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Psicología
Un caso de violación por parte de un familiar cercano o un conocido. Ante una situación de
este tipo, el psicólogo se encuentra ante el dilema de conservar el secreto profesional o
denunciar al atacante.
¿Debería el psicólogo conservar el secreto aunque eso implique darle continuidad a las
violaciones?
Educación
Uno de los dilemas éticos más frecuentes consiste en qué temas abordar o no en el aula. Por
ejemplo, algunas religiones o tendencias políticas se oponen a la educación sexual abierta y
enfocada en la vivencia de una sexualidad activa pero responsable.
Medicina
Un médico con creencias opositoras al aborto puede enfrentarse a una difícil decisión si se
encuentra ante una mujer que requiere interrumpir un embarazo para salvar su propia vida.
Administración de empresas
Uno de estos dilemas éticos aparece cuando ocurren accidentes en la producción que
arruinan todo un lote de un producto alimenticio. Anunciar el error y recoger el producto
puede significar una enorme pérdida económica para la empresa, pero no anunciarlo puede
causar perjuicios en la salud de las personas.
¿Debería ocultarse el accidente aunque este pueda causar daños en la salud de los
consumidores?
Biotecnología
¿Es correcto manipular embriones y cuerpos humanos teniendo en cuenta que existen otras
alternativas como la adopción?
Pedagogía de la Ética
Ética: ethos: que significa disposiciones morales La ética es la construcción moral que
orienta las actitudes y los comportamientos de los profesionales hacia la consecución de
objetivos profesionales, todo ello, desde la doble vertiente del reconocimiento del ser
humano en su totalidad y el respeto de los valores sociales
Se hace énfasis en relevancia que tiene la ética en la vida de cada persona, y de cómo esta
le permite adaptarse a las reglas y costumbres que encuentra en su contexto para lograr una
convivencia sana sin perjudicar su alrededor, le permite además ser tolerante, consiente,
sensible y responsable con los eventos propios y en común. Además vemos como tener una
buena ética hace que las personas sean más responsables con el cuidado de nuestro planeta
y conscientes de nuestra contaminación para evitarla y mejorar en nuestras conductas
diarias de desperdicio.
Hablar de ética en la sociedad actual y el momento histórico en el que nos encontramos
debiera ser una necesidad, sino casi un imperativo existencial, debido a las crisis a las que
nos enfrentamos como comunidad y como especie, gracias al desarrollo incontrolado de la
tecnociencia, la deformación de la noción de progreso (para unos pocos y en detrimento de
los demás y de nuestro planeta), la confusión intencionada muchas veces de la cuestión de
los fines y los medios (‘¿se debe hacer todo lo que se puede hacer?’ es una cuestión clave
en ética), la conflictividad entre la globalización y la pluralidad (fundamental para la
convivencia en un mundo como el nuestro donde sólo desde perspectivas interculturales se
alcanza un mínimo equilibrio), etc. En este contexto se va a intentar delimitar un poco qué
entendemos por ética y qué por moral, para a partir de ahí ofrecer una panorámica de lo que
se ha llamado ética filosófica desde una postura definida que ayude a encontrar preguntas y
respuestas (tan importantes son las unas como las otras, o quizás más incluso las primeras a
veces) a los desafíos que tenemos frente a nosotros en cuanto que miembros de una
comunidad, de diferentes culturas y ciudadanos y ciudadanas responsables y solidarios, así
como en nuestro papel de educadoras y educadores comprometidos con el cambio social y
la lucha contra las injusticias y desigualdades.
No obstante, prosiguiendo con la evolución de la ética filosófica hay que decir que ésta no
se ha mantenido al margen del denominado giro lingüístico, hermenéutico y pragmático de
la filosofía contemporánea, mediante el cual se trasciende la idea de que la teoría del
conocimiento se dé únicamente bajo la relación subjeto-objeto y se introducen los
procedimientos de entendimiento intersubjetivo y la formación de consenso desde la
comunicación, puesto que el lenguaje lo utilizamos para comunicar algo al otro o la otra.
Así podemos decir que casi todas las teorías éticas contemporáneas se presentan vinculadas
a algún tipo de análisis o reflexión sobre el lenguaje, ya se trate del análisis metaético del
lenguaje de la moral, de la reconstrucción de la moral del lenguaje como condición de
posibilidad de la comunicación y del entendimiento intersubjetivo, o de la hermenéutica del
‘ethos’ en el lenguaje de la tradición.
Lo que interesa destacar aquí es que esta transformación pragmática y hermenéutica de la
filosofía conlleva la comprensión del reconocimiento recíproco como una presuposición
moral necesaria de la validez epistémica del saber objetivo y de la racionalidad en general.
la constitución del sentido intersubjetivo por medio del uso comunicativo del lenguaje y la
resolución de las pretensiones de validez por medio del discurso argumentativo presuponen
como condición necesaria el reconocimiento y el respeto de principios normativos de orden
moral, sin los cuales no podría existir ninguna comunidad intersubjetiva. Lo cual equivale a
decir también que no hay racionalidad posible sin moralidad y que es necesario investigar,
por lo tanto, los presupuestos éticos de la racionalidad.
En este punto, consideramos necesario continuar entonces aclarando aspectos, y para ello
nos servimos de Maturana (1994) cuando afirma que la preocupación ética, como
preocupación por las consecuencias que nuestras acciones tienen sobre los demás, es un
fenómeno que tiene que ver con la aceptación de la otra persona como legítima desde su
propio ser. En palabras del biólogo chileno:
Pero claro, en esto tendríamos a su vez que diferenciar dos dimensiones: la de la reflexión
teórica y la de la aplicación cotidiana de dicha reflexión, lo cual supone, como estamos
avanzando, una de las más claras diferenciaciones entre ética y moral. En este sentido,
afirma Habermas que las orientaciones de valor, incluyendo las autocomprensiones de
personas o grupos orientadas por valores, las juzgamos desde el punto de vista ético; los
deberes, las normas y los mandamientos los juzgamos desde el punto de vista moral
(Habermas, 1999: 55). Por otro lado, continuando con la exposición de los principios de la
ética filosófica desde la postura que estamos intentando desarrollar sucintamente, de la
mano de Etxeberría (2002) podemos decir que en lo moral reflexionado por la ética hay
como dos caras o núcleos temáticos clave: el teleológico (referente a aquello que
estimamos bueno, la felicidad, el deseo y el sentido de lo que consideremos una vida plena)
y el deontológico (normativo, universal, relacionado con la constricción y el deber). La
armonización de ambas posiciones es compleja y delicada (aunque ha habido intentos muy
loables, a destacar últimamente el posicionamiento de Paul Ricoeur, desde una perspectiva
narrativoargumentativa), por eso históricamente esta distinción ha sido válida para aplicarla
a las posiciones éticas más desarrolladas. De esta manera, en la posición teleológica
podemos situar, a pesar de las diferencias entre ellas, al aristotelismo, el epicureismo y el
utilitarismo, siendo muy interesante desde su propia idiosincracia la aportación más
reciente de Wittgenstein. Comenta este autor en su ‘Conferencia sobre ética’:
En lugar de decir que la ética es la investigación sobre lo bueno, podría haber dicho que la
ética es la investigación sobre lo valioso o lo que realmente importa, o podría haber dicho
que la ética es la investigación sobre el significado de la vida, o de aquello que hace que la
vida merezca vivirse, o de la manera correcta de vivir.
La Educación en la Responsabilidad
Los valores, asociados durante mucho tiempo por motivos ideológicos sólo con los
enfoques humanista o espiritualista de la educación, se han ido imponiendo en los últimos
decenios como un tema inherente a todos los planteamientos de reforma y de mejoramiento
de los servicios educativos y, desde esta base, como exigencia de todo proyecto de
reconstrucción social y de desarrollo humano. Un nuevo sentido formativo de la escuela y
de su eficacia social y pedagógica se ha generalizado en el discurso educativo para dejar
claro que la educación es, por naturaleza, una cuestión de valores, un proceso de formación
moral.
Sabemos, por una parte, que la cuestión antropológica y social de los fines de la acción
educacional –cuestión siempre problemática e históricamente debatida y renovada– es la
que genera la unidad entre las dos entidades pues los valores –como elección y como
creación– son constituyentes de los referidos fines. Por otra parte, sabemos también que la
necesidad de conocer los complejos procesos de la formación humana exige que se
elaboren distinciones para clarificar propósitos, proyectos y programas.
De esta manera, si hacemos la separación por propósitos analíticos podemos afirmar que
quizá los vínculos entre la educación y los valores son, originariamente, más un asunto de
la filosofía educativa –la construcción social del pensamiento educativo– y de la pedagogía
–la realización histórica de proyectos de formación humana– que de la investigación
educacional. Esta actividad, tanto por opciones de metodología como por perspectivas de
epistemología, se diversifica cuando tiene a los valores como objeto de estudio y los
observa como elemento integrador de la experiencia educativa.
En todo caso, cuando el trabajo de investigación se ocupa de los valores es por el interés de
conocer las condiciones de realización y los niveles de eficacia de la formación humana o,
en otros términos, las posibilidades de avance que tiene el humanismo en los ámbitos
escolares. Es así que en el campo de la investigación educativa los valores son estudiados
en tanto aspecto de primera importancia de las prácticas tanto sociocultural como
pedagógica.
Ética y Valores
Seguramente alguna vez has escuchado decir que el comportamiento de alguna persona no
es ético o que alguien actuó o no con ética. ¿Qué quiere decir esto? A primera vista,
parecería que una, conducta ética es buena y que una conducta no ética es mala. Ejemplo:
Decir mentiras no es ético y es algo malo; por el contrario cumplir con nuestras
obligaciones es ético y es algo bueno.
"El objeto de estudio de la ética, no es todo tipo de conducta, sino sólo aquellas que rigen
por normas morales.
Llamamos normas morales a los principios que en una sociedad regulan el comportamiento
de los seres humanos en función de lo que se considera bueno, justo o correcto.
La filosofía de la moral, tiene como objeto de estudio: La conducta humana, pero sólo
cuando esta es susceptible del juzgarse moralmente: Ejemplos:
Cuando te parece justa una situación.
Cuando das tu opinión sobre una situación o conflicto.
Cuando no sabes que hubieras hecho en x conflicto moral, religiosos, ético o de
valor.
Las múltiples experiencias que has tenido durante toda tu vida han contribuido a que
formes tu criterio, veas la realidad de cierta manera, valores algunas cosas y dejes otras en
segundo lugar también te han ayudado a comprender el momento que vives, a enfrentar los
desafíos y tomar decisiones; han influido en la forma como te relacionas con otras personas
y en la manera como participas en el medio que te rodea.
Esto significa que la filosofía de la moral siempre ha estado, y estará presente en tu vida
"sin embargo, dada la importancia que este vocablo tiene en el lenguaje trataremos de
precisar brevemente su significado".
La palabra "Moral" se deriva del latín mos (moris) cuyo significado es costumbre, hábito,
casi lo mismo sucede con la "ética" que provienen del griego ethos e igualmente significa
costumbre. Sin embargo, debemos tener cuidado en no confundir la ética con la moral, una
cosa es ética y otra moral"
El ser humano continuamente tiene que enfrentarse a situaciones en las que tiene que elegir,
encontrar la solución o la respuesta más adecuada entre todas las posibles. Pero no todas las
situaciones a las que los hombres se enfrentan son de la misma naturaleza.
En términos generales, valor es la cualidad por la que un ser, una cosa o un hecho despierta
mayor menor aprecio, admiración o estima. Es decir, un valor nos indica la importancia,
significación o eficacia de algo.
Los valores éticos o morales son principios con respecto a los cuales las personas
sienten un fuerte compromiso "de conciencia" y los emplean para juzgar lo
adecuado de las conductas propias y ajenas.
Los valores no existen en abstracto, se depositan, algo se le da un valor, ya sea este
en objetos o personas. Están ligados los valores a la historia, a las culturas, a los
individuos y a las circunstancias que enfrentan.
Los valores influyen en nuestra forma de pensar, en nuestros sentimientos y formas
de comportarnos.
Los valores se proyectan a través de actitudes y acciones ante personas y situaciones
concretas.
Los valores suponen un compromiso real y profundo de la persona ante si misma y
ante la sociedad en que vive.
Pues los valores se integran mediante la reflexión, la interacción con el medio y la práctica
social, junto con el desarrollo de las capacidades, cognoscitivas, la personalidad, las
habilidades técnicas y las destrezas operativas. En si los valores sirven para orientar la
acción humana.
Para fortalecer los valores no solo basta con invitar y concienciar al alumno sobre la
necesidad de actuar correctamente sino invitarlo a que mantenga su conducta adecuada
demás personas, es necesario además motivar a los estudiantes por el estudio, prepararlos
para la vida, para el trabajo, para el cambio y la transformación, para lo cual es necesario
argumentar, demostrar y persuadir, desde la clase.
Ética y Política en Sociedad Democrática
La relación entre ética y política en la democracia moderna no deja de ser tensa y peligrosa,
ya que esta última introduce un fuerte relativismo moral que, si bien permite la coexistencia
en un plano de igualdad de las distintas concepciones propias de toda sociedad compleja,
no puede ser sostenido en el campo de la política. Es aquí cuando el poder, al penetrar la
dimensión ética, introduce en ella la más grande distorsión, ya que el discurso de la ética se
convierte en una mera forma de justificación del poder. Esto es lo que hace que la constante
tensión entre ética y política nunca tenga un modo único o, incluso, satisfactorio de
resolución. Sólo la implementación de una lógica argumentativa que parta del
reconocimiento de la precariedad y ambivalencia que se entabla en la relación entre ética y
política puede servir de resguardo ante aquellas distorsiones que, en nombre de la primera,
planteen el riesgo de cercenar desde el poder del estado los espacios de libertad.
Ética y Ciudadanía
Debemos repensar la relación entre ética y ciudadanía. La palabra ética tiene varias
acepciones pero definitivamente está relacionado con las costumbres, el temperamento, los
hábitos buenos. Desde Aristóteles ha quedado expresado que al momento de nacer las
personas traen un sin número de rasgos que son biológicos, físicos, hereditarios que se
conocen como “primera naturaleza”.
Por el nacimiento no podemos predecir que una persona será moral o inmoral , si tendrá
hábitos buenos o malos, es la socialización, el contacto con los demás y con las realidades
los que posteriormente generará los que se conoce como la “segunda naturaleza”, la que es
adquirida, no se nace con ella. De manera pues que esa segunda naturaleza se educa, se
socializa y de ella depende ese “ethos” o costumbres que desarrollemos. Para algunos
autores la moralidad la llevamos dentro y la tendencia natural es a ser buenos. Bueno quiere
decir con valores positivos, virtudes. Así la tarea ética será fomentar las virtudes y evitar
los vicios. Promover lo bueno y evitar lo malo. Eso será ser ético o moral.
La ética no es nada difícil de explicar, es el bien hacer y si cada quien hace bien lo que le
toca o lo que le asignaron hacer será ético. La obligación moral es la misma para todas las
personas, lo que varía es el escenario donde cada cual se desenvuelve y el grado de
responsabilidad que cada quien tiene a su cargo.
En una oficina pública la obligación moral de hacer bien sus tareas, es decir con
responsabilidad es la misma para el director que para el encargado de limpieza, claro que se
les exigirá diferente y respuestas al nivel de lo que hacen y la una tendrá más envergadura
que la otra, pero el deber es el mismo. La ética es una y el deber moral es uno, el mismo
para todos, por eso no podemos hablar de que hay “éticas públicas y privadas”, solo hay
“ética” como tarea a ser realizada, lo que cambian son los escenarios y si estoy en la oficina
pública afirmo que estoy en el espacio de lo público pero ello no borra mi vida privada, ni
que al salir a la calle ya estoy haciendo ejercicio de esa vida.
En ambos casos es una misma ética la que me convoca y me invita a hacer las cosas bien
hechas y si las hago mal, en pleno ejercicio de mi autonomía, seré no ético o inmoral en mi
comportamiento y la sociedad a través de sus normas y leyes hará lo que corresponda por
devolverme al cumplimiento de ellas. El servidor público tiene como obligación moral
cumplir con las tareas asignadas con responsabilidad, cortesía, honestidad, es decir con
todos los valores que deben acompañar el ejercicio de la asignación dada y por demás de lo
moral, por eso le pagan. Esta es la clave el servidor público recibe remuneración por hacer
bien las cosas, por ser éticos en sus funciones.
En ese espacio de lo público el principio ético que debe predominar es el de la “Justicia”,
pero esta entendida como “equidad”, como lo justo en el tratamiento dado, sin
discriminaciones, sin privilegios, con imparcialidad y en su otra versión cuando se
traspasan los límites de los valores que deben primar en su accionar se pasa de lo
propositivo de la ética a lo punitivo de la justicia. El mundo vive una crisis ética, que al
entender de muchos, ha llegado a su cumbre. Desde luego, esta crisis entraña, al parecer
un peligro inminente pues, en una época en que todo y todos pretenden tener su propia
verdad.
Al hablar de los derechos humanos podemos observar que el único sistema político
admisible para el reconocimiento de los derechos, es el democrático. Por una parte porque
se sostiene en la autonomía, es decir la libertad de cada uno de someterse a las normas que
él mismo ha creado o a contribuido a establecer conforme a sus propios valores y porque
tolera los valores diferentes.
Toca a la sociedad protegerse y al estado protegernos, como garante del bien común que es,
esta protección viene vía la justicia, las leyes y las sanciones coercitivas con penas y
castigos. Son dos puntos complementarios pero diferenciados. La ética no es punitiva es
propositiva, propone el bien hacer hemos dicho antes. La Justicia es punitiva cuando nos
alejamos del círculo virtuoso y nos apegamos al círculo vicioso.
Al estado corresponde proporcionar justicia y con esos mínimos estaríamos creando
condiciones para que los individuos construyamos planes de vida buena, individuales que
son de felicidad. Cuando el estado se interesa en ofertar o cumplir con proyectos
individuales de felicidad tiende a fracasar porque no es su tarea ni tiene posibilidades de
hacerlo porque la felicidad es un máximo de cada persona, mientras que la justicia es un
mínimo de la sociedad.
Corresponde entonces como meta moral el lograr que tanto el servidor público como el
usuario, toda la población se convierta en “ciudadano” y construyamos una ciudadanía
política y moral basada en la identidad y la corresponsabilidad. Ser ciudadanos es como ser
miembros de una familia. En ella nos identificamos por el apellido, nos conocemos, nos
apoyamos, nos defendemos, somos solidarios entre nosotros y allí aprendemos a serlos con
las otras familias.
Por ejemplo, no sólo los médicos, sino los abogados y los ingenieros, así como los
científicos, tienen la obligación de no divulgar sin consentimiento información confidencial
relativa a los pacientes, clientes, empresas o universidades a los que sirven. Por otro lado,
hay reglas que son muy importantes en ciertas profesiones y no en otras. Por ejemplo, en
los códigos de ética de un colegio de ingenieros siempre hay una prohibición de aceptar
sobornos, pero no hay tal prohibición en los códigos de abogados o médicos o científicos.
Esto no quiere decir que un médico no deba aceptar un soborno de un paciente, pero ésta no
es una situación usual o que se perciba como particularmente problemática para el
cumplimiento de la responsabilidad profesional, y por lo tanto no se considera necesario
incluirla explícitamente en un código de conducta profesional. El paciente podría querer
convencer a su esposa rica de que está muy enfermo y que por lo tanto deben irse a vivir a
otro lado y ofrecerle al médico una cantidad de dinero por hacer un certificado médico
incorrecto.
Los limitantes son otro factor importante para esto, ya que con ellos todo científico y
tecnólogo, sabe hasta donde poder realizar sus experimentos.
La infoética, es la ciencia que estudia los aspectos éticos que surgen del desarrollo y
aplicación de las tecnologías de la información. La importancia de la infoética, del pararnos
y pensar si el camino que seguimos es el correcto. Si debemos o no permitir que los
avances tecnológicos eclosionen en un nuevo mundo donde el individuo sea uno más de la
cadena. O si por el contrario, aspiramos a seguir siendo el centro de la misma (con permiso
del planeta y los seres vivos que viven en él), utilizando la tecnología como una
herramienta para mejorar la vida del colectivo, abstrayendo lo complejo en sencillo,
gestionando eficazmente el tiempo y los recursos de los que disponemos. Porque de no
pararnos, corremos el peligro de ir hacia lo primero. La sociedad del control, esclava de la
tecnología.
La ciencia y la tecnología también plantean problemas éticos, tanto a los científicos y a los
técnicos, como al conjunto de ciudadanos que estamos afectados por su gestión con éxito o
con fracaso. Conviene analizar de manera específica estas cuestiones éticas, más
directamente asociables al fenómeno tecnocientífico, para ser capaces de aplicar criterios
éticos en esta área.
Los tiempos tecnocientíficos que vivimos se caracterizan por haber permitido desarrollarse
un poder inédito, un sistema, una revelación y un lenguaje que, como hemos apuntado, se
resume en el advenimiento de la cosmovisión tecnocientífica. La tecnociencia lleva ya en
su intencionalidad modificar el mundo. El sistema tecnocientífico se refiere al entramado
entre ciencia y tecnología. Y existe una muy estrecha relación entre sistema económico y
sistema tecnocientífico. Si asumimos la noción de sistema tecnocientífico, hay que revisar a
fondo la tesis de neutralidad ética de la técnica.
La conciencia, de una manera u otra, nos dicta lo que es correcto. Y lo correcto nos remite a
la ética.
Temas como la prolongación de las experiencias humanas por medio del uso de máquinas,
no ver esto solo como una mera critica. Sino una reflexión real sobre los límites y alcances
que conllevan estos procesos. En consecuencia, la tecnología al mismo tiempo viene
cargada de elementos que han afectado a la vida humana y que día a día se hace más
presente un pragmatismo que confunde y busca el cambio de la mentalidad lanzando a la
sociedad una teoría de mejoramiento a cualquier costo dejando sin efecto la naturaleza
humana y sus preceptos, es por eso que es importante saber actuar con responsabilidad y
prudencia.
Existen dos tradiciones teóricas que mantienen enfoques opuestos, entre la filosofía y la
técnica, la ética y la tecnología, la crítica y el conocimiento científico, ambas intentan
resolver la cuestión ética y el problema practico sobre la implicación y responsabilidad de
la tecnología.
¿Qué es la Tecnociencia?
Los seres humanos pueden adherirse (o no) a dicha actividad colectiva, pero cada
individuo siempre se confronta en su fase de formación a una tecnociencia previamente
constituida, que ha de aprender, por una parte, pero cuyas aplicaciones concretas puede
comprobar que producen efectos en su entorno.
La ingeniería tiene un impacto directo y vital sobre la calidad de vida de todas las personas.
La moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecida en el seno de una
sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de sus
integrantes. En cambio la ética surge como tal en la interioridad de una persona, como
resultado de su propia reflexión y su propia elección.