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SER

discípulo,
para
HACER
discípulos
CONTENIDO

Capítulo 1
Ser discípulo implica comprender el grado en que es
necesario amarle………………….…………....……22

Capítulo 2
Ser discípulo requiere llevar su cruz y seguirle…… 37

Capítulo 3
Ser discípulo implica renuncia……………………….50

Capítulo 4
Ser discípulo requiere permanecer en sus palabras….. 65

Capítulo 5
Ser discípulo es cuestión de amarnos unos a otros…..93

Capítulo 6
Ser discípulo implica dar fruto………………..……111

Capítulo 7
Ser discípulo es hacer discípulos……………………128
Título original: Ser discípulo para Hacer discípulos
© Andrés Cardona
© Diseño e interior de cubierta Jefferson Alfonso Cruz
1a edición: Noviembre 2017
Impreso en Medellín, Colombia
ISBN: 978-958-48-2571-1
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas
en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización
escrita del autor, la reproducción total y parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento con fines lucrativos,
comprendidos las reprografías y el tratamiento informático, así
como la distribución de ejemplares mediante alquiler o
préstamo públicos.
Dedicatoria:

A todos aquellos que tienen un deseo sincero por ser


discípulos de Jesús y cumplir la gran comisión: Id y
haced discípulos a las naciones
PRÓLOGO
En la inmensa playa, formada por la cantidad de libros
orientados al apasionante pero a veces mal enfocado tema del
discipulado cristiano; a la luz y pautas direccionadas por el gran
Maestro en la materia, el Señor Jesucristo, debemos tener sumo
cuidado al internarnos en las aguas profundas del asunto; pues
podemos naufragar en el intento, llenándonos solo de
información en el hacer y no formación en el ser. Esto nos
lleva a seguir haciendo la sublime e incomparable tarea de la
Gran Comisión, sin comprensión del amor del Salvador, sin
conciencia de la Cruz para el seguidor, sin tener claridad en las
implicaciones que conlleva el renunciar para el que se apresta a
seguir a Jesús, ignorando lo edificante que resulta para el ser en
su unicidad; el valor agregado de la permanencia en la palabra
del Maestro, como manual de convivencia en la nueva
Comunidad de Fe, la importancia y beneficios del amor
fraternal, a partir del pertenecer a esa nueva y basta familia de
hijos del Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; el
imperativo y agradable mandato de llevar mucho y buen fruto,
como muestra fehaciente de un maravilloso y buen discípulo.
En verdad, debo admitir con mucha desilusión como ministro
del evangelio de Jesucristo; que en la titánica tarea de cumplir
con la sublime Gracia del Señor, en el fiel cumplimiento de la
Gran Comisión; lo hacemos con mucha mediocridad; y puede
ser esto el factor, punto negativo por el cual los cristianos de
hoy son tan acomodados a lo que el sistema de cosas
mundanos brinda; un cristianismo mediático que no paga
precio alguno, sin proceso, mucho creyente y pocos discípulos.
Al analizar lo expuesto por el autor de este vertical y
horizontal, además sencillo libro, tocante al Discipulado y
conociendo de primera mano; la pasión que hay en su corazón
por los perdidos, los no alcanzados por el glorioso Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo, con profundo agrado animo al
lector a acercarse sin prejuicio alguno, bajo el influjo del
Espíritu de Dios, y extraer lo mejor de este documento y
procurar aplicarlo a la vida, y así encaminarse para ser un mejor
discípulo de Jesucristo, para discipular a otros y dignificar el
reino de Dios en la tierra.

Sinceramente,

Marcial Marmolejo Zea


Pastor Centro Familiar Cristiano (IUMEC)
Pereira, Risaralda
INTRODUCCIÓN

H ace algunos años recibí una llamada para predicar en


una de las reuniones de la iglesia a la cual pertenecía
y en la cual desarrollaba mi servicio al Señor, en uno
de los municipios del departamento del Quindío, recuerdo que
fue la pastora de la congregación quien me llamó y me dijo:
Andrés quiero pedirte el favor de que compartas la enseñanza
de la Palabra el día miércoles, a lo cual asentí, replicándole
como siempre lo hago en todos los casos en que me permiten
predicar, con dos afirmaciones que son muy importantes para
mí, en la primera dándole gracias por el privilegio y la
oportunidad que me daba de poder transmitir la enseñanza
desde el púlpito y en segundo lugar le pregunté si quería que yo
compartiera de un tema en especial, a lo cual ella respondió:
Quiero pedirte que compartas sobre la necesidad que tenemos
de hacer discípulos, deja que el Espíritu Santo te guíe, le
agradecí de nuevo por la oportunidad que me daba y de esta
manera terminó dicha llamada. Inmediatamente colgué mi
celular escuché la voz del Señor de una manera tan clara como
muy contadas veces la he podido escuchar en mi vida hablando
a mi corazón y a mi mente, diciéndome:
Para hacer discípulos, es necesario primero ser mí discípulo.
Prontamente me fui para mi habitación tomé mi Biblia, me
senté en mi computador y el Señor comenzó a mostrarme esta
verdad a la luz de la Palabra, específicamente en las referencias
que nuestro Señor Jesucristo da a sus discípulos. Comencé a
ver que el Señor Jesucristo antes de encomendar la misión de
hacer discípulos, primero enseñó cómo deberían ser sus
discípulos. Si detallamos las referencias que hace la Palabra al
respecto, distinguiremos en primer lugar que la frase: Ser
discípulos, es mucho más reiterativa que: Hacer discípulos, y en
segundo lugar orden que se presenta es: Ser antes que hacer,
como si el Señor nos estuviera diciendo claramente:
El hacer discípulos, es consecuencia de ser discípulos.
La mención de hacer discípulos se encuentra posteriormente
de las afirmaciones que nos revelan cómo ser sus discípulos.
Muchas fueron las personas que quisieron seguir a Jesús, otros
querían estar a su lado pero otros querían ser sus discípulos, y a
cada uno de estos grupos, el Señor les especificó requisitos, en
algunas ocasiones se podía evidenciar que eran un poco
parecidos, pero sin duda alguna en la mayoría de ellos había
cierta diferencia. Llevo alrededor de quince años desarrollando
el ministerio en la enseñanza de la Palabra, en el ejercicio de la
predicación, el evangelismo y la formación de discípulos, como
ministro laico en diferentes iglesias, algunas de las cuales hacen
grandes esfuerzos por llevar a sus congregaciones al
cumplimiento de la misión que nos dejó el Señor Jesús: Hacer
discípulos, a través de estrategias, seminarios, eventos, modelos,
entre otros, y tengo que decir que es una de las áreas donde la
iglesia tiene un mayor desafío y en cierta medida dicho desafío
carece de fruto, ya que no se está asumiendo acorde al
principio bíblico. En mi experiencia personal tengo que decir
que pese a que desarrollé grupos de células, casas de oración o
de estudio de la Palabra intenté muchas estrategias, fui a
diferentes seminarios, realicé diferentes eventos e hice una y
otra cosa habida y por haber, sólo pude obtener fruto cuando
atendí al llamado del Señor, quien me refería: Antes de
HACER discípulos, debes SER mi discípulo. Es
prácticamente imposible hacer discípulos sin ser un discípulo
del Señor. Por ende la necesidad de la iglesia es enseñar a los
creyentes a ser discípulos de Jesús. Recientemente volví a
escuchar la voz del Señor frente a este tema diciéndome:
Dentro de mi iglesia hay muchos líderes, directores, coordinadores,
administradores, y pastores, pero no discípulos míos.
Esto estremeció mi vida y me llevó a asumir un compromiso
más profundo con la finalidad de llevar a los creyentes en
Cristo a ser discípulos del Señor.
Sin lugar a dudas Jesús, durante su vida marcó un gran impacto
y muchas personas estaban cerca de él, los autores bíblicos
mencionan una descripción con palabras específicas de las
personas que le rodeaban, dentro de esas descripciones se
encuentran:
Los que creían: Eran aquellas personas que cuando
escuchaban la enseñanza de nuestro Señor o veían los milagros
que él hacía, reconocían que su mensaje era verdaderamente de
Dios y podían entender que él era el Hijo de Dios.
Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron
en su nombre, viendo las señales que hacía. Juan 2:23
Los que le seguían: Eran un tipo de personas que deseaban
estar al lado de Jesús, para ser sus discípulos, por decirlo de
alguna manera, eran aquellos que daban el primer paso para
serlo, y lo que hacían básicamente era ir en pos de Jesús.
Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué
buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro),
¿dónde moras? Juan 1:38
Los que oían sus palabras: En particular este grupo de
personas estaba conformado por unas características especiales,
generalmente todos querían oír al Maestro, unos para tentarlo y
otros para aprender de su enseñanza, dentro de los primeros
estaban aquellos representantes de los grupos religiosos judíos
como los Fariseos y Saduceos, los cuales querían oírlo solo
para encontrar en su enseñanza una ocasión para matarlo, entre
los segundos, la gente piadosa que esperaba la promesa de
redención y escuchaba el mensaje de Dios para sus vidas.
Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios
sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Mateo 12:24
Los que se maravillaban: Eran todos aquellos que les
impactaba el modo como Jesús enseñaba y desde luego,
también todo lo que hacía con relación a los milagros.
Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste,
que aun los vientos y el mar le obedecen? Mateo 8:27
Los que se preguntaban: Eran todos aquellos que
simplemente razonaban o filosofaban acerca de todo lo que
Jesús hacía, es decir, cuestionaban no siempre de manera
negativa, todas las acciones y palabras del Señor.
Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban
unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? Juan
11:56
Los que le buscaban: Este grupo era un poco amplio
también, ya que agrupaba a todos aquellos que de acuerdo a su
motivación deseaban encontrar a Jesús, unos lo buscaban por
sus milagros, porque tenían necesidad, porque querían escuchar
sus enseñanzas, entre otros.
Y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. Marcos 1:37
Los que querían seguirle: Este era un grupo bien
intencionado, ya que representaba a aquellos que querían ir tras
él con el fin de convertirse en sus discípulos.
Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que
vayas. Mateo 8:9
Los Discípulos: Eran aquellas personas que habían tomado la
decisión de seguirle sin importar el costo, asumiendo lo que
significaba y comprendiendo su responsabilidad, mayormente
encontramos referencias directas de Jesús para este grupo en
particular, mediante las cuales enseñaba cómo debían ser ante
Dios y ante el mundo.
Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él
sus discípulos. Mateo 5:1
Es mi deseo que a través de este libro usted pueda vivir su vida
de fe a la luz de SER un discípulo del Señor, y por ende como
consecuencia usted pueda HACER discípulos del Señor.

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