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[[46]] Pero este retorno al pasado, ¿puede ser de alguna utilidad para los campesinos ahora
que nos encontramos a fines del siglo XX? El carácter arcaico de la herramienta ha sido
subrayado muchas veces 12 :
"Como se ve, la industria agrícola ganadera de nuestros ayllus está en pañales: aún conserva
de los tiempos incaicos su rudimentarismo primitivo. (...) Como herencia legendaria de sus
(12) Y esto por personalidades tan poco sospechosas de despreciar el mundo indio o las técnicas tradicionales
como: Hildebrando Castro Pozo, abogado peruano defensor de los indios durante el periodo " indigenista" de los
años 20; Bernard Mishkin (norteamericano), uno de los primeros antropólogos en haber vivido largo tiempo en
una comunidad campesina andina y en haber descrito "desde dentro" las prácticas cotidianas; André Leroi-
Gourhan, etnólogo y prehistoriador francés, especialista en técnicas
antepasados, quienes removieron el suelo con el 'chaqui-taclla' o arado andino, ellos continúan
usándolo tradicionalmente para roturar aquél en la misma profundidad que el abuelo les enseñó; pues
como el instrumento no ha sufrido modificación alguna y ha sido ideado para usarse por dos obreros en
la tierra cuyo declive no permite el trabajo de las yuntas, el resultado en las condiciones dadas viene a
ser el mismo.(...). Si el indio no sabe remover sus tierras, tampoco ha aprendido a seleccionar la semilla
(...) La República, que ha debido y está obligada a introducir y hacer popular en la Sierra el arado de
hierro de revertedera, hasta el presente no ha abordado el problema" (Castro Pozo, 1924: 307).
"La agricultura quechua típica está caracterizada por el apego a una tecnología tradicional
elemental y a una división del trabajo complicada e igualmente superada. En general no utilizan
animales de tiro, [[47]] y la herramienta más complicada utilizada por los agricultores quechua,
no es más que un primitivo bastón cavador, cuya sola concesión a la modernidad es de ser
provisto con una cuchilla de hierro" (Mishkin, 1946).
"El bastón cavador es el más rústico de las herramientas aratorias. Es característica común
de grupos de recolectores o de agricultores rudimentarios. (...) Hecho singular, el Perú
incaïco no superó el bastón cavador. Hay que haber manipulado uno mismo durante algunas
horas este palo puntiagudo para saber cuánto su manejo es penoso y poco eficaz. Aunque fue
modificado por los peruanos, ya que tenía una cuchilla de algunos centímetros de ancho y una
barra lateral para apoyar el pie, queda sorprendente comparar los resultados logrados por
este pueblo, cuya economía era básicamente agrícola, con el carácter irrisorio de esta
herramienta. Este bastón peruano, sin embargo, es casi una laya" (Leroi-Gourhan, [1945]
1973: 119-120).
¿No es acaso el emblema tan obsoleto como el objeto mismo?
¿Será por apego a la tradición y a las costumbres de sus antepasados que decenas de miles de
campesinos andinos se obstinan aún en nuestros días en utilizar la taclla? Desde la conquista española
fueron introducidas otras herramientas y fuentes de energía: el tractor y el arado de discos en el siglo
XX, y antes el arado jalado por bueyes en el siglo XVI:
"Los primeros bueyes que ví arar fue en el valle del Cuzco, año de mil y quinientos y
cincuenta, uno más o menos (...); no eran más de tres yuntas; (...) llevóme a verlos un ejército
de indios que de todas partes iban a lo mismo, atónitos y asombrados de una cosa tan monstruosa
y nueva para ellos y para mí. Decían que los españoles, de haraganes, por no trabajar, forzaban
a aquellos grandes animales a que hiciesen lo que ellos habían de hacer; (...) los gañanes que
araban eran indios; los bueyes domaron fuera de la ciudad, en un cortijo, y cuando los tuvieron
diestros, los trajeron al Cuzco, y creo que los más solemnes triunfos de la grandeza de Roma
no fueron más mirados que los bueyes aquel día". (Garcilaso, 1609, libro
9, cap. 17).
(13) Es necesario definir el objetivo relativamente al cual se juzga, y el conjunto de valores de referencia que
permiten contrastar el juicio.
"Tres principales tipos o sistemas deben ser distinguidos en el estudio de la agricultura
altamente especializada de los Andes peruanos. En los valles bajos, por debajo de los 1500
metros de altitud, el cultivo estaba limitado probablemente al sistema más primitivo de "milpa"
(14), el mismo que aún se practica por lo general a baja altitud en América tropical (...) Por
encima de este piso, en los valles intermedios o templados de los Andes orientales, entre los 1500
y 3300 metros, la agricultura descansaba en el sistema de andenes, que los antiguos peruanos
llevaron a un grado extremo de desarrollo, mayor aún que el de otros pueblos (...) En los valles
aún más altos, entre los 3300 y 4200 metros, el clima es más frío, la humedad más abundante y
las pendientes más suaves. Hay menor necesidad de andenes o de irrigación, pero las gramíneas
de altura y otras plantas pequeñas forman un césped denso y fibroso, una condición similar a
la de los países del norte en donde el arado es la herramienta básica de la agricultura. Si bien
los relatos antiguos muestran que las llamas eran empleadas a gran escala como bestias de
carga, los antiguos peruanos parecen no haber encontrado los medios para emplearlos como
animales de tiro o para facilitar el trabajo en los campos. El cultivo de las praderas de altura
se realizaba con el trabajo humano, facilitado por un instrumento especial para romper el
césped".
Luego de describir la chaquitaclla y el trabajo extenuante que ella exige pese a su empleo en
equipo, Cook expone tres diferencias notables con la utilización de la laya: el modo de agarrar la
herramienta, el hecho de que se desgaje el césped en lugar de cortarlo, y su volteado con la mano en
vez de levantarlo y volcarlo con la cuchilla".
A continuación describe la rotación, "estrictamente subordinada a las actividades
pastorales", observada en La Raya, a más de 4200 metros de altura: a fines de la estación de lluvias
(abril), "se han volteado en esta época sólo estrechas fajas de césped, marcando las líneas en donde
se plantarán las papas, pero la totalidad del terreno se rompe más tarde y el césped duro se
descompone en un suelo suelto y oscuro durante la larga temporada de crecimiento".
Al año siguiente, se siembra cañihua*, sin preparación adicional del suelo:
"Las adventicias y las hierbas vuelven a tomar posesión del suelo mientras que la cañihua crece,
y enseguida se deja el terreno en pastoreo durante varios años antes de una nueva labor.
Los períodos de cultivo son demasiado breves como para destruir las raíces fibrosas de las
gramíneas y otras plantas [[51]] en el suelo, de modo que sólo puede haber muy poca erosión(15).
En las zonas favorables este sistema es permanente, y nada indica desde cuándo se le practica
o cuántas veces el césped ha sido volteado."
Después de una comparación con una herramienta similar, el "caschrom", empleado al
noroeste de las Islas Británicas, Cook concluye:
"Esta herramienta bien puede simbolizar la agricultura de las tierras altas. Las praderas de
altura planteaban un problema especial que fue resuelto por la chaquitaclla".
Si hemos citado este texto de manera tan extensa, es porque ya en 1920 se había dicho en él lo
esencial sobre:
- el papel y el lugar de la chaquitaclla en la agricultura andina: romper pastos para el
cultivo de la papa en las rotaciones de altura donde un corto número de años de cultivo
se alterna con un largo período de descanso pastoreado.
- la perennidad de este papel, ya que la utilización descrita no provoca erosión significativa.
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(14) Agricultura itinerante con quema. Cook se refiere sin duda a la vertiente amazónica de los Andes.
(15) En la pradera, este modo de volteado no modifica la estructura de los terrones mantenidos coherentes por las
raíces. Kaerger ([1899] 1979) señala que "algunos indios cuidadosos suelen separar un poco la parte superior de
los terrones con estacas hasta que todo el bancal quede cubierto con tierra suelta, pero evitando que los terrones
se desintegren" (p. 19).
Por un lado, una herramienta elegida como emblema por investigadores modernos,
que resuelve un problema difícil minimizando la erosión, y cuyo resultado es sorprendente para
quien no lo haya visto; y de otro lado esta misma herramienta considerada como arcaica,
obsoleta, irrisoria:
¿cómo entenderlo?
Los resultados agronómicos del trabajo con la chaquitaclla son en efecto del todo notables
y los rendimientos por hectárea que permite alcanzar lo demuestran bien (cf. capítulo 5). Pero es
al precio de un trabajo a la vez extenuante, como Cook lo ha señalado, y muy lento - la calidad
agronómica del trabajo es independiente de su productividad (medida en superficie trabajada por
día); pues un cambio técnico que ocasionará progreso a una de estas dos áreas no hará forzosamente
progresar a la otra:
① Herramientas adaptadas
En los andes no existió animal suficientemente fuerte como para ser aprovechado en el cultivo de la
tierra. La llama era por naturaleza débil para este tipo de trabajo.
Por eso es que le hombre de los Andes utilizó la fuerza humana para estos menesteres, inventó
herramientas adaptadas al hombre y a la naturaleza para cultivar la tierra, especialmente en lugares
estrechos e inclinados donde sólo el hombre podía acceder (los andenes y las laderas inclinadas de
los cerros).
✍ Antigüedad: se ha logrado calcular que tenía una antigüedad de 2 500 años a.c.
✍ Descripción: Consistía en un palo más o menos de un metro de longitud que terminaba en punta,
en la parte inferior estaba sujeto otro palo más pequeño que cruzaba horizontalmente.
✍ Uso: Sobre el palo más pequeño que cruzaba horizontalmente, el agricultor colocaba el pié y
presionaba con fuerza para remover la tierra y hacer un hoyo dentro del cual colocaba la semilla.
ⓑ La Rancana o Raucana
✍ La Rancana era una excavadora que utilizaban las mujeres.
✍ Uso: servían para desmenuzar los terrenos.
✍ Descripción: era una herramienta de palo curvo.
ⓒ La Lampa o Azada
✍ Uso: Servía para quitar las hierbas que impedían el desarrollo de las plantas y para remover la
tierra.
✍ El anshu o cashu.
✍ La causana.
✍ La jalmana.
✍ La chira.
✍ El allachu.
✍ La cupana.
✍ La huactana.
✍ La huarmicpananan.
✍ La jallma de huesos de llama.
✍ Ramificaciones de cuernos de tarucas, etc
Muchas somos las personas que en algún momento de nuestras vidas nos llegamos a preguntar
acerca de la vida de nuestros antecesores “Los incas”. Nos maravillamos al conocer acerca de la
gran inteligencia que estos tuvieron al organizar su economía de una manera recíproca, y también
de su agricultura, con sus diversas cosechas y, sobre todo, de las tecnologías que utilizaban para su
producción. A continuación, se hablará de una importante herramienta agrícola que se utilizó para
el arado de la tierra, la cual, aún hoy en día, se sigue utilizando en áreas andinas de los
departamentos de Cusco, Puno, Apurimac, Ayacucho, Arequipa, Huancavelica, Junin y Lima
(provincia de Yauyos).[1] Con tal objetivo, utilizaremos información y comentarios de algunos
historiadores que han ido recopilando información acerca de nuestra cultura.
Segun la historiadora María Rostworowski en su libro “Los incas”, nos dice que los Andes al ser una
sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron aprovechar al máximo el suelo,
venciendo las adversidades que les ofrecía el accidentado terreno andino y las dificultades del
clima. La adaptación de técnicas agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas
partes, permitió a los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra
y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a otras regiones. Los logros
tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se
encontraba a disposición del Inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los
recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio.
Con ello llega la aparición de diversas herramientas que utilizaron los incas. Estos, al no contar con
un par de bueyes, mulas u otros animales que sirvan en las labores agrícolas, se vieron en la
necesidad de implementar y utilizar un arado tradicional humano, por lo cual hicieron uso de la
chaquitaclla.
1. Descripción de la chaquitaclla:
La chaquitaclla, a partir de una descripción muy general, era un palo puntiagudo con una punta un
tanto encorvada, que a veces era de piedra o de metal. Además, esta herramienta tenía otro palo
transversal en el cual el agricultor apoyaba su pie su pie para hundirlo en la tierra y luego hacer el
surco.
1º Rectas
Permiten más facilidad y eficacia en terrenos de poca pendiente.
2° Semicurvas
De mayor longitud que las de los otros dos tipos, pero muy funcionales en terrenos de alta
pendiente.
3º Curvas
Aptas para trabajar en suelos de poca inclinación[2]
3. Partes de la chaquitaclla:
En cualquiera de sus tipos, la chaquitaclla consta de seis partes: el timón o mango, el posa pie, el
travesaño principal, la tuerca, la chícora metálica y el corte de lanza o cuchilla. En conjunto, tiene
la figura de una barra de palo, unas veces curva y otras recta. También lleva un mango en el tercio
superior del timón para apoyar la mano con la finalidad de mantener el equilibrio y guiarla durante
el trabajo. Su tamaño varía de acuerdo a las regiones, sobrepasando unas veces la estatura del
trabajador; pero nunca más abajo de los hombros. Las maderas preferidas son las más duras:
lloque, chachacomo, tassta, huarango, huranhuay, queñua y quishuar.[3]
4. Método de uso:
La chaquitaclla funciona así: el arador da un pequeño salto con su pie izquierdo dando impulso al
pisa pie, utilizando la fuerza de su propio peso, lo que facilita la introducción de la punta o corte de
lanza en el suelo. A veces, el arador tiene que realizar un segundo salto para hacer introducir lo
suficiente el corte de lanza en el suelo.[4]
Las herramientas manuales incas empleadas en la agricultura no han podido ser superadas, sobre
todo cuando se trata de trabajar en las laderas andinas o en ámbitos limitados como los andenes.