Sei sulla pagina 1di 5

FELONÍA

Ramses Ojeda Barreto


Monólogo en un acto
barreto_ramses@hotmail.com
Personaje: Amante convicto

Convicto:
Sí, le mate yo. Le mate por el placer
de verle sufrir y perecer. Lo hice porque
era mi derecho.
No podía soportar más. Yo le arranque el
último suspiro, su última suplica; el brillo
de sus ojos. Y lo volvería hacer. Era
culpable. Sólo cumplí con mi deber. Era
justo. Tenía que pagar. Y le hice pagar.
Le maté con mis propias manos y gocé
matarlo. Su sufrimiento a goce del mío.
Tragué su sangre después de verle
desangrar por las puñaladas que le di.
Una por cada día de mi sufrimiento,
una por cada lágrima. Y logré descuartizarle.
Antes de matarle le vi suplicarme, le vi
pedirme perdón, le vi como quería verle;
a mis pies y llorando ante mí. Mire en
sus ojos el terror, mire mi rostro reflejado
en sus ojos y ansié matarle.

Página 1 de 5
No supe qué hacer cuando le vi. Me
embeleso, me abismo. Yo era un niño,
solo tenía diez años. Lo único que conocía
era el camino a mi casa y el parque donde
yo jugaba. Cuando le vi adivine que mi
vida estaba encadenada a su ser. Aún
recuerdo cómo mi cuerpo se estremecía;
y sin saber su nombre, le llame y
respondió. Y sin decir otra palabra,
permanecí a su lado hasta el anochecer.
Yo sólo le miraba mientras jugaba con
las hojas y sonreía. Si no lo hubiera
conocido esa tarde no lo hubiera
conocido nunca... ¡No debí conocerle! El
cielo lloraba a mares advirtiendo mi
rumbo. Lo único que hice fue
resguardarme en sus brazos. En esos
ojos que me suplicarían seguir viviendo.
Nunca debí amarle. ¿Cómo presagiar el
curso de una situación así? ¿Cómo
predecir cuando sé esta resuelto a
fallar? ¿Cómo? ...
Mis días se convirtieron en años
esperando su regreso. La angustia en
las noches por no verle llegar,
mirando a través de la ventana con el frío

Página 2 de 5
calándome los huesos, se tornó en mi
locura...
No soy culpable de amar. Todos han
matado, todos matan cuando aman. Y yo
amé, cumplí con el mandato de su díos:
amaras a tu prójimo como a ti mismo. Y
yo le ame más que a mí; y por ello le
mate.
Maldito el día en que descubrí mi alma
en la suya. Éramos la ausencia del uno y
el complemento del otro.
¡Quién ha amado, sabe porqué le maté!
Le maté porque dejé de habitar en sus
sueños. Le perdoné todo, hasta que
disfrutara otros cuerpos; pero no que
traicionara nuestras almas. La distancia
entre ambos me enloqueció. Todo se lo
di. Nunca supe como complacerle. Su
silencio me mataba. Sus dudas hacían
de mi vida un suplicio. Yo le amaba.
Matarle no fue la solución. A pesar de
mi, aún le pertenezco. Le sigo amando
aún después de todo.
Cuando vi en sus ojos que amaba a
alguien más; me dio terror ver el final.
Nunca tuve el valor de enfrentarle. No

Página 3 de 5
pude ver el mañana sin sentirle cerca de
mí.
Ya no me pertenecía, sus ojos ya no
brillaban al verme, su alma me traicionó
y por eso le mate.
Matar por la traición de un amante no es
delito; es justicia. Es un acto de honor. Es
ser consecuente con la naturaleza del
amor.
No entiendo nada, me culpan por un
delito que provocó. Le maté por su
traición y para dejarle de amar. Pero
aún sigue aquí, carcomiéndome el alma y
abismando mi destino. Estoy cansado,
cansado de amarle...
Está bien. Sí, yo le mate. Ahora
enciérrenme. Es lo único que pueden
hacer. Jamás podrán regresarle a la
vida...
¿Qué más quieren escuchar? ¿Qué más
quieren saber? ¿Los detalles?
No insulten mi inteligencia. Un crimen de
amantes siempre es un crimen perfecto.
¿Quieren saber a qué sabia su sangre?
¿Cuantas veces suplico vivir? ¿Dónde
enterré sus entrañas? ¿Cuánto duro su
último suspiro? ¿Cómo le bese? ¿Qué

Página 4 de 5
más quieren escuchar? Soy inocente del
crimen que me imputan, pero a los ojos
de ustedes soy culpable; y nada puedo
hacer.
Sí, le mate yo. Le mate por el placer de
verle sufrir y perecer. Lo hice porque era
mi derecho. Las razones son impugnadas
por la justicia divina. Por eso vengo a
entregarme.

Página 5 de 5

Potrebbero piacerti anche