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SOBRE LA VENTA DE SERMONES Y ESTUDIOS BIBLICOS

Muchos son los programas radiales donde un pastor (ó maestro) cristiano predica sermones o estudios bíblicos y al
finalizar la audición, el locutor ofrece por un precio (en pesos ó dólares) el material que los oyentes acaban de
escuchar no sin antes solicitar contribuciones y donaciones para el sostenimiento de ese “ministerio”.
Como no es permitido juzgar a criado ajeno (Romanos 14:4) y solo el Señor conoce nuestro engañoso corazón
(Jeremías 17:9) no se puede evaluar con justo juicio (Juan 7:24) solo por las apariencias, esta forma de difundir la
palabra de Dios para edificar a Su pueblo así que bienaventurado aquel que no se condena a si mismo en lo que
aprueba (Romanos 14:22) y si estos cristianos consideran que esta bien vender sus sermones y estudios allá ellos,
pero lo que si se puede hacer es mirar los hechos a la luz de las escrituras para comprenderlos mejor.
Quizás legalmente no haya nada de malo en vender ese material, pero como manda el Señor Jesús: Y yendo,
predicad ... de gracia recibisteis, dad de gracia. (Mateo 10: 7,8)
Por lo expuesto, si lo que ofrecen es de Dios y viene del Espíritu Santo, debería darse en forma gratuita y si por el
contrario es algo personal (y por ello lo venden) entonces es mejor ni siquiera considerarlo.
El que cree en el Señor y cree que el Señor le dio un ministerio, no debería pensar que luego el mismo Señor lo va a
avergonzar haciéndole faltar lo necesario para desarrollarlo porque Su Palabra promete que el que creyere en Él, no
será avergonzado (Romanos 9:33). Lo que parece faltar en estos casos es fe en que Dios, pues, suplirá todo lo
que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19) y es por ello que se les pide
insistentemente a los creyentes que donen y ofrenden.
Parece que para estos pastores y maestros, el Espíritu Santo tiene poder para todo menos para tocar el corazón de los
cristianos para el sostenimiento de la obra de Dios, y por eso tienen que “ayudar al Espíritu” invitando una y otra vez a
las personas para que compren, donen y ofrenden en lugar de limitarse solamente a dar sus datos para el contacto, y
esperar en el Señor que lleguen los donativos puesto que la obra es del Señor, a menos que estén haciendo su
propia obra en cuyo caso mejor que pidan, porque Dios no sostiene a ningún obrero que Él no haya mandado.
Si bien no se niega que el pueblo de Dios puede ser edificado a través de los mencionados programas radiales ya que
muchos de estos pastores y maestros cristianos que hablan tienen una amplia preparación y gozan de buena
reputación, la solicitud final de dinero sumada a la venta del material, deja en muchos oyentes (cristianos o no) cierta
sensación de que a la postre todo se hace por dinero como en el mundo y nuestro deber como cristianos fieles y
vigilantes es no permitir que los rudimentos del mundo (Gálatas 4:3) se mezclen con las cosas de Dios.
Dicen los apóstoles: Guardaos de los malos obreros y falsos maestros que por avaricia harán mercadería de vosotros
(Filipenses 3:2 y 2º Pedro 2:1-3) tratándonos de vender no solo los sermones y estudios, sino todo tipo de
“merchandising” cristiano, inclusive haciendo comprometer económicamente al pueblo de Dios con “promesas de fe”
(así le llaman estos pastores y maestros en una importante radio cristiana, a las ofrendas y donativos fijos que los
cristianos “motivados” por ellos, prometen darles mensualmente por lapsos de hasta de 1 año).
Todos deberíamos leer la biografía de George Müller y aprender de su fe, de cómo este hombre de Dios pudo hacer
una gran obra sosteniendo a miles de huérfanos, sin pedirle nada a nadie más que a su Señor y nuestro y aunque tuvo
que pasar por momentos difíciles donde su fe, mucho más preciosa que el oro fue probada con fuego
(1º Pedro 1:7) el Dios en el que había confiado, nunca le hizo faltar nada, porque es fiel, siempre llega a tiempo y
junto con la prueba da la salida (1º Corintios 10:13).
Para finalizar, bueno también les sería a aquellos escritores que hacen libros para la edificación del cuerpo de Cristo y
los firman con su nombre y apellido (bajo el pretexto de que tienen que responsabilizarse por lo que publican), y luego
los venden a un precio mucho mayor que el costo para generar un beneficio, considerar la posibilidad de firmarlos con
seudónimos (como algunos escritores seculares) porque cuando uno hace algo para el Señor, y anda “en el Espíritu”
como Él anduvo, no recibe gloria de los hombres (Juan 5:41) como tampoco la recibía Pablo (1º Tesalonicenses 2:6)
para que el padre que ve en lo secreto, los recompense en publico ( Mateo 6:4) y si no pueden regalar el material,
entonces cobrar solamente su coste más un pequeño porcentaje ya que: si lo que hacen lo hacen en el
Nombre del Señor Jesús, lo que escriben proviene de lo que el Espíritu les muestra y lo que saben lo
aprendieron de otros santos hombres como Lutero, Darby, Moody etc. no deberían apropiarse poniéndoles un
precio a las cosas de Dios como si fueran suyas puesto que no les pertenecen del todo porque las recibieron
de Dios y de sus siervos.
Parece paradójico que mientras Jesús no buscaba popularidad cuando limpió a un leproso (Mateo 8:4) algunos de los
suyos busquen notoriedad poniendo su nombre y apellido cuando explican lo que su Señor hizo, porque ¿qué tienes
que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? (1 Corintios 4:7)
En sus libros se ven agradecimientos a la esposa, a la secretaria, a los editores, a los correctores etc. etc. pero no se
encuentran palabras para valorar ni lo que recibieron del Espíritu de Dios ni lo que aprendieron de los hermanos que
nos precedieron.
Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga (Salmos 67:1)

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