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Estas interpretaciones se aplican tanto a las diferentes zonas del texto, como a sus partes:
párrafos, líneas, palabras, letras.
Superior: parte alta de las letras (por ejemplo de las letras: d, t, l, h).
Media: el cuerpo medio de las letras o palabras, (vocales y letras m, n, o, a, r, s, c, etc...)
Inferior: la parte descendente de las letras j, g, p, etc.
Izquierda: corresponde al margen izquierdo, a partir de donde comenzamos a escribir.
Derecha: es hacia donde se desplaza el escrito, el margen derecho.
“En la zona superior y en los movimientos hacia lo alto, se puede observar la capacidad
intelectual, espiritual, creativa y de liderazgo que tiene una persona. También refleja el
sentido de sí mismo y la ambición. La inferior, por su parte, simboliza el descenso hacia el
plano instintivo y material, lo inconsciente, las sensaciones y las necesidades físicas”,
explica la grafóloga Susana Echevarría.
De gran importancia psicológica, el área media, se ubica entre las zonas superior e inferior.
En ella convergen espíritu y materia, los ideales y la capacidad práctica, los sentimientos y
la realidad cotidiana. Como agrega la especialista, “ella refiere al plano afectivo,
sentimental y emocional y, por lo tanto, al autocontrol”. En esta zona, como en ninguna
otra, se reflejan el “YO” y las tendencias egocéntricas. También nos habla del presente,
pues está entre el “pasado” (izquierda) y el “futuro” (derecha).
La cercanía con los límites del papel nos muestra nuestros valores, lo que realmente es
importante para nosotros y las influencias que marcan nuestra vida.
Teniendo en cuenta que comenzamos a escribir desde el margen izquierdo y nos vamos
deslizando hacia la derecha (que representa el futuro y los otros), deducimos que la zona
izquierda está relacionada con el pasado, la figura materna, la familia de origen, la timidez
y la inhibición.
Entonces, si vemos un texto donde quien escribió lo hizo muy apegado al lado izquierdo,
podemos inferir que el autor es una persona reservada y para quien sus valores familiares y
las tradiciones son fundamentales. En cambio, si se separa de ese borde y termina muy
cerca del derecho, es un ser sociable, extrovertido y muy conectado con el otro.
“El texto, así simbolizado, nos muestra el “yo” manifestado de la persona, la imagen que
quiere dar en sociedad. El “yo” íntimo, verdadero, se manifiesta en la firma”, concluye
Echevarría.