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Convencernos – Música y Letra: Eladia Blázquez

Convencernos que somos capaces,

que tenemos pasta y nos sobra la clase.

Decidirnos en nuestro terreno

y tirarnos a más, nunca a menos.

Convencernos, no ser descreídos

que vence y convence el que está convencido.

No sentir por lo propio un falso pudor,

aprender de lo nuestro el sabor.

Y ser, al menos una vez, nosotros,

sin ese tinte de un color de otros.

Recuperar la identidad,

plantarnos en los pies

crecer hasta lograr la madurez.

Y ser, al menos una vez, nosotros,

tan nosotros, bien nosotros, como debe ser...

Convencernos un día de veras,

que todo lo bueno no viene de afuera.

Que tenemos estilo y un modo,

que hace falta jugarlo con todo.

Convencernos, con fuerza y coraje

que es tiempo y es hora de usar nuestro traje.

Ser nosotros por siempre, y a fuerza de ser

convencernos y así convencer.


Y ser, al menos una vez, nosotros,

sin ese tinte de un color de otros.

Recuperar la identidad,

plantarnos en los pies

crecer hasta lograr la madurez.

Y ser, al menos una vez, nosotros,

tan nosotros, bien nosotros, como debe ser...

Queremos ser, alguna vez,

en el después nosotros.

Y vos también, y vos también,

y vos también venite con nosotros.

La realidad es, en verdad,

tratar de ser nosotros.

Y vos también, y vos también,

y vos también quedate con nosotros.

¡No con otros, con nosotros, como debe ser!


Adiós Nonino. Música: Astor Piazzolla - Letra: Eladia Blázquez

Desde una estrella al titilar...

Me hará señales de acudir,

por una luz de eternidad

cuando me llame, voy a ir.

A preguntarle, por ese niño

que con su muerte, lo perdí,

que con "Nonino" se me fue...

Cuando me diga, ven aquí...

Renaceré... Porque...

¡Soy...! la raíz, del país

que amasó con su arcilla.

¡Soy...! Sangre y piel, del "tano" aquel,

que me dio su semilla.

Adiós "Nonino" que largo sin vos,

será el camino.

¡Dolor, tristeza, la mesa y el pan...!

Y mi adiós... ¡Ay! Mi adiós,

a tu amor, tu tabaco, tu vino.

¿Quién..? Sin piedad, me robó la mitad,

al llevarte "Nonino"...

Tal vez un día, yo también mirando atrás...

Como vos, diga adiós ¡No va más..!


Recitado:

Y hoy mi viejo "Nonino" es una planta.

Es la luz, es el viento y es el río...

Este torrente mío lo suplanta,

prolongando en mi ser, su desafío.

Me sucedo en su sangre, lo adivino.

Y presiento en mi voz, su propio eco.

Esta voz que una vez, me sonó a hueco

cuando le dije adiós Adiós "Nonino".

¡Soy...! La raíz, del país

que amasó con su arcilla...

¡Soy...! Sangre y piel,

del "tano" aquel,

que me dio su semilla.

Adiós "Nonino"... Dejaste tu sol,

en mi destino.

Tu ardor sin miedo, tu credo de amor.

Y ese afán... ¡Ay...! Tu afán

por sembrar de esperanza el camino.

Soy tu panal y esta gota de sal,

que hoy te llora "Nonino".

Tal vez el día que se corte mi piolín,

te veré y sabré... Que no hay fin.


Balada para un loco. Música: Astor Piazzolla - Letra: Horacio Ferrer

Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa, por Arenales. Lo de
siempre: en la calle y en vos. . . Cuando, de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo. Mezcla
rara de penúltimo linyera y de primer polizón en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las
rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies, y una banderita de
taxi libre levantada en cada mano. ¡Te reís!... Pero sólo vos me ves: porque los maniquíes me
guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes, y las naranjas del frutero de la esquina me tiran
azahares. ¡Vení!, que así, medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te
regalo una banderita, y te digo...

(Cantado)

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...

No ves que va la luna rodando por Callao;

que un corso de astronautas y niños, con un vals,

me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!

Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao...

Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;

y a vos te vi tan triste... ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!...

el loco berretín que tengo para vos:

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!

Cuando anochezca en tu porteña soledad,

por la ribera de tu sábana vendré

con un poema y un trombón

a desvelarte el corazón.

¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!

Como un acróbata demente saltaré,

sobre el abismo de tu escote hasta sentir

que enloquecí tu corazón de libertad...

¡Ya vas a ver!


(Recitado)

Salgamos a volar, querida mía;

subite a mi ilusión super-sport,

y vamos a correr por las cornisas

¡con una golondrina en el motor!

De Vieytes nos aplauden: "¡Viva! ¡Viva!",

los locos que inventaron el Amor;

y un ángel y un soldado y una niña

nos dan un valsecito bailador.

Nos sale a saludar la gente linda...

Y loco, pero tuyo, ¡qué sé yo!:

provoco campanarios con la risa,

y al fin, te miro, y canto a media voz:

(Cantado)

Quereme así, piantao, piantao, piantao...

Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,

ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!

¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!

Quereme así, piantao, piantao, piantao...

Abrite los amores que vamos a intentar

la mágica locura total de revivir...

¡Vení, volá, vení! ¡Trai-lai-la-larará!

(Gritado)

¡Viva! ¡Viva! ¡Viva!

Loca ella y loco yo...

¡Locos! ¡Locos! ¡Locos! ¡Loca ella y loco yo!


Chiquilín de Bachín. Música: Astor Piazzolla. Letra: Horacio Ferrer

Por las noches, cara sucia

de angelito con bluyín,

vende rosas por las mesas

del boliche de Bachín.

Si la luna brilla

sobre la parrilla,

come luna y pan de hollín.

Cada día en su tristeza

que no quiere amanecer,

lo madruga un seis de enero

con la estrella del revés,

y tres reyes gatos

roban sus zapatos,

uno izquierdo y el otro ¡también!

Chiquilín,

dame un ramo de voz,

así salgo a vender

mis vergüenzas en flor.

Baleáme con tres rosas

que duelan a cuenta

del hambre que no te entendí,

Chiquilín.
Cuando el sol pone a los pibes

delantales de aprender,

él aprende cuánto cero

le quedaba por saber.

Y a su madre mira,

yira que te yira,

pero no la quiere ver.

Cada aurora, en la basura,

con un pan y un tallarín,

se fabrica un barrilete

para irse ¡y sigue aquí!

Es un hombre extraño,

niño de mil años,

que por dentro le enreda el piolín.

Chiquilín,

dame un ramo de voz,

así salgo a vender

mis vergüenzas en flor.

Baleáme con tres rosas

que duelan a cuenta

del hambre que no te entendí,

Chiquilín.
YO SOY MARÍA - Música: Astor Piazzolla. Letra: Horacio Ferrer

Yo soy María

De Buenos Aires

De Buenos Aires María, no ven quién soy yo?

María Tango, María del arrabal,

María noche, María pasión fatal,

María del amor de

Buenos Aires soy yo!

Yo soy María

De Buenos Aires

Si en este barrio la gente pregunta quién soy,

Pronto muy bien lo sabrán

Las hembras que me envidiarán,

Y cada macho a mis pies

Como un ratón

En mi trampa ha de caer.

Yo soy María

De Buenos Aires

Soy la más bruja cantando y amando también!

Si el bandoneón me provoca... tiará, tatá!

Le muerdo fuerte la boca... tiará, tatá!

Con diez espasmos en flor que yo tengo en mi ser.

Siempre me digo
Dale María!

Cuando un misterio me viene trepando la voz,

Y canto un tango que jamás nadie cantó

Y sueño un sueño que nadie jamás soñó:

Porque el mañana es hoy

Con el ayer después, che!

Yo soy María

De Buenos Aires

De Buenos Aires María, yo soy mi ciudad!

María Tango, María del arrabal,

María noche, María pasión fatal,

María del amor de

Buenos Aires soy yo!


Siempre se vuelve a Buenos Aires - Música: Astor Piazzolla. Letra: Eladia Blázquez

Esta ciudad está embrujada, sin saber...

por el hechizo cautivante de volver.

No sé si para bien, no sé si para mal,

volver tiene la magia de un ritual.

Yo soy de aquí, de otro lugar no puedo ser...

¡Me reconozco en la costumbre de volver!

A reencontrarme en mí, a valorar después,

las cosas que perdí... ¡La vida que se fue!

Llegué y casi estoy, a punto de partir...

Sintiendo que me voy, y no me quiero ir.

Doblé la esquina de mi misma, para comprender,

¡que nadie escapa al fatalismo de su propio ser!

Y estoy pisando las baldosas,

¡floreciéndome las rosas por volver...!

Esta ciudad no se si existe, si es así...

¡O algún poeta la ha inventado para mí!

Es como una mujer, profética y fatal

¡pidiendo el sacrificio hasta el final!

Pero también tiene otra voz, tiene otra piel;

y el gesto abierto de la mesa de café...

El sentimiento en flor, la mano fraternal

y el rostro del amor en cada umbral.


Ya sé que no es casual, haber nacido aquí

y ser un poco así... triste y sentimental.

Ya sé que no es casual, que un fueye por los dos,

nos cante el funeral para decir... ¡Adiós!

Decirte adiós a vos... ya ves, no puede ser.

Si siempre y siempre sos, ¡una razón para volver!

Siempre se vuelve a Buenos Aires, a buscar

esa manera melancólica de amar...

Lo sabe sólo aquel que tuvo que vivir

enfermo de nostalgia... ¡Casi a punto de morir!...


Libertango - Música: Astor Piazzolla. Letra: Horacio Ferrer

Mi libertad me ama y todo el ser le entrego.

Mi libertad destranca la cárcel de mis huesos.

Mi libertad se ofende si soy feliz con miedo.

Mi libertad desnuda me hace el amor perfecto.

Mi libertad me insiste con lo que no me atrevo.

Mi libertad me quiere con lo que llevo puesto.

Mi libertad me absuelve si alguna vez la pierdo

por cosas de la vida que a comprender no acierto.

Mi libertad no cuenta los años que yo tengo,

pastora inclaudicable de mis eternos sueños.

Mi libertad me deja y soy un pobre espectro,

mi libertad me llama y en trajes de alas vuelvo.

Mi libertad comprende que yo me sienta preso

de los errores míos sin arrepentimiento.

Mi libertad quisieran el astro sin asueto

y el átomo cautivo, ser libre ¡qué misterio!

Ser libre. Ya en su vientre mi madre me decía

“ser libre no se compra ni es dádiva o favor”.

Yo vivo del hermoso secreto de esta orgía:

si polvo fui y al polvo iré, soy polvo de alegría

y en leche de alma preño mi libertad en flor.

De niño la adoré, deseándola crecí,

mi libertad, mujer de tiempo y luz,

la quiero hasta el dolor y hasta la soledad.


Mi libertad me sueña con mis amados muertos,

mi libertad adora a los que en vida quiero.

Mi libertad me dice, de cuando en vez, por dentro,

que somos tan felices como deseamos serlo.

Mi libertad conoce al que mató y al cuervo

que ahoga y atormenta la libertad del bueno.

Mi libertad se infarta de hipócritas y necios,

mi libertad trasnocha con santos y bohemios.

Mi libertad es tango de par en par abierto

y es blues y es cueca y choro, danzón y romancero.

Mi libertad es tango, juglar de pueblo en pueblo,

y es murga y sinfonía y es coro en blanco y negro

Mi libertad es tango que baila en diez mil puertos

y es rock, malambo y salmo y es ópera y flamenco.

Mi libertango es libre, poeta y callejero,

tan viejo como el mundo, tan simple como un credo.

De niño la adoré, deseándola crecí,

mi libertad, mujer de tiempo y luz,

la quiero hasta el dolor y hasta la soledad… y hasta la soledad.


El corazón al sur – Música y Letra: Eladia Blázquez

Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,

por eso tengo el corazón mirando al sur.

Mi viejo fue una abeja en la colmena,

las manos limpias, el alma buena...

Y en esa infancia, la templanza me forjó,

después la vida mil caminos me tendió,

y supe del magnate y del tahúr,

por eso tengo el corazón mirando al sur.

Mi barrio fue una planta de jazmín,

la sombra de mi vieja en el jardín,

la dulce fiesta de las cosas más sencillas

y la paz en la gramilla de cara al sol.

Mi barrio fue mi gente que no está,

las cosas que ya nunca volverán,

si desde el día en que me fui

con la emoción y con la cruz,

¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!

La geografía de mi barrio llevo en mí,

será por eso que del todo no me fui:

la esquina, el almacén, el piberío...

lo reconozco... son algo mío...

Ahora sé que la distancia no es real

y me descubro en ese punto cardinal,


volviendo a la niñez desde la luz

teniendo siempre el corazón mirando al sur.

INVIERNO PORTEÑO Música: Astor Piazzolla. Letra: Eladia Blázquez

Invernal...

Porteño invierno, tan puntual

Regresas una y otra vez,

No se desde que mundo austral.

Para llevarme a algún país

En donde el frío más glacial

Se viste siempre con el gris.

En los vapores de tu alcohol,

Me empaño el alma y el cristal

Y ya no puedo ver el sol.

Invernal...

Presiento tu sabor frutal

Igual a mi tristeza...Igual,

Que quiere abrirse en flor...

Y es cuando todo duele sin saber porqué

Y es cuando descubrimos lo que nadie ve,

Cuando sabemos bien, que para bien o mal

Llevamos en la piel un algo de invernal.

Invernal...

Como la realidad de quien

Se queda con su adiós final

Después de ver partir el tren...


Como una vida sin niñez

Como un domingo en la ciudad

Con pesadumbre de ciprés

Como esas gotas de dolor

De nuestra cruda tempestad

Cuando lloramos por amor...

Invernal...

Porteño invierno, como vos...

Soporto un frío cruel, atroz,

Mi propia soledad...

Y es cuando todo duele sin saber porqué

Y es cuando descubrimos siempre lo que nadie ve,

Cuando sabemos bien que para bien o mal

Llevamos en la piel un algo de invernal...

Invernal...Invernal...
Con las alas del alma - Música: Daniel García Letra: Eladia Blázquez

Con las alas del alma desplegadas al viento,

desentraño la esencia de mi propia existencia

sin desfallecimiento, y me digo que puedo

como en una constante

y me muero de miedo, pero sigo adelante.

Con las alas del alma desplegadas al viento,

porque aprecio la vida en su justa medida

al amor lo reinvento, y al vivir cada instante

y al gozar cada intento, sé que alcanzo lo grande,

con las alas del alma desplegadas al viento.

Con las alas del alma desplegadas al viento,

más allá del asombro me levanto entre escombros

sin perder el aliento

y me voy de las sombras con algún filamento

y me subo a la alfombra con la magia de un cuento.

Con las alas del alma desplegadas al viento,

atesoro lo humano cuando tiendo las manos

a favor del encuentro por la cosa más pura,

con la cual me alimento por mi pan de ternura,

con las alas del alma desplegadas al viento.

Con las alas del alma desplegadas al viento,

ante cada noticia de estupor, de injusticia,

me desangro por dentro


y me duele la gente, su dolor, sus heridas,

porque así solamente interpreto la vida.

Con las alas del alma desplegadas al viento,

más allá de la historia, de las vidas sin gloria, sin honor ni sustento

guardaré del que escribe su mejor pensamiento

quiero amar a quien vive con las alas del alma

desplegadas al viento, al viento, al viento...


ARRÁNCAME LA VIDA – Música de Agustín Lara. Letra de Chico Novarro.

Arráncame la vida de un tirón,

que el corazón ya te lo he dado,

apaga uno por uno sus latidos,

pero no me lleves al camino del olvido.

Arráncame la vida de un tirón,

que mi razón se fue contigo,

oblígame a vivir para tu amor,

pero no me obligues a decirte adiós.

Arráncame la vida de un tirón,

que el corazón ya te lo he dado,

exhibe mi cariño ante la gente,

pero no me quites la alegría de tenerte.

Arráncame la vida de un tirón,

que mi razón se fue contigo,

oblígame a vivir para tu amor,

pero no me obligues a decirte adiós.

Arráncame la vida de un tirón,

que el corazón ya te lo he dado,

apaga uno por uno sus latidos,

pero no me lleves al camino del olvido.

Arráncame la vida de un tirón,

que mi razón se fue contigo,

oblígame a vivir para tu amor,


pero no me obligues a decirte adiós.

Honrar la vida – Música y Letra: Eladia Blázquez

Permanecer y transcurrir

no es es perdurar, no es existir,

ni honrar la vida!

Hay tantas maneras de no ser

tanta conciencia sin saber,

adormecida...

Merecer la vida, no es callar y consentir

tantas injusticias repetidas...

Es una virtud, es dignidad

y es la actitud de identidad

más definida!

Eso de durar y transcurrir

no nos dá derecho a presumir,

porque no es lo mismo que vivir

honrar la vida!

Permanecer y transcurrir

no siempre quiere sugerir

honrar la vida!

Hay tanta pequeña vanidad

en nuestra tonta humanidad


enceguecida.

Merecer la vida es erguirse vertical

más allá del mal, de las caídas...

Es igual que darle a la verdad

y a nuestra propia libertad

la bienvenida!

Eso de durar y transcurrir

no nos da derecho a presumir

porque no es lo mismo que vivir

honrar la vida!

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