Sei sulla pagina 1di 2

ACTO DE ABANDONO A LA DIVINA MISERICORDIA

pronunciado por JUAN PABLO II en su primera visita a LOURDES

S
eñor, hace más de 75 años que Tú me
has hecho el don inestimable de la
vida y desde mi nacimiento, Tú no has
cesado de llenarme de tus gracias y de tu
amor infinito.
A lo largo de todos estos años se han
mezclado grandes alegrías, pruebas,
sucesos, fracasos, reveses de salud, penas,
como sucede a todos.
Con tu gracia y tu ayuda, yo he podido
triunfar de estos obstáculos y avanzar
hacia Ti.
Hoy me siento rico en mi experiencia y del
gran consuelo de haber sido el objeto de
tu amor.
Mi alma te canta su acción de gracias.
Pero me encuentro diariamente en mi
entorno personas mayores que Tú
pruebas duramente. Están paralíticas,
impedidas, impotentes, y a menudo ya no
tienen fuerzas para rezar. Otras han perdido el uso de sus facultades mentales y no
pueden esperarte a través de su mundo irreal: Veo agitarse a estas personas y me
digo a mí mismo: “si fuera yo…”.
Entonces, Señor, hoy, mientras disfruto de la posesión de todas mis facultades
motrices y mentales, te ofrezco de antemano la aceptación de tu Santa Voluntad y
desde ahora, quiero que, si la una u otra de esas pruebas me llega, ella pueda servir a
tu Gloria y a la salud de las almas.
Desde ahora también te pido sostengas con tu Gracia a las personas que tendrían el
trabajo ingrato de venir a ayudarme.
Si un día la enfermedad nubla mi cerebro y mi lucidez, entonces, Señor, mi sumisión
estará delante de Ti y seguirá en una silenciosa adoración.
Si un día un estado de inconsciencia prolongada debiera abatirme, quiero que cada
una de esas horas que tendré que vivir sean una ininterrumpida acción de gracias y
que mi último suspiro sea un suspiro de amor; mi alma guiada en ese instante por la
mano de María sea también presentada ante Ti para cantar tus alabanzas
eternamente.
ACTO DE ABANDONO A LA DIVINA MISERICORDIA
pronunciado por JUAN PABLO II en su primera visita a LOURDES

S
eñor, hace más de 75 años que Tú me
has hecho el don inestimable de la
vida y desde mi nacimiento, Tú no has
cesado de llenarme de tus gracias y de tu
amor infinito.
A lo largo de todos estos años se han
mezclado grandes alegrías, pruebas,
sucesos, fracasos, reveses de salud, penas,
como sucede a todos.
Con tu gracia y tu ayuda, yo he podido
triunfar de estos obstáculos y avanzar
hacia Ti.
Hoy me siento rico en mi experiencia y del
gran consuelo de haber sido el objeto de
tu amor.
Mi alma te canta su acción de gracias.
Pero me encuentro diariamente en mi
entorno personas mayores que Tú
pruebas duramente. Están paralíticas,
impedidas, impotentes, y a menudo ya no
tienen fuerzas para rezar. Otras han perdido el uso de sus facultades mentales y no
pueden esperarte a través de su mundo irreal: Veo agitarse a estas personas y me
digo a mí mismo: “si fuera yo…”.
Entonces, Señor, hoy, mientras disfruto de la posesión de todas mis facultades
motrices y mentales, te ofrezco de antemano la aceptación de tu Santa Voluntad y
desde ahora, quiero que, si la una u otra de esas pruebas me llega, ella pueda servir a
tu Gloria y a la salud de las almas.
Desde ahora también te pido sostengas con tu Gracia a las personas que tendrían el
trabajo ingrato de venir a ayudarme.
Si un día la enfermedad nubla mi cerebro y mi lucidez, entonces, Señor, mi sumisión
estará delante de Ti y seguirá en una silenciosa adoración.
Si un día un estado de inconsciencia prolongada debiera abatirme, quiero que cada
una de esas horas que tendré que vivir sean una ininterrumpida acción de gracias y
que mi último suspiro sea un suspiro de amor; mi alma guiada en ese instante por la
mano de María sea también presentada ante Ti para cantar tus alabanzas
eternamente.

Potrebbero piacerti anche