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Licenciatura en psicología.
Grupo: 8° “B”
En síntesis, las fuentes principales en la variación de los juicios sobre la idoneidad o no de una
acción en una situación dada son los siguientes:
(1).Características del ambiente inmediato
(2). Actitudes, valores, creencias y racionalizaciones sobre la conducta social y antisocial
(3). Apoyo para la conducta delictiva
(4). Una historia previa de comportamiento antisocial
(5). Habilidades de solución de problemas y autogobierno
(6). Otras características relativamente estables de personalidad que potencian el comportamiento
antisocial.
El modelo reconoce que existen múltiples caminos para involucrarse en la carrera delictiva, pero
que las actitudes y relaciones antisociales son factores de riesgo especialmente importantes.
4. EL MODELO DE WALTERS SOBRE EL ESTILO DE VIDA CRIMINAL.
Esta teoría conceptúa al delincuente persistente como aquel que lleva un estilo de vida
caracterizado por una continua violación de las reglas y leyes sociales, por un acercamiento
intrusivo a las relaciones interpersonales, por una variedad de intereses auto-indulgentes, y por un
sentido global de irresponsabilidad. Estas cuatro características conductuales, que aunque son
diferentes están interrelacionadas entre sí, conceden precisión y especificidad a la idea de que el
crimen es un estilo de vida.
En el siguiente cuadro presentamos un esquema del modelo de este autor, establecido en torno a
cuatro aspectos: condiciones (o correlatos de criminalidad), elección, cognición y conducta.
Las CONDICIONES influyen en el desarrollo del estilo de vida criminal a través de los principales
dominios de la experiencia humana: físico (o modulación de estímulos, que incluye la búsqueda
de estimulación sensorial y de excitación, y el locus de control externo e interno), social (o apego,
que engloba la empatía y los vínculos sociales) y psicológico(o autoimagen, que se compone de
la autoestima, imagen corporal, autodefinición y expectativas personales).
El crimen es una función de las ELECCIONES que tomamos ante las tareas tempranas y tardías
que ocurren en los dominios físico, social y psicológico.
Por lo tanto, a través de las condiciones interactivas se van desarrollando las decisiones y los
patrones cognitivos del estilo de vida criminal, dando sentido a la secuencia ‘TOMA DE
DECISIONES-COGNICIÓN’.
Desde este punto de vista, los criminales pueden tomar decisiones violentas porque cuentan con
un sistema cognitivo, desarrollado como respuesta a sus condiciones y elecciones, que les permite
filtrar la realidad perpetuando los PATRONES CONDUCTUALES de irresponsabilidad,
autoindulgencia, intrusión interpersonal y violación de las normas sociales. Cuanto más
consolidados estén estos patrones de comportamiento, más probabilidades de violencia criminal.
A su vez, cada uno de ellos se relaciona con diferentes COGNICIONES (en concreto ocho patrones
cognitivos primarios).
Bibliografía
Latorre, M. J. (2018). Psicología de la delincuencia. Salamanca: CISE.