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H1.

La chaquitaclla, emblema de la agricultura andina


"Es tan abundante y fértil esta tierra de cualquier cosa que en ella se siembra, que de una hanega
de trigo salen ciento y cinquenta, y á veces docientas, y lo ordinario es ciento, con no haber
arados con que labrar la tierra, sino unas palas agudas con que los indios la revuelven" (de
Zárate, 1555, lib. I, cap. 8).
El estudio de esta pala aguda será el punto de partida que nos permitirá "reconstruir" la
agricultura andina. Hubiéramos podido elegir cualquier otro objeto. Pero éste se nos impusó : desde unos
diez o quince años, su representación, realista o estilizada, es omnipresente y está reproducida hasta la
obsesión en la mayoría de las publicaciones recientes sobre la agricultura andina, de la que aparece como
símbolo indiscutible (figs. 12 a 16).
¿Qué cosa es, pués, esta herramienta? ¿Por qué ella, siempre ella? La chaquitaclla o taclla (11)
es, pues, pintoresca, y su diseño es tan fácilmente reconocido como realizado. Pero esta explicación no
es suficiente.
La identificación de la agricultura andina con la chaquitaclla se remonta a tiempos lejanos.
Algunas decenas de años después de la conquista española, el indio Guamán Poma fue uno de los mejores
ilustradores de la civilización andina. Representándose la historia como una serie de edades sucesivas,
separadas por catástrofes, escribe:
"Desde la segunda edad de indios (...) comenzaron a trabajar hicieron chacras andenes y
sacaron acequias de agua de los ríos y lagunas y depósitos y así lo llaman patachacra larcayacu.
(...) "de como los antiguos indios (...) no tenían oficios ni artificios (...) si no entendían romper
tierra virgen y hacer andenes en las quebradas y en peñas y la tierra comenzaron a cernir y
escoger todas las piedrecitas y sacaban agua de acequia" (Guamán Poma, [1613-1620] 1936:
54-55).
Dibuja a Adán en el "primer mundo" trabajando la tierra con la chaquitaclla, y también
trabajando con la chaquitaclla a los primeros indios de América (fig.17). Así, no concibe al hombre
sin la agricultura, ni a ésta sin dominio del medio mediante la irrigación y los andenes, y los asocia
estrechamente con la chaquitaclla. No sabemos si esta concepción le era propia o si por el contrario
estuvo expandida en su época, por lo que recurriremos a los datos de la arqueología.

Durante mucho tiempo, sobre la base de representaciones que se encontraban en ceramios, la


chaquitaclla fue considerada como un invento de la época incaica, por lo tanto tardía y bastante posterior
al desarrollo de la agricultura andina (Horkheimer, 1960; Lanning, 1967: 165; Gade y Ríos,
1972).
Ahora bien, excavaciones arqueológicas recientes han permitido exhumar cuchillas de piedra
que sirvieron para trabajar el suelo. Estas cuchillas han sido identificadas como siendo de
chaquitacllas, si bien no se ha demostrado la presencia del estribo en el mango. Fueron encontradas tanto
en los más antiguos restos de andenería que se conoce en la región del Cusco - Marcavalle, fechados
entre el 800 y el 900 A.C. (Barreda Murillo, com. pers.; Valencia Zegarra, 1986) - como en los restos
más antiguos de camellones en el Altiplano del Lago Titicaca, fechados entre el 650 y el 900
A.C. (Erickson, 1985): ¿se debe al azar la coincidencia entre estos dos datos?, o bien, ¿fue la
invención de la taclla la que permitió el acondicionamiento y el cultivo de estos altos valles y llanuras?
¿Sería esta herramienta, por así decirlo, el "padre" de la agricultura andina...? Estas infraestructuras
exigían, pues, labores muy importantes. Ya que no disponían de animales de tiro, la chaquitaclla era la
herramienta más eficiente de América: en las reconstrucciones de camellones precolombinos sobre el
Altiplano (fig. 18) (cf. cap. 4), cada trabajador desplazó en promedio 5 m3 de tierra por día, o sea de
dos a cuatro veces más que las mediciones o estimaciones correspondiendo al mismo trabajo con otras
herramientas tradicionales, en otras regiones (Erickson, 1982). "Con la taclla se puede cortar también
bloques de turba y extraerlos con el fin de construir con ellos cercas; un hombre puede hacer en un día
de 200 a 300 bloques y puede construir de 20 a 30 metros de cerca. También se puede cavar con este
instrumento huecos para cimientos, postes, trabajos de iirrigación y drenaje" o construir carreteras (Gade
y Ríos, 1972, 1976).
Fig. 18: Reconstrucción de antiguos camellones precolombinos. El trabajo en equipo con la chaquitaclla
permite levantar y voltear grandes terrones (Mayo; Alto Catachi, Puno, 3900 m.s.n.m.). PM.

[[46]] Pero este retorno al pasado, ¿puede ser de alguna utilidad para los campesinos ahora
que nos encontramos a fines del siglo XX? El carácter arcaico de la herramienta ha sido
subrayado muchas veces 12 :
"Como se ve, la industria agrícola ganadera de nuestros ayllus está en pañales: aún conserva
de los tiempos incaicos su rudimentarismo primitivo. (...) Como herencia legendaria de sus

(12) Y esto por personalidades tan poco sospechosas de despreciar el mundo indio o las técnicas tradicionales
como: Hildebrando Castro Pozo, abogado peruano defensor de los indios durante el periodo " indigenista" de los
años 20; Bernard Mishkin (norteamericano), uno de los primeros antropólogos en haber vivido largo tiempo en
una comunidad campesina andina y en haber descrito "desde dentro" las prácticas cotidianas; André Leroi-
Gourhan, etnólogo y prehistoriador francés, especialista en técnicas
antepasados, quienes removieron el suelo con el 'chaqui-taclla' o arado andino, ellos continúan
usándolo tradicionalmente para roturar aquél en la misma profundidad que el abuelo les enseñó; pues
como el instrumento no ha sufrido modificación alguna y ha sido ideado para usarse por dos obreros en
la tierra cuyo declive no permite el trabajo de las yuntas, el resultado en las condiciones dadas viene a
ser el mismo.(...). Si el indio no sabe remover sus tierras, tampoco ha aprendido a seleccionar la semilla
(...) La República, que ha debido y está obligada a introducir y hacer popular en la Sierra el arado de
hierro de revertedera, hasta el presente no ha abordado el problema" (Castro Pozo, 1924: 307).
"La agricultura quechua típica está caracterizada por el apego a una tecnología tradicional
elemental y a una división del trabajo complicada e igualmente superada. En general no utilizan
animales de tiro, [[47]] y la herramienta más complicada utilizada por los agricultores quechua,
no es más que un primitivo bastón cavador, cuya sola concesión a la modernidad es de ser
provisto con una cuchilla de hierro" (Mishkin, 1946).
"El bastón cavador es el más rústico de las herramientas aratorias. Es característica común
de grupos de recolectores o de agricultores rudimentarios. (...) Hecho singular, el Perú
incaïco no superó el bastón cavador. Hay que haber manipulado uno mismo durante algunas
horas este palo puntiagudo para saber cuánto su manejo es penoso y poco eficaz. Aunque fue
modificado por los peruanos, ya que tenía una cuchilla de algunos centímetros de ancho y una
barra lateral para apoyar el pie, queda sorprendente comparar los resultados logrados por
este pueblo, cuya economía era básicamente agrícola, con el carácter irrisorio de esta
herramienta. Este bastón peruano, sin embargo, es casi una laya" (Leroi-Gourhan, [1945]
1973: 119-120).
¿No es acaso el emblema tan obsoleto como el objeto mismo?
¿Será por apego a la tradición y a las costumbres de sus antepasados que decenas de miles de
campesinos andinos se obstinan aún en nuestros días en utilizar la taclla? Desde la conquista española
fueron introducidas otras herramientas y fuentes de energía: el tractor y el arado de discos en el siglo
XX, y antes el arado jalado por bueyes en el siglo XVI:
"Los primeros bueyes que ví arar fue en el valle del Cuzco, año de mil y quinientos y
cincuenta, uno más o menos (...); no eran más de tres yuntas; (...) llevóme a verlos un ejército
de indios que de todas partes iban a lo mismo, atónitos y asombrados de una cosa tan monstruosa
y nueva para ellos y para mí. Decían que los españoles, de haraganes, por no trabajar, forzaban
a aquellos grandes animales a que hiciesen lo que ellos habían de hacer; (...) los gañanes que
araban eran indios; los bueyes domaron fuera de la ciudad, en un cortijo, y cuando los tuvieron
diestros, los trajeron al Cuzco, y creo que los más solemnes triunfos de la grandeza de Roma
no fueron más mirados que los bueyes aquel día". (Garcilaso, 1609, libro
9, cap. 17).

Fig. 19: Barbecho en ayuda mutual (ayni) en un sector de barbecho sectorial


(Agosto; Chuccecancha, Andahuaylas, 3700 m.s.n.m.). PM.
Si las razones de esta persistencia aparentemente anacrónica fuesen sólamente culturales, mal
se comprendería que la chaquitaclla sea utilizada aún en el alto valle del río Cañete por jóvenes
aculturados que pasan parte del año en la muy próxima ciudad de Lima, mientras que inversamente ha
sido abandonada en provecho del arado (fig. 19) en una provincia, la de Andahuaylas, considerada
especialmente atrasada, como lo atestigua el uso metafórico de la expresión "indio de Andahuaylas"
en la literatura.
Ahora bien, juzgar a una técnica como obsoleta, se refiere necesariamente a una comparación
de eficacias (13), como lo sugiere Castro Pozo (1924) en el mismo texto:
"De la Colonia, por ejemplo, sólo ha adquirido el buey como animal de labranza y el arado
de madera, inferior al 'chaqui-taclla', que no le sirven sino para sus tierras bajas".
Esto transforma, pues, las preguntas precedentes en otras nuevas, más precisas: ¿para qué
sirve la chaquitaclla? ¿Qué trabajo o trabajos realiza y en qué condiciones? Es en los documentos
más antiguos que conocemos en donde buscaremos la respuesta.

[[48]] 1.1. Forma, manejo y función: los textos antiguos.


Los dibujos de Guamán Poma (fig. 20) nos muestran trabajos agrícolas hechos con
chaquitaclla a lo largo del año: arado (chacra iapui) en agosto; siembra de maíz (zara tarpui) en
setiembre, y de tubérculos, papa y oca (papa oca tarpui) en diciembre; cosecha de papa (papa allai)
en junio. Sabemos así que la taclla podía ser empleada en trabajos tan disímiles como el arado, la siembra
y la cosecha de tubérculos.
Pero Guamán Poma, nacido en el Perú sin jamás haber salido de él, no juzgó útil comentar sus
dibujos en el texto. Nos será, pues, preciso apelar a los de sus contemporáneos nacidos en España o
que hayan escrito allí su crónica, a fin de contar con una explicación destinada a los que no conocían
la herramienta. Es Garcilaso (1609), como a menudo sucede cuando él evoca lo que ha visto
personalmente, quien proporciona la descripción más clara, precisa y completa del empleo de la taclla
- y la que da la primera respuesta a nuestra interrogante:
"Traen por arado un palo de una braza en largo; es llano por delante y rollizo por detrás;
tiene cuatro dedos de ancho; hácenle una punta para que entre en la tierra; media vara de la
punta hacen un estribo de dos palos atados fuertemente al palo principal, donde el indio pone
el pie de salto, y con la fuerza hinca el arado hasta el estribo. Andan en cuadrillas de siete en
siete y de ocho en ocho, más y menos, como en la parentela o camarada, y, apalancando todos
juntos a una, levantan grandísimos céspedes, increíbles a quien no los ha visto. Y es
admiración ver que con tan flacos instrumentos hagan obra tan grande, y la hacen con
grandísima facilidad, sin perder el compás del canto. Las mujeres andan [[50]] contrapuestas
a los varones, para ayudar con las manos a levantar los céspedes y volcar las raíces de las
yerbas hacia arriba, para que se sequen y mueran y haya menos que escardar. Ayudan
también a cantar a sus maridos, particularmente con el retruécano hailli". (Libro V, cap. 2).
En cambio, con respecto a las tierras arenosas de la costa, "no las barbechan ni cosechan,
porque no lo han menester. Siémbranlas con estacas gruesas a compás y medida, haziendo hoyos, en
los cuales entierran las cabezas de las sardinas, con dos o tres granos de maíz dentro dellas" (Libro
V, capítulo 3).
Así, si bien pudiendo ser empleada en otros trabajos, la función o destino de la chaquitaclla
era voltear céspedes (o, si se prefiere otros términos, pastizales o praderas). Sabiendo que "el césped
es el más difícil de los medios que sirven para la agricultura" (Sigaut, 1975), hay que precisar aún dónde
y por qué se voltea el césped en los Andes. Es lo que hizo O.F. Cook en 1920, situándose de pronto
dentro del marco de la estratificación ecológica de los Andes:

(13) Es necesario definir el objetivo relativamente al cual se juzga, y el conjunto de valores de referencia que
permiten contrastar el juicio.
"Tres principales tipos o sistemas deben ser distinguidos en el estudio de la agricultura
altamente especializada de los Andes peruanos. En los valles bajos, por debajo de los 1500
metros de altitud, el cultivo estaba limitado probablemente al sistema más primitivo de "milpa"
(14), el mismo que aún se practica por lo general a baja altitud en América tropical (...) Por
encima de este piso, en los valles intermedios o templados de los Andes orientales, entre los 1500
y 3300 metros, la agricultura descansaba en el sistema de andenes, que los antiguos peruanos
llevaron a un grado extremo de desarrollo, mayor aún que el de otros pueblos (...) En los valles
aún más altos, entre los 3300 y 4200 metros, el clima es más frío, la humedad más abundante y
las pendientes más suaves. Hay menor necesidad de andenes o de irrigación, pero las gramíneas
de altura y otras plantas pequeñas forman un césped denso y fibroso, una condición similar a
la de los países del norte en donde el arado es la herramienta básica de la agricultura. Si bien
los relatos antiguos muestran que las llamas eran empleadas a gran escala como bestias de
carga, los antiguos peruanos parecen no haber encontrado los medios para emplearlos como
animales de tiro o para facilitar el trabajo en los campos. El cultivo de las praderas de altura
se realizaba con el trabajo humano, facilitado por un instrumento especial para romper el
césped".
Luego de describir la chaquitaclla y el trabajo extenuante que ella exige pese a su empleo en
equipo, Cook expone tres diferencias notables con la utilización de la laya: el modo de agarrar la
herramienta, el hecho de que se desgaje el césped en lugar de cortarlo, y su volteado con la mano en
vez de levantarlo y volcarlo con la cuchilla".
A continuación describe la rotación, "estrictamente subordinada a las actividades
pastorales", observada en La Raya, a más de 4200 metros de altura: a fines de la estación de lluvias
(abril), "se han volteado en esta época sólo estrechas fajas de césped, marcando las líneas en donde
se plantarán las papas, pero la totalidad del terreno se rompe más tarde y el césped duro se
descompone en un suelo suelto y oscuro durante la larga temporada de crecimiento".
Al año siguiente, se siembra cañihua*, sin preparación adicional del suelo:
"Las adventicias y las hierbas vuelven a tomar posesión del suelo mientras que la cañihua crece,
y enseguida se deja el terreno en pastoreo durante varios años antes de una nueva labor.
Los períodos de cultivo son demasiado breves como para destruir las raíces fibrosas de las
gramíneas y otras plantas [[51]] en el suelo, de modo que sólo puede haber muy poca erosión(15).
En las zonas favorables este sistema es permanente, y nada indica desde cuándo se le practica
o cuántas veces el césped ha sido volteado."
Después de una comparación con una herramienta similar, el "caschrom", empleado al
noroeste de las Islas Británicas, Cook concluye:
"Esta herramienta bien puede simbolizar la agricultura de las tierras altas. Las praderas de
altura planteaban un problema especial que fue resuelto por la chaquitaclla".
Si hemos citado este texto de manera tan extensa, es porque ya en 1920 se había dicho en él lo
esencial sobre:
- el papel y el lugar de la chaquitaclla en la agricultura andina: romper pastos para el
cultivo de la papa en las rotaciones de altura donde un corto número de años de cultivo
se alterna con un largo período de descanso pastoreado.
- la perennidad de este papel, ya que la utilización descrita no provoca erosión significativa.
--------

(14) Agricultura itinerante con quema. Cook se refiere sin duda a la vertiente amazónica de los Andes.
(15) En la pradera, este modo de volteado no modifica la estructura de los terrones mantenidos coherentes por las
raíces. Kaerger ([1899] 1979) señala que "algunos indios cuidadosos suelen separar un poco la parte superior de
los terrones con estacas hasta que todo el bancal quede cubierto con tierra suelta, pero evitando que los terrones
se desintegren" (p. 19).
Por un lado, una herramienta elegida como emblema por investigadores modernos,
que resuelve un problema difícil minimizando la erosión, y cuyo resultado es sorprendente para
quien no lo haya visto; y de otro lado esta misma herramienta considerada como arcaica,
obsoleta, irrisoria:
¿cómo entenderlo?
Los resultados agronómicos del trabajo con la chaquitaclla son en efecto del todo notables
y los rendimientos por hectárea que permite alcanzar lo demuestran bien (cf. capítulo 5). Pero es
al precio de un trabajo a la vez extenuante, como Cook lo ha señalado, y muy lento - la calidad
agronómica del trabajo es independiente de su productividad (medida en superficie trabajada por
día); pues un cambio técnico que ocasionará progreso a una de estas dos áreas no hará forzosamente
progresar a la otra:

Instrumental Agrícola Inca

① Herramientas adaptadas
En los andes no existió animal suficientemente fuerte como para ser aprovechado en el cultivo de la
tierra. La llama era por naturaleza débil para este tipo de trabajo.

Por eso es que le hombre de los Andes utilizó la fuerza humana para estos menesteres, inventó
herramientas adaptadas al hombre y a la naturaleza para cultivar la tierra, especialmente en lugares
estrechos e inclinados donde sólo el hombre podía acceder (los andenes y las laderas inclinadas de
los cerros).

② Herramientas agrícolas utilizadas por los Incas


Principales herramientas:

ⓐ La Chaquitaclla o arado de pie


✍ La Chaquitaclla fue la herramienta más utilizada y es la más antigua.

✍ Antigüedad: se ha logrado calcular que tenía una antigüedad de 2 500 años a.c.

✍ Elaboración: Eran fabricados con lloque, huarango, quinual, quisuar, etc.

✍ Descripción: Consistía en un palo más o menos de un metro de longitud que terminaba en punta,
en la parte inferior estaba sujeto otro palo más pequeño que cruzaba horizontalmente.

✍ Uso: Sobre el palo más pequeño que cruzaba horizontalmente, el agricultor colocaba el pié y
presionaba con fuerza para remover la tierra y hacer un hoyo dentro del cual colocaba la semilla.

ⓑ La Rancana o Raucana
✍ La Rancana era una excavadora que utilizaban las mujeres.
✍ Uso: servían para desmenuzar los terrenos.
✍ Descripción: era una herramienta de palo curvo.

ⓒ La Lampa o Azada
✍ Uso: Servía para quitar las hierbas que impedían el desarrollo de las plantas y para remover la
tierra.

③ Otras Herramientas Inca


Habían otras herramientas de diversas utilidades como:

✍ El anshu o cashu.
✍ La causana.
✍ La jalmana.
✍ La chira.
✍ El allachu.
✍ La cupana.
✍ La huactana.
✍ La huarmicpananan.
✍ La jallma de huesos de llama.
✍ Ramificaciones de cuernos de tarucas, etc

La difusión del uso de las chaquitacllas

Muchas somos las personas que en algún momento de nuestras vidas nos llegamos a preguntar
acerca de la vida de nuestros antecesores “Los incas”. Nos maravillamos al conocer acerca de la
gran inteligencia que estos tuvieron al organizar su economía de una manera recíproca, y también
de su agricultura, con sus diversas cosechas y, sobre todo, de las tecnologías que utilizaban para su
producción. A continuación, se hablará de una importante herramienta agrícola que se utilizó para
el arado de la tierra, la cual, aún hoy en día, se sigue utilizando en áreas andinas de los
departamentos de Cusco, Puno, Apurimac, Ayacucho, Arequipa, Huancavelica, Junin y Lima
(provincia de Yauyos).[1] Con tal objetivo, utilizaremos información y comentarios de algunos
historiadores que han ido recopilando información acerca de nuestra cultura.

Segun la historiadora María Rostworowski en su libro “Los incas”, nos dice que los Andes al ser una
sociedad predominantemente agrícola, los incas supieron aprovechar al máximo el suelo,
venciendo las adversidades que les ofrecía el accidentado terreno andino y las dificultades del
clima. La adaptación de técnicas agrícolas que ya se empleaban con anterioridad en distintas
partes, permitió a los incas organizar la producción de diversos productos, tanto de la costa, sierra
y selva, para poder redistribuirlos a pueblos que no tenían acceso a otras regiones. Los logros
tecnológicos, alcanzados a nivel agrícola, no hubieran sido posibles sin la fuerza de trabajo que se
encontraba a disposición del Inca, así como la red vial que permitía almacenar adecuadamente los
recursos ya cosechados y repartirlos por todo su territorio.
Con ello llega la aparición de diversas herramientas que utilizaron los incas. Estos, al no contar con
un par de bueyes, mulas u otros animales que sirvan en las labores agrícolas, se vieron en la
necesidad de implementar y utilizar un arado tradicional humano, por lo cual hicieron uso de la
chaquitaclla.

1. Descripción de la chaquitaclla:

La chaquitaclla, a partir de una descripción muy general, era un palo puntiagudo con una punta un
tanto encorvada, que a veces era de piedra o de metal. Además, esta herramienta tenía otro palo
transversal en el cual el agricultor apoyaba su pie su pie para hundirlo en la tierra y luego hacer el
surco.

2. Clasificacion según funcionalidad:


Las chaquitacllas, por lo general, eran y siguen siendo de tres modelos:

1º Rectas
Permiten más facilidad y eficacia en terrenos de poca pendiente.
2° Semicurvas
De mayor longitud que las de los otros dos tipos, pero muy funcionales en terrenos de alta
pendiente.
3º Curvas
Aptas para trabajar en suelos de poca inclinación[2]

3. Partes de la chaquitaclla:

En cualquiera de sus tipos, la chaquitaclla consta de seis partes: el timón o mango, el posa pie, el
travesaño principal, la tuerca, la chícora metálica y el corte de lanza o cuchilla. En conjunto, tiene
la figura de una barra de palo, unas veces curva y otras recta. También lleva un mango en el tercio
superior del timón para apoyar la mano con la finalidad de mantener el equilibrio y guiarla durante
el trabajo. Su tamaño varía de acuerdo a las regiones, sobrepasando unas veces la estatura del
trabajador; pero nunca más abajo de los hombros. Las maderas preferidas son las más duras:
lloque, chachacomo, tassta, huarango, huranhuay, queñua y quishuar.[3]

4. Método de uso:

La chaquitaclla funciona así: el arador da un pequeño salto con su pie izquierdo dando impulso al
pisa pie, utilizando la fuerza de su propio peso, lo que facilita la introducción de la punta o corte de
lanza en el suelo. A veces, el arador tiene que realizar un segundo salto para hacer introducir lo
suficiente el corte de lanza en el suelo.[4]
Las herramientas manuales incas empleadas en la agricultura no han podido ser superadas, sobre
todo cuando se trata de trabajar en las laderas andinas o en ámbitos limitados como los andenes.

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