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UNIVERSIDAD NACIONAL “PEDRO RUIZ GALLO”

FACULTAD DE CIENCIAS HISTÓRICO SOCIALES Y EDUCACIÓN


ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

´´AÑO DEL BUEN SERVICIO AL CIUDADANO´´

JÓVENES QUE ELIGEN UNA CARRERA PROFESIONAL


GUIADOS POR EL VALOR QUE LOS CARACTERIZA,
BASADA EN LA TEORÍA DE RAGOS PROPUESTA POR
ALLPORT - PROVINCIAS DE CHICLAYO Y
LAMBAYEQUE 2017

 ALUMNOS :
Callao Samillán Maryhori

Manrique Suxe Jhan

Martínez Vélez José

Roque Torres Brenda

Sánchez Pérez Jorge

Soto Legua Sandra

LAMBAYEQUE – 2017
CAPITULO I: PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

1.1. Delimitación del problema

1.1.1. Delimitación Poblacional

Jóvenes de 18 a 28 años con educación superior

1.1.2. Delimitación Espacial

Provincias de Chiclayo y Lambayeque

1.1.3. Delimitación Temporal

Periodo de Octubre a Enero del año 2017

1.2. Justificación

Para Allport, los valores constituyen el fundamento de nuestra filosofía unificadora

de la vida y todos poseemos cierto grado de cada tipo de valor, no obstante, uno o

dos de ellos dominan la personalidad.

De esta manera, la presente investigación se enfocará en analizar los resultados del

test psicométrico elaborado, aplicado a jóvenes universitarios de la región

Lambayeque.

El motivo principal de haber elegido este tema de investigación, radica en el interés

por reconocer el rol y la importancia de los valores, presentes en cada decisión que

tomamos día a día y que repercute significativamente a lo largo de nuestra vida.

1.3. Objetivos

1.3.1. Objetivo General


Determinar el porcentaje de jóvenes de las provincias de Lambayeque y Chiclayo

que eligen una carrera profesional guiados por el valor que los caracteriza.

1.3.2. Objetivos Específicos

a) Elaborar un test psicométrico que evalúe los valores de los jóvenes.

b) Aplicar el test psicométrico a la muestra poblacional determinada.


CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO

2.1. Definiciones de personalidad

Existen en la literatura psicológica una diversidad de definiciones en torno a la

personalidad. En 1937, Allport llegó a inventariar alrededor de medio centenar de definiciones

distintas.

Bermúdez, más recientemente (1985), ha recogido un total de 22 definiciones formuladas

entre 1945 y 1979.

A continuación se presenta una serie de diferenciaciones agrupadas por categorías, para

ello se siguió el sistema de clasificación de Allport, basado en aquello que se destaca más en

cada definición. Estas con:

 Las definiciones aditivas u ómnibus: son aquellas que entienden la personalidad como

la suma de todas las características que poseen y definen al individuo. A modo de ejemplo,

veamos la definición planteada por Eysenck:

“La personalidad es la suma total de los patrones de conducta actuales o potenciales

de un organismo, en tanto que determinados por la herencia y el ambiente; se origina y

desarrolla mediante la interacción funcional de los cuatro sectores principales en los que

tales patrones de conducta están organizados: el sector cognitivo (inteligencia), el sector

conativo (carácter), el sector afectivo (temperamento) y el sector somático

(constitución)”. (Eysenck, 1947)

 Las definiciones configuracionales - integradoras: acentúan en el carácter organizado

y estructurado del conjunto de atributos que definen a un individuo. Así tenemos:


“He asumido en compañía, creo, de la mayoría de los teóricos en este campo, que la

personalidad existe como un todo organizado (sistema), que está constituido de partes o

elementos (subsistemas), y está separado de alguna forma del ambiente con el cual

interactúa”. (Sanford, 1963).

 Las definiciones jerárquicas: plantean la organización de los diversos atributos de la

personalidad en términos de relaciones jerárquicas, de tal forma que unos predominan

sobre los otros.

En relación a esto, Eysenck afirma:

“Se ha visto que este sistema (la personalidad) tiene cuatro niveles, siendo el más

inferior el de los actos o cogniciones que ocurren aisladamente. En el segundo nivel

tenemos a los actos o a las cogniciones habituales (por ejemplo, un individuo tiene dolores

de cabeza frecuentes, o frecuentemente es impuntual). El tercer nivel es el de los rasgos,

definidos en términos de intercorrelaciones significativas entre conductas habituales

diferentes. El cuarto y último nivel es el de los tipos, factores de orden superior, o

dimensiones de personalidad. Estos se definen en términos de intercorrelaciones

observadas entre rasgos”. (Eysenck, 1990)

 Las definiciones en términos de ajuste: hacen alusión al equilibrio entre la persona

establece con el medio. Esta noción adaptativa la encontramos en la definición de

Mischel:

“Personalidad designa los patrones típicos de conducta (incluidos los pensamientos y

las emociones) que caracteriza la adaptación del individuo a las situaciones de su vida”.

(Mischel, 1979).
 Definiciones basadas en la distintividad: destacan la peculiaridad, el rasgo definitorio,

aquello que hace diferente a uno de otro. Así, tenemos:

“La personalidad representa la estructura intermedia que la psicología necesita

interponer entre la estimulación del medio y la conducta con que los sujetos responden a

ella, justamente para dar razón del modo individualizado en que lo hacen”. (Pinillos, 1975)

 Definiciones basadas en la estabilidad: enfatizan en el carácter estable de las

características psicológicas que permiten identificar a una persona a lo largo de su vida.

“La personalidad es un conjunto de características y tendencias que determinan las

semejanzas y diferencias de la conducta psicológica (pensamientos, sentimientos y actos

de la gente, que denota continuidad en el curso del tiempo)”. (Maddi,1996).

En nuestro país, el doctor Pedro Ortiz, desde una perspectiva sistémico-evolutiva,

concibe a la personalidad como “el sistema del hombre singular, cuya estructura y actividad

únicas se desarrollan y organizan a partir del individuo animal, en base a la información

social a la que accede y que luego elabora y expresa en todos los procesos y actos de su

historia. Consideramos el sistema de la personalidad como la estructura de una actividad

que es al mismo tiempo social, psíquica, nerviosa, orgánica, tisular, celular y físico-

química”. (Ortiz, 1994).

2.2. PERSONALIDAD

 Componentes de la personalidad

Temperamento: Conjunto de rasgos determinados mayormente por la biología de una

persona. Con esto se hace referencia a las reacciones emocionales del individuo, que

vienen determinadas por su sistema neuroendocrino y otros factores biológicos.



Carácter: El carácter es una combinación de valores, sentimientos y actitudes. Es decir

hace referencia a cómo una persona percibe a los demás o a las cosas y conceptos.

Influenciado por factores culturales de la sociedad.

Tabla 01 – Diferencias entre temperamento y Carácter

TEMPERAMENTO CARÁCTER

Innato: Adquirido:

Constitución Heredada Constitución + Hábitos Aprendidos:

Educativos y relacionales

Dimensión Biológica Dimensión Biológica + Social

Origen Genético: Origen: Genético + Aprendido

No Modificable Modificable

No puede ser cambiado por los actos Susceptible de ser modificado por los

actos (conducta modificable mediante

la educación en su contexto social)

Dimensión Somática – No educable Dimensión Educable

Modo de manifestarse No Controlable Modo de manifestarse Controlable

Carácter (Temperamento + Hábitos Aprendidos) + Comportamiento:

PERSONALIDAD

Clonninger, S. Teorías de la personalidad. Editorial Pearson Educación. (2003) - México.


 RASGO / ESTADO

 Rasgo (ser):

Característica de la persona relativamente permanente en el tiempo o/ y frente a

diferentes situaciones. El conjunto de rasgos define la personalidad.

 Estado (estar):

Característica de la persona que se ha presentado en una situación concreta o durante un

período de tiempo determinado de tiempo sin formar parte de él de manera estable.

 TEORÍAS Y MODELOS

 CATEGORIAL VS. RASGOS/DIMENSIONES

 Categorial:

Clasifica a las personas en categorías (tipos), presente si/no

 Dimensional:

- Agrupan los rasgos básicos en factores/dimensiones de carácter

- Son dimensionales, las características están presentes con mayor o menor

intensidad en una escala continua.

 PERSONALIDAD: MODELOS CATEGORIALES

 Teoría hipocrática

- 4 humores corporales (bilis amarilla, bilis negra, sangre y flema)


-
Personalidad normal: balance funcional y cuantitativo entre los 4

humores

Personalidad patológica: predomina 1 humor

Bilis amarilla ----- colérica o irascible

bilis negra ----- melancólica o triste

Sangre ----- optimista o sanguínea

Flema ----- apática o flemática

 Frenología de Gall (1758-1828)

Los procesos mentales se reflejan en la estructura morfológica del cerebro, que a

su vez se refleja en el contorno del cráneo.

 Tipologías morfológicas de Kretschmer (1925) y Sheldon (1940)

Conectan la estructura corporal con la personalidad y la psicopatología.

Tabla 02 - Tipologías morfológicas de Kretschmer y Sheldon

Somatotipo Físico Personalidad Psicopatología

Pícnico/ Blando y Viscerotonía: T. Afectivo


Endomorfo redondo a las personas (euforia-depre.)

Atlético/ Sólido y Somatotonía: a


Mesomorfo muscular la acción T. Paranoide

Leptosomático/ Frágil y Cerebrotonía: a T. Heboides


Ectomorfo delgado la soledad (fantasía autista)

Clonninger, S. Teorías de la personalidad. Editorial Pearson Educación. (2003) -

México.
2.3. TEORÍA DE RASGOS DE ALLPORT

2.3.1. La vida de Allport (1897-1967)

Nacido en Montezuma (Indiana), Allport fue el más pequeño de cuatro hermanos. Su

madre era maestra y su padre un vendedor que decidió convertirse en médico. La situación

familiar era tan precaria mientras el padre estudiaba en la escuela de medicina en

Baltimore, que introducía drogas de Canadá a Estados Unidos y las vendía para mantener

a su familia. Cuando la policía llegó a la casa, el padre se escabulló por la puerta trasera

y escapó saltando una cerca. Trasladó la familia a Indiana y abrió un consultorio. Allport

pensaba que su propio nacimiento fue el primer caso de su padre.

La fe y las prácticas religiosas de la madre dominaban el hogar. No estaba permitido

fumar, ingerir bebidas alcohólicas, bailar ni jugar a las cartas; ningún miembro de la

familia podía usar colores brillantes, ropa especial ni ningún tipo de joyas.

Allport escribió que su madre “era severa, con un acendrado sentido del bien y del

mal, con ideales morales sumamente estrictos” (citado en Nicholson, 2003).

Era demasiado pequeño para jugar con sus hermanos mayores, pero Allport también

estuvo aislado de otros niños fuera del ámbito familiar. Al respecto recuerda: “Inventé un

círculo de actividades. Era un círculo selecto porque nunca encajé en los grupos de niños”

(Allport, 1967). Más tarde escribiría: “Sufría terriblemente en el patio de la escuela.

Nunca me llevé bien con mis hermanos. No les caía bien y no podía competir con ellos.

Eran un poco más masculinos que yo” (citado en Nicholson, 2003). Se consideraba hábil

en la expresión oral, no así en los deportes ni en los juegos. Con los pocos amigos que

tenía, se esforzaba mucho por ser el centro de atención.


Uno de los postulados fundamentales de la teoría de la personalidad de Allport dice

que los sucesos de la niñez no afectan a los adultos emocionalmente sanos. Tal vez eso

explica por qué no aportó mucha información acerca de su niñez. Sin embargo, lo que

relata muestra un paralelo entre sus experiencias tempranas y la teoría que formularía

después.

Debido al aislamiento y rechazo que sufrió de niño, desarrolló sentimientos de

inferioridad que trató de compensar esforzándose por destacar. Escribió sobre la búsqueda

de identidad, la cual tuvo su origen en esos sentimientos hacia sus hermanos y otros niños.

Al crecer, se fue identificando con Floyd, su hermano mayor, tal vez porque envidiaba

algunos de sus logros.

Bien entrado en la edad adulta, Gordon Allport, se seguía sintiendo inferior a Floyd e

intentaba emular sus logros. Como su hermano mayor, él también se inscribió en la

Universidad de Harvard y obtuvo un doctorado en psicología. Floyd llegó a ser un

psicólogo social de gran prestigio, pero cuando Gordon empezó a tener renombre en el

mismo campo, se siguió sintiendo inferior a su hermano. A los 31 años escribió que “había

publicado varios artículos de poca importancia y no se le debía confundir con su eminente

hermano” (citado en Nicholson, 2003).

El intento por emular a Floyd quizá fue una amenaza para el sentido de identidad de

Gordon. Para afirmar su individualidad, tal vez sintió que debía rechazar la identificación

con el hermano y por ello dice en su teoría de la personalidad que sus motivos e intereses

de adulto eran independientes de sus experiencias de la niñez. Más adelante formalizaría

esta idea como el concepto de la autonomía funcional.


Los años en la universidad

Allport ocupó el segundo lugar de un grupo de 100 estudiantes que se graduaron de

preparatoria, pero admitía que no sabía muy bien qué quería hacer a continuación.

A finales del verano de 1915 presentó su solicitud para ingresar a la Universidad de

Harvard y fue aceptado. Más adelante escribiría: “Mi mundo se reconstruyó de la noche

a la mañana.” Sus años en la universidad fueron una gran aventura en la cual fue

descubriendo nuevas fronteras del intelecto y la cultura. El impacto que le produjeron sus

malas calificaciones en sus primeros exámenes lo llevaron a redoblar esfuerzos y terminó

el año con la calificación más alta en todas las materias. Su interés por la ética y el servicio

social, que había aprendido de sus padres, se hizo más fuerte en la universidad. Participó

como voluntario en un club para niños, en un grupo de obreros y en otro de estudiantes

extranjeros. También trabajó como agente de vigilancia de libertad condicional.

Encontraba satisfacción en estas actividades porque su deseo de ayudar a la gente era

sincero. “Me permitían sentirme competente y neutralizar un sentimiento generalizado de

inferioridad.” Estaba convencido de que ese tipo de servicio reflejaba su búsqueda de una

identidad (Allport, 1967).

Tomó cursos de psicología, pero en esa época no tenía la intención de dedicarse a esta

profesión. En 1919 obtuvo su título de licenciatura, en la misma fecha que su hermano

Floyd obtenía el de doctorado. Después de graduarse, durante un año Allport formó parte

del cuerpo docente del Robert College, en Estambul (Turquía), y más adelante aceptó una

beca de la Universidad de Harvard para estudios de posgrado en psicología. Su biógrafa

comenta: “Le atraía mucho la idea de ser psicólogo y de poder parecerse más a su

destacado hermano” (Nicholson, 2003).


El encuentro con freud

En su viaje de regreso a Estados Unidos, Allport hizo una escala en Viena para ver a

uno de sus hermanos. Estando ahí, envió una nota a Sigmund Freud y recibió una

invitación para visitar al gran hombre. Cuando entró en la oficina de Freud, lo encontró

esperándole pacientemente para conocer el motivo de su visita. El embarazoso silencio

se prolongó hasta que un incómodo Allport apenas si acertó a relatar un incidente que

había presenciado en el tranvía camino a su cita. Dijo que había visto a un niño pequeño

que tenía un evidente miedo a la suciedad. Todo le parecía sucio al pequeño. Hasta había

cambiado de asiento, suplicándole a la madre que no permitiera que el hombre desaseado

se sentara junto a él.

Freud estudió detenidamente al joven tan formal y acicalado y le preguntó: “¿Usted

era ese niño?” Al hacer esa pregunta, estaba expresando que creía que la historia que

había contado Allport reflejaba sus miedos y sus conflictos inconscientes.

Freud pensaba que Allport parecía un individuo “pulcro, meticuloso, ordenado y

puntual, es decir, con muchos de los rasgos que [él] asociaba a la personalidad

compulsiva” (Pervin, 1984). Más adelante, Henry Murray comentaría que “Freud le

propinó a Allport un certero golpe en la cabeza, directo en la nariz” (citado en J. W.

Anderson, 1990).

La pregunta de Freud cimbró a Allport, quien pasaría el resto de su vida negando que

él era ese niñito formal y superlimpio, pero el incidente le dejó una huella profunda. Años

después escribiría: “Mi único encuentro con Freud fue traumático”

(Allport, 1967). Sospechaba que el psicoanálisis profundizaba demasiado en el

inconsciente, como Freud había intentado hacerlo con él. Decidió que la psicología
debería prestar más atención a las motivaciones conscientes o visibles. Ésa fue la senda

que escogió para estudiar la personalidad.

El estudio de los rasgos

Después de dos años de estudio, Allport obtuvo su doctorado en la Universidad de

Harvard en 1922. Su tesis, Un estudio experimental de los rasgos de la personalidad”,

fue un presagio del trabajo al que se dedicaría toda su vida y, en Estados Unidos, fue la

primera investigación dedicada a los rasgos de la personalidad. Gracias renombre, tanto

en Alemania como en Inglaterra. Regresó a la Universidad de Harvard como profesor de

un curso sobre los aspectos psicológicos y sociales de la personalidad, el cual

probablemente fue el primer curso formal del tema que se impartió en las universidades

estadounidenses. Estuvo cerca de 40 años en Harvard, donde realizó investigaciones de

la personalidad y la psicología social y fue profesor de varias generaciones de estudiantes.

Considerado todo un especialista en su campo, Allport recibió muchos

reconocimientos, entre ellos la medalla de oro otorgada por la American Psychological

Foundation, el premio de la American Psychological Association a la más distinguida

aportación científica y la presidencia de esta institución y de la Society for the

Psychological Study of Social Issues.

2.3.2. Teoría de rasgos

El bosquejo inicial que hizo Allport del campo de la personalidad ha tenido un gran

impacto. Los rasgos de personalidad se han convertido en un interés importante de la

investigación de la personalidad. Sus ideas acerca de los rasgos de personalidad han

proporcionado un foco para el debate creciente acerca de si la teoría de la personalidad

debería poner énfasis en la identificación de las diferencias individuales o centrarse en


los procesos de personalidad. Allport identificaba al sí mismo como un tema principal

de la personalidad. Exhortaba a los teóricos del campo a utilizar conceptos que tomaran

en consideración las capacidades únicas de los humanos (en oposición a los animales)

y a que pusieran énfasis en el funcionamiento sano. Su énfasis en la persona como un

todo, el sí mismo, ha continuado en el movimiento humanista (Maddi y Costa, 1972).

De hecho, Roy DeCarvalho (1991) afirma que Allport fue el primero en emplear el

término psicología humanista. Allport ayudó a organizar el movimiento de la

psicología humanista en una organización, aunque su propio énfasis teórico podría

describirse con mayor precisión como ecléctico (Nicholson, 1997). Por último, a

Allport le preocupaban las implicaciones de la personalidad para la sociedad, y

contribuyó a la psicología social y a la teoría de la personalidad. Aunque los dos

campos han crecido de manera separada, más recientemente los investigadores han

buscado incrementar su influencia conjunta, lo que sin duda habría agradado a Allport.

Su enfoque era ecléctico e incluía contribuciones de varias escuelas de psicología.

“Mejor expandir y reformar las teorías de uno hasta que hagan alguna medida de

justicia a la riqueza y dignidad de la personalidad humana, que sujetar y comprimir la

personalidad hasta que se ajuste a un sistema cerrado de pensamiento” (Allport, 1937b,

p. vii). Aunque enseñó tanto psicoanálisis como teoría del aprendizaje, consideraba

que esos enfoques eran limitados.. Allport cuestionó el énfasis excesivo en la

metodología científica de la escuela conductista, representada por John Watson y por

B. F. Skinner, su colega en Harvard.


Allport trabajo con los siguientes conceptos:

 Consistencia de la personalidad: El sentido común nos dice que la personalidad

es estable y hace que la gente se comporte de manera consistente a lo largo del

tiempo. Sin embargo, mucha investigación ha desafiado esta idea, sugiriendo más

bien que las situaciones hacen que la gente cambie su conducta (por ejemplo, Bem

y Allen, 1974) El concepto de consistencia de la personalidad a lo largo del tiempo

y de las situaciones es central para el campo de la personalidad. Allport (1937)

argumentaba con firmeza que los humanos son consistentes o “notablemente

reconocibles”, aun cuando varíen de una situación a otra y a lo largo del tiempo. La

consistencia empieza temprano: “desde la infancia temprana hay consistencia en el

desarrollo de la personalidad” y la investigación longitudinal apoya la afirmación

de Allport de que la personalidad es consistente conforme los niños crecen para ser

adultos.

 Influencia social: Allport, quien estaba muy consciente de que la gente vive en un

ambiente social que ejerce una influencia significativa, consideró temas sociales

específicos. Por ejemplo, escribió un trabajo importante sobre el prejuicio que se

convirtió en un texto clásico (Allport, 1954), y estudió la transmisión de rumores

(Allport y Postman, 1947).

 El concepto del sí mismo: En una época en que muchos otros enfoques

psicológicos eran reduccionistas, Allport argumentaba a favor de la idea del sí

mismo como objetivo principal del crecimiento de la personalidad. El sí mismo es

ahora un concepto teórico importante en la personalidad y la psicología social y se

usa ampliamente en áreas tan diversas como la psicología clínica humanista y la

psicología social cognoscitiva.


 Interacción de la personalidad con la influencia social: Las situaciones influyen

en la gente, pero influyen en los individuos de maneras diferentes, como reconoce

el enfoque interaccionista a la personalidad (Endler y Magnusson, 1976). En

palabras de Allport (1937b): “El mismo calor que derrite la mantequilla cocina el

huevo” (pp. 102, 325). Sin embargo, no desarrolló la noción de interacción entre

personalidad y ambiente más allá de ese breve bosquejo. Reconocía que, al poner

énfasis en los rasgos de la personalidad, había “descuidado la variabilidad inducida

por los factores ecológicos, sociales y situacionales” (Allport, 1966b, p. 9).

Reconocía que se necesitaban mayores avances teóricos para desarrollar este

concepto de interaccionismo (Zuroff, 1986).

Tabla 03 – Avances de la Teoría de Allport

Diferencias Individuales: Los individuos difieren en los rasgos que

predominan en su personalidad. Algunos

rasgos son comunes(compartidos por varias

personas); otros son únicos (pertenecen solo a

una persona).

Adaptación y Ajuste: La psicología se equivoca si busca demasiado

la enfermedad. Allport menciono varias

características de la personalidad sana.

Procesos Cognoscitivos: Por lo general es posible aceptar las

autoafirmaciones de la gente por su valor

aparente.

Sociedad: La adaptación a la sociedad es de central

importancia. Allport hizo contribuciones

importantes a nuestra comprensión del


perjuicio, el rumor y la religión.

Influencias Biológicas: Toda la conducta es influida, en parte, por la

herencia; pero no se especifican los

mecanismos.

Desarrollo Infantil: El proprium (yo o si mismo) se desarrolla a

través de etapas que se bosquejan, pero no se

investiga en detalle.

Desarrollo Adulto: El desarrollo adulto consiste en la integración

de los desarrollos anteriores.

Clonninger, S. Teorías de la personalidad. Editorial Pearson Educación. (2003) -

México.

2.3.3. Desarrollo de la personalidad

En su descripción del desarrollo de la personalidad, Allport hacía hincapié en las últimas

etapas más desarrolladas (a diferencia del psicoanálisis, que pone énfasis en el desarrollo

temprano).

Autonomía funcional

Si bien los rasgos empiezan como estrategias adaptativas para satisfacer necesidades, al

final pierden su cercana conexión con sus orígenes, sea que esos orígenes estén en los

impulsos físicos o en algún desarrollo posterior como la identificación con los padres. De

esta forma, la motivación se vuelve plenamente contemporánea (Allport, 1937).

A diferencia del psicoanálisis y en reacción a esta preocupación por el pasado, Allport

(1937, 1950) propuso un concepto teórico alternativo: la autonomía funcional de la


motivación. Cualquiera que sea la causa original para desarrollar un motivo o rasgo, en

algún punto comienza a funcionar independientemente de sus orígenes. Por ejemplo,

considere a una mujer que cuando niña admiraba a su madre y deseaba ser como ella. Al

crecer continuaba vistiéndose como la madre e imitándola; y que al ser adulta peinaba su

cabello como lo hacía la madre, ingresó a la profesión de su madre y pretendía casarse con

alguien como su propio padre. Una interpretación de esta conducta es que la motivación de

la mujer está atorada en la identificación infantil con la madre. Sin embargo, Allport

argumentaba que para la mujer adulta, la motivación ya no es “ser como la madre”. Los

intereses y valores particulares han sido internalizados y ahora son de ella. Allport diría

que son “funcionalmente autónomos” de sus orígenes. Allport (1937) citó el trabajo como

otro ejemplo de un rasgo que se ha vuelto funcionalmente autónomo de sus orígenes.

Aunque se aprende a hacer bien un trabajo para obtener encomio o seguridad, más tarde el

trabajo en sí es satisfactorio. De igual modo, los pasatiempos y los intereses artísticos o

intelectuales muestran autonomía funcional.

Cualidades de un adulto maduro normal

Allport (1937, 1961) mencionó varias características de una personalidad madura (es decir,

sana).

 Extensión del sentido de sí mismo

La persona desarrollada “tiene una variedad de intereses autónomos: es decir, puede

perderse en el trabajo, en la contemplación, en la recreación y en la lealtad a otros”

(Allport, 1937). Al explicar esta capacidad de un adulto sano para la autoextensión,

Allport observaba que “el signo de refinamiento en un hombre es su habilidad para

hablar durante medio día sin revelar [descubrir] su ocupación”. Dicho individuo no
es egocéntrico sino que está involucrado en metas que son “extensiones del sí

mismo”.

 Interacción humana cálida

La persona sana tiene capacidad para la interacción humana cálida. Las

interacciones sociales son sinceras y amistosas en lugar de ser prescritas por roles

y expectativas rígidas.

 Seguridad emocional (autoaceptación)

Los individuos sanos son emocionalmente seguros, se aceptan a sí mismos y tienen

una elevada autoestima.

 Percepción realista, destrezas y deberes

La persona sana percibe el mundo de manera realista. Se evitan tanto el optimismo

poco realista, como la convicción de que este boleto de lotería va a ser el ganador,

como el pesimismo no realista, por ejemplo, la expectativa de fracasar en todo.

 Autoobjetivación: introspección y humor

Los individuos maduros son capaces de objetivación propia, de verse con precisión

desde una perspectiva objetiva, con introspección y a menudo con sentido del

humor.

 Filosofía unificante de la vida

Finalmente, la persona madura posee una filosofía unificadora de la vida (Allport,

1937). Para mucha gente, se trata de una filosofía religiosa de la vida, pero no tiene

que ser así.


Unidad de la personalidad

Con la madurez viene la integración o unificación de la personalidad. Hasta cierto

grado, por supuesto, todos nosotros somos diferentes en distintos roles sociales —como

amigo, estudiante, trabajador, etc., pero también desarrollamos consistencia entre esos

diversos roles (Roberts y Donahue, 1994). ¿De dónde proviene esta unidad? Para Allport,

la respuesta se encuentra dentro de la personalidad, la cual para ser sana debe forjar la

unidad desde el interior, ya que no está garantizada por la sociedad o por la historia

personal. La integración ocurre mediante la formación de “sentimientos maestros”

(Allport, 1937). Éstos pueden ser filosofías religiosas o no religiosas de la vida que

constituyen la consistencia central de una persona. Allport ofreció el ejemplo de León

Tolstoy, quien se acercaba a todo desde su sentimiento maestro, la simplificación de la vida

. Para producir esta unificación, los motivos anteriores se transforman. Con la madurez, el

individuo se vuelve más propositivo, menos empujado por el pasado (Allport, 1950). La

gente experimenta una crisis de valores cuando la unificación es amenazada. Dicha

desunión es desagradable, pero puede proporcionar la oportunidad para el crecimiento

personal (Hermans y Oles, 1996). Por un lado, la investigación apoya la afirmación de

Allport de que las personalidades integradas están mejor ajustadas y son más eficaces

(Behrends, 1986; Donahue, Robins, Roberts y John, 1993). Por otro lado, se ha criticado a

Allport por la ambigüedad acerca de cómo se logra esta unificación y por no darse cuenta

de que no siempre es un signo de madurez (Marsh y Colangelo, 1983). Las metas de la

persona importan; la unidad de la personalidad hacia algunas metas no es madura. Incluso

las orientaciones religiosas en ocasiones se asocian con la salud mental superior y otras

veces no lo hacen (Ryan, Rigby y King, 1993).


 Unitas multiplex

Al referirse a la unidad de la personalidad, Allport utilizaba la frase en latín unitas

multiplex, la “unidad de múltiples”. En la persona sana existe integración de elementos

diversos: intereses, rasgos, predisposiciones biológicas, etc. Allport exhortaba a los

psicólogos a considerar a los individuos como un todo, en lugar de analizarlos en partes

aisladas: hábitos, conflictos y así sucesivamente. Destacaba que las diversas partes de

alguna manera son dirigidas por el individuo para trabajar juntas hacia algún propósito

adaptativo

 El propium

Para poner énfasis en esta unidad, Allport (1955) sugirió un concepto teórico, el

proprium, el cual “incluye todos los aspectos de la personalidad que se dirigen a la

unidad”. El proprium cumple las funciones que otros teóricos describen como

pertenecientes al yo o al sí mismo. Es la parte esforzada de nuestro ser, la que nos

da nuestra intencionalidad y dirección.

Etapas del desarrollo

1. Sentido corporal: El proprium empieza a desarrollarse en la infancia con el

sentido del sí mismo corporal. Un niño pequeño descubre, por ejemplo, que poner

su mano en la boca se siente muy diferente de poner un juguete. Esta experiencia

contribuye al desarrollo de un sentido de “el yo corporal”.

2. Autoidentidad: El segundo logro del desarrollo del proprium empieza en el

segundo año de vida, de uno a dos años, y continúa hasta los cuatro o cinco años
de edad. Durante esos años el niño desarrolla un sentido de autoidentidad, un

sentido de su existencia como persona separada. Ésta es la etapa en que los niños

comienzan a reconocerse por su nombre, lo que significa el reconocimiento de una

individualidad continuada.

3. Valoración del yo: De los dos a los tres años, el niño empieza a trabajar en la

autoestima. Empiezan a desarrollarse la capacidad de enorgullecerse de los logros

y la capacidad de humillación y egoísmo.

4. Extensión del yo: A continuación, a partir de los tres o cuatro años, el niño

empieza a identificarse con sus extensiones del yo, tales como sus posesiones

personales: “Ésta es mi bicicleta.” Por supuesto, este proceso continúa en la

adultez, especialmente en una cultura orientada al consumo como la nuestra.

Además de las posesiones, el individuo que madura se identifica con “los objetos

amados, y más tarde... [con] las causas ideales y las lealtades” (Allport, 1955).

5. Autoimagen: La autoimagen incluye tanto la evaluación de nuestras “habilidades,

estatus y roles” actuales como nuestras aspiraciones para el futuro (Allport, 1955).

Allport sugería que los niños entre los cuatro y seis años de edad empiezan a ser

capaces de proponer metas futuras y están conscientes de ser buenos y malos.

6. Agente racional: Durante los años de la niñez media (de los seis a los doce años)

puede pensarse en el niño como alguien que afronta la vida en forma racional. El

niño está ocupado resolviendo problemas y planeando formas de hacer las cosas,

destrezas que son practicadas en la escuela. En su descripción de esas destrezas

del yo, Allport contrastaba su atención a las funciones adaptativas del yo con el

énfasis de Freud en las defensas del yo.


7. Lucha apropiada: La séptima etapa de desarrollo se denomina lucha apropiada,

lo cual se deriva del término de Allport proprium. La lucha apropiada, que

empieza en la adolescencia, es una motivación que “involucra al yo” y que tiene

“dirección o intencionalidad”, para usar los términos de Allport. En esta época,

alguna definición del objeto se convierte en el “cemento” que mantiene unida la

vida, a medida que la persona se hace capaz de una genuina ideología y de planear

su carrera.

8. El que conoce: Allport describió el desarrollo en la adultez del sí mismo como el

que conoce. El adulto integra cognoscitivamente los siete aspectos previos del sí

mismo en un todo unificado, una visión que destaca la convicción de Allport de

que la unidad es característica de las personalidades maduras.

Continuidad y cambio en el desarrollo de la personalidad

Allport (1937) afirmó que en la mayoría de la gente la personalidad cambia poco

después de los 30 años. En esto coincidía con los psicólogos conocidos de su época,

incluidos John Watson y William James. Sin embargo, otros teóricos (por ejemplo,

Erikson y Jung) describen más cambio de la personalidad en la adultez. A diferencia

de algunos enfoques (por ejemplo, Freud), Allport no afirmó que las primeras etapas

del desarrollo eran necesariamente las más importantes. De manera óptima, las

primeras etapas se transforman en una nueva integración de la personalidad, pero en

ocasiones permanecen relativamente sin cambio, en componentes aislados “arcaicos”

(Freud diría “fijados”) (Allport, 1955, p. 28). Aunque Allport esbozó una descripción

del desarrollo de la personalidad, creía que la psicología estaba muy lejos de poder

predecir los resultados. Los niños que crecen en la misma familia, por ejemplo,
pueden volverse muy diferentes uno del otro y de sus padres. Sabemos muy poco

acerca de la forma en que la herencia, el aprendizaje y los actores sociales trabajan

para predecir con precisión la personalidad adulta de un individuo.

2.3.4. Rasgos o Disposiciones

De acuerdo con Allport (1931, 1937), la unidad primaria de la personalidad es el rasgo.

Hacer una lista de los rasgos de una persona proporciona una descripción de su

personalidad.

Allport (1937) definió un rasgo como: “Un sistema neuropsíquico generalizado y

focalizado (peculiar al individuo), con la capacidad para hacer muchos estímulos

funcionalmente equivalentes y para iniciar y guiar formas consistentes (equivalentes) de

conducta adaptativa y expresiva”.

En esta definición, reiteró temas de su definición de personalidad: el énfasis

psicofísico, la unicidad del individuo, el foco en la adaptación y el concepto del rasgo como

entidad determinante. Los rasgos se desarrollan con la experiencia a lo largo del tiempo.

Allport defiende que los rasgos son esencialmente únicos de cada persona. El "miedo

al comunismo" de una persona no es igual al de otro. Y verdaderamente no podemos

esperar creer que el conocimiento de otras personas nos van a ayudar a comprender a la

primera. Por esta razón, Allport defiende con fortaleza lo que él llama métodos ideográficos

(métodos que se focalizan en el estudio de un solo individuo a través de entrevistas, análisis

de las cartas o diarios, y demás. Actualmente conocemos este método como cualitativo.
Aun así, Allport reconoce que dentro de cualquier cultura particular, existen rasgos

comunes o disposiciones; unas que son parte de esa cultura y que cualquiera reconocería

y nombraría.

Propiedades de los rasgos

a) Escalable: el rasgo entendido como un continuo de donde derivan las diferencias

entre las personas, dependiendo del punto en que cada cual se sitúe.

b) Unipolares o bipolares: Los unipolares se extienden desde un punto cero (ausencia

de rasgo) hasta una cierta cantidad. Bipolares van de un polo al opuesto pasando por

cero (el cero sería un punto de equilibrio entre los polos)

c) Grado de universalidad: desde los que sólo son aplicables a un sujeto concreto hasta

los que se pueden aplicar a toda la población.

d) Generalidad: de un rasgo es proporcional al nº de indicadores de rasgo que se le

pueden aplicar. Es decir, hay rasgos que se pueden encontrar en todas las

manifestaciones de conducta de un sujeto, mientras que otros sólo se extenderían a un

rango limitado de sus conductas. A medida que aumenta el grado de generalidad de

un rasgo, aumentan también la cantidad de conductas que son posibles predecir desde

él.

e) Organización: mayor cuanto más fuerte sea el grado de coherencia y estabilidad

existente entre los distintos indicadores que le definen.

f) Independencia/Correlación: cada rasgo se define por la relación que guarda con los

otros rasgos que configuran la personalidad de un sujeto. Los esfuerzos van hacia la
búsqueda de los más independientes posibles, ya que a mayor independencia, menos

ambigüedad y mayor significación psicológica.

g) Consistencia y estabilidad: se refiere al grado de estabilidad temporal y la

consistencia transituacional respectivamente, que presentan los rasgos.

Un rasgo es más consistente que otro en la medida en que hace referencia a un patrón

de conducta más consistente que otro. El rasgo será útil para entender y predecir la

conducta, en la medida en que en su conceptualización queden explicitados dos extremos:

 Qué funciones y/o procesos psicobiológicos están a la base de la conducta que el rasgo

representa,

 En qué circunstancias tales procesos y/o funciones entran en acción.

Clases de Rasgos

Allport categorizaba los rasgos como cardinales, centrales o secundarios, dependiendo

de qué tan extensamente influyen en la personalidad. Los más penetrantes son los rasgos

cardinales; los menos penetrantes son los rasgos secundarios. Los términos usuales que

empleamos para describir a alguien están al nivel intermedio: los rasgos centrales. (Allport

usaba la palabra disposición como sinónimo de rasgo, por lo que podemos hablar de

disposiciones cardinales penetrantes, disposiciones centrales intermedias y disposiciones

secundarias relativamente menos influyentes.)

- Los rasgos centrales: son la piedra angular de tu personalidad. Cuando

describimos a alguien, con frecuencia usaremos palabras que se referirán a los


siguientes rasgos centrales: listo, tonto, salvaje, tímido, chismoso…Gordon ha

observado que la mayoría de las personas tienen entre cinco y diez de estos rasgos.

- Los rasgos secundarios: Los rasgos secundarios describen formas en las que una

persona es consistente, pero, a diferencia de un rasgo central, no afectan a tanto de

lo que hace la persona. Los rasgos secundarios son “menos llamativos, menos

generalizados, menos consistentes y es menos común que entren en acción que los

rasgos centrales” (Allport, 1937, p. 338). Gustar del café descafeinado en el

ejemplo antes analizado es un caso de un rasgo secundario. También lo sería la

mayoría de los gustos y preferencias personales: “A Juan le gustan las espinacas”;

“el color favorito de Sara es el malva”; “David siempre pide helado de almendra.”

Esas preferencias personales no afectan a muchas conductas, aunque son

consistentes. Por supuesto, para algunas personas una preferencia personal puede

ser un rasgo central; considere la preferencia de Popeye por las espinacas. En

- Rasgo cardinal: es tan penetrante que domina casi todo lo que hace una persona.

Es “el rasgo eminente, la pasión dominante, el sentimiento maestro o la raíz de una

vida” (Allport, 1937, p. 338). La mayoría de la gente no tiene un solo rasgo tan

altamente penetrante. Cuando lo tienen, el rasgo a menudo hace famoso a quien lo

posee, un prototipo de una disposición a la que otros se pueden asemejar en menor

grado. Allport proporcionó ejemplos de rasgos tan penetrantes que dominaban toda

la conducta original de los poseedores. Cada uno de los siguientes adjetivos

utilizados para describir a la gente se originó como un rasgo cardinal en una

persona: calvinismo, chauvinista, parecido a Cristo, dionisiaco, fáustico, lesbiana,

maquiavé- lico, puckiano, quijotesco y sádico (pp. 302-303)

-
Inferencia de Rasgos

Allport sugirió varios métodos para inferirlos.

A. Inferir rasgos del lenguaje: el estudio del diccionario

Gordon Allport y H. S. Odbert (1936) realizaron un estudio en el cual listaron todas

las palabras referentes a rasgos, en la edición de 1925 del Webster’s New

International Dictionary, que se emplean para describir individuos.

Allport y Odbert (1936) identificaron 17,953 nombres de rasgos, que es 4.5% del

total de palabras en el diccionario. Después clasificaron esos nombres de rasgos en

cuatro categorías:

1. Términos neutrales que designan rasgos personales (por ejemplo, “artístico”,

“asertivo”).

2. Términos principalmente descriptivos de las actividades o estados de ánimo

temporales (por ejemplo, “alarmado”, “avergonzado”).

3. Términos ponderados que transmiten juicios sociales o de carácter de la

conducta personal, o que designan influencia en los otros (por ejemplo,

“adorable”, “necio”).

4. Misceláneos: Designaciones de físico, capacidades y condiciones de desarrollo;

términos metafóricos y dudosos (por ejemplo, “solo”, “anglicano”)

B. Inferir rasgos de la conducta

Los rasgos también pueden inferirse de la conducta. Se considera que la gente que

habla mucho es sociable y a la gente que hace ejercicio con regularidad se le llama

atlética. Allport sugería que los intereses son una buena pista para inferir la

personalidad. Las inferencias conductuales pueden hacerse en circunstancias


naturales. Por ejemplo, puede observarse a los niños en su vida cotidiana usando un

procedimiento de muestreo temporal (Allport, 1937b, pp. 315-316). O pueden

hacerse observaciones en un escenario experimental si los sujetos reciben un

conjunto diverso de tareas. Allport y Vernon (1933) realizaron dicho estudio

experimental para determinar si los rasgos expresivos podían ser inferidos. Los

rasgos expresivos atañen al estilo de la conducta, por ejemplo, que tan rápida o

lenta, vigorosa o graciosa es una acción. Allport y Vernon estudiaron de manera

intensiva a 25 sujetos masculinos. Obtuvieron medidas exhaustivas de escritura,

caminata, tecleo, lectura y así sucesivamente e hicieron que los calificadores

codificaran esas conductas (por ejemplo, midiendo la longitud de las marcas de

verificación). Concluyeron que sus sujetos tenían rasgos expresivos consistentes,

como la expansividad o el énfasis, que afectaban esas diversas medidas. Pocos

investigadores han continuado esa investigación. Una fuente de desconcierto es que

Allport y Vernon proporcionaron esbozos de personalidad de gente, basados en la

escritura (grafología), lo que muchos en la psicología académica destierran al

campo de la pseudociencia.

C. Inferir rasgos de documentos: cartas de Jenny

Podemos inferir rasgos de muchos documentos o registros de la vida de la gente,

incluyendo diarios, cartas, declaraciones públicas, etc. En ocasiones los

documentos existentes, los que no se producen en específico para propósitos de

investigación, pueden ser inusualmente ricos.

Allport dio una colección de 301 cartas escritas por Jenny Grove Masterson a

amigos (el antiguo compañero de cuarto de su hijo en la universidad y su esposa).

Las cartas cubrían un periodo de 11 años, empezando en 1926 hasta su muerte a la

edad de 70 años. Las cartas revelan una historia interesante, pero triste, de una
mujer que encontraba la vida difícil, estaba preocupada por el dinero y se quejaba

con frecuencia por el abandono de su hijo. Allport y sus estudiantes leyeron esas

cartas y las interpretaron desde diversas perspectivas teóricas, incluyendo varios

enfoques psicoanalíticos (freudiano, jungiano, adleriano y del yo) y la teoría del

aprendizaje.

Allport, sus asistentes de investigación y sus estudiantes leyeron las cartas de Jenny

y listaron los adjetivos que describían los rasgos de personalidad que infirieron de

ellas. Al combinar los análisis de 36 calificadores, Allport (1965, pp. 193-194)

concluyó que la personalidad de Jenny podía ser resumida en ocho rasgos:

pendenciera-suspicaz

Centrada en sí misma

Independiente-autónoma

Dramática-intensa

Estética-artística

Agresiva

Cínica-mórbida

Sentimental

D. Inferir de la medición de la personalidad: el estudio de los valores

También podemos inferir rasgos de las pruebas de personalidad. Allport realizó

alguna investigación de este tipo nomotético. Reconociendo la influencia de los

filósofos alemanes, en especial de Spranger, Allport (1937, pp. 227-228) dice que

entre las características más importantes que distinguen a las personas están sus

valores, es decir, aquellas cosas por las que se esfuerzan.


Con colegas desarrolló el Estudio de los Valores de Allport-Vernon-Lindzey

(Allport y Vernon, 1931). Este instrumento de autorreporte consta de 60 preguntas.

Las calificaciones se comparan con datos normativos para determinar qué valores

son relativamente altos para un individuo. Las normas originales son anticuadas ya

que se basan en datos obtenidos en 1960 y no reflejan los cambios desde entonces

(Coffield y Buckalew, 1984). Allport (1966) informó que los estudiantes

universitarios que ingresaban a ocupaciones disímiles tenían diferentes

puntuaciones de valor. Por ejemplo, quienes ingresaban a administración

calificaban más alto en valores económicos. En un estudio del que informan

Huntley y Davis (1983), las puntuaciones en el estudio de los valores obtenidas

durante la universidad se asociaron con las ocupaciones de los estudiantes varones

25 años más tarde. Baird (1990) informó de un estudio longitudinal de 20 años que

indicaba que las puntuaciones de la escala religiosa declinaban durante los cuatro

años de la universidad, con poco cambio después, aunque los graduados de esta

muestra que se mudaron de sus regiones conservadoras de la universidad se

volvieron más liberales.

1. El Teórico -- un científico, por ejemplo, valora la verdad.

2. El Económico -- un negociante valoraría la utilidad.

3. El Estético -- un artista naturalmente valora la belleza.

4. El Social -- una enfermera podría tener un fuerte amor por las personas.

5. El Político -- un político valoraría el poder.

6. El Religioso -- un monje o una monja probablemente valora la unidad.


Por supuesto que la mayoría de nosotros tenemos varios de estos valores de una

forma más moderada e incluso valoraríamos algunos de éstos más bien como

negativos. Hay pruebas más modernas que se usan para ayudar a los niños a que

encuentren su perfil de carrera que tienen dimensiones similares.

Tabla 04 - El Estudio de los Valores de Allport-Vernon-Lindzey

Escala Descripción del valor Ocupación típica

Social Ayudar a la gente Trabajo Social

Teórica Buscar la verdad Profesor universitario

Económica Pragmática, aplicada Negocios

Estética Valores artísticos Artista

Político Poder e influencias Política

Religioso Religión, armonía Clero

Clonninger, S. Teorías de la personalidad. Editorial Pearson Educación. (2003) - México.


Bibliografía

Clonninger, S. (2003). Teorías de la personalidad. Mexico: Editorial Pearson Educación.

Schultz , D. ( 2010 ) . Teorías de la personalidad. Estados Unidos: Cengage Learning

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Mischel, W (1979). Introducción a la Personalidad. México: Editorial Interamericana.

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Allport, G. (1937). Personalidad: Una interpretación psicológica. New York: Editorial Holt.

Sánchez López, M.P. Casullo. (2000). Estilos de personalidad. Una perspectiva

Iberoamericana. Buenos Aires. Miño y Dávila Editores.

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