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Las causas del imperialismo fueron diversas, pero entre los motivos que llevaron a dicha
expansión están:
La existencia de dos formas de vida diferentes: los estados imperialistas, dominadores, y los
territorios dominados, las colonias.
Excedente de población europea que necesita trabajo y que lo encuentra en las colonias.
Emigración.
Poder militar.
Los inicios del Imperio británico se remontan al siglo XVI, con Elizabeth I (1533-1603). La reina
apoyó la destrucción de los barcos españoles que traían, entre otras cosas, oro y plata del
recién descubierto continente americano, fomentó el asentamiento de comerciantes británicos
en otras partes del mundo, creando así colonias, hizo que las compañías británicas tuvieran
todo el poder sobre los negocios en sus territorios o colonias y convirtió a Irlanda en la colonia
británica más importante. Enrique VIII obligó a los irlandeses a reconocerlo como su rey y a
aceptar su religión.
En el siglo XVII, se crean las 13 colonias americanas: Virginia, Plymouth, Massachusetts. New
Hampshire, New Haven, Connecticut, Rhode Island, Maryland, Pennsylvania, Delaware, las
dos Carolinas y Georgia. Los pobladores originales eran principalmente ingleses, luego
llegaron los franceses, los alemanes y los escoceses-irlandeses. El único lazo de unión entre
las colonias británicas era el rey y el hecho de que todas las colonias se dedicaban a la
agricultura. También hubo mucho comercio marítimo, especialmente desde Nueva Inglaterra,
cuyos mercaderes y comerciantes trataban con Inglaterra, África y el oeste de las Indias.
El Tratado de Utrecht, firmado en 1713, por el que Francia cedió a los ingleses la mayor parte
de sus territorios americanos.
La Guerra de los Siete Años, 1756-1763, como resultado de la rivalidad colonial entre
franceses e ingleses. Fue durante esta guerra cuando los ingleses se hicieron con el control de
la India. Acabó con el Tratado de París, con el que Gran Bretaña obtuvo importantes territorios.
La conquista por parte de los ingleses de Senegal y Gambia, estableciendo sus primeras bases
en el oeste de África.
En el siglo XIX, tras la Batalla de Trafalgar (1805), Inglaterra se convirtió en la potencia naval
más importante del mundo. Es entonces cuando el imperialismo se convirtió en una absoluta
realidad, especialmente en los últimos 30 años del siglo. El imperialismo del siglo XIX fue
distinto al de los siglos XVII y XVIII pues se centró en la explotación de los recursos y las
personas. Se caracterizó por:
2.Los territorios conquistados eran ahora territorios ocupados y no nuevas sociedades como en
siglos anteriores, donde una minoría europea controlaba la política y a la población nativa.
3.Hubo más prisa por ocupar territorios, lo que provocó guerras entre las distintas fuerzas
europeas que culminaron en la Primera Guerra Mundial. Las razones que explican estas prisas
por conquistar territorios son:
a)Las consecuencias de la Revolución Industrial, es decir: el crecimiento del capital que resultó
del crecimiento industrial trajo consigo un imperialismo financiero pues se necesitó ampliar el
mercado y los territorios, y un imperialismo comercial, pues se necesitó encontrar nuevos
mercados para los productos y para obtener materias primas. Por otro lado, el crecimiento de la
población hizo necesario que mucha gente emigrara para encontrar trabajo y mejores
expectativas de futuro.
África, a la que los ingleses estuvieron a punto de conectar de norte a sur, yendo de una costa
a su opuesta, pero que finalmente fue repartida entre las distintas potencias europeas en la
Conferencia de Berlín. Mención especial por su importancia histórica es la que merece África
del sur, rica en oro y diamantes.
La política económica del Imperio británico de los siglos XVII y XVIII se basaron en el
mercantilismo, teoría según la cual la riqueza de un país se basa en la cantidad de oro y plata
que posee. Así pues, las colonias existían únicamente para que los países dominadores de
éstas se beneficiaran económicamente a través de la obtención de materia prima. De esta
manera, en el siglo XVII surgen “Las Cartas de Navegación”, dando a los barcos ingleses el
monopolio del comercio marítimo.
Durante el siglo XIX las colonias se organizaron políticamente de dos formas distintas:
Colonias Reales, de administración directa, que, sin sus propios gobiernos, dependían de la
administración de Londres y tenían un gobernador que estaba a cargo de la colonia.
Protectorados, con sus gobiernos propios indígenas para evitar problemas y un gobernador
imperial, responsable de la política exterior. Ejemplos: Egipto, Malasia y Sierra Leona,
normalmente seguido en aquellos territorios que ya tenían sus propios gobiernos antes del
asentamiento inglés.
Colonias de explotación, cuya economía estaba controlada por compañías inglesas y donde la
mayoría de la población nativa estaba bajo las órdenes de una minoría británica.
Dos escritores reflejaron esta época imperialista: Joseph Conrad (1857-1924) y Rudyard
Kipling (1865-1936).
Conrad nació en Polonia pero se hizo ciudadano británico en 1886. Escribió sobre las colonias
europeas y sobre una corrompida sociedad europea, sobre la naturaleza y los efectos del
imperialismo, económico y colonial. Sus obras se centran en la intrusión de los europeos en el
Pacífico, las Indias orientales, América del sur y África. Sus colonizadores proceden de
distintos países y son intolerantes y explotadores. En sus obras, el colonialismo emerge de
forma brutal y el poder es corrupto y abierto a los abusos. Conrad compartió con Kipling y
Maugham su fascinación por culturas diferentes, especialmente las del lejano Este y África.
Kipling nació en Bombay pero se educó en el “United Services College”, una institución para
hijos de oficiales. Regresó a la India en 1882 como periodista. Viajó por toda la India y por todo
el mundo y cuando regresó a Inglaterra en 1889 era un escritor reconocido. Obtuvo el Premio
Nobel de Literatura en 1907. Sus obras sobre la India británica son un verdadero legado
histórico. Sus temas tienen como telón de fondo la India y sus habitantes, y sus personajes son
soldados y civiles que insisten sobre la importancia de la disciplina, la autoridad, la obediencia
y el patriotismo. Kipling escribió sobre un tema hasta entonces inexistente en la literatura, sobre
los problemas psicológicos y morales que surgen al vivir entre personas de cultura diferente
bajo el mando inglés. Kipling estaba convencido de las ventajas y la importancia de un Imperio
y de la responsabilidad del hombre blanco de crear una única civilización nacida de diferentes
razas, culturas y credos.
El Imperio británico
Fue el más extenso de todos, comenzó a
formarse en el siglo XVIII, pero alcanzó la
madurez durante el largo reinado de
Victoria(1837-1901), impulsado por la acción de
sus ministros Disraeli y Chamberlain. Hasta
entonces había controlado
Victoria I
fundamentalmente territorios costeros o islas
con claras aspiraciones comerciales o
estratégicas. Algunos de ellos habían
pertenecido a Francia, Holanda o España: El
Cabo en el Sur de África, la isla de Ceilán en el
Índico, Malta y Corfú en el Mediterráneo,
Gibraltar y Santa Elena en el Atlántico, etc. La
derrota de Napoleón reforzó su posición Joseph Chamberlain
dominante.
Asia
La constitución del imperio británico en Asia fue temprana, en 1885 ya se ha
completado. La India fue sin duda el dominio más importante. Se trataba de
una colonia de explotación administrada desde 1777 por la Compañía de las
Indias Orientales. Se convirtió en la principal suministradora de materias
primas (algodón, yute, té, etc.). Constituida en el eje del imperio, la construcción
del canal del Suez agilizó de manera notable las relaciones con la metrópoli.
Para mantenerla protegida de los territorios coloniales de otras potencias Gran
Bretaña creó en torno a ella una serie de estados tapón, como Beluchistán (en
el actual Pakistán) oAfganistán.
A raíz de la sublevación de los cipayos, soldados indios al servicio de Gran Bretaña,
la Corona tomó directamente el gobierno de la India que había estado dirigido
por la citada Cía. de las Indias Orientales.
Mediterráneo
En el controló una serie de colonias que jalonaban el camino hacia la India
una vez abierto el Canal de Suez. Desde Gibraltar se sucedieronMalta y Suez.
Pronto intervino en Egipto que, aunque conservó nominalmente su
independencia, en realidad fue controlado por franceses y británicos.
África
En África avanzó desde el sur (El Cabo) intentando enlazar con el
Sudán. Cecil Rhodes se anexionó los territorios que llevan su
nombre (Rodesia), hoy repartidos entre Zimbabwe y Zambia.
En esta progresión hacia el norte chocará
con los bóers, pobladores de origen
holandés establecidos
en Transvaal y Orange así como con la
población zulú a la que venció en 1879.
Con esta conquista impidió
que Portugal pudiera progresar de Oeste
a Este y unir sus colonias de Angola y Soldados bóers
Mozambique.
Esta expansión se completó con la incorporación de Nigeria, parte
deSomalia (1884), Kenia y Uganda.
En el control del valle del Nilo chocó contra la otra gran potencia
imperialista de África: Francia.
Una vez alejado el peligro de una guerra
entre ambas potencias tras el "Incidente de
Fachoda" (en Sudán), el Imperio Británico se
adueño de una de las áreas más ricas de
África: el sur, pródigo en oro y diamantes; y
el valle del Nilo(Egipto y Sudán), con sus
fértiles cultivos de algodón. Su control le
Caricatura de C. Rhodes
permitió además proteger las principales
rutas que conducían a la India.
Oceanía
Nueva Zelanda fue convertida en colonia
británica en 1841 quedando su población
indígena, los maoríes, bajo la soberanía de la
metrópoli. Australia fue utilizada durante gran
parte del siglo XIX como prisión donde eran
destinados determinados convictos. Wakefield
América
Canadá redondeó este imperio universal. Fue convertida
en dominio en 1867 siéndole otorgado un amplio grado de
autonomía. Honduras, Jamaica o Guayana constituyeron
asimismo posesiones británicas.
Caricatura del Imperio
Británico
Isabel I de Inglaterra sería la gobernante que sentara las bases del Imperio Británico, librando las
primeras batallas con su mayor enemigo en la expansión colonial, el Imperio español.
El reinado de Isabel I, entre 1577 y 1590, coincidió con una época de gran esplendor en la
que se cimentaron los inicios del Imperio británico. Inglaterra comenzaba su expansión
ultramarina con sir John Hawkins y luego con sir Francis Drake, librando numerosas
guerras contra el Imperio español de Felipe II. Drake dio la vuelta al mundo, y fue el
segundo hombre en conseguirlo, tras la expedición de Fernando de Magallanes y Juan
Sebastián Elcano. En 1579, Drake atracó en algún lugar del norte de California y reclamó
para la Corona lo que llamó Nova Albion ('Nueva Inglaterra'), aunque su reivindicación no
fue seguida de ningún asentamiento. Los siguientes mapas situaron Nova Albion al norte
de la Nueva España.
Los intereses de Inglaterra fuera de Europa aumentaron considerablemente. Humphrey
Gilbert siguió el curso de Cabot cuando partió hacia Terranova en 1583 y la declaró
colonia británica el 5 de agosto en San Juan. Sir Walter Raleigh organizó la
primera colonia de Virginia en 1587, en el lugar llamado Roanoke. Tanto el asentamiento
de Gilbert en Terranova como la Colonia de Roanoke duraron poco tiempo, y tuvieron que
ser abandonados debido a la escasez de alimentos, el duro clima, los naufragios y los
encuentros con tribus indígenas hostiles.
En 1587 Felipe II, rey de España, comenzó a preparar el plan de invasión de Inglaterra que
se apoyaba en la Armada Invencible y los tercios de Holanda, mientras Isabel reforzaba la
marina de su reino. En 1587, Drake atacó con éxito Cádiz, destruyendo varios barcos y
retrasando efectivamente hasta 1588 a la Armada Invencible. Sin embargo, la Armada vio
frustrado su propósito de invasión por el mal tiempo, por el bloqueo holandés y la
resistencia inglesa. La victoria sobre la Armada llenó de alivio a Isabel, que ya no habría
de temer una invasión de los tercios españoles. Pero el ambiente en Inglaterra tras la
batalla distó de ser una algarabía de fervor patriótico y festejos por el fracaso de la
invasión española. Además, al año siguiente, en 1589, Isabel intenta aprovechar la ventaja
estratégica obtenida sobre España tras el fracaso de la Armada Invencible enviada por
Felipe II y envía su propia flota (conocida como "Contraarmada" o "Invencible Inglesa")
contra las posesiones españolas acabando también en un auténtico desastre, perdiendo
gran cantidad de barcos, tropas y además los costes de la expedición agotaron el tesoro
real de Isabel, pacientemente amasado durante su largo reinado. Tras el
desastre sir Francis Drake, cayó en desgracia.
La era Estuardo[editar]
La victoria de los parlamentarios sobre los realistas en la batalla de Naseby en 1645 fue el punto de
inflexión decisivo de la Guerra Civil Inglesa.
La guerra de los Siete Años supuso la consolidación del Reino de Gran Bretaña en
Norteamérica por la expulsión del Reino de Francia del Canadá y el territorio
de Luisiana de la margen oriental del río Misisipi, así como la obtención de los derechos
franceses de exploración en la India y la incorporación de la Florida Española en 1763.
El conflicto entre Francia y Gran Bretaña estalló entre 1754 y 1755 cuando los británicos
atacaron posiciones reclamadas por Francia en América del Norte y capturaron cientos de
navíos mercantes franceses.La guerra fue un éxito para Gran Bretaña, que ganó la mayor
parte de la Nueva Francia en América del Norte, Florida española , algunas islas
individuales del Caribe , la colonia de Senegal en la costa de África Occidental, y la
superioridad sobre los puestos comerciales franceses asegurando así su futura hegemonía
en el Subcontinente indio.
La guerra de los Siete Años terminó en 1763. El 10 de febrero, el Tratado de París fue
firmado por el duque Choiseul, el marqués de Grimaldi y el duque de Bedford. William Pitt
se había empecinado en mantener vivo el conflicto hasta lograr el aniquilamiento de las
fuerzas de Francia.
Guerras Napoleónicas[editar]
En 1807 el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda ocupa Heligoland. Cedida al Imperio
Alemán en 1890. Como consecuencia del Tratado de París de 1814, el Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda obtiene Malta, Tobago, Santa Lucía, Seychelles y la Isla
Mauriciode Francia. El Congreso de Viena de 1815 da como protectorado las Islas
Jónicas al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlandaconstituyendo los Estados Unidos de las
Islas Jónicas. Estas habían formado parte de la República de Venecia hasta su invasión
por Francia. Los Estados Unidos de las Islas Jónicas formarán parte del Reino de
Grecia en 1864.
Colonización de América[editar]
El Mayflower, el barco que transportó colonos británicos a la colonia de Plymouth en el año de 1620.
El Imperio británico comenzó a tomar forma a principios del siglo XVII, mediante el
establecimiento por parte de Inglaterra de las 13 colonias de Norteamérica, que fueron el
origen de los Estados Unidos así como de las provincias marítimas de Canadá. También
se produjo la colonización de pequeñas islas en el mar Caribe como Jamaica y Barbados.
Las colonias productoras de azúcar del Caribe, donde la esclavitud se convirtió en la base
de la economía, eran las colonias más importantes y lucrativas para Inglaterra. Las
colonias americanas producían tabaco, algodón, y arroz en el sur y material naval y pieles
de animales en el norte.
El imperio de Inglaterra en América se iba expandiendo gradualmente mediante guerras y
colonias. Inglaterra consiguió controlar Nueva Ámsterdam (después llamada Nueva York)
tras las guerras anglo-neerlandesas. Las colonias americanas se extendían hacia el oeste
en busca de nuevas tierras para la agricultura. Durante la Guerra de los Siete Años, los
ingleses vencieron a los franceses y se quedaron con Nueva Francia, en 1760, lo que
incrementó sustancialmente los dominios británicos en América del Norte.
El Imperio británico intentó controlar la zona del Río de la Plata (Buenos Aires y
Montevideo), a través de dos intentos de dominación, denominados «Invasiones Inglesas».
El primer intento de invasión se realizó en el año 1806 con la ocupación de Buenos Aires y
su recuperación posterior con tropas llegadas desde Montevideo, lo que le valió a esta
última ciudad el recibir el título de "Muy fiel y Reconquistadora" por parte de la corona
española. El segundo intento de invasión se inició esta vez en la Banda Oriental (actual
territorio de la República Oriental del Uruguay) al ocupar los ingleses Maldonado y luego
Montevideo en enero de 1807. La invasión fue finalmente rechazada a mediados del
mismo año en Buenos Aires, retirándose las tropas inglesas del Río de la Plata.
Colonización de Oceanía[editar]
James Cook .
Después, los asentamientos en Australia (que comenzaron con las colonias penales
en 1788) y Nueva Zelanda (bajo el dominio de la Corona desde 1840) crearon una nueva
zona para la migración desde las islas británicas, por lo que las poblaciones indígenas
tuvieron que sufrir guerras y, especialmente, enfermedades, reduciéndose su tamaño en
alrededor de un 60–70% en algo menos de un siglo. Estas colonias obtuvieron después
autogobierno y se convirtieron en rentables exportadoras de lana y oro.
En 1770 James Cook redescubrió (dado que ya la había descubierto España) la costa este
de Australia, en un viaje científico al Océano Pacífico Sur, así confirmó el continente para
Gran Bretaña, y la llamó Nueva Gales del Sur. En 1778, Joseph Banks, botánico en el
viaje de Cook, presentó evidencia al gobierno sobre la idoneidad de Botany Bay para el
establecimiento de una colonia penal, y en 1787 se envió la primera expedición de
convictos, llegando en 1788. Gran Bretaña continuo el transporte de convictos a Nueva
Gales del Sur hasta 1840. Las colonias australianas se convirtieron en exportadores
rentables de lana y oro, principalmente a causa de la fiebre del oro en la colonia de
Victoria, por lo que su capital Melbourne se convirtió en la ciudad más rica del mundo y la
ciudad más grande después de Londres en el Imperio británico.
Durante su viaje, Cook también visitó Nueva Zelanda, que había sido descubierta en 1576
por el descubridor español Juan Fernández, y reclamo las islas del Norte y del Sur para la
corona británica en 1769 y 1770 respectivamente. Inicialmente, la interacción entre los
indígenas maoríes y los europeos se limita a los intercambios de bienes. La colonización
europea aumentó a través de las primeras décadas del siglo XIX, con numerosas
estaciones comerciales establecidas especialmente en el norte. En 1839, la compañía de
Nueva Zelanda había anunciado planes para comprar grandes extensiones de tierra y
establecer colonias en Nueva Zelanda. El 6 de febrero de 1840, el capitán William Hobson
y alrededor de 40 jefes maoríes firmaron el Tratado de Waitangi. Este tratado es
considerado por muchos como el documento fundacional de Nueva Zelanda, pero las
diferentes interpretaciones de los maoríes y las versiones en inglés del texto, han hecho
que continué siendo una fuente de controversia.
Máquina de hilado. La industria textil junto con la locomotora a vapor, son dos de los elementos
característicos de la Revolución industrial, en especial durante la Época victoriana, que fueron clave
para que Reino Unido fuera la potencia mundial más importante entre 1815 y 1914.
El antiguo sistema colonial británico comenzó a declinar durante el siglo XVIII. Fue un
período de dominación whig en la vida política nacional (1714-1762), el Imperio se
convirtió en algo de menor importancia, hasta que un intento de subir los impuestos en las
colonias norteamericanas desató la Guerra de Independencia y la independencia de las
mismas (1776).
A menudo se alude a este período como el del «Primer Imperio británico», indicando el
cambio de dirección en la expansión británica, que se dirigió fundamentalmente a las
Américas durante los siglos XVII y XVIII, mientras que durante el «Segundo Imperio
británico» se centró en Asia y África (a partir del siglo XVIII). La pérdida de los Estados
Unidos mostró que poseer colonias no era necesariamente una ventaja en términos
económicos, ya que Gran Bretaña podía aún controlar el comercio con sus ex-colonias sin
tener que pagar por su defensa y administración.
El mercantilismo, la doctrina económica que presupone la competición entre naciones por
una cantidad de riqueza finita, había caracterizado el primer período de expansión colonial,
pero cedió paso al laissez-faire económico, el liberalismo de Adam Smith y sus sucesores.
La lección aprendida por el Reino Unido tras la pérdida de Norteamérica —que el comercio
puede seguir aportando prosperidad, incluso en ausencia de dominio colonial— contribuyó
durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XIX a la extensión del modelo de colonia
autogobernada, que se concedió a las colonias pobladas por blancos
en Canadá y Australasia. Irlanda tuvo un trato diferente, siendo incorporada al Reino Unido
de Gran Bretaña e Irlanda en 1801.
En este período, el Reino Unido prohibió el comercio de esclavos (1807) y pronto comenzó
a forzar a otras naciones a hacer lo mismo. A mediados del XIX, se había conseguido
erradicar la esclavitud de la mayor parte del mundo. La esclavitud fue abolida en las
colonias británicas en 1834.
Entre el Congreso de Viena de 1815 y la Guerra franco-prusiana de 1870, Reino Unido fue
la única potencia industrial del mundo, con más del 30 % de la producción industrial global
en 1870. En su papel de «taller del mundo», el Reino Unido podía producir manufacturas
de modo tan eficiente y económico que podía vender más barato que los productores
locales en los mercados extranjeros. A partir de condiciones políticas estables en ciertos
mercados de ultramar, el Reino Unido pudo prosperar gracias al comercio, sin necesidad
de recurrir al gobierno formal en su área de influencia.
La Royal Navy jugó un papel clave en el establecimiento del Imperio británico como Superpotencia
mundial, el control de todas sus colonias y la posibilidad de adquirir todo tipo de materias en
cualquier lugar del mundo. Desde finales del siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial fue la
armada más poderosa del mundo.2
La reina Victoria, que reinó entre 1837 y 1901. La época victoriana de la historia del Reino
Unido marcó la cúspide de su revolución industrial y del imperio británico. Una cuarta parte de la
población mundial eran súbditos suyos y una quinta parte de las tierras emergidas eran de su
posesión.
El coloso de Rhodes, icónica imagen del político británico Cecil Rhodes abarcando desde «El Cabo
a El Cairo».
Durante las Guerras Napoleónicas las islas Seychelles cambiaron de manos en diversas
ocasiones. El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda controló las islas entre 1794 y 1811,
para convertirse definitivamente en posesión británica tras el Tratado de París de 1814. La
colonia de las Seychelles fue una dependencia de Mauricio hasta 1903.
En 1810 durante las Guerras Napoleónicas a pesar de la derrota naval británica de
la batalla de Grand-Port cerca de la Isla de Francia(actual Mauricio) contra los franceses,
éstos fueron derrotados por los británicos al norte de la isla, en Cabo Malheureux, un mes
después. Los británicos invaden la isla de Mauricio el 3 de diciembre de 1810 y el 6 de
diciembre de 1810, Mauricio capituló ante el vice-almirante Albemarle Bertie. Ello significó
la pérdida de la posesión a favor de los británicos y la posterior reversión de la isla a su
nombre antiguo.
En 1875 las dos posesiones europeas más importantes en África eran Argelia y la Colonia
del Cabo. En 1914 tan sólo Etiopía y la república de Liberia permanecían fuera del control
europeo. La transición entre un «imperio informal» que controlaba a través de la
dominación económica y el control directo supuso una lucha por el territorio entre las
potencias europeas.
La actividad francesa, belga y portuguesa en la zona del Río Congo amenazaba con
debilitar la ordenada colonización del África tropical. La Conferencia de Berlín de 1884-
85 pretendía regular la competición entre las potencias, definiendo la «ocupación efectiva»
como el criterio para el reconocimiento internacional de las reivindicaciones territoriales,
una fórmula que precisó del recurso habitual a la violencia contra los estados y pueblos
indígenas.
La ocupación de Egipto por parte del Reino Unido en 1882 (a raíz de los intereses en
el canal de Suez) contribuyó a un aumento de la preocupación respecto del control del
valle del Nilo, que condujo a la conquista del vecino Sudán en 1896–98 y al enfrentamiento
con fuerzas expedicionarias francesas en Fashoda en septiembre de 1898).
En 1899 Reino Unido se lanzó a completar la conquista de Sudáfrica, que había
comenzado con la anexión en 1795 de El Cabo, a través de la invasión de las repúblicas
afrikaner en la región productora de oro del Transvaal y del vecino Estado Libre de
Orange. La British South Africa Company ya había tomado las tierras al norte,
rebautizándolas como Rodesia en homenaje a su jefe, el magnate del Cabo Cecil Rhodes.
Las críticas por estas anexiones condujeron al «Espléndido aislamiento» del Reino Unido.
Las conquistas británicas en el África meridional y oriental, lanzaron a Rhodes y a Alfred
Milner, el Alto Comisionado británico en Sudáfrica, a solicitar con urgencia un Imperio
unido por ferrocarril «desde el Cabo hasta El Cairo», que uniría el estratégicamente
importante Canal de Suez con el sur, rico en minerales, aunque la ocupación alemana
de Tanganica evitó su realización hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
En 1903, el sistema de telégrafo ya comunicaba las partes más importantes del Imperio.
Paradójicamente, Reino Unido, acérrima defensora del libre comercio, emergió en 1914 no
sólo con el mayor imperio de ultramar gracias a su larga presencia en la India, sino como
vencedora en la lucha por África, dada su ventajosa posición al comienzo de la misma.
Entre 1885 y 1914 Reino Unido tomó aproximadamente al 30 % de la población africana
bajo su control, comparado con el 21 % de Francia, el 9 % de Alemania, el 7 % de Bélgica
o el 1 % de Italia: sólo Nigeria contribuía con 15 millones de súbditos, más que todo
el África Occidental Francesa o todo el imperio colonial de Alemania.
Tras la Primera Guerra Mundial el Imperio británico vio su período de máxima extensión,
ya que Reino Unido obtuvo el control de Palestinay Mesopotamia a través del mecanismo
del mandato de la Sociedad de Naciones, tras la caída del Imperio otomano en el Oriente
Próximo, así como las antiguas colonias alemanas: Camerún, Togolandia, África Oriental
Alemana (Tanganica, Ruanda y Burundi), África del Sudoeste (actual Namibia) y Nueva
Guinea Alemana (las dos últimas quedaron bajo control de la Unión Sudafricana y
Australia, respectivamente). Las zonas ocupadas por el Reino Unido del Imperio
Alemán (Camerún Británico, Togolandia británica y Tanganica) tras la guerra no fueron
consideradas parte del Imperio.
Aunque el Reino Unido emergió como uno de los vencedores de la guerra y su dominio se
extendió a nuevas áreas, los elevados costes de la guerra minaron su capacidad financiera
para mantener aquel vasto imperio. Los británicos habían sufrido miles de bajas y
liquidado sus recursos financieros a un ritmo alarmante, que condujo al aumento de la
deuda. El sentimiento nacionalista creció tanto en las colonias nuevas como en las
antiguas, alimentado por el orgullo derivado de la participación en el conflicto de muchos
de aquellos súbditos, como tropas imperiales.
Durante los años veinte, el estatus de dominio se transformó notablemente. Aunque los
dominios no tuvieron voz en la declaración formal de guerra en 1914, todos ellos fueron
incluidos por separado entre los firmantes del tratado de paz de Versalles en 1919, que
había sido negociado por una delegación del Imperio encabezada por el Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda. En 1922 los reparos por parte de los dominios para apoyar la
acción militar británica contra Turquía influyeron en la decisión de buscar un compromiso.
La independencia de los dominios se formalizó en 1926 mediante la Declaración Balfour y
el Estatuto de Westminster de 1931: de entonces en adelante, cada dominio era igual en
estatus a la misma metrópoli, libre de interferencias legislativas provenientes del Reino
Unido y autónomo en sus relaciones internacionales.
Canadá fue pionera, convirtiéndose en el primer dominio que concluyó de modo totalmente
independiente un tratado internacional (1923). La primera representación diplomática
permanente de Canadá en un país extranjero se abrió en Washington en 1927: Australia le
siguió en 1940.
El Estado Libre de Irlanda, acordó el estatus de dominio en 1922 tras una amarga guerra
contra el Reino Unido, aunque anuló su relación constitucional con la corona
en 1937 (cambiando su nombre por el de Éire), convirtiéndose en la República de
Irlanda fuera de la Commonwealth desde 1949. Egipto, formalmente independiente
desde 1922 pero vinculado al Reino Unido por tratado hasta 1936 y bajo ocupación militar
parcial hasta 1956 (por el Tratado Anglo-Egipcio de 1936: ocupación militar del canal de
Suez, base naval de la "Mediterranean Fleet" en Alejandría, base militar en El Cairo,
condominio sobre Sudán y promesa de ayuda de Egipto al Imperio en caso de guerra)
mantuvo una estrecha vinculación al Imperio. Irak, que se convirtió en Protectorado
Británico en 1922, alcanzó la independencia en 1932 como Reino de Irak, aunque quedó
bajo tutela (Tratado Anglo-Iraquí de 1930) hasta la caída de la monarquía en 1958 gracias
al mantenimiento de ciertas bases militares británicas en su territorio y a los acuerdos de
colaboración militar y petrolera.
Descolonización[editar]
Artículo principal: Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial
Winston Churchill en 1943. Su firme negativa a aceptar la derrota, la rendición o un acuerdo de paz
con Hitler ayudó a inspirar la resistencia británica, en especial durante los difíciles primeros años de
la guerra, cuando el Reino Unido se quedó solo en su firme oposición a la Alemania nazi. Se
destacó por sus discursos y programas de radio que ayudaron a inspirar al pueblo británico, al que
lideró como primer ministro hasta que fue segura la victoria de los Aliados sobre las Potencias del
Eje.
La decisión del primer ministro británico Anthony Eden de invadir Egipto durante la Crisis de
Suezacabó con su carrera política y puso de manifiesto la debilidad británica como potencia imperial
y la consolidación de su decadencia iniciada en la posguerra. Tras la Segunda Guerra Mundial y
durante la Guerra Fría solo habría dos superpotencias mundiales: EE. UU.y la URSS. En pocas
décadas el Imperio británico perdió la inmensa mayoría de sus colonias.