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El término neurocosmética se refiere a una rama de la cosmética dedicada a estudiar los activos
cosméticos que pueden conectar los sentidos (del tacto y del olfato), con el sistema nervioso
central (cerebro) y desde allí, modificar los estados de ánimo.
Las responsables de la sensación de bienestar y felicidad son las endorfinas, hormonas que se
liberan en el cerebro y la piel actuando como neurotransmisores y que se activan al percibir una
emoción agradable, mediante estímulos endógenos y exógenos, como la práctica del ejercicio
físico, la exposición al sol, la degustación gastronómica...
Se ha comprobado que las endorfinas actúan a nivel cutáneo como reflejo del bienestar del
cuerpo y también estimulando a queratinocitos y fibroblastos.
La piel es el órgano más densamente inervado del cuerpo humano, estando las fibras
nerviosas en contacto con las células cutáneas (queratinocitos, fibroblastos, melanocitos,
células inmunes...) contribuyendo a la homeostasis de la piel.
Las endorfinas, hormonas de naturaleza polipeptídica, tienen una estructura parecida a
los opiáceos (morfina, opio, heroína), se sintetizan de manera natural en el cerebro
(glándula pituitaria o hipófisis), en las terminaciones nerviosas, células olfativas, inmunes
y cutáneas, entre la epidermis y la dermis. Existen como 20 tipos diferentes de endorfinas
Las terminaciones nerviosas, células olfativas, inmunes y cutáneas, tienen también,
receptores específicos de neurotransmisores.
Los receptores sensitivos se encargan de transferir al sistema nervioso, a través de
neurotransmisores, la información externa, y desde allí reciben a su vez información que
cambia el estado de relajación (arrugas), el estado inmunológico (resistencia) y otros
tantos que actúan sobre los procesos inflamatorios (manchas), etc.
Estas informaciones se transmiten mediante sinapsis química que es más lenta que la
eléctrica, porque la neurona pre-sináptica libera el neurotransmisor que pasa a difundirse
y se une después a los receptores de la membrana celular post-sináptica. Es la
transmisión más abundante en mamíferos
Richard Axel y Linda Back estudiaron la fisiología del olfato y sus receptores demostrando su
conexión con el sistema nervioso a través del sistema límbico, que está compuesto por un
conjunto de estructuras cerebrales cuya función está relacionada con las respuestas
emocionales, el aprendizaje y la memoria. Estos estudios, premiados con el Nobel de medicina
en 2004, permiten afirmar que un estímulo olfativo puede también ser convertido en señal
eléctrica en la mucosa nasal, puede tener relación con el estado de ánimo y la sensación de
bienestar. Ello indica que moléculas olfativas pueden influir sobre el estado de ánimo e intervenir
en sensaciones corporales como el dolor, ansiedad, estrés, etc.
Algunas moléculas aromáticas, cuando se aplican sobre la piel, pueden modificar su aspecto,
palideciéndola, ruborizándola, estimular la sudoración, erizar los vellos al contraer el músculo
piloerector, etc.
AROMATERAPIA
Los aceites esenciales son compuestos formados por varias sustancias orgánicas volátiles. que
pueden ser alcoholes. acetonas. cetonas. éteres, aldehídos. y que se producen y almacenan en
los canales secretores de las plantas.
Pueden estar en diferentes órganos: raíz, rizoma (jengibre), leño (alcanfor), hoja (eucaliptus),
fruto (anís), sumidades floridas (F. Labiatae).
La composición varía con el lugar de origen. También varía con el hábitat en que se desarrolle,
(por lo general climas cálidos tienen mayor contenido de aceites esenciales), el momento de la
recolección, el método de extracción, etc.
- Son liposolubles y muy poco solubles en agua, pero son arrastrables por el vapor de
agua.
Según los grupos funcionales que tengan los aceites esenciales, pueden ser: