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com/el-pulso/londres-iniciara-el-proceso-de-brexit-antes-de-abril-de-
2017/
octubre 2 2016
Una vez se haya invocado el artículo necesario del Tratado de Lisboa, hay
un plazo de dos años para completar las conversaciones, según las
normas de la UE. Sin embargo, el proceso puede extenderse más allá de
dos años si Gran Bretaña y todos los otros países de la UE están de
acuerdo.
http://www.abc.es/economia/abci-brexit-golpea-bolsillo-consumidores-britanicos-
201610300155_noticia.html
30/10/2016
Contemplando esos datos macro, se diría que el Reino Unido está saliendo
indemne del Brexit. Sin embargo dista mucho de ser así. Todo cambió el
pasado día 2, cuando Theresa May anunció en el congreso del Partido
Conservador que iniciaría la desconexión con la UE antes de finales de
marzo y dio a entender que se inclinaba por el llamado «Brexit duro», la
salida del mercado único europeo para poder controlar la inmigración
limitando la llegada de comunitarios.
Unilever exigió a Tesco que le pagase un 10% por sus artículos, para
compensar la caída de la divisa. El supermercado se negó y durante unos
días hubo desabastecimiento en sus estantes del adorado Marmite, para
gran disgusto del pueblo inglés. Al final ambos gigantes llegaron a un
acuerdo, cuyos términos no han trascendido. Pero nadie duda que la cesta
de la compra será más cara, incluida la comida (y el vino). Todo en un
cambio de ciclo en que el petróleo vuelve al alza y en un país que no deja
de ser una isla y tiene una fuerte dependencia de las importaciones.
http://horizontal.mx/el-brexit-como-sintoma-sobre-el-populismo-de-derecha-radical/
Este nivel se centra en los referentes contrarios a los nativos (como los
intelectuales, los deportistas, los artistas, los políticos e incluso los
ciudadanos cualquiera) que viven fuera del Estado y son parte de la
nación. Estos son caracterizados como “traidores corruptos” que
confabulan en contra de los “nativos honorables” para favorecer a las
minorías externas. Un ejemplo de ello es como el Vlaams Belang, de
Bélgica, apela a que hay un “ahistórico progreso de ciudadanos
holandeses que han frenado la reunificación de los Países Bajos”.[4]
Para solucionar esto, proponen que, en virtud del artículo 50 del Tratado
de Lisboa, se retiren de la UE, con “el fin de romper con la construcción
europea dogmática que ha sido un fracaso total”. Con esto, los Estados
recuperarían “el control sobre sus fronteras, se terminará el espacio
Schengen y los inmigrantes ilegales serán expulsados de sus países, así
como los legales que ya no puedan justificar su estancia en ellos.”
Como se puede ver, estos populismos hacen un reclamo a la democracia
existente y elaboran un diagnóstico puntual de la coyuntura actual. Sin
embargo, el problema es que para resolver los problemas identificados
proponen caminos deleznables, sobre todo para aquellos que creemos
que el camino a seguir es el del igualitarismo (que no uniformidad), en el
entendido de que, aunque somos diferentes, todos podemos ser iguales y
vivir en un campo de no-dominación. No obstante, los principales
responsables del crecimiento y el fortalecimiento de estos grupos son las
élites mundiales, quienes con su ineptitud y cerrazón (su mano dura,
corrupción, la imposición de métodos de participación y la forma en la
que abrazan al capitalismo más voraz) han acrecentado la crisis de la
democracia liberal. Algunos ante esto proponen salidas más democráticas
y justas, mientras que otros, en nombre de la democracia, pretenden
detener sus avances, tal y como sucedió con el Brexit. Ambas posturas son
caras de la misma moneda, pero abordan la realidad de distinta forma. Al
final, lo que está en disputa hoy en día es el contenido de la democracia:
¿qué es y con qué se come? Porque, como dirían los indignados: “A esto le
llaman democracia ¡y no lo es!”
http://www.animalpolitico.com/el-pulso/el-ultimo-pub-del-barrio-simbolo-del-voto-brexit/
julio 8 2016
PETERBOROUGH, Inglaterra (AP) — La bandera de St. George, un tablero
de dardos y una placa de homenaje a los soldados británicos muertos en
la Segunda Guerra Mundial adornan Hand and Heart, el único pub que
queda en uno de los barrios más multiculturales de Peterborough.
Bram Brammer, el dueño del bar, dice que uno a uno todos los pubs de la
zona han ido cerrando.
Para mucha gente que votó a favor de que Gran Bretaña se saliese de la
Unión Europea, la descripción que hace Brammer de Peterborough es una
historia de horror que temen se repita en ciudades y pueblos de toda la
nación: calles donde se hablan otros idiomas y se practican otras
costumbres y religiones, una pérdida de identidad con cada pub que da
paso a un negocio de kebab o a una tienda de alimentos étnicos.
“Quiero que me devuelvan mi país. Quiero ser inglés, británico, que todo
vuelva a la normalidad”, expresó Bruce Johnson, de 67 años, quien vende
papel para paredes y tarjetas para regalos en el mercado de
Peterborough.
Jay Beecher, número dos de la rama local del UK Independence Party, que
promovió la salida de la UE, dice que la mayoría de los europeos del este
son buenos trabajadores, que aceptan a menudo los trabajos que pagan
menos en granjas y fábricas, que los ingleses no desean desempeñar.
“Un anciano me preguntó los otros días que cuando me iría de vuelta a mi
país”.
En el pub Hand and Heart, Brammer dice que sabe que muchos
inmigrantes son buena gente, trabajadora. Pero se queja de que no se
integran. Ninguno va al pub. Los europeos orientales beben en su casa y
los musulmanes no beben.
“Este país ha colonizado a otros por cientos de años. ¿Qué tiene de malo
que vengan de esos países aquí?”, agregó.
Cuando el muchacho se había ido, Brammer admitió con tristeza que no
está ganando mucho dinero y que el dueño del edificio lo quiere vender.
“Me gustaría seguir con el pub”, señaló Brammer, quien vive arriba del
bar con su tercera esposa. “Esto no es solamente un pub para mí, es mi
casa”.