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SIMBOLOGÍA DEL ESPACIO EN GRAFOLOGÍA

El simbolismo del espacio


El papel es nuestro entorno y la manera en que escribimos sobre él nos muestra cómo nos
relacionamos con el exterior. La simbología del espacio es un aspecto fundamental que
debemos considerar en el momento de evaluar un texto.

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Entre los movimientos grafológicos más importantes se encuentra la escuela simbólica,


también conocida como “Simbolismo del Espacio”. Fundada por el grafólogo suizo Max
Pulver, esta teoría afirma que el hombre se mueve – al escribir o dibujar en un papel – entre
el “cielo” y “el abismo”, entre “el pasado” y el “futuro”.

Estas interpretaciones se aplican tanto a las diferentes zonas del texto, como a sus partes:
párrafos, líneas, palabras, letras.

Las zonas y su interpretación

Las áreas donde trabaja el simbolismo del espacio son cinco:

Superior: parte alta de las letras (por ejemplo de las letras: d, t, l, h).
Media: el cuerpo medio de las letras o palabras, (vocales y letras m, n, o, a, r, s, c, etc...)
Inferior: la parte descendente de las letras j, g, p, etc.
Izquierda: corresponde al margen izquierdo, a partir de donde comenzamos a escribir.
Derecha: es hacia donde se desplaza el escrito, el margen derecho.

“En la zona superior y en los movimientos hacia lo alto, se puede observar la capacidad
intelectual, espiritual, creativa y de liderazgo que tiene una persona. También refleja el
sentido de sí mismo y la ambición. La inferior, por su parte, simboliza el descenso hacia el
plano instintivo y material, lo inconsciente, las sensaciones y las necesidades físicas”,
explica la grafóloga Susana Echevarría.

De gran importancia psicológica, el área media, se ubica entre las zonas superior e inferior.
En ella convergen espíritu y materia, los ideales y la capacidad práctica, los sentimientos y
la realidad cotidiana. Como agrega la especialista, “ella refiere al plano afectivo,
sentimental y emocional y, por lo tanto, al autocontrol”. En esta zona, como en ninguna
otra, se reflejan el “YO” y las tendencias egocéntricas. También nos habla del presente,
pues está entre el “pasado” (izquierda) y el “futuro” (derecha).

Nuestra relación con los márgenes

La cercanía con los límites del papel nos muestra nuestros valores, lo que realmente es
importante para nosotros y las influencias que marcan nuestra vida.

Teniendo en cuenta que comenzamos a escribir desde el margen izquierdo y nos vamos
deslizando hacia la derecha (que representa el futuro y los otros), deducimos que la zona
izquierda está relacionada con el pasado, la figura materna, la familia de origen, la timidez
y la inhibición.

La derecha es hacia donde nos dirigimos en la escritura en un andar simbólico de nuestro


“yo” hacia el mundo, desde el pasado hacia el porvenir. Por lo tanto, en esta zona se
reflejan las expectativas y los proyectos de vida, la extroversión, la sociedad que nos rodea
y la capacidad para relacionarme en ella. También simboliza la imagen del padre y nos
habla de la combatividad, el espíritu de lucha y la capacidad de acción y realización.

Entonces, si vemos un texto donde quien escribió lo hizo muy apegado al lado izquierdo,
podemos inferir que el autor es una persona reservada y para quien sus valores familiares y
las tradiciones son fundamentales. En cambio, si se separa de ese borde y termina muy
cerca del derecho, es un ser sociable, extrovertido y muy conectado con el otro.

“El texto, así simbolizado, nos muestra el “yo” manifestado de la persona, la imagen que
quiere dar en sociedad. El “yo” íntimo, verdadero, se manifiesta en la firma”, concluye
Echevarría.

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