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Universidad Nacional del Nordeste

Facultad de Medicina
Introducción a la Kinesiología
MEDICINA HEBREA ANTIGUA
Los hebreos del periodo bíblico, heredaron de las culturas mesopotámicas gran parte de sus
creencias, entre ellas, la convicción de que la enfermedad era un castigo divino, y por esto, signo de
pecado. Esta creencia se transmitió como concepto básico en la Europa medieval cristiana. Los ta-
búes asirio-babilónicos contra la proximidad con el enfermo fueron asimilados por los hebreos en sus
prácticas de aislamiento de los impuros que además de los enfermos, eran los muertos, considera-
dos como posibles fuentes de transmisión de los espíritus por los mesopotámicos.
La adhesión de los hebreos a los códigos estrictos, que controlaban casi todos los aspectos de la
conducta, era otra de las características heredadas de los mesopotámicos. Por ejemplo, dedicar el
sábado al descanso, igual que hacen hoy los judíos ortodoxos, puede equipararse a las restricciones
asirías de todo tipo de actividad durante el día séptimo de la semana, en el cual el rey dejaba de
ocuparse de los asuntos oficiales y a los médicos no les estaba permitido tratar a sus enfermos.
Sin embargo, había diferencias importantes entre las concepciones hebreas y las asirias. Por
ejemplo, aunque los hebreos suponían que había una causa sobrenatural para las enfermedades, no
creían en un mundo lleno de demonios y de espíritus. Solamente, muchos siglos después, en la
Edad Media, la superstición popular judía acepto las ideas cabalísticas de la posesión por espíritus.
En el periodo hebreo clásico, Jehová, el mismo Dios era el único que tenia que ser aplacado como el
poseedor y dador de salud. Al mismo tiempo, el contagio no era considerado como resultado de una
transferencia de los espíritus malignos del enfermo al sano, sino como un signo de impureza espiri-
tual por haber violado la prohibición referente al contacto con la persona enferma castigada por Dios.
Las normas higiénicas eran seguidas mas por razones de disciplina y religión que por motivos médi-
cos. Estas normas se extendían a todas las actividades: aislamiento del enfermo, tiempo y lugar de
enterramiento, frecuencia de las relaciones sexuales, lavado antes de las comida, baños después del
coito y de la menstruación, sacrificio de animales y preparación de los alimentos.
Muchas prohibiciones de la tradición judía relacionadas con la comida han sido interpretadas des-
de un punto de vista medico, pero puede haber también otras explicaciones. El tabú existente contra
los cerdos podría explicarse porque originariamente debían competir con el hombre en el consumo
de agua y grano, que escaseaban en una tierra estéril, en contraste con las ovejas y las vacas, que
consumían forrajes incomestibles para el hombre y una menor cantidad de agua. Explicar esta prohi-
bición por la triquinosis y otras posibles enfermedades parasitarias transmisibles por los cerdos no
parece lógico, ya que las vacas y ovejas transmitían otras como la tenia. Dado el aprecio que todos
los grupos humanos, tienen por la carne de cerdo, quizás fue necesario oponerse a esta inclinación,
con el fin de conservar las reservas de agua y grano, mediante una prohibición religiosa. Observa-
ciones de carácter medico pudieron ser la base de las normas higiénicas, pero la larga lista bíblica de
cosas que no deben comerse es difícil asociarla a propósitos estrictamente sanitarios.
En la Biblia, se mencionan a menudo plagas y epidemias. Se dedica especial atención a la lepra
que era temida y provocaba el aislamiento de quienes la padecían, aunque no hay que olvidar que,
igual que en Mesopotámica, se diagnosticaban como lepra dolencias que no lo eran. Hay asimismo
otras referencias a diversas enfermedades y síntomas.
Los médicos eran escogidos entre los pertenecientes a la tribu sacerdotal de los Levitas. Les es-
taba prohibida la práctica clínica si tenían deficiencias visuales, y tampoco les era permitido actuar al
anochecer, en días nublados o en habitaciones oscuras. Algunos pasajes de la Biblia sugieren que
los médicos eran tenidos en gran estima. “Cuando te sientas enfermo implora a Dios y busca al me-
dico, porque los hombres prudentes no desprecian los remedios de la tierra”.Sin embargo, en otros
pasajes se mezcla la admiración con la burla: “En su enfermedad, no busco al Señor, sino que fue al
medico. Y Asa descanso con sus mayores”.
El ejercicio medico hebreo conservaba gran parte de las practicas procedentes de los pueblos con
los que los judíos se habían relacionado. En la Biblia se citan algunos medicamentos, como la man-
drágora, bálsamos, gomas, esencias, aceites y posibles narcóticos; la lista, sin embargo, es muy limi-
tada si se la compara con la abundante materia mesopotámica o egipcia. En la Biblia hay pocas refe-
rencias a la cirugía, excepto en lo que se refiere al rito de la circuncisión, heredado quizás de los
egipcios. Se habla también de comadronas, pero no parece que sus servicios hayan significado nada
mas que una mera ayuda o consuelo.
En contraste con las escasas referencias medicas que incluye la Biblia, son muy abundantes las
contenida en el Talmud, la colección de textos mas influyente de la tradición judía. Hay dos Talmuds:
el de Jerusalén y el mucho mas largo de Babilonia, escritos ambos en el mismo periodo (hacia la se-
gunda mitad del siglo VI d.C.). El templo de Salomón en Jerusalén fue destruido por los babilonios
por vez primera en el 586 a.C. , lo que señala el principio de la cautividad de los judíos bajo el poder

Cátedra "Introducción a la Kinesiología- Área Ciencias Sociales: Historia de la Medicina y la Kinesiología". U.N.N.E. 2007
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babilónico. En el siglo I d.C., Jerusalén fue destruida de nuevo, esta vez por los romanos. Tras cada
una de estas catástrofes, los judíos se esparcieron por muchos países y fundaron escuelas para
conservar sus saberse y tradiciones religiosas. El Talmud llego a ser la piedra angular de la educa-
ción judía. Sus textos médicos reflejan notables razonamientos y observaciones, aunque muchos de
ellos proceden de las concepciones y practicas de los pueblos con que convivían, como había ocu-
rrido con el contenido de la Biblia. Los talmudistas se basaban por ejemplo, en las teorías griegas
que atribuían las enfermedades a un desequilibrio de los cuatro humores orgánicos: flema, sangre,
bilis amarilla y bilis negra. De forma similar, siguieron a los filósofos griegos en lo concerniente a los
cuatro elementos del universo: aire, agua, tierra, fuego.
Los judíos, fueron uno de los muchos pueblos que se reunieron en Alejandría, gran centro del sa-
ber griego en el siglo IV a. C. Allí aprendieron las enseñanzas sobre anatomía y fisiología, así como
dietética, masajes y fármacos.
Muchas sectas médicas contaban con seguidores judíos, cuyos escritos fueron incorporados a los
comentarios talmúdicos. Aunque evitaban el contacto con cadáveres por impuros, los judíos realiza-
ron ocasionalmente disecciones humanas. El Rabí Ismael, en el siglo I d. C., dice haber hervido y es-
tudiado el cuerpo de una prostituta. Sin embargo la mayor parte de los saberes anatómicos del Tal-
mud proceden de las disecciones de cadáveres humanos realizados en Alejandría y del examen de
los animales sacrificados con fines alimenticios.
En cuanto a la Cirugía, el Talmud habla de la forma de reducir dislocaciones y del tratamiento de
las heridas de muchos órganos. A veces describe técnicas detalladas, como la que se utilizaba para
tratar un ano perforado: tras untar con aceite y cauterizar, se practicaba una pequeña incisión en el
lugar donde debía esta aquel. Desde luego, la circuncisión continuaba siendo obligatoria para todos
los niños después del nacimiento.
Aunque los barberos y otros sanadores sin formación podían realizar sangrías y operaciones me-
nores, la medicina era practicada por profesionales denominados rophe, que eran al mismo tiempo
cirujanos. Los médicos que se limitaban exclusivamente a procedimientos quirúrgicos eran llamados
uman.
Los preceptos y prohibiciones de los tiempos bíblicos sobre la higiene personal y publica persisten
en el Talmud: “La limpieza física conduce a la pureza espiritual” (Avoda Zara en el Talmud de Jeru-
salén). El leproso, por ejemplo, continúo siendo considerado impuro, y sus vestidos eran quemados.
Se mencionan asimismo lugares de aislamiento fuera de las ciudades para los leprosos y para los
afectados por otras enfermedades. Los hebreos tardíos se dieron cuenta quizás del carácter transmi-
sible de ciertas enfermedades a través de objetos contaminados. Las mujeres, como en los tiempos
bíblicos, no podían participar en actividades religiosas ni tener relaciones sexuales hasta siete días
después de la menstruación. Se mantenían también las restricciones referentes a la preparación de
las comidas.
Mucho tiempo después, durante la Edad Media, los judíos fueron los depositarios de los saberes
médicos griegos y romanos. En el periodo de supremacía islámica actuaron como puente entre el Is-
lam oriental y el Cristianismo occidental.
BIBLIOGRAFIA
1. DESIDERIO PAPP; ABEL L.AGUERO " BREVE HISTORI A DE LA MEDICINA"Editorial Claridd S.A. -1994-
2. P.LAIN ENTRALGO "HISTORIA DE LA MEDICINA"-Salvat Editores 1978
3. LYONS/PETROCELLI "HISTORIA DE LA MEDICINA". Mosby/Doyma Libros. Barcelona. 1994

Material recopilado por:


- Klga. Alejandra Basualdo De Solis Carnicier;
- Klga Ana María Cremades;
- Dr. Rodolfo Morales.

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