres pudiendo subir a su regazo.

—Gracias, hombre —le dijo a Noel. —Oh... cualquier cosa por nuestra
pequeña y delicada magdalena. —Noel fue a pellizcar sus mejillas, pero
Asher le dio una palmada en la mano y le llamó por un nombre sucio.
Mientras Noel se alejaba, riendo, un Asher sonrojándose dirigió una
mirada hacia mí.

—Lo siento. Pueden ser realmente... lanzadas. Una vez más, me


sorprendió. Fisher ya habría estado alrededor de esas dos chicas, un
hecho muy triste que no había aprendido hasta después de que yo estuve
comprometida con ese gilipollas.
Sí, había sido una especie de decepción el oír que dormía con una nueva
chica prácticamente cada vez que salía en público sin mí. Tomé un
pequeño sorbo de mi cerveza mientras estudiaba la cara de Asher,
observando su mirada por encima del hombro a las damas que Noel había
espantado. Su expresión me confundió. Vi el destello de interés;
definitivamente no le importaba lo que vio. Pero también había una
desconfianza que no compaginaba con su atracción inicial a ellas.
— ¿Y... no te gustan lanzadas? —No podía dejar de preguntar. Pasó su
mirada hacia mí, sus ojos verdes llenos de sorpresa. Luego se encogió de
hombros.

—No lo sé. Es que... —Movió sus hombros otra vez—. Supongo que me
gusta ser el que perseguir, ya sabes. —Con una última mirada a las
mujeres que había rechazado, añadió—: Y no he tenido la oportunidad de
hacerlo por un tiempo.

—Puedo imaginar. —Definitivamente había experimentado el mismo


sorteo que todas las demás mujeres tuvieron esta noche.

Fue probablemente constantemente perseguido por una muchedumbre


cachonda. Acercándose, bajó la voz y admitió—: Es vergonzoso como la
mierda. Todas ellas se agolpan a mí alrededor como si yo fuera algo, no sé,
asombroso, y no saben una mierda sobre mí. Sólo soy un tipo normal, y no
puedo dejar de pensar que sólo estarían decepcionadas si realmente
llegaran a conocerme.
Oh, no estuve de acuerdo en ese punto. Hasta ahora, él estaba resultando
ser muy interesante... y cada vez más interesante, por el momento.
Entonces, gracias a Dios Jodi apareció, antes de que pudiera decir nada,
porque puede ser que se me escapara que pensé que no era en absoluto
aburrido.
Ella se deslizó contra mí, riendo, obviamente borracha hasta el culo, y casi
me tiró de mi taburete, en dirección a Asher. Tuve que poner un pie y
cerrar de golpe la mano sobre la barra para agarrarme.

—Hola, puta —exclamó, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello y


dándome un gran beso descuidado en mi enmascarada mejilla—. Oh, Dios
mío, estás tan caliente esta noche. ¿Te he dicho lo bien que te ves en ese
disfraz? ¿Vas a llevarme a casa? Podría darte una falsa mamada en el
coche. Me sacudí dejando escapar una risa nerviosa, contenta de que ella
no le había dado mi identidad aún, sin embargo, aparte de la referencia de
puta y ofrecer la falsa mamada, esperaba que Asher no captara eso. Aun
así, ella estaba tan perdido que en realidad podría delatarme pronto.

—Al parecer lo haré —le contesté, deslizando un brazo alrededor de su


cintura para mantenerla en posición vertical—. Estas como una cuba,
chica.
—Se siente bien —respondió, inclinando la cabeza hacia atrás, sólo para
avistar de quien estaba sentado al lado.
Destellando los ojos abiertos, se quedó sin aliento—. Oh, Dios mío, ahí
está ese tipo magnífico cantante de tu banda de nuevo. ¿No quieres
lamerlo? —Ella comenzó a subir en mi regazo y arrastrándose a través de
mí para llegar a él—. Hola... ¿Asher Hart? ¿Puedo lamerte?

—Jodi. —La arrastré de vuelta al otro lado—. Abajo muchacha. Nada de


lamer a mis compañeros de banda. Ella arrugó la nariz e hizo un mohín
con la cara.

—No eres divertido. Además. —Su lengua salió meneándose hacia


mí—. Acabo de dar a ese hijo de puta de Billy sexo oral debajo de la mesa
para conseguir mi ropa interior de vuelta. Y mi lengua estaba por todas
partes… Puse mi mano sobre su boca para callarla.

—Puaj. —Entonces me acordé de donde ella acababa de tener esa boca, y


quité rápidamente mis dedos para acabar con ellos en mi pantalón.
Echando un vistazo a Asher, me encogí y susurré palabra, lo siento. Él se
limitó a reír.

—No te preocupes por eso. Pero seguí haciendo hincapié.

— ¿Cuánto tiempo piensas que va a tomar limpiar el escenario? Haciendo


un gesto con la mano, negó con la cabeza.

—No te preocupes por eso. Yo me encargo de todo. Solo lleva a esta


encantadora dama a casa de forma segura, y estaremos en paz. Jodi rió
entre dientes y apoyó la cabeza en mi hombro.

— ¿Escuchaste eso? Me llamó encantadora.

—Él también te llamó una dama, por lo que también es obvio, que bebió
demasiado también.

—Oye —murmuró Jodi con indignación y pellizcó el interior de mi brazo


en el punto más blando, haciéndome saltar y retorcerme. Junto a
nosotros, el teléfono de Asher sonó, impidiéndole tener que responder.
Mientras respondió, mi compañera de cuarto se inclinó a mi oído y en voz
alta susurró—: ¿Le has dicho ya que eres una chica? Dijiste que ibas a
decirle justo después de la noche del concierto.
Apuesto a que querrá saltar sobre tus huesos cuando se entere.

—Shh... —le susurré, frunciendo el ceño mientras agitaba una mano para
callarla—. Aún no.

Después de esta noche, mis objetivos habían cambiado. Todavía estaba


pensando demasiado en algunas de las vertiginosas prisas que había
conseguido de tocar para la gente, la gente que nos animaban y me
encantó lo que hicimos para ellos.
Y luego Asher... sentado aquí, hablando con él... me di cuenta de que no
quería dejar la banda.

Así que necesitaba un nuevo plan. Necesitaba tratar esto con delicadeza,
de una manera en que podía convencer a los chicos para mantenerme
después de que les revelara mi verdadera identidad.
Si jugaba mis cartas, tal vez podría convencerles de dejar que me quede
como una chica. Antes de que pudiera explicar todo eso a Jodi, sin
embargo, Asher me agarró del brazo.

—Santa Mierda, Sticks, no vas a creer esto. —La emoción irradiaba de su


voz mientras seguía sacudiendo mi hombro con fuerza—. Ese fue algún
dueño del casino de Chicago. Él estaba aquí esta noche y vio nuestro
show. Y quiere que toquemos en uno de sus clubes. El próximo sábado. Él
nos ofreció dos mil dólares por una noche. ¿Puedes creer esa mierda? Mi
boca se abrió en shock mientras Aser echaba atrás la cabeza y soltó una,
feliz, risa aliviada.

—He estado trabajando durante más de un año para conseguir que nos
den una oportunidad como esta. Entonces estás con nosotros una noche,
una jodida noche, y boom, tenemos una oferta del jodido Chicago. Eres
una especie de buen pedazo de suerte, ¿lo sabes?

—Yo... —No hay palabras viniendo. Negué con la cabeza, sintiendo algo
del mismo asombro como él, y también ganando un montón de nervios.

Pero realmente, a pesar de eso... ¡A la mierda! No le podía decir lo que era


ahora. ¿Y si se molestaban los chicos lo suficiente para echarme de la
banda? ¿Entonces, donde acabarían? Ellos necesitaban un baterista para
el próximo fin de semana.
No podía defraudarlos. No podía defraudar a Asher. Se veía tan adorable
volviéndose loco cuando estaba emocionado como ahora. Y sí, maldita
sea, realmente quería tocar en ese bar en Chicago, también. Así que, sí,
supongo que esto significaba que Sticks, el tipo baterista, iba a tener que
pasar el tiempo alrededor un poco más.
13

Parte 1

Asher

Esa llamada. Maravillosa, increíble y que te cambia la vida. Desde que la


recibí, he sido un manojo de anticipación y nervios.
Todo el asunto apestaba a Pick, sin embargo. Quiero decir, en serio. ¿Por
qué un exitoso dueño de un casino de Chicago estaría aquí en Ellamore y
dentro del club Forbidden, de todos los lugares, para incluso escucharnos
tocar?

Tenía una sensación de que mi nuevo hermano había tirado de algunos


hilos para llevar al tipo dentro del edificio. Y sip, cuando fui a preguntarle
directamente a Pick sobre esto, de repente estaba demasiado confundido
y ocupado para hablar.
No tenía idea de qué hacer con eso. ¿Sólo agradecerlo y seguir adelante?
¿Tratar de recompensarlo de alguna manera? ¿Decirle que se detuviera
porque sabía que un día se arrepentiría de ayudarme? No estaba seguro,
así que decidí ni siquiera pensar en eso por ahora. Me concentré en los
pros…como el hecho de que NonCastrato acababa de recibir una
oportunidad única en la vida.
Cosas buenas estaban a punto de suceder, podía sentirlo, como algún tipo
de descarga de adrenalina disparándose por mis venas. Tenía a mi musa
desenfrenada con ideas para canciones y mi insomnio crónico alcanzó un
nuevo nivel. La tarde después de la llamada, me senté en el asiento de una
vieja bicicleta fija, garabateando letras en mí cuaderno. Me detenía cada
pocos segundos para cantar las palabras en mi cabeza, luego marcaba una
frase aquí, o a veces toda una línea que no funcionaba allá y escribía algo
nuevo encima o debajo de eso.
Acababa de elaborar una estrofa que hacía mi sangre bombear con
entusiasmo, cuando alguien llamó.

—Toc, toc. Levantando la vista, le sonreí al nuevo baterista.

—Oye, hombre. Llegas temprano de nuevo. Eso se volverá una costumbre,


¿cierto? Sticks se encogió de hombros mientras entraba al garaje,
sosteniendo una bolsa de comida para llevar de un restaurante, que
mierda…olía muy bien.

—Y aquí, también tengo que llegar más temprano que tú —mencionó.

—Touché —murmuré, viéndolo sentarse en la banqueta de su batería y


abrir la bolsa, sólo para sacar una cosa con aspecto de burrito frito que
hizo mi boca agua y me recordó que había pasado mucho tiempo desde la
última vez que comí.
Nunca me acordaba de comer o dormir cuando tenía un ataque de
escritura. Pero cuando hundió sus dientes en el empanizado frito, no pude
soportarlo.

— ¿Qué demonios es eso? —exigí—. Huele increíble.

Deteniéndose a la mitad de una mordida, levantó las cejas y miró en mi


dirección. Luego tomó un bocado, masticó un segundo y finalmente cubrió
su boca con la mano antes de decir—: Lo siento. Tuve que venir directo
del trabajo y estaba muriendo de hambre.

—No —Agité la mano—. No me importa si tienes que comer. Lo que sea.


Está absolutamente bien. Quiero decir, ¿específicamente qué es eso que
estás comiendo?

—Oh. Es una chimichanga. —Cuando lamí mis labios, arqueó una ceja y
me lo tendió más alto en mi dirección—. ¿Quieres uno? Tengo más en la
bolsa.

— ¿En serio? —Me puse de pie al instante—. Mierda, sí, quiero uno.

Sonrió con suficiencia, sacó otra chimichanga y me la entregó. La


desenvolví y le di mi primer mordisco, apenas dándole las gracias antes
de meterme de lleno a ello y eso fue todo; estaba muerto.
Pasamos los próximos minutos en silencio, inhalando discretamente
nuestra comida antes de que pudiera formar una palabra coherente.
Finalmente, señalé mi casi terminada chimichanga y anuncié con la boca
llena—: Esto es bueno.
—Lo sé —Sticks limpió su boca con una servilleta—. Mi familia es dueña
del restaurante. Crecí con esta mierda.

—Bastardo afortunado. —Hice un pequeño gemido y cerré mis ojos


cuando tragué el último pequeño bocado que tenía. Tomando nota del
nombre del restaurante a un lado de la bolsa, decidí que tenía que ir
pronto a Castañeda’s por un menú completo.

—En serio, no era mi intención interrumpir lo que sea estabas haciendo


—hizo señas a mi cuaderno abandonado al otro lado de la habitación. Me
encogí de hombros.

—No te preocupes. Ya había escrito lo que necesitaba. ¿Tienes algún


alimento extra allí que no quieras? Con una risita, buscó dentro de la
bolsa.

—Tengo un par de empanadas. No tenía idea de lo que era eso. Pero


cuando me lo dio, mi boca se hizo agua.

—Eres un maldito santo.

Me observó comer deprisa por unos segundos antes de levantar las cejas
y abrir la boca para decir algo. Cuando no lo hizo, le hice una seña para
que hablara. Sus hombros cayeron una fracción antes de aclarar su
garganta.

— ¿Recuerdas el otro día cuando dijiste que podía revisar todas nuestras
canciones? —Cuando asentí, se avergonzó—. ¿Todavía está en pie esa
oferta?

—Seguro. —Me limpié las migas de los dedos sobre los muslos de mis
jeans, tentado a lamerlos para limpiarlos—. La caja está por allá.
Normalmente la mantengo aquí en el garaje porque parece más fácil de
esa manera. Menos probabilidades de extraviar algo.

Asintió y dejó la bolsa al lado de su asiento. Mientras marchaba hacia la


caja, volví a la bicicleta y traté de crear una línea para completar las
últimas que había escrito, pero nada parecía ser adecuado.
—Oye, aquí hay un par de facturas también —dijo fuerte de repente,
haciéndome echar un vistazo para verlo frunciendo el ceño a mi caja.

—Sí —agité mi bolígrafo—. Puse todo lo relacionado con la banda ahí.


Como un archivador. Es simple y me ayuda a mantener un registro de
donde están las cosas.

— ¿En serio? —Sus cejas se alzaron con incredulidad—. Porque no sé


cómo puedes encontrar una mierda aquí. Esto es un maldito desastre.
Tuve que reírme ante el horror en su rostro.

—Siéntete libre de organizarlo como quieras — dije—Sólo no pierdas


nadas. Resopló.

— ¿Te preocupa que yo pierda algo? Increíble.

—Oh, cállate, sabelotodo —me reí y releí la última línea, finalmente


inventando una nueva.

Holden llegó entonces. Gally tardó otros cinco minutos en aparecer,


durante los cuales continué haciendo arreglos a mi canción, Stick intentó
sonsacarle una conversación a Holden mientras llenaba de papeles el piso
alrededor de la caja, pero no tuvo muchas más suerte que yo.
Sólo le contestaba con un par de gruñidos y un asentimiento, o una
sacudida de cabeza. Una vez que todos llegaron, solté mi bolígrafo y papel
y pasamos una buena media hora discutiendo que canciones queríamos
cantar para el concierto de Chicago.
Para el beneficio del nuevo baterista, agregué “Hot to Teacher” a nuestras
lista de covers ya que no teníamos suficientes composiciones originales
aún para cubrir un show completo; y me recordaba a Noel, qué folló con
su profesora de universidad y se casó con ella.
Se río con placer cuando mencioné esa elección, lo que me hizo sonreír.
Nadie se metió en serio con la selección de canciones que hice; fue el
orden en el que quería cantarlas lo que hizo que Gally saliera por la
tangente.

—Hombre, “StoneHearted” es nuestro mayor éxito. Tenemos que


comenzar con esa mierda.
—No estoy de acuerdo —dijo Stick—. Ningún concierto en el que he
estado comenzó con su canción más popular. Tienes que esperar hasta
más tarde, para que la gente tenga tiempo de aparecerse y entonces
hacerlos quedarse un poco, esperando por ella.
En los tres cuartos del show es mejor. Qué es exactamente donde la había
puesto. Le envié una sonrisa agradecida, pero Gally resopló.

—Cállate, marica. No tienes nada que decir en esto.

— ¡Oye! —Mirando al bajista, grité—: ¿Podrías parar ya con los


comentarios despectivos? Y si, puede opinar. Sticks es tan miembro de
NonCastrato como cualquier de nosotros ahora.
Gally nos envió una ronda de gruñidos obscenos, pero al menos cerró la
boca antes de cruzar los brazos sobre su pecho de mala gana y
murmuró—: Lo que sea.

—Creo que tiene que ir más adelante, también —dijo finalmente Holden.

—Tres contra uno —le dije a Gallay con tal vez con demasiado regocijo.

—Dije lo que mierda sea —ladró—. Pero creo que entonces deberíamos
empezar con esa canción de Kongos. “Come with Me Now”

—En realidad, probablemente deberíamos comenzar con una


original —argumentó Sticks.

Sabía que Gally iba a decir otra cosa totalmente fuera de lugar y estaba
completamente preparado para darle una reprimenda por ello pero al
último segundo, cerró la boca y alisó su cresta, que era de color verde hoy.

—Demonios, ¿Por qué simplemente el chico gay aquí no lo decide todo?

—Honestamente —dije—Ya tenía un orden planeado, y si, la primera


canción que puse fue “Ceilings” Mostrándome los dos pulgares arriba,
Stick articuló, Buena elección Tuve que apartar la mirada para no sonreír,
lo que tenía la sensación de que enfadaría aún más a Gally.
Así que leí la lista completa que había planeado. Cada uno tenía su propio
aporte, así que la adaptamos hasta que casi todos estuvieron felices. Para
cuando en efecto practicamos alguna de las canciones, estaba tan listo
para ahogarme en la música que elegí las más vocalmente desafiantes que
me obligaron a poner todo en mi voz.
Cuando terminamos mi garganta estaba un poco dolorida por el ejercicio,
pero me sentía mejor que nunca, logrando una satisfacción que sólo
obtenía cuando cantaba.

—Mierda, hombre —dijo Stick con asombro—Claramente puedes cantar


a todo pulmón una melodía cuando quieres.

Le sonreí, divertido ante la forma que dijo su cumplido.

—No seas tan mezquino contigo mismo, chico de la batería. No estabas


mintiendo cuando dijiste que hiciste una buen interpretación de “Hot for
Teacher”

—Oh, Jesús —gimió Gally—. Me iré antes de que ustedes dos comiencen a
elogiar las carteras y los moños de cada uno. Vayan al centro comercial
juntos o algo, y ya sáquenlo de sus sistema. Mierda. Con eso, se echó la
correa de su guitarra al hombro y se fue pisando fuerte del garaje.

—No le gusta cuando no se sale con la suya —dijo Holden con voz
profunda y tranquila.

—Eso o simplemente es su momento del mes —agregó Sticks. Me reí.

—Bueno, creo que tenemos una lista decente para tocar el sábado, a pesar
de su humor.

—Absolutamente —se puso de pie y estiró sus músculos—. Vamos a


sacudir tan salvajemente ese club. —Volvió a la caja con partituras y
facturas, retomando donde lo había dejado en su autoproclamada tarea
de organización Guardé mi guitarra y Holden hizo lo mismo, diciéndonos
adiós con la mano antes de deslizarse sigilosamente por la puerta
automática.

Stick miró en mi dirección cuando encontré un lugar más cómodo para


sentarme que el asiento de la bicicleta y subí mi trasero a la marcada y
vieja mesa de noche. Frunció el ceño.
—No tienes que quedarte aquí sólo por mí. Cerraré la puerta cuando me
vaya.

—Está bien. Tenemos que cerrarla con candado también, y todavía no


tengo la llave. Así que, sí, en cierto punto tengo que quedarme.

—Oh. —Se puso de pie súbitamente—. Mierda, lo siento. Puedo irme


entonces. No era mi intención mantenerte aquí.

—No, en serio —Le hice señas para que retrocediera—. No estoy


apurando. No tengo que estar el trabajo hasta dentro de una hora más o
menos. Y esto… —Apunté el cuaderno en el que estaba escribiendo—.
Puedo hacerlo aquí tan fácilmente como en casa.

Volvió a sentarse cautelosamente al suelo dónde había estado sentado


con las piernas cruzadas.

—Bueno, sino te importa…creo que terminaré de organizar esta mierda o


enloqueceré. Con una carcajada, agité mi mano.

—Haz lo que quieras, hombre. Así que trabajamos en social silencio por
un tiempo hasta que dijo de repente—: Todas estas canciones están
escritas con la misma caligrafía.

—Sí —Levante la vista con curiosidad—. ¿Había una pregunta ahí?

—No, yo sólo… —miró la partitura, luego un par de otras páginas.


Entonces levantó rápidamente la cabeza para mirarme boquiabierto.

—Espera. ¿Tú…? Arqueé una ceja, esperando que continuara. Finalmente,


soltó abruptamente —: ¿Cuántas canciones para NonCastrato escribiste
tú personalmente? Incliné la cabeza a un lado, confundido.

—Todas. ¿Por qué?

— ¿Tod…todas? —Graznó

—Sí, claro. ¿Incluso “Ceilings”? Incapaz de contenerme, sonreí.


—Sí. ¿Por qué? ¿Te gusta esa, cierto? —Sabía que sí. Era la única que
había pedido.

—Me encanta —dijo efusivamente—. No puedo creer que escribieras eso.

—Sí, puedo ver que es tu favorita. ¿Qué hace que te guste tanto? Levantó
una mano como si fuera a correr el cabello de sus ojos, cuando no había
nada en su rostro.

—No lo sé…—El movimiento me hizo fruncir el ceño porque había visto a


Caroline hacer eso con su cabello muchas veces. Me pregunté si tuvo el
pelo largo reciénteme—. Me recuerda a mi mamá, supongo —contestó
finalmente. Eso llamó mi atención.

— ¿En serio? ¿Tú mamá? Con un asentimiento, murmuró—: Si, ella


uh…estuvo muy metida en la drogas por un tiempo cuando yo era más
joven. Lo entendí inmediatamente.
Ceilings era una canción deprimente. La letra contaba el viaje de una chica
que pasó su vida mirando techos durante sus momentos más cruciales. Se
enamoró mientras clavaba los ojos en techo desde el asiento trasero del
auto de su novio. Luego contempló el cielo raso de un taller mecánico
dónde se escondía cuando un tiroteo desde un coche le quitó la vida.
El techo del hospital es lo que miró mientras daba a luz al bebé de su
amante muerto a los dieciséis. Y ella lloró en ese mismo lugar cuando
tomó la decisión de escaparse del hospital y abandonarlo.
Cuando su familia se rehusó a tener algo que ver con ella, se enganchó con
un distribuidor de drogas que la convirtió en una repugnante adicta. Y
observó el techo de su baño mientras trataba de abortar al bebé con el
que el traficante la había embarazado.
Y finalmente, miró fijamente el cielo raso de la sala de su casa donde él la
mató.

—Es una historia tan conmovedora y demasiado realista que siempre


envía escalofríos por mis brazos. —Los frotó ahora cuando se le puso la
piel de gallina—. Y cada vez que la oigo, no lo sé…automáticamente
pienso en mi mamá.

Lo miré en silencio, experimentando una extraña conexión con él que


nunca tuve con nadie antes. Porque lo que dijo…era exactamente así para
mí, también. Siempre pensé en mi mamá cuando la canté. Probablemente
porque era sobre ella, pero lo que sea.
13

Parte II

Remy dio un repentino y autoconsciente encogimiento de hombros.

—Quiero decir, si su familia no hubiese tenido una correa tan apretada en


ella, fácilmente podría haber visto a mi mamá caer en ese tipo de vida,
liándose con un tipo que la golpeara hasta matarla y eso.
Maldición, si no fuese por mi tío y abuela, ella probablemente me hubiese
dejado en el hospital o tratado de abortarme. Mi corazón dio un vuelco en
mi pecho, porque totalmente entendía lo que él decía.

—Eso apesta — murmuré—. ¿Qué terminó pasándole a ella? —Pero ya


sabía que no podía ser un final feliz. No conocía a nadie que se hubiese
metido en las drogas y luego encontrado un buen final.

Sticks bajó la mirada a sus manos.

—Se arruinó el cerebro y terminó en una institución mental.

—Jesús. —Negué con la cabeza, simpatía llenándome—. Lo siento,


hombre. Pero él solo se encogió de hombros.

—No es tu culpa. Yo soy quien es el peor hijo que existe, porque no puedo
soportar visitarla. Duele demasiado. Nunca recuerda quien soy. La última
vez, pensó que yo era su hermana.

Fruncí el ceño. Entonces dije—: Quieres decir, ¿ella pensó que ella era tu
hermana? La expresión en el rostro de Sticks se congeló antes de que
negara con la cabeza.

—Eh... sí. ¿Qué dije? —Dijiste que ella pensó que tú eras su hermana.

—Oh. Mierda. Lo siento. Como sea, si no fuese por Abuela y Tío Alonso, es
difícil saber dónde habría terminado, pero estoy bastante seguro de que
no hubiese sido en ningún lugar bueno. Cuando comenzó a jugar con el
collar que usaba, levanté una ceja.
— ¿Abuela? —Sí, ese es el español para grandmother.
Ella, junto con el hermano mayor de mi mamá Alonso, además de un par
de sus hermanos menores, y todas su familias vinieron a los Estados
Unidos dos años antes de que yo naciera.
Son un gran grupo demasiado religioso que siempre se mete en los
asuntos de los demás, pero... de alguna manera los respeto por eso. Nos
mantiene juntos, tú sabes, se preocupan, lo que es muchísimo mejor de lo
que sé estaría si estuviese solo.
Continué observándolo jugar con el medallón antes de que mi curiosidad
me ganara.

— ¿Es una reliquia familiar?

— ¿Mmm? Oh, ¿esto? No. Bueno... supongo, sí. Abuela me dijo que era de
su madre pero en realidad es solo un colgante de la Virgen de Guadalupe.
Niego con la cabeza.

— ¿Quién? Sticks sonríe.

—La santa... Guadalupe. Es famosa en México. Si ves a alguien usando


esto, probablemente es mexicano. Personalmente, no soy muy religioso,
pero... no sé. Me gusta usarlo de todos modos.
Me recuerda a mis raíces, mi familia. Me hace sentir cómodo, como si
estuviese en casa otra vez. Mi familia...
Es extraño, pero nadie puede volverme tan loco como ellos. Son todos,
como, completamente diferentes a mí, pero... hay algo sobre ellos que
adoro. Amo su cultura, y orgullo latino, y todo lo que les hacer ser ellos.
Son mi herencia. Mi fundación.

—Eso es genial. —Observé el oro de la imagen de Guadalupe brillar en la


luz y de pronto deseé tener alguna herencia familiar también. Pero nop—.
No tengo nada como eso. —Bajé la mirada a mis pies donde estaba
enrollando una cuerda de guitarra alrededor de la punta de mi
zapato—. Mi mamá... ella es la chica en la canción.
Entonces mis raíces, una fundación familiar, consiguieron ser eliminado
de la faz de la tierra con ella. No tengo idea de por qué le dije eso. Es solo
que... él me había dicho sobre su madre. Se sentía bien decir algo sobre
mí, especialmente desde que ambas habían caído en adicciones similares.
Frunció el entrecejo un segundo antes de que sus ojos se desorbitaran.
— ¿Quieres decir en “Ceilings”? ¿Escribiste eso sobre tu madre? ¿Es todo...
real?
Asentí. —Cada palabra.

—Pero... —Negó con la cabeza, y pude adivinar que estaba tratando de


averiguar qué niño era yo; el que ella había dejado en el hospital o el que
había tratado de abortar. Así que dije—: Yo fui su intento fallido de
aborto, el error que cometió con el traficante de drogas. La boca de Remy
se abrió.

—Wau. Así qué, espera... Entonces, ¿tu papá...?

—Está en la cárcel. Statesburg —añadí estúpidamente.

—Santa mierda. ¿Dónde estabas tú cuando él, tú sabes...?

— ¿La mató? Sentado en el sofá. —No tengo idea de por qué respondí su
pregunta. No quería hablar de ello. Pero entonces solo seguí...
conversando—.
Comiendo un plato de cereal y mirando los Power Rangers en la
televisión. Esa aplastante vieja y familiar sensación de culpa me invadió.
No seguro de cómo combatirlo, pasé una mano por mi cabello.

—Llegó una mañana de haber estado en cualquier parte, probablemente


con otra mujer, y preguntó dónde estaba ella. Sólo le respondí que estaba
en su habitación, no me moleste en decirle que no estaba sola. Y no me
molesté en correr a avisarle que él había llegado a casa.
Solo me metía en problemas cuando me metía en la mierda que tenía.
Pero, Jesus, no puedo evitar preguntarme... si solo hubiese hecho algo esa
mañana en lugar de comer mi desayuno y mirar la televisión, las cosas
habrían sido diferentes.

— ¿Cuántos años tenías? —preguntó Sticks despacio.

Niego con la cabeza. No importa. Era lo suficientemente mayor para saber


que pelearían cuando la él la encontrara en la cama con uno de sus
compañeros traficante de drogas. Pero digo—: Siete.

—Jesús. ¿Qué demonios se suponía que debías hacer a los siete?


—No sé. —Observé la muralla, viendo nada—. Algo.
Cuando él finalmente fue ahí y los encontró juntos, aún no hice nada. Mi
papá comenzó a gritar y el otro tipo salió corriendo de la habitación,
poniéndose sus pantalones. Entonces mamá comenzó a gritar.
Supongo que empacó una bolsa y amenazó con irse porque entró hecha
una furia a la habitación delantera con una maleta, ropa saliéndose por
los costados. Cuando trató de abrir la puerta principal...

—Espera. ¿Planeó dejarte ahí? —El shock en los ojos de Remy me hizo
encogerme en diversión.

—No fue la primera vez. Pero ella siempre volvía por más mierda para
inhalar, así que no estaba muy preocupado sobre no volverla a ver.
Cuando mi papá cerró la puerta para evitar que se fuera y la golpeó,
seguía sin sorprenderme. Se golpeaban todo el tiempo.
Y si trataba de ayudar a alguno, el otro se enojaría y me golpearía, así que
continué ahí sentado como un idiota... mientras él la mataba.

—Joder, Asher. Lo que hizo no fue tu culpa. Realmente no piensas que


podrías haberlo detenido y salvado, ¿verdad? Él simplemente se hubiese
enojado contigo y te habría matado a ti también.

—Hubiese podido correr y obtener ayuda —respondí—. Pero


simplemente me senté ahí y observé mientras la empujaba al televisor y
lo rompía. Cuando cayó sobre ella y salieron chispas por todas partes, ella
gritó por el dolor y yo solo... solo observé.
No fue hasta que ella estaba muerta y sus ojos sin vida estaban mirando al
techo que hice algo. Mi papá me miro con conmoción y pánico, y supe...
seguía yo. Había visto demasiado. Entonces... finalmente, ahí fue cuando
corrí.

— ¡Dios mío! —Sticks puso su mano sobre su boca—. ¿Dónde fuiste? ¿Te
atrapó? Temblé, de repente incomodo por haber compartido tanto.

—A la casa de unos vecinos. El viejo que vivía ahí me dejo quedarme hasta
que apareció la policía, así que no... Mi papá nunca me atrapó. No los vi de
nuevo ese día. El próximo lugar en que lo vi fue la corte cuando tuve que
dar mi testimonio.
—Demonios, eso es... intenso. Aclaré mi garganta y miré los papeles que
había dejado de clasificar y sostenía en un puño.

—Si quieres, puedes llevarte la caja a casa. Tráela después. No quería


quedarme aquí mucho tiempo más, no después de abrirme como lo hice.

— ¿Qué? —Sitcks miró a sus manos y luego saltó—. Oh, mierda. Lo siento.
Pero sí, seguro. Haré eso. — Comenzó a guardar las páginas dentro de la
caja, pero se congeló cuando vio algo que había ahí—. ¿Qué... qué es esto?
Se acercó la página para leer, sus ojos creciendo cada vez más a cada
segundo.

—Oh... joder —susurró.

— ¿Qué? —pregunté, curioso... pero además aliviado por el cambio de


tema. Mirando con una expresión aturdida, agitó lo que parecía una hoja
con mi escritura a mano con una de nuestras canciones.

—Esto no es... no tocamos esta canción. ¿De dónde salió?

Lo tomé de su mano e inmediatamente gruñí.

—Oh, Jesús. Necesito quemar esta maldita cosa.

— ¡No! —Sticks saltó a sus pies y lo arrancó de mí, solo para ponerlo
protectoramente contra su pecho, mirándome con horror—. No puedes.
Solo... ¿qué es esto? Suspiré, mis hombros cayendo en derrota. Hablar de
esto era casi tan malo como contarle lo que pasó entre mis padres.

—Es solo una estúpida canción que escribí luego de ver a una chica cantar
karaoke una noche en el bar.

—Esto es más que ver a una chica. —Su mirada escaneó la página—.
Querías saber todo sobre ella, casarte con ella y darle hijos. Hacerla tú
única chica...

—De acuerdo, ¡gracias! —Arranqué la canción de sus manos con un


ceño—. No tienes que leerme las letras. Yo las escribí. Recuerdo lo que
dije... desafortunadamente. —Cuando me miró como si me hubiese vuelto
loco, hice un gesto con la mano, dejándole saber que no era gran
cosa—. Mira, es solo una canción que una extraña que nunca vi antes o
veré otra vez inspiró, no significa nada.
Sticks entrecerró los ojos, dejándome saber que no compraba eso.

— ¿Entonces por qué estás siendo tan susceptible al respecto?

—Porque —apreté mis dientes—. La tocamos una vez en Forbidden. Una


vez. Una maldita vez, y todas estas mujeres se volvieron locas, tratando de
convencerme de que eran ella. ¿Y quieres saber la parte más loca? No creo
volverla a reconocer si alguna vez la veo de nuevo. La vi una vez, desde el
otro lado de la sala hace meses como por tres minutos.
Y además tenía novio, así que no entiendo porque todos hicieron un gran
asunto de ello.
No fue amor a primera vista como todos mis amigos me molestan. Sé eso.
Solo fue...

— ¿Lujuria? —preguntó Sticks con calma.

Hice una mueca ante la palabra, inmediatamente rechazándola.

—No. Quiero decir, sí, hubo eso también. Pero fue como... más. Como... ni
siquiera lo sé. Un deseo. Una esperanza. Una... —La palabra correcta me
falló hasta que la dije en voz alta—. Una posibilidad. Como si de repente
quisiera tratar algo que nunca tuve antes.

— ¿Una pequeña belleza latina? —susurró, luciendo casi herido. Pestañeé


en confusión.

— ¿Qué? Tomó la hoja del suelo y apuntó a la letra.

—Así la llamaste... en la canción. — ¿Lo hice? Oh sí, bien. Pero, no, eso no
es sobre lo que hablo en absoluto. No tenía nada que ver con las
apariencias, aunque ella era hermosa. Esto era más como... un
sentimiento. Algo cálido. Justo ahí, observándola cantar, era donde yo
pertenecía en el universo.
Como si hubiese encontrado mi lugar. Todo... se ajustó. La boca de Remy
cayó abierta. Dándome cuenta de que otra vez había compartido más de
lo que quería, aclaré mi garganta y rasqué mi nuca.
—Como sea, como dije, fue estúpido.
Solo un bache momentáneo en mi loco radar. Nunca la veré de nuevo, y
probablemente será mejor para ella. Cuando reí por la broma hacia mí
mismo, Sticks no se unió. En su lugar, se convirtió en una ráfaga repentina
de movimiento, guardando los documentos dentro de la caja mientras
espetaba—: Tengo que irme.

—Eh... —Miré alrededor, sorprendido por su anuncio repentino—. De


acuerdo. —Ahora me sentía realmente incomodo por decirle tanto.
Demonios.

¿Lo había espantado fuera de la banda porque había descargado un


montón de mi drama personal en él?

— ¿Estás seguro que está bien si me llevo la caja entera? —No hizo
contacto visual cuando preguntó.

Era como si de repente tuviese miedo de mirarme a los ojos, lo que me


hacía estar increíblemente consciente de mí mimo.

—Sí, está bien —dije—. ¿Está todo... bien?

— ¿Qué? —Levantó su mirada, sus ojos café ardiendo y lejos de estar


bien—. Sí, seguro. Lo siento, solo... recordé que tengo que estar en un
lugar. Justo ahora. Discúlpame, tengo que...

—Irte —terminé por él.

—Exacto —apuntándome con gratitud por reemplazar la palabra que él


había buscado, se levantó desde el suelo donde estaba agazapado. Cuando
se preparó para salir rápidamente, casi tropezó con la caja que estaba
cargando justo en mi estómago, así que di un paso atrás para darle
espacio, y finalmente pareció darse cuenta de que me encontraba justo
ahí.

—Mierda, lo siento. Uh... —me miró a los ojos de nuevo, y creo que vio
cuan preocupado estaba, porque dejó salir un suspiro y sus hombros
cayeron—. No es tu culpa, lo sabes. Entrecerré los ojos sin estar seguro de
a qué se refería, ¿No era culpable de haber traído una carga de
incomodidad en nuestra conversación, haciendo apurarse por irse? ¿O no
mi culpa que...?

—Que ella muriese —clarificó—. Tu mamá. En serio, solo piensa en cada


cosa que pudiste hacer ese día. Sabes que iba a terminar... como terminó.
La única cosa que pudo haber cambiado es que murieras con ella.

Di un paso atrás ante esas palabras. Había pensado en las cosas que
pudieron ser diferentes antes, y en cada realidad alternativa que creé en
mi cabeza, era capaz de salvarla.
Pero quizás Sticks tenía razón. En realidad, probablemente no hubiese
sido capaz de salvarla. Darme cuenta de eso me sorprendió. Sticks dejó
salir una respiración.

—Realmente tengo que irme. ¿Te veo el lunes? ¿En el ensayo? Asentí,
distraído por los pensamientos que puso en mi cabeza.

—Sí. Seguro. Te veo entonces. No noté cuando se fue. Me dejé caer sobre
la mesa de noche, ambas manos en mi cabello, y me pregunté... ¿tenía
razón Remy? ¿Había sido inevitable la muerte de mi madre? Quizás no era
tan culpable como siempre había temido.
14

Parte I

Remy

Irrumpí dentro de mi apartamento, con la caja oficial de NonCastrato


acunada en mis brazos, incapaz de dejar de pensar en todo lo que me
enteré durante el ensayo de hoy... o mejor dicho, todo lo que me había
enterado después del ensayo.

Saber de la infancia de Asher y sus padres fue suficiente para estallarme


la mente. Pero luego vi esa canción. Esa increíble y tremenda canción
alteradora de vida.
Ten no había estado loco después de todo. Una canción de NonCastrato
que nunca oí, existía de verdad. Y sabía por qué Asher se negó a volver a
tocarla. Era tan personal, tan reveladora, tan... Sobre mí.
Bien, puede ser sobre mí. Tal vez no. Yo no podía estar segura. Salvo que
encajaban todos los detalles. Por Dios, encajaban muy bien.

Con los pensamientos dispersos en millones de pedazos, dejé la caja sobre


la mesita donde siempre lanzaba mis llaves y cartera, vagamente
consciente de Jodi en el sofá viendo la televisión.
Por lo que yo noté, ella podría haberme saludado. No tengo ni idea de si le
contesté. Estaba demasiado ocupada revisando la caja para recuperar esa
canción. Una vez que la encontré, la página temblaba en mis manos
mientras releía la letra. Todo parecía bien. Y sin embargo... yo no podía
creerlo.
La idea de que Asher me vio una vez y quedó tan abrumado por el
encuentro que había escrito una... canción de amor sobre mí, fantaseando
con todo un futuro lleno de cosas que podrían ocurrir entre nosotros, era
más de lo que podía asimilar.

—Jodi —comencé, sin dejar de mirar los sueños manuscritos de Asher, al


tiempo que marchaba delante hasta que quedé entre la televisión y ella.
—Shh... —Sacudió la mano para que me apartara y pudiera seguir viendo
la pantalla—. Mira esto. —Hizo un gesto hacia... santo guacamole, ¿de
verdad miraba las noticias? ¿Quién era esta mujer y qué había hecho con
mi compañera de cuarto?

—Cerraron Statesburg —dijo—. Ya sabes, esa gran prisión no muy lejos


de aquí. Hubo un gran y confidencial escándalo sobre el último alcaide y
algunos reclusos actuales y pasados. Supongo que fue lo bastante malo
para que cerraran todo el lugar, y al parecer, no hay suficiente espacio en
las cárceles de los alrededores para albergar a todos sus presos, por lo
que van a simplemente... dejar libre a algunos de ellos.

— ¿Qué? —Me giré para mirar boquiabierta las noticias.

—Lo sé. Todo el que tenía previsto libertad permanente o condicional


para este año, va a salir. Eso es como cincuenta nuevos delincuentes en
las calles con nosotros. ¿Qué clase de mierda es esa?

—Aterrador —murmuré, mirando la pantalla mientras la cámara del


periodista enfocaba el exterior de la prisión estatal, donde las puertas se
abrían para dejar salir el último autobús lleno de condenados que iban a
mandar a otras prisiones—. ¿Cuándo pasó esto?

—Al parecer, ha estado sucediendo desde hace un par de semanas. Pero la


noticia acaba de darse a conocer.

—Statesburg está como a solo unos treinta kilómetros de aquí, ¿no?

—Por muy lejos que sea eso, es demasiado cerca. —Jodi se estremeció y
se abrazó a sí misma—. Voy a invertir en un maldito Taser. —Entonces
ella me miró y resopló cuando miró mi máscara—. Y si fuera tú, me
quedaría de esa forma por un tiempo. Si liberaron a algún violador, estás
mucho más segura como un hombre. Rodé los ojos, pero la mención de mi
máscara me recordó... Sticks. La banda. Asher y su canción.

—Oye. —Me senté a su lado y traté de actuar de forma causal—. ¿Te


acuerdas de la noche que fuimos a Forbidden hace unos meses y
cantamos en el karaoke?
—Claro. —Su atención volvió a la televisión mientras se mordía una
uña—. Cantamos “All About that Bass”, ¿verdad?

—Sí. —Esa parte me acordaba. Y es exactamente lo que cantó la chica en


la canción de Asher... con su amiga pelirroja... es decir, Jodi... tal vez—. ¿En
ese momento yo seguía de novia con Fisher? Ella rodó los ojos y gimió.

—Sí. El imbécil me dijo que mi voz se parecía a dos gatos callejeros


apareándose.

—Qué idiota. —Arrugué la nariz, aunque sí, por desgracia, sonaba


exactamente a algo que podría haber dicho Fisher. Pero todos los
problemas con él habían terminado. Ahora... Yo estaba demasiado
concentrada en Asher para pensar en Fisher—. ¿Te acuerdas de lo que
usaba yo?

—En realidad no importa. —Puso los ojos en blanco—. Nunca te pones


nada emocionante cuando vamos a bailar. Solo esas estúpidas camisetas
que tienes de los conciertos.

—Lo sé. —Me mordí el labio y volví mi mirada a la canción, releyendo la


oración sobre la latina bonita con la camiseta de Incubus que había
sacudido el mundo de Asher Hart. Las noticias deben haber pasado a
diferentes temas, menos interesantes porque Jodi se centró de pronto en
mí.

— ¿Qué pasa con todas las preguntas? ¿Y qué es eso? Ella agarró el
pedazo de papel, y le expliqué mientras comenzó a leerlo.

Después de que le conté todo y ella hojeó la canción de nuevo, quedó


boquiabierta.

— Mierda, Remy. Somos nosotras. Asher Hart escribió una canción sobre
nosotras. —Su mirada con ojos abiertos aterrizó en mí—. Sobre ti. Tragué
saliva.
—Sí... eso parece, ¿no?

— ¿Qué quieres decir con que eso parece? Puta, esto es sobre... nosotras.
Sacudiendo la cabeza, tuve que negarlo. Era mucho... Demasiado.
—Tal vez no.

—Oh, créeme. Sí es.

—Jodi —gemí—, no puede ser. ¿Qué diablos haría yo si esto termina


tratándose de mí? Me gusta mucho.

—Entonces cuéntaselo de inmediato y consigue un boleto para el mejor


asiento en el expreso Asher Hart, porque vaya... Él te escribió una maldita
canción, puta. Ten sexo salvaje con el chico como agradecimiento.

Uf, por supuesto que no lo entendería.

— ¿Estás loca? No puedo hacer eso. Ahora soy su compañero de banda. Él


cree que soy un chico. Dios mío, si se entera de lo que soy realmente,
pensaría lo mismo que Ten, que sabía acerca de la canción todo el tiempo
y esto fue solo un intento jodido para acercarme a él.

Oh... maldición.

—Puse la mano sobre mi frente y el látex de mi máscara me sorprendió,


porque me había olvidado que todavía la tenía puesta—. ¿Qué voy a
hacer, Jodi?

***
Como yo no era mi compañera de cuarto y todas mis respuestas no
terminaban con sexo, veté la idea de “tener sexo salvaje con Asher Hart”.
Jodi y yo decidimos que teníamos que ir a la noche de karaoke otra vez,
conseguir algunas respuestas y descubrir la verdad... o las dudas
constantes nos llevarían a la locura.
No tengo ni idea de por qué fui como Sticks. Asher me había dicho que era
probable que no reconociera a su chica con la camiseta de Incubus
aunque volviera a verla y era aún más probable que no me reconociera
como la chica que trató de entrar a su banda debido a mi peluca, pero yo
no quería correr el riesgo. Así que me puse mi máscara, torso falso y
bragas de hombres, a continuación, Jodi y yo fuimos al club.
Grim no trabajaba esta noche, así que me pregunté si este gorila era el
chico Harper que mencionó Asher. Cuando llegamos a la parte delantera
de la fila, yo ya deslizaba mi mano en el bolsillo trasero para sacar nuestra
cuota de inscripción y la identificación, pero Jodi tuvo que señalar en mi
dirección.

—Él está con la banda. Le envié una mirada severa, pero el gorila nos dio
una enorme sonrisa.

—Oh, ¿eres Sticks, el nuevo baterista? Hola, hombre, encantado de


conocerte. Soy Harper. —Extendió una mano para estrecharla conmigo,
así que me aclaré la garganta y traté de sacar mi actitud de “chico”.

—Hola —dije, haciendo la inclinación de cabeza que hacían los hombres.


Harper tenía mucho mejor temperamento que Grim. Él no pidió
identificación, y dejó que Jodi y yo pasáramos sin cobrarnos.

—No puedo creer que haya funcionado —le dije, mirando hacia atrás, solo
para asegurarme de que nadie nos perseguía en busca de dinero. Jodi
sonrió.

— ¡Por supuesto que sí! Ahora eres VIP aquí. Vamos a ver si también
podemos conseguir bebidas gratis. —Cuando enganchó su brazo con el
mío, traté de detenernos.

—Mejor no. No exageremos.

Me encontraba un poco reacia a acercarme al alcohol en este momento.


Asher atendía el bar, y ahí es exactamente donde estaría. Claro, él fue la
razón por la que vinimos aquí esta noche, pero ahora que en realidad nos
encontrábamos aquí y en realidad podía descubrir que una vez en
realidad se sintió atraído por mí —la versión femenina de mí—, todo era...
sí. Todo me hacía repetir las palabras en realidad una y otra vez en mi
cabeza, y tuve un ataque repentino de miedo escénico.
Sinceramente, yo no estaba segura de cómo sería capaz de mirar a sus
increíbles ojos verdes otra vez. A Jodi no parecía importarle lo que mis
nervios estuvieran sufriendo. Ella agarró el brazo con más fuerza.

—Es por eso que estamos aquí, puta. ¡Momento de respuestas!


Arrastrada por el codo, la seguí pero discutía con ella todo el camino.

—Sabes, no estoy segura de por qué hemos venido aquí. Él puso todos los
detalles imaginables sobre su chica con la camiseta de Incubus en la
canción.
Y no es como si yo tuviera un lunar visible, tatuaje o un rasgo distintivo
que podría recordar de repente. Diablos, ni siquiera te reconoció a ti
como la secuaz que cantó conmigo cuando te conoció anoche. Así que, en
serio, ¿qué más podríamos sacarle? —Él no dijo el largo de su pelo o si era
más alta o más petisa que la secuaz. —Me pellizcó en el brazo,
haciéndome saltar—. Y eso es por llamarme una mísera secuaz, por
cierto. Puta.
No soy secuaz de nadie. Yo soy mi propia fuerza de la naturaleza, muchas
gracias. Eso era cierto.
Pero en lugar de disculparme, me reí de su ofensa, porque sabía que eso
era lo que ella quería que hiciera, hasta que de repente, nos hallábamos
en el bar y ya nada parecía tan divertido.

—No quiero hacer esto —me quejé, tratando de alejarme mientras Jodi
me empujaba hacia adelante.
Cuando finalmente me rendí, me fui hacia la barra, aplastando mi
estómago contra el borde y haciendo que el camarero más cercano se
girara con sorpresa.
No era Asher, gracias a Dios. Pero él era hermoso, y que me estuviera
mirando tumbada como una idiota en la barra hizo que mi cara se
calentara miserablemente dentro de mi máscara.
Le envié al camarero ardiente una mueca de disculpa y saludé.

—Hola... lo siento, por eso.

Él entrecerró los ojos un segundo antes de señalarme.

—Eres Sticks, ¿verdad? Asentí.


—Correcto. Y tú eres... ¿Mason? Sonriendo, me dio un pulgar hacia arriba.

— ¿Qué hay? ¿Puedo traerte a ti y a tu... —Miró a Jodi—...amiga algo de


beber?
—Quiero una piña colada —anunció de inmediato Jodi. ¡Maldita sea!
Fruncí el ceño. Por supuesto, ella bebería uno de esos justo en frente de
mí, cuando yo trataba de ser toda varonil.

—Claro que sí —dijo Mason y me miró—. ¿Sticks? Como me había


gustado la cerveza que me trajo anoche Asher, le pedí una de esas.
Mason se dio la vuelta para ocuparse de nuestro pedido, y Jodi se elevó en
puntillas para decirme al oído—: No veo a tu hombre. ¿Seguro que está
trabajando esta noche?

—Shh... —La callé—. Él no es mi hombre, y sí, estoy segura.

—Bueno, ¿dónde está? Fruncí el ceño, pero negué con la cabeza, insegura
de la respuesta mientras revisaba el lugar, buscándolo y temiendo tanto
como me aliviase el momento en que viera su oscuro cabello largo con los
reflejos rubios.
Dios, su cabello era increíble. Para agarrarlo con los dedos mientras se
grita por el orgasmo, así de increíble.

— ¡Oye, tú! Camarero sexy con la cicatriz —exclamó Jodi, haciéndome


sentir vergüenza mientras le hacía señas al segundo hombre detrás de la
barra que no era Mason—. ¿Asher está trabajando esta noche?
El chico que recordé que Asher llamó Knox hizo una pausa para enviarle a
mi compañera de piso un ceño fruncido.

—Eso es información clasificada, lo siento.

Sonreí, entretenida por lo protectores que eran con él sus compañeros de


trabajo. Debe llamar la atención de más mujeres de las que pensé
inicialmente.

—Pero yo estoy preguntando por ella —argumentó Jodi, señalándome


con su pulgar antes de corregirse rápidamente—. Quiero decir, por él.
Knox me miró. Le tomó un segundo antes de reconocerme, pero cuando
su rostro se aclaró, él asintió.

—Oh hola. No te había visto.


—No hay problema. Jodi, este es Knox, otro de los compañeros de trabajo
de Asher. Tú estabas... ocupada con otra cosa cuando me lo presentaron
anoche. Knox, esta es mi compañera de cuarto, Jodi.
14

Parte II

Ella estiró su mano susurrando—: Bueno, hola, precioso. Hola, a ustedes


dos. —Enganchó su barbilla hacia Mason cuando regresaba con nuestras
bebidas—. Han considerado estar en un trío juntos, porque sin duda me
ofrezco como voluntaria para ser la mujer en medio de su caliente
sándwich.

—Uh... —Mason se quedó inmóvil junto a un Knox igualmente inmóvil


mientras ambos miraban a Jodi con horror—. Tenemos novias.

—Oh, Dios mío —gruñó Jodi, levantando sus manos en derrota—. ¿Es que
cada maldito camarero caliente de aquí ya está tomado?

—Todos excepto Asher —contestó Mason, estableciendo nuestras


bebidas en frente de nosotros y agitando para que me detuviera cuando
saqué mi billetera para pagar.

Maldita sea, también me estaba acostumbrando a deslizar mi billetera a


mi bolsillo trasero. ¿Es que nadie iba a cobrarme nada otra vez? Guay.

— ¿De todos modos, a dónde fue? —preguntó una voz a mi izquierda,


haciéndome girar para encontrarme a Pick a mi lado, apoyando su brazo
en la barra como si acabara de llegar.

—A ayudar a alguien en la máquina de karaoke... otra vez —respondió


Mason mientras recogía un par de tazas vacías que quedaban en lo alto de
la barra.

—Por supuesto —murmuró Pick, mirando de esa manera, mientras Jodi


prácticamente me apartó a un lado para que pudiera confrontarle
directamente.

—Oh mi jodido dios —murmuró, casi babeando—. Quiero unos cinco de


ti. ¿Quién demonios eres?
Las cejas de Pick se alzaron con sorpresa cuando él se fijó en Jodi, en el
anillo en su ceja brillando contra la luz del techo.

—Bueno, ¿no es eres la más dulce? —Él tendió una mano hacia ella—. Mi
nombre es Pick. Ella tomó su mano, pero no la sacudió con él y totalmente
no lo soltó.

— ¿Puedo tener a tus bebés? Con una sonrisa, él negó con la cabeza y
levantó su mano para besar sus nudillos.

—Lo siento, dulzura. Ya tengo una señora para eso. Pero aprecio la oferta.
Es bueno para un hombre escuchar lo mucho que una mujer hermosa
aprecia su aspecto.

—Oh, Dios mío —ella gimió y se volvió para mirarme boquiabierta—. Él


sólo me llamó hermosa.

—Y también te dijo que estaba tomado. —Agarrando sus hombros, le tiré


manualmente hacia atrás lejos de Pick, obligándola a dejar ir su mano.
Ella gimió de nuevo cuando se vio obligada a separar el contacto con él.

—Pero... él es tan caliente. ¿Sólo un toque más? ¿Una lamida? ¿Olerle? Por
favor.

— ¿Oye, ese es Carter Lang? —le pregunté, notando a alguien entre la


multitud que había visto salir de su habitación varias veces a lo largo de
los años.
Sabiendo lo fácilmente distraída que era, solté un suspiro de alivio cuando
miró por encima.

— ¡Santa mierda, lo es! Enseguida vuelvo. —Y ella se había ido. Exhalando


un suspiro, me giré hacía Pick.

—Lo siento mucho. Ella... —No tenía idea de cómo describir a Jodi.
Era dulce y divertida como el infierno, y para nada tímida a la hora de ir
detrás de lo que quería, hombres incluidos. Pero… sí. Podía ser terrible.
Pick simplemente se rió entre dientes.

—No te preocupes por eso. Me sentí halagado.


Así que comencé a girarme hacia los dos camareros detrás del mostrador
a pedirles disculpas en caso de que alguno de ellos se hubiera sentido
insultado, cuando Knox disparó hacia mí... o más bien, hacia Pick.

—Pick, juro que Miller Hart acaba de entrar por la puerta principal.

— ¿Qué? —contestó Pick, escudriñando el club—. ¿Dónde? Alertados por


el apellido de Asher en la conversación, me distancié abiertamente,
mirando a la dirección que Knox dijo que Pick mirara.

—Joder. ¿Qué diablos está haciendo aquí? Pensé que él todavía estaba en
la cárcel. Me tomó, como, medio segundo después de eso averiguar de
quién se encontraban hablando.

Chasqueando los dedos, señalé a cada hombre, recordando la noticia que


Jodi había estado observando cuando llegué a casa después de la práctica.

— ¿Estaba recluido en Statesburg? —No podía abstenerme de preguntar,


porque de repente recordé a Asher mencionar eso, y oh, mierda. Joder
tenía razón. Esto no puede ser bueno.
Cuando ambos Knox y Pick me fruncieron el ceño por meterme en la
conversación, me aclaré la garganta.

—Es sólo que... que mostraron algo en las noticias antes, diciendo que
unos cincuenta reclusos de la prisión Statesburg habían sido puestos en
libertad condicional antes de tiempo porque el lugar está cerrado, y el
resto de las prisiones de los alrededores estaban demasiado llenos de
gente para tomarlos a todos.

—Santa mierda —murmuró Knox, compartiendo una mirada preocupada


con Pick, quien también parecía preocupado.

Dado que ya había arrasado mi camino en esto mucho, solo seguí


adelante, porque en serio, tenía que saber.

— ¿Quién es Miller Hart? Él es el padre de Asher, ¿verdad? La inquietud


cruzó el rostro de Pick a regañadientes asintió.

—Sí.
—Ah... joder. —Me volví a estudiar al hombre que había matado a la
madre de Asher—. Esto no puede ser bueno.

— ¿Crees que está aquí debido a Asher? —preguntó Knox a Pick. Pero fui
yo la que respondió.

—Por supuesto que está aquí debido a Asher. ¿Por qué si no iba a venir
aquí? Asher es su hijo... por no hablar del único testigo que vio al hombre
que mató a su esposa. Probablemente fue el testimonio de Asher que lo
encerró. Si él es en absolutamente vengativo, infierno sí, este sería el
primer lugar al que él vendría.

—Espera. ¿Cómo supiste que Asher era el único testigo? —Pick me miró
con una especie de divertida de sospecha—. ¿Él te dijo eso? Me encogí de
hombros.

—Eso... surgió.

—Mierda —habló Knox de repente—. Se dirige hacia aquí. ¿Qué hacemos?


Pick tomó el control, señalando.

—Knox, lleva a Asher hasta mi oficina. Ahora. Me desharé de este hijo de


puta. Pero Knox negó con la cabeza.

—Y una mierda. No estás tratando con Miller Hart tu solo. Es viejo y


patético, pero poco fiable como el infierno.

—Pondré a Asher fuera de vista —ofrecí. Pick me lanzó una mirada


sorprendida todavía agradecido. —Gracias.
15

Remy

Mientras Knox saltaba por encima del mostrador para seguir a Pick en
dirección a Miller Hart, escaneé el área del escenario en busca de Asher.
El equipo de Karaoke comenzó a sonar una canción de One Direction, así
que en lo que sea que estuvo ayudando a un cliente hacer, debió haber
terminado. Eso significaba que probablemente se dirigía de regreso a la
barra. Por lo que, comencé a dirigirme hacia el escenario para
interceptarlo, descartando y muchas veces empujando para abrirme paso
entre la gente para poder llegar donde tenía que estar.
Terminé casi chocando contra él cuando esquivé una horda de mujeres
chismeando, y de repente allí se encontraba. Ambos nos detuvimos, no
esperando ver al otro. Sus ojos se abrieron con sorpresa y lo que parecía
aprehensión.

—Sticks. ¿Qué…?

—Oh, Gracias a Dios —espeté, haciéndole señas con apremio para que me
siguiera mientras me dirigía hacia una gran apertura que conducía hacia
un pasillo amplio, pero de techo bajo

— Vamos, vamos, vamos. Por aquí. Me sorprendí cuando en realidad sí me


siguió.

— ¿Por qué? ¿Qué pasa?

—Necesitamos no ser vistos. —Agarré su antebrazo tan pronto como


llegamos al pasillo menos atiborrado de gente—. ¿Cuál puerta conduce a
la oficina de Pick? Sus cejas se fruncieron en confusión, señaló.

—Esa. ¿Por qué? ¿Qué…? Lo halé hacia la oficina conmigo y cerré la puerta
de un portazo. Luego, jadeando bruscamente, me apoyé contra ella por si
acaso. Después de tambalearse por mi tirón, recuperó el equilibrio para
mirarme con asombro.

— ¿Qué demonios, hombre?


—Lo siento. Es que… —Agité mis manos para hacerle saber que
necesitaba recuperar mi aliento. Luego exhalé un largo y contante respiro
y le expliqué—: Aquí es donde Pick me dijo que te trajera.

—Está bien —dijo lentamente, frunciendo más el ceño—. Y… ¿por qué


hizo eso?

—Eh… ya sabes. —Esquivé su pregunta—. Probablemente te lo hará


saber cuándo llegue aquí, así que… lo dejaré que te lo explique todo. Sus
labios se abrieron como si quisiera preguntar más, pero con la adorable
manera en que sus cejas seguían arqueándose, no parecía saber que
quería preguntar primero.

—Bueno, yo me pasé por aquí esta noche para disculparme contigo por lo
de antes. —Me apresuré a decir, improvisando completamente, diciendo
la primera cosa que se me vino a la mente.
De nuevo, lucía desorientado por lo que tenía que decir. Pero unos
segundos después, sacudió la cabeza.

— ¿Por qué? Yo fui el que hizo que las cosas se pusieran incómodas.

—No, no es así. Tú… espera, ¿qué? Tú no hiciste que nada fuera incómodo.
¿Por qué pensarías eso? Sus hombros se tensaron y se giró hacia un lado
lejos de mí como si quisiera proteger una parte de sí mismo. Luciendo
completamente incómodo por todo el cuerpo, agitó una mano.

—Ya sabes —murmuró, sin mirar en mi dirección—. Por decirte tanta


mierda sobre mí. Parpadeé.

—Eh… ¿No es eso lo que haces cuando conoces a alguien; compartes


pequeñas cosas sobre ti?

—Sí, pero… —Finalmente miró en mi dirección—. Esas no fueron


pequeñas cosas. Y no son cosas que comparto con la gente… nunca.

—Ah. —Dándome cuenta de que se abrió conmigo más de lo normal, la


importancia del momento me quitó la respiración de los pulmones. Una
pesadez llenó mi pecho, y solo quería… ni siquiera lo sabía.
Pero ciertamente no era tomar el regalo de la confianza de Asher por
sentado. Así que sacudí mi cabeza, suavizando mi voz dije—: No hiciste
que nada se pusiera incómodo… En absoluto.

No me di cuenta que había estirado una mano para acomodarme el


cabello detrás de mi oreja hasta que mis dedos rozaron los cortos
mechones, sobresaltándome y recordándome que todavía me encontraba
en mi forma de chico.
Así que me aclaré la garganta y cuadré mis hombros, intentando una pose
más masculina. Asher inclinó la cabeza hacia un lado a la vez que me
fruncía el ceño.

—Entonces, ¿de qué te estabas disculpando, y por qué saliste corriendo


como si te asusté?

—Bueno, yo… yo me disculpaba por haber salido corriendo en medio de


nuestra conversación. Y tuve que salir corriendo porque… porque… —
Mierda, ¿por qué mi cerebro estaba tan muerto ahora?
No podía pensar una pequeña mentira para decírsela. No había manera de
que le contara la verdad y le hiciera saber que acababa de descubrir que
yo era la chica de la camiseta de Incubus.
No creía que le pudiera decir eso… nunca. Así que, farfullé por un minuto
más antes de decir—: ¡Mi compañera de cuarto! Sí, Jodi. Sabes, la
conociste anoche. Ella había salido del trabajo, y le dije que la iba a pasar
buscando esta tarde, darle un aventón. —Mentira—. Me acordé que me
estaba esperando, así que tenía que apresurarme, o ella iba a estar
molesta. Mentira. Mentira. Mentira.
Todas las mentiras se revolvieron como acido en mi estómago, así que me
volteé, centrando mi atención en un estante contra la pared, más que todo
lleno de pequeños portarretratos.

—Entonces, ¿tú vives con ella? ¿Con Jodi?

Ah. Supongo que no sabía eso.

—Mmm hmm —murmuré, agradecida de que no tuviera que mentir sobre


eso al menos. Luego estiré mi mano en busca de mi cabello de nuevo, y
casi me gruño a mí misma cuando recordé que no tenía largos mechones
para acomodar detrás de mí oreja en el momento.
Maldición, ¿por qué tenía que tener un hábito nervioso tan femenino?

— ¿Cómo es? —preguntó Asher—. ¿Vivir con una mujer?

—Bien. ¿Por qué sería…? —Recordando que se suponía que fuera gay,
viviendo con una mujer heterosexual, me detuve—. Quiero decir, además
del hecho de que nos peleamos por todos los chicos guapos, es como…
como tener cualquier otro compañero.

—Ah. —Por la voz de Asher, sonaba más confundido por mi respuesta


que aclarado. Devolviendo mi mirada hacia él y desesperada por cambiar
el tema antes de que revelara algo que no debería, ondeé un dedo entre él
y las fotos.

—Así que… tú y Pick. ¿Qué hay con eso? La sospecha instantáneamente


llenó sus ojos.

— ¿Por qué? ¿A qué te refieres? Me encogí de hombros.

—No sé. No lo sé. Es solo que pareciera que hay más que una relación
entre ustedes que solo… ya sabes, de jefe a empleado. —Luego me giré de
vuelta hacia la multitud de fotos; la mayoría con una mujer rubia y dos
adorables niños… excepto una.

—Y luego, está el hecho de que tiene una foto tuya en su oficina, mientras
que ninguno de sus otros bartenders están aquí.

— ¿La tiene? —Asher apareció a mi lado, y su boca cayó abierta cuando


vio la foto que yo señalaba.
En el portarretrato, Asher se encontraba parado en el escenario, cantando
en un micrófono mientras tocaba la guitarra. Los otros miembros de Non-
Castro se volvían borrosos a los lados; él era el foco principal de la foto
obviamente.

—Mierda —murmuró, mirando fijamente—. No tenía la menor idea de


que tenía esto.

—Parece como si este estante está reservado para las fotos familiares —
cavilé en voz alta.
Asher soltó un gran suspiro y se pasó una mano por el cabello.

—Supongo… —Comenzó lentamente—. Sí. Somos familia. Él es… mi


hermano.

A pesar de que obviamente estaba dirigiendo mis suposiciones hacia una


asunción de ese estilo, en realidad escucharlo confirmarlo me hizo
sacudir la cabeza en confusión. Lo miré de reojo.

— ¿Cómo dices? Sacudió la cabeza como si toda la cuestión lo


desconcertara, también.

—Nadie realmente lo sabe todavía… no oficialmente, de todas formas.


Pero, eh, él… resulta ser, que después de que comencé a cantar la canción
“Ceilings”, descubrí que él había sido abandonado por su madre biológica
en el hospital, y…

—Santa mierda —murmuré—. ¿Tu jefe terminó siendo tu medio hermano


perdido hace mucho tiempo? ¿Cómo demonios si quiera pasó eso? Asher
me miró, con expresión aturdida.

—Me hago la misma pregunta todos los días.

—Pero, espera. ¿Hace cuánto tiempo sabes de esto? Solo has estado
tocando “Ceilings” un par de…

—Semanas —terminó por mí—. Obtuvimos los resultados hace tres


semanas aproximadamente. Y todavía es… realmente nuevo. Solté un
suspiro.

—Amigo. Eso es… Cuando sacudí la cabeza, él asintió.

—Lo sé.

— ¿Por qué no lo han anunciado oficialmente? —me pregunté, temiendo


lo peor por el pobre Asher—. ¿Él no quiere ser tu hermano? Asintió,
girándose hacia la foto de él.
—Sí. Extrañamente, si quiere. En realidad soy yo el que se está
conteniendo.

Lo miré de soslayo.

—Entonces… ¿Él no te agrada?

—No, sí. —Se giró hacia mí, su mirada desesperada y alerta—. Ese es el
problema. Él es este chico realmente sombroso, con los pies en la tierra y
correcto. Y… es mi hermano. Eso es… mejor de lo que jamás esperé que
fuera. Pero… él va preguntar por ella. Sacudí la cabeza.

— ¿Por quién?

—Por nuestra madre —dijo entre dientes—. Es lógico, ¿no? ¿No te


gustaría saber sobre tu madre si acabaras de conocer a un hermano que la
conoció y tú nunca lo hiciste?
Cuando abrí mi boca para responder que sí, suponía que sí, él continuó
hablando—: Sabes que va a querer saber todo. Va a querer saber qué tipo
de persona fue, cómo murió, y yo voy a tener que ser el que le diga la
miserable vida que llevó y quien la mató.
¿Y luego qué va a pensar de mí después de eso? Soy el hijo del asesino de
su madre. Él no sabe que todo en mi canción “Ceilings” es verdad. ¿Qué
pasaría si descubre que lo es y no quiere tener nada que ver conmigo? No
puedo… —Sacudió la cabeza, luciendo miserable—. Simplemente no estoy
listo para arriesgar eso.
Toda mi vida está en este edificio, y él podría quitarme todo eso con una
sola palabra. Me aclaré la garganta y me rasqué la oreja.

—Entonces… ¿No le has dicho nada sobre tu mamá o tú papá todavía?


Negó con la cabeza, sus ojos verdes llenándose de temor.

— ¿Y él no ha preguntado?

—No. No todavía. Pero sabes que lo hará. Dejé salir un suspiro y me


encogí de hombros.
—Honestamente, creo que deberías decirle algo, porque tengo el
presentimiento de que él ya sabe lo que le pasó a tu mamá y quien la
mató.

Su expresión se transformó de preocupación a confusión.

— ¿Ah? La puerta se abrió, y Pick entró.

Cuando miré a su hermano y luego de vuelta a él, Asher debió haber visto
algo en mi expresión. Entrecerró los ojos, y su rostro se aclaró con algún
tipo de entendimiento. Se giró hacia Pick.

— ¿Qué demonios está pasando? —Luego hacia mí, mirándome


fijamente —. ¿Qué le dijiste? Levanté mis manos, contenta de que
estuviera libre de culpa respecto a esto.

—Nada. No le dije ni una mierda a nadie. Nunca traicionaría tu confianza


de esa manera. —Especialmente ahora que sabía que lo que me había
contado realmente era confidencial.
Pick se aclaró la garganta, haciéndome saber que se haría cargo. Cuando
me callé, Asher lanzó miradas sospechosas entre nosotros dos antes de
demandar—: ¿Qué?

—Miles Hart acaba de estar en el club —anunció Pick. Asher palideció.


Luego sacudió la cabeza.

— ¿Perdón?

—Knox lo reconoció de cuando estuvieron juntos en Statesburg.

—Espera. —Asher levantó ambas manos, solo para enterrarlas en su


cabello y apretar su cabeza. Su frenética mirada fue hacia Pick.

— ¿Cómo si quieras sabes sobre… él? Con una pequeña exhalación, Pick
se sentó en la esquina de su escritorio y dobló las manos sobre sus
rodillas.
—Por favor, Asher, ¿cómo crees tú? Busqué en internet y encontré todo lo
que podía sobre ti la noche que dejaste ese mensaje en mi teléfono, antes
de que siquiera enviara a buscar los resultado de ADN.
Me llevó a artículos sobre Polly Ruddick… y su muerte, y su asesino, Miller
Hart
16

Asher

Oh Jesús. Esto era más de lo que podía soportar. Pick lo sabía. Él lo sabía
todo.

—Así que... todo este tiempo... ¿ya lo sabías?

Él asintió. Jadeé en busca de aire, aterrorizado, y luego me di cuenta. Él


sabía... desde hace tiempo, y no me despidió ni me echó de su vida.

—Y todavía estás bien con... —Moví un dedo entre nosotros—. ¿Nosotros?


Pick arqueó las cejas, sorprendido.

— ¿De verdad te preocupaba que no quisiera ser tu...? —Hizo una pausa y
miró con inquietud hacia Sticks.
Mi baterista se encogió aún más, totalmente atrapado espiando nuestra
conversación muy personal. Pero bufé y agitó una mano en su dirección.

—Él ya lo sabe. Eso pareció tomar por sorpresa a Pick.

— ¿De verdad?

Asentí, sin preocuparme por Sticks.

— ¿Por qué mi papá está aquí? ¿Sigue en el edificio? Él…

—No, se ha ido. Knox y yo, sobre todo Knox, lo acompañamos a la puerta y


le hicimos saber que él nunca sería bienvenido bajo este techo de nuevo.
El alivio me inundó.

— ¿Tú lo echaste?

—Bien.

Pero entonces la renovada preocupación aumentó. ¿Qué demonios hacía


Miller Hart dentro de Forbidden? Pasándome una mano sobre la cara, me
senté en el sofá de Pick—. Me pregunto cuando salió. Pensé que todavía le
quedaban un par de años.

—Yo puedo responder a eso —dijo Remy.

Cuando lo miré, explicó el cierre de Statesburg. Y yo solo podía sacudir la


cabeza.

—Bueno... joder.

Sticks resopló con sorpresa.

— ¿Eso es todo lo que tienes que decir?

Con un encogimiento de hombros confundido, le pregunté—: ¿Qué otra


cosa se supone que debo decir?

—Oh, no sé. Qué tal... ¿dónde está el lugar más cercano en el que podamos
obtener una orden de restricción? Lancé una carcajada.

— ¿Perdón? ¿Por qué demonios voy a necesitar una de esas?

—Piénsalo, Asher. Acaba de salir de la cárcel después de pasar ¿cuántos


años allí?

—Uh... —Hice un cálculo rápido en mi cabeza—. Como dieciséis años.

—Dieciséis años tras las rejas, y ¿cuál es el primer lugar al que va cuando
es liberado? ¡Aquí! El mismo lugar donde el hijo, que testificó contra él y
lo puso en la cárcel, trabaja.

Mi cerebro daba vueltas ante sus palabras. Yo nunca lo había pensado de


esa manera. Pero yo fui la única persona que declaró en ese juicio como
testigo ocular, ¿no? El viejo, seguramente, estaba un poco enojado
conmigo por eso. Oh.

—Tenemos que conseguirte algún tipo de protección —afirmó de forma


rotunda Sticks, sorprendiéndome con la seriedad con la que se tomaba
todo esto. Bufé.
—Sí, no creo que eso sea necesario.

— ¡Dios mío! —Él levantó las manos con indignación—. ¿Cómo puedes
dejar pasar esto como si no fuera algo serio? Él vino aquí... por ti. Tal vez
yo soy el único, pero me parece muy alarmante.

—No, no eres el único —murmuró Pick. Miré a mi hermano que tenía los
brazos cruzados sobre el pecho y se pasaba el nudillo del pulgar sobre el
aro del labio inferior, pensativo.
Jesús, ambos se preocupaban sinceramente por mí. Sí, mi padre había sido
el monstruo malísimo en mi vida cuando yo era joven. Me aterraba en
aquel entonces, y yo había temido cada momento en que era obligado a
entrar en la habitación con él. Pero hace un par de años, visité la prisión
donde se encontraba él, decidido a enfrentar mis demonios.
No me reconoció. Después de preguntarme quién era, quiso saber si yo
era su nueva representación legal y él empezó a hablar de que estaba
seguro que aún podía librarse si hacíamos pasar el asesinato como
autodefensa. Nunca lo corregí y terminé siguiéndole la corriente antes de
dejarlo con una mentira, diciendo que estaría en contacto.
Toda la visita me había dejado... vacío por dentro. No hubo amor perdido
por el hombre que me había aterrorizado, pero tampoco ningún miedo
contenido.

Había envejecido mal tras las rejas. Él solo había sido un anciano débil y
patético que no me provocó ni una pizca de miedo. Así que era difícil
armarme de valor ahora.

—O tal vez no tiene un pensamiento nefasto en la cabeza —le dije a Pick y


Remy—. Tal vez el tipo solo quiere reencontrarse con su hijo.

—Sí —acordó Remy rodando los ojos de forma sarcástica, y cruzó los
brazos sobre el pecho—. Porque antes él no era más que un ser de amor
paternal y devoción, criando a su precioso niño en una casa de drogas y
golpeándolo a él y a su madre cada vez que se le antojaba. Claro.
Fruncí el ceño, decidiendo que le había contado mucho sobre mí mismo.
Pero, maldita sea, él tenía razón.

—Bueno, está bien. Soy el único pariente vivo que le queda. ¿A quién más
va a recurrir en busca de dinero o un lugar donde dormir? Honestamente,
si acabas de salir de la cárcel después de dieciséis años, ¿a dónde irías?
Necesita cosas, y estoy seguro de que él cree que se lo debo.

—Bueno, él no va a conseguir nada de ti. El anuncio decidido de Remy me


hizo reír.

— ¿De verdad? Y yo que pensaba darle todo lo que tenía.

Él no pareció apreciar mi sarcasmo. Girando hacia Pick, me señaló.

—Hazle entrar en razón, maldita sea. Pick suspiró y se frotó la cara.

—Mira —me dijo mientras dejaba caer las manos—. No importa cuál sea
su motivo, yo tampoco lo quiero cerca de ti. Y solo para asegurarnos, creo
que un par de medidas más de protección sería prudente.

—Está bien. —Levanté las manos como si me rindiera a su voluntad, pero


luego me agarré el pelo—. Voy a tomar en cuenta lo que ambos dijeron, y
les agradezco su preocupación, pero, sinceramente, este no es su
problema. —Cuando abrieron la boca, luciendo dispuestos a discutir
conmigo, rápidamente seguí hablando—. Y si alguna vez vuelve,
buscándome, dejen que yo me encargue de él. Voy a echarlo yo mismo.
Él es un hombre viejo y débil ahora. Ya no me asusta, y que me condenen
antes de permitir que me asuste de nuevo.

Con eso, giré hacia la puerta. Pick se lanzó hacia adelante, con pánico en
sus ojos.

— ¿Adónde vas? Suspiré.

Era lindo saber que le importaba lo suficiente como para preocuparse por
mí, pero con respecto a este tema en particular, me molestó.

—Vuelvo al trabajo. Si no lo has notado, el bar sigue abierto y está muy


ocupado. Casi desafiándolo a reaccionar con la mirada que le envié, abrí la
puerta.
Un suspiró de resignación abandonó sus pulmones.

—Solo... cuídate, ¿sí?


—Claro que sí, capitán. —Lo saludé, enviando una mirada a Sticks solo
para verlo mordiéndose las uñas con preocupación, y entré en el pasillo.
Y quién lo diría, Miller Hart no se abalanzó sobre mí, con la intención de
matarme.

Tanto Pick como Remy encontraron la manera de salir al bar un par de


minutos más tarde. Se mantuvieron cerca, charlando juntos con una
cerveza, poniéndome irritable con cada minuto que permanecieron. Los
evité a los dos, sin estar dispuesto a hablar más sobre mi padre, o incluso
pensar en él.
Salvo que no podía sacarlo de mi cabeza. Me alteró saber que se
encontraba libre. Todo anudado por dentro, yo no estaba muy seguro de
cómo me afectó la noticia, simplemente sabía que lo hizo. No tenía miedo,
como algunas personas creían que debería tener, pero me quedé muy
sorprendido e... inquieto.
No quería hacer frente al viejo. Después de mi primera y única visita a él
tras las rejas, había puesto esa parte de mi vida detrás de mí y seguí
adelante. Solo quería que siguiera de esa manera.

Mis dos guardaespaldas autoproclamados se fueron por fin una hora


antes de cerrar, pero o Pick le había dado a Knox órdenes de que me
acompañara a mi motocicleta u otra persona se preocupaba por mi
seguridad.
Eso era raro, que haya gente que piense y se preocupe por mí. No estaba
seguro de cómo lidiar con ello, así que solo le agradecí a mi compañero de
trabajo y le saludé tan pronto como arranqué mi bestia. Cuando llegué a
mi casa, sí, muy bien, revisé un poco para ver si el viejo se encontraba allí.
Pero el callejón que conducía a mi puerta estaba vacío. Abrí todos los
cerrojos, recordando bloquearlos detrás de mí, y corrí escaleras abajo
hacia mi pequeño dominio. Mozart dando vueltas en su jaula fue lo único
que me recibió.

—Hola, amiguito —le dije, encendiendo la luz principal, a pesar de que


había dejado una luz de noche encendida para que él viera. Mi entrada lo
puso en marcha, corriendo aún más rápido a lo largo de los túneles que yo
había hecho para que pase de jaula en jaula hasta que estuvo en la más
cercana a mí. Su entusiasmo me hizo sentir apreciado, aunque
seguramente no se alegró de verme a mí en específico; lo más probable
era que solo tuviera ganas de que lo deje suelto. Así que le concedí su
deseo, y abrí la puerta.
Salió disparado más allá de mí, una mancha de piel marrón saltando un
metro y medio hacia la parte de atrás del sofá. Luego pasó rápidamente a
lo largo del respaldo y se lanzó al suelo donde desapareció debajo de mi
cama. Suspiré.

—Sí, es bueno verte a ti también, amigo. Oh bien. Él era mejor compañía


que nada.

Sacándome mis zapatos, me dirigí a la zona de la cocina y abrí la pequeña


nevera para sacar una botella de agua. Yo no había comido desde el
ensayo, cuando me devoré la mitad de la comida de Remy, pero la verdad
es que no tenía hambre.
Y no tenía ganas de dormir a pesar de que estaba cansado. Ya sabía que
solo terminaría dando vueltas si me metía en la cama en este momento, y
yo odiaba quedar enredado en mis propias sábanas... a menos que tal vez
tuviera compañía de la clase femenina.
Pero no tenía a una mujer aquí, y la idea de mi papá libre y vagando por
las calles en algún lugar rondaba por mi cabeza. Podría dormir una o dos
horas más tarde, pero todavía no.

Sentándome en una silla a la mesa, agarré mi cuaderno que había dejado


abierto y cogí un bolígrafo. Mi musa ciertamente no se sentía tan
inspirada como antes, pero esta canción era lo único en lo que quería
trabajar.
Excepto que, mierda, imaginar a mi padre, viejo y arrugado en la prisión,
quejándose de lo injusto que fue tratado, era lo único en que podía
enfocarme. Frotándome la cara, me senté en la silla y abrí mi mente.
La primera persona que apareció en mis pensamientos fue la chica con la
camiseta de Incubus, cantando en el escenario y chocando su cadera con
la de la pelirroja más bajita a su lado. Había estado tan atrevida y relajada
allí, cantando con confianza, porque ella sabía que tenía un buen aspecto y
voz, y solo quería divertirse un poco con ambos. Me había hecho desear
divertirme un poco con ella. Pero tanto de ella era borroso en mi mente;
recordaba muy pocos detalles reales aparte de que había tenido el pelo
largo y oscuro.
Así que le di las piernas de la chica baterista que se presentó a la audición.
También le puse la cara de la chica baterista, pero tampoco podía
divisarla muy bien en mi memoria. Era muy malo para recordar caras. Así
que, supuse que las piernas y el pelo tendrían que ser suficientes. Me
imaginé agarrando puñados de ese cabello sedoso, largo y oscuro
mientras que esas increíbles piernas se envolvían alrededor de mí con la
esperanza de pensar en una nueva oración para la canción.

Pero en lugar de eso, pensé en otra cosa. Mis pantalones vaqueros se


volvieron apretados en el área del regazo, así que me deslicé un poco más
abajo en la silla para hacer más espacio. Pero eso no ayudó. Había pasado
demasiado tiempo desde que el pequeño Asher salió a jugar, y una vez
que lo despertaba, él solo quería más atención, y seguía creciendo,
exigiendo que le dé algo.
Así que bajé la cremallera y me acomodé a mí mismo. Una de las
pequeñas ventajas de vivir solo; podría sentarme desnudo, y a nadie le
importaba. Pero la idea de que a nadie le importe impulsaba esa chispa de
soledad que había estado reclamándome últimamente, y tuve que
hacerme pensar en la muchacha con la camiseta de Incubus de nuevo con
las piernas de la chica baterista para superarlo.
Y sí, mi polla acaba de agrandarse más. Antes de darme cuenta, deslicé mi
mano alrededor de la base de mi polla y bombeé con fuerza, sin pensar en
las canciones, pero cerrando los ojos para poder soñar despierto con esa
piel suave y cálida, cabello largo y un coño mojado y apretado que me
hizo correrme en momentos.
Con un suspiro de alivio, me hundí más en mi silla y apoyé la cabeza
contra el respaldo. Pero mientras jadeaba por los últimos restos de mi
orgasmo, solo me sentí más patético que nunca. A pesar de que conectar
con una mujer al azar después de un concierto no era mi preferencia,
tenía que ser mejor que masturbarme solo en mi apartamento.
Por lo menos, podría tener un momento de abrazos antes de que ella se
fuera, reclamando que sus amigas no le creerían cuando les dijera que
acababa de follar a Asher Hart.

Mis amigos en Forbidden tenían razón; necesitaba tener sexo. Mucho. Un


sonido de la cama me hizo echar un vistazo y salté cuando vi a Mozart allí
de pie sobre sus patas traseras, inclinando la cabeza hacia un lado y
mirándome, moviendo su cola peluda con interés. Me enderecé en la silla,
ocultando inmediatamente mi polla de él.
— ¿Qué diablos, pequeño pervertido? ¿En serio acabas de ver eso? Ante
mi voz, salió disparado y desapareció debajo de la cama. Resoplé con
disgusto — más disgustado conmigo mismo que con mi mascota—, y
limpié rápidamente mi desorden, luego me vestí antes de que Mozart
intentara echar otro vistazo.

Después de agarrar mi bolígrafo y golpetearlo contra mi libreta, suspiré


con derrota. La adrenalina del concierto de Chicago estaba oficialmente
muerta. Yo no fui capaz de escribir otra palabra por el resto de la noche.
17

Asher

Finalmente me fui a dormir alrededor de las ocho de la mañana siguiente


después de tentar a Mozart dentro de su jaula con algunas semillas de
girasol.
A las diez, mi teléfono comenzó a estallarse.
Está bien, bien, recibí tres mensajes de texto y una llamada. Pero para mí,
eso era mucho. Ignoré los mensajes, pero me quejé y moví mi brazo a
ciegas para buscar mi teléfono en la mesa de noche cuando siguió
sonando. Después de que arrastré un saludo, la voz demasiado despierta
de Pick resonó en mi oído.

–Oye, tengo otro par de casas para revisar. ¿Vienes? Me pasé la mano
sobre mi cabeza, bostecé y entonces me senté.

–Seguro. ¿Cuándo y dónde?

–Te recogeré en diez minutos.

Me colgó y sacudí mi cabeza, sin estar seguro de porqué seguía


pidiéndome que lo acompañara. Entonces fui a borrar los mensajes que
me había enviado, sólo para descubrir que no eran de él. Los tres eran de
Sticks:.

Oye, sólo para asegurarme de que llegaste a casa bien y que tu papá no se
escabulló para sofocarte mientras dormías anoche.

El siguiente: Aquí es cuando respondes y me dices que estás bien. Incluso


puedes añadir un “ahora desaparece” si mi preocupación te molesta.

Y finalmente: En serio, hombre. ¿Estás muerto o sólo enojado conmigo?

Teniendo lastima por él, escribo de regreso. No estoy muerto, sólo


durmiendo.

Mandó inmediatamente una respuesta. Mierda, lamento despertarte.


Olvidé que trabajas hasta tarde. Pero me alegra que estés vivo. Intenta
permanecer así. Como que te necesitamos el próximo domingo para el
toque en Chicago.

Sonriendo, sacudí mi cabeza y le dije que vería que podía hacer.

Entonces arrojé mi teléfono de nuevo a la mesa de noche y me apresuré a


buscar algo de ropa antes de Pick apareciera. Tomé una manzana que
había comprado para Mozart y estaba puliéndola cuando mi hermano se
estacionó en mi puerta en su Barracuda.

– ¿Entonces a que vecindario vamos a ir esta vez? –Pregunté mientras me


deslizo en el asiento del pasajero. Cuando Pick me respondió mientras
colocaba el auto en movimiento, suelto un bajo e impresionado silbido.

–Bien.

Una sonrisa de orgullo tiró de sus labios.

–Nada es demasiado bueno para mi familia.

–Lo que me recuerda –dije, acomodándome más profundo en mi asiento y


tirando mi cabeza hacia atrás para cerrar mis ojos–.
¿No crees que deberías de verdad, no lo sé, declarártele a Eva primero
antes de comprar una casa con ella? –Ya se llamaban el uno al otro esposo
y esposa, así como la mitad del grupo con la que salíamos, pero aún tienen
que atar el nudo de verdad–.
¿O no te inclinas por esa clase de mierda tradicional?

–Oh, me he declarado. –Pick me mostró una sonrisa secreta y petulante


mientras movía sus cejas–. E incluso hemos fijado una fecha… para dentro
de un mes, de hecho. Lo que me recuerda, ¿vas a ser mi padrino o qué?
Jadeé por aire. Después de sentarme derecho y golpear mi pecho con mi
puño, le lancé una mirada de incredulidad.

– ¿Qué? ¿Yo? ¿Qué hay de Mason? Mason seria la opción obvia. Era el
hombre de Reese y ya que Reese era la prima de Eva y su mejor amiga,
ella no tendría dudas de serla dama de honor.
Además, los cuatro pasaban mucho tiempo, o eso había escuchado. Él
tenía que ser mucho más cercano a Mason de lo que era a mí. Pero Pick se
encogió de hombros.

–Estoy seguro de que él entendería de que prefiero que tú estés parado a


mi lado. Estremecido por tal declaración, me froté las manos sobre mi
rostro.

– ¿De verdad no tienes problemas por sobre quien es mi papá, verdad?

– ¿Qué quieres decir? –Miró hacia mí, claramente confundido. Escupí mi


incredulidad.

– ¿Qué crees? Él… él mató a tu madre. Después de entrecerrar los ojos,


como si estuviera más confundido por mi explicación, murmuró,

–Era tu madre también. Dejé salir el aire. Él definitivamente no era del


tipo que colocaba los pecados del padre sobre el hijo, eso era seguro.

–Todavía no puedo creer que ya sabes todo. –Murmuré, más para mí que
para él–. Me sigo preguntando porque jamás preguntaste sobre ella. Se
encogió de hombros y dio vuelta en una agradable y tranquila calle
residencial que me tuvo mirando por la ventana y salivando ante todas las
hermosas casa.

–Me supuse que me dirías cuando estuvieras listo.

–No es una bonita historia –dije, mirando a una madre con dos pequeños
niños abriendo la puerta de una casa y salir afuera. Parecían como una
feliz y saludable familia unida. Aparté la mirada.

–No pensé que lo fuera.

–Ella habló mucho sobre tu… y tu papá. Me contó toda clase de mierda
que probablemente nunca debió hacer.

–Tal como que nunca había perdonado a mi padre por detener su aborto
en casa que él había entrado en su baño cuando había estado embarazada
de mí.
–Pero ella lo amaba, si sirve de consuelo. –Miré en su dirección. Por la
expresión en su cara, estaba empapándose en cada palabra y quería
escuchar más–. Ella tenía dieciséis y él diecinueve. Siempre lo llamaba
Chaz, así que no sé su nombre completo, lo siento.
Pick se encoge suavemente, dejándome saber que está bien. Estaba
aprendiendo más de su donante de esperma de lo que jamás había
escuchado antes.

–Su familia no aprobó que estuvieran juntos. Él era una tipo que había
dejado la secundaria quien bebía mucho, y no parecía que alguna vez
fuera a aspirar a más que al trabajo de mecánico que tenía. Pick me miró
fijamente.

– ¿Mecánico? Asentí.

–Sí, estaba en los autos también. Entonces, como sea, cuando mamá–
Polly–se fue de la casa para estar con él, su familia cortó todo lazo con
ella. Se embarazó casi que inmediatamente, y entró en trabajo de parto el
mismo día que tu padre fue asesinado en un tiroteo en el garaje en que
trabajaba.
Apresuré la última parte, sin estar seguro de cómo lo tomaría Pick. Sus
dedos se apretaron alrededor del volante, pero no dijo nada.
Sólo desaceleró el auto en frente de una casa de dos plantas con un aviso
de SE VENDE en el patio, estacionó en la cera y apagó el motor. Entonces
soltó una bocanada de aire.

– ¿Entonces, también está muerto, eh?

–Lo siento –sacudí mi cabeza con tristeza–. Ella estaba bastante enojada y
no pudo manejar un nuevo bebé tan pronto después de lo que pasó, pero
siempre hablaba sobre lo mucho que arrepentía de dejarte. Nunca intentó
encontrarte de nuevo, sin embargo; estaba convencida de que tenías que
estar en un mejor lugar. No mencioné todas las veces que me dijo durante
los años que deseó haberme dejado y quedarse con él en cambio.

–Bueno… –Dijo Pick lentamente, mirando directamente por la ventana–.


Eso es algo, supongo. –Luego miró hacia mí y levantó sus cejas–. ¿Listo
para mirar el lugar? Lo había molestado. Me sentía como una mierda por
eso, pero no tenía idea de cómo arreglarlo, asentí y abrí mi puerta.
–Hagámoslo. La verdad no quería mirar más casas, así que tan pronto
como nos encontramos con el de la inmobiliaria y comenzó a mostrarnos
las cosas, dije:

–También podrías ahorrártelo, hombre, y sólo mostrarnos el patio trasero


primero. Pick se rio mientras el otro tipo me lanzó una mirada graciosa.
Pero fuimos a ver el patio trasero primero, y tan pronto como la
decepción brilló a lo largo del rostro de mi hermano, supe que no había
encontrado aun lo que estaba buscando.
Esperando hasta que estuvimos de nuevo en su auto y alejándonos de la
casa, finalmente dejé que mi curiosidad tomara lo mejor de mí.

–Entonces, ¿vas a decirme que pasa con la cosa del patio trasero? Pick me
miró con el ceño medio fruncido, luego gruñó y admitió.

–Nunca me creerías. Me encogí.

–Pruébame.

–Okey, está bien. Lo he visto antes. En… como, una visión.

Una ceja se levantó. No estaba tan sorprendido por lo que dijo como por
saber que de verdad creía en eso. Nunca lo hubiera tomado como de ese
tipo. Levantando un dedo, advirtió.

–No me mires así. No creo en esa mierda tampoco, pero es la maldita


verdad. –No dije nada.

–Cuando era un niño –continuó con un suspiro reacio–. Tuve un…


encuentro una vez, con esta mujer bruja. Como una verdadera bruja, que
vendía pociones y mierda y adivinaba la fortuna en su casa.

–Bien… –dije lentamente. –No es una maldita mentira –murmuró a la


defensiva. Me reí y levanté las manos en rendición.

–No dije que lo fuera. –Fui a su casa para lanzarle una roca por la ventana
por había molestado a uno de mis amigos, pero me atrapó y puso sus
manos sobre mi cara. No sé qué demonios hizo, pero de repente tuve toda
esta visión, como pequeños retrocesos, pero eran más bien como
adelantos. Vi a Tinker Bell, a Julian, y a Skylar en sus… diez años antes de
que siquiera conociera a Eva o de que los chicos siquiera nacieran.
Estábamos viviendo como una familia y alguna casa que sólo vi desde el
patio trasero, y… –Miró hacia mí–. Estabas en una de las visiones también.

– ¿Yo? –El cabello en la parte de atrás de mi cuello se erizó. Pick asintió.

–Estabas en la recepción en mi boda, en un esmoquin, junto al sistema de


sonido en Forbidden, exactamente como tienes el escenario organizado
ahora. Es por eso que no te rechacé cuando apareciste ese primer día,
preguntando sobre tocar ahí.
Te había visto antes. Sabía que tendrías que quedarte alrededor lo
suficiente para estar en mi boca.

–Mierda –dije, sorprendido por todo lo que acababa de decirme.

–Oh, y por cierto, la primera canción que Eva y yo tenemos que bailar es
“Baby Love.” No lo olvides.

–Mierda –digo de nuevo.

Él sonrió.

– ¿Demasiado para tomar de una vez? Sacudí mi cabeza, pero dije.

–Sí, un poco. –Entonces me giré por completo en mi asiento para mirarlo–.


No estás bromeando, ¿verdad? Sacudió su cabeza.

–En absoluto.

–Jum. –Moví mis dedos contra mi labio inferior al ritmo de Baby Love
porque ahora esa canción estaba metida en mi cabeza–. Entonces, déjame
entender eso. ¿Estás buscando por ese patio trasero que viste en tu visión
durante todo este viaje de cazar casas? Cuando asintió, resoplé.

–Bueno, eso es estúpido.


– ¿Discúlpame? –Me lanzó una mirada sorprendida justo antes de
estacionar en el callejón en mi casa y se detuvo en mi puerta delantera.
Sólo me encogí de hombros, sin disculparme.

–Por como yo lo veo, tienes las mejores partes del sueño. La mujer y los
niños, ¿verdad?

–Verdad –dijo lentamente.

–Entonces, porqué no sólo los disfrutas y dejas que el resto caiga por su
propia cuenta. Deja de intentar forzar la mierda para que se haga
realidad, porque diablos… alguien podría todavía estar viviendo en la casa
de tus sueños. Podrían pasar años antes de que siquiera esté disponible
para la venta. ¿Por qué torturarte a ti–a Eva–poniendo todo patas arriba y
molestándola en el proceso, cuando podrías estar sólo disfrutando de las
mejores partes juntos, ahora mismo? Pick estuvo pensativamente callado
antes de murmurar.

–Buen punto. –Entonces miró hacia mí y sonrió–. Seguro haría mucho más
feliz a Tinker Bell si de verdad sintiera que tiene voz en decidir a donde
vamos a vivir.

–Entonces… ahí tienes.

–Maldición. –Dejó salir una pequeña risa–. ¿Por qué no lo pensé de esa
forma? –Supongo que sólo necesitabas que tu hermanito golpeara algo de
sentido común en ti. Sonrió, genuinamente complacido por la respuesta.

– ¿Entonces finalmente estás listo para admitir de que estamos


emparentados, eh? Miré por la ventana hacia la oxidada puerta de metal
que llevaba a mi apartamento.

– Supongo que debo, ya que voy a ser el padrino en tu boda y todo eso.
Cuando arriesgué mirar en su dirección, está sonriéndome y revuelve mi
cabello, como si fuera alguna clase de hermano mayor.

Como que quería pasar más tiempo con él, per se sentía demasiado
arriesgado, como si algo malo fuera a suceder si me quedaba a su
alrededor demasiado tiempo, y lo perdería, así que murmuré,
–Te veo luego –mientras abría la puerta. Pero Pick agarró mi brazo.

–Oye, espera. Miré de regreso hacia él. Movió su atención a mi puerta


también, pero su mirada estaba fija en los tres cerrojos que la mantenían
cerrada.

– ¿No has oído de tu padre desde anoche, verdad? Me quejé.

–Dios, suenas como Sticks. No, nunca se apareció por aquí, y nunca lo vi
en el bar después de que te fuiste.

–Bien. –Entonces usó sus dientes para jugar con el arete en el labio
inferior–. ¿Qué pasa entre tú y tu nuevo baterista de todos modos? Esa
pregunta me atrapó fuera de guardia.

–Nada. ¿Por qué? Se encogió de hombros.

–No lo sé. Es sólo que los dos parecen demasiado cercanos para sólo
conocerse. Parpadeé, sin estar seguro de a dónde estaba llevando su
pregunta. Lentamente, dije,

– Sí, supongo. Me cae bien. Es gracioso, tiene buen gusto musical, y puede
sacarle la mierda a la batería. –Y tenía una extraña forma de hacerme
contarle todo mi drama personal. Además sentía una extraña conexión
con él.

–Creo que también le caes bien –murmuró Pick–. Mucho.

Comencé a negar y resoplar por su declaración, pero entonces me encogí


de hombros.

– No lo sé. Él es gay; supongo que es posible.

–Aja. Tal vez eso es. Es sólo gay. Fruncí el ceño, confundido.

– ¿Qué quieres decir? ¿No te cae bien?

–Sí, sí me cae bien. Él parece bien. Sólo había algo… diferente en él. Me
enderecé, casi a la defensiva por mi nuevo amigo.
– ¿Diferente cómo?

–No lo sé –respondió Pick con su propio ceño de confusión–. Sólo había


algo en él cuando estaba hablándole anoche que hizo querer tratarlo
como si fuera… una mujer. Me reí.

–Sí, supongo que esa es la cosa gay. No estoy seguro.

– ¿Entonces has notado sus pequeñas cualidades afeminadas también?


Demonios, debemos estar relacionados entonces.

Sonriendo, abrí mi puerta ampliamente.

–Deja a mi pobre baterista en paz. Él puede ser todas las malditas cosas
que quieras. Todavía creo que es genial como el infierno.

–Sí me divertí hablando con él. –Se inclinó hacia mí mientras salía del auto
y dijo–. Y sólo para que lo sepas, si termina cambiándote de gustos por los
hombres, aun así de declararé orgullosamente como mi hermano.

–Oh… vete a la mierda, hombre. –Cerré la puerta con fuerza, pero aún
tuve que reírme y sacudir mi cabeza mientras me giraba para
desbloquear mi puerta.
Pero en serio. ¿No podía un hombre heterosexual ser sólo amigo de un
hombre homosexual sin que todo el mundo asuma tonterías?
18

Remy

No podía calmar mis nervios. Era sábado, estábamos en Chicago, e íbamos


a tocar en horas —en solo unas horas— enfrente de una nueva multitud
de espectadores, un lugar más grande y fanáticos más exigentes que
estaban acostumbrados a tener bandas más grandes tocando en su club.
E iban a pagarnos diez veces más de lo normal. ¡Era como si en realidad
estuviéramos llegando a algún lado! Asher había rentado una camioneta
para llevarnos a los cuatro y a todo nuestro equipo, mi batería ocupando
la mayor parte del lugar.
Estaba apretado y olía a muerto —porque Heath tenía un serio problema
de gases—, cuando nos bajamos en la ciudad, cuatro horas después de
haber estado atrapados juntos en un vehículo.
Jadeé por aire tan pronto como deslicé la puerta trasera. Pero Dios, tan
pronto como consiguiera mí habitación en el hotel en que teníamos
planeando pasar la noche antes de volver a primera hora de la mañana,
iba a sacarme esta máscara y pecho falso y a descansar desnuda en mi
cama, sólo para… airear.
Detrás de mí, Gally y Heath comenzaron a descargar sus cosas mientras
Asher se dirigía al escritorio principal para confirmar nuestras
habitaciones. Robé otro momento para mí misma, agradecida de no tener
que oír a Gally degradar a las mujeres mientras presumía sobre cuántos
coños conseguía, o seguir oliendo los pedos con olor a calcetín sucio de
Heath.
Pero Gally tenía que interrumpirme y gritar—: Sticks, ya junta toda tu
mierda. No voy a arrastrar tu equipaje gay. Me di la vuelta para fulminarlo
con la mirada; mi equipaje era de color negro, simple y aburrido. Dios, era
tan idiota.
Pero volví pisoteando a la camioneta, de cualquier manera, porque no
quería sus manos asquerosas en ningún lugar cerca de mis cosas.

—Lo siento, chicos —anunció Asher mientras volvía a unírsenos,


mostrándonos dos tarjetas de acceso—. Parece que vamos a tener que
dormir en parejas esta noche. Mi estómago inmediatamente comenzó a
retorcerse.
— ¿Cómo?

Había dejado explícitamente en claro que quería mi propia habitación; no


me importaba cuánto más me costara. Pero santa mierda, esto no podía
estar sucediendo de verdad. ¿Cómo demonios se suponía que me quitara
mi máscara para dormir? El pánico me arañó la garganta.

—Qu… qu… ¿por qué vamos a hacer eso? Asher me dio un pequeño
encogimiento para disculparse.

—Estamos demasiado cerca del Soldier Field (1) y aparentemente los


Bears tienen un juego de fútbol mañana. Nos conseguí las últimas dos
habitaciones disponibles.

Fruncí el ceño. Estúpidos Bears. Estúpido fútbol. ¿Por qué, por qué, por
qué me harían esto? Estaba contando con tener mi propia maldita
habitación. Asher le lanzó a Gally uno de los pedazos de plástico.

—Tú y Sticks pueden tomar la 5B. Holden y yo estaremos en…

—Oh, joder, no —explotó Gally—. No vas a hacerme pasar la noche con el


marica. ¿Qué pasa si se mete en la cama conmigo a mitad de la noche e
intenta ponerse travieso?

Resoplé.

—Como si eso fuera a pasar jamás.

—Me verá cambiarme —se quejó Gally, ignorándome completamente—.


Y duermo desnudo. No quiero que Sticks me vea desnudo. Ni él ni yo.
Ahora era yo la que estaba girándose hacia Asher, rogando con los ojos.

—Por favor, Dios, no me hagas quedarme con él.

—Está bien. —Asher rodó sus ojos en un arco lo suficientemente grande


para abarcarnos a Gally y a mí—. Tú toma a Heath, entonces. Sticks puede
quedarse conmigo.
Oh, Dios, ¿qué? ¿Yo, compartir habitación con Asher Hart? ¡No! De cierta
manera, eso era peor. En realidad quería verlo desnudo. Mierda, ¿qué
pasaba si lo veía desnudo? Entonces probablemente intentaría meterme
en su cama a mitad de la noche y ponerme traviesa. Me sentí un poco
enferma por la preocupación.
Pero en serio, ¿cómo demonios iba a esconder el hecho de que era una
chica de alguien que compartía habitación conmigo? Oh, mierda. ¿Cómo
se suponía que me sacara la máscara durante todo este viaje?

—Hay dos camas, ¿verdad? Asher me dio una mirada seca.

—Sí. Casi me desmayé del alivio ante esa respuesta, pero conseguí dar un
asentimiento contenido.

—Genial. Así que descargamos nuestros bolsos para pasar la noche de la


camioneta, dejamos los instrumentos dentro, y mientras Heath y Gally se
alejaban para encontrar el 5B, Asher y yo nos quedamos en la planta baja,
buscando el 1D.

Caminé detrás de él, arrastrando mi valija mientras él sólo cargaba una


pequeña bolsa de lona sobre su hombro. Mi mente corría mientras
pensaba en las distintas formas en que podría ser revelada mi identidad.
Gracias a Dios no era ese momento del mes; no necesitaría tener cerca
mis productos de higiene femenina.
Incluso había salido a comprar todos los artículos de aseo de hombre para
poder seguir con mi rol.
Aun así, sólo tomaría un vistazo en mi equipaje para ver mi tanga o la
máscara de repuesto que me había hecho Jodi, en caso de que a esta le
sucediera algo.
No estaba segura de cómo Asher o los otros dos reaccionarían cuando lo
descubrieran, pero estaba bastante segura de que no quería arriesgarme
a que sucediera mientras estaba atrapada con ellos en Chicago.
Intentando no preocuparme o pensar en eso, dije—: Lamento que hayas
quedado atrapado con el tipo gay.
La espalda de Asher estaba hacia mí mientras desbloqueaba la puerta a
nuestra habitación. Santa mierda, no podía creer que estuviera a punto de
compartir una habitación de hotel con Asher Hart.
—No te preocupes por eso. —Miró sobre su hombro para sonreírme—. Lo
que Gally no sabe es que he visto a Heath dormir en los recreos cuando
trabajábamos juntos. Ronca como un maldito tren de carga.
Reí y sacudí mi cabeza.

—Genial. Lanzó la puerta abierta y entró delante de mí.

— ¿Tienes alguna preferencia con las camas? Y ahora estaba hablando de


camas con Asher Hart.

Qué irreal.

—Eh… no. Como quieras. —Estaría completamente de acuerdo con


simplemente compartir, pero no dije eso en voz alta.

Lanzó su bolso en la cama más cerca de la puerta e inmediatamente se


quitó sus zapatos. Arrastré mi valija hasta el final de la cama más cerca
del baño y asomé la cabeza para ver cuán grande era, porque
aparentemente, este podría ser el único lugar en el que conseguiría
despegarme de Sticks por un par de minutos y respirar.
Era pequeño pero estaba limpio, por lo que supuse que tendría que servir.
Cuando salí, Asher estaba quitándose su camiseta y arrojándola a su
cama. Mi boca se quedó seca. En serio, para ser un tipo tan delgado, sabía
cómo empacar unos músculos impresionantes en su cuerpo esbelto.
Luego extendió su mano hacia su bragueta, y mis ojos casi salen de mi
cabeza.

—Qué… qué… ¿qué estás haciendo? —conseguí preguntar. Él bajó sus


pantalones por sus piernas hasta que quedó en bóxers.

—Preferiría no oler al culo de Holden por el resto de la noche, así que voy
a tomar una ducha rápida.

—Oh. —No podía quitar mis ojos de él mientras desataba su bolsa y


buscaba dentro, manteniendo sus bóxers puestos.

Probablemente debería mirar a otro lado o hacer algo productivo como…


no lo sé. Pero en serio necesitaba dejar de mirar boquiabierta. No que
hiciera eso, tampoco. Simplemente continué observando… y
probablemente babeando.

—Maldita sea —murmuró repentinamente Asher—. Olvidé empacar las


cosas de baño.

— Alzó la vista—. Oye, ¿trajiste cosas de aseo? Odio esas pequeñas barras
de jabón que dejan. Es como si sólo proveyeran suficiente para limpiar el
pulgar de tu pie. Me tomó un segundo volver a la realidad y a la
conversación, y luego parpadeé.

— ¿Olvidaste todo? ¿Cómo puedes olvidar todos los malditos artículos de


aseo? Mientras subía mi valija a la cama y la abría, metiendo la mano y
asustada de lo que podría haber dejado encima de todo, Asher resopló.

— ¿Cómo puedes recordar todos? Extrayendo mi bolsa de cosméticos


muy varonil, se la lancé, y la atrapó sin esfuerzo.

—No es tan difícil. Él abrió mi bolsa y silbó. —Jesús, en serio recordaste


todo, también. ¿Para qué demonios es todo esto? Ofendida por su
pregunta, fruncí el ceño.

— ¿A qué te refieres? Sólo traje lo que necesitaba.

— ¿De verdad? —Arqueando una ceja, alzó una botella—. ¿Necesitas


esto? ¡Ni siquiera sé lo que es!

—Es gel. Ya sabes, para peinar tu pelo.

—Claro. —Lo volvió a meter en la bolsa, sólo para sacar un peine, jabón,
champú y desodorante en aerosol—. Esto es todo lo que necesitas,
hombre. Y una hoja de afeitar si vas a estar fuera por mucho tiempo. Con
un resoplido, puse los ojos en blanco.

—Cavernícola. Él rió.

—Cállate. —Con una sonrisa, me volvió a lanzar mi bolsa. Desprevenida,


luché para atraparla contra mi pecho.
—Voy a ducharme —anunció mientras entraba al baño con mis
cosas—. Gracias por prestarme tus cosas. Te debo una.

—Uhhuh —murmuré, distraída mientras observaba mi bolsa de


cosméticos—. ¡Espera! ¿No quieres el acondicionador?

—Sacándolo, lo alcé para que lo viera. Él hizo una pausa y miró hacia
atrás, frunciendo el ceño.

—Pensé que sólo las mujeres usaban eso.

—Oh, cielos, ¿podrías leer esta pequeña etiqueta? Dice acondicionador


para hombres.

—Sí, pero sólo… —Se interrumpió repentinamente, como si supiera que


lo que estaba a punto de decir era ofensivo.

— ¿Sólo qué? —pregunté, alzando mis cejas—. Sigue y termina esa


oración. ¿Sólo los tipos gay lo usan? Él frunció el ceño.

—Eso... no es lo que iba a decir. Le envié una mirada, dejándole saber que
sabía la verdad, y él frunció todavía más el ceño. Luego suspiré.

—En serio no puedo creer que no te pongas acondicionador. —Lucía tan


suave y brillante, como si en verdad lo cuidara—. Con todas esas
iluminaciones rubias, debes tener montones de puntas abiertas.
Es sólo… que es una situación triste, eso es lo único que puedo decir. Y
apuesto a que tus raíces…

—Oh, hermano. —Él extendió una mano—. Lánzame el maldito


acondicionador. Lo hice, sonriendo presumidamente por alguna razón.

—Y cuando termines, usaré el gel en tu cabeza y te mostraré cómo peinar


esa preciosa melena tuya. Él se congeló, observándome, con sólo sus
pestañas moviéndose mientras pestañeaba.

— Tú… ¿quieres peinar mi cabello?


— ¿Qué? —pregunté inocentemente—. Soy gay, ¿recuerdas? Una pequeña
sonrisa curveó sus labios y sus hombros se relajaron un centímetro.

—Estás jodiendo conmigo, ¿no es así? —Por supuesto. —Con un guiño, le


soplé un beso—. ¿Cómo podía resistirme?

—Jesús. —Sacudiendo su cabeza y riendo suavemente bajo su aliento,


comenzó a encerrarse en el baño mientras decía—: Sabía que había una
razón por la que me caías bien.

Mientras el cerrojo cerraba, una amplia sonrisa se extendió por mi rostro.


Eso había sido divertido. Nota para mí misma: jugar verbalmente con
Asher Hart tan seguido como sea posible. Claro, me había tratado como a
un tipo durante todo el tiempo, pero esta pequeña burbuja dentro de mí
seguía subiendo y subiendo por mi pecho.
A pesar de su despiste y completa falta de habilidades organizacionales,
Asher era un tipo genial. Ni una sola vez en el camino había hecho algo
para molestarme, a diferencia de los otros dos, con quienes, gracias a
Dios, estaba aliviada de no tener que compartir habitación.
Y tenía mi sentido del humor. Nadie tenía mi sentido del humor. Esto era
simplemente… asombroso. El agua en la ducha se encendió, y mi sonrisa
sufrió una muerte repentina.
Todo lo que podía imaginar era a él… desnudo y mojado, deslizando el
mismo jabón que yo había comprado en partes que nunca llegaría a ver…
o tocar. En este momento, deseaba tanto ser sus manos, deslizándose por
sus abdominales musculosos o lavando su cabello.
Demonios. Esto no era asombroso para nada. Estaba torturándome sin
siquiera saberlo. Asher Hart no necesitaba seducir a una mujer para
atraerla. Simplemente tenía que ser él mismo para que yo lo quisiera.
Duro.

(1) Estadio de fútbol americano.


19

Asher

Terminé dejando que Remy peinara mi cabello. No sé por qué; sabía que
simplemente había estado bromeando sobre eso.
Pero fue divertido bromear con él, y necesitaba una distracción porque, a
decir la verdad, estaba un poco nervioso por esta noche.
Tocar en Forbidden se había vuelto cómodo y predecible. Lo amaba, pero
sabía que si queríamos crecer teníamos que diversificarnos. Así que… esto
en cuanto a experimentos nuevos y aterradores. Incluyendo el cabello
peinado con gel.
Sticks habló atropelladamente todo el tiempo, alterando su voz para que
sonara como la de esos estilistas flameantes de las películas de los
ochenta, y dejando caer su mano cuando la lanzaba hacia un lado.

—No te preocupes, cariño, quedarás magnífico.

—Cállate, idiota. —Lancé un golpe a su rodilla, pero el salto hacia atrás en


el momento justo, esquivándome—. Acaba de hacer lo tuyo.
Entonces él puso ese pegote de gel de mierda en su mano y hundió sus
diez dedos en mi cabello.
Cerré mis ojos e intenté no disfrutarlo demasiado. Pero… mierda. Para
haber sido criado por el tipo de padres que no era sensiblero y luego por
un tío que era de la misma manera, incluso el contacto humano más ligero
era como estar en completo contacto carnal para mí.
Y él estaba torturándome mientras trabajaba lenta y suavemente, tirando
de mi cuero cabelludo con tirones rítmicos que me forzaban a tragarme
un gemido de placer. Me recordó que no había sido verdaderamente
tocado, además de codazos amistosos o palmadas en los hombros de
parte de amigos, en meses.
Me hizo anhelar el sexo, cuerpo contra cuerpo, manos y labios
acariciando, bocas llenas de pechos y dedos enterrados profundamente
en algo apretado y mojado— Cuando Sticks dijo algo sobre cuán
asombrado estaba por la falta de puntas abiertas, salté por la sorpresa,
recordando repentinamente que era él el que me estaba tocando.

— ¿Falta poco? —pregunté, cambiando de peso malhumoradamente en la


tapa cerrada del inodoro.
El tener sus manos en mi cabello de repente se sentía demasiado
personal. Ni siquiera las mujeres con las que había dormido habían
jugado tanto con mi cabello.
Habían sido conocidas por aferrarse a él cuando estaban viniéndose, pero
luego de eso no les servía de nada. No estaba seguro de cómo lidiar con el
hecho de que Remy se estuviera familiarizando con él. Y nunca, ni en un
millón de años, admitiría que me gustaba cómo se sentía cuando él
masajeaba mi pelo.

—Jesús, ¿demasiado impaciente? —Liberó mi cabello y casi lloriqueé por


la pérdida de su toque. Luego de tomar el peine, hizo unos giros aquí y allí
y se alejó—. Allí está. Perfección. —Sonriendo orgullosamente, señaló el
espejo—. ¿Qué piensas? Me paré y observé mi reflejo. Lo había peinado
para que se levantara y cayera por un lado de forma desordenada, pero
era un desorden controlado. Me veía como una maldita estrella de rock.
Pero bueno, supongo que esa era la idea.

—Es…

—Sexy como el infierno —confirmó Remy, ganándose un ceño fruncido


de mi parte. Pero él se encogió de hombros, alucinado—. Sí, pensabas que
tenías un montón de mujeres arrastrándose detrás de ti antes.
Sólo espera hasta esta noche, chico. Ese desorden hermoso va a atraer a
todas las chicas. Reí, pero la mención de las mujeres me hizo pensar en
sexo de nuevo.
Me recordó cuánto tiempo había pasado desde que había tenido sexo, y
un calor pulsante se extendió a través de mi pene. Luego mi mente se
puso en modo súper cavernícola, incapaz de pensar en algo que no fueran
coños. Y empujes.
Maldita sea. Esto estaba mal. Tenía que hacer algo al respecto. Gruñendo
algo —ni siquiera estoy seguro de qué—, escapé del baño y recogí mi
billetera y llaves.

—Voy a explorar la zona, a ver cuán cerca estamos del club.


Para entonces probablemente será tiempo de salir. El baño es todo tuyo,
hombre. Él inclinó su hombro contra el marco de la puerta,
observándome. Cuando todo lo que dijo fue “está bien”, me llenó un
extraño malestar, como si debiera hacer más, saber más, o demonios, ni
siquiera lo sé. Simplemente no se sentía bien. Así que salí corriendo.
— Gracias de nuevo por… tú sabes. —Hice un gesto hacia mi cabello y me
apresuré a salir por la puerta.

Estuve afuera por más tiempo del que probablemente debería haberlo
hecho, pero al menos entendí cómo funcionaban las cosas, y cuando volví
a reunir a la banda, pude llevarnos directamente a nuestro destino sin
perderme.

Con el parloteo de Gally y el fuerte silencio de Holden, la rareza que había


sentido más temprano con Sticks se disipó, y fui capaz de pensar en el
concierto.
Mientras esperábamos entre bastidores para nuestro momento de
empezar —porque este lugar en realidad tenía bastidores—, Sticks se
sonó el cuello y se puso a saltar en la punta de sus pies, como si estuviera
preparándose para una carrera o algo. Sacudí mi cabeza y sonreí.

— ¿Qué demonios estás haciendo? Él solo se encogió de hombros.

—Desentumeciéndome. —Luego movió sus hombros y pateó con cada


pierna antes de sacudirla—. No tienes ni idea de cuán rígido me pongo
después de estar sentado en ese taburete por tanto tiempo.
Tenía sentido, por lo que me di vuelta y contuve el aliento cuando el
coordinador nos hizo un gesto para que pasáramos.

—Nos toca —le anuncié a los chicos, y guié el camino hacia el escenario,
donde el personal ya había preparado nuestro equipo.
Exhalé de repente cuando vi a la multitud. Este lugar no estaba tan lleno
como generalmente lo estaba Forbidden, pero era fácilmente cuatro veces
más grande, lo que significaba que había dos veces más personas. La pista
estaba oscura, con cuatro focos azules iluminando los puestos en los que
debíamos estar, ya calentando la parte trasera de mi cuello.
Troté a mi lugar, me puse mi Taylor y tomé el micrófono, observando a mí
alrededor para asegurarme de que los demás estaban listos. Cuando
Remy asintió, le di la señal de comenzar antes de que siquiera nos
presentáramos. Finalmente hablé un poco dos canciones más tarde,
contándole a la multitud un poquito de quiénes éramos, de dónde éramos,
y dónde podían encontrar más información sobre nosotros. Para este
punto, los habíamos animado con nuestra música y respondían más
entusiasmados, alentando cuando presenté a cada miembro.
Y luego estábamos tocando de nuevo, rockeando cada canción. Pensé que
íbamos a tener un problema cuando Holden tuvo una pizca de miedo
escénico y perdió un ritmo en la guitarra.
Pero Remy se mantuvo firme todo el tiempo, y Heath fácilmente retomó
con nosotros. Aliviado, canté un poco más fuerte para compensarlo, y
nadie pareció darse cuenta.
Nos vitorearon, bailaron, y se divirtieron. Para el momento en que
terminamos, estaba cubierto de sudor pero tenía una descarga de
adrenalina que se sentía malditamente increíble.
El dueño —sí, el dueño en persona—, se reunió con nosotros detrás del
escenario para invitarnos a volver dentro de un mes, y sólo tuve que
mirar a mis compañeros para que aceptaran, así que asentí diciendo que
sí. Luego de eso nos dieron cupones para bebidas con descuento en el bar,
y creo que los cuatro teníamos demasiada energía como para irnos al
hotel, por lo que los tomamos y nos dirigimos al club.
Gally desapareció inmediatamente para buscar una aventura de una
noche, pero Holden, Sticks y yo encontramos una mesa libre para
sentarnos.

A la gente le tomó unos pocos minutos reconocernos, pero pronto un trío


de rubias idénticas se había reunido en nuestra mesa, una
particularmente atrevida cuando se deslizo justo encima de mi rodilla y se
quedó allí para decirme cuánto le había gustado observarnos.
Su perfume era fuerte, pero su cuerpo era suave y oh, tan femenino, y
tenía toda esta energía en exceso para gastar; no la alejé. Incluso puse una
mano en su cintura para no tener que preocuparme por que perdiera el
equilibrio y cayera de mi pierna.
Coqueteó conmigo mientras sus amigas se acercaban, una de ellas
finalmente girándose hacia Sticks para hablarle.
Sabía que la mujer en mi regazo estaría de acuerdo si quisiera llevar esto
más lejos. Infiernos, sentía que estaría de acuerdo si quisiera arrastrarla a
un rincón privado en el club y tomarla justo allí. Pero algo seguía
frenándome de actuar, probablemente la manera en que no paraba de
llamarme por mi nombre y apellido juntos.
Era molesto como el infierno. Habíamos estado sentados allí menos de
diez minutos cuando alguien se acercó, diciendo mi nombre. Miré hacia
atrás y casi caí de mi silla cuando encontré la mirada burlona de mi padre.

— ¿Qué demonios? —demandé—. ¿Qué estás haciendo tú aquí?


—Tenemos que hablar. —Miró lascivamente el escote de la mujer en mi
regazo antes de volver su atención a mí—. Ahora.

—Qué… ¿cómo me encontraste? —Está posteado en el sitio web de tu


pequeña banda. Desde que me echaron de ese bar de mierda en el que
tocas normalmente y todavía no tengo la dirección de tu casa, este es el
único lugar en el que podía encontrarte.

—Él no quiere hablar contigo —contestó Sticks por mí, apareciendo a mi


lado para cruzar sus brazos sobre su pecho y fulminar a mi padre con la
mirada. El viejo hombre parpadeó hacia él antes de resoplar.

— ¿Qué demonios es esto? —me preguntó—. Tu guardaespaldas. El


bastardo es más pequeño que yo.

—También soy más joven, más rápido y estoy armado —informó Sticks,
entrecerrando sus ojos.

Su postura me divirtió y como que me deleitó, dado que significaba que le


importaba lo suficiente como para cubrirme la espalda, pero era
completamente innecesario.

—Discúlpame por un minuto, cariño. —Saqué a la mujer de mi regazo y


me paré para decirle a Remy—: Lo tengo. —Haciéndole señas a mi padre
para que me siguiera, busqué el lugar más tranquilo que pude encontrar
para oír lo que fuera que tenía que decir.

Cuando vi que el baterista nos había seguido y se quedó a unos metros de


distancia, puse los ojos en blanco. De verdad estaba preocupado,
muchacho extraño. Luego enfrenté al tipo que solía ser mi pesadilla
viviente. Pero sí, no podía encontrar mi viejo miedo por él. Ahora era una
cabeza más alto y más ancho que él.
Él simplemente lucía arrugado, tosco y amargado. Ni siquiera podía
pensar en él como un asesino. Había estado allí, había visto su conmoción.
No había querido tomar la vida de ella. No era más que un matón
desagradable y fracasado.

— ¿Qué quieres? —pregunté, cruzando mis brazos sobre mi pecho.


—Quiero saber dónde está mi alijo —gruñó él, moviéndose
intimidantemente cerca, y eso también me pareció un chiste. Sacudí mi
cabeza, no tenía idea.

— ¿Qué alijo?

—El maldito alijo que tenía escondido cuando me arrestaron.

Dejando salir una risa, sacudí mi cabeza. No había visto a este tipo en
dieciséis años, ¿y todo lo que le importaba eran sus drogas? Ningún
perdón por asesinar a tu madre, por todos los labios partidos y ojos
negros, por criarte como a un esclavo. Sólo ¿dónde están mis drogas?
Tenía sentido.

— ¿Y de verdad piensas que sé lo que sucedió con esa


mierda? —Continué balanceando mi cabeza hacia adelante y
atrás—. Nunca me dejaron volver a entrar al apartamento.
No sé qué sucedió con nada. Gruñendo por la decepción, el viejo mordió
su labio inferior.

— ¿Crees que los policías lo encontraron? Alcé mis manos.

—No tengo idea. Y honestamente, no me importa una mierda lo que haya


sucedido con tus drogas. Estás por tu cuenta en esta. Comencé a caminar
más allá de él, pero me agarró por la manga de la camisa.

—Oye, no terminé de hablar contigo, pequeño lamepollas. Sticks se movió


hacia nosotros, deslizando su mano en su bolsillo. Mi padre le dirigió un
ceño fruncido pero inmediatamente me soltó. Inclinándose más cerca,
dijo gruñendo—: Me debes. Evité que esa perra te matara, no sé cuántas
veces, cuando quiso ahogarte en la bañera, o sofocarte con una almohada.
Te mantuve respirando y te proporcioné lo necesario. Lo observé
impasiblemente.

—Y aun así, no tengo idea de por qué. —Nunca me había demostrado una
pizca de compasión.

—Porque se suponía que salieras a mí. —Comenzó a acercarse incluso


más cerca, pero luego recordó a Remy y le envió una mirada cauteloso.
Cuando se giró de vuelta, su labio se curvó en una mueca despreciativa—.
Pero fuiste y saliste así. Sacudí mi cabeza y suspiré, enfocándome en
Sticks porque no podía mirar al desperdicio de espacio que se suponía
fuera mi padre.

—Te dije que no sé dónde está tu alijo, y no lo sé. Así que… terminamos.
Comencé a caminar de nuevo, pero él me llamó.

—Necesito algo de dinero para volver a empezar. Demonios, chico, no te


alejes de mí. Vas a lamentar esto. Sin siquiera mirar atrás, le hablé a Remy
por la comisura de mi boca cuando él se movió inmediatamente a mi lado.

—Ves, te dije que no estaba buscándome para matarme.

—Oh, sí, seguro; ese “vas a lamentar esto” no fue amenazante para nada.
Reí.

—Relájate, hombre. Estoy seguro de que esa es la última vez que vamos a
ver u oír de él.

—Creo que estás equivocado, pero lo que tú digas. Con una mirada en su
dirección, pregunté—: ¿De verdad llevas un arma? ¿Qué demonios tienes
en tu bolsillo? —Simplemente no podía imaginarlo metiendo un arma en
su equipaje, entre el acondicionador y el gel para el cabello. Por lo que
cuando respondió a regañadientes—: Maza y silbato. —Lancé mi cabeza
hacia atrás y reí. Agarrando su hombro, tuve que admitir—: Hombre, me
haces reír.

—Ummm. Bueno, mira eso —murmuró, parando cuando alcanzamos


nuestra mesa—. Tu harén de putas fue lo suficientemente amable como
para esperar por ti. Su tono amargo sólo me hizo sonreír.

— ¿Qué? ¿Estás celoso porque no hay ningún tipo en el grupo para ti? Él
me miró ceñudo.

—Ajá. Sí, debe ser por eso. Cuando me encogí de hombros y comencé a
volver a la mesa, él me tomó del brazo.
— No puedo quedarme. Voy a ver si puedo tomar un taxi y volver al hotel.
¿Estás seguro de que tu padre no va a volver? Podría dejarte mi maza y
silbato. Le mostré mi dedo medio.

—Creo que puedo arreglármelas sin un maldito silbato para prevención


de violación. Él sacudió su cabeza y miró a las mujeres observándonos y
esperando a que volviéramos.

—No lo sé, Hart. Esa luce como si estuviera lista para rasgar tu ropa en
cualquier segundo, estés dispuesto o no. Con una risa, lo empujé.

—Lo que sea. Ya piérdete. Te veré en el hotel. Una expresión miserable


cruzó su rostro, pero luego asintió y se giró.
Lo observé alejarse por un segundo, luego sacudí mi cabeza y volví a las
mujeres.
20

Remy

Bien, sí, lo admito. Ver a esa mujer fácil arrastrándose sobre Asher me
convirtió en una mala perra trol celosa.
Pero no podía evitarlo. Ella lo siguió tocando. Y yo quería tocarlo. No era
justo. Ni siquiera podía poner mi maldita oferta, ya que estaba fingiendo
ser un chico y todo eso. Incapaz de verla destrozándolo un segundo más,
salí disparada de allí y me desplome de regreso en el hotel, miserable,
cuando debería haber estado totalmente excitada y feliz.
Habíamos sacudido esa actuación. Había sido impresionante, justo hasta
que esa puta se había arrastrado al regazo de Asher, y él había envuelto su
brazo alrededor de su cintura.
Estaba tan furiosa que ni siquiera podía preocuparme por el hecho de que
su padre apareciera. Puff. Traté de no preguntarme qué habría sucedido si
hubiera estado en completo modo niña, usando mi maquillaje y un
pequeño vestido negro.

¿Podría haber competido por su atención, robarlo lejos de la puta en su


regazo? Y ¿por qué siquiera importaría? Nunca iba a conseguir esa
oportunidad.
Yo misma me había disparado en el pie el momento me metí en la sala de
audición como Sticks. Después de tomar una ducha extralarga, y limpiar y
secar mi sudorosa mascara pegajosa, me la puse de nuevo porque no
tenía ni idea de cuando Asher planeaba regresar.
Sólo sabía que no podía dormir con todo mi largo y oscuro pelo extiendo a
lo largo de la sabana. De mala gana me metí en la cama, apagué mi
lámpara, y luego di vueltas durante lo que pareció una eternidad,
preguntándome qué estaba haciendo con esa otra chica, donde la estaba
tocando, donde ella lo besaba, cuanta ropa estaba siendo removida.
Maldita sea. Golpeé mi almohada. Esto era una estupidez. Yo era su
compañero de banda. Eso era todo. Él podía hacer lo que quisiera con
quien quisiera.
No debería ser asunto mío o preocuparme. Así que ¿por qué demonios me
daba tantas ganas de llorar? Finalmente, lo que parecía horas después, mi
conciencia me arrastró a un sueño inquieto. Se sentía como si apenas me
hubiera quedado dormida cuando me desperté sobresaltada por la
apertura de la puerta de mi habitación.
Esperando que Asher estuviera solo y no hubiera traído a su amiga con él,
me quedé helada, incluso traté de dejar de respirar. Oh, Dios. ¿Y si él había
traído de vuelta? ¿Tendría que estar aquí y pretender dormir mientras
jode a otra mujer a sólo unos pocos pies de distancia?
No hay manera en el infierno de que pudiera manejar eso. Mi cara picaba
como loca dentro de mi máscara, pero me abstuve de rascarme o mover
un músculo mientras pisadas –solo un par, fiu– se arrastraban por el
suelo. Resortes de colchones se movieron detrás de mí cuando Asher se
sentó en su cama.
Mi cuerpo respondió al instante, calentando sin control mí ya caliente
disfraz. Pero entonces el olor a perfume femenino me golpeó y me volví
fría. Había traído esa otra chica a casa.
La rubia. Realmente odiaba esa rubia. Asher dejó escapar un suspiro largo
y cansado, podía imaginarlo frotándose el rostro cansado, tal vez pasando
sus talentosos dedos por su oscuro y sedoso cabello. Cabello donde había
tenido mis dedos y llegado a tocar y jugar con él, cabello que quería
experimentar de nuevo.
Se levantó. El suave roce de la ropa me dijo que se estaba desvistiendo.
Oh, hombre. Mi termómetro interno se disparó, llegando a las nubes con
la intensidad de mi calentura.
No debería mirar. No debería mirar. Totalmente no debería mirar.
Realmente estaba siendo una buena chica y no mirando, pero luego entró
en el baño, y con el fin de llegar allí, tuvo que pasar mi cama y justo donde
yo estaba mirando con los ojos completamente abiertos en la habitación a
oscuras... bueno, casi a oscuras hasta que encendió la luz del baño y me
regaló una visión de su culo desnudo perfectamente formado.
Dulce bebé Jesús. Sus tonificadas mejillas bronceadas eran... eran... sí.
Dulce bebé Jesús.
Demasiado pronto, cerró la puerta del baño, desapareciendo en el interior
y envolviéndome de nuevo en la oscuridad de la habitación del hotel. La
ducha se encendió y mi imaginación corrió salvaje, pensando en todos los
lugares que tenía que estar tocando su mojado cuerpo desnudo en este
momento, estregando mi jabón sobre la caliente, esculpida piel y dejando
un resbaloso rastro abajo desde su estómago tenso hasta entre sus
piernas, donde probablemente estaba ahuecando sus testículos y
limpiándolos.
Maldita sea. Una ducha nunca había parecido tan malditamente sucia
antes. Quería estar bajo que el vapor con él tan mal.
Me dolía el cuerpo y mis pezones quemaban con la necesidad de ser
tocados. Cerrando mis ojos, respiré través de los agujeros de la nariz de
mi máscara, cada respiración un poco menos profunda, destacando mi
excitación, mientras mi mano vagó hacia abajo dentro de la cintura de mis
pantalones de franela y dentro de mi ropa interior.
Dios, cómo me gustaban las bragas sexys de seda. Eran perfectos para el
autoplacer, para deslizarlas contra tu clítoris creando fricción para una
experiencia completa. Pero esta noche, ni siquiera importaba lo que
llevaba allí abajo. Podría haberme corrido al mero sonido de Asher Hart
cantando “Budapest” de George Ezra, en la ducha.

Estaba a pulgadas de acariciarme, mis caderas ya esforzándose por


levantarse de la cama, cuando el agua se apagó en el cuarto de baño.
Maldición. ¿Por qué no se podía haber entretenido un poco más? Saqué mi
mano de la ropa y apreté mis piernas juntas al tiempo que la puerta del
baño se abrió. Automáticamente, mis ojos se abrieron. Asher salió,
chorreando agua, con una toalla colgada a la cintura.
Me quedé boquiabierta ante la belleza que era su pecho desnudo mientras
patinó sorprendido hasta detenerse.

—Mierda —dijo, haciendo una mueca—. Lo siento, Rem. No quise


despertarte.

—Está bien. —Arrastrando las palabras, tratando de actuar medio


despierta, cuando la verdad es que estaba malditamente despierta. Con
un bostezo, me estiré y rodé la cara lejos de él.
Pero eso realmente no solucionó nada. Se acercó a su lado de la
habitación, hacia donde ahora estaba volteada. Y luego dejó caer la toalla.
A propósito.

— ¿Has estado durmiendo mucho tiempo? —Se preguntó de manera


coloquial, como si no ocurriera nada trascendental en absoluto.
Echándome un vistazo mientras cavaba por un par de sus propios
pantalones de franela en su bolsa de lona, levantó las cejas con curiosidad.

—Uh... —Mis ojos se negaron a parpadear mientras lo miraba tirar los


pantalones por sus piernas sin ponerse ropa interior primero.
Oh, Cristo. ¿Siempre se mete en la cama desnudo? Esto no era algo que
debería saber.
Técnicamente, no tenía que saber qué tan bien dotado estaba. Pero, vaya,
él lo era. ¿Cómo podía un hombre tan delgado ser tan grueso donde más
importaba? Lamiendo mis labios, tuve que alejarme y rodar a mi otro lado
mientras él retiraba las sábanas y se metía en su cama.

—No mucho. —Finalmente respondí una vez que estaba de espaldas a él.
¿No mucho? ¡Lo que sea! Esa fue probablemente una de las pollas más
largas que jamás había visto. Y la circunferencia. Malditamente caliente,
me tomaría más de una mano para envolver mis dedos a su alrededor.

—Oh, bien. Oye, ¿te importa si enciendo mi luz hasta que me esté listo
para pasar la noche?

—Sírvete a ti mismo —me quejé.

Desde luego, no iba a volver a dormir en un corto plazo. Demasiadas


pollas bien dotadas flotaban alrededor de la parte interna de mis
párpados cada vez que trataba de cerrarlos.

—Gracias. Oí unos pies arrastrándose y el sonido de arrugar el papel, pero


me negué a mirar. No hasta que un cierto aroma llegó a mi nariz, de todos
modos.

—Puff. ¿Qué es ese horrible olor? —Inquiero, rodando hacia atrás para
mirarlo de nuevo. Sentado en posición vertical en su cama y con el torso
desnudo, apoyando su espalda en sus dos almohadas, las piernas
estiradas sobre las sabanas, se sirvió un puñado de golosinas en su palma,
luego se los metió a la boca.

—Nueces de maíz —anunció, sosteniéndolos para que los viera—. Sabor a


Ranch. Los vi en la máquina expendedora del pasillo y no pude resistirme.
Esta mierda y los Tic Tacs con sabor a naranja son mi adicción. Arrugué
nariz.

—Bueno, espero por Dios que hayas comprado algunos Tics Tacs
también.
Apuesto a que tú aliento apesta hasta el cielo. Completamente sin
ofenderse, Asher echó a reír.

—Lo que sea, idiota. Iba a preguntarte si querías un poco.


Inmediatamente tendí la mano sobre el espacio entre las camas.

—Infiernos, sí, quiero algunos. Si voy a ser obligado a olerlos toda la


noche, puedo también comerlos. Con otra sonrisa, Asher se asomó para
verter una cantidad saludable en mi mano.

— Realmente eres divertido como la mierda, Sticks.

—Sí, soy un comediante regular. No seas tacaño ahora. Él no lo fue, lo que


me sorprendió. Probablemente estaba demasiado generoso, en realidad,
ante algo que admitió era su comida favorita, porque el montículo en mi
palma creció tan alto que un par de granos cayeron por el lado y sobre la
alfombra.

—Oh, mierda." Dejé escapar un grito consternado—. Nuez de maíz caída.

—Regla de los cinco segundos —dijo Asher y se lanzó por un lado de su


cama.

—Oye, esas son mis nueces. —Indignado, salté de mi colchón detrás de él.
Mi hombro quitándolo fuera de mi camino, Cogí las tres tuercas en el
suelo y los metí en mi boca. Entonces, mientras todavía estaba
masticando, le grité:

— ¡Ja! —Justo en la cara, probablemente lo fumigué con mi aliento sabor


a Ranch.

No fue mi momento más atractivo, pero él pensaba que era un chico, así
que... ¿a quién le importaba? Lo había derrotado en las nueces de maíz.
¡Yuuujuu!

—Maldito —Él golpeó con su puño mi pantorrilla.


Abrí la boca más de sorpresa que de dolor. Maldita sea, realmente me iba
a tener que acostumbrar a este tipo de camaradería de golpear la mierda
del otro.

— ¡Ay! —Con el ceño fruncido hacia él, froté el punto de dolor, aunque
esto me aseguró el hecho de que sí, sin duda pensaba que yo era del sexo
masculino. De ninguna manera podía imaginarlo haciéndole eso a una
niña.

Me gustaba un poco, a pesar de que picaba como un hijo de puta. Por lo


menos sabía que él estaba completamente bien conmigo y lo
suficientemente relajado para ser él mismo y perder el tiempo. Estaba
viendo al verdadero Asher Hart, su guardia completamente abajo.
Él entrecerró los ojos hacia mí, sus labios sexy retorciéndose con picardía.

—Verte comer esos me hizo preguntarme que exactamente ha pasado en


este suelo. Estás comiendo todo eso, lo sabes. Hice una pausa de masticar,
y luego me encogí de hombros. Y tragué.

Era una cosa tan chico por hacer, estaba orgullosa de mí misma, a pesar
de que hice una nota mental para hacer gárgaras tres veces más largas en
la mañana y cepillarme dos veces.
Refunfuñando en voz alta, Asher se arrastró de nuevo a su cama y cogió
un bloc de notas en el que había estado escribiendo.

—Siempre estás escribiendo en esa cosa —dije, más que curioso de lo que
estaba garabateando como un loco.

— ¿Hum? Oh, son sólo letras —murmuró distraído, en su voz de


concentradoenalgomás—. Casi siempre tengo que escribir algo antes de
irme a la cama en la noche, de lo contrario nunca puedo llegar a dormir
con mi cerebro en constante funcionamiento.

— ¿Ni puta mierda? —dije con sorpresa, sintiéndome más conectada con
él de lo que sabía que debería—. Hago eso también. Me miró, la sorpresa
haciéndolo levantar sus cejas.

— ¿De verdad? Para demostrarlo, me incliné por el otro lado de la cama


donde estaba mi equipaje y abrí la cremallera antes de tirar de mi
cuaderno. Saludé hacia él antes de revolotear las páginas abiertas para
mostrarle que estaba tres cuartos lleno.

—De ninguna manera —murmuró, extendiendo la mano, como si sólo


espera que se lo entregara. Con el ceño fruncido, lo golpeé de nuevo
contra mi pecho.

—No lo creo, Scooter. —Había aprendido de la manera difícil a no


mostrar mis letras a otra alma viviente. Después de que Fisher había
robado mis líneas y las utilizó para hacer Fish 'N' de Dick’s primer y único
éxito, nunca más iba a ir por ese camino.
Pero Asher parpadeó hacia mí como si yo estuviera loca. Así que me
aclaré la garganta.

—Es que... todas son horribles. Así que no hay punto en perder tu tiempo
mirándolos.

—Como sea hombre. Voy a ser el juez de eso. Además, el noventa por
ciento de mis las mías apestan a culo, también. Ahora... dámelo. Cuando
simplemente sacudí la cabeza obstinadamente, me envió una sonrisa
sexy.

—Te mostraré el mío si me muestras el tuyo. Solté un bufido.

—Cariño, acabo de ver el tuyo y permíteme decir... Mierda santa, caray. Tú


ganas. La boca de Aser se abrió antes de negar con la cabeza y
murmurara.

—No puedo creer que me hayas admitido eso. Me encogí de hombros.

— ¿Qué? ¿Qué eres más grande? Eres el único que no tuvo reparos de
mostrarme tu basura. Así que sólo estoy diciendo que era una polla
impresionante. En serio, debes estar orgulloso de ese monstruo.
Quiero decir, el primer momento en que saliste del cuarto de baño,
moviéndolo alrededor, yo sólo quería... ya sabes, chuparlo.
Cuando envolví mis manos alrededor del aire, como si agarrara un
descomunal pene invisible, me di cuenta de lo que estaba haciendo y lo
que acababa de decir.
—Quiero decir...

—Oh diablos santo, había ido muy lejos, incluso para un hombre gay. Mire
a Asher, preparándome para que pateara mi culo o me tirara fuera de
nuestra habitación de hotel, o algo así, pero él sólo echó atrás la cabeza y
se rió.

—Mierda, eres tan jodidamente gracioso. Eso tiene que ser la cosa más
gay que me hayas dicho alguna vez. Tragando saliva, me encogí hacia
atrás.

—Sí, lo siento.

—Nah, no te preocupes por eso. —Sin dejar de reír, se limpió las lágrimas
de sus ojos.

—Pero, caray, eres definitivamente cien por ciento gay, ¿verdad? Quiero
decir, realmente prefieres chicos.

—Hum... sí. —saqué la palabra como si eso no debería ser tan difícil de
creer. Sacudió la cabeza.

—Eso es tan extraño. ¿Ni siquiera las tetas? Quiero decir... senos, hombre.
—Él fingió apretar un par—. Son tan... —Hizo un sonido de hambre en la
garganta—. Comestibles. Me encogí de hombros.

—Eh. Todavía sacudiendo la cabeza, me estudió como si fuera alguna


especie sobrenatural.

—Bien, vale. ¿Qué pasa con coños entonces? En serio, no hay manera en
que puedas tener una polla y voltees tu nariz ante uno de ellos. Son tan
mojadas y calientes y apretadas. Están hechas para mantener una polla en
ellas, y se sienten como el cielo cuando entras en ellas. Y el sabor. ¿Alguna
vez has probado incluso un coño? Arrugué nariz.

—Puaj. No. Levantó las manos.

—Bueno, ese es tu problema. No tienes idea de lo que te pierdes.


Estrechando los ojos, dije: — ¿Estás tratando de convertirme en hetero?
—No. —Entonces él se echó a reír como si reírse de sí mismo—. Bueno,
no creía que lo estaba. Sólo estaba tratando de averiguar lo que no te
gusta de una mujer.
Son malditamente perfectas, todas suaves y femeninas y de buen
olor. —Él tomó aire y cerró los ojos—. No hay nada como hundirse en una
mientras estás chupando un pezón en tu boca. Y luego cálidas y suaves
piernas van y se envuelven alrededor de tu cintura hasta que ella está
clavando los talones en tu culo. Es sólo... nirvana.
21

Remy

El calor subió por mis muslos hasta que mi coño estaba tan mojado y
adolorido que tuve que apretar mis piernas bajo mis cubiertas.
Asher pestañeó y me miró desde sus brillantes, lujuriosos ojos verdes,
haciéndome saber que la visión que describió lo afectó tanto como me
había afectado a mí.

Me preguntaba qué tan grande se encontraba su monstruosa polla ahora


mismo, y cómo se sentiría si estuviera encima de mí, deslizándola
profundamente entre mis piernas mientras chupaba mis pezones. Dios.
Me estremecí, notando que él hacía lo mismo.

—Lo siento, es que... amo a las mujeres —murmuro antes de mirar lejos,
como si de repente estuviera incómodo.

Lo que me hizo pensar en el hedor a perfume que se había aferrado a él


cuando entró a la habitación del hotel hace apenas media hora. Mi lujuria
se deterioró, luego murió por completo.

—Sí, puedo decir eso —murmuré.

Cuando él me miró con el ceño fruncido, confundido, le dije —: Olías como


a una docena de putas cuando entraste. Yo hubiera saltado a la ducha
primero para lavar todo ese tufo también, de haber sido tú.
Riéndose, Asher no se ofendió. Se limitó a sacudir la cabeza.

—Eso en realidad vino de sólo una mujer. La rubia. Monique. Solté un


bufido, deseándole a Monique una muerte prematura horrible.

—Bueno, Monique tiene el buen hábito de impregnar su perfume en otras


personas. Asher puso los ojos en blanco y murmuró—: Tú me lo dices. Mi
boca se abrió mientras lo miraba fijamente. Por último, le dije—: Oh, lo
siento, hombre. ¿No te lo hizo Monique en la habitación? —El coño de la
zorrillo probablemente había sido tan bien usado que no logró ser lo
suficientemente apretado para él.
— ¿Eh? —Me miró como si estuviera loca. Luego sacudió la cabeza—. No.
Nosotros no tuvimos relaciones sexuales.

—Uhhuh —murmuré, no comprando eso. Frunció el ceño.

—Lo digo en serio.

Rodé los ojos.

—Así que... ¿Qué, entonces? Olías como ella porque…

—Porque no dejaba de frotarse contra mí como una especie de gata en


celo —chasqueó, ceñudo.

—Correcto. Así que estás diciendo que amas todo sobre las mujeres pero
cuando una se frota contra ti como una gata en celo, ¿no aceptas su
oferta? Gally sin duda lo haría.

— ¿Jodidamente me veo cómo Gally?

Cuando me di cuenta de lo molesto e irritado que estaba con este tipo de


preguntas, parpadeé y retrocedí, sorprendida.

—Eres realmente serio, ¿no es así? No te la follaste.

—No, no lo hice.

Se me atascó la respiración en la garganta, y la esperanza se encendió en


mi pecho.

— ¿Por qué no?

—Porque... —Parecía demasiado atónito para continuar. Incapaz de dejar


esto ir porque me estaba muriendo de la curiosidad, presioné—:
¿Porque...?
—Estuve tentado, seguro —cedió con un encogimiento de hombros—. Se
siente como una eternidad, y he estado anhelando el sexo últimamente
como no tienes una idea, pero… De ninguna manera iba a dejar caer este
tema, así que dije—: ¿Pero qué? —Entonces me di cuenta. Oh, querido
señor.

— ¿Tienes una ETS (1), no?

—Jesús. ¡No! —Me lanzó una mirada oscura, luego señaló


amenazadoramente—. Bueno, está bien, hablaré, pero si alguna vez
repites algo de lo que voy a decir a Gally o Holden, te patearé el culo de
regreso a Ellamore ¿Lo tienes? Soplé una carcajada.

— ¿Qué parezco? ¿Algún tipo de chismosa chica desesperada por decirles


a todos lo demás tus asuntos personales? Por favor.

Sus hombros se relajaron antes de que llevara su mirada al techo y de


mala gana admitiera—: Es sólo que... no soy muy fan de los líos de una
noche. Mi boca se abrió. Apoyándome, ahuequé mi mano alrededor de mi
oreja y le dije—: ¿Lo dices de nuevo? Él entrecerró los ojos.

—Búrlate, hijo de puta. Simplemente no es lo mío. ¿Bien?

Levanté las manos.

—Confía en mí, no me estoy burlando. Estoy sorprendido, es todo. —Y de


verdad impresionada.

Apartó la mirada, viéndose humillado.

—Patético, ¿no es así?

—No he dicho que sea patético tampoco. Es sólo... inusual para un hombre
en tu posición. — Un muy bueno, e increíble inusual—. Lo que me hace
muy curioso en cuanto a... ¿por qué?

Suspiró y giró su mirada hacia el techo.

—Sabía que ibas a preguntar eso.


— ¿Y bien? —Levanté las cejas, haciéndole saber que todavía quería la
respuesta independientemente de todo—. Para alguien que ama a las
mujeres tanto y está ansioso sexualmente… —empecé.

—Amo a las mujeres —insistió—. Sólo quiero alguien me quiera en lugar


de a... —Rodó sus ojos —. Asher Hart.

Abrí la boca para responder, pero no salió nada. Después de un segundo,


le dije—: ¿No eres tú Asher Hart, sin embargo? Él gruñó y me frunció el
ceño.

—Sí, pero... Cristo, ni siquiera sé cómo explicarlo. —Cuando tomó su


cabello en suprema frustración, decidí apiadarme de él y dejar de
hacerme tonta.

—Quieres a alguien que aprecie al hombre interior, no sólo una groupie


que quiera anotar con el cantante de una banda.

Dejando caer las manos de su pelo, me miró como si acabara de descubrir


una alma gemela.

—Sí —murmuró—. Exactamente. Asentí con la cabeza, haciéndole saber


que entendía.

—Así que no sólo quieres una conexión física. Quieres algo más
profundo... Bajó la mirada a sus manos.

—Oh, confía en mí. Me encanta la conexión física. Y he hecho la cosa de


una noche porque parece ser lo único que las mujeres quieren de mí. Es
sólo que... no sé.
Todos mis amigos en Forbidden tienen estas mujeres increíbles a las que
están dedicados y por las que se encuentran completamente locos. Y
cuando los veo juntos, simplemente parece tan…

— ¿Genial?

Él dejó escapar un suspiro y me miró.


—Me pregunto cómo sería una relación real. Esa confesión me hizo
parpadear.

— ¿Qué? ¿Nunca has estado en una? Sacudió la cabeza. —No. ¿Tú? Mis
labios se arquearon.

— ¿Con una mujer? No.

Dejando escapar un sonido divertido, murmuró—: ¿Con un chico,


entonces?

—Bueno... seguro. Un par de veces. Quiero decir, no toneladas pero... tres


o cuatro lo suficientemente significativas.

Centrándose en mí como si acabara de descubrir que yo sabía el


significado secreto de la vida, me preguntó—: ¿Cómo son? Fruncí el ceño.

— ¿Las relaciones?

—Sí.

Dejé salir un suspiro, me pasé las manos por el pelo, sorprendida cuando
mis dedos se toparon con los cortos zarcillos de mi peluca falsa. Por un
momento, me había olvidado que estaba siendo Sticks, el tipo batería.
Simplemente había sido Remy... hablando con Asher.

—Es... —Mentalmente recordándome a mí misma que era un tipo aquí,


traté de pensar en una forma masculina para describirlo, pero un segundo
después, justo solté—: Al principio, es angustiante como el infierno.
Siempre tienes miedo de mostrar tu verdadero yo.
Sólo quieres que vean lo que piensas que les gustará, por lo que estás
siempre en el borde, con la esperanza de impresionar, y tratando de
averiguar si incluso les gustaría un cambio.

A pesar de que es algo excitante y emocionante también. Pero entonces...


entonces algo finalmente hace clic, y te das cuenta que tienen esta... cosa...
esta cosa increíble en común que realmente no tienes en común con
cualquier otra persona. Bastante pronto, te abres más y descubres que
más partes hacen clic, y antes de que lo sepas, la vida es increíble y te
encuentras pensando en ellos noche y día.
No puedes esperar volver a verlos, y amas todo acerca de todo. Asher
esbozó una sonrisa de ensueño como si estuviera imaginando lo que
acababa de describir, y le gustaran las visiones que eso producía.

— ¿De verdad?

Asentí.

—Y entonces se convierte en un jodido bastardo mentiroso que rompe tu


corazón, rompe tu confianza y te deja siendo una perra endurecida en lo
que fue un ser humano.

Él parpadeó y se echó hacia atrás.

—Guau. Uh, no esperaba que terminaras de esa manera.

—Bueno... —Me encogí de hombros—. No hay felices para siempre para


todo el mundo. Me estudió un momento antes de murmurar—: ¿Qué te
hizo ese bastardo? Me encogí de hombros y me puse a jugar con las hojas
que estaban agrupadas en mi regazo.

—Él sólo... quiero decir, además de hacer que me sintiera como si me


estuviera haciendo un gran favor al estar conmigo, me engañó con cada
mujer que podía y…

— ¿Dormía con otras mujeres? —Asher echó la cabeza hacia un lado en


señal de confusión. Mierda, me había olvidado de lo gay de nuevo. Argg.
Aclarando mi garganta, murmuré—: Sí, es que, uh, él es bisexual. —Y
curiosamente, esa mentira se sintió bien al salir. Fisher odiaría ser
llamado bisexual. ¡Ja!
Asintió con la cabeza como si comprendiera, Asher hizo una mueca de
simpatía.

—Bueno, eso apesta. ¿Qué otra cosa me dirás que hizo?

—Oh. Él, eh... Le escribí un par de canciones y... las robó, su banda las
cantó y afirmó que eran suyas.
—Mierda —murmuró, con compasión—. No es de extrañar que no me
quieras mirando tu cuaderno.

Me encogí de hombros y levanté las páginas de líricas que había creado.

—Lo siento, no estaba acusándote de plagiador. Es que... ¿sabes qué? Sé


que no eres como él. Aquí. Tiré el cuaderno a través de la cama y en su
regazo. Lo recogió, la vacilación brillando en sus ojos verdes.

— ¿Estás seguro? Totalmente respeto tu privacidad, hombre. Y entiendo


por qué eres… —Acaba de leer —murmuré—. Si siquiera piensas en
robar cualquiera de mis líneas, sólo voy a cortar esa enorme polla tuya y
alimentaré a la fuerza a Gally con ella.

Él rió.

—Muy bien. —Antes de abrir las páginas, sin embargo, me lanzó su


cuadernillo.

Un nudo se formó en mi garganta cuando me regresó su confianza.


Cuando él abrió mi cuaderno, yo hice lo mismo con el suyo. Un segundo
más tarde, di un silbido.

—Maldita sea, estas son increíbles.

—Lo mismo aquí —murmuró distraídamente, demasiado ocupado


leyendo mí trabajo como para hablar.

Pasé las páginas, mi aturdimiento creciendo cada vez más mientras me


sorprendía que no tuviera algunas, bueno la mayoría, convertidas en
canciones.

—En serio, Asher. Tienes un talento increíble.

— ¿Hmm? —Distraído, miró hacia arriba y luego abajo. Masticando el


extremo de su lápiz, algo que yo totalmente hacía cuando me quedaba
atascada en una línea, regresó su atención a mi cuaderno—. Gracias, pero
no estoy escribiendo una mierda estos últimos días. Sigo quedándome
atascado en esa línea.
— ¿Ah, sí? —Fui a la última página—. Vamos a ver lo que tienes.

— ¡Espera! —Bajando mis canciones, saltó de su cama y me arrebató las


suyas de mis manos.

Parpadeé ante su repentina distancia. Entonces sonreí.

—Oh vamos. No te ocultes de mí ahora. Cántame lo que llevas. Sacudió la


cabeza.

—Nunca he... Por lo general no puedo cantar mis cosas en voz alta hasta
que tenga una canción completa. Se siente... raro.

—Entonces dila hablando, porque en serio, ¿cómo diablos se supone que


ayude si no sé en dónde diablos te quedas atascado?

—No tienes que... —Debe haber leído algo en mi expresión, porque dio un
largo suspiro antes de que hojeara las páginas y leyera en silencio las
palabras. Luego sacudió la cabeza—. Sí, no creo que pueda sólo leerlas
tampoco. Tendría que cantarlas.

Levanté mis cejas.

—Entonces canta. —Sabía que el hombre no tenía miedo de cantar frente


a un público, pero de repente parecía inseguro.

Me envió una mirada incómoda.

—No te burles si termina sonando como una mierda, ¿de acuerdo? Rodé
los ojos.

—Trata de confiar en mí un poco más que eso, ¿lo harías? Sé que nada
sale perfecto la primera vez.

—Bien. Y empezó a cantar.

A capela, su voz era hermosa. Quería meterme en la cama con él, justo en
su regazo y dejarlo cantarme el resto de la noche... o de mi vida. Pero era
una buena chica. Me quedé atrás y simplemente balanceaba la cabeza al
ritmo, a continuación, extendí la mano y golpeé el ritmo con mis propias
manos contra la esquina superior de la mesita de noche.
Él sonrió, obviamente, entrando en confianza, y empezó a balancearse con
la música mientras seguía con la canción hasta que se detuvo de repente y
negó con la cabeza.

—Y eso es todo lo que tengo. Ahí es donde siempre me quedo. Sus


palabras aún fluían a través de mí, la melodía prendiendo fuego en mi
sangre. Me mantuve tocando el ritmo y canté—: Hasta que las estrellas se
desvanezcan y el día se trague la oscuridad.
Mirándome, Asher parpadeó y retrocedió.

—Mierda. —Si no hubiera visto la sorpresa tan claramente en su rostro,


definitivamente la habría oído en su voz—. Eso es... eso es perfecto.
¿Cómo...? —Negó con la cabeza. Me encogí de hombros y me alegré de que
no pudiera ver mi sonrojo por debajo de mi máscara.

—Estaba terminando lo que empezaste.

—Bueno, trae tu culo aquí, Curran. Vamos a terminar esta canción. Esta
noche.

(1) ETS: Enfermedad de Transmisión Sexual


22

Asher

Acababa de guardar mi trabajo en mi portátil cuando Sticks murmuró


algo en su sueño. Alrededor de las cuatro de esta mañana, se había
arrastrado de nuevo a la cama, agarró una almohada, y se enroscó
alrededor de ella, cerrando los ojos mientras me ayudaba a llegar a una
línea final. Luego se había quedado dormido a los pocos minutos. Pero yo
no podía dormir. Me encontraba demasiado emocionado porque
acabábamos de terminar algo que me había estado tomando semanas
para hacerlo funcionar.
Así que saqué mi portátil de la bolsa de lona y abrí mi programa de
música, esperando inventar la melodía perfecta para las palabras. Sticks
había dormido pacíficamente durante las últimas tres o cuatro horas,
pero cuando agitó una mano y la golpeó contra la cabecera, empezó a
despertarse.

— ¿Qué...? —Finalmente gritó y levantó la cabeza de golpe para mirarme


boquiabierto con sus ojos marrones enrojecidos.
Su cabello llenaba la cabecera, saliendo por todas partes, y tuve que
preguntarme por qué había traído tantos productos para eso ahora que
sabía que era una peluca conectada a una máscara.
Pero diablos, yo no sabía nada acerca de pelucas. Tal vez la lavabas y les
colocabas gel como si fuera cabello natural.
Entonces me pregunté qué demonios le había pasado para joderlo tanto
que pensaba que tenía que usar todo eso. Pobre tipo.

—Mierda, lo siento —murmuró, pasando una mano por su rostro


mientras se sentaba—. No puedo creer que me quedé dormido.

—No hay problema. —Guardé el archivo en el que había estado


trabajando y luego hice clic en la opción de reproducir para poder hacer
que lo escuchara—. ¿Quieres escuchar lo que se me ha ocurrido hasta
ahora?

— ¿Eh? —me miró parpadeando, todavía estando claramente medio


dormido—. ¿Cuánto tiempo he estado desconectado, qué hora es, y cómo
diablos puedes todavía estar despierto? Negué con mi cabeza.
—Son pasadas las ocho más o menos. Te dormiste poco después de las
cuatro. Y sufro de insomnio, así que... no suelo tener más de unas pocas
horas de sueño a la vez, de todos modos.
Negó con su cabeza como si se tambaleara y se encontrara
completamente desorientado. No pude contener una sonrisa, al tiempo
que decía—: Escucha nuestra canción.
Presioné reproducir, y mientras la melodía empezaba en el programa
digital que tenía, Sticks entrecerró sus ojos e inclinó mi cabeza hacia un
lado al tiempo que estudiaba las longitudes de onda reproduciéndose por
la pantalla.
Cuando empecé a cantar la letra que habíamos discutido, su mirada se
desvió hacia la mía. Su boca se abrió atravesaba todos los versos. Y
cuando la última nota sonó por la habitación, sacudió su cabeza.

— ¿Qué?... ¿cómo?... eso fue total y jodidamente increíble.

Me encogí de hombros, a pesar de que el cumplido hizo que mi pecho se


comprimiera con orgullo.

—No, de verdad —me dijo—. ¿Cómo diablos fuiste capaz de inventar toda
la melodía en tan sólo unas pocas horas?

—No fue muy complicado, además todavía necesita ajustes —le


aseguré—, y todavía tengo que añadirle otros instrumentos. Pero esto es
un comienzo.

—Tienes toda la maldita razón, lo es —escupió—. Eres un jodido genio.


Un genio de la música.

Su alabanza me hizo sentir raro, así que cerré el portátil y estiré los
brazos sobre mi cabeza.

—En realidad, me muero de hambre. ¿Quieres ir al otro lado de la calle


conmigo a ese local Denny y llenarnos con panqueques?

—Diablos, no. Voy a volver a dormir. —Abrazando la almohada, se dejó


caer de nuevo sobre el colchón y tiró de las sábanas hasta la barbilla—.
Dudo que Gally o que Holden estén listos antes del mediodía, por lo que
no me despiertes hasta entonces.
—Uh... tenemos que irnos antes de las once —le recordé.

Gruñó una maldición y luego murmuró—: Entonces diez y media. —Pensé


que se había vuelto a dormir, pero por último añadió—: Por cierto, me
encanta la canción. Creo que será nuestro próximo éxito.

Sonreí y negué con mi cabeza mientras su respiración pesada llenaba la


habitación. Me gustaba Remy Curran. Era extraño, pero divertidísimo.
Anoche había sido agradable escribir con él. Nunca antes había intentado
eso con nadie. Él no había tenido miedo de no estar de acuerdo conmigo,
pero a diferencia de Gally, no se puso malhumorado ni fue grosero y
presionó para ir por su propio camino cuando yo tenía otra idea; escuchó
mi opinión y la tomó en cuenta.
NonCastrato se había hecho rico cuando se había presentado a una
audición para nuestra banda. Silbando la melodía de la nueva canción en
voz baja, me vestí para el día, agarré mi llave tarjeta y me dirigí desde la
sala, reajustando las persianas de la ventana para que la cinta de luz que
entraba no molestara a mi compañero de cuarto.
Entonces apagué la lámpara de noche que había dejado encendida toda la
noche y lo dejé dormir mientras iba a buscar comida.
Pero tan pronto como crucé la calle y entré en el restaurante recordé que
había dejado mi billetera en el hotel. Lanzando un suspiro, pasé las
palmas de mis manos por mi rostro.
Pensando que tal vez debería haber tomado también una pequeña siesta
para recargar mi cerebro, grité desde mi cabina, le dije a mi camarera que
regresaría, y luego me apresuré a salir al aire fresco de la mañana.
Me despertó mientras esperaba en el cruce de peatones ocupado a que se
encendiera mi luz, y luego corrí al hotel y recuperé la llave tarjeta de mi
bolsillo al tiempo que me acercaba a mi habitación.
La luz seguía apagada como lo había estado cuando me había ido hace un
par de minutos antes, pero la puerta del baño había cambiado. La mayor
parte del camino se encontraba cerrada por lo que solamente un
centímetro de una grieta se mostraba, revelando la luz que se hallaba en
su interior. Los sonidos de una ducha y un canto filtrándose en la
habitación del hotel. —... Y un abrazo alrededor del cuello.
Un abrazo alrededor del cuello... —una voz claramente femenina daba
una serenata desde el baño. Me quedé inmóvil, frunciendo el ceño con
fuerza, al tiempo que la letra de la canción de Doris Day de "A Bushel And
A Peck" continuaba.
Al principio, me volví loco, con miedo de que acabara de entrar en la
habitación equivocada. Empecé a dar marcha atrás, temeroso de ser
atrapado en la habitación de otra persona, pero entonces me pregunté
por qué mi llave me había dejado entrar.
Así que encendí la luz. Mi portátil se encontraba en mi cama y las mantas
en el lado de Remy se encontraban arrugadas y no estaban tendidas.
Además su maleta familiar y mi lona se hallaban en el suelo, así que sabía
que me encontraba en la habitación correcta.
Pero, ¿quién demonios estaba en nuestra ducha? Por el sonido de eso,
habría pensado que Sticks había metido a una mujer, excepto que a él no
le atraían las mujeres.
Arrugando mi frente, me acerqué con cautela hacia la rendija de la puerta
del baño. Utilizando las yemas de mis dedos, extendió mi mano,
encontrándome de pie tan lejos como me fue posible, y le di un codazo
suave a la puerta abierta.
El vapor salió, nublando mí alrededor mientras la voz de la mujer se hacía
más fuerte.

—... Haces que mi corazón se detenga —continuó lamentándose con un


juego bastante decente de tuberías. Levanté mis cejas, intrigado. No tengo
ni idea de por qué, pero dije—: ¿Remy?

—Ya sabía que él no se encontraba ahí dentro. En respuesta, la mujer


gritó.

— ¿Qué de…? —Confundido con la expresión en cuanto a lo que estaba


pasando, agarré la cortina de la ducha y la abrí. Dentro, la mujer desnuda
y mojada gritó de nuevo, empujando al instante un brazo encima de sus
pechos y extendiendo su mano libre entre sus piernas para cubrirse.

— ¡Mierda! —solté un grito ahogado. Nos quedamos mirándonos


boquiabiertos el uno al otro, el agua esparciéndose sobre ella y obligando
a su largo cabello oscuro a tapar su cara.

Racionalmente, sabía que tenía que darme la vuelta, pero sí... por alguna
razón, como que había perdido la capacidad de pensar racionalmente. En
lugar de eso, sacudí mi cabeza, y pregunté—: ¿Quién eres? Ella sacó el
cabello de su cara para poder verme, probablemente olvidando que tenía
que descubrir su pecho para usar su mano, porque de repente, estaba
siendo destellado por unas tetas muy bonitas. Mi mirada al instante cayó
a su pecho, y ella se quedó sin aliento, regresando su brazo de golpe sobre
sí misma. Una fracción de segundo después, agarró la cortina de la ducha
y la envolvió a su alrededor, ocultando todas las mejores partes.

—No hablo inglés —jadeó en esta voz súper caliente y sensual que tenía a
mis hormonas mucho más enfurecidas.

Ah, mierda. Negué con mi cabeza, todavía completamente estupefacto.

— ¿No sabes Inglés?

—No. —Negó con su cabeza—. No hablo inglés.

—Mierda. —Pasé mi mano por mi cara, agradecido de que no hubiera


empezado a babear ni nada por el estilo, porque... vaya. Había una chica
muy caliente hablando español en mi ducha—. Bueno, no sé ni mierda de
español. —Echando un vistazo detrás de mí, me dije a mí mismo—: ¿En
dónde diablos está Remy cuando se le necesita? Detrás de mí, la chica de
la ducha repitió—: ¿Remy? —Le di la espalda y balbuceó algo en español,
con su mano agitándose todo el tiempo.

Parpadeé, sin entender absolutamente nada. Pero ella había dicho el


nombre de Remy, así que lentamente le pregunté—: ¿Conoces a Remy?
Asintió con su cabeza, sus ojos iluminándose por el reconocimiento.

—Sí. Remy. — Entonces dejó salir otra cosa. Estaba seguro de que allí
había captado la palabra amigo, así que extendí mi dedo de golpe.

—Amigo —repetí. Sí, una palabra que entendía—. Amigo. De acuerdo.


Entonces... ¿él te dejó entrar para tomar… una ducha... tú sola? Entrecerré
los ojos, porque no había manera de que sonara como si eso fuera incluso
plausible.

—Dios —gimió, llevando la cortina de la ducha más cerca de sus pechos.


Entonces se mordió el labio y me hizo un gesto con su mano libre para
que me fuera, farfullando algo en español que me pasa muy por encima de
mi cabeza.
Pero el movimiento de echarme y la desesperación en su rostro hicieron
su súplica suficientemente obvia.

—Mierda, lo siento. —De repente me di cuenta de lo mal que me había


sorprendido. Levantando las manos, retrocedí un paso hacia la puerta
medio cerrada del baño detrás de mí hasta que me di un golpe en mi
columna vertebral—. Voy a... dejar que termines. — Pero no era capaz de
sacar mi mirada de encima de ella. Era simplemente... impresionante—. Y
te juro, miraré hacia otro lado... pronto.

Una vez que la sangre deja de apresurarse hasta mi polla y regrese a mi


cabeza y pueda pensar racionalmente de nuevo, porque... vaya. Oh,
diablos, acababa de decir eso en voz alta, ¿cierto? Gracias a Dios que no
sabía inglés, aunque juro que se sonrojó, como si lo hiciera.
Pero entonces sus cejas se movieron con irritación y me bombardeó con
más español, esta vez definitivamente me regañaba por ser un raro y
todavía seguía mirándola.
Así que dejé escapar un suspiro nervioso y regresé dando tropiezos a la
habitación del hotel, cerrando la puerta del baño hasta el final para darle
su privacidad.

Pero Jesús, eso había sido... En realidad, no estaba muy seguro de lo que
había sido eso, pero definitivamente había sido intenso. Me preguntaba si
debería estar molesto o indignado de que un desconocido sintiera como
en casa en mi habitación de hotel, pero luego me acordé de toda su
magnífica desnudez, y sí... no podía invocar ninguna emoción.

Me paseé por el piso, pasando mis manos por el pelo, preguntándome qué
demonios estaba pasando. ¿En dónde estaba Remy y por qué había dejado
que una chica caliente entrara a nuestra habitación para que pudiera
ducharse... sola?
Finalmente, me di cuenta de que sólo le podía preguntar, así que saqué mi
teléfono del bolsillo y marqué su número. Al otro lado de la habitación,
The Bangles comenzaron a cantar "Walk Like an Egyptian", que debe ser
su tono de llamada, debido a que cuando seguí la fuente del sonido con mi
mirada, vi a su teléfono abandonado sobre su mesita de noche. Maldición.
No se había llevado el teléfono con él... a donde sea que se haya ido.
¿A dónde demonios había ido? Cuando el agua de la ducha del baño se
cerró, me di la vuelta en esa dirección. Entonces me di cuenta de que
probablemente todavía seguía siendo un raro. Así que me detuve en mi
cama para esperar.
Pero en realidad no tuve que esperar en absoluto. La puerta del baño se
abrió lentamente y unos ojos marrones grandes se asomaron. Agité mis
dedos hacia ella.

—Hola de nuevo.

—Hijo de puta —murmuró, frunciendo el ceño. Entonces pareció tomar


una respiración profunda antes de que abrir la puerta por completo.

Había agarrado una toalla y la había envuelto a su alrededor, apretándola


más que nada en sus pechos y apenas cubría la parte superior de sus
muslos salpicados de agua para que mostrara cuan largas y musculosas
eran sus piernas bronceadas y hermosas.
Agarrando un bulto de su ropa, caminó en puntillas descalza desde el
baño y murmuró—: Gracias —mientras hacía un gesto hacia su espalda,
dándome las gracias por haber usado mi ducha, supongo.
Entonces movió su mano y añadió—: Adiós. ¿Qué? De ninguna manera se
iba a ir así como así. Me levanté de la cama de golpe y me puse de pie tan
rápidamente que ella se estremeció hasta detenerse y me miró con recelo.

—Todavía no tienes que irte —le dije, señalando hacia su ropa—. Puedes
colocarte tu ropa primero. Está bien.

Ella negó con su cabeza y señaló hacia la puerta, recitando toda una
cadena de mierdas que no entendí. Cuando comenzó a huir de nuevo, me
puse en su camino y coloqué mi mano en la puerta.
Patinando hasta detenerse, se miró asombrada a mis dedos con sus ojos
bien abiertos antes de deslizar su mirada asustadiza hacia mí. Sabía que la
estaba asustando muchísimo, pero como que eso me gustaba.
Definitivamente me había asustado cuando la había descubierto en mi
ducha.

—Soy Asher —dije, apoyándome ligeramente contra la puerta y


atrincherando efectivamente su salida.
Respiró hondo, miró al suelo un momento, luego levantó su mirada,
encontrando mi mirada de frente, sin miedo mientras hacía un gesto hacia
la puerta.

—Por favor — murmuró, solicitando que la dejara salir. Sólo sonreí y


negué con mi cabeza.

—No lo creo, hermosa. Es tu turno. ¿Cómo te llamas? ¿Nombre? ¿Cómo te


llamas? Sus ojos se abrieron más. Luego negó con su cabeza firmemente y
susurró—: No.

Me acerqué más, mi sonrisa solo haciéndose más amplia.

— ¿No qué? ¿No es tu nombre, o no, no puedes darme tu nombre?

—No —repitió, su respiración acelerándose al tiempo que colocaba mi


rostro más cerca del suyo.

Definitivamente ya no parecía tenerme miedo. Sus ojos brillaban por el


calor y ni siquiera trató de alejarse.
Por la forma extasiada en que me estudiaba, me preguntaba si iba a
besarme. Como que de verdad esperaba que lo hiciera. Ruda, la lujuria
caliente agitándose en mi interior, haciendo que mi piel pique y que mi
polla se endurezca.

Incapaz de dejar de sonreír, me acerqué más ligeramente, deteniéndome


sólo cuando me encontraba a un simple centímetro de presionar mi boca
en la suya.

—Sí —argumenté en voz baja, juguetonamente. Se estremeció,


parpadeando rápidamente. Luego echó la cabeza hacia atrás y hacia
adelante, negándose a ceder.

—No —insistió en un susurro ronco—. Por favor. La decepción me llenó,


pero en realidad no había esperado que hiciera algo diferente.

—Bueno, quienquiera que seas —murmuré, dejando caer mi brazo de la


puerta antes de dar un paso atrás e incluso abrírsela para que se fuera—.
Fue muy agradable conocerte.
Espero encontrarte desnuda de nuevo en mi ducha. Preferiblemente
pronto.

—Gra... —Sus ojos se abrieron mucho por la sorpresa, de repente sacudió


su cabeza y farfulló sonidos inconexos antes de jadear un—: Adiós —y
escapar por la puerta. Huyó por el pasillo, quitándome la puerta para que
pudiera cerrarla de golpe detrás de ella.
Una vez que me encontré solo en la habitación, me pasé la mano por el
cabello e lo hice girar en un círculo lento, tratando de darle sentido a lo
que acababa de suceder.
Este impulso de correr tras ella, me envolvió, pero ¿qué diablos iba a
hacer si en realidad la atrapaba? Se había negado a darme su nombre, y
no era como si pudiéramos tener una conversación de verdad, así que no
había manera de que fuera a averiguar cómo ella realmente había
conseguido entrar en mi habitación o por qué había estado allí.
Y echarla por encima de mi hombro para que así pudiera arrastrarla de
regreso a mi cama y follarla hasta dejarla sin sentido, probablemente era
una mala idea.
Tal vez si se hubiera olvidado algo podría engancharla y tener una razón
para rastrearla, devolverle sus artículos, para que pudiera... ¿qué? ¿Tomar
el sol en su presencia unos segundos más? Aunque la idea era muy tonta,
era la única que tenía, así que corrí hasta el baño, rezando para encontrar
sus bragas o diablos, cualquier cosa, para entregárselo.
Pero no encontré nada. La pequeña habitación todavía se encontraba
nublada y una gota ocasional de agua se escurría del cabezal de la ducha,
recordándome cómo recientemente había estado desnudo aquí dentro.
Olía como el jabón de Remy, pero ni siquiera me importó.

Una visión de la chica en la ducha llenó mi cabeza y antes de que lo


supiera, me estaba quitando la ropa y entraba en el mismo lugar en el que
ella acababa de encontrarse de pie desnuda.
Imaginé que todavía estaba aquí, húmeda y hermosa. Mientras encendía
el agua a todo lo que daba, la inmovilicé contra la pared en mi mente.

Agarrándome a mí mismo, me pregunté cómo se sentiría empujarme


dentro de ella, sentir la calidez de su piel envuelta a mí alrededor,
succionar sus pechos con mi boca y conducir mis caderas repetidamente
entre sus muslos abiertos.
—Dios. —Cogí el ritmo, prácticamente sacudiendo mi polla mientras el
orgasmo corría por mi espalda hasta entre mis piernas, presionando mi
escroto y luego saliendo disparado por el extremo de mi polla.
Bajé mi cabeza y apoyé una mano contra la pared, acariciándome hasta
terminar por completo.

Pero a medida que el alivio comenzaba a satisfacerme, también lo hacía el


autodisgusto. Era tan patético, masturbándome solo en una ducha
solamente después de ver a una chica bonita.

Necesitaba tener sexo con urgencia, pronto probablemente iba a


masturbarme hasta quedar ciego. Nunca debí haber nunca rechazado a
Monique anoche. ¿Qué demonios estaba esperando, de todos modos? Y
qué si una mujer no era mi alma gemela; un par minutos íntimos con una
completa extraña tenía que ser mejor que nada, porque en este momento,
no tenía nada.
23

Remy

Oh, mierda, oh mierda, oh mierda. No podía creer que fuese tan estúpida
como para dejar que me atrapara en la ducha. Pero apenas se fue para
conseguir comida, e incluso tan cansada como me encontraba, sabía que
sería mi última oportunidad de tomar una ducha antes de irnos, así que
salté de la cama y traté de darme prisa, pero, maldita sea, me atrapó.

Y entonces usé mi voz de señorita cachonda. Jodi estaría muy orgullosa.


Yo, por el contrario, me encontraba horrorizada. Pero él no descubrió la
verdad, y cuando me preguntó quién era, el español simplemente salió
porque sabía que no me entendería.
Le dije que odiaba mentirle, pero algún día estaba segura de que
conocería la verdad, pero no en ese momento, mientras me hallaba
desnuda en una ducha y él me miraba como si me encontrara atractiva. Y
luego admitió que me encontraba atractiva. Casi me fundí en ese
momento.

Asher pensó que la yo chica era atractiva. Eso fue era... increíble. No sólo
eso, sino que coqueteó conmigo. Jodidamente coqueteó... ¡conmigo! Nunca
lo vi tan atrevido o cautivador con alguna mujer antes.
Jamás. Pero entonces... una vez me confesó que le gustaba ser el cazador,
no lo había, y sin duda retrocedí lo suficiente para atraer al depredador en
él. No intencionalmente. En ese momento, sólo quería huir, pero maldita
sea, mirarlo cazar era erótico como el infierno.
Llena de nervios, miedo y emoción, corrí a lo largo de los pasillos del hotel
en nada más que una toalla, mi máscara y ropa de dormir se aferraban a
mi pecho hasta que encontré un baño público al final del pasillo.
Metiéndome, solté lo que llevaba en el suelo a mis pies. Lo bueno es que
me encontraba desnuda cuando entró; lo distraje con éxito suficiente
como para que no se diera cuenta de la pelucamáscara de Sticks en el
tocador del baño.

Maldiciéndome por mi estupidez al dejar la puerta entreabierta, me quité


la toalla y rebusqué en mi montón para encontrar mis calzoncillos. Pero
odiaba ducharme con una puerta cerrada; se sentía tan húmedo y cerrado
para mí. Quieto...
—Estúpida, estúpida, estúpida —murmuré, recogiendo mi pecho de
espuma y luego el resto de mi ropa.
Mi pelo estaba mojado y no tenía nada con que peinarlo, así que usé la
toalla para quitar tanta humedad como era posible. Luego pasé los dedos
un par de veces a través de los mechones húmedos antes de enrollarlos en
un moño y colocarme mi máscara.
Fui al espejo a ver problemas técnicos y enderecé mi oreja izquierda
cuando vi que se encontraba poco firme. Luego dejé escapar un suspiro y
me giré para salir del baño.
Fue entonces cuando me di cuenta que estaba descalza. No podía volver a
la sala descalza; Asher se preguntaría por qué no tenía zapatos, de seguro
me iba a bombardear con suficientes preguntas para las que necesitaba
inventar algunas respuestas. Así que, mientras me escabullía descalza
alrededor del hotel, buscando algo que pudiera pasar como zapatos, traté
de encontrar una historia creíble. Pero en realidad... ¿por qué dejaría a
una chica en nuestra habitación y luego la dejaría allí sola en la ducha?
Tal vez creí que necesitaba un poco de intimidad. Pero entonces, él
querría saber quién era. ¿Sólo una chica al azar que llamó a nuestra
puerta, pidiendo usar nuestro cuarto de baño?
Meh, no podía verlo creer esa historia. Si la dejé sola en nuestra
habitación, entonces tendría que conocerla, y si la conocía, tendría que
pensar un nombre para ella, posiblemente, una historia de vida si se ponía
muy curioso.
Ya le mentía lo suficiente con todo el engaño soyunchico, no quería mentir
más de lo que tenía que hacerlo.
Así que decidí fingir no tener idea. Sí, eso sonaba bien. Después de
milagrosamente encontrar un par de zapatillas de los Osos de Chicago con
una correa rota sentado en la tapa cerrada de los contenedores de basura
afuera, Caminé de regreso al hotel, conteniendo la respiración mientras
entraba en nuestra habitación.
Asher se me abalanzó inmediatamente. Apenas abrí la puerta antes de
que estuviera en mi cara, exigiendo:

— ¿Dónde diablos has estado? Me tambaleé un paso atrás, un poco


preocupada por la ira en sus ojos.

—Yo... te buscaba. Creí que dijiste que ibas a desayunar en Denny


cruzando la calle, y cuando no pude volver a dormir, fui allá, pero te
habías ido.
—Porque se me olvidó mi billetera en la habitación y volví a tomarla.
¿Quién era la chica? Lo juro, me merecía un Oscar por la forma en que
fruncí mis cejas, lo miré de reojo y le pregunté:

— ¿Qué chica?

—La... la... —Él farfulló un segundo más, señalando frenéticamente hacia


el cuarto de baño. Finalmente, fue capaz de dejar escapar—: ¡La puta
chica en la ducha! Boca abierta, miré hacia la puerta abierta del baño y
luego de nuevo a él, enviándole una mirada que le decía que pensaba que
deliraba.

— ¿Hay una chica en la ducha?

— ¡Sí! —Que retumbó, y luego movió una mano hacia mí—. Bueno, no
ahora. Pero se encontraba allí cuando entré.

—De ninguna manera. —Haciéndole saber que no le creía, me dirigí hacia


el baño y miré dentro para ver que la ducha todavía húmeda.
Regresé—. ¿Quién diablos era? ¿Cómo entró aquí?

—Eso es lo que estoy tratando de preguntarte, imbécil. Ella dijo que te


conocía.

— ¿Si? —Me rasqué la cabeza, perfeccionando la confusión.

Pobre Asher, se encontraba realmente desconcertado por todo esto.

—Bueno... maldita sea —murmuró, pasándose las manos por el pelo—.


Creo que sí. Sólo hablaba español. Levanté mis cejas en ofensiva.

—Oh, ¿entonces la gente de habla hispana debe conocerse?

—No... no quise decirlo así. —Me frunció el ceño, incluso para asumir
tanto. Luego dejó escapar un suspiro. Una vez que estuvo más tranquilo,
explicó—: Dije tu nombre y su rostro se iluminó con reconocimiento.
Luego recitó... algo que tenía la palabra amigo, significa amigo, ¿no? Tenía
que ser una de tus amigas.
Maldita sea, parecía muy preocupado por todo esto. Tuve la tentación de
romper y decirle todo, pero entonces el temor de cómo él me reaccionan
asustó de nuevo en silencio.

—Bueno... —Fruncí el ceño, odiando este juego más con cada segundo —.
¿Cómo se veía?

—Magnífica —dijo de inmediato, haciendo que mí ritmo cardíaco


aumentara—. Recto pelo largo y negro con estos mechones púrpuras.
Ojos del mismo color que los tuyos, pero como más llenos. Gruesas
pestañas, oscuras que parecían no terminar nunca. Cara en forma de
corazón, rasgos perfectos. Tetas perfectas y piernas, y... —Respiró hondo
antes de añadir:

—Un cuerpo para follar. No te miento; era hermosa.

Me sonrojé y estuve tentada a darle las gracias. Diablos, estuve tentada a


empujarlo sobre la cama y arrastrarme sobre él para que pudiera apreciar
todo lo que había felicitado de cerca y personalmente. En cambio, sacudí
la cabeza y murmuré:

—Extraño.

Él asintió.

—Por lo tanto, realmente no tienes idea de quién era, o cómo llegó aquí?

—No. Lo lamento. ¿Tú... crees que deberíamos decir algo al hotel al


respecto? Es un poco extraño que cualquiera pudiera entrar en la
habitación de esa manera.

—No veo por qué. Sólo tomó una ducha. Y no creo que robara nada,
excepto una toalla, quiero decir, mi portátil sigue allí.

—Eh. Eso es... extraño. Mi culpa por mentir creció cuando Asher se rascó
la sien y murmuró:

—Sí —en un tono igualmente perplejo.


Porque no podía seguir mirándolo en toda su confusión, me apresuré a mi
lado de la habitación.

—Voy a revisar mis cosas, de todos modos. A ver si todo sigue


aquí.

Nos hizo volver a Ellamore temprano esa noche. Asher, por supuesto,
tenía que decirle a Heath y Gally sobre la chica de la ducha. La primera
pregunta de Gally fue:

— ¿La follaste? Asher se negó a contestar eso, aparte de rodar los ojos.
También restó importancia a lo bonita que pensaba que era.

Me pareció adorable, como su forma de mantenerme para sí mismo y


proteger a su chica de la ducha de un pervertido como Gally. El día
siguiente, lunes, no teníamos práctica de banda, lo que era bueno porque
tenía que trabajar en la hora del almuerzo. Pero no podía sacar a Asher de
mi mente.
Lo que pasaba con su padre, la canción que cantó para (posiblemente) mí,
lo divertido que fue escribir letras con él, toda la culpa que cargaba por
mentirle continuamente. Todo se arremolinó a través de mí hasta que
sólo tenía que verlo.
Terminé de organizar cajas de Noncastrato. Planeaba llevarlas a la
práctica al día siguiente, pero no podía esperar tanto tiempo. Planeaba
dejárselo a Asher. Así que después de salir del trabajo y ducharme, le
envié un mensaje al saber que trabajaba en Forbidden.
Y media hora más tarde, ahí es donde me encontré vestido de Sticks. El
lugar estaba bastante muerto... bien, no se encontraba lleno de gente. En
realidad había algunas mesas libres y pude caminar directamente a la
barra sin tener que murmurar —perdón— a nadie.
Era agradable. Casi pacífico. Sentí la tentación de deslizarme en un
taburete en el bar, pedir una cerveza, y suspirar de alegría. Toda la
atmósfera me daba ganas de ver repeticiones de Cheers.
Recorrí la habitación buscando a Asher, pero no lo encontré. Su
compañero de trabajo que sabía que era mujer era el único trabajando.
Mierda. ¿Cómo lo llamó Asher? Dijo algún número. ¿Ocho? ¿Nueve? Ten.
Eso era.
Temiendo el encuentro, deje caer la caja en mis brazos sobre la barra
superior y le envié un ceño.
—Tengo algo para Hart. ¿Está aquí? En medio de secado de un vaso que
acababa tomado de una tina de tazas recién limpiadas, miró a hacia mí.

—Sabes, no tienes que hablarme como chico. Se de tu estado de chica,


¿recuerdas?

Maldita sea, ni siquiera me di cuenta de que hablaba como un chico. Esto


era malo. Se volvía costumbre ahora en cuanto me colocaba el traje. ¿Qué
si perdía por completo toda mi femineidad pronto? Bueno, podría estar
pensándolo demasiado. Con el ceño fruncido, me quejé:

—Dijo que trabajaba esta noche, y podría dejarle esto para él.

— ¿Ah, sí? —Ten dejó la copa seca a un lado y se inclinó hacia delante,
apoyando los antebrazos en el mostrador, para conseguir una mirada al
interior.

— ¿Qué es? ¿Material de sexo rudo?

—Ya quisieras. —Me moví de nuevo para que no pudiera ver las carpetas
de archivos aburridas que había organizado y arreglado.

Se encogió de hombros, perplejo, cuando se enderezó de nuevo.

—Eh, no importa. Mi colección de Caroline y yo ya está completa, así que


estoy bien, de todos modos. Pensaba en Hart. Ese chico ha esperado
mucho. Fruncí el ceño, confundida.

— ¿Mucho para qué? Él parpadeó como si no pudiera creer que no tenía


ni idea de lo que hablaba. Luego dijo:

—Sexo —añadiendo un silencio duh detrás de eso.

Oh hermano. Debería haberlo sabido.

—En serio —continuó—. No creo que sea saludable para un hombre estar
todo ese tiempo sin ello.

—Espera, hablas de todas sus... ¿hazañas? —Esto no lo quería saber.


Era decepcionante saber que Asher era un besadoryhablador. No quería
que me decepcionara. Estaba empezando a pensar que era bueno. Bien...
mejor que bueno. Ten levantó las cejas.

— ¿Hazañas? Sí, ahí está. Ahora suenas como una chica de nuevo.

Rodé los ojos y di la vuelta, decidiendo buscare a Asher yo misma para


salir de aquí. Pero Ten hablo detrás de mí.

—Por supuesto que no habla de esa mierda.

No debería haber parado, pero lo hice. Y cuando me di la vuelta, Ten me


envió una sonrisa de suficiencia, sabiendo que yo estaba más interesada
de lo que debería ser.

— Sólo sé que cuando tiene sexo —explicó—. Hart definitivamente lo


dice.

— ¿Decir qué? —Dios, ¿por qué pregunté eso?

No quería saber... excepto, bueno, claro que quería. Ten rio.

— ¿Por qué no vas a descubrirlo tú? Está solo en el almacén en este


momento, clasificando una carga de inventario que acaba de llegar.
Resoplé y fruncí el ceño.

—Eres un idiota. —Entonces me di la distancia para encontrar el almacén.

—Cuidado, Sticks. Tu chica realmente se muestra ahora.

Sabiendo que no iba a ganar en contra de este tipo, no le hice caso,


preguntándome dónde demonios buscar el almacén, hasta que gritó: —Al
final del pasillo, la última puerta a la izquierda.

Fui en esa dirección, y pude oír el canto ahogado antes de llegar a la


última habitación de la izquierda. La puerta estaba rota, así que le di un
codazo para abrirla totalmente y me detuve justo en la entrada, donde
Asher cantaba a todo pulmón una versión de Hozier de Tae me to church.
Realmente tenía la voz más increíble, y di cuenta de que le gustaban las
canciones que desafiaban sus cuerdas vocales.
Amaba hacerlo. Y Dios, me encantaba escucharle. Apoyé la caja contra mi
cadera, apoyé un hombro en la pared, y disfruté del espectáculo. Acababa
de vaciar una caja de cartón de las botellas de bourbon en un estante y
comenzaba a derribar la caja vacía cuando llegó a los Amen en la canción.
Entonces hizo una pausa para inclinar la cabeza hacia atrás y realmente
gemir al coro.

Hipnotizada, negué con la cabeza. No importaba si estaba solo o en frente


de una multitud, colocaba todo su corazón y alma en ello, ¿no? Una vez
que empezó el siguiente verso, siguió cantando, pero volvió al trabajo,
enderezando la fila de botellas en el estante. Luego dio un paso atrás para
inspeccionar su trabajo, sólo para dar un paso adelante de nuevo y
empujar una botella de una pulgada hacia la derecha hasta que estuvo
satisfecho.
Me reí porque no pude evitarlo. Era demasiado adorable. El tipo era tan
tolerante como podía, actuó como si nada le molestara, desordenado y
olvidadizo en ocasiones, y sin embargo, tenía este pequeño lado
perfeccionista que contradecía totalmente el resto de él.
Sobresaltado, dejó de cantar y se volvió hacia mí. Negué con la cabeza y
dije: —Te amo —soltando impulsivamente lo primero en mi mente.
24

Parte I

Remy

No me di cuenta de lo que había dicho hasta que Asher me envió una


sonrisa confundida.

— ¿Te amo? ¿Qué significa eso?

Me congelé, con la boca abierta, pero las palabras no salían. No quise decir
eso. Él se veía tan lindo acomodando las botellas con su trastorno
obsesivo compulsivo y su voz me inundaba con una sensación feliz; las
palabras se me habían escapado.

—Uh... —Pensando demasiado lento para mi gusto, le dije—: Ya sabes...


buen trabajo... con tus habilidades de almacenamiento. Creo que podrías
ganar algún tipo de premio con tales estanterías de alcohol.

La parte superior de sus mejillas se sonrojaron mientras caminaba hacia


mí. Pero luego negó con la cabeza y sonrió.

—Cállate, listillo.

Me encantaba la forma en que caminaba; con esa arrogancia intencional


en sus caderas que era tan increíblemente masculino.
No se parecía en nada a lo que Jodi había tratado de enseñarme y no tenía
nada que ver con el movimiento de la cadera.
Era por los brazos, su postura, e incluso la forma en que sus muslos
quedaban alejados. Fue tan confiado y lento. Era imposible que “Sticks”
pudiera lograr una caminata como esa, y gracias a Dios; Tal vez querría
hacerlo yo misma si pudiera.

— ¿Ya terminaste? —Él extendió la mano para tomar la caja.


No respondí, solo podía mirar mientras él sacó una carpeta y empezó a
hojear las hojas de cálculo que yo había hecho.
—Oye, estos son impresionantes. Gracias, hombre. Estudié su expresión;
la apreciación entusiasta calentó mi vientre. Me aclaré la garganta,
notando que él volvía a tararear “Take Me to Church” en voz baja
mientras miraba mi trabajo.

—De verdad te encanta cantar, ¿no? —reflexioné.

—Sí. Claro. —Una sonrisa apareció en su rostro—. No seguí la ruta de


rockero porque quería que un torrente de mujeres me atacara
dondequiera que fuese.

Me reí.

—En realidad —se encogió de hombros—, otra razón por la que estaba
tan decidido a estar en una banda fue para molestar a mi padre.

Ahora se parecía a mí. Recientemente me teñí reflejos de color púrpura


más que nada para molestar a mi tío, que odiaba los pelos de colores no
naturales.
Extendiendo mis manos como si estuviera leyendo una placa de
identificación en la puerta de una oficina, le dije—: Asher Hart, el cantante
rebelde. Sonrió ligeramente.

—Cuando era niño, mi viejo solía darme una paliza cada vez que me
sorprendía cantando. Ni siquiera me daba cuenta al hacerlo.
Yo simplemente jugaba con mis camiones Tonka, ya sabes, pensando en
mis cosas y tratando de mantenerme lejos de él, cuando zas... de la nada
recibía un golpe en la parte posterior de mi cabeza.
Él me decía que la cortara con la mierda del canto porque era algo gay.

—Mierda —murmuré. Ya sabía que había sido abusado, pero escuchar


detalles reales me destrozaba.
Tío Alonso había sido un estricto hijo de puta y nunca parecía contenerse
con los castigos, pero nunca me golpeó físicamente, aparte de un par de
bofetadas en el dorso de la mano con utensilios de cocina.
Asher me envió una sonrisa maliciosa y repentina, lo que me dijo que su
mala infancia ya no era un problema para él.
—Si no me encantaran tanto las tetas, probablemente me habría vuelto
gay, solo para molestarlo aún más.

Mis pechos se estremecieron ante sus palabras, provocando el deseo de


poder liberarlos para él y dejarlo disfrutar de mis tetas. Pero entonces
recordé que estaba en modo de chico. En modo de chico gay. Así que le
dije—: Bueno, eso es una lástima —y moví mis cejas como si quisiera
tentarlo al otro lado. Dejó escapar una risa plena y golpeó mi brazo.

—Lo siento —ofreció con una sonrisa divertida que fue tan
condenadamente adorable que hirvieron mis hormonas.
Este hombre iba a ser mi muerte. Cuanto más tiempo pasaba con él, más
me gustaba y más atractivo se ponía.

—Debería volver al frente. —Él movió la cabeza hacia la puerta—.


¿Quieres una cerveza o algo? Ya que todavía no me encontraba lista para
dejarlo, asentí.

—Por supuesto.

Lo seguí desde el almacén, entonces esperé en el pasillo mientras él


dejaba la caja de NonCastrato en la sala de descanso. Una vez que
volvimos a la zona principal, se deslizó detrás de la barra y se fue a
buscarme una cerveza, lo que dio a su compañero de trabajo un momento
para deslizarse hasta mí y susurrar—: ¿Ya se lo dijiste? Fruncí el ceño.

—Cállate.

Él se limitó a reír mientras se movía al otro extremo de la barra para


servir a un cliente.

— ¿Qué fue eso? —preguntó un curioso Asher, mirando entre nosotros


dos mientras abría mi botella y la ponía delante de mí.

Dios bendiga a mi máscara; él no podía ver mi sonrojo. Tuve la


oportunidad de hacerme la tonta al encogerme de hombros y levanté el
licor de malta a los labios.
— ¿Cómo debería saberlo? Solamente hablo los idiomas español e inglés,
no el de idiotez. Asher se rió.

—Esa es buena.

¿Había mencionado lo mucho que me encantaba su risa? Pero me


encantaba aún más cómo yo parecía siempre ser capaz de hacerlo reír.
Le gustaba, no solo como una chica bonita que había visto en una ducha o
alguien cantando en el escenario. Le gustaba yo, la persona. Eso me hizo
sentir mejor de lo que podía verbalizar.

El primer momento en que estuvo de espaldas mientras atendía a un


cliente, golpeé la parte superior de la barra para conseguir la atención de
Ten.

—Oye —le susurré. Frunció el ceño con desconfianza, pero se acercó—.


¿Qué tan seguro estás de que esa canción se trataba de mí?

—Oh, así que por fin escuchaste tu canción, ¿eh?

Gruñí. No había tiempo para que él saliera con un “te lo dije”.

—Ten —le advertí. Puso los ojos en blanco y suspiró.

—La chica con la camiseta de Incubus cantó con Jodi. Lo sé con certeza.
¿Cuántas malditas amigas llamadas Remy tiene ella? Solo yo. Tragué
saliva.

— ¿Ella era más alta, con el pelo negro y lacio? ¿Más alta que Jodi? ¿Una
camiseta de Incubus negra y ajustada, en lugar de una suelta? Él asintió.

—Sí, sí, y sí.

Maldita sea. Me mordí el labio. Eso sonaba exactamente como yo. Pero
todavía no quería admitirlo.

— ¿Alguna otra característica distintiva? ¿Tatuajes? ¿Marcas de


nacimiento? ¿Cualquier cosa?
Él suspiró, claramente cansándose de la interrogación.

—No, pero... —Chasqueando los dedos, me señaló—. Tatuajes. El hombre


que ella besó después de cantar tenía un tatuaje en el lado izquierdo de su
cara, que era un…

—Pez —terminé por él—. ¡Dios mío! Era yo. Oh... por... Dios. —Enterré la
cara en mis manos y me incliné hacia adelante, incapaz de manejar esto—.
¿Qué diablos voy a hacer?

—Dile a Hart la verdad —dijo Ten con un encogimiento de hombros


despreocupado como si pensara que era así de fácil. Luego entrecerró los
ojos—. Espera, ya has acabado con el carapescado, ¿no?

Fruncí el ceño como si estuviera loco.

— ¡Sí! Él resultó ser un imbécil mentiroso, infiel y ladrón, así que sí... ya se
acabó. Completamente.

—Bien. Entonces confiésate con mi chico, y todo estará bien. Todo estaría
simplemente... bien, ¿Eh? Sí, claro. Dándole una mirada incrédula, dije—:
¿De verdad crees que sería tan fácil? ¿Él simplemente... olvidaría que he
estado mintiéndole por casi dos semanas?

—Sí, yo nunca he entendido por qué mentiste para empezar. ¿Hay, como,
una buena razón para ello, verdad?

Suspiré.

—Ni siquiera me escucharon en la audición cuando fui a intentarlo como


una chica. Así que tuve la loca idea estúpida de vestirme como un chico
para ver si eso hacía la diferencia, y obviamente lo hizo.
Las cosas simplemente se hicieron una bola de nieve a partir de ahí. Cada
vez que tenía una pequeña oportunidad de decir la verdad, pasaba algo
que me hacía mantener la farsa un poco más, hasta que ahora... ahora
parece demasiado tarde para decir cualquier cosa sin causar un gran
problema.
Ten asintió mientras yo hablaba, como si entendiera y simpatizara
perfectamente con mi dilema. Pero luego él levantó las manos.

—Por lo tanto, espera... ¿fuiste a hacer la prueba como una chica? Cuando
asentí, él negó con la cabeza.

— ¿Por qué Hart no te reconoció entonces? Avergonzada de admitir la


verdad, agaché mi cara y murmuré—: Yo como que exageré un poco al
vestirme para la ocasión. Tenía una peluca rubia de rockera, medias
caladas y…

—Y te gusta, obviamente, ir de incógnito —concluyó. Bajé los hombros.

—En realidad no. Solo... esas dos veces.

—Lo cual fue suficiente para engañar completamente a mi chico.

—Oye —murmuré, frunciendo el ceño—. Nunca tuve la intención de


engañar ni lastimar a nadie.

Pero Ten ya no me prestaba atención. Una sonrisa nostálgica se dibujó en


su rostro.

— Sabes, mi mujer también se fue de incógnito para atraparme. Fue muy


caliente... y una manera más eficaz para ganar al chico. O perderlo, en este
caso, dije en mi cabeza.

— ¿Qué me perdí? —dijo Asher, acercándose a nosotros desde el lado


izquierdo de Ten al tiempo que daba golpecitos sobre la barra—. ¿De qué
estamos hablando?

—Remy tiene algo que decirte —anunció Ten antes apretar el hombro de
Asher y alejarse.

Fruncí el ceño, deseando poder estrangularlo. Pero Asher ya se giraba


hacia mí.

— ¿Qué pasa?
—Yo... —Miré a sus ojos verdes y... me acobardé totalmente—. Debería
irme. Es tarde. — De hecho, miré la hora después de eso y, vaya, era tarde.
Casi la hora de cierre.

—Está bien. —Asher me sonrió y saludó con la mano—. Nos vemos en el


ensayo de mañana. Y gracias por organizar esa caja. Me deslicé del
taburete.

—Desde luego. —Entonces salí rápido del bar para poder llorar todo el
camino a casa.

Después de llegar a mi solitario apartamento —sin ninguna idea de donde


se encontraba mi comprensiva compañera de piso para llorar con ella—
tuve una fiesta de compasión en la ducha, obsesionada con el hecho de
que nada de lo que hiciera a partir de ahora iba a tener un buen final feliz.
Hice la audición como forma de encontrarme a mí misma, para ser
aceptada en una banda por quién era yo, y molestar a mi ex. Pero nada de
eso había sucedido. Tuve que fingir todo el tiempo, pretendiendo ser otra
cosa para encajar, y Fisher ni siquiera podía saber lo que estaba haciendo.

Ahora no tenía idea de por qué luchaba. Un segundo, sí lo sabía. Ahora, mi


principal objetivo era no hacerle daño a Asher. Excepto que yo no tenía
idea de cómo evitarlo, salvo seguir ocultándole la verdad.
Maldita sea, lo había jodido. A lo grande.
Mis dedos estaban arrugados y blancos para el momento en que cerré el
grifo del agua, diciéndome cuánto tiempo estuve entretenida con mis
problemas. Pero no podía evitarlo. Asher nunca iba a querer verme ni
hablar conmigo de nuevo después de que se enterara.
Acababa de vestirme con unos pantalones cómodos y una camisola, saqué
un poco de helado de la nevera, y estaba sumergiendo mi cuchara
directamente en el recipiente cuando sonó mi teléfono.
Era Asher. Claro. Porque mi conciencia culpable necesitaba oír su voz
para que yo pudiera sentirme aún peor.

—Oye, no te desperté, ¿verdad? —preguntó en cuanto respondí.

—No. En absoluto. —Metí la cuchara en el recipiente y puse de nuevo la


tapa, como para ocultar todas las pruebas del festival de mal humor.
—Bien. —Dejó escapar un suspiro—. Esperaba que siguieras despierto,
porque... necesito un aventón... si estás en la zona.

— ¿Un aventón?

—Sí, mi moto arrancó y luego... murió, así que me quedé varado aquí solo
en el estacionamiento, y Ten ya se fue. Lo habría llamado y molestado,
pero tuve una imagen mental horrible de que él despierta a Caroline cada
vez que llega a casa del trabajo, y yo no quería interrumpir, ya sabes, nada
de eso.

Levanté mis cejas.

—Ah, ¿pero sabías que no estarías interrumpiendo nada si me llamabas a


mí? Se quedó callado un segundo antes de sisear—: Mierda. Lo siento. Si
estás ocupado, voy a llamar a…

—No, no. —Me reí y agité una mano—. Solo bromeo contigo. Estaré allí en
unos minutos. Colgué y salté a la acción, demorando más tiempo de lo que
yo quería para ponerme mi equipo de Sticks. Esta mierda no fue hecha
para vestirse rápido.
En mi prisa, rompí un poco de látex en la nuca, pero esperaba que mi
cabello lo cubriera. No es que importara; él ya sabía que yo llevaba una
máscara. Solamente pensaba que estaba grotescamente desfigurado por
debajo. Mierda... otra mentira que había añadido a mi plato.

Quince minutos más tarde, entré en el estacionamiento vacío en la calle


de Forbidden donde una sola figura se apoyaba en una motocicleta de
aspecto rudo, directamente bajo la claridad de una farola.
¡Por Dios! Él montaba una motocicleta. Bueno, sí, lo había dicho cuando
hablaba conmigo, pero hizo falta que lo viera para procesar realmente las
palabras. Asher Hart conducía una motocicleta.
En ese segundo, se puso, como, cinco veces más sexy. Tratando de bajar
los humos, dejé escapar un suspiro y me detuve junto a él, bajando mi
ventana.

— ¿Aún no arranca? —le pregunté.


Se irguió lejos de la moto y estiró la mano hacia la manija de la puerta de
mi coche.

—No. —Después de deslizarse en el interior, se desplomó en el asiento


del pasajero de mal humor—. Descubrí el problema. Se cortaron los tubos
de combustible. Parpadeé y lo miré fijamente.

— ¿Se cortaron? ¿Te refieres a cortar, cortar? Arqueó una ceja,


haciéndome saber que no había otro tipo de corte. Mi boca se abrió.

—Mierda. ¿Quién lo haría...

—Entonces me di cuenta—. Mierda. ¿Crees que fue tu padre?

Esa idea le hizo echarse hacia atrás, sorprendido. Me lanzó una mirada
extraña.

—No. — Entonces negó con la cabeza e hizo una mueca como si quisiera
asegurarse a sí mismo que su respuesta seguía siendo no—. ¿Por qué
sería él? Ya tuvimos nuestra confrontación. Todo lo que quería de mí era
sus reservas, algo que yo no tenía. Así que dudo que alguna vez vuelva a
saber de él.

Suspiré.

—Tu testimonio lo puso en la cárcel, Asher. Por años.

—Sí, claro. Mi testimonio no hizo una mierda. Había suficientes pruebas y


evidencias para encerrarlo sin que yo testificara.

Eso me hizo fruncir el ceño en confusión mientras ponía el coche en


marcha, dejando a su adorable bestia muerta atrás.

—Entonces, ¿por qué tuviste que testificar? —Parecía una gran cantidad
de estrés innecesario para hacerle pasar a un niño.

Se encogió de hombros y se volvió para mirar por la ventana lateral.


—No lo sé. Supongo que los abogados pensaron que mi yo de siete años
de edad no se encontraba lo suficiente traumatizado después de ver a mi
madre asesinada.

—Qué hijos de puta —le susurré concordando.

—Ciertamente, no era razón suficiente para que el anciano lleve a cabo


una venganza dieciséis años después en contra de mí.

Me mordí el labio, tomando esa opción en consideración. Entonces


recordé, estábamos sentados en la apertura del estacionamiento porque
no tenía ni idea de dónde vivía.

— ¿Por dónde voy?

Alzó la mirada.

—Oh, lo siento. Por aquí. Luego gira a la izquierda cuando lleguemos al


Grand. Asentí y volví a la calle.

—Entonces, ¿quién crees que lo hizo? —insistí—. Porque, ya sabes, los


tubos de combustible no se cortan solos. Alguien obviamente lo hizo para
ti.

Él arqueó una ceja impresionado.

— ¿Así que fueron tras mis tubos de combustibles? Eso es como... un


arreglo de treinta dólares, y lo peor que podría haberme pasado con esto
es que mi moto no arrancara, que... no arrancó. Si alguien lo cortó, podría
haber hecho algo mucho peor.
Probablemente esto lo hicieron algunos de los chicos para meterse
conmigo. Hice una mueca.

—No es una broma muy divertida.

Dejó escapar un suspiro de frustración y frotó su cabello antes de


admitir—: Sí, yo tampoco me estoy riendo. Ve hacia el norte.
24

Parte II

Me giré, frunciendo el ceño ante sus direcciones.


No nos dirigíamos hacia algún tipo de zona residencial. La única cosa en
estas partes era un par de fábricas cerradas y condenadas a ser futuros
almacenes. ¿Dónde diablos vivía? Dijo—: Gira aquí. —Y dudé.

—Eso es un callejón —discutí.

—Sí, lo he notado.

Finalmente di la vuelta, sacudiendo la cabeza lentamente.

— ¿Vives en un callejón?

—Alquilo el sótano de este lugar. Y la única entrada es por este callejón.

—Espeluznante —murmuré, entrecerrando los ojos por la ventana ante la


total oscuridad que rodeaba el hogar de Asher.

—Justo aquí —dijo, y me detuve, luego apagué el motor.

Él me envió una mirada divertida—. En serio, hombre. Estoy bien. No


tienes que acompañarme a la puerta. Mi viejo no está acechando en una
esquina, esperándome.

—Ya veremos eso —contesté, quitándome el cinturón de seguridad y


abriendo la puerta.

—Lo que sea —respondió Asher, suspirando en derrota—. Puedes venir


si quieres. Aunque no hay mucho que ver.

Mi curiosidad acerca de este apartamento en el sótano, más mi


preocupación sobre su tubería de combustible cortada, me impulsaron a
seguirlo a través de la oscuridad hasta una puerta de metal oxidado.
Una farola en la apertura del callejón mostraba lo abollada que lucía la
entrada, como si varias personas hubieran tratado de patearla, en
múltiples ocasiones.

—Vigila por donde vas. No hay luz en la escalera. —Después de que


abriera la puerta, desapareció en el interior.

Respiré hondo, y miré para ver un resplandor suave desde el otro


extremo, ayudando a iluminar un poco mi camino, así que bajé con
cautela. Los escalones eran más empinados de lo que esperaba y la
madera crujía y gemía, pero por la forma en que Asher las pisó, debían ser
resistentes.

Una vez que llegó a la planta baja, encendió otra luz en su apartamento y
gritó—: ¿Mejor?

—Sí. Gracias.

Llegué a la puerta de su pequeño y ordenado sótano y me detuve a mitad


de paso, así podría quedarme boquiabierta con asombro.
Pero santa mierda, no era un basurero aquí abajo. Todo era pequeño, pero
la cocina en una esquina parecía relativamente nueva, al igual que todos
los muebles y… Un estruendo de metal por encima de mí casi me hizo
orinarme en los pantalones.

— ¡Dios mío! —grité, agarrando mi pecho mientras me alejaba


rápidamente de la pared y me daba la vuelta para mirar con miedo lo que
escuché.

Entonces me di cuenta de lo femenina que acababa de sonar, así que me


aclaré la garganta y murmuré—: ¿Qué demonios fue eso? Pero ya no
podía ver lo que causó todo el estruendo.
Asher reunió media docena de malla metálica de jaulas y de alguna
manera las puso en la pared por encima de la puerta. Luego unió tubos
cortos de aluminio entre ellas para que la criatura pudiera viajar desde
una jaula a otra.

—Eso… —anunció Asher, apoyado en las puntas de sus pies para alcanzar
el seguro de la jaula más cercana—. Es Mozart.
Un destello de piel marrón se lanzó más allá de él tan pronto como la
puerta estuvo abierta, y el animal en el interior saltó, aterrizando cerca de
tres metros en la parte trasera del sofá de Asher antes de saltar y rebotar
por el suelo hasta desaparecer bajo la cama.
Señalé hacia la cama, entrecerrando los ojos, porque no podía estar
absolutamente segura de que acababa de ver lo que realmente vi.

—Esa era una ardilla. Asher sonrió con orgullo.

—Lo sé, es verdad. Bastante genial, ¿eh? Fui a todas las tiendas de
mascotas en la ciudad, en busca de una, hasta que me encontré con él.
Supongo que era un caso de rescate, lo encontraron con una pierna rota
en el parque un día.
Después de sanarlo, no parecía seguro dejarlo volver a la vida salvaje, a
pesar de que parece haber sanado bien. Sus clientes lo habían devuelto
tres veces antes de que yo llegara, porque él jodidamente arañaba a todos
sus otros propietarios.

—Asher se encogió de hombros como si no pudiera entender por qué una


ardilla arañaría a alguien—. Pero he aprendido que si sólo no tratas de
tocarlo y le das su espacio, él está bien.

Negué con la cabeza, tratando de superar el hecho de que Asher Hart


tenía una ardilla mascota. Pero luego ondeé una mano y dije—: Quiero
decir, sí… ¿por qué alguien compraría una mascota, pensando que en
realidad podrían tenerlo de mascota y acariciarlo?

—Cállate, sabelotodo. —Asher sonrió y negó con la cabeza mientras se


movía a la cocina para abrir algunos armarios y sacar un puñado de
cacahuetes.
Inmediatamente, la cabeza de Mozart apareció de debajo de la cama, con
la nariz retorciéndose mientras observaba a Asher tirar los cacahuates en
varias partes de la habitación—. Me gusta porque es genial como el
infierno verlo. Las ardillas son genios. Sólo mira.
Lanzándose fuera de su escondite, Mozart saltó e hizo de su objetivo
recuperar todos y cada uno de los cacahuates, todo el tiempo haciendo
imposible para cualquier humano acercarse a él.
—Bastante genial —tuve que admitir, poniendo las manos en mis caderas
mientras veía a Mozart desaparecer de nuevo bajo la cama de Asher, una
cama tamaño King de aspecto cómodo con las mantas arrugadas como si
acabara de arrastrarse de las sábanas blancas.

Maldita sea, no debería mirar su cama.

—Personalmente, habría ido por un perro o un gato — dije, obligándome


a dejar de tener pensamientos traviesos de lo que me gustaría hacer en la
cama con su dueño.

Totalmente podríamos asustar a Mozart hasta que tuviera un ataque al


corazón con todos los pensamientos que corrían por mi cabeza—. Ya
sabes, algo que en realidad pudiera tocar, pero sí, está bien. Asher negó
con la cabeza.

—Sólo porque no puedo tocarlo no quiere decir que no deba ser cuidado
y amado —discutió—. Lo juro, esas son las almas que más necesitan un
poco de atención.

Parpadeé hacia él, dándome cuenta que hablaba de sí mismo. Quizás. Sin
embargo, le ajustaba.
Después de que me confesó en Chicago que le gustaría tener una relación
con alguien, se me ocurrió que no tenía a nadie a quien tocar… y eso
parecía ser lo que más deseaba.
No era lo bastante afortunada para ser capaz de tocarlo —realmente
tocarlo— pero decidí en ese mismo momento que le daría un poco de
atención, porque podía seguir siendo su amigo.

— ¿Por qué el nombre Mozart? —pregunté.

—Porque también el Mozart original era un genio. Ya sabes, él sólo tenía


catorce años cuando escribió su primera ópera. Una maldita ópera.
Arrugué nariz.

— ¿Por qué siquiera sabes algo así? Se encogió de hombros.


—Lo encontré en internet una vez, cuando buscaba sitios de música. Y leía
un artículo sobre él una noche, e hice clic en su música. Hizo que la ardilla
se durmiera… así que, lo nombré Mozart.

Miré a la rata de árbol con cautela cuando se asomó por debajo de la cama
para vigilarnos como si supiera que era el tema de discusión. Sus
pequeños y brillantes ojos marrones lucían sabios, pero aun así nerviosos.

—Está bien, puedo notar por qué te lo quedaste. —Entonces miré a Asher,
frunciendo el ceño —. Dijiste él, ¿verdad? ¿Es una ardilla chico? Asher
frunció el ceño antes de admitir—: Oh, diablos, supongo que realmente no
lo sé. Él nunca me deja acercarme lo suficiente para mirar.

—Así que, ¿él podría ser un ella? Rodó los ojos.

—Sólo diré que es un él. Le queda. Moví un dedo.

—Nunca deberías asumir esa mierda, sabes.

—Yo era una prueba viviente. Asher se rió y movió una mano hacia mí.

—Lo que sea, idiota. Como puedes ver, mi papá no está escondido con un
machete, una pistola, o una motosierra. Estoy perfectamente a salvo aquí
con mi salvaje ardilla mascota. Así que…

Sabía que era mi señal para irme. Pero me sentía mal por abandonarlo, a
pesar de que era tarde y probablemente quería ir a dormir… en ese
colchón de aspecto cómodo.
Seguía repitiendo sus palabras en mi cabeza, sintiendo como si fuera una
indirecta de un hombre solitario. Así que cuando bajé la vista y vi el juego
de Play Station sobre su mesa de café, jadeé y me agarré el pecho.

—Tienes la nueva edición de Black Ops 3. Santa… mierda. Eso es tan


genial. Sólo tengo la versión original y la versión zombi.
Asher arqueó las cejas con interés.

— ¿Juegas Call of Duty?


Le envié una mirada para hacerle saber que se encontraba loco por
incluso preguntarlo.

— Oh, demonios sí. Mi primo Big T, Tomás, oficialmente se ha negado a


jugar contra mí. El pequeño niño llorón. Le he pateado el culo demasiadas
veces, supongo.

—Oh, entonces crees que eres bueno, ¿eh?

— ¿Creer? —Solté un bufido y le envié una mirada desafiante—. Cariño,


no sabes lo que es una paliza real hasta que eres vencido en Call of Duty…
por mí.

Tan pronto como dije las palabras, recordé que él sí sabía lo que se sentía
ser golpeado… por sus padres.
Tragando, lo miré para asegurarme de que no había tocado un punto
delicado, pero sólo sonrió.

—Desafío aceptado, imbécil. Estás dentro.

Así que jugamos por el resto de la noche y hasta la madrugada. Él no lo


hacía mal, y ya que nunca jugué esta versión antes, tuve un poco de
aprendizaje con el que ponerme al día. Pero tan pronto como entendí el
programa, le pateé el culo. Y cada vez, exigía la revancha.
No tenía idea de cuánto tiempo jugamos. Después de un rato, nos trajo
aperitivos y bebidas. Pero me divertí mucho, simplemente pasando el rato
con él, que me olvidé de comprobar la hora.
Eventualmente, me desmayé agotada en su sofá.
25

Asher

Estaba comiendo una manzana para el desayuno —una que había


comprado para Mozart—, cuando la llamada vino a través de la mañana
siguiente.
Sabía que debería dejar de comer la fruta de mi mascota. Todo lo que
había leído decía que las ardillas necesitaban una dieta balanceada de
frutas y vegetales, junto con plantas y nueces. Pero las nueces parecían
ser sus favoritas, así que lo consentía en esa área.
Además, algunas de las frutas estaban empezando a dañarse, así que… me
imaginé que podría comérmela antes de que fuera demasiado tarde.
Nunca había sido de esos que comieran frutas antes. Estaba como
acostumbrándome a ello, sin embargo. En realidad podría
acostumbrarme a las comidas sanas.

— ¿Hola? —repondí el número desconocido con la boca llena.

En el sofá, Remy se movió y se incorporó, su cabello falso saliendo por


todos lados mientras me miraba sobre la parte de atrás de mi sofá con
ojos inyectados en sangre. Le hice señas, solo para dar un golpecito con
mi pie y darle la espalda después de que el hombre en la otra línea se
presentara a sí mismo. Entusiasmo corrió a través de mí.

— ¿En serio? —dejé escaper sin querer.

El hombre rió antes de dejarme saber cómo de serio era. Después de eso,
discutimos a fondo unos pequeños detalles antes de que colgara y girara
alrededor para compartir las noticias con Sticks.

— ¿Qué? —preguntó él inmediatamente, saltando del sofá con una mirada


de impaciencia—. Tenemos otro concierto, ¿no? Asentí.

—Aquí en la ciudad en el Grenada. El próximo sábado. Santa mierda.

—Ese fue el primer lugar en el que intenté conseguir un concierto para


NonCastrato hace un año cuando habíamos empezado. Ahora, el tipo me
estaba llamando y rogando por nosotros. Oh, esto era dulce justicia.
—Maldición —dijo Sticks, haciendo un pequeño baile que me hizo reír.

—Y así comienza —dije dramáticamente, preguntándome por todos los


lugares que conseguiríamos después de esto. Las cosas definitivamente
estaban luciendo bien para la banda. Le ofrecí el puño y lo tocó antes de
suspirar como si refrescara.

—Eso es tan genial. Es como… un sueño hecho realidad para mí. Todavía
no puedo creer que ustedes chicos me dejen estar en el grupo a veces. Es
solo que es… surreal. E increíble.

Ignoré su alabanza.

—Honestamente, tú tienes puro talento. Estoy seguro de que habrías


podido entrar en cualquier banda que quisieras. Él bufó.

—Piensa otra vez. Este ha sido mi anhelo por años. He intentado en más
lugares de los que te imaginas.

Fruncí el ceño.

—Entonces, ¿por qué no haz… —Mis cejas se alzaron—. ¿Estás diciendo


que te han rechazado porque eres gay?

—Qué idiotas han sido los de la oras bandas. Una mirada inquieta cruzó
su cara. Luego, inclinó su cabeza y se rascó la nuca antes de decir—: más o
menos, si… es porque prefiero a chicos. —Alzó la mirada y profunda
apreciación llenó su mirad—. En serio, Asher, no tienes ni idea que regalo
me has dado, no solo por la oportunidad de estar en NonCastrato, pero…
solo por aceptarme.

—Ey —dije suavemente, queriendo agarrar su hombro o, no sé, de alguna


manera convencerlo de que era importante para mí—. A la mierda
aquellas personas que se rehusaron a mirar más allá de la superficie y ver
a la grandiosa persona que eres.
En realidad, sabes qué, estoy feliz de que fueron todos idiotas, porque su
pérdida fue nuestra ganancia. Tocar en la banda contigo y llegar a
conocerte ha sido… ha sido bueno. Los ojos de Remy brillaron como si
fuese a llorar.
Mierda, esperaba que no llorara. Me ponía lo suficientemente incómodo
alrededor de chicas que lloraban, de ninguna manera sabría cómo
manejar a un tío llorando. Pero todo lo que dijo fue—: Gracias. —Antes de
aclararse la garganta y mirar alrededor del apartamento—. Pero
maldición, no puedo creer que me quedé dormido en tu sofá. ¿Qué hora
es, de todas maneras?

—Son las diez y cuarto. Sus ojos se desorbitaron.

— ¡Mierda! Estoy tarde para el trabajo. Ah… me tengo que ir. —Él empezó
a retroceder, luego pausó como si necesitara mi permiso o algo. Me reí y
lo despedí.

—Vete, hombre. Y lo siento por eso. Te hubiese levantado más temprano


si hubiera sabido. Debí haber preguntado. —No hay problema. —
Tomando sus zapatos que se había quitado en algún punto en nuestras
batallas de Call of Duty, corrió hasta el hueco de la escalera, ondeando sus
dedos hacia Mozart una vez más metido en su cueva mientras se iba.

—Te veo en la práctica —grité detrás de él, sonriendo por su agitada


salida.

—Sí, nos vemos —su voz resonó hacia abajo en las escaleras.

Una vez que la puerta se cerró detrás de él, mi sonrisa murió. La


habitación de repente se sintió bastante… vacía.
Ni siquiera mi ardilla traqueteando alrededor en su jaula pudo llenar el
vacío. Dejando salir una respiración, decidí que tenía otras cosas por las
que preocuparme.
Una línea de combustible que reemplazar, un nuevo concierto que
planear, música para nuestra nueva canción que componer.
Ocupado, ocupado, ocupado. No tenía tiempo para sentirme solo.

*
—Hermano —siseó Remy en mi oído, agarrando mi brazo fuerte—. No
dijiste nada sobre Fish ’N’ Dicks estando aquí esta noche.
Habíamos llegado al Grenada donde la banda que Stick había mencionado
ya estaba en el escenario tocando.

—Sí, lo hice. Dije que otros grupos estarían tocando esta noche antes de
nosotros —grité sobre el sonido a todo volumen.

—Pero no especificaste que Fish ’N’ Dicks’s sería uno de ellos. Le fruncí el
ceño, preguntándome por qué sonaba tan molesto. Luego me encogí de
hombros.

—No veo el gran problema. Su canción ‘Tomorrow’s Promise’es patea


traseros.

Ese comentario pareció atrapar fuera de guardia mi baterista antes de


que dijera—: ¿En serio? —Como si acabara de elogiar su vestuario.
Entonces de repente enderezó sus hombros y se aclaró la garganta—. Su
cantante principal es un imbécil.

Solo me reí.

—Si los imbéciles me molestaran, nunca habría hecho una banda con
Gally en ella.

— ¿Eh? —Gally miró, sólo escuchando su nombre. Remy miró al bajista y


rápidamente se volvió a mí.

—Buen punto. —Y se calló sobre ello de ahí en adelante... hasta que


realmente nos topamos con la otra banda detrás del escenario mientras
iban saliendo y nos preparábamos para ir después de que el segundo
grupo cantó. Sí, dije eso correcto. Teníamos la gran actuación gran final.
Booyah.

—Bueno, bueno, bueno, si no es NonCastrato —dijo el cantante cuando


nos vio a los cuatro juntos. Creo que su nombre era Fisher algo, pero por
el momento, su nombre me se escapó—. ¿Es Hart, cierto?
Cuando asentí, no dejándole saber de vuelta que no recordaba su nombre,
simplemente dije—: Ey, hombre. ¿Qué pasa?
Él deslizó su mirada a Remy, que se sentía tenso junto a mí.
—No hay mucho. Escuché que tuvieron que conseguir un nuevo baterista.
Él último hizo... ¿Qué otra vez? Fue a la cárcel por quemar a toda su
familia en un incendio, ¿era él?

—Él estaba preguntando donde vivías, también —escupió Remy de


vuelta. Gally comenzó a ulular por su respuesta, que consiguió que Holden
se riera también. Le di a Remy una mirada de compórtate, pero él estaba
ignorándome, estrechando sus ojos en el hombre con el tatuaje de
pescado ocupando la mitad de su rostro.

— ¿Quién coño eres tú? —exigió Chico Pescado, frunciendo el ceño a mi


baterista. Y mi baterista frunció el ceño de vuelta.

—Ninguno de tu maldito negocio. Los dos caminaron hacia el otro como


para empezar a pelear allí, así que puse mi mano entre ellos.

—Ey, ey, ey. Estamos aquí para tocar esta noche, amigos. No pelear. Remy
inmediatamente soltó un aliento y se retiró, pero el otro tipo se mantuvo
mirándolo.

—Tu baterista tiene un problema serio de actitud.

—Él está bien —le aseguré, palmeando su pecho para enviarlo en su


camino—. Buen trabajo esta noche. Finalmente pacificado, cara de
pescado nos olió y giró lejos gruñendo.

— ¿Qué demonios? —le siseé a Remy tan pronto se fue.

Generalmente era de Gally que debía preocuparme por actuar y entrar en


una pelea. Él se encogió de hombros y miró lejos.

—Odio a ese bastardo —murmuró. Levanté mis cejas.

—Y realmente lo conoces, porque él no parecía conocerte. Remy me miró.

—Yo…yo conozco a una muchacha que salió con él... y salió


magníficamente jodida por él. Para decir lo menos, yo no soy un fan.
—Bien, bien, —cedí—. Solo avísame la próxima vez que te pongas todo
bocazas con una banda contraria, así estaré preparado.

—Bueno, si hubiera sabido que iba a estar aquí…

—Bien. Bien. —Levanté mis manos—. Y te advertiré si alguna vez


tocamos en el mismo lugar con ellos otra vez.

—Gracias. —Me dio una última mala cara y eso fue todo. Tuvimos nuestro
turno en el escenario, tocamos nuestros corazones fuera y dejamos a la
multitud gritando y pidiendo por más.
Gally, Heath y Remy se fueron al cuarto de atrás que nos había sido
asignado para la noche, el dueño del club me detuvo con un pago en
efectivo. Me dio en el dinero y le dije que nos encantaría volver de nuevo
cuando nos invitara.

Traté de no preocuparme por mis amigos de Forbidden. Todos los chicos


habían pataleado y gemido cuando supieron que no iba a estar ahí de
nuevo para otra noche de karaoke.
Odiaban tener que lidiar con las cuestiones técnicas, con las que
generalmente yo lidiaba.
Pick les había dicho a todos que se callaran porque mis nuevas
presentaciones eran grandes oportunidades para mí, pero me preocupaba
de él también.
Me había ayudado a empezar, dándome más oportunidades que cualquier
persona, y aquí me sentí como si lo estaba abandonando. Yo sabía que él
no quería que yo fuera así, sin embargo.
Era extraño tener a un miembro de la familia que sólo quería lo mejor
para mí. Me hizo desear poder hacer más por él. Sacudiendo esos
pensamientos lejos, me apresuré hacia los chicos, que parecía ya estaban
enlucidos mientras pasaban alrededor una botella de Grey Goose que
había quedado en la sala.

—Y ahí está el hombre de la hora —llamó Remy, levantando la botella en


aclamaciones —. Todos por Asher Hart. —Él hizo el sonido de una
multitud rugiente antes de tomar un gran trago.

—Míralo, bastardo codicioso —se quejó Gally, robando el trago de vodka


a medias, así que Remy acabó derramando algo por su barbilla.
—Hijo de puta —le dijo a Gally mientras se limpiaba el dorso de su mano
sobre el residuo. Entonces sonrió con ojos vidriosos hacia mí—. ¿Qué
pasa, jefe? Ninguna idea por qué me llamó jefe, pero levanté el dinero que
habíamos hecho y me abaniqué la cara con él.

—Es día de pago —anuncié.

—Malditamente correcto —abucheó Gally, empuñando la mano en el


aire—. ¡Dame mi dinero!

Puesto que el único lugar disponible para sentarse era un asiento final en
el sofá junto a Remy, donde esparramado, prácticamente por toda la
maldita cosa, empujé a un lado sus piernas con mi rodilla y me senté junto
a él.

Me sonrió y metió un Twizzler entre sus dientes. Jalando la parte libre


que cuelga del palo del Twizzler, tomé un bocado grande desde el lado
opuesto y comencé a masticar.

—El manager nos invitó nuevamente el próximo mes si nos interesa. Dije
que lo estábamos.

—Infierno sí, lo estamos —dijo Gally mientras que Holden asintió. Remy
estaba demasiado ocupado frunciendo el ceño a la tira de dulces que le
había robado.
Sacando su mano para robar de vuelta, gruñó cuando fui más rápido,
tomándolo de mi propia boca y sosteniéndolo burlonamente hacia él.
Entonces realmente lo hice; lamí toda la longitud, extendiendo mis
gérmenes así que él no podía tomarlo de vuelta sin ser asqueroso.

—Já —cantó triunfalmente—. Lamido, por lo que es mío.

—Eso fue venganza por patear mi culo en Call of Duty.

Él frunció el ceño.

— ¿De veras? ¿Cuán maduro es eso? —Entonces, él movió sus cejas—.


Ahora, sólo lo quiero más.
Mientras dejé salir una risa y casi ahogado en mi Twizzler, Gally silbó—,
enfermo, hombre. Eso es asqueroso. No coqueteo permitido aquí,
queer (1).

—Lo que sea —murmuró Remy, inclinándose hacia adelante para


encontrar el bolso por un nuevo palo de Twizzler—. Estás simplemente
celoso porque no fue a ti.

—Wow —dijo Gally mientras arrancaba su parte del dinero de mi


mano—. Totalmente no era el caso. En serio, sin embargo, ustedes dos
tortolitos que se volvieron muy afables desde su alojamiento juntos en
Chicago."

—Sí. —Dejando escapar un suspiro grande, de ensueño, Remy presionó


una mano en su pecho y agitó sus pestañas hacia mí—. Nos unimos. Fue
hermoso.

—Jesús, Sticks. —Frunció el ceño hacia él—. ¿Qué tan borracho estás?
Soltó una risa ronca y me sopló un beso.

—Tengo tres hojas al viento, bebé.

—Sí, puedo decir. —Señalé a Heath, indicando que tirara la botella de


vodka que ahora estaba en su poder hacia mi camino—. Parece que voy a
tener que consumir para ponerme al día.

(1)Término que se refiere a las personas de orientación homosexual.


26

Remy

Después de que Asher tomara un buen trago del Grey Goose, y luego otro,
dividió el resto del dinero entre tres, por lo que Heath, él y yo tuvimos
partes iguales.
Se me ocurrió que él debería tomar más. No sólo que hiciera doble turno
en la banda, cantara, tocara un instrumento, y escribiera todas nuestras
canciones, también actuó como nuestro mánager, organizando todos
nuestros conciertos y el cuidando de la parte funcional de NonCastrato.
Odiaba admitirlo, pero lo admiraba bastante. Media hora más tarde, no
odiaba admitirlo tanto. Estaba malditamente deseosa de hacerlo mientras
le colgué un brazo borracho por encima del hombro y murmuré—:
Hombre, te admiro bastante. Cantante increíble, músico increíble.
Compositor asombroso y cuerpo aún más asombroso con un culo al que
quiero hincarle el diente.
¿Hay algo en lo que seas malo?

Se apoyó pesadamente contra mí, teniendo tantos problemas sentándose


recto como yo. Después de entrecerrar los ojos como si estuviera perdido
en sus pensamientos, admitió—: No puedo distinguir la izquierda de la
derecha.

—Maldita sea. —Mi sonrisa era descuidada y orgullosa—. ¿Quieres decir


que, en realidad, yo sé algo que tú no?

—Deberías haberlo visto tratando de bailar el hokey pokey en un


banquete de boda una vez. Sonreí hacia donde Gally mientras él se reía
por el recuerdo.

—Fue en la boda, donde la prima de Holden aquí se casó y... —Le sonrió a
Heath—. Oye, ¿recuerdas cuando yo solía tirármela, hace un tiempo?
Hombre, ella era sexy.

—Sí —dijo Holden con un seco ceño fruncido—. Lo recuerdo.

—Tenía una boca hecha para follar. Además, a ella le gustaba tragar.
—Creo que voy a enfermarme —le dije a Asher, quien se echó a reír.

—Lo digo en serio. —Gally frunció el ceño, pateándome en la rodilla—.


Sólo cállate, gay de mierda. Las bocas de las mujeres se hicieron para las
pollas de los hombres. Te lo estoy diciendo... porque tú no podrías
saberlo, nada es tan bueno como una mamada bien dada.
Y... ahora quiero una vagina. Se tambaleó sobre sus pies.

— ¿Quién está conmigo? ¿Por qué seguimos aquí sentados como un grupo
de perdedores cuando hay algunas perras de primera y medio desnudas
por ahí? Vamos a encontrarnos alguna vagina.

Heath se paró de primero, y Gally lo animó, dándole palmaditas en la


espalda, felicitándolo. Entonces se giró hacia Asher.

— ¿Y tú, Hart? Ven a cazar chicas con nosotros.


Solo esta vez. Asher en realidad pareció considerar la oferta antes de que
se encogiera de hombros y empezara a arrastrarse fuera del sofá.

—Bueno.

— ¿Qué? —Lo miré, pero él no me estaba prestando atención, demasiado


ocupado tratando de mantenerse erguido.

Gally chasqueó la lengua hacia mí.

—Lo siento, chico gay. Supongo que eso te deja fuera.

—No, Remy todavía puede venir —alegó Asher, haciéndome señas para
que los siguiera —. Él puede ser nuestro celestino. Hice una mueca, de
repente no tan borracha como me había encontrado hace unos segundos.
Pero la idea de ayudar a Asher a conseguir una chica me dejó mal del
estómago, con ganas de vomitar todo el alcohol que había bebido.

—O tal vez puede conseguirse su propio chico —añadió Asher,


enviándome una sonrisa alentadora. Le envié una pequeña sonrisa.

—Claro, cuenten conmigo. ¿Cuenten conmigo? ¿Qué demonios estaba


diciendo? No quería verle levantar chicas.
Y, sin embargo, no podía dejar de venir. Me preocuparía toda la noche,
pensando en quién había escogido, lo bonita que era, lo divertida y…

— ¡Muy bien! —animó Asher, golpeándome en la espalda antes de que


ponerme el brazo por encima de mi hombro y conducirme torcidamente
fuera de la habitación.

Mientras Heath y Gally continuaron por delante de nosotros, me incliné,


haciendo una mueca cuando hice que Asher estornudara. Pero todavía
tenía que murmurarle al oído—: Pensé que dijiste que no te gustaban los
rollos de una noche. Aunque mi voz fue lo suficientemente discreta, él dijo
entre dientes—: Shh. —Y puso un dedo en sus labios—. No me gustan.
Pero estoy caliente, desesperado y lo suficientemente borracho para no
preocuparme por cómo de horrible y de más solo me sentiré después.
Arrugué mi frente y abrí la boca para discutir, pero la mirada que me
envió estaba llena de un doloroso deseo que sabía que yo no podía llenar
con un par de rondas de Call of Duty.

—Necesito esto, Sticks —confesó—. Necesito… algo.

Sabía exactamente lo que necesitaba. Necesitaba ser tocado. Entonces,


como para limpiar toda la miseria en sí mismo, sonrió y golpeó su cuerpo
contra el mío.

—Y quién sabe. Tal vez realmente conozca a mi alma gemela por ahí.

Dios mío, esperaba que no. Verlo llevar a casa a un rollo de una noche
sería bastante malo; verlo caer en una relación sería con otra mujer... sí,
sólo mátame ahora.
Lo juro, todas las mujeres en el edificio también podrían oler su
necesidad. Tan pronto como desalojamos la sala de atrás y entramos en la
parte principal del bar, ellas acudieron a él, tocándolo, elogiándolo,
dirigiéndole sus sonrisas malvadas y de brujas zorras.
Fui separada de él cuando se apiñaron, y mientras el espacio entre
nosotros creció de un metro a diez, supe que él se hallaba perdido para
mí.
Quería ahogarme en más alcohol, pero entonces... yo solo no pude. Fui al
bar y ordené agua antes de regresar a la periferia de la multitud de fans,
mirando sin poder hacer nada.
Después de un par de sorbos, me puse a pensar que la suerte podría estar
de mi lado. Asher fue apartándolas cortésmente a todas. Y mientras la
multitud decepcionada y rechazada se alejaba una por una, mi espíritu se
levantaba. Si esto continuaba, su propia meticulosidad salvaría toda mi
noche. Asher se desplomó a mi lado, con el ceño fruncido.

— ¿Cuáles son las probabilidades de que una mujer en este lugar no sepa
que estoy en una banda?

—Oh, alrededor de cero a nada —le aseguré, sintiéndome mejor al


segundo.

Frunció el ceño hacia mí.


—Gracias, imbécil —dijo entre dientes—. Eso me hace sentir mucho
mejor.
Me reí y le di una palmada en el brazo.

—Sólo fui honesto, mi amigo.

—Bueno, yo podría usar una buena mentira en este momento. Así que si
fueras tan amable… Uh. —Cayó desbocado hacia mí mientras alguien
tropezaba con él desde atrás.

—Oh, lo siento mucho. No te vi —soltó una chica, con los ojos muy
abiertos y tapándose la boca con la mano—. ¿Se encuentra bien, señor?
¿Derramó su bebida?

—No, está bien. Nos encontramos bien. —Asher me miró para asegurarse
de que me hallaba bien, y entonces se giró hacia la mujer—. ¿Estás bien?
Ella se pavoneó y le tendió una mano.

—Bueno, ahora lo estoy. Me llamo Tamra. —Asher —saludó, agitando su


mano. Ella frunció las cejas antes de inclinarse hacia adelante y decir—:
¿Archer?

—No. Es Asher —dijo él un poco más fuerte.


—Oh, bueno. —Ella sonrió y mantuvo su mano en la de él—. ¿Has venido
a ver a las bandas tocar, Asher?

Sus cejas se levantaron. Entonces me envió una sonrisita de suficiencia,


como si dijera: de cero a nada, ¿eh? Y se volvió de nuevo hacia Tamra... la
puta.

—Algo así —respondió él—. ¿Viniste a escucharlos? Cuando empezaron


una conversación sobre las bandas de esta noche y la música en general,
rodé mis ojos y me alejé, enferma, disgustada y malditamente herida.
Iba a levantarse a esta. Simplemente lo supe. Lo odiaba, y, sin embargo, no
podía hacer nada al respecto.
Debería haberme ido entonces. Sabía que debería haberlo hecho. Pero yo
sólo tenía que torturarme. Tenía que ver cómo ocurría todo.
Ellos estaban congeniando totalmente. Asher andaba tranquilo, pero me
di cuenta de que ella le gustaba. Quiero decir, él no coqueteó con ella ni la
miró de la forma en que me miró cuando me sorprendió en la ducha—un
pequeño consuelo que amplifiqué en mi mente—pero era suficiente.
Se hallaba borracho y lo suficientemente desesperado para llevarla a casa.
Cuando ella anunció que tenía que ir el baño y que enseguida regresaba,
él se giró hacia mí y me lanzó un pulgar hacia arriba, así como una sonrisa
que parecía decir: tenemos una ganadora.
No le regresé la sonrisa. En vez de eso, salté de mi taburete.

—También tengo que hacer pis. Su sonrisa murió.

—Uh... de acuerdo.

Alejándome de él y sin poder seguir mirando a la expresión esperanzada y


emocionada en su rostro, me apresuré hacia los baños. Había un pequeño
rincón antes que separaba a los baños de hombres y mujeres.

Cuando entré, ignoré por completo el lado de los hombres. En cambio, me


incliné y me quité la máscara. Cuando me enderecé y sacudí mi cabello, un
chico que acababa de entrar en el rincón y se detuvo congelado,
mirándome boquiabierto.
—Amigo —dijo, levantando las manos y rodeándome antes de que él
pudiera escapar hacia el lavabo. Ni siquiera me importó que me hubieran
atrapado. Me encontraba demasiado borracha, o celosa, o algo así, para
pensar en ello. Corrí al baño de mujeres y me detuve cuando vi a Tamra
con unas amigas, esponjándose el cabello en la pared de espejos encima
de los lavabos.

—Eres una perra suertuda —dijo una, golpeando el brazo de Tamra—. No


puedo creer que estés a punto de conseguirte a Asher Jodido Hart.

—Lo sé, cierto —Tamra rio y se mordió los labios para hacerlos ver más
llenos.

Respiré y presioné mi espalda contra la pared justo dentro de la puerta.


Pero no podía creerlo. Ella ya sabía quién era él. Él nunca le dijo su
apellido. Dios, por supuesto que ella ya sabía quién era. Solo que era
mejor en el juego que el resto de las mujeres ignorantes de allá afuera.
Esto era exactamente lo que Asher no quería. Y, sin embargo, una fanática
estaba a punto de meterse en sus pantalones con engaños de todos
modos. Tenía que advertirle, pero... ¿cómo?
Oh, nunca vas a creer lo que acabo de oír en el baño de mujeres, ¿Ash? Sí,
es funcionaría de maravilla
Queriendo llorar, me alejé de la pared y fui hacia un cubículo vacío. Tamra
y su grupo me vio y me ofrecieron sonrisas tentativas.

—Me encantan las rayas púrpuras —tuvo el descaro de decirme. Le envié


una sonrisa asqueada.

—Gracias. —Mi cabello era un desastre, lo sabía. Estuvo atrapado bajo la


máscara durante horas y probablemente se hallaba enmarañado y
sudoroso, pegado a mi cabeza en la manera más antinatural.

Escapando hacia un cubículo, me senté y abracé a mis costillas, con ganas


de llorar. Fuera de mi puerta, una de las zorras preguntó—: ¿Crees que te
llevará de vuelta a su casa o alquile una habitación un motel en alguna
parte?

—Como si importara. Me conformaría con el asiento trasero de su auto si


eso es lo que quisiera.
Es una motocicleta, perra. Conduce una motocicleta, no un auto.

Y entonces me imaginé a él tomándola en su moto y tuve que cerrar los


ojos fuertemente y presionar mis labios para no llorar.

—Con tal de que no vayamos a mi casa —arrulló Tamra, comenzando a


sonar demasiado petulante.

Sus dos amigas se rieron antes de que una dijera—: Sí, estoy segura de
que tu marido y tus dos hijos tendrían un pequeño problema contigo
acostándose con Asher el dios del rock Hart en el sofá del salón.

Mis ojos se abrieron mientras las otras dos se le unieron, riendo. ¿Qué
dijo? Oh, de ninguna maldita manera. ¿La zorra estaba casada?
Poniéndome en mis pies, intento abrirme paso desde el baño, sólo para
encontrarlo bloqueado. Así que titubeé un segundo antes de que pudiera
escapar, y sí, en el momento en que fui libre, las tres mujeres se habían
ido, sólo sus risitas tontas de culos casados haciendo eco alrededor del
baño detrás de ellas. Comencé a seguirlas, abriéndome camino desde el
baño.

Pero tan pronto como llegué al rincón del baño vi a Asher dirigiéndose a
mi camino. Y él me vio. Al mismo momento en que sus ojos se abrieron
mucho y su boca redondeo en una O por la sorpresa, me acordé de que me
había olvidado de ponerme mi máscara de nuevo.
Moviéndome rápido, me escondí detrás de un grupo de tres chicos que
pasaban justo cuando oí a la voz de Asher gritar—: Oye, espera. Me
agaché detrás de mi escudo ignortante hasta que pasamos por una puerta,
a la que le extendí la mano y traté.
Cuando se abrió, pasé dentro del espacio oscuro, sin tener ni idea de si era
una oficina, un cuarto de suministros o qué. Con miedo de encerrarme
totalmente dentro sola, me quedé con la puerta entreabierta y fui capaz
de mirar hacia fuera desde mi escondite oscuro.

—Hijo de puta —le susurré cuando vi a un determinado Asher caminar


hacia mí como si supiera donde estaba escondida. Pero Tamra lo
encontró, agarrando su brazo y preguntándole a dónde se dirigía.
Echó un vistazo a la puerta agrietada desde la que yo miraba a
escondidas.
—Yo... Yo creí haber visto a alguien que conocía. ¿Has visto a una chica?
Um… tal vez latina, pelo largo y oscuro, reflejos púrpuras.

— ¿Reflejos púrpuras? —dijo Tamra, su sonrisa congelándose. Luego


sacudió la cabeza—. No, estoy segura de que no la vi. Lo lamento.

¡Por Dios! ¡Mentirosa! Bueno, yo era una mentirosa peor de lo que ella
era. Pero ella trataba de llevarlo con engaños a la cama. Eso estaba solo
mal. Después de que ella le instara a alejarse, agarrándole el brazo para
dirigirlo de nuevo hacia la dirección de nuestra mesa, él le lanzó una
última mirada nostálgica a mi puerta, pero luego se dio la vuelta.
Solté un suspiro atronador, conté hasta diez, luego me puse mi máscara
tan rápido como fue humanamente posible, con la esperanza en Dios de
no tenerla torcida. Entonces me fui de mi escondite y corrí de vuelta a la
mesa también.
De ninguna manera podía dejar que esa puta le hiciera esto a mi Asher.
Los alcancé justo a tiempo. Los dos estaban de pie, Tamra se deslizaba la
correa de su bolso en el hombro como si estuviera a punto de irse, y Asher
arrojaba algo de dinero sobre la mesa para encargarse de la propina.
Luego él puso su mano en la parte baja de la espalda de ella y la giró hacia
la puerta. Pero pasé por delante de ellos, justo en su camino. Se
detuvieron en seco, así que tuve que fingir que también me detuve
sorprendida.

—Oh, hola. ¿Ya se van? —pregunté inocentemente.

—Sí. —Asher me envió una mirada extraña—. Justo traté de encontrarte,


pero no estabas en el baño.

—Oh… sí. Yo.... —Mierda. Vi la barra y rápidamente improvisé—. Fui a


conseguir otra bebida, entonces decidí no hacerlo. Él asintió.

—Bueno, nos vamos. Esta es Tamra, por cierto. Me giré hacia ella,
enviándole una sonrisa agradable, si eso me digo a mí misma.

—Tamra, este es mi amigo, Remy.


—Hola —saludó, extendiendo sus dedos en una de esas maneras
patéticas e inseguras que me volvían loca. Tomé la punta de su mano de
todos modos.

—Encantado de conocerte. —Entonces chasqueé los dedos y señalé—. Oh,


oye. Eres esa chica que estaba metiendo su anillo de bodas en el bolso a
las afueras del baño hace unos minutos, ¿no?

— ¿Qué dijiste? —Asher se volvió hacia ella, con las cejas levantadas. La
conmoción nubló su rostro.

—Yo... yo... yo ciertamente no lo era.

—Sí, eras definitivamente tú —le arrullé, incapaz de contener una sonrisa


mientras negué con el dedo—. Andabas presumiéndole a tus amigas
sobre cómo estabas a punto de levantarte a Asher el dios del rock Hart,
¿no es así?

— ¿Qué? ¿Cómo...? —Ella sacudió la cabeza, y mirándome boquiabierta,


tratando de averiguar cómo sabía tanto como sabía. Luego se giró hacia
Asher—. Eso no sucedió.

No así. Tal vez no exactamente de la manera en que lo describí, pero, oh,


definitivamente había sucedido. A Asher no parecía importarle cómo la
conversación había descendido.

— ¿De verdad estás casada? —Dio un paso decisivo lejos de ella.

—Yo... —La culpa extendiéndose por su cara nos dijo a ambos que sí.

—Y mentiste sobre no saber quién era —la acusó aún más antes de
levantar sus manos—. Eso es sólo... no genial. —Luego se volvió y se alejó.
La boca de Tamra cayó abierta.

— ¿Qué demonios? —exclamó. Cuando ella me miró, me encogí de


hombros.

—Oye... la vida es una perra y luego te mueres,


¿eh?

—Tú... —Ella entrecerró los ojos—. Eres un maldito mentiroso. Gracias


por arruinar mi noche.

Mientras pisoteó lejos, yo estaba a punto de gritar detrás de ella, algo


sobre mira quién habla, pero luego me detuve.
Yo era una mentirosa, y probablemente una mentirosa peor de lo que ella
era. Ella solo planeó engañarlo por una noche. Yo le había estado
engañando durante semanas, y lo mantendría durante quién sabe cuánto
tiempo más.
No había ningún final a la vista para mi decepción, porque no sabía cómo
decirle la verdad. Sintiéndome como una mierda por diez, rastreé el lugar
hasta que lo encontré en el bar solo un par de minutos más tarde,
tomando un poco de agua, probablemente tratando de recuperar la
sobriedad.

Sus hombros parecían tensos mientras se inclinaba sobre el mostrador,


consolándose. Me dejé caer a su lado. Por un par de segundos, nadie
habló. Finalmente, le dije—: Lo siento. Soltó una carcajada y me lanzó una
mirada cansada.

— ¿Qué demonios sientes?


—Yo sólo... te bloqueé —murmuré.

Porque era una perra malvada y celosa que no fue capaz de soportar ver
que llevara a otra mujer a casa.

—No. Sólo me salvaste de follar una mujer casada. Yo debería estar


dándote las gracias a ti... no tú pidiéndome disculpas a mí. Idiota.

—Sin embargo... —Solté un largo suspiro—. Si sólo hubiera mantenido mi


boca cerrada, podrías haber encontrado un poco de alivio.

—O arruinar un matrimonio —argumentó.

Girándose hacia mí, me miró a los ojos y puso su mano en mi hombro—.


Acabas de salvar mi culo. Gracias hombre. Eres un verdadero amigo.
Excepto que no me sentía como una amiga en lo absoluto. Mi decepción
me atravesó hasta lo más profundo de mi alma y me sentí como el mayor
fraude de la historia.
Un verdadero amigo simplemente querría que él fuera feliz. En ese
momento, me juré a mí misma que le ayudaría a encontrar a una mujer
antes del final de la noche así eso fuera la última cosa que hiciera.
Y a quién le importaba si yo después lloraba hasta quedarme dormida. Me
lo merecía. Asher, por otro lado, merecía el contacto humano que tanto
anhelaba.
27

Parte I

Asher

Bueno, esto apestaba. La noche empezó muy bien y rápidamente cayó en


picada a la mierda.
Todo porque estuve pensando con mi estúpida polla. Prácticamente me
encontraba sobrio de nuevo cuando terminé de tomar la última de las
botellas de agua que pedí.
A mi lado, Remy se encontraba pensativo. No había dicho mucho desde
que intento disculparse conmigo por salvar mi culo. Se sentó de espaldas
a la barra para que así pudiera ver la multitud.
Pensé que sabía de qué estado de ánimo se hallaba, y yo solo lo ignoré
durante el pasar de los minutos. Pero ahora, ya, era el momento de que
haga algo. Después de bajar el envase vacío, golpee con él la barra para
llamar su atención.
Desde hace bastante tiempo, no veía a Holder o Gally, pero eso estaba
bien. De todos modos, realmente de quien me interesaba despedirme era
de Sticks.

—Creo que voy a irme. Centro su atención en mí, alarmado.

— ¿Qué? No. ¿Adónde?

—A casa. —Me bajé de mi taburete, pasando mi mano por mis bolsillos


para asegurarme de que tenía mi billetera y llaves—. Solo estoy...
yéndome a casa.

— ¿Por qué? —Sticks sacudió la cabeza, confundido mientras se


levantaba de un salto de su taburete—. Solo vas a rendirte después de un
callejón sin salida, ¿verdad? ¿Y tú... tu necesidad?

Suspiré, sintiéndome como un idiota en primer lugar por confesárselo a


él.

—Estoy bien. Está bien. Tengo una mano y conoce bien a mi polla.
Esa respuesta pareció aturdirlo.

—Mira. —Suspiré, decidiendo ser realista—. Yo solo... Tengo la sensación


de que... te molestaría que esta noche me fuera a casa con una mujer. Y
eres mi amigo. No quiero molestarte alardeando a una chica frente a ti.
Ahí. Lo dije.

Y el muchacho tuvo una reacción. Remy se sacudió hacia atrás, sus ojos
abiertos y bocabierto. Sacudió su cabeza por un segundo antes de
farfullar—: ¿Perdona? ¿A qué te refieres con molestarme? Sonaba tan
ofendido que inmediatamente me di cuenta de que lo arruiné.

—Mierda. — Levanté mis manos, tratando de restaurar la paz—. No


debería haber dicho nada. Sonaba mucho menos arrogante en mi cabeza.

—Jodidamente increíble —murmuró, sorprendido como si le hubiera


llamado mentiroso y un tramposo—. En serio crees que te deseo, ¿no?
Bueno, jodete, hombre. No me importa si esta noche llevas diez mujeres a
la casa. Folla a quien quieras. Me importa una mierda.
Empezó a alejarse, pero agarré su brazo.

—Oye. Mierda. Lo lamento. En serio, Rem. —Levanté las manos de


nuevo—. Lo siento.
Yo no... fui un idiota.

Me miró fijamente un total de cinco segundos antes de murmurar algo en


español y luego frotar su rostro con las manos. Después de bajarlas para
mirarme cansinamente, murmuró—: Maldita sea... Sin embargo, tienes
razón. —Cuando incliné mi cabeza hacia un lado, a regañadientes
admitió—: Me habría molestó.
Levantando su cabeza, se veía tan culpable y arrepentido, quería
tranquilizarlo. Incluso extendí mi mano hacia su hombro.
Pero entonces me detuve, no quería enviar una señal equivocada.
Entonces dejé escapar un suspiro.

—Lo sospechaba.
—Pero la cosa es —continuó, finalmente levantando la mirada—. No
importa cuánto te desee y lo malditamente dulce y considerado que eres
al preocuparte por mis sentimientos, también eres mi amigo Asher; y
quiero que seas feliz. Por lo que no vayas a convertirte en un miserable
monje por mi culpa. Te aseguro que viviré.

Asentí, mirándolo de cerca. Cuando me encontraba seguro de que


realmente estaba bien con ello, le dije—: Muy bien, entonces. De aquí en
adelante, simplemente... seré discreto acerca de eso. Hizo una mueca.

—En realidad... prefiero saberlo.

— ¿Eh? Con un encogimiento de hombros triste, explicó—: Si lo ocultas,


voy a enloquecer siempre preguntándome. Cada vez que sonríes o
pareces inusualmente feliz, pensaría que fue porque echaste un polvo.
Siempre estaré estresándome, por mi mente pasarían los peores
escenarios posibles. Pero si yo supiera... bueno, entonces lo sé. Y entonces
podría lidiar con ello para superarlo. Asentí.

—Bueno. Extrañamente, eso tiene sentido. Entonces, no te lo ocultaré.


Con un grave gesto en respuesta, respondió—: Gracias.

—Entonces... ¿cómo vamos a hacer que funcione esto? —Froté mis manos
en mis caderas—. Realmente no quiero causarte ningún malestar
excesivo. Riéndose, negó con la cabeza.

—No tengo idea. Quizás, como que, no metas la lengua en la garganta de


una chica frente a mí. Eso sería genial. Sin embargo, no puedo imaginarme
como del tipo PDA, de todos modos. Me encogí de hombros.

—Nunca lo hice antes. Sticks asintió.

—Entonces no habrá ningún problema. Quiero decir, tengo la


oportunidad de aprobarlas, verdad, ¿descartar a las horribles que no
apruebo? Recliné mi cabeza y me reí.

—Qué te parece si me enganchas con alguien que alcance pasar, y si me


gusta, iremos desde allí.
—Nop. Lo siento. —Hizo una mueca—. Eso sería una tarea imposible.
Francamente, dudo que me gustaría encontrar una mujer lo
suficientemente buena para ti.

Sacudiendo la cabeza, suspiré. No estaba seguro de que nadie no fuera lo


suficientemente buena para mí, ni siquiera era capaz de encontrar a
alguien realmente dispuesta a estar conmigo... por más de una noche.
Pero no iba a pensar en eso. Echando un vistazo a mi amigo, tenía que
admitir—: Sabes, esta es la conversación más extraña que he tenido
alguna vez con un chico, ¿no?

—Me estás contando. —Puso los ojos en blanco—. No puedo creer que
admití en voz alta que siento algo por ti.

Me encogí de hombros, sin saber cómo responder. Antes me golpearon las


dudas y las borré de mi zona de confort. Pero por alguna razón, saber lo
que Remy pensaba estaba bien. Tal vez porque no venía fuerte o
realmente espera que le corresponda.
Se hallaba frío y relajado al respecto, casi tomando a la ligera sus
sentimientos por lo que terminamos riéndonos en vez de volverlo todo
incómodo. Por lo que dije—: Honestamente, hombre. Me halagas.
Extendió una mano en mi dirección como para golpear mi brazo.

—Cállate. Es embarazoso.

Riendo, dije—: No es tan malo. —Lo que sea. Ahora vas a tener que
decirme algo embarazoso acerca de ti.

—Al diablo si lo hago. —Cuando él frunció el ceño, me rendí—. Bien. Dice


Ashley en mi acta de nacimiento. Al principio, pareció no comprenderlo.
Luego frunció el ceño e inclinó la cabeza hacia un costado.

—De ninguna manera.

—Oh... sí. Mi madre se encontraba muy decidida a que fuera una chica, me
nombró como Ashley Jean. Tenía mi certificado de nacimiento y lo
legalizó antes de que mi padre se enterara.
Él se enojó tanto. Se negó a llamarme así, por lo que con el tiempo se
transformó en Asher. Y cuando estuve bajo la custodia de mi tío, me
ayudó a cambiarlo legalmente. Remy se quedó boquiabierto.

—Santa mierda. ¿Realmente te llamó Ashley... y no por Ashley Wilkes de


Lo que el viento se llevó Ashley sino porque quería que fueras una chica?

—Síp. Y sospecho que me hubiera criado como si fuera una niña con
vestidos de volantes rosados si mi padre la dejaba.

— ¡Dios mío (1)! Eso es... Cuando negó con la cabeza como aturdido,
suspiré y dije—: Jodido. Si, lo sé.
Pero sigue adelante. Ríete, idiota. Él se rió entre dientes, pero agitó las
manos mientras lo hacía.

—No. En realidad, es un poco triste. —Dejó escapar un suspiro—. Y aquí,


crecí molesto porque tenía un nombre de chico. Le fruncí el ceño
extrañado.

— ¿Eh? Empezó a abrir su boca cuando adoptó una extraña expresión.


Después de un segundo, tartamudeó—: Yo solo... ya sabes, por lo de ser
gay, como que siempre preferí los nombres más universales que podrían
usarse indistintamente, como Alex o… —Remy podría usarse
indistintamente —argumenté—. En realidad, Remy para una chica sería
bastante pateatraseros.

— ¿Tú crees? —preguntó, su voz sonaba melancólica. Cuando le fruncí el


ceño, rápidamente se aclaró la garganta.

—Entonces, sobre esta chica que vamos a encontrar para ti esta


noche. —Frotándose las manos, observó la multitud buscando posibles
objetivos, pero levanté mi mano.

—No. Vamos a dejarlo por esta noche. Además, me muero de hambre. En


vez de eso, vamos a conseguir algo de comer.

Remy parpadeó como si nunca oyó hablar de esa idea.

— ¿Comida?
—Taco Bell —aclaré—. Solo un lugar al cual ir después de una noche
bebiendo. —Entonces sonreí y cité su lema—: Yo quiero un Taco Bell (2).

—No. —Arrugando su nariz, Remy sacudió la cabeza—. No, no, no. No


quiero Taco Bell. La única comida mexicana que como es la de Castañeda.
Recordando el chimichanga que me invitó, froté mi estómago. Eso sonaba
bien. Pero...

— Supongo que no están abiertos hasta tarde. Sacudió su cabeza.

—Pero podría llamar a mi primo Big T y que encienda la parrilla. Hace las
mejores tostadas de tinga. Oh, o chicharrón si solo quieres un aperitivo
frío. Suspiré.

—Nah. No lo molestes. Vamos a encontrar una cafetería abierta las 24


horas o algo así.

De manera que media hora más tarde, nos encontramos sentados en una
cabina cenando sentados el uno frente al otro; comiendo tocino, huevos,
galletas y salsa.

—Estuvo buenísimo esta noche, ¿eh? —dijo Remy, limpiándose las migas
de la comisura de los labios con su pulgar—. Creo que mejor de lo que
hicimos en Chicago.

—Sí. —Estuve de acuerdo.

Sin duda, desarrollamos nuestro talento y aprendimos a tocar mejor como


grupo. Pero la palabra Chicago trae a mi mente un recuerdo, haciendo que
vaya en una dirección diferente. Chasqueando los dedos, señalé—: Oye,
me olvidé de contártelo antes. Vi a la chica de la ducha en Granada. Remy
bajó su tenedor y parpadeó. Luego dijo lentamente—: ¿Chica de la ducha?
Puse los ojos en blanco, porque, en realidad, ¿a quién más podría estar
refiriéndome?

—La mujer extraviada que encontré en nuestra ducha en Chicago... en el


hotel —agregué cuando siguió mirándome como si no tuviera ni idea de
lo que hablaba. Finalmente, lamió una miga de su labio superior y
lentamente respondió—: ¿Y ella estaba... en Granada? ¿Esta noche? —
Cuando asentí, entrecerró los ojos—. ¿Estás seguro?

—Absolutamente cien por ciento seguro —contesté—. Fue ella, las


mismas mechas moradas en el cabello y todo.

—Eso es... eso es... —Sacudió la cabeza y me dio una sonrisa socarrona—.
Eso es en realidad un poco difícil de creer, hombre. Me refiero a
exactamente la misma chica que se encontraba en Chicago y aquí en
Ellamore?

Tenía razón. La idea sonaba un poco fuera de lugar. Mordí mi labio


inferior, seguro de que era ella; pero no obstante, dudando de mí mismo.

—No crees que me estoy volviendo loco, ¿verdad? —pregunté


finalmente—. Quiero decir, no tengo suficiente sexo, últimamente me
masturbo mucho... ¿Qué pasa si me está haciendo delirar?
Oh, mierda. —Me recosté en mi cabina, aturdido—. ¿Qué pasa si ni
siquiera estuvo en nuestra ducha una chica? ¿Y si no existe, y esta
pequeña obsesión resulta ser peor de la que tenía por la chica con la
camiseta de Incubus, y termino babeando y meciéndome en un rincón
porque perdí la razón?

—Uh... —Evidente sin saber qué decir, Remy movió su boca un par de
veces, pero no pudo encontrar nada que decir.

—No importa —le dije, haciéndole saber que no necesitaba decir


algo—. Probablemente tengas razón. No pudo haber sido la misma chica.
Probablemente, yo solo quería que fuera ella porque había, ya sabes,
mucha química cuando la vi en Chicago.

— ¿Química? —Remy arqueó sus cejas interesado—. ¿Oh, en serio?


Cuenta. Suspiré y puse mis ojos en blanco.

—Cállate, hijo de puta. Prefiero hablar acerca de tus obsesiones que de las
mías.

Murmurando un sonido de lástima, inclinó su cabeza hacia un costado.


—Ah, pero ya sabemos quién es mi actual obsesión, ¿no es así?
Tragué saliva, recordando que era yo. Mierda. No tenía intención de ir por
ese camino de nuevo. Abrí la boca para disculparme, pero sacudió su
mano.

—Además, eso es noticia vieja. Regresemos a ti. Esta chica de la ducha. Se


honesto. Más o menos química que sentías por la chica con la camiseta de
Incubus? Abrí la boca aturdido cuando me di cuenta de que no sabía qué
responder a eso.

—No estoy seguro —dije con honestidad—. Extraño. Ambos encuentros


fueron solo... diferentes, pero probablemente tuvieron la misma
intensidad. ¿Tiene sentido?

—Algo así —murmuró—, en realidad no. —Sabes —dije, frunciendo el


ceño al pensar—. Ahora que mencionas a la chica de la camiseta Incubus,
ambas se parecían mucho. Misma figura, cabello largo y oscuro, esa
mirada latina determinada. Lástima que nunca pude mirar de cerca a la
chica con la camiseta de Incubus.

Remy dio una palmada sobre la mesa como si acabara de ocurrírsele una
idea.

—Quizás son la misma chica.

Solté un bufido.

—Bien... porque acaba de presentarse en Forbidden, Granada y en


Chicago en las mismas noches que estuve allí. Eso es totalmente posible.
Claro. —Entonces puse los ojos en blanco.

—Es... poco posible —cubrió Remy. Sonreí y negué con la cabeza.

—Sí, mezcla las dos en una chica rockera punk, y tendremos a la mujer de
mis sueños... allí mismo. Boom. Enderezándose, Remy dijo—: Chica
rockera punk. ¿Quién es la chica rockera punk? Maldición. Ahí fue mi
boca.
—Nadie. Solo... una chica que hizo la prueba para tu puesto de baterista
del día antes que tú te presentaras. Remy se llevó su mano hasta su
barbilla.

—Pensé que solo una chica... hizo la prueba para eso.


—Sí... y tenía esta apariencia punk con una peluca de puntas blancas de
Tina Turner, y solo tenía una imagen un poco perversa rasgada... —
Cuando me di cuenta de adónde iba con mi confesión, me detuve y levanté
una mano.

— Sabes, voy a detenerme ahí, dejaré de pensar en el sexo, de hablar de


sexo y mujeres, y solo... toda esa mierda. Vamos a ir a mi casa y matar a
algunos zombies futuristas. ¿Qué dices? Remy abrió su boca y luego
sacudió la cabeza.

—No sé (3) ya es tarde. Y algunos de nosotros no tenemos insomnio. Soy


una de esas razas raras que necesita más de dos horas de sueño por
noche, por lo que... sí. Voy a ir a casa y a dormir.

La decepción me golpeó fuertemente. No quiero ir a casa solo. Pero asentí


y forcé una sonrisa.

—Bien entonces, perdedor. Me voy a casa para practicar, así finalmente


puedo patearte el culo la próxima vez que juguemos.

Él resopló.

—Sueñas, hijo de puta. Simplemente deberías enfrentar los hechos. Nunca


me golpearás, porque soy... una leyenda.

(1), (2) y (3) originalmente en español


27

Parte II

Cuando llegué a casa desde la cena con Remy, me sentí más solo de lo
habitual.
Dejé que Mozart saliera de su jaula para jugar, así que corrió y se escondió
debajo de la cama y fue una pésima compañía.

Terminé practicando la letra de mi nueva canción mientras limpiaba su


jaula. Finalmente, me quedé dormido alrededor de las cinco de la mañana,
y Pick me llamó a las ocho.

—Oye, tengo otra casa que comprobar esta mañana. ¿Vienes? Bostezando
mientras me sentaba, me pasé los dedos por mi cabello.

—Sí, seguro. Pero pensé que ibas a volver a mirarlos con Eva.

—Ella se niega. Dice que quiere que le eche un vistazo a ésta última casa.
Así que... ¿te recojo en diez?

—Suena como un plan. —Colgué y arrastré mi culo de la cama. Mozart


golpeó su jaula, recordándome que tenía que darle de comer. Pero
después de que le lancé un poco de brócoli para devorar, él simplemente
me miró, haciéndome saber que ni siquiera estaba a punto de comer esa
basura saludable. Así que suspiré y le di algunos de mis viejos frutos secos
de maíz rancios, sobre los cuales rápidamente se abalanzó.
Cuando Pick se apareció, lo primero que me preguntó después de que me
deslicé en el asiento del pasajero fue—: ¿Has escuchado otra cosa de tu
papá? Me quejé y me hundí más bajo en mi asiento.

—Jesús, eres tan malo como Sticks.

— ¿Sticks? —Levantó una ceja—. ¿Cómo es eso?

Después de que le conté de mi encuentro con el hombre en Chicago y


cómo Remy le había amenazado con su gas de pimienta y un silbato, Pick
echó su cabeza hacia atrás y se rió.
—Me gusta ese chico. Mantenlo a tu alrededor. Me encogí de hombros,
negándome a hablar de cómo la línea de combustible de mi motocicleta
había sido cortada y la teoría que Remy tenía sobre eso. La había
arreglado el día siguiente, así que ningún daño fue hecho. No había
ninguna razón en absoluto para mencionárselo a Pick.

—Así que, ¿a qué barrio elegante y brillante nos dirigimos hoy? Pick me
envió una mirada por burlarme de su posible nuevo barrio, y luego
dijo—: Glendale. Asentí, decidiendo que no era tan lujoso como el último
barrio que habíamos visitado pero era una decente y adecuada tipo de
zona para familias.

—La tía y tío de Campanita, los padres de Reese, viven por aquí.

—Ahh —murmuré—. Genial. Esta vez, ni Pick ni yo nos fuimos por las
ramas. Tan pronto como vimos la inmobiliaria, hablamos al unísono.

— ¿Patio interior? Mientras seguía a Pick a la puerta corredera de cristal,


le pregunté—: Entonces, ¿cuándo es la boda de todos modos?

—El domingo después de la próxima semana. Me quedé inmóvil en el


patio trasero mientras Pick avanzaba hacia el medio del jardín y se daba
una vuelta lentamente.

—Lo siento, ¿dijiste el domingo después de la próxima semana? —Le


pregunté, moviendo mi cabeza, seguro que había oído mal—. Porque eso
es a sólo…

—Once días de distancia —contestó Pick—. Si, lo sé.

—Mierda, hombre. ¿Cuál es la prisa? Se encogió de hombros.

—Simplemente decidimos que no queríamos esperar más. Lo estamos


haciendo en Forbbiden, así que... no va a haber un montón de decoración
o planificación de la fiesta. Y va a ser pequeña, en su mayoría sólo todos
los que trabajan en Forbidden, sus familias y tal vez la tía y tío de
Campanita. Pero eso me recuerda. — Finalmente miró en mi dirección—.
Puesto que vas a ser el padrino, ¿voy a tener que encontrar un DJ
diferente para encargarse de la recepción? Negué.
—Nah. Puedo pedirle a Remy que lo haga. Ha aprendido la configuración
ya; estoy seguro de que estará de acuerdo.

—Genial —asintió Pick, distraído mientras miraba un enorme árbol viejo


en la esquina del patio. Puse mi mano por encima del hombro, haciendo
un gesto hacia la casa.

— ¿Estás listo para regresar ya? Pero mi hermano se quedó allí, mirando
el árbol, luego miró a su alrededor como si buscara algo. Parpadeé.

—Mierda. ¿Es.... es este el lugar? —Señalé a la tierra debajo de mí, de


repente sintiéndome como si estuviera de pie en la hierba sagrada.

—No lo sé —murmuró finalmente Pick, pasándose la mano por la cara—.


Parece... diferente. —Hizo un gesto a la valla de madera, la cual separa
este patio de los vecinos —. Esa valla era blanca, y había un pequeño
árbol... justo ahí. Un enorme columpio aquí con una fila de tulipanes
púrpuras y amarillas al lado.

Una gran sonrisa se extendió por mi cara mientras le daba una palmada
en el hombro de todo corazón.

—Bueno, parece que tienes un poco de pintado, sembrado y construcción


por hacer entonces, porque enhorabuena, hermano mayor, acabas de
encontrar tu casa de ensueño.

—Mierda —pronunció, con aspecto aturdido y sin palabras mientras


empujaba los dedos por su pelo miraba boquiabierto el patio de su
alrededor—. Lo hice. —Luego llevó sus ojos aturdidos en mi dirección—.
No sé cómo plantar un puto árbol.

Yo reí.

—Entonces supongo que vas a aprender. Ven. Vamos a ver el interior.


¿Cuantos cuartos tiene? ¿Vas a tener uno especial para cuando el tío
Asher se aparezca de vez en cuando?
—Yo ni siquiera lo sé. —La voz de Pick sonaba hueca mientras
permanecía clavado en el centro del patio—. No me molesté en
comprobar cuántas habitaciones tenía.

Cuando me di cuenta de que todavía estaba demasiado trastornado como


para moverse, me fui hasta su lado, lo agarré del brazo y lo arrastré hacia
la puerta de atrás —. Vamos, viejo. Vamos a ver cómo luce el dormitorio
principal en el que vas a hacer el amor con tu esposa por el resto de tu
vida.

Eso lo tuvo moviéndose. Comprobamos minuciosamente cada habitación,


y con cada una en la que entrabamos, esta sonrisa se extendía por el
rostro de Pick, como si no pudiera creer su buena suerte.
Hizo pequeños comentarios sobre cuál sería la habitación de Julian o
Skylar, o de Chloe, aunque no tenía ni idea de quién era Chloe. Pero
realmente no necesitaba entender —era el creciente entusiasmo que
emanaba de mi hermano lo que era impresionante.
Él tenía un futuro, familia, y ahora el hogar perfecto que esperar. Estaba
feliz por él. Y extremadamente celoso. Yo como que no quería volver a mi
apartamento después de eso, y no tenía que trabajar esa noche.
No había práctica de la banda. Era como si yo no tuviera nada. Después de
que Pick me dejó y corrí por las escaleras hacia mi sótano, le envié un
mensaje a Remy para ver si quería comer algo conmigo.
Se acercaba el mediodía y me había saltado el desayuno. Mi estómago
estaba gruñendo. Sonaba como el plan perfecto para mí. Pero él contestó,
diciendo que tenía que trabajar, así que lo llamé un perdedor, y arrojé mi
teléfono en mi mesa de café.
Hundiéndome en mi sofá, me quedé mirando mi televisión, no realmente
en el estado de ánimo para ver algo. Ni siquiera quería jugar Call of Duty,
porque había sido más divertido cuando lo hice con Sticks.
Ugh. Necesitaba una vida.

Dejando caer mi cabeza hacia atrás, me quedé mirando el techo mientras


mi estómago gruñía de nuevo. No estaba de humor para preparar mi
propia comida, así que decidí que ahora era un momento tan bueno como
cualquier otro para comprobar el restaurante de la familia de Remy.
Castañeda’s o como sea que se llamara.
Levantándome de nuevo sobre mis pies, recogí mi teléfono, billetera y
llaves, y salí por la puerta.
28

Remy

— ¡Elisa! La voz de tío Alonso me sacó del ensueño que me encontraba.


Tenía las manos enterradas en un bol con masa harinosa, y giré.

—Lo siento —me disculpé de inmediato antes que siquiera pudiera


regañarme por cual sea la razón que estaba a punto de regañarme esta
vez—. Las pondré en el horno en unos cinco minutos.
Desde que recibí la llamada de Asher, me distraje. Había sonado solitario.
No tenía ni idea de cómo podía darme cuenta de ello a través de un
mensajito, pero aun así me sentí culpable de tener que negármele.
También me sentía culpable de tener que rechazar su oferta para pasar el
rato anoche mismo, y además de mentirle y estar enamorándome de él y…

Cielos, tan solo me sentía extremadamente culpable, ¿vale? Pero hubiese


empeorado todo si hubiese ido a casa con él anoche.
Necesitaba distanciarme de Asher. Comenzaba a sentir muchas cosas, y
solo me dificultaba manejar las cosas.

—No necesito eso —respondió mi tío, indicándome que me acercara con


la mano—, o sea, sí, los necesitamos, pero te necesito para algo más al
frente. Con solo fruncí el ceño, confundida, soltó un suspiro.

—Juan y Diego no podían venir hoy. Asentí, luego fruncí el entrecejo pues
todavía no sabía qué tenía que ver yo.
Los dos hermanos menores de mi mamá, Diego y Juan, solo venían una
vez a la semana los miércoles para tocar con Big T y Luis, el hijo de Diego,
en su grupo de mariachis en vivo.
Les gustaba ir de mesa en mesa para cantarles a los clientes. Mientras el
tío Diego y Big T tocaban guitarras, el tío Juan se encargaba de la
armónica y Luis sacudía las maracas.
Aplaudiendo impacientemente en mi dirección, el tío Alonso me indicó
que lo siguiera con la mano.
—Vamos. Necesitamos entretenimiento en vivo. Es miércoles. La gente
está esperando música. Me quedé boquiabierta, emocionada, sin haber
esperado que me lo haya pedido a mí.
— ¿Y quieres que toque la guitarra extra? ¿O la armónica? —Porque, de
verdad, podía tocar cualquiera. Pero mi tío frunció el ceño.

—No, no. Tú cantas. Tienes una hermosa voz. Tomás puede acompañarte
con su guitarra. Mis hombros se desplomaron. Por supuesto que quería
que cantase… y lo más probable es que fuera algo como “Ave María” o
“Don’t Cry for Me, Argentina” también, algo conmovedor y deprimente.
Nunca me dejó tocar ningún instrumento.
El hombre era tan terriblemente tradicional, que creía que las mujeres no
estaban para tocar instrumentos en un grupo mariachi. Solamente podían
cantar. Meh. No es que odiara cantar. Tan solo detestaba su perspectiva
de la vida a veces.

—Vamos. —Volvió a aplaudir como si estuviese llamando a un perro.


Suspiré y giré hacia mi masa.

—Pero, ¿y las sopaipillas? Le frunció el ceño a mi trabajo por un segundo


antes de volver a hacerme un gesto.

—Tráelo contigo. Puedes terminar de prepararlas en la gran mesa de


trabajo del frente. Haz un programa de cocina en vivo mientras cantas.
Soltando otro suspiro, tomé el bol y luego agarré una bandeja de horno,
unas otras cosas que necesitaría, y lo seguí, saliendo de la cocina con mi
delantal cubierto de harina y con una redecilla todavía puesto.

El comedor era un bullicio y repleto de gente, y nadie nos prestó atención


ni a mí ni a mi tío cuando lo seguí hasta la gran mesa de trabajo de
madera, donde sacó un florero y empezó a limpiar la superficie antes que
pudiera usarlo.

De pie detrás de él y agarrando mis utensilios contra mi pecho, esperé


como una buena chica hasta que alguien apareció detrás de mí y
murmuró en mi oreja.

—Sabía que te convencería de cantar. Le dediqué una mirada por sobre


mi hombro y le pegué suavemente a Big T un codazo en su estómago
mientras le decía—: Cállate. —Solamente el sonido de su suave gruñido
de dolor hizo que sonriera un poquito.
—Prima, eres mala. Mi sonrisa creció un poco más.
—Entonces, ¿qué tocaremos? —preguntó—. ¿“Cielito Lindo”? Me mordí el
labio inferior, considerándolo.

—No… algo diferente. En mi teléfono trasero, mi teléfono vibró,


avisándome que me llegó un nuevo mensaje. Lo saqué por costumbre y vi
que era de Asher. ¡Santa mierda! La encontré.
Frunciendo el entrecejo, pues no tenía idea de qué hablaba, comencé a
preguntarle a quién encontró. Pero otro mensaje de él llegó antes. ¿Cómo
se llama la chica que…?

— ¡Elisa! —bramó el tío Alonso, sobresaltándome con fuerza y alcé la


vista antes que pudiera terminar de leer la pregunta de Asher. Levantó la
mano, indicándome que estaba listo para que pudiera comenzar.
Guardé el teléfono justo cuando vibró de nuevo con un tercer mensaje.
Inhalando profundamente, me centré en situar mis suplementos mientras
Big T se posicionaba detrás de mí y un poquito a la izquierda.
Mientras trabajaba, un par de clientes me echaron un vistazo mientras
seguían comiendo y conversando, probablemente dándose cuenta que me
hallaba a punto de hacer algo para entretenerlos.
Justo cuando tuve todo como lo necesitaba, mi teléfono vibró contra mi
trasero por tercera vez. Big T se inclinó hacia adelante, murmurando—:
¿Prima? —Queriendo saber qué iba a cantar así sabría qué tocar. Sabía
que tío Alonso esperaba que tocara algo puramente en español, pero
decidí hacer un pequeño mix de inglés y español. Y, además, Doris Day era
una de las cantantes favoritas de mi mamá antes que se volviera loca. De
modo que murmuré por sobre mi hombro—: Qué Será Será.
Un par de segundos después, la guitarra comenzó a rasguear la melodía.
Algunas mesas con gentes dejaron de comer para observarnos. Pero no
fue hasta que terminó la introducción y comencé a cantar que ahí recién
tuvimos la atención de todo el mundo.
Ignoré a todos y fingí como si estuviera completamente concentrada en
mi labor domestico de salpicar la mesa con un puñado de harina. Una vez
que tuve una fina capa cubriendo la mesa de madera, tiré mi bola de masa
a esta y empecé a amasarla en círculos con el uslero que traje. La harina
de esparció por todos lados.
Más gente detuvo sus conversaciones para observarme trabajar. Seguí
fingiendo no darme cuenta, manchándome la mejilla con harina a
propósito cuando quité un mechón de cabello que había salido de mi
redecilla. No fue hasta que levanté el uslero y comencé a girar la masa
plana que llegué al coro y de verdad llegué al pick de mi voz.
Lo juro, todos en el restaurant dejaron de hacer lo que hacían para
solamente escucharme. Casi se sintió electrizante. Sí, tocar la batería era
mi alma y corazón, pero, en aquel instante, podía entender por qué Asher
amaba cantar canciones verdaderamente poderosas que requerían todo
tu ser. Porque este instante se sentía genial.
Centrando mi enfoque en un lugar profundo en mi interior, dejé que la
melodía de la guitarra se vertiera por mis manos y mi diafragma hasta
que el sonido de mi voz alcanzó un punto culmine y mi última nota se
escuchó por todo el restaurant silencioso.
Terminé la última línea y luego… aplauso. Frente a todos los silbidos,
aplausos y ánimos, parpadeé y le sonreí a mi audiencia. Pero toda mi
atención aterrizó en un par de ojos verdes observándome con una
intensidad escrutinio desde la cabina de la esquina. Ay, mierda. Asher
estaba aquí.
Congelada, tan solo pude mirarlo boquiabierto mientras se levantaba de
la cabina donde se hallaba sentado solo. Dio un paso en mi dirección, y mi
corazón dio un vuelco y aterrizó en mi estómago.
Dios, venía hacia acá para hablar conmigo. ¿Qué demonios tenía que
hacer?

—Bien hecho, Elisa —dijo tío Alonso, dándome una palmadita en el


hombro cuando pasó junto a mí.

Su elogio me sacó de mi rigor mortis, y giré para quedarme mirándolo


sorprendida. Luego me señaló mi mesa de trabajo y me dijo que les
llevara las sopaipillas a mi prima segunda, Frida, al freidor. Le contesté a
mi tío que lo haría en un segundo a medida que le echaba un vistazo a
Asher.
Seguía acercándose, así tomé la bandeja para huir. Cuando se congeló un
poco como si no estuviera seguro qué hacer, di media vuelta y me
apresuré a volver a la cocina. Pero en cuanto estuve detrás de la puerta de
vaivén, eché un vistazo por uno de las ventanas circulares.
Seguía de pie donde se detuvo en seco y observando el lugar dónde yo
había desaparecido. Pero en cuanto me vio echándole un vistazo, una
sonrisa apareció en su rostro y me saludo con la mano. Dios. Esa sonrisa.
Esa sonrisa que decía “sé que me viste y me recuerdas” me provocaba
cosas. Si este hombre volvía a atraparme estando de mujer, no tenía la
certeza si podía resistírmele… y realmente necesitaba resistírmele.
Mentirle y fingir que era hombre ya era lo bastante malo. Pero ir a la cama
con él mientras seguía mintiendo y fingiendo ser hombre en otras
ocasiones sería la decepción más grande.
Lo que sea que pasara, no podía volver a encontrarme con él estando de
mujer. No a menos que supiera la verdad.

***
Así que fui capaz de evitar encontrarme con Asher en el restaurante.
Me quedé tanto tiempo en el freidor, que, cuando mi tío me indicó que
volviera al comedor para otra canción, él ya no estaba, y volví a arrastras
al situarme frente a los clientes.
Pero ya sabía adónde trabajaba, así que podría ser un desastre. Iba a tener
que hacer unos serios arreglos para impedir que volviera a encontrarse
conmigo estando de mujer.
Para cuando terminé mi turno, había olvidado que me envió muchos
mensajes justo antes que cantase. Así que, cuando iba a llamarlo, me
sorprendí de ver todos sus mensajes esperándome.
Fueron algo como así:

1. ¡Santa mierda! La encontré.


2. ¿Cómo se llama la chica que trabaja en el restaurant de tu familia? ¿Esa
con las mechas moradas en su cabello?
3. Ya no importa. Acabo de enterarme.

Fruncí el ceño, intentando recordar a alguien llamándome Remy, pero


luego recordé… el tío Alonso me había llamado Elisa. Unas cuantas veces.

4. Llámame en cuanto salgas del trabajo.

Soltando un suspiro, marqué su número, insegura de qué decirle, pero


determinada a despistarlo de… bueno, de mí. Sí, yo tampoco podía creer
que iba a hacerlo.
—Hola —respondió, y, lo juro, el ánimo y la sonrisa en su voz iluminaron
mi interior.

—Hola —murmuré en respuesta, todavía insegura de qué decirle pues


sabía que iba a preguntar por ella… digo, por mí. Iba a preguntar por mí.
—Entonces —y aquí venía—, ya sé con quién puedes juntarme.

— ¿Hmm? —Mi garganta se secó de inmediato. Me hice la tonta—. ¿Qué?

—Con la chica del Castañeda’s, el restaurant mexicano de tu familia. Elisa,


¿verdad? Ay, diablos. De verdad creyó que mi nombre era Elisa.

— ¿Elisa? —dije lentamente.

Pero, en serio. ¿Conmigo? ¿Quería que lo juntara conmigo? Por un mínimo


segundo, lo visualicé. Podía usar mi voz de señorita ramera, fingiendo que
era alguien llamada Elisa, y por fin podría tocar a Asher Hart del modo
que había estado queriendo.
Pero luego la realidad apareció. No, no podía hacerle eso. De ninguna
manera. Es que… no lo haría.

—Nunca creerás esto. Pero la chica de la ducha. De Chicago. Las palabras


no me salieron. ¿Qué demonios decía ahora? Al final, tartamudeé—: ¿Ah,
sí?

—Sí, y es familiar tuyo, ¿verdad? Dijiste que todos los que trabajaban allí
eran familia. ¿Qué es tuyo, una prima o algo?

—Claro —respondí, sin saber qué más responder. Soltó una risa.

—No suenas muy seguro. Me encogí de hombros e hice gestos con la


mano.

—Pues, ya sabes… complicados árboles familiares mexicanos y todo eso.

—Ahh —murmuró como si entendiera, pero en verdad era más confusión


que otra cosa—. Entonces, ¿de verdad no sabes qué hacía en Chicago, en
nuestro cuarto de hotel?
—Pues, eh… supongo que sí sabía que estaría allí ese fin de semana, y le
dije dónde iba a quedarme, pero no pensé que iba a pasar a verme. Quizá,
eh, quizá cuando fui a desayunar contigo, dejé la puerta abierta o algo, y
justo fue a visitarme y… necesitaba usar la ducha. Te… tendré que
preguntarle sobre ello.
—Sí… hazlo. Y… ¿por qué no te diste cuenta de quién hablaba cuando
mencioné las mechas moradas, siendo que obviamente la esperabas?
Maldita sea, Asher, casi gruñí. Deja de obligarme a inventar más mentiras.

— ¿Son moradas? —pregunté, luego reí—. Creí que era un color grisáceo.
Big T siempre me fastidiaba diciendo que parecían grises en vez de
morada.

—No —sonó la voz de Asher en mi oreja—. Ciertamente son moradas


claras.

Gracias, casi le dije. Me alegraba que algunas personas no las vieran


grises.

— ¿Crees que puedas hacerlo? —presionó. Parpadeé, confundida, y sacudí


la cabeza.

— ¿Hacer qué? Suspiró.

— ¿Juntarme con ella? Sonaba tan ansioso… de conocerme. ¡A mí! Una


increíble dosis de energía me atravesó y, de un momento a otro, me sentí
más viva que nunca. Asher me deseaba. A mi versión femenina. Como que
quería gritar y bailar y abrazar a todo el mundo.

Pero, sí… la realidad apareció y todo eso. Mi propia decepción se estrelló


cuando lentamente dije—: No… disculpa, no puedo hacerlo. Silencio. No
esperaba esa respuesta. En verdad creía que lo ayudaría. Luego,
lentamente, preguntó—: ¿Debido a tus sentimientos por mí o debido a
que es tu prima? Dado que el dolor se adueñó de su voz, rápidamente le
aseguré—: No, no. No tiene nada que ver con… ninguna de ellas. Cuando
me quedé sin palabras, intentando pensar en una respuesta que pudiera
complacerlo, dijo—: ¿Ya tiene novio?
—No. —Mierda. ¡Sí! Debí haber dicho que sí, y eso lo habría detenido en
seco. Maldita sea, ¿por qué era tan estúpida?

— ¿Entonces…?

—No quieres salir con ella —solté, insegura de qué más decir. Soltó una
risa.
—Sí, sí quiero salir con ella. Acabo de decirte.
—No… —sacudí la cabeza rotundamente, pese a que no podía verme—.
No quieres.

— ¿Por qué?

—Porque…

—Sí, Remy, ¿por qué? —, porque ni siquiera la conoces.

Otra vez soltó una risa, pero esta vez sonaba más fastidiado.

—Lo cual es por qué quiero conocerla. Así podemos conocernos, ver cómo
fluyen las cosas.

Pero seguí sacudiendo la cabeza.

—No.

Por fin, la irritación apareció en su voz.

— ¿Pero qué demonios crees que le haría? Sé que es tu familia, lo que te


hace sentir protector, pero creí que éramos lo bastante buenos amigos
como para que sepas que yo nunca…

—No es eso —interrumpí antes que pudiera—. No se trata para nada de


eso.

— ¿Entonces qué? —Parecía tan… Me encogí de hombros, sintiéndome


como la mierda.
—Tal vez es al revés —dije antes que pudiera detenerme—. Tal vez eres
tú del que me preocupo que salga lastimado. No ella. — Porque,
honestamente, todo esto se trataba de que no quería lastimarlo. Un par de
segundos de silencio me secundaron. Al final, repitió un perplejo—: ¿Qué?

—Por favor, solo… confía en mí —le dije en voz baja—. No puedo… no


puedo contarte los detalles, pero sé que no querrías relacionarte con ella.
Suspiró.
—Vale. Bueno.

Pero sabía que no era así. De verdad quería conocer a mi versión


femenina. Y cuando me dijo secamente que tenía que colgar un par de
minutos después, me subí a una silla y me abracé, preguntándome cómo
demonios iba a arreglar este lío
29

Asher

Nunca debí haberle preguntado a Remy que me emparejara con su prima.


No estaba seguro si era porque él no confiaba en que trataría a sus
familiares bien o porque me quería para sí mismo.
Él había insistido que tampoco era eso, pero sabía que tenía que ser algo.
Como una mujer diciéndote que estaba bien; él no estaba bien.
El asunto entero parecía extraño como si estuviera tratando con una
chica. Con otros tipos, nunca me preocupe sobre herir sus sentimientos, o
incluso qué estaban sintiendo. Nunca tanto drama. O golpeabas a otro tipo
en el trasero por molestarte o le decías que se vaya a la mierda. Cinco
minutos después, eran amigos de nuevo.
No es así con Remy Curran. No estaba seguro si era la cosa gay o qué, pero
habían pasado tres días y había esta distancia entre nosotros.
Yo tampoco estaba facilitando las cosas, aún estaba ofendido porque él
me había rechazado tan rotundamente, y no solo se rehusó a ayudarme
con una chica que quería conocer más que...probablemente cualquier otra
chica que alguna vez había visto antes —probablemente incluso la chica
de la camisa de Incubus— pero entonces él había ido y me bloqueó la
polla, diciéndome que él no me quería cerca de ella en absoluto, así que
ahora ni siquiera podía tratar conseguirla por mí mismo.
Sinceramente, más bien se sintió como un movimiento de mierda. Él sabía
mejor que nadie que mis intenciones eran en realidad honorables. No la
follaria y abandonaría. Legítimamente quería llegar a conocerla.

El imbécil. Y si era porque él me quería para sí mismo, también necesitaba


dejar eso. Quiero decir, me gustaba el chico. Él probablemente se había
convertido en mi mejor amigo en las pocas semanas que nos habíamos
conocido el uno al otro, pero no iba a cambiar de bando, ni siquiera por él.
No podía evitar que prefería a las mujeres. Maldita sea. El jodido asunto
entero me irritaba muchísimo.
Como que me hacía querer abandonarlo y a su drama completamente.
Excepto que extrañaba juntarme con él. Él era entretenido y competitivo,
tenía gustos similares a los míos así que siempre teníamos mucho de qué
hablar, y sabía que podría confiar en él para probablemente casi cualquier
cosa. Él era el amigo perfecto, excepto por la parte donde él quería mi
polla, pero podía ver más allá de eso.
Hubo tantas veces en los últimos días que había levantado el teléfono
para llamarlo así podríamos pasar el rato, solo para detenerme a mí
mismo. Porque él también me estaba evitando.
Se había ido justo después de la práctica el jueves sin tontear conmigo
como siempre.
Y siempre pasábamos el rato juntos después de nuestro concierto la
noche del viernes en Forbidden. Pero él se había ido tan pronto como el
espectáculo terminó, alegando un dolor de cabeza. Completo movimiento
de chica. Si no supiera mejor, juraría que él era una chica.

―Estas callado hoy.

Aparté los ojos de la ventana por la que había estado mirando fijamente
hacia afuera y miro a lo largo del automóvil a Pick. También estaba
cansándome de siempre estar en el asiento del pasajero, siendo el
acompañante.
Necesitaba conseguir mi propio conjunto de cuatro ruedas así podría
estar en el asiento del conductor de vez en cuando. No sé si era la falta de
sexo últimamente, o qué, pero casi podía sentir mis testículos marchitarse
en ovarios.
Estaba sentado aquí, estresándome sobre mi amistad con otro chico y
molesto porque ni siquiera había sido capaz de solo hablar con alguna
chica. Tenía el deseo repentino de tirarme un pedo ruidoso o apestoso o
eructar o algo igualmente de chico para probar que no estaba
perdiéndolo.

—Estoy bien —murmuré, e inmediatamente me di cuenta que acababa de


hacer la línea puramente femenina de estoy bien.
Nada genial, así que rápidamente añadí—: Necesito echar un polvo.

Pick soltó una risita.

—La forma en que las mujeres acuden en manada hacia ti después de


todos tus shows, no habría pensado que tenías un problema con eso.

—Sí, pero todo lo que ellas quieren es algún cantante en una banda. Solo…
termine con esa mierda. Solo puedes manejar un cierto número de
folladas vacías sin sentido antes de que quieras... —No me molesté en
terminar el sentimiento. Sonaba aburrido y quejica para mis propios
oídos, y además, dos chicos no hablaban sobre eso. Pero no solo había
confiado en Sticks sobre ello, pero ahora también Pick.
¿Qué diablos está mal conmigo?

—Aww.... ¿Mi hermanito está creciendo?

Le fruncí el ceño a Pick, no estando seguro de que quiso decir con


eso—: ¿Eh?

—Es una señal de maduración masculina cuando él está listo para dejar
de ser un mujeriego y sentar cabeza con una buena mujer.

¿Madurez? ¿Eh? ¿Eso era lo que pasaba? Porque todavía me sentía como
inútil niño torpe la mayoría del tiempo. Pero madurar sanaba mejor que
convertirme en una chica.

—Te tiene tan inquieto y nervioso, ¿no? ¿Sintiéndote solitario y patético


porque sigues rechazando cosas seguras que de verdad no tienes razón
para rechazar en absoluto?

¡Mierda! ¿Cómo sabía eso?

La expresión estupefacta debe haber revelado mis sentimientos porque él


me envió una sonrisa cómplice.

—He estado allí, sufrido a través de eso, y malditamente contento que


encontré mi Campanita cuando lo hice.

—Bastardo con suerte —murmuré, frunciendo el ceño.

Lo cual solo lo hizo reír.

—Lo sé, ¿verdad?

Cuando él estacionó en la entrada de un taller mecánico, me senté más


derecho, olvidándome acerca de mis propios problemas. Acabábamos de
llegar de la casa de mi tío. Él era el único miembro de la familia con el que
tenía algún contacto, a pesar de que han pasado tres o cuatro años desde
la última vez que lo visité... o llamé.
Después de que mi mamá hubo muerto y mi papá fue arrestado, las
autoridades habían encontrado a la familia de mi mamá para ver si ellos
me cuidarían. Ninguno de ellos estuvo interesado en criar al pequeño
bebé del crack de Polly, excepto su hermano mayor Stan.
Él no había sido del tipo cariñoso y de crianza. De hecho, rara vez había
estado alrededor.
Desde que había trabajado para una empresa de transporte, él se iría por
días y días. El mayor interés que alguna vez había mostrado por mi vida
fue un “¿Cómo te va?, cada vez que me había visto.
Pero nunca me golpeó o incluso me gritó. Él solo era alguien que estaba
allí... a veces. Aunque, si no fuera por él, habría sido puesto en acogida
temporal y quién sabia donde habría terminado.
De todos modos, desde que Stan había sido el hermano de Polly, eso lo
hacía tanto el tío de Pick como el mío.
Así que cuando le había preguntado a Pick si quería conocer a Stand, él
había estado de acuerdo con esa ida. Y eso era por qué estábamos
pasando el rato hoy.

La visita con Stan había ido aproximadamente cómo había esperado,


excepto con una pequeña sorpresa. No había llamado antes de la visita. Él
no era un fanático de responder su teléfono, así que ni siquiera me había
molestado. Así que él había estado ligeramente sobresaltado de verme
cuando había abierto la puerta de su remolque.

— ¿Asher? ¿Eres tú? ¿Cuánto ha pasado? Finalmente has ganado algo de


peso. Pensé que ibas a ser un palo por el resto de tu vida. Bueno, entra.
¿Quién es este? —Él observó a Pick cautelosamente antes de darme un
vistazo—. ¿Te volviste hacia los hombres, o algo?

Jesús. No el tío Stan también.

—No, este es Pick. Pick Ryan. Él, uh... bueno, él es tu sobrino también. El
escrutinio de Stan a los tatuajes y perforaciones de Pick se transformó en
un ceño fruncido antes de que me echara un vistazo y levantara una ceja.

— ¿Cómo? Después que expliqué cómo Pick fue el bebé que Polly dejó en
el hospital, y cómo habíamos tropezado a lo largo de nuestro
descubrimiento de estar relacionados, Stan se rascó su deshilachado
rastrojo de barba.
—Bueno, infiernos. Ni quiera me di cuenta que ese niño había
sobrevivido. Solo supuse que Polly había tenido un aborto espontaneo.

—Bueno... —Me encogí de hombros—. Ella no lo hizo.

—Es un placer conocerte. —Pick tendió una mano, y Stan la miró


fijamente como si él no supiera que hacer con esta, antes de que él
finalmente agarró la palma de Pick y devolvió el apretón.

—Tienes la barbilla de los Ruddick, supongo —murmuró pensativamente


Stan.

—No solo vinimos así él podía conocerte, sino para ver si tenías alguna
información sobre su papa, así quizás él podría investigar también su lado
paterno.

—Tú papá está muerto —anunció Stan abruptamente, haciéndome


encoger.

Gracias a dios que ya le había dicho a Pick esto, así no era tan
sorprendente, pero joder. Nuestro tío nunca se había molestado con la
sutileza, y seguro que tampoco sabía.

—No sabía su nombre real, solo qué Polly lo llamaba Chaz.

—Sí —murmuró Pick, decepción en el callejón sin salida destellando en


sus ojos—. Eso es lo qué me dijo Asher.

—No había mucho que valga la pena saber, de todas formas. Él era un
borracho inútil. —Siguió Stan—. Nunca iba a ir a ningún lado más allá de
ese taller macacino donde él trabajaba en la calle Bullview. Pick de
repente despertó a la atención.

— ¿Te refieres a el taller mecánico de Murphy?

—Sí. —Stan chasqueó sus dedos—. Ese lugar. La expresión más extraña
se registró en el rostro de Pick.
—Mierda —murmuró él, sonando estupefacto.
— ¿Qué —Tuve que preguntar—. ¿Has oído de este? Él se volteó hacia mí,
más mirando a través de mí que a mí. La conmoción hizo a sus pupilas
dilatarse y a sus labios separarse.

—Solía trabajar allí —dijo él.

Así que por eso es porque habíamos conducido al taller mecánico de


Murphy. Pick me dijo que el dueño había dirigido el lugar por casi
cuarenta años; él probablemente recordaría a un empleado llamado Chaz.

Mientras salíamos del Mustang, seguí a Pick hasta una puerta de acero
abierta (1) donde la voz de Luke Bryan gemía desde una radio sobre
desnudarse y regresar a la vida más simple (2).
Pick dio un empujoncito a un par de botas harapientas que estaban
sobresaliendo de debajo de un vieja camión Chevy.

—Oye, ¿Esta Murphy alrededor?

Las botas se movieron y rodaron hacia afuera hasta que pudimos ver el
rostro manchado de grasa del trabajador.

— Bueno, hola. El hijo prodigo regresa. ¿Vas a regresar a trabajar para


nosotros de nuevo, Pick? Pick simplemente sacudió la cabeza.

—Solo buscando conversar con Murphy hoy. El mecánico inclinó la


cabeza hacia la derecha.

—En su oficina. Sigue hacia adentro

―Gracias, hombre.

Pick paseo hacia allí, así que lo seguí. La puerta hacia la oficina de vidrio
estaba abierta, y a pesar de que estaba frio afuera un pequeño ventilador
oscilante giraba lentamente por encima de una pila de papeles.
El hombre sentado detrás de este parecía ser más delgado y más alto con
hombros encorvados. Él tenía sus anteojos posados en la punta de su
nariz mientras leía algo en un sujetapapeles en su mano. Golpeando sus
nudillos sobre el marco de la puerta, Pick llamó,

—Oye, Murph. ¿Tienes un minuto?

El hombre viejo alzó la mirada, sus espesas cejas color gris arqueándose
en sorpresa.

— ¡Hola! Si no es Pick. Entra, chico. Siempre tengo un minuto para ti.

Pick se metió lo suficiente lejos para permitirme espacio dentro con él.
Después de echarme un vistazo, él se volteó hacia su antiguo jefe.

— ¿Has sido dueño de este lugar por mucho tiempo, verdad?

—Cuarenta años el próximo verano, ¿Por qué preguntas? ¿Quieres


comprármelo? Diablos, dispárame un precio decente y lo considerare,
¿Eh?

—Aww. —Pick río entre dientes y ondeó una mano—. No, estoy
demasiado ocupado con el club para juguetear con autos
Una sonrisa cariñosa se extendió por si misma a lo largo del rostro de
Murphy mientras él se reclinaba en su asiento.

— Solías amar juguetear con autos si recuerdo bien.

—Todavía lo hago, pero ahora solo con el mío. No quiero hacer un negocio
de ello.

— ¿Entonces a qué has venido aquí si no quieres trabajar para mí de


nuevo, o comprar mi parte y puedes ocuparte de tus propios automóviles?
—Él me dio un vistazo, y se reclinó más profundo en su silla mientras me
tomaba en cuenta—, ¿Quieres que contrate a esta cosa aquí? —Cuando su
mirada aterrizó en mis manos, él bufó—: No parece como él ha tenido
grasa bajo sus uñas un día en su vida.

—No, él... —Pick dio un vistazo hacia mí—. Este es mi hermano. Él me ha


estado ayudando con una pequeña búsqueda, encontrar a alguien, y
aunque parezca mentira, nuestra pista nos guío aquí a uno de tus
empleados hace...veinticinco o veintiséis años atrás.

Algo extraño destelló en el rostro de Murphy. Él se sentó hacia adelante,


de repente interesado.

— ¿Oh?

—Sí. —Pick limpió sus manos en sus muslos—. Todo lo que sé es que él
chico era conocido por el nombre de Chaz, y que fue asesinado aquí, o
cerca de aquí, posiblemente por un tiroteo desde un auto.

La mano de Murphy revoloteó hacia su boca mientras miraba fijamente a


Pick con una repentina intensidad.

— Bueno, que me maldigan, —murmuró él, parpadeando como si


lagrimas estuvieran nublando sus ojos.

— ¿Lo recuerdas? —preguntó Pick suavemente, pero dando un paso hacia


adelante con impaciencia porque era obvio que Murphy recordaba a Chaz.

Después de aclarar su garganta, Murphy respondió,

—Chaz era el diminutivo de Charles. Charles Edward Murphy...hijo.


Cuando Pick succionó una respiración, lo mire, pero él estaba ocupado
mirando fijamente a su antiguo jefe.

— Quieres decir... ¿Estás diciendo que él era tu hijo? Con un asentimiento,


Murphy dijo—: Lo era, ¿Porque estas preguntando sobre él? Mi hermano
se volvió hacia mí, y pensé que él estaba demasiado atónito para hablar,
así que traté de sonreírle a Murphy.

—Él, uh...bueno, acabamos de descubrir que mi mamá, Polly Ruddick,


también era la mamá de Pick.

— ¡Dios mío! —Graznó Murphy, incapaz de quitar sus ojos de Pick—.


Pensé que te parecías a él. El primer día que viniste aquí, buscando
trabajo, podía ver tanto de Chaz en tus ojos. Probablemente es por qué te
contraté sin una referencia a tu nombre, pero yo... yo nunca habría soñado
que eras ese bebé.

Pick sopló una respiración temblorosa antes de sacudir la cabeza y


preguntar.

—Así que sabía... eras consiente que mi madre estaba embarazada con...
Él terminó cuando Murphy asintió.

—Por supuestos. Ellos convivían juntos, viviendo en mi garaje mientras


ella estaba embarazada de ti. Ella entraría a la cocina cada mañana, y yo le
daría de comer un desayuno abundante así crecerías bien y fuerte.

― ¿Supiste que ella me dio a luz en mismo día…?

—Lo hice, —dijo Murphy en un asentimiento conmovido—. Me llevó un


par de días, después del funeral, antes de que llegara para ir a verte, Polly
ya se había ido para entonces, pero ellos me dejaron mirarte a través de
una ventana.

—Y tú no... —Pick sacudió la cabeza, sus ojos vidriosos con conmoción—.


¿No trataste de conseguir mi custodia? Culpa arrugó los ojos de Murphy
antes de que él apartara los ojos.

—Mierda, Pick. Acaba de perder a mi hijo. Mi esposa se había ido por


años. Estaba tratando de dirigir mi propio negocio por mí mismo; no
había forma de que estuviera equipado para cuidar de un niño.

Murphy y yo observamos como la desolación iluminó los rasgos de Pick.


Pero él tragó ruidosamente y asintió.

— Entiendo, Murphy. Habría sido duro.

Como si darse cuenta del error que él había cometido, el rostro de


Murphy tomó una expresión de súplica.

—Ellos me dijeron que encontrarían un hogar de acogida muy bueno para


ti, personas quienes habían ido a través de clases y sido entrenados en
cómo cuidar de un bebé. Pensé... supe que sería lo mejor para ti —Una
sonrisa vacilante iluminó su rostro—.Y infiernos, mírate ahora. Saliste
perfectamente. Con otro asentimiento, Pick murmuró.

—Sí, perfectamente.

Pateé una mancha en el piso, casi mordiendome la lengua por la mitad,


porque quería decirle tanto a Murphy que Pick no había estado bien...no
por muchos, muchos años. Pero asumí que si Pick no había querido que él
sepa eso, él habría dicho algo. No era mi lugar.

—Si te sirve de consuelo —siguió Murphy—. Tu mamá te amaba


desesperadamente. Levanté la vista y vi la cariñosa sonrisa en el rostro
del hombre mayor mientras él asentía hacia Pick.

—Ella era joven, mierda, ambos eran demasiado jóvenes, pero ella en
particular. Y aun así... nada de eso importaba. Ella hablaría y soñaría y
prevería el día que ibas a llegar.
Ella habría hecho una mamá malditamente buena para ti si Chaz no
hubiese... —Después de otro aclaramiento de garganta, Murphy siguió—.
Ellos iban a llamarte Dugger.

— ¿Dugger? —murmuró Pick, mirándome con una leve mueca de dolor—.


Dugger Murphy.

—Lindo. —Le destellé dos pulgares hacia arriba, absteniéndome de


decirle lo que nuestra madre en realidad me había llamado.

Pick me sacó el dedo antes de voltearse de nuevo hacia su abuelo. Incluso


mientras reía entre dientes, traté de no dejar entrar la amarga envidia,
pero esta se movió dentro de mí, de todas formas.
Quería tanto decirle a Pick lo grandioso que era que nuestra madre lo
hubiese amado. Porque ella nunca me había amado. Ella me había odiado,
y me lo dijo a menudo.
Ella había seguido y seguido varias veces, quejándose de lo mucho que
ella había deseado que yo hubiese muerto, cómo ella le guardaba rancor a
Miller Hart por hacerla mantenerme, cómo ella quería a su verdadero
bebé de vuelta. Siempre había sabido que ella había amado a Pick y a mí
no, pero escuchar de nuevo ese hecho solo atacó el dolor más profundo.
—Creo que hemos terminado aquí —dijo Pick, dándole un golpecito a mi
codo para llamar mi atención. Luego él asintió estoicamente hacia su
anterior jefe...su abuelo—. Murphy, gracias por tu información. Voy a...
solo voy a reflexionar sobre esto por algún tiempo, entonces
probablemente estaré de vuelta para ponerme al día con las... cosas, si eso
está bien contigo.

Murphy asintió inmediatamente, y una sonrisa iluminó su rostro.

—Me gustaría eso, gracias.

Mientras Pick se daba la vuelta y andaba a zancadas lejos, necesitando


espacio, o pensar, o lo que sea, su abuelo me dio un vistazo. Después de un
largo parpadeo, él dijo—: Ahora tú... tú tienes los ojos de tu madre.

Entonces él sonrió cariñosamente como si eso fuera algo de lo que


debería haber estado orgulloso.
Asentí, crispando los labios para hacerlo creer que estaba sonriendo, pero
todo lo que podía recordar era cuanto había odiado Polly el hecho que
había conseguido sus ojos. Casi tanto como ella me había odiado.

(1): Son de esas puertas metálicas anchas que hay en los talleres mecánicos, son como puertas de garaje pero están
son de acero. (2): Cancion Strip it Down de Luke Ryan.
30

Asher

Cuando Pick volvió a casa, yo estaba hecho un ser cobarde e inseguro.


Si la madurez era a lo que Pick llamaba esto, entonces iba a hacer lo
maduro y simplemente llamaría a Remy. Además, quería matar zombis
con mi amigo de nuevo. Pero tan pronto como saqué mi teléfono del
bolsillo, sonó. Cuando vi Sticks en la pantalla, yo sonreí.

—Oye, perdedor —contesté, aliviado de hablar con él de nuevo—. Estaba


a punto de llamarte.

— ¿Lo estabas? Parecía tan sorprendido, que me hizo reír.

—Infiernos, sí. No tengo que ir a trabajar hasta las cinco de esta tarde, así
que me preguntaba si estarías dispuesto a jugar a Call of Duty.

—Por supuesto. Estaba en realidad yendo a ver si estabas en los


alrededores porque... tengo algo para ti.

Asentí con la cabeza y le saludé, a pesar de que no me podía ver a través


del teléfono.

—Bueno, pues trae tu culo aquí, hombre.

Diez minutos más tarde, alguien llamó a mi puerta, y uno pensaría que
estaba esperando la visita de una dama caliente, ya que estaba un poco
demasiado ansioso por contestar.
Pero no me importaba, y tan pronto como la abrí, esa bola de alivio se
acomodó en mi interior.

—Esto es para ti.

Sticks me tendió una pequeña bolsa de papel marrón tan pronto como
entramos en mi apartamento. Cuando sólo arqueé una ceja, curioso, él
sacudió la bolsa con impaciencia.
—Bueno vamos, tómalo. No es venenosa, lo juro. Tomé la bolsa y
desplegué la parte superior para poder mirar dentro.

— ¿Qué demonios?

Miré con incredulidad y boquiabierto la nueva caja de condones que tenía


escritas con un grueso marcador negro a lo largo del lateral las palabras
"USAME POR FAVOR". —Y me acordé de obtener la de tipo nolátex
también.

Remy sonaba demasiado orgulloso de sí mismo, por lo que le lancé una


mirada incrédula de reojo. Él suspiró como si estuviera disgustado de que
no estuviera feliz.

—Esto demuestra que estoy perfectamente bien contigo saliendo y


teniendo sexo con quien sea...

—Simplemente no tú prima. Tuve que añadir, tratando de no sonar


amargado y esperando que sólo no hubiera metido la pata y empeorado
las cosas entre nosotros.

Pero yo tenía algo de esperanza de que estuviera bien conmigo


persiguiendo a Elisa después de todo. Él no lo estaba. Claro. Él frunció el
ceño un segundo antes de encogerse de hombros.

—Sí. Ella no lo es.

Quería estar deprimido, gruñir y discutir, pero... este era Sticks dándome
una ofrenda de paz. Extraño método, pero él quería hacer las paces, así
que yo la acepté.

—Bueno... gracias, creo —le dije, lanzando la caja a mi cama.

— ¿Así que, quieres matar mierda ahora? Sus hombros se relajaron y una
sonrisa de alivio se deslizó por su rostro.

—Por supuesto.
*
—Así que... Dugger Murphy, ¿eh? Sí, no veo a Pick siendo llamado así
tampoco.

Mientras le di mis controles en un descanso para agarrar mi botella de


Angry Orchard y tomar un par de tragos, Remy remató la pequeña
invasión de enemigos acercándose a nosotros.
Maldita sea, era realmente bueno en este juego.

—Lo sé, es verdad.

Dejé la copa de vuelta para constatar que él entraba en un edificio cercano


con las armas desenfundadas. Con un resoplido, él sonrió hacia mí:

—Dios, tu mamá tuvo un gusto asqueroso en los nombres.

Le disparé a un chico en la cabeza que estaba a punto de eliminarlo.

—Mierda, no lo vi —Remy apretó los dientes con frustración—. Gracias.


Su gratitud llegó a regañadientes. Esto me mostró cuan competitivo era y
lo mucho que odiaba perderse algo o pedir ayuda. Actué displicente al
respecto.

—Mmm hmm. Pero él todavía me sacó el dedo medio y tuve que reír.

—Por lo tanto, ese tipo que posee el garaje y para el que Pick solía en
realidad trabajar, ¿terminó siendo su abuelo paterno? Eso es una jodida
locura.

—Sí, tan loco como yo descubriendo que mi jefe era mi hermano.

No mencioné que estaba un poco celoso de que Pick hubiera terminado


por descubrir un nuevo miembro de la familia que no lo odiaba
abiertamente, ni estaba resentido contra él, o simplemente no le importa
una mierda acerca de su vida.
Pero luego me recordé a mí mismo, que había conseguido un nuevo
miembro fuera de la familia, Pick, ¿no lo había hecho? Así que
técnicamente ya no estaba bateando cero en ese sentido.

—Oye, sigo olvidándome de preguntarte. ¿Vas a ser el DJ en la recepción


de su boda? Va ser en el Forbidden el próximo domingo.

— ¿El próximo domingo? ¿Quieres decir, como en ocho días, el próximo


domingo?

—Sí. Yo había pensado que Eva habría sido más de la gran, interminable y
grandiosa planificación también, pero parece que están listos ya y no
quieren perder el tiempo. Así que, ¿qué me dices acerca pinchar? Eres
realmente la única otra persona en la quien confío, con el sistema de
sonido.

— ¿Lo soy? —La voz quebrada de Remy me dijo que se sentía honrado
por mi anuncio.
Después de despejar su garganta, sonó mucho menos emocional y más
indiferente—. Bien, seguro. No hay problema. ¿Cómo lo está manejando
Pick, de todos modos?

— ¿Los planes de boda? —Le envié un breve ceño fruncido—. Como si lo


supiera —O me importara.

—No —resopló y agitó una mano—. ¿Cómo está, ya sabes, lidiando con la
conmoción del conocimiento de tanto en un día? Conoció a su tío, a
continuación, su abuelo. ¿Cómo le va con eso?

Le envié otra extraña mirada.

—Ni idea. Parecía estar bien para mí. ¿Por qué?

—Oh, Jesús —Remy puso los ojos en blanco—. Vosotros los hombres
hetero. Lo juro. Siempre demasiado asustados de hablar acerca de sus
sentimientos.

Ahora estaba realmente perplejo.


— ¿Qué demonios se supone que debo preguntarle?

—No sé —Sticks suspiró como si me diera por imposible—. Pregúntale si


está bien, tal vez. Si quiere hablar de ello. Si…

—Estoy seguro de que Eva se hará cargo de todo eso. No me necesita para
darle un abrazo o una palmadita en la espalda. Por el rabillo del ojo, vi a
Remy mirando hacia mí.

— ¿Y qué hay de ti?

— ¿Eh? ¿Qué hay de mí?

—No tienes una Eva con la que hablar o abrazar.

Le envié una mirada incrédula.

—Sí, no soy el único que conoció a mi abuelo por primera vez hoy,
tampoco.

Con esto sólo obtuve una confirmación de lo mucho que mi madre me


había despreciado de verdad.

—Sí, pero tuviste que hacer frente a tu tío de nuevo después de no verlo
por... ¿cuánto tiempo ahora? Y pasaste toda la mañana con Pick, cuando
hace un mes, te cagabas de miedo ante la idea.

—Cristo —gemí—. Te cuento demasiado. —Cuando él sólo sonrió, puse


los ojos en blanco—. Mi tío sigue siendo completamente imparcial sobre
cualquier cosa que haga con mi vida, y Pick... No sé, estoy sintiendo crecer
la idea de que él es mi hermano.

— ¿En serio? —Eso parecía complacer a Remy—. Eso es genial.

—Sí, desde que me dijo que había investigado ya a Polly en internet y


sabía lo que le había pasado a ella y a mi papá, yo no he estado tan
asustado.

—Hablando de tu papa…
—No lo hagas —Sosteniendo la mano en alto en su dirección para
cortarlo, suspiré—. No he vuelto a verlo desde el encontronazo en el bar.
Remy estuvo en silencio un momento antes de decir:

—Bueno, sigo pensando que te está siguiendo. Vigilándote. Por supuesto,


lo hacía.

—Y yo te dije que no pude importarme menos que una mierda si lo hizo


—Lo cual dudaba mucho que hiciera—. Mientras él se aparte de mi
camino y no tenga que enfrentarme a él, todo está bien.

—Pero que si él…

—Sticks —Le envié una mirada penetrante—. No estoy preocupado por


él. No tiene ninguna razón para venir a por mí.
Desde el momento en que se dio cuenta de que no podía ayudarle a
colocar ninguna droga y que no iba a darle ningún apoyo financiero,
probablemente olvidó que existía. Y yo digo que bien. Adiós y hasta
nunca.

—Bueno, voy a estar paranoico y a mantenerme alerta por él. Negué con
la cabeza, a pesar de que se sentía bastante agradable que alguien
estuviera tan preocupado por mi bienestar.

—Haz lo que quieras. Por la presente, y desde ahora te hago mi


guardaespaldas oficial. Cuando hice una señal de la cruz en su dirección,
él resopló.

— ¿Una señal de la cruz? ¿De Verdad? ¿Qué demonios fue eso? Me reí.

—Ni idea. Me parecía apropiado. Se rió de vuelta.

—Hombre, eres tan raro.

La forma en que negó con la cabeza como si estuviera perplejo por mis
rarezas me hizo reír, también. Estaba a punto de burlarme y decirle que
era un idiota con un gran enamoramiento por mí, pero no sé, decidí solo
seguir la corriente.
— ¿Crees que soy raro? Bueno, ¿sabías que... —Recordando algo que
había leído en internet la noche antes, cuando había sido incapaz de
dormir porque había estado preocupado por mi amistad con él, le
pregunté—, que cuando se solía cortar las bolas a un niño para hacerlo
cantar castrato, la falta de testosterona en su cuerpo hacía que sus…?

—Articulaciones óseas no fueran tan duras, ergo ellos crecían más y


tenían más capacidad torácica para cantar y una capacidad pulmonar más
fuerte. Sí, en realidad ya lo sabía.

Mi boca se abrió en estado de shock. Pero, maldita sea, ¿cómo sabía eso?
Parpadeé, no estoy seguro si estaba impresionado o irritado de que él me
hubiera descubierto... otra vez.
Antes de que pudiera decidir, mi teléfono sonó. Tiré mis controles a un
lado para llegar a él, porque una vez más, Remy estaba limpiando la casa
sin mi ayuda.

—Es Pick, —dije, frunciendo el ceño y me preguntaba qué le pasaba.


¿Realmente necesitamos hablar acerca de los sentimientos y esa mierda?
No tenía ni idea de cómo hacerlo, pero por Pick, supuse que lo intentaría.

— ¿Qué pasa? —le pregunté en respuesta.

—Hombre —Pick dejó escapar un largo suspiro—. Jesús, Asher. Nunca


vas a creer esto, pero acabo de recibir una llamada de Reese. La madre de
Mason murió como... hace una hora.

— ¿Qué? —Me senté con la espalda recta en el sofá—. Eso una locura.
¿Qué pasó?

—No lo sé. No me dio detalles. Pero ella dijo que Mason estaba muy
alterado. Ellos simplemente recogieron a su hermana pequeña Sarah y
ella no lo está tomando muy bien tampoco. Nos dirigimos hacia allí ahora
—Hizo una pausa y luego añadió:

— ¿Nos vemos allí?

—Uh... seguro. Sí. Estaré allí tan pronto como sea posible —Después de
colgar, continué mirando el teléfono mientras murmuraba:
—Mierda. Remy detuvo el juego y se sentó, con preocupación en su
rostro.

— ¿Que está pasando?

—Mi amigo Mason...

— ¿El del bar? Sí. —Asintiendo, agitó una mano, instándome a continuar

— ¿Qué hay con él? ¿Está bien?

—No. Quiero decir, sí, lo está. Pero su mamá... mierda, supongo que ella
acaba de morir.

—Guau —Sticks se hecho hacia atrás, parpadeando—. ¿Qué pasó?


¿Accidente automovilístico?

—Ni idea. Pick no lo sabía y Reese no se lo dijo cuando ella llamó —Me
puse sobre mis pies, sintiéndome desorientado mientras miraba
ciegamente por la habitación—. Necesito ir. Darle mis condolencias y, no
sé, mierda... sólo tenderles la mano por si necesitan algo, supongo.

Debí haberme movido pues una ola de mareo me asaltó. Todo lo que
podía ver eran los ojos muertos de mi propia madre, mirando sin ver
nada. ¿Qué pasa si la hermana pequeña de Mason había visto morir a su
madre?

—Oye. ¿Estás bien? Remy agarró mi brazo, devolviéndome a la tierra, al


presente.

—Sí. Bien —murmuré—. Sólo recordando mierda del pasado. Pick dijo
que la hermana de Mason, Sarah estaba bastante alterada. No pude evitar
preguntarme si ella estaba allí. Si lo vio todo.

La mirada audaz de Remy se clavó en mí.

— ¿Qué viste —murmuró en voz baja—, cuando tu madre murió? Escuché


un sonido y sacudí la cabeza.
—Todo —respondí sin realmente querer. Pero Sticks tenían una forma de
sonsacarme las cosas con una simple mirada.

—Eso debe haber sido una mierda. ¿Alguna vez hablaste con alguien
sobre esto? Le eché un vistazo.

—Sí. Por supuesto. Tuve que repetir mi versión de los hechos alrededor
de veinte veces a la policía, a los abogados y a los jueces.

—No, quiero decir, con un psiquiatra. Ayuda emocional. Con un bufido, le


envié una mirada de “se serio”.

— ¿Crees que mi tío estaba dispuesto a desembolsar dinero extra para


algo como eso? Sí, piénsalo otra vez.
Stan había pensado que había cumplido totalmente con su deber al
dejarme vivir en su remolque. No se había esforzado más allá de esto,
salvo para preguntar de vez en cuando si necesitaba dinero para comprar
mis cosas personales.

—Deberías haber conseguido un poco de ayuda inmediatamente después


de que ocurriera. No es bueno para… —Sticks —Levanté una mano para
que se callara—. Ocurrió hace años. Creo que lo superé. Y sé que te
gustaría que me abriese y compartiese todos mis sentimientos y la mierda
contigo, pero voy a ir a ver a mi amigo ahora y estar allí para él.
Excepto que eché un vistazo alrededor de la habitación, sintiéndome
totalmente perdido y sin saber qué hacer a continuación hasta que Remy
agarró mi brazo.

—Te llevaré —dijo en voz baja. Solté un suspiro, sintiéndome patético


porque lo necesitaba.

Las noticias de Pick me habían afectado profundamente. Eso me


sorprendió. Así que asentí ante la oferta de mi amigo y murmuré:

— K. Gracias.

Sin hacer gran cosa de mi admisión de que en verdad lo necesitaba, él


agarró sus llaves, la cartera, y el teléfono de la mesa del café e hizo un
gesto hacia la puerta.
Como mi cabeza todavía estaba hecha un lio, seguí sus indicaciones sin
dudarlo. Pero tan pronto como me abrió la puerta, dijo entre dientes:

—Mierda. Comida. Necesitamos comida. Miré hacia atrás, frunciendo el


ceño.

— ¿Eh? —Ya sabes —Chasqueó los dedos y agitó la mano—. Cuando


alguien querido de alguien cercano muere, llevas comida, como guisos y
esa mierda. Arqueé una ceja.

—Tú eres tonto si piensas que sé de forma remota como cocinar un guiso.

Remy se rió.

—No tiene por qué ser un guiso per se. Sólo…cualquier cosa. Algo
útil. —Entonces él se iluminó

—.Cuando la madre de Big T murió, todas las personas trajeron diferentes


comidas, pero solo ese tipo viejo, Jorge, trajo platos de papel y servilletas
y utensilios de plástico, basura por el estilo. Era lo más utilizado que nadie
trajo. Y siempre me dije, ya que no puedo cocinar, eso es lo que haría si
alguna vez visito al miembro de la familia de alguien que murió.

Solté un suspiro.

—De acuerdo entonces. Vamos a pasar por la tienda y recoger algunos


platos de papel y esas cosas por el camino.
30

Parte II

Media hora más tarde, llamamos a la puerta de Reese y Mason. Eva


respondió, y su rostro se iluminó cuando me vio.

—Asher. —Ella me tiró en un fuerte abrazo, murmurándome al oído lo


mucho que iba a significar para Mason y Reese que yo hubiera venido.
Entonces se dio cuenta del tipo detrás de mí—. ¡Oh! Hola. —Le presenté a
Remy, y él agitó un saludo respetuoso antes de seguirnos por el pasillo
hasta la cocina, donde Pick y Reese se encontraban encima de un
directorio telefónico, debatiendo sobre cual funeraria contactar.

—Mira a quien encontré en la puerta —anunció Eva.

Reese levantó la vista, y aunque su cara estaba roja e hinchada por haber
estado obviamente llorando, sonrió cuando me vio.

—Asher. Muchas gracias por haber venido. —Se extendió alrededor de la


mesa hacia mí y me atrajo en un abrazo. Después, le lancé la bolsa de
comestibles. Ella se inclinó para mirar dentro y se iluminó.

— ¡Oh! Gracias. Ha sido muy considerado. Esto probablemente nos


vendrá bien más que cualquier otra cosa.

Miré hacia atrás a Remy, listo para darle el crédito, pero él me dio un
codazo y susurró—: Tu línea es de nada. —Así que obedientemente me
volví hacia Reese y me encogí de hombros.

—De nada. Así que... No estaba seguro de qué preguntar. Pero Reese se
inclinó murmurando en voz baja—: Ella tomó una sobredosis.

La sorpresa se extendió a través de mí.

— ¿La madre de Mason? Mierda. No era consciente de que…


—Ella no lo era. De verdad, no. Supongo que había tenido algún problema
con la prescripción de píldoras hace mucho tiempo.
Ella solía robar algunas medicinas de Sarah para lidiar con… bueno, la
vida, supongo. Pero lo había dejado mucho antes de que yo apareciera.
Mason ni siquiera me dijo nada al respecto hasta después de que nos
hubiéramos mudado aquí desde Florida.
Pero supongo que, últimamente, en estos últimos meses... se convirtió en
un problema de nuevo. —Negó con la cabeza mientras las lágrimas
llenaron sus ojos—. Sarah es quien la encontró.
Después de que nos llamara, ella no ha dicho ni una palabra.

—Mierda —murmuré, sintiéndolo por la pobre hermana de Mason.

—Y Mason... Dios mío. —Más lágrimas llenaron los ojos de Reese—. Ha


estado ocupado con el teléfono, llamando a los abogados y trabajadores
sociales, empeñado en asegurarnos de que podamos conseguir la custodia
de Sarah y no se ha parado a pensar en lo que realmente sucedió.
No creo que él quiera pensar en ello.

No le culpaba. Antes de que pudiera decir algo, ofrecer ayuda, cualquier


cosa que fuera necesario, dos niños pequeños entraron en la habitación.

—Mamá, Papá — llamaron, yendo hacia sus padres.

Mirando a lo que supuse que eran mi sobrina y sobrino ahora corriendo


hacia Eva y Pick buscando atención, sacudí la cabeza. Eran tan
malditamente lindos, y tenían mucha suerte de tener dos padres que se
preocupaban, que no tuvieran sobredosis y que no los abandonaban, que
solo….los amaban.

Desde el pasillo, más personas aparecieron: Noel y su familia, y Quinn y


Zoey, portando un súper pequeño bebé.
Mientras Reese llegó para arrebatarle al bebé de los brazos de Zoey,
diciendo que realmente necesitaba una dosis de ternura en este
momento, Brandt miró alrededor de la cocina de repente estrecha y
preguntó—: Sarah está aquí, ¿verdad? El dolor nubló el rostro de Reese
mientras mecía al bebé.
—Sí, pero lo siento, Brandt. — Negó con la cabeza—. Ahora no le habla a
nadie. Mason ni siquiera puede conseguir que le responda a él. Ella está
muy mal. Determinación brillaba en los ojos de Brandt.

— ¿Puedo ir a verla de todos modos? — Tenía la sensación de que


hubiera encontrado una manera, incluso si Reese le negaba el acceso.
Pero ella asintió.

—Claro. Está acostada en mi habitación y la de Mason.

Se fue y unas silenciosas voces respetuosas llenaron la cocina mientras


Aspen y Quinn entregaban platos de comida a Eva, quien los guardó en el
refrigerador.

Cuando Mason entró en la habitación, con aspecto pálido, gastado, y un


poco conmocionado, las chicas se reunieron en torno a él para una ronda
de abrazos, mientras que nosotros los chicos nos quedamos de pie detrás,
dándole uno de esos guiños de lo siento por la pérdida.
Julián y Skylar siguieron tratando de gritar y correr alrededor de la
cocina, así que Pick los reunió en sus brazos, anunciando—: Yo puedo
llevarlos a casa. Tink... sigue adelante y estate aquí todo el tiempo que
necesites, estate con tus primos. Y llama cuando estés listo para volver a
casa.

Estuve a punto de hablar, y ofrecerme a llevarla a su casa para que no


tenga que volver, pensando que Remy tenía un coche para llevar a Eva,
pero luego Remy levantó la mano.

—Eh hola. Puedo vigilarlos. No hay problema. Si tenéis una habitación


extra aquí podríamos pasar el rato, todos podríais quedaros.

Reese le puso la mano en el brazo.

—Muchas gracias, Sticks. —Luego miró en mi dirección—. ¿Podrías


mostrarle donde está la oficina? Hay DVDs infantiles y juguetes allí para
mantener ocupados a los niños.

Asentí con la cabeza y ayudé a Remy a reunir a los pequeños barbaros de


Pick y Eva. Empezamos por otro pasillo, pero cuando pasamos la
habitación de Mason y de Reese, la voz murmurando de Brandt me hizo
detenerme en la puerta entreabierta y mirar en el interior.

—Va a estar bien —murmuró el chico mientras yacía en modo cuchara


detrás de Sarah en la cama y le acariciaba el pelo—. Vivir con tu hermano
mayor no es tan malo. En realidad para mí ha sido mejor desde que lo he
hecho. Ya verás. Sarah le agarró de la camisa en el hombro y lo apretó con
fuerza.

—Por favor... no... me dejes.

—No voy a ninguna parte —le aseguró Brandt—. Me voy a quedar ahí
contigo.

Detrás de mí, Remy me dio un codazo en silencio diciéndome que estaba


escuchando una conversación privada, pero tan pronto como llegamos a
la oficina de Mason y de Reese, él sonrió y dijo—: Bueno, si eso no fuera la
mierda más dulce que has jamás visto.
Creo que me enamoré de ese chico. Sonreí y sacudí la cabeza.

—Sí, Brandt es una buena semilla. —Luego miré alrededor de la


habitación que obviamente había sido creada para entretener a Julián y a
Skylar.

Los dos niños pequeños de inmediato buscaron sus juguetes y empezaron


a jugar—. ¿Estás seguro de que estás bien vigilándolos?

—Crecí siendo niñera de mis primos más jóvenes. Lo tengo. —Él me dio
un codazo hacia la puerta—. Ahora ve a estar con tus amigos. Asentí con
la cabeza y empecé a alejarme.

—Gracias, Rem. Eres un verdadero amigo.


31

Parte I

Remy

Así que me quedé con el pequeño Julián y Skylar.


Ninguno de ellos realmente vieron la película que puse; sólo jugaron un
poco a mi alrededor, ocasionalmente escalaron sobre mis piernas para ir
de un lado de mí al otro. A veces una escena ruidosa o particularmente
activa atraparía su atención, pero sobre todo, era la única pegada a la
trama real.
Para el momento en que los créditos finales rodaron, ellos estaban
inconscientes por el sueño, cada uno descansando su cabeza en uno de
mis muslos mientras las lágrimas corrían por mi cara, algunas dentro de
mi máscara, algunas filtrándose por la parte exterior.

— Oh, Dios —sollocé, fregando mis mejillas con el dorso de los dedos.

—Esta mierda es triste.

— Hey, Rem. — Asher apareció en la puerta, agarrando el lado del marco


para poder girar el torso hacia el dormitorio.

— ¿Estás listo para salir? Tengo que ir a trabajar. Aspen dijo que se haría
cargo de vigilar a Skylar y Ju — Pero al verme, se detuvo en seco, y
parpadeó.

— ¿Estás llorando?

— Es jodidamente triste — casi grité, haciendo que Julian se revuelva en


sueños, así que tuve acariciar su pelo rizado para calmarlo de nuevo a la
inconsciencia más profunda.

— Quiero decir, ¿qué demonios? Es una película de Disney; Pensé que


todas las películas de Disney tenían finales felices. Él rió. El hijo de puta en
realidad se rió de mi angustia.
— ¿Cuál es? — Soltó la puerta para entrar en la habitación y poder ver la
pantalla.

— Tinker Bell y Neverbeast, o algo así. No puedo recordar. Él nunca va a


volver a verla, — hice un gesto a una imagen de la bestia, que cruzó la
pantalla.

— Y esa hada Fawn, ella lo ama. Deben llegar a estar juntos. Esto sólo... es
tan malo. Y Dios, era tan bueno.

Asher se deslumbro viendo los créditos. Por último, preguntó:

— ¿Qué canción es esa? — Es 1.000 Años por KT Tunstall y Bleu. ¿Nunca


la has oído antes?

— No, — murmuró, su mirada pegada a la pantalla.

— Pero me gusta. Fue perfecta para esta película también. Dios, esta
triste, hermosa, increíble película.

Moviendo suavemente a los bebés en mi regazo y cambiándolos para que


descansen sobre las mantas cercanas, acaricié sus preciosas cabecitas,
entonces me empujé a mis pies.

Mi espalda estaba tiesa y me dolían las piernas de estar sentada en el


suelo durante mucho tiempo, así que las estire y sacudí el polvo de mi
trasero.

— ¿Dijiste que necesitabas irte? — Le pregunté a Asher.

— ¿Eh? — Echo un vistazo a la película y me miró parpadeando antes de


sacudir la cabeza para despejarse.

— Oh sí. Es sábado, noche de karaoke. Así que tengo que llegar temprano
también. Será mejor que nos vayamos. — Luego sonrió hacia los niños.

— Supongo que terminaron gustándote. Gracias de nuevo por vigilarlos.


Mason y Reese realmente necesitaban a Pick y Eva hoy.
— No hay problema. Son buenos chicos... y lindos como aterrorizador. —
Lo seguí desde la sala, donde el resto del apartamento estaba mucho más
tranquilo de lo que había estado la habitación con los niños y la
reproducción de la película.

*
Aunque me encantaba mi lugar en Noncastrato, siempre tener que
vestirse como Sticks, el baterista varón, llevaba en mí.
Yo realmente, realmente echaba de menos ser una chica. Quiero decir,
todavía podía ser yo cuando estaba en casa, y cuando tenía que ir a
trabajar a Castañeda, pero parecía que aparte de eso, estaba atrapada en
mi máscara y obligada a actuar como hombre casi todo el día.
Lo sé, lo sé. ¿Por qué diablos me quejaba? Había metido a mi propio
maldito ser en esta situación. Había hecho mi cama, y así sucesivamente.

No significa sin embargo que no tenía remordimientos. Todavía


probablemente habría probado como un hombre si tuviera que hacerlo
todo de nuevo. Me encantó poder tocar con la banda. Y me encantó esta
oportunidad de conocer a Asher.
El veredicto estaba todavía en Gally y Heath.
Heath podría estar bien, pero era difícil de decir. Gally, me temía, era un
imbécil irremediable gilipollas.
Probablemente tendré que confesarme a ellos cuanto antes, sin embargo.
Ahora, estaba demasiado preocupada de destruir todo si exponía mi
verdadera identidad.
Esto definitivamente molestaría a Asher. Y haría cualquier cosa para no
molestar a Asher, aún continuarme vistiendo como Sticks.

Nunca había sido la chica más femenina en el planeta, pero tres noches
después de cuidar a los niños de Pick y Eva mientras Asher los ayudó a
consolar a Mason y Reese, sentí la necesidad de complacer mi lado
femenino.
Tomé un largo baño de burbujas, me di un facial de aguacate, dejé dos
rodajas de pepino sobre los ojos y no me moví del agua hasta todos los
dedos de mis manos y pies estuvieron arrugados e incoloros.
Después de eso, di un paseo descalza por el apartamento en una bata de
tela difusa con un turbante toalla en mi cabeza mientras asaltaba la cocina
por helado, chocolate y una taza de té de calabaza con especias.
Una mini pedicura siguió junto con pintura de uñas y luego pinzas de
cejas. Para el momento en que había terminado con todo eso, me sentía
renovada y lista para tomar el mundo de nuevo.

No pensaba salir, pero me metí en uno de mis pequeños vestidos negro


preferido y arreglé mi cara y pelo, sólo porque puedo, antes de regresar a
la cocina para, uf... lavar los platos.
Había pasado un par de días y se habían amontonado. Lo que era peor, la
plancha de hacer gofres que no había usado durante más de una semana
todavía estaba asentada en el mostrador, a la espera de ser limpiada.
Estaba segura que tanto Jodi como yo habíamos hecho una ronda de
platos cada una, desde que habíamos usado la maldita plancha de gofres.
Pero era un dolor en el culo para lavar, ambas la habíamos puesto de lado.
Le entrecerré los ojos, preguntándome si sería un error simplemente
lanzarla y comprar otra. Era una especie de marca barata.
Podría comprar algo bonito y de autolimpieza. ¿Acaso las gofreras vienen
en marcas de autolimpieza? Bueno, ellas totalmente deberían.
Asco, está bien. Limpiaría la estúpida cosa. Tenía el jabón y cada posible
estropajo en la mano, trabajando en ello, cuando escuche a Jodi entrar a
casa temprano de su clase de los martes por la noche.
Grite un saludo y volví a la plancha de gofres mientras cantaba
"Anaconda".
Tenía mi caderas balanceándose y trasero rebotando mientras rapeaba la
parte Nicki Minaj, porque infiernos, ¿no es eso lo que se supone que haces
cuando vas abajó con Nicki? Sólo había conseguido el verso cuando
alguien se rio detrás de mí. Aullando mi sorpresa, me di la vuelta, la
espuma aferrándose en mis manos lanzada por todas partes.

— Oh, Dios mío, lo siento mucho. No era mi intención asustarte. — La


chica apoyada en el quicio de la puerta de la cocina y agarrando su
estómago con un brazo mientras continuaba riendo levantó una mano.

— Acabo de oír el canto y tenía que mirar. Mire boquiabierta,


parpadeando y sin poder creer lo que veía... porque la conocía.
— ¿Qué demonios estás haciendo aquí? — Le espetó, sacudiendo la
cabeza en confusión. Tan pronto como me di cuenta de lo grosera que
había sonado, golpeé mi mano sobre mi boca.

— Quiero decir... lo siento. Es que... no me esperaba a nadie. Pensé que mi


compañera de cuarto acababa de llegar a casa y

— ¿Quieres decir Jodi? Oh, ella lo hizo. — La rubia hizo un gesto con el
pulgar por encima del hombro, hacia fuera de la cocina y hacia el resto de
la vivienda.

— Tomo clases Diseño Teatral con ella, y cuando salimos temprano esta
noche, decidimos ir a algún lugar para comer, pero ella quería hacer una
parada primero en su lugar para cambiarse, por lo que voilà. Es por eso
que estoy aquí, esperando por ella. Soy Caroline, por cierto.

— Re… — automáticamente empecé a contestar antes de detenerme a mí


misma, preguntándome si debería darle mi verdadero nombre.

Ella era amiga de Asher, casada con su compañero de trabajo. ¿Qué tan
seguro era dejarla conocerme como una chica? Entonces decidí, meter la
pata. No me sentía como para mentir el resto de la noche, así que sonreí y
dije,

— Remy.

Ella me devolvió la sonrisa, como si se complaciera con mi respuesta. Me


pregunté si ella sabía la verdad. Su marido sabía; pero ¿le había dicho?

— Así que ¿quieres conseguir algo de comer con nosotras? — Preguntó,


mirando ansiosa como si ella realmente quería que yo fuera.

— Uh... — Miré hacia los platos, que realmente no quería terminar.

Pero pasar demasiado tiempo con la amiga de Asher podría conseguirme


atrapada en un poco de mentira que no quiero contar. Antes de que
pudiera lamentablemente declinar, sin embargo, Jodi irrumpió en la
cocina, diciendo:
— ¡Sí! Por supuesto que sí. Se siente como si no te hubiera visto en mucho
tiempo. Siempre estás ocupada, pasando el tiempo con

— Claro — embestí antes de que pudiera decir el nombre de Asher o el


nombre de su banda.

— Voy a acompañarlas, si no te importa.

— No, en absoluto — Caroline respondió alegremente.

— Genial — Mi sonrisa fue forzada y mi corazón latía con el estrés.

— Déjame que vaya a cambiarme en algo un poco más adecuado.

— Oh, infiernos no. — Jodi me agarró del brazo, deteniéndome. — Ha sido


mucho tiempo desde que te he visto luciendo tan bien. Estás totalmente
usando eso. — Entonces arrugó las cejas en un gesto confuso.

— En realidad, ¿por qué llevas eso para lavar los platos? Me sonrojé duro
mientras me encogí de hombros.

— Sólo, ya sabes... a veces te quieres sentir linda cuando estás trabajando


como un burro en tareas domésticas. Caroline se rió de mi respuesta.

— Creo que me vas a gustar.

Le envié una pequeña sonrisa enferma. Fenomenal. Probablemente


tendría que mentir y engañar a la chica toda la noche, pero ella me gustó.
Nada más para que me sienta culpable por allí. No, en absoluto.

— Sabes, tu canto me recuerda a uno de mis amigos. Siempre está


cantando para sí mismo cuando está absorto en cosas como la limpieza.

— Hmm — murmuré, tratando de no actuar interesada en tal


coincidencia porque tenía la sensación de que sabía exactamente a qué
amigo se refería.

— Así que, si no estoy autorizada a cambiarme, ¿deberíamos irnos ahora?


— Superar esta noche ya.
*
Terminó en que en realidad me gustó Caroline, a pesar de que trate de
que no, así no tendría que sentirme tan culpable por mi engaño.
Pero ella era tan agradable y amable, y me mantuvo envuelta en todo lo
que ella y Jodi discutían. Una vez que llegamos al restaurante y nos
sentamos, pedí una piña colada en cuanto el camarero se acercó a nuestra
mesa antes de que incluso pudiera pedir solicitudes de bebidas.
¿Qué? Había pasado demasiado tiempo desde que había sido capaz de
disfrutar de una.
Jodi se rió, mientras que Caroline solo me envió una curiosa mirada. Tan
pronto como el camarero se fue nuevamente, Jodi preguntó:

— Extrañando la vida de chica, ¿eh? Le di un puntapié debajo de la mesa


con la punta de mis zapatos de tacón alto. Pero Caroline ya había hecho
como el láser de un misil guiado por calor.

— ¿Vida de chica? Le hice un gesto con la mano y sacudí la cabeza como si


fuera nada del otro mundo, pero Jodi inmediatamente comenzó a explicar,

— Remy es la chica que he estado vistiendo como un chico. Le di otra


patada bajo la mesa, pero ella siguió hablando.

— ¿Sabes, del proyecto que sobre el que estoy haciendo mi tarea de


plazo? Cuando la golpee de nuevo, ella se volvió hacia mí con el ceño
fruncido.

— ¿Por qué coño sigues pateándome? Mientras me miró, Caroline se echó


a reír.

— Creo que está tratando de conseguir que te calles, así no voy a


averiguar quién es realmente — dijo a mi compañera de cuarto. Con un
gemido, me hundí bajo en mi silla.

— Pero ya sabes — llegué a la conclusión.

— ¿Verdad? Ella se echó a reír.


— Sí. Lo descubrí un par de días después de tu primera actuación en
Forbidden cuando Jodi trajo una imagen de Sticks a clase y explicó cómo
ella ayudó a transformarte para entrar en la banda de Asher.

— ¡Dios mío, Jodi! — Lloré, boquiabierta.

— ¿Tú le dijiste a una clase entera llena de gente al respecto? Mi


compañera de cuarto hizo una mueca, dándose cuenta de que podría
haber estado mal.

— Bueno, yo...

— Ella totalmente lo hizo — Caroline alegremente me informó.

— Genial — murmuré.

— Ahora, tu, tu marido y un aula entera llena de extraños saben.

— Espera — Caroline exigió.

— ¿Oren sabe? — Así como Jodi se volvió hacia ella y graznó,

— ¿Eres casada? Negué con la cabeza, confundida.

— ¿Oren? Caroline rodo sus ojos.

— Bueno, no pensaste que su verdadero nombre era Ten, ¿verdad?

— Uh, bueno, supongo que nunca pensé en ello.

— ¿Cómo puedes estar casada? — Jodi embistió, boquiabierta a Caroline


como sí nunca antes la había visto. Puse los ojos.

— Jodi, conoces a su esposo. Diablos, coqueteaste con él y trataste de


entrar en sus pantalones en el bar hace un par de semanas.
31

Parte II

— ¿Coqueteaste con mi esposo? —jadeó Caroline, parpadeando hacia


Jodi—. Digo, no es que te culpe, pero, maldición… ¿no que ya estás
acostándote con dos miembros de la banda de Asher?

Debía haber sido mi turno para lucir completamente atónita. Me volteé


hacia Jodi.

— ¿Dos miembros?

—Oh, sí —dijo, sonriendo despreocupadamente, como si hubiera


olvidado mencionar tal detalle—. Fui a casa con el grande y barbudo el
último fin de semana, luego de que nos hubieras abandonado después de
la presentación.

—Tú… —Sacudí la cabeza, todavía sin comprenderlo. Entonces


chillé—: ¿Heath? ¿Te acostaste con Heath?

—Sí, y, mmh, chica, déjame decirte algo: está bien dotado. Digo, es
enorme. Como, el más grande que alguna vez he visto, no sólo tenido,
visto. Todavía camino raro debido a esa noche. —Se inclinó hacia mí,
meneando las cejas, antes de confesar confidencialmente—: También le
gusta por detrás, y me refiero a muy detrás, en el…

— ¡Oh! —solté, cubriéndome instantáneamente los oídos, sin querer


saber eso—. No puedo creerte. ¿Qué con Gally? Jodi frunció el ceño, sin
tener idea.

— ¿Quién? —Gally —gruñí—. Galloway. Billy Galloway. El bajista en mi


banda. Pensé que dormiste con él.

—Oh, cierto. —Suspiró con una sonrisa—. Sí, todavía tengo sexo con él.
No es tan grande, pero lo que le falta en tamaño, en definitiva le sobra con
lo peculiar. Los juguetes que tiene… Déjame decirte… Me atraganté, sólo
un poco, porque en serio… no quería saber más información de mis
compañeros de banda.
—Pero… Me guiñó. —Parece que estoy pasando por toda tu banda,
puta (1). Teniendo en cuenta eso, debería seguir con Asher, ¿cierto? Mi
sorpresa se transformó inmediatamente en un ceño.

—Sobre mi cadáver, joder.

¡Maldita sea! Sabía que lo dijo para molestarme, y claro que caí en su
trampa. Cuando Caroline se rió, me di cuenta de lo posesiva que soné por
el pobre Asher.

—Digo, es sólo que… Jodi le dio un golpe en el codo a Caroline.

—Creo que Remy se queja demasiado. —Entonces me sonrió—. Sí que


sientes algo por él. Solté un resoplido.

—Claro que no.

—Lo amas —se burló mi compañera—. Quieres tener a sus hijos. Tú…

—Ya déjalo —gruñí.

—Asher en realidad es un chico dulce y maravilloso —dijo Caroline,


pensativa—. Podrías haberte enamorado de alguien mucho peor. Suspiré.
Sí, ya lo sabía.

—Bueno, ya —anunció Jodi, levantando una mano en compromiso—. Me


abstendré de seducir al ardiente. Pero tengo que decírtelo, si viene
conmigo, no me haré responsable de sacudir su pequeño y caliente
mundo.

—No lo hará —le aseguré, incluso aunque sabía que nunca hacía lo que
decía. Diablos, fue ella la que me puso al tanto de los engaños de Fisher
cuando él fue con ella.

Pero en serio, Asher no iría con ella… ¿no? No. Él buscaba algo
significativo. Jodi era alérgico a eso cuando se trataba de hombres. Quería
probarlos a todos, no asentarse. A ella le gustaba experimentar y ver lo
que había allí afuera.
—No puedo esperar para que conozca a tu verdadera yo —murmuró
Caroline antes de chupar la pajilla de su propia piña colada.

Me la quedé mirando como si estuviera demente, porque, en serio, tenía


que ser tonta para incluso sugerir que una idea así sería buena.

—Sí, porque será tan emocionante ver cómo reacciona a mi mes de


decepción. Caroline se encogió de hombros.

—No si se lo dices en el momento adecuado. Como justo antes de que se


vuelva a poner la ropa.

—Ves, te lo dije; necesitas follártelo —dijo Jodi. Gemí mientras les fruncía
el ceño a las dos mujeres al otro lado de la mesa.

—De ninguna manera —anuncié—. No voy a añadir eso a mi decepción.


De seguro me odiará cuando lo descubra.

—No lo sé —murmuró Caroline, sonriendo con picardía—. Un chico


podría perdonar un montón justo después de…

—Ni siquiera termines esa frase —le advertí—. Porque no va a suceder.


Fin de la discusión. Hablemos de algo más. Por lo que Caroline pasó al
tema de la boda de Pick y Eva.

—No puedo creer que sólo falten cinco días.

Trataron de posponerla después de lo que le sucedió a la madre de Mason


el sábado, pero tanto Reese como Mason insistieron en que la hicieran de
igual manera.

— ¿Cómo está Mason y su hermana? —pregunté. La expresión de


Caroline se arrugó con simpatía.

—Todavía están bastante molestos. Reese dice que Mason se culpa


porque cree que debería haber sabido lo que sucedía. Y Sarah… — Niega
con la cabeza—. La única persona con la que habla es Brandt.
Por lo que ha estado pasando las últimas noches en su casa, así Brandt
puede hacer que coma y duerma. Tengo el mal presentimiento de que va a
tomarle un tiempo superarlo.

—Pobre chica. —Una vez vi a mi madre tener una sobredosis. Pero


después de llamar al tío Alonso*, la llevamos al hospital justo a tiempo
para bombearle el estómago y salvarla.
No sabía con seguridad cómo habría reaccionado si nunca se hubiera
recuperado.

Las tres hablamos hasta que tuve que ir al baño. Desde que podía, obligué
a Jodi y Caroline para que fueran conmigo, como un grupo.
Se sentía bien. Mientras entrábamos al baño, suspiré y acaricié la señal en
la puerta.

—No puedo creer que en serio pueda usar el baño de damas de nuevo.
¿No es agradable? Jodi se rió en lo que encontraba un baño disponible y
desaparecía dentro.

—Lo juro, nunca he oído a alguien sonar tan emocionado por ser capaz de
usar el baño de damas.

—Bueno, estoy cansada de tener que usar todo el tiempo el de hombres.


Esas cosas apestan. Se los digo, no es agradable. Lo juro, cada chico que
usa el mingitorio público aspira a fallar en el aseo en sí. Los pisos… Oh,
Dios mío, chicas. Los pisos son tóxicos. Caroline se apretó el estómago
mientras reía.

—En serio vas a tener que escribir una autobiografía cuando todo esto
termine. Mi Vida como Hombre. —Entonces sacó el teléfono de su cartera
y se puso a escribirle a alguien.

Sonreí, preguntándome si le escribía a su esposo, hasta que las palabras


“cuando todo esto termine” me golpearon. Mierda, no podía hacer esto
para siempre, ¿no? Estaba viviendo mi sueño, tocando la batería para una
banda en tour increíble, y lo hacía todo en un tiempo que no era mío. Una
vez que la verdad saliera a la luz, sería echada tan rápido que
enloquecería.
No existía forma de que pudiera mantener esto en secreto para siempre.
Poniéndome seria, me tragué el pavor y observé a Caroline guardar su
teléfono antes de ponerse frente al espejo para comprobar su rostro.

Finalmente, entré a un baño e hice mi trabajo, pero cuando salí, ya no me


sentía tan animada. Pero en serio fruncí el ceño cuando encontré todo el
baño vacío.

— ¿Chicas? —pregunté. Tanto Caroline como Jodi habían desaparecido.


—Bueno, allí se fue toda la diversión de ir en grupo a hacer
pis —murmuré mientras me lavaba las manos y las secaba. Después de
tirar las toallitas de papel, me revisé en el espejo, alisé mi vestido, corregí
el brillo en la esquina de mi labio y salí del baño de damas.
Tenía toda la intención de ir directo a mi mesa, pero tan pronto como
doblé en la esquina del pasillo y entré a la parte principal del restaurante,
mi mirada se encontró con nadie más que Asher Hart.
Y se encontraba a sólo tres metros de distancia, inclinándose contra la
barra como si estuviera esperando a que alguien tomara su orden. Tan
pronto como me vio, se enderezó, y pareció contener el aliento.

—Hola —murmuró con sorpresa. Apreté la cartera contra mi estómago y


lo miré con la boca abierta, congelada en mis tacones altos.

—Hola* —fui capaz de responder al final. Su mirada cayó de mis ojos


mientras recorría mi vestido favorito, y luego las piernas y tacos. En lo
que su mirada retrocedía, me sentí desnuda.

—Elisa, ¿cierto? —dijo finalmente, después de follarnos con la mirada por


unos buenos diez segundos.

Asentí estúpidamente. Y luego, por alguna razón, dije su nombre. Su


rostro se iluminó mientras me sonreía, y Dios mío*, esa sonrisa me
derritió las hormonas.

— Asher, sí —dijo—. Buena memoria.

No sabía qué decir ante eso, así que sólo me quedé allí, incapaz de
moverme o apartar la mirada. Entonces el barman nos interrumpió,
trayéndole una bebida a Asher y obligándolo a voltearse hacia él.
—Gracias —le dijo al tipo en lo que le pagaba—. Oye, no has visto a una
rubia pequeña y linda, ¿no? Se suponía que iba a encontrarme con ella
aquí.

Tragué mientras escuchaba al barman decirle que había visto demasiadas


rubias esa noche. Al mismo tiempo, mi corazón comenzó a acelerarse y
juraba que mis ojos se humedecieron.
Pero, mierda, diablos, y maldita sea. ¿Iba a encontrarse con una mujer
aquí? Se encontraba en una maldita cita. Comencé a apartarme, pero
Asher se volteó de golpe hacia mí. Abrió la boca para hablar, la expresión
arrepentida y anhelante en su rostro diciéndome que preferiría estar aquí
conmigo que con su rubia de plástico.
Me detuve, más que atrapada en el deseo de sus ojos verdes. Entonces
suspiró, sacudió la cabeza, y dijo respetuosamente—: Buenas noches*.

Mis hombros se hundieron con decepción. Pero en serio, ¿qué esperaba


que hiciera? ¿Que se olvidara de todas las mujeres en el planeta y me
deseara sólo a mí? Era una idiota.

Además, mi versión hombre le hizo prometer que dejara a mi versión


mujer sola. Estaba respetando los deseos de su amigo al retroceder.
Murmurándole una despedida, incliné la cabeza y comencé a marcharme,
excepto que desde que no veía a dónde iba, choqué contra un tipo que
lucía como si se estuviera dirigiendo a los baños.

—Disculpa* —le dije, asegurándome de hablar en español. Pero cuando


traté de apartarme, sólo sonrió y se movió conmigo.

—Espera, ¿cuál es su apuro, señorita*? Últimamente he estado deseando a


una pequeña mexicana.

Le fruncí el ceño al bastardo asqueroso y comencé a rodearlo. Pero, sí,


también me siguió. Por lo que tomé una respiración profunda y
tranquilizante para evitar maldecirlo justo allí y tal vez darle un rodillazo
en las joyas de la familia.
Excepto que… desde que Asher observaba, quería mantener esto
diplomático. Hasta que el idiota me tocó, pasando una mano por el
costado de mi brazo desnudo, por lo que vomité un poco en mi boca.
— ¿Por qué no vienes al baño conmigo, cariño? Te enseñaré cómo sabe la
verdadera carne blanca.

Ugh. Llené mis pulmones para decirle lo que opinaba al respecto, sin
siquiera preocuparme de dejar al descubierto mi conocimiento de inglés,
pero Asher se interpuso entre nosotros.

—O bien podrías salir de su camino, imbécil.

Era más bajo y no tan ancho como el otro tipo, pero cual fuera la
expresión que le mostró al idiota, hizo que este retrocediera y levantara
las manos.

—Oye, lo siento. No sabía que se encontrara aquí con alguien. Ya sabes,


una mujer vestida así sólo pide ser…

—Tratada con la misma cortesía y respeto que todas las mujeres en el


planeta —gruñó Asher, sus dedos tensándose en puños a sus costados.

—Mira, lo entiendo —concedió el imbécil, las manos todavía alzadas en


rendición—. Ella es tuya. Ya me voy. —Ignorándome, rodeó a Asher y
escapó al baño de hombres.

Asher se volteó hacia mí, pero no podía… no ahora mismo. Que saltara en
mi rescate tan dulcemente era más de lo que podía soportar. Tan pronto
como sus ojos verdes llenos de compasión encontraron los míos, me
volteé y hui. Ni siquiera sabía a dónde iba.
Jodi y Caroline habían desaparecido, mientras que el pobre Asher se
encontraba probablemente confundido por mi reacción. Y lo único que
quería hacer era llorar. No porque el matón me hubiera molestado. Podría
haberle enseñado una lección. Sino porque Asher me había agobiado en
ese momento.

Odiaba, odiaba, odiaba mentirle. Cuando atravesé una salida cercana, me


encontré en un pequeño rincón donde los fumadores podían salir y tener
un cigarrillo antes de reintegrarse a sus fiestas adentro. Excepto que no
había nadie fumando. Aliviada de tener un momento a solas, me froté los
brazos ante la noche fría y luego abrí la cartera para buscar mi teléfono y
averiguar qué diablos le pasó a Caroline y a mi compañera de cuarto. Sin
embargo, antes de que pudiera sacarlo, la puerta se abrió, y sí, Asher salió.

(1)Todos los * indican palabras escritas en español


32

Asher

Ella era tan malditamente hermosa. Y en ese vestido, esos zapatos de


tacón, sí... mi boca se hizo agua tan pronto como la seguí afuera. Pero
incluso mientras me llamé a mi mismo diez tipos de estúpido por ir tras
ella como un idiota enamorado, le pregunté,

— ¿Estás bien? Entonces me acordé de que no sabía inglés. Así que le dije,

— ¿Bien? — Y levanté mis cejas con la pregunta.

Dejó caer la bolsa que había estado cavando en la parte trasera de su


hombro y asintió con la cabeza, y luego se frotó las manos por los lados de
los brazos. Ella no se veía bien.
Ella parecía temblar. Frío. Afligida. Lo qué me hizo feliz de haber parado
en el bar antes de seguirla aquí.
Levanté la botella de agua que había comprado para ella y se la ofrecí.

— ¿Agua? Ella la tomó con un tranquilo,

— Gracias. — A medida que desenroscaba la tapa y tomó un largo trago,


di un paso atrás, dándole espacio. Pero infiernos, ella lucia bien incluso
bebiendo.

Mientras miraba su garganta trabajar a través de cada trago, sólo quería


acortar la distancia y lamer todo ese largo y grácil cuello. Excepto que le
había jurado a Sticks que mantendría mi distancia. Así que di otro paso
atrás.

— Bueno... Estoy seguro de que viniste hasta aquí para estar sola y solo
obtener un poco de aire. Así que voy a... — Con otro paso hacia atrás,
pegue mi columna a la puerta para volver dentro.

— Adiós. Ella saltó hacia mí, levantando la mano como si me rogara


quedarme.
— Espera.

Me congeló.

— ¿Sí?

Ella cayó hasta detenerse también. Luego dejó caer la mano, y una
expresión extrañamente culpable cruzó su rostro, como si no hubiera
tenido intención de detenerme. Solté un suspiro.

— Dios, eres tan encantadora. Me alegré de que no pudiera entender mi


patética confesión, a pesar de que sus ojos cambiaron, como si lo hiciera.

— Solo un beso — dijo y dio un paso hacia mí. Sus ojos estaban llenos de
anhelo, lo que hizo a los nervios en mi estómago saltar con esperanza.

— ¿Qué…? — Comencé a preguntar, pero ella agarro mi camisa y tiro de


mí hacia delante. Luego sus brazos estaban envueltos a mí alrededor y
ella estaba... mierda, ella estaba abrazándome.

No podía recordar la última vez que había sido abrazado. Demonios, no


podía recordar la última vez que había sido tocado. Ella era tan suave y
femenina, con curvas en todos los lugares correctos. Olía como el cielo y
sus manos... No dejaban de acariciar mi espalda como si no pudiera dejar
de tocarme, sintiendo más de mí.

Mientras todas las sensaciones fueron directamente a mi cabeza, toda la


sangre corrió a mi polla, y sólo quería estar más cerca, calmarla...
entonces calmarla.

— Está bien — murmuré, deslizando mis dedos por su espalda, Dios, su


columna se sentía maravillosa bajo mis manos. Entonces acaricié su pelo
y besé su sien. Ella respiró profundamente en mi cuello, y juro que me
estaba oliendo, entonces... sí, ¿era eso su boca en mi garganta? ¿O tal vez
su lengua? No estaba seguro, pero me hizo gemir, me hizo tirar de ella
sólo un poco más cómodamente contra mí e inclinar mi cabeza hacia
abajo hasta que mi respiración cayó sobre su barbilla.
Ella levantó la vista, y bam, nuestras caras estaban allí, alineadas, los
labios a sólo pulgadas de distancia. Vagamente, sabía que no debía
besarla. Había una buena razón, pero por la vida en mí, no podía recordar
lo que era.
Sus ojos eran como piscinas marrones de la tentación y yo era un hombre
ahogado. Traté de resistir, incluso presioné mi frente con la suya, pero ya
sabía que era demasiado tarde.
Esta mujer me pertenece. Así que cuando su boca se levantó una fracción
de pulgada, la mío bajó, hasta que nuestras respiraciones eran una. Mi
mano se extendió hasta acunar la parte posterior de su cuello y su cabello
oscuro y sedoso flotó sobre mis nudillos, haciéndome temblar de deseo. Y
en el instante siguiente, se sellaron nuestros labios.

No tengo ni idea de por qué, pero se sentía como si hubiera estado


esperando durante años para besarla. Lo único que sabía de ella era su
nombre y sin embargo, nada nunca se había sentido tan correcto como
establecer mi boca contra la de ella.
Mi cuerpo surgió con la conciencia, la piel pinchando con el conocimiento
de que la persona que me tocaba y se presionaba contra mí era la única
persona que se suponía lo hiciera.

Abrí la boca, vacilante al principio, y muerto de miedo de asustarla,


porque no quería nada tanto como quería que este momento continuara.
Casi lloré cuando sus labios se abrieron también, y su lengua se encontró
con la mía. Con un gemido hambriento, tomé las cosas más profundas.
Ella gimió y se estiró hacia arriba sobre sus dedos de los pies, excavando
con sus dedos en mi pelo y presionando su pecho contra el mío. Mis
necesidades más básicas asumieron el control, la levanté y camine con
ella unos cuantos pasos antes de dejarla en una mesa cercana.

Sus piernas al instante se envolvieron alrededor de mi cintura y mientras


una mano se quedó en mi pelo, la otra vago por mi espalda hasta que ella
se aferraba a mi culo duro y animándome a moverme más profunda entre
sus muslos. Cuando mi erección empujó el calor entre sus piernas, la falda
de su vestido se deslizo hasta su cintura, ambos gemimos.
Palmee el muslo expuesto y llevé su pierna más arriba para que pudiera
alisar mi mano por la cálida suave carne, hasta que encontré el borde de
sus bragas.
— ¡Ay por Dios! — Ella se quedó sin aliento, agarrándome mientras
echaba la cabeza hacia atrás y gemía.

Mi dedo se deslizó por debajo del borde de la tela sedosa y en todo su


trasero perfectamente formado. Jadeante, se inclinó de nuevo hacia
delante para descansar la frente en mi esternón.
Seguí el mundo de calidez suave alrededor hasta que me gane la lotería.
Estaba mojada, tan jodidamente mojada que ambos contuvimos el aliento
cuando mi dedo acaricio a través de su húmedo calor y un escarbo dentro.

— No puedo Esperar — murmuró con una voz aguda.

— Más... Más. Sus dedos encontraron los botones superiores en mis jeans
y lo perdí.

— Mierda. — Apreté la cara a un lado de su cabeza mientras ella buscaba


liberarme. Y mientras tanto, le solté la entrepierna quitando sus bragas
del medio, necesitaba nada en mi camino.
Ella jadeó y gimió y no era capaz de conseguir que mis vaqueros se
abrieran. Quite sus manos para que pudiera ayudarla cuando la puerta
detrás de nosotros se abrió de golpe.
La helada bofetada de la realidad, me recordaba dónde coño estábamos y
cómo no se suponía que la tocara en absoluto, me tenía dando vueltas por
la suprema culpa y asegurándome de cubrirla de quien estaba saliendo.
Caroline patinó hasta detenerse en el umbral.

— ¡Oh, Dios mío! — Gritó, sus ojos enormes mientras su mirada se dirigió
inmediatamente a las partes de las piernas de Elisa que no pude ocultar
de la vista. Así que cambié un paso para de esa manera protegerla más,
incluso gruñí.

— ¿Caroline? ¿Qué carajo? ¿Dónde has estado?

— Uh... — Ella no parecía saber cómo responder mientras miraba


boquiabierta a las piernas de Elisa, y luego cambió su mirada hacia mis
pantalones vaqueros que estaban parcialmente abiertos. Mientras Corrí
hasta juntos el botón de mis pantalones, regañe:
— La próxima vez que me mandes un texto para ir a recogerte y que te
lleve a casa, desde que Ten este trabajando, trata de sólo no... Desaparecer
antes de llegue aquí, ¿eh?
— Oh sí. Lo siento, yo... Debo de haber estado en el baño cuando
apareciste.

Elisa agarró la parte de atrás de mi camisa, y lleve una mano


tranquilizadora detrás de mí para dejarle saber que todo estaba bien. El
movimiento pareció elevar las cejas de Caroline, sin embargo.

— No parece que me extrañaras demasiado, sin embargo. La fulminé.

— ¿Estás lista para irte ahora? Necesitaba salir de aquí antes de que me
olvidara de nuevo que se suponía que ni siquiera respirara en la dirección
de Elisa. Pero Caroline negó con la cabeza.

— Oh, ya sabes.... En realidad la chica con la que vine está lista ahora,
también, así que voy a salir con ella, y además... Acabo de recordar que tú
conduces una motocicleta. Eso me hizo fruncir el ceño.

— ¿Tienes miedo de montar en mi motocicleta?

— No... Pero pensé que si alguna vez voy a andar con un chico en una
moto, ya sabes, envolver mis piernas alrededor de sus muslos y aplastar
mis pechos en su espalda, creo que prefiero la experiencia con Oren la
primera vez, en lugar de contigo.
Bueno, cuando ella lo puso de esa manera.

— Sí — le dije.

— Entonces tú deberías irte con tu amiga si puedes.

— Lo haré — ella dijo alegremente, demasiado alegre, como si tuviera


algún tipo de motivo ulterior.

— Ustedes chicos diviértanse. Detrás de mí, Elisa se puso tensa, y me di


cuenta de lo verdaderamente malo que era seguir tratando de esconderla
de la vista. Caroline obviamente sabía que ella estaba allí. Di un paso
ligeramente hacia un lado y sin embargo seguía igual de cerca de ella.
— Caroline, esta es Elisa — Presenté.

— ¿Elisa? — Caroline hizo eco lentamente antes de asentir y agitar.

— Es un placer conocerte. — Luego se volvió hacia mí. — Sabes, tal vez tú


podrías darle a Elisa un aventón a casa, ya que acabo de ver a la persona
con la que vino irse sin ella.

Elisa se tensó contra mí de nuevo, pero no dijo nada. Fruncí el ceño.

— ¿De Verdad? Eso es horrible. — Miré a Elisa, sin saber cómo decirle que
acababa de haber sido dejada aquí. Entonces le pregunté a Caroline.

— Oye, ¿sabes algo de español?

— ¿Eh? — Parpadeó hacia mí, y luego negó con la cabeza.

— No, ni una palabra, lo siento. — Ella agitó la mano y retrocedió hacia la


puerta antes de volver a abrirla y comenzar a salir. — No hagan ustedes
dos cualquier cosa que yo no haría. — Y se había ido.

— Maldita sea, — murmuré, un poco en pánico porque no tenía ni idea de


cómo decirle a la chica a mi lado que había sido dejada atrás o incluso
preguntarle cómo llegar a su casa.

Ella exhaló un suspiro mientras se deslizaba fuera de la mesa y se arregló


la falda alrededor de sus piernas. Al darme cuenta de que tenía todo un
montón de otros problemas, me pasé las manos por el pelo.

— Cristo, lo siento mucho — le dije.

— No puedo creer que acabo de... aquí, en público como esto. Y rompí tu
ropa interior. Juro que la reemplazare. Y... — Las palabras se estancaron
en mi lengua cuando ella levantó la vista.

— Jesús, — murmuré.

— Todavía quiero follarte tan mal. — Rápidamente, levanté mis manos.


—Pero no lo haré. Voy a comportarme. Le prometí a un muy buen amigo
que mantendría mis manos lejos de ti. Así que... ¡Remy! Eso. — Golpee mis
dedos.

— Apuesto a que sabe dónde vives. No te preocupes. Lo voy a llamar, y


estoy seguro de que va a venir a recogerte y llevarte a casa sana y salva.
Mientras tome mi teléfono de mi bolsillo, Elisa abrió su bolso y tiró hacia
fuera su propio teléfono celular también.

No estoy seguro de lo que hacía, pero ella no llamo a nadie. Segundos


después, el teléfono de Remy fue directamente al correo de voz.

— Joder — susurré. ¿No sabía el que estaba tratando de ser un buen chico
y no tocar a su prima... más de lo que ya había?

Me pasé la mano por el pelo.

— ¿Cómo diablos se supone que voy a llevarte a casa si ninguno de


nosotros entiende una palabra que dice el otro? Ella debió haber
percibido la angustia en mi cara porque se acercó a mí y levantó la mano
para tocar mi mejilla.
Cerré los ojos e incliné mi cabeza, tratando de resistir. Pero sus dedos
eran tan suaves y gentiles. Cuando llegó de puntillas para besar mi mejilla,
moví mi cara para que nuestros labios rozaran en su lugar. Cerró los ojos
y se agarró a mi camisa en los hombros.

— Tu casa — susurró.

Recordando que Casa significaba casa de mi clase de español en la escuela


secundaria y tú eras tú, me di cuenta de que acababa de pedir venir a casa
conmigo. La resistencia era inútil. La quería a ella tan condenadamente
mal, así que asentí.

— Bueno. Puedes venir a casa conmigo.

No tenía ni idea de si ella entendía nada de lo que acababa de decir. Pero


ella vino de buen grado cuando tomé su mano.
Continuamos entrelazando los dedos mientras la lleve hasta mi Triumph.
No estaba seguro de si alguna vez sostuve la mano a una mujer antes.
Se sentía bien. Caliente. Acogedor. Besé sus nudillos cuando llegamos a mi
moto.

Si ella se sorprendió al ver que tenía que montar en una motocicleta, no lo


demostró mientras Levanté mi pierna a un lado y di al encendido.
Entonces le señalé las partes que necesitaba evitar y donde podría
descansar sus pies.

Sus tacones planteaban un problema, pero pronto ella lo resolvió


deslizándolos fuera, y subió detrás de mi espalda descalza.
Ella se acurrucó contra mi espalda, atrapando bien mis caderas entre sus
muslos, y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura antes de aplastar
sus pechos contra mi columna vertebral como si hubiera nacido para
montar de esta manera.

Pensé que había hecho esto antes, lo que me tranquilizó. No tenía un


casco para ninguno de nosotros. No esperaba compañía, y nunca usé uno
cuando andaba alrededor de la ciudad. Pero a ella no pareció importarle,
así que cubrí sus manos en mi cintura brevemente antes de ponernos en
marcha.

La brisa era fresca y se estremeció contra mí, haciéndome sentir


incomodo ya que no tenía una chaqueta que ofrecerle. Gracias a Dios que
no vivía muy lejos. Pero todavía me tomó más tiempo de lo que quería
que dado que conduje tranquilo. Para el momento me bajé por mi
callejón, ella era un cubo de hielo, sus dientes castañeando y los brazos
temblando tan mal.

— No te preocupes — le aseguré, esperando a que se deslizara en sus


zapatos antes de ayudarla a bajar de detrás de mí.

— Vamos a ponerte calienta pronto. Entonces tomé su mano de nuevo


mientras la llevé por la apertura oscura de mi lugar. Mi escalera y sus
zapatos me preocupaban, pero me mantuve cerca y la conduje cada paso.
— El último — respiré, nervios creciendo mientras ella entró en mi
apartamento. Pero joder. No debería haberla traído aquí. Seguí
recordando que la última persona que había estado en mi lugar era Sticks
y cómo le había asegurado que me alejaría de esta misma mujer.
Estaba rompiendo esa promesa al infierno, probablemente incluso
rompiendo nuestra amistad en el proceso. Pero incluso mientras me
preocupaba su reacción, pase una manta de mi cama y la traje a Elisa para
que pudiera envolverla alrededor de sus hombros.

Ella me miró y solo así, ya estaba duro bajo de nuevo. Maldita sea, no era
por lo general tan fácil. Sabía cómo decir que no, y lo había hecho mucho
últimamente. Pero todos esos meses de no tener relaciones sexuales, de
no ser capaz de empujar en un coño caliente dispuesto, de la necesidad de
ser tocado... que llevaba en mí.
Y, además, se trataba de ella, la propia chica que me había causado
masturbarme más de lo habitual últimamente, desde que la había visto
primero en mi ducha. Desnuda. La química que experimenté a su
alrededor era fuera de serie.
Tenía que conseguirla desnuda otra vez. Un ruido desde arriba nos la hizo
darnos vuelta alrededor y mirar hacia arriba a Mozart, que estaba
tratando de liberar un cacahuete atascado que se había encajado en los
alambres de su jaula.

— Oh... sí. — Me sonrojé, preguntándose qué pensaría de mí teniendo una


ardilla de mascota, esperando no asustarla. — Ese es Mozart. En lugar de
rehuir de horror, sin embargo, ella sonrió cariñosamente y se estiró.

— ¡No, espera! — Salté hacia adelante para detenerla para que no la


arañase al infierno, pero ella simplemente cogió la nuez, provocando que
Mozart se alejara y luego se detuviera y mirara como ella ante sus ojos
giraba la nuez libre.

Luego retorció su cola, tentado cuando ella bajó el maní a través de los
cables, ofreciéndoselo a él. Yo sabía exactamente cómo se sentía. Él
avanzó hacia adelante y se detuvo. Yo contuve la respiración, curioso si la
ardilla en realidad tomaría la nuez directamente de sus dedos. Quería
advertirle de tener cuidado, pero por la forma cautelosa en que se movía,
ella ya sabía. Cuando Mozart enganchó la nuez y despegó, Di un grito
ahogado,
— Mierda. Él realmente lo tomó de ti. Directamente desde tu mano. Elisa
se giró hacia mí, radiante y orgullosa. Su sonrisa me robó el aliento y
antes de que pudiera detenerme, estaba tomando su rostro y besándola.

— Me encanta esa sonrisa, — admití.

— Quiero robarlas todas para mí mismo, así nunca serás capaz de sonreír
a alguien más de la forma en que estás sonriéndome a mí en este
momento.

Su mirada se suavizó y sus ojos brillaban como si se llenaran de emoción.


Luego tocó mis mejillas suavemente y me dio un suave beso en mi boca.
Después, ella se apartó y tiró de la camisa de manga larga. Al darme
cuenta de que quería despegarla de mí, levanté mis brazos y la dejé
quitarla.

Tan pronto como estuve desnudo, ella contuvo el aliento, su mirada


lanzándose locamente alrededor de mi pecho antes de llegar con los
dedos tentativos y comenzar a tocarme, me toco como si fuera su única
oportunidad y quisiera absorber cada momento de la experiencia.
Cogí un trozo de su pelo y vi su cara, el asombro y la emoción controlaron
su expresión. Ella me miró de nuevo, sonriendo con esa sonrisa que iba a
robarme. Así que le di un beso y la recogí, y luego la llevé a mi cama.
Acostándola suavemente sobre el colchón, me tomé un segundo para
pararme sobre ella y simplemente disfrutar de la vista de ella en mis
sábanas. Pero ella se sentó, se quitó los zapatos de tacón y se deslizó hasta
el borde para poder llegar a la cremallera de mis pantalones vaqueros.
Esta vez, ella tuvo más éxito, y me dio un paso fuera de ellos cuando los
empujo hacia abajo por las caderas hasta que estuve en nada más que mis
bóxer. Cogió mi polla, agarrándola por el frente de mis pantalones cortos,
pero agarre su muñeca.

— Aún no.

En su lugar, le convencí para levantar los brazos para que pudiera


deslizar fuera su vestido sobre su cabeza. Entonces la ayudé a salir de su
sujetador y sonrió mientras arrojó a un lado la rasgadura de material en
la cintura que una vez habían sido sus bragas.
Bragas que había destruido.
Luego la empuje descansándola mientras subía por ella. Sus ojos
marrones se arremolinaban con anhelo mientras me observaba
acomodarme encima de ella.
Cuando ella sonrió, tuve que sonreír de regreso.

— Hola — dije en voz baja, a lo que ella susurro

— Hola.

Notando el collar que llevaba cuando el oro brillo desde la base de su


garganta, me detuve, tomando el familiar colgante.

— Guadalupe — murmuré, recordando el nombre del santo en la imagen.


Ella sonrió como si estuviera orgullosa de mí por hacer las cosas bien.
Y esa sonrisa... Joder. Me incliné y la besé, profundo y húmedo, con la boca
abierta en un remolino de lenguas.
Ella gimió y se arqueó debajo de mí. Pezones duros sacaron en mi pecho y
me obligaron a investigarlos. Rompí mi boca de la de ella para que
pudiera desplazarse hacia abajo y lamer la punta de una mama con mi
lengua. Gritando, ella agarró las sábanas debajo de ella, y me atrajo más
de mi boca a ella, chupando.
Todo el tiempo, mis dedos buscaron sus curvas, aprendiendo cada
inmersión y oleaje.

Cuando me mudé a la segunda mama, ella comenzó a acariciar mi cabello


y mi espalda, trazando al igual que yo gran parte de mí como yo de ella.

— Te amo (1) — susurró ella, rasgando sus dedos por mi caja torácica.
Recordando como Remy me había dicho que quería decir buen trabajo,
levanté mi cara y sonreí.

— Gracias.

Pero no has visto nada todavía. Ella parpadeó como confundida. Pero yo
era rápido para mostrarle otra cosa que tenía en el almacén para su
cuerpo perfecto. Besé mi camino hacia abajo, por encima de su ombligo y
hasta el vértice de sus muslos. Reteniendo el aire, ella agarró mi pelo, la
preparándose para cuando empezara. Sonreí hacia ella. Su pecho se movía
mientras respiraba con fuerza y sus ojos marrones parecían brillantes y
desenfocados. Estaba tan excitada que sabía que tenía esto.

— Eso es, nena — Animé, acariciando su agarre en mi pelo.

— Agárrate fuerte, porque esto va a ser un paseo intenso

(1) Español original


33

Remy

Me levanto al segundo que su lengua me toca. Chasqueando su lengua en


un rápido, suave tomadura de pelo, me excitó en menos tiempo que el que
me tomó gritar algunas frases en español aturdido.
Tardíamente las solté de todos modos, probablemente arrancándole un
poco de su hermoso cabello cuando calor húmedo y abrazador me
consumió. Finalmente dejó de jugar y acarició valientemente entre los
labios de mi vagina para encontrar mi clítoris tembloroso.

—Hijo de puta —jadeé—. ¡Chinga! ¡Mierda! ¡Oh, Dios mío! Deslizó dos
dedos en mi interior, y grité su nombre mientras mi útero se contrajo casi
doloroso.

Los espasmos fueron tan severos que me dejaron sin respiración.


Arquearme debajo de él, conmocionada, electrocutada, aturdida mientras
ola tras ola me inundaba, chisporroteando cada terminación nerviosa en
mi cuerpo hasta que colapsé en el colchón, jadeante y drenada.

De repente supe porque los franceses le llamaban a esto la pequeña


muerte, porque ciertamente acaba de pasar a través de otra completa
realidad de existencia. En serio. El mejor orgasmo nunca.
Miré al techo de azulejos del apartamento de Asher, sin estar segura como
se supone que me vaya de aquí. La vida como la conocía acaba de ser
alterada completamente.

—Maldición, luces tan bien ahora mismo —murmuró en una de esas


voces masculinas satisfechas con aire de suficiencia cuando se incorporó.
Deslizó mi mirada hacia él, no completamente resucitada de mi pequeña
muerte. Pero su sonrisa solo se ensanchó más cuando nuestras miradas se
cruzaron. Oh, sí, sabía exactamente lo que me acababa de hacer.
Entonces fue y arrogantemente con el dorso de la mano se limpió sus
labios rojos e hinchados. Hermosos, mágicos labios que albergaban la
lengua más perfecta alguna vez.
Gemí y mi sexo se estremeció queriéndolo de vuelta en mí. Pero Dios mío.
¿Quién sabía que Asher Hart se transformaría para ser un jodido dios del
sexo?

Aun conmocionada por mi orgasmo, sonreí mientras él se cernió sobre mí,


lamiendo mis pezones erectos juguetonamente mientras se inclinaba más
allá de mí para estirar una mano hasta su mesa de noche y abrir la gaveta
superior. Oh, bien. Brillaba en entusiasmo. Más sexo.
Entonces se sentó, una caja familiar en su mano con mi propia letra en el
exterior. Resplandecí, feliz de ver que no había usado ninguno aun y
luchaba para abrir la caja. Le tomó un segundo ver mi mensaje, y cuando
lo hizo, se acalló, su sonrisa determinada cayendo.

—Mierda —se susurró así mismo mientras esta depresión cabizbaja


cubrió su expresión.

Dándome cuenta que estaba recordando su promesa a mi yo chico, tragué


saliva, de repente no tan resplandeciente. Lo estaba haciendo sentir
culpable. Lo último que quería era causarle tal angustia. Todo esto era mi
culpa. La culpa debería ser mía, solo mía. No suya. Él no había hecho nada
malo.

Maldita sea, ¿Qué le había hecho a mi hermoso y dulce Asher?


Estirándome, ahuequé su rostro, tratando de convencerlo de que era
inocente, libre de culpa, y bien. Su tormentosa mirada se movió hacia mí.

—Lo siento —dijo suavemente—. Le prometí a un muy buen amigo que


no haría esto.

Lagrimas se precipitaron a mis ojos, no solo porque odiaba hacerle esto a


él sino porque había llamado a mi yo chico un muy buen amigo. Me
incorporé y descansé mi mejilla con su la suya, tratando de dejarle saber
que estaba bien, lo entendía.
Incluso a pesar que mis partes de chica palpitaban y se hallaban lista para
continuar, no quería torturarlo con alguna culpa indebida. El olor de
Asher llenó mis fosas nasales y lo respiré, dándome cuenta que esta era
probablemente la última vez que estaría así de cerca de él. Froté mi
mejilla contra la suya, saboreando el roce suave de la quemadura de la
barba que me di.
Toqué mis labios en su sien, y dejó salir un tortuoso sonido mientras
cerraba sus ojos fuertemente. Presioné mi frente contra la suya y él
presionó de vuelta, ahuchando una mano alrededor de mi nuca para
evitar que me aparte.

— ¿Qué demonios estoy haciendo? —Se espetó con dureza a sí mismo,


sacudiendo su cabeza de ida y vuelta—. Esto no debería ser tan duro de
detener. No sé la primera cosa sobre ti. Tú no entiendes una puta palabra
de lo que digo. Y ¿Por qué estoy sentado aquí hablándome a mí mismo
mientras estás desnuda en mi cama cuando yo solo quiero enterrarme tan
profundo en tu interior hasta que no puedas recordar mi propio nombre?

Abriendo sus pestañas, se apartó y buscó mi mirada como si trababa de


entrar en mi cabeza.

—Y sin embargo —murmuró—. Cuando miró en tus ojos, siento como que
podría haber más, mucho. Como si podría ser todo. Lo besé. En serio, no
estaba ayudando. El hombre no podía decirme mierda como esa y no
esperar que me molestara hasta dejarlo sin sentido. Mi lengua se disparó
profunda, y él se hallaba justo allí conmigo, empujándome de vuelta al
colchón y rasgando sus pantalones cortos antes de abrir los condones y
sacar uno con una salvaje intensidad que estaría enfocada en mi pronto,
en mi interior, me arqueé en él, tirando de sus hombros
desesperadamente.
Entonces bajé la mirada, y mi boca se secó mientras lo veía ponerse el
látex sobre su longitud.
Pero mierda. Era grande cuando lo espié blando en el cuarto de hotel en
Chicago. Pero erecto, la polla de Asher era masivamente enorme.
Sin una duda, nunca había tendida una así de grande antes. Me
preocupaba un poco, y me desplacé hacia atrás mientras se inclinó sobre
mí. Se veía tan predador, sabía que iba a ser tomada ruda, no gentil.
Me excitaba tanto como me asustaba. Debió sentir mi aprensión porque
se detuvo e inclinó sus cejas mientras me miraba a los ojos.

— ¿Qué pasa?

Me ahogué.

—Grande.
—Grande —repitió confundido al principio. Entonces sus ojos se
aclararon y lo tradujo—, grande. —Entonces la sonrisa masculina
arrogante reapareció—. Bueno, gracias.

Fruncí el ceño que porque no intentaba hacerle un cumplido, que


encantador. Dios, podía ser tal chico.
Pero entonces pareció darse cuenta que me hallaba más preocupada que
asombrada. El respaldo de sus dedos se mueve a través de mi mejilla
mientras susurra—: Nena, ni siquiera te preocupes por eso. Encajará. Lo
prometo.

Sí, es fácil para él decirlo. No se encontraba a punto de ser empalado por


el Empire State Building de apéndice masculino. Pero entonces presiona
su cabeza contra mi apertura y extiendo mis piernas más amplio, para
facilitar ser llenada a pesar de su tamaño, porque maldita sea, grande de
repente parecía muy atractivo.

Mi boca se hizo agua cuando se embistió hacia adelante, y el delicioso


sentimiento de mis paredes internas estrechándose, y entonces
estrechándose más, el acomodarlo me tenía gimiendo: ¡Sí! ¡Sí! Luego
embistió más profundo, y poderoso, y tenía tanta razón.
Él no iba a ir gentilmente esa buena noche. No, señor, no. iba con todo, lo
juró, con todo lo que tenía en él. Grité ante la invasión, pero no por alguna
clase de dolor. Maldita sea, él tenía razón. Encajó. Perfectamente,
felizmente, cómodamente. Y se sentía demasiado bien.
El placer era tan intenso que mis músculos internos se contrajeron y me
vine sobre su polla monstruosa antes de que pudiera incluso empezar a
bombear. Se mantuvo dentro, sin embargo, observando mi cara mientras
mi orgasmo lo rodeaba. Entonces sonrió cuando terminé y traté de
recuperar el aliento.

—Lo ves —dijo—. Encaja perfecto.

¡Que presumido! Me encantaba. Saliendo, se empujó dentro de nuevo,


haciéndome jadear por el impacto. Entonces el hombre comenzó a folla
mi cerebro nunca amoroso.
Solo podía aférrame para salvar mi vida mientras bombeaba sus caderas,
empujando dentro y fuera de mí, volviéndome loca de placer.
—Dios maldita sea —siseó, presionando su frente a la mía mientras sus
poderosas caderas chocaban con las mías—. Eso no es solo
sexo —declaró.

Mis pestañas se abrieron, pero apenas podía enfocarlo. El mundo se


hallaba demasiado borroso, mi cuerpo aun experimentaba demasiada
dicha.

—Se siente más que una follada —jadeó, enterrando sus diez dedos en mi
cabello así podía sostener mi cabeza quieta y mirarme a los ojos—. ¿Qué
demonios eres tomando de mí, mujer? No me hallaba segura si estaba
tomando tanto como él me daba, o más aptó, estábamos intercambiando.
Mi alma por la suya. Fue tan hermoso que mis ojos se llenaron de
lágrimas.

—Te amo —le dije. Pero todo lo que hizo fue asentir.

—Lo sé. Es bueno. Tan malditamente bueno. Lo mejor por siempre.


Inclinó su cabeza y enterró su frente contra mi hombro mientras su
cuerpo se tensaba. Cuando se vino, sentí el cambio desde la punta de los
dedos del pie hasta mi cuero cabelludo, y fue como si fue forzada a
encenderme con él.
Sosteniendo el uno al otro, montamos la tormenta hasta que nuestros
cuerpos se calmaron. Colapsó sobre mí, pesado y tan deliciosamente
caliente. Me presioné en él, saboreando este momento, disfrutándolo
mientras duraba.

—Te amo —admití de nuevo. Pero todo lo que dijo fue—: sí, fue bueno.
Fruncí el entrecejo, preguntándome por qué seguía diciendo esa
respuesta a mi gran declaración, hasta que recordé —oh, sí— el yo Sticks
fue quien le dijo que te amo significaba buen trabajo.

Liberé una respiración, aliviada y también decepcionada que no tuviera ni


idea de que le decía realmente. Era tan bueno como si nunca supiera. Tal
vez de esta forma podía preservar algo de mi dignidad después que
descubriera la verdad y me dejara plana. Pero la idea de perderlo
provocaba lágrimas a mis ojos.
Me limpia mi mejilla húmeda justo cuando él murmuró algo y rodo fuera
de mí, cayendo pesadamente en el colchón junto a mí. Parpadeé, aturdida
cuando él literalmente se durmió segundos después de haberse venido.

—Bueno, supongo que se durmió —anuncié en voz alta, un poco


decepcionada pero también aliviada de tener un momento para mí.

Asher no respondió, sus labios separándose mientras exhalaba largas


respiraciones drogadas. Se veía un poco lindo, agotado y gastado de esa
manera, sin embargo, satisfecho y contento. Estiré una mano y
gentilmente un pedazo de su cabello para moverlo a través de su frente.
Murmurando dormido, dijo—: Lo siento. Nunca puedo mantenerme
despierto después del sexo.

Sonreí.

—Está bien —le dije en Ingles, y se hallaba lo suficientemente dormido


para no darse cuenta que ya no hablaba español.

Aprovechando el momento, lo acaricié todo, cada línea de su rostro, sus


hombros, cada costilla, alrededor de su ombligo. Cuando llegué a la masa
entre las piernas, me hice cargo de su condón, segura de que estaría
agradecido por evitarle el lío cuando se despertara.
Y mientras yo estaba en el baño, ocupándome de eso, hice pis y me lavé
las manos, básicamente para refrescarme.
Yo seguía medio desnuda cuando salí del baño. El sonido metálico de la
jaula me hizo mirar a Mozart, que me observaba un poco demasiado
alerta.

—Oye, deja de mirarme fijamente, pervertido. —Puse las manos sobre


mis pechos. Entonces decidí—: Sí, definitivamente eres una ardilla chico.
Al darse cuenta de que ya no iba a proporcionarle más espectáculo, se dio
la vuelta y echó a correr, adentrándose en su jaula lejos de mí. Luego volví
a la cama para sentarme en el borde y verlo dormir profundamente.

— Realmente eres especial —le dije, pasando de nuevo mis dedos por su
pelo. Pero cuando traté de alejarme, él agarró mi muñeca, haciéndome
jadear. Legañosos ojos verdes se abrieron.
—No te vayas —dijo arrastrando las palabras, volteándome sobre el
colchón justo contra él.

Incapaz de negarle una solicitud, me moví un poco para acomodarme, y


luego lo dejé acurrucarse conmigo, con mi culo metido en su regazo y su
brazo alrededor de mi cintura. Juntos, soltamos un suspiro de
satisfacción.

Cerré los ojos mientras me acariciaba con sus manos distraídamente


hacia arriba y abajo de mi cadera. Pero luego sus dedos se movieron más
arriba, y él los deslizó alrededor de mi pecho. Cuando pellizcó mi pezón,
haciendo que se endurezca de inmediato, me tensé y no quise, pero apreté
mi trasero de nuevo contra él.
Su polla tembló contra mí. Humedad se juntó entre mis piernas, y antes de
darme cuenta, yo estaba jadeando por más mientras él me rodaba sobre
mi estómago y empujaba dentro de mí desde atrás. El embiste me tomó
por sorpresa y me hizo llorar... en un muy buen sentido.
Bombeó un par de veces más antes de sisear una maldición y salir de
repente.

—Mierda, lo siento. Condón. —Me miró boquiabierto en shock mientras


lo observaba buscar en la caja derramada de los condones en la mesita de
noche y ponerse uno.

Él se sentía tan bien; Yo ni siquiera me había acordado. Esto era tan


aterrador como fuerte. Lo que sucedía entre nosotros no era solo sexo
normal, él había tenido razón.
Cuando me embistió de nuevo desde atrás, yo me encontraba lista esta
vez, pero la sorpresa de su polla dentro de mí seguía siendo una emoción
deliciosa. Me impulsé hacia atrás y él se lanzó hacia delante. Su gemido de
satisfacción me dijo que le gustaba mi ímpetu.
Luego reunió un puñado de mi pelo en la base del cuello y mantuvo mi
cabeza clavada en la almohada mientras yo levantaba mi culo para darle
un acceso más profundo. A cambio, él gimió. Empecé a correrme con
jadeos agitados. Espeté algo en un español poco fluido, porque por alguna
razón esa era la lengua que me salió cuando me encontré en la agonía de
la pasión. Pero él parecía saber cuánto yo disfrutaba de esto porque
murmuró—: Mierda, sí —antes de embestir dentro de mí para liberarse.
Esta vez, tuvo los recursos para sacarse el condón y arrojarlo a una
papelera cercana antes de acostare en su lado y acercarme para
acurrucarme con él. Con un bostezo perezoso, murmuró—: Al final es
bueno es que no nos entendamos el uno al otro y no podamos hablar
después del sexo, ya que de ser así, recibirías una conversación de mierda
de mi parte.

Sonreí, sin importarme cómo podía dormirse tan fácilmente. Él necesitaba


todo el descanso que pudiera conseguir. Cuando empezó a respirar
pesadamente detrás de mí, cerré los ojos y descansé. No tengo ni idea de
cuánto tiempo dormimos, acurrucamos juntos. Simplemente sabía que un
fenómeno había tenido lugar aquí porque nunca abracé a un hombre
durante toda la noche.
Cinco minutos con Fisher, y ya me retorcía para alejarme porque había
estado demasiado caliente y sofocante. Con Asher, se sentía demasiado
bien para moverme. Pero tenía que salir de aquí... a menos que quisiera
confesarle todo, lo que no quería. Ahora no, mientras su apartamento
todavía olía a sexo.

Yo había hecho lo peor. Me acosté con él a pesar de todo mi engaño. Era la


peor de las peores en estos momentos. Aun así... no podía arrepentirme al
cien por ciento porque, bueno, mierda... anoche podría haber sido la
mejor noche de mi vida. Mirándolo por última vez, me arrastré fuera de la
cama antes de buscar en mi cartera, llamar a mi compañera de cuarto y
susurrarlesisearleexigirle que venga a recogerme en este mismo instante.

Veinte minutos más tarde, usando mis tacones y el vestido de la noche


anterior, yo estaba fuera del apartamento de Asher, abrazando mi bolso a
mi estómago cuando el coche de Jodi entró en el callejón. Apenas le di el
tiempo para detenerse junto a mí antes de que yo estaba tirando la puerta
del lado del pasajero y murmurando—: ¡Vamos! La perra no dejó de
sonreírme mientras ponía el coche en marcha.

—Bien, él debe haber sido bueno si el nido de ratas en tu pelo dice algo al
respecto.

—Vete a la mierda —murmuré, peinándome el pelo con los dedos—. Esto


es todo tú culpa. No quería acostarme con él, Jodi. Jesús, ¿en qué pensaron
con Caroline? Ustedes orquestaron todo esto, ¿no?
—Oh, cálmate, ¿quieres, puta? Nosotras nos limitamos a organizar un
encuentro casual y feliz entre ustedes dos. No pusimos su pene en tu
coño. Eso fue toda tu culpa.

—Jesús, Dios —sollocé, las lágrimas al instante corrían por mis


mejillas—. Me acosté con él. No puedo creer que me acosté con él.

—En verdad, cariño —suspiró Jodi—, no es para tanto.

Era solo sexo. Para ella, la unión de dos cuerpos era solo sexo, sí. Pero
para mí... eso significaba algo. No podría programar mi cuerpo, corazón y
cabeza con la idea de que era solamente un buen momento. Y, además,
nada de lo que había sucedido anoche nunca podría ser clasificado como
solo sexo.

Así que gemí—: No, no era solo sexo. Acabo de agravar mi traición al
doble. Mierda, un triple. Nunca me perdonará cuando se entere. Va a
odiarme.

—Nunca se sabe —argumentó—. ¿Qué tan bueno fue anoche?

—El mejor de todos —murmuré miserablemente, secándome en mi rímel


corrido con un pañuelo de papel que encontré en mi bolso.

—Bueno, entonces tal vez será más fácil para él para superar la mentira...
si quiere más de ti. —Cuando me guiñó un ojo, solo gemí.

—No. Él me odiará. Fue tan bueno, Jodi. Estoy enamorada de él,


maldición. Quiero decir, juro por Dios que amo todo sobre Asher Hart. Es
el mejor hombre, el mejor amante, el mejor amigo que he tenido.

Vagamente me di cuenta de que acababa de decir que él era un mejor


amigo para mí que ella, pero ni siquiera Jodi se ofendió con el desprecio.
De repente, no tan arrogante hacia mi miseria, ella tragó saliva y
dijo—: Oh. Bueno... eso puede cambiar las cosas.

— ¿Crees? —Lloré—. ¿Qué debo hacer ahora?

Pero ni siquiera Jodi tenía algún consejo sabio para mí


34

Parte I

Remy

A las dos de la tarde, me había calmado por lo que no me eché a llorar en


un santiamén, pero tomó un montón de persuasión de Jodi para conseguir
que fuera a la práctica de la banda.

— ¿Por qué estás tan firme en que vaya? —gimoteé—. Nunca quisiste que
me quedara en la banda en primer lugar.

—Bueno, no me escuchaste, así que ahora eres un total miembro y es tu


deber. Además, Asher se preguntaría por qué no te presentaste, y si ata
cabos, podría descubrir la verdad. ¿Quieres que lo averigüe de esta
forma?

—No. —Totalmente no lo quería. Así que puse mi culo en marcha y me


presenté a la práctica. Fui la penúltima en llegar —solo Asher fue más
tarde que yo, lo que era insólito por sí mismo.
Pero entonces actuó todo aletargado y cansado, bostezando y en varias
ocasiones extrayendo una respiración profunda para despertarse a sí
mismo. Siempre fue un manojo de actividad, incluso teniendo que
tamborilear sus dedos cada vez que tenía que quedarse quieto. Verlo así
era solo… Y fue entonces cuando me di cuenta de que “el cuento” era ese
del que Ten había estado hablando.
El sexo lo ponía débil y cansado. Me puse caliente al darme cuenta de que
esto fue todo por mi culpa. Pero luego me regañé a mí misma por siquiera
pensar en la noche anterior.
Sin embargo, Asher no se encontraba solo apático. También estaba
preocupado... sobre Sticks. No hizo contacto visual conmigo en toda la
práctica y cuando tenía que decirle algo a su baterista, por lo general lo
decía en mi dirección, no directamente a mí.
Dándome cuenta de que se sentía culpable por romper su promesa a mi
yo chico, cerré mis ojos y sacudí mi cabeza. Odiaba hacerle esto a él.
Tan pronto como la práctica terminó, holgazaneé, sabiendo que tenía que
hacer algo. Confesar, o... no sé. Solo hacer las cosas bien.
Heath y Gally se fueron, y Asher me envió una mirada cautelosa. Fingí
jugar con las cosas de la batería antes de rendirme y directamente
preguntar—: ¿Todo bien? Saltó y puso su puño contra su boca antes de
girar hacia mí.

— ¿Eh? Maldita sea, no podía ocultar su culpabilidad por joderla, el pobre


tipo. Abrí mi boca para... no lo sé, tal vez decirle toda la verdad, cuando de
repente exclamó —: Tuve sexo anoche.
Parpadeando porque en serio no esperaba que dijera eso, abrí mi boca,
luego la cerré antes de arreglármelas para contestar—: Está... bien.

—Es solo que... —Ondeó una mano en mi dirección—. Dijiste que querías
saber, así que... te estoy dejando saber.

Oh, de acuerdo. Me había olvidado de esa conversación.

—Bueno... está bien entonces. Gracias por hacérmelo saber.

—Y antes de que supiera lo que iba a decir a continuación,


añadí—: También tuve sexo anoche.

Ya está. Ambos confesamos medias verdades. Parecía lógico. Pero incluso


mientras me encogía internamente, él se alegró.

— ¿De verdad? Asentí y sus hombros se hundieron en alivio.

—Oh, gracias a Dios —dijo. Luego ondeó un dedo entre nosotros—. Así
que... ¿estamos bien? Me encogí de hombros.

—Claro. Absolutamente.

Dentro, gemí, ¡No! Todavía era una gran gorda mentirosa, y no merecía ni
un minuto de su amistad. Pero se veía tan feliz cuando dijo—: Genial. —
No podía decirle entonces.
Y la culpa solo creció más fuerte mientras conducía a casa. Realmente,
realmente, realmente tenía que decirle. Todo. Anoche, fui demasiado
lejos, y ahora cada vez que lo veía, iba a querer saltar a sus huesos o
gritarle por mentir.
Jodi no se hallaba cerca cuando volé dentro de mi apartamento, y
realmente la necesitaba para convencerme de esto porque después de
que me quité el traje de Stick, me vestí como Remy —la chica Remy— y
me dirigí al apartamento de Asher... como una chica.

Su moto no se encontraba en el callejón cuando me presenté, así que seguí


conduciendo. Pero unas pocas cuadras más adelante, maldecí mi falta de
coraje y me moví a un lado de la carretera. Regresé a la entrada de su
callejón, manteniendo mi cara abajo contra el viento frío soplando y
practicando todo lo que iba a decir cuando llegara a casa.
Una confesión completa, honesta; eso era lo que haría. No podía arreglar
lo que había hecho.
A lo hecho, pecho. Lo hecho, hecho estaba. Pero podía hacer las cosas bien
de aquí en adelante. Más vale tarde que nunca. Más vale tarde que nunca,
¿eh? Entré en el callejón, abrazándome a mí misma cuando el ruido
familiar de su motocicleta entró desde el extremo opuesto.
Llegamos a su puerta de entrada más o menos al mismo tiempo. Apagó el
motor y saltó de su asiento cuando levanté mi cara y aparté mi cabello de
mis ojos, animándome a hablar con él... en inglés... en mi voz de Sticks.
Pero él habló primero.

—Gracias a Dios que regresaste. Acabo de ir a tu restaurante, pero me


dijeron que no te encontrabas trabajando hoy.

Abrí la boca para decirle que no, que tenía el día libre, pero me agarró la
cara y me besó. Amaba los labios de Asher. Quiero decir, en serio, su boca
mataba las células del cerebro. Las mías ciertamente en un cortocircuito
hasta que estuve apoyada contra él, agarrando sus brazos fuertes y
abriéndome para él cuando buscó entrar en mi boca con su lengua. Gimió
y me levantó, y envolví mis piernas alrededor de su cintura.

Fijándome en la pared junto a su puerta mientras buscaba a tientas


desbloquear todos los cerrojos, continuó besándome hasta que presionó
su frente a la mía para admitir—: No he sido capaz de dejar de pensar en
ti desde que me desperté solo en la cama con nada más que tu olor
rodeándome.

Maldita sea, yo no había sido capaz de dejar de pensar en él tampoco.


Aplasté mi boca contra la suya. Nos llevó dentro de la escalera de su
apartamento, pero solo hizo un par de pasos abajo conmigo en sus brazos
porque casi se cayó y rompió nuestros cuellos.

—Mierda, lo siento. —Me puso en pie un paso arriba de él, pero seguía
aferrándome a él, besando su cuello y mordiendo la piel para memorizar
cada maldito centímetro de su carne.

—Jesús —gimió y me fijó en la pared de la escalera.

Envolví mis piernas alrededor de él de nuevo, y me tiró encima unos


minutos antes de que los dos necesitáramos más.
Fui capaz de abrir sus vaqueros y coger un puñado de su inmensa polla,
pero solo maldijo cuando llegó a mis pantalones de yoga y no pudo
sacarlos de mí tan rápido como fue capaz de arrugar la falda de mi vestido
anoche.

Logramos unos pasos más. Luego dijo—: A la mierda. —Y me acostó en


las escaleras. Agarrando mis pechos en cada mano, bajó su boca a mi
cintura y cogió entre sus dientes la banda elástica de mis pantalones antes
bajarlos. Di patadas con mis piernas para ayudar a zafarme de ellos, y
gracias a Dios mi ropa interior bajó con ellos, porque no me encontraba
segura de que pudiera permitirle sacar cada par de lo que tenía encima.

Y con el estado hambriento en el que se hallaba, habrían sido rotas en


medio segundo. Sacó su billetera de sus vaqueros que colgaban alrededor
de sus rodillas. Luego tenía un condón en su mano.
Entonces tenía el condón en su lugar. Al momento siguiente, tenía el
condón en mí. Tiré mi cabeza hacia atrás, disfrutando de su fuerte empuje
encajando con el suave dar de mí misma. Encajamos tan bien juntos.
Espeté en español, incapaz de preocuparme por los peldaños de escalera
clavándose en mi espalda.

Con Asher enterrado tan profundo dentro de mí, nada más importaba. Mi
liberación vino rápido así como la suya. Nuestra combustión simultánea
nos tuvo apretándonos el uno al otro a través de nuestro orgasmo, y luego
murmuró un sonido de conmoción antes de rodar fuera de mí y
deslizándose unos pasos para colapsar en su espalda, lanzando su brazo
sobre su cara y jadear.
Aunque me sentía como masilla, no lo quería desmayado en las escaleras.
Qué lugar horrible para dormir. Así que oscilé hasta que estuve a su lado.
Tomé su brazo y lo ayudé a envolverlo alrededor de mi hombro. Entonces
me empujé a mis pies, tirándolo conmigo.
Él gimió en desagrado, pero se aferró a la barandilla para ayudarlo a
levantarse.

—Gracias —murmuró—. Eres demasiado buena para mí. Froté su pecho y


besé su mejilla.

—No te vayas esta vez, ¿de acuerdo? —Rogó, arrastrándome con él


mientras se desplomaba sobre la cama—. Solo… quédate.

Así que, me quedé. Bostezando, cerré mis ojos y dormí la siesta con él por
un rato, hasta que me desperté en algún momento de la noche con su boca
entre mis piernas, su lengua masajeando mi clítoris y mi cuerpo
inclinándose hacia arriba, ya preparado para explotar.

—Hola, ahí. —Me sonrió, sus ojos verdes aún caídos por el sueño, pero su
sonrisa llena de vida.

Murmuré algo, no estoy segura si fue en español o inglés, pero cualquiera


que sea el sonido distorsionado que vino de mí, lo hizo reír.
Entonces, estaba levantando mis piernas hasta mi pecho y sentándose
derecho así podía empujar en mí desde ese ángulo. Me vio cómo
retorcerme mientras me torturaba con su polla, deslizándose profundo y
en el ángulo correcto para golpear el lugar perfecto.

—Me encanta verte venir —admitió, ante de levantarme así ambos


estábamos sentados rectos, yo todavía en su regazo mientras nos
mirábamos el uno al otro—. Ahora vente de nuevo.

Sacudí mi cabeza, todavía no completamente abajo desde la última


subida, pero a Asher no le importó. Deslizó su pulgar sobre mi clítoris,
empujó con más fuerza dentro de mí y me tuvo gritando en un momento.
El resto de la noche siguió un patrón similar. Follamos, dormimos, de vez
en cuando nos abrazábamos, una vez que salió de la cama para conseguir
una merienda de manzanas y queso.
Mozart se convirtió de cerca en el mirón en algún momento, Asher tuvo
que salir de la cama para tirar una manta sobre su jaula. Pero volvió de
inmediato para abrazarme y sostenerme cerca.

A la mañana siguiente, me desperté primero, todavía envuelta en su


amable agarre y un gratificante dolor entre mis piernas. Sabía que debía
irme. Dos noches en una hilera de esto era... era el doble de malo. Pero tan
pronto como traté de sentarme, sus brazos se juntaron más fuerte a mí
alrededor.

—Oh, no, no lo estás. No te vas a ir a escondidas fuera de aquí tan


fácilmente esta mañana. No me importa si tengo que esposarte a la cama.
De hecho... —Se levantó detrás de mí y saltó del colchón para pasear
desnudo por la habitación hasta que llegó a su mesa, donde tenía una
bolsa de regalo situada.

Después de que metió una mano dentro, se giró, sonriendo. Mi boca cayó
abierta cuando vi las peludas esposas estampadas de leopardo colgando
de sus dedos.

—Iba a dárselas a mi hermano por una broma de regalo de bodas —


explicó—. Pero ahora creo que le conseguiré algo más. Ven aquí, hermosa.

Insegura de si quería ser atada, grité una carcajada y me deslicé lejos de él


mientras se lanzaba hacia mí. Me persiguió a través del colchón,
sonriendo todo el tiempo antes de que se detuviera con un suspiro
agitado y dijo—: ¿No? Sacudí mi cabeza.

—No.

Pero entonces una idea me golpeó. Cogí las esposas. Asher levantó sus
cejas a la petición, pero las entregó fácilmente.
Mi sonrisa se extendió grande mientras movía mis cejas y le indicaba que
pusiera sus manos en alto por la cabecera. Frunció sus cejas en confusión
un segundo antes de que se dispararan alto en comprensión.

—Oh... ¿quieres esposarme? Asentí y me mordí el labio, sin poder dejar de


sonreír ante la idea. Y maldita sea, pero él era un buen deporte. Ojos
verdes ardiendo con lujuria, dijo—: Está bien. —Se movió en su posición,
extendiéndose en su espalda y levantando sus brazos sobre su cabeza
para permitirme atarlo a su cama.
Maldición, se veía bien así, mirándome con ansiosa anticipación mientras
lamía mis labios y trataba de decidir lo que quería hacer con él primero.
Las risas que habían estado creciendo dentro de mí murieron mientras la
lujuria se agrupaba dentro de mi abdomen.
Dios, era magnífico, extendido desnudo como un banquete para mí sola.
Solo quería lamerlo. Así que lo hice.
Me incliné, puse mi lengua contra su ombligo y me moví arriba, lamiendo
mi camino por encima de su abdomen, que se estremeció y apretó debajo
de mí, y directo a lo largo de su esternón hasta que llegué a la base de su
cuello. Entonces hundí mis dientes en su garganta, chupando la suavidad
de su carne, inhalando el aroma que era puramente él, deleitándome en
su gemido mientras vibraba contra mis dientes.
Movió su cara hacia un lado para mirarme, y esa mirada en sus ojos
verdes, tan llenos de confianza y afecto... Quería atrapar este momento en
mi banco de memoria para siempre. Le acaricié con la punta de mis dedos
a lo largo de cada lado de su cara, memorizando cada detalle, cómo se
sentía, olía, sabía.
Entonces me incliné y suavemente presioné mis labios con los suyos. Tiró
tan lejos de sus esposas como para encontrar mi beso y tratar de ir más
lejos, pero lo detuve, queriendo explorar más por mí misma. Sonriendo, se
recostó en los cojines, observándome.
Pasé unos minutos jugando en su cabello. Él gimió cada vez que mis uñas
rozaron su cuero cabelludo. Entonces presioné tiernos rápidos besos por
cada brazo, decidida a no perder un solo lunar o peca. Y lo que mi boca se
perdía, mis dedos siguieron adelante detrás para engullir.

—Cristo —murmuró, cerrando los ojos e inclinando su cabeza hacia atrás


mientras disfrutaba mis atenciones—. Eso se siente bien.

Con una sonrisa, esparcí un poco de amor en su pecho y abajo de su


estómago. Contuvo el aliento cuando llegué a la V en la base de su
abdomen. Le sonreí y soltó la respiración que acababa de tomar para
hacerme saber que lo estaba torturando.
Manteniendo el contacto visual, deslicé mis dedos alrededor de la base de
su polla y la levantaba de su estómago, luego me incliné para tomar la
cabeza entre mis labios. Vi sus ojos dilatarse mientras el sabor salado
golpeaba mi lengua.
34

Parte II

—Santa... —intentó decir y se rindió una gota de sudor cayó por su sien.

Sin dejar de mirarlo a la cara, lo succioné más hasta que tocó la parte
posterior de mi garganta. Sus labios se abrieron pero parecía no poder
hacer más que respirar mientras lo metía unos centímetros más. Aunque
no podía meterlo todo, eso no me detuvo de sacarlo y meterlo de nuevo.

—Dios —jadeó, sus ojos fijos en los míos para ocasionalmente mirar mis
labios aún envueltos alrededor suyo, y regresar a mis ojos otra vez.
Acaricié sus bolas unos segundos y su escroto se endureció bajo mi tierno
cuidado cariñoso. Se acercaba. Pero no quería que terminara en mi boca.
Cuando lo saqué, gruñó pero no discutió. Solo miró, sus ojos acalorándose
mientras yo tomaba la caja de condones, que estaba más de la mitad vacía
hasta este momento.

—Eres tan hermosa —murmuró mientras rodaba el profiláctico por su


masiva longitud. Sabía que lo decía en serio porque él no tenía idea d que
yo podía entender cada palabra que decía.

En lugar de verlo de frente, me giré de espaldas a él mientras montaba su


regazo. Tarareó en aprobación e intentó elevar su regazo antes de que
estuviera lista. Así que puse una mano en su cadera, para mantenerlo en
la cama, y me giré con una sonrisa de advertencia mientras movía mis
dedos hacia él.

—Está bien —me dijo, respirando rápido mientras otra gota de sudor
bajaba—. Me comportaré, lo juro. Pero, joder, me encanta este juego. Me
reí, encantada.

Luego lo agarré y me posicioné sobre él para que pudiera frotar la


entrada de mi ano.

—Ay, tienes que estar jugando. —Su voz era alta y sorprendida y con un
montón de lujuria —. Es demasiado bueno para ser real. Pero en el último
segundo, lo miré, le guiñé y los moví hacia mi vagina.
—Maldita sea, pequeña bromista... —Pero la palabra bromista salió como
un gruñido porque fue cuando me senté en él, empalándome
completamente—. Mierda. Bien. Eso tampoco está tan mal. Joder.

Dejé caer mi cabeza hacia atrás y me reí mientras lo montaba. Maldijo un


poco más, y yo empecé a dejar salir cosas en español porque simplemente
no pude evitarlo. Cuando mi matriz se empezó a contraer, sacándome un
intenso orgasmo, él gritó su propia liberación y empujó sus caderas hacia
arriba. Tan pronto como terminamos, me bajé de él y me hice cargo del
condón por él.

—Gracias —murmuró, mirándome como si tuviera un millón de dólares o


algo. Luego me recosté a su lado y descansé mi cabeza en su hombro para
poder mirarlo a los ojos.

Ninguno se movió para quitarle las esposas, todavía. Creo que a los dos
nos gustaba estar así. Sus pestañas se movieron, diciéndome que se
estaba poniendo soñoliento.
Le sonreí y acaricié su barbilla, y sus labios al tiempo.

—Tú todavía no lo sabes —me dijo, con la voz de sueño—. Pero voy a
conservarte. Vamos a hacer que funcione, con barrera de idioma o no.
Porque nunca nada ha sido así de asombroso.

Sus ojos verdes estaban tan llenos de tanta sinceridad, que tuve que
cerrar los míos y presionar mi cara a un lado de su cuello.

—Te amo —le dije, avergonzada y culpable de que no se lo pudiera decir


en inglés, que no le pudiera confesar nada.

No me merecía a este maravilloso y asombroso hombre. Todo lo que tenía


con él se basaba en una mentira mía y él se merecía más, mucho más que
eso.

—Ya no puedo hacer esto —admití, porque ya no podía seguir haciendo


esto. Acababa de cerrar los ojos mientras me alejaba, necesitaba irme,
necesitaba escapar antes de estallar en lágrimas. Detrás de mí,
murmuró—: ¿Qué haces? ¿Qué pasa? —Tan rápido como me puse las
bragas y agarré el sostén. No podía mirarlo, no podía decir nada. Así que
me apresuré a escapar. Intentó hacer que me quedara, incluso salió con la
peor pronunciación de las palabras sentarse y quedarse conocidas por el
hombre.

— ¡No! No te vayas. Por favor. Lo siento. No sé qué hice mal, pero lo


siento. Mierda. — murmuró, como si estuviera arruinándolo todo y no
supiera cómo componerlo—. ¿Cómo se dice lo siento en español?

Le dije, no es que supiera él lo que yo estaba haciendo. Solo siguió


rogándome, siguió intentando hacer que me quedara, lo que solo me hacía
sentir peor por cada mentira que le dije y me hizo más determinada a
irme.

Conteniendo las lágrimas, finalmente me detuve en la puerta y lo miré.


Parpadeó como si estuviera sorprendido de verme llorar. Luego susurró
mi nombre... El erróneo, y dije—: Lo siento tanto pero tengo que hacer
esto. —En español antes de dirigirme a la escalera y subir por los
escalones.

Una vez afuera en el aire frío, troté a mi auto, a unas calles, donde lo había
dejado el día anterior. Lágrimas nublaron mi visión mientras encendí el
motor, pero seguí adelante.
Llegué a casa antes de que me diera cuenta—mierda—no podía
simplemente dejarlo ahí esposado en su cama. Así que busqué mi teléfono
en mi bolsa y lo llamé.
Sabía que no podría responderme, pero imaginé que “Sticks” podría
intentar entrar en contacto con él, y llegar a su apartamento para echarle
un ojo, para asegurarse de que su padre no lo había matado o algo. Y
mierda, ahora que lo pensaba, me maldije.
¿Qué demonios estaba pensando dejándolo atrapado en un punto cuando
su loco padre seguía cerca? ¿Qué si su viejo lo encontraba así, y lo
lastimaba? Dejé su apartamento completamente sin seguro.
Estaba a punto de colgar y entrar en mi habitación para cambiarme por la
ropa de Sticks cuando Asher realmente contestó, sorprendiéndome
demasiado.

—Qué onda, hombre —respondió, sonando completamente sin aliento y


casual, como si no estuviera atrapado desnudo en su cama—. ¿Qué pasó?
Bien, tal vez ya se había liberado.
—No mucho. —Mi voz sonaba rígida. Mis propios oídos. No estaba segura
de cómo hacía esto, por qué seguía jugando como dos personas
diferentes.
Solo quería quitarme la máscara, y aun así las consecuencias de mis actos
eran demasiado grandes para afrontarse. Me iba a odiar tanto.

—Yo... —tuve que hacer una pausa y aclararme la garganta—. Tenía


mucha hambre y pensé que la pizza sonaba bien para almorzar. ¿Quieres
venir?

—Claro —respondió, aún sin mencionar su predicamento, pero sabía que


iba a tener que decirme... pronto... si seguía atrapado, de todas formas.

—Genial —dije—. Voy a recogerte en un rayo, entonces.

—Suena bien. Pero, eh, pregunta rápida primero. Genial. Aquí viene.

—Ajá —murmuré, esperando por lo que acababa de pasar. Pero luego de


dudar ligeramente, todo lo que dijo, fue—: No tendrás... llaves de esposas,
¿o sí?

—Eh... —Demonios, no estaba lista para esa pregunta, y era


probablemente la más lógica de ser preguntada. Pero no tenía las llaves.
No sabía siquiera donde podrían estar.

—No importa —dijo de pronto—. Sé que tengo unas por aquí. En algún
lado. ¿Puedes solo... venir y ayudarme?

—Claro. Estaré ahí en menos de veinte.

Colgué antes de que pudiera decir algo. Y regresé a su casa en quince


minutos, mi máscara, mi torso falso, y calzones de hombre en su lugar.
Cuando me estacioné frente a su apartamento, me maldije otra vez por
dejar abierta la puerta en mi escape. Su padre pudo haber entrado y
herirlo. Un poco asustada de que su padre hubiera llegado antes que yo,
me apresuré a la puerta e inmediatamente grité—: ¿Asher?

—Aquí abajo.
Hubo alivio en mis hombros y bajé los escalones de dos en dos. Logró usar
sus piernas para cubrir su regazo con las sábanas, pero olvidé cuán
expuesto lo había dejado.
Pero... Diablos. El chico era puro arte.

Mi boca se hizo agua mientras recordaba todo lo que hicimos juntos en


esa cama. Excepto la manera cautelosa en que me miraba y el sonrojo en
sus mejillas porque no podía ocultarse de su amigo gay, me trajo de vuelta
a la realidad. Abrió la boca, probablemente para explicar, pero lévate una
mano.

—Ni siquiera voy a preguntar, El aire salió rápido de sus pulmones antes
de que murmurara agradecido—: Gracias,

Asentí.

—Mi pregunta es, ¿dónde crees que estén las llaves?

—Joder, no estoy seguro —murmuró, sonando enojado con sí


mismo—. Pero tiene que estar cerca de la bolsa de regalo que está en la
mesa.

Me apresuré hacia la bolsa de donde habían salido tenía papel saliendo


por arriba. Luego de buscar en el desastre, encontré la caja de las esposas
y, sí, ¡éxito! Las pequeñas llaves estaban dentro. Volteé la caja, así que se
deslizaron en mi Palma.

— ¡Las encontré! —Gracias a Dios —gimió mientras me giraba hacia él.

Pero cuando lo miré, esa mirada sospechosa cruzó su rostro. Sus ojos ya
no estaban llenos de confianza y calor. Era la cachetada para regresar a la
realidad que necesitaba.

—Solo tomará un segundo –prometí mientras me apresuraba de rodillas


en la sábana al lado de sus brazos estirados y metía la llave en la
cerradura. Luego de un giro pequeño y un clic, se encontraba libre y
bajando los brazos, agarrando más sábana para cubrirse mientras se
alejaba de mí.
Me alejé de la cama para darle espacio. Luego miré que cerraba los ojos y
se concentraba en respirar antes de sobarse las muñecas. Cuando me di
cuenta de que la piel estaba irritada, me acerqué.

— ¡Oh, Dios mío! Estás herido.

Pero levantó una mano, calmándome.

—Estoy bien —espetó. No estaba tan bien. Se veía vencido y perdido.

—¿Entonces...? —pregunté, insegura de qué quería que hiciera hora.


Insegura de qué debería hacer.

Moví la pierna, intentando calmarme y fallando. Suspiró y negó con la


cabeza, sin hacer contacto visual.

—Tenías razón. No debí enredarme con Elisa.

Mi boca se abrió. No creí que me lo confesará, y por un momento, no supe


qué decir. Luego levantó la cara; se veía tan culpable y arrepentido, que
mi propia culpa y necesidad de decir que lo sentía estaba en mi garganta.
Me encogí de un hombro.

—Bueno, supongo que ahora lo sabes.

Y tal vez ahora se quedaría alejado de “Elisa” para bien, aunque la sola
idea me hizo querer llorar por dentro. Agitó la cabeza, frunciendo el ceño.

— ¿Es todo lo que tienes qué decir?

Lo miré, insegura de qué más podría decir, a menos que escupiera una
gran confesión. Lo que, claro, no hice, Agitó la cabeza, obviamente
confundido.

— ¿No estás molesto de que fuera a tus espaldas y estuviera con ella de
todas formas?

Exhalando un suspiro largo y cansado, agité la cabeza,


—No —dije honestamente. Estoy, de hecho, muy muy contento de que
hubiera ido contigo, de todas formas.

Nuestras dos noches juntos iban a ser unos de los mejores recuerdos que
tuviera—. O sea, como dije, eres por quién me preocupaba desde el inicio.
Si querías seguir con eso y tomar tus oportunidades de todas formas, es...
—Insegura de cómo decirlo o siguiera si debía decirlo, murmuré—:
Además, tengo el presentimiento de que no... La molestaste.

— Cuando sus cejas se vieron confundidas, estiré una mano—. Digo,


puedo imaginarte intentando detenerte y ella... Solo quería más.

Me miró, reusándose a hablar de ello. Honrada de que no me convirtiera


en una charla de vestidores, incluso después de lo que le había hecho,
también miré a otro lado.
Mozart seguía en su jaula, inclinando la cabeza a un lado, estudiándome.
Me preguntaba si sabía que yo era la misma persona de anoche o no.

—Si no quieres comer ahora, está bien —dije, esperando que se negara.
Necesitaba un par de horas lejos para regresar mi cabeza al juego. Pero
dijo—: No. Vamos. Necesito salir de aquí un par de horas. Supongo que
también para aclararse la cabeza.

Quería dejar su mente en paz más que la mía, así que lo llevé a la pizzería
más cercana porque justo entonces, haría lo que fuera por él. Ambos
comimos en silencio perdidos en nuestros pensamientos.
No habló de lo que pensaba o de lo que planeaba con “Elisa”, por lo que
estuve agradecida. Cuando lo dejé de nuevo en su casa, me dio las gracias
y salió del auto.
Luego me dijo que era un verdadero amigo. Me sentí perdido luego de
eso. Ya no podía seguirlo haciendo. No podía seguir manteniendo este
secreto, no podía mentir, no podía llevar una doble vida.
Necesitaba saberlo él, y lo necesitaba más que yo mantenerlo oculto. Iba a
doler cuando me echara de su vida, pero iba a tener que lidiar con ello.
Solo realmente, realmente no quería estar ahí cuando se entrará de la
verdad aunque era mejor que lo escuchara por mí.
Mañana, me prometí. Lo llamaría en la mañana, y le diría todo.
35

Parte I

Asher

Todavía me sentía sin energía y listo para meterme de nuevo en la cama


para hibernar durante el resto del invierno cuando llegué a Forbidden esa
noche.

Tenía muchas ganas de saltar mi turno y encontrar a Elisa. Me detendría


en su lugar de trabajo, pero no preguntaría por ella esta vez, no queriendo
parecer un acosador total. Pero eso era el único lugar que conocía para
encontrarla.

Probablemente tendría que esperar un par de días antes de volver de


nuevo. Maldición. Bostecé mientras pasaba a través de las puertas
delanteras y saludando con la cabeza a Harper, me pregunté si podría tal
vez jugar la carta del hermano con Pick y salir solo por esta noche, pero
entonces me acordé de que Mason ya estaría ausente.
Enterró a su madre hace apenas dos días, además de que tenía que
trasladar a su hermana menor a su apartamento. Así que, ya estábamos
escasos de personal.

Desanimado porque nada desde el momento en que Elisa se arrastró


fuera de mi cama esta mañana había ido a mi manera, volví a bostezar.

—Santa Mierda —explotó Ten, apareciendo en frente de mí, justo en mi


cara, así que tuve que detenerme para evitar chocar con él—. La estrella
de rock finalmente consiguió tener sexo, ¿eh?
Se trata de tiempo de mierda, mi hombre. —Golpeó mi hombro en
felicitaciones, haciéndome fruncir el ceño porque odiaba la forma en que
siempre jodidamente sabía cuándo había estado con una mujer. Empecé a
mover alrededor de su culo molesto hasta que dijo—: No creí que alguna
vez averiguarías que nuestra pequeña chica baterista era tu chica con la
camiseta de Incubus. O esperar, ¿por fin le crecieron un par y solo
confesó?
Haciendo una pausa, parpadeé hacia él, tratando de darle sentido a lo que
malditamente acabó de decir. Por último, sacudí la cabeza.

— ¿Qué?

— ¿Qué? —dijo Ten de vuelta como si estuviera confundido por mi


confusión.

—Jesús —murmuré—. Lo juro, sólo tienes sentido como un cinco por


ciento de las veces. ¿Por qué estás hablando de la chica con la camiseta de
Incubus? ¿Y quién diablos es esa pequeña chica baterista?

Los ojos de Ten brillaron.

—Ahh, mierda. No te acostaste con baterista anoche, ¿verdad? — Luego


en realidad parecía ofendido mientras exigía—: ¿Entonces a quién diablos
follaste?

—No es de tu incumbencia —gruñí—. Ahora explícate.

—Oh, ya sabes. —Ten se encogió de hombros y empezó a alejarse—. No


es nada. Sólo ignorarme. Pero agarré un puñado de su camisa y lo arrastré
de vuelta hacia mí.

—No lo creo, hijo de puta. Explícate. Él suspiró y se frotó la cara.

—Jesús, no puedo creer que todavía sea demasiada gallina para solo
decirte.

—Ten —advertí.

—Bueno, está bien —se quejó—. No es que si se pudiera mantener un


secreto para siempre. Ese baterista en tu banda…

Parpadeé, muy confundido ahora.

— ¿Remy? ¿Qué pasa con él?

—No él —dijo Ten—. Ella.


Entrecerré los ojos, sin entenderlo.

— ¿Eh?

—Cristo en una muleta. —Lanzando un suspiro de disgusto, Ten negó con


la cabeza y miró hacia el techo. Entonces me dijo—: Tu amigo gay Remy
no es en realidad un chico gay en absoluto.
De hecho, ni siquiera es un hombre. Es realmente una ella, con tetas y
todo el otro equipo con el que vienen las chicas.

Inmediatamente abrí la boca para decir mentira, pero las palabras no


vinieron. Mi mente gira, recordando todas las veces que pensé que Remy
poseyó una forma femenina en él, todas las veces que me animó a
"hablar", y Jesús, el momento en que me confesó que llevaba una máscara.
Mierda.

Todos estos extraños pedazos pequeños comenzaron a alinearse en su


lugar hasta que de repente tenía sentido. Pero todavía no estaba listo para
comprometerme por completo a la idea.
Remy no podría ser una chica. Simplemente... no podía. Con el ceño
fruncido, todavía trataba de darle sentido a la declaración de Ten cuando
vino y lanzó otra bomba en mí.

—Y no sólo es una ella, sino que también es la chica de la camiseta de


Incubus, sobre la que escribiste esa canción.

Esa me hizo negar con la cabeza, al instante negándome a aceptarlo. Pero


luego tuve que preguntar—: Si... si Remy realmente es una chica, ¿qué
diablos te hace pensar que ella es la chica de la camiseta de Incubus?

—Porque la noche cantó en el karaoke, la cantó en el escenario con su


amiga, Jodi. Y conocí a Jodi entonces, así que le pregunté acerca de su
amiga por ti inmediatamente después de su pequeño dúo esa noche, pero
todo lo que Jodi me decía era que el nombre de su amiga era Remy.

Seguí agitando mi cabeza de un lado a otro, porque realmente ni siquiera


deseé considerar esto. ¿Pero en realidad era la pelirroja en el escenario
con mi chica de la camiseta de Incubus la compañera de cuarto de Jodi?
Supongo que podría haberlo sido. No le había prestado mucha atención a
la pelirroja. Demonios, no podía recordar incluso claramente recordar
como la chica sobre la que escribí la canción lucía.

—… Así que cuando Remy, tu baterista, apareció aquí con Jodi en su


brazo, puse dos y dos juntos y bam, lo averigüé todo por mí mismo. Y
ayudó que ella admitió lo que era cuando le pregunté, por lo que ¡ha!
Bastante hábilmente impresionante, ¿no?

¿Impresionante? Impresionante no era exactamente la palabra que usaría.

—Estás jodidamente muerto, es lo que eres —gruñí justo antes de lanzar


mi brazo hacia atrás y conectarlo en su cara.

—Mierda —gritó al contacto, apretando sus ojos y moviéndose lejos de


mí—. ¿Qué demonios, hombre?

— ¿Qué demonios de vuelta a ti —rugí, avanzando hacia él para poder


agarrar la parte delantera de su camisa y golpearlo de nuevo.

Pero de repente muchas personas estaban allí, Quinn me arrastró hacia


atrás, lejos del bastardo que quería matar y Noel ayudó a Ten a
permanecer en posición vertical.

— ¿Cómo pudiste no decirme nada en estos pasados meses la primera vez


que te aprendiste su nombre? —Exigí, luchando contra Quinn para poder
volver a Ten—. Sabías cuánto tiempo pasé buscándola. Sabías lo mucho
que hubiera dado sólo por saber su nombre.

Ten solamente hizo una mueca mientras se limpiaba la cara y negaba con
la cabeza.

—Sí, bueno... la venganza es una perra, ¿no?

— ¿Qué? —No tenía ni idea de lo que estaba hablando.

—Caroline —dijo entre dientes—. Sabías lo que estaba haciendo cuando


entraba a escondidas en mi habitación sin saber que era ella. Y no me
dijiste nada. Solo me dejaste seguir inconscientemente traicionando a mi
mejor amigo en la tierra. Bueno, vete a la mierda. Tienes lo que te
mereces.

Mi boca se abrió mientras conmoción se esparcía a través de mí. No tenía


idea que Ten guardaba rencor por ello. Durante todo este tiempo, pensé
que éramos amigos que bromeaban, pero ahora…

— ¿Qué en nombre de Dios está pasando aquí? —Pick salió apresurado de


la sala de atrás, seguido por Knox, quien debió haberlo seguido.

Liberándome de Quinn porque ya no sentía el impulso de golpear la cara


de Ten, esnifé e hice un gesto hacia el bastardo pinchando su ojo rojo

— Pregúntale. Obviamente, él sabe más de lo que está pasando en mi vida


que yo.

— ¿Ten? —dijo Pick, girándose hacia él.

Mientras Ten murmuraba algo en respuesta, pasé mis manos sobre mi


boca porque todavía no podía creer lo que acababa de enterarme. Empecé
a alejándome, pero Pick agarró mi brazo.

—Oye. ¿Dónde vas?

Negué con la cabeza, no muy seguro de mí mismo. Sólo sabía que


necesitaba respuestas, y sólo una persona podía dármelas—. Solo…
necesito irme. Asintió, demasiada comprensión y preocupación en sus
ojos.

—Bueno. Lo que sea que necesites. ¿Todo bien?

—No —gruñí y pasé mis manos por mi cabello.

—No lo sé. Sólo necesito irme. Necesito respuestas.

Pick me despidió con la mano. Envié una última mirada hacia Ten,
conmocionado y herido que no le presté atención todo este tiempo. Luego
me fui.
No llamé a Remy. No estaba seguro de si podía hablar con él ella en este
momento y escucharlo mentirme un segundo más. En su lugar, llamé a
Gally y lo engatusé para obtener el número de Jodi con la promesa de que
no iba a tener sexo con ella. Ella respondió a la segunda llamada.

—Hola, ¿quién es? Solté un suspiro.

—Hola, Jodi. Es Asher. Acabo de intentar ubicar a Remy porque tengo


algunas cosas que darle, pero no contesta. ¿Cuál es tu dirección otra vez?

—Um... oh... Bueno, Remy no está aquí ahora.

—Está bien —aseguré—. Sólo puedo dejártelo a si estás en casa, y tú


puedes dárselo cuando llegue allí.

— ¡Oh! Bueno, seguro. —De repente sonaba aliviada y entrecerré los ojos
porque sabía que me estaba mintiendo —. En ese caso... —Mientras decía
su dirección, me subí a mi motocicleta.

—Gracias. Estaré ahí en un rato —le dije antes de cortar la línea y


comenzar mi paseo.

Llegué al apartamento de Remy en un tiempo récord. Después de correr


por las escaleras a su apartamento del segundo piso, golpeé la puerta
hasta que su compañera de cuarto respondió. Jodi me dedicó una sonrisa
incómoda mientras asomaba sólo su cabeza al pasillo.

—Hola, sexy. —Entonces sus cejas se arrugaron mientras miraba mis


brazos vacíos donde tenía mis manos enterradas en los bolsillos—. Uh...
¿qué tenías que dejarle a Remy?

—Nada —contesté—. Mentí. —Luego saqué una mano del bolsillo para
empujar su puerta, haciéndole saber que iba a entrar.

Ella no trató de detenerme, pero se tambaleó hacia atrás, dejándome solo


interrumpir dentro mientras me miraba boquiabierto con los ojos muy
abiertos.

—Oh, um... ¿qué?


— ¿En realidad ella no está aquí o mentiste sobre eso también? —
pregunté. Su boca se abrió. Entonces susurró—: Mierda. Lo sabes.

—Sí. —Asentí lentamente, mirando alrededor del lugar buscando signos


de que el baterista que llegué a conocer realmente residía aquí.

Pero lucía como una típica sala de estar en la que cualquiera podría vivir.
Así que me dirigí a un pasillo cercano y comencé por la primera puerta
medio abierta que vi.

—Um... ¿Qué haces? —preguntó Jodi, corriendo detrás de mí y tratando


de mantener el ritmo.

No estaba seguro. Nunca allané el apartamento de una mujer antes y solo


empecé a buscar. Estaba un poco cegado, la mitad de mi conciencia me
decía que parara y me comportara, la otra mitad necesitaba respuestas.

La primera puerta a la que me asomé era un cuarto de baño, un cuarto de


baño claramente femenino con productos para el cabello y joyas y todo
tipo de mierda femenina salpicaba todo el mostrador, aunque divisé el
desodorante en aerosol que tomé prestado de Remy cuando
permanecimos juntos en Chicago.

Mierda. Chicago. Hicimos un montón de unión en esa habitación de hotel.


Y todo el tiempo nunca consideró que era prudente decirme que no era
un hombre. Me moví hacia la siguiente puerta y metí la mano para
encender la luz.

El aliento se quedó atrapado en mis pulmones cuando me di cuenta que


ésta era sin duda la habitación de él ella. Decorada en brillante magenta,
azul eléctrico y verde lima, carteles de rock y bateristas fueron salpicados
diagonalmente por todas las paredes.
Carteles de Neil Peart, carteles que decían "Mantén la calma y toca la
batería”, carteles que decían "Sé fiel a tus sueños" con un par de baquetas
en ellas, imágenes de bandas como Metallica, Iron Maiden, Alice in
Chains... Incubus.
Este cuarto era tan Remy. Y sin embargo, la habitación era de una chica.
Tragué cuando vi un sujetador de encaje blanco en el suelo a los pies de
su cama. Jesús, en realidad era una mujer.

Y fue entonces cuando lo vi. Una máscara de látex colgando del estribo de
la cama. Una máscara con la cara de Sticks en ella. Lo agarré y de
inmediato estornudé. Pero en lugar de arrojarla a un lado, coloqué mis
dedos alrededor de ella, sosteniéndola con fuerza.
En la puerta, Jodi había conseguido su teléfono y estaba escribiendo un
texto. Esnifé y sacudí la cabeza.

—No —dije—. Oh, no, no lo hagas. No tuve ninguna clara advertencia


acerca de esto, así que tampoco la tendrá ella.

Jodi culpablemente dejó caer el teléfono a su lado.

—Ella nunca quiso…— empezó, pero levanté una mano, deteniéndola.

—No quiero oírlo de ti. Quiero que Remy explique... todo. La


preocupación iluminó su rostro mientras se mordía el labio.

— ¿Qué vas a hacer?

Con una risa áspera, negué con la cabeza.

—No tengo idea.

Mi mente no paraba de girar.

No pensaba que estaba enojado con exactitud. Bueno, algo cabreado, pero
en su mayoría sólo confundido. No podía entender por qué... ¿por qué iba
a pretender ser un hombre? No tenía ningún sentido. ¿Y por qué no sintió
que podía decirme?
Pensé que Sticks y yo nos habíamos acercado tanto que él – ella podía
confiar en mí como yo confié… Oh, demonios. De repente me acordé de
toda la mierda que le conté desde que nos conocimos. La mayor parte era
probablemente cosas que no le habría admitido a una mujer, como lo
mucho que me encanta comer un coño y, ¡oh, Jesús! La traté como si fuera
uno de mis amigos, llamándola hijo de puta y perdedor, y gilipollas.
Santa madre, nunca llamaría a una mujer por cualquiera de esos nombres.
Y entonces me acordé de hablarle sobre la chica de la camiseta de
Incubus. Mi cabeza en realidad se sacudió por todo el lugar con eso.

¡Hablé con ella acerca de ella! ¿Por qué no había dicho nada? Sabía cómo
reaccionaba a la chica de la camisera de Incubus, cómo la busqué durante
meses. O espera. ¿Supo cómo la busqué? Tal vez no mencioné esa parte.
Sólo traté de expresar lo mucho que quería que terminara toda esta dura
experiencia, así que tal vez la hice sentir como si no pudiera decirme
porque le hice creer que no quería tener nada que ver con ella como una
mujer.
Pero nada de eso explicaba por qué se fue de incógnito como un hombre
en primer lugar. Al final del pasillo, la puerta del apartamento se abrió y
alguien dijo—: Hola, prostituta. Estoy en casa y traigo comida. Helado de
chocolate doble con caramelo.
Me ayudarás mucho a comer esto.
35

Parte II

Solté un suspiro. Esa definitivamente era la voz de Remy.

Todas mis preguntas estaban a punto de ser contestadas. Jodi y yo


silenciosamente nos observamos mutuamente mientras escuchábamos
los pasos moverse hacia la cocina, probablemente para dejar el helado.
Luego Remy llamó—: ¿Jodi? ¿Hola? ¿Estás en casa?

—Eh… sí. —Jodi me lanzó una mirada cautelosa como si creyera que le
iba a cortar la garganta o algo si respondía mal—. En tu habitación, puta.

— ¿Qué estás haciendo en mi habitación? No importa. Estoy feliz de que


estés aquí. Necesitas ayudarme a encontrar una manera de decirle a
Asher… Dobló en la esquina para entrar en la habitación y jadeó cuando
me vio, patinando hasta detenerse y se apretó el pecho.

No tenía idea de lo que había estado esperando, quizás que estaría vestida
como Sticks con la máscara puesta, a pesar de que yo sostenía la jodida
máscara en la mano.
Pero la última cosa que esperé ver fue a… Elisa. Mi boca cayó abierta ante
la sorpresa, mi mandíbula se tensó, pero ninguna palabra salió. Sus ojos
ensanchados con una mirada de pánico se movieron hacia Jodi, luego de
regreso a mí. Cuando su atención cayó en la máscara que apretaba en mi
mano, se giró de nuevo hacia su compañera de cuarto.

—Ya lo sabe —susurró Jodi con una mueca de simpatía. Remy, Elisa o
quienquiera que fuese, se giró de regreso hacia mí.

—Asher… —comenzó en voz baja, sus ojos se arrugaron con disculpa a la


vez que daba un paso hacia mí.

Me tambaleé hacia atrás y levanté una mano, rechazándola, intentando


entender lo que estaba sucediendo. Pero, mierda, joder, demonios y
maldición. Esto cambiaba todo. Cuando simplemente había sido una chica,
disfrazándose de hombre, eso era una cosa. No había estado tan
terriblemente enojado entonces. Pero engañándome como Elisa también,
embaucándome hasta que me llevó a la cama con ella…

— ¿Qué jodidos demonios está pasando? —demandé—. Voy al trabajo


esta noche y me entero que no solo eres una chica, sino LA chica a la que
le escribí una canción y había estado buscando durante meses.
Y ahora veo que entras en esta habitación, ¿y eres Elisa también?
¿Realmente quién demonios eres?

Oh, Dios, no me había dado cuenta hasta ese momento, honestamente no


sabía su verdadero nombre.

—Yo… Yo soy Remy —respondió en voz baja.

Entrecerré los ojos, silenciosamente ordenándole que no me jodiera


ahora. Levantó ambas manos.

—Lo juro. Mi nombre completo es Remy Elisa Curran. Elisa es mi segundo


nombre, pero solo mi tío en el restaurante me llama así.

—Y aparentemente entiendes inglés perfectamente bien —me burlé.

Luego me di cuenta. Joder, entendía el inglés. Entendió todo lo que le dije


cuando estuvimos juntos, las cosas que nunca le hubiese admitido a una
chica a la que acababa de conocer.
Cristo, cómo las mentiras se iban amontonando. Pasé mis dedos por mi
cabello, tirando de mi cuero cabelludo, intentando calmarme, pero
simplemente… esto me dejó alucinado.

Ella extendió una mano hacia mí, con preocupación atada a sus facciones.

— ¿Necesitas sentarte?

Le lancé una mirada matadora.

—No, no necesito sentarme, joder. Necesito una jodida explicación. ¿Por


qué?
—Yo solo… —Sus pestañas parpadearon rápidamente, y podía ver las
lágrimas inundar sus ojos. Luego se abrazó a sí misma y admitió—: Solo
quería una oportunidad de estar en la banda.

Sacudí la cabeza, confundido y no esperando esa respuesta en absoluto.

— ¿Qué?

—NonCastrato —dijo—. Fui a la audición por el lugar de baterista como


yo misma… pero ese bastardo de Galloway ni siquiera me dejó tocar una
canción con ustedes.

Mi boca cayó abierta.

— ¿Chica roquera Punk? —susurré con horror. ¿Ella era la chica roquera
punk, también?—. ¿Esa eras tú? Cuando asintió, tiré mis brazos al aire y
resoplé. Pero por supuesto. Era simplemente mi suerte que la mayor
mentirosa en el planeta terminara siendo las tres mujeres por la que
había estado soñando y fantaseando últimamente.
Jodidamente perfecto.

— ¿Qué pasó con la peluca de Tina Turner? —demandé. Ella se encogió de


hombros y lucía un poco enferma.

—Nada. Simplemente pensé que se veía genial para el papel.

¿El papel? Sí, definitivamente había estado interpretando un papel…


durante todo el jodido mes.

— ¿Cuántas identidades secretas tienes?

Sacudió la cabeza y bajó el rostro.

—Esas son todas. —Cuando yo resoplé, levantó la mirada, frunciendo el


ceño—. ¡De verdad!

—Como sea. —Rodé los ojos y pasé mis manos por mi cabello, intentando
enderezar todo en mi confusa cabeza—. Entonces, inventaste a “Sticks”, el
baterista gay, para entrar en la banda… —Me detuve abruptamente para
hacer una mueca porque de repente entendí que Sticks no existía.
Todas las rondas de Call of Duty que jugamos, las bromas, el escribir
canciones juntos, toda la mierda con la que me ayudó y las veces que me
cubrió las espaldas.
Recordé la noche en Chicago cuando él —ella— había estado listo para
defenderme con nada más que un gas pimienta y un silbato, y una flecha
de dolor me atravesó. Sticks, mi amigo, se había ido para siempre.
Y por qué demonios no se me había ocurrido que el gas pimienta y un
silbato eran los clásicos preventivos de violación, una protección
femenina. Era un jodido idiota.

¿Cuántas veces debió haberse reído de mí por despistado e idiota?


Entrecerré los ojos cuando dijo—: En realidad no fue mi intención de
unirme a la banda. Simplemente estaba tan enojada de que ustedes no me
escucharan; planeé quitarme la máscara después y decirles, ja, una mujer
puede tocar la batería tan bien como un hombre.
Pero luego tú fuiste y me invitaste a tocar con ustedes ese viernes. Nunca
había tocado en frente de una audiencia antes. Quería saber cómo se
sentía. Y luego esa misma noche, obtuvimos el concierto en Chicago y
sonabas tan emocionado, no podía defraudarte y decirte que era una
chica entonces.
¿Qué tal si Gally me hubiese echado y nunca hubiesen ido a Chicago?

—Ah, así que, ¿todo esto fue para ayudarme? —gruñí.

Ella se sonrojó y dejó escapar un pequeño suspiro.

—Por supuesto que no. Pero sí contribuyó al por qué no te dije de


inmediato, hasta que pasé del punto donde podía decirte sin causar un
gran calvario, y luego simplemente estaba demasiada asustada… porque
sabía que reaccionarías de esta manera.

¿De esta manera? Así que pensaba que exageraba, ¿eh? Rodé los ojos.
Genial.

— ¿Dónde encaja la chica de la camiseta de Incubus en todo esto? —Tenía


que saber. Ella parpadeó, confundida.
—No encaja.

Cuando solo levanté una ceja, diciéndole que lo intentara de nuevo, ella
apretó los dientes y gruñó—: Ni siquiera sabía que esa canción existía
hasta después que me uní a la banda, y Ten me dijera sobre eso.

Gruñí. Maldita sea Ten.

— ¿Pero sabías que se trataba de ti?

Ella se encogió.

—Después de que leí la letra, sabía que era una clara posibilidad de que
yo fuera esa chica, sí.

—Jodidamente increíble.

Pasé mis manos por mi rostro y me tuve que voltear porque era
demasiado difícil mirarla y no ver a Elisa, no recordar cada detalle de todo
lo que habíamos hecho en la cama.

—Puedo dar fe de esa parte —habló Jodi—. Realmente no tenía idea de


que era la chica en tu canción hasta… Me giré para mirarla, rápidamente
callándola.

—Sabes… —Apuntó con su dedo pulgar por encima de su hombro a


medida que retrocedía hacia la puerta—. Voy a dejarlos a los dos solos
para que discutan esto. —Y salió disparada de la habitación.

Miré a Remy, quién parecía haberse encogido aún más en sí misma como
si esperara que físicamente la atacara. Había estado dentro de esta mujer,
la había visto desnuda, tocado, saboreado, tenido el mejor sexo de mi vida
con ella. Había soñado con algún tipo de futuro con ella y en realidad
pensé que habíamos comenzado algo grande. Pero todo había sido una
mentira.

No estaba seguro si le compraba su historia sobre la chica de la camiseta


de Incubus, pero me di cuenta que se iba a apegar a su cuento, así que
dirigí la cuestión hacia el asunto que significaba más para mí… y dolía más
preguntar.

— ¿Y Elisa? —susurré.

Lágrimas llenaron sus ojos mientras sacudía la cabeza.

—Se suponía que nunca la conocerías. No se suponía que regresaras a la


habitación del hotel por tu billetera y la descubrieras en la ducha. No se
suponía que fueras a Castañedas y la vieras en su trabajo. Y se suponía
que nunca la llevarías a casa contigo. Te lo dije, demonios, ¿sí o no que te
advertí que te mantuvieras alejado de ella?

Resoplé y sacudí la cabeza.

—Un poco hipócrita de tu parte, ¿no crees?, ya que tú eres ella.


¿Por qué demonios no te alejaste cuando te besé por primera vez?

Su boca cayó abierta ante la sorpresa como si eso fuera la pregunta más
ridícula que alguien alguna vez la había hecho.

— ¡¿Te has visto en un espejo?! —gritó—. Eres increíblemente


asombroso. Ninguna mujer heterosexual en su sano juicio si quiera podría
remotamente resistirse a todo eso.

Cuando ondeó una mano para abarcarme desde la cabeza hasta los pies,
siseé una risa áspera.

—Cierto.

—Lo digo en serio. —Su rostro palideció a la vez que me observaba, como
si entonces supiera que no importaba lo que me dijera, todo entre
nosotros se había terminado—. Lo último que quería hacer era
enamorarme de ti.
Demonios, después de que un cantante principal de mierda de una banda
aplastara mi fe en los hombres por completo, esperaba despreciarte
totalmente. Pero luego te llegué a conocer, y yo… bueno, es un testamento
de lo increíble que eres por romper el estereotipo en el que te había
puesto, y en realidad hiciste que me gustaras.
—Bueno, realmente debe apestar ser tú, porque en este momento, en
cambio yo no soy muy fan tuyo. Jesús, en realidad ni siquiera sé una
maldita cosa sobre ti. Eres una completa jodida extraña para mí.

—Asher —susurró, presionando su puño en su pecho mientras un par de


lágrimas se deslizaban por su mejilla.

Odiaba verla llorar, pero la opresión en mi propio pecho hacía imposible


para mí ir hacia ella e intentar consolarla. Estaba rompiendo mi jodido
corazón aquí.

—Sí me conoces —rogó—. Sabes todo lo que hay que saber sobre mí.
Todo lo que te dije cuando era Sticks, esa era todo yo.

—Excepto que realmente no eres un hombre, realmente no eres gay, y ah


sí… entiendes el inglés perfectamente. Cristo. —Me agarré el cabello—.
¿Cuántas veces te reíste de mí porque era tan estúpido como para
descubrirlo yo mismo?

—Nunca —juró, sacudiendo la cabeza rotundamente—. Nunca ni una vez


me reí de ti.

—Apuesto a que sí —murmuré—. Te traté como un chico. Te empujaba y


bromeaba, te llamé por nombres a los que nunca llamaría a una mujer.

Remy se abrazó a sí misma.

—No me importaba. Me hacía saber que éramos amigos.

—Sí —murmuré, asintiendo concordando—. Lo éramos. Probablemente


te convertiste en uno de mis amigos más cercanos que jamás tuve. Y tú
simplemente… me quitaste eso. Luego caminaste por esa puerta y me
hiciste saber que Elisa, la única mujer que sacudió mi mundo, no existe
tampoco.

—No. —Negó con la cabeza una vez más—. Ambos todavía existen. Sticks
y Elisa todavía están aquí. —Golpeó sus manos sobre su pecho—. Solo que
son una persona ahora. Solo es Remy.
Esta vez era mi turno de sacudir la cabeza y decir—: No. La única persona
que estoy viendo es una jodida mentirosa. Me di la vuelta para salir
rápidamente por la puerta cuando ella llamó—: ¡Espera! ¿Qué hay de
mañana?

Me detuve y la miré de nuevo, frunciendo el ceño.

— ¿Qué?

—Es viernes. La banda. —Me recordó—. Se supone que toquemos en


Forbidden.

Mierda. Y para colmo, acababa de destruir mi banda, también.

—Ah, tú ya no estás en la banda —anuncié en voz baja.

Devastación encendió su mirada, pero asintió con respeto.

— ¿Y el domingo? Todavía necesitas a alguien para que sea el Dj de la


boda de Pick.

Maldición.

Apreté mis sienes cuando un dolor de cabeza comenzó. ¿Cómo demonios


se había convertido tan esencial en solo unas cortas semanas? No tenía
tiempo para encontrar un nuevo Dj y no confiaba en nadie más para que
trabajara con el sistema de sonido de la forma en que confiaba en Sticks…
alias, ella.

—Si todavía estás dispuesta, Pick te necesita. —Me las arreglé para decir
renuentemente a través de mis dientes apretados, deseando que le
pudiera decir vete a la mierda en cambio. Pero no podía hacerle eso a mi
hermano, quien contaba en que alguien tocaría “Baby Love” para que él
pudiera bailar con Eva.

Ella asintió.

—Por supuesto que todavía lo haré.


Le di mi propio asentimiento de agradecimiento antes de mirarla
fijamente y gruñir—: Simplemente mantente fuera de mi camino y joder
no me hables allí. De hecho, si nunca te veo de nuevo después del
domingo, sería demasiado pronto.

Lágrimas llenaron sus ojos, pero asintió entendiendo y aceptándolo. Sin


ser capaz de quedarme durante un segundo más, me largué de allí,
prácticamente corriendo del edificio hasta que llegué a mi apartamento.

Siseé una maldición cuando me di cuenta que había olvidado cerrar mi


casa con seguro antes de salir del trabajo más temprano… porque había
estado demasiado ocupado con pensamientos de encontrar a Elisa.
Bueno, la había encontrado. Y desearía que no.

Mi teléfono me alertó de un mensaje de texto de Pick, pero no podía


responderlo ahora mismo. Maldiciendo en voz alta, pateé mi pared y
luego golpeé todas las cosas fuera de la mesa de la cocina, una de ellas era
una bolsa de regalo que una vez había contenido las esposas que usé
con…

—Hijo de puta —rugí.

Luego ubiqué mi cuaderno de letras y tenía que lanzar eso al otro lado de
la habitación también. La canción que había escrito con ella de repente se
sentía como una gran broma. Ácido cubrió mi lengua. No podía creer que
ella me había engañado completamente.

Miré con desagrado la caja de Call of Duty encima de la mesa de café y


quería destrozarla con mis propias manos. Agarrándola, lo lancé al otro
lado de la habitación hasta que golpeé la jaula de Mozart, resonando
contra el metal de acero.

—Mierda. Lo siento, Morzart —dije. Pero cuando verifiqué mi mascota,


fruncí el ceño.

Mozart no se encontraba en su jaula. Y la puerta para liberarlo se


encontraba ampliamente abierta.
Parpadeé, sabiendo que no lo había dejado salir. Con todo lo que había
sucedido con Elisa estos últimos días, no había tenido el tiempo de dejarlo
que corriera libre desde probablemente el lunes.

— ¿Mozart? —dije. A pesar de que sabía que él no estaría allí, revisé cada
centímetro de toda su jaula. Luego me giré hacia la cama, su escondite
favorito—. Mozart —lo llamé, poniéndome sobre mis manos y rodillas
para buscar debajo del colchón.

Lo único debajo eran unas pocas nueces almacenadas. Casi destrocé el


lugar, pero lo único que sabía con seguridad después de una hora de
búsqueda era que mi ardilla se había ido.
36

Remy

Destrozada es apenas una palabra para lo que había sentido después de


que Asher salió de mi cuarto.

Había sido derrotada antes, engañada y traicionada por un hombre con el


que me iba a casar, aplastada cuando mi madre perdió su mente y me
abandono, dejándome para sentirme como una intrusa en casi cada
reunión familiar porque no era exactamente como ellos.
Estaba acostumbrada a no obtener lo que deseaba. Aun así de alguna
forma esto se sentía peor, porque esta vez sabía que lo merecía. Había
causado esto al cien por ciento, y cada decisión que había tomado el mes
pasado nos había llevado a este momento.

Apestaba que mi única temporada en una banda hubiera terminado así,


pero lo que dolía más había sido ver la adolorida expresión en el rostro de
Asher mientras poco a poco se iba dando cuenta de cuando le había
mentido. No creo que nunca haya lastimado a alguien así antes.

Me mato.

Jodi trato de consolarme. No ayudo. Entonces ella intento la técnica,


sobreponte, deja de llorar y vuélvete a subir a ese caballo.
Eso tampoco funciono. Ni siquiera estaba interesada en el helado con el
que trato de alimentarme. Finalmente, se rindió completamente y me dejo
sola para deprimirme en mi cama, debajo de las cobijas, con un puñado de
pañuelos que me termine como en dos minutos.

No creo que nadie en la vida comience una historia, pensando que iban a
terminar como villanos. Ellos solo sabían que tenían un objetivo que
conquistar y trataban de llegar a él.
Yo ni siquiera tenía un objetivo que valiera la pena, sin embargo. Ninguna
vida que salvar, ninguna lucha por justicia o libertad, había sido
plenamente egoísta, queriendo sentir que pertenecía a una banda. Y aun
así, cuando había hecho todo para alcanzar ese sueño, termine pisoteando
otro sueño que ni siquiera me había dado cuenta que era mucho
mejor…hasta que fue demasiado tarde.
En algún punto, Asher debe haber alertado a Heath y Gally del hecho de
que no estaríamos tocando en Forbidden al otro día, y porque.
Porque los mensajes comenzaron a aparecer cerca de la media noche. La
mayoría eran de Gally. ¿Eres una jodida chica? ¿Qué carajos? Qué manera
de separar una banda, perra. Solo querías ser la siguiente Yoko Ono, ¿no?
Y el último: oye, si eres caliente, ¿quieres engancharte?
El único que recibí de Heath decía, ESTO es porque era una mala idea tener
a una chica en la banda.

Así que llore un poco más porque había arruinado las cosas para todos los
chicos. En algún punto, me dormí, pero solo para despertar unas cuantas
horas después y volver a mi fiesta de autocompasión antes de
desmayarme de nuevo.

Mi cabeza pulsaba y mis ojos se sentían casi hinchados hasta cerrarse


cuando tropecé fuera de la cama a la mañana siguiente.
Poniendo mi cabello en un desordenado moño en la cima de mi cabeza
con hebras negras regadas por todos lados, camine descalza en la cocina,
usando nada más que una camiseta de dormir y pantalones cortos debajo
de una bata puesta rápidamente.
No estaba hambrienta, no estaba en verdad sedienta, pero estaba cansada
de estar en mi cuarto, así que me hice un chocolate caliente. Mientras
estaba sorbiéndolo y saliendo de la cocina, la puerta al cuarto de Jodi se
abrió en el pasillo y pasos se acercaron.
Esperando ver a mi compañera de cuarto, abrí mi boca para darle un
saludo medio alegre, pero ella no era la persona que salió del pasillo.
Ojos ampliándose, grite—. ¿Qué demonios?

Gally se rio de mí, su mirada yendo a mis piernas desnudas—. ¿Así que tú
eres el verdadero Sticks huh? Parece que necesitas volver a ponerte tu
mascara, dulzura. —entonces salió, todo engreído y asqueroso.
Sus palabras aun escocían, así que mi mano voló conscientemente hacia
mi cara, sabiendo que debía lucir como el infierno después de la noche
que había tenido. Cuando la puerta de Jodi se abrió de nuevo, apreté los
dientes—. No puedo creer que trajiste a ese idiota aquí a nuestro
apartamento anoche.
Él es un total… ¿Heath? Mientras otro miembro de NonCastrato salía al
pasillo, mi boca cayó abierta. Si mi mandíbula no hubiera estado fijada,
hubiera caído y rebotado en el piso—. ¿Qu…como…huh? —tropecé.
Se ruborizo de un brillante rojo, pero entonces asintió hacia mí con
respeto antes de apresurarse hacia la puerta y huir.
Mire boquiabierta en su camino, totalmente no entendiendo. Momentos
después, Jodi salió a la sala, quejándose de músculos adoloridos y
estirándose mientras dejaba salir un gran y satisfecho bostezo—.
Mmm…días.

Solo podía mirarla fijamente mientras pasaba a mi lado y entraba a la


cocina. Dándome la vuelta, la seguí—. ¿Jodi? —dije finalmente en voz baja
mientras la veía prepararse su propia taza humeante.

— ¿Si? —Pregunto, su espalda hacia mí mientras trabajaba—.


¿Finalmente estas lista para dejarme animarte?

— ¿Qué? No. Uh…yo preferiría que me explicaras ¿Por qué ambos, Gally y
Heath acaban de salir huyendo de tu habitación?

—Seguro. —ella se dio la vuelta con una sonrisa brillante, antes de saltar
y decir—. Oh, puta. Luces como el infierno.
En verdad necesitas una ducha y hacer algo con tu rostro. Apretando los
dientes, murmure—. Enfócate, mujer. Gally y Heath.

—Oh, correcto. Bueno, ellos seguían peleando por mí, así que…—se
encogió de hombros—. Solo les enseñe como compartir.

Los pocos sorbos de chocolate caliente que acababa de tomar se


revolvieron malvadamente en mi estómago, amenazando con salir de
nuevo—. Eww, —dije, tratando de no imaginar lo que había lanzado en mi
cabeza, y aun así incapaz de no imaginármelo.

Dejando caer mi chocolate caliente en la barra, volví a mi cuarto para


llorar un poco más. No estaba segura de porque ver a mi compañera de
cuarto con dos chicos que ni siquiera quería para mí me provoco más
lágrimas, pero me sentía lo suficientemente desgraciada y egoísta que
cuando Jodi paso a revisarme unos minutos después, fui poco cooperativa
y amargada porque ella no había parado nada en su vida para estar ahí
para mí, a pesar de cuanto trataba de hacer justo eso.
Ella suspiro por mi patético estado y entonces se fue de nuevo,
dejándome sola en el apartamento, y no pude evitar pensar en cómo
Asher no se habría dado por vencido en Sticks tan fácilmente si él hubiera
estado así de deprimido.
El habría estado molestando alrededor sin importar que. Lo que me hizo
llorar…de nuevo porque había perdido al mejor amigo que podría tener.

No estaba segura de cuánto tiempo paso después de eso, pero estaba


medio ida cuando alguien golpeo la puerta delantera.
Pensando que podría ser Asher, salte fuera de la cama, entonces casi me
desmaye cuando la sangre llego tan rápido a mi cabeza. Tomando un
segundo para recuperar el aliento, palmee mi rostro y cabello, entonces
pensé que se joda y corrí a la puerta, abriéndola.

—Santa mierda, —jadeo Ten, retrocediendo—. ¿Es así como luces de


mujer?

—Oye, dale un descanso, —regaño Caroline, apareciendo detrás de el—.


Nadie puede lucir presentable después de la noche que debe haber tenido.
¿Cómo lo llevas, dulzura?

Negué con la cabeza, tratando de descifrar porque estaba viéndolos.


Finalmente, tuve el valor de preguntar—. ¿Qué están haciendo aquí?

—Oren como que la jodio con Asher anoche también, así que estamos
aquí para aliarnos contigo y descubrir como ambos pueden volver a su
lado bueno.

Esnife, seque mi cara y mire a Ten—. ¿Así que la jodiste también, huh? El
deja salir un disgustado suspiro antes de admitir—. Sip. Tuve que ir y
traer a la luz algún viejo asunto que ni siquiera me molesta más…solo
porque podía.

— ¿Es por eso que tienes un ojo negro? Asintiendo, repitió—. Sip.

—Chicos, —murmuro Caroline, tomando mis hombros y obteniendo un


buen vistazo de mi rostro—. Ellos creen que golpear el uno al otro
resuelve todo.

—Bueno, usualmente lo hace, —discutió Ten detrás de ella. Su esposa lo


ignoro mientras ella tronaba la lengua y decía—. Primero lo primero,
vamos a limpiarte. No serás capaz de pensar claramente hasta que te
sientas humana de nuevo.

—Joder sí. —Ten froto sus manos juntas con codicia mientras entraba y
cerraba la puerta detrás de el—. Mi mujer metiéndose a la ducha con otra
chica; esto va a resultar asombroso de ver.

—Tú vas a quedarte aquí, —le advirtió Caroline con sus cejas
arqueadas—. Además, estoy segura de que ella será capaz de ducharse
sola. —Entonces se dio la vuelta hacia mí y se mordió el labio—. ¿O no?

Cuando asentí, Ten murmuro una maldición y nos llamó el equivalente


sucio de aguafiestas antes de dejarse caer en el sofá y tomar el control
remoto.

Caroline me empujo de regreso al baño y entonces escogió algo de ropa


para que me cambiara antes de encender la ducha y dejarme para
terminar sola. En piloto automático, me bañe, y sorprendentemente, me
sentí un poco mejor cuando termine.
Unte un poco de loción en mi cara, levante mi cabello y salí del baño,
humana una vez más.
La pareja casada levanto la mirada hacia mi cuando salí a la sala. Las cejas
de Ten llegaron hasta la línea de su cabello—. Bueno, santa mierda, que
diferencia hace una pequeña ducha.

—Oh, detente. —Caroline lo golpea en el brazo antes de levantarse y venir


hacia mí—. ¿Te sientes mejor?

Me encogí de hombros.

Mostrando su simpatía, ella tomo mi mano y me guio de regreso al sofá


así podía sentarme entre ella y su hombre.
Como que pensé que se suponía que estuviera enojada con ella por la
forma en que nos lanzó a Asher y a mi juntos la noche del jueves. Pero
entonces…Jodi lo dijo bien. Caroline no había sido la que puso su pene
dentro de mí. Pude haberme detenido en algún punto.
—Así que, —comenzó ella, dándose la vuelta para mirarme mientras
acomodaba una pierna debajo de ella—. Ambos estamos aquí para
ayudarte a tener a Asher de regreso.
Yo porque siento que empujarlos juntos en el restaurante la otra noche
solo empeoro las cosas, y Oren porque…bueno.

—Porque voy a tener una mejor oportunidad de ser perdonado por ser un
culo con el sí está obteniendo algo de ti.

Parpadee ante su cruda admisión, pero básicamente entendía a donde


quería llegar a pesar de todo. Entonces sacudí la cabeza—. No…nosotros
no…Asher no va a perdonarme por esto. No tengo ni una oportunidad en
el infierno con él.

—Tonterías. —Ten movió una mano como si mi predicamento no fuera


gran cosa—. Solo ten sexo lo suficientemente bueno con él, y va a
perdonarte todo.

—Sexo —espete, frunciéndole el ceño—, es como me metí en este


desastre en primer lugar. Si solo hubiera sido capaz de mantener mis
malditas manos fuera de él, podría de hecho, tal vez, eventualmente
haberlo convencido de perdonarme.

—Pero no, solo no pude mantener mis piernas juntas, ¿o sí?

—Lo que sea. —Resoplo Ten—. El sexo resuelve cualquier cosa con un
chico.

—No lo sé, —murmuro Caroline, mordiendo su labio pensativa—. Es


Asher del que estamos hablando. No tú. Con un gruñido, su esposo
corrigió—. Tienes razón. Hart no es normal. —entonces se enterró más
profundo en el sofá como si no tuviera más ideas.

— ¡Lo sé! —grito de repente Caroline, sentándose más derecha. Ella se


giró para verme y tomo mis manos—. ¿Cómo atrajiste su atención en
primer lugar?
Fruncí el ceño, pensando acerca del día en que había audicionado como
Sticks, pero Caroline respondió su propia pregunta, diciendo—. Tu voz.
Cuando cantaste en el escenario esa primera noche de karaoke. La mire y
repentinamente supe exactamente lo que tenía en mente.
37

Asher

Aunque la banda no tocó, trabajé viernes por la noche, necesitando algo


que hacer, no queriendo estar en casa en mi demasiado tranquilo
apartamento.

Nunca encontré a Mozart, y él nunca apareció en mi puerta. Cuando vi una


ardilla muerta en la calle camino a Forbidden, me dije a mí mismo que ese
no era él. Él encontró un lindo y tranquilo parque en algún lugar y estaba
viviendo su sueño, recogiendo nueces y trepando árboles.
Sin embargo todavía lo extrañaba como el infierno.

El sábado, me presenté a trabajar muy temprano, incluso aunque era otra


miserable noche de karaoke. Por el momento, como que me sentía como
si pudiera ir por el resto de mi vida sin volver a escuchar otra canción de
karaoke otra vez.

Pero para mí mala suerte, cerca de media docena de señoritas alineadas


para cantar “All About That Bass”, todas ellas usando camisetas de
Incubus también. Lo odiaba.
Apestaba incluso más esta noche, ahora que sabía quién era la chica de la
camiseta de Incubus. Estaba a punto de enloquecer mientras otra mujer
terminaba la canción. Estaba en la punta de mi lengua decirle a Quinn y a
Knox que me iba a dirigir hacia la parte trasera y comprobar nuestros
suministros cuando una voz familiar habló sobre el sistema de altavoces.

—Así que he estado viendo a un par de ustedes tratar de imitar mi


interpretación original. Me apresuré para ver a Remy—en jeans azules
apretados, una ajustada camiseta negra de Incubus, y una guitarra atada
con correa sobre su hombro con su largo cabello suelto en su espalda.

—Y debo decir, algunas de ustedes… —Se estremeció y se inclinó más


cerca al micrófono —. Realmente apestan.
Muchos abucheos y respuestas maliciosas se dispararon, pero ella los
ignoró mientras sonrió a la multitud como si no se diera cuenta.
—Si tuvieran curiosidad, la exacta camiseta de Incubus que estaba usando
esa noche se veía como esta. —Ella tiró de los lados de su camiseta para
mostrarla—.Oh y la pelirroja que cantó conmigo… Justo por ahí. —Ella
señaló hacia las escaleras del escenario donde Jodi estaba de pie. Jodi
saludó y tiró besos a todo el mundo mientras Remy se sentó en un
taburete y colocó su guitarra en su regazo.

—Ahora, no voy a cantar “All About That Bass” esta noche porque…
bueno, Asher está cansado de escucharla, en primer lugar. Y también, se
siente cursi recrear mi interpretación original. Así que voy a tocar algo un
poco diferente, y desde que este lugar no tiene una música de karaoke
para esa canción en particular, traje mi guitarra para que me ayude.

Ella le dio unas palmaditas al costado de su Taylor—mierda, ella tenía una


Taylor, también —y luego empezó a rasguear. Perfectamente.

—No sabía que tu novia podía tocar la guitarra y la batería —dijo Quinn a
mi lado mientras miraba a Remy comenzar a cantar “Green Eyes” de
Coldplay.

—Ella no es mi novia —murmuré, mi voz ronca—. Pero sí, aparentemente


ella está llena de sorpresitas, ¿no?

—Porque yo tampoco tenía idea de que pudiera tocar. Pero ella tocó
increíblemente bien.

Mi mirada estaba pegada al escenario, y no tenía idea de lo que sentí


cuando su voz clara cantó mierdas como que yo era su mar, pero hizo que
todo el aire dentro de mi pecho se comprimiera hasta que apenas podía
respirar.
Eran solo palabras, me dije a mí mismo, poniéndome firme contra la
dulzura de su intento de llamar mi atención. Letras de la canción de
alguien más que no significa nada para mí, como ella no se supone que
significara nada para mí. Ni siquiera la conocía.

Aun así. No podía creer que ella estaba ahí cantando… para mí. Tratando
de rogar por mi perdón. Claro, otras mujeres habían estado cantando “All
About That Bass” para mí durante meses. Pero esta era Remy. Eso hacia
toda la diferencia. Pero empecé a pensar en cada confianza que había
compartido con ella, como había desahogado mi corazón y ella a cambio
solo mintió.
La amargura de ese engaño combatió contra la parte de mí que se estaba
derritiendo y quería perdonarla. Me di vuelta mientras ella terminaba la
canción, alegre de que haya acabado—no más guerra mental para
mantenerme alejado.

Pero luego ella fue y dijo —: Oh, no. Lo siento, cariño, pero estoy
estableciendo mis pequeñas tácticas obstructivas. Estoy quedándome
aquí y cantando hasta que el mensaje que estoy tratando de entregar
llegue a los oídos que quiero que lo escuche.
No estoy dejando este escenario hasta que el mismo Asher Hart suba
hasta aquí y me obligue.

Giré para mirarla justo cuando espantó a tres mujeres que estaban
tratando de tomar su turno después. Cuando se volvió de nuevo hacia el
público, su mirada atrapó la mía y guiñó un ojo con esta sonrisa cómplice,
como si supiera que estaba llegando a mí.

Odiaba que me conociera tan bien, así que le fruncí el ceño, poniendo mis
manos en mis caderas para mostrarle que no me hacia ninguna gracia.
Pero ella felizmente me ignoró mientras empezó ”The Reason” de
Hoobastank, donde me decía que lamentaba haberme lastimado y que
deseaba poder quitar todo mi dolor.

Por un minuto, miré fijamente, cautivado por su belleza y su voz, por las
palabras que me estaba diciendo. Luego recodé cómo deliberadamente
me hizo pensar que no sabía inglés y me empecé a preguntar qué en el
infierno estaba haciendo ella ahí, tratando de torturarme con su presencia
cuando llegó el coro, y finalmente se volvió claro.
Ella realmente pensaba que con solo cantar… me iba a tener de vuelta.

—Joder —murmuré cuando su mirada encontró la mía y la sostuvo.

Entrecerré los ojos siniestramente, pero ella solo siguió cantando, así que
di vuelta, mascullando algo a Quinn antes de salir pitando detrás del bar y
por el pasillo trasero. Una vez que alcancé el almacén, caminé de un lado a
otro y maldije en voz baja, obligándome a mí mismo a no ser afectado.
Después de un par de minutos, abrí la puerta para ver si una nueva
canción había empezado. Respiré con más facilidad cuando me di cuenta
de que lo había hecho, pero luego… escuché su voz.

Ella todavía estaba ahí arriba, esta vez cantando “Please Forgive Me” de
Bryan Adams. Cristo. Había un montón de jodidas canciones de disculpa;
ella podría cumplir su palabra y cantar toda la noche. Si no paraba esto
ahora, podría terminar haciendo algo realmente estúpido, como
perdonarla.

Así que marché hacia el bar, determinado. Cuando capté la vista de Pick
sentado en un taburete, mirando su actuación, me detuve a su lado.

— ¿Vas a hacer algo o no? —Exigí.

Se volvió hacia mí, cejas levantadas en sorpresa. Luego se encogió de


hombros.

—Escuchaste a la mujer. La única persona bajándola del escenario eres tú.

Abrí la boca para decirle que era su maldito bar; él la podría echar a
patadas si quisiera, pero luego sonrió.

—Además, ya le di permiso de cantar toda la noche si quiere.

—Oh, hijo de puta —respiré—. No es de extrañar que todavía estés aquí


tan tarde en la noche antes de tu boda. Sabías que ella iba a estar aquí y tú
solo querías verme sufrir, ¿verdad? Pick frunció el ceño.

—No, no quiero verte sufrir. Quería ver a mi hermano hacer las paces con
alguien que ha sido un buen amigo con él el mes pasado y lo hizo muy
feliz en el proceso.

Y ella aparentemente lo tiene. Quería discutir. Pero no podía dejar de


recordar todos los buenos momentos que Remy y yo habíamos pasado
juntos… como Sticks y Elisa.

—Ella no es—Empecé a decirle que ella no era la misma persona con


quien me había hecho amigo. Sticks había sido mi amigo.
Excepto que se suponía que ella sería Sticks ahora. No estaba seguro de
cómo me sentía sobre eso. Pero la irritación que estaba comenzando
dentro de mí como que tomó el control.

Marché hacia el escenario. Sus ojos se iluminaron con esperanza cuando


me vio acercándome. Pero no sonreí de vuelta ni le di nada para que se
aferrara a esa esperanza. Aparté la mirada y me enfoqué en la estación de
karaoke. Después de llamar la canción que quería, salté al escenario, y jalé
el micrófono de sus dedos sorprendidos.

Parpadeó hacia mí, frunciendo ligeramente el ceño mientras una sonrisa


permanecía en su cara. Ella pensaba que iba a cantar algo sobre
perdonarla. Pero en lugar de eso, surgió “Bad Blood” de Taylor Swift. Y se
la canté directamente a ella. Su boca se abrió mientras la conmoción
inundó sus rasgos.
Por la cuarta vez que le dije que teníamos problemas y que no podíamos
solucionarlos, ella infló el pecho con un ceño enojado y se alejó
rápidamente del escenario. Mire, pensando que eso era todo, pero ella
solo se detuvo en la máquina de karaoke y escogió algo de la lista.
No quería estarlo, pero tenía curiosidad por lo que había escogido. Así que
cuando “Sorry Seems to Be the Hardest Word” de Elton John, rompió
sobre la voz de Taylor y Remy me robó el micrófono para cantar la letra,
sacudí la cabeza.

La testaruda mujer no sabía cuándo rendirse, ¿no? Así que perseguí sus
letras con “Better Things to Do” de Terry Clark. Por alguna razón,
esperaba una determinación más enojada de ella. Como que me estaba
metiendo en el juego, disfrutando del tira y afloja e impaciente de
escuchar con qué saldría a continuación.
Pero la tristeza se arrastró en su mirada mientras me observó cantar y
escuchó las frases amargas salir de mi boca. Hombros cayendo con
derrota, ella asintió con comprensión y se apresuró a salir del escenario.
Mientras unas veinte mujeres aplaudieron, Remy huyó. Chocó con Jodi
después de unos pasos, luego agarró el brazo de su amiga y se
apresuraron a salir del club.
Extrañamente decepcionado incluso aunque no quería perdonarla, sacudí
la cabeza y me alejé del micrófono, ya sin tener ganas de cantar. Luego
salté del escenario e irrumpí a través de la multitud hasta que me
encontré a mí mismo de vuelta en el almacén, yendo de un lado a otro
hasta que la puerta se abrió, y Pick se deslizó adentro. Rechiné los dientes
y sacudí la cabeza, de ninguna manera dispuesto a hablar sobre esto.

— ¿No deberías estar en casa con Eva y los niños?

—Nop. —Apoyó sus caderas contra un barril cercano—. Tinker Bell


quería ser tradicional así que me echó. Dijo que no estaba permitido verla
hasta la boda. —Se encogió de hombros—. Parecía un mal momento para
molestar a Mason y Reese y rogar por una noche en su sofá, así que había
planeado rentar una habitación de motel… a menos que quieras recibir a
tu hermano mayor por un par de horas.

Me encogí de hombros.

—Claro. Mi sofá no es algo para escribir hogar, pero… lo que sea.

—Gracias. —Pick asintió y me observó caminar de un lado para otro y


pasar repetidamente mis manos por mi cabello antes de murmurar—: Así
que… Remy.

—No quiero hablar sobre eso —dije rápidamente, fulminándolo con la


mirada. Él solo sonrió.

—Ella sacó un buen disfraz. No tenía idea de que en realidad era una
mujer. Y guau, ella se ve… realmente diferente como una mujer. No hay
razón para que te sientas como un idiota y pensar que deberías haberlo
averiguado antes. Nadie más se dio cuenta tampoco.

—No dije que me sentí como un idiota —murmuré.

Pero Pick levantó sus cejas así que suspiré, cediendo.

—Bien. Me siento como un jodido idiota. Pero también estoy cabreado.


Ella me mintió, jodidamente me traicionó por semanas. Es como si fuera
que hizo una broma de todo lo que alguna vez le dije. Pensé que de verdad
estaba haciendo un amigo, y ella solo estaba jugando a disfrazarse para
que pudiera estar en una maldita banda. —Ni siquiera podía entrar en el
engaño que había fingido como Elisa porque… solo no podía.
Pick abrió la boca, pero estaba seguro de que iba a decir algo en su
defensa, así que seguí vociferando—: Y ahora… ahora piensa que puede
solo pasear por aquí, mover sus caderas y cantar algunas canciones, y yo
voy a, ¿qué?, ¿solamente olvidar lo que me hizo?
No, joder. No estoy volviendo con ella. Ni siquiera la conozco.

Sonriendo ligeramente, Pick dijo—: ¿Pero no lo haces? Comencé a decirle


que, no, no lo hacía. Excepto que no podía. Tal vez había aprendido un par
de cosas sobre ella. Estoy seguro de que la versión femenina de ella era
tan competitiva como lo había sido Sticks.
Ella definitivamente era musicalmente talentosa, tenía buen gusto en
canciones, le gustaba bromear y fastidiar a la gente tanto como yo lo
hacía. Infiernos, ella podría ser la persona perfecta… si no me hubiera
hecho tanto daño.

—Asumo que ella te dio una razón para hacer lo que hizo —Habló Pick,
haciéndome parpadear porque me había olvidado de que estaba ahí.
Aspiré y miré lejos.

—Ella me dio algo.

— ¿Pero tú no crees la razón que te dio?

—No lo sé. —Puse mis manos en mis caderas y miré al techo, indeciso.

Como que creía las razones por las que había empezado toda esta farsa
porque honestamente, ¿por qué más se habría vestido como un tipo? No
podría haber sido para acercarse a mí después de enterarse de que ella
era la chica de la camiseta de Incubus, puesto que habría tenido mucha
más suerte consiguiendo cualquier cosa de mí si se hubiera quedado
como mujer.

Pero aun así, después de un tiempo de conocerme, ¿por qué no se había


dado cuenta de que a mí no me importaba si era una chica en la banda; yo
hubiera luchado contra Gally y Heath para mantenerla a bordo?
Incluso esa falta de confianza en mí dolía. A unos metros de distancia, Pick
murmuró—: Si amas a alguien lo suficiente, encontrarás que puedes
perdonarlos por lo que sea, porque vivir sin ellos es más miserable que
cualquier rencor que podrías guardar.
Miré hacia él, pero aparentemente ese fue todo el sabio consejo que tenía
para ofrecer.

Apartándose del barril, me dio unas palmaditas en el hombro y salió del


almacén para dejarme sentirme molesto en paz.
Hijo de puta, quería decirle desde lejos. ¿Cómo se atreve incluso a traer la
palabra amor a esto? No amaba a Remy. Ni siquiera la conocía. Pero
incluso mientras me decía eso a mí mismo, mi cerebro llamaba a todas las
veces que habíamos reído y discutido sobre Call of Duty.
La noche que compartimos nueces de maíz y habíamos escrito una
canción juntos.
La vez que me recogió después de los problemas con mi moto y de cómo
se preocupó por lo de mi papá, y de cómo me llevó hasta lo de Mason
cuando no había estado en el estado mental correcto.
Hacerle el amor dos gloriosas noches consecutivas. La conocía. Y me había
gustado. Además, la extrañaba.

Cuando regresé detrás de la barra para realmente trabajar, ya no estaba


enojado, pero todavía no estaba seguro de lo que estaba. Pick había
plantado una semilla en mi cabeza y la maldita cosa estaba creciendo.

¿Podría perdonarla? ¿Podría volver a ser solo su amigo como lo había sido
con Sticks? ¿Podría ser su amante otra vez? Mi cuerpo se agitó ante esa
idea, pero rápidamente aparte esos pensamientos, porque no estaba
seguro de mis respuestas. El mayor problema era… ¿Podría vivir sin ella?

Cuando una pareja se acercó al mostrador para pedir bebidas, no les


presté mucha atención. Se murmuraban mierdas románticas el uno al
otro en español, haciéndome enrollar mi labio con irritación,
recordándome cómo Remy había usado español para impedirme
averiguar cómo de familiar era su voz como Elisa.
Pero luego el tipo dijo algo como—: Eres mi nena, mi chica. Te amo. (1)—
y yo me detuve, entornando los ojos hacia él. ¿Te amo? (2) Remy me
había dicho eso a mí… un montón, como Elisa.
Pero ella —como Sticks— me dijo que significaba buen trabajo, mientras
que el tipo que estaba mirando fijamente a su amada no parecía estar
diciéndole que había hecho un buen trabajo. Antes de que supiera lo que
estaba haciendo, me moví de vuelta hacia ellos.
—Perdonen. —Cuando ambos levantaron la mirada, sacudí la cabeza—.
¿Acabas de decirle te amo (3) a ella? El hombre frunció el ceño.

— ¿Qué?

—¿Qué significa te amo (4)?

Mi miró como si estuviera loco por incluso preguntar mientras la mujer


dio una risita y se acurrucó contra su costado, envolviendo sus brazos
alrededor del brazo de él.

—Significa te amo. —dijo ella.

La respiración se sintió golpeada de mis pulmones mientras tropecé un


paso hacia atrás, boquiabierto hacia ella. No había estado esperando que
dijera eso. Es solo… mi mente estaba demasiado volada como para formar
un pensamiento apropiado.

Asintiendo en agradecimiento, giré alejándome, y creo que tal vez arreglé


sus bebidas, pero realmente no recuerdo haberlo hecho. El resto de esa
noche como que pasó en un borrón. Parecía no poder concentrarme en
nada a excepción del hecho de que te amo (5) significa te amo.

1, 2, 3, 4 y 5: Español original
38

Asher

El domingo en la tarde, me paré al lado de Pick y lo observé casarse con el


amor de su vida en la habitación trasera del club Forbidden.

Supongo que la conoció por primera vez en este edificio, así como aquí me
enteré de que él era mi hermano, y aquí fue la primera vez que vi a Remy
sobre el escenario. La vida se sentía como si hubiera comenzado
verdaderamente el día en que puse un pie en este lugar… en este
momento, era el último sitio en el que quería estar.

Tan pronto como salimos de la habitación y fuimos por el pasillo a la


parte principal del bar en donde sería la recepción, sabía que la vería.
Estaba seguro que ya se encontraba aquí, instalando el sistema de sonido,
asegurándose que todo estuviera listo para comenzar. Así era de
confiable, o al menos su versión de Sticks lo había sido.
Y por lo que sabes, tan pronto como se dieron los síes y la fiesta se movió
de la ceremonia a donde se realizaría, allí estaba, en un vestido negro que
abrazaba sus curvas mientras se quitaba el cabello del rostro cuando se
inclinaba contra el tablero de sonido.
Cuando alguien se detuvo a mi lado y me golpeó la espalda
amigablemente, miré por encima, conmocionado al encontrar a Ten
también observando a Remy. Lanzó un gran suspiro.

―Sí, probablemente yo también cedería y perdonaría eso ―dijo antes de


mirarme y arquear una ceja―, así como vas a perdonarme por ser un
idiota la otra noche. ¿Verdad?

Sacudí la cabeza y me reí un poco por su disculpa. Además, el brillo de su


ojo negro me ayudó a superarlo un poco.

―Nada que perdonar, hombre ―le dije―. Como dijiste, ahora estamos a
mano.

Sus hombros se relajaron, pero luego asintió.


―Joder sí. Siempre y cuando dejes de coquetear con Caroline solo para
molestarme.

―Oh, demonios, no. ¿Cuál sería la diversión en eso? ―Cuando capté un


vistazo de su esposa cerca de nosotros, observándonos, me moví hacia
adelante así podía deslizar un brazo alrededor de su cintura y arrimarla a
mi lado―. Hola allí, hermosa. ¿Por qué no le das al padrino un poco de
azúcar?

Con una sonrisa, Caroline presionó sus labios contra mi mandíbula y me


abrazó más de cerca antes de que Ten gruñera y la alejara.

―De acuerdo. Suficiente, idiota. ―Luego me apuntó y frunció el


ceño―. Eso es todo, estás de nuevo en mi lista negra.

Me reí, contento de que realmente volviéramos a ser amigos. Luego me


giré y capté un vistazo de Remy al lado del escenario, observándome
interactuar con Caroline y Ten.

Mi sonrisa murió y los pulmones se expandieron contra mi caja torácica.


Pero entonces alguien la empujó del brazo, alejando su atención de mí, y
tuve que fruncir el ceño ante el chico grande de pie en el sistema de
sonido con ella. ¿Quién demonios era? No estaba celoso.

Joder no. Pero pude haber empuñado mis manos mientras se movía más
cerca de ella. Demasiado cerca. Al tiempo que Remy le respondía, sus
manos se movía de manera ostentosa, y me encontré a mí mismo
deambulando hacia ellos, incapaz de mantenerme lejos.
Ella no vio que me aproximaba, su espalda aún se encontraba hacia mí
mientras le recitaba rápidamente al chico mierda en español. Pero él me
dio un vistazo, y su mirada sobre el hombro de Remy hizo que ella se
volteara para mirarme también.

Saltó cuando nuestras miradas se encontraron. Presionando una mano


sobre su corazón, se tambaleó hacia atrás y justo en el pecho del chico
grande, quien la sujeto del brazo para mantenerla de pie. Cuando mi
mirada fue a su mano sosteniéndola, ella susurró mi nombre.

― ¡Asher! Eh, ¿Qué haces aquí? Se suponía que me mantuviera lejos de ti.
Miré sus ojos cafés, amplios y preocupados. Cuando no dije nada pero
cambié mi atención hacia el chico con la mano aun en su brazo, ella se
aclaró la garganta y dio un paso lejos de él así podía presentarlo.

―Este, eh, es mi primo Tomás. Gran T. Estuvo de acuerdo en ser mi


asistente hoy. Podrías recordarlo. Tocó la guitarra en Castañeda’s cuando
estuviste allí y canté… ―No se molestó en terminar la explicación, como si
tuviera miedo de que el recuerdo despertara mi temperamento.

Asentí hacia Tomás, negándome a creer que era alivio inflando mi pecho
mientras mis músculos tensos se relajaban.

― ¿Cómo va todo? Él movió la cabeza en respuesta.

― ¿Qué pasa? Olvidándolo, me giré de nuevo hacia Remy.

― ¿Qué está mal? Sus cejas se alzaron.

― ¿Mal? ¿Por qué piensas que algo está mal? ―Le lanzó a su primo una
mirada rápida antes de regresar a mí.

Luego resopló como si mi pregunta fuera completamente ridícula―.


Estamos bien. Regresa a donde tus amigos y diviértete. ―Incluso me
empujó del brazo para lograr que me moviera―. Estoy segura de que ya
me odian lo suficiente sin mí acaparando tu tiempo con ellos. Me resistí a
su empujón.

― ¿Qué te hace pensar que te odian?

―Bueno… ―Sus cejas se unieron por la confusión―. Tú me odias, ¿así que


ellos no deberían también hacerlo, debido a su lealtad hacia ti? Además,
también les mentí acerca de quién era en realidad. Solo parece lógico.

Abrí mi boca para decirle que no la odiaba. Pero luego me detuve. ¿Se
suponía que la odiaba después de decirle que nunca quería nada que ver
con ella de nuevo, después de rechazarla de la forma en que lo hice
anoche? Una sensación incómoda se deslizó por mi columna.
Inseguridad y culpa mezcladas con nostalgia. Tanto como quería
mantener mi rabia y dolor, realmente no podía odiarla completamente.
¿Fue totalmente apresurado alejarla? Demonios, no me gustaba esta
sensación de querer estar cerca de ella y aun no confiar todo lo que
quería.

Así que lo arreglé diciéndole―: No te odian. Si sirve de algo, te apoyan y


piensan que ya debería perdonarte.

― ¿En serio? ―Su rostro se encendió con entusiasmo mientras llevaba las
manos hacia el pecho y miraba al otro lado del bar―. Ayy… me encantan
tus amigos. Ya sabes, deberías escucharlos. Quieren lo mejor para ti.

No pude evitarlo, sonreí. Pero luego se desvaneció. Joder. No quería ser


cálido con ella. Remy me traicionó en una de las formas más vergonzosas
y humillantes posible. Curvando mi sonrisa en un gruñido, dije―: Deja de
cambiar de tema. ¿Qué está realmente mal?
Volvió a fruncir el ceño e hizo un sonido de frustración.

―En serio, ¿cómo podrías decir que algo va mal?

Porque antes había visto la angustia en Sticks, y Remy ahora mostraba un


comportamiento similar.

― ¿Qué está mal? ―repetí. Sus hombros bajaron mientras me fruncía el


ceño y de mala gana admitía―: No puedo lograr que el sistema de sonido
encienda. Mis cejas se fruncieron.

― ¿Intentaste con el interruptor principal de energía? Usualmente lo


mantenía encendido porque tenía modo de suspensión, y no recuerdo
apagarlo anoche después del karaoke, pero no recuerdo mucho de ayer en
la noche, y con mi falta de memoria… todo era posible. Mientras alcanzaba
el interruptor, Remy frunció el ceño.

―Oh, vaya. ¿Por qué no pensé en esa idea? ¡Sí, giré el maldito interruptor
de energía!

Sonreí porque su respuesta era tan típica de Sticks. Me hizo extrañar a mi


amigo. Pero mi sonrisa cayó cuando el sistema no respondió a mi orden.
―Y el enchufe ―comencé, solo para detenerme cuando Remy me envió
una mirada―. Por supuesto lo verificaste para asegurarte que estaba
conectado ―respondí por ella, de todas formas mirando el cable―. Quizá
la conexión viene floja del otro lado o algo.

Tenía la sensación de que ya también había comprobado las conexiones


del otro lado porque suspiró y dobló los brazos sobre su pecho mientras
me observaba sujetar el enchufe y seguir el cable a… mierda. El cable
terminó en mi mano, el resto de él… no estaba allí.

―Mierda ―murmuró Remy sorprendida, saltando hacia adelante para ver


el cable cuidadosamente cortado que sostenía―. De acuerdo, eso no lo vi.
―Levanté la mirada a sus ojos asombrados mientras sacudía la cabeza
como si se disculpara por obviarlo.

Luego gimió―: Oh Dios mío, no piensas que yo hice esto, ¿verdad?

― ¿Qué? ―Sacudí la cabeza, sin esperar en absoluto esa conclusión―. No.


Sus hombros cayeron con alivio.

―Bien, porque no lo hice. ―Luego una idea la golpeó porque su frente se


arrugó cuando estudió el cable cortado―. Ya sabes, esto es solo como el
circuito de combustible de tu motocicleta, cortado en dos limpiamente.
―Sus cejas se levantaron, dejándome saber que tenía otra teoría
conspiratoria armándose en su cabeza, señaló―: Claramente alguien está
molestándote. Todavía pienso que es tu papá.

Suspiré.

Sí, en eso definitivamente era Sticks, paranoica sobre mi viejo y todo eso.

― ¿Cómo esto tiene que ver conmigo? ―Levanté el cable―. Fue hecho
claramente contra Pick.

Oh, mierda. Pick. Él necesitaba música para su recepción, o iba a volverse


loco porque su visión de bailar con Eva “Baby Love” no pasaría.
Necesitábamos música. Rápido.
―Pero Pick es tu hermano. ―Remy parecía determinada en discutir
conmigo―. Y es como… ―Movió una mano―. Cercano a ti en este
momento. La peor forma de lastimarte sería ir detrás de aquellos a
quienes amas, ¿verdad?
Y Pick es la única persona que realmente amas, ¿no?

La pregunta me hizo detener. Amaba a Pick, ¿no? Y a Mozart, quien se


había ido, y ahora más que nunca tenía la certeza de que no dejé abierta
su jaula.

¿Pero ellos eran los únicos a quienes realmente amaba?

Mi mirada viajó hacia los preocupados ojos de Remy, y no pude


responder.

―No es que en este momento en realidad importe quien cortó el maldito


cable ―habló su primo, haciéndome parpadear de regreso a la realidad―,
porque tenemos otros problemas, por ejemplo ¿cómo vamos a lograr que
esta fiesta comience? ¿Hay alguna otra clase de parlante alrededor?
Puedo correr a casa y conseguir mi guitarra si necesito hacerlo. Lo miré
fijamente, mi mente corriendo. Él, Remy, y yo podríamos ser capaces de
arrancar una rápida banda, pero entonces Remy hizo sonar los dedos.

―La máquina del karaoke ―dijo―. Hay un pequeño parlante allí. Eso
funcionará. Sacudiendo la cabeza, me reí a carcajadas.

― ¿Qué? ¿Vas a cantar karaoke toda la noche? Esta recepción podría durar
horas. ―Se agotaría.

Se encogió de hombros, ya alejándose para abrir un armario cercano y


sacar la máquina del karaoke.

―Si tengo que hacerlo ―respondió mientras lo conectaba. Luego alisó el


cabello y se lo quitó del rostro―. Además, Gran T puede sustituirme
cuando necesite un descanso. Su voz no está nada mal.
Su primo resopló ante eso, pero no discutió ninguna de sus declaraciones.
Suspiré y miré escépticamente la máquina del karaoke.
Usualmente la conectaba al sistema de sonido, pero también fue diseñada
para reproducirse por sí misma si tenía que hacerlo. Aparentemente, esta
noche, iba a tener que hacerlo.

Remy y yo nos inclinamos al mismo tiempo para encenderla.

―Lo siento ―murmuramos juntos cuando casi nos golpeamos las frentes.
Luego nos apartamos un centímetro, pero aun así ambos fuimos a
conseguir prender la máquina y a que funcionara.

―Mierda ―murmuró en voz baja, volteándose lentamente hacia mí―.


Hueles realmente bien.

No quería hacerlo, pero mi cuerpo reaccionó, recordando cada toque,


lamida, y beso que alguna vez me dio. Miré su rostro, y sus ojos
destellaron como si estuviera en problemas por decir alguna cosa.

―Lo siento. ―Levantó ambas manos en algún tipo de rendición―. Es


solo… es nuevo. Nunca antes oliste así.

Lujuria se agitó a través de mí. Traté de contenerla, traté de aferrarme al


hecho de que estaba enojado con ella, pero una necesidad diferente a la
que había experimentado con cualquier otra persona rugió por mi sangre.

Tuve que sacudir la cabeza y parpadear para regresar al presente,


recordándome en dónde realmente me encontraba y qué estaba haciendo.
Y que era más que definitivamente no Remy Curran.

―Es, eh… Eva me lo dio como regalo para el padrino. Supuse que debía
usarla hoy.

Asintió, acordando―: Bueno, es increíble. Creo que acabo de quedar


embarazada.

Resoplé un sonido de diversión, sin querer sonreír, pero haciéndolo de


todas formas. Ella se inclinó más cerca de mí mientras instalaba el
karaoke, y de repente también pude olerla.
Algo femenino y no como el champú masculino de Sticks. Olía como…
Elisa. Y sip, ahora tenía una erección.
―Tienes que admitirlo ―me dijo mientras mis dedos hacían nudos―.
Debió ser agradable no estornudar cuando me acercaba a ti, porque ya
sabes… ya no hay necesidad de usar la máscara de látex.

La miré fijamente, a un segundo de inclinarme hacia adelante y besarla


duro. Pero el brillo predador en mis ojos debió haber salido más como
una advertencia.

―De acuerdo, bien. ―Levantó las manos―. Retrocederé. Solo… demonios,


unas aspiración más antes de que te vayas. ―Rápidamente se inclinó,
tomó una calada ruidosa y veloz y abruptamente se alejó de nuevo―. Y
por si acaso, te vez demasiado sexy en un esmoquin.

―Sticks ―advertí, pero realmente no estaba molesto. Me sentía tentado


hacia mi límite.

―Ya me quedaré lejos ―discutió con un pequeño entrecejo―. Lo juro.


Estoy aceptando el hecho de que exploté cualquier oportunidad que
podría haber tenido contigo. De aquí en adelante, voy a ser el yo real y sin
adornos, y el yo de verdad coquetearía completamente contigo mientras
te ves así, incluso en este momento preferiría estar en casa en la cama,
llorando mucho.

La miré, sin estar seguro de qué pensar porque honestamente, estaba tan
decepcionado como aliviado por sus palabras.

Haciendo una X sobre su corazón con el dedo, mantuvo su promesa y se


quedó lejos. Luego esperó hasta que terminé y tuvo que enderezarse
hasta retroceder a la máquina, ya buscando la primera canción que quería
cantar.

Escaneé la gente. Todos mis amigos del bar estaban presentes. Incluso
Mason, Reese y su hermana Sarah vinieron. Usando su vestido de dama de
honor, Reese se mantenía alrededor de su prometido, frotándole el brazo
como tranquilizándolo, y Brant Gamble sentado junto a la silla de ruedas
de Sarah diciendo algo que sacó una reacia sonrisa de los labios de la
chica.
Aunque sabía que debían estar sufriendo la pérdida de la madre de
Mason, esperaba que esta noche los ayudara a animar un poco sus
espíritus. Vagando con mi mirada, le sonreí a Julian y a Skylar, que corrían
en círculos alrededor de la pista de baile, haciendo que los globos volaran
sobre ellos.

Luego encontré a Ten y a Caroline merodeando a Quinn y a su esposa


Zoey, quien sostenía un bulto envuelto en sus brazos antes de pasarle el
bebé a Caroline para que lo sostuviera. Noel y su esposa Aspen estaban en
la barra hablando con Felicity y Knox.

Cuando ubiqué a la novia y al novio cerca de Murphy el del taller, sin


querer atrapé a Pick mirando en mi dirección. Cuando le di un
asentimiento, haciéndole saber que nos estábamos encargando de las
cosas, se volteó hacia Eva y le ofreció una mano.

Mi corazón se sacudió hasta mi garganta, esperando que él no pensara


que ya nos encontrábamos listos. De verdad no quería arruinar su visión
de cómo se suponía fuera el primer baile con su novia. Pero entonces la
música comenzó en la máquina del karaoke, y jódeme si Remy no estaba
cantando “Baby Love”, la canción que Pick me dijo que había bailado con
su esposa.

La miré boquiabierto, estupefacto. Demonios, ella era increíble.


39

Remy

Asher me volvía loca por quedarse cerca mientras yo cantaba la primera


canción. Y no solo eso, sino que me miraba todo el tiempo.

Y la forma en que me miraba era... cariñosa. Fue suficiente para darle


ideas a una pobre chica, para hacerle pensar que su voluntad se iba
suavizando hacia ella, como si en realidad pudiera un día perdonarla.

Pero después de la forma brutal en que me rechazó la otra noche, yo sabía


la verdad. Yo le había cantado con todo mi corazón, le dije con cada letra
que lo amaba y que lo sentía por hacerle daño. Y ¿cómo había respondido?
Él me dijo que había demasiado resentimiento entre nosotros y que se
encontraba mejor sin mí.
Auch. Mensaje recibido. Dolorosamente. Nunca iba a tener otra
oportunidad con él, nunca. ¿Entonces por qué demonios seguía
mirándome? Cuando la canción llegó a su fin, él se acercó más, pareciendo
confundido.

— ¿Cómo sabías que era esa canción en específico?

— ¿Eh? —Fruncí el ceño y miré a la máquina—. Recuerdo que una vez


mencionaste que esa era su canción.

—Oh.

Sin embargo, siguió mirándome como si yo hubiese hecho algo mal, así
que dije—: ¿Se suponía que debía cantar algo más? Sacudiendo la cabeza,
murmuró—: No. Eso fue perfecto. Gracias de nuevo por hacer esto por
Pick.
Extendió la mano como si fuera a acariciar mi brazo y tal vez decirme que
era un amigo de verdad, como solía hacer cuando lo ayudaba con algo,
pero luego frunció el ceño, retirando la mano, y se dio la vuelta para
alejarse.
Lo observé, con las manos en los bolsillos, que levantaban la parte
posterior de su chaqueta y ajustaban el pantalón contra su culo. Maldita
sea, él se veía bien con esa ropa.
Era difícil creer que lo había tenido desnudo y debajo de mí una vez en mi
vida.

—Estás babeando —dijo Big T en mi oído, haciéndome saltar—. Y...


todavía necesitamos más música.

—Mierda. —Le di la espalda al cuerpo de Asher e inconscientemente me


limpié la boca como si hubiese estado babeando de verdad. Luego volví a
la máquina de karaoke y empecé canción tras canción. La noche avanzaba,
el alcohol fluía libremente, y mi primo se hizo cargo de un par de
canciones para que yo pudiera descansar mi voz.

Bebí agua y miré el baile, la risa y la camaradería. Pero sobre todo observé
a Asher. Él encajaba con este grupo. Sus compañeros de trabajo lo
empujaban y se reían continuamente, bromeando. Era agradable.
Se veía feliz. Lo que me puso contenta, y a la vez triste porque yo nunca
tendría la oportunidad de hacerle feliz.
Cuando llegó el momento para el lanzamiento del ramo, Reese y Felicity
llevaron a Sarah en la silla de ruedas hasta el centro, y ellas le ayudaron a
atrapar las flores.

Después, todos los chicos empujaron a un tambaleante Asher hacia el


medio de la pista de baile mientras Pick retiraba la liga de Eva.

Se volvió y trató de que Mason y Knox se unieran a él, pero ambos


negaron con la cabeza y dijeron que estaban prácticamente casados, así
que Asher encontró a los dos hermanos menores de Noel, Colton y Brandt,
y los arrastró hacia allí con él.
Me reí y sacudí la cabeza, sorprendida por recordar los nombres de todos.
Pero Asher había hablado de ellos lo suficiente, describiéndolos a todos
perfectamente cuando él pensaba que yo era un chico, por lo que era fácil
saber quién era quién.
Casi sentía como si yo los conociera tan bien como él.
Brandt terminó agarrando la liga después de que Asher se apartó
rápidamente del camino. Sonriendo, la agitó con la mano como si fuera
una bandera antes de llevársela a Sarah y deslizarla alrededor de su
cabeza como una diadema. Cuando empecé a cantar canciones de grupos
de baile como The Chicken Dance, Limbo, y ChaCha Slide, no pude evitar
echarle un grito a Asher, cuando llegó el momento para el Hokey Pokey.

—Oigan, todo el mundo —grité en el micrófono—. El padrino va a


necesitar un poco de ayuda de todas las mujeres con esta siguiente
canción porque... —Puse mi mano sobre el micrófono para hacer una cara,
luego quité los dedos para inclinarme hacia delante y confesar—: Él no
distingue muy bien su izquierda de su derecha.

Él se rió y negó con la cabeza, incluso mientras me mostraba el dedo


medio. Pero entonces aceptó de buen grado toda la ayuda de Reese, Eva,
Felicity, Caroline, Zoey y Aspen, quienes se apresuraron hacia adelante
para hacer el Hokey Pokey con él.

Después, le pasé el micrófono a Big T para que él pudiera entretener a


todos con la canción del Jarabe tapatío.

El padrino me vio tomar un descanso y se dirigió hacia adelante con ese


atractivo andar masculino que solo Asher Hart podría perfeccionar,
sacudiendo la cabeza y todavía riéndose.

—Muchas gracias, listilla —dijo—. No puedo creer que te acuerdes


cuando te admití eso. Le envié una pequeña sonrisa mientras bebía agua.

—Recuerdo todo sobre ti.

Sus ojos se calentaron ante mi confesión, y yo sabía que también estaba


recordando cosas. Mis pezones se endurecieron y mis bragas se pusieron
húmedas, por lo que me aclaré la garganta y traté de no excitarme
demasiado, a pesar de que fallé.

Un par risas de chicas borrachas tambaleándose hacia nosotros,


interrumpieron el momento. Cuando me di cuenta que era la novia y
dama de honor, me enderecé con respeto.

—Remy —exclamó Reese, con los ojos vidriosos y balanceándose hacia


Eva cuando agarró mí brazo—. ¿Puedes cantar “Dear Future Husband”
para que pueda bailar con Mason? Creo que podría ayudar a animarlo.
Apreté los dientes por la solicitud de una canción de Meghan Trainor.
Había estado esperando evitar toda su música esta noche con la
esperanza de no irritar más la ira de Asher al recordarle “All About that
Bass”.

Pero Reese había pasado por un montón de mierda últimamente,


enterrando a su suegra, haciéndose cargo de su cuñada adolescente. No
podía decirle que no. Antes de que pudiera asentir, sin embargo, dijo
Eva—: Y quiero que tú y Asher canten “Marvin Gaye” juntos.
He oído sobre sus travesuras de anoche y lo maravilloso que ustedes dos
sonaban juntos, por lo que ahora quiero escucharlo yo misma. Además,
quiero bailar esa con mi hombre.

¿De verdad? Estas chicas estaban tratando de condenarme aquí. ¿No


querían una, sino dos canciones de Meghan Trainor, y una de ellos con
Asher? A él no iba a gustarle.
Compartimos una mirada renuente. Él no quería cantar conmigo tanto
como yo no quería obligarlo hacerlo pero en secreto sí quería cantar con
él. Antes de que pudiéramos rechazarla, sin embargo, Eva levantó el brazo
y declaró—: La novia ha hablado.

—Mierda —murmuró Asher, pero se volvió hacia Eva y le dijo—: Lo que


tú quieras, muñeca.

— ¡Bien! —Ella aplaudió y dio un salto hacia adelante para darle un beso
en la mejilla—. Eres el mejor cuñado de todos. Ahora ve a cantar primero
mi canción.

Así que, después de que Big T terminó, Asher y yo enfilamos a Meghan


Trainor y Charlie Puth y seguimos desde ahí.

Era extraño, estar de pie tan cerca de él cuando sonaba tan increíble, olía
tan bien y se veía tan bien mientras cantamos juntos sobre sexo, todo
siendo consciente de que nunca podría volver a tocarlo.
Me encontré echándole vistazos mientras yo cantaba unas pocas frases
significativas, solo para también encontrar su mirada en mí. Mantuvimos
el contacto visual durante el resto de la canción, y no había manera de que
pudiera evitar que mi excitación me reclamara con toda su fuerza para el
momento en que las últimas palabras dejaron nuestros labios.
Él exhaló un suspiro, mirándome fijamente, antes de decir—: Una más.

Fruncí el ceño, aunque mi corazón saltó de emoción, emocionada de que


él quisiera cantar una más conmigo.

—Quiero hacer una de la película Campanita —dijo, frunciendo el ceño


mientras trataba de recordar el título.

—¿“1000 Years” con KT Tunstall y Bleu? —dije, y él asintió, chasqueando


los dedos.

—Sí. Esa. —Alzó la mirada, la encontró y, Dios. Si cantando “Marvin Gaye”


me puso de un buen estado de ánimo, entonces, “1000 Years” acabó
conmigo para siempre.

Asher y yo nos miramos a los ojos mientras prometíamos el uno al otro


que nuestro amor seguiría presente después de mil años.

Las lágrimas brillaban en mis pestañas cuando el final de la melodía se


desvaneció. Luego Asher tomó el control del micrófono.

—Antes de empezar la canción de Reese, tengo que decir algunas cosas a


todo el mundo.

Asentí, con mi corazón en la garganta, porque yo medio deseaba que


dijera algo sobre mí, como que me había perdonado y quería darnos otra
oportunidad.

Pero en cambio, dijo—: Está bien, escuchen. —Hizo un gesto con la mano
para llamar la atención de la multitud—. Pick me dijo que no tenía que
darle un discurso de padrino, pero he tenido suficiente de beber así que
creo que voy a hacerlo de todos modos.

Hizo una pausa, esperando que las risas murieran antes de comenzar de
nuevo.

—Vine a este establecimiento hace poco más de un año, sin banda, sin
familia real de la que hablar, y sin amigos verdaderos. Pero gracias a
Patrick Ryan, he ganado los tres.
Si no fuera por ese hombre de allí —señaló a Pick—, yo habría renunciado
a todos los sueños que he tenido.
Mi banda habría muerto en sus días de cochera, no habría llegado a
conocer a todos esos camareros imbéciles con los que trabajo y amo a
muerte... ni me habría enamorado de todas sus encantadoras
mujeres. —Se inclinó hacia su grupo de amigos—. Y yo nunca me habría
enterado hace un par de meses que tenía una verdadera vida, un hermano
de sangre. Pick. —Él empuñó su mano y la levantó como una especie de
saludo—. Me siento honrado de ser el hermano pequeño de un hombre
increíble como tú... y estoy celoso de la esposa magnífica e increíble, y
niños que tienes.

Felicidades, hombre. Pick se adelantó y lo jaló en un enorme abrazo de


oso. Cuando él se apartó, se limpió las lágrimas de sus ojos y luego se rió
cuando Eva se abalanzó para abrazar a Asher.
Entonces Reese se encontraba allí porque también quería darle un
discurso de dama de honor, pero no fue nada tan increíble como lo que
había dicho Asher... en mi opinión, de todos modos.

Se me dio tiempo para componerme, porque yo me sentía tan feliz de que


Asher hubiese encontrado un lugar donde pertenecer después de una
infancia tan solitaria. Pero muy pronto, Reese me pasaba el micrófono,
anunciando que era el momento de “Dear Future Husband”.
Canté su canción, pero no la canté para ella. Miré a Asher, y todo el tiempo
que las palabras salieron de mis labios, él también me observaba,
tomando de una botella de Angry Orchard mientras tanto.

Después de eso, Quinn y Zoey se acercaron para aliviarme de mi deber de


discjockey, diciendo que ellos cantarían algunas canciones antes de
decirme que fuera a conseguir un poco de pastel y ponche, y que descanse
un poco.

Me encontré sola junto a la mesa de refrescos, enterrando mi tenedor en


una rebanada de aspecto exuberante de la torta cuando de repente todo el
plato fue arrebatado de mi mano.

— ¡No! —espetó Asher, con los ojos abiertos por el miedo.


Mirando hacia abajo a mis manos vacías, sin ni siquiera una miga ni una
pizca de glaseado, me quedé boquiabierta un momento antes de volver mi
atención al señor arrebatador.

— ¿Qué demonios?

—Acabo de escuchar a alguien diciendo que tiene aceite de maní en los


ingredientes.

— ¿Maní...? —Empecé en voz baja.

Entonces tragué saliva—. Oh, mierda. Gracias.

Asintió y desapareció de nuevo.

Miré detrás de él, una pequeña sonrisa levantando mis labios. Pero,
maldita sea. Él recordaba mi alergia y me salvó. Mi héroe.

Caroline atrapó mi atención entonces y me envió un pulgar hacia arriba,


pero yo rodé los ojos, haciéndole saber que estaba loca. El hecho de que él
no había dejado que me matara no significaba que el hombre estaba listo
para volver conmigo, y mucho menos perdonarme.

Sin embargo, una pequeña parte de mí esperaba que ella tuviera razón.
Volví al micrófono y canté un par de canciones más. Ya que Big T tenía
que abrir el restaurante a la mañana siguiente, él se fue temprano, pero
me pareció bien.
Yo me estaba divirtiendo demasiado como para importarme si mañana
me quedaba hasta sin voz. Y, además, un par de otras personas se
hallaban dispuestos a darme un descanso y probar suerte en el karaoke.

La pareja más sorprendente fueron unos borrachos Ten y Asher, cuando


vinieron a tropezones hacia el escenario, con los brazos alrededor de los
hombros del otro antes de que Ten anunciara—: Queremos cantar “I Just
Had Sex”.

Entonces Asher lo señaló y se rió—: No, él quiere cantar. Solo estoy aquí
para hacer la parte de Akon... y para ver cómo Noel le patea el culo.
Levanté mis cejas, luego me reí y sacudí la cabeza.

— ¿Ten? ¿En serio canta?

Ten me frunció el ceño como si estuviera ofendido.

—Diablos no, pero estoy lo suficientemente borracho como para hacerlo.

Además de que va a molestar mucho a mi cuñado, así que... ¡Debo hacerlo!


Me reí y tuve que preguntar—: ¿Tu cuñado?

—Noel. ¿No sabías que era el hermano de Caroline?

— ¿Lo es? No, no tenía ni idea. —Mis cejas se arquearon mientras


escaneaba la multitud para ver a Caroline y Noel reunidos alrededor de
Brandt, Colton, Sarah, y Aspen—. Ah.

Así que les pasé el micrófono y preparé la canción para ellos. Tan pronto
como Ten cantó la primera oración, cubriendo la parte del dúo Lonely
Island, un Noel indignado gritó—: Hijo de puta —mientras marchaba
hacia adelante.

Temiendo que Asher pudiera quedar atrapado en algún fuego cruzado,


me acerqué y levanté la mano para detenerlo. Lo suficientemente loco, él
no trató de pasarme, pero se quedó allí mirando y le mostró el dedo
medio a Ten, gritándole algunas cosas sucias.

Asher se inclinó, riendo tanto que apenas podía cantar sus líneas. Pero se
enderezó para el final, e incluso arrastrando las palabras, su voz era
hermosa.
Sin embargo, verlo pasar un buen momento era duro. Era egoísta de mi
parte querer ser la única en hacerlo sonreír, pero yo no podía evitarlo.
Estaba loca por este hombre.

En el momento en que la recepción de la boda llegó a su fin, mis pies me


estaban matando y mi garganta se sentía en carne viva. Pero simplemente
estiré mi espalda antes de comenzar a guardar la máquina de karaoke.
Solo media docena de personas permanecieron: Knox y Felicity ayudaron
a limpiar la pista, Ten y Caroline hacían lo mismo, y Asher.
Tambaleándose hasta llegar a mí, él hizo un gesto con la mano.

—Oye, señorita sexy. Déjame ayudarte a guardar eso.

Me reí y lo despedí con un gesto de la mano.

—Oh, no, no lo hagas. Puedo ocuparme de esto, muchacho ebrio. Me


sorprende que todavía seas capaz de mantenerte en pie.

—Lo sé. —Extendió sus brazos y miró las piernas oscilantes—. Es como
una especie de milagro.

Maldita sea, él era adorable incluso cuando estaba completamente


borracho.

—Oye, Chica Baterista. —Apartando mi mirada de Asher, fruncí el ceño


hacia Ten, que pasaba tanto su brazo como su chaqueta alrededor de los
hombros de Caroline mientras la guiaba hacia la salida—. Hart no está
apto para conducir, así que puedes llevarlo a casa, ¿verdad?

Mis ojos se ensancharon.

Por supuesto que no, no podía llevar a Asher a casa. Él estaba todo dulce y
borracho. ¿Qué pasa si yo no podía evitarlo y terminaba abusando de él
sexualmente?

— ¿No puedes llevarlo tú? —le pregunté, rogando con mis ojos. Pero Ten
solamente sonrió.

—Diablos, no. Mi plan es darle sexo oral a Caroline mientras ella lleva mi
culo borracho a casa.

—Iug. —Arrugando mi nariz, no pude discutir con eso, y además, ya era


demasiado tarde. Él y Caroline acababan de escapar por la puerta
principal, dejándome aquí sola... con Asher.

Miré frenéticamente alrededor del lugar, pero hasta Knox y Felicity ya


habían desaparecido también. Mierda.
—Te acuerdas de donde vivo, ¿no? —dijo Asher, moviendo su dedo hacia
arriba por mi brazo—. Porque recuerdo que recuerdas muy claramente
donde vivo.

Le eché un vistazo y sabía que estaba condenada. De ninguna manera


podía dejarlo conducir así. Y tampoco podría negarme si él intentaba algo.
Teniendo en cuenta la mirada de lujuria en sus ojos verdes, sin duda iba a
intentar algo.

Maldición. Yo estaba jodida... literalmente.


40

Remy

Justo como me lo temía, Asher borracho era del tipo acaramelado,


sensiblero y cachondo.

—Te veías muy bien esta noche —me dijo desde el asiento del copiloto de
mi auto—. ¿Te he dicho antes lo bien que te veías?

—Umm... —Me mordí el labio para mantenerme controlada—. No, no lo


hiciste. Pero gracias.

—De nada. Sin embargo, es la verdad. Eras la mujer más hermosa en todo
ese club. No le digas a la novia, pero estabas incluso más bonita que Eva. Y
conseguí estar en este auto completamente a solas contigo en este
momento. Maldición, soy un bastardo con suerte.
Oye... —dijo arrastrando las palabras mientras rodaba la cabeza contra el
asiento para poder mirarme—. ¿Sabes algo?

— ¿Qué? —pregunté, oh tan muy dispuesta a cambiar de tema. Suspiró


mientras me miraba.

—Aprendí lo que en realidad quiere decir te amo.

¡Mierda! Bueno, sin embargo no quería que el tema se cambiara a ese.


Aferré mis manos alrededor del volante y no dije nada.
¿Por qué tuve que decirle eso a él? Sabía que no le tomaría nada el
preguntarle a cualquier persona que supiera español que se lo tradujera.

—Nunca nadie me lo dijo antes —dijo, su voz volviéndose ronca—. En


ningún idioma.

Mi corazón se rompió por él, y de repente comprendí por qué lo dije,


porque más o menos ya sabía que no lo escuchó mucho. Su madre, su
padre, su tío que apenas lo crio. Ninguno de ellos se lo habría dicho.
Y Pick era un demasiado nuevo hermano para ir soltando mierda palabras
suaves de amor.
Así que lo dije porque él merecía escucharlo. Y lo dije en serio. Era un
hombre increíble que sólo necesitaba a una persona para apreciarlo y
decirle lo especial que era.
Sabía que no debí ser yo, pero fui capaz de resistirme. Todo el mundo
necesitaba escuchar “te amo” al menos una vez en su vida.

— ¿Lo dijiste en serio? —preguntó.

Apreté los dientes y me concentré en conducir mientras entraba en el


callejón que conducía a su casa. Pero tan pronto como apagué el motor,
volvió a la cuestión.

— ¿Lo hiciste? Solté una respiración profunda y tranquilamente le dije la


verdad.

—Sí. — Cuando lo miré, sus ojos se encontraban brillantes a causa del


alcohol pero parecía extrañamente lúcido—. Lo dije en serio.

Aire silbó por entre sus dientes apretados. Luego se acercó y apenas rozó
mi pierna desnuda con sus dedos.

—Quiero pasar el resto de la noche dentro de ti.

—Asher —gemí y palmeé mis manos sobre el rostro—. No me hagas esto.


Estás borracho. Se encogió de hombros.

— ¿Y?

—Así que, obviamente olvidaste o que sientes por mí. Soy tu persona
menos favorita en el planeta en este momento, ¿recuerdas? Te
arrepentirás en la mañana.

—Sé exactamente lo que siento por ti, Remy. Aún estoy bastante enojado
sobre lo que hiciste, y no sé si alguna vez te perdonaré, pero aún te deseo.
—Su mano acarició más arriba en mi muslo, deslizándose entre mis
piernas—. Y te extraño.

Me estremecí y cerré los ojos, tratando de luchar contra la tentación. Pero


siguió hablando, siguió siendo tentador.
—Te he deseado toda la noche, debajo de mí sobre una cama donde
pueda pasar las manos y boca sobre este cuerpo. —De repente, su toque
ya no era burlón y suave. Se volvió fuerte y deslizó los dedos debajo de mi
vestido, buscando mis bragas de inmediato—. Me refiero a tenerte,
también.

—Dios —jadeé, aferrando el volante mientras frotaba el punto que dolía


más a través de la tela de seda de mis bragas. Gemí una fracción de
segundo antes que él.

—Jesús, y ya estás mojada por mí. —Pasando la barrera que mi ropa


interior proveía, empujó un grueso dedo dentro de mí.

—Asher, espera. —Agarré su muñeca y apreté mis piernas juntas,


atrapando su mano donde estaba, pero también evitando que me diera
más placer.
Pero el maldito hombre curvó el dedo dentro de mí.

— ¿Por qué? Quieres esto tanto como yo. —Encontró mi punto G, frotó el
dedo en contra de él, una y otra vez.
Lancé el cráneo contra el reposacabezas del asiento, Apreté los dientes
contra el creciente placer. Pero, Dios. Él sabía exactamente dónde tocar.

Maldiciéndolo abiertamente en español, abrí las piernas y alcé las


caderas, encontrando su asalto placentero con codicioso abandono.
Cuando la euforia golpeó, comprendí vagamente en algún lugar de mi
cabeza que él me hacía llegar con nada más que su dedo índice.
Pero todavía estaba demasiado drogada por las felices endorfinas para
realmente importarme lo vergonzoso que era ese hecho. Cada músculo de
mi cuerpo se aflojó cuando me desplomé inerte en el asiento,
completamente drenada.

—Aún sueltas un montón español cuando te vienes —dijo Asher desde un


lado.

Sonaba curioso sobre su afirmación, como si se diera cuenta de un hecho


nuevo—. Supongo que esa parte no era mentira, después de todo. Aún
jadeante por mi orgasmo, miré hacia él con lo que sólo podrían ser
salvajes ojos aturdidos.
—Te sorprenderías por todas las cosas que pasaron entre nosotros que
eran realmente ciertas.

Su mirada era intensa y la expresión un poco salvaje en sí misma.

—Entra conmigo, Remy.

Ya no preguntaba. Era una orden, y el cielo me ayude, lo seguí. Tomé su


mano cuando la extendió para tomar la mía, fui con él a su puerta y besé
la parte posterior de su hombro mientras esperaba detrás de él a que
desbloqueara todos los cerrojos.
Cuando me llevó dentro, se pegó cerca de la escalera, mirando hacia atrás,
a mí, cuando estábamos a mitad de la escalera.

— ¿Recuerdas cuando no podía esperar a tenerte y te tomé justo aquí?

Dios, ¿cómo podría olvidarlo? Era una de las razones por la que me
hallaba aquí con él de nuevo, cuando sabía bien que no debería.
Agarrando su mano con más fuerza, le advertí—: No te atrevas a
intentarlo esta noche. Estas demasiado borracho para manejarlo ahora.
Asher se rio entre dientes.

—No te preocupes. Te quiero en una cama para todas las cosas que he
planeado.

Me estremecí y le agarré la mano con más fuerza. Me llevó directamente a


la cama y se detuvo al pie de ella para girarse hacia mí y besarme, a la vez
que deslizaba el vestido fuera de mis hombros. Tan pronto como me tuvo
en sujetador y bragas, dio un paso atrás para tomar el cuadro completo.

—Jodidamente impresionante —dijo bajo el aliento, agarrando mis dedos


de nuevo para ayudarme a entrar a la cama.

Después de ponerme cómoda sobre la espalda, la cabeza descansando en


su almohada y mi cuerpo extendido ante él, colocó una mano en mi cadera
para que permaneciera así—. Acuéstate aquí, justo así mientras me doy
un festín contigo. —Luego de tomó mis brazos, los movió hasta por
encima de mi cabeza hasta que puso una mano sobre la otra—. Imagina
que estás atada aquí. Sonreí.
— ¿Qué? ¿Sin esposas? Negó con la cabeza, sin devolverme la sonrisa.

—Las tiré. —Sus ojos verdes intensos en los míos—. Me instaban a ir


detrás de ti.

Tragando saliva, porque no tenía intención de sacar un tema doloroso,


susurré —: Lo siento. No respondió, su mirada demasiado concentrada en
mi pecho.

Extendiendo la mano, con la parte trasera de sus dedos frotó las copas de
sujetador. No era tan intenso como el contacto piel a piel, pero todavía me
hacía temblar y tenía los pezones animándose con la atención.
Luego me quitó el sujetador y se inclinó para aspirar una doliente punta
en la boca. Me arqueó, gritando y apretando mis manos para no poder
romper su regla y enterrar mis dedos en su cabello. Pero luego se movió
hacia abajo, agarró con una mordida las bragas y las jaló por mis piernas.
Cuando su lengua lamió mi sexo, no pude evitarlo. Agarré puñados de
todo ese cabello suave y sexy, apreté mis caderas contra él, montado su
cara con olvido. Cuando se incorporó, limpiándose la boca y sonriéndome,
me estremecí con un agitado y feliz suspiro, amando lo revuelto que se
encontraba su cabello.

—Te dije lo mucho que me encantaba el sabor de coño, ¿cierto? Cuando


pensé que eras un chico.

Asentí, esperando que no comprendiera que cometía un gran error por


estar aquí de esta manera, con una mentirosa como yo. Pero se limitó a
sonreír como si fuera divertido revelarme tal cosa.

—Te dije un montón de mierda. Mucho más de lo que le he dicho a


cualquier otro ser viviente en el planeta.

No estaba segura de qué decir, excepto que lamentaba que hubiera


colocado su confianza en mí cuando todo el tiempo me encontraba
demasiado temerosa por incluso revelarle mi sexo, contuve la respiración.
Porque realmente no lo sentía.

Aprecié cada pequeña confidencia con la que alguna vez me alimentó. Sus
ojos verdes parecían tristes mientras me miraba y posó la mano sobre su
cadera. Todavía se hallaba completamente vestido, pero pude ver su
excitación elevando la parte frontal de sus pantalones. Tenía que
admitirlo, que nunca tuve a un chico en esmoquin haciéndome sexo oral.
Era como algo con clase.

— ¿Es por eso que volviste la segunda noche? —preguntó—. ¿Debido a


que sabías lo mucho que odiaba las aventuras de una sola noche? Tuviste
que hacerlo dos noches, así no estaría molesto?

Negué con la cabeza.

—No. Volví para decirle la verdad, porque odiaba hacer que pasaras por
otra aventura de una noche. Pero luego me besaste, y... — Negué con la
cabeza, haciéndole saber que el resto era historia.

Triunfo Masculino se mostró en su mirada mientras sus labios temblaban.

—Así que mi boca tiene algún tipo de, poder místico de control mental
sobre ti, ¿eh?

—Puedes decirlo de nuevo —No quise murmurar.

Se rio y se deslizó de la cama para quitarse la chaqueta y luego


desabrocharse la camisa de vestir.

—Tendrás que mostrarme cómo funciona este poder.

Sentándome para ayudarlo con los botones superiores, ya que comenzó


desde la parte inferior, alisé las manos dentro de la camisa, sobre su
pecho y la deslicé fuera de sus hombros.

—Todo lo que tienes que hacer es sonreír, y es bastante seguro que estoy
muerta.

—En serio. —Sus labios forman una sonrisa complacida—. ¿Cómo está?

—Ajá. — Presioné mis labios en sus pectorales y él hundió los dedos en


mi cabello, dejándome tener un poco de diversión antes de jalarme hacia
atrás y urgirme a que me acostara de nuevo.
Luego se quitó los pantalones, mirándome todo el tiempo. Cuando llegó a
la caja de condones y frustrado, sacó un paquete, lo sostuvo entre dos
dedos y dijo—: El último. ¿Sabías que terminaría utilizando todos en ti
cuando me los compraste?

Negué con la cabeza.

—Los compré, pensando que nunca usarías alguno conmigo... y odiando a


cada mujer con quien los usaras.

Se concentró en rodarlo en su lugar antes de estirarse por encima de mí y


me miró a los ojos.

—Y aquí, tú fuiste la única.

Dejé salir un suspiro tembloroso, lágrimas brillando en mis ojos porque


sabía que me daba un regalo. No merecía estar aquí. Suavemente, me
cepillé su cabello de su frente, saboreando el momento.

—Remy —susurró. Cuando empujó dentro de mí, me quedé sin aliento y


me arqueé. Apretó los dientes y mantuvo su mirada en la mía, incluso
mientras sus ojos verdes se volvían vidriosos por la lujuria.

—Maldita sea —dijo con voz áspera—. Siempre me tomas por completo.
He tenido mujeres que me piden que no empuje toda dentro porque no
pueden tomarla. Folladas vacías y superficiales.
Pero tú no. Nunca tú. —Se inclinó, sus labios cerniéndose sobre los míos
mientras se movía lentamente dentro de mí, empujando hasta el fondo
antes de retirarse para poder sumergirse de nuevo.
Luego me besó.

Envolví las piernas alrededor de él y agarré su cabello mientras nuestras


bocas se apareaban. Puso más poder detrás de sus caderas, empujándome
sobre el colchón con cada empuje poderoso.

— ¿Cómo está mi boca ahora? —preguntó entre jadeos, el aliento cayendo


en mi oído mientras deslizaba su nariz a lo largo de mi mandíbula—. Te
hace saber lo que realmente quiero, ¿no? —Entonces sus dientes
mordieron el lóbulo de mi oreja antes de que susurrara—: Dilo. Dios,
sabía lo que quería, pero no podía entregárselo. Dolía demasiado. Así que
cerré los ojos y me aferré a él con más fuerza mientras bombeaba su
cuerpo contra el mío. Clavó en mí un poco más duro, perforándome más
profundo.

—Maldita sea, Remy. Dilo.

Gemí mi negativa y cerré los ojos con fuerza antes de enterrar mi cara en
su cuello. Pero Asher ahuecó la parte posterior de mi cabeza con una
dulzura que no esperaba.

—Por favor. El dolor en su voz fue mi perdición.

—Te amo —susurré.

Gimió y arqueó el cuello hacia arriba. Vi la satisfacción cruzando su rostro


cuando cerró los ojos y dejó su boca abierta como si experimentara el
nirvana final.

Adicta a su respuesta, repetí—: Te amo. —Mientras deslicé mis dedos


hasta su garganta antes de inclinarme para besar su pulso. Hundiendo mis
talones en la base de su espalda, lo insté a ir más profundo y chupé una
punto directamente debajo de su oreja—. Te amo más de lo que nunca he
amado a otro.

Él no tenía idea de qué tipo de palabras de amor le dije, pero lo puso en


marcha. Aferrando mi trasero con una mano, garrando mi culo en una
mano, agarró mi cabello en la otra. Luego me besó como si no hubiera un
mañana mientras aceleraba, viniéndose con un gruñido masculino de
liberación.

—Dios —abrí la boca antes de gritar—: ¡Oh, Dios mío! Asher... Juro que se
desmayó en el mismo instante en que terminó, porque permaneció
inmóvil encima de mí, con la frente apoyada en mi hombro. Pero luego me
acarició la espalda y se movió.

—No te muevas. —Envolvió la mano alrededor de mi cadera, incluso


mientras se sentaba—. Sólo voy a deshacerme de esto. Regreso pronto. —
Me miró mientras se ponía de pie.
— ¿Necesitas algo? Revisé entre mis piernas, e hice una mueca.

—Sí, por favor. Con un movimiento de cabeza, desapareció en el cuarto de


baño. Escuché el agua correr en el fregadero y apagarse una vez más
antes de regresar a mí y entregarme una toalla que humedeció con agua
tibia.

—Gracias. Me limpié y él se sentó a mi lado, mirando con ojos soñolientos,


pero con intención. Con cualquier otro tipo, eso probablemente sería raro.
Pero no con Asher, era diferente. Íntimo. Casi una unión.

No estaba segura de cómo explicarlo. Cuando terminé, tomó la toalla de


mi mano y la arrojó por la habitación hacia un cesto llena de ropa sucia.

— ¿Te quedarás el resto de la noche? —preguntó, girándose hacia mí.

Mi resistencia ya se había ido al infierno, y estaba más allá de aliviada de


que no me echaba después de que consiguió lo que quería, así que asentí.

—Sí.

—Bien. —Se arrastró sobre el colchón conmigo, bajo las sábanas,


curvándose detrás de mí mientras envolvía un brazo sobre mi
cintura—. Me gusta dormir contigo.

Cerré los ojos y me dije que esto no significa que me perdonó. Nada de la
belleza que acababa de ocurrir entre nosotros significaba nada.
Aún se encontraba borracho. Él podría, y probablemente lo haría,
lamentar todo por la mañana. No debería hacerme ilusiones. Pero
mientras me acurrucaba de nuevo en él, suspiré y comencé a tener un
sueño cómodo. Justo antes de que dormirme, murmuré—: Te amo. —En
Inglés.

Su brazo alrededor de mi cintura se apretó un poco más, me apretó con


un poco más de firmeza contra él. Pero nunca me lo dijo de regreso.
Y por mucho que hizo que el dolor crudo en mí creciera, no esperaba que
él repitiera el sentimiento.
41

Remy

Dormí más de lo que pretendía. Pero estaba bien, Asher todavía estaba
inconsciente, respirando profundamente a mi lado.
Tenía un montón de tiempo para escaparme antes de que él se
despertara. Salvo que perdí un par de segundos mirándolo con total
asombro, incapaz de creer que había conseguido una noche más con él.

Era tan malditamente hermoso. Me encantaba cómo sus pestañas


descansaban con tanta tranquila serenidad en contra de sus pómulos y
sus labios apenas se abrían para dejar salir cada respiración.
Su cabello estaba locamente disperso por toda su frente, oscuros
mechones mezclándose con rayos más rubios destacó las discusiones, y
no pude evitarlo. Extendí la mano para alejarlos suavemente de su frente.
Y, por supuesto, su cabello de seda me llamaba, pidiendo más. Así que
pasé dos dedos a través de algunos mechones más.

Mi mirada vagó hacia abajo, sobre sus dorados hombros desnudos donde
las sábanas blancas se encontraban metidas hasta debajo de sus axilas.
Me gustaba saber que él era una persona que dormía en su lado de la
cama. Yo era una persona que dormía solo en un lado de la cama, también.

Tal vez en alguna realidad alternativa, podríamos dormir cada uno en sus
lados de la cama juntos, acurrucados en todo nuestro sueño.

Pero en esta realidad, él todavía estaba enojado conmigo por ser una
maldita mentirosa, y él sólo había dormido conmigo porque había estado
borracho y demasiado cachondo. Y yo realmente tenía que salir de aquí
antes de que lo despertara y agitara el nido entero de avispas.
No quería saber si él estaba enojado conmigo por haberme aprovechado
de su estado de embriaguez anoche. No, iba a terminar esto con una
hermosa y feliz nota, con él durmiendo pacíficamente y mi cuerpo todo
deliciosamente adolorido por nuestro reciente acto sexual.

Agarrando mi ropa tan pronto como me deslicé lo más silenciosa y


sencillamente posible de la cama, me vestí en la casi oscuridad y aferré
mis zapatos a mi pecho para poder andar de puntillas hacia la escalera.
Pero detrás de mí, una voz soñolienta preguntó—: ¿Yéndote tan pronto?
Di un grito ahogado y me di la vuelta, golpeando mi mano sobre mi
corazón.

—Oh, mierda. Estas despierto.

—Sí— dijo. Su voz aún ronca, se sentó y se pasó la mano por el pelo para
acunar los lados de la cabeza.

Las sabanas caían hasta su cintura, dejando al descubierto un pecho


caliente y tonificado que me hizo la boca agua. Quería volver a él tan mal,
arrastrarme bajo las sábanas y abrazar su calor, permanecer ahí por el
resto de mi vida.

Pero… sí. La realidad era una perra. Y en la realidad, él hizo una mueca,
recordándome que debía estar sufriendo de una resaca y recién se hallaba
verdaderamente sobrio por primera vez en horas.
Sobrio y consciente. Lo cual era la razón para escabullirme fuera y
permanecer lejos de su cama y delicioso cuerpo... antes de que me diera
una patada y me gritara por ser una vagabunda que no podía mantener
sus manos fuera de él cuando se hallaba vulnerable y fuera de sí.

Hice una mueca, sintiendo su dolor.

—Lo siento, quería estar fuera de aquí antes de que te despertaras. —


Cambiando mi peso de un pie descubierto al otro, me mordí el labio —. En
caso de que, ya sabes, lamentaras lo de ayer por la noche y no quisieras
verme.

Dejó de agarrarse la cabeza y dejó caer las manos a su regazo para que
pudiera mirarme. Cuando él no dijo nada, me moví de nuevo, poniéndome
más incómoda que nunca. Mirando hacia el techo, me aclaré la garganta y
le pregunté:

—Entonces, ¿lo haces? ¿Te arrepientes?

No respondió de inmediato, y yo no podía aguantar el suspenso, así que


cambié mi mirada hacia él. No me tranquilizó diciéndome que no
lamentaba nada, así que tenía que significar que si se arrepentía.
Debía estar deseando que lo pasó anoche entre nosotros nunca hubiera
pasado.

Las lágrimas y la devastación se abrieron paso. Esperaba poder


mantenerlas a raya el tiempo suficiente para salir antes de que las vea,
pero también quería quedarme un segundo más en caso de que, por algún
milagro, decidiera... no lo sé... perdonarme, o algo.

Pero luego fue y admitió: —No estoy seguro. Parpadeé, preguntándome al


principio si lo había oído bien. Luego sacudí la cabeza. ¿Acababa de decir
no estoy seguro?

¿Qué demonios? Fruncí el ceño, de repente ya no abatida, sino


simplemente molesta. ¿Pero no estaba seguro? Seguramente, sabía si se
arrepentía de tener relaciones sexuales conmigo o no.

Infiernos, la única razón por la que un buen tipo como él no me estuviera


tranquilizando a estas alturas tenía que ser porque lo lamentaba. Así que,
¿por qué no dejaba de acobardarse y me lo decía de una vez?

—Sabes —murmuré, mirándolo mal, el dolor y la ira sacando mi


personalidad atrevida —. Me doy cuenta de que lo he jodido. Malo. Te
mentí durante más de un mes. Traicioné tu confianza. Herí tus
sentimientos. Y te engañé de la manera más terrible imaginable. Y lo
siento por eso.
Lo lamento como el infierno. La última cosa que quería hacer era herirte.
Si pudiera volver en el tiempo, lo haría, pero... —Meneé la cabeza—. No sé
si lo haría todo de nuevo de manera diferente por segunda vez. Porque si
lo hiciera, nunca habría llegado a conocerte así como lo hice. Nunca
hubiera conocido cuan... increíble que eres.
Yo... joder, no me hubiera enamorado tanto de ti. Y no puedo lamentar esa
parte. Pero tampoco puedo dejarte usar mis sentimientos y conciencia
culpable contra mí de nuevo. La próxima vez que estés caliente y quieras
sexo de mí, tiene que significar algo. ¿Entendido? Respiró atormentado y
se pasó la mano por la cara cuando desvió la mirada.

—Sí — murmuró—. Entiendo.


—Y me voy —le dije mientras me daba la vuelta, pero un lugar vacío
extraño encima de la abertura escalera me llamó la atención. Con el ceño
fruncido, me di la vuelta.

— ¿Dónde diablos está Mozart?

Su rostro cayó, y su expresión se volvió atormentada.

—Se ha ido.

Jadeando, me tambaleé hacia atrás. Agarrando mi pecho, Parpadeé hacia


él, tratando de dar sentido a sus palabras.

— ¿Qué quieres decir ido? —La pequeña criatura había estado tan llena
de vida, y Asher había cuidado de él muy bien. No podía simplemente...
morir. ¿Cierto?

—Quiero decir que jodidamente se fue —espetó, frunciendo el ceño hacia


mí por entrometerme en el tema—. Llegué a casa, su jaula estaba abierta,
y él no estaba en el apartamento.

—Pero... —Fruncí el ceño arrugado mientras sacudía la cabeza. Eso no


tenía sentido —. Es una ardilla. No había otra manera para que salga de
este apartamento excepto a través de esa puerta de allá, y no pudo
haberla abierto por su cuenta.

—Bueno, entonces debió haberse escapado cuando yo entré o salí. No


tengo ni una puta idea.

Le envié una mirada de “no te creo”.

— ¿Y no crees que lo habrías visto correr hacia fuera entre tus piernas
cuando abriste la puerta?

—Te lo dije, no lo sé. Sólo sé que llegué a casa, y él se había ido.


Mordiéndome el labio, me di la vuelta para estudiar el tramo desnudo de
pared donde la jaula de Mozart, una vez había estado colgada.

—Creo que alguien más lo dejó salir.


Asher dejó escapar un suspiro cansado.

—Imposible. Nadie más ha estado aquí... excepto tú.

Me di la vuelta lentamente.

—No fui yo. Con el ceño fruncido, gruñó.

—Sé eso. Entonces, ¿quién estás sugiriendo que irrumpió en mi


apartamento para…? —Cuando vio la respuesta en mi cara, gimió—. Oh
Jesús. ¿Sigues con la teoría de conspiración que mi padre quiere
venganza?

—Tiene sentido —le dije a la defensiva. Y sí lo tenía... para mí.

— ¿Por qué simplemente dejaría ir Mozart en lugar de, no sé, matarlo? ¿Y


por qué, si hizo todas las otras cosas que piensas… iba a molestarse con
tales bromas irritantes y estúpidas cuando podría abordarme con algo
mucho más letal, como un arma?

—Porque es un matón. A los matones les gusta rascar y sacar las costras
hasta que llegan a la carne de la herida debajo.
Rara vez vienen hacia uno con un asalto de frente si no están
completamente seguros de que son más grandes y más fuertes y se
pueden ganar. Ya no eres un niño de siete años, por más tiempo; él está
tratando de encontrar tus debilidades.
Y probablemente no mató en el acto a Mozart, ¿porque quién coño en
realidad podría atrapar esa pequeña cosa astuta para matarlo? ¿Por qué
molestarse siquiera tratando cuando sería igual de devastador para ti el
solo hecho de que ha desaparecido?

Y me di cuenta de que era devastador para él. Sus ojos verdes se iban
cerradas con el dolor mientras miraba en el lugar donde la jaula de
Mozart había estado colgada. Realmente le debía de haber disgustado si
ya había quitado todo... muy doloroso de ver.

Me abracé a mí misma, mirando en el lugar también.


—Espero que esté bien.

Asher esnifó y sacudió la cabeza.

—Probablemente está pasándolo bien en un lindo parque lleno de un


montón de árboles y frutos secos.

O estaba muerto, silenciosamente me preocupé. Echando un vistazo a mí


con el ceño fruncido, como si hubiera leído mis pensamientos,
murmuró—: Pensé que te ibas, porque estás enojada conmigo.

Suspiré.

—Tú eres el que no puede decidir si te arrepientes de dormir conmigo o


no.

Sus ojos verdes cambiaron con ira.

—Oh, bueno, perdón por estar un poco confuso. Pero me lastimaste peor
que cualquier otra persona, y eso me asusta como la mierda.
Nadie ha llegado a estar tan cerca de mí sin que yo esté tan
completamente consciente de ello antes. Así que lo siento si me está
tomando más tiempo del que te gustaría para averiguar si realmente
puedo confiar en ti.

Me encogí dentro de mí un poco, sumergiéndome en lo que acababa de


decir. Realmente le había hecho daño, y encima de eso, me lo dejé tan mal
que no estaba seguro de si podía confiar de nuevo.
Sabía exactamente cómo se sentía. Cuando Fisher me había dejado dolida
y engañada, él había roto mi confianza y pisoteado todo mis sentimientos,
así que no quería tener nada que ver con ningún hombre nuevo... hasta
Asher.
Y sin embargo, ahí estaba yo, haciéndole la misma cosa a la única persona
que me había ayudado a sanar de una herida similar. Sintiendo el peso de
mi vergüenza, incliné la cabeza.

—Estás bien. Me iré.


Cuando me di la vuelta, gruñó una maldición, entonces llamó—: Remy...
Pero ya estaba corriendo por las escaleras para escapar de él.
Para escapar de mí misma. Pero no importaba lo rápido que corría, o a
donde huía, estaba todavía allí, conmigo... la perra que había herido a
Asher Hart.
42

Parte I

Asher

La necesidad de correr tras Remy y arrastrarla de nuevo en mi


apartamento se intensificó.
Maldita sea, probablemente se encontraba llorando ahora mismo, y no
quería eso. Solo quería que mi cabeza parara de golpear y algunos
minutos sin preguntas y compromisos de toda la vida para pensar con
claridad de nuevo.

¿No entiende que nunca había sido otorgado con la oportunidad de amar
y ser amado antes? No como esto. Era una mierda.
Y saber que todo comenzó con una mentira y la confianza rota... ¿qué
hombre en su sano juicio le daría a eso otra oportunidad?
Supongo que un hombre desastroso y loco, que solo quería a su mujer de
cualquier forma que pudiera tenerla. Porque un segundo después, lancé
mis sábanas y agarré el primer par de pantalones que encontré, los
pantalones de vestir de anoche para la boda. Sujetándolos, corrí por las
escaleras. Para cuando me metí en el callejón, se había ido. Todo lo que vi
fue el parachoques trasero de su coche mientras giraba fuera del callejón.

— ¡Maldita sea! —Agarré mi dolorida cabeza y moví mis pies descalzos


sobre el asfalto sucio para evitar el vidrio roto clavando en mis talones.

Ahora iba a tener que perseguirla, y todavía no estaba seguro de lo que


quería decirle. Supongo que podría comenzar confesándole que no estaba
arrepentido por lo de anoche en absoluto.

Anoche fue... increíble.

Pero estuve molesto que tratara de escaparse de mi otra vez, y todavía


estaba encontrando dificultades para dejar de lado todas sus mentiras.
Sin embargo, Pick tenía razón. Iba a tener que perdonarla, porque sabía
que no quería pasar el resto de mi vida sin ella.
Anoche abrí los ojos al hecho de que la conocía. Pudo haberme engañado
sobre un par de cosas importantes, pero por dentro, seguía siendo esa
persona que entabló una amistad conmigo, y no estaba dispuesto a perder
ese amigo... o amante.

Con un suspiro, pasé las manos por mi cabello y me giré para volver a
entrar al apartamento. Necesitaba ponerme más ropa, tal vez tomar un
par de analgésicos y beber alrededor de un litro de agua antes de
perseguirla.

Pero antes de que pudiera dar un paso para entrar, un extraño animal
desde un contenedor de basura cercano me hizo detenerme y echar un
vistazo por encima.

Esperaba ver una rata, así que cuando una ardilla de aspecto desaliñado
con el pelo muy enredado incluso su cola, salió como una flecha del
contenedor de basura, casi me enfado conmigo mismo.

— ¿Qué... Mozart?

Tenía que serlo porque corrió directamente hacia la puerta abierta y saltó
dentro, saltando por las escaleras hasta desaparecer en mi apartamento.

—Mierda —Jadee. Mi mascota volvió a casa.

La emoción me inundó, pasé una mano temblorosa por mi cara antes de


apresurarme abajo para conseguirle algo de comer. La vida en el exterior
no debe haberle tratado amablemente porque se movía como si tuviera
frío o miedo.
Quería agarrarlo y abrazarlo cerca, pero sabía que no le gustaría. Así que
corrí al mueble de la cocina y vacié toda una bolsa de cacahuetes en el
suelo. Ni siquiera le importó que me quedara ahí mismo al lado de la pila.
Corrió y empezó a llenar sus manos antes de abrir uno y comer allí
mismo.

—Pobre pequeñín —murmuré, llegando a mis pies para poderle


conseguir un poco de agua—. Fue duro ahí fuera ¿no?
Una sonrisa iluminó mi rostro mientras lo observaba por un minuto antes
de que él decidiera que era suficiente la unión y desapareciera bajo la
cama. Luego dejé escapar un suspiro tembloroso y miré alrededor de mi
apartamento antes de reír aliviado.
— Bienvenido a casa, amigo. —dije en voz alta, pero el lugar todavía era lo
suficientemente solitario así que mi voz hizo eco a mi alrededor.
Eso hizo que la pequeña parte hueca vacía en mí , pinchara con necesidad.
La primera persona a la que quería llamar era Remy.

Demonios, era la única que quería llamar y contarle. Y eso me dijo todo,
ahí mismo. Así que, mintió. Tuvo una razón y nunca fue herirme. Se
disculpó y realmente lo sintió.
Podría superar eso. Porque, joder, la amaba. Reconociendo esto, casi al
instante provocó esta sensación de liberación dentro de mí. Alegría corrió
a lo largo de mi piel, y arranqué los pantalones para tomar una ducha
rápida. Iba a recuperarla.

Después de ducharme, me vestí, me puse los zapatos, y cogí mi teléfono.


Asegurándome de que Mozart aún se encontraba satisfecho y debajo de la
cama, me enderecé desde el suelo y fui hacia a la puerta. Remy Elisa
Curran, allá voy.

Diez minutos más tarde, me detuve en su edificio de apartamentos y


apagué el motor de mi moto mientras me quedaba sentado, solo...
mirando su casa.

Como que corrí hasta aquí sin un plan. Ella fue toda épica y se puso ahí
fuera, cantando canciones para mí frente a cientos de personas para
hacerme volver y todo lo que sabía decirle era:—No me arrepiento de
ello.

Haciendo una mueca de dolor por mi propia cojera, me encontraba un


poco tentado de acobardarme, encender mi moto Triumph y volver a
casa.

No tenía experiencia en el amor. ¿Qué pasa si fracaso? ¿Qué pasa si al


darle darnos una oportunidad termina matándome? ¿Y qué si me
encontraba tan asustado del dolor que me perdía lo mejor que me pudo
haber pasado alguna vez?

Apretando los dientes, salté del asiento y me dirigí a su edificio. Tenía


hasta el segundo piso para impulsar mi decisión, y me pasé la mayor parte
de ese tiempo respirando como un tipo de luchador listo para saltar en un
ring para su primera ronda de golpes.

Las cosas terminaron bien entre Pick y yo. Aquí también podrían acabar
bien las cosas. Y extrañamente, sentía como si estuviera una vez más
arriesgando todo lo importante en mi vida solo para construir una
relación con alguien. Pero esta chica valía la pena.

Cuando llegué a la puerta, estreché mis manos a mis costados antes de


levantar una y tocar. Sin embargo, antes de que mis nudillos pudieran
tocar la madera, la puerta se abrió de golpe, hacia el interior, haciéndome
saltar hacia atrás, sorprendido.

Esperaba que Remy estuviera allí, así que parpadee confundido cuando
Gally salió al pasillo. Se encontraba muy ocupado abrochando su cinturón,
estaba casi sobre mí antes de darse cuenta de me encontraba en su
camino. Jalando sus pantalones cortos, alzó la cabeza.

—Oh, hola, hombre. —Una presumida y relajada sonrisa se extendió por


su cara—. ¿Finalmente decidiste poner fin a tu sequía? —Levantó el puño
para chocar conmigo felicitándome mientras otro miembro de la banda,
Holden, salía del apartamento de Remy detrás de él, tirando de su camisa.

Mi boca se abrió mientras me quedaba boquiabierto entre los dos.

—Qué...? Pero en serio... ¿qué? Gally rió mientras Holden se volvió de un


rojo brillante. Finalmente, mi bajista se encogió de hombros.

— ¿Qué puedo decir? La niña no puede obtener la suficiente polla. Le


gusta mejor cuando cada hoyo se encuentra lleno.

Riéndose, golpeó un lado de su brazo contra el mío, como si compartiera


algún tipo de broma interna. Pero todo lo que podía probar era ácido, y
todo lo que podía ver era una masa borrosa de luz.

—No te preocupes, Hart —La voz de Gally irritó mis oídos—. La dejamos
agradable y ahuecada para ti. Diviértete.
No me detuve a pensar en ello. No creo que fuera posible contemplar ni
siquiera pensar en este momento. Sólo quería hacerle daño al idiota
bastardo. Hacerle sangrar y gritar profundo de dolor... de la manera que
me dolía. Con un rugido salvaje, me lancé a él, empujándolo contra la
pared.

—Estás muerto, imbécil. No puedo creer que la tocaras. Jodidamente te


odia.

Le golpee en un ojo y habría ido hacia el otro, pero Holden me tiró detrás
de él. Eso solo me molestó más. Traté de pegarle también, pero usó mi
propia táctica contra mí y me inmovilizó contra la pared apretando su
antebrazo en mi garganta para frenarme.
Luché, me moví y empujé hacia él para salir, pero el bastardo era más
grande, lo que me hizo gruñir de rabia frustrada. Si tan sólo pudiera tener
el tamaño de Knox o Quinn, o incluso Noel, le hubiera derribado en este
momento

Invocando interiormente algo de refuerzo y adrenalina, me lancé a él de


nuevo, haciéndole tropezar hacia atrás, lejos de mí. Apunto de saltar tras
él, detuve el golpe cuando escuché una voz, la voz de Remy, llorar.

—Qué demonios? Pero no venía de la dirección de su piso.

Girando mi cabeza, miré boquiabierto donde se encontraba parada y


congelada en la parte superior de la escalera, todavía con el vestido que
tenía anoche y sosteniendo un vaso de plástico humeante contra su
pecho.

Sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar, pero su pelo estaba
gratamente despeinado, de tener mis manos en ella anoche, se encontraba
jodidamente hermosa, tomé un segundo sólo para recuperar el aliento.
Detrás de nosotros, la puerta de su piso se abrió.
Cuando miré, vi a Jodi asomarse curiosamente al pasillo, vestida solo con
un corto y sedoso abrigo, que estaba atado lo suficientemente suelto para
mostrar que no llevaba mucho debajo, cerré los ojos y maldijo en voz baja.

— ¿Qué coño está pasando aquí? —Exigieron las chicas, casi


simultáneamente.
—Pregúntale a este hijo de puta —Gally respondió, y me di cuenta de que
estaba apuntando hacia mí, pero todavía me encontraba demasiado
ocupado inclinando la cabeza ante la vergüenza y reprendiéndome por mi
estupidez para realmente verlo—. Es el idiota que nos atacó sin razón, tan
pronto entramos en el pasillo.

Hubo un segundo de silencio, haciéndome saber que ahora todo el mundo


me estaba mirando, esperando mi explicación. Entonces Remy tuvo que ir
murmurar:

— ¿Asher? —Como si estuviera realmente preocupada por mí.

—Maldita sea —susurré y levanté mi cara, encontrando su mirada, y


haciendo una mueca tan pronto como lo hice—. Yo... —Mierda, no podía
confesarlo. Pero sus grandes ojos marrones eran tan amplios y
preocupados. Solté un suspiro y admití:

— Yo... malinterpreté la situación.

Parpadeó, frunció el ceño y luego miró entre Gally, Holden y Jodi antes de
que sus ojos se ensancharan con sorpresa.

Luego se giró nuevo a mí, con el ceño fruncido.

— ¿Estás jodidamente en serio?

Hice una mueca y apreté mi mano en mi dolorida cabeza. Mierda, olvidé


tomar los analgésicos para mi resaca.

—No sé lo que estaba pensando. —De inmediato comencé, empujando


toda la culpa y disculpa a mi expresión que podía manejar—. No estaba
pensando. Mierda. Salieron de ahí aun arrastrando su ropa. Con las cejas
arqueadas, puso sus manos en sus caderas.

— ¿Así que asumiste que estaban ahí dentro visitándome? ¿En serio?
Guau, eso debe haber sido un trío de dos minutos porque que te vi hace
veinte minutos.
Abrí la boca para negar mi exabrupta suposición, pero maldita sea... tenía
razón. Sin saber cuándo mantener la boca cerrada, Gally se pavoneó hacia
adelante, lamiendo sus labios mientras miraba el vestido de Remy.

—Eso en realidad no es una mala idea. Te ves mucho mejor que hace unos
días... Remy. ¿Por qué no le enseñas a Holden y a mí el interior de tu
cuarto ahora?

Cuando dio un paso más hacia ella, gruñí y lo empujé hacia atrás.

—Jodidamente retrocede.

Sus ojos se estrecharon y supe que me la devolvería, así que me giré


completamente hacia él para encararlo. Pero Remy se interpuso entre los
dos, empujando una mano contra mi pecho y sosteniendo una en
dirección a Gally para alejarlo.

—Está bien, suficiente —mandó.

Cuando Gally y yo paramos, dejó escapar un suspiro, maldijo algo en


español, y murmuró:

— ¿Por qué se golpean?

Me gustó un poco que todavía dejara la palma de su mano en mi pecho.


Así que dije:

— Porque es un infierno mucho más rápido para aliviar el estrés que


comer helado o hablar de otra chica como hacen las chicas.

Me miró, sus ojos marrones amplios, llenos de emociones. Detecté humor


en ellos antes de que frunciera el ceño y luego los cerrara con dolor.

—No es el momento para ser sexista y lindo —finalmente murmuró.


Cuando susurré:

—Lo siento —su mirada cayó sobre sus dedos repartidos sobre los latidos
de mi corazón.
Vi sus pestañas revoloteando mientras presionaba apenas un poco más
fuerte contra mí, como si tratara de imprimirse dentro de mí antes de
quitar su mano. Lo que pude haberle dicho era que ya se encontraba
bastante impresa en mi corazón. Pero Gally rió.

—Oh, así que eran follamigos, ¿eh? Dime, Hart. ¿Intentaste entrar en sus
pantalones antes o después de que descubriste que era realmente una
chica?

Curvé mi labio en una mueca y Remy inmediatamente fue contra mí,


deteniéndome para que no lo golpeara de nuevo. Deje escapar un suspiro
calmante, entrecerré los ojos y le dije a Gally: — Hay que hablar de
nuestra baterista con un poco más de respeto que eso, idiota.

Con un jadeo, Remy se giró hacia a mí, moviendo su cabello sobre su


hombro. Gally frunció el ceño y negó con la cabeza, y luego intercambió
una mirada con Holden antes de volverse hacia mí.

— ¿Nuestra baterista? Pensé que estaba fuera de la banda. Mandaste un


mensaje, suspendiendo el concierto del viernes, diciendo que era una
chica.

Apreté los dientes, porque ella estaba fuera de la banda cuando les mandé
esos mensajes, pero ahora cambié de opinión.

—Solo dejándoles saber su cambio de condición. Y tuvimos que cancelar


el viernes debido a... otras razones.

Remy no me corrigió, gracias a Dios. Simplemente estrechó su mirada


hacia los tres, su mirada amplia y con ganas de escuchar cómo iba a
terminar esta conversación.

—Así que, ¿quieres seriamente una maldita perra en la banda? —Gally


explotó con incredulidad, señalando hacia Remy mientras me miraba—.
Pero nos llamamos NonCastrato porque…

—No me importa por qué nos nombramos NonCastrato. Y no le llames


perra. El hecho es que ya ha estado en la banda durante más de un mes.
¿Qué diferencias hace…
— ¡Porque no quiero una maldita chica en la banda! —Gally rugió.
Frunciéndole el ceño, ovillé mis manos en puños.

Mire a Holden, todavía tenía que dar su opinión, pero podía ver por su
expresión, que seguiría los deseos de Gally. Apoyando mis piernas dejé
unos centímetros de separación e hice mi posición.

—Si no se queda, entonces no me quedaré. —A mi lado, Remy tomó aire


sorprendida, pero me quedé mirando los otros dos miembros—. Remy es
la mejor baterista que he conocido, y seré parte de cualquier banda en la
que esté.

Gally me miró un segundo más antes de maldecir y levantar las manos.

—Bien. Lo que sea. Sin embargo ella hace cualquier drama para nosotros,
y estoy fuera. —Mientras salía furioso, arrastrando más drama con su
pequeña salida furiosa que jamás había visto ni en Remy, Holden asintió
una vez conforme y siguió a Gally.

Los vi irse, recordando lo que acababan de hacer, juntos, con Jodi, y sacudí
la cabeza, perplejo
42

Parte II

Desde el apartamento de Remy, Jodi se aclaró la garganta.

— Así que, uhm... sí. Una vez más, me quedo aquí de pie torpemente entre
ustedes dos. Entonces… Voy a dejar de hablar... otra vez. —Y desapareció
dentro, cerrando la puerta, dejándome a solas con Remy.

La miré, de repente en una pérdida de palabras. Había venido aquí para


recuperarla, pero luego... todo esto había sucedido, así que terminé
suspirando y pasando mis manos por el pelo.

—Lo siento. No estaba pensando.

Abrazándose, ella asintió.

—Eso ya lo habías dicho.

—Mi cabeza sigue estando desperdigada esta mañana —traté de explicar,


ya que no parecía que iba a perdonarme por asumir tal cosa acerca de ella
y nuestros dos compañeros de banda—. Me olvidé de tomar cualquier
cosa para la resaca y estuve preocupado, tratando de decidir qué decirte.
Cuando él abrió la puerta...
No sé. Es que... perdí por completo la capacidad de pensar racionalmente.
Había ido al modo de hombre de las cavernas, dispuesto a luchar por mi
mujer.

Pero Remy todavía no me miraba. Apreté los dientes.

—Maldición. No estoy acostumbrado a esto. Las mujeres que realmente


me conocen no sólo van y me dicen que me aman.

Finalmente, levantó la vista, sus ojos marrones abiertos por la sorpresa.

Después de una respiración profunda, añadí—: No parecía real.


Era más fácil de creer que no querías haber dicho eso, que habías seguido
adelante. Pensar en ti y en ellos….fue un instante, y tuve... fue sólo una
reacción inmediata, instintiva que era realmente estúpida y…

Ella se acercó y puso sus dedos sobre mi boca, callándome.

Cuando exhalé un aliento, murmuró—: Está bien.

Cuando bajó la mano, me chupé el labio inferior entre los dientes,


tratando de probar su toque. Dios, me encontraba perdido por esta mujer.
No estando seguro de qué decir, espeté—: ¿Sabías que tu compañera de
cuarto estaba... con ambos?

Remy se estremeció.

—Por desgracia, sí. —Entonces vio la bebida que había dejado en el poste
de la escalera en la parte superior. Agarrándola, tomó un sorbo y luego
me miró con recelo—. ¿De verdad luchaste con ellos para mantenerme en
la banda?

Yo de repente no estaba seguro de qué hacer con mis manos, así que me
las metí en los bolsillos.

—Bueno... —Tiré de mi hombro tímidamente—. Es lo que más querías en


el mundo, ¿no es así?

Cuando ella no respondió, me miró a la cara. Sus ojos parecían un poco


aguados e inciertos, así que di un paso más cerca y susurré su nombre.

—Maldita sea —murmuró, apretando los ojos—. Sí, eso solía ser lo que
más quería en el mundo." Mis labios se arquearon con satisfacción.

— ¿Solía ser? —pregunté. Cuando ella se mordió el labio y asintió con la


cabeza, me acerqué más aún.

Su respiración se encogió, y mi cuerpo se agitó con necesidad—.


Entonces, ¿qué es lo que más quieres ahora? — pregunté.

Sus pestañas se abrieron y su pecho se movía.


—Sólo dilo —animé en voz baja. Pero ella negó con la cabeza.

—Yo... no puedo. Lo he jodido todo.

Mi pecho se hinchó.

— ¿Estás segura de eso?

Las lágrimas llenaron sus ojos. Ella susurró mi nombre y alcanzó mi


pecho, sólo para alejar la mano de nuevo después de que apenas me
hubiera tocado. Ahora era mi turno para mover la cabeza.

—Porque por mucho que haya tratado de arrepentirme y estar enfadado


contigo, no puedo.

Ella hipo y luego rápidamente se presionó los labios con los dedos, sus
grandes ojos mirándome como si no pudiera creer lo que estaba oyendo.

Así que seguí hablando.

— Creo que quería odiarte porque me sentía tan estúpido. Yo debí de


haber…yo sólo... Debería haber sido capaz de averiguarlo.

—No. —Echando la cabeza hacia atrás y hacia adelante, me agarró el


brazo—. Yo te engañé a cada paso, mentí y te engañé, así que no podías
darte cuenta de la verdad. Tú no has hecho nada malo. Fui yo todo. Yo…

Puse mis dedos sobre sus labios para hacerla callar.

—Y sin embargo, nunca parecía importar si eras Sticks o Elisa, chico o


chica, siempre quise estar cerca de ti. Yo... —Con una pequeña risa
autocrítica, miré al techo y le dije—: ¿Sabes por qué fui capaz de llevarte a
casa apenas diez minutos después de nuestro primer beso sin un solo
reparo de duda, después de haberte dicho sin parar acerca del deseo de
conocer a una mujer primero y realmente empezar una relación con ella?

Vergüenza llenó los ojos de Remy.

—Sí. Debido a que habías pasado mucho tiempo desde que…


—Claro que no —gruñí—. Mi libido no me controla tanto. Podría haber
esperado más tiempo.

Ella frunció el ceño, sorprendida... y sin embargo, confundida.

—Entonces…

—Fue porque te sentías tan familiar. —Me incliné hacia delante y puse la
frente contra la suya —. Como si te conociera y tú me conocieras; no
entendía en ese momento que había una razón para ello.
Pero también me puse en contacto con Elisa, sin necesidad de hablar
realmente con ella porque yo ya estaba haciendo la parte de acompañar
de una relación que me encontraba deseando... de Sticks. Su alter ego
cumplió mi necesidad emocional, por lo que lo único que quedaba que
quería era intimidad, y luego te entregué eso también, así que realmente...
me diste todo lo que más quería. No podía imaginar que todo venia de la
misma persona.

—Maldita sea. —Esnifó y se limpió la nariz mientras más lágrimas se


deslizaron por sus mejillas—. Me vas a perdonar, ¿verdad?

—Sí, lo voy a hacer. —Sonreí y le tomé de la cara para que pudiera


borrarle las lágrimas de sus mejillas con mis pulgares. Ella cerró los ojos e
inclinó la cabeza.

—Pero te mentí. Yo…

—Para —murmuré en voz baja antes de dejar escapar un gran suspiro y


frotar mis manos sobre su rostro cansado.

Entonces vi más lágrimas derramándose por sus mejillas y sólo podía


mover la cabeza. Tomando sus dedos, insté suavemente—: Por favor, deja
de llorar.

Ella negó con la cabeza.


—No puedo evitarlo. He llorado casi todo este mes desde que te conocí y
nunca lloro tanto. ¿Cómo me has convertido en una olla enloqueciendo de
agua?

Negué con la cabeza.

—Supongo que Nazareth realmente sabía de lo que estaba hablando.


Esnifando, ella frunció el ceño antes de decir—: ¿Qué? ¿Eso de que el
amor duele? Una sonrisa floreció en mi cara.

—Ves. Pillas mis bromas musicales. Me encanta eso. Me encanta que me


entiendas. ¿Cómo diablos podría no perdonarte?

—Porque no lo merezco, totalmente —balbuceó, todavía con lágrimas


cayendo por sus mejillas—. Estaba tan equivocada.

Todo lo que podía hacer era encogerme de hombros mientras le daba un


abrazo y besarle el pelo.

— ¿Quién puede decir que no habría hecho lo mismo en tu lugar? Me


dijiste lo mucho que habías deseado estar en una banda y cómo nadie te
dio una oportunidad. Honestamente —Mis labios se arquearon—, fue algo
ingenioso cómo te las arreglaste para ello.
Y yo me hallaba allí para ver como una bola de nieve se hacía una mentira
más grande, así que sé que no hiciste nada con ninguna mala intención. Sé
que nunca quisiste hacer daño o engañar o…

— ¿Qué pasa con Elisa? —espetó.

Me quedé inmóvil, todavía dolorido por eso. Pero aun así... no puedO
arrepentir.

— ¿Qué pasa con ella? —pregunté con voz ronca

—Ese tenía que ser mi mayor engaño de todos. Quiero decir, más o menos
me dijiste cómo atraparte. Dijiste que te gustaba perseguir. Y yo no tenía
la intención de despertar al cazador en ti, pero sabía…
—Pensé que habías dicho que no podías resistirte a mí ni a mi boca
místicamente potencia —le corté, sonriendo hasta que la hice sonrojar.

—Sí —murmuró, poniendo los ojos en blanco—. Eso es exactamente lo


que ocurrió, también, demasiado increíble bastardo. Pero también me
dijiste que querías conocer a una mujer antes de llevarla a la cama, y yo
no te permití hacer eso.
Te hice pasar por otra noche de sexo ocasional, a pesar de que sabía que
los odiabas, y yo…

Mi risa la calló.

— ¿Por qué demonios te ríes? —preguntó.

—Porque —Negué con la cabeza—, eres tan linda, tratando de


defenderte.

—Pero…

—No. Shh. —Presioné mi boca con la suya, y sí, funcionó. La callé. Y sabía
muy bien también.

Quería ir más profundo, besarla más, pero había una cosa más que decir
antes de perderme en el placer que era Remy Curran—. No me arrepiento
—prometí—. De nada.

¿Ahora vas a dejar de tratar de discutir conmigo sobre esto, mujer? ¿O vas
a aceptarlo y venir a casa conmigo para poderte mostrar mi sorpresa, y
luego hacerte el amor durante el resto de la tarde?

Ella parpadeó una vez, luego dos veces, sus ojos marrones amplios, con
esperanza antes de que murmurar—: Vale, llévame a casa contigo
43

Remy

Me desperté con unos labios presionando un camino hasta mi espina


dorsal. Cada pocos centímetros, los dientes me mordían y la lengua se
deleitaba con la mordedura. Entonces palmas cálidas me acariciaron la
piel por detrás y se abalanzaron hacia el frente, ahuecando mis pechos.

—Mmm —tarareé con deleite, manteniendo los ojos cerrados porque


tenía algo de miedo de que toda esta tarde de pasarla desnuda con Asher
hubiese sido un sueño.

Desnudos en el sofá, jugando Call of Duty, desnudos en la cocina


preparando aperitivos de supervivencia juntos, desnudos en la cama,
pasando por una nueva caja de condones... solo gratamente
desnudos—. Eso se siente tan... bien.

— ¿Sí? —La voz de Asher me llenó antes de que él se inclinara y besara el


lugar sensible justo detrás de mi oreja—. Entonces deberías quedarte
aquí mientras estoy fuera, así en cuanto regrese puedo retomarlo desde lo
dejé.

Mis ojos se abrieron.

— ¿Fuera? ¿Regrese? —Con el ceño fruncido, rodé hacia él, solo para
jadear cuando lo encontré nodesnudo. En vaqueros y una camiseta de
color negro, se veía demasiado sexy... pero aun así.

¿Se iba?

— ¿Dónde vas? Sus ojos verdes viajaron por mi cuerpo, aterrizando en


mis pechos expuestos mientras contestaba—: Tengo que ir a trabajar.
Pero puedes quedarte. —Luego su mirada se levantó a la mía y la
incertidumbre llenó sus características—. ¿Lo harás? Tú, uh, tú me
estarías haciendo un favor enorme.
Estoy un poco preocupado por dejar a Mozart aquí solo hasta que arme su
jaula. Él en realidad había querido volver a colgar la jaula antes, pero yo
no lo dejé ponerse la ropa, y aunque me encantaba la idea de verlo
hacerlo desnudo, se negó y en su lugar me abordó en la cama y me tomó
duro y rápido.

Tampoco me había importado esa opción. Acuné su cara para ayudar a


apaciguar su preocupación.

—Por supuesto, voy a cuidar de la ardilla por ti. No voy a dejar que nada
le suceda a tu preciado. Con los labios curvados en una sonrisa inmediata,
se zambulló para un beso rápido y satisfecho.

—Gracias, pero sinceramente, yo solo quería volver a casa para


encontrarte aquí dormida en mi cama.

—Oh... —dije, rodando los ojos—. Sale la verdad. Lo que deseas es


mantenerme atrapada aquí como tu pequeña esclava sexual, ¿no? La
sonrisa del bastardo se propagó.

—Si tan solo hubiese guardado las esposas.

Eché mi cabeza hacia atrás y me reí. Envolviendo mis brazos alrededor de


él, mantuve mi cuello arqueado hacia atrás para que él pudiera besar un
camino hasta mi garganta.

Llena de una felicidad que irradiaba todos mis miembros, suspiré y


murmuré—: Te amo tanto.

La presión de sus labios se detuvo en mi mandíbula. Cuando no dijo nada,


aunque su frase de aquí debería haber sido “Yo también te amo”, bajé la
barbilla para encontrar su mirada. Sus ojos verdes se arremolinaban con
necesidad. Sabía que le gustaba escuchar mi declaración, y pude ver que
él quería responder del mismo modo —simplemente tenía miedo— así
que solo sonreí y presioné suavemente mi boca a la suya y acaricié su pelo
con mis dedos.

Él nunca le había dicho esas palabras a una mujer, y yo sentía una especie
de alegría de que estuviera indeciso. Eso me hacía saber que cuando
finalmente lo dijera, significaría más. Hasta entonces, yo estaba
completamente de acuerdo con ser paciente y jugar a la esclava sexual
hasta que se sintiera lo suficientemente cómodo para decirme.
Con un gemido, apartó su la boca de la mía, pero luego presionó nuestras
frentes.

—En serio tengo que ir a trabajar.

Sonreí.

—Entonces ve a trabajar. —Pero incluso mientras lo decía, me extendí


contra él y me aseguré de que mi rodilla rozara no tan accidentalmente la
entrepierna de sus pantalones vaqueros.

—Maldita seas, mujer tentadora, desnuda y sexy. —Gruñendo, me puso


sobre mi espalda, cogió uno de mis muslos para deslizar sus caderas entre
mis piernas, y se arrastró sobre mí cuando empezó a desabrochar sus
pantalones vaqueros—. Solo tenemos tiempo para uno rapidito.

— ¡Oh, bien! —grité con alegría y tiré de su camisa, quitándosela al


tiempo que él abrió un paquete de condón.

Pero ni siquiera tuve tiempo para tirarla al otro lado de la habitación


antes de que él estuviera empujando dentro—. ¡Oh! Jadeando por la
sorpresa, me aferré a su espalda y clavé las uñas en su piel cálida
mientras me penetraba sin piedad.

—Por Dios, de verdad iba a ser rápido, ¿no? Mmm... Más rápido. ¡Más
duro! No sé si al final entendía algo de mi español, o si simplemente se
daba cuenta de lo que mi cuerpo quería, porque él me lo entregó,
lanzándose dentro de mí, llenándome con una alegría física que estalló
justo debajo de mi piel y me hizo venir, pero también de una calidez en mi
corazón que me hizo cerrar los ojos y aferrarme a él mientras me seguía
con su propio orgasmo.

—Te amo —le susurré.

Expulsó un suspiro lleno de paz y presionó su frente con la mía. Un


momento de silencio satisfecho le siguió, donde simplemente nos
abrazamos. Le acaricié su espalda y su pelo, dándome cuenta de que se
estaba poniendo somnoliento y seguramente se quedaría dormido encima
mío en cuestión de segundos, pero no me encontraba del todo lista para
despertarlo y enviarlo a trabajar.

Sin embargo, un castañeo me hizo mirar por encima del hombro desnudo
de Asher para ver a Mozart de pie sobre sus patas traseras en el extremo
de la cama, mirándonos.
Grité por la sorpresa y le lancé la camiseta que seguía arrugada en mi
mano. Asher se agitó encima de mí y se sentó para mirar atrás y ver lo que
había hecho.

—Necesitaba ponerme eso de nuevo —dijo arrastrando las palabras,


todavía medio dormido.

—Bueno, tu ardilla debe dejar de ser un pervertido —discutí, con el ceño


fruncido—. En serio, él estaba mirándote el culo.

Riéndose, Asher se arrastró hasta el final de la cama para recuperar su


ropa y se preparó de nuevo para el trabajo.

—Estoy tan feliz de que ustedes dos se lleven bien. Crucé los brazos sobre
mi pecho y lo miré terminar de vestirse.

—No habría problema si él aprendiera cuál es su lugar. —Me señalé el


pecho con un dedo, y exclamé en la habitación para que Mozart pudiera
oírme... dondequiera que estuviese—. Ese es el culo de mi hombre, ardilla.
Así que aparta los ojos de encima, ¿entendido?

—Díselo, preciosa. —Sonriendo, Asher se arrastró de nuevo hacia mí y


tomó la parte de atrás de mi cabeza mientras me besaba con fuerza y
rapidez.

Cuando se retiró, su sonrisa continuaba con aire de suficiencia


orgulloso—. Como que me gusta que me reclames como tuyo. Arqueando
una ceja, le eché un vistazo a su cuello.

—Bueno, si quieres que yo marque mi propiedad...

***
Le dejé irse cinco minutos más tarde con una sonrisa tonta y aturdida en
su rostro, y un chupetón en el cuello.

Una calidez emocionante floreció a través de mí cuando me di vuelta para


estudiar su apartamento, preguntándome qué iba a hacer durante las
próximas ocho horas más o menos, hasta que él regresara.
No estaba segura de por qué quería quedarme, pero la idea de estar
rodeada de sus cosas se sentía... lindo.
Uno de estos días, sabía que tendría que ir a casa, volver a la vida normal
y tratar de comenzar nuestra relación a partir de ahí, pero por esta noche,
simplemente iba a disfrutar de ser la esclava sexual de Asher Hart.

Después de vestirme, porque estar desnuda para Mozart no era tan


divertido como estarlo para su dueño, me preparé algo de comer. Luego
traté de alimentar a la ardilla, pero tuve la sensación de que estaba tan
dominada por esa maldita bola de pelos como Asher.

Cuando se negó a mi oferta de frutas, rompí un par de maníes. Pero le hice


acercarse y tomarlos desde la palma de mi mano... lo que la pequeña
ardilla codiciosa hizo finalmente. Mientras lo observaba disfrutar de una
nuez, apoyé los brazos sobre mis rodillas y sacudí la cabeza.

—No sé cómo diablos no te da urticaria con esas cosas. Los frutos secos
son terriblemente asesinos.

Pero Mozart no vio el daño y siguió comiendo, felizmente. Con un suspiro


de felicidad, me puse de pie, y luego saqueé el apartamento de Asher
hasta que encontré las jaulas.
Lo que yo pensé que sería una tarea bastante simple y útil terminó siendo
horas de maldiciones, sudor y un poco de sangre cuando me raspé el
brazo un par de veces con el alambre expuesto, pero por Dios, las jaulas
quedaron colgadas básicamente tal como habían estado antes.
Cuando terminé, me rasqué la cabeza, preguntándome cómo demonios
Asher iba a lograr que su rata de árbol volviera a meterse allí después de
dejar libre a Mozart, pero luego alcé las manos y decidí que podía hacerle
frente a esa tarea cuando él llegara a casa.
Así que jugué un poco de Call of Duty, pero ya no era tan divertido hacerlo
yo sola. Echaba de menos a mi hombre. Era tarde; quizá podría dormir un
poco antes de que él llegara a casa, pero me sentía impaciente para que
regresara.

A una parte de mí le preocupaba que todo esto fuera un hecho fortuito y


que él nunca regresaría, o que nunca volvería a verlo... o algo. Lo sé, me
encontraba en su apartamento, ¿adónde iba a irse? Pero la sensación
persistía. Simplemente no me merecía este final feliz.

Una media hora antes de que fuera la hora de cierre de Forbidden,


llamaron desde la parte superior de las escaleras. Al principio, salté, pero
luego, una sonrisa iluminó mi cara, preguntándome a qué estaba jugando.
Corrí por las escaleras y abrí la puerta, preparada para cualquier tipo de
entrada que hubiese planeado.
Pero no vi a Asher en el callejón oscuro. En realidad, no había nadie. Una
sensación de inquietud se apoderó de mí, así que comencé a dirigirme
hacia adentro cuando me di cuenta de la caja delgada en el suelo delante
de la puerta. Cuando leí las palabras escritas a mano “PARA REMY”, en la
parte superior, una sonrisa apareció en mi cara.

¿Cómo demonios había sabido él que me encantaban los regalos


pequeños? El hombre debe de haber hablado con mi compañera de
cuarto. Levantando la caja, cerré la puerta y bajé rápidamente hacia el
apartamento. Una vez que me encontraba sentada en el extremo de la
cama, arranqué el envoltorio marrón.
La caja de chocolates me hizo reír. No tengo idea de por qué. Era algo tan
típico de un pretendiente, algo que un chico haría para cortejar a su
mujer, lo que probablemente era lo que él estaba haciendo. Pero, maldita
sea, ya era suya. No había necesidad de que sea tan dulce.
Pero me alegraba que lo hiciera, porque el chocolate sonaba muy bien.
Metiendo la primera trufa en mi boca y gimiendo cuando mis dientes se
hundieron en el contorno y en un gran… mmm, caramelo; gemí en voz
alta.

Me comí tres antes de empezar a preguntarme dónde se encontraba


Asher. Era raro que me hubiese dejado un regalo y luego... no se
presentase para recibir su agradecimiento, lo que ooh, me recordó.
Debería darle las gracias... de forma sexy. Si estuviéramos en mi casa, yo
podría cavar en el fondo del cajón de mi ropa interior y buscar un
conjunto que compré porque era lindo, pero nunca usé.
Bueno, una chica tendría que conformarse. Después de desnudarme,
hojeé el cajón de sus camisas hasta que encontré algo suave y desgastado
que lo vi usar en más de una ocasión. Cuando me lo puse, un poco más
apresurada de lo habitual, me senté en el reposabrazos del sofá para
recuperar el aliento, con el ceño fruncido por mi repentino agotamiento.

Comí otro chocolate, pero por alguna razón, hizo que se me acelerara el
pulso... o tal vez no era el bombón, pero me sentí muy rara de repente.
Dejando de masticar mi cuarto —o este era el quinto— chocolate,
parpadeé rápidamente cuando la sala se fue de lado.

—Vaya. —Extendiendo una mano para sostenerme, sacudí la cabeza. ¿Qué


demonios? Traté de tragar, pero el chocolate no quería bajar. En cambio,
jadeé, y luego un dolor violento me atravesó el estómago.
Agarrando mi abdomen, me deslicé del sofá y aterricé sobre mis rodillas,
doblándome hasta que quedé presionando mi frente contra el suelo de
madera fresca.
La cara de Mozart apareció de debajo de la cama como si estuviera
preocupado, y se acercaba a verme. Traté de decirle que me encontraba
bien, pero me tomó un segundo darme cuenta de que no podía hablar...
porque mi garganta se estaba hinchando.
Parpadeé cuando la ardilla se volvió difusa, y mis ojos también se
hincharon. Oh, mierda. Reacción alérgica.

Un poco desconcertada porque uno nunca había llegado tan lejos antes,
busqué mi bolso, pero no podía recordar dónde lo había dejado. Traté de
mirar alrededor de la habitación, pero apenas podía ver nada. Mi
respiración empeoró. Con voz áspera, dije el nombre de Mozart, no muy
segura de que podía hacer él; ¿buscar mi bolso por mí? Pero me alegré de
que al menos estuviera aquí conmigo.
Mis pulmones se paralizaron porque ya no podía meter el oxígeno, y creo
que empecé a vomitar, pero me sentía tan débil, y mi piel estaba tan fría y
húmeda, que solo me acosté en el piso de Asher, temblando.

El segundo antes de perder la conciencia, una lágrima se deslizó por mi


mejilla. Esto iba a ser un golpe duro para él. Había vivido toda su vida
esperando a que alguien lo amara, y ahora... ahora tenía que dejarlo. Como
no quería eso, intenté una vez más arrastrarme a ciegas, buscando mi
bolso con las manos, solo para encontrar un pelaje cálido y grueso. Otra
lágrima rodó por mi mejilla, y acaricié a Mozart hasta que todo se volvió
negro.
44

Asher

Yo cantaba "Hey Brother" de Avicii en voz baja mientras me apresuraba a


mi moto, dispuesto a llegar a casa y meterme debajo de las sábanas con
Remy.

Hice rápidamente la limpieza en el bar, pensando en ella cálida y desnuda


en mi cama. Acababa de levantar la pierna por encima de mi asiento
cuando Mandy, una de las camareras, me llamó—: Hey, Asher. Mi batería
murió de nuevo. ¿Podrías poner en marcha mi coche? Tengo los cables.

Con un pequeño gruñido interno, me giré, y le dije—: Claro —mientras


Quinn decía—: Puedo ayudarla si quieres salir.

Tenía la tentación de tomar su oferta. Pero Quinn probablemente quería


llegar a casa con su esposa y su bebé tanto como yo quería llegar a casa
con Remy.

Casa. La palabra se arremolinó a través de mí y me llenó de una


encantadora calidez. Ella realmente era mi casa. Y finalmente iba adecirle
que la amaba. Esta noche. Tan pronto como ayudara a Mandy.

—No, sigue adelante, hombre. Tengo esto. —Hice un gesto a Quinn para q
se vaya y ayudé a Mandy con su coche.

Una vez que ella estuvo lista para irse, esperé hasta ver q en realidad
podía conducir su automóvil fuera del estacionamiento, me subí a mi bebé
y me dirigí a mi familiar callejón oscuro.

Las luces estaban encendidas al final de la escalera mientras abría la


puerta. Ooh, ella esperó por mí. Aun mejor. Sonriendo, corrí escaleras
abajo y busqué en el apartamento, listo para encontrarla desnuda y
extendida sobre algún mueble, esperándome... como una buena esclava
sexual.

Pero no había ninguna Remy desnuda. Ni siquiera había una Remy


durmiendo en la cama. De hecho, la cama se encontraba vacía y hecha.
Tomé una respiración profunda, no preparado para que ella me dejara así.
No estoy seguro de lo que significaba, o lo que debía hacer si no estaba
aquí, por lo que empecé a recorrer lentamente el apartamento cuando mi
ardilla vino volando de debajo de la cama hacia mí.

—Jesús —grité, moviendo mis pies para esquivarla, no del todo seguro de
qué demonios hacía corriendo alrededor de la base de mis pies y luego
alejándose de nuevo.

— ¿Qué te dio de comer? —pregunté con el ceño fruncido mientras lo


miraba a recoger lo que parecía un bombón del suelo y desaparecer de
nuevo bajo la cama con él.

Pero ¿un bombón? ¿Qué? Empecé a investigar cuando sólo unos pocos
pasos más adelante revelaron una mano humana extendida en mi piso
asomándose desde el otro lado del sofá.

—Oh Dios... ¡Remy! —Corrí hacia ella, lanzándome sobre mis rodillas
junto a la figura inmóvil. Su rostro estaba irreconocible, hinchado con una
erupción de color rojo con manchas. Pero tenía que ser ella; tenía las
rayas púrpuras en el pelo.

—Oh Jesús. No. —La atrapé en mis brazos y apreté su cuerpo inerte en mi
pecho, preguntándome qué demonios había sucedido—. Remy, despierta.
Háblame. ¿Qué pasa?

Apreté los dedos en su cuello y sentí un aleteo. Creí sentír un aleteo, de


todos modos. Joder, yo no estaba seguro.

—Hay pulso —dije en voz alta, sin hablar con nadie más pero con la
necesidad de decirlo de todos modos.

Fue entonces cuando vi la caja de bombones vacía a sólo unos pocos


centímetros de distancia. Me quedé mirándola un momento,
preguntándome de donde vinieron, antes de sacar mi teléfono de mi
bolsillo trasero y marcar el 911.
Pareció tomarles por siempre responder. Cristo, ¿no se supone que los
operadores de emergencia respondan al instante? Cuando una señora
finalmente atendió, traté de describir todo lo mejor que pude.

—Sí, inconsciente —dije—. Está toda hinchada y... sí, hay una erupción.
Después de un momento, la mujer me dijo—: Suena como una reacción
alérgica.

Crují mis dedos.

—Mierda. Es alérgica al maní. —Mi mirada se desvió a la caja de


chocolate—. Oh Dios. Parece que ella comió... No sé.

— ¿Cuántas comió Mozart?—. Hay una caja vacía de tal vez dos docenas
de bombones aquí. Deben haber tenido algún tipo de ingrediente con
maní en ellos.

—Colócala la espalda —me dijo—. Levanta sus piernas y cúbrela con una
manta.

Asentí, dispuesto a intentar cualquier cosa. Después de que la puse


suavemente en el suelo, tomé una almohada y una manta de mi cama. Se
encontraba totalmente inconsciente mientras la tendía suavemente.

— ¿Enviarás una ambulancia?

—Sí, pero tenemos que hacer algo ahora. Si la reacción es tan grave como
describes, puede tomar quince minutos con ella sin ningún tipo de
tratamiento antes de que muera.

Mi corazón casi se detuvo en mi pecho. ¿Y si ya pasaron quince minutos?


No tenía ni idea de cuánto tiempo estuvo así antes de que llegara a casa.
Cristo.

—Bueno, entonces, ¿qué mierda haremos?

—Ella debe tener algún tipo de medicación de rescate de emergencia a


mano si tiene una alergia conocida. Como un EpiPen o algo así.
No tenía ni idea de lo que era un EpiPen, pero cuando vi la bolsa de Remy
en la mesa de la cocina, me lancé a ella y vacié el contenido por toda la
mesa.

Una tonelada de mierda de cosas se derramó. Plumas, recibos viejos, una


billetera, bloc de notas, tampones, una púa de guitarra, bálsamo para los
labios, un posavasos de Forbidden utilizado, pero... ¿cómo diablos lucía un
EpiPen?

—Jesús —jadeé, temiendo matarla, incluso mientras estaba allí,


demasiado estúpido para saber lo que estaba buscando; mi alergia al látex
no era lo suficientemente mala como para merecer algún tipo de
medicación de rescate de emergencia.

Me encontraba a punto de tirar la bolsa a través de la habitación por la


frustración cuando sentí un bulto duro en el interior. Tomé una última
mirada y encontré un bolsillo interior con cremallera. Y casi lloré de alivio
cuando leí en letras negras y gruesas EpiPen en una caja de color amarillo
brillante en el interior.

— ¡Lo tengo! —grité en el teléfono, corriendo de nuevo a Remy, donde


Mozart se movía a sólo unos pocos centímetros de distancia.

Arranqué la tapa y asentí mientras escuchaba las instrucciones del


operador de emergencia sobre cómo inyectarlo.

Cuando clavé la aguja en el muslo de Remy, cerré los ojos y recé. Por
favor, por favor, por favor funciona.
Había encontrado a mi mujer. No podía perderla ahora. Uno, dos, tres
segundos pasaron, y luego Remy jadeó. Mis ojos se abrieron de golpe,
justo cuando ella se movió, tratando de rodar sobre su costado. Tosiendo,
jadeó de nuevo.

— ¿Remy? Bebé? —La acuné, ayudándola a moverse dondequiera que


quería—. Estoy aquí. Va a estar bien. Recibiremos ayuda ahora.

Su mano atrapó mi muñeca y me apretó, haciéndome saber que me


escuchaba. Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas.
—Vas a estar bien. Oh Dios. Estás bien. Vas a estar bien.
***
No tenía el número de nadie para llamar de la familia de Remy, así que
terminé llamando Jodi, y me encontró en el hospital con Holden y Gally.

Cuando le dije lo que pasó, ella se estremeció y se abrazó a sí misma.

—Oh Dios. Voy a llamar a su familia.

Mientras ella, Gally y Holden se quedaban de un lado de la sala de espera,


mientras Jodi se paseaba y llamaba número tras número, me senté con
mis codos apoyados en mis rodillas para poder enterrar mi cara en mis
manos.

No podía creer que estuve tan cerca de perder Remy, y ni siquiera


realmente la había conseguido todavía. Tan pronto como se despertara le
haría saber lo mucho que la amaba... y que no se le permitía morir.

Le envié un texto a Pick. No sé por qué lo hice; él era un hombre recién


casado. Él y Eva probablemente se encontraban en su luna de miel ahora.
No debería haberlo molestado.
Pero era mi familia, y yo necesitaba a alguien conmigo. No le pedí que
viniera, sin embargo, sólo le dije lo que pasó, y extrañamente, me sentí un
poco mejor después de eso, sólo teniendo a alguien con quien hablar.

Estuve sentado allí unos diez minutos, esperando que alguien viniera y
nos dejara volver a verla pronto, cuando vi lo que parecía ser su primo
Tomás precipitándose en la sala de espera, seguido de una versión
anterior de él, probablemente el tío Alonso y una viejita, quien me
imaginé que tenía que ser su abuela.

Fueron sobre Jodi, exigiendo respuestas. Mientras ella los actualizaba lo


mejor que podía, Tomás traducía todo a la abuela en español, que se
aferró a su boca y lucía como si fuera a desmayarse.

—Asher fue quien la encontró y le salvó la vida. —Jodi me señaló a mí—.


Él sabe más que yo.
Su familia se giró y tres pares de ojos se centraron en mí. Me enderecé en
la silla, no estando listo para ser su centro de atención.

— ¿Quién eres tú? —preguntó el tío, mirándome con desprecio y


desconfianza.

—Yo... —Me puse de pie y le tendí una mano—. Asher Hart, señor. Soy…
amigo de Remy. El hombre más viejo resopló burlonamente a mi mano.

—Tiene demasiados amigos gringos. ¿Qué hacías en su apartamento?


Parpadeé, no esperando este tipo de preguntas.

—Yo, uh... En realidad, ella estaba en mi casa. Llegué a casa del trabajo y la
encontré inconsciente en el suelo. El servicio de emergencias me explicó
como inyectarle su EpiPen.

—Bien —Tomás me dijo, golpeando el lateral de mi brazo


amigablemente—. Gracias por ayudarla.

Su padre frunció el ceño y dijo algo en español, que sólo hizo a su hijo
encogerse, respondiendo con algunas palabras. Entonces el tío de Remy
se giró hacia mí parpadeando, como si no estuviera seguro de cómo
recibirme ahora.

No estoy seguro de lo que Tomás dijo, pero pareció moderar al anciano un


poco.

— ¿Conocen a alguien que pudiera querer envenenarla? —pregunté—.


Alguien le dio una caja de chocolates con maní. Pero... —Negué con la
cabeza—. No creo que haya sido accidental.

—A pesar de que muy probablemente fue accidental —Jodi se apresuró a


añadir cuando se extendió la alarma a través de los rostros de los
miembros de la familia de Remy.

Tomás negó con la cabeza.

—No sé, amigo. No tiene enemigos. Remy es simpática, ya sabes.


Asenti.
Sí, lo sabía.

—Tal vez su ex. Ese vocalista en la banda. ¿Cuál era su nombre? —Por un
segundo, pensé que se refería a mí. Pero luego elevó el dedo.

—Fish el idiota. Eso es.

Mi boca se abrió.

— ¿Braden Fisher? ¿Ella salía con él? —Miré a Jodi, quien se encogió y
asintió, antes de que me girara para observar a Tomás, quien rodó los
ojos.

— ¿Lo conozco, verdad? Pero no puedo verlo con ganas de lastimarla por
cualquier motivo. Él fue quien la engañó y… Cuando sus ojos se abrieron
como si estuviera a punto de decir demasiado, suspiré y dije—: robó la
letra de su canción. Si lo sé.

Traté de pensar en alguien más que estuviera enojado con ella por
cualquier motivo. La única persona que se me ocurrió era yo, pero luego
volví mis pensamientos a Gally y Holden... que se vieron obligados a
aceptarla en su banda.

Pero cuando miré hacia ellos, Gally dijo con voz aburrida—: ¿Así que
conseguiremos sexo esta noche por ser caritativos y venir aquí a ver cómo
estaba? Bueno, Gally y Holden probablemente no la envenenaron.
Me gire con un suspiro de frustración, pero alguien al acecho en el pasillo
me llamó la atención.

Parpadeé, centrándome en él, pero se había ido antes de que tuviera un


buen vistazo. Estrechando mis ojos, lo seguí y salí de la sala de espera. El
hombre estaba a unos veinte metros de distancia, de espaldas a mí y con
los hombros encorvados hacia adelante como si tratara de ocultar su
identidad. Pero yo sabía quién era. Maldición.

—Oye —le grité. Miró hacia atrás, y sí, allí estaba mi padre. Hijo de puta.

Cuando nuestras miradas se encontraron, él se apartó y corrió a la


esquina. Las palabras de Remy se hicieron eco de repente por mi cabeza.
La peor manera de hacerte daño sería lastimando a los que amas. Y no
tomaría mucha investigación para que alguien notara que la amaba.

Empecé a correr y giré en la esquina. Cuando llegué a la otra esquina y me


apresuré a su alrededor, algo me golpeó con fuerza en la cara,
haciéndome caer de rodillas. Me lastimó también. Probé la sangre e
inmediatamente vi estrellas.

—Cristo. —Golpeé un par de piernas delante de mí, y oí el grito de papá


cuando lo derribé al suelo.

Su cabeza golpeó contra el suelo de baldosas, y aproveché el momento


para saltar encima de él y golpear mi puño en su rostro. Maldijo y luchó
debajo de mí.

— ¿Fuiste tú? —pregunté—. ¿Le diste esos chocolates? Se rio, con una
sonrisa sangrienta.

— ¿Terminé el trabajo, o sigue viva?

—Maldito bastardo. —Lo golpeé de nuevo. Le rompí la nariz, pero él lanzó


algo en el lado de mi cabeza, tirándome y haciéndome ver las estrellas.

—Lástima que no fue tan fácil deshacerse de tu estúpida mascota —gruñó


mientras se levantaba por encima de mí—. ¿Qué tipo de coño tiene una
ardilla como mascota de todos modos? ¿No tienes nada de hombría en ti?

Parpadeé focalizando a tiempo para verlo levantar su arma sobre su


cabeza, y ¿qué coño era eso? Parecía un portapapeles de metal que podría
haber robado a un médico o enfermera.

Levantando las manos para proteger a mi cabeza, porque no estaba


seguro de que pudiera soportar otro golpe, me encogí hacia atrás. El
placer malicioso enfermo en sus ojos me dijo lo mucho que le encantaba
estar en esta posición, de pie junto a mí, revolcándome.
Apreté los dientes, dispuesto a golpear sus piernas otra vez, pero alguien
lo empujó por la espalda, haciéndole perder su agarre del portapapeles.
Salió volando por delante de mi cabeza mientras tropezaba y caía de
rodillas.
—Ahora, viejo. Nadie tiene permitido ser desleal con mi hermano
pequeño.

Me quedé boquiabierto hacia Pick, que sostenía a mi padre sobre su


espalda en el suelo para poder presionar su pie en la tráquea del anciano,
sujetándolo por el cuello.

— ¿Qué haces aquí? —No podía dejar de jadear con asombro.

—Me llamaste. Vine. —Se encogió de hombros—. Es lo que hago.

Colocándome sobre mis rodillas, agarré mis caderas y dejé escapar un


suspiro de alivio.

— ¿Así que realmente hiciste toda la mierda estúpida, como cortar el


cable de la línea de combustible de mi moto y el cable al sistema de
sonido del club?

Mi papá me gruñó, pero no podía responder ya que mi hermano se


encontraba aplastando sus cuerdas vocales en el momento. Sólo sacudí la
cabeza.

—Y pensaste que yo era un coño. Podrías haber llegado realmente a mí,


viejo. Sin embargo, fuiste por esta ruta estúpida.
Ahora vas a perder tu libertad condicional y volver a la cárcel... y sin que
funcionase en absoluto la venganza contra mí. Eso es triste... muy triste.

—Debí dejar que tu mamá te abortara el día que entré en el cuarto de


baño y la encontré todo ensangrentada —dice hacia mí, con los ojos llenos
de odio—. Ninguno de nosotros tenía ningún uso para ti. Nunca fuiste
nada. Tu pobre madre murió observando una menospreciada visión de ti.

Tragando, me giré para atrapar a Pick mirándome con ojos preocupados.


Asintiendo dije, con voz áspera—: he terminado aquí. Él asintió justo
cuando un par de enfermeras giró en la esquina y se detuvieron al ver al
chico tatuado, perforado sosteniendo a un hombre mayor en el suelo con
una bota en la garganta. Pero mi hermano... lo único que hizo fue mirar
hacia las mujeres con una sonrisa agradable.
— Hola, señoras. ¿Creen que podrían hacerme un favor y llamar a
seguridad o tal vez a la policía? Este hombre acaba de admitir tratar de
matar a la novia de mi hermano. Ellas asintieron y corrieron lejos. Miré a
Pick. Me miró de regreso. Y ambos sonreímos.

—Gracias por venir —dije finalmente


45

Asher

Me encontraba sentado solo en la sala de espera cuando Pick me encontró


de nuevo.

El medico había ido y venido, haciéndonos saber que Remy estaba mejor,
la inflamación se redujo y sus vías respiratorias se encontraban
despejadas de nuevo. Descansaba pacíficamente.

Mientras su familia, Jodi, y el resto de la banda se presentaba de nuevo


para ver cómo esta, seguía sentado allí, mirando a la pared, tratando de
no pensar en lo cerca que había estado de perderla, solo porque mi propio
padre me odiaba demasiado.
¿Realmente había algo tan malo en mí que mi propia sangre me detestaba
a ese extremo? Tal vez involucrarme con Remy era una mala idea.
Acababa de casi conseguir que la mataran.
Enamorarme no valía la pena si solo podía poner la vida de la mujer en
peligro.

—La policía acaba de arrestar a tu papá.

Salté, sentándome derecho de golpe al sonido de la voz de mi hermano.


Cuando se acercó lentamente y se sentó a mi lado, asentí

—Bien. Tal vez no lo liberen antes esta vez.

—Eso sería bueno —Frotándose las manos, miró alrededor de la sala de


espera antes de girarse hacia mí—. Así que, ¿Qué estás haciendo aquí
solo? Me pareció ver que el medico vino con una actualización y entonces
todos se dirigieron al pasillo para ver a Remy.

—Lo viste. Va a estar bien. Su familia esta con ella ahora.

—Pero, ¿no volviste con ellos? —Preguntó lo obvio, mirándome como


diciendo, ¿Por qué no volviste? Me encogí de hombres.
—La perdonaste, ¿no?

Asentí. Suspiró

—Entonces, no veo cuál es el problema aquí. Moliendo mis dientes, agarré


los cojines de vinilo debajo de mí.

—Él fue tras ella por mi culpa. Casi muere esta noche, Pick. Ella…

—Pero no lo hizo.

Sus tranquilas palabras se ganaron una mirada mía

—Pero podría haberlo hecho —Dije entre dientes.

Entonces me apoye contra el asiento y agarré mi cabeza, con


fuerza—. Jesús, ¿Qué diablos estoy haciendo aquí todavía? Debería estar a
miles de kilómetros de aquí, así ella al menos estaría a salvo. No sé ni por
qué siquiera estoy intentándolo.
No sé una mierda sobre el amor y las relaciones. Mis propios jodidos
padres no podían siquiera quererme, por no hablar de amarme. ¿Por qué
esperar que…

—Oye —Pick apretó la parte trasera de mi cuello y luego me obligó a


inclinarme hacia él y presionar nuestras frentes juntas —. No dejes que
esa mierda que tu papá dijo se meta con tu cabeza de esa manera.

— ¿Qué? —Pregunté, mi voz volviéndose ronca—. ¿La parte del aborto?


Demonios, eso no era nuevo para mí. Mi madre me contó que trató de
matarme muchas veces. Me odiaba. Odiaba que era su hijo, odiaba que no
era tú, el bebé que siempre lamentó abandonar, me odiaba porque estaba
allí.

Y, ¿Quieres saber la verdadera sorpresa? —Miré a los ojos marrones de


Pick —. Realmente la quería. La escuchaba hablar de ti y de tu padre con
tanta devoción y reverencia, y siempre quería que hablara de mi de esa
manera, que me mirara y solo…
— ¿Quieres saber lo que pienso? —Pick me interrumpió—. Creo que
nuestra madre era una mujer joven perturbada que nunca aprendió el
verdadero significado del amor, y que no tenía ninguna razón para traer
hijos a este mundo. Pero aquí estamos, de todos modos, y estoy tan
contento y honrado de haberte encontrado y descubrir que eres mi
hermano.

Sentía un nudo en mi garganta, así que tuve que aclararla y apartar los
ojos mientras Pick siguió hablando.

—No importa de dónde venimos. Los dos lo superamos y salimos


adelante… por nuestra cuenta. Y estoy muy orgulloso del hombre en que
te has convertido. No hay nada y ninguna razón por la que no deberías
tener una vida plena y feliz con la gente que más te importa. Te quiero,
hermano. Eres una buena persona, y mereces ser feliz —Soltó mi cuello
para golpéame la espalda—. Ahora, ve a conseguirlo.

Remy

Me desperté con el rasgueo suave de una guitarra. En el fondo, un monitor


del hospital emitió un pitido y los paquetes de aire alrededor de mis
tobillos dejaron salir un sonido a medida que liberaban la presión.

Girando la cara a la melodía de la guitarra, parpadeé mientras Asher


entraba en foco sentado a mi derecha, tocando para mí. Mis pestañas se
sentían arenosas y mi garganta cruda, recordándome lo que había
sucedido.

Los chocolates, me di cuenta. Alguien me había regalado chocolates con


algún tipo de cacahuate oculto en ellos. Pero no me encontraba muy
preocupada por eso ahora.

Me hallaba despierta, no hinchada, y respiraba de nuevo, así que supongo


que las cosas salieron bien.

Por el momento, sólo quería escuchar a Asher tocar para mí. La melodía
era inusual, recordándome un montón a “Hey There Delilah” de Plain
White T’s… y sin embargo un poco diferente.
No pensé que la hubiera escuchado antes. Y entonces empezó a cantar.

Me levanto temprano con tu respiración.


Cayendo en la almohada junto a la mía.
Otra noche pasada en tus brazos.
Y sé que este día es perfecto.
Sí, lo es. Porque hay esta promesa en tu sonrisa Que no importa lo que
traiga el mañana, Lo hare a través de kilómetros Contigo aquí, a mi lado.
Oh… puedo hacer cualquier cosa contigo aquí, a mi lado.
A veces contengo las palabras
Que quiero decirte, Porque esto que hemos comenzado
Es demasiado fresco y demasiado nuevo.
Oh… oh, oh, oh, oh. A mi lado.
Pero hay esta promesa en tu sonrisa
De que no importa lo que el mañana trae,
Lo hare a través de kilómetros
Contigo aquí, a mi lado.
Puedo hacer cualquier cosa,
Cualquier cosa en absoluto, cuando sé
Que vas a estar allí en la mañana
De pie a mi lado.
Ya me has enseñado a amar,
A reír, y escuchar a tu corazón Oh, nena,
no puedo esperar a aprender un poco mas
Así nunca vamos a estar realmente separados.
Esta vez es bueno.
Podemos hacer algo. Solo tú y yo.
Justo a tu lado.

Una sonrisa iluminó mi rostro mientras rasgueaba lo último de la


melodía, y las lágrimas llenaron mis ojos.
—Esa es mi canción. Asher levantó la vista, y sus ojos verdes se
calentaron.

—Lo sé. Lo siento, he cambiado el ritmo un poco. Parecía que necesitaba


un tono más suave que el que Fish ´N´ Dicks utilizo.

—No. Éste está bien. Es perfecto. Hermosa. Exactamente el tipo de tono


que tenía en mente cuando la escribí —Sacudí la cabeza con asombro
— ¿Cómo sabías?

— ¿Qué eran tus letras? —Una sonrisa iluminó su rostro—No era


demasiado difícil de descubrir.

—Gracias —dije en voz baja, tocando el fondo de mi alma—. Es perfecta.


No tienes idea de lo que esto significa para mí.

Bajó su Taylor y extendió la mano para tomar la mía, corriendo


suavemente su pulgar sobre mi intravenosa.

—Y no tienes idea de los que tú significas para mí —Sacudió la cabeza y


parecía dolido, como si le fuera difícil tragar —. Porque nunca te dije.
Jesús Remy… Ni siquiera puedes imaginar lo que fue sostener tu cuerpo
inconsciente en mis brazos y darme cuenta que nunca llegué a decírtelo.

—Asher —empecé, sacudiendo la cabeza—, no tienes que… Pero sacudió


la cabeza, deteniéndome.

—Quiero hacerlo. Quiero decirlo ahora. También te amo, Remy. He caído


tan malditamente enamorado de ti el mes pasado sin siquiera darme
cuenta, yo… —dejó de hablar y sacudió la cabeza como si quisiera
detenerse de nuevo.

Luego cerró los ojos brevemente antes de abrirlos y mirarme


directamente a mí

—Te amo — dijo. Lágrimas de felicidad llenaron mis ojos. Pero luego
sacudí la cabeza

—Realmente no tienes que decir eso solo porque casi me muero. Tú…

—No lo hago. Te lo prometo —Llevando mi mano a su boca, besó mis


nudillos—. Sólo estaba tratando de averiguar la mejor manera de
decírtelo cuando llegué a casa y te encontré en el suelo.

Tome una respiración temblorosa sorprendida.

— ¿Lo hacías?
Asintió, luego se inclinó hacia adelante y apoyó la frente en mi brazo.

—Te amo. Eres mi nena, mi chica (1). Una sonrisa estalló dentro de mí

— ¡Dios mío! Eso fue… lo dijiste a la perfección —Aliviada alegría se


extendió a través de mi cuando sus labios chocaron con los míos. Abrí la
boca para él y nuestras lenguas se enredaron. Se acercó más y agarré su
cabello más duro. Sus dedos encontraron un lado de mi garganta y se
movían sobre mi pulso latiendo.
No se apartó hasta que las voces de las enfermeras fuera de la puerta de la
habitación nos hicieron saltar alejándonos. Al mismo tiempo, cada uno de
nosotros tocamos nuestros labios, aun recordando el beso. Luego
comenzamos a sonreír juntos.

Sacudí la cabeza, más allá de sorprendida de que esto estuviera


sucediendo realmente.

— ¿Quién te enseñó cómo decir eso?

Riendo, se sonrojó un poco y admitió.

—Tomás podría haberme entrenado.

— ¿Big T? —La mención de mi primo me hizo mirar alrededor con


expectación.

Pero Asher dijo: —Se tuvo que ir. Refunfuño algo sobre tener que cubrir
tu turno en el restaurante ya que tu culo perezoso no iba a trabajar por la
mañana… sus palabras.

Sonreí.

—Suena como él.

—Tu tío y tu abuela estaban aquí también. Junto con Jodi y… Gally y
Holden.

— ¿En serio? —Arquee las cejas—. Deben haber pensado que


conseguirían buen sexo extra de Jodi si se presentaban.
Asher negó con la cabeza

—Los conoces bien —Entonces frunció el ceño—. No sé si NonCastrato lo


lograra. No sé… mierda, no sé un montón de cosas. Todo lo que sé es que
de ahora en adelante, voy a estar en cualquier lugar donde tú estés. Y
probablemente voy a ser el hombre más feliz del mundo.

— ¡Oh, Dios mío! —Solloce con abrumadora alegría mientras una lágrima
de felicidad se deslizaba por mi mejilla—. Podrías decirme cosas como
esas todos los días.

—Eso planeo, mi nena. Eso planeo —Se inclinó, viéndose con la intención
de besarme de nuevo, pero luego se detuvo e hizo una mueca—. Pero
probablemente debería decirte primero que… estabas en lo correcto
sobre mi padre

(1) Español Original


Epílogo

Cuatro años después

Remy

Bueno, NonCastrato terminó sobreviviendo. Perdimos un miembro más


de la banda, pero, sorprendentemente —o quizá debería decir
tristemente—, no fue Gally.

Heath Holden dejó el grupo al momento en que el padre de Asher había


sido condenado por otros diez años de prisión, o más precisamente en el
momento en que Jodi los dejó tanto a él como a Gally, y se metió con un
chico de un club de motociclistas.
Bueno, ella dijo club... yo lo llamaba pandilla, pero daba igual.

Hablando de Miller Hart. Asher no fue víctima de más bromas de cortar


neumáticos ni nada similar después de que su padre fue arrestado el día
en que me dio los chocolates, por lo que todos estuvimos de acuerdo en
que él estuvo detrás de eso, después de todo.
Y sí, tener razón en eso se sintió muy bien. De todos modos, cuando Heath
abandonó, mi primo Tomás estuvo más que dispuesto a unirse a Non-
Castrato, siendo el guitarrista principal y el coro para Asher, para gran
decepción de tío Alonso.

Sin embargo, Big T se adaptó bastante bien a la música rock. Le gustaba


sobre todo la cantidad de mujeres que venía con eso. Y Asher no ayudaba
en lo más mínimo a los nuevos métodos de mujeriego de mi primo,
porque siempre ahuyentaba a las mujeres en dirección de Big T.
No es que yo no quería que hiciera eso. No, Asher Hart era todo mío. Y la
vida era buena. Oh muy buena.

Los dos estábamos sudorosos y agotados después de nuestra actuación en


el Metro —sí, he dicho el jodido Metro, cariño—, pero alegres y listos para
ver a nuestros amigos cuando me metió en la parte trasera del taxi detrás
de él, luego directo en su regazo para envolver sus brazos alrededor de mi
cintura y besarme profundamente .
Le devolví el beso unos segundos antes de alejarme para reír y
gritar—: ¡Dios mío! No puedo creer que acabemos de tocar en el Metro.
Asher besó un camino por mi garganta.

—No puedo creer que tengamos que ir a ver a mis patéticos amigos, y no
puedo llevarte directamente a la cama. Te ves muy bien con este conjunto.

Deslizó su mano por mi muslo hasta que desapareció en el interior de mi


corta falda vaquera. Pero cogí su muñeca y eché un rápido vistazo al
taxista, esperando que no nos estuviera mirando.

—Ahora, ahora, señor Hart —advertí con una sonrisa, golpeando mi nariz
contra la de Asher—. Tío Alonso nos dijo explícitamente que nada de eso
hasta después de la boda.
Asher gimió y presionó su frente con la mía.

—Tu tío está jodidamente delirando. Hemos estado saliendo desde hace
cuatro años, te he dado un anillo, y estamos viviendo juntos.
¿Él de verdad cree que no hemos…? Presioné un dedo contra sus labios
mágicos.

—Si no lo cree entonces estoy segura de que no voy a insinuarle lo


contrario. ¿Y tú?

—Joder, no. —Asher resopló justo antes de arrastrar una hilera de besos
en mi cuello—. Pero tampoco voy a permanecer célibe durante un mes
hasta que estemos debidamente casados.

Oh, yo tampoco. Presionando mi boca en su oreja, le susurré—: Solo


espera hasta que te tenga solo en nuestra habitación, y voy a mostrarte lo
poco célibe que voy a ser.

Él gimió y creció con fuerza contra mi trasero.

—Eso es todo. Vamos a saltarnos esta cosa de reunión de amigos y


dirigirnos directamente a nuestra habitación con una botella de champán
y tal vez algunas fresas... y jarabe de chocolate.
Mareada por su interés, porque tenía puesta una sorpresa debajo de mi
ropa que yo sabía que él disfrutaría de arrancar, simplemente toqué la
punta de su nariz con el dedo.

—Pero Ten y Caroline no vienen de visita a menudo desde que se


mudaron a California. Quiero verlos y ponernos al día.

—Bien. —Él golpeó la cabeza melancólicamente con el asiento del coche y


gimió—. Lo haré por Caroline. Pero Ten puede comer mierda.

Sonreí, contenta de que él y Ten siguieran disfrutando de discutir y


provocarse entre sí desde el otro lado del país.
Pero también sabía que él extrañaba a su amigo y estaba ansioso por
verlo de nuevo, junto con el resto de la pandilla.

Había estado sorprendida por la facilidad con que la que todos me


aceptaron después de la forma en que había comenzado mi relación con
Asher.
Temí que fueran más críticos porque le había mentido y herido a su
estrella de rock. Pero ellos me habían tratado del modo en que Asher
quería que me trataran, con aceptación cálida. Y ahora sentía como si
también fueran mi familia.

—Todavía no puedo creer que tío Alonso nos dijo nada de sexo hasta la
boda. — Tomando mi mano, Asher comenzó a jugar con mi anillo de
compromiso—. Nunca voy a agradarle, ¿verdad?

Besando su mejilla, le dije—: Oye, no te preocupes por eso. No puede


soportar a ningún extraño. Demonios, apenas me tolera, y yo soy su
sobrina. Pero la abuela te ama, así que eso es todo lo que importa. Asher
me miró, con la frente arrugada.

—Remy, tu tío te ama. Me reí y rodé los ojos, a pesar de que mi pecho se
apretó con la idea.

—Solo porque soy de su sangre. Él tiene que quererme. Pero mi


prometido negó con la cabeza.
—No, no tiene. Apenas la semana pasada, me pidió doscientos volantes de
NonCastrato para pasarle a los clientes en el restaurante.
Y he oído que presume de ti a los demás más de una vez. Tragué un
enorme nudo en la garganta.

— ¿En serio? —Bueno, tal vez yo no era tan aborrecible para mi tío. Vaya.

—En serio. —Asher me besó en la frente—. Nadie tiene que amarte,


familiares u otros. Todos lo hacemos... porque, bueno, no podemos
evitarlo. Eres increíble.

—Mírate, siendo todo dulce —murmuré, tratando de aligerar sus


palabras a pesar de que me afectó profundamente.

Rocé mi boca con la suya—. Debes desear mucho tener sexo esta noche.

—Claro que sí. Sí, lo quiero, a pesar de que cada palabra que digo es la
verdad. Es imposible no amarte, Remy Elisa Curran, casi Hart.

—Igual que a ti, Ashley Jean Hart. Jadeó.

—Oh, listilla. Simplemente no podías resistirte, ¿verdad?

—No. —Me reí, y lo besé de nuevo.

Cuando el coche se detuvo al lado de nuestro hotel, los dos respirábamos


con dificultad cuando nos separamos. Estaba a punto de decirle: evitemos
a los amigos durante unos minutos, primero podríamos tener un rapidito
en la habitación, pero después, él pagó el taxi, tomó mi mano y me
arrastró adentro, mirando el número de habitación de hotel de Pick en su
teléfono.

—Es la habitación 312 —le dije mientras él fruncía el ceño y se


desplazaba a través de sus mensajes.

Asher levantó la vista.

— ¿Estás segura?
Solo asentí y sonreí. Sacudiendo la cabeza, él acunó mi nuca.

—Ves, por esto voy a casarme contigo. Sería un desastre perdido sin mi
organizada Remy. Después de otro suave beso, él gimió y se apartó.

—Muy bien, amigos primero.

Sorprendentemente, llegamos a la habitación 312 con toda nuestra ropa


todavía puesta. Después de que Asher golpeó, me besó de nuevo.
Siempre se ponía juguetón después de un espectáculo; el entusiasmo de la
presentación era una inyección de adrenalina tanto para él como para mí.
Y me encantaba. La puerta se abrió.

—Ya era hora. ¿Cuántos rapiditos tuvieron ustedes dos en el


camino? —Nos separamos para encontrar a Eva arqueando la ceja
mientras se frotaba el vientre de embarazada—. Si no tienen cuidado, van
a terminar así.

Asher solo se rió entre dientes mientras la acercaba para un abrazo.

— ¿Qué? ¿No estás lista para ser tía? —Probablemente más lista que tú,
cariño. —Le dio un beso en la mejilla y se alejó—. Ahora entren aquí. Se
están perdiendo toda la diversión.

— ¡Asher y Remy están aquí!

¡Hurra! —gritó Aspen tan pronto como entramos en la habitación. Se


encontraba sentada en el suelo con un vaso medio vacío en la mano
mientras se apoyaba contra Noel.
Claramente borracha, ella levantó su copa hacia nosotros antes de que
echara la cabeza hacia atrás y vaciara la bebida.

Reese y Caroline se pararon de un salto mientras se adelantaban


corriendo para recibirnos con una ronda de abrazos.

El resto de los chicos nos saludó con la mano, mientras tanto Zoey y
Quinn como Felicity y Knox permanecían acurrucados en sus asientos,
luciendo demasiado acogedores para levantarse y saludarnos. Los brazos
de Felicity estaban llenos con su paquetito de alegría, de todos modos.
Mason le murmuró algo a Pick, haciéndolo reír, y Ten permaneció sentado
en el medio del piso con la cara enrojecida y... ¿qué demonios? ¿Tenía
lágrimas en los ojos?

Una Reese, también muy embarazada, me abrazó y luego a Asher,


diciéndonos lo mucho que le encantó el espectáculo. Entonces Caroline se
metió para agarrar mi mano y echarle un vistazo a mi anillo de
compromiso porque todavía no había llegado a verlo.

—Estoy tan feliz por ustedes. —Pasando un brazo alrededor de mi cuello


y otro alrededor del de Asher, nos abrazó.

—Gracias, hermosa. —Asher la besó en la mejilla antes fruncir el ceño y


apuntar con la barbilla a Ten—. ¿Qué pasa con tu marido?

—Oh, no le hagas caso. —Caroline agitó una mano indiferente hacia


Ten—. Está sóolo un poco conmocionado. Acaba de enterarse de que va a
ser papá.

— ¡Oh, Dios mío! —grité, saltando—. ¿Estás embarazada? Oh por Dios,


¡felicitaciones! —La acerqué para otro abrazo y nos reímos juntas
mientras saltábamos en un círculo.

— ¿No es genial? —preguntó Reese, frotando su propio vientre—.


Nuestro grupo acaba de convertirse en una fábrica regular de hacer
bebés.

Asher pasó un brazo alrededor de mi cintura y presionó su boca en mi


oreja.

—Y tengo esta sospecha de que no vamos a estar muy lejos detrás de


ellos.

Le eché un vistazo, pero no parecía consternado por la idea. En cambio, él


movió las cejas y sonrió como preguntando: ¿Quieres? Mierda, yo no
podía creer esto. ¿Asher estaba listo para tener hijos... conmigo?

Ya éramos abuelos. Un par de meses después de que Asher y yo


compráramos una casa con un gran patio trasero cerrado donde Mozart
podía jugar todo lo que quiera, habíamos ido a la tienda de mascotas y le
conseguimos un compañero, uno que nos aseguraron era otro macho.

Pero unos meses más tarde, Mozart se hinchó antes de tener a tres
pequeños bebés. Supongo que yo no había sido la única haciéndose pasar
por un chico, después de todo.

No tenía ni idea de cómo Asher y yo íbamos a hacer con un bebé humano


en nuestras vidas, estando tanto en la carretera, cantando y tocando para
NonCastrato.
Pero no me preocupaba. Con un hombre como Asher Hart a mi lado, yo no
le temía al día siguiente. Solo esperaba con ansias la promesa del mañana.

Fin

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