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Parte real (rojo) y parte imaginaria (azul) de la línea crítica Re(s) = 1/2 de la función zeta de Riemann. Pueden verse
los primeros ceros no triviales en Im(s) = ±14,135, ±21,022 y ±25,011.
Un gráfico polar de zeta, esto es, Re(zeta) vs. Im(zeta), a lo largo de la línea crítica s=it+1/2, con t con valores
desde 0 a 34.
En matemática pura, la hipótesis de Riemann, formulada por primera vez por Bernhard
Riemann en 1859, es una conjetura sobre la distribución de los ceros de la función zeta de
Riemann ζ(s).1
La hipótesis de Riemann, por su relación con la distribución de los números primos en el conjunto de los
naturales, es uno de los problemas abiertos más importantes en la matemática contemporánea.
El Instituto Clay de Matemáticas ha ofrecido un premio de un millón de dólares a la primera persona que
desarrolle una demostración correcta de la conjetura.2 La mayor parte de la comunidad matemática
piensa que la conjetura es correcta, aunque otros grandes matemáticos como J. E. Littlewood y Atle
Selberg se han mostrado escépticos, si bien el escepticismo de Selberg fue disminuyendo desde sus días
de juventud. En un artículo en 1989 sugirió que un análogo debe ser cierto para una clase mucho más
amplia de funciones (la clase de Selberg).
Un gráfico polar de zeta, esto es, Re(zeta) vs. Im(zeta), a lo largo de la línea crítica s=it+1/2, con t con
valores desde 0 a 34.
En matemática pura, la hipótesis de Riemann, formulada por primera vez por Bernhard
Riemann en 1859, es una conjetura sobre la distribución de los ceros de la función zeta de
Riemann ζ(s).1
La hipótesis de Riemann, por su relación con la distribución de los números primos en el
conjunto de los naturales, es uno de los problemas abiertos más importantes en la matemática
contemporánea.
El Instituto Clay de Matemáticas ha ofrecido un premio de un millón de dólares a la primera
persona que desarrolle una demostración correcta de la conjetura.2 La mayor parte de la
comunidad matemática piensa que la conjetura es correcta, aunque otros grandes
matemáticos como J. E. Littlewood y Atle Selberg se han mostrado escépticos, si bien el
escepticismo de Selberg fue disminuyendo desde sus días de juventud. En un artículo en 1989
sugirió que un análogo debe ser cierto para una clase mucho más amplia de funciones
(la clase de Selberg).
Definición
La función zeta de Riemann ζ(s) está definida en los números complejos como la suma de una
serie infinita de la siguiente forma:
y es convergente cuando la parte real es estrictamente mayor que 1. Leonhard Euler (que
murió 43 años antes de que Riemann naciera) demostró que esta serie equivale
al producto de Euler:
válida para todos los números complejos excepto para s = 1, donde la función
tiene un polo. Como se decía anteriormente, la hipótesis de Riemann trata de los
ceros de esta versión de la función zeta extendida analíticamente. Esta posee
ciertos valores, llamados ceros "triviales", para los cuales la función zeta se anula.
De la ecuación se puede ver que s = −2, s = −4, s = −6, ... (todos los enteros
pares negativos) son ceros triviales. Así mismo existen otros valores complejos s,
que cumplen la condición 0 < Re(s) < 1, para los cuales la función zeta también se
anula, son los llamados ceros "no triviales". La conjetura de Riemann hace
referencia a estos ceros no triviales afirmando:
Por lo tanto los ceros no triviales deberían encontrarse en la línea crítica s = 1/2 +
i t, donde t es un número real e i es la unidad imaginaria. La función zeta de
Riemann, a lo largo de la línea crítica ha sido estudiada en términos de la función
Z, cuyos ceros corresponden a los ceros de la función zeta sobre la línea crítica.
para todo x suficientemente grande, donde π(x) es la función contadora de primos y ln(x)
es el logaritmo natural de x. Lowell Schoenfeld mostró que se puede tomar C = 1/(8 π)
para todo x ≥ 2657.
Los ceros de la función zeta y los números primos satisfacen ciertas propiedades de
dualidad, conocidas como fórmulas explícitas, que muestran, usando análisis de Fourier,
que los ceros de la función zeta de Riemann pueden interpretarse como frecuencias
armónicas en la distribución de los números primos.
Más aún, si la conjetura de Hilbert-Polya es cierta, entonces cualquier operador que nos
dé las partes imaginarias de los ceros como sus valores propios debe satisfacer: