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MONICIÓN

Hoy estamos aquí, reunidos en torno a Dios-Eucaristía, con los ojos


fijos en Él, celebrando su amor y respondiendo a ese amor con la
gratuidad de una oración que se convierte en adoración silenciosa.
Venimos a estar con Él a mirarlo, admirarlo, contemplarlo, adorarlo,
abiertos y disponibles para lo que Dios quiera ir construyendo en
nosotros. Y a la vez dejarle que esté con nosotros, exponerle nuestro
corazón y que Él también nos contemple y nos hable.
Desde el silencio de la noche, desde un corazón que ama sin
inquietud, con confianza, con el alma sensible para captar la ternura del
Dios-Amor que nos habita. Esa ternura será nuestra fortaleza. Seamos
valientes, dejémonos conmover.
Ayer celebramos la Encarnación de Jesús, su presencia entre
nosotros, y recordábamos el SI de María a los planes del Padre.
Que el sello del Espíritu vaya marcando nuestro corazón y nuestra
frente, el alma y la vida, manos y pies y como hizo en María -la primera
Esclava- dejémonos invadir por ese Espíritu que potencia lo mejor de
nosotros mismos; Amor que hace que Le respondamos con un SI
incondicional y radicalmente comprometido.
Nuestra Madre nos acompaña por este camino de encuentro con
Jesús, es ejemplo que nos impulsa a comprometernos con Dios y los
hermanos.
Que María nos enseñe a vivir y adorar de esa manera que sólo ella
supo hacerlo, enraizados en la esperanza que encontró en su Dios.

 CANTO EXPOSICIÓN: Uh, uh, uh, Adoramus te Domine

SILENCIO

EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS


A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba
María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó ante estas palabras y se
preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María,
porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y
darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se
llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco
a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la
fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va
a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a
pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la
que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María
contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu
palabra». Y la dejó el ángel.
SILENCIO

pMUJER DEL SÍp


Engrandece mi alma al Señor. Y mi espíritu se alegra en Dios, mi
Salvador. Dadle gracias ahora y siempre por todo lo que os ha dado, y
así podréis ver qué grande es el Señor
Y dijo María:
Ahora me doy cuenta, ¡lo grande que es Dios!
y siento tal alegría interna
que tengo ganas de gritar, de dar saltos,
de llamar a todas las ventanas,
de llenar con mi voz todos los rincones de la tierra.
Dios es inmenso y sanará mi humanidad en espera,
mi corazón en soledad e insatisfecho.
Engrandece mi alma...
Porque se ha fijado en mí,
porque me ha agarrado desde dentro,
porque me quiere y me saca de mi religión estática
que mantiene las cosas como están,
para incluirme en la marcha de los que nada tienen,
en el amor y en el fracaso de los sin voz,
de los pobres y marginados,
a quienes Dios ama y entrega la decisión salvadora,
el poder de la acogida.
Engrandece mi alma...
Y dirán que soy la más feliz del mundo
todos los que se encuentren conmigo,
porque lo que ha hecho en mi vida es algo impresionante;
y nos sigue queriendo tanto ahora como antes.
Engrandece mi alma...
Se ha metido en nuestra historia
y ha hecho cosas extrañísimas:
a los que creían valer algo,
les ha desbaratado todos sus planes;
a los satisfechos, a los seguros,
los ha dejado totalmente desorientados.
A los que tienen el poder y deciden sobre la vida
de tantos hombres,
los ha echado de sus puestos;
y a los pobres y oprimidos les ha dado la decisión
de actuar sobre el centro de la vida y la felicidad;
de decidir si la vida tiene sentido,
si el hombre puede ser feliz,
si la vida puede ser aún amor y proyecto;
a los que tienen hambre de pan y de cariño
los ha llenado hasta rebosar;
y a los ricos de corazón satisfecho,
hartos de consideración y de bienes de consumo,
les hace comprender que no tienen nada,
que sus manos están vacías,
que se tienen que ir,
porque no vale, porque no tiene sentido,
porque nada de eso les ha podido llenar
ni dar la felicidad de sentirse acogidos, queridos,
habitados en su propio corazón.
Engrandece mi alma...
Lleva al pueblo de la mano y se preocupa de él,
y lo trata como a un hijo,
como lo había hecho siempre,
aunque a veces parecía lo contrario;
su amor no se ha olvidado lo más mínimo;
Y ya lo había prometido así desde muy antiguo,
desde nuestros antepasados.
Engrandece mi alma...
SILENCIO
pMUJER QUE ADORAp

En todo amar, adorar y servir


María fue la mujer que supo adorar, acoger en sí la Palabra y asentir
absolutamente al proyecto de Dios sobre su vida. Supo adorar porque se
sintió criatura, hechura de Dios, infinitamente pequeña delante de Él, pero
muy amada. Ella nos invita a vivir constantemente en adoración: a
quedarnos embobados ante la Realidad de Dios, que nos trasciende, que
nos envuelve, que está presente absolutamente en nosotros y en todas
las cosas. La adoración es silencio y es reverencia. Es admiración. Es
amor y es entrega. Adorar es acallar en la fe y en la confianza mis
preguntas, moderar mis deseos, reconocer mi fragilidad y esperarlo todo
de Dios.

En todo amar, adorar y servir


Pero no es posible vivir en adoración, sino en la medida que vamos
siendo personas silenciadas. El que vive aturdido por los ruidos de dentro,
por sus apetencias, por el cúmulo de pensamientos sin control, por sus
miedos, por su egoísmo... tendrá mucha dificultad para encontrar el rostro
de Dios. Has de ser libre para ser un buen adorador y tener una actitud
abierta permanentemente a la sorpresa de Dios, para poder captar desde
el fondo de tu ser a quien está en el fondo de todo ser. Necesitamos
“volvemos como niños”, aprender a mirar todo con ojos nuevos, limpiar
nuestra mirada vieja y torcida. Si miras atentamente, podrás ser un buen
adorador. Y, si amas, serás capaz de ver con el corazón. También esto es
adorar.
En todo amar, adorar y servir

SILENCIO
pMUJER DE ESPERANZAp

Confío en Ti, de Ti me fié, no andaré tus pasos si no es desde la


fe. Justo he de vivir, si en Ti confié, dame, Dios, tu Espíritu, dame Tú la
fe.

Sabemos que una luz poderosa brilla ya para el pueblo que camina
entre las sombras. Sabemos que el Reino crece al igual que el grano de
mostaza hasta que se manifieste en plenitud. Sabemos que la última
palabra no la tiene la mentira, ni el llanto, ni la esclavitud, ni la muerte.
Sabemos que la paz y la justicia no son sueños imposibles, lo sabemos, en
esta esperanza vivimos, y por eso caminamos sin desfallecer y nada logra
derrotarnos.

Confío en Ti...
María nos regala esta esperanza. Ella tiene fe en la vida. No es
evasiva, ni pesimista. María nos da esperanza a todos los que lloramos, a
los que nos sentimos oprimidos, a los que desesperamos de la vida, a los
que sufrimos los fracasos y ya no tenemos fuerza para sonreír.

Confío en Ti...
María nos da esperanza porque lleva dentro a Jesús y nos lo
entrega. Y, en Él, nuestra vida, nuestros afectos y defectos, nuestros
trabajos y descansos, adquieren su sentido. Nada nos aplasta si lo
tenemos a Él; nada nos destruye si caminamos con Él. Y entre luces y
sombras, entre el dolor y la esperanza, no damos lugar al desaliento.
Cada día somos capaces de nuevas aventuras emprendidas con audacia.

Confío en Ti...

SILENCIO
pMARÍA, MADREp

Madre, queremos dar a Cristo en nuestra vida, entregar a los


hombres su consolación. Madre, enséñanos a ser fuente de vida, servir
a la Iglesia, para gloria de Dios.

María, madre y modelo de la Iglesia, es la primera que contempla y


adora la Eucaristía. Al visitar a su prima Isabel hace realidad la primera
procesión del Corpus, lleva en su vientre al que luego se hará pan que se
come y Vino que se entrega.
Madre, queremos dar a Cristo...
Maria, Madre, en Belén adora en un niño que viene a convivir con
nosotros y hacer posible la liberación de todos los hombres. Acoge y
guarda en su corazón la palabra de Simeón sobre “el que está puesto para
caída y salvación de muchos”.

Madre, queremos dar a Cristo...


María, Madre, es mujer eucarística con toda su vida. Ella es apoyo y
guía. Con su invitación “haced lo que Él os diga” nos enseña y anima a
fiarnos de la palabra de su Hijo. Él, que fue capaz de transformar el agua
en vino, es igualmente capaz de hacer del pan y del vino su cuerpo y su
sangre, entregando a los creyentes la memoria viva de la Pascua, para
hacerse así “Pan de vida”.

Madre, queremos dar a Cristo...


Al pie de la cruz recibe la misión de cuidar a todos sus hijos
representados en Juan “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo ahí tienes a tu
Madre”. Acepta el ser Madre de todos los hombres y hacer posible el amor
por encima del odio; la cercanía que supera toda distancia, la igualdad
entre los que son distintos formando así la gran familia de hermanos, que
es la Iglesia.

Madre, queremos dar a Cristo...


María, Madre del creyente, mantiene unida a la primitiva Iglesia y nos
enseña a confiar en la oración: “Todos perseveraban unánimes en la
oración con algunas mujeres, con María la Madre de Jesús y con los
hermanos de este” (Hc 1,14). Ella puede guiarnos hacía ese Cristo, hecho
Pan cada día para permanecer con nosotros y unirnos en la mesa
compartiendo su Palabra su Cuerpo y su Vida.

Madre, queremos dar a Cristo...

SILENCIO

ORACIÓN FINAL (TODOS JUNTOS): Señor, queremos


aprender a decir SÍ como María, a fiarnos completamente de tus
proyectos y tus sueños, a hacerlos nuestros porque confiamos en Ti y
sabemos que quieres lo mejor para nosotros. Enséñanos a esperar; a
esperar siempre, calladamente... como quien lo tiene todo, y lo espera
todo, sin tener nada, tu presencia salvadora en nuestras vidas. Danos un
corazón grande y generoso, capaz de sentir el dolor de cada persona y de
comprometerse. Que nuestro SÍ, gozoso y esperanzado, ayude a “traerte”
a este mundo que tanto te necesita; que no nos neguemos a tu Amor,
porque lo estaremos negando a los demás. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

 CANTO RESERVA: más allá de mis miedos, más allá de mi


inseguridad quiero darte mi respuesta. Aquí estoy para hacer tu
voluntad, para que mi amor sea decirte sí hasta el final.
JUEVES, 9 DE MAYO DE 2013
Misa por el Día de la Madre

Monición de entrada:

En este mes de Mayo dedicado a la Virgen hacemos hoy una memoria especial de ella y
pedimos por todas las madres del mundo, especialmente por las mamás dominicas, para que la
Virgen sea su modelo, su consuelo y su ayuda.
Queremos que esta eucaristía sea hoy acción de gracias por nuestras madres. Siempre las hemos
tenido a nuestro lado y a ellas les debemos lo que somos y tenemos. Danos un corazón grande para
perdonar sus fallos, agradecer lo que nos dan y amarlas como se merecen.

Nos ponemos en pie para recibir al celebrante.

Peticiones de perdón:

- Por las veces que hemos exigido a nuestras madres más de lo que nos pueden dar y les hemos
hecho sufrir. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Por las veces que hemos engañado a nuestras madres, por las veces que hemos abusado de su
confianza. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Por las veces que no las hemos entendido ni hemos sabido ponernos en su lugar. SEÑOR, TEN
PIEDAD.

Ofrendas:

Con el vino y el pan llevamos hoy al altar tantas cosas recibidas de nuestras madres y que
sería imposible enumerar aquí: el primer alimento, las primeras letras, tantas noches sin dormir, su
preocupación constante, su paciencia y su gratuidad en todo.

Con las flores, todo lo bello que de ellas hemos recibido, nuestras virtudes y bondades.

Traemos todas estas cosas ante Ti, Señor, porque sabemos que todo lo bueno que hay en este
mundo viene de Ti y Tú lo santificas en la mesa del altar, bendice el amor de nuestras madres y
hazlas cada día más parecidas a la Virgen.

Peticiones:

1) Por la Iglesia, por la paz en el mundo, por todos los que sufren dolor e injusticia. ROGUEMOS AL
SEÑOR.

2) Por todas las madres del mundo, para que vivan su maternidad como una vocación y sepan hacer de
sus hijos niños felices y adultos responsables. ROGUEMOS AL SEÑOR
3) Por todas las madres que están sufriendo porque no pueden alimentar a sus hijos o no pueden
darles una educación, para que terminen sus angustia. ROGUEMOS AL SEÑOR

4) Por todas las mujeres embarazadas que por distintas razones tienen miedo de tener un hijo, para
que reciban mucha fuerza y valentía, para que la confianza en Dios les ayude a no cometer jamás el
crimen del aborto. ROGUEMOS AL SEÑOR

5) Por todas nuestras madres, para que reciban paz, consuelo y alegría, para que se superen cada día
y sigan avanzando por el camino de la santidad. ROGUEMOS AL SEÑOR

6) Por todas las madres que ya no están entre nosotros para que no nos cansemos de dar gracias por
ellas y le pidamos su ayuda, pues ya gozan de la felicidad del cielo. ROGUEMOS AL SEÑOR

7) Por todos nosotros, para que seamos hijos agradecidos, pacientes, generosos y responsables de
nuestros padres. ROGUEMOS AL SEÑOR

Oración después de la comunión:

En esta celebración queremos que nuestra acción de gracias sea por nuestras madres, por la mía y
por la de cada uno de los que estamos aquí. Un gracias muy grande a Dios por la mujer que tuvo el
coraje de llevarnos nueve meses en su seno y que no se ha separado de nuestro lado. MAMÁ:
- Gracias por tu dedicación
- Gracias por tus consejos
- Gracias por tus noches y sus días
- Gracias por tu paciencia
- Gracias porque a pesar de no estar de acuerdo en todo siempre nos entiendes
- Mamá. Gracias por todo

Señor, da a nuestras madres salud y alegría. Dales todo lo que se merecen y que tantas veces no
sabemos agradecer. Gracias por darme una madre, Señor.
Dia de la madre
Posted on 10 mayo 2012 by La Verdadera Libertad
Malo

El día de la madre no es solamente ofrecer, como muchos hacen, un regalo o un


detalle de cariño; sino fundamentalmente reconocer nosotros, como Iglesia, lo
importante que es la madre para la sociedad.

Jesús escucha ese piropo que le dicen de María: «Bendita la madre que te trajo al
mundo». Homilía del Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, Perú.

Estamos hoy celebrando el día de la madre. Vengo de Roma de estar con el Santo
Padre, con Juan Pablo II, y para mi éstas dos noticias tan importantes, la de celebrar el
día de la madre y la de recordar el amor que el Papa tiene a la Iglesia, a las mujeres, a
las madres y a todas las familias, me conmueven.

Hoy quisiera decirles en sus hogares como Pastor de la Arquidiócesis: ¡Feliz Día de
las Madres! y también reflexionar con ustedes, pues el día de la madre no es solamente
ofrecer, como muchos hacen, un regalo o un detalle de cariño – que creo está muy bien -;
sino fundamentalmente reconocer nosotros, como Iglesia, lo importante que es la madre
para la sociedad.

Tengamos a María como ejemplo de madre

Antiguamente se decía: «madre sólo hay una», y pienso que es verdad. Recordemos
a la madre ejemplar de todos nosotros, la Virgen María, quien llevó en su vientre
purísimo durante nueve meses al Hijo de Dios. En ese tiempo surge en Ella un amor sin
límite a ese Niño, Jesús, que será infante, joven, y finalmente Hijo suyo en la cruz. Por
eso, mamás, todas ustedes deben ser el ejemplo y el recuerdo de esa Madre de Dios.

Mamás, ustedes nos han llevado en su vientre durante nueve meses en que ya su
amor, nos acompañaba. Por todo ese cariño, levanto mi voz haciendo eco a la voz del Papa,
y les digo: ¡mamás, cuiden a sus hijos no concebidos todavía, cuiden a esos hijos que
acaban de ser fecundados, que están en su vientre, y que hoy lamentablemente los
exponen al miedo del aborto!

Mamás, vean a María, vean en Ella el ejemplo. Hoy en su casa, en su hogar, algunas
lejos de sus hijos, algunas cerca de ellos, algunas en el lecho del dolor de un hospital,
otras privadas de su libertad. Siempre vean a María como su ejemplo.

Hace pocos días me decían en la cárcel de Santa Mónica: recuérdenos, señor


Cardenal. Va mi saludo para ustedes, y a todas las mujeres madres, hoy les digo ¡cuiden
de esos niños que están en su vientre y asuman esa responsabilidad de ser madres!
«¡Bendita la madre que te trajo al mundo!»

El ser madre es de tal categoría, es de tal clase, es de tal maravilla, que es también
tan hermoso cuando las mujeres lo asumen con responsabilidad. Por eso Jesús escucha
ese piropo que le dicen de María: «bendita la madre que te trajo al mundo».

Esos piropos de amor en la época de Jesús son los mismos que hoy también les
decimos a nuestras madres, ¡benditas mamás!, que han sabido cumplir el rol a veces
difícil, a veces sacrificado, de ser madres, ese rol de educar a sus hijos. Una educación
que supone cariño y ternura.

Dicen los médicos que los bebés ya reconocen la voz de su madre cuando están en el
vientre. Ya empieza un cariño. Por eso cuando hoy celebramos este día de la madre no
queremos solamente hablar de regalos, queremos hablar de María, de la Virgen,
queremos hablar de las mamás a ejemplo de María; queremos hablar de los hijos, para
que sepan querer mejor a sus madres, no sólo de palabra, sino con actos.

El amor de madre ilumina el mundo

Qué daría una madre por ver una sonrisa de sus hijos. Cuantas veces las madres
mendigan una palabra de cariño, de agradecimiento, de perdón. El encuentro de las
madres y sus hijos es algo que ilumina el mundo.

Por eso el Papa con tanta preocupación nos dice al mundo de hoy: la familia, la
maternidad, los hijos, son realmente grandes valores. Y yo quiero que en este mes de
mayo, que recién empezamos, hagamos una gran cruzada del santo rosario, porque la
familia que reza unida permanece unida.

Madre mía, a ti me dirijo, a través de estas palabras, te pido María que te acerques
a todas estas madres que hoy te buscan, para que tú, Madre Santa, las bendigas, las
abraces con cariño y las llenes de fortaleza.

Es el mejor momento para la reconciliación

Y a ustedes, padres, papás, les digo que si tienen algún rencor o alguna dificultad –
que siempre puede haberlos – éste es el día de decir: esposa, te quiero tanto… Hay
tantos modos de ser cariñoso entre el hombre y la mujer en el matrimonio.

Busca las palabras y háblale con cariño, dale un abrazo, dale un beso, dile que le
pides perdón, que la quieres más que nadie. Pero que no sean sólo palabras. Cuántas veces
el marido sin querer hace sufrir a su esposa, cuántas veces los hijos no saben devolverle
a su madre con cariño, con obediencia, y con oración, todo su sacrificio.

Por eso el evangelio de hoy según San Juan, nos recuerda lo que Jesús nos dijo:
«hijos míos me queda poco para estar con ustedes y les quiero decir que les doy un
mandamiento nuevo, el que se amen unos a otros como yo los he amado».

Piensen en el amor de María a Jesús, el amor de Jesús a María, el amor de José a


María y a Jesús. Este es el mandamiento que Jesús nos deja, el que haya amor entre
nosotros, entre cada miembro del hogar.

El orgullo de ser mujer es la maternidad

Por eso en esta Gran Misión “Remar Mar Adentro” que hemos puesto en marcha aquí
en Lima, le dedicamos a nuestra Madre esta cruzada de oración del rosario. Madre mía
bendice los hogares, haz de las mujeres como lo han sido siempre, hermosas criaturas
que dan cariño, ternura y comprensión.

La mujer es más fuerte que el hombre. Tiene los mismos derechos, los mismos
deberes, la misma dignidad, pero además tiene un toque especial, la feminidad, la
ternura, el cariño, la agudeza, ese ser mujer, que las hace ser diferentes -ni mejores ni
peores- algo que las hace que estén orgullosas de ser mujeres, el ser madres.

Les digo unas palabras del Papa Juan Pablo II, quien es un ferviente defensor de la
maternidad, del papel de María y del papel de la mujer y de la esposa; nos dice el Papa:
afirmamos que la mujer es la que recibe amor para amar a su vez.

Mamás, Dios las ha hecho para ser amadas, pero no para que se queden con ese
amor, sino para dárselo a los demás, y por eso tengan la fortaleza de saber levantar esos
hogares, cuando el hogar se tambalee, cuando se encuentra débil, ahí esta la Virgen con
ustedes para decirte a ti mujer y madre, ama a tus hijos.

La mujer, dice el Papa, no puede encontrarse a sí misma si no es dando amor a los


demás. Mamá, la mía esta en el cielo, a ti joven o anciana, estés donde estés, serás cada
día más alegre y mejor cuando sepas amar más.

Que el Señor Jesús bendiga todos sus hogares, en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo. Así sea.

Mons. Juan Luis Cipriani


MONICIÓN DE ENTRADA

¡Muy buenos días, hermanos y hermanas!


Sintámonos bienvenidos a nuestra Celebración del VI Domingo de Pascua.
Acercándonos al final de este Tiempo glorioso y a fiestas tan importantes como
la Ascensión del Señor, Pentecostés, la Santísima Trinidad y Corpus Christi.
Por lo pronto, es día de sentir. Sentir que Dios es amor. Y que Su amor es
origen, fuente del amor que ofrecemos; porque quien ama a Dios ama a los
demás. Es que el fondo de Dios, su esencia, su ser…es el amor.
Precisamente en eso se nos debe notar que somos amigos de Jesús: en
el amor que ofrecemos. Como un distintivo hemos de llevar Su amor: debe
notársenos, jamás olvidarlo ni dejar que el egoísmo lo oculte.

Y qué hermoso que en este Domingo del


amor celebremos a tantísimas mujeres que se han prestado para colaborar con
Dios en el proceso creador, al permitirse ser madres. Privilegiadas criaturas
que viven ese sí del servicio al hijo, a la hija, desde su pequeñez y su
grandeza. ¡Dios bendiga a todas las madres!
Así que, con toda nuestra alegría, pongámonos de pie y sigamos viviendo
la Pascua. Iniciemos nuestra celebración cantando mientras recibimos al
celebrante.
PENITENCIAL
 Porque olvidamos honrar a nuestros padres y madres. ¡Señor, ten piedad!
 Porque creemos que las mamás son responsables de todo en la casa y las
agobiamos. ¡Cristo, ten piedad!
 Porque desconocemos la carga de dolores de nuestras madres y su gran falta
de nuestras expresiones de amor. ¡Señor, ten piedad!
MONICIÓN A LAS LECTURAS
PRIMERA.- Quien sigue a Jesús Resucitado sólo puede ser un mensajero
creíble del Señor. Al verificar que Su poder y Su acción se manifiestan en
ocasiones inimaginables, más allá de la lógica humana –como narra la Primera
Lectura, tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles- todo discípulo del
Señor ha de cambiar sus actitudes de vida, orar con devoción y confiar cada
vez más en Él. ¡El Señor sabe lo que hace y cómo dar vida a Su Iglesia!
SALMO.- Ya próximos a la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo,
alabaremos a Dios con el Salmo 97, propio para los “tiempos finales”, ya que
explica el poder de Dios. En esos tiempos, todos seremos felices; de ahí que
esperemos la gracia y la fuerza del Señor.SEGUNDA.- Amar a Dios es
conocerlo. Quien lo conoce ama a Dios y a las personas. Así lo afirma Juan en
su I Carta. Pero no se trata de un conocimiento teórico o informativo sobre
quién es Dios, no. Es participar íntimamente de Su ser al punto de cambiar
nuestras acciones, nuestras actitudes, hacia las personas, según ese amor de
Dios.
EVANGELIO.- El Evangelio que se nos proclamará trata el mismo tema del
amor de Dios y a Dios. San Juan nos anima a permanecer en el amor de Dios.
Y no se trata simplemente de dejarnos amar por Dios, sino de permanecer en
la tónica del amor divino, dejando que fluya y fecunde nuestra vida, tanto en el
dolor como en la felicidad, llevándolo a todos.

ORACIÓN DE LOS FIELES


1. Por la Iglesia. Para que al Papa Francisco y a todos los obispos, sacerdotes,
religiosos y religiosas, a cada bautizado, se nos note que somos capaces de
amar; que, a pesar de los limitantes que cada uno de nosotros tenemos como
personas, se pueda descubrir fácilmente que actuamos desde el más grande
amor: el amor de Dios. Roguemos al Señor.
2. Por todos nosotros. Para que no nos cueste tanto amar. Para que
descubramos que mientras más amemos, seremos capaces de recibirmás
amor. Roguemos al Señor.
3. Para que aprendamos a ver más allá de los rostros, de las arrugas o de las
angustias de quienes nos rodean. Para que aprendamos a descubrir en ‘los
otros’ el Rostro de Cristo, que expresó amor aún en la Cruz. Roguemos al
Señor.
4. Por todas las madres, para que el Señor les conceda amor, paciencia,
capacidad de perdón y de servicio inagotables, de modo que nos sintamos
amados por Dios a través de ellas. Roguemos al Señor.
5. Por las madres que están enfermas, solas o sufriendo situaciones difíciles,
por las madres que están presas. Roguemos al Señor.
6. Por las madres que decidieron no estar con nosotros. Por las madres ya no
pueden estar con nosotros. Que la encomendemos a nuestra Mamá
María. Roguemos al Señor.
7. Por los niños y jóvenes que pronto recibirán algún nuevo sacramento: la
alegría del Perdón o el Cuerpo de Cristo -por primera vez o con más plena
consciencia- o la Confirmación; para que dispongan sus corazones y sus vidas
para recibir y vivir al Señor Jesús. Roguemos al Señor.
OFRENDAS
1. Hoy presentamos dos palabras. La primera es “¡Gracias, Señor!”Porque
sentimos que debemos agradecerle al Señor el amor infinito que nos tiene.
2. La otra palabra es “¡Gracias, Señor, por Mamá!” Porque sentimos que
debemos darte gracias, Señor, porque tenemos una Madre, bendición Tuya, a
pesar de sus errores. ¡Bendícela, Señor, dondequiera que esté!
3. De tus innumerables bendiciones, la más humilde -pero la más plena- es la
Eucaristía. Por eso te queremos agradecer que este pan y este vinose han de
transformar en Ti mismo. Lo has hecho así por amor y para nuestra salvación.
¡Gracias, Señor, por tan grande Amor!

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