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El descenso al infierno

Para Fred

- Antes pensaba que la muerte era lo peor que nos podría acontecer pero hoy descubrí que la

vida eterna puede ser infinitamente peor - dijo algo confundido DiZarM mientras miraba a su viejo

amigo Baco- si no fuera por vos me hubiese quedado atrapado en el Estigia-.

DiZarM era un conductor de barks para la multi-infernal de transportes Krontes (MITK). Su

vida era normal y tranquila, casi tan cómoda como la de cualquier funcionario público del infierno y

ganaba lo suficiente como para darse sus gustos (bacanales y aquelarres principalmente). Se decía a si

mismo que carecía de las ambiciones que veía en sus amigos castigadores.

-Fue una jornada casi normal... siempre me da risa el impacto que se llevan los muertos cuando

descubren que aquí siempre brilla Nix - dice DiZarM entre risillas cortadas-confunden su muerte con

un atardecer... cruzan estas oscuras las puertas... y cuando llegan al infierno guardan la esperanza de

que volverá a amanecer para ellos- ríe a carcajadas y luego continúa- verlos dar cuenta de que ya nunca

más sucederá es uno de los placeres de mi trabajo sin duda alguna...- se desata en hilaridad

nuevamente, y luego serenándose dice en un tono reflexivo-... pero antes de salir tuve un par de viajes

rarísimos... loquísimos.

El primero inició según el protocolo de la MITK. El muerto llega, creyendo que tiene cuerpo y

requiere, sin ningún sentido aparente, los servicios del MITK. Entonces llego yo con mi bark y se

monta. Un tipo silencioso y hosco. Parece como si el aturdimiento de la muerte aún tuviera

sobrecogida su razón, su palabra, y por eso guardara un discreto y moderado silencio.

De pronto me dice:

-He venido al infierno a buscar a mi padre.

Lo común pensé, otra alma en pena, ¿cuánto le durará el rollo hasta que se de cuenta que en el

infierno no entran los vivos?


-¿Y quién es tu padre?- Pregunté por seguir el tuteo de la conversación.

-Júpiter

"Busca a los dioses celestiales en los infiernos" reflexioné en silencio.

-¿Y cómo has llegado hasta aquí?- Dije mientras veía en sus ojos aparecer la sospecha de su

irreversible deceso.

-Me ha guiado una estrella

Entonces guardé silencio y esperé que se le aturdiera la razón ante la inminencia de su muerte.

Me miró, dijo "Heracles" y se desmayó como se desmayan todos los muertos entrando al infierno.

Avanzábamos por un Estigia calmado, así que yo usaba plácidamente mi teléfono, cuando de pronto

sale como una mano desde las profundidades del río y toma el cubito y el radio de mi extremidad

izquierda y comienza a manejar mi bark a su antojo.

Nos conduce por el Estigia hasta que comenzamos a sentir unos vientos huracanados soplar, se

forma torbellinos en el agua y mi bark se agita inerme. Yo estoy inmóvil, mirando mi inmovilizada

extremidad. De pronto siento como la presión sobre mis huesos absorve mis sentidos y me transporta

bajo la bark: ahora soy yo quien desde las aguas del castigo me tomo del antebrazo de un DiZarM

idéntico a mi mismo y soy arrastrado por todo el río hacia una dirección desconocida.

Baco, mi querido Baco- dice DiZarM en un tono casi de lamento- nunca antes había entendido

el funcionamiento del infierno- y se toma el cabello con algunas muestras de desesperación- los

funcionarios del infierno, si los demonios y castigadores del averno, trabajamos torturando,

ocasionando dolores, reviviendo desgracias y tristezas...

Bajo la superficie del Estigia generalmente hay orgullosos y egoístas... pero mi mano poseída

nos trajo hasta una ciénaga donde unos torbellinos castigaban a unos lujuriosos... lo supe porque

reconocí a la Rimini.... en realidad yo no estaba siendo castigado, solo era una especie de espectador

invisible e impalpable de los tormentos a los que eran sometidos los condenados de esas riberas del río.

Contemplé ese espectáculo lleno de gritos y llantos tanto tiempo como quiso mi poseída mano, tiempo
en el cual pensaba que los demonios más crueles y despiadados son los que mas dinero ganan y

además los más admirados.

Son unos cabrones Baco, unos verdaderos desgraciados.

Entonces de un momento a otro sentí una vibración que provenía de mi cúbito y de mi radio: mi

teléfono estaba recibiendo una llamada, por lo que esos huesos como que me arbsorvían de nuevo hacia

ellos. Me dispuse a ingresar en ese DiZarM que no era yo pero que ocupaba mi lugar en mi bark, y

repentinamente me ví de nuevo ahí... mirando mi antebrazo izquierdo. Reaccioné como de un espasmo

e inmediatamente me volví hacia el cuerpo que llevaba otrora sobre mi bark, antes de mi descenso al

infierno, y ya no estaba.

Entonces contesté el teléfono y eras vos, Baco, para que nos encontráramos.. y bueno, aquí

estamos. El caso es que el segundo viaje que también fue raro y loco sucedió inmediatamente después

de que me llamaras.

Mi distancia con la terminal de barcas de la MITK era bastante considerable así que decidí

tomar ese rumbo cuánto antes y estar ahí a tiempo con el fin de la jornada.

¿Había sido un sueño? ¿Una pesadilla? Yo, dormido en el trabajo... es cierto que no me interesa

sobresalir... pero llegar tan bajo... además, jamás hubiera imaginado yo que alguien pudiera ser

castigado haciéndole creer que sigue vivo pero repitiendo solo los peores momentos, las desgracias y

las tragedias, los momentos de sufrimiento y dolor, de depresión, de miseria...

Pensaba en estas cosas cuando de pronto diviso un pequeño muelle en el que hay un muerto

mirándome fijamente. Me acerco un poco y veo que Argenti está haciendo de las suyas cerca de donde

me requieren, y me digo: ¿Quién estará llamándome desde la costa de los iracundos?

Cuál fue mi sorpresa al ver que quien me miraba era el muerto que había perdido en mi anterior

travesía. Me aproximé lo suficiente y volvió a subir a mi bark pero estaba vez se veía diferente, como

poseído.

-A la ciudad de Dité- Me dijo con indiferencia.


-¿Y qué me vas a dar a cambio?- Le respondí según el protocolo de la MITK.

Entonces sacó una bolsita que colgaba de su cuello y me arrojó algunas monedas de plata.

Lo puede creer Baco, de condenado pasó a castigador en un santiamén. ¡Vaya talento! Como

que este mundo globalizado nos está mandando mucho demonio últimamente.

Por su mirada supe que había encontrado a su padre, quien no era Júpiter sino Marte, lo cual

había desatado una ira tan intensa que hasta en el mismo infierno de los iracundos lo habían ascendido

a castigador... el resto del viaje fue tranquilo y sin sobresaltos.

Al llegar al muelle de Dité bajó de mi bark, se volvió hacia mi y antes de marcharse dijo:

-Caminaba muerto entre los vivos y ahora danzo vivo entre los muertos.

Diego Zárate Montero

2015-01-10

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