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Cuadernos de Historia

de la
Salud Pública

DR. GUSTAVO ALDEREGUIA LIMA

REVOLUCION
Y
TUBERCULOSIS

68 La Habana, Cuba 1984


‘Año del XXV Aniversario del Triunfo de la Revolución'

Publicación del Consejo Nacional de Sociedades Científicas


MINISTERIO DE SALUD PUBLICA
CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD PUBLICA

DR. GUSTAVO ALDEREGUIA LIMA

REVOLUCION Y TUBERCULOSIS

68

La Habana, Cuba 1984


"Año del XXV Aniversario del Triunfo de la Revolución"

PUBLICACION DEL CONSEJO NACIONAL DE SOCIEDADES CIENTIFICAS DEL


MINISTERIO DE SALUD PUBLICA
Centro Nacional de
Información de Ciencias Medicas
Calle 23 No. 177 e/ N y O. Vedado
Ciudad de la Habana. Cuba.
Figura 1.
Dr. Gustavo Aldereguia Lima (1895-1970)
PROLOGO
El Ministerio de Salud Pública ha querido honrar una vez más la memoria de quien fuera
médico eminente y connotado luchador revolucionario, doctor Gustavo Aldereguía Lima,
dedicando uno de los Cuadernos de Historia de la Salud Pública a divulgar su vida y parte
de su dilatada obra científica y politica.
Desde sus días de estudiante puso de manifiesto el doctor Aldereguía su espíritu rebelde,
inconforme con una universidad de estrechos horizontes científicos y literarios y arcaica
metodologia docente.
Una vez graduado, su ejercicio profesional en dos centrales azucareros lo puso en
contacto con la gran tragedia del obrero y el campesino cubano. De vuelta a La Habana,
varios años después, se unió a Julio Antonio Mella en su lucha por reformar la Universidad,
y participó en el I Congreso Nacional de Estudiantes y en la fundación de la Universidad
Popular José Martí, de la que fue profesor de Medicina Social, primero en enseñar dicha
materia en Cuba. Por esa época también desempeñó funciones docentes en la Facultad
de Medicina y Farmacia, como ayudante graduado de la Cátedra No. 8 de Clínica Médica.
También ¡unto al malogrado líder estudiantil, desdoblado ya éste en formidable dirigente
político, fundan la Liga Antimperialista y la Liga Anticlerical, convencidos de que los
problemas universitarios no eran más que una porción muy estrechamente vinculada a la
problemática nacional, determinada ésta por el creciente imperialismo económico de los
Estados Unidos de Norteamérica e imposible, por esto mismo, tratar de remediar aquella,
mientras no se cambiara radicalmente la estructura económico-social y se obtuviera la
definitiva liberación política del país.
Muerto Julio Antonio Mella toma participación muy activa en el asalto armado a la
población oriental de Gibara, en plena dictadura del general Machado, donde es herido en
el cráneo en el combate de El Palmar y sufre la cárcel y el exilio hasta la caída del
dictador.
Pero toda esta actividad revolucionaria no le impidió al doctor Aldereguía, dedicares al
estudio profundo de la Tisiologia y llegar a convertirse en la primera figura de esa
especialidad en Cuba; obtiene por oposición una plaza de tisiòlogo en la Quinta de Salud
Covadonga y no llega a la cátedra universitaria, por abandonar dignamente los brillantes
ejercicios de oposición que venía realizando, ante el gesto ba¡uno de lo que él consideró
una zancadilla para evitar que un hombre de sus ideas ingresara en aquel profesorado.
Después de la caída del dictador Machado desempeñó brillantemente la dirección del
Sanatorio Antituberculoso "La Esperanza", cargo que abandonó por
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su participación en la huelga general de marzo de 1935. hecho éste que le hizo tomar
nuevamente el camino del exilio.
Fue de los fundadores de la Federación Médica de Cuba y participó en la creación del Ala
Izquierda Médica.
Verticalmente combatió la dictadura de Batista en sus dos etapas y sufrió el destierro
acusado de actividades subversivas y comunistas. Ayudó cuanto pudo a la lucha del
pueblo español contra el falangismo y a la del pueblo soviético contra el nazismo.
Su gran pericia de tisiólogo-clinico y sus trabajos científicos, le abrieron las puertas de las
más prestigiosas sociedades de Tisiologia del extranjero y le granjearon el aprecio de sus
más eminentes figuras.
Al triunfo de la Revolución, a la que había servicio a través de cuarenta años de vida
pública, con un entusiasmo que es ejemplo no sólo para los médicos sino para todos los
trabajadores de !a salud pública cubana, aportó su experiencia de viejo luchador
revolucionario y médico eminente en la tarea de socislizar la medicina y elevar el nivel de
salud de nuestro pueblo.
Y en esa tarea le sorprendió la muerte el 7 de septiembre de, 1970 a la edad de 75 años y
sin pensar por un momento en abandonar su trinchera de más de medio siglo de labor.
En el presente Cuaderno de Historia de la Salud Pública No. 68 con el título de
"Revolución y Tuberculosis", como el libro que el pensó publicar en los últimos años de su
vida, hemos agrupado una muestra de sus trabajos, lo más representativa posible, de sus
características como luchador político y social dentro y fuera de la medicina.
En él se Incluye el primer artículo que conocemos del doctor Aldereguía, "La crisis de un
sistema político", escrito cuando ejercía como médico rural en el antiguo ingenio
azucarero Santa Gertrudis, provincia de Matanzas, en marzo de 1921, y que fue
publicado muchos años después en El Mundo del Domingo, La Habana, 25 de noviembre
de 1962, y el último que saliera de su pluma, ya en su lecho de muerte, dedicado a su
amigo y protegido, el gran revolucionario venezolano Carlos Aponte, el 8 de mayo de
1970, cuatro meses antes de su fallecimiento, titulado "Carlos Aponte in memoriam" y
que ha permanecido inédito hasta el momento.
Los diez y ocho trabajos comprendidos entre estos dos artículos nos permiten conocer
cómo su pensamiento ganó en profundidad en el análisis político, social y científico a lo
largo de cincuenta años, sin jamás sufrir una desviación ni una quiebra, reconociendo
desde su inicio y combatiendo sin tregua a los verdaderos enemigos de su pueblo.
Cierra el Cuaderno su autobiografía Relato histórico y curriculum vitae", completada con
una Nota final al Relato histórica y curriculum vitae del doctor Gustavo Aldereguía por su
hijo el doctor Jorge Aldereguía y Valdés-Brito.

Estos dos últimos trabajos así como los titulados “Discurso leído en el aula magna de la
Universidad de La Habana el dia 7 de diciembre de 1922", "Mensaje a Gibara , La lucha
antituberculosa en Cuba. Critica histórica y examen po itico del problema y endemia",
"De mis recuerdos", "Fijación histórico-revo-
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lucionaria del 30 de septiembre", "De cuando Cuba ayudó a la Rusia de Lenin" y "Carlos
Aponte in memoriam", encierran una gran importancia testimonial e historiográfica.
Por su contenido total constituye este' libro un nuevo aporte de los Cuadernos de Historia
de la Salud Pública, a la historia de la participación de los médicos cubanos en las luchas
revolucionarias de nuestro país.
Dr. Gregorio Delgado García
Historiador del Ministerio de Salud Pública
LA CRISIS DE UN SISTEMA POLITICO
El contenido ideológico de la Revolución Francesa, que orientó los ideales
libertarios de América, hasta entonces balbucientes e insospechados,
culminó en una forma de Gobierno, la Republicana, que debían copiar
necesariamente todos los Pueblos del Nuevo Continente, cuyo nacimiento a
la vida política internacional, fue condicionado por el pleno desarrollo y
florecimiento de aquella ideología y modelado en el tiempo y en el espacio, la
palabra y la acción, por hombres cumbres del pensamiento contemporáneo:
Bolívar y Washington, San Martin y Páez, Mitre, Céspedes y Martí.
Los frutos que ya maduros, o todavía en agraz, fueron sucesivamente
desprendiéndose del añoso tronco colonial, estaban nutridos con la savia
renovadora del enciclopedismo; así termina, en América, el ciclo de la
Revolución Francesa, legándole una forma de gobierno a los nuevos
Estados, sustancialmente la misma, que fueron copiando a medida que
surgieron a la vida independiente.
¿Cómo ha evolucionado posteriormente el ideal Republicano puro en el
Nuevo Continente? Un análisis prolijo de su desenvolvimiento llenaría
muchas páginas y marcaría serias diferencias, notables altibajos, como tiene
que ser en un conglomerado de naciones que difieren esencialmente desde
un punto de vista étnico, que viven lustros distintos de su vida y en que
intervienen además, factores importantes, como son: la herencia biológica,
supervivencia, mayor o menor, de las razas autóctonas, situación geográfica
y grado de cultura. Esta evolución distaría mucho de ser paralela, aun en los
países de igual origen y que coincidieron en su independencia; una sinopsis
general sería por lo tanto imposible, y particularmente, en cada nación, la
evolución del ideal Republicano puro, estaría representada por una gráfica
muy irregular, que pocas veces asciende a lo alto para ampliar el horizonte
del mejoramiento colectivo, superándose en afán infinito de perfectibilidad, y
por el contrario, desciende y se desvía, degradándose hasta confundirse con
los viejos ideales, ya caducos y arrinconados.

* Este artículo es el primero fue se conserva del doctor Gustavo Aldereguía; fue escrito
cuando ejercía como médico rural en el ingenio Santa Gertrudis, en marzo de 1921.
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La observación atenta de esta curva, su interpretación meditada y serena


como exponente fiel, en cada democracia americana, del estado actual del
sistema de ideal Republicano; el análisis de sus factores determinantes —los
mismos que minaron los viejos sistemas— nos hacen concluir en su
bancarrota definitiva, cuyas grietas ya se mostraban a los espíritus selectos
antes que la gran guerra, y finalmente la paz, nos convenciera de su agonía
que será duradera; el advenimiento de la nueva ideología destinada a
plasmar el nuevo destino de los pueblos, no será exabrupto; la historia no
procede a saltos; se está integrando en el tiempo para complotarse en el
espacio sin límites, sobre bases de fraternidad humana.
Es precisamente en la América libre donde el inmenso ensayo, por tantas
nacionalidades agotado, converge a su esterilidad, concluyendo una forma
más de gobierno, también infecunda; una sustitución de hombres y de pocos
principios, que hicieron bancarrota ante la realidad social del momento
histórico.
En el eterno devenir humano, y ante el fluir infinito del progreso de su
corolario, hay un ritmo acordado para cada momento histórico, transitorio
equilibrio, que persiste hasta incubar el nuevo molde su perfeccionamiento,
posible siempre, en que ha de vaciarse; la República fue la necesidad social
de una época, agonizante ya; la fórmula de esa época, cuya virtualidad ya
hemos señalado en lo que a la América respecta. Cumplido su ciclo de
influencia, es un modelo que ya no sugiere, de líneas gastadas, que va en
etapas rápidas a la senilidad, sin poder sustraerse a la ley biológica que
regula los organismos, ya sean conglomerados celulares en unidad funcional,
o sociedades humanas.
No importa que pueblos jóvenes, ayer constituidos —nuestra patria
cubana es buen ejemplo— se adhieran a ella; no conseguirían trasmutar en
valores actuales la visible caducidad del régimen con la transfusión de su
savia juvenil; es demasiado tarde para el sistema de idea republicano —que
un solo glóbulo no cambia el coeficiente vital— y más tarde aún para nuestro
pueblo, cuya adhesión a la luz de las nuevas ideas, resulta anacrónica. Si la
patria cubana pudiese prescindir de su herencia, de ese arrastre que marca
la ruta, en los primeros tiempos, a los pueblos de hispano-américa, si no
tuviese que vivir fatalmente, el ciclo del caciquismo, ese cáncer social de
nuestra progenitora, que tan hondas metástasis dejó en nuestra sangre, aún
así llegamos demasiado tarde, y nuestra adhesión a la ideología
Republicana, ya anquilosada, es un anacronismo histórico.
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Las palpitaciones de la vieja Europa, urgentemente necesitada de un


cambio radical de régimen, no derivan hacia la República, que sabe
fracasada; le basta observar nuestro republicanismo, el de América toda, que
ve corroído de iguales injusticias sociales de peores oligarquías, de
imperialismo, de atropellos al derecho, de todos los defectos del capitalismo;
no derivan hacia la República, y si lo hacen como Alemania, es una actitud
transitoria y necesaria a su equilibrio, al mantenimiento de su nacionalidad
integral; es una interrogación abierta al futuro más que una adhesión firme y
definitiva.
¿Rusia? Todos los que estudian saben que lo de Rusia no es una
República al uso, y miran hacia Oriente deslumbrados por la aurora magnífica
de su resurgimiento; Rusia es el marrana, la eterna esperanza, la afirmación
más rotunda de la humanidad hacia mejores destinos, es la "obra gigantesca
cumplida por gigantes”, es la ruta a seguir en medio de la noche, puestos los
ojos en la fraternidad humana. ¿Francia? Es el Republicanismo decadente, la
antorcha que vacila, después que en la gran guerra, lució aureolas luminosas
de ideales que parecía defender y que está mancillando; es la negación
actual de los principios que sentó por mejores ¡la Francia Republicana
pagando con su oro, a los osados aventureros que intentaban yugular la
revolución redentora! ¡Los Koltchak, Denikin y Wrangel!
Europa rehúye la república histórica y la degrada, América la pervierte y
la desvía; los constructores, en tanto, se aprestan a levantarla pujante y
remozada, liberándola del capitalismo, dándole por base el universo con la
socialización de los medios de producción y de cambio.
LEVANTATE Y ANDA*
Estamos necesitados de cultores, de hombres cumbres por la mentalidad
y por la acción, inconmovibles y serenos, capaces de desafiar al rayo por
señalar la comba azul, en gesto libertario de índice imperativo, como un
picacho de los Andes; estamos necesitados de cultores, de hombres faros,
capaces de irradiar sobre la juventud cubana suave luz de esperanza, rutas
de perfección; hombres forjadores de ideales, melioristas como lo fue el
Apóstol.
Tal es la exclamación desgarradora, que brota del ánimo, ante el
espectáculo de claudicante quietismo que ofrece la juventud cubana; pobre
juventud anquilosada y soñolienta, inerme a los dolores de la Patria,
ignorante de los cruentos dolores de la Humanidad, juventud insensible y
abúlica, aislada en su egoísmo.
Juventud de mi patria, atiende, escucha! No puedes desligarte del ritmo
universal, que eres parte de un todo en incesante devenir, antes debes
acompasar tu corazón a los latidos de la Humanidad; cultiva tus fermentos de
noble rebeldía, persevera, estudia, trabaja, piensa. Burila en tu cerebro, estas
palabras de un eticista de tu raza y de tu idioma, medítalas y que sean tu
divisa: “Frente a la pasiva aquiescencia de los viejos al mal presente, el
destino de los pueblos florece en manos de los jóvenes que saben sentir la
infinita inquietud de bienes venideros. . . Renovarse o morir, dijeron en su
tiempo los renacentistas; renovarse o morir, repita siempre la juventud que
entra a vivir en un mundo sin cesar renovado. . . Renovarse es prueba de
juventud funcional, revela aptitud para aumentar y expandir la personalidad,
sin apartarse de sus caminos hondamente trazados. . . En la sociedad, como
en el hombre, la inquietud de mayor libertad, de mayor justicia, de mayor
solidaridad, es la fuerza motriz del mejoramiento social; cuando ella deja de
actuar las sociedades se envilecen, marchando a la disolución o a la tiranía...
Tres yugos impone el espíritu quietista a la juventud: rutina en las ideas,
hipocresía en la moral, domesticidad en la acción. Todo esfuerzo por
libertarse de esas coyundas es una expresión del espíritu de rebeldía...
Todos los que renuevan y crean, son sub-

Publicado en "España Nueva”. Febrero 20 de 1922.


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Versivos: contra los privilegios políticos, contra las injusticias económicas,


contra las supersticiones dogmáticas...
Juventud sin rebeldía es servidumbre precoz...
... El anhelo temprano de lo mejor dignifica el carácter y eleva la
personalidad; la concepción meliorista de la vida social impide al joven
acomodarse a los intereses creados y lo pone en tensión hacia el porvenir...
El porvenir de los pueblos está en la libre iniciativa de los jóvenes. La
juventud se mide por el inquieto afán de renovarse, por el deseo de
emprender obras dignas, por la incesante floración de ensueños capaces de
embellecer la vida... i • ■
De tiempo en tiempo caen las sociedades en la venalidad y en la
violencia, cuando las generaciones que envejecen abandonan los ideales de
su juventud y los reemplazan por bastardos apetitos; en esas horas está en
manos de los jóvenes la formación de un nuevo mundo moral, libre de las
avaricias malsanas que perpetúan la injusticia.... Los jóvenes no necesitan
programas dogmáticos que marquen un fin, sino ideales perfectibles que
señalen un camino; la meta importa menos que el rumbo. Quien pone bien la
proa, no necesita saber hasta dónde va, sino hacia dónde; la belleza y la
justicia, la verdad y la virtud no tienen límites definitivos... Los ideales
retrospectivos son el lastre de la senectud, para los que "todo tiempo pasado
fue mejor"; los ideales constructivos son alas de la juventud, pues ella espera
que “todo tiempo venidero será mejor"...
' Estos filones áureos que avaloran mi prosa; estas vetas que arranqué para
ti, juventud, pertenecen al breviario, tallado en tres artículos de estilo
adamantino, del maestro Ingenieros, del pensador argentino que es gloria de
su patria.
¡Juventud de mi patria, atiende, escucha! Un intenso clamor de protesta,
de afirmación, de fraternidad humana, vibra en todos los pechos viriles y
abnegados; parecen voces mesiánicas que saben el advenimiento de una era
social, cuya simiente fecunda ya la tierra de todos los climas, parece un
sístole de un corazón universal, uri rugido, un supremo afán de aspirabilidad
hacia una humanidad mejor. También tus hermanas, juventud, se unen a ese
clamor, que escala los Andes y llena la Pampa y el Arauco indómito, resuena
en el Perú y tabletea en el Iztaxihualt.
¿Quieres oírlas? Copio para ti: “La primera Convención Estudiantil Chilena”
tuvo por objeto concretar en una “Declaración de Principios los ideales
sostenidos por la Federación de Estudiantes de Chile.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 13

Las sesiones se verificaron en el salón de honor de la Universidad de


Chile durante los días 12, 13, 14, 15 y 16 de junio de 1920 con una asistencia
de 1 200 convencionales que representaban a los estudiantes de todas las
Escuelas Universitarias oficiales dél país y establecimientos de Instrucción
Especial y Secundaria.

I. Principios fundamentales y medios de acción.


— La razón de ser de la Federación de Estudiantes de Chile es aunar y
encauzar, para su mayor eficiencia, las aspiraciones de perfeccionamiento
que animan a la juventud estudiosa y que tienden a asegurar la felicidad del
individuo y de la colectividad.
En el desarrollo de sus actividades tendrá en cuenta.la siguiente escala
progresiva de valores: Individuo, Familia, Patria y Humanidad.
Es uno de sus más altos fines la lucha contra todas las formas de
inmoralidad.
Auspiciará el respeto de la personalidad humana, la tolerancia y la libre
manifestación de las ideas.

II. Organización.

III. Cuestión Social.

La Federación reconoce la constante renovación de todos los valores


humanos. De acuerdo con este hecho considera que la solución del
problema social nunca podrá ser definitiva y que las soluciones transitorias a
que se puede aspirar suponen una permanente crítica de las organizaciones
sociales existentes. Esta crítica debe ejercerse sobre el régimen económico y
la vida moral e intelectual de la sociedad.
Ante las necesidades reales de la época presente, estima que el
problema social debe resolverse por la sustitución del principio de
cooperación al de competencia, la socialización de las fuerzas productivas y
el consecuente reparto equitativo del producto del trabajo común, y por el
reconocimiento efectivo del derecho de cada persona a vivir plenamente su
vida intelectual y moral.
Acepta la acción organizada del proletariado y la acción política no
militante, en cuanto concurra a la realización de estas nuevas concepciones
de la vida social.
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IV. Orientaciones Internacionales.


De acuerdo con la subordinación de valores que ha establecido del
Individuo a la Familia, de la Familia a la Patria y de ésta a la Humanidad, la
Federación afirma que el patriotismo es un sentimiento noble que entraña el
sacrificio del interés individual al colectivo.
En las cuestiones internacionales someterá siempre el interés del
Individuo, de la Familia y de la Patria a los supremos ideales de Justicia y
Fraternidad humanas.
Condena en términos generales las guerras, que son atentados contra el
Derecho y la Libertad de los pueblos.
Estima que una de las causas principales de los conflictos internacionales
es la actual organización social de los Estados, basada en el régimen
capitalista, y que será muy difícil llegar a la Paz Universal mientras no se
socialicen las fuerzas productivas y sean organizadas internacionalmente.
Trabajará por el ideal de la abolición simultánea de los ejércitos de todas
las naciones y por un continuo intercambio de ideas y sentimientos entre los
distintos pueblos, etc.

V. Educación Nacional.
Todo sistema de educación supone un ideal del hombre y de la vida.
La F. de E. anhela que la educación pública de Chile, en todas sus formas
y grados, tenga como su más alta aspiración formar hombres libres, que sólo
se inclinen ante la Razón y el Derecho; hombres idealistas, que tengan fe en
los destinos de la Patria y de la Humanidad; hombres sanos y fuertes, que
sean aptos para colaborar en el advenimiento de una vida más pura, más
bella, más justa y fraternal que la vida presente.
La F. mantiene el principio del Estado docente y de la educación nacional
gratuita y laica. La enseñanza primaria deberá, además, ser obligatoria...
Todos los establecimientos públicos de educación deben formar un
conjunto armonioso, un sistema orgánico que funcione bajo la suprema
dirección de un solo Consejo General de Enseñanza en que estén
representadas las diversas actividades esenciales de la vida nacional.
Son anhelos importantes de la Federación la autonomía económica de la
Universidad y la formación especial del profesorado de instrucción superior.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 15

La enseñanza general, en sus dos ciclos primario y secundario, deberá


tender —ajena a todo fin utilitario inmediato— al desarrollo integral de la
persona física y psicológica del educando, dentro del justo respeto de su
carácter individual. Deberá instruir y educar a la vez, es decir, que junto con
dar conocimientos al niño o al adolescente, desarrollará en él buenos hábitos
biológicos, morales, intelectuales y estéticos, que lo hagan capaz de
continuar indefinidamente el proceso de su autoeducación. La Universidad
debe estar formada no sólo de escuelas profesionales sino también de
institutos de altos estudios científicos, literarios y filosóficos.
Para cooperar al triunfo de estas aspiraciones, la Federación luchará por
obtener la representación de los estudiantes en los organismos directivos de
la enseñanza.
Hasta aquí Chile. Veamos Argentina: La "Federación Universitaria
Argentina" en Manifiesto al pueblo de la República —Octubre 1920.
"La Federación Universitaria Argentina", considera que no estaría a la
altura de su misión, si no pronunciara en estos momentos de incertidumbre y
de zozobra mundial una palabra desapasionada, serena y objetiva y teniendo
en cuenta: Que, además de las pérdidas incalculables de todo orden,
producidas por la hecatombe 1914-18, diez millones de muertos y veinte
millones mutilados—flor de la robusta juventud europea— ofrendaron su vida
alimentando la esperanza de que al término de la famosa carnicería
sobreviniese una era de paz estable y de justicia social”.
“Que esta esperanza sagrada por lo cual los pueblos hicieron enormes
sacrificios, está muy lejos de haberse transformado en un hecho efectivo, no
siendo las doradas promesas de la guerra, las amargas realidades de la
actualidad".
“Que muy al contrario, la guerra sólo aparece como un triunfo de la
fuerza, siendo una verdad dolorosa que las rivalidades comerciales han
renacido ásperamente como agentes de inquietudes y germen de nuevas
guerras entre los pueblos aliados y vencedores”.
"Que el viejo sistema colonial, cruda manifestación del imperialismo
económico, se ha vigorizado con los “mandatos” creados por la conferencia
de Versalles, lo cual equivale a mantener en la esclavitud a la mayoría de los
pueblos de Asia y el Africa, sin que América esté libre de este peligro”.
"Que el gran principio de la autodeterminación, acogido con tanto júbilo
por los pueblos débiles y las nacionalidades sojuzgadas, no se ha observado
con lealtad, pues mientras se ha creado un semillero de pequeños estados
con fines puramente estratégicos y
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políticos, se niega este precioso derecho a naciones que lo reclaman


insistentemente, no siendo una verdad que este principio se aplique para
Irlanda o la India, para Rusia o Mesopotamia, para México o Santo Domingo".
“Que los apóstoles de las ideas pacifistas y libres siguen estando en la
cárcel o son perseguidos implacablemente, como Eugenio Debs y todos los
jefes de los obreros industriales del mundo —I. W. W— en los Estados
Unidos, los profesores Nicolai y Einstein en Alemania. Andrés Latzko y
millones de obreros en Hungría. Bertrand Rusell en Inglaterra y tantos otros'
“La F. U. A., fiel al generoso impulso de concordia que siempre le
alentara, y poniéndose bajo la advocación del amplio pensamiento pacifista
del más grande de los pensadores argentinos: Juan Bautista Alberdi —
Resuelve: "Declarar que ve con intensa simpatía todos los esfuerzos que se
hagan en favor de la concordia universal, que sólo será una verdad con una
nueva organización que acabe con las destructivas rivalidades económicas
entre las naciones, todo régimen de privilegios entre los hombres y asegure
una era prolongada de bienestar y sincera fraternidad colectiva”
"Expresar su fervoroso anhelo porque se traduzca en una hermosa
realidad el principio de la autodeterminación de los pueblos".
"Reclamar la libertad y el cese de las persecuciones de todos los
apóstoles del pensamiento pacifista y libre”.
"Denunciar y condenar enérgicamente las maniobras del imperialismo
mundial”.
Así piensan tus hermanos, juventud cubana, así respondan al cco
universal: viven, están prestos, tienen ideales, clavados en lo alto que
centellean como estrellas que señalan rutas; así quisiera verte, plena de
entusiasmo y comprensión, alta la frente, viril, y en el labio apretado una
afirmación rotunda: que la atomización de la nacionalidad cubana que
estamos presenciando, que este derrumbamiento de todos los valores,
contiene núcleos de posible reorganización, despierta tuerzas antagónicas de
virtualidad creadora, arrastra gérmenes constructivos capaces de floración,
capaces de jalonar esta caída para ¡nunca más!

¡Levántate y anda, juventud de mi Patria!


Figura 2.
El doctor Gustavo Aldereguia recién graduado de médico en
1918.
“EL ANTI-FRANGANILLO COMENTARIO A UNA CONFERENCIA”*
Hasta mi apartado rincón provinciano vino, en las páginas del "Diario de la
Marina", la conferencia pronunciada en la Academia de Ciencias de La Habana,
por el P. Franganillo Balboa S. J. el día 31 de marzo de este año; conferencia de
vulgarización científica que titula: "Las Maravillas del Cuerpo Humano" a la luz
de la Biología.
He leído atentamente toda la conferencia, la he meditado, y debo confesar
que a medida que adelantaba en su lectura, iba recordando, cronológicamente,
las escuelas finalistas que jalonaron el campo de la biología en su formación,
cada vez más científica, más de observación y experimentación. Así desfilaron
en rememoración, el arqueo, y el fluido o espíritu vital, preuma, entelequia,
dominante, y hasta la moderna energía, marcando otras tantas etapas del
camino recorrido: en tanto que la biología, ajena a estas cuestiones, prosigue su
ascensión perenne, de integración perpetua, sin teleologismos discursivos que
nada explican, y sólo satisfacen a credos herrumbrosos e ingenuos catecismos:
así desfilaron Stahl y el creador de la ciencia de los tejidos, Bichat, uno de los
primeros vitalistas, "que ya no se refiere a una entidad agente sino a un modo de
ser de la materia viva, que ¡a distingue de lo inanimado”, Chauffard, creador del
neoanimismo, Driesch, Reinke, Grasset y la escuela de Montpellier, con su
concepto vitalista de la vida. La filiación del conferencista, padre Franganillo
Balboa, dentro de estas escuelas, pertenece a la que Verworn Iiama del
neovitalismo teleológico, "el más lozano, que supone la existencia de principios
especiales reguladores, conductores, obedientes a un plan preestablecido, o
bien causas de creación". Véanse los ensayos de fisiología interorgánica del
profesor Pí Suñer titulados: La Unidad Funcional, Editorial Minerva, Barcelona.
Empieza el padre Franganillo con un exordio en que cita a Fenelón, para
robustecer su afirmación de que "no hay en el mundo visible maravilla más
grande que el cuerpo humano” y enseguida

Trabajo publicado en la revista “España Nueva" 2(21). La Habana. Abril 15


de 1922.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 19

tiende los brazos al creador, y habla de una causa inteligente y ordenadora; ya


apareció el finalismo. Vienen después los testimonios, que, debía llamar
históricos, y cita a Sócrates y la filosofía griega. Cicerón y Galeno, Hipócrates y
Bossuet, para terminar copiando un párrafo de Fenelón y un grito místico del
anatómico Morgagni. Es una posición falsa la que adopta aquí el conferencista,
no hay biología en todo esto, ni sabían media palabra de esta ciencia los
hombres que cita, cuya cultura fue muy estimable para su época, y actualmente
a título de curiosidad histórica, y por sus atisbos en las disciplinas especiales
que cultivaron, que no fueron precisamente materias biológicas; Fenelón,
Sócrates, Aristóteles y Platón, Cicerón y Bossuet, no fueron biólogos, Hipócrates
y Galeno pertenecen a la historia de la medicina, y sus nociones biológicas
moverían a risa, si no merecieran el respeto que se prodiga a Ios predecesores;
Morgagni se recuerda por las válvulas circulatorias de su nombre.
Hasta aquí la introducción a la conferencia, cuyo andamiaje se levanta
alrededor de la infinita pluralidad orgánica, y muestra su complejidad para
extasiarse místicamente, ante la unidad y la educación funcionales, ante la
belleza de la forma y el silencio del funcionalismo, ante las defensas humorales y
viscerales. Sigamos al conferencista en su disertación.
El P. Franganillo va espigando las principales maravillas, y no le detienen
"aquella maravilla que lleva por nombre Instinto Social de la especie humana, ni
aquella otra más estupenda aún, que se llama inteligencia”. Le bastan unos
versos de Zorrilla que copia, y para tranquilizar al auditorio, tal vez asombrado
de que se pueda hablar del cuerpo humano, a la luz de la biología, dejando de
lado la inteligencia, añade “que omite estas maravillas porque no viene a
desempeñar papel de psicólogo”. ¿Gracioso, eh? Y nosotros creíamos que no se
puede estudiar el cuerpo humano, a la luz de la biología, sin hacer psicología
biológica; más nosotros somos discípulos de Ingenieros, y con él adoptamos el
criterio genético, para estudiar el desarrollo progresivo de las funciones
psíquicas en el curso de la evolución biológica. Véase José Ingenieros, La
Psicología Biológica.
El conferencista pasa a ocuparse de la belleza corpórea, y otra vez copia
versos de Zorrilla, que riman a la primera pareja con sabor drolático. ¿Belleza
corpórea? Y el hombre de Neandertal, de incurvados fémures, y el cráneo de
Rhodesia, cuya región supraorbitaria es de gran relieve, semejante a la del
gorila, en tanto que la bóveda es aplastada y el macizo facial muy alargado.
¿Belleza
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el hombre cavernario? Esto del poeta es pintar como querer. Véase


Science, 55-129.
Sigue el conferencista con la voz articulada, que descubre siempre a la luz
de la biología, "antes de penetrar en el interior del cuerpo", nos permitimos
recomendarle que penetre hasta la laringe, siguiendo la ruta que usaron los
anatomistas y fisiólogos para estudiar su mecanismo íntimo: siguen los versos
de Zorrilla.
Aborda ahora, el orden y finalidad, y se extasía detallando un esquema
circulatorio, y desgrana una serie causal y llama locos a los materialistas que no
ven las manos del creador, ¿cómo habían de verlas, si están ocupados en hacer
Ciencia, en observar y experimentar? No quieren verlas porque en el momento
presente "la mente humana se enfoca sobre las condiciones orgánicas y
sociales que rigen su propia formación, en vez de buscar fuera de ellas una
causa misteriosa que explique su devenir, los psicólogos abandonan las cimas
inaccesibles del racionalismo, buscando en las disciplinas biológicas los
auxiliares naturales de sus investigaciones sobre esa función especial de la vida,
que es pensar. Y el pensamiento, función concreta y no entidad abstracta, se
busca a sí mismo en el cerebro, como en su propia casa, recorre todos sus
meandros, examina sus comunicaciones, consigna sus hábitos, tantea los
resortes, advierte sus tendencias, verifica sus reacciones, todo lo escruta
obstinadamente". El ejemplo circulatorio, el de la función termo regulatriz que
usa después, y símil del cronómetro están en la Fisiopatología de Grasset,
páginas 14 y 18 del tomo primero. El símil lo cita Grasset de Alfredo de Fouillé, y
nos recuerda mucho el del conferencista, por donde se ve la compenetración de
todos, ya que Grasset era el mantenedor del vitalismo de Montpellier. Este autor
apunta, sin embargo, que "se ha abusado ya demasiado de los esquemas
mecánico- hidráulicos, en los que el corazón es una bomba aspirante impelente
que regula la circulación general mientras que las pequeñas arterias contráctiles
son válvulas reguladoras de las circulaciones locales”. El P. Franganillo abusa,
una vez más, de este esquema simplista, y nos hizo pensar en aquellos
heterodoxos de sagrada memoria, que se llamaron Servet y Vives.
El disertante inicia la exposición de otras maravillas que “si bien no
asombrarán tanto los entendimientos de las gentes sabias, al menos los
entretendrán útilmente, causando, en general, sorpresa y admiración a toda
clase de oyentes". Con estas palabras, que nos hacen pensar que el P.
Franganillo cree semiculto al público que acude a la Academia de Ciencias,
empieza a tratar
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 21

de las defensas humorales y viscerales en el orden siguiente: piel y


mucosas, linfáticos, protecciones de los centros nerviosos y del corazón,
pulmones y vías respiratorias, tubo digestivo, suero sanguíneo, hígado,
pulmones, glándulas vasculares sanguíneas y ovarios, sistema nervioso. En
este gran capítulo y sus divisiones, el conferencista nos habla de múltiples
adquisiciones científicas: sensibilidad, secreciones, fagocitosis, inflamación,
frenación del miocardio, movimiento ciliar, inmunidad natural y adquirida, sustan-
cias bactericidas y bacteriolíticas, opsoninas, sero-diagnóstico, funciones
hepáticas, formación del tubérculo, etc., etc. De todo ello extrae conclusiones
finalistas saturadas de puerilismo, entre ellas que “el nervio de Cyon es una
prueba de la intervención divina en la estructura del cuerpo”, usa símiles
gastados, como son: "aunque los leucocitos, al modo de cuerpo de policía,
vigilan no sólo las calles y plazas, sino también todos los rincones de la gran
ciudad del cuerpo humano”, y todos aquellos que hablan de “formidable lucha,
fragor de batalla, legiones de fagocitos, fortaleza artillada, reductos y baluartes".
Ya en 1893 decía Turró, en su discurso de entrada a la Academia de Medicina y
Cirugía de Barcelona que “explicar las defensas por la vigilancia y el denuedo
bélico de los leucocitos, siempre aprestados a la lucha, acudiendo al sitio
amenazado, era hacer un símil con la defensa de una ciudad por medio de la
organización de un cuerpo de policía. A un símil literario no se le puede atribuir
el valor de una teoría científica. El hecho fagocitario es indubitable: pero al
buscarle una finalidad, suponiendo que los leucocitos han sido creados
providencialmente por la naturaleza para preservar al organismo de una invasión
enemiga, o limpiarlo de gérmenes cuando han pasado sus fronteras, es discurrir
de un modo muy diferente de como se discurre en los dominios de la ciencia
experimental. A la vista de un hecho nuevo, el investigador no se pregunta
nunca por el objeto con que fue creado ni que se propuso la naturaleza, sin
prejuzgar de intenciones, se pregunta únicamente por las condiciones que
determinaron su aparición y nada más, pensar de otro modo es desviarse del
camino recto y viciar el criterio que informa el método experimental. La
aprehensión y digestión fagocitaria constituye de sí un descubrimiento de una
valía inestimable. Con él se han aclarado cuestiones oscurísimas de mucha
importancia, mas utilizar un hecho irrebatible de puro demostrado, como un
medio para montar un conjunto de razonamientos con que explicar siste-
máticamente hechos no inferidos de la observación, sino deducidos
22 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

de aquellos, es dar por supuesto que las cosas son conforme se imaginan,
cuando es la pura verdad que las cosas son conforme la observación impersonal
las presenta a los sentidos Véase R. Turró: Los Fermentos Defensivos en la
inmunidad natural y adquirida; obra que nos permitimos recomendar al P.
Franganillo, para que modifique un tanto sus concepciones finalistas sobre la
defensa orgánica, Dice Pí Suñer sobre estas cosas: “Considerando
objetivamente el conjunto de acciones defensivas, estudiando los mecanismos
conocidos, tal como se hacía en el discurso de J. Pí Suñer y procurando
comprender cómo existen las reacciones de defensa, se verá prontamente que,
por lo común, el problema ha querido ser resuelto invirtiendo los términos: no
hemos de peguntarnos si nos defendemos porque vivimos y para vivir, sino si
precisamente vivimos porque nos defendemos". "No busquemos funciones de
defensa intencionales: las especies existen porque tienen un especial
fisiologismo que las hace resistentes ante determinados agentes contrarios, que
las hace adaptables. El simple hecho de la persistencia de una especie implica
la aptitud, la posibilidad de conservación dentro de las actuales condiciones de
vida. Y una de tales condiciones es la posible enfermedad. Lo cual hace
innecesaria la hipótesis de un principio defensor intencional
o de una coordinación funcional que tenga objeto determinado".
He querido citar estos dos autores, de autoridad indiscutida, que pertenecen
a la Escuela de Barcelona. Pí Suñer es el primer fisiólogo de España y profesor
de Fisiología de la Universidad de Barcelona, Turró, el genial Maestro, es el
primer filósofo de la España contemporánea; su cultura es biológica,
esencialmente biológica, aunque esto le duela a Zaragiieta y otros S. J. a base
de Suárez, Balmes y teología.
¿Cree el P. Franganillo con los textos sagrados, que Dios hizo el hombre a
su imagen y semejanza? Si lo cree, tal creencia lleva implícita la perfectibilidad
humana, que tanto se empeña en demostrar, por tratarse de un acto de creación
de la divinidad, a su imagen y semejanza. Entonces ¿para qué aportar pruebas
científicas, para qué pedir argumentos a la Ciencia, para qué torcer el material
científico, dándole una finalidad que no tiene? ¿Para los demás? ¿Para los que
no creen? ¿Para los que no saben? Estas cosas no se razonan, se creen. Dice
Carlos Rossi en su libro “El Criterio Fisiológico", que escogería entre otros, para
breviario de la juventud latinoamericana: "La Ciencia tiene sobre la religión la
desventaja de que hay que aprenderla; pero sobre ella la ventaja
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 23

de que sus afirmaciones son demostrables y obligan a la convicción,


mientras las religiosas dependen de la fe y nadie está obligado a tener fe”.
La Academia de Ciencias de La Habana, P. Franganillo, es la primera
tribuna científica de Cuba, desde ella se ha hecho labor original de
investigación y experimentación, desde ella se hace ciencia cubana, sin
obsecuencia a credos ni dogmas, ciencia impresionar, ciencia humana. La
Ciencia que traerá a todos los hombres lo que la religión no puede darles con
su sanción ultra- terrena, con su fatalismo orientalista: la Ciencia que brinda a
los . hombres todos la posibilidad infinita de mayor verdad, de mayor justicia,
de mayor belleza.
La Academia de Ciencias de La Habana es la más alta tribuna científica
de Cuba, y debían negarla a quienes van a ella a vestir, con el augusto
lenguaje de la ciencia, momias ideológicas, a los simuladores intelectuales, a
los verbalistas que rumian conceptos científicos con fines dogmáticos,
buenos para enseñados en Deusto.

En provincias a 9 de abril.
DISCURSO LEIDO EN EL AULA MAGNA DE LA UNIVERSIDAD DE LA
HABANA EL DIA 4 DE DICIEMBRE DE 1922
Honorable señor Rector de la Universidad de Buenos Aires. Venerable
señor Rector de la Universidad de La Habana.
Señoras y señores:
Apenas terminadas las fructuosas tareas del Sexto Congreso Médico
Latino Americano, cuya celebración canalizó a nuestras playas, en
convergencia fecunda, el pensamiento continental latino americano en su
robusta especialización biológica; apenas terminadas las sesiones
memorables, que nutrieron con su valiosa contribución los más sólidos
valores de la ciencia médica de veinte pueblos hermanos y fundidos en una
aspiración común, que define nuevos ideales de justicia, de verdad y belleza;
cuando todavía los voceros prestigiosos, eminentes heraldos de sus patrias
respectivas, no se habían dado punto de reposo en sus fatigosas labores,
nuestro afán de saber mejor para identificarnos más, hizo germinar en un
núcleo selecto de jóvenes graduados, la feliz iniciativa de pedir a la brillante
delegación Argentina, en la persona de su presidente, el Honorable Rector de
la Universidad de Buenos Aires, que dedicase a la juventud cubana, una
conferencia sobre la evolución de las universidades argentinas. Con este mo-
tivo elevamos la siguiente comunicación:
“Honorable señor Rector de la Universidad de Buenos Aires: Señor: Un
grupo de jóvenes intelectuales cubanos, movidos por un sentimiento
meliorista en que se aúnan la plena comprensión de los ideales latino
americanos, y la alta estima a todo esfuerzo sistemático, individual o
colectivo, que tienda a crear en el tiempo la ciencia de nuestra América,
venimos a solicitar de usted, con el mayor respeto, que acceda a pronunciar
en uno de nuestros centros culturales, una conferencia sobre la evolución de
las universidades argentinas.
Admiradores y discípulos que somos de vuestros mayores, de aquellos
hombres cumbres que plasmaron la argentinidad señalando a los pueblos
todos de América, rutas de luminosa perfección
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 25

—Sarmiento, Alberdi y Ameghino— no se nos oculta la extensión del


tema, pletòrico de sabias enseñanzas, en que se desenvuelve palpitante, la
lucha tenaz entre la mentalidad colonial, teológica y medioeval, y la
mentalidad argentina, experimental y crítica, hasta culminar triunfante con la
renovación de la Universidad de Córdoba, último baluarte de las viejas
ideologías.
Este desenvolvimiento y culminación, Honorable señor Rector, creemos
que encierra un alto significado y señala un momento trascendental en la
vida de los pueblos latinoamericanos, ya que por la virtualidad fecunda de su
ejemplo y sus propios magníficos destellos, concurre a la formación de una
nueva cultura, que se va integrando en el tiempo, para completarse en el
espacio sin límites de nuestra América.
Por todo esto solicitamos de usted que diga a nuestra juventud las etapas
de aquella evolución y los nombres venerables, de los hombres que
jalonaron con su idealismo el camino siempre ascendente hacia la verdad y
la belleza.
En tanto que sabemos su respuesta a nuestra petición, acepte nuestros
descargos por la molestia que su conocimiento y decisión le irrogan, y
nuestros votos de sincero afecto y devoción hacia su persona, que tan
brevemente, ha sabido establecer entre nosotros el nexo espiritual que deriva
de llamarle maestro hondamente sentido”.
No tardó el doctor Arce en acoger bondadoso nuestra solicitud y en su
respuesta, la frase "no puedo negarme”, expresada jubilosa cuánto
agradecía nuestro interés en conocer el desenvolvimiento de las
universidades de su patria.
A todos cuantos siguen con admiración y simpatía el intenso movimiento
cultural de la República Argentina les llama la atención, seguramente, la
abundante bibliografía sobre motivos universitarios, y creo tan valedera esta
afirmación que no temo hacerla absoluta en el sentido de que en la hora
presente, no hay otro país, en toda la América, en que se debata el complejo
problema universitario con más dedicación y profundidad, adentrándose en
todos sus aspectos y procurando desentrañar sus múltiples factores con
minuciosa acuciosidad y criterio estrictamente científico; así vemos que la
cátedra, la prensa, la tribuna y el libro, exteriorizan esta inquietud y
preocupación y le ofrecen soluciones previsoras y saludables, en cuya busca
rivalizan los más elevados ingenios y las más robustas mentalidades de la
Argentina contemporánea, tales los profesores Joaquín V. González y
Rodolfo Riva- rola, José Ingenieros y Alfredo Colmo, Ernesto Quesada y
Víctor
26 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Mercante, Nelson, Arce, Besio Moreno, Rojas, Araoz Alfaro, Susini, Matienzo
y cien otros nombres ilustres. Este empeño acordado de superación crea
métodos, renueva programas, propone recimas fundamentales y realiza
ensayos tan admirables como la Universidad de la Plata; por otra parte, todo
este esfuerzo constructivo, todos estos sillares, fueron modelando idéntica
aspirabilidad en la juventud universitaria hasta concretarse en ideales colecti-
vos, cuyo dinamismo potente los hizo revolucionarios, al conjugarse con el
fermento de noble rebeldía, siempre alerta en el alma estudiantil, y en razón
directa de la resistencia que un organismo herrumbroso y milenario, opuso
en nombre del pasado medioeval a sus justas aspiraciones, magnetizadas
por el porvenir argentino: así fue el estallido de la Universidad de Córdoba
que conmovió las vértebras andinas, y en un despertar de su médula
gigante, vibró todo el continente ante la motrícidad de las nuevas ideas,
desde el Arauco indómito, hasta el antiguo imperio incásico y el Anáhuac
feraz.
Era nuestra época estudiantil, y dirigíamos entonces ia Revista de la
Asociación de Estudiantes de Medicina, cuyas páginas vinculamos al
movimiento que marcaba virilmente, rumbos de liberación y desligaba para
siempre la universidad criolla de sus turbias fuentes de oscurantismo y
opresión.
Dejemos la palabra a un ensayista argentino, verbo de apóstol, que
intervino de cerca en tan magno suceso: Palabras de Telémaco Susini: "Ha
dicho un ilustre pensador que toda revolución que conquista un derecho o
una libertad es una revolución legítima. La revolución universitaria ha
conquistado algo más que un derecho y una libertad; ha creado una
situación que arrancará las cadenas con que está aún sujeta la conciencia
social; ha engendrado y puesto en movimiento la ola creciente que envolverá
y arrastrará deshechas a todas las resistencias, formadas por la ignorancia y
las supersticiones, hábilmente preparadas, en provecho propio, por los
utilitarios de las instituciones anti-democráticas y anti-sociales que han vivido
y viven de la humanidad avasallada y oprimida”. Telémaco Susini,
conferencia pronunciada en Córdoba el 19 de noviembre de 1919. Véase
Revista de Filosofía Argentina, año sexto, número uno.
Señoras y señores: El acto solemne de esta tarde es un homenaje de la
juventud cubana universitaria a los universitarios argentinos, aquí
representados dignamente por sus ilustres delegados; es el homenaje de
nuestro pueblo, todavía en formación, a su hermano mayor en el tiempo y en
la consolidación
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 27

de sus instituciones, es un tributo de veneración a vuestros mayores,


que dicen mis labios con piadoso recogimiento: Rivadavia, Moreno,
Echevarría, Urquiza, Sarmiento, Alberdi, creadores de la argentinidad, esa
bella palabra símbolo de vuestra cultura, de vuestra hidalguía, prometedora y
luminosa como el orto de vuestro destino futuro; en el acto solemne de esta
tarde tienen eco simpático las voces augurales de vuestros poetas, desde
Almafuerte al inmenso Lugones; tienen discípulos vuestros cultores,
continuadores vuestros altos empeños y sentimos saudade de la pampa
infinita y de las armonías de vuestra vidalita y vuestro triste.
Permitidme ahora que invoque el pensamiento y avalore estas pobres
ideas, desmedradas y torpes, con el áureo filón de su bibliografía tan amplia
y diversa sobre cuestiones universitarias. Pertenecen a libros y revistas de
época reciente, estas afirmaciones que he escogido por condensar la
posición y el objetivo de sus autores, conocidos de todos vosotros, pues ha
tiempo que la virtualidad de sus ideas, esparce sobre nuestra América, en
gesto de sembrador generoso, la simiente fecunda de un porvenir luminoso y
magnífico; unidos todos por un iris de paz que ciña nuestros pueblos por
sobre los Andes y el mar, unidos todos en la ciencia, en la justicia y el
derecho integrales, en la práctica de todas las virtudes que ennoblecen la
vida y cuya realización plena irá grabando en cada corazón, las palabras
mesíánicas de un estadista argentino: "América para la Humanidad”.
Ideas del eminente profesor Joaquin V. González, que creó y organizó la
Universidad de la Plata y fue su presidente de 1906 a 18. "La Universidad,
como síntesis más amplia de toda ciencia y de todo sistema educativo, no
puede existir sin libertad y su acción será limitada, insuficiente y mezquina en
la medida que esa libertad le falte; tanto ella como el Estado por su
influencia, generan, cultivan y propagan los elementos de su propia
renovación, selección y progreso...
..."Al concepto errado y rutinario de que la universidad es sólo el
personal oficial que administra y enseña, yo opuse el de que la universidad
es el conjunto indivisible de los que gobiernan enseñando y de los que
obedecen, aprendiendo, de manera que no es concebible una universidad
sin alumnos, como no lo es un Estado sin pueblo”...
Palabras del Maestro Ingenieros, del primer eticista de nuestra América,
tan conocido de la juventud cubana que lo venera
28 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y lo admira; de su trabajo leído en el Congreso Científico Pan Americano


de Washington 1915 y titulado La Filosofía Científica de la Organización de
las Universidades”: "La Universidad debe ser una entidad viva, pensante,
actuante, capaz de imprimir un rumbo a la enseñanza especial de todas sus
escuelas; en la actualidad, en casi todo el mundo, la Universidad es un
simple engranaje administrativo, parásito de las Facultades especiales. Creo
Innecesario insistir sobre la diferencia que existe entre una dirección moral y
científica y un mecanismo decorativo y burocrático”. ..
. . . ” L a Organización científica de la Universidad debe consistir en l a
coordinación del trabajo de los Institutos y Facultades especiales conforme a
un sistema de ideas generales. Cuanto más se divide el trabajo, más
necesario es conservar el espíritu de síntesis. Y si cada facultad debe dar la
competencia necesaria para ejercer dignamente una profesión de utilidad
social, no debe olvidarse que ella debe ser al mismo tiempo, la parte de un
todo más alto y más amplio, la Universidad, cuya función consiste en fijar
principios, direcciones, ideales que permitan organizar la cultura en servicio
de la sociedad"...
..."Es necesario no olvidar que la dirección de las ideas generales en
nuestra época implica un nuevo modo de plantear, tratar y resolver todos los
problemas sociales y humanos y semejante cambio definitivo en todos los
órdenes de la cultura, necesita reflejarse sintéticamente, sobre la estructura y
función de las Universidades”...
...“Además del criterio científico y moderno debemos tener en cuenta el
punto de vista nacional para cada Universidad y el punto de vista americano
para todas las de nuestro Continente”. ..
Palabras del profesor Rivarola, sucesor de Joaquín V. González en la
presidencia de la Universidad de la Plata y de cuyas dotes y merecimientos
afirmaba este último al hacerle entrega: “pertenece al núcleo superior de los
directivos de la cultura nacional desde hace tres décadas durante las cuales
ha vivido consagrado sin interrupción, al estudio de nuestros sistemas
legales, a la formación de la conciencia jurídica del pueblo, a la legislación y
en igual medida y tiempo, a la enseñanza del derecho y la filosofía en
nuestras universidades, cuyos anales quedan marcados por la vasta
producción de su talento laborioso, sereno y robusto. Afirma el profesor
Rivarola: "Tener presente la sociedad en que la
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 29

Universidad funciona, penetrar en cuanto es posible por observación directa


en su naturaleza; saber lo que se alcance de sus elementos, y adaptar
planes, métodos, acción y palabra al más íntimo servicio de la instrucción en
favor de la sociedad en que funciona, tal es, fuera de la teoría y ya como
aplicación lo que en mi pensamiento dice el carácter social de la
Universidad".
.. .“Si en determinado momento histórico de un pueblo, las crisis sociales,
económicas, políticas o educacionales producen la sensación de carencia de
hombres que las hubieran previsto, y, previstas, las hubieren atenuado, o de
hombres que producidas ya, fueran capaces de dominarlas, no podrá eludirse
la responsabilidad que quepa a las universidades como organizaciones
especiales de la cultura que desempeñan en la sociedad la función del cere-
bro en el organismo individual. No se culparía a la universidad no haber
producido el hombre de genio, porque ella no puede aceptar el encargo de
fabricar seres anormales; pero sí de no haber determinado con alguna
claridad en la conciencia de cada uno de sus maestros la noción del deber
social que se cumple con cada palabra dicha desde la cátedra, o que se
omite desde ella, con cada palabra dicha o cada acción u omisión"...
Hasta aquí el profesor Rivarola. Meditamos estas ideas que escogí para
broche de mi discurso, porque nos sugieren hondas reflexiones sobre nuestro
medio social en estos momentos de incertidumbre, que graban una
interrogación angustiosa en cada corazón cubano amante de su nacionalidad
y anheloso de una vida perdurable y feliz para la Patria, libre y soberana.

BIBLIOGRAFIA
Colección de la Revista de Filosofía Argentina.
Director José Ingenieros, Años 914-922.
Rodolfo Rivarola. La Universidad Social.
COMO DEBE ENSEÑARSE LA TISIOLOGIA
ESQUEMA DE ORGANIZACION Y FUNCIONAMIENTO DE UNA
CATEDRA DEDICADA A LA ENSEÑANZA DE ESTA CIENCIA

... but effectiveness in education most


be estimated not by the mass that is
presented to the intelligence, but by the
growth which the intelligence has
assumed.
Alien K. Krause.

La ley de 15 de octubre de 1923, que reorganiza los estudios de la


Escuela de Medicina en nuestra Universidad Nacional, dispone que sean
provistas por oposición las cátedras nuevas y vacantes que resulten de
aquella reorganización, y precisa que los ejercicios se regirán de acuerdo con
las disposiciones contenidas en la ley 12 de julio de 1906 sobre la materia. Si
examinamos la reglamentación de ésta última, veremos que señala en su
párrafo tercero, apartado C, entre los requisitos a llenar para contarse en el
número de los opositores, la presentación de una obra general, referente a la
asignatura de que se trate, de la cual sea autor el aspirante, o en su defecto,
un programa extenso y metódico de la asignatura.
Cuando este mismo reglamento se refiere a la forma y sucesión de los
ejercicios ya en el acto de la oposición, define así la prueba final: "El opositor
a quien por turno corresponda, se dirigirá a la tribuna, y concedida que le
fuese la palabra, expondrá, en relación con el libro, los trabajos o el
programa que hubiere presentado, el concepto y contenido de la asignatura;
sus relaciones con las demás disciplinas, el lugar que ocupa en la enciclope

1 Programa presentado para optar, mediante ejercicios de oposición, a la plaza de


Profesor Auxiliar de Patología, Clínica e Higiene Terapéutica de las Enfermedades
Tuberculosas, en la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana, 1928.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 31

dia médica; las divisiones que recomiende para su mejor enseñanza, y el


plan y método que se propone adoptar en ella, así como cuanto más estime
conveniente para presentar en síntesis comprensiva, la materia del programa
y por donde se revelen las condiciones pedagógicas del opositor, sin que
pueda éste usar de la palabra por más de una hora en este ejercicio".
Así resultan dos tiempos complementarios, la presentación inicial del
programa y su exposición posterior, que deben realizar una sola
demostración, concordante y armónica, de preparación y capacidad
didácticas.
¿Qué debemos entender por un programa extenso y metódico, de una
asignatura dada? Desde ahora rechazo por absurda la concepción pueril que
se funda en ajustar al período lectivo universitario, en forma tabular un índice
de materias extraído de dos o tres libros más o menos clásicos; esto no es un
programa.
En toda enseñanza hay que estudiar sus tres aspectos fundamentales,
valorar los factores que la integran; maestro, conocimientos y alumnado,
primero desarticulados en su unidad, luego en el engranaje y adecuación de
la función didáctica, que debe cumplirse con la sencillez y precisión de los
mecanismos fisiológicos, tan acordados en su ritmo, tan perfectos en su
correlación y continuidad. Todo programa de enseñanza que aspire a ser
científico, ha de expresar el planteo y solución por parte del maestro —factor
dominante— del problema pedagógico a resolver, y supone la exposición de
los fundamentos, métodos y orientación a seguir.
Por disposición de esta ley que reorganiza los estudios médicos, se crea
una cátedra de Tuberculosis en nuestra Escuela de Medicina, cátedra
número veintidós, que se titula “Patología, Clínica e Higiene Terapéutica de
las Enfermedades Tuberculosas”. Esta creación responde a una necesidad
social, y aunque algunos la crean a primera vista, un eslabón suelto, por la
especialización que supone, en el conjunto de los conocimientos seriados
que habilitan para el ejercicio del arte de curar entre nosotros, no resulta así
cuando analizamos su contenido, que se traducirá en valioso aporte a la
mejor preparación profesional y pronto descubrimos la trascendencia y
utilidad sociales de su funcionamiento, examinando en todos sus aspectos el
problema de la tuberculosis en nuestro país, hasta hoy sin visos de solución
posible, por la falta de un organismo capaz de crear la unidad de criterio y la
unidad de acción médica, y con autoridad bastante, por la eficiencia de su
organización, para erigirse en el núcleo que ha de señalar normas, unificar
métodos, dictar procedimientos y capacitar nuestra juventud
32 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

médica a los fines de emprender sin demora y de un modo científico,


como se hace hoy en todo el mundo civilizado, la lucha activa y tenaz, contra
el enemigo común, la gran diezmadora de hombres que Bezancon ha
llamado, con justa razón el mayor flagelo de la humanidad.
La enseñanza de la tuberculosis entre nosotros no ha sido intentada
seriamente hasta hoy, y debemos reconocer que exige una atención
preferente y sistemática. Basta asomarse a la estadística, dolorosa realidad
que no atenúa el amplio margen de sus errores, y anotar las numerosas
víctimas que sólo la tuberculosis pulmonar, una de sus formas, causa
anualmente en la República, para que aun los más conformistas, sientan
espoleado su quietismo ante la evidencia desgarradora, y eso que espíritus
retardatarios, aplican al estudio de estos problemas el cartabón engañoso
del contraste y los contemplan, en su miopía científica, vueltos de espaldas
para saber quiénes vienen después de nosotros, en vez de sentir el estímulo
de los que nos preceden por su mejor comprensión y conocimiento de este
complejo problema sanitario-social que constituye la tuberculosis. Cuando
estudiamos la estadística, o mejor, cuando sospechamos la estadística que
las cifras oficiales nos dejan entrever, no podemos por menos que
preguntarnos con Alien Krause: "¿Hemos reflexionado alguna vez, las
perspectivas de mejoramiento sanitario y social que supondría el hecho de
que todos los años, cada uno de nuestros graduados abandonase las aulas
con una idea clara y precisa de nuestro problema tuberculoso, de cómo
aproximarse al diagnóstico y de qué manera debe encaminarse al enfermo
una vez clasificado acertadamente?”
“¿Cuál sería nuestra situación si desde hace veinte años, cada médico
práctico conociese la relación entre la infección y la enfermedad, el valor
relativo de los signos y síntomas, la importancia de saber observar a
quienes reaccionan positivamente y no son tuberculosos en actividad
manifiesta? ¿Cuál si al pensar en tuberculosis todo médico recorriese con la
imaginación, las distintas etapas de curabilidad de la infección, latencia y
detención de la enfermedad y posible despertar de la detención clínica?
¿Cuál si el sentido de su responsabilidad social, que toda profesión supone,
investigase el hecho de la alta proporcionalidad de los casos fatales, y que
tales casos diseminan la infección durante años, mientras que el sifilítico
sólo durante meses, que la sífilis abate transitoriamente, mientras que la
tuberculosis incapacita y rinde, que el cáncer es una enfermedad del hombre
que concluye y la tuberculosis del hombre que empieza a vivir?"
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 33

Es fácil reconocer que la creación en épocas distintas, dentro de nuestra


Escuela de Medicina, de las cátedras de especialidades, obedece tanto al
objetivo de una mejor preparación médica integral, como ha sido solicitada
por la necesidad y utilidad sociales de su funcionamiento; ya que cada país
supone por el hecho de su situación geográfica y los distintos factores
étnicos y sociales que concurren a modelar su personalidad, un conjunto de
peculiaridades patológicas cuyos caracteres han de tener en cuenta los
organismos encargados de interpretarlas, vigilarlas y conocerlas si aspiran a
ser útiles a la comunidad facilitando su desenvolvimiento y progreso. La
Universidad cubana, como centro de alta cultura e investigación, y en nuestro
caso particular su Escuela de Medicina, debe desenvolver una acción
paralela, capacitando médicos desde un punto de vista general, y médicos
para Cuba, conocedores avisados de las peculiaridades morbosas que
determinan su situación geográfica, topografía y clima, así como del
conglomerado étnico que forma su sustratum social y facilita su endemicidad.
Son éstas poderosas razones suficientes a justificar la creación de una
cátedra de tuberculosis y en ellas apunta a grandes rasgos la multiplicidad de
su labor: afirmamos que debe crear la unidad de criterio y la unidad de acción
médicas, que debe señalar normas, dictar procedimientos, unificar métodos y
capacitar a la clase médica cubana frente a la tuberculosis. Afirmamos en
síntesis, que debe saber enseñar.
Esta conclusión simplista contiene todo un programa: en efecto, saber
enseñar es siempre para quien alcanza a sospechar la responsabilidad que
contrae, difícil tarea, implica no sólo preparación en las materias que serán
objeto a tratar, requiere una metodología, si la enseñanza ha de ser
provechosa, y exige una visión amplia de todos los factores que integran tan
complejo problema. ¿Qué se va a enseñar? ¿A quién se va a enseñar?
¿Cómo se va a enseñar? He aquí tres preguntas que dominan toda función
docente y la sustentan a manera de trípode, capaz de marcar una orientación
constructiva, si la respuesta a cada una de ellas satisface como una
aproximación legítima en que colaboran la probidad y el esfuerzo.
La primera pregunta: ¿Qué se va a enseñar?, pudiera contestarse
recordando el título que recibió la cátedra al ser creada: Patología, Clínica e
Higiene Terapéutica de las Enfermedades Tuberculosas. Sorprende esta
nominación tan vasta en que parecen imbricarse términos que abarcan una
especialización integral, as-
34 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

pectos cuya sucesión pedagógica está sancionada por la experiencia a


más de aconsejarla la prelación de conocimientos, efectivamente, la
patología precede a la clínica en los dominios teóricos de la enseñanza
aunque en el tiempo, la clínica sea anterior a la patología; la primera deviene
de la clínica a que debe su formación, y va a la clínica que demuestra su
legitimidad. Por otra parte, la diferenciación de los estudios médicos, el
principio de la división del trabajo y las necesidades didácticas, dividen la
patología y la clínica en dos grandes ramas, médica y quirúrgica, que con-
sideradas en cada una de ellas, podríamos representar gráficamente, por
líneas convergentes, ya que ofrecen un punto común en que se superponen
y borran sus características confundiéndose sus actividades, ya se sustituyen
o aparecen en oposición, deslindados sus campos de acción por sus modos
de actuar que le son peculiares.
La cátedra comprende, de acuerdo con su nominación, toda la patología
tuberculosa, médica y quirúrgica, y todas las modalidades clínicas,
quirúrgicas y médicas, de la tuberculosis, además de su higiene y
terapéutica. Es cierto que este grupo de enfermedades, esta patología y su
clínica, presentan un carácter común de especificidad que podría atenuar
nuestra inquietud, aunque no basta a reconciliarnos con el título apuntado; es
cierto que este concepto explicaría una enseñanza sistemática, en
continuidad, y tan individualizada dentro de los conocimientos médicos
contemporáneos, que las enfermedades tuberculosas, médicas y quirúrgicas,
por el hecho de su especificidad y desde el momento histórico en que fue
demostrada, constituyen un grupo nosológico de límites cada vez más
precisos, y un cuerpo de doctrina en integración incesante; es decir que
elaboran una patología y una clínica propias, lo que justificaría una cátedra
dedicada a su enseñanza.
Todo esto es cierto; pero seguramente que no fueron estas con-
sideraciones el fundamento de aquella denominación, ni tampoco el espíritu
que informó la creación de una cátedra de tuberculosis y aunque el
razonamiento es aceptable desde el punto de vista biológico, no puede
sostenerse en buena pedagogía médica, por su ineficacia didáctica.
Ahondando el examen de estos hechos llegaría a la conclusión de que existe
un manifiesto desacuerdo entre el título y la finalidad que dio origen a la
cátedra; no puede intentarse, ni fue el propósito, ajustar la cátedra a la
generalización que su nombre exigiría, pero aún cuando no espigase más
que el campo pulmonar, en la vasta extensión de la patología y la clínica,
puede discutirse el vocablo tuberculosis, utilizando los
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 35

argumentos de Aschoff, en su original conferencia sobre la patogenia de


la tuberculosis pulmonar humana. Veamos: "A medida que comprendemos
mejor que cada período de esta enfermedad tiene sus características clínicas
y anatómicas, menos nos será permitido llamarle tuberculosis basándonos en
las manifestaciones de un solo período, a saber, el de la formación del
tubérculo. Con igual derecho podríamos llamar a la sífilis la “enfermedad de
los gomas", sin embargo sabemos que los gomas, característicos de esta
enfermedad, no se desarrollan sirio en el período terciario de la sífilis”. Y
defiende a continuación la voz tisis, señalando que existe desde hace más de
dos mil años y que era empleada por los griegos para designar una
enfermedad acompañada de acentuada pérdida del peso. Celsus habla de
una exulceratio de los pulmones, sin llamarla tisis; es decir, que la referían a
un tipo de emaciación, pero ningún autor la aplicaba a un proceso pulmonar.
Aschoff no ha encontrado este nombre referido a lesiones pulmonares en
toda la literatura griega y romana que ha revisado. (Hipócrates, Celsus,
Galenus, Aretaus, Alexander, von T ral les. Cae- lius Aurelianus). Continúa
Aschoff: "En este capítulo nos referimos a los cuadros, diversamente
descritos, pero etiológicamente idénticos de la enfermedad tisis en el mismo
sentido que nuestros clínicos acostumbraban a hacerlo hasta mediados del
siglo pasado. El descubrimiento del tubérculo fue motivo para establecer la
diferencia entre las formas tuberculosas y las no tuberculosas, las llamadas
escrófulas. No condujo esto a la identificación de las formas tuberculosas con
la tisis, y así vemos clínicos eminentes, Addison por ejemplo, en Inglaterra,
que retuvieron el concepto de la tisis neumónica, de la tisis tubérculo-
neumónica, y de la tisis tuberculosa. Fue sólo gradualmente, y más que nada
a partir del descubrimiento de Koch, quien llamó bacilo tuberculoso al agente
determinante, que se hizo de moda emplear el vocablo tuberculosis en lugar
de tisis. Es tiempo ya que empleemos de nuevo el nombre de tisis, puesto
que la tuberculosis es sólo una forma de reacción especial en el curso de la
tisis”. Aún podría objetarse que el concepto de especificidad no equivale al
de reversibilidad ana- tomobacteriológica; está demostrada la existencia de
tuberculosis —enfermedad— sin folículos tuberculosos, y también que no
todas las formaciones tuberculosas —elemento anatómico— constituyen la
respuesta morfológica específica frente al bacilo de Koch —elemento
bacteriológico.
¿Podemos sostener luego de estas afirmaciones, que el criterio de
especificidad es la mejor directriz de la enseñanza a realizar,
36 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

que crea la unidad, y permanece como un jalón suficiente a orientar su


metodología? ¿Podemos suscribir todavía, como derivación obligada de
aquel concepto, que la patología y la clínica tuberculosas emergen paralelas
del campo común de su especificidad, antecedente didáctico necesario, que
este paralelismo se robustece con la comprobación objetiva —clínica— de las
lecciones de patología, y se complementa por el estudio, conocimiento y
aplicación de la higiene y terapéutica tuberculosas?
Nuestra respuesta negativa es consecuente con la oposición razonada
que mantenemos frente a la titulación de la cátedra, por creer desacertado y
anticientífico que prejuzgue su contenido y extensión; motivo éste de
confusión antes que facilidad y aporte a una mejor delimitación de las
ciencias médicas y sus naturales interrelaciones.
La cátedra debe llamarse de Tisiología, para responder cumplidamente a
las nuevas orientaciones y conceptos biológicos en revisión constante y
continuo progreso; la patología y la clínica a estudiar serán limitadas; la
cátedra no puede invadir otros dominios y debe mantenerse estrictamente
fisiológica; debe llamarse de Tisiología que es lo actual y científico como
respuesta, la más cabal a la justeza de las argumentaciones anteriores.
La pregunta planteada ¿qué se va a enseñar? —subsiste después de
esta digresión, interesante y hasta necesaria, que soslaya la respuesta
sugiriendo un cambio de nombre sin concretar una definición. Vamos a
enseñar Tisiología, que comprende un capítulo diferenciado y
suficientemente constituido de la medicina contemporánea; capítulo síntesis
de la patología, clínica, higiene y terapéutica tisiológicas, fuentes en que se
informa y orienta, sin que ello signifique prejuzgar su contenido ni adelantar
su extensión. Creemos como Allen Krause, de gran importancia, que el
internista, el cirujano, el laringólogo, y los profesores de Pediatría y urología
continúen enseñando la tuberculosis que corresponde a sus materias
especializadas”. Continua Krause: “But it is very necessary that we
supplement this instruction by some systematic and correlated course in
tuberculosis: a course that is all tuberculosis, that selects its material from the
other fields of medicine and weaves it all into an orderly, consistent fabric, the
warp and wood of which are tuberculosis, the technical threads of which are
refined and polished and the cloth ready to be made into a fit garment when
the occasion arises. . . ”
Es decir, que en nuestro caso, la cátedra de Tisiología completaría la
instrucción tuberculosa modelando la individualidad
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 37

tisiológica en un curso sistemático y de correlación, un curso todo


tisiología, capaz de ensamblar en la unidad del conjunto, seriado y armónico,
los aspectos diversos de esta ciencia.
Este propósito enunciado no resulta difícil, si la cátedra tiene anexos los
servicios que requiere su funcionamiento para desenvolver una labor
didáctica eficiente, servicios que en el orden de su importancia pueden
enumerarse así: dispensario, hospital y sanatorio; o sean las unidades de
lucha antituberculosa que integran el esquema británico. Pero estas
conexiones obligadas de la cátedra o servicios anexos —que hemos
llamado— quedan sin justificación o insuficientemente recabados, si nos
limitamos a citarlos y aún puede suceder, si pasamos sin detenernos, que
mueva a inmotivada alarma la sospecha de que se requiere un dispensario,
un hospital y un sanatorio para asiento de esta cátedra y organización de su
enseñanza.
Cómo detallar estos aspectos y pormenorizar las consideraciones que
anteceden, perfila y amplía nuestro programa, cómo además nos
adelantamos a una pregunta legítima que no tardaría en concretarse —
¿dónde se va a enseñar?— nos parece oportuno exponer a continuación, las
razones que abogan en pro de un servicio coordinado, indispensable para
hacer obra útil, según nuestro criterio.
Al enumerar las conexiones didácticas, llamémoslas así, señalamos el
dispensario como la más importante y conviene por tanto diseñar primero
esta institución. El dispensario en nuestro concepto, no es una consulta
externa por bien organizada que se la suponga; nos referimos al dispensario
de tipo clásico, tal como fue creado por Roberto W. Philip en Edimburgo, en
el año 1887 —Victo- toria Dispensary for Consumptions— tal como fue
mantenido por su creador en un brillante trabajo consagrado a sistematizar
sus relaciones y al afianzamiento y orientación de sus propósitos —The
Coordinaron of Preventive Measure. R. W. Philip, ante el VI Congreso
Internacional de la Tuberculosis. Washington, D. C., 1908— tal como pudo
ser finalmente proclamado su éxito, en continuidad, por el mismo Philip, en su
magistral ponencia acerca de “Los Efectos de la Organización de la Lucha
Antituberculosa sobre la Disminución de la Mortalidad por Tuberculosis” —
Les Effects de L'Organisation de la Lutte Antltuberculeuse sur la Disminution
de la Mortalité par Tuberculose— sostenida ante la IV Conferencia Interna-
cional contra la Tuberculosis, celebrada en Lausanne en agosto de 1924. Nos
referimos a este dispensario de tipo clásico, con la sola variante de que sus
funciones estarían encomendadas a los alumnos
38 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

para la mejor consecución de su nueva y elevada finalidad: la enseñanza


de los alumnos.
¿Cuál fue su arquitectura primitiva y cómo está constituido el dispensario
actual? Sustancialmente ha cambiado poco, lo que demuestra la solidez de
su concepción inicial, que ha resistido sin desfigurarse la prueba del éxito
más rotundo, ya que hoy el dispensario de lucha antituberculosa es una
institución universal cuyo número se multiplica anualmente. El 1ro. de enero
de 1924 el servicio antituberculoso de Inglaterra y Escocia comprendía 475
dispensarios.
En su comunicación al VI Congreso Internacional de la Tuberculosis
celebrado en Washington —conferencia pronunciada en Jordan Hall, Boston,
octubre 7 de 1908— titulada The Antituberculosis Program: Coordination of
Preventive Measures, afirmaba Philip: "The dispensary, as I conceive it,
should be the center of all antituberculosis endeavor within the given district.
It should constitute at once the information-burean, the “daring-house", in
respect of all sorts of tuberculous material, and the center of supervision and
treatment of such patients as may safely be treated at their own homes. It
should be the connecting link or nodus of the entire system of antituberculosis
operations".

“As illustration of the ground to be covered, I may cite the program of the
Victoria Dispensary for Consumption, which was founded in 1887, It includes.
1. The reception and examination of patients at the dispensary, the keeping
of a record of every case, with an account of the patient's illness, history,
surroundings, and present condition, the record being added to on each
subsequent visit.
2. The bacteriological examination of expectoration and other discharges.
3. The instruction of patients how to treat themselves, and how to prevent or
minimize the risk of infection to others.
4. The dispensing of necessary medicines, sputum bottles, desinfectants.
and, where the patient's condition seems to warrant it, foodstuffs and the
like.
5. The visitation of patients at their own homes by —(1) A qualified medical,
and (2) a specially trained nurse, for the double purpose (a) of treatment
and (b) of investigation into the state of the dwelling and general
conditions of life and the risk of infection to others.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 39

6. The selection of more likely patients for hospital treatment, either of early
cases for sanatoriums or of late cases for incurable homes, and the
supervision, when necessary, of patients after discharge from hospital.
7. The guidance generally of tuberculous patients and their friends, and for
inquiries from all interested persons every question concerning
tuberculosis.
I may and that, while the experience of twenty years has led to
modifications and extension of details, no essential change has been
found necessary in the program".

Dieciséis años más tarde concurre Philip a la cuarta Conferencia


Internacional contra la Tuberculosis, celebrada en Lausanne, agosto de 1924,
y ratifica proclamando el triunfo de sus ideas; “C'est la conception de la
nécessité d'un centre d'opérations qui remplirait la double fonction de a)
chercher les cas d'infection tuberculeuse, et b) s'occuper d'eux, qui m'a
conduit en 1887 a instituer le Dispensaire antituberculeux"
“Ce pivot essentiel d'une investigation organisée, envisageant la
tuberculose comme une maladie de la communauté, et dont la l'utilité a été
reconnue dans le monde entier par son adopción, ne remplit son but que si ce
double point de vue est réalisé. Le dispensaire doit maintenir une recherche
systématique des cas et être préparé a servir de guide pour les mesures de
directions et de traitement. Chaque cas de tuberculose a son interet
individuel; mais sa vraie signification, au point de vue de la collectivité est de
constituer un foyer autour duquel rayonnet les recherchés a faire".
“Il est malhereux que le nom de “Dispensaire antituberculeux" ait été
fréquemment appliqué a des institutions qui ont complètement marqué de
réaliser son but fondamental et ses principes. Beaucoup de dispensaires ainsi
mommés ne sont guère plus que de consultations quelconques pour malades
ambulants".
"Le Dispensaire antituberculeux, s'il veut réaliser son but, doit constituer
pour la région qu'il veut servir: 1o. un centre pour diagnostic avec local de
récepction (Receiving House): 2o. un centre d'observation et de répartition
des malades (Clearing House); 3o. un centre por traitement euratif et
surveillance des cas ambulants:
40 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

4o. un centre pour I'examen méthodique des contacts; 5o. un centre pour
le soin général de certains ménages tuberculeux; 7o. un bureau d'information
et un centre de propagande .
Es verdad que este dispensario ideal no existe entre nosotros, ni la ley
que reorganiza los estudios médicos dispone su creación; pero urge crearlo y
este empeño debe ser la primera tarea de la cátedra, su vaciamiento más
inmediato y mejor modelado. El dispensario como extensión y proyección de
la cátedra y recíprocamente, la cátedra como concreción del dispensario; el
uno como centro de acción, forjador de luchadores adiestrados a quienes dis-
ciplina y orienta; la otra como venero de enseñanza experimental y crítica,
que facilita la preparación, aúna los esfuerzos, afianza las técnicas y pondera
los resultados; es decir prepara, coordina y unifica.
Alien Krause en su interesante trabajo titulado Undergraduate Instruction
in Tuberculosis, leído en la sección clínica, de la Asociación Nacional para el
Estudio y Prevención de la Tuberculosis —meeting anual número XIII,
Cincinnati, Ohio, mayo 11, 1917— al referirse a la utilidad del dispensario en
la enseñanza tuberculosa, hace consideraciones muy atinadas, que
deseamos condensar no como argumentos a favor de nuestra tesis, y sí más
bien como su fundamento mismo; que fue la lectura de sus comunicaciones y
ensayos sobre enseñanza tuberculosa nuestro más seguro derrotero y es un
pensamiento, de educador infatigable y competente profesor, quien guía
nuestros pasos. “El trabajo de dispensario contribuye eficazmente a la mejor
preparación del alumno, lo educa en el manejo de estos enfermos, y
paralelamente ensancha su comprensión y amplía el sentido de su
responsabilidad, al enfrentarlo con los múltiples factores médicos, éticos, y
sociales que forman el sustratum de la tuberculosis. En el dispensario el
estudiante se pone en contacto con el enfermo que deambula, se familiariza
con él, recoge su historia médico-social, tan interesante siempre, par-
ticularmente en estos enfermos, le hace su examen físico y lo anota para la
discusión ulterior del diagnóstico; además, se instruye intensivamente en la
técnica y mecánica del diagnóstico físico, recoge los esputos y demás
specimens para verificar sus análisis, y en último término, para completar sus
conocimientos y hacer profilaxis, debe visitar la casa del enfermo y el taller u
oficina donde aquél trabaja".
Así el dispensario se ofrece al alumno como observatorio, científico y
mirador de amplia visión, que permite abarcar todas las perspectivas; así
enfocado el caso individual se nos presenta tal
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 41

y como es, con todos sus contactos y ramificaciones, y en la medida de


nuestro adiestramiento va perdiendo la precisión de sus contornos, que lo
destacaba desarticulado, personal, para reintegrarlo a su verdadera posición,
en el medio social donde actúa y más especialmente en el hogar; así surge a
nuestra vista, a la visión dolida del novel higienista, en toda su descarnada
realidad, la verdadera concepción de la unidad fisiológica: el hogar
tuberculoso.
"Para el mejor resultado de esta enseñanza, solamente un grupo
reducido de alumnos debe concurrir al dispensario cada vez, pero se
organizará esta división de manera que cada alumno al finalizar el curso,
haya completado, por lo menos, cincuenta horas de asistencia y de contacto
con una gran variedad de enfermos y formas clínicas seleccionadas, lo que
además de acrecentar su habilidad técnica de examen y de interpretación, le
da conciencia de sus propias limitaciones, capacitándolo para el diagnóstico
en general y el diagnóstico temprano, en particular”.
All the analysis of history and signs and symptoms can be taken up in the
dispensary with the student who should not leave medical school without
acquiring a sense of propertion that is well balanced and which he can put
into practice. It is in the dispensary that the student must get method and data
and some point of view. But in addition to this he must have his point of view
clarified, broadened and well grounded.
“This enlargement and strenthening of vision is to be done by clinics and
by lectures... The dispensary work is mainly to develop; the clinics and
lectures are largely orienting and interpretative''. A continuación señala
Krause las ventajas que tiene para el alumno no perder de vista al enfermo y
seguirlo un tiempo prudencial: “The out patient work of the dispensary is
capable of great development and should be utilized to better advantage. It is
of the?, utmost importance that we devise some method whereby the student
can get a consecutive view of the progress of a case of tuberculosis. In no
other way will be have quite so good an opportunity to become familiar with
and gain an appreciation of the ups and downs of the average patient... The
student on his side now has a rare opportunity to learn a great deal about the
ultimate problem of the conquest of tuberculosis'"...
Es decir, expone su opinión favorable a la formación del alumno visitador,
que desempeña en este caso un papel de mayor amplitud y responsabilidad
que el encomendado a la enfermera visitadora, en beneficio de su
preparación y adiestramiento, más amplios
42 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y mejores, en la medida de su dominio y conocimiento de los factores


económico-sociales, que juntamente con los fisio-patológicos facilitan y
mantienen la perdurabilidad de la endemia.
Adjunto al dispensario de la cátedra debe funcionar el laboratorio del
dispensario; un laboratorio para uso de los alumnos, laboratorio del futuro
médico práctico, modesto al principio y que iría ampliando sus propósitos de
adiestramiento inicial, hasta alcanzar capacidad de investigación, por lo
menos en el sentido y medida que Krause determina: “Besides the required
work that has been above outlined other opportunities should be offered
those students who have the time and inclinations to make use of them. In
the laboratory there should always be a few desk available where the
selected student can begin the study of the special bacteriology, serology and
clinical microscopy of tuberculosis and can take up the simpler methods of
animal experimentation".
En la reunión décimo séptima de la National Tuberculosis Association,
celebrada en New York, en junio de 1921, los trabajos de Klotz, Baldwin y
Krause, sobre enseñanza de la tuberculosis, plantearon una interesante
discusión en que el doctor Edward Otis, de Boston, se expresó como sigue
respecto al dispensario.
In regard to the clinics, I am convinced from my experience that the
dispensary is the best method of using clinical material in the teaching of
tuberculosis. In the sanatorium or comsumptive hospital, and I have used
both, the diagnosis is, for the most part, already made the desease more or
less advanced. In the dispensary, on the other hand, one has a new problem
to solve, which can hematíe a very fascinating one, and consequently one
can excite the interest of the student far more, by this new problem, in
determining whether or not this or that symptom for which the patient comes
to the dispensary, suggests or menas tuberculosis” . . .
Después del dispensario, señalamos el hospital como servicio importante
para el funcionamiento de esta cátedra; no significa esto que debe
profesarse en un hospital de tuberculosos necesariamente, pero sí en una
Escuela de Medicina en conexión con un hospital general; tal sería nuestro
caso.
Walter C. Klotz, en su comunicación antes citada, trabajo titulado
Undergraduate instruction in tuberculosis, se muestra partidario de la
enseñanza tuberculosa en establecimientos residenciales de enfermos con
estas palabras:
While some of those who have discused the question of undergraduate
instruction in tuberculosis have held that institutions with
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 43

ward cases were not necessary, it has been our experience that such
material was of the greatest assistance in the systematic presentation of the
subject. It was always possible to select at will, groups of patients
representing certains types of cases, combining in this way demonstration
clinics wiht the more practical, so called “Edinburgh" method, according to
which all cases are worked upt by the section".
Por su parte Krause, en su trabajo Some Problems of medical education
in tuberculosis, comunicación a la misma sesión anterior, afirma: “Only in
medical schools connected with large general hospital can we expect to come
in touch, even approximately, with tuberculosis as a whole"...
Continúa después: "En el sanatorio las oportunidades de observación y la
función médica, son de carácter especial y muy limitadas: casi todos los
pacientes son remitidos con diagnóstico precisado y representan
generalmente unos pocos tipos seleccionados y crónicos de la enfermedad.
Un médico puede permanecer largo tiempo en un sanatorio, adquirir
renombre de especialista, y con todo no haberse enfrentado nunca con lo
que más dificultades ofrece para el diagnóstico: una neumonía aguda
tuberculosa o una tuberculosis miliar, en un adulto anteriormente sano, Este
es sin embargo, el contacto frecuente en las salas del hospital general des-
tinado a tuberculosos, y aporta a la preparación diagnóstica facilidades
difíciles de adquirir por el internado en el sanatorio”.
“El departamento de rayos X de un hospital general verifica miles de
observaciones cada año sobre toda clase de lesiones, y pacientes de todas
edades; es lógico pensar que el estudiante ha de beneficiarse más
extensamente y habrá de adquirir una idea más exacta y más amplia de este
gran medio auxiliar que es la radiografía en tuberculosis, situándolo en el
hospital general y no en el sanatorio; por último, en el hospital general sus
impresiones y trabajos pueden verse corroborados o modificados en la sala
de autopsias, fragua de la clínica, donde se moderan los ímpetus juveniles y
aprende el médico novel la frenación de sus impulsos diagnósticos, para
cimentar su juicio en el aprendizaje, lento y difícil, de la objetividad
anatómica”.
“En la clínica de pediatría del hospital general son frecuentes los casos
de tuberculosis infantil y hasta a veces, se asiste a su desarrollo después de
una enfermedad general, sarampión, neumonía, igualmente es posible anotar
tipos enmascarados correspondientes
44 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

a otras especialidades, tales como a la dermatología y oftalmología, y


otros con manifestaciones más señaladas bajo los cuidados del ortopedista,
del urólogo o del cirujano general. Al dispensario de tuberculosis,
corresponde llenar las necesidades que determinan su funcionamiento y
resolver problemas de diagnóstico y tratamiento, en tanto que el
departamento de anatomía patológica del hospital general, puede
enseñarnos tuberculosis donde no la sospechamos nunca durante la vida y
echar por tierra nuestra afirmación de tuberculosis donde creímos evidente su
presencia".
Nos resta estudiar el sanatorio como colaborador de la enseñanza
tisiológica, examinar la forma de su utilización como centro de preparación
para el alumnado de la cátedra, o lo que es más cierto, como centro
aprovechable para completar la preparación de los alumnos en lo que podría
llamarse la etapa sanatorial de su cultura tuberculosa.
No vamos a describir ahora el sanatorio; ya dijo Kuss que lo caracteriza el
ser un establecimiento cerrado y especializado, convenientemente situado y
dispuesto, con vigilancia y cuidados médicos continuos. Sayé, más
recientemente, define los sanatorios como “establecimientos situados fuera
de las ciudades, en condiciones climáticas favorables, en el llano, en la
montaña o junto al mar, donde se practica el tratamiento higiénico dietético y
en los cuales son tratados solamente enfermos curables o que pueden
mejorar”. Lo que nos interesa saber para nuestro estudio es si ya se ha
ensayado el sanatorio como escuela de extensión médica y los resultados
obtenidos; que yo sepa el primer ensayo formal es el de la Universidad de
Virginia, E.U. que creó en 1920, un departamento de tuberculosis en
conexión con un sanatorio de nueva construcción, a cuyo funcionamiento y
organización dedica Walter C. Klotz, el trabajo a que hicimos referencia,
señalando que la orientación general y el esquema de enseñanza le fueron
sugeridos por las ideas de Krause. La clase se divide en cuatro secciones y
el curso escolar en otras tantas etapas correspondientes; cada sección
completa cincuenta horas de trabajo práctico, dedicando las primeras accio-
nes a un repaso formal de la semiótica torácica; se les enseña después a
interrogar con habilidad y pericia al supuesto tuberculoso, principios y método
de la historia patológica, ocasión de contagio tuberculógeno, contacto,
predisposición, factores ambiente, económicos, ocupación, enfermedades
anteriores y exacerbaciones, tipos de comienzo, correlación clínico-
radiológica y de laboratorio
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 45

como parte del examen. Más adelante y tan pronto como su técnica de
examen lo permita, se contrastan sus anotaciones y hallazgos con las placas
estereoscópicas y los informes del radiólogo, de este modo el valor relativo
de los distintos procedimientos se precisa y depura. Los estudiantes
completan sus comunicaciones exponiéndolas ante su sección respectiva y el
cuerpo médico del sanatorio para la discusión ulterior, crítica y comentarios.
Se discuten temas amplios de tisiología médico-social y asuntos de especial
interés; diferencia entre la tuberculosis del niño y del adulto, pneumoterapia,
complicaciones diversas, laríngea, intestinal, tratamiento de las hemoptisis,
manejo de los casos según la fase evolutiva, clasificaciones, principios del
tratamiento dietético-higiénico, tuberculino- diagnóstico y tuberculino-terapia.
Para estimular el estudio y amor a la investigación se les señalan artículos y
trabajos que deben discutir públicamente, siguen luego las conferencias y
exposición de casos seleccionados, casos tipos y modalidades evolutivas.
Termina Klotz, repitiendo la conocida frase de Osler de uno de sus ensayos,
“raramente es de primera magnitud el trabajo de una institución donde no se
enseña”.
Vemos qué perspectivas tan prometedoras ofrece un sanatorio así
constituido; sanatorio escuela que completaría la educación ti- siológica,
sanatorio modelo por sus proyecciones médico-sociales. No se nos oculta
cuán distinta es la realidad, ¡qué dolorosamente distinta! y qué de esfuerzos
requerirá situar la cátedra científicamente, y cuánto tiempo ha de pasar antes
que la veamos como centro de esta organización, múltiple y única de lucha
antituberculosa; profesada en el hospital de la escuela, que ha de contenerla
en su recinto, con el dispensario laboratorio como su extensión más in-
mediata, que de ella recibe el alumnado y hacia ella canaliza los tipos de
aislamiento; con el sanatorio escuela como su extensión más distante,
aunque no menos vinculada, que de la cátedra recibe el alumnado, residente
o no, y del dispensario sus pacientes de selección. Así organizada la cátedra
de Tisiología quedaría satisfecho el principio de totalidad, que Sayé proclama
fundamental en la organización de la lucha antituberculosa, aplicado a la
enseñanza, único criterio normativo cuando se trata de preparar la defensa
social y capacitar a sus futuros mantenedores, frente a una enfermedad
social; así dispuesta no tardaría en señalar entre nosotros, rumbos de acción
médico-social hasta ahora insospechados, y cumpliría ampliamente el
programa que hubimos de exigirle; debe crear la unidad de criterio y la unidad
de acción médicas, debe señalar señor-
46 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Situación de la Cátedra de Tisiologia y representación gráfica de sus conexiones didácticas


Profesada en el liosp. Gral. de Clínicas de la Escuela de Medicina. H.G. de C; E. de M —que
ha de contenerla en su recinto, con el Disp. Laboratorio- D.L— como su extensión más
inmediata, que de ella recibe el alumnado y hacia eJIa canaliza los casos de aislamiento;
con el Sanat. Esc.—S.E.— como su extensión más distante aunque no menos vinculada,
que de la cátedra recibe el alumnado, residente o no, y del dispensario sus pacientes de
selección. El D.L. mantiene conexión además, con el honor del entermo-H- y con el taller u
oficina donde aquel trabaja-O.T.- mediante los alumnos visitadores.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 47

mas, dictar procedimientos, unificar métodos y capacitar a la clase médica


cubana frente a la tuberculosis.
Las consideraciones que anteceden pueden resumirse en unas pocas
conclusiones que concretan mi criterio médico-pedagógico y son expresión
del concepto cíclico, ya expuesto, sobre enseñanza de la tisiología.
Primera: Toda enseñanza médica especializada debe facilitarse y exigirse
siempre que su objeto constituya una necesidad social y para ser efectiva,
debe capacitar suficientemente al estudiante, frente al problema médico-
social que aspira a resolver o mejorar.
Segunda: La estadística de la tuberculosis en Cuba, señala que el estudio
de la tuberculosis en nuestro país debe ser objeto de una preparación
especial dentro del ciclo general de la enseñanza médica.
Tercera: La enseñanza de la tuberculosis como un todo, para que sea
científica y objetiva requiere la organización de un Dispensario Laboratorio,
necesita las salas del Hospital General y debe completarse con una etapa de
preparación sanatorial, bien mediante internado rotatorio, o por asistencia de
grupos al Sanatorio del alumnado de la Cátedra.
La segunda pregunta ¿a quién se va a enseñar? plantea además una
interrogación elíptica, que se refiere al emplazamiento de la cátedra y exige
su interpolación en la pauta académica, para darle cumplida respuesta.
Esta enseñanza va a ser impartida a los alumnos de medicina, como
curso regular y completo, dentro del ciclo general de sus conocimientos
médicos. Podemos afirmar, en consecuencia, que no se trata de hacer
especialistas ni practicar la enseñanza relámpago a que se acostumbra
llamar, fuera de aquí, cursos intensivos de tuberculosis para post-graduados.
Tenemos a la vista uno de estos programas y quiero transcribirlo
parcialmente sin hacer reflexiones acerca de su efectividad: “La tuberculosis
infantil merece una sola lección y por el estilo las diversas localizaciones
laríngea, óseas y articulares, génito-urinarias, meníngeas, del peritoneo e
intestinos; en una sesión queda terminada la bacteriología del bacilo y se
dedica otra a las reacciones patológicas que determina. Por lo demás, afirma
Krause, que hace de esta enseñanza una crítica despiadada, el programa de
tales cursos es una transcripción del índice del libro de Cornet, ¡y todo esto
en seis semanas y menos!”.
48 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

No se trata de graduar especialistas y como la educación tiene que ser


colectiva, estará condicionada por un postulado de la pedagogía moderna,
profesar atendiendo preferentemente a la mentalidad media de los
educandos. Hasta ahora entre nosotros, los alumnos recibían una educación
tuberculosa fragmentaria y discontinua, no obstante que veían enfermos y
aprendían buenos conceptos a su paso por los distintos cursos, así durante
la asistencia a las patologías y clínicas generales, vieron casos variados y se
beneficiaron de la discusión sobre su naturaleza, diagnóstico y tratamiento.
Por regla general tales casos aparecen como incidentales, como afecciones
individuales y aisladas, y excepto para unos pocos profesores de amplia
visión clínica, quedaban en la sombra los aspectos fundamentales como son
las relaciones, los puntos de contacto y el contraste en cuanto a la
tuberculosis a las distintas edades, épocas de infección y causa inmediata de
la enfermedad. Es que en la clínica general y especial se rompe la
continuidad de la tuberculosis, como si dejara de ser sistemática y el
resultado se traduce en que el alumno anota los puntos interesantes del diag-
nóstico y todo lo más del tratamiento; pero su idea de la tuberculosis es
restringida, y aunque la observación se repita, difícilmente vislumbrará la
noción primordial que rige el determinismo clínico de la enfermedad, la
concepción de que cada ejemplo clínico de tuberculosis, es la germinación
de una semilla plantada en el pasado, cuya latencia y actividad marcan
fielmente la curva vital del sujeto con sus altibajos de exaltación y
rendimiento.
¿En qué momento de la vida académica debe interpolarse la educación
tuberculosa? Una vez que el alumno tiene ya cursados los conocimientos
básicos que le capacitan para emprender su aprendizaje clínico y juntamente
con las clínicas, es que debe estudiar tuberculosis; entonces el estudiante
sentirá la universalidad y lo multiforme de sus manifestaciones, y por
simultanear su preparación clínica en los demás servicios, estará en
condiciones de interpretar todos los casos de enfermedades tuberculosas
que pueda encontrar.
Si hubiese de señalar con el criterio expuesto y en el orden de su
importancia relativa los conceptos cardinales de esta enseñanza, que han de
ser motivos de reflexión y estudio por parte de los alumnos, anotaría los
siguientes, de acuerdo con Krause:
Primero: Consecuencias de no hacer un diagnóstico de tuberculosis.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 49

Segundo: Orientación a seguir con el paciente clasificado tuberculoso.


Tercero: Naturaleza recidivante de la enfermedad.
Cuarto: Concepción del valor relativo de los signos y síntomas al evaluar
un caso individual, derivada del hecho positivo de que en ninguna otra
enfermedad es tan marcada la desarmonía entre el estado anatómico y los
signos físicos y síntomas.
Quinto: El hecho de que cada paciente tuberculoso debe ser atendido
como una entidad y encaminado en su evolución con un exacto conocimiento
de su medio familiar y de sus condiciones sociales y económicas.
En cuanto a la clínica se refiere, la filiación de los casos puede ordenarse
de modo progresivo y pasar de uno a otro marcando el contraste y la
correlación. Se puede empezar con una exhibición de niños que no
reaccionan a la tuberculina y mostrar después otros que reaccionan, sin
evidencia todavía de tuberculosis clínica, pasar entonces a los que tienen
historial de tuberculosis en buena salud actual', y finalmente, niños afectos en
el momento del examen. Estos cuadros nos brindan la oportunidad de discutir
el contacto, métodos de infección, herencia y latencia, tipos de enfermedad y
en general contrastar las modalidades predominantes en la infancia con las
que actúan en la vida adulta.
Viene después el adulto y escogemos la localización pulmonar,
empezando por un caso en salud actual y cuyo historial sea pródigo y acuse
la gravedad pasada, siguen la tuberculosis aguda y crónica y sus
combinaciones, para entrar en las formas de comienzo con hemoptisis inicial,
con catarro y expectoración, con dolor o con laxitud diaria y discontinua. Se
establece aquí la discusión de los síntomas, la técnica de las pruebas de
laboratorio, el balance de la historia, signos y síntomas, la atenuación de los
síntomas, la recidiva después de la detención, métodos de tratamiento y
pronóstico.
Todos estos ejemplos y los innumerables que puedan presentarse dentro
del material humano disponible, serían dispuestos de una manera tal que
empezando, en la primera lección, con la infección sin enfermedad clínica en
el niño, pudiéramos seguir, paso a paso, hasta demostrar el pronóstico del
adulto y la profilaxis social. A través de todo esto palpitaría el esfuerzo que ha
de traducirse en armonía, con lo que el estudiante ha visto de tuberculosis en
los demás servicios del hospital.
50 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Llegamos a un punto en que el alumno está preparado para abarcar la


tuberculosis, sus conocimientos ya le muestran tantos aspectos que la
multiplicidad se funde a su vista, sabedor de la correlación y unidad del
conjunto; es entonces que las conferencias de patología pura y
generalidades reclaman su lugar hasta desenvolver un temario interesante y
movido como el siguiente: lugar de la enfermedad en la historia de la
medicina, historia, atributos y biología del bacilo de la tuberculosis; factores
que determinan la infección; desarrollo y efectos de la infección; conversión
de la infección en enfermedad; diseminación y represión de la enfermedad,
etc., etc.
Este esquema de un plan de enseñanza para la cátedra de tisiología, no
aspira a realizar más que una aproximación; no se nos oculta que la
condición primera de todo programa ha de ser su maleabilidad para
adaptarse incesantemente, a las necesidades cambiantes de la enseñanza,
y más en este caso particular, que por tratarse de una organización que
empieza, sería absurdo intentar la confección de un molde rígido y definitivo
en que habría de cristalizar, con sujeción a un sistema preestablecido, la
educación tuberculosa.
Creo firmemente que este ejercicio inicial del programa y aun la prueba
de la oposición, son justas honradas en que los contendientes muestran su
capacidad, ejercitan su fuerza y ensayan su preparación. Para mí, el
programa es un proyecto, una concepción personal tan distante de su
vaciamiento en la cátedra como lo está el proyecto de una obra
arquitectónica, madurado en la quietud del gabinete de trabajo, de verse
reproducido en la piedra; el plan de enseñanza fue modelado en el
aislamiento del estudio y la meditación, y no sospechamos las adaptaciones
que ha de sufrir su arquitectura primitiva para satisfacer como obra útil y
cumplir una labor didáctica eficiente.

BIBLIOGRAFIA
Aschoff, Ludwig. Lectures on Pathology-Delivered in U.S. 1924. Edward Juneway Lecture.
The Pathogenesls of Pulmonary Consumption, p. 34.
Krause, Alien K. American Review of Tuberculosis. 1917, I-233 Undergraduaie Instruction in
Tuberculosis.
Krausen, Alien K. American Review of Tuberculosis. 1921. Transactions of the Seventeenth
Annual Meeting of the National Tuberculosis Ass. 1921.
Klotz, Walter C. Transactions of the Seventeenth Annual Meeting, 1921. Under- gradúate
Instruction In Tuberculosis. 195-96.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 51

Philip, Robert. Revue de Phtlsiologie Médico-Sociale, 1924, nùmero 5 300. Les effects de
l’organisation de la lutte antituberculeuse sur la diminution de la mortalitenpar
tuberculose.
Philip, Robert. The antituberculosis program: Coordination of preventive measures, 1908,
260, 61, Supplement to the transactions of the Congress.
Figura 3

Cuando ejercía como medico rural en el ingenio Santa Gertrudis, provincia


de matanzas en 1920.
53

EL INFIERNO Y LA ESPERANZA
(NOTAS SOBRE UN SANATORIO DESDICHADO)*
Es la Esperanza más bien un infierno, aunque las escenas del Horco no
se marcasen hondamente en las carnes de los tuberculosos maltratados,
como se marcaron, dantescas, en las sombras dolientes de los pobres locos
de Mazorra. La Esperanza como todos los Hospitales públicos, ha sido
durante la noche interminable que constituyó el machadato, pesadilla y
horror, vergüenza y aquelarre embadurnados de mediocridad, ramplonería y
cuatrerismo. Allí del hambre que habían de padecer los enfermos además de
su enfermedad, para regodeo y beneficio de explotadores encabezados por
algún director de manga ancha e ideas cortas; allí, del privilegio y la
politiquería bajuna, manejadas con habilidad de comité de barrio por
muñidores sin conciencia, que aspiran a trepar desde la dirección de estos
establecimientos, donde todo dolor tiene su nota desgarrada, a un escaño del
capitolio dorado y lejano, faro enorme que recorta sus líneas estentóreas de
la impudicia, sobre la ciudad desdibujada. Allí el dejar hacer y el dejar pasar;
allí la firma pronta y sobona para los jugosos por cientos; allí los homenajes
ridículos y las colectas autorizadas contra los bolsillos exhaustos de los
enfermos, para regalarle calzoncillos, el día de su santo, al "señor director".
Allí, todo y de todo, menos una organización científica y responsable,
eficiente y capaz de fijar normas, marcar criterios o jalonar rutas directrices,
por los caminos de universalidad, que hoy constituyen la Tisiología moderna;
señalemos, sin embargo, porque es de justicia, los esfuerzos mantenidos
hasta la inanidad o el desmayo, de los pocos compañeros que lucharon por
curar enfermos, bogando contra la corriente, en este putrílago de estulticia y
mala fe, a partes iguales que ha sido durante tantos años el Sanatorio “La
Esperanza".
¿Pruebas de cuanto llevo dicho? A millares podrían aportarlas los pobres
enfermos, tan maltratados como escarnecidos; dirían su hambre de siempre,
con presupuestos jugosos que consignaban
54 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Publicado en la Revista “Bohemia". Diciembre 24 de 1933.


para subsistencia de cada paciente, cincuenta centavos todavía en el año
30-31 y treinta y cinco en el presupuesto pasado, que bastan para ofrecer
una ración de lujo, nunca gustada; qué digo de lujo, ni aun siquiera la
necesaria para cubrir sus gastos energéticos y menos la suplencia calórica
que exigía y exige en buena terapéutica, la enfermedad tuberculosa; pero se
robaban el dinero “equitativamente repartido”, pagando las cajas de huevo a
catorce pesos ochenta centavos y el litro de agua con leche, de la finca
“Berta”, propiedad del yerno de Machado, a doce centavos. Contarían los
enfermos tantas anécdotas vergonzantes que parecen increíbles, verdaderos
capítulos de la más descarnada novela picaresca que movería a risa no a
pocos, si no contuviesen un fondo inaudito de tragedia las rifas, los
homenajes, las cocinas rinconeras manejadas por enfermos; pálidos confetis
de este carnaval trágico-cómico.
Como no quiero ahondar en estas cosas menudas y pestilentes, de puro
sabor, machadista, y sí referirme a la desorganización técnica del Sanatorio,
a su falta de contenido vital y científico, a su vida anemiada y raquítica, de
puro desgano; carente de correlación, de trabajo, de entusiasmo; desprovisto
de eficacia social de su desconexión del ambiente y del enfermo después del
alta, sin proyección alguna ni pronunciamiento sobre la cultura médica
especializada en el sector de la tuberculosis, que está obligado a encauzar y
dirigir, sin que pueda ceder su puesto de mantenedor laborioso, atento a
enjuiciar todos los problemas médicos sociales que le son afines; como me
interesa destacar estos hechos diré, antes que otra cosa la carencia de
instrumentos de trabajo que hoy son imprescindibles, en todo sanatorio
donde se hace vida científica activa y que aspire a ser algo más que un
almacén de enfermos. No había, ni hay todavía, una sola esterilizadora en
uso; faltaron siempre lámparas de luz alpina, tan necesarias para el
tratamiento de algunas formas de tuberculosis y especialmente para la
complicación intestinal; no existe un equipo radiológico, y de los tres apa-
ratos de radioscopia hay uno echándose a perder, sin tubo y sin pantalla. El
laboratorio es un desastre, indotado y rutinario, no cumple las más
elementales funciones de investigación; se carecía de colorantes y útiles
hasta para hacer un examen de sangre.
Los servicios de garganta y cirugía dental se esforzaron inútilmente,
hasta el cansancio, en hacer obra útil y rodaron al fin por la suave pendiente
del trabajo cómodo sin fatigarse, carentes de todo recurso. No hablemos de
las técnicas más especializadas que exigen aparatos de precisión y algún
costo, para dotar servicios de toracoscopia y toracocáustica, broncoscopia y
metabolismo basal,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 55

para no citar más, que hoy funcionan rutinariamente en todos los


establecimientos sanatoriales.
Por lo que respecta a los enfermos, solamente ingresaban mediante la
obligada carta de los ridículos personajes de entonces, carta que el "señor
director” añadía al expediente y contestaba siempre, meloso y zalamero,
preparando su postulación; los nombres de Ainciart, Pepito, Mañalich, Trujillo
y comparsa, aparecen entre los firmantes; una vez ingresados, sin
clasificación adecuada para su distribución ulterior, se repartían los enfermos
sin orden ni criterio científico, atendiendo a las preferencias o estableciendo
los privilegios que señalaba el "señor director” con la finalidad de complacer a
sus amigos a colocar en lugar destacado de la carretera, para recreo de
visitantes y turistas, a las muchachitas más lindas y agraciadas, a las que
lucían mejor, ocultando en las casetas alejadas y poco visibles a las oirás,
que llevaban sin afeites, sobre sus carnes doloridas y enfermas, los signos
evidentes del hambre y la miseria. La promiscuidad de los enfermos que
convivían estrechamente, sin tener en cuenta sus distintos grados de
evolución; un enfermo con lesiones avanzadas junto a otro con lesiones
mínimas a quien reinfestaba continuadamente, constituye una de las páginas
más elocuentes que pregona la ignorancia culpable y el desamparo criminal,
que regían este infortunado sanatorio, en maridaje bien llevado, con
proveedores sin conciencia y autoridades sanitarias de igual contextura; tipos
de la peor especie, que deshonrarían la cárcel, tantas veces honrada entre
nosotros en los últimos tiempos, y sólo merecen el paño de muro que habrían
de salpicar en su agonía.
Un paseo rápido, dirigido al azar, por los demás departamentos y
servicios del sanatorio, nos llevaría a una cocina destartalada y mugrienta,
sin enseres ni utilería y en la que asoman sus vientres despanzurrados, ollas
y cacerolas milenarias cuyas tapas cribadas por agujeros como ventana, les
permitían asomarse al rancho carcelario; la reparación de la cocina ha
costado ciento sesenta pesos; la utilería necesaria para utilizarla costará
alrededor de doscientos. Los dos refrigeradores están inservibles, el de
hombres, prácticamente nuevo, sufrió desperfectos en su equipo eléctrico y
no funcionó más. Su reparación cuesta ahora ciento treinta pesos; el del
sanatorio de mujeres habrá que hacerlo nuevo, ya que sólo constituye un
baluarte de cucarachas, agrietado y ronqueante; además, no hacían falta,
porque no tenían nada que conservar.
Las casetas de los enfermos tienen aspecto presentable y hasta alegre;
es cierto que muchas son nuevas; la pintura está bien
56 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

conservada en la mayoría; pero las camas carecen de ropa y las


colchonetas y almohadas riñeron tan fiera batalla entre sí, que asoman sus
visceras, cicatrices y nudosidades, en viva protesta de que se las tome por
objeto de reposo, cuando son ellas quienes piden el eterno descanso y un
crematorio que no existe. Las sillas de extensión, que debía tener cada
enfermo la suya, tan necesarias para complementar el reposo al aire libre
como la misma cama, andan cojituertas por algún sótano, esperando la mano
piadosa del carpintero que paga el sanatorio, pero que está muy ocupado
siempre, reparando las propiedades privadas del "señor director". Reparar
estas sillas, que ya están reparándose, costará unos doscientos pesos.
Las calles y parques constituyen el orgullo del sanatorio y su mejor
ornato; las primeras llevan nombres de damas que otrora pasearon su boato,
para bautizarlas bajo el signo de la machadocracia, en un discurrir amable
de caridad bien anunciada por la crónica social; los segundos ostentan su
blasón inglés, de césped cuidadosamente recortado, de canteros simétricos,
de arboiitos de navidad y nacimiento, todos ¡guales y de la misma altura.
Antiguamente, cuando el sanatorio tenía sabor de trópico, los algarrobos
centenarios, laureles y framboyanes, entrelazaban sus frondosas copas y
tejían la sombra acogedora que propiciaba el descanso; el "señor director"
quiso parques ingleses y ordenó que taladrasen los árboles viejos, así
demostró su autoridad, que desde entonces quedó encadenada a la
vigilancia del césped, en potencia de ser pisado por tantos malandrines que
desoían sus estentóreas voces: ¡No pase por ahí! ¡Yo soy quien soy y no
piso la hierba!
Los enfermos eran vejados, además de maltratados; hambre, gritos y
otras cosas, entre ellas no pagarles sueldo o pagarlo misérrimo; pero el
mercado de indigentes no estaba lejos y constituyó un buen venero para
sustituir a los que se aburrían de trabajar entre tuberculosos, malcomidos y
sin sueldo, por la casa y la comida; sótano infecto y rancho del Príncipe,
ligeramente disminuido. En el departamento de hombres trabajaban catorce
sirvientes y ganaban diez y ocho pesos cincuenta centavos; fueron tan
mansos, sin embargo, que en el albur de arranque, cuando el "señor director"
puso los pies a buen recaudo, en una fuga discreta de huye que te cogen, sin
cuidarse de! equipaje, y dejando abandonados entre las manos de la
turbamulta enfurecida, hasta sus flamantes trajes de etiqueta; fueron tan
mansos, repito, que lo dejaron ir tranquilamente, sin romperle ni siquiera un
hueso de poca significación anatómica, como el parietal o el esfenoides.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 57

Los médicos y enfermeras, por espíritu de clase añadirían poco a cuanto


llevo dicho; pero como el espíritu de clase no puede significar complicidad ni
cobardía, añadirían bastante; demás, en esta hora de las sanciones
necesarias, estamos obligados a denunciar todos las villanías que nos
punzaron de cerca y que nos asfixiaron con el vaho mefítico de su podre,
estimuladas por su régimen de vicios oprobiosos y de crímenes nefandos;
cuando estas granujadas fueron cada día la zarza de nuestro camino y cada
día nos humillaron y ofendieron, la denuncia cobra entonces sabor nuevo y
deviene deber inaplazable; de otro modo sería siempre cierta la manida frase
del mal comediógrafo; “los granujas no viven de sus granujadas, viven de
nuestra cobardía".
Puede el sanatorio recobrarse con la mayor rapidez posible, si me
brindan un poco de ayuda. Lo primero es comer y el capítulo de subsistencia,
como todos los capítulos que consigna la vigente ley de presupuestos para el
sanatorio La Esperanza, habrá que rehacerlo de inmediato o limitar su
capacidad de asistencia al número de enfermos a quienes se pueda
alimentar adecuadamente, con el dinero consignado; los enfermos ingresan
por padecer tuberculosis, que ya es bastante, para que además sufran
hambre. Si esto no se remedia, la mitad aproximadamente de los enfermos
tendrán que abandonar el sanatorio; felizmente parece que va a solucionarse
muy pronto, con la situación de los fondos necesarios. Lo demás vendrá
después y cuanto antes, ya que sólo significa organización, esfuerzo
mantenido, eficiencia técnica y capacidad, sacrificio y devoción para enfocar
y resolver todos los problemas médico-sociales, de trabajo e investigación,
que plantea cada amanecer el funcionamiento científico de un sanatorio,
doblado por nuestro afán legítimo de superación técnica. Baste afirmar para
el futuro, que a mi juicio, toda institución de esta índole está obligada a
recoger cada año, en un volumen, el fruto de su labor y dedicación, para
sumarlas al balance científico general y contribuir a la integración de una
cultura, que se perfile y decante en el tiempo con caracteres propios, y el
ensanchamiento de una disciplina particular, cuya difusión intensificada por el
ejercicio y la enseñanza, tiene en el libro su mejor vehículo, y brinda con el
libro los factores inexcusables para la valoración honrada de un esfuerzo
sostenido y limpio.
MI VISITA AL SANATORIO HOSPITAL AMBROSIO GRILLO*
No podía yo volver a Cuba, a Santiago, sin visitar el Hospital Sanatorio
"Ambrosio Grillo” que no conocía. Fui esta vez a Oriente para asistir a la
Treinta Asamblea del Colegio Médico Nacional, que se celebró en Santiago
de Cuba durante los días 18 y 19 del pasado diciembre, y cumplí, en su
seno, el propósito que me llevó, denunciar en voz alta, sin tapujos ni
complicidad, a los médicos ladrones que han deshonrado a la profesión
robándose el dinero que el erario público y la sanidad oficial destinaban al
mantenimiento de los hospitales. Allí, ante los médicos atónitos, delegados
de todos los Colegios Médicos Municipales, presenté y leí mi moción denun-
ciando los crímenes de Mazorra, nuestro Manicomio Nacional, y los
escándalos del Consejo Nacional de Tuberculosis, que han provocado las
indignadas y justas protestas colectivas de los enfermos recluidos en
"Ambrosio Grillo” y "La Esperanza".
Ya en Oriente cumplí mi promesa, visitar "Ambrosio Grillo". Los cubanos
devotos, penetrados de fervor religioso, y los turistas cubanos van siempre al
Santuario del Cobre, donde se venera nuestra virgen mulata, yo me contenté
con verlo, enclavado en la serranía que lo circunda, desde el escenario del
Hospital Sanatorio, situado casi enfrente, del otro lado de la carretera. No
quise estampas ni flores, como cantan con sus guitarras únicas los
santiagueros del trío Matamoros, pero quise meterme en la entraña dolorosa
de aquel recinto, donde centenares de enfermos tuberculosos desgranan el
rosario de su esperanza y la angustia de sus días iguales, mirando hacia el
Santuario mientras confían envueltos en la serenidad del paisaje y la paz del
ambiente.
El Hospital Sanatorio “Ambrosio Grillo” recorta la mole de su construcción
al abrigo de una montaña que le sirve de fondo y lo protege de los vientos;
luce bien emplazado y es una construcción sólida y amplia, de tres plantas,
con capacidad para unos trescientos enfermos. Es, desde luego, insuficiente
para la provincia de Oriente que intenta servir: mucho más para Camagüey y
Oriente,
Publicado en la Revista Bohemia, el 30 de enero de 1949.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 59

cuyas necesidades sobrepasan, seguramente, un millar de camas por buen


margen. Si añado que alberga enfermos de otras provincias resulta fácil
afirmar su exigüidad.
Los compañeros médicos me recibieron complacidos, presentes casi
todos los que allí trabajan, con esa acogida afable que traduce la sonrisa
ancha y el gesto cordial de la gente de mi tierra, me brindaron un café
aromoso, que no se toma por acá, y no fueron remisos a mis preguntas
directas, que inquirían escrutadoras lagunas y defectos, grietas
administrativas por donde se filtraban consignaciones, alimentos o
medicinas; carencia de equipos, útiles o instrumental; faltas de técnicas
médico-quirúrgicas en algunos de sus aspectos o realizaciones.
Respondieron siempre a mi interrogatorio con sinceridad de hombres
honrados, demostrando preparación y probidad, preocupados por la salud de
sus enfermos, dolidos de que no se prestase la atención debida a sus quejas
y requerimientos por la alta dirección del Consejo Nacional de Tuberculosis,
indignados a veces, por las consecuencias irremediables y fatales que
habían determinado y siguen produciendo, la desatención y el silencio,
cuando no la actitud esquiva o desaprensiva, de las autoridades obligadas a
remediar los hechos, frente a sus comunicaciones, denuncias y peticiones,
sobre cosas concretas y motivos de evidente y fácil comprobación.
Las conclusiones de mi conversación con el grupo de médicos que tan
bien me atendió son las siguientes: La plaza de médico patólogo de la
institución está cubierta por un compañero de buena formación que ha
introducido por sus esfuerzos y desvelos, la anatomía patológica en los
servicios hospitalarios de Santiago de Cuba; pero en Ambrosio Grillo no se
hacen autopsias, ni se trabaja en este sentido, porque no se atendió nunca la
necesidad de dotar y equipar el departamento de anatomía patológica. Este
es un defecto grave que urge subsanar cuanto antes. No sé de ningún
establecimiento sanatorial, ni hospital organizado científicamente, que
carezca de este servicio. No cabe argumentar que el Sanatorio “La
Esperanza” funcionó largos años sin cubrir tan importante función, ya que fue
todo ese tiempo, hasta que lo transformé en un centro científico, un bodegón
infecto y un pésimo depósito de enfermos.
La plaza de cirujano del Hospital “Ambrosio Grillo” está cubierta; pero no
se hace cirugía torácica, y existen allí dos quirófanos, dos hermosos salones,
que se mueren de risa, mientras los enfermos que necesitan operarse se
mueren en la espera, desesperada y agónica, de un cirujano capaz, de un
cirujano especializado. He
60 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

leído las numerosas comunicaciones cursadas desde “Ambrosio Grillo”


sobre este gravísimo problema, clamando, una y otra vez, al Consejo
Nacional de Tuberculosis por su más pronta solución; pero el Consejo
permanece sordo a los ayes de los enfermos que se mueren, e insensible a
los ruegos de los médicos enronquecidos de gritar. Hubo una respuesta, al
fin hubo una, que merece su reproducción y un marco apropiado a su
inverecundia y pequeñez. La respuesta dice que los enfermos que necesiten
operarse serían trasladados al sanatorio “La Esperanza”. Es de una
desfachatez sin medida y de un cinismo impar.
Han pasado años desde que escribí mi artículo "A luchar tuberculosos de
Cuba", publicado en Bohemia, octubre del 45, en cuyas páginas anticipé
este desastre quirúrgico, sin cirugía eficaz, de “Ambrosio Grillo”, y denuncié,
a raíz de los nombramientos efectuados para inaugurar dicho Hospital
Sanatorio, el curso de los sucesos, cuanto iba a suceder, ha sucedido y está
sucediendo. Sabía yo entonces que no funcionaría, que no podía funcionar,
el departamento quirúrgico de “Ambrosio Grillo", sabía y sé, que toda
sudacia tiene su límite infranqueable y que también lo tiene la ignorancia
hecha osadía. De aquí arrancaba mi convencimiento de entonces y el tiempo
me ha dado la razón, toda la razón; pero es bien doloroso que mi denuncia
temprana y mi afirmación indignada, escritas en octubre del año 45, además
de tener la corroboración de una estadística que no puede falsearse, y que
grita la indigencia quirúrgica del Hospital Sanatorio “Ambrosio Grillo”, estén
abonadas con la vida de no pocos enfermos que murieron sin operarse,
cuando una intervención oportuna y hábil, científicamente realizada, pudo
haberlos devuelto a la vida con salud.
¿Debí guardar silencio, como hacen los cobardes y los débiles, ante la
gravedad de los acontecimientos que vi encimarse, y que interpretaba
claramente? No quise callarme, y grité apasionadamente mi verdad en
defensa de los enfermos. Como consecuencia tuve que comparecer
acusado, en juicio oral y público, ante la Sala Segunda de la Audiencia de La
Habana, y fui condenado a cincuenta pesos de multas, por injuria leve con
publicidad. No comprenderé nunca estas paradojas de la justicia injusta, este
contrasentido y esta oposición del derecho que hacen los hombres para
enfrentarlos con los derechos humanos; no alcanzo a comprender cómo
pueden injuriar y calificarse como injurias las verdades que se digan a un
funcionario público que está en el ejercicio de funciones médico-quirúrgicas
de gran responsabilidad y de cuya actuación, incompetente o inhábil, puedan
derivarse o se estén derivando ya,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 61

efectivamente, daños irreparables, tan irreparables como la muerte o la


invalidez de los enfermos que opere, si de un cirujano se trata, o de la
muerte de los enfermos que no se operan cuando debieron operarse, y que
fallecen después de recorrer jadeantes, un largo calvario porque no fueron
operados, si al mismo cirujano se refiere. A mi juicio de médico, que
interpreto el derecho como una doctrina viva, en perpetuo cambio y
adaptación a las nuevas modalidades, a las realidades cambiantes de la vida
del hombre, cuando un profesional médico, un cirujano, digamos para ser
más exactos, acepta, o gestiona, y es nombrado para un cargo especializado
cuya técnica desconoce y es, por tanto, incapaz de practicar, está co-
metiendo un crimen potencial que entraña un peligro real, y es deber de la
buena justicia, no de la justicia injusta, evitar la peligrosidad y el crimen
inminente, los crímenes ya en preparación, mucho más si la denuncia se
produce con la debida antelación, y todavía más si la formula una persona
competente, de reconocida preparación y mejor conocida reputación
profesional y social; tal fue mi caso específicamente. Cuando un médico que
no es cirujano, o un cirujano general, acepta un cargo de cirujano
especializado, de vías nerviosas o de tórax, por ejemplo, sabe muy bien que
está procediendo muy mal, que está cometiendo una estafa de la peor
especie, porque también hay gradaciones y categorías entre la baja ralea de
los estafadores, sabe muy bien que si opera, a golpes de audacia, está
cometiendo un asesinato a sangre fría, y que si se abstiene de operar,
padecen y se mueren cuantos no tenían otra salida que la vía quirúrgica bajo
la dirección de un guía hábil, capaz y preparado. Por algo el cerebro y el
tórax, la médula, el corazón y los pulmones, están encerrados en una caja
que los protege y los defiende contra los ignorantes y los audaces, por algo
la llave que da acceso a estas visceras vitales, y los caminos que a ellas
conducen, solamente pueden alcanzarla unos pocos elegidos, los mismos
que saben transitar sin tropiezos, por aquellos caminos. Un buen cirujano de
tórax y un neuro cirujano bueno, no estoy hablando de los creadores
geniales de ambas cirugías, sólo se hacen y aprenden a crecerse, cuando
vieron operar mucho y bien, cuando ayudaron a operar bien y mucho
después, cuando operaron mucho finalmente.
A mi pregunta acerca del estado en que ingresaban los enfermos, sobre
el tanto por ciento de enfermos avanzados, me contestaron los Jefes de
Clínica que era muy alto, alrededor o más del cincuenta por ciento. Les
expuse mi extrañeza y traté de explicarme esta situación, a todas luces
irregular y anómala, asistido de sus argumentos. Era muy explicable durante
el primer año de funcionamiento, que ingresaran muchos enfermos
avanzados, hasta
62 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

constituir mayoría inclusive, ya que concurren, naturalmente, todos


aquellos que buscan en la noche de su desesperanza un áncora de
salvación, los desesperados que claman desde su gravedad por una cama y
atención médica en un establecimiento sanatorial, los desatendidos que nada
tienen, ni familiares a veces, o carecen de casi todo, los rotos de espíritu y
destrozados orgánicamente, los desheredados de la vida y de la suerte,
amargados y tristes, arrinconados en un tugurio sin luz y sin pan, por una
sociedad que aprendió a dar limosnas sin sentir la solidaridad humana; pero
después del primer año o un poco más, en que todos han muerto o casi
todos, la explicación es más difícil y significa que algo funciona mal, que el
engranaje e interrelación de los Dispensarios y el Sanatorio dista de ser
adecuada y eficaz. Si el ingreso se hace por la vía del Dispensario, órgano
esencialmente de pesquisa, de búsqueda y atracción del enfermo a sus
dominios, y parece que ahora, desde muy recientemente, se está haciendo
así, como debió ser siempre, el tanto por ciento de enfermos avanzados tenía
que disminuir visiblemente en el curso del tiempo. Si los Dispensarios se
dedican preferentemente al tratamiento, y actúan centrípetamente, hacia
ellos, trabajando de manera predominante como centros terapéuticos,
entonces sólo desviarán hacia el Hospital Sanatorio los casos incurables o
que cataloguen como tales, los complicados, y aquellos que, a su juicio,
requieren intervenciones quirúrgicas de más amplio vuelo, de cirugía mayor,
que exigen el internamiento de los pacientes para ser practicadas. No estoy
postulando, quiero hacerlo constar, que los Dispensarios, nuestros Dispen-
sarios, se abstengan de hacer tratamiento, y no practiquen el neumotorax
ambulatorio, por ejemplo; pero sí afirmo que el Dispensario no puede
descuidar sus labores .genuinas, que le son privativas, para meterse en
camisas de once varas haciéndole competencia a los centros de
internamiento, Hospitales y Sanatorios, y fijando a su órbita enfermos que no
les pertenecen. Cuando esto sucede, y el Dispensario se desorbita, y retiene
indebidamente, para hacer clínica y estadística, o cosas peores, enfermos
que no son suyos, que escapan a sus posibilidades muy limitadas y
desbordan su contenido legítimo, padecen siempre los enfermos y sufren el
contragolpe, en su marcha y organización, los Sanatorios y Hospitales.
“Ambrosio Grillo” está sufriendo de este mal seguramente, y es por eso que
en sus ingresos, suman y pesan tanto los casos avanzados. Esta situación,
doblada gravemente por la carencia de una cirugía eficaz, tan amplia y
científica como necesitan estas instituciones, hacen de ‘ Ambrosio Grillo” un
centro de trabajo retardado y dos veces insuficiente, lo que determina en sus
hombres mejores, y los tiene muy buenos, una falta de estímulo y cansancio
temprano que han de vencer cada mañana, para no despeñarse cuesta abajo
en abismos de rutina. "Ambrosio Grillo” es insuficiente primero, ya lo apunté
antes, porque no basta ni remotamente, para las necesidades urgentes de la
Provincia Oriental; pero, además, y esto es grave de nuevo, grave y criminal,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 63

permanece intacta, sin que se abriera nunca al servicio de los tuberculosos,


de los innúmeros que se mueren en sus hogares, toda una sala equipada
que tiene capacidad para cuarenta y ocho enfermos.
“Ambrosio Grillo" es un centro de trabajo retardado e insuficiente otra
vez, porque la falta de cirugía y el enorme número de enfermos avanzados
que le entran por su puerta de ingreso, forzando la puerta hasta hace poco y
por debajo del telón, cuando no por la competencia interesada de los
Dispensarios, que son ruedas sueltas a su libre determinación y voluntad, sin
ajuste ni sujeción a un sistema pre-establecido y regulado adecuadamente,
todo ello concurre y hace que “Ambrosio Grillo" sea un establecimiento lento,
poco dinámico, casi estático en su vaciamiento que debía tener velocidad
quirúrgica, para atender y servir al mayor número de enfermos posibles
dentro del menor tiempo. Lo salvan todavía del caer en el dejar hacer, dejar
pasar, del quietismo y laxitud estática, diluidos en la serenidad del paisaje y
la paz del ambiente, el coraje mantenido de sus mejores médicos, que
pelean contra la rutina que ios cerca y la mediocridad, dorada por lo que se
le paga, no porque se trate del aurea mediocritas del divino Horacio, que los
dirige y maltrata desde esa atalaya de inmundicias que es el Consejo
Nacional de Tuberculosis. Lo salvará definitivamente, ayudando a los
médicos que pelean, la organización de los enfermos tuberculosos de
"Ambrosio Grillo", que fueron los pioneros en luchar, de todos los enfermos y
ex-enfermos bajo las banderas de la UNETE, la Unión Nacional de Enfermos
Tuberculosos y Ex enfermos.
Mis preguntas a los médicos sobre otros extremos me convencieron de
que el sistema de drenajes del Hospital Sanatorio "Ambrosio Grillo" necesita
con urgencia ser reconstruido, o ampliado cuando menos, de que el
crematorio no basta a las necesidades que debe llenar, ambos defectos
capitales muy desde el comienzo de sus actividades. El abastecimiento de
agua potable parece que es suficiente en cantidad con lo que se anota un
punto sobre "La Esperanza" y bien importante, ya que el Sanatorio de la
Capital, con más de ochocientos enfermos, vive y muere sediento en per-
petua hidrofobia. Lástima que no la sufrieran de verdad, los culpables
64 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

que engordan y se enriquecen con la caquexia de los enfermos y la


miseria de los sanatorios y hospitales.
Acompañado por los médicos visité algunas salas para conocer su
distribución y saludar a los enfermos; las habitaciones tienen cabida para
cuatro pacientes, más bien limitada su amplitud, y se abren, sin puertas,
sobre dos galerías que las recorren y enlazan en toda su extensión. Uno de
los dos corredores, el de mayor anchura, funciona a manera de comedor con
mesas que se articulan a la pared por una cabecera, para adosarlas
totalmente cuando no se utilizan. Las camas son todas de interior y
permanecen fijas, estaban ordenadas y limpias. Recorrí después otras
dependencias importantes, lavandería y desinfección de útiles mayores, para
detenerme más tiempo en la despensa, cocina y almacén, el vientre del
establecimiento.
Debo destacar, antes de meterme en la despensa, que “Ambrosio Grillo"
está intervenido administrativamente, como lo está también "La Esperanza",
por un delegado personal y hombre de confianza del Ministro de Salubridad.
Las cosas y los robos llegaron hasta ese extremo, porque no tocaban fondo
llevándose los fondos y todo lo demás. El hombre de presa hoy en
“Ambrosio Grillo" es el Sr. Manduley, delegado interventor, que se unió a
nuestro grupo para enseñarme cordialmente, su campo de acción más
inmediato. Entramos juntos a la despensa, también limpia y ordenada; pero
además nutrida de cosas que iban llegando de La Habana. Tuve en las
manos, y revisé, algunos modelos del movimiento de víveres y dietas,
tomados al azar, indistintamente, de fechas diversas. Es fácil advertir que las
cosas han cambiado, como es fácil comprobar el escándalo anterior, en que
se compraba con sobreprecios de un 30 y 35 por ciento y como, además, no
se pagaba, la calidad de las mercancías debió ser de primera, y en el peso
entrarían los gusanos que denunciara una enferma hace poco, como de
hallazgo frecuente en la comida. En la cocina, a nuestro paso, se distribuía
un almuerzo de buen ver, sin exceso de condimentación aparte. No hay
cocina dietética en “Ambrosio Grillo", tampoco existe, desgraciadamente, en
ninguno de nuestros centros hospitalarios, clínicas, ni quintas o casas de
salud; pero éstas y otras cosas serán adquisiciones de un mañana mejor y
de una mejor medicina, que también entra por la cocina.
Antes de marcharme hacia Palma Soriano, donde almorzaría con un
amigo de la infancia, el Dr. Martínez Espinosa, las ayacas de maíz tierno
más sabrosas que he gustado nunca, solicité del Director en funciones de
“Ambrosio Grillo", la autorización para hablarles a los enfermos que tuvieran
ejercicio y pudieran reunirse
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 65

en el local del teatro, siempre que esta petición no quebrantase la


discipina interior. Accedió el Doctor Pomares y dispuso el emplazamiento de
los pacientes, mediante el servicio de inter-comunicación radiada de que
dispone el Sanatorio. Ya en el teatro que iban llenando los enfermos, desde
el escenario y junto a sus médicos, mis compañeros y amigos, inicié una
charla en tono menor, que fue subiendo en la medida que mi emoción crecía,
adentrándose por caminos trillados para el orador; pero que no pueden
recorrer el hombre y el tisiólogo que en mí se confunden, sin la sacudida
interior que irisa la palabra conmovida y rompe la escala emocional. No
puedo recordar este mensaje, no podría escribirlo, porque me falta la
presencia recogida y atenta, la expresión de sus rostros que asentían con
gestos sencillos, comprensivos, llenos de interés, lo que matizó mi palabra y
mantuvo encendida y vibrante la tonalidad de mi voz. Enfermos de
“Ambrosio Grillo”, guarden mis palabras como una promesa, no las olviden
nunca, que fueron las de un peregrino que cuida su esperanza y la siente
más hondamente, más viva y sangrante, desde que tocó a la puerta de par
en par abierta, ancha e incierta, de vuestro dolor de hombres, de vuestras
angustias de enfermos. Aquella puerta que se abre para recibirlos frente al
Santuario del Cobre, del otro lado de la carretera.
El día de mi visita el Hospital Sanatorio “Ambrosio Grillo" vestía arreos de
fiesta con el ánimo alegre, preparándose para recibir los días pascuales. Las
salas ataviadas escondieron su pena, y rivalizaron en decoración y pulcritud.
Abundaban las guirnaldas polícromas que tejieron los enfermos, con otros
motivos de vivos colores, a lo largo y ancho de las galerías, y se
entrecruzaban como si cambiasen felicitaciones y saludos, voces de aliento y
silencios henchidos de esperanza. En todo aquello había calor de hogar y
afán incontenido de retorno, de volver algún día al punto de partida, al seno
de los suyos, para incorporarse de nuevo a la vida y una vida nueva; pero se
expresaba también, en todo aquello, el fruto de la convivencia mantenida,
creadora de una fraternidad de enfermos, de lazos y nexos que amamantó a
sus pechos doloridos la vida en común, la reclusión casi forzada con todas
sus limitaciones y tristezas. Vínculos que debían ser indestructibles por
haberse forjado con grilletes de miseria, de enfermedad y de muerte, que
tienen que ser indestructibles para el bien de todos los que sobrevivan a esta
dura prueba, y como recuerdo imperecedero a la memoria de los que
sucumben y van cayendo a lo largo del camino.
Para darle vida y norte, ruta y estrella guiadora, a esta fraternidad, para
vaciar en ella todo el contenido y las esencias más
66 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

puras de la convivencia, para revivir el recuerdo de los que se fueron y


mejorar en bienestar y salud, en supervivencia útil, la vida de los que se
curan y atender y curar a los que recaen, para tocar de recuerdo amable los
días del Sanatorio, y luchar, aprendiendo a luchar, contra la turberculosis y la
miseria que le hace la cama y le teje el sudario a la tuberculosis; para pelear
por la rehabilitación de los enfermos y alcanzar una ley de seguridad social
que los proteja; para castigar a los ladrones emboscados en el Consejo
Nacional de Tuberculosis desde su fundación, para transformar desde la raíz
este Consejo y que sirva sus verdaderos objetivos, las necesidades que la
enfermedad determina y los intereses de los enfermos; para que lo cuiden y
vigilen desde adentro, como sus mantenedores y únicos empleados, quienes
fueron enfermos y estén capacitados, y viven en capacidad efectiva de
trabajo; para fundir en eslabón acerado de una cadena nacional cada enfer-
mo y todos los que sufrieron la enfermedad, para unirlos apretados en un
solo haz y una sola aspiración, propósito y anhelo, para todo esto, está
naciendo fuerte y pujante la Unión Nacional de Enfermos Tuberculosos y Ex
enfermos, la U.N.E.T.E.
Al final de mi recorrido en aquel día luminoso por las salas y galerías de
"Ambrosio Grillo”, descubrí, en el extremo de uno de los corredores, un
nacimiento ingenuo, que extendía sus figuras humildes sobre un sencillo
pedestal, todo el poema rumoroso del Nacimiento Cristiano, una égloga
sobre el verdor de los campos, un alumbramiento que sembró tan
hondamente en su momento, como para abrir una época de la historia
humana, cuando se hizo cosecha y espíritu en el alma de los hombres para
trasmutarse en creencia y religión. Me detuve breves instantes ante el naci-
miento que habían levantado los enfermos, ante sus figuras humildes y su
estrella guiadora, miré después hacia el Cobre, hacia el Santuario, y asocié
todo aquello sin querer, mientras depositaba en la alcancía mi aportación, a
la tarea que aguarda a los enfermos, levantar el nacimiento de su
organización hasta hacerlo creencia y voluntad, crear y hacer crecer la
U.N.E.T.E. bajo la refulgencia y el impulso magnético de su estrella guiadora.
PARA LOS ENFERMOS DE “AMBROSIO
GRILLO” Y “LA ESPERANZA”*
¿Les gustaría saber a nuestros enfermos pulmonares que la
preocupación de muchos hombres y mujeres, fuera de Cuba —médicos,
sociólogos, educadores, trabajadores sociales y hasta legisladores, que es
mucho decir— por la readaptación y la rehabilitación de los tuberculosos que
salen de los centros de curas, desamparados casi siempre, es asunto de
cada día, de palpitante actualidad, debate constante y publicaciones
frecuentes? ¿Les interesa conocer que hasta hace más de diez años, cuando
A. Fabre publicó en 1938, su tesis de Lyon sobre “La vuelta al trabajo y el
porvenir social de los tuberculosos “pulmonares" recogió más de doscientos
títulos que se refieren a tan interesante tema y plantean sus posibilidades y
desarrollo? ¿Cuántos artículos, monografías, tesis, ensayos, libros, y
capítulos se añadieron después? En el libro de Norvin C. Kiefer, publicado en
septiembre del año pasado, aparecen en su apartado bibliográfico, bien
detallados, 1 007 (mil siete) documentos originales. Dejando, pues, de lado
los primeros doscientos se ha escrito bastante, y lo suficiente, desde luego,
para que se enterase, cuando menos, nuestro Consejo Nacional de Tubercu-
losis y su flamante Consejo Superior, de que sí existe, y sí tiene vigencia, y
está íntimamente relacionado con la lucha antituberculosa, este hecho y
complemento económico-social de la recuperación, readaptación y
rehabilitación del enfermo tuberculoso. La ignorancia global, el
desconocimiento absoluto, que de éste y otros tantos problemas tiene el
Consejo Nacional lo mantiene cojituerto y a contrapelo, funcionando en
anacronismo permanente. Es bien curioso, y alarmante además, el
comportamiento ejemplar de esta pareja idílíca, lo bien que se llevan y el
poder de asimilación, en sentido boxístico, del Consejo Nacional y el Consejo
Superior de Tuberculosis; como se apoyan y respaldan, y como se reparten
la ojeriza de los enfermos y la peor voluntad y comentarios ácidos de todo el
pueblo cubano y sus órganos de expresión. No hay manera de encontrarlos
en terreno polémico, no atacan ni se defienden;

Publicado en “Bohemia”, el 7 de agosto de 1949.


68 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

tan bien instalados se encuentran en sus disfunciones y desaciertos


oficiales. Por lo que a mí respecta he agotado ya, bien lo saben cuántos se
acogieron a su umbría rumorosa, todas las críticas, ironías y sarcasmos, que
merecieron siempre sus actuaciones y procedimientos, sin rectificación ni
enmienda. Los he seguido y perseguido como un índice acusador, como el
fiscal de los enfermos, sus víctimas inermes. Sólo me resta recoger en un
volumen de fácil circulación a bajo precio, mis artículos de la Revista
Bohemia y darles así, perdurabilidad y coherencia de libro, para que sigan
cumpliendo la función sanitaria que les dio vida inicial; denuncia y D.D.T. de
ambos Consejos y contra tamaños disparates.
¿Y los centros de trabajo? ¿Qué consideración le merecen a los lugares
de internamiento, nuestros sanatorios, estos conceptos trascendentes? ¿Se
han penetrado de su inquietud y demuestran que les preocupan tanto como
les ocupan las tareas del tratamiento y los afinamientos diagnósticos? ¿Se
acercan comprensivos, en actitud inteligente y despierta de cooperación y
ayuda, al problema angustioso de sus enfermos recuperables? ¿Enfocan de
alguna manera, con claridad científica, los oscuros caminos, tan llenos de
riesgos, en que desemboca el alta de la gran mayoría de sus pacientes? ¿Se
han planteado alguna vez el mañana inseguro, el después de la cura, la
interrogación agudizada que germina en el enfermo y lo gana en la medida
que se siente mejor, luego del período inactivo, y la vida vegetativa y el
reposo obligado? ¿Creen que esto no les incumbe, que no es labor suya,
que no tienen motivos, ni porqué situarse, para ocupar una posición
destacada en rumbos que estiman fuera de su acción? Pero ¿es que
estudian siquiera a sus enfermos desde un punto de vista vocacional o psi-
cotécnico? ¿Ensanchan sus conocimientos generales y los preparan en
algún sentido de un mejor dominio de su técnica u oficio? ¿Mantienen
lugares de trabajo, talleres de terapéutica ocupacional, personal idóneo de
adiestramiento, capaz de brindar orientación y enseñanza?
Nuestros centros de trabajo antituberculoso dedican todos sus esfuerzos
sin agobio, sin fatigarse mucho, a la marchita criolla, a perfilar diagnósticos
acicalados, al tratamiento de los enfermos en que el pronóstico no es
cerradamente sombrío, y a la pesca y cultivo del caso interesante; pero el
trabajo institucional, el rendimiento de conjunto, todo aquello que al
decantarse y filtrarse en el tiempo es lo que de verdad queda y hace a las
instituciones grandes, respetadas y queridas, porque el país y la ciudadanía
sienten su manera y ejemplo, su impulso sostenido, todo eso sigue una línea
descendente lamentable, y se fragmenta para buscar refugio
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 69

en las capillas minúsculas de los nombres personales y los posesivos


infecundos. El doctor Fulano cree y afirma que cumple su deber porque
atiende sus casos y hasta se preocupa por sus enfermos; les trae algunas
muestras que pidió para ellos a los visitadores médicos, y se duele de que
no tengan todos los antibióticos y P.A.S. que desearía. Procura el doctor
Fulano que el número de casos avanzados de su servicio sea el menor
posible, y si lo dejaran elegir, escogería los de mejor aspecto y menor
extensión de lesiones, porque él es muy cuidadoso de su estadística y le
gusta que se recobren, en el menor tiempo, el ciento por ciento de los
enfermos que trata; todo lo demás le tiene sin cuidado al doctor Fulano, todo,
lo otro que está más allá de su predio cerrado, fuera de su capillita o
sanatorio sietemesino, y hasta le tienen sin cuidado y sin desvelo, sus
propios enfermos en cuanto dejan de serlo porque tienen que irse, y vueltos
a la vida, a su hogar, a su taller, si los acoge, la vida y el trabajo, la mala vida
y el peor trabajo, la miseria y la angustia, que rondan como buitres, vuelven
sobre su víctima propicia para roerle de nuevo los pulmones y clavarle de
nuevo la etiqueta: reactivación de sus lesiones, recaída de su enfermedad
tuberculosa. A veces, pocas veces, el Dr. Fulano sigue preocupado por
algún enfermo suyo que dejó de serlo ya en el sanatorio: cuando así sucede
la razón es obvia, el enfermo podía, y ahora va a la consulta privada del
doctor, va y le paga, y es más suyo que nunca. Si nuestros sanatorios
actuales, y especialmente “La Esperanza”, que durante años permaneció
señero, hubiesen acompasado su ritmo de trabajo a las normas universales,
y permanecido atentos a la marcha del tiempo, a las orientaciones del pro-
greso en la lucha antituberculosa, seguramente que no estarían tan
retrasados, funcionando exclusivamente como malos centros, indisciplinados
y anárquicos, de aislamiento y tratamiento, y las preguntas anteriores
rodarían por demás, sin base ni razón que las sostenga. No se me diga que
yo dirigí “La Esperanza” después de la caída de Machado, hasta la huelga
general de marzo, y que no me ocupé de estas cosas que ahora señalo con
tanto énfasis. Para aquellos que intenten esconder su pasividad y
aquiescencia a todos los errores y tropelías de antes y después, con este
razonar mezquino, tengo otros argumentos. Les diría que durante aquellos
catorce meses y bajo las condiciones más adversas, el sanatorio trabajó
como nunca y vivió su edad de oro institucional, respetable y respetado. En
situación precaria, sin dinero y sin crédito, sin material y sin equipo, desnudo
y hambriento de todas las hambres y miserias, con el país en bancarrota,
desorganizado y maltrecho, se transformó el sanatorio, por el empuje
enfervorizado de un grupo de
70 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

hombres de buena voluntad que me siguieron, en lo que fue entonces y


ha quedado después como recuerdo imperecedero, para contraste,
desgraciadamente, de lo que ha vuelto a ser: una institución científica
honrada en la que se trabaja fieramente, en armonía de grupo que realizó,
por vez primera, en nuestros medios hospitalarios, la organización
responsable del trabajo en equipo, con criterio de interdependencia, para un
fin común: el beneficio general de todos sus enfermos. No pudimos hacerlo
todo, yo no pude hacer más de lo que dejé hecho; pero sabía cuánto
quedaba por hacer y jugué siempre limpiamente. Trabajé, todo el tiempo,
como si fuera a ser director de “La Esperanza” toda la vida, y viví siempre
como si tuviera que irme todas las mañanas, con las manos limpias y la
frente alta, satisfecho de haber cumplido con mi deber.
Han pasado quince años y han pasado muchas cosas, todo un turbión
de acontecimientos que salpicaron de fango muchas conductas; las más por
omisión, apartadas en su quietud cómplice, permanecieron acodadas sobre
el puente mirando el torrente, ausentes y culpables; los otros se metieron en
el lodo buscando oro. La lucha antituberculosa no es un capítulo aparte del
desquiciamiento en que se debate la nación, sin tocar fondo, desde hace
muchos años; forma parte de la inverecundia oficial y arrastra los mismos
vicios sin virtudes; está metida en la tembladera, viscosa y letal, es cierto, y
cuando todo concurre y converge, y no existen fuerzas de resistencia
organizada; cuando la criba está en lo alto y ahíta de podre la rezume, y todo
lo mancha y contamina, no se pueden pedir peras al olmo, ni esperar que
marche bien una ruedecilla de un engranaje oxidado y a destiempo, atrasado
y sin rumbo, como es nuestra salubridad. Lo grave no es el aparato en sí, la
función descuidada y enferma por la carcoma irremediable de la politiquería
voraz, lo grave es que toda una clase social, la clase médica, va en la nave a
la deriva y sus timoneles lucen contaminados; mientras se pliegan los
demás, como forzados de galera, al rasero nivelador de la burocracia oficial
y del puesto mal pagado, del cargo mal dotado y peor retribuido que no se
renuncia por decoro, ni se atiende cumplidamente por deber.
Nos quedan por revisar los temarios de las reuniones periódicas que
celebra la Sociedad Cubana de Tisiología y, especialmente, sus
convenciones, que recogen y premian los trabajos más laboriosos, de mejor
orientación y calidad subida. Que yo sepa la readaptación de los
tuberculosos, dentro o fuera del sanatorio, la recuperación de los enfermos
en nuestro medio cubano y dentro de nuestras posibilidades, la rehabilitación
enfocada con criterio amplio de médico y sociólogo, con alteza de miras y
generosidad, para movilizar todos
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 71

los resortes y fuerzas sociales necesarios a la consecución de una


finalidad precisa, práctica y realizable, que yo sepa, repito, no ha merecido
aún en el seno de la Sociedad Cubana de Tisiología, ni tampoco en las
Convenciones anuales que celebra, consideración o estudio, meditación o
planteamiento. Estas limitaciones y soslayos de la Sociedad y sus
Convenciones no suponen desconocimiento del problema o ignorancia de su
actualidad y vigencia, lo que sería más perdonable, significan que la
Sociedad está secuestrada, y permanece sojuzgada, por los mandones del
Consejo y la ignorancia de los mandones que !a mantienen abierta y
sostienen sus publicaciones y gastos, desde el local en que funcionan hasta
los que permiten las reuniones extraordinarias o convenciones. El tema de la
rehabilitación permanece en silencio, y se convierte así en la rueda olvidada
de la lucha antituberculosa, como otros tantos temas, porque su presencia y
sus planteamientos y debates llevarían el Consejo a una situación
mortificante, de ostensible ridículo, poniéndolo en lamentable solfa. Sería
injusto no reconocer que en la última y novena convención, que tuvo a
Cienfuegos por sede, asomó ya la inconformidad con tal estado de cosas y
empezó a agrietarse la tolerancia ante las enormidades oficiales, representa-
das por quien regentó el Consejo durante más de cuatro años, y fue la
expresión máxima de sus depredaciones innúmeras, verdadero Alí Baba sin
cohorte; pero no es menos cierto que ya se conmovía la figura siniestra y
empezaba a tambalearse fuera de equilibrio.
El primer aldabonazo que llamó mi atención acerca de la rehabilitación de
los tuberculosos pulmonares fue hace veinte años, cuando fui por primera
vez a los Estados Unidos de Norte América y asistí, también por vez primera,
a la reunión anual de la National Tuberculosis Association que se celebró en
la ciudad de Atlantic City en 1929. Aquel año cumplió esta organización
ejemplar, la National Tuberculosis Association, su aniversario número
veinticinco, y se reunía en el mismo lugar donde fue fundada por un nume-
roso grupo de médicos, alrededor de doscientos, que echaron los cimientos
de la lucha privada contra la tuberculosis en su tierra, con tanta generosidad
y buena simiente, que creció incontenible y lozana, y fructificó,
maravillosamente, extendiéndose por todo el país. Allí conocí, emocionado,
al doctor William H. Welch, aquel viejecito radiante y gran fumador de
nuestros mejores habanos, a quien oían siempre de pie, en reverencia y
acatamiento, todos los médicos y la Asamblea toda. Allí se pasó lista en
recogimiento, para recordar a los fundadores, y en el banquete de gala
tuvieron
72 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

su puesto vacío, pero lleno de su presencia, todos los ausentes que se


perdieron en la noche definitiva.
En una de las sesiones plenarias de la reunión habló de su experiencia
sobre adaptación y recuperación, el Dr. H. A. Pattison, Director de Potts
Memorial, una institución que yo no conocía. Me interesó tanto su exposición
que, al final le rogué su autorización para visitar su centro de trabajo. Pocas
semanas después regresaba de Saranac Lake y, mal orientado acerca de la
dirección, tuve que hacer noche en Albany, capital del Estado de New York,
para trasladarme a la ciudad de Hudson a la mañana siguiente. Cerca de
Hudson estaba Potts Memorial, una granja de buen ver y amplia extensión,
con varios edificios de poca alzada y diseño rural, reunidos en una planicie
boscosa, y a corta distancia unos de otros. La familia Potts había cedido
aquella propiedad, en memoria de un ser querido, víctima de la tuberculosis,
para la realización de un ensayo bien dirigido, sobre terapéutica ocupacional
y recuperación de enfermos pulmonares tuberculosos. Cuando llegué a la
granja un grupo de pacientes hacían su cura de reposo, bajo los árboles, en
cómodas sillas de extensión; más tarde supe que eran los obreros del taller
de imprenta, que habían trabajado tres horas, y me enteré que en aquel
taller, muy bien equipado, se hacían todos los trabajos de la National
Tuberculosis. Dediqué todo un día a recorrer Potts Memorial, visitando su
lechería, establos y servicios de ordeño, con vacas excelentes, de raza, que
eran probadas con tuberculina dos veces al año; me detuve en la granja
avícola, que bastaba a llenar todas las necesidades del establecimiento, y
disfruté en ella de un espectáculo original, cuando en la noche despertaron
las gallinas, con gran iluminación, para engañarlas invitándolas a poner
huevos extras. En todas aquellas labores intervenían los enfermos
predominantemente, muy bien vigilados desde un punto de vista médico, con
las tareas a realizar regladas en tiempo y esfuerzo; todos eran enfermos en
capacidad de trabajo y procedían de los sanatorios comarcanos, Loomis y
Saranac Lake. Tenían buena presencia y estaban contentos y animosos. Me
alejé de Potts Memorial convencido de que H. A. Pattison era un gran
espíritu y un gran corazón, un verdadero animador, que estaba sembrando,
en tierra de los Estados Unidos, una idea generosa llamada a prender y
extenderse, y cuyos antecedentes procedían de Inglaterra. La lectura del
libro de Wolfsohn, aparecido en 1924, me había enseñado ya que los
precursores eran nada menos que Sir Robert Philip, el genial creador del
Dispensario en 1887 —Victoria Dispensary for Consumption, Edimburgo—,
Montague Barlow, y sobre todo, el doctor Varrier Jones, que fue el primer
realizador sobre bases
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 73

concretas, económicas y financieras, del ensayo matriz, la colonia de


Papworth fundada en junio de 1917.
Posteriormente, en una conferencia informativa acerca de mi viaje, que
pronuncié en el salón de actos del Centro Asturiano de La Habana, y más
tarde, en la página número cinco de mi libro "Estudios sobre Tuberculosis"
publicado en agosto de 1930, dejé constancia de la impresión que produjeron
en mi ánimo Pattison y su obra. Entonces escribí lo siguiente: “Tengo el
empeño de divulgar la obra que realiza esta escuela vocacional y sus
prometedoras perspectivas, así como las posibilidades de instalar entre
nosotros algo similar, que tienda a una resolución científica del angustioso
problema que urgentemente nos plantean éstas o parecidas interrogaciones,
¿qué hacer del tuberculoso en capacidad relativa de trabajo? ¿Debe regresar
a la tarea en que le sorprendió su enfermedad, aunque esta labor hubiese
sido, por agotadora, el factor dominante que determinó la eclosión del
padecimiento? ¿Cómo enfocar este complejo médico-social? No me
equivoqué, hace veinte años, al calificar de prometedoras las perspectivas de
la escuela de Pattison, y me satisface que el tiempo transcurrido confirme
plenamente mi apreciación temprana. Bastaría para convencer a los más
recalcitrantes, que echasen una ojeada al libro del propio Pattison, la tercera
edición apareció en marzo de este año, y que leyesen, por lo menos, la
introducción del doctor Kendall Emerson, quien recibió no hace mucho, la
medalla de Trudeau por sus servicios distinguidos en la lucha contra la
tuberculosis. Si no están fatigados, luego de leer el prólogo, deben pasar al
índice y repasar los títulos de los diversos capítulos contenidos en la parte
segunda, que se refiere extensamente a la rehabilitación dentro del sanatorio,
primero, y después a la post sanatorial, con mención en el índice, y estudio
detallado en las páginas correspondientes, de todas las colonias y los centros
todos de trabajo más destacados universalmente y mejor conocidos. Para
aquellos compañeros médicos que no leen inglés, que siguen abundando
tanto como en la época lejana en que se mortificaron conmigo, porque les
puse un profesor en el sanatorio, pero que se toman el trabajo de leerme sin
mortificarse, les traduzco gustosamente estas palabras de Kendall Emerson.
"Aquellas personas familiarizadas con la primera edición del libro,
Rehabilitación de los Tuberculosos, apreciarán esta revisión. Sin sacrificar el
valor histórico de la primera, el autor, con ponderada filosofía, abarca los
progresos de la última década en esta importante rama de la terapéutica
tuberculosa.”
74 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

"Con los tratamientos quirúrgicos modernos y el aumento creciente de


los casos mínimos que se descubren, la devolución de los casos detenidos a
su total eficiencia económica es un problema siempre en aumento. El
concepto de que la rehabilitación comienza tan pronto como se establece el
primer diagnóstico positivo ha ganado terreno rápidamente y se refleja, con
mayores y nuevas responsabilidades, sobre el sanatorio, sus médicos y
trabajadores educacionales. Ya ha pasado la época en que la rehabilitación
se consideraba exclusivamente función de las instituciones organizadas para
dicho propósito, aunque permanecerán siempre dedicadas a la preparación
especial de los post graduados".
“Tales empresas prepararon las bases de edificación sobre las cuales
otros pueden levantar y ensanchar los planes, para llevar adelante estos
servicios tan esenciales y constructivos. El autor ha contribuido
profundamente en este campo al que permanece fiel en pensamiento y
devoción, cultivándolo sin interrupción durante los últimos treinta años".
Tan impresionado quedó entonces de lo que se hacía ya sobre lucha
antituberculosa, en 1929, en los Estados Unidos, solamente por iniciativa
privada, que escribí en la página 82 de mi citado libro: "Cuando partí de
Saranac Lake rumbo a La Habana, me había ganado como adepto, la
Escuela Americana de Tisiología por experimental y clínica, por la intensidad
de su obra y la devoción de sus cultivadores laboriosos, por ser toda ella
continuidad y superación de aquella voluntad indomable, y de aquel corazón
todo ternura, gemelo del de Asís, puestos al servicio y al alivio de los pobres
tísicos de entonces, sin esperanzas de redención, y que en Edward
Uvingston Trudeau, el creador de la ciencia tisiológica en América,
encontraron consuelo, ciencia y esperanza". Cuando volví a mis quehaceres
en el Sanatorio Covadonga del Centro Asturiano, a mi servicio de
tuberculosis que había obtenido por oposición cuatro años antes, fundé, con
mis enfermos residentes, la primera fraternidad de que tengo noticias, y,
para llamarla de algún modo, utilicé el nombre del pabellón o edificio en que
permanecían internados los pacientes. La fraternidad de enfermos
tuberculosos J. G., iniciales de José García, fue la primera y única que ha
existido en Cuba. El ensayo me dejó para siempre una viva impresión, por el
interés sostenido que despertó en los enfermos y el calor que pusieran en
mantenerlo, sin quebrantar su horario de reposo obligado ni la disciplina
institucional. La fraternidad J. G. ilustró a sus miembros en el conocimiento
necesario de la tuberculosis, organizó una biblioteca que inicié ampliamente,
dio los primeros pasos en Cuba, firmes y certeros en la terapéutica
ocupacional y descubrió,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 75

trabajando con un pequeño núcleo, orientaciones vocacionales insospe-


chadas, diseñadores de muebles, dibujantes, escultores, fundó una pequeña
revista y mantuvo un clima de convivencia amable, de apoyo mutuo y
optimismo prometedor y fecundo. De esta manera, organizando un pequeño
grupo de enfermos, y por intermedio de la misma organización en
adiestramiento, hice un ensayo modesto entre nosotros de recuperación y
terapéutica de trabajo. No he olvidado aquel trabajo artístico de un enfermo,
que intentó mandar a la exposición de Sevilla una colección de anillos
preciosos, que constituía todo un muestrario de nuestra riqueza maderera,
cerca de trescientos se hizo, y los diseños y variedades eran innumerables;
el diseñador de muebles hacía modelos diminutos de todo tipo, con
maderitas de envase de tabaco, y los patinaba artísticamente; el escultor
tenía fibra y manos hábiles, y se hubiera graduado en San Alejandro con
provecho; pero le faltó siempre tesón y le sobraba vagancia. Del primero
perdí la vista y no sé si vive, los otros dos son amigos míos y se curaron
hace muchos años definitivamente.
La Unión Nacional de Enfermos Tuberculosos y Ex enfermos, la
U.N.E.T.E. tiene que plantearse también esta tarea inmediata de la
recuperación y readaptación de los enfermos para empujarla desde abajo,
por su fuerza numérica. El Consejo Nacional, los consejos mellizos,
empezarán a saber de su virtualidad, de su utilidad médico-social y
provecho económico-social, en la medida que los enfermos todos juntos, sus
familiares y amigos y los ex enfermos, clamen por su urgencia y precisen por
su necesidad de su funcionamiento e instalación adecuadas dentro de los
sanatorios y fuera de ellos; pero en su vecindad, para que los sanatorios
aprendan a considerar la readaptación y la estimen como una función
inexcusable y obligada de extensión sanatorial, que empieza en ellos con la
clasificación y estudio del caso, con su ingreso y valoración sensible del
índice de recuperabilidad, con la reconsideración y ajuste necesarios y
sucesivos, en el curso de la evolución; con el conocimiento individual, sobre
la orientación vocacional de cada paciente, que haga y amplíe el personal
especializado y teniendo en cuenta los datos que aporte y suscriba al servicio
social del sanatorio, para la más aproximada filiación social económica del
enfermo y de su grupo familiar dependiente o conexo. La U.N.E.T.E. tiene
que presionar, y va a presionar con toda su fuerza, para la realización de
todo su programa, que es el programa integral de una lucha tuberculosa
integralmente realizada. En cuanto se refiere a los problemas y modalidades
de la rehabilitación vamos a contar con la cooperación personal y la
dirección, nada menos, que del propio Pattison, quien se ofrece a venir a
Cuba gratuitamente,
76 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

para ayudarnos y guiarnos por el mejor rumbo. La carta suya en que se


concreta tan generoso ofrecimiento está fechada el 21 de julio. ¡Adelante la
U.N.E.T.E., adelante, por el esfuerzo viril de sus remeros y el pecho jadeante
y roto, pero entero y sin miedo de sus miembros todos! A juntarse todos sin
desmayo para la boga final; vamos a ganarle esta pelea a cuantos nos
cierren el camino, porque vamos camino del alba y ya apunta la claridad de
mañana en el iris de la esperanza y la redención de los enfermos. ¡¡Adelante,
muchachos!!
Figura 4.
Junto a la estatua del profesor Trudeau en la famosa "Trudeau School
of Tuberculosis". EUA, donde realizó estudios de post- graduado en
1931.
MENSAJE DE GIBARA*
(A la memoria de Emilio Laurent en nuestro aniversario)
Escribo estos párrafos apretados, antes de saltar al avión que nos lleva a
Gibara, la villa riente de mi Oriente, que convoca mañana, 17 de Agosto, a
sus valientes legionarios del año 31, para conmemorar un aniversario más
de aquella fecha que sacudió a toda la República con un estremecimiento de
heroísmo y esperanza. Vibración de esperanza por el heroísmo de la
acometida; sacudida heroica en que la esperanza cubana de aquellos días
aciagos, desplegó al viento su penacho más alto en reto a muerte de la
ciudadanía, ya granada en coraje, contra la tiranía y la barbarie entronizadas
en nuestra tierra.
Estos párrafos, urgidos por la prisa, van a los plomos de El Crisol para
convertirse en letra impresa; así lo quiere quien tiene méritos para pedirlo y
sabe pedirlo, además, con gentileza y elegancia; Julio César González
Rebull, Director de El Crisol, y uno más del grupo de periodistas, todos a
una, que hacen y mantienen en plomo y en esfuerzo diario, las páginas
nutridas y enhiestas de El Crisol.
Julio César me pide una semblanza de aquel arquetipo heroico que fue
Emilio Laurent, la figura ya tallada en piedra perdurable, que simboliza la
acción de Gibara, el desembarco y toma de Gibara por los expedicionarios
del "LLse Wormauer”. Conocí a Emilio Laurent en Key West, desterrado ya,
cuando salté, a mi vez, al exilio luego de conocer en largos días, la Cabaña,
el Príncipe, y la cárcel de Nueva Gerona en Isla de Pinos; después nos
reunimos en Miami donde, por primera vez, me habló Aurelio Alvarez, de la
posibilidad de organizar una fuerza expedicionaria que invadiría oportuna-
mente, la tierra cubana. A su invitación para que me incorporase le contesté
brevemente: tengo que ir a Saranac Lake a tomar un curso de tuberculosis;
pero estaré atento para decidirme a regresar a Cuba con ustedes. Unas
semanas más tarde, en la calle 72 de New York, me encontré con Emilio y
acepté incorporarme como Jefe

Publicado en el periódico "El Crisol", el 16 de agosto de 1951.


REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 79

Médico de la expedición, con Agustín Xirau como auxiliar médico, y el


enfermero Balling, mexicano de nacimiento. Ya era tan amigo de Emilio, y
sentía tan de cerca su magnetismo personal, que me enlisté alegremente, en
la aventura heroica contagiado de su optimismo. Días más tarde, el grupo
nuestro, los últimos que llegamos al barco, trajo todo el parque y quedó
integrado al resto que ya estaba a bordo. Después la espera, la galerna que
nos azotó furiosamente, el aprendizaje de las armas automáticas, y la
decisión conjunta de venir a Cuba de todas maneras, a morir peleando por
defender el cargamento, a pelear muriendo por levantar los ánimos y salvar
el decoro de la Revolución, ya exhausta y moribunda. Éramos treinta y siete
hombres decididos y resueltos; treinta y siete hombres y más de cuarenta
ametralladoras. Fuimos los expedicionarios de Gibara que mantuvimos
combate con las fuerzas de tres tercios de caballería, cinco escuadrones de
la Guardia Rural, un batallón de Artillería de Costa, media batería de
Artillería de Campaña dotada de un cañón de treinta y siete, fuerzas de
aviación y el crucero de la Marina de Guerra "Patria”. Éramos, y así nos
llamamos, la Legión Libertadora del 31, que tuvo por capitán a Emilio
Laurent. El pueblo de Gibara sostuvo nuestro coraje al recibirnos con los
brazos abiertos y brindarnos el apoyo de sus hijos más bravos, que supieron
morir valientemente. El Comandante Lico Batán, de la zona de Velazco,
respondió con la entereza de los libertadores, y se nos unió con sus hombres
todos prestos a la llamada del deber.
La vida de Emilio Laurent, todas las facetas de su vida adamantina,
quedan recogidas en su libro autobiográfico "De Oficial a Revolucionario”,
libro sencillo y fuerte, a ratos amargo, en que palpita y se mueve, angustiado
y magnífico, nada menos que todo un Hombre, un cubano por encima de
todo, enraizado a los dolores de su tierra y de genuina estirpe revolucionaria,
por su origen, por su ideología, por su conducta de todos los momentos.
Padeció como el que más de nuestra generación, los embates y altibajos
que se nos escapan, y que condicionan nuestra vida semicolonial, supo del
arma, del instrumento y de la técnica interpretativas, aprendió, y bebió en
buena fuente, la verdadera teoría revolucionaria, el manejo eficaz de la
estrategia y de la táctica, tuvo sus errores, sus equivocaciones y hasta sus
defectos; pero fue siempre un cubano de limpia ejecutoria y exhaló su último
aliento adolorido, y gritando por una muerte heroica, abrazado a su bandera
amada, desangrándose por la total liberación de su tierra y por la plena
justicia y el decoro del hombre. Así fue, así vivió hasta su muerte, Emilio
Laurent y Dubé.
80 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Ahora, hace un momento, regresamos de Gibara los expedicionarios del


31. Venimos de conmemorar nuestro aniversario, de asistir al develamiento
del monumento que tallaron las manos de Ravenet, con emoción y acierto
sin par, con desinterés y verismo ejemplares. El monumento es de
proporciones heroicas, pletórico de fuerza y dinamismo, su emplazamiento
constituye un acierto y alaba la devoción del pueblo de Gibara por su página
más gloriosa, destacando el aporte y contribución de sus organizaciones
cívicas y el apoyo de las autoridades locales. Aquella rotonda que avanza
sobre el mar, con su anfiteatro de montañas azules al fondo realzan el
monumento y lo elevan dignamente, a la magnitud épica del hecho heroico.
Bien se merecía Emilio Laurent esta perennidad de recuerdo emocionado en
que trabajaron con ahínco y desvelo Enrique C. Henriquez, su amigo
entrañable, Miguelito Quevedo y su Bohemia.
Gibara nos recibió con desbordado cariño y la multitud, recogida en
peregrinación, que llenaba sus calles nos acompañó al Cementerio, junto a
la tumba de Angel Arguello, el valiente luchador salvadoreño. nuestro
compañero, herido en acción de guerra y vilmente asesinado más tarde en
compañía de Emiliano Machado. Allí, junto a la tumba de Arguello, honramos
a todos nuestros muertos con palabras y flores, recogimiento y gratitud, que
Gibara mantiene y renueva. Después en el litoral, apretados con el pueblo
junto al monumento, la viuda de Emilio Laurent, Terina Porro procedió a su
develamiento y se elevaron nuestras voces desde la tribuna palpitante de
emoción, llenas de sentido responsable, denunciadora y flagelante,
combativa y limpias como la vida de Emilio Laurent.
LEVANTATE Y ANDA, JUVENTUD CUBANA*
Declaración de Principios y Llamamiento a los Jóvenes
En esta hora trágica de la vida cubana los jóvenes tienen que juntarse por
encima de todas las banderías políticas divisionistas que están desgarrando
a la Nación. Tienen que juntarse los jóvenes para decir su palabra de orden,
gritar limpiamente su verdad y clavar en lo alto su ideario nacional
revolucionario de liberación económica, libertad política y justicia social; las
consignas sentidas que mueven la voluntad popular porque se han hecho
conciencia de la gran mayoría nacional, de los grandes núcleos sociales que
luchan por darle cauce y sentido a la Revolución Cubana en continuidad
histórica con la gesta emancipadora del 95.
La juventud no es adolescencia en los países económicamente débiles
en los pueblos nuestros, de la América Nuestra, que maduran pronto
políticamente, apurados por las enseñanzas y ejemplos del imperialismo que
pega y explota; pero obliga a meditar tempranamente. No tienen
adolescencia los huérfanos, y nosotros los jóvenes malvivimos en orfandad
permanente y más permanente maltrato, generación tras generación,
ofendidos desde adentro por los depredadores del tesoro público que nos
desgobiernan y defraudan hasta la esperanza —verdaderos lacayos y vende
patrias miserables— ofendidos desde afuera por el peor vecino que nos man-
tiene empobrecidos y sojuzgados.
Si nuestra juventud no es adolescencia ni alcanza a serla, porque ha
madurado siempre en ambiente de expoliación y orfandad; si las
organizaciones políticas, tan confusas como desvergonzadas, nos llaman
con cantos de sirena para enlistarnos en sus filas manejadas invariablemente
por dirigentes corrompidos, atentos a su aprovechamiento personal, tan sólo
para utilizarlos y probar si somos resistentes al contagio de su
encumbramiento inmoral; si el único movimiento revolucionario que ha
sacudido a la República en sus cincuenta años de existencia fue de
extracción juvenil y sigue siendo por su raíz y savia juveniles, aunque
mixtificado, vendido y traicionado por los pillos que lo usufructuaron y sus
detentadores

La Habana, agosto de 1952.


REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 83

bribones; si este espectáculo de ahora que ensombrece otra vez nuestro


futuro con la vuelta del usurpador ambicioso, cuya historia maldita tan bien
conoce nuestro pueblo, y el aupamiento entre sombras cuarteleras de su
gavilla de generales minúsculos; si esta negación de los postulados
democráticos que fundamentan la República y este golpe traidor,
emponzoñado y bajo, artero y dado a mansalva en la entraña misma de la
Patria, nos retrotrae a los comienzos y nos obliga a empezar por el principio,
rectificando el rumbo allí donde se desvió el curso ascendente del
movimiento vivo y actuante, ¿por qué no encabezarlo de otro modo? ¿Por
qué si la savia y raíz fueron juveniles y siguen siendo juveniles el desinterés y
el impulso, la voluntad de querer y el espíritu de sacrificio; por qué si el ideal
constructivo germina en los jóvenes y es función suya el hacerlo tangible,
esfuerzo y tarea suyos el darle realidad y vida; por qué si el martirologio va a
nutrirse de nuevo con su sangre generosa no ha de tomar en sus brazos y
hacer descansar sobre sus hombros, orientar con su pensamiento y echar a
andar desde su estructuración nacional y mediante su organización
vertebrada nacionalmente, la Revolución que anhela y quiere? La Revolución
medularmente revolucionaria por su contenido y acción que Cuba necesita,
que el Pueblo Cubano exige y requiere y está pidiendo desesperadamente
que reclame la voluntad y la prédica de nuestros muertos gloriosos y está
escrita en el pensamiento martiano con palabras de fuego; en las
exhortaciones y ejemplos de Sanguily y de Varona, faros de cubanía,
veneros de enseñanza y Maestros perennes de juventudes.
Más que nunca tiene ahora la juventud un motivo para aglutinarse porque
jamás tuvo como ahora un motivo para luchar: le han secuestrado su
Revolución ¡se la han robado en nocturnidad y con alevosía! cuando ya la
habían escarnecido y mutilado quienes debieron robustecerla y conducirla:
los desgobiernos que su ímpetu condujo al poder. Se han aprovechado de su
indefensión y su letargía, compelidas desde el poder desprestigiado, para
maniatarla en los cuarteles y silenciar su espíritu soterrando su voz
acusadora, pero su espíritu pervive y seguirá resonando su voz limpia que se
han hecho carne y conciencia de nuestra juventud y nuestro pueblo.
Los jóvenes saben ya que tienen que juntarse y sienten enardecidos de
coraje que tienen que luchar unidos para rescatar la libertad secuestrada y la
dignidad ciudadana escarnecida; pero saben también con intuición plena,
que este rescate —la obra dura que los llama y a que van a entregarse de
inmediato— no será, ni puede ser otra vez, para regodeo y negocio de
politiqueros sin escrúpulos, para las alimañas rastreras que brotan como
gusanos
84 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

cuando se vapulea la podredumbre y se drena el estercolero con fines de


saneamiento. Sabedores de cuanto tienen que hacer ahora, porque ahora es
necesario empezar lo que más urge y sacarse el puñal para atender la
herida; sabedores de que han de ir cavando paralelamente los cimientos y
fundar las bases indestructibles de cuanto tiene que hacerse después, se
enfrenta la juventud indefensa y supeditada hasta hoy, a la creación de su
organismo idóneo y capaz, la formación de sí misma como instrumento y
herramienta, a la estructuración de su unidad orgánica nacional tan afianzada
y cierta, tan visible y entera como es cierta, innegable y visible, su unidad
biológica en afirmación de vitalidad celular y responsabilidad social.
Para ir derechamente y cuanto antes a la obra organizativa, a la
vertebración de la juventud en un todo nacional consciente de sí mismo, de
sus potencias y empuje, de sus vivencias y de su fuerza, de su rumbo
certero, tienen antes los jóvenes que confiar en su virtualidad y cultivar su
disciplina, penetrarse a fondo de que son la reserva incontaminada de la
ciudadanía y la esencia misma de la Patria Cubana despojándose con
violencia y de una vez, de la idea parásita del caudillismo enfermizo que aún
tiene vigencia entre nosotros como fuente turbia y miasma engendrador de
tantos males republicanos. Para ir derechamente a crear su personalidad, a
formar su organización nacional sobre las bases iníciales de los grupos o
núcleos locales en las ciudades y pueblos, lugares de trabajo y centros de
estudio y expansión, de reunión y recreo, precisa rechazar toda tutela,
intervención y paternidad, afinidad e influjo, de las generaciones mayores
agrupadas bajo consignas, creencias o partidos al uso, o aisladas en su
egoísmo egocentrista, señeras en su aparente apartamiento simulador de
actitudes erguidas, como torres de marfil que mantienen abierta una salida
para injertarse en su momento, abrazados sus vivos incluidos, a la rama fácil
del oportunismo y la desfachatez politiqueros. No queremos líderes
prefabricados los jóvenes; no queremos personajes de platillos y autobombo,
tipos de castañuelas y sonajeros de maracas líricas; ya pariremos nuestros
líderes a su hora, gestados al calor de nuestra lucha en el seno de nuestro
propio movimiento revolucionario, en el curso de nuestro ciclo en desarrollo,
o iremos a buscarlos a su hora, para que se incorporen, entre los pocos bue-
nos, y probados por su desinterés y sacrificio.
Para marchar resueltos y animosos a la consecución de nuestros ideales
precisa que seamos idealistas, pero con los pies asentados sobre nuestra
realidad física: la tierra cubana, y con una clara
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 85

interpretación y más clara conciencia de nuestras realidades econó-


micas y políticas y de la que nos circunda y asfixia. Para marchar rectos y
firmes hay que saber de política, tenemos que aprender Política y hacer
política; la única que pueden aprender y hacer las juventudes idealistas;
Ciencia Política y política idealista; lo otro es miseria moral, escándalo y
escarnio, pillaje y encanallamiento, ambición podrida de patricidas sin
conciencia y de infrahombres sin patria; esta ha sido, y no otra, la política
corrompida que nos tocó padecer y vivir, la de los Zayas y Machado, la de
los Grau, los Batista y los Prio, con sus marines, dieguitos y santiaguitos,
que están pidiendo la horca para no manchar el paredón de fusilamiento.
La política idealista por los caminos de la Ciencia Política tiene que ser
nuestro rumbo, sin otra meta posible que la liberación económica para la
expansión plena y afianzamiento absoluto de la libertad política sin coyundas
imperialistas, sin sojuzgamientos ni tutelajes extraños, a los fines excelsos
de lo que proclamó Martí como la plena dignidad del hombre que no puede
lograrse sin justicia social, sin libertad ciudadana, sin desarraigar al cubano y
a Cuba de la esclavitud colonial y de su nueva fase o mutación histórica, más
agresiva e igualmente rapaz y antihumana; el imperialismo.
Nuestra realidad física para afirmar los pies del pensamiento político
idealista, la tierra cubana, es un girón de América roído por el latifundismo
colonialista y penetrado de factoría, el criterio cerril de un sistema
esclavizador para sostener el dominio mediante la explotación y el latrocinio
monopolista; es un girón de América desposeído a su legítimo dueño; el
pueblo cubano, que luchó heroicamente durante cien años por
reconquistarlo, por hacer lo suyo, y sólo consiguió perderlo cuando ya tenía
ganada su guerra por la libertad y asistió a la pérdida de su independencia
económica malograda en los primeros lustros de su vida republicana, y
desde la misma firma del tratado de paz de su desangrada guerra, por los
nuevos logreros de su nuevo infortunio que al excluirla como beligerante y
presente, le clavaron en la entraña la garra del imperialismo opresor y
desbordante sobre los países débiles, —las tierras y pueblos coloniales y
semi-coloniales— de las naciones poderosas y satisfechas manejadas por
sus castas y grupos dominantes poseedores del capitalismo monopolista;
una manera nueva de penetración y una fórmula nueva de sojuzgamiento, de
esclavitud y explotación. Tal es la realidad física y la causa esencial de
nuestro primitivismo agrícola y monoproductor, del cacareado
86 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

monocultivo que rige el péndulo de nuestra riqueza insular siempre en


precario, cuando la tierra cubana atesora potencialmente por no haberlo
extraído nunca, todo lo necesario para transformar fundamentalmente
nuestra insegura y dependiente economía atrasada, incipiente y desviada, en
un emporio de riqueza creada por manos cubanas que asegure la salud y la
vida, el disfrute y la felicidad del pueblo cubano: un país altamente
industrializado y productor en todas las ramas industriales, hasta los metales
pesados inclusive; más que Bélgica en Europa y más diversificado en su
producción y renglones agrícolas; productos y sub-productos que la propia
Holanda con todo su imperio colonial.
Tal es la realidad física angustiada que luce desalentadora, y tanta es
también nuestra desgracia y la pesadumbre nuestra al contemplar el
espectáculo de hoy tan vergonzante, entronizado por los yerros y desaciertos
de ayer, por los desvergonzados de siempre, lacayos y vende patrias
miserables, sometidos al pensamiento de la bota extraña, como si las botas
“made U.S.A.” tuviesen otra función que aplastar —¡que lo diga Puerto
Rico!— sometidos a las empresas extranjeras y a las cubanas
extranjerizantes por sus valores y la explotación del trabajo nativo,
igualmente indignante, vendidas su alma al diablo y su conciencia a los
dineros mal habidos, al robo y al pillaje, si es que alguna vez tuvieron alma y
conciencia todos los gobernantes nuestros usufructuarios en su provecho
canallesco del patrimonio público, de la hacienda y los dineros del pueblo, sin
excluir a ninguno, que así de infámente fue hasta ahora, la conducta inmoral
de todos nuestros gobernantes y todos los desgobiernos nuestros.
¡Qué digan los jóvenes, toda la juventud cubana unida, si está dispuesta
a jugarse audazmente la vida para rescatar el decoro, la dignidad mancillada
de la vida cubana, el honor, de la República y la perdurabilidad y futuro de la
Patria! ¡Que se junten los jóvenes todos por encima de las banderías
políticas divisionistas, de todos los partidos, que están desgarrando a la
Nación! ¡Que se unan y organicen, que se busquen y junten todos los
cubanos jóvenes, de todos los lugares de trabajo, colonias y bateyes,
fábricas y talleres; centros de estudio de toda índole, academias, institutos y
escuelas; centros de expansión, de reunión y recreo, liceos, sociedades y
clubs deportivos; que hagan proselitismo y propaganda para alcanzar
organizaciones locales de mayor amplitud en barrios, pueblos y ciudades,
que faciliten las municipales y provinciales para llamar cuanto antes a una
gran asamblea e ir cuanto antes a la integración unitaria nacional de la
juventud cubana por su libre determinación
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 87

y voluntad, para discutir los grandes y graves problemas de la hora, de


Cuba y del Mundo, del Hombre y de la Juventud! ¡Cuba necesita de Nosotros
y el Pueblo Cubano nos está llamando! ¡La Patria es agonía y deber en esta
hora! ¡Martí y Maceo, pensamiento y acción, nos vigilan y esperan! ¡La
generación que hizo la guerra libertadora ya está muerta; las generaciones
que la continuaron son insensibles y abúlicas están podridas hasta el
tuétano. Cuba pide la transfusión de nuestra sangre y no podemos negarle la
sangre nuestra a la Patria en agonía! Despleguemos al viento de la libertad
las banderas de la juventud unificada en una sola y única bandera: la
bandera cubana de la Revolución en marcha. ¡Adelante! ¡Adelante, Juventud
Cubana!

NOTA ACLARATORIA:
Este llamamiento y clarinada a los jóvenes fue escrito en Agosto del año
52, hace ya cinco años y a raíz de mi lectura, en las Universidades de
Oriente y La Habana, de unas conferencias en las que enjuicié hombres y
sucesos, protagonistas y derivaciones del hecho infausto que fue —sigue
siendo— el 10 de marzo. Un grupo de estudiantes se me acercó entonces en
solicitud de unas cuartillas orientadoras, contentivas de un programa,
manifiesto o declaración, que ayudara a sus fines de acercamiento y
proselitismo, ya que andaban en tareas organizativas y de captación. Cuando
acerté a ver públicado mi pronunciamiento casi no lo conocí, que tanto lo
desfiguraron en una hoja suelta, torpe y carente de sindéresis. Lo anárquico
del grupo quedó impreso poco después en una sentencia firme y por su
participación aventurera en una acción bellaca; más tarde uno de sus
dirigentes fue expulsado deshonrosamente —con justicia— de la
Universidad. Ahora milita en el jordán (P.N.R.) de José Pardo-Liada.
La intención que inflama estas palabras escritas, todavía frescas y
vibrantes, como una arenga recién dicha, sigue en el aire, sincera y limpia.
Tocaron las palabras, no lo niego, en un punto del suelo abundante de
estiércol, no las contaminó y antes puede que se tornasen resistentes, más
edificantes y lozanas. Su potencial germinativo se mantiene prístino, y sólo
requieren, como las buenas semillas, una cuantas manos generosas que las
transformen en sementera y frutos. Las salva, para que prendan y no sean
estériles, un afán afiebrado de cosecha cívica juvenil. ¡Que no me defraude,
ni desmienta su tradición gloriosa, la juventud estudiosa y rebelde de Cuba!
LA LUCHA ANTITUBERCULOSA EN CUBA. CRITICA
HISTORICA Y EXAMEN POLITICO DEL PROBLEMA Y
ENDEMIA*
Toda situación que se examina y comprueba —que se analiza y
actualiza— deviene una resultante y expresión, numérica generalmente, de
un momento dado, y presupone o implica, cuando menos un recuento de
todos los factores en juego y que intervienen de una manera activa, con sus
altibajos y en el curso de su desarrollo. Este será sistemático y progresivo,
cuando integre un proceso ascensional continuado, irregular, si presenta
fallas, lagunas y hasta caídas en su curva; negativo, cuando apenas
esbozado el movimiento se mantiene por debajo de la abscisa o línea hori-
zontal de referencia —digamos línea cero o eje de las abscisas— que
concurre a determinar un punto, plano o nivel, positivo, y situado por ende,
más alto que ella misma; pero es que esta coordenada del sistema
cartesiano no es, ni puede ser, inmutable —porque nada lo es en la vida, ni
en la naturaleza, ni en la ciencia o en el mundo político y más si de
problemas internacionales se trata— y, menos puede serlo, ante los
planteamientos estadísticos de orden biológico —requerimientos humanos y
exigencias de la medicina científica en el terreno de la sociología sanitaria—
que han dado origen y núcleo de formación a una rama nueva, bien flore-
ciente y lozana: la bioestadística.
No era mi propósito amenazar con cifras tan temprano, ni irrumpir en la
noche con guarismos somníferos. Intenté una definición inicial, sencilla y sin
complicaciones, y, apenas apuntada, brotaron palabras raras —si se
quiere— que tiende a perfilar, sin describir todavía, una situación actual —de
ahora— sobre un contenido concreto y definido y tema de salud pública: la
tuberculosis. Estas palabras: desarrollo, proceso, curva, abscisa, ya dicen su
origen político económico que se enraíza y crece abrazado, un todo orgánico
y vital, a lo estadístico.

Presentado en la Primera Reunión Nacional de Directores de Hospitales y


Dispensarios Antituberculosos y Jefes de Servicios de Tisiología, celebrado
en La Habana, en noviembre de 1961.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 89

Es un hecho bien conocido, y ampliamente comentado, el de la pasión


estadística que señorea, domina y posee, a las naciones más desarrolladas y
satisfechas, —las que tipifican al capitalismo monopolista y financiero— cuya
expresión más alta y rampante, despiadada y hegemónica, alcanza en los
Estados Unidos de Norteamérica cumbres de vértigo, insania y enajenación.
Un comentarista avisado de este proceso en decadencia, Erich Fromm en su
atrayente libro “Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea” capítulo V —
que titula “El Hombre en la Sociedad Capitalista”— subtítulo 2 que denomina
“Cambios Caracterológicos” cuando entra a definir sus conceptos de
cuantificación, abstractificación, afirma: “Podemos iniciar el estudio de la
enajenación hablando de uno de los rasgos económicos fundamentales del
capitalismo: el proceso de cuantificación y abstractificación”.
"El artesano medieval producía artículo para un grupo de clientes
relativamente pequeño y conocido”.
“Sus precios estaban determinados por la necesidad de obtener una
utilidad que le permitiera vivir de un modo tradicionalmente adecuado a su
posición social. Conocía por experiencia los costos de producción, y aunque
empleara algunos oficiales y aprendices, no necesitaba, para el
funcionamiento de su negocio, ningún sistema complicado de teneduría de
libro ni de balance. Lo mismo ocurría con la producción del campesino, que
requería aún menos métodos abstractos de valoración. Por el contrario, la
moderna empresa de negocios descansa sobre sus balances. No puede apo-
yarse sobre la observación concreta y directa que le bastaba al artesano para
calcular sus utilidades; materias primas, maquinarias, costos de mano de
obra y ganancia, pueden expresarse en el mismo valor moneda, haciendo así
comparables todas esas cosas y aptas para aparecer en la ecuación del
balance. Todos los incidentes económicos tienen que ser estrictamente
cuantificables, y sólo el balance, la confrontación exacta de los procesos
económicos cuantificados en cifras, dice al Director si está dedicado, y en
qué medida, a una actividad provechosa, o sea, acertada".
“Esta transformación de lo concreto en abstracto se ha desarrollado
mucho más allá del balance y de la cuantificación de los incidentes
económicos en la esfera de la producción. El hombre de negocios moderno
no sólo trata con millones de dólares, sino también con millones de clientes,
miles de accionistas y miles de trabajadores y empleados; todas esas
personas son otras tantas piezas de una máquina gigantesca que tiene que
ser controlada y cuyos efectos hay que calcular; a lo último cada hombre
puede ser representado como una entidad abstracta, como una cifra, y sobre
esa
90 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

base se calculan los incidentes económicos, se prevén las tendencias y


se toman decisiones".
"Actualmente, cuando sólo el 20 por ciento de nuestra población
trabajadora labora para sí misma, el resto trabaja para algún otro, y la vida
de un hombre depende de alguien que le paga un sueldo o salario. Pero
mejor diríamos “algo” y no "alguien” porque el trabajador es contratado y
empleado por una institución cuyos directores son partes impersonales de la
empresa, y no hombres en contacto personal con los individuos a quienes
emplean. No olvidemos otro hecho: en la sociedad precapitalista, el trueque
era, en gran medida, trueque de artículos y servicios; hoy, todo trabajo se
paga con dinero. La apretada estructura de las relaciones económicas es
regulada por el dinero, expresión abstracta del trabajo, es decir, que
recibimos diferentes cantidades de los mismos, a cambio de diferentes
cualidades; y damos dinero por lo que recibimos, cambiando de nuevo
cantidades diferentes por cualidades diferentes. Prácticamente nadie, con
excepción de la población campesina, podría vivir, siquiera unos días, sin
recibir y gastar dinero, que representa la cualidad abstracta del trabajo
concreto”.
Pero todo esto —así desenvuelto— es economía capitalista y producción
capitalista con fines de lucro —bien que lo destaca el autor. Es, en último
término, explotación del hombre por el hombre; plusvalía sacada al obrero
para engrosar los fondos de la empresa, consorcio o firma, con dividendos
más jugosos que van a nutrir los bolsillos, nunca abítos de los accionistas,
cortadores de cupones ausentes y desconocedores hasta de los medios de
producción y de cambio que manejan los llamados Ejecutivos; pero bien
presentes en su calidad anónima de logreros, acaparadores y extorsio-
nistas ¡que nos lo nieguen a nosotros, los cubanos, tan enterados, por
haberla sentido en nuestra carne, toda esta podredumbre y miseria moral de
un sistema corrompido y abyecto! Se desprende entonces, por maduro y
sabido, que la pasión estadística de las llamadas democracias occidentales,
colonialistas en su esencia, esclavistas, imperialistas, y, en consecuencia,
belicistas y puercas, es pasión de sus clases dominantes que aúpan y
sostienen a los gobiernos —sus gobiernos— con su dinero y poderío, para
salvaguardar sus intereses espurios, mal habidos y peor manejados, en
detrimento de sus propios nacionales —de sus grandes mayorías— y de las
masas trabajadoras que esquilman a distancia; pero no es —ni podría ser—
pasión de pueblo.
Y ¿qué sucede en los países de economía socialista? Todo lo contrario;
sencilla y llanamente lo que acontece cuando volvemos
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 91

la medalla y la encontramos de buena ley, impresa con los símbolos del


trabajo fecundo y creador, la hoz y el martillo, que dicen su mensaje de
pueblo liberado: la hoz decapitadora de mala hierba y sus gusanos y
alimañas rastreras, el martillo que es forja y fragua al rojo, creación límite y
golpeador incansable. Aquí, en la democracia socialista, la estadística es,
cada día más, pasión encendida de pueblos y de sus gobiernos legítimos —
genuinos y representativos— porque significan aunados la voluntad y
querencias hondas de cuantos sufrieron hambre y sed de justicia, los
hombres y mujeres humildes y desposeídos, cuántos tenían que vender en
mercado de almoneda su fuerza de trabajo para subsistir y poder comer,
deficitariamente, los mendrugos de una sociedad de clases capitalista y
explotadora, sin conciencia y en su provecho miserable, monopolista y
acaparadora. En la sociedad socialista se acabaron los explotadores malditos
y extorsionadores de toda laya, porque fueron barridos implacablemente; los
poseedores fueron desposeídos y es el pueblo dueño de su destino y el
único poseedor; quien manda y rige, ordena y dispone. ¿Cómo podría
funcionar la economía socialista sin planificación? Y ¿no es la estadística la
ciencia que sustenta toda planificación posible? No importa el origen de esta
ciencia, su extracción y surgimiento; no importa el trasfondo de su historia.
Viene de muy lejos, aparejada al desarrollo de las relaciones de producción y
paralelamente con su progreso dentro del conglomerado social. No
importaría, incluso, que se haya perfeccionado y alcanzado su precisión y
exactitud matemática a la par que se expandía la estructura capitalista, y a
partir de los siglos XVII y XVIII en que se hace predominante en Occidente
como sistema económico. Ya en el XIX “cambia la actitud tradicionalista del
siglo anterior, primero lentamente, después con gran rapidez. El ser humano
viviente, con sus dolores y deseos, va dejando cada vez más de ocupar el
centro del sistema y ese lugar lo van ocupando los negocios y la producción.
El hombre deja de ser “la medida de todas las cosas" en la esfera
económica. El elemento más característico del capitalismo del siglo XIX fue
ante todo la explotación despiadada del trabajador; se creía una ley natural o
social el que centenares de miles de trabajadores vivieran a punto de morirse
de hambre”.
Acepto, sin reservas, que la estadística proviene y se integra de y en el
seno de la sociedad capitalista más refinada, depurada y hasta pura; para
usar tres adjetivos con sentido humorista, y, el último en su acepción
verdadera: “libre y exenta de toda mezcla”. Pero todo ello nada significa,
porque ya en la biblia del marxismo,
92 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

en el texto del Manifiesto Comunista, reconocieron Marx y Engels la


utilidad de la ciencia burguesa para construir el socialismo, y, antes no la
desdeñaron en su jerarquía y penetración, interpretación e investigación de
los sucesos y fenómenos del mundo físico, viviente y animado; preconizaron,
eso sí, ponerla al servicio del hombre nuevo en el Mundo Nuevo que
entrevieron y plasmaron y conformaron genialmente, con su pensamiento
filosófico, más que nunca vigente, y teoría para la acción. Si es cierto que la
violencia es la partera de la Historia, tenemos que admitir que Marx y Engels
—uno sólo en la amistad creadora y el genio compartido— juntamente con
Lenin, fueron los parteros de la violencia y la ungieron con los atributos y
armas de la Dialéctica y el Materialismo para coronar la partera de la
Historia.
Cuando un campesino y un obrero redoblan su tarea, acrecen la
producción, sobrepasan las metas asignadas a su granja o fábrica y sirven
de ejemplo; cuando un médico se quema en esfuerzo heroico en su sala de
enfermos, y se desentiende de la fatiga orgánica junto a sus caldos de
cultivo, matraces y pipetas persiguiendo, tesoneramente, un fin en el
agotamiento de su investigación; cuando un funcionario, o dirigente
revolucionario, se dobla afiebrado sobre la enorme labor y responsabilidad
que gravitan en sus espaldas y fustiga el cansancio con el látigo de su
voluntad, ahincada y despierta; cuando todo un pueblo se vuelca en tensión
de servicio eficiente y revolucionario y cumple sus tareas sin tregua ni des-
canso, todo él —todos ellos —están apercibidos y los domina ya,
inconteniblemente, la pasión estadística impar y única por generalizada, la
verdadera, que brota de la tierra con fuerza gigante y telúrica, la fuerza del
pueblo, unánime y unido, que marcha a la realización de su destino,
imantado más que atraído por el fulgor de su estrella solitaria. Y se oyen las
notas de un himno heroico que no es música de fondo, porque resuena y se
afila como un clarín de combate. Es el himno de la Patria que nos llega
desde la misma entraña de su Bayamo calcinado, y lo corean millones de
voces enronquecidas que gritan: ¡Patria o Muerte! ¡Es que estamos en Cuba
revolucionaria, compañeros!
La otra estadística, la falsa, inoperante y viciada, no sirvió nunca para
nada entre nosotros. Fue siempre un clamor de pueblo engañado, y si jugó
algún papel, simulador y descastado, no alcanzó más que una altura
ramplona, aunque lo bastante mediocre para otear un panorama desolador y
trágico, fraccionado y raquítico; las estadísticas de nuestra desgracia y
sometimiento al amo extranjero, de nuestras importaciones y exportaciones,
de nuestro comercio y
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 93

balanza de pagos negativa y en desmedro, dobladas por los desajustes


y piratería interiores, pillerías, robos y asaltos de todo tipo al tesoro público y
los dineros del pueblo; en todos los ramos, ramas y ramitas de la
administración y en todos los Ministerios, sin exceptuar a ninguno. ¿Quién
no lo recuerda y sabe? El mismo lenguaje era descarnado, inverecundo y
grosero; los funcionarios querían “situarse” y “hacerse" lo que significaba
redondearse. Rodar máquinas del estado y “ahorrar” para construir edificios
de apartamientos, tener queridas —también a expensas del pro-común—
colocadas en algún ministerio y darse buena vida —como decían—,
licenciosa y parrandera, en prostíbulos, cabarets y lugares de juego. Hasta el
viejo Grau, todo un tratado de geriatría inmoral, médico de vuelo corralero y
profesor por más señas, memorista que escondía su incapacidad detrás de
su aerofagia, hasta el viejo Grau, aconsejaba a las "niñas” que solían
visitarlo en Palacio, no sólo que fueran modositas y concurrieran sin
pintarse, también armarse de paciencia para oír sus “cantinflismos” y
versitos “picúos”. El viejo —ni que decirlo— era alérgico al “rouge”. Del dis-
cípulo que recibió la antorcha, ni hablar; tengo escritas muchas cuartillas
risueñas, todavía inéditas y sin llegar a fiambre, que publicaré cualquier día,
especialmente “El Triángulo Maldito" donde lo retrato y retoco de cuerpo
entero. No me explicaba como Fidel, tan certero y ladino, le daba carta de
naturaleza a semejante tipejo inmundo, penetrado de la peor extranjería;
pero él sabía bien cómo tenía deteriorada la vergüenza y lo enfrentaba al
espejo de la Revolución, ante el pueblo, “todo de blanco vestido" hasta que
ya no pudo más y se fugó a su cochiquera tapizada de gusanos. Referiré
una anécdota que hace poco me recordó Raúl Roa —nuestro flamígero
Canciller, en el hacer y decir; más que yo, y es mucho.
Cierta vez en el Miami de otrora —cuando Miami era una ciudad limpia,
sin tanta inmundicia que ahora la corroe— me buscó Carlos Prlo para que le
examinase una hija enferma. Don Carlos andaba, por entonces, de mal
pergeño y corto de plata; apenas si le alcanzaba para las medicinas que
hube de prescribir, y, cuenta Roa que le oyó comentar a media voz: “esto no
volverá a sucederme”. A fe mía que lo cumplió, y ¡cómo lo cumplió! No
tardó en llegar a Ministro de la Presidencia, con su maestro, el viejo Grau, de
mentor, y ya se hizo millonario. ¿No fue por entonces el asesinato de aquel
HOMBRE que se llamaba Jesús Menéndez? ¿No fue el asesino el entonces
capitán Casillas al que la hiena Batista ascendió a Comandante; después
Jefe militar de Santa Clara, y en fuga cobarde cuando el comandante
Guevara sitió la ciudad y le puso la caña a tres brazas, que no trozos? Para
recordarlo, de
94 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

cuando en vez, tengo su fotografía, muerto sobre la hierba, auto-


grafiada por el Comandante de la Revolución que tomó el mando de la plaza,
René Rodríguez. Cuando Prío llegó a la Presidencia se avino al cuartelazo
—y todos lo saben—, se portó como un marica; pero la culpa no fue del totí
que es un personaje mitológico, estaban ya por medio "la Chata”, “el Rocío”,
“La Altura” y muchas otras cosas. Ahora anda por Miami —otra vez— con su
gentuza v renacuajos con su tic, y el grillete de su extranjería, y, lo que es
más gracioso, con papeles de guapo que le firma un tal Kennedy.
Luego vino Batista por la bisectriz de Columbia, y aquello si que fue de
España mezclado con Troya. Aquí del relajo y la anarquía, mellizos del
segundo alumbramiento, con nocturnidad y alevosía, en el engendro que
penetró por la posta número 4. Aquí de la estadística —única que debieron
llevar— de los asesinatos y torturas, crímenes sin nombre y violencia sin
medida, que fatigaron los anales todos de la criminología. Aquella ola de
espanto azotó a Cuba, en su última recurva de barbarie, durante 6 años,
9 meses y 21 días y desapareció, en huida miserable, rota la columna
vertebral de su ejército mercenario y ruin, ante el empuje de nuestros bravos
invencibles. Si este fue el espectáculo y acontecer en lo más alto; si la
cabeza más visible y que venía obligada, por ministerio de su cargo, a ser
más responsable y comportarse con dignidad y prestigio, descendía
rápidamente en la estimación de sus conciudadanos, atraída al vórtice del
peculado escandaloso, fraude, robo, dictadura y tiranía sangrienta, sí así
procedieron antes y siempre con grave escarnio, despotismo, pérdida total
do su autoridad y merma continuada de los atributos y timbres del poder los
José Miguel Gómez, tan identificado con la frase aquella que lo envolvió de
ludibrio en su época presidencial: “tiburón se baña... pero salpica”; los Mario
García Menocal, General de la guerra del 95 y después veterano de
pacotilla, muñeco del imperialismo ya en marcha, beodo crónico que se
mantenía en pie con aires de "gentleman" —de lo que presumía— y no
menos identificado con otra frase puerca que brotó del teatro “Alhambra”,
aquel tocado de pornografía con mucho de bufo, “mira que ahí viene el
mayoral sonando el cuero” —frase esclavista que olía a componte, grillete,
boca abajo, cepo y látigo, instrumentos de tortura muy utilizados
especialmente en los ingenios, para someter a los negros —¿Qué decir del
llamado Presidente civilista doctor Alfredo Zayas, el autor de la famosa
compra del convento de Santa Clara y de la dorada ley —por el dinero que
se embolsó— de los sub-puertos, cuál de las dos más desvergonzada. Baste
decir que no
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 95

hubo negocio sucio, durante su cuatrenio, en que no apareciera su garra


rampante o aterciopelada. Fue un período que resultó el escándalo a
bombos y platillos. Y ¡qué familia la suya! De Zayas hacia abajo ninguno, y
hacia arriba sólo las bestias carniceras: el “asno con garras”, Gerardo
Machado, y la hiena con piel de tigre Fulgencio Batista y Zaldívar.
¿Es qué vamos a repasar los ministerios todos de esta gentuza en
descendimiento lamentable de los poderes públicos hasta caer en la más
podrida charca? No intento ofenderles el olfato por más tiempo —que
bastante he abusado ya— pero, sépase de una vez, y quede clavado en el
recuerdo, muy pocos salen a flote, de podredumbre tanta, a sacudirse y
respirar el aire, oxigenado y puro, del decoro. Quiero citar, porque es justo, a
tres muertos que fueron médicos intachables, cubanos honestos y científicos
eminentes: el sabio Finlay, Guiteras, tan pulcro y enterado, Enrique Núñez,
bisturí certero y carácter adamantino, que supieron dimitir a su hora y salvar
su dignidad y hombría, enteras y limpias.
Ninguno de los llamados Ministros de Salubridad, hasta marzo del año
36, hizo nada serio, sistemático y eficaz, contra la más extendida y más
social de las enfermedades contagiosas y endémicas: la tuberculosis.
Afirmo responsablemente, que de haberse gastado, efectivamente, todo
el dinero de que se dispuso, y pudo o debió haberse dispuesto, dentro de los
presupuestos anuales y fuera de ellos —bien cuantiosas sumas— para la
lucha antituberculosa: si la totalidad de tanto efectivo contante se hubiera
aplicado a tal fin con estricta honradez, sin distracciones dolosas,
sustracción y robo continuados, estaríamos hoy a la altura de los países
nórdicos más adelantados, Dinamarca, Holanda o Finlandia, y
permanecerían vivos y sanos, curados, decenas de miles de cubanos, niños,
jóvenes y adultos por debajo de los cuarenta años, en plena florescencia y
frutecer, en su gran mayoría, que han muerto desesperados y sin la menor
ayuda oficial. Medítese la magnitud de este crimen, la vastedad sin medida
de su realización impune y continuada, por médicos, a lo ancho y largo del
territorio nacional, enjuíciese con la pasión debida, ni más ni menos, esta
conducta criminal de tantos miserables desalmados, y dígase si no valía la
pena, este solo hecho, hacer una Revolución como ésta a la que estamos
dando cima —tan honda, generosa y humana— que abre todos los surcos y
desbroza los caminos todos, prepara la sementera que ha de calmar todas
las hambres —las está calmando— y señala el rumbo socialista, iluminado
por el fulgor de la estrella solitaria de núes-
96 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

tra bandera. Dígase, en conciencia, si no merecían el paredón y


fusilamiento condignos, mil vidas que tuvieran estas bestias carniceras,
reclutadas por todos y cada uno de los desgobiernos que hemos padecido
en el decursar agónico, jadeante y maldito, de nuestra falsa democracia
impuesta por el imperialismo rapaz, usurero y yanqui; democracia sometida
y servil, cerril y anticubana, que enseñaron a robar los procónsules made
U.S.A. desde Wood, el mandón brutal, impositivo, insolente y procaz, hasta
Mr. Magoon, tan sebáceo y grotesco, como ladrón de mano larga y garras
dispuestas.
He fijado una fecha, 1936, que divide el tema en dos grandes períodos,
antes y después, porque en la fecha mencionada, y también en marzo —
mes bien nefando para Cuba— surgió, por obra de Batista, el Consejo
Corporativo de Educación, Sanidad y Beneficencia, y, al socaire de aquel
monstruo fascista, en su entraña misma, a semejanza y como engendro
suyo, nació el Consejo Nacional de Tuberculosis.
El primer período se abre, como expresión de trabajo conjunto
reconocido y aceptado, en Cuba todavía colonial; pero no al margen de las
preocupaciones médico sociales, que movilizaron a un grupo de compañeros
distinguidos, en la Provincia de Oriente y ciudad de su ejercicio profesional,
Santiago de Cuba —siempre Oriente— y los condujo a fundar y fundir su
herramienta de trabajo e instrumento idóneo, la organización de la primera
Liga Antituberculosa, con sede en Santiago de Cuba, que registran los ana-
les médicos cubanos. Fue en 1890 y los pioneros o iniciadores se llamaron:
Felipe Santiago Hartmann, Eduardo Ros, Manuel Salazar Veranes, Eduardo
Padró, Urbano Quimera, Alfredo García, Pedro Hechevarria, Ambrosio Grillo
y otros que se escaparon a las crónicas reseñadoras. Al planteamiento y
llamada para combatir la tuberculosis y su agente causal el bacilo de Koch,
ya identificado por entonces, respondieron los tabaqueros que agrupaba una
industria floreciente y multiplicada en fábricas diversas: "El Marino”, "Adrián
Veranes”, “El Diván”, "Agustín Masana”. La sensibilidad cívica, proletaria, de
los tabaqueros, nunca desmentida —como de obreros cultivados y atentos,
desvelados por los dolores y angustias de su patria, y en cuyo seno y
colectividad venía ganando ya la tradición que habría de convertirlos a poco
andar, en Cuba y fuera de ella, entre los emigrados y ante el ejemplo y
prédica de José Martí, en los contribuidores efectivos y depositarios fieles de
su reserva y confianza para la gran realización de su empeñosa y titánica
tarea: la guerra "justa y necesaria” de liberación cu-
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 97

bana, su guerra del 95— hizo que aquellos tabaqueros orientales


recaudaran, mermándolos de sus salarios, lo suficiente para que se
trasladara a Europa un médico santiaguero —el doctor Eduardo Padró fue el
designado— y estudiara en Alemania los descubrimientos de Koch, y,
especialmente, su denominada “linfa", que tanto ruido y esperanzas levantó,
atronadores, por entonces. En los años subsiguientes la vida cubana se fue
ensombreciendo, mientras ganaba adeptos la causa separatista y entraba el
país en tensión de lucha, re-encendido el fervor bélico, no tanto por la pro-
paganda interior obstaculizada, cuanto por la organización exterior que
corría de boca en boca, amplificada y en seguimiento inquietos de los afanes
y trajines, movilidad y angustia de José Martí, el Delegado del Partido
Revolucionario Cubano. En Oriente, y, no menos en Cuba entera, se fue
acallando, y entró en laxitud, toda otra actividad que no contemplara las
perspectivas de una guerra cierta, y se vivía en la espera impaciente de su
estallido. La Liga Antituberculosa de Santiago de Cuba, en consecuencia
cayó en hibernación.
Consumada que fue por el imperialismo voraz la maniobra, urdida con
diplomacia canallesca, que despojó a Cuba de su indisputable victoria, ya a
la vista, sobre las armas españolas terminada la llamada guerra hispano-
americana —la primera guerra imperialista de la historia —en que jugaron, y
cómo, las fuerzas cubanas bien decisivo papel, ya que andaban los yanquis
molidos y al borde del “Knock out”, sus cacareados "rough riders" incluidos, y
a 29 iguales con los peninsulares, también por la participación activa de
nuestra patología tropical y patriótica: fiebre amarilla, tifoidea, paludismo,
disentería, que hicieron lo suyo y de las suyas: preparado ya —y sazonado
con su salsa de odio rabioso, impotente, contra Cuba, por la España cerril,
enconada, medieval, monástica y monárquica, desorganizada y maltrecha—
el abyecto y miserable Tratado de París, anticipo de cuanto advino después,
y en que se nos excluyó como beligerantes y presentes, y se maltrató a Cuba
como colonia superviva y tierra conquistada por los bárbaros; aún, y a pesar
de todo, esta tierra inmortal fue restañando sus heridas, cuidando sus
cicatrices, y reemprendió el trabajo laborioso y fecundo, creador, que fue
siempre norma y ley, principio y ruta de su pueblo en marcha hacia la
realización de su destino y forja heroica de su historia. La vida científica se
desperezó, animando su tónica, recobrando su pulso, y la lucha
antituberculosa, levantó levemente la cabeza.
98 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

El impulso, esta vez, vino del exterior, de Santiago de Chile, donde se


reunió, en enero de 1901, el Primer Congreso Médico Latino Americano, y,
por su iniciativa, quedó constituida la Comisión Internacional Permanente
para la Profilaxis de la Tuberculosis, que aspiraba a extenderse por el
continente nuestro, de habla hispano- lusitana y composición étnica variada.
El Presidente de aquella Comisión fue el doctor Emilio R. Coní, y por
designación de su Asamblea, el doctor Juan Santos Fernández, cubano,
formó parte de la misma como Vocal y Presidente organizador de la Liga en
su patria, Santos Fernández delegó en el doctor Joaquín L. Jacobsen por su
dedicación a la especialidad y, el día 14 de septiembre de 1901, en los
salones de la Sociedad Económica de Amigos del País, se reunió por
primera vez la Liga contra la Tuberculosis de Cuba.
Dice un cronista —el doctor Arturo Andrial Colas, tan atildado en el vestir
como flojo de mente y piernas en el comportamiento y la conducta;
felizmente ya situado en seguridad— que se cree a noventa millas de la que
fue su tierra:"Quedó constituida la Liga por personalidades científicas,
políticas y sociales de nuestra sociedad, que acogieron con el mayor
entusiasmo el programa de la Comisión Permanente Internacional,
dispuestas a esforzarse por llevarlo a la práctica, pese a que no se
desconocía el sin número de dificultades que tendrían que vencer. Animaba
a todos el deseo de que, en la reseña anual que debía remitirse a la
Presidencia de Santiago de Chile apareciera la Liga Cubana tan laboriosa
como las de las de más (la cacofonía es del doctor Andrial) repúblicas
latinoamericanas contando para ello, antes que nada con las bondades no
desmentidas y nunca como hasta entonces necesarias del pueblo cubano".
"La labor realizada por la Liga durante el primer año fue fructífera. Se
constituyó el Comité Central de La Habana con delegaciones en el resto de
la Isla, siendo designado el doctor Eugenio Cuesta delegado en Pinar del
Río; el doctor Félix de Vera en Matanzas, el doctor Rafael Tristá en Santa
Clara; el doctor Octavio Feyre en Puerto Príncipe (Camagüey) y el doctor
José Nicolás Ferrer en Santiago de Cuba”. "En la misma Provincia de La
Habana el doctor Francisco Marías Héctor, como delegado en Guanabacoa;
el doctor Francisco Cubría en San Antonio de los Baños y José Luis Lancís
en Isla de Pinos. Se nombró corresponsal de la Liga en París al doctor
Domingo Sánchez Toledo".
Fue considerable la influencia oficial que disfrutó la Liga. Tanto el coronel
Harvard, Jefe de Sanidad de la Isla durante el gobierno
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 99

Interventor americano, como el mayor Gorgas, Jefe de Sanidad de La


Habana, cooperaron eficazmente al establecimiento de la Liga, y jamás
faltaron a sus sesiones o dejaron de enviar su representación. Dando
pruebas los norteamericanos de la importancia que tiene estimular la
iniciativa privada, obtuvo el coronel Harvard del Gobierno Militar la concesión
de un crédito de S30.00 oro —el subrayado es mío— para contribuir a!
sostenimiento de esta Corporación”.
Y luego de otro párrafo termina el comentarista con estas palabras:
“Finalmente, el 21 de abril de 1902, el propio general Leonardo Wood,
gobernador Militar de la Isla, dio oficialmente las gracias a la Liga por su
eficaz cooperación”.
En estos comentarios enseña el doctor Andrial Colas la oreja y actitud
yanquizantes, porque celebrar la porquería del donativo en oro —los tan
sobados treinta dineros— y precisar la fecha en que Leonardo Wood —tan
imperialista y servidor de los intereses de su imperio, como cabeza de
alcornoque y raíz de su apellido— dio oficialmente las gracias, quiere decir
flexibilidad y enarcamiento de columna en gesto servil de acatamiento. Bien
que hizo el ex compañero, todo de blanco vestido, luego de escribir sus mal
pergeñadas páginas, en mudarse a tierras extrañas sin regreso posible: que
aquí están de más los lacayos, y, más sin santiagueros, por negadores de las
esencias patrióticas que nutren la más heroica región de nuestra patria,
territorio libre de América.
Cuando se leen hoy y ahora todas estas cosas: trabajos, folletos y hasta
algún libro, como el titulado “La lucha contra la Tuberculosis en Cuba”, y, en
general, todas las publicaciones del bien fenecido “Consejo Nacional de
Tuberculosis” se convence uno —si no lo estuviera— de cuánta insinceridad,
miseria, hipocresía, ruindad y egoísmo, y hasta ignorancia, abundaron en
estos planteamientos y problemas de orden científico y que tan hondamente
afectan a la salud del pueblo, porque tocan y se refieren a la endemia más
generalizada y más social de las enfermedades humanas. Pero lo que más
nutría y rellenaba toda esta simulación era la política inmunda, típicamente
fascista a partir del año 1935, después de fracasada la huelga general de
marzo. Aquel coronel de cartón piedra y médico mediocre que se llamó
Demetrio E. Despaigne, autor del mencionado libro —que abre con una
pirámide invertida de 22 títulos, trece ex entre ellos, bien demostrativos todos
de sus afiladas garras de trepador empedernido— llegó alguna vez
100 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

entre bromas y veras, al saludo romano y fascista en el sanatorio "La


Esperanza”, que tanto había descendido ya en la estimación pública.
Lamentablemente el profesor Luis Ortega —con fecha 27 de junio de
1944— y como Presidente que era del Consejo Nacional de Tuberculosis,
prologó con muy subidas palabras de elogio —espaldarazo más que
inmerecido— tan desmedrado libro, oportunista y mentiroso. He aquí las
palabras del profesor: "Pero antes de cerrar estos párrafos, dejadme dar
constancia, puesto que bien lo merecen, así como a la eterna gratitud del
país entero, de la labor de dos hombres cuyos nombres no son conocidos ya
y que forman el binomio animador, protector y ejecutor, de lo que con tanta
satisfacción os presentamos en esta obra, no son otros que los del mayor
general Fulgencio Batista y Zaldivar, nuestro Presidente actual, cuya
actuación en este problema de la tuberculosis lo presenta nimbado de gloria
ante su país y al doctor Demetrio E. Despaigne, insustituible en la dirección
de nuestra campaña”.
Cuando Ortega escribe esto ya una de las figuras del llamado binomio, el
animador y protector, está al final de su órbita y recorrido del primer
cuartelazo, y más que desacreditado; luego vendría el segundo y más que
sanguinario. La otra figura, el coronel Demetrio, intentaba halagador, en su
dedicatoria, que lo prorrogaran en el puesto de mando; pero ya el
desintegrador de turno, designado por elegido como antagonista de
Fulgencio el gran simulador desvergonzado de Grau San Martín, barruntaba
el nombramiento de otro no menos bárbaro y ladrón; el tal Selva de León;
león en acecho y por las garras prontas para todos los negocios sucios,,
selvático por primitivo, aunque procedente de Florida, el teatro de sus
fechorías inauditas; como aquella del negro jamaiquino muerto en el Central,
más con un saldo en el banco que se embolsó dolosamente, como sus
medicinas y recetas inescrupulosas, o patentes de “chivo” que bien conocían
las farmacias locales; como sus diagnósticos parasitológicos por
fluoroscopia.
En su re-mentado libro el coronel Demetrio —véase el capítulo primero,
que titula: “Historia de la lucha antituberculosa en Cuba hasta la creación del
Consejo Nacional de Tuberculosis”—, reparte una de bombos y adjetivos
encomiásticos: distinguidos, eminentes, ilustres, que recuerdan las crónicas
sociales de todos los periódicos, tan laudatorias como “picúas”, durante todo
el tiempo, los períodos cada vez peores de nuestra decadencia pseudo repu-
blicana.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 101

¿Qué puede sacarse en claro de todo esto? De este fárrago batistero,


especialmente, en que chapotean los Andrial Colás y el coronel Demetrio
revolviendo nombres, datos y algunas cifras, pero no con la sana y honrada
intención de situar a Cuba, cronológicamente, en el calendario de la endemia
y lucha antituberculosa internacionales; no de hacer la exégesis de aquellos
hombres enterados y que participaron en su época y tiempo, desde nuestra
vida de pueblo esclavizado y latitud geográfica colonial y atormentada, en el
combate contra el flagelo de muerte, que ya se iniciaba en el mundo
civilizado de entonces; no con la intención de ahondar en la inquietud de los
médicos nuestros, precisar sus atisbos y balbuceos de investigación
biológicos y verlos asomados al panorama científico y universal, con afán
cubano de traer a su tierra, y brindar a su pueblo, los últimos avances y
descubrimientos más recientes en el campo de la medicina asistencial y
preventiva. La intención es muy otra: citar a destajo y mostrar a voleo el
pasado inconexo, dárselas de sabidos sin hacer crítica seria, ni histórica, de
un proceso ininterrumpido, aunque lo tuerzan o desvíen; que no puede
desglosarse en su continuidad, por conjunto o marchar paralelo,
condicionante y condicionado como es toda cultura, y, sobre todo, intentan
colocarlo como telón raído de fondo —como el ayer y contrapartida— de la
obra maravillosa que empezaba a ser; cargada ya de frutos y bendiciones
por la mano del mayor general su san Fulgencio de ellos— y más conocida
como el Consejo Nacional de Tuberculosis, muy fascista rama del
manoseado Consejo Corporativo de Educación Sanidad y Beneficencia.
Cernidos los hechos de toda la paja y relleno aludidos, insuflados por la
mentira hipócrita y abultados con aviesa intención, quedan cosas que valorar
por su interés histórico, y esfuerzos personales dignos de loa y mención,
aunque en lo colectivo y de organización fue mayor el ruido que las nueces,
todo el tiempo y en todos los tiempos. Queda, entre los extranjeros, uno
solamente, el doctor Furbush, que sustituyó al mayor Gorgas en la Secretaría
de Sanidad durante la ocupación; un americano de los buenos y hombre de
conciencia, al que rendí, complacido, mi sincero reconocimiento cuando me
hice cargo del Sanatorio “La Esperanza” a la caída del asno con garras en
agosto de 1933. Tiré entonces, al cesto de los papeles inútiles, los retratos
diversos que manchaban con su presencia las paredes del local —oficina de
la dirección— y únicar mente respeté el de Furbush, aún vestido de militar
como aparecía. Andando el tiempo se le puso su nombre a un Dispensario
remozado —se lo hubiera puesto de todos modos, y en contra de su
102 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

voluntad, la "guataquería" criolla que se da espontánea y "manigüera"


como la verdolaga— pero no es menos cierto que Furbush pagaba el local de
la calle Consulado de su peculio, el primer Dispensario conocido, y que, de
haberse mantenido en progresión adecuada y constante su intención y
doctrina, otro "gallo cantaría" en los predios y dominios de la tuberculosis,
hoy y desde mucho antes, como un clarín de victoria. Coetáneamente a este
inicio y planteamiento correcto apertura de la primera unidad dispensarial en
La Habana, once años después de haberse fundado en Oriente la Liga
Antituberculosa, con sede en Santiago de Cuba, inició sus labores otro centro
asistencial de la Liga Cubana contra la Tuberculosis, inaugurado el domingo
24 de abril de 1904 en la calle de Escobar número 205. La Liga Cubana
contra la Tuberculosis, cuyo origen y filiación ya apunté antes —Primer
Congreso Médico Latino Americano de Santiago de Chile 1901, y su
Comisión Internacional Permanente para la Profilaxis de la Tuberculosis—
fue una organización de carácter privado que fundara un grupo de médicos
de buena voluntad, con el mismo propósito de aquellos doscientos que se
reunieron años más tarde en el verano de 1904, en el Hotel Chelsea de
Atlantic City, N.J.; pero, en tanto que de Atlantic City salió la "National
Tuberculosis Association" que fue ganando terreno y expansión en las
comunidades locales, municipales —de los condados o "county"—y
estatales, siempre en la esfera privada, hasta extenderse prácticamente a
todo el territorio, en Cuba, y luego del alboroto de comienzo que parecía muy
prometedor, descendió a una vida lánguida y acabó por extinguirse —aunque
no faltaron episodios de resurrección y contracciones epileptoides de resis-
tencia antes del sueño— aquel esfuerzo, y se dispersaron sus componentes
arrastrados por el turbión de los acontecimientos y las solicitaciones vitales
del pan comer, que suponía el cultivo de las especialidades médicas.
Reconozco la virtuosidad del empeño; pero no fueron capaces de llevar el
gesto hasta donde voló su intención; los reconozco pioneros, sin duda, que
se extraviaron en la selva y perdieron el rumbo. ¿Confiaron, como siempre,
en la protección oficial para salir adelante?
¡Quién sabe cuántas vicisitudes y esperanzas frustradas los asaltaron en
el camino hasta llevarlos al desaliento! Si hubieran sembrado en silencio y
desde abajo, en el surco del pueblo humilde, trabajador y callado de la
época, que sentía aún los horrores de la guerra, las enfermedades
deficitarias y el bloqueo ¡qué distinta habría sido la cosecha, qué diferentes
los frutos! Y aquellos hombres, los médicos aquellos ¿qué se hicieron?
Algunos se refugiaron en la Escuela de Medicina, en su profesorado, y
anduvieron, largo trecho,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 103

en el ajetreo jadeante de llegar a ricos; otros cayeron en la burocracia


creciente, otros más tímidos o introvertidos, menos audaces y aventureros,
se perdieron en la sombra.
Todos carecían de fe en su pueblo y lo subestimaban, la enfermedad que
aqueja, en gran medida, a nuestra clase media, fatigada que anda por su
única lucha: arrancarse de su dorada mediocridad para trepar a estratos
superiores matizados de extranjería. El síntoma final grave, y harto
generalizado para concluir el diagnóstico, sobreestima a los yanquis por
creerlo un pueblo superior, y suspira por el "american way of Ufe".
En años posteriores —1907— cuando la primera intervención americana
que procuró Estrada Palma, tan raído de patriotismo como impuesto frente a
la voluntad y querer populares, se fundó por gestiones de otro yanqui, el
doctor Harvard, a la sazón Jefe de Sanidad, el Sanatorio "La Esperanza”, en
la loma de San Juan, Arroyo Apolo, con capacidad para sesenta enfermos,
tan bien equipado que careció, hasta 1927, de instalación fluoroscópica. La
visita y curso que dictó entre nosotros el Profesor de Barcelona y eminente
tisiòlogo Luis Sayé, en junio de 1927, fue la causa violenta de que se adqui-
riese el aparato, sin más dilación.
Yo tenía un fluoroscopio en lo que fue mi servicio de la Casa de Salud
"Covadonga” desde que me gané por oposición la plaza de especialista en
1925, y allí aprendieron los médicos de "La Esperanza” —cuantos
quisieron— a practicar el neumotorax artificial. En agosto de 1933, cuando se
fugó la bestia machadita, acepté, como un deber revolucionario, la Dirección
de "La Esperanza”, y en un artículo publicado en la revista "Bohemia”
denuncié aquella infamia. El artículo se tituló: "El infierno y La Esperanza”.
Cuando tuve que irme al exilio para salvar la vida, perseguido muy de cerca
por la jauría batistiana, a los 19 meses de manear el Sanatorio, había
liquidado el infierno —un bodegón infecto y depósito de enfermos
maltratados— y la institución trabajaba como nunca y vivía su edad de oro
respetable y respetada. En situación precaria, sin dinero y sin crédito, sin
material y sin equipos, desnudo y hambriento de todas las hambres y
miserias, con el país en bancarrota, desorganizado y maltrecho, se
transformó el Sanatorio, por el empuje enfervorizado de un grupo de
hombres y mujeres de buena voluntad que me siguió, en lo que fue entonces,
y ha quedado después, como recuerdo imperecedero: una institución
científica honrada en la que se trabajaba fieramente en armonía, y que
realizó, por vez primera, en nuestro medio hospitalario, la organización
responsable del trabajo en equipo, con criterio de interdependencia para un
fin común: el
104 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

beneficio general de sus enfermos. No pudimos hacerlo todo, y en


lo personal no pude hacer más de lo que dejé hecho. Trabajé, todo el
tiempo, como si fuera a ser director toda la vida, y viví siempre como si
tuviera que irme todas las mañanas, con las manos limpias y la frente alta,
satisfecho de haber cumplido mí deber. Desde entonces se habló otro
lenguaje, con el modelaje de Trudeau a la vista y las rectificaciones post-
mortem; porque empezaron las autopsias; con quirófano propio, donde no se
intervino sobre la viscera pulmonar, ni en su resección, porque la cirugía
torácica, moderna y radical, andaba todavía en pañales por el mundo; con
anatomía patológica, ya en funciones, y departamento de fotografía clínica y
de piezas; con otras muchas cosas, y, no menos, de comportamiento,
conducta y disciplina de los pacientes y de todo el personal. Fue el primer
hospital con intercomunicación y micrófono para brindarles charlas
educativas a los enfermos y en el que se inauguraron las reuniones
semanales del cuerpo médico. Todo se desintegró con la huelga general de
marzo de 1935.
Y ¡llegó el fascismo de bolsillo! con il capo di goberno y duce de
crocantería Fulgencio Batista y Zaldívar, sus a láteres y conmilitones. Que el
Consejo Corporativo de Educación, Sanidad y Beneficencia y su derivación,
Consejo Nacional de Tuberculosis, tuvieron, bien desde su origen e inicio,
contenido, ideología y doctrina netamente fascista; trompetería y
orquestación polifónica mussolinescas, quedó bien escrito en piedra
policromada —en una circunferencia esculpida en el piso, a la entrada de su
edificio— y que gritaba su filiación y procedencia. Las letras capitales
C.C.S.B. —Consejo Corporativo de Educación, Sanidad y Beneficencia—
aparecían envueltas en las ramas del haz lictorio, símbolo del fascio. El
cacareado Consejo Nacional de Tuberculosis, un aparato burocrático
indecente, metió mucho ruido y sacó escasas nueces, si es que extrajo
alguna; gastó dinero a raudales y enriqueció a no pocos ladrones. Coronó el
Escorial de Topes de Batista —así le llamé siempre— monumento que se
erigió la bestia megalómana, creía él que a perennidad, y a un costo enorme
de millones. Baste afirmar que con el dinero derrochado en Topes, bien
administrado, la República contaría, hace rato con seis mil camas destinas a
sus enfermos tuberculosos, situadas en centros asistenciales modestos, pero
bien equipados, cerca de las grandes ciudades, muy cerca, y a lo largo de la
carretera central.
El último Director General Presidente del Consejo Nacional de
Tuberculosis —que picúo— fue el sepia de la jibia, que se empolvaba con
cascarilla para parecer blanco, mientras escondía y negaba
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 105

a su madre que fue negra; un tipejo desvergonzado y ladrón, audaz y


corrompido; explotador, hasta el crimen, de los pobres enfermos que caían
en sus manos chorreantes de sangre y lodo. Lo acusé, ante nuestra justicia,
por todos los caminos y veredas; pero me equivoqué al pensar y confiar en la
nueva honestidad, supuesta revolucionaria, de los jueces nuestros ¡tan
podridos que seguían siendo! Han decursado más de tres años y la causa
sigue engavetada; la tenía nada menos que un llamado juez especial “de
cuyo nombre, no quiero acordarme”, tan sinvergüenza como el reo Juan J.
Castillo, y, además, borracho. Ya deben andar juntos por la cloaca de Miami;
juntos y de la mano, estos mellizos del estiércol. Todavía recuerdo, con asco,
el último presupuesto, aprobado por Castillito, de lo que se llamó
pomposamente “Jurisdicción Autónoma de Topes de Collantes”, un amasijo y
rejuego de porquerías y cifras.
Ya Topes —el Sanatorio General Batista A.M.D.G. (a la mayor gloria del
general)— está cerrado para siempre, como tal, y en espera de que Fidel le
asigne otra función, luego de adecentarlo en lo higiénico y sanitario, y
quitarle, en lo revolucionario la costra de mugre con que lo empuercaron los
contrarrevolucionarios y pillos que pululan allí como las sabandijas. Dice el
comentario de la calle, adelantado y sabichoso, que será destinado el
Sanatorio y sus instalaciones aledañas, zona urbanizada inclusive, para
establecer una gran estación climática y vacacional en provecho y disfrute de
las organizaciones sindicales. Es una magnífica idea, a mi juicio, este futuro
Sochy tropical, reparador, por sus bondades y promesas, de las inmundicias
y bellaquerías que presidieron la erección de Topes. Si fuera verdad tanta
belleza, y, para coronarla en la cumbre y de verdad, debería mantenerse el
nombre que sustituyó al ignominioso y primitivo: Sanatorio General Batista
A.M.D.G., execrable y enterrado, convertido por la Revolución en Sanatorio
Comandante Enrique Villegas, digno de loa y recuerdo porque entregó su
vida como un héroe, peleando por nuestra libertad, independencia y
soberanía.
Se me ocurre ahora una pregunta y párrafo risueños que dedico al Primer
Ministro. Helos aquí: Y ¿qué va a hacer Fidel con aquella casa monolítica,
situada en un recodo de la carretera que va trepando a Topes, y junto a una
de las curvas más cerradas; aquella casa embrujada que visitaba Batista
para que su consejera y amiga, la negra de la baraja y los caracoles, le
anticipara los acontecimientos y su porvenir? Fidel es muy capaz, y tan
capaz, de echarse a buscar la nigromántica, y no para que le adelante
mejores nuevas y su buenaventura —que paladea y conoce— sí para
reconstruirle un hogar distinto, habilitado y penetrado de esencias
revolucionarias
106 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

socialistas, cubanas y marxistas; pero, no menos, cultivado de la cultura


única que viste al desnudo y proporciona techo higiénico, da trabajo al sin
empleo y seguridad social, reparte las hambres todas con equidad justa, que
a todos alcanzan calorías bastantes en ¡o nutricio, calza al sin zapatos,
brinda asistencia y prevención médicas como nunca antes, facilita recreación
de mente y cuerpo —que no pan y circo a la manera antigua— aunque el
circo está ahí, da trabajo y es cubano hasta la cuerda floja, y el pan no
escasea; industrializa el país y diversifica los productos del agro. Y, para que
no falte nada —si es que algo quedó sin mención— alfabetiza a su pueblo en
tiempo límite realizando una proeza inigualable y record de cultura, que
asombra al mundo por su marca deportiva; no sólo alfabetiza, que enseña en
seguimiento y abarata los libros y los acerca a los bolsillos de todos. Si la
negra fue ya alfabetizada y sabe de todo esto ¿qué le puede anticipar a Fidel
para el futuro de Cuba y los cubanos?
Funcionaba en el edificio del Consejo —¿funcionaba, dije?— un llamado
Instituto de Investigaciones que dirigía un extranjero raro, propietario, a la
vez, de un laboratorio no menos raro. Figuraban en la nómina del Instituto
otros propietarios, o condueños de otros laboratorios. Los equipos e
instrumental, de alta calidad y precisión, no habían trabajado jamás; algunos
no estaban instalados, tan siquiera, y parecían más apropiados para estudios
farmacológicos y farmacográficos. Nunca hizo nada serio, de investigación, el
tal Instituto, en la esfera y dominio del bacilo de Koch, y, ¡cuidado si hay que
hacer cosas hondas! pero costaba aquella pantalla y pantomima grotesca, no
menos de ciento cincuenta mil pesos anuales.
Y ¿qué decir de la campaña y lucha antituberculosa? La dura batalla
contra la tuberculosis, porque es una cruenta y larga pelea a desarrollar, y en
la que intervienen, de por mucho, la estrategia y táctica bélicas de altos
quilates; la lucha antituberculosa científica, organizada adecuadamente al
problema económico social y médico que debía enfrentar, conocer y resolver,
no ha existido nunca entre nosotros; aún más, y desglosando los
componentes inseparables de la endemia —aquellos que precisó
magistralmente el eminente médico inglés, Sir William Osler, y uno de los
creadores de la medicina moderna en los Estados Unidos de Norteamérica,
cuando escribió su conocida frase: "La tuberculosis es un problema social
con un aspecto médico”— puedo afirmar que la lucha contra la tuberculosis
ceñida a su aspecto médico, sistemática, integral, y, sobre todo honrada,
tampoco ha existido ni se ha practicado nunca en Cuba antes de la
Revolución.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 107

Y ¿qué se ha hecho entonces durante tantos y tan largos años? Rejuego


desvergonzado y politiquería inverecunda, robo y pillaje sin medida ni
término, como en todo, y hasta con los dineros que se decían destinados a
mejorar la salud del pueblo. Por ahí andaba, hasta hace poco, algún tipejo
que bien se merecía una sanción de fusilamiento por ladrón; todavía extendió
su ejercicio de médico rufián un largo trecho después del triunfo
revolucionario y se fugó, con toda su ruindad, el tal Juan J. Castillo, a la
madriguera acogedora de las playas floridanas, como el último espécimen de
esta galería de bribones miserables y perversos canallas, tan nutrida como
frecuentada en los tiempos ya ¡dos de la democracia representativa y otras
zarandajas de la misma jaez; época y tiempo de los Machado y Batista,
Grau, Prío y Batista otra vez.
Veamos, a mayor abundamiento de razones y hechos, lo que dice un
libro aparecido hace poco, titulado: "Subdesarrollo económico, principal
enemigo de la salud, cómo lo combate la Revolución Cubana” —19 meses
de labor del Ministerio de Salud Pública. En su página 32, capítulo VII, bajo el
epígrafe “Campaña Antituberculosa" afirma: "Antes del primero de enero de
1959 la lucha antituberculosa ¡a realizaba el Consejo Nacional de
Tuberculosis. La labor de esta institución no respondía, ni remotamente —en
sus concepciones, métodos y efectivos—, a la profunda raíz social de esta
afección y se limitaba, prácticamente, a ciertas demostraciones efectistas,
destinadas a favorecer la propaganda de algunos de sus auspiciadores, o, a
encubrir negocios criminales a costa de los enfermos”.
“En realidad no se realizó nunca ningún estudio verdaderamente serio, de
carácter epidemiológico, para conocer la magnitud de la tuberculosis en
Cuba, ni existían datos estadísticos fidedignos al respecto. No se realizaba
ningún tipo de educación sanitaria sobre la afección. La vacunación BCG se
practicaba en cifras insignificantes, si se tiene en cuenta que, nacionalmente,
ascendía a un promedio anual de 10 000. El examen foto-radiográfico en
masa, de la población, para el diagnóstico de la enfermedad, particularmente
importante en las formas subclínicas, pero contagiantes del proceso, no se
efectuaba sino de una manera superficial; en 18 meses de labor sólo se
había alcanzado una cifra de 9 700”. ¡Qué distintas! —grita uno
entusiasmado— son las cifras de ahora, bajo el signo radiante y el impulso
sostenido de nuestra Revolución libertadora y socialista; qué diferentes los
métodos cuando se enfrenta la endemia desde abajo, apoyadas las fuerzas
en el pueblo unido, con el concurso acerado de los humildes y desposeídos
que fueron, y que más la padecen todavía; con el auxilio amplio, generoso,
de un gobierno apercibido y resuelto, aún peleando contra los obstáculos
108 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

que nos opone el bloqueo exterior de un enemigo poderoso, la amenaza


cobarde de invasión y los solapados contrarrevolucionarios que reptan su
impotencia —gusanos al fin— en su estercolero del traspatio; miserables que
cierran los ojos para buscarse a tienta, por el olfato pútrido, y negar el
luminoso amanecer de la Patria redimida.
Nosotros, compañeros médicos, que somos hombres de la Revolución,
levantamos la vacunación, conscientes de su alto valor, a partir del primero
de enero de 1959, y, hasta el 30 de junio de este año —1961— se había
realizado un total de 808 475, prácticamente en todo el territorio nacional. La
pesquisa foto-radiográfica —Ph.R— alcanzó a 180 463 en 1959 el primer
año de la Revolución, y tuvimos la gran satisfacción de iniciarla, en masa, en
el seno del Ejército Rebelde —Operación Celia Sánchez— nuestro glorioso
Ejército Guerrillero, ya entrado en la capital de la República, que culminaba
así su épica jornada y marcha heroica de liberación.
'Estimo que este trabajo, estudio foto-radiográfico del Ejército Guerrillero
de Cuba, inmediato a su victoria, es el primero en su estilo y único en el
mundo. Huelga decir que todos los enfermos identificados fueron atendidos
con preferencia y cariñosamente. El Dr. Baeza, Director entonces del
Sanatorio de Bauta, les dio alojamiento adecuado y atención médica en un
pabellón especial y aislado, 'al que dio el nombre ejemplar de Mario Muñoz,
el médico héroe y mártir, que sucumbió en el ataque al cuartel Moneada.
Entre los 180 463 pesquisados en el 59, se descubrieron 1 877 tuberculosos
con una prevalencia de 1,0%.
En el año 1960 subió la pesquisa a 224 735 examinados con 1 732
enfermos y prevalencia de 0,8; en el primer semestre del 61 la indagación
foto-radiográfica ascendió a 111 364 con 456 enfermos descubiertos. Este
último trabajo abarca las operaciones Varadero y Ciénaga de Zapata. La
primera —Operación Varadero— constituye, en sí misma, un muestrario
nacional porque encierra la casi totalidad de los brigadistas alfabetizadores
que pasaron por aquella playa, más que nunca antes pletórica de sol y
radiante de esperanza cierta, ya en camino de su luminosa cruzada y
portadores, a manera de lábaro, no del estandarte romano —amenaza de
garra penetradora— sí de un prepotente farol de la China Popular socialista
y democrática, ahuyentador de las tinieblas y propiciador de la alfabetización
y la cultura. La operación Varadero, dispuesta por el Departamento de
Tuberculosis, es el homenaje rendido y contribución entregada en vida,
protección y salud, por el Ministerio de Salud Pública a una de las obras
cumbres del Gobierno Revolucionario de la
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 109

República, la obra de la alfabetización intensiva de nuestro pueblo, ya


culminada con éxito absoluto. Conrado Benítez, el joven humilde y sencillo,
entraña de su pueblo, ya puede dormir el sueño de la muerte, eterno y
tranquilo. No derramó su generosa sangre en vano, porque ha frutecido en
sementera y cultivo y pedestal, de la nueva cultura de su patria nueva.
Cuando marchan y desfilan cantando nuestros bravos muchachos, antes de
internarse monte adentro y serranías arriba a fundirse con los campesinos
de su tierra, escondida y sedienta; cuando pasan entonando sus voces
juveniles, severos y alegres, como se va al deber: “Somos las brigadas Con-
rado Benítez... " el Pueblo, que los ve pasar, se recoge en silencio, y hasta
sus propios padres se asombran de haber parido hijos ya adolescentes,
muchachas y muchachos, tan hembras y tan machos, tan cubanos de ahora
y su generación heroica, aureolados de patriotismo limpio y sacrificio urgido.
: En Varadero se examinaron foto-radiográficamente 84 131 brigadis-
tas, además del personal auxiliar y de asistencia inmediata, especialmente
cocineros y sirvientes. Todos los enfermos descubiertos y confirmados
fueron ingresados en Sanatorios, o, como pensionistas del Gobierno, en las
Casas de Salud de los llamados Centros Regionales hasta el triunfo de la
Revolución; ahora comprendidas, dichas casas o quintas de salud, en la
organización nacional denominada Centros Asistenciales y de Salud del
Ministerio de Salud Pública. Debo añadir que los enfermos evolucionaron
hacia la curación, que los más están ya de alta en tratamiento ambulatorio
prolongado —como tiene que ser y hacerse, para su mejor protección y pro-
filaxis de una recaída a vigilar y evitar— y, muchos de los brigadistas,
disfrutan actualmente, de las becas gratuitas, a lecho, mantel e instrucción, y
hasta pequeña retribución, gratificación, más bien —todo incluido— que
eligieron para continuar sus estudios y graduarse de técnicos, educadores o
profesionales universitarios. La pesquisa masiva, Ph.R intensiva, los
devuelve a la vida saludables, porque su aplicación adecuada y certera
interpretación, permitió diagnosticarlos temprenamente, y evitarles el largo
calvario y recorrido de una cronicidad angustiosa y preñada de peligros.
Y se pregunta uno ¿qué habría sucedido de haberse internado, monte
arriba y tierra adentro, estos brigadistas jóvenes ya enfermos, y
desconocedores aún de su tuberculosis asintomática? Una sola y grave
cosa: el progreso de su enfermedad inaparente, con la extensión del contagio
a sus convecinos y contactos, tanto más peligrosa la infección cuanto más
sanas fueran las personas contagiadas; más peligrosa, naturalmente, para
los niños; pero de curso
110 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y evolución agudos y sub-agudos, y graves en todos, con posibles, y muy


probables, localizaciones meníngeas o meningo-encefálicas en los
menores, adolescentes y adultos. Pudieron ocurrir brotes o episodios de
tipo epidémico, en los poblados más apartados y sin contacto, o muy
escaso, con la civilización y habitantes de las ciudades.
La Operación Ciénaga de Zapata tiene otras características y
composición económicas, políticas, sociológicas, culturales, sanitarias,
epidemiológicas y de higiene pública, que ya se iban transformando y cedían
ante el paso de carga, impulso y ejemplo, de la Revolución. Era la Ciénaga
—lo fue siempre— un como territorio desconocido y aun fantasmal, aunque
no tan alejado de La Habana, esta capital macrocéfala y culinaria. La gente
desconoce, o ignora la gran mayoría, que la Ciénaga de Zapata está incluida
en la Península de su nombre —la mayor de Cuba, con 130 kilómetros de
largo—, que ambas, ciénaga y península, forman parte del municipio de
Aguada de Pasajeros, perteneciente a la provincia de Las Villas, aunque
enclavadas al sur de la provincia de Matanzas y bien asomados el gran
espolón de la península, por el oeste, al Golfo de Batabanó, metido como
está en la Ensenada de la Broa que contribuye a formar y conformar a lo
largo de su costa norte. Es por ella que salen, o desaguan al mar, los pocos
habitantes de los dos Meneaderos, grande y chico, al mediodía de la
provincia habanera, hacia las playas Caimito y Rosario, ya en camino de
Güines y alejados del ramalazo de ciénaga que bordea la costa sureste de
La Habana, provincia, y fondo de la Broa como brazo extendido de Zapata —
ciénaga—. Los cubanos de antes, que siempre leyeron muy poco acerca de
las cosas de su tierra, economía, geografía, historia, naturaleza, cultura en
general; etc., etc., ignoran —cómo habían de saberlo, si esto es el pan de la
Revolución y ellos, los privilegiados, se educaban fuera o en colegios de
curas españoles— que hace más de treinta años el ingeniero Juan
Cosculluela publicó "Mis cuatro años en la Ciénaga de Zapata”; un libro
esclarecedor y ameno, hoy refugiado en las bibliotecas y algunas librerías de
viejo, por agotado que está. Los cubanos de ahora, de esta hornada
revolucionaria y socialista, que sí leen y estudian —no hablo de esa legión
estúpida que engordan los indiferentes, apáticos o abúlicos; cultivan y
engrasan los gusanos misérrimos de la contrarrevolución— disponen, y bien
difundido, como obra de texto que es "adaptada al nuevo programa
revolucionario de bachillerato ’, de un libro impar y único por su cubanía de
raíz y savia nutricia, esencial para el conocimiento y meditación juveniles. Se
trata, nada menos, de la Geografía de Cuba, escrita y parida con dolor por el
compañero y Capitán del Ejército Rebelde
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 111

Antonio Núñez Jiménez, histórica, por sus vicisitudes y contenido, ordenación


y criterio materialistas; germinada en el campo y la manigua heroica,
engendrada en las cuevas y cavernas de su tierra que ha registrado con
amor de espeleólogo, fecundada en la Sierra Maestra, primer territorio libre
de Cuba independiente y soberana.
La lectura de estos dos libros; el primero descubridor, local, específico y
de investigación cuidada, que se mete y profundiza en nuestra prehistoria y
vida primitiva; el segundo panorámico, abarcador y nacional, pero detallado,
patriótico, sugeridor y anti-imperialista, encantador, sencillo y atractivo hasta
amarrarnos a sus páginas que nos llevan a recorrer todos los rincones
fantásticos, maravillosos, y los municipios todos del país bajo su experta
dirección y guía sapiente, documentada y amable.
La meditación revolucionaria de estas obras, luego de situadas y leídas,
nos pone bien en contacto, y con los pies descalzos, sobre la tierra y con la
naturaleza cubanas, nos penetra del mensaje telúrico entrañable, el mandato
imperativo de nuestros muertos, los héroes y mártires de las generaciones
sacrificadas, inmoladas, por darnos tierra, libertad, pan y cultura, economía
independiente, soberanía plena, educación ilimitada, sin deformaciones
premeditadas y viciosas ni tergiversación histórica; nos eleva, finalmente,
hasta el pensamiento buido, lógico y macizo, intuidor y anti-imperialista de
José Martí, el Apóstol irrestricto de la Patria. Aquí, en estos libros, se
aprende todo lo necesario acerca de la Península y Ciénaga de Zapata y
precisa conocerlo porque la vida y la historia son fuerzas dinámicas, y a
veces, muchas veces, parecen contradictorias, y entrar en antinomia,
movimiento antagónico o pendular. Así sucedió con la Península y la
Ciénaga, que de territorio fantasmal, desconocido u olvidado, tremedal y
fango, reposo de fauna innumerable, y prehistórica en el manjuarí, montes
firmes y vírgenes, que se mantenían hasta ser talados por la codicia,
naturaleza lujuriante y estática, y unos habitantes cuya agonía describe
Nuñez Jiménez con palabras trágicas: “Las condiciones de vida en estos
lugares cenagosos, tan apartados de los centros de población, son
miserables. Nosotros hemos convivido durante nuestras expediciones y estu-
dios con los grupos seminómadas de los carboneros y los leñadores
llamados cienagueros que junto a los habitantes de los pantanos de
Yaguajay, de Guanahacabibes y el sur de la Isla de Pinos, forman los
núcleos humanos de más bajo nivel de la nación; casi todos viven célibes, sin
la compañía de mujeres, no teniendo por tanto, familia”. Dóblase infortunio
tanto —añado yo— por la explotación, pauperismo, desnutrición, hambre
trófica, y con las enfermedades infecto contagiosas, parasitarias, carenciales
y orgánicas y se tienen a la
112 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

vista y en recuerdo —porque todo ha cambiado y se modifica más cada


día— las aguas fuertes sombrías de un ayer no lejano. Con toda esta
sobrecarga explosiva se enfrentó la Revolución, y, por mandato directo de
Fidel, apoyado en las ideas y sugerencias de Núñez Jiménez que el
Comandante centuplicaba en sueños realizables de inmediato, entraron en la
Ciénaga y Península, tractores y técnicos, motoniveladoras, teodolitos,
niveles y tránsitos; zanjeadoras y paleadoras, y, más que nada, la fuerza
muscular del hombre liberado, para empujar carreteras ciénaga adentro,
levantar hospitales y escuelas, crear cooperativas de carboneros, forestales
de repoblación, granjas del pueblo que diversifican la agricultura, mejoran el
ganado bovino y aumentan el porcino de excelentes razas, granjas avícolas
de reproducción multiplicada en incubadoras gigantes y cebamiento
balanceado, y, por si fuera poco, las viviendas soleadas e higiénicas para los
campesinos y trabajadores y los Centros Turísticos que transforman el
paisaje y el suelo, parecen escenas de películas multicolores, fantasías de
Walt Disney y cuentos fabulosos de las mil y una noches; unos con sabor
taino como el de la Boca y Guamá, otros de trazado y arquitectura
admirables, deleitosos y cómodos para el reposo, la estancia familiar, diver-
sión y recreo; verdaderos remansos de aislamiento sedante y paz riente y
feliz, con todo el confort de la vida moderna, como Playa Larga y Playa
Girón, ya incorporada a la historia. Cuando todo esto era realidad sensible —
se veía y tocaba— un día cruel y feroz, marcado para siempre con orla de
luto en las efemérides patrias; pero, al propio tiempo, de exaltación y
heroísmo sin medida, un día de victoria, de gloriosa victoria para Cuba y sus
armas, y de afirmación revolucionaria rubricada con sangre generosa —el 17
de abril de 1961—, allí mismo donde se operó la milagrosa palingenesia
apuntada, en Playa Girón, el imperialismo yanqui intentó, una vez más,
aunque nunca antes con tanta bestialidad y artería, preparación bélica y
volumen de fuego, apuñalear por la espalda al pueblo de Cuba y su
Revolución indivisibles. La muy costosa expedición mercenaria, abigarrada
más que marcial en su composición y vestuario, fue organizada y reclutada,
financiada, armada, entrenada, embarcada y protegida por la CIA, el
Pentágono y Ejecutivo —Mr. Kennedy— de los E.U. La derrota aplastante de
los mercenarios —señoritos de los clubes aristocratizantes, latifundistas y
algún terrateniente grande de la propia ciénaga, propietarios y herederos de
ingenios, edificios mayores conocidos por de apartamientos, fábricas y minas
diversas; la alta y mediana burguesía oroficadas, mezcladas con
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 113

tahúres, ladrones, prófugos de la cacareada justicia, asesinos y cri-


minales, como los mentados alias el “muerto y chino", señores de la
delincuencia, lumpen y excremento—, la fuga y entrega cobardes y
rendimiento incondicional, fueron, y son, derrota, huida y rendición de la
estrategia y tácticas navales, militares y aéreas, del imperialismo yanqui,
porque Playa Girón será por siempre, y para siempre, la primera gran victoria
de las fuerzas socialistas de Cuba y América; la primera y gran derrota del
capitalismo-imperialismo de los E.U. en tierra de la América libre.
El pulso lleno y batiente de Cuba no sufrió alteración —ni taquicardia tan
siquiera— ante los sucesos bélicos que se alcanzaron: al amanecer del
sábado 15 de abril fue el bombardeo aéreo de las pistas y aviones posados
en los aeródromos de La Habana, Santiago y base de San Antonio; el
domingo 16 el muy nutrido entierro y protesta unánime del pueblo en su
acompañamiento apretado y contrito, rúbrica multitudinaria de encendida
pasión y fervor patrios, duelo y decisión revolucionarios; la sangre de las
víctimas clamaba respuesta en la interminable caravana sacudida y doliente.
Fidel recogió su mensaje callado y lo tradujo en palabras de fuego. En la
tarde y crepúsculo el ritmo de la Revolución continuó su marcha ascensio-
nal, ahora vibrante como un clarín afilado de combate; entre dos luces, claro-
oscuro de gloria, abrió la jornada camino de Varadero, la primera legión de
brigadistas alfabetizadores. En la madrugada del lunes 17 estalló la guerra
en Playa Girón con el desembarco de los mercenarios arteros. Quedaron
exterminados y fueron reducidos en menos de 72 horas.
No habían pasado muchas semanas del violento huracán y ya estaba
todo recompuesto y en su punto, excepto dos cabañas que enseñan al
viajero sus heridas y fracturas, mudos testigos de la metralla y bombardeo
aéreo.
Liquidada que fue la operación Varadero, pasaron nuestras unidades
móviles de foto-radiografía a la Península y Ciénaga de Zapata para iniciar
una ofensiva de salud pública, pesquisa de tuberculosis y otras patologías
torácicas, y vacunación masiva a los pobladores, conjuntamente con los
compañeros de epidemiología. El total de exámenes foto-radiográficos
alcanzó la suma de 10 272 y se descubrieron 97 casos —66 hombres y 31
mujeres, 54 campesinos y 43 de población urbana— con índice de 0,9. Las
vacunaciones pasaron de 30 000. Merece encomio y una felicitación, por su
labor tesonera y sacrificada, una compañera auxiliar de nuestro servicio
social, la señora Gladys Esquirol, infatigable y cumplidora cabal de su dura
labor; tan comprensiva y humana en el comportamiento para
114 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

con los enfermos, tan afable con sus familiares adoloridos. La conducta
del Comandante Abraham Masiques, el gran hacedor y vigilante de aquella
magia que es el Parque Turístico de la Península y Ciénaga, el repoblador
prolífico de tamaña floresta, fue siempre, y en todo momento, de
colaboración ilimitada, cordial y amiga, eficaz y pronta. Para sus enfermos,
cuantos dependen de su organización y trabajan a sus órdenes, es
compañero y hermano, generoso y abierto.
No puedo olvidar, y la miento con frecuencia y cariño por la impresión tan
vivida que me causó su conocimiento a la muchachita aquella de San Juan
de los Remedios, maestra por más señas y de cuyo nombre no puedo
acordarme, que tan olvidadizo soy en materia de nombres, y, cuidado que
me duele esta vez. Aquella muchachita de apariencia frágil y adamantino
carácter y sentido del deber, a la que conocí en Varadero, en el Hotel
Internacional, un día de algún mes y a la hora cambiante del almuerzo. Se
movía ágilmente entre un grupo numeroso, unas cuarenta personas,
mujeres, hombres y niños, de aspecto y andar campesinos. Todos ellos
sentían su presencia y acudían a su consejo, apaño y discreción. Los
manejaba con tan sencilla compostura y elegancia de gestos y palabras que
parecían no darse cuenta de su acatamiento y obediencia. Apretaba en la
ternura de sus brazos a una niña de ojos azules de quien era madrina y lucía
madrecita, por el leve candor de sus juegos y caricias; la niña era un
querube de tan linda. Interrogué y supe que venían todos de Meneadero
Grande, allá en la Ciénaga, y cómo acudían alegres y convencidos a la
llamada para vacunarse contra muchas cosas, y para hacerse un retrato de
los pulmones. Se habían levantado temprano antes de las cinco, y el viaje
fue largo y fatigoso pero estaban contentos por haberse asomado a la playa
más linda del mundo y visto una porción de cosas, otros decían un montón.
La maestra es muy buena, repetían; nos enseña a leer y escribir y nos
acompaña desde hace varios meses; no queremos que se vaya de allá
porque es como de la familia. Discurría yo entre los guajiros cienagueros,
ellas y ellos, todo atención a sus exclamaciones y verbosidad pintoresca, y
fue entonces que aprendí cómo los apresaba la ciénaga, y de qué manera
se "enyuntan" —vocablo carretero— y tiran con el agua al cuello para
transportar las maderas y traviesas, cuán difícil es salir del tremedal por
aquellos predios de lodo que es la turba, rica en energía calórica valorada en
unidades térmicas B.U.T.
Todavía permanecí un rato, quizás magnetizado por la desenvoltura de
mi heroína —así la interpretaba— tan maestra y femenina, tan mujer de su
tierra y de la Revolución. ¡Cómo me hubiera gustado en su plática y
regustado en sus opiniones, vida y pensamientos,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 115

que en lo objetivo de su acción y dinamismo creadores me solazaba


complacido como en un lampo de luz irisado! ¡Bendita que eres, muchachita
buena, tejedora de ensueños y promesas miríficas! ¡Te saludo, emocionado
en la distancia, por el santuario que levantaste esforzada en el aquel rincón
apartado de la Ciénaga, por mujer y cubana de esta hora, porque así, en
silencio y sacrificio, trabajando con ahínco y calladamente, se construye la
Patria de todos, revolucionaria y socialista!
Entre los enfermos que sacamos de la Ciénaga para reconstruirlos física
y orgánicamente, mujeres y hombres sencillos y humildes, vino uno que no
era cubano de origen, carpintero de oficio actual y procedente de Playa
Girón. Lo ingresé en la Casa de Salud Covadonga, como pensionista del
gobierno y junto con su grupo, en el antiguo pabellón Bances Conde, hoy
remozado y que lleva el nombre Comandante Fajardo, el médico heroico y
manzanillero ejemplar. Quedó al cuidado del doctor Rodríguez Ibáñez,
laborioso colaborador. Como no veía con frecuencia al cienaguero, al que di
en llamar el portugués valiente, por recordarme a Eca de Oueiroz, el notable
escritor lusitano, no había parado mientes en su calidad y dotes personales,
que, además, es hombre de carácter recogido, sin que me decida a
clasificarlo de temperamento introvertido. Posteriormente, ya de alta y en
Playa Girón, su ambiente natural me encontré ampliamente con Antonio
Valiente da Fonseca, tal es su verdadero nombre, y recogí algunos datos
interesantes de su vida, complementarios de su historia clínica y humana.
Nació nuestro hombre en Avanca, distrito de Aveiro, en octubre de 1902 y
pasó hasta la adolescencia en su poblado de unos 2 000 habitantes. Hizo
sus primeras letras y educación primaria en la propia parroquia, y en el
seminario de Coimbra adelantó en el bachillerato que no terminó. Vino a los
E.U. en el Britannia de la Compañía Francesa, y desembarcó en Providence,
puerto el más avanzado del nordeste, en la ruta de Europa al continente
americano. Trabajó allí en una jabonera, varias semanas y después de una
breve estancia, cinco meses en total, se embarcó hacia La Habana desde
New York, pasó a Cienfuegos y se metió en la Ciénaga, donde ha
permanecido moviéndose, para no sepultarse, por más de cuarenta años,
exceptuando los meses que residió en San Juan de Baulluga durante los
años 29 y 30. Trabajando en su barco Elisa, una goleta de vela y motor de
veintisiete toneladas, y en navegación de cabotaje, permaneció
13 años como marinero y maquinista titulado. La costa no tiene escondrijos
ni escollos que no conozca y domine entre Cienfuegos, Casilda, Santa Cruz
del Sur, Guayabales y hasta Manzanillo, surcando las aguas del Golfo
Guanacayabo. Recalaban en Perdices y la
116 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

caleta del Rosario, ensenada de Buenaventura y La Máquina en la bahía de


Cochinos. Valiente da Fonseca ha trabajado, el resto de su vida, en la
Ciénaga manejando el hacha —el más duro de sus oficios, dice— para cortar
postes y traviesas y maderas de dimensión, así las llama. Cuenta que había
muy buenas maderas: caobas, cedros, sabicú, jocuma, ébano negro y real;
cuenta que fue carbonero y sabe de la angustia que entrañaba serlo cuando
todo era más negro que el carbón: la miseria, la explotación, la vida misma.
Ahora es carpintero y vive como un hombre liberado. Ha sido lector
infatigable su vida entera de cuanto impreso, le caía en las manos; muy poco
allá en la Ciénaga, donde no existió nunca, hasta ahora que amanece y se
expande, ni tan siquiera asomo de cultura. Valiente se hizo hombre solo,
marinero, trabajador, hombre culto que sabe de geografía y de historia, en lo
general, para situarse en el mundo y en el tiempo; en el tiempo y en el
mundo del hombre de ahora y de Cuba, que por ello le atrae la estadística y
tiene orientación y rumbo, naúticos y certeros, de política internacional. En lo
afectivo y sentimental es soltero; pasaron dos mujeres por su vida y no tiene
hijos. Un hermano y sobrina viven en Cienfuegos y constituyen su vida
familiar. Se siente muy cubano y por cubano libre le duelen la agonía y
esclavitud de Portugal, su tierra natal; tierra de grandes navegantes
descubridores, poetas y escritores notables, que algunos nos encantaron en
la juventud, como aquel deleitoso prosista que escribió mal de Cuba alguna
vez, en Cuba colonial, esclavista y anticubana, el creador de personajes
inolvidables y libros siempre recordados, el autor de aquella frase linda
"sobre a nudez forte, da verdade
o manto diafano da fantasía" Eca de Queiroz, gran novelista de su tiempo y
época contemporánea, antípoda, naturalmente, de Jorge Amado el fantástico
brasilero comunista, denunciador en novelas ejemplares del dolor y la
explotación selváticos de sus compatriotas, urbanos y rurales; también de
Río de Janeiro, donde trepan las favelas, a sus cerros pelados de hambre.
Y ¿por qué esta semblanza del lusitano empantanado en la Ciénaga
nuestra? Unicamente porque es un obrero y ciudadano del mundo que allí
recaló de arribada casi forzosa, empujado por los vientos tormentosos que
desata una sociedad capitalista en crisis, asentada sobre la crueldad,
esclavitud del salario, enfermedad y muerte; únicamente porque es Valiente
da Fonseca un miembro representativo y enfermo, sin saberlo, de la
comunidad cienaguera —enfermo del más social de los padecimientos
humanos, y, más ligado, por tanto, a las condiciones socio-económicas del
capitalismo— únicamente porque nuestra Revolución, liberadora y liberta-
dora, lo sacó de allí para curarlo, cuando ya lo había sacado antes,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 117

junto con sus hermanos los cienagueros, de su ínfima y mísera existencia


para exaltarlos a la plena dignidad del hombre.
Pasamos ya a las tablas y cifras que nos hablan en su lenguaje escueto,
estadístico, de incidencia y prevalencia —hasta donde es posible— letalidad
y mortalidad, raza, ocupación y edades en torno a la tuberculosis nuestra y a
su estado actual. Para hablarles de todo esto; contenido, detalles,
significación y comentarios, cedo la palabra al doctor Luis Pascual.
Figura 6.
El doctor Alderequía haciendo uso de la palabra en una concentración
popular en el Parque Central de La Habana a la caída del dictador Machado.
PAPEL DE LAS COMUNIDADES EN LA LUCHA CONTRA LA
TUBERCULOSISΎ
No puede negarse, a la hora actual, la importancia creciente que tiene —
ha adquirido y adquiere cada día— la organización de las comunidades en la
lucha contra la tuberculosis. Respalda esta afirmación el recuento
panorámico retrospectivo, ojeada histórica más bien, de cuanto hicieron con
gran éxito, y hacen cada vez con mayor efectividad, las organizaciones
voluntarias y privadas en los distintos países, latitudes y regiones del mundo
civilizado. Si repasamos, primero el mundo europeo, las llamadas
democracias occidentales de hoy del viejo continente —no obstante sus
diferentes sistemas de gobierno aunque no contrapuestas ideologías
políticas ni estructuras económicas antagónicas, ya que son todas
capitalistas, casi todas, y no pocas colonialistas— encontramos cómo
coinciden, generalmente, en el desarrollo y campo de su lucha
antituberculosa, en cuanto le concierne y bien desde su planteamiento inicial,
en que se haga y mantenga —se originase y creciera— desde la comunidad
organizada con tal fin, y en la comunidad orientada hacia tal propósito.
Permítanme recordar, actualizado en el tiempo, un viaje reciente, y
situarme en la amable compañía de todos mis lectores en la ciudad de
Toronto. Fue el martes 12 de septiembre del 61, a las 9 de la mañana, hora
en que continuó sus tareas la Conferencia XVI, de carácter internacional
contra ia tuberculosis. Ese día, en Asamblea plenaria y ante el panel número
4, en Sesión General, que presidió el Delegado de Suecia —Dr. J. Gedde-
Dahl— se desarrolló uno de los temas más interesantes por su importancia
social y contribución a la lucha antituberculosa. El título era, por demás,
sugestivo y propicio a contribuciones valiosas —asentadas sobre una larga
experiencia en no pocos países— atinadas consideraciones actuales y

2 Presentado en la Primera Reunión Nacional de Directores de Hospitales y Dispensarios


Antituberculosos y Jefes de Servicios de Tisiología, celebrado en La Habana, en
noviembre de 1961.
Parte de este trabajo fue publicado en la Revista Bohemia el 10 de agosto de 1962 con
el título de “Socialismo y Tuberculosis”.
120 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

orientaciones a seguir. Se titulaba el temario: "Programa Futuro de las


Asociaciones Voluntarias Antituberculosas en los diferentes países del
mundo".
Cinco trabajos agotaron la sesión de la mañana, de 9 a.m. a 1 p.m., y
mantuvieron la atención del auditorio, los numerados 41, 42, 43, 44, 45 y 46,
correspondientes a Holanda, la India, Egipto (R.A.U.) Bélgica y los Estados
Unidos de Norteamérica. El resumen del trabajo de Holanda dice.
Holanda: ‘‘Esta comunicación se refiere exclusivamente a las
asociaciones voluntarias en el sentido estricto de la palabra. Significa que
sus organizaciones de base descansan sobre las secciones locales, y
también que los ciudadanos pertenecientes a otros sectores, no médicos,
juegan igualmente un papel importante en su funcionamiento. Después de
algunas reflexiones sobre las personas y organismos que participan en la
realización de un programa de lucha contra la tuberculosis, se clasifican las
asociaciones en dos grupos principales. El primero comprende a las
asociaciones voluntarias en los países en vías de desarrollo, en tanto-que el
segundo está integrado por las que funcionan en los países desarrollados.
En lo que se refiere a los países subdesarrollados el trabajo sugiere que las
asociaciones se consideren como núcleos iniciales a partir de los cuales
pueden crearse asociaciones voluntarias locales.
Hay que ir a los núcleos de población, ciudades y villas, y descubrir a las
personas capaces de asegurar un conjunto apropiado en cada comunidad.
Estas personas deberán recibir una preparación básica y estar provistas de
material didáctico, sencillo y objetivo, para brindar enseñanza de higiene
social a sus conciudadanos. La Asociación Nacional no debe contentarse
con el hecho de crear las delegadas o locales, deberá animarlas
continuadamente y sostener su impulso. El hecho de que una asociación
local de este tipo o una sección, se ocupe únicamente de la lucha contra la
tuberculosis o de la enseñanza de la higiene general, sólo tiene una
importancia secundaria.
El trabajo plantea las relaciones entre la Asociación Nacional de una
parte, el cuerpo médico y las asociaciones hermanas extranjeras. Se
comenta el asunto de si la Liga Internacional ha de facilitar —como se ha
demandado— la información y ayuda a los países subdesarrollados para la
creación de asociaciones voluntarias. Por lo que se refiere a los países
desarrollados se afirma que los profanos tienen la tendencia a creer que la
tuberculosis ha dejado de constituir un problema importante para la salud, y
establece la diferencia entre este criterio extendido y el análisis
epidemiológico
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 121

científico. Describe a continuación algunos aspectos sobre los cuadros


cambiantes de la tuberculosis.
”” Recomienda que las asociaciones, en los países desarrollados, consulten
a sus epidemiólogos antes de establecer sus planes para el futuro. En estos
países las asociaciones tendrán que ocuparse de lo que se ha llamado la
eliminación de la tuberculosis. Este objetivo es un poco vicioso porque en la
práctica, su realización permanece ligada a muchos problemas. Las
asociaciones deberán impulsar las investigaciones epidemiológicas en las
regiones donde ejercen sus actividades, de modo que pueda definirse la
única base certera para la ejecución de un programa de eliminación
definitiva. Tienen, las asociaciones, que informar al gran público de que los
métodos clásicos de lucha contra la tuberculosis, no son suficientes para
liquidar esta enfermedad, no obstante los resultados loables que se
alcanzaron en el pasado.
Las asociaciones que funcionan en los países más organizados pueden
ampliar sus actividades en el marco de la lucha, ayudando a sus hermanos
que pelean, contra el mismo flajelo, en otros frentes y países en vías de
desarrollo. Se destaca un ejemplo de este tipo de ayuda. El trabajo
menciona y acentúa cómo pueden extender sus actividades las asociaciones
fuera del cuadro de la lucha contra la tuberculosis; esta modalidad puede ser
conveniente para mantener el interés del público; sin embargo, no debe dar
lugar a que entre en laxitud el interés por la lucha antituberculosa. No puede
perderse de vista que los países desarrollados han entrado en una nueva
fase en la epidemiología de la tuberculosis; si se trata de la fase final precisa
que utilicemos algo más que un nuevo "slogan”. Tendremos necesidad de
nuevos métodos para atacar el problema, de una nueva filosofía para
comprenderlo, ceñirnos a nuevas normas y dar cima y cumplimiento a un
quehacer considerable y arduo”.
Comentarios: Holanda dice aquí, bien a las claras, su condición de país
desarrollado y habla en lenguaje de metrópoli colonial. Efectivamente, el
mundo se divide en materia de lucha antituberculosa —como otros
aspectos— en dos grandes bandos: las naciones civilizadas y satisfechas, y
las otras o países coloniales. El primer grupo, a su vez, está dividido, por
hondas y muy explicables razones políticas, de modo irreconciliable —hasta
que llegue la convivencia pacífica—, en naciones metrópolis, esclavizadoras
y capitalistas, pro-imperialistas y coloniales, enfrentadas naturalmente, a las
democracias populares socialistas. Los Estados Unidos de Norteamérica y la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, encabezan y representan
respectivamente, ambos grupos antagónicos.
122 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

En Holanda las cosas han sucedido así: "Los sesenta años de historia
del control de la tuberculosis muestran que la lucha fue iniciada por
organismos privados. Pronto las autoridades nacionales, provinciales y
municipales otorgaron subsidios para los organismos dedicados a los
aspectos sanitarios de la lucha antituberculosa”.
"Con el transcurso de los años esta disposición se ha ampliado,
reorganizado y alterado repetidas veces, pero su principio nunca ha
cambiado. Las asociaciones antituberculosas privadas (provinciales) llevan a
cabo la lucha actual en su aspecto de sanidad pública. A cargo de ellas corre
el sistema de dispensarios antituberculosos, extendido por todo el país, y
emplean el personal necesario, médico y auxiliar".
"El gobierno nunca se ha sentido forzado a hacerse cargo de la lucha
sanitaria antituberculosa, si bien sufraga el noventa por ciento de los gastos.
El gobierno, no obstante, ejerce una estrecha supervisión del Oficial Médico
Jefe de Sanidad”.
Esta supervisión comprende la calificación del personal, y los
presupuestos de las asociaciones y los suministros y equipos de las clínicas
dependientes.
“El Oficial de Sanidad regional es un miembro de la junta consultiva y de
la asociación antituberculosa de su provincia, y actúa como oficial de enlace
entre la junta y el Oficial Médico Jefe”.
"En resumen: el control de la tuberculosis en los Países Bajos constituye
una actividad sanitaria pública llevada a cabo por organismos privados y
ampliamente costeada por las autoridades públicas, entre las cuales el
Estado contribuye con la mayor pai-te”.
"De ella se Infiere que, por ejemplo, el especialista en tórax de una
clínica antituberculosa no es un empleado público, sino que se haya
empleado por una asociación antituberculosa privada, la cual es
reembolsada de su salario y otros gastos por el Gobierno de la Nación”.
Lucen certeras las consideraciones del trabajo holandés en cuanto
sintetiza acerca “de lo que se ha llamado la eliminación de la tuberculosis”.
Bien ambiciosa es la frase porque después del descendimiento a la basal,
alcanzable atacando a la endemia desde todos los frentes y ángulos, y, más
en el aspecto económico social, sin descuidar el médico propiamente dicho,
que debe incrementarse sin tregua, intensiva y extensivamente, permanecen
y se crean, aparecen y surgen nuevos problemas de raíz biológica y
contenido epidemiológico que plantean y exigen enfoques y soluciones
nuevas, que no cataplasmas o “slogans" de tipo publicitario norteamericano.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 123

La prueba más concluyente de esta afirmación, la tenemos en la resistencia


a las drogas mejores, más efectivas de que disponemos actualmente, y
como esta resistencia va en aumento y se extiende en las latitudes, aunque
irregularmente todavía; pero hay que suponer y sospechar científicamente,
no en hipótesis, que aumentará progresivamente en aquellos países —los
más desarrollados— que con mayor amplitud las utilizan. Ya en París y New
York se destaca, estadísticamente, su crecimiento, que se irá comprobando
en otras ciudades capitales para alcanzar y cubrir sus respectivos territorios
y los demás países, en la medida de su más amplia generalización y uso; es
el mismo fenómeno de las drogas anti-mosquito en la lucha contra la malaria.
Con razón señala el trabajo que comentamos "tendremos necesidad de
nuevos métodos para atacar el problema, y, dice más, con visión más
certera, cuando pide una nueva concepción filosófica con estas palabras casi
patéticas “de una nueva filosofía para comprenderlo, ceñirnos a nuevas
normas y dar cima y cumplimiento a una labor considerable y ardua.
Comparto plenamente cuanto el autor afirma y, quiero completar su
pensamiento con una interpretación que no pudo ocurrírsele si no sabe
manejar la herramienta marxista: La concepción filosófica distinta, o nueva
filosofía porque clama, está escrita hace más de un siglo y tiene hoy más
vigencia que nunca; pero viene obligado a estudiarla, y hay que penetrarse
de su esencia y fundamentos, de su dinámica creadora, en la Dialéctica de la
Naturaleza de Federico Engels; entonces, ya impregnado y en posición del
hilo conductor que lo saca de su laberinto, discursivo más que biológico,
puede llegar a conclusiones que de verdad interpretan los hechos reales y en
transformación, mutación o cambios adaptativos, celulares y tisulares,
fisiológicos y fisiopatológicos, epidemiológicos y de higiene general y pública,
como esta conclusión particular —o premisa— más bien, y no tan hipotética
que ahora se me ocurre. Veamos: En la medida que los seres ganan en
complejidad y composición celular, estructura orgánica y funciones más
diferenciadas, pierden capacidad de asimilación defensiva, englobamiento y
destrucción, incorporación y mitridatismo, frente a ¡os agentes agresivos de
todo orden, procedan de los reinos vegetal, mineral o animal. La recíproca
parece ser cierta, y la capacidad defensiva y de asimilación aumenta en la
medida que se desciende en complejidad celular o molecular; complejidad
microquímica que se desintegra —para la mycobacteria tipo Koch— en
proteínas, carbohidratos y lípidos, bien probados por numerosos
investigadores que demostraron hasta ¡a evidencia, la constancia en el
bacilo de diferentes proteínas, carbohidratos y lípidos, y como existen en la
célula bacteriana combinaciones proteínocarbohidratos, lípidos-carbohidratos
y lípidos-
124 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

proteínas. Ahora bien, la resistencia que se crea en el bacilo frente a las


drogas bacteriostáticas, una o múltiple —que se va estableciendo hasta
hacerse invencible—, es, sencillamente, un fenómeno biológico que se atien-
de y explica dialécticamente: las drogas acaban por no perturbar el ciclo
evolutivo y de multiplicación de la mycobacteria tuberculosa, precisamente
por su potencial agresivo, y, lo que ya constituye un problema, las cepas
resistentes, todavía infectantes, enferman de tuberculosis, y con tuberculosis
resistente, a nuevos pacientes que nunca recibieron ninguna de las drogas:
se produce entonces un contraataque del bacilo que conserva y mantiene su
condición de resistencia, ya adquirida y fijada. ¿Qué vamos a hacer, a
planificar, para este próximo futuro? ¿Aislar a los enfermos resistentes en un
cayo, y segregarlos así de la sociedad en peligro de la contaminación?
¿Investigar y descubrir nuevas drogas? Seguramente ambas cosas, y, la
primera y más dolorosa, la colonia de aislamiento, durante cierto tiempo, y
mientras aflora y triunfa la investigación con el hallazgo de la droga
bacteriolítica y definitiva. Este ejemplo demuestra, que cuando el
microbiólogo se adelanta, sospecha y comprueba la resistencia posible, está
pensando con mentalidad dialéctica —aunque lo ignore—, utiliza y aplica la
dialéctica de la naturaleza y hasta informa y habla —sin saberlo— con
palabras escritas y término de lenguaje de una nueva filosofía biológica que
nació hace un siglo.
Que esta nueva concepción filosófica es ya centenaria y lo son
cumplidamente sus modos de expresión: materialismo y dialéctica, quedó
bien escrito en la correspondencia entre Marx y Engels. “En carta dirigida a
Marx el 14 de julio de 1858“, doce años antes de su establecimiento en
Londres, manifiesta Engels su interés por los estudios de fisiología, física y
química, por los problemas del calor y de la luz, la electricidad y el
magnetismo. Se apunta ya aquí el fenómeno de la transformación dialéctica
de una cierta cantidad de electricidad en una cualidad nueva, luz y calor. Y
en otra carta escrita a raíz de la aparición de Darwin, "El origen de las
especies" comunica a su amigo el gran interés que había suscitado en él,
este libro fundamental que juzga "importantísimo, como la base científico-
natural para la lucha histórica de clases".
“Esta carta a Marx, fechada el 30 de mayo de dicho año, comunica a su
gran amigo una serie de ideas y puntos acerca de las ciencias naturales. En
esta carta encontramos ya perfilados, en lo fundamental, sus estudios para
la Dialéctica de la Naturaleza. Son los siguientes: 1) Materia y Movimiento
forman una unidad inseparable
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 125

el movimiento no es sino una modalidad o modo de existir y ma-


nifestarse de la materia. 2) Existen formas de movimiento cualitativamente
distintas, cada una de las cuales es objeto de investigación de una ciencia
específica —la mecánica, la física, la química, la biología. 3) El paso de una
a otra forma de movimiento y, consiguientemente de una ciencia a otra,
constituye un tránsito dialéctico. En las palabras finales de la citada carta,
Engels manifiesta a Marx su creencia de que los estudios para desarrollar
estas ideas “requerirán todavía mucho tiempo”.
Trabajo No. 43. Gomaa, T.M., El Cairo, Egipto.
“Papel futuro de las Asociaciones Voluntarias de la Lucha Contra la
Tuberculosis en el Mundo”.
Introducción: Según el último censo (1960) la población de Egipto (RAU)
oscila alrededor de 26 millones de habitantes. La tuberculosis se ha
considerado siempre como uno de los problemas centrales que se plantean
ante la salud pública. La tasa de morbilidad, tal como se ha podido
determinarla según los datos del micro-radiografía de masas, es más o
menos de 10:1 000 para el conjunto de la población. El Ministerio de Salud
Pública es el Organismo Oficial encargado de la lucha contra la tuberculosis
y de los medios a poner en práctica para atenderla. Todos los sanatorios
que totalizan 9 000 camas y todos los dispensarios (63) pertenecen al
Estado y dependen del Ministerio de Salud Pública. El número de casos
nuevos descubiertos cada año, es alrededor de 20 000. Las frecuencias de
las reacciones positivas a la tuberculina en los sujetos de más de
14 años, es del 35 al 40%, lo que denota una tasa de impregnación
tuberculosa de la población.

Asociaciones Voluntarias
La Historia de las Asociaciones Voluntarias en nuestro país se inicia en
el año 1936 en que fue creada la primera Asociación Médica de Lucha
contra la Tuberculosis. El objetivo principal que se propuso esta Asociación,
fue llamar la atención de las autoridades oficiales sobre la gravedad de la
situación con la finalidad de que tomasen medidas más activas para
combatirla. Poco después en la misma época y bajo el impulso de esta
Asociación Médica, se creó un Comité femenino que se dio a la tarea de
atender a las familias de los enfermos tuberculosos y que recibió el nombre
de Asociación femenina para el Mejoramiento de la Salud. Otras sociedades
locales se fueron creando en las diferentes ciudades de menor densidad de
población y que se afiliaron a la organización central. A partir de
126 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

1953, se creó la Liga Nacional de Lucha Contra la Tuberculosis, en la


que se integraron todas las Sociedades Locales también la Asociación
Médica y que abarca, igualmente, a los funcionarios del Gobierno
responsables de la lucha contra la tuberculosis.
Durante este corto período de 7 años, la Liga Nacional de Lucha contra
la Tuberculosis emprendió determinado número de actividades importantes
que pueden resumirse del modo siguiente:
1. Comité consultivo para la Tuberculosis a nivel del Ministro.
2. Corrección de las fallas en el Programa Nacional de Lucha Contra la
Tuberculosis, por ejemplo:
a) Producción de Medicamentos y de Películas radiográficas:
b) Nombramiento de Enfermeras Visitadoras. Enfermeras y Asistentes
Sociales.
3. Estudio de Campañas Piloto (testigos) en escala nacional.
a) Tratamiento a domicilio de los enfermos tuberculosos.
b) Programas de reeducación y regreso al trabajo.
4. Ejecución de Estudios Especiales.
a) Complicaciones de la vacunación BCG.
b) Frecuencia de la tuberculosis bovina.
c) Valoración de los resultados del tratamiento domiciliario en relación a
las curas sanatoriales.
5. Participación en el estudio del programa testigo nacional de Qualinus
(distrito vecino de El Cairo) con el concurso de la OMS.
6. Educación popular.
a) Por la radio y la televisión.
b) Por las películas cinematográficas.
c) Grabados y dibujos.
d) Por lecturas, conferencias y charlas.
7. Coordinación de los Organismos Gubernamentales y Privados
(voluntarios) que trabajan en el campo de la tuberculosis.
8. Colectas de fondos (donativos y venta de insignias).
9. Asistencia social y financiera a todos los tuberculosos y sus familias
(subvención especial acordada a la liga por el Ministerio mediante la
creación de un fondo especial).
Se destaca claramente que la Liga Nacional está llamada a desempeñar
un papel cada vez más amplio en el futuro, de consiguiente tendrá que
reforzar sus cuadros y medios de trabajo para enfrentarse
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 127

a nuevas tareas, especialmente en lo que se refiere al personal técnico y


muy particularmente los médicos, las enfermeras, y los técnicos de
radiología y los asistentes sociales.
En ciertos países del Medio Oriente no existen todavía asociaciones
voluntarias y la tuberculosis es uno de los numerosos problemas que se
plantean desde el punto de vista de la Salud Pública, tales como, por
ejemplo, la malaria y otras enfermedades tropicales, las enfermedades
infecciosas, la protección materno-infantil, los problemas de alimentación,
etc. En estos países las asociaciones voluntarias deberían constituirse a dos
niveles principales:
1. De las sociedades médicas que abarcase los grupos médicos y cuyas
principales funciones consistirían en ayudar a las autoridades del
Gobierno en la organización de los programas, a llamar la atención en los
dominios principales de la salud pública, por ejemplo: bajo la forma de
una Asociación para la lucha contra la tuberculosis, otra para combatir
las enfermedades tropicales, una tercera para la protección materno-
infantil, etc...
2. Las otras serían las que pueden denominarse sociedades de nivel
general constituidas esencialmente por grupos no médicos y cuyo
objetivo central sería la educación sanitaria.
Aquí la especialización no es tan importante: pero estas organizaciones
tratarían el asunto de la educación sanitaria como un todo y deberán
mantenerse bajo la orientación de las sociedades médicas especializadas
apuntadas. La creación de sociedades de nivel general separadas para cada
una de las ramas de salud pública, reclamaría esfuerzos mucho mayores sin
modificación apreciable del resultado final.
Trabajo No. 45. Millet y Schrijvers, Bruselas, Bélgica. ‘‘El programa futuro
de las asociaciones voluntarias antituberculosas en los diferentes países del
mundo. Situación en Bélgica".
1. Situación actual.
Si la tasa de mortalidad por tuberculosis está decreciendo rápidamente
en Bélgica (esta tasa se fija actualmente en 19 por 100 mil habitantes) la
que se refiere a la morbilidad no desciende paralelamente, y la
concordancia de los índices permite creer que permanece estacionaria
cuantitativamente.
El número de enfermos atendidos por los Dispensarios era en 1950 del
orden de 40 340, de los cuales 9 411 pertenecían a la tuberculosis activa.
Estas cifras no parecen haberse modificado sensiblemente desde
entonces.
128 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

2. ¿Existe un programa nacional ejecutado por las organizaciones


voluntarias en colaboración con las instancias públicas?
La situación en Bélgica se caracteriza por el papel muy importante que
realizan los organismos voluntarios a los cuales el Estado confía
enteramente la ejecución del programa de lucha antituberculosa.
Estos organismos están agrupados en el seno de una obra central
designada bajo el nombre de la Obra Nacional Belga de Defensa contra
la Tuberculosis.
En 1955 se produjo un hecho capital en la historia de la lucha
antituberculosa y fue la integración en el seno de la Obra Nacional Belga
contra la Tuberculosis, de los organismos aseguradores de enfermedad e
invalidez.
3. ¿Cuál es el papel del Estado y cuál el de las Obras Voluntarias en la
ejecución de este programa?
La lucha antituberculosa es, por excelencia, la tarea de las orga-
nizaciones voluntarias; aún la Inspección médica de los establecimientos
antituberculosos, se confía a la Obra Nacional.
El Estado asegura el financiamiento.
4. ¿Cuál deberá ser en el futuro el papel del Estado en la ejecución del
programa?
a) Aumentar el financiamiento de las actividades antituberculosas.
Las actividades de carácter preventivo están limitadas por excesivo
rigor por el Estado por tener una incidencia epidemiológica
apreciable. La realización de un programa de propaganda sistemática
se estima esencial actualmente según la apreciación de la obra; pero
supone un financiamiento que sólo el Estado puede sufragar y que no
ha previsto el Estado.
b) Medidas legales y administrativas.
La declaración de los casos de tuberculosis que es obligatoria en
Bélgica, no constituye, muy a menudo, más que un deber teórico para
los médicos de cabecera. Las instancias judiciales no están armadas
para combatir los peligros que representan los enfermos portadores
de bacilos y que rechazan todo tratamiento.
5. ¿Cuál sería la parte del programa que los organismos voluntarios habrán
de cumplir en el futuro?
Aún si el Estado vacila en apoyar una parte creciente de la actividad que
corresponde a las Obras Voluntarias, la Obra aparecerá
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 129

a nuestros ojos como más apta para organizar la educación sanitaria y


mantener al día ese cuerpo de doctrina.
6. ¿Qué nuevas tareas han de incluirse en el programa de los organismos
voluntarios?
Es importante que la Obra realice una mayor coordinación sobre el plan
local y permita, de este modo, una colaboración entre las afiliadas y las
otras interesadas por alcanzar una erradicación completa de la
tuberculosis como enfermedad social.
7. ¿Cuáles son los obstáculos más importantes en el camino de la
educación sanitaria y qué puede hacer una asociación voluntaria en las
circunstancias actuales para vencer estos obstáculos?
En nuestro país la euforia resultante de la disminución de la mortalidad, y,
por otra parte el conocimiento muy activo de los antibióticos, han creado
un estado de pasividad en el público.
La educación sanitaria deviene así el mayor problema de la lucha contra
la tuberculosis.
Trabajo No. 46. Stone, J.G., New York, Estados Unidos. “El papel futuro
de las asociaciones voluntarias en la lucha contra la tuberculosis".
En los Estados Unidos los gobiernos estatales y las autoridades locales
son responsables de la protección de la salud, en tanto que el Gobierno
Federal tiene a su cargo la recomendación, el establecimiento de las reglas a
seguir y la distribución de las subvenciones. La mayor parte del trabajo
médico de investigación es financiado por el Gobierno Federal.
En nuestro trabajo voluntario de lucha contra la tuberculosis, los
programas directos de los servicios y educación se ejecutan a nivel de las
comunidades locales. La Asociación Nacional indica las grandes líneas de la
política a seguir y de los programas a ejecutar, estimula las iniciativas y
facilita el personal de dirección y el material didáctico necesario para la
ejecución del trabajo.
Los organismos públicos proveen los servicios directos para la pesquisa
de los casos y el tratamiento para la lucha antituberculosa.
La asociación voluntaria ayuda al mantenimiento adecuado de los
Servicios de Salud, inicia y pone en marcha nuevos programas y estimula la
educación de los ciudadanos para que apoyen los servicios de salud
necesarios para su propia protección.
Los servicios gubernamentales y las organizaciones voluntarias trabajan
en equipo. Un ejemplar importante de esta colaboración nos la brinda el
congreso organizado conjuntamente por el "Tuberculosis
130 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Association" en Diciembre de 1959. La recomendación central de este


Congreso fue esforzarse para eliminar la tuberculosis con la más amplia
utilización de los medicamentos antituberculosos. Otras once
recomendaciones fueron dictadas para apoyar y completar esta
recomendación esencial. A la terminación del Congreso se fijaron dos
objetivos intermediarios en el camino de la eliminación de la tuberculosis. El
primero de estos objetivos es demandar para cada año una reducción anual
del 10% en el número de los casos nuevos activos. En los últimos tiempos
esta Institución alcanzó un 8% cada año. El segundo de estos objetivos trata
de impedir la difusión de la infección hasta el punto de alcanzar la meta de
que no pasen del 1% los niños de 14 años que den una reacción positiva e la
prueba de tuberculina.
Aun cuando estamos persuadidos de que los servicios de las
organizaciones voluntarias deben mantener cierta flexibilidad, una de sus
actividades, sin embargo, ha de permanecer constante. Se trata de la
educación del público cuyo acento tiene que ser, principalmente, sobre la
educación de la comunidad, ya que precisa contrarrestar la tendencia del
Gobierno a reducir aquella parte de los impuestos que se refiere a la lucha
contra la tuberculosis.
Las asociaciones voluntarias de lucha contra la Tuberculosis, se
extienden progresivamente al campo más vasto que abarca la reducción de
la frecuencia de todas las enfermedades de las vías respiratorias. Estas
enfermedades constituyen la causa más frecuente de inaptitud física en
nuestro país, ninguna organización, pública o privada concentra sus
actividades sobre este problema y estas enfermedades pueden preceder,
complicar o subseguir a la tuberculosis.
Por otra parte, el interés que dediquen a estas enfermedades colaterales,
las asociaciones voluntarias, no impide ni dificulta la realización plena de su
objetivo esencial que es la eliminación de la tuberculosis.
Comentarios: En los Estados Unidos de Norteamérica la lucha contra la
más social y endémica de las enfermedades infecto contagiosas, la
tuberculosis, se desarrolló, a partir de 1904, creció y se expandió,
prácticamente a todo el territorio de la Unión, siempre en la esfera privada, y,
aunque los gobiernos estatales y federal, cuidaban, vigilaban y hasta
intervenían en cierto grado —creación, erección y mantenimiento de algunos
hospitales y sanatorios, como los situados al norte del estado de New York,
en las zonas aledañas a Saranac Lake, por ejemplo —lo cierto es que
dejaban hacer ampliamente, y hacían bastante poco gastando menos,
mucho menos, con lo cual se mantenían fieles— hasta en el campo de la
higiene pública y salubridad general— a las normas y principios que rigen,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 131

gobiernan y orientan al sistema capitalista. “Laisser faire, laisser passer"


es su consigna, y, a fe mía, que dejaron hacer y dejaron pasar hasta que,
bien avanzada la lucha en organización, extensión y penetración, empezaron
a recobrarla recientemente, para hacerla suya en algunos estados y más
dependiente o vinculada al Gobierno Federal. Este proceso se inició a raíz
de la primera gran guerra, y ganó en profundidad, para irse extendiendo en
el curso de la segunda hecatombe que conmovió al mundo; más
propiamente fue un fenómeno, como tantos otros, de lo que podría muy bien
llamarse re-estructuración, enfoque o reconsideración de la post-guerra.
Ya hube de referirme, en el trabajo que abrió esta Primera Reunión Anual
de Tisiologistas, a la concurrencia voluntaria de doscientos médicos, que se
encontraron, en el verano de 1904, en el Hotel Chelsea de Atlantic City, N.J.,
apercibidos y resueltos a enfrentarse con el enemigo público de su nación, y
gran asesino de sus conciudadanos, que era en esa época, y comienzos de!
siglo, la endemia tuberculosa. Escribí en la cuartilla número 18 de mi trabajo
inicial estas palabras.. . "pero, en tanto que de Atlantic Cicy salió la National
Tuberculosis Association, que fue ganando terreno y extensión en las
comunidades locales, municipales —de los condados o “county"— estatales,
siempre en la esfera privada, hasta alcanzar sus beneficios prácticamente a
todo el territorio, en Cuba, y luego del alboroto de comienzo. .. ” Veinticinco
años más tarde, en el verano de 1929 y también en el Hotel Chelsea de
Atlantic City, se reunió la National Tuberculosis Association para celebrar su
aniversario correspondiente al que concurrí, como invitado, en mi primer
viaje al Norte —así decimos en criollo—. Se pasó lista para mencionar, en
recuerdo, a cuantos se llevó la muerte, y en el banquete de clausura sus
puestos quedaron vacíos. Me llamó la atención el respeto y acatamiento que
mantuvo la audiencia, durante toda la Convención, para una figura médica
que no tardé en considerar muy representativa y cimera de la ciencia
norteamericana. Era un hombre de baja estatura y rostro jovial, casi jocundo,
acentuada caivicie que circundaba un halo radiante, luminoso, de cabellos
blancos y al que oían siempre de pie todos los asistentes; llevaba un habano
interminable entre sus labios finos. Supe que era el fundador de la Escuela
de Baltimore, John Hopkins, y uno de los precursores de la medicina
científica en los Estados Unidos. Se había formado en Alemania William H.
Welch, y, junto con Wilüam Oslar, de origen inglés, reposa en la raíz
magisterial de la Ciencia Médica contemporánea de su patria, que los
considera guías en ¡a distancia y faros perennes, inmarcesibles y si acaso.
132 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Como se precisa en el trabajo que comentamos existe una estrecha


interacción, correlación de fuerzas y funciones entre la Asociación Nacional,
las organizaciones voluntarias y los servicios gubernamentales; es lo que
llaman trabajo en equipo en su terminología. Como bien se sabe la
vacunación BCG no cuenta, en los Estados Unidos, como arma de lucha
contra la tuberculosis; confían en el esfuerzo “para eliminar la tuberculosis
con la más amplia utilización de los medicamentos antituberculosos”, en el
aislamiento de los casos que se descubren, mediante la pesquisa intensiva,
en los métodos indirectos de lucha —lucha por la civilización o defensa por la
civilización— hasta el punto de que parecen suscribir, tan sólo, estas
verdades así expuestas: “Cuanto se ha hecho por elevar el nivel de vida, por
mejorar la higiene de la vivienda y modos de vivir, por el saneamiento y
cuidados a los enfermos, por el progreso de la instrucción y de la educación,
ha contribuido a crear un medio desfavorable a la turbeculosis y constituye
una defensa contra la enfermedad. La marcha ascendente de la civilización
ha sido, y es, un valladar contra la tuberculosis hasta el punto que puede
llamársele defensa por la civilización... El valor de las medidas especiales o
directas consiste en que aceleran la regresión determinada por otros factores
sociales. De hecho un elemento esencial de la lucha contra la tuberculosis
consiste en promover aquellos factores que ponen en juego la defensa por la
civilización, es decir, la higiene de la persona y de la habitación”.
“La epidemiología histórica brinda confianza en esta higiene social, tanto
general como especial que, según una muy bella expresión de Flatzeck
Hofbauer ha disociado la pobreza y la enfermedad y tiende a igualar las
clases sociales ante la salud”.
Todo esto es cierto, y luego muy bien, contemplado desde la nación que
tipifica el capitalismo industrial y bancario, monopolista y financiero por
excelencia; visto desde lo que registra su estadística: descenso continuado
de las cifras de mortalidad, de los casos nuevos activos, de la difusión de la
infección hasta alcanzar la meta que se proponen "de que no pasen el 1%
los niños de 14 años que den una reacción positiva a la tuberculina” —para
decirlo con sus propias palabras— pero ¿cómo anda la morbilidad en los dis-
tintos grupos sociales? ¿Cuál es la prevalencia, por ejemplo, en los barrios
pobres de las grandes ciudades: en las segregaciones negras y entre los
puertorriqueños de New York? ¿Cuál la que se comprueba en los
desocupados? Es evidente que en el otro continente americano, el nuestro,
de habla española y portuguesa, constituido por países coloniales y
semicoloniales, subdesarrollados y subindustrializados, penetrados por el
imperialismo norteamericano
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 133

en general, productores de materias primas, hambreados y hambrientos,


con estadísticas muy diferentes —o sin estadísticas— empobrecidas y
paupérrimas sus grandes mayorías, con un per capita de ingreso familiar
irrisorio y aumento notable de población anual, no obstante su mortalidad
infantil tan alta, enfermedades infecto contagiosas, carenciales y orgánicas, y
los índices pavorosos de su endemia tuberculosa, más sospechados que de
comprobación aproximada. Es evidente, que, con el documento CD13 17,
Rev. 1, a la vista —XIII Reunión— del Consejo Directivo, Organización
Panamericana de la Salud, conjuntamente con el Comité Regional, Organi-
zación Mundial de la Salud celebrada en Washington D. C., Octubre de
1961. Tema 19: Necesidades financieras para la Formulación de un Plan
Continental de Lucha Contra la Tuberculosis, luego de leído y meditado, y
conocidas las sugerencias y sumas a emplear en un decenio; después de
repasar este documento de expresión burocrática y elaboración de gabinete
refrigerado, fantasía y fábula en que se apuntan burla y sarcasmo y cifras
astronómicas para estudiar, conocer y ¿resolver? la tragedia de estos
pueblos nuestros, enfermos, desnutridos, explotados, humillados y
escarnecidos, sojuzgados y tristes, y su problema desesperado de la
endemia tuberculosa; es evidente, y bien evidente verdad —y no tiene otra
salida el continente de Nuestra América— que sus pueblos tienen que
organizarse y esgrimir el instrumento idóneo: un partido vertebrado para
hacer su Revolución, y lanzarse al rescate de su economía haciendo su
Revolución democrática pero socialista, libertadora y liberadora, tal y como la
hemos hecho nosotros, tal y como la estamos haciendo, por el coraje y la
decisión del Pueblo Cubano, sus masas campesinas y obreras, sus hombres
y mujeres milicianos y milicianas, su glorioso ejército rebelde, clases,
capitanes y comandantes, y su Comandante supremo, el compañero Fidel,
en las mismas narices del monstruo, a sólo noventa millas de sus costas po-
dridas de imperialismo, capitalismo infecto y “Ku Klux Klan” asesino de
negros, acorralador de razas inferiores —que se creen— nazi-fascista y
puerco.
Hace ya algunos años, en su notable libro de recopilación y su
exposición acerca de la profilaxis de la tuberculosis, aplicaciones en Europa
—Prophylaxie de la Tuberculose, Applicationss en Europe el Dr. Etiennet
Burnet escribió estas palabras: “Basta recordar que la tuberculosis ataca
todas las razas, todas las edades, todas las clases de la sociedad humana y
buen número de especies animales que viven en contacto con el hombre. A
la vez endémica y epidémica ha impregnado el cuerpo social más que
ninguna otra enfermedad infecciosa. Desde que se la estudia se tiene la
impresión de que,
134 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

para suprimirla, sería necesario transformar la sociedad. Para utilizar


una expresión familiar, diré que es una lepra, no una peste".
“No sólo mata al hombre; lo roe y disminuye y es, de todas las
enfermedades, la que más ataca la fuerza social por excelencia: el trabajo.
Se sabe que la higiene social comenzó en el mundo por la patología del
trabajo".
Y me repito con Etienne Burnet: “desde que se la estudia se tiene la
impresión de que, para suprimirla, es necesario transformar la sociedad". Y
les interrogo a los pueblos de América: ¿Cómo se transforma la sociedad?
De un solo vuelco, apoyados en la violencia "partera de la historia”.
Haciendo, de verdad y a fondo, de una vez, cuanto Cuba ha hecho, y está
realizando a golpes de sacrificio, para convertirse en espejo de América y
guía de sus hermanos de Nuestra América, para liquidar el imperialismo y la
explotación del hombre por el hombre, la endemia tuberculosa y todas las
enfermedades evitables de esta patria cubana, primer territorio libre y
socialista de América. ¡Lean, hermanos nuestros, pueblos explotados, la
Segunda Declaración de La Habana, el Manifiesto Socialista de América
Latina!
Mi hijo, Jorge Aldereguía, también médico y revolucionario fervoroso, fue
Delegado de Cuba a esa reunión conjunta de Washington, de la
Panamericana de la Salud y la O.M.S. en que se desarrolló el tema 19:
"Necesidades Financieras para la Formulación de un Plan Continental de
Lucha contra la Tuberculosis” y sus comentarios acerca del fabuloso decenio
y los 630 millones de "dollars" a emplear —63 millones anuales, sin contar el
monto de los lugares de internamiento, sanatorios, hospitales, colonias,
centros de rehabilitación, etc., etc. —fue una airada sonrisa acompañada de
estas palabras: un episodio más y bien grotesco, de la cacareada "ayuda
para el progreso”, y entretenimiento de los tontos esperanzados.
Celuloide y pantomima, como aquella fantasía irónica, amarga y
sarcástica, que es la película española: "Bienvenido Mr. Marshall".
En horas de la tarde continuó la sesión sobre el mismo temario y el
primer trabajo fue el 48 de Savonen S., Helsinki, Finlandia: “La Liga Nacional
Finlandesa de lucha contra la Tuberculosis se fundó en 1907. Ha jugado un
papel preponderante en la lucha contra la tuberculosis hasta el punto de
considerarlo, sin jactancia, de mayor importancia que en ningún otro país.
Ello es consecuencia de la posición política de nuestro país.
Finlandia se convirtió en una república soberana e independiente
después de haber permanecido como un Gran Ducado autónomo del Imperio
Ruso.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 135

Durante todo el tiempo que precedió a la independencia, la lucha contra


la tuberculosis se basó totalmente en el entusiasmo y la abnegación de la
ciudadanía por el hecho de que no disponía de ninguna subvención
gubernamental para esta tarea. La Liga Finlandesa de Lucha contra la
Tuberculosis, estaba prácticamente encargada de todo el trabajo profiláctico
contra la tuberculosis.
Una propaganda muy intensiva se emprendió con la ayuda de
conferencias, de numerosos artículos publicados en los periódicos y revistas,
de exposiciones y más tarde utilizando el radio y cine. Las tareas asumidas
por la Liga Nacional aumentaron con la introducción de nuevos métodos de
lucha, es así que se adoptaron la vacunación BCG y los exámenes
radiográficos de masa o PHR. A la hora actual se han practicado más de
ocho millones de radiografías de pequeño formato —PHR— y más de dos
millones de vacunación B.C.G. Si consideramos que la población de
Finlandia no pasa de 4 000 000 de habitantes, puede considerarse que son
bien elevadas las cifras anotadas.
Actualmente se dispone de 6 000 camas para la hospitalización de los
enfermos atacados de tuberculosis y el Gobierno generosamente
subvenciona la construcción y mantenimiento de los Sanatorios.
El tratamiento es gratuito para todos los enfermos y el trabajo de
profilaxis, asegurado por 50 Dispensarios, también es gratuito y en la misma
medida, el tratamiento a domicilio.
¿Cuál es el papel futuro de las Asociaciones Voluntarias de Lucha contra
la Tuberculosis? Antes que otra cosa, el público debe saber que el criterio
para medir la significación de la tuberculosis, no es la tasa de mortalidad. Los
nuevos medicamentos antituberculosos representan armas muy poderosas.
Pero significa un peligro. Como se sabe, estas drogas deben ser tomadas de
manera continua y regular durante un año, año y medio y a veces dos años.
Se trata de una condición indispensable si quiere obtenerse una completa
curación. Los enfermos se inclinan fuertemente a permitirse irregularidades
en la ingestión de sus medicamentos y aún más dejan de tomarlos.
Una de las más importantes tareas de la Liga, consiste en difundir el
conocimiento de este problema entre la población y muy especialmente entre
las familias de los enfermos. En efecto, la Liga Nacional contra la
Tuberculosis puede cumplir un trabajo excelente sobre este punto de vista.
Es evidente que debe mantenerse el interés de la población respecto a la
vacunación B.C.G. La tuberculosis infantil está en camino de desaparecer en
Finlandia. En tanto que en el pasado teníamos
136 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

que deplorar de 600 a 700 muertes debidas a la meningitis tuberculosa,


su número actual es inferior a 20. En las fuerzas armadas el número de
casos de pleuresía ha descendido igualmente al quinto de lo que era antes.
Los exámenes radiográficos de masa con la ayuda de radiografías de
pequeño formato, deben mantenerse. Sería útil determinar cuáles son los
grupos de población que deberán beneficiarse los primeros de esta actividad.
En muchos países la investigación científica que se refiere a la
tuberculosis constituye una de las tareas naturales de las Ligas Nacionales.
En Finlandia tenemos un organismo llamado “Comité de Trabajo" para el
cumplimiento de esta tarea. Este comité se compone de 15 miembros, de los
cuales siete representan la Asociación de los Tisiólogos y ocho, a la Liga
Nacional para la lucha contra la Tuberculosis.
Trabajo No. 49. Aseev, D.D.; Moscú, URSS. “Actividades de las
Sociedades Soviéticas de Tisiología en el dominio de la investigación
médica”.
Existe una red extendida, en la URSS, de sociedades de tisiología que
asumen de manera voluntaria —penetradas de consideraciones sociales—,
la tarea de reunir a los prácticos e investigadores. El objetivo y la finalidad de
estas sociedades en la URSS, es facilitar la solución de los problemas
médicos, teóricos y prácticos, en el dominio de la tuberculosis y disciplinas
conexas, sobre la base de la doctrina del materialismo. Las sociedades de
tisiología juegan un gran papel en la formación complementaria de sus
miembros, amplían y profundizan sus conocimientos, especialmente en el
campo de la tuberculosis; pero también en otras ramas de la medicina, sin
apartarse de las mejores tradiciones de la ciencia soviética, no menos que
de la ciencia extranjera. Las sociedades soviéticas de tisiología en lo que
respecta a la investigación médica, trabajan en contacto estrecho y
vinculación con los servicios gubernamentales de salud pública y aportan a
estos últimos su concurso práctico, mejorando la calidad de los cuidados
médicos que se prestan al pueblo, al propio tiempo que introducen en la
práctica las últimas adquisiciones de la ciencia en el dominio de la tisiología.
Estas sociedades no derivan ningún beneficio material; pero elevan
cuantas sugestiones conciernen al problema de la tuberculosis, las proponen
al Ministerio de Salud Pública de la URSS, a las repúblicas de la Unión, y no
menos, a las autoridades sanitarias locales; llevan así a la intimidad, y ponen
a la disposición de todos, los frutos de su experiencia y los resultados de sus
trabajos científicos. Aun y todavía, les queda a las sociedades una tarea
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 137

fundamental que cumplen cabalmente: difundir las informaciones sobre


los progresos de la ciencia médica en la vasta extensión de la tuberculosis
no sólo entre el cuerpo médico, también al gran público, en la dilatada
anchura de sus pueblos unidos que conforman un gran todo ilímite, fraterno y
sin fronteras.
Existen, a la hora actual, alrededor de 200 sociedades de tisiología
locales, que se agrupan en sociedades “republicanas" a razón de una
sociedad “republicana” por cada una de las quince repúblicas que
constituyen la Unión Soviética, y todas se reúnen a la vez, en el seno de la
Sociedad de Tisiología para la Investigación Médica de la Unión que agrupa
más de 7 500 miembros. Las reuniones de esta sociedad última suponen un
gran número de participantes: cuando el Sexto Congreso de la Sociedad de
Tisiología de la Unión, que se celebró en Moscú en 1957, estaban presentes
1 606 personas; el Tercer Congreso Ucraniano que se reunió en Kiev en
1953 agrupó 971 participante, y a! Primer Congreso General, para toda la
Rusia, que tuvo lugar en Kuibyshev en 1959, acudieron 650. Esta nutrida
participación de los médico en los congresos y reuniones les permite, una
vez vueltos a su lugar de origen y centros de trabajo, comunicar a las
sociedades locales las informaciones detalladas, interesantes para los
tisiólogos y los médicos que se ocupan en disciplinas conexas, que tocan a
la fisiología; todo cuanto concierne a las principales adquisiciones teóricas y
prácticas dimanadas de tales congresos y reuniones y poner en
conocimiento de sus compañeros —enterarlos y que estén al corriente— las
resoluciones adoptadas, cuya observancia es obligatoria por cada uno de los
miembros de la sociedad”.
"Los Congresos de la Unión, y los Congresos de las Repúblicas,
constituyen reuniones profesionales que determinan autoridad para los
médicos especialistas en tisiología. Basta recordar que sus trabajos se
basan no sólo sobre los aportes que facilitan los centros de investigación y
las facultades de medicina, también sobre la experiencia general de los
médicos prácticos. Las sociedades locales de tisiología se reúnen en
sesiones plenarias habitualmente, una vez por mes y participan en ellas los
médicos que cultivan otras disciplinas; los debates de estas reuniones se
dedican al examen de los problemas teóricos y prácticos más inmediatos en
el dominio de la tuberculosis, y cuantos asuntos conciernen a su plan-
teamiento y resolución teniendo en cuenta las condiciones locales.
Es así, por ejemplo, que cada año más de 1 000-1 200 reportes,
conferencias, resúmenes o demostraciones, se presentan y discuten en
ocasión de las reuniones de las sociedades locales de la Federación rusa.
138 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Las sociedades locales se encargan de la preparación y publicación de


los trabajos de sus congresos y reuniones: también de coleccionar los
artículos sobre asuntos particulares, y trabajos científicos o de vulgarización,
editados o re-editados, por los miembros o grupos de miembros de estas
sociedades. Una parte importante del trabajo de las sociedades de tisiología
está representada por el cumplimiento, voluntario y gratuito, de las tareas
consistentes en difundir en el conjunto del cuerpo médico y del gran público,
las adquisiciones recientes de la ciencia médica en el campo de la
tuberculosis por intermedio de las sociedades especiales para la difusión de
la información política y científica. Los miembros de las sociedades
participan igualmente, de manera activa, en el trabajo de las Universidades
de la Salud y del Conocimiento Médico que han sido creadas para las
grandes mayorías de la Unión Soviética. El trabajo de educación sanitaria
que se desarrolla en estas instituciones tiene una gran importancia desde los
puntos de vista de la educación y de la formación.
La gama de las actividades a cumplir en el seno de las sociedades de
tisiología será ampliada en el curso de los próximos años, porque en razón
de la concepción del socialismo en la Unión Soviética, el papel de la
comunidad en la solución de numerosos problemas de interés nacional y
económico, irá en aumento creciente y ganará cada vez más en importancia.
Nuestras relaciones con las organizaciones internacionales que se ocupan
de tales asuntos —las cuestiones sociales y la lucha contra la tuberculosis—
serán más extensas, lo suficiente para dar un gran paso de avance en la
lucha emprendida contra ese flagelo de la humanidad que es la tuberculosis.
‘Cerró la sesión el trabajo de la Unión Soviética que comentamos a
continuación, titulado: “Actividad de las Sociedades Soviéticas de Tisiología
en el Dominio de la Investigación Médica".
Comentarios al trabajo soviético:
Como se comprueba fácilmente, por la simple lectura del título, aquí
entramos en otro terreno social y científico, ideológicamente materialista,
marxista-leninista en la hondura del surco y la sementera prodigiosa de sus
frutos, dialécticamente abonado en la raíz y savia de su argumentación
flexible y precisa. En la URSS los problemas y planteamientos que implica la
endemia tuberculosa se consideran desde otra actitud, y cuando uno se
entera y reflexiona que “existe una red extendida de Sociedades de
Tisiología que asu-

Desde aquí hasta el final de este artículo fue publicado en la revista Bohemia, el 10 de
agosto de 1962.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 139

me de manera voluntaria, inspirándose en consideraciones sociales, la tarea


de reunir a los prácticos e investigadores” y que "el objeto y la finalidad de
estas Sociedades en la Unión Soviética es de facilitar la solución científica
de los problemas médicos, teóricos y prácticos en el dominio de la
tuberculosis y las disciplinas relacionadas sobre la base de la doctrina del
materialismo" ya conoce, toda persona estudiosa y culta, por qué caminos
adelanta la lucha contra la tuberculosis en el vasto país del socialismo,
cuáles son las orientaciones que siguen su estrategia y táctica.
En las naciones desarrolladas, imperialistas y capitalistas, colonialistas y
metrópolis, las Sociedades Médicas en general, y, no menos las
especializadas —como todo lo demás— se han constituido dentro del
sistema económico social que las rige, responden a intereses de clases y
funcionan recortadas por el mismo patrón, sujetas por el dogal del sistema
—aunque se creen muy libres, desde luego. Examinadas sin cristal de
aumento son capillas más o menos cerradas, tradicionales y jerárquicas,
impositivas y otorgadoras de méritos y honores, que cultivan el amiguismo y
manejan la publicidad. En las otras naciones dependientes, semicoloniales y
subdesarrolladas, la cosa es peor, y más abundante el estiércol que nutre
las academias y sociedades, hasta convertirlas en pudrideros de oropel y
baratijas, cenáculos de mediocres sometidos y togas de alquiler, pantomima
circense de payasos descerebrados, y, ¡tanto como lo sabemos los cubanos
antes, que vivíamos en tensión y esperanza de construir un mundo nuevo, y
distinto, para nuestros hijos y que disfrutaran nuestros nietos! Cuántos nos
pusimos a la tarea difícil, a vida o muerte, y alcanzamos a sobrevivir de las
heridas y peligros que nos asediaron por todos los caminos, hoy transitamos
erguidos por la ruta victoriosa, irreversible, del socialismo y hacia el
comunismo. Nos muerde el recuerdo de los hermanos muertos, de los
martirizados y caídos que nos legaron su mandato; nos tonifica —que es
también impulso— la desvergüenza y traición ignominiosas de los
desertores y tránsfugas, engreídos y vanidosos, o soberbios y envidiosos,
movidos por su voluntad de poderío y afán de poder; mandones minúsculos
en crecimiento anárquico y desarrollo despótico, dictadores y tiranos en
cierne, seguimiento y búsqueda de una charca propicia a su expansión
corrupta; homúnculos y ególatras que asoman y quisieran levantar su
cabeza de ofidios en todas las conmociones sociales y procesos
revolucionarios en marcha. Este es el momento —mi momento— parecen
decirse estos enanos y sietemesinos; pero tropiezan con la bota calzada de
Fidel y su Revolución.
140 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Aquí, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, 200 Sociedades


Locales de Tisiología ¡doscientas! nos dicen su mensaje distinto, claro y
científico, y se lo enseñan a su pueblo, lo que es más importante, con
paciencia y cariño de hermanos, y se agrupan en Sociedades Republicanas,
a manera de unidad mayor por cada una de las 15 Repúblicas que
constituyen la Unión Soviética "y estas Sociedades Republicanas a su vez,
se unen en el seno de la Sociedad de Tisiología para la Investigación Médica
de la Unión que cuenta con más de 7 500 miembros ’. De aquí los
gigantescos Congresos de la Unión, y los no menos nutridos de las
Repúblicas, que radian conclusiones, "adquisiciones teóricas y prácticas
discutidas y ponen a estos médicos al corriente de las resoluciones
adoptadas y cuya observancia es obligatoria para cada uno de los miembros
de la Sociedad. Los Congresos de- la Unión y de las Repúblicas constituyen
reuniones profesionales que crean autoridad para los Médicos Especialistas
en Tisiología". El subrayado es mío para destacar su contenido.
Estas reuniones anuales, cuyo primer fruto recogemos en este volumen,
aspiran, igualmente, a concretar conclusiones sobre las adquisiciones
teóricas y prácticas discutidas, a poner a nuestros médicos al corriente de las
resoluciones adoptadas y cuya observancia llegue a ser muy-pronto,
obligatoria. Nuestras reuniones de profesionales especializados deben
alcanzar, y tienen que crear autoridad de consecuente acatamiento en todos
nuestros compañeros. Obsérvese que no digo de obligado cumplimiento
todavía; pero llegaremos hasta ahí por convencimiento y mediante la
persuasión. El convencimiento vendrá, suavemente impuesto, por la
autoridad científica, bien informada y mejor acrecida, de quien dicte las nor-
mas nacionales; la persuasión adelantará, no menos, por los caminos
revolucionarios y la virtualidad de la Revolución que son el más honesto,
limpio y conveniente a los intereses y la salud de nuestro pueblo.
En conocimiento ya, por los trabajos extractados, de lo que se está
haciendo y cómo se hace en diversos países; en posesión de lás
proyecciones futuras que amplían, sistematizan y correlacionan de lo
nacional y local a la esfera internacional las tareas a cumplir; en dominio de
cuanto expresa y contiene el título genérico “Programa Futuro de las
Asociaciones Voluntarias Antituberculosas en los Diferentes Países del
Mundo y apuntan los temas particulares sustentados, cabe preguntarse: Y en
Cuba ¿qué hemos hecho? ¿Qué vamos a hacer en el futuro?
Nosotros —digámoslo con sinceridad y de una vez— tenemos muy poco
que contar en lo que respecta a la organización de las
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 141

comunidades para enfrentarlas, bien armadas, a la Lucha Antitu-


berculosa en lo nacional, y contra su tuberculosis, en lo particular y local. En
cuanto toca a lo oficial en sentido de esfuerzo, orientación y ayuda
económica, nunca tuvimos nada hasta ahora planificado con horyadez,
pulcritud y criterio científico; solamente latrocinio y politiquería.
Cierta vez, hace muchos años, y cuando aquella infamia y miseria que
desgobernó a Cuba —con acompañamiento de prórroga de poderes— desde
1925 al 33, Machado y su comparsa, o el asno con garras y su partida de
bandoleros, existió una farsa superficial, organizada bajo los auspicios de
aquel médico que llegó a Ministro de Salubridad, el célebre Panchito Ma.
Fernández, y quien movió la voluntad de un grupo religioso, las Damas
isabelinas, integrado por señoras y señoritas de una sociedad en
decadencia; pero con afanes publicitarios y de "figurao", que, sin ahondar en
las causas económico sociales del asunto y problema, tuvieron cierta
facilidad de movimientos —uno o dos automóviles con personal y gasolina—
y fondos que se agenciaron por su cuenta, para empezar a hacer cosas
contra la tuberculosis, y no menos por su cuenta; ahora decimos "por la libre”
o sea, sin dirección bastante, adecuada y responsable.

Anduvieron médicos y especialistas metidos en el movimiento, y hasta yo


dicté dos conferencias en centros laborales: la Cuban Telephone Company y
una fábrica de tabacos, la de Gener, si no recuerdo mal; pero no era una
persona afín a! grupo y disonaba con mi prédica y manera, que sí penetraba
entre los obreros por su mensaje tan distinto, y la combatividad de mi palabra
antimachadista y enfrentada al régimen despótico. No faltaba un cura .de
almas y sotana, desde luego: aquel padre Chaurrondo de recordada me-
moria, por lo impositivo y cerril de su figura, palabras y ademanes.
Hoy —si vive— debe estar por la España de Franco, más troglodita que
nunca y atragantado, además, por el pensamiento rector de la Revolución
Cubana, tan chocante a sus fieles y feligresía. Las damas no veían —no
podían ver más allá del aspecto médico de la tuberculosis, y, aún eso, con la
anteojera o impertinentes de la piedad y caridad cristianas; tan hechas como
están en su chatü'ra de mente y comprensión humana, para ver más allá e ir
más allá, al meollo y enjundia de la cosa en sí. Las Damas duraron tanto
como el régimen que las impulsó hacia la tuberculosis; ellas en su
tejemaneje y quehacer; ellos —los del régimen sombrío—en sus atracos y
fechorías, robos, atropellos y asesinatos. Las Damas regresaron a una
nueva y rica mansión, a sus rosarios y oraciones, ahora redoblados para que
pase este temporal socialista, que susurran
142 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

calladamente en su casona de la calle Línea: ellos, los otros, y cuantos


subsiguieron de la misma calaña y raíz podrida, se dieron a la desesperada e
ignominiosa fuga antes de que los atrapara el paredón del pueblo, la horca y
el fusilamiento.
En los comienzos del año 35, cuando aún era Director del Sanatorio "La
Esperanza", se me ocurrió hacer un ensayo y ponerles un termómetro a las
comunidades. Ordené entonces la confección de un sello o estampilla en que
aparecía, cerrada, la portada de acceso al Sanatorio, con esta leyenda en su
parte inferior: "Abra esta puerta a sus hermanos tuberculosos”. Fue mi
intención entonces, regalarlas a distintos municipios para que con el
producto de su venta y cuanto pudieran recaudar mediante la celebración de
certámenes, competencias, ferias, bailes, tómbolas, etc., se dispusieron a
construir, dentro de los terrenos del establecimiento sanatorial, casetas o
pabellones con sus nombres respectivos y para sus enfermos,
interesándolos así en su población, comunidad y extensión, en los problemas
epidemiológicos que les afectan, y, antes que ningún otro, los que se
relacionan y derivan de la más social de las enfermedades, conduciéndolos
después a la inter-relación y contactos nacionales. Visité capitales de
provincias, Matanzas, Camagüey y distintas ciudades: Morón, Ciego de
Avila, Florida, Nuevitas, en gira de propaganda que propiciaran las
organizaciones locales y moviera la voluntad y ánimo de los mejores núcleos
hacia la realización del propósito apuntado, y la comprensión del problema
tuberculoso en su conjunto y unidad de interpretación socio-económica,
médico-asistencial y epidemiológica. Las autoridades de la época, con
Batista y Pedraza dominantes en el sector y hasta militares, entronizados y
despóticos, y el grupo civil de seguidores adscriptos, o asimilados, como se
dice en lenguaje castrense, integrado por eunucos congénitos y pillos
castrados, tergiversaron canallescamente mi intención generosa, y, como
siempre, me acusaron de comunista. Hablé en Nuevitas con la ciudad
militarmente ocupada, y al final, para darles un tanto de razón, hablé en la
Normal de Camagüey incitando la disposición y coraje de los muchachos y
público asistente, para que se incorporaran a la huelga general ya inminente.
Todo terminó, hasta mi estancia en Cuba, con la huelga de marzo, que fue
un gran desastre.
En años posteriores hubo otros intentos, que no fueron míos para
movilizar las comunidades en sentido de lucha. Debo reconocer el éxito
indudable que coronó los desvelos del doctor Arnaldo Coro en este sentido,
ya que le respondieron cumplidamente Bauta y Regla, y las respectivas
Ligas que allí fundara dieron ejemplo de cuanto puede alcanzarse en
beneficios de los enfermos y hasta
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 143

dónde puede llegar la solidaridad, bien dirigida, de un conglomerado


social en tensión de servicio.
Durante las semanas subsiguientes al triunfo de la Revolución, en que le
caímos detrás, como sus perseguidores, al ejército Rebelde, y ocupamos
virtualmente casi todos los mandos norte y sur de Oriente, como
rastreadores en seguimiento y pesquisa de la tuberculosis, que sabíamos se
disponía insidiosamente —gusanera real— a causar bajas en sus filas, tan
amadas de nuestro pueblo por aquellos días bien difíciles para la
movilización de las unidades foto-radiográficas, que no tienen, naturalmente,
cremalleras o cadenas sin fin como los tanques, aunque valen más que los
tanques, salvadoras que son de preciosas vidas humanas y evitadoras de
grandes sufrimientos; por aquellos días de puentes volados, carreteras
destrozadas y largas desviaciones que anticiparon las posteriores de su
autor —el degenerado ingeniero Manuel fíay— extendimos nuestra
indagación a la población de dos ciudades, Bayamo y Bañes, para hacer un
ensayo de contraste. Casi cinco mil investigaciones en Bayamo, que cuenta
con un Dispensario, bastante bien organizado desde largo tiempo, y un
número similar en Bañes, que carece de Dispensario. La prevalencia
respectiva fue de 0,9 y de 1,4, con saldo desfavorable para Bañes, bien
demostrativo. El doctor Coro en ausencia mía, y dominado por la anarquía
cortical que lo posee a ratos, agitó, tumultuosamente para la época, a Bañes,
aunque con efectividad, y el resultado saltó a la vista; la comunidad,
convulsa y en temor de contagio, aisló a sus enfermos y los atendió
generosamente, facilitándoles las drogas necesarias, placas radiográficas en
serie y subsidio conveniente en dinero y especies. Este es un ejemplo
evidente y resultado eficaz, de cuanto puede un impacto directo, sin llegar al
traumatismo desorbitado por frenación a distancia.
Ya había renunciado al cargo muy responsable que la Revolución me
confiara en sus primeros días de triunfo: Director General de Lucha
Antituberculosa, y hacía mis pininos en la carrera diplomática como primer
Embajador de Cuba ante la República Federada Socialista de Yugoslavia,
cuando inició su marcha prometedora la llamada Operación Ferrocarril en
nuestro país. En esta jornada estuvo muy bien representada la Campaña
Antituberculosa por la señorita Olga Fernández, empleada de grandes
arrestos y talento del Ministerio de Salud Pública, que trabajó intensamente.
Por sus contactos, entrevistas y conferencias, dejó echadas las bases para
adelantar la organización de las comunidades en 23 ciudades y pueblos im-
portantes: capitales de provincias, Santa Clara, Camagüey y Oriente;
ciudades y villas; dos en La Habana, Güines y Güira de Melena.
144 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

seis en Las Villas: Cienfuegos, Trinidad, Fomento, Sancti Spíritus, Zaza del
Medio y Cabaiguán; dos en Camagüey, además de la capital, Ciego de Avila
y Florida; diez en Oriente: Jobabo, Manzanillo, Río Cauto, Contramaestre,
Palma Soriano, San Luis, Guantánamo, Antilla, Banes y el Central Preston,
ahora totalmente cubano y con su nombre nuevo, que lleva con orgullo:
Guatemala, la de Jacobo Arbenz y el quetzal, que algún día levantará su
vuelo liberado como el sinsonte nuestro. Fue, a no dudarlo, una bella tarea
que debió haberse continuado y extendido; pero mis sucesores más
inmediatos, los doctores Rafael Octavio Pedraza y Jorge Alderegula, no le
dieron calor; o acaso entendieron que la temperatura no era óptima, luego de
ponerle el termómetro a las comunidades que se recorrieron por las
paralelas del ferrocarril; tal vez estimaron que la fruta no estaba madura,
porque no los creo opuestos a la participación masiva del pueblo en la lucha
contra la endemia tuberculosa. La realidad es que se perdió tiempo y
malgastó trabajo; dos factores inapreciables en la sincronización de fuerzas
epidemiológicas.
Quedan reseñadas las tentativas hechas, en el decursar de los años,
para situar la Lucha Antituberculosa, en su forma más extensa y penetrada,
a su verdadero nivel y estrato social en el campo de la Sociología Sanitaria:
la masa popular y en las manos de las grandes mayorías nacionales. Lo que
llamé, en un artículo publicado en la Revista "Bohemia” hace muchos años,
"La Lucha Antituberculosa desde abajo".
Con más vigor que nunca, y más en esta hora de Cuba, me declaro
partidario de esta modalidad y género de luche, y mantengo mi fe absoluta,
inquebrantable, en la virtualidad y eficacia de sus proyecciones y resultados
futuros, pero no lejanos. Tenemos que situarnos, como en todo,
objetivamente, con los pies firmes y ligeros sobre la tierra y realidad
cubanas, y la visión muy clara, sobre el país, la conciencia y el momento
cubanos, junto al Pueblo y con el Pueblo, para la realización plena de
nuestro destino histórico. Esta palingenesia revolucionaria que nos recrea y
descubre, a los ojos atónicos del mundo, con los primeros ciudadanos de
América, lleva en sí misma, implícita, la sanidad de cuerpo y espíritu, —
phisis y psiquls— mente y soma, con la extinción, mediante el desarrollo
integral de la higiene-social y medicina científica, paralelas y planificadas, de
todas las enfermedades sociales y transmisibles que roen al hombre, lo
disminuyen, incapacitan y rinden, para su función creadora: el trabajo
fecundo.
Tenemos que limpiar ¡cómo no! nuestra Lucha Antituberculosa desde
abajo, de todas las lacras, vicios y desviaciones, que empequeñecen
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 145

y deforman la organización de las comunidades en los países


capitalistas y colonialistas —las llamadas democracias occidentales. Va a
seguir, ¡tiene que seguir! el rumbo cierto y revolucionario de nuestra brújula
socialista, afinada en tiempo, espacio y forma y constantemente, a cuanto
contiene y expande este minuto y gravidez a término de nuestro Pueblo
imantado por su Revolución, magnetizado por la Revolución. Va a descansar
¡tiene que descansar! en las manos y mentes ya casi listas, preparadas e
idóneas, de los Responsables de Salud Pública, extraídos de los Comités de
Defensa de la Revolución —verdaderos ojos de Argos— y se multiplicarán
estos higienistas populares o Comisarios de Salud, que se me ocurre
llamarles, por decenas de miles que irán a situarse hasta en los rincones
más apartados e inhóspitos de nuestra tierra y siempre donde sean
necesarios. Cada uno de ellos habrá de ser ¡tendrá que ser! el núcleo de
formación, y la célula germinativa en que se plasme la organización de la
comunidad, y directriz —él mismo— de su comunidad, quien le dé norte y
rumbo y mantenga la tónica, y reciba y aplique las orientaciones nacionales
en el dominio de la Lucha Antituberculosa y todas las tareas conexas de
salud e higiene públicas.
Figura 7.

En el exilio político después de la huelga de marzo de 1935 ũunto a su esposa Agustina


Valdés-Brito y sus hijos Gustavo y Jorge.
EPIDEMIOLOGIA Y TUBERCULOSIS
En el campo y dominio, tan numeroso y vasto, de las Ciencias
Biológicas, y, especialmente y con más precisión, en el sector de las
Ciencias Médicas, la inter-relación, penetración y contacto, vinculación y
subordinación de una y otras, y de otras con una, es asunto obligado y
extenso. Tiene que ser así, y así es porque en último extremo, y devanando
la multiplicidad de los conocimientos, investigaciones, ensayos e hipótesis
experimentales de lo que solemos llamar ciencia constituida —aunque se
rehace, reconstruye y rectifica cada día—, llegamos al tronco y unidad de
que brotan las ramas. Y no es tan sólo que marchamos de la mónera al
hombre, de lo unicelular y sólo con irritabilidad y funciones de nutrición, o
asimilativas y de reproducción, hacia lo pluricelular y de funciones complejas
y diferenciadas, de reflejos condicionados y actividad nerviosa superior en
cuyo vértice está el hombre en capacidad y disposición de pensamiento,
pensante y pensador.
Es también —y en medicina no puede desconocerse— que el primer
paso firme es la objetividad, y el primer peldaño el sujeto enfermo, desde
quien arranca, y va ascendiendo todo lo demás, hasta alcanzar y coronar las
ediciones ampliadas y corregidas de los mejores textos, de los que están
más al día y dicen contener las últimas y más recientes expresiones del
pensamiento médico, depurado y científico. Porque la medicina fue siempre,
y es, un proceso en desarrollo que viene del hombre sano y enfermo y se
recoge o integra en los textos: no desciende únicamente de los textos,
elaborados en el tiempo y en tanto que la ciencia se hace, se suma
experiencia y decanta el saber.
Los primeros médicos surgieron al calor de otros hombres, formados por
otros que sabían observar, y aprendieron a observar interrogando a la
naturaleza, desgarrando sus velos en desvelos, y arrancándole sus secretos
para registrarlos en anotación y enjuiciamiento, y derivar conclusiones,
principios y leyes que se articulan o sistematizan,

Presentado en la Primera Reunion Nacional de Direccion de


Hospitales y Dispensarios Antituberculosos y Jefes de Servicios
de Tisiologuia, celebrada en La Habana, en noviembre de 1961.
148 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

rectifican o enmiendan, particularizan o generalizan ya en validez y


vigencia adecuadas; pero en el inicio está el hombre, sujeto de observación
y persona, normal o sana, o alterada y enferma.
Quedó planteada así, entonces y ahora; pero en continuidad, la ecuación
reversible en su contenido biológico: el hombre sano y enfermo hacia los
textos más diversos médicos y paramédicos; de los textos en que aparece
recogida la experiencia acumulada —trasmitida, comprobada, traducida,
programada— hechos y observaciones, exámenes, experimentación y
análisis, investigación exhaustiva, examen patológico etc., etc., hacia el
hombre sano y enfermo y no en oposición contrapartida o contraposición, así
como un todo y ente vivo, que padece y piensa; no como cosa aislada,
separada de su medio social y económico, físico y ambiental, familiar y de su
comunidad, sino inmerso y jadeante, casi siempre, en su seno, por adverso y
hostil que le es siempre, mientras no se humaniza el hombre por el
socialismo y para el comunismo y se exterminan la explotación, el
pauperismo y la miseria.
Luego de estas consideraciones apretadas y palabras preliminares a
modo de introducción, ya puede uno asomarse al tema objeto de esta
comunicación y ensayo ajustado —que no in-extenso— en articulación
apropiada, entre la Epidemiología General, para uso y estudio de los
médicos más urgidos de sus conocimientos en esta hora de Cuba, y la
Tisiología en aquel campo más extendido y actual —universal y de los
pueblos— de su combate y doctrina que más requiere, pide y clama el
pueblo nuestro; la lucha eficaz, activa y sostenida, contra la endemia roedora
y tenaz, feroz y fiera, que más incapacita, disminuye y rinde, su mejor tesoro
de ahora y reserva de mañana, la capacidad y fuerza de trabajo totales,
imprescindibles hoy, y la juventud esperanzada y riente del porvenir
luminoso; pedestal de la Patria y afianzamiento cierto que se afana por
cuidar, con amor y desvelo, nuestra Revolución.
Se me pide interpolar, si no un capítulo, que sería mucho, sí aquellos y
cuantos conocimientos estime imperiosos, necesarios y útiles —aun cuando
fuesen recortados de cosas mayores, ya leídas y desenvueltas— para
trabajar y estimular el trabajo inmediato a desarrollar, en la aplicación y
práctica epidemiológicas, ayudar y orientar el esfuerzo unido y tareas
recíprocas a cumplir cabalmente, y sin inter-relación estrecha, entre ambos
departamentos afines de nuestros Ministerios de Salud Pública:
Epidemiología y Tisiología, con idénticos propósitos y la misma finalidad,
servir al pueblo nuestro con una mejor ciencia aplicada y teórica y más
acentuado desvelo, con técnica y afán acrecidos; preservar su salud y cuidar
Figura 8.
El doctor Aldereguía junto al gran muralista mexicano Diego Rivera en una sesión del
Consejo Mundial de la Paz celebrado en México, en septiembre de 1943.
150 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

de sus enfermedades con una medicina preventiva más extendida y lograda


y una asistencia más cuidadosa y personalizada, objetiva y subjetiva a un
tiempo y paralelamente.
Por todo y cuanto la tuberculosis ha impregnado a la sociedad humana y
civilización en su proceso, a lo largo y en el curso del tiempo; por su
identificación universal y características irrebatibles que la diferencian y
proclaman como la enfermedad social por excelencia, más ligada a las
condiciones económico sociales en que malvive aún, y ha malvivido siempre
el ser humano, como sujeto de explotación, en el desarrollo económico
histórico y ciclos histórico-económicos condicionados que rigieron siempre la
vida de los pueblos y rigen todavía los mayores núcleos de población del
Planeta Tierra —a las grandes mayorías y masas humanas explotadas por el
Imperialismo, Capitalismo y Neo-colonialismo y aun a los obreros y
campesinos, expoliados y desposeídos, en las metrópolis y países coloniales
del llamado mundo occidental, sus mundos civilizados que llaman los
explotadores y extorsionadores de toda la ya y peor ralea—; por presentar la
tuberculosis como enfermedad social que es y la define: "caracteres
especiales determinados por el hecho de que la sociedad está y permanece
dividida en clases —excepto en los países socialistas— que difieren las unas
de las otras por los medios de existencia, de los que dependen los medios
de resistencia a la enfermedad, particularmente a la tuberculosis”. Por todo
ello y atendiendo más al terreno que a la mycobacteria y etiopatogenia en sí,
prefiero situar a la tuberculosis en el texto, dominio y doctrina de la Medicina
Social.
Y ¿qué es la Medicina Social? ¿Cuáles sus textos? ¿Qué extensión,
contenido y doctrina orientan sus proyecciones y numeran sus páginas?
¿Quiénes la cultivan, qué contactos tiene y mantiene con la higiene social e
industrial, con la patología del trabajo y toxicología industrial, la
epidemiología y ciencias conexas? ¿Cuáles y qué medida con la medicina
legal, bioestadística y seguridad social? No se me ocultan otras muchas
preguntas que satisfacer.
Definir, y definir bien, es siempre difícil; pero delimitar una ciencia en
desarrollo y crisis de crecimiento, todavía imprecisa, para fijarla en el marco
de una definición, es tarea imposible de inmediato. De aquí las tan
numerosas definiciones de la Medicina Social como ciencia, y las innúmeras
interpretaciones de lo que no es aún cuerpo de doctrinas, integradas, y,
menos una ciencia constituida. Es cierto que se busca, y hasta con afán, una
definición apropiada, y cuando tantas surgen y se publican aproximativas es
que muchos autores y gente que trabaja, ahondan y ensanchan;
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 151

contrastan y relacionan, saben qué están haciendo y quieren titular lo


que hacen, ponerle nombre al surco que roturan y siembran antes que
esforzarse en delimitarlo, porque no desconocen las acequias que lo nutren
y habrán de enriquecerlo: las ciencias colaterales y afines que en ella se
vierten y profundizan su cauce. El profesor italiano G. L. Eltore en su
interesante libro “Sociología Sanitaria” recoge, de la bibliografía, 37
definiciones de la Medicina Social, desde las más sencillas y explícitas hasta
las muy complicadas y palabreras. Leavell y Clark, profesores ambos, de
Harvard y Qolumbia, anotan en su obra fundamental: “Preventive Medicine
for the Doctor in this Community": Medicina Social es un término
ampliamente difundido en Europa Occidental para destacar la importancia
del medio ambiental sobre la salud del hombre” y añaden, “en este sentido él
medio ambiental incluye la sociedad humana en que el hombre vive y la
multitud compleja de relaciones y parentescos que tan profundamente
afectan su salud”. "Cuantos aceptan una perspectiva amplía y más ancha
visión de la medicina preventiva sólo encuentran una pequeña diferencia
entre el concepto de este término y aquel de la medicina social tal como se
entendió y ha extendido en la Europa Occidental, Canadá y otros países”.
En mi caso particular, y con la intención de no multiplicar las cuartillas y
cuidar el pensamiento y lenguaje mientras escribo para Cuba y su pueblo,
eludo las definiciones que atienden más al continente —las palabras y ropaje
exterior— que al contenido —la almendra y meollo del asunto y problema—
y como lo que ahora nos interesa es situar la tuberculosis en el ámbito
epidemiológico, sin que ello signifique sustraerla del campo y panorama de
la Medicina Social —que sería entrar en contradicción— me situó en objetivo
y real y enuncio, aunque restringida, una definición por cuanto tiene que
esclarecer, fijar y describir. Entonces digo: —La Medicina Social se ocupa y
preocupa de y por las enfermedades sociales, y para cerrarle el paso a
nuevas interrogaciones legítimas echo mano al texto de Etienne Burnet en
su obra: "Prophylaxie dé la Tuberculose" y copio: "la enfermedad social no
es tan difícil de definir como se ha dicho. Una enfermedad es social: 1ro. en
la medida que los seres que son atacados viven en grupos sociales más o
menos densos y solidarios los unos de los otros, su densidad y solidaridad,
añaden a los caracteres biológicos de la enfermedad los caracteres
epidemiológicos que determinan la extensión, la tenacidad y la evolución:
2do. la enfermedad presenta caracteres especiales determinados por el
hecho de que la sociedad está dividida en categorías o clases que difieren
las unas de las otras por los medios de resistencia a la enfermedad, particu
152 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

larmente a la tuberculosis. A la enfermedad social corresponde la higiene


social que es: 1ro. una higiene de masas, cuya aplicación no puede ser
asegurada por el individuo ni por la familia; 2do, una higiene que teniendo en
cuenta la desigualdad económica de las clases, en una palabra el hecho de
que hay ricos y pobres, compense las desigualdades desde el punto de vista
de la higiene. Se ha podido afirmar que la Higiene Social consiste en la
igualización de las clases en relación a la salud".
Hasta el triunfo de la Revolución prácticamente toda la medicina nuestra,
y el ejercicio de los médicos cubanos, se desarrolló en el ámbito de la
práctica privada, cerrada y egoísta, desaprensiva y con fines de lucro,
encuadrada, pero desenvuelta y en alza, y a tono, con el régimen que
atenaceaba al país en sus determinantes económicos, sociales y políticos:
colonia superviva yanqui con resabios de factoría española, cerril y
esclavista; el salto que le impuso a su pueblo desangrado, al final de la
primera guerra imperialista de la historia —la guerra Hispano-Americana, así
mal llamada— el canallesco Tratado de París, el salto desde la agonizante y
sanguinaria metrópoli española a la voracidad y garras del naciente
imperialismo de los Estados Unidos de Norteamérica.
Hasta la docencia y práctica hospitalarias, estaban penetradas del
mismo espíritu egoísta, doblado por el contagio yanqui, sobreañadido en
nuestras visitas al emporio de la medicina capitalista donde todo
gansterismo —hasta el pillaje y piratería médicos— tienen asiento y
magnitud, estimación y premio. ¿Qué mucho entonces aquel dejar hacer y
dejar pasar —tan caros y la economía capitalista— de nuestros médicos;
aquel desasimiento, cruzados de brazos; aquella indiferencia y apatía a
cuanto sucedía en torno, y en todos los órdenes, y totalmente en materia de
salud pública y medicina preventiva; aquel desconocimiento lamentable de
los principios epidemiológicos mal hilvanados para el momento del examen?
¿Qué mucho entonces si en lo nacional un mal llamado Ministerio de
Salubridad descendía, cada vez más, hasta caer en los abismos del
desprestigio, la ramplonería, el latrocinio y la ignorancia?
Ahora, ya es otro el panorama, y se expande el renacer de una
conciencia médica que surge de la Revolución, se afianza en la dinámica
socialista revolucionaria, los principios filosóficos del marxismo-leninismo,
base y fundamento de nuestro régimen, y se extiende con la Revolución.
Ahora pisamos en firme sobre la tierra cubana rescatada —liberada, por el
empuje heroico de núes-
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 153

tros bravos y el apoyo total de nuestro pueblo—; ahora echamos la


simiente fecunda de la medicina socialista en un surco nuevo y distinto;
ahora empezamos a hacer —estamos haciendo ya— medicina con fines de
uso, que el lucro, por siempre, quedó atrás; medicina para el pueblo, y las
grandes masas que no la tuvieron nunca eficiente y suficiente, medicina
preventiva y asistencial, con la participación activa, consciente y entusiasta,
también de las grandes mayorías enlistadas en las tareas de salud que le
conciernen y afecta, y junto a un Ministerio de Salud Pública de extracción
revolucionaria, capacidad probada, dinamismo creador y honestidad
científica intachable, orgullo de la nación por su laboriosidad infatigable y
colaboración eficaz del Gobierno Revolucionario.
He insistido, con énfasis y amplitud, en los aspectos económico sociales
de la tuberculosis porque conviene a nuestro momento revolucionario —a
los factores indivisibles que convergen y determinan su unidad, pueblo y
gobierno—, destacarlos al tope y que sean bien visibles, señalar con
urgencia que están ahí, a la puerta, y que piden auxilio y reclaman su ayuda
y colaboración hombro con hombro; pero no desdeño, ni podría rebajar, y
menos olvidar, el valor real, objetivo y cierto, la presencia y vigencia de los
otros elementos inseparables que componen la integralidad y sistemática de
la tisis; menoscabar la mycobacteria en el proceso dinámico de la
enfermedad sería tan absurdo como sobreestimar exclusivamente su
actuación de presencia, y como no existe, ni puede existir, una causa
singular y única —aun cuando se llegó a pensar así por algunos al estallar y
perdurar la era de los descubrimientos bacteriológicos— cometeríamos el
mismo error si intentamos incidir en el desglosamiento o separación
arbitrarios, anticientíficos, para considerarlos aisladamente, de los
elementos o factores que se conjugan entre sí —aunque identificados en lo
general; en cantidad y forma variables y desconocidas todavía en lo
particular— para determinar el inicio de cuanto vamos a presenciar en
seguida, y con más detalles, como las fases o períodos pre-patogénico y
patogénico de la enfermedad tuberculosa.
Leavell y Clark, en su obra citada, concretan con gran tino: "El estado de
salud es el resultado de fuerzas que reaccionan constantemente, y la
ocasión de enfermedad considerada en los seres humanos, o su distribución
en grupos, puede entenderse mejor si atendemos a las causas múltiples que
influencian las relaciones agente- hospedero en el ambiente, comprendidos
ambos antes y durante el período patogénico. Una causa es la que
determina un resultado o efecto. El proceso complejo que desvía la salud es
el resultado
154 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

de encadenamientos continuos de causas y efectos, no de causas


singulares o específicas aisladamente consideradas”.
Pero no quiero omitir —antes de cerrar mi trabajo— porque es bien
significativo y tiene contenido político de contraste que merece mención,
como algunos gobiernos imperialistas: Bélgica y los Estados Unidos de
Norteamérica, por ejemplo, están recortando, indebidamente, los dineros del
procomún que destinaban al control epidemiológico de sus endemias
tuberculosas respectivas. Puedo afirmarlo responsablemente, porque estaba
presente, en representación del Ministerio de Salud Pública de nuestro
Gobierno Revolucionario, en la Conferencia Internacional número XVI,
celebrada en Toronto, Canadá, el año pasado en el mes de noviembre y
bajo los auspicios de L'Unión Internacionale contre la Tuberculose y The
Canadian Tuberculosis Association. El expositor americano —U.S.A.—
sobre el tema general titulado: Papel Futuro de las Asociaciones Voluntarias
de Tuberculosis en el Mundo (The Prospectivo Role of Voluntary
Tuberculosis Associations) fue, nada menos que el Secretario Genera! de la
American Tuberculosis Association: J. G. Stone, quien denunció con
atribuladas palabras: “As the size of the tuberculosis problems diminishes
there is a tendency of the part of government to allocate a lesser share of the
dollar to it. If such a tendency should result in serious curtailment of services,
the< task of elimination of tuberculosis could be severely handicapped1'. Lo
que significa: "En la medida que disminuyen los problemas de la tuberculosis
se marca la tendencia de parte del gobierno a destinar una menor parte de
las contribuciones a su planteamiento y resolución. Si tal tendencia diese por
resultado una disminución grave en la restricción de los servicios, la tarea de
eliminar a la tuberculosis podría ser seriamente afectada”. Contradicción
monstruosa del imperialismo, bárbaro y agresor, que gasta enormes sumas
de sus malditos dollars, en preparar expediciones y engordar gusanos,
traidores miserables que no pagan sus fechorías, huida y deserción, ni
enterrándolos a balazos en la que fue su tierra ¡qué no sirven ni para abono
de la Revolución Socialista de Cuba! ¡Patria o Muerte!
Veamos ahora, en continuidad detallada, el desarrollo del programa para
el control de la Tuberculosis, desde su introducción explicativa; la
diferenciación de los programas, el clásico de sus elementos constitutivos
que perduran, inconmovibles todavía, el programa para el control
epidemiológico y cuantos elementos, en
Figura 9.
Portada de su libro "En esta hora sombría" publicado en
plena dictadura de Batista, en 1957.
156 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

vigencia actual, lo fueron integrando en etapas más y más extensivas; cada


vez más amplias y abarcadoras, de mayor impulso y penetración.
Insistimos, en el curso de esta exposición, en aquellos conceptos y
pormenores que estimamos conveniente definir y precisar, antes de
responsabilizarnos con la formación de un programa nacional y criterio
normativo de esta Dirección Nacional —aunque lo titulamos sugerencias—
que habrá de realizarse, tendrá que cumplirse, como meta inmediata de la
Revolución Cubana, en los muy próximos años y para bien y felicidad de
nuestro pueblo.
LA MEDICINA NORTEAMERICANA GRIETAS Y RENDIJAS*
Me propongo escribir, girar en torno, pero en vueltas ajustadas, al asunto y
problema de la medicina en los Estados Unidos de Norteamérica, y sobre el
ejercicio de la profesión, arte de curar e investigación colateral,
complementaria y ceñida.
He tratado el tema, oralmente, muchas veces, en tribunas nuestras y de
América Latina; en centros de trabajo y organizaciones, científicas y gremiales;
pero hace tiempo que no lo toco a mi manera y que no lo actualizo en su
conjunto y derivaciones.
He repetido que las visitas nuestras —de nosotros latinos— al emporio
norteamericano, y, muy especialmente, de los médicos latinos del continente
nuestro a las grandes organizaciones hospitalarias y clínicas privadas de la
otra América, venían condicionadas ya por un estado anímico, psíquico, muy
subido de estimación, acatamiento colindante con el asombro y azoramiento, y
respeto un tanto aldeano que inhibían, muy mucho, el examen y
enjuiciamiento crítico de que somos capaces, y tanto por la agudeza,
perspicacia y preparación que nos sobran y aplicamos a lo nuestro
acerbamente, sin cortapisas ni medida. De todas estas cosas que gritan la
sobre-estimación del extraño poderoso, y, atronadoramente, la subestimación
de lo que tenemos en casa, y las virtudes que atesoran estos pueblos
esquilmados y tristes, enfermos y expoliados, que habitan nuestras latitudes,
del Río Grande al sur, sí que hablé sin cansancio, y, ¡cómo hablé siempre y he
de proseguir alertando conciencias!
Ahora, esta vez, me atrae a la palestra un artículo reciente releído aquí, en
Varadero, donde me encuentro disfrutando unos días primaverales acogido a
los ofrecimientos del INIT en sus planes vacacionales de amplio conocimiento
nacional. El artículo aparece en la bien conocida publicación "U. S. News &
World Report" de fecha marzo 25 —vol. LIV No. 12— en la página 72 y bajo el
título en inglés “Shortage of Doctor”, subtítulo “What's Causing It" que puede
traducirse: “Déficit de Médicos”, “Cuál es la causa". Ilustran el artículo

Publicado en "El mundo del Dominio". Mayo 12 de 1963.


158 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

cinco grabados, cuatro en azul y blanco, cuya fuente es la "American


Medical Association" —A.M.A.— muy poderoso organismo que engloba, sujeta
y comprime a cu arbitrio y criterio, cerradamente capitalista, a la casi totalidad
de los médicos yanquis, y, no menos, su pensamiento, voluntad y decisión. La
A.M.A. marca el rumbo a seguir y, cuando alguna oveja se descarría... o, como
decimos en criollo "al puerco que se sale del trozo se lo come el jíbaro”.
Recuerdo que hace varios años un gran cirujano y profesor de Boston, Hugh
Cabot, tuvo y mantuvo sus devaneos orientados hacia la socialización de la
medicina en su país, y la A.M.A. lo presionó, con no mucha elegancia y
ninguna discreción, hasta tornarlo conformista y que domara sus insanas
pasiones y desvíos, diagnosticados, seguramente, de extranjerizantes y
comunistas.
Los cuatro grabados en azul y blanco, con alguna que otra raya negra
indicativa y demarcadora, lucen agoreros por objetivos que son, y estridentes
que se muestran siempre estos yanquis en sus ladridos espasmódicos —“how
much, how many, how, how"— escandalizan las ilustraciones —y más una de
ellas para asombrar a los tontos— con sus millones y billones destacados en
mayúsculos signos “dollars", como una gigantesca matriz de la que emerge la
investigación biológica, y representativa de la nación en su conjunto; más que
las barras y estrellas y ol tío Samuel.
Las dos primeras láminas: "Hacia dónde van los médicos nuevos” y
"Aumento de los gastos en la investigación médica", tienen los siguientes pies
de grabado de la A.M.A. "La tendencia, (tha trend) para la gran mayoría de los
médicos recién graduados, parece orientada a los caminos de la investigación
y similares, y abandona al cuidado de los menos, la tarea del médico familiar
que lleva implícita la práctica general —los “médicos que se llaman primero”
por la gran masa del pueblo enfermo. Así dice y subraya, nada menos, la gran
organización capitalista que aglutina y dicta normas éticas, capitalistas, desde
siempre hace más de un siglo, a la totalidad de los médicos yanquis.
Un muy breve comentario al texto: la A.M.A, precisa gráficamente un
peligro real que se cierne sobre la familia americana —que se cierne según la
A.M.A.—, pero que existe, se extiende cada vez más, y daña al pueblo que
trabaja y produce, proletarios y campesinos, desde hace muchos años, añado
yo por mi cuenta y riesgo, con datos y cifras irrebatibles en la mano y mente, y
una muy agresiva intención polémica que alcanza, por uno de sus tentáculos y
ventosa anemiantes, hasta el pudridero de Miami y la cloaca, digo cloaca "Voz
de las Américas ' —más que cloaca en crisis menopáusica, con oleadas de
calor y todo, especialmente cuando comenta “ella”
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 159

la mulata de fuego— atentos ambos putrílago y voz, en días recientes, a


mi conducta, vida y opiniones, como si pudieran adscribirlas, y arrimarlas, a su
sardina podrida. En este comentario mío afirmo una verdad que soslaya,
todavía, la A.M.A. en su pie de grabado: que el verdadero pueblo de los E.U.
de Norteamérica, sus grandes masas obreras y campesinas, y la nación total,
carece de asistencia médica adecuada, suficiente y eficiente, en proporción
tan alzada que sobrepasa al 40 por ciento del número global de sus
habitantes. Y esto aunque les duela y lo sientan la A.M.A. la O.M.S. —Organi-
zación Mundial de la Salud —y su colateral o subsidiaria crematística
Panamericana, el Pentágono, los Gobiernos Estatales y Washington D.C. con
su Congreso, y John F. Kennedy, el obediente mandatario de sus clases y
ejecutivos —ejecutivo y clase él mismo— si es que estas cosas le interesaron
alguna vez, como no fuese a título de información, a todos y todas las ramas
mencionadas de gobiernos y poderes estratificados, fosilizados y ausentes, de
los verdaderos y humanos intereses del gran pueblo americano que tanto
descuida la metrópoli imperialista, su dorada y prepotente sede del capitalismo
financiero, penetrador y desgarrante.
El segundo grabado, intitulado “Aumento de los gastos para la
Investigación Médica", es todo un poema, de contenido y regusto, para
paladares millonarios y multimillonarios y para solaz, esparcimiento y
descanso de esta clase parásita, a la sombra del gigantesco hongo y signo de
"Dollars" que trepan su curva estadística desorbitada; pero los renglones que
escribe la A.M.A. congelan el entusiasmo como una contrapartida o reverso
cruel de la figura. Destaca el grabado que, en 1940 se dedicaron 40 millones
para investigación médica y subirán los gastos ahora en el período anual a
contar del primero de julio de 1963, a la astronómica cifra de ¡1 500 millones!
El tercer signo dollar, más crecido, lleva esa fantástica leyenda: "Para 1970, a
menos que se rectifique el rumbo, se proyecta gastar la suma de ¡tres mil
millones de dollars! La A.M.A. escribe al pie: “Lo inquietante es que esta
enorme concesión federal de millones puede convertir las escuelas de
medicina de los E.U. en centros de investigación que produzcan científicos,
más bien médicos dedicados a tratar las enfermedades del pueblo”.
Y le entran a uno deseos de hacer preguntas, también la de los 64 mil
"dollars" con toda la ingenuidad de su escándalo publicitario, tan americanos
la publicidad y el escándalo, y de asomarse a ese monstruo, hidra de cien
cabezas más bien, de la investigación médica, y de plantear si eso está de
moda, por su generalización y volumen, en las escuelas de medicina
norteamericanas; es una manera de emulación; está incluido ya formalmente,
por aceptado,
160 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

dentro de las fronteras del "american way of Ufe"; las normas y preceptos
de la democracia representativa y libre empresa; si se trata de una marca
deportiva "goal" o meta, en que se disputan las escuelas cuál tiene mejor
“team" de investigadores, cuál gasta más haciendo menos, por ejemplo, y,
sobre todo, si no están creando un leviatán o “superman" científico, de
laboratorio, gabinete y academia, que crece y se expande antagónico,
plaga y antinomia, de las esencias más puras y reales, humanas, de la
medicina que hay que aprender y hacer en la clínica, junto a la cabecera
del enfermo. ¿No están desarrollando los yanquis, con esta anarquía, una
cierta forma y modalidad, y nueva fase capitalista de la división del trabajo;
una escisión de base económica, falsa y retorcida, como la otra?;
trabajadores manuales los que producen, plusvalía incluida, y permanecen
encadenados al salario, la incultura y las crisis, el desempleo y miseria —
los médicos generales, prácticos y de familia en este caso— y los
trabajadores intelectuales, científicos y creadores, de un nivel más alto y
clase más elevada, los investigadores muy bien pagados, profesores,
también a tiempo completo o "full time", y los especialistas, más o menos
por la libre, que poco tienen que ver con el pueblo, en Norteamérica.
El párrafo anterior planteaba, casi, el conocido proverbio, o frase usual
muy yanqui, de la vela encendida por las dos cabezas —“burn the candle by
the two ends”— con la sola variante de que uno de los extremos, el de la
investigación médica, tan de moda, recibe cada vez más bujías federales —
léase apropiaciones o fondos del estado— en tanto que el otro, captación,
formación, preparación de los médicos generales, prácticos o de familia, —los
médicos que se llaman primero por la gran masa de la población, como afirma
la A.M.A.— son los menos pagados, que trabajan en peores condiciones, se
alejan y dispersan como médicos de barrios, en ciudades y pueblos de menor
importancia, y se meten en el campo, las áreas rurales más o menos
apartadas y distantes, desprovistas y sin mayor contacto con la civilización; los
médicos de camino seguro de proletarizarse dentro del sistema capitalista.
El artículo yanqui, de "U.S. New & World Report", que me brinda asidero y
tela para su desglose y comentarios se inicia con estas palabras: “Las
autoridades médicas norteamericanas están agitando banderas de advertencia
sobre el volumen creciente de la investigación médica en este país y sus
efectos, repercusión, en la atención médica para el promedio de la familia
americana”.
Continúa: “Por cuanto se plantea y desprende ante y de las comisiones
congresionales, y en sus reuniones profesionales o
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 161

"meetings", los médicos ponen mayor énfasis en los siguientes puntos:


a) “La investigación atrae más y más personas con preparación médica, y,
añade así un factor de perturbación a la escasez de médicos que
constituye un problema crítico en áreas extensas”.
b) “A menos que se produzca un cambio de orientación, la investigación va a
aumentar, en el futuro, su campo de atracción para los estudiantes y
graduados más brillantes, apartándolos en consecuencia, de la práctica
actual y ejercicio médico”.
c) “La investigación absorbe excesivo tiempo, energía y dinero, de 87
escuelas de medicina de la nación en las cuales la enseñanza se
desarticula cada vez más en cuanto toca a la práctica general —el terreno
de mayor escasez”.
d) “El mayor esfuerzo de la investigación médica se centra en el trabajo
científico y estudios de laboratorio, y dedica una atención muy reducida
(too little attention) a mejorar el nivel de los cuidados médicos junto a la
cabecera del enfermo".
Estas lamentaciones se entintan de colorido por la afirmación de una
autoridad, bien intencionada, sobro la cuantía de los recursos, concluye con
una frase risueña: “la investigación se ha convertido en una suerte de
favoritismo político académico-científico”. La frase, difícil de entender, dice en
su texto inglés “research has turneó into a kind of academic-scientific pork
barrel". Hay que traducirla atendiendo a su contenido político de “slang" o
jerga porque “pork barrel" no significa barril de carne de puerco —su
traducción literal— y sí tiene el alcance de prebenda, canonjía o favor político,
destinados a determinadas localidades, prescindiendo del bien general.
Nosotros, criollos, entendemos bien este auténtico relajo, y lo llamaríamos, en
el lenguaje no menos "slang" y politiquero que abundaba antes de la
Revolución, botella local, aunque se extendía a todo lo largo y ancho de la
República —mejor res-pública— y a partir de la capital, macrocéfala y
culinaria. Allá se extiende a todo el territorio U.S.A. prolífera hasta en los
centros científicos y laboratorios, como las bacterias y hongos, consume
billones del tesoro público: pero se cultiva y atiende seriamente, como cuadra
a la libre empresa, el sistema democrático representativo y el archiconocido
“american way of Ufe". A punto de partida y distribución, todo el guiso y ajiaco,
del Ejecutivo, Congreso, Pentágono, Gobiernos Estatales, Universidades y sus
Escuelas de Medicina, naturalmente, y otros dioses menores que pululan en el
medio, y propicio caldo de cultivo, de las barras y estrellas, atendidos, y muy
celosámente
162 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

vigilados, eso sí, por el bondadoso tío Sam, el viejo que


lo aguanta todo, aunque doblado al peso de tanta inmundicia.
Y sigue el artículo que estoy disecando hasta los puros huesos: “En el
tope de todo esto, un grupo de médicos funcionarios descubre la evidencia de
que su profesión no brinda ya atractivo, como sucedía antes, a tantos
estudiantes prometedores —el texto reza: "high-caliber studentes as ¡t once
did— A u m e n t a la inquietud de los funcionarios cuando piensan que la
carencia actual de buenos médicos en los E.U. puede empeorar rápidamente".
‘‘Los cuadros que ilustran estas páginas —añade— recogen un breve
sumario de las orientaciones causantes del estado de alarma. Pero queda
mucho que añadir”.
El artículo yanqui entra ahora en substancia, y tira un tanto de la manta
encubridora, con una pregunta que me permito desdoblar para un mejor
entendimiento y mayor claridad. La interrogación es: "¿Hasta dónde es nociva
la escasez de médicos?” y, añado de mi cosecha: ¿Cuál es la situación
deficitaria, y qué peligro encierra? “El Dr. Luther L. Terry, Cirujano General
(quizás a la inversa, General Cirujano) de los E.U. —entiendo que es la más
alta autoridad de la nación en materia de salud pública, equivalente a nuestro
Ministro— expresó en el mes de febrero, a un comité congresional: "En el
curso de los últimos diez años el número de graduados de nuestras escuelas
de medicina ha ido a la zaga del crecimiento de población. La relación entre
médicos y habitantes: —137 médicos por 100 000 personas— y se ha
mantenido casi constante solamente porque médicos extranjeros en el
ejercicio cubrieron el mayor desnivel entre el aumento de población y los
médicos graduados”.
“El Dr. Terry anota la relación aproximada de un médico por cada mil
habitantes —el subrayado es mío— para prestar servicios adecuados a la
comunidad; pero en 1960 más de las dos terceras partes de los 8 101
municipios (counties) de los E.U. tenían un solo médico para dos mil personas
o más, según su afirmación”.
“La carencia de médicos es más aguda en las áreas rurales, enfatiza el Dr.
Terry. Pero en las ciudades populosas se siente la escasez en los aspectos
peor retribuidos del trabajo médico —particularmente los médicos generales”.
"Un signo de la falta de médicos es la utilización en amplia escala de
médicos graduados en escuelas extranjeras como internos y residentes en los
hospitales de E.U. De unas 38 000 plazas ocupadas, casi 9 000 lo son por
médicos de fuera. En otras palabras: más de uno de cuatro médicos
residentes, y casi uno de seis internos,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 163

en los hospitales americanos, están graduados en escuelas extranjeras de


medicina. Aún así permanecen miles de plazas para internos y residentes sin
cubrir".
En siete Estados —Arizona, New Jersey, North Dakota, South Dakota,
Rhode Island, West Virginia y Delaware— más de la mitad de los residentes
de sus hospitales se educaron fuera”.
“El Gobierno Federal ha llegado a la conclusión de que las escuelas de
medicina de los E.U. tienen que graduar, por lo menos,
11 000 nuevos médicos cada año hasta 1973, para mantener el equilibrio
proporcional con el aumento de la población. Esto requiere, de acuerdo con
las cifras oficiales, un aumento del 50 por ciento en los cursos que van a
graduarse dentro de los próximos diez años. El equivalente de unas 35 nuevas
escuelas de medicina que se construyesen, fueran provistas de todo su
personal y equipos, y puestas en funcionamiento dentro de un plazo de 72
meses, sería la única manera de alcanzar esta meta”.
“Aun cuando esto pudiere realizarse —piensan los médicos ob-
servadores— es posible que se frustre el objetivo principal: proveer más
médicos junto a los enfermos. Descubren esta perspectiva de fracaso por ir en
contra del rumbo, hacia la investigación y educación médicas, que propicia el
Gobierno con su política y hábito dispendioso".
A estas alturas de mi traducción comentada y enjuiciamiento crítico, ya se
asomaron mis lectores a una rendija, que no grieta, de la medicina
norteamericana, porque permite profundizar sobre cifras y datos concretos,
estadísticos y la atraviesa de parte a parte. Tenemos que la producción,
número anual de médicos que se gradúan, es bien escasa y anda muy en
retraso desde hace diez años, en relación con el crecimiento de la población.
De ahí que en los hospitales norteamericanos permanezcan sin llenarse,
vacantes, miles de puestos de internos y residentes; no obstante la inestable
ayuda que brindan, y les prestan, los médicos extranjeros. Debo intercalar
aquí que los aprovechan, pero que no los estiman, y rubrico mis palabras con
las del Dr. Russell A. Nelson, presidente del Hospital John Hopkins, de
Baltimore, quien recientemente expuso ante una Comisión del Congreso:
“En general sostengo que los Médicos graduados en escuelas extranjeras
no son tan buenos prácticos como los nuestros, y, personalmente, desearía
ver más americanos jóvenes, hombres y mujeres, ejerciendo la medicina en
este país.”
“Cómo se impone la investigación". Este es el título —atenuado porque el
verbo inglés que utiliza es push, que significa empujar— de un párrafo que se
las trae y empieza: “el estudiante actual de medicina en los Estados Unidos,
vive bajo una fuerte presión para que se haga investigador científico, aunque
no llegara a graduarse, antes de
164 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

cultivar la inclinación a ser “médico de familia”, por quien clama la gente


cuando se presenta la enfermedad en el hogar.
El doctor Bland W. Canon, expresidente de la Asociación Médica de
Tennessee, expuso no hace mucho, en una conferencia reciente auspiciada
por la A.M.A., cómo se ejercía esta profesión. Dijo el Dr. Canon, “En nuestras
Escuelas de Medicina de hoy, para alcanzar prestigio y elevar su condición la
mayoría de sus profesores deben confiar en sus actividades de investigación. .
. Más y más el Profesor de Clínica a tiempo completo, se conforma y
desarrolla dentro del confinamiento universitario, sin la maduración ni amplitud
de experiencia de la práctica privada. El producto de este esfuerzo magisterial
es tan idóneo, y a propósito, como el de un estudiante que se empeñase en
tratar una entidad médica como si fuese un Técnico Ejecutivo, desde el
pináculo, y tomarse decisiones basadas en el conjunto de las pruebas de
laboratorio, los trazados y curvas”.
“La American Medical Association informó recientemente que entre 1957-
62 la matrícula de los Estudiantes de Medicina en los Estados Unidos se elevó
solamente el 6% —de 29 630 a 30 841 — en tanto que el número de los que
buscan graduarse en posiciones subalternas en las mismas Escuelas —pero
no de Médicos— aumentó más del doble —de 3 580 a 8 308”.
"La misma fuente A.M.A. precisa que más de la mitad del dinero gastado
por las Escuelas de Medicina de los E.U. en el año 62, se dedicó a
investigación, y que tres cuartas partes de los proyectos contratados por
organismos externos y protectores, fueron financiados por el Gobierno
Federal. Uno de cada tres profesores de tiempo completo en las Escuelas de
Medicina, recibe actualmente parte de su salario de los fondos Federales para
investigación o adiestramiento en sus técnicas y desarrollo”.
“En conjunto se calcula que el Gobierno Federal financia actualmente unos
30 000 proyectos médicos de investigaciones, subvenciones y plazas de
becarios, mediante la utilización, muy amplia, de los Institutos Nacionales de
Higiene. Las Fundaciones privadas costean entre cinco y siete mil proyectos
adicionales. En total, según el anteproyecto de presupuesto presentado para
1984, la suma actual para investigación médica alcanza 1,5 billón de dólares.
La A.M.A. adelanta que si no se modifica la orientación, es posible que
alcance en el año 1970 el doble de la cantidad”.
“¿Un beneficio mixto?” Otro título que antecede a un párrafo de exaltación
inicial que se desvanece y niega en su curso. Dice el párrafo: “el énfasis de la
investigación se desbordó en los E.U. al
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 165

finalizar la segunda guerra mundial y transformó a la nación en guía de la


ciencia médica. En los últimos veinte años han obtenido más Americanos
premios Nobel en las ciencias médicas correlacionadas que los ciudadanos de
cualesquiera otra nación aisladamente considerada. En parte la afluencia de
médicos extranjeros a los E.U., se debe a la reputación del adiestramiento
médico (medical training) y la investigación Americana”.
“Nuevas drogas, nuevas pruebas que alertan tempranamente, sobre los
peligros que conllevan las enfermedades, nuevos instrumentos quirúrgicos y
técnicas que salvan vidas o facilitan la tarea, todo es producto de la
investigación. Los más eran desconocidos hace diez años”.
Debo aclarar, por considerarlo pertinente y quede mi comentario
intercalado, que ni las drogas, pruebas, instrumental, equipos y técnicas, todos
y todas, pertenecen a la inventiva o surgieron de la investigación
norteamericana. El genio florece en todas las latitudes y no brota porque se
malgasten miles de millones en abonar la investigación. Aquí, en este pequeño
guión del Caribe, nació Carlos Flnlay y el resplandor de su descubrimiento, la
solidez de su tesis anunciadora de una doctrina genial, no sólo cegó a los
yanquis que todavía bracean por apropiársela indebidamente, no sólo echó a
andar una rama y ciencia nuevas de la medicina moderna: la Parasitología,
sino que confirmó también una verdad eterna a la que hube de referirme,
alguna vez, con estas palabras... porque instituido fue por la vida y conducta
del hombre en el decurso de los siglos, que los más preclaros ingenios y
esforzados varones de su tiempo, pensadores y filósofos, poetas y literatos,
historiadores matemáticos y astrónomos, músicos y pintores, biólogos y
médicos; los grandes creadores y mantenedores de religiones, las artes y las
ciencias en general, todos o en su inmensa mayoría, parieron las obras
inmortales de su genio y talento en dolor, ostracismo y persecución,
espoleados por el hambre y la miseria, aureolados por el martirio y la muerte.
¿Quién le ha dicho a los yanquis que la investigación biológica, médica, se
hace rotunda, definitiva y universal porque se gasten miles de millones en su
prosecución? ¿Dónde se hicieron, y qué hicieron los Claude Bernard, Pasteur,
Koch, Ehrlich, Darwin, Pavlov, Michurin, Finlay, nuestro Finlay entre los
grandes de ayer? ¿Existía el microscopio electrónico por entonces? No hablo
de los contemporáneos, muy contemporáneos, porque Fleming nació e
investigó en Inglaterra.
Dejemos al articulista, no obstante, y veamos “—lástima grande que no
sea verdad tanta belleza—” como entra en la negación de su
166 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

afirmación. Añade de inmediato: “Con todo, el valor de la investigación


médica que se realiza ahora en E.U., merece muy serias dudas, que arrancan
de una información presentada por la Comisión del Congreso: "de acuerdo con
el criterio del N.I.H. —¿Instituto Nacional de Higiene?— el promedio cualitativo
de los proyectos sobre investigación médica ha decaído constantemente en
los últimos años. La proporción de los proyectos mejores ha declinado, en
tanto que se comprueba un ascenso correspondiente en aquello con prioridad
y de la más baja o muy inferior categoría".
Un funcionario del N.I.H. Charles V. Kidd en su libro "Universidades
Americanas e Investigación Federal" dice:
"La plétora de fondos destinados a la investigación constituye actualmente
una amenaza real a su excelencia. .. En el pasado fue muy difícil que
coincidieran ambos, pensamiento y dinero. Ahora abunda el dinero; pero la
idea creadora permanece escasa".
Otro título difícil: (Wanted: “Family focus"). Lo interpreto en el sentido que
precisa enfocar a la familia. Dice el párrafo:
“Un número cada vez mayor de autoridades médicas coinciden. El Dr.
George A. Silver, funcionario Decano del Hospital Montefiore de la ciudad de
Nueva York, advierte que el adiestramiento médico actual hace hincapié en la
habilidad de laboratorio y sobre las enfermedades raras y complicadas y
descuida o pone escaso énfasis, en la consideración familiar. Pero el papel del
médico de familia que puede desvanecerse pronto de la escena Americana, es
“crucial” a la salud Americana. Estadística en mano, el Dr. Silver sostiene que
en 1950 un estudio de unos dos mil estudiantes demostró que el 31%
pensaban entrar en la práctica general; pero una encuesta similar en el 58
arrojó que sólo el 21% mostraban interés en su ejercicio. Hoy los funcionarios
de las Escuelas de Medicina sugieren que el tanto por ciento puede haber
disminuido”.
Otro estudio emprendido en trece Escuelas de Medicina demuestra que un
estudiante, de cada tres, está interesado en la enseñanza o investigación, en
tanto que, tres de cada cinco, se inclinan a la práctica general; pero al
momento de graduarse, dos de cada tres quieren emprender tareas de
investigación o enseñanza, y, menos de uno, entre cuatro, prefieren el
ejercicio general.
Comentario: Salta a la vista, no sólo la conducta vacilante del estudiantado
americano, su falta de madurez y de información vocacional en los de
medicina; también, y no menos, la presión que lo empuje —para usar su verbo
push— y la atracción, invencible, que lo doblega y desvía, el imán del “dollar" y
afán de enriquecerse cuanto antes. Por ello en el curso del tiempo y mientras
duran sus estudios, entran en juego las dos fuerzas, compulsión y atracción,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 167

que se conjugan y lo atrapan, engolosinan o engatusan; pero de esa


melcocha sobada, ablandamiento correoso y dulzón, puede salir cualquier
cosa, un parásito privilegiado, "pork barrel" —como dicen ellos en su “slang"—
o ‘‘botellero’’, que decimos nosotros; mas puede afirmarse que no se logra un
investigador de verdad, y que de verdad se merezca el premio Nobel como
todo un hombre de ciencia, creador y laborioso; así fue, por su excelencia, el
otorgado al norteamericano Linus Pauling, el afamado bioquímico de San
Francisco y que tan altos merecimientos tiene para alcanzar el premio Lenin
de la Paz, confirmativo de sus extraordinarias dotes, que sería. He querido, en
este comentario, asomarme al trasfondo, y entrever el fondo, económico
político, de esta cultura áurea norteamericana, de este trajín y quehacer
apremiantes, ansiosos, en la llamada investigación, médica y biológica, que
conduce al “aurea mediocritas" y la desarticulación profunda del concepto
asistencial y sistema clásico, ya bien quebrantado, por lo demás, desde hace
años, por la desatención crónica de las autoridades federales y estatales de
los E.U., y que permanece como una esperanza, enraizada al modo de vivir,
de pensar y de ser, del verdadero pueblo norteamericano.
¡Que no se hagan ilusiones, quienes cuidan, dirigen y vigilan, la enseñanza
médica y formación de ciudadanos médicos en los E.U.! ¡Qué no se hagan
ilusiones los dirigentes de la nación norteamericana, su clase capitalista y
ejecutivos ensoberbecidos, gobernantes y políticos, generales y doctores,
rectores y jerarcas de sus iglesias, mayores y menores, no es por estos
caminos de perdición como se acercan, alcanza y menos sobrepasan, a los
éxitos y desarrollos de la ciencia y tecnología soviéticas en todos los campos y
dominios todos del hombre sobre la naturaleza —porque también, no lo
dudemos, esta es la espuela que hace sangrar, y lleva clavada en su costado
más vulnerable, la prepotente y ciega metrópoli y gigantesca matriz del
imperialismo contemporáneo, avasallador, desorbitado, campeador y
rampante!
Y vamos ya al final del artículo;
“El médico de familia: ¿Una especialidad?" El articulista se plantea de
entrada una pregunta angustiada: ¿Existe alguna vía para salvar al “médico de
familia?" Mr. Kidd del N.I.H. no lo cree, y razona: “El impulso y la índole del
esfuerzo nacional hacia la investigación no cejarán en su empeño de reclutar
médicos en número creciente, y requieren un nuevo tipo de adiestramiento
científico para no pocos médicos".
“No obstante quedó demostrado en su estudio reciente, mediante los datos
extraídos de una votación adecuada, que las tres
168 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

cuartas partes de las familias americanas consultadas utilizan el llamado


“médico de familia” y que se sienten complacidas de la atención que reciben”.
"Unas pocas escuelas de medicina tratan de buscar una solución creando
la especialidad del médico familiar y, en consecuencia, intentan convertir la
práctica familiar en una especialidad. En este sentido cabe la esperanza de
que los Americanos puedan confiar en tener un médico a su alcance cuando
lo necesiten, y también en que el médico, ese médico, permanezca atento al
curso, siempre renovado, de los conocimientos científicos que se crean y
expanden por la investigación, siempre en ascenso".
Hasta aquí este estudio severo, enjundioso y crítico, sobre esta medicina
de su emporio —digo emporio con todo rigor, porque entiendo que los E.U.
representan y abarcan, en último extremo, el mercado más vasto,
contradictorio y monstruoso del planeta Tierra, regido por el signo “dollar" y
donde se vende y compra hasta el alma, y en cómodos plazos—. Si este es mi
criterio, producto de la observación y el estudio, con más sobradas razones,
argumentos y motivaciones de orden médico, por médico que soy, tengo que
generalizarlo y extenderlo al dominio y campo actuales de la medicina
norteamericana, de esta medicina de ahora ya enferma crónica del mismo
padecer que mina, está carcomiendo, las energías y vitalidad de un gran
pueblo digno de mejor destino. Esta plaga y cáncer, el afán de dominio
hegemónico y desorbitamiento bélico, le viene impuesto, fatalmente, por haber
alcanzado, en la fase hipertrófica de su capitalismo financiero, industrial y
bancario, la etapa del imperialismo que domina a su gobierno dirigido por su
clase y ejecutivos dirigentes.
La medicina también se resiente, sufre y padece; la penetra el virus
“dollar" que pervierte y desvía todo cuanto toca. Ya hemos repasado los
síntomas visibles de su descomposición, y puesto a meditar sobre el alcance y
raíz de esta signología multiforme, que se exterioriza, me viene al recuerdo
una frase de aquel insigne pensador que fue Henry Sigerlst escrita en la
introducción a su libro clásico que compuso originalmente en alemán,
traducido de inmediato al inglés con el título “American Medicine". Escribió
Sigerist en la página XIV: "Por entonces aprendí que la medicina es tan sólo
un aspecto de la civilización de un país —que está siempre determinada por
las condiciones de la cultura genera! y por una filosofía de sustentación.
Puede un país dado tener un “standard" elevado de médicos, puede estar
preparado para intervenir activamente en la investigación médica, pueden los
profesionales estar capacitados para aplicar con eficiencia, o sin ninguna, sus
conocí-
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 169

mientos —todos estos factores no dependen tanto de la medicina como de


la sociedad”. Y añado: en la misma medida que el capitalismo va deteriorando
su sistema por la concentración del capital, y la clase burguesa oligárquica se
diferencia, y acentúa su parasitismo, explotación y esclavitud, la medicina se
pliega y somete como toda la cultura y la ciencia, se descompone y entrega,
corrupta ya, a la concupiscencia y vicios de la sociedad dominante.
¿No cabe preguntarse si la medicina en su etapa y situación actuales, que
se caracteriza por un crecimiento y desarrollo desiguales, disparejo e
irregulares en las distintas latitudes y países, como que expresa "tan sólo un
aspecto de la civilización de un país —que está siempre determinada por las
condiciones de la cultura general y por una filosofa subyacente y
fundamental”— según la penetrante observación de Sigerist. ¿No cabe
preguntarse si esta medicina —así expandida en algunas naciones y recortada
en las más; pero también deficiente en todas las colonias y metrópolis— ha ido
concentrando su finalidad en la medida y conocimiento de su necesidad? En
otras palabras y con otras interrogaciones: ¿Para qué sirve la medicina? ¿A
quién debe servir, substancial y preferentemente? ¿Cuál es el objetivo de esta
medicina de ahora, contemporánea?
La medicina moderna, en el desarrollo de todas sus ramas, sirve, y tiende
cada vez más, a evitar las enfermedades infecto contagiosas, reducir hasta
erradicar las endémicas, y orgánicas en cuanto sea posible y susceptible, y
rehabilitar a la persona enferma, o que fue enferma, y a los impedidos físicos y
no pocos mentales, sirve para prevenir y curar, colabora eficazmente a
transformar la naturaleza y el ambiente, adaptándolos y tornándoles más
propicios a las necesidades y requerimientos humanos, a su mayor sanidad,
larga pervivencia y seguro crecimiento, desde el niño a! hombre en madurez y
ancianidad. Tiende, y quiere al ser humano, sano de cuerpo y mente en el
nacimiento, feliz y sano en la infancia, fuerte, rebelde, soñador, estudioso,
deportista y sano en la adolescencia y juventud; preparado, laborioso y
creador; por su sanidad continuada de cuerpo y mente, durante los años de
trabajo y la producción acrecidos, el amor y la paternidad emocionados,
protegidos de todo desamparo y agresión, económicos y patológicos, tranquilo
y confiado en los años finales de su vida.
La medicina moderna, porque es una ciencia del hombre y procede de la
biología humana —hecha y depurada por el trabajo y la actividad nerviosa
superior del hombre —no entiende de clases, ni puede servir preferentemente
a una clase, como sucede en la generalidad de los países capitalistas y, sin
medida, ni la menor
Figura 10.
El doctor Aldereguia en el Campamento Militar de Managua, en 1959, realizando su
importante "Estudio fotorradiográfico del Ejército Guerrillero Cubano" que comprendió
20 000 fotorradiografias.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 171

sombra de duda, en los E.U. de Norteamérica, cuyo pobre pueblo, por la


política y civilización generales, la llamada democracia representativa, libre
empresa y “american way of Ufe” —también por la política médica
cerradamente capitalista, de enriquecimiento- consecuente y a tono con esa
filosofía de sustentación que mantiene el sistema y su gobierno dirigido por las
clases y ejecutivos dirigentes, que representa y rige en lo médico, desde hace
más de un siglo, la A.M.A. —American Medical Association— por todo ello, el
pueblo norteamericano, sus clases productoras, campesinas y obreras
especialmente, carecen de una asistencia médica adecuada, suficiente y
eficiente, en tanto que las clases privilegiadas, aquellas que pueden pagar
mejor, y pagan más, disfrutan de todas las bienandanzas, instalaciones y
equipos, concurren y se atienden y clínicas lujosas y caras y hospitales
ostentosos —como la Mayo Clinic de Boston, John Hopkins Hospital de
Baltimore, New York Hospital and Cornell University Medical College, Doctor’s
Hospital, de! propio New York, y tantos y tantos—. Por todo ello la medicina
norteamericana, en plétora de “dollars”, enferma y envilecida, humillada y
ofendida porque no es útil, ni alcanza ni sirve, a su verdadero pueblo, se ha
convertido en un negocio monstruoso, en evidente y gran sufrimiento —"on the
rack”, se dice en inglés— para los desposeídos y humildes, que producen y
trabajan y sudan plusvalía, ejercido por médicos que son en realidad
“racketeers”, en gran número, o, en su inmensa mayoría negociantes y
usureros, trapisondistas.
Y ahora intentan deslumbrarnos con los miles de millones que malgastan
en investigación médica. ¿Investigación para qué? Y, sobre todo ¿para
beneficio de quién? De una nueva casta, seguramente, de los investigadores
parásitos, muy ocupados en hacer que hacen; pero que cobran jugosos
estipendios; niños bien jugando a la investigación sin descubrir nada, o para
descubrir algo que mejor sirva, como los barbitúricos y drogas
tranquilizadoras, a los ociosos, despabilados sin conciencia, o por la
conciencia de sus fechorías, y en pánico y tempestad de movimientos, ante el
peligro atómico, de su clase burguesa y adinerada, dirigente y congresista.
DE MIS RECUERDOS...*
Mi procedencia revolucionaria no es de antes de ayer, y juntamente con mi
actividad política, limpiamente política, son muy anteriores al año 23, la fecha
en que, difícilmente, alcanzan a situarse los supervivientes, y hasta los
renegados de la alborada universitaria. Por una solicitud mía, escrita de mi
puño y letra, y fechada el 27 de noviembre de 1922, fue que el Profesor
argentino José Arce, entonces Rector de la Universidad de Buenos Aires,
pronunció aquella recordada conferencia en la Universidad de La Habana, en
su Aula Magna, que se convirtió en el punto de partida visible de la inquietud
estudiantil, y arrancada de su ebullición generosa, próxima a culminar en la
huelga revolucionaria del estudiantado universitario —la huelga de Julio
Antonio Mella— y que estalló pocas semanas después. No es menos cierto
que la conferencia del Dr. Arce sobre la evolución de las universidades
argentinas, bien desenvuelta y ceñida, estuvo precedida y condicionada por un
discurso mío, que leí aquella memorable tarde del día 4 de diciembre de 1922.
Desde entonces, y siempre, se ha señalado al Dr. José Arce como el
precursor del movimiento revolucionario de nuestra Universidad, cuando la
verdad es que desempeñó, solamente, el papel que hube de asignarle en mi
intención, y no pasó de ser un instrumento útil en mis manos. Por lo demás, y
a lo largo y estrecho de su ya larga vida politiquera, el profesor José Arce,
arrogante figura y cirujano experimentado, no ha sido más que un oportunista
de conducta acomodaticia, plegable a todos los cambios y situaciones,
sometido, inclusive, a la extravagante doctrina del justicialismo, que hoy (1952)
ensangrienta a su desdichada tierra, la patria de Alberdi y Sarmiento, en
manos de la oligarquía peronista.
En horas tempranas del siguiente día, posterior a la conferencia del Dr.
Arce, lo visitaron en el Hotel “Inglaterra" donde se hospedaba, unos cuantos
estudiantes, pertenecientes al "Grupo Renovación”, que integraban Alfonso
Bernal del Riesgo, actual profesor de Psicología de la Universidad: Ciro Jerez,
Henry Salazar, Gustavo Pé

Publicado en la revista "Bohemia" el 16 de agosto de 1963.


REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 173

rez Abreu, Bernardo Valdés, que falleció bien joven; Pérez Escudero,
Mantecón y otros, que lamento no recordar sus nombres, con la intención de
rogarle al Rector de Buenos Aires que prolongara su estancia en nuestra
capital para hacerle entrega, solemne y pública, de una bandera cubana
destinada al estudiantado de la Universidad Rioplatense, afirmando así,
simbólicamente, los lazos de confraternidad y compenetración de nuestros
pueblos, y el entendimiento de los forjadores de la cultura, de cuantos estudian
y aprenden, y de su coincidencia y visión de futuro conjunta, en la realización y
adelanto de los ideales continentales del continente nuestro, de Nuestra
América liberada de interferencias y libre de penetración imperialista.
Asistí al cambio de impresiones ocasionalmente —por encontrarse allí
citado por el Dr. Arce—, y debo confesar que me halagó oírle decir a los
muchachos —más jóvenes que yo; pero no mucho—: “Aldeguería está bien
enterado de los asuntos universitarios nuestros (quería decir de los sucesos y
peripecias) tan bien como yo, y es el mejor asesor que pueden elegir”. Ya
conectado me reuní con los estudiantes por la noche, en las oficinas de la
Facultad de Derecho, provisto de mi bibliografía al respecto, algunos tomos de
la Revista de Filosofía Argentina, la publicación que dirigía el Maestro José
Ingenieros, y expresión, tan alta y limpia, del pensamiento continental
latinoamericano; mi biblia de cultura por entonces, tan llena de inquietud
juvenil y de honda meditación, como nutrida de saber.
La misma mañana en que embarcó el Dr. Arce, dos días después de su
conferencia, entregué en el muelle, al grupo de estudiantes enfervorizados que
acudió a despedirlo, el original de un manifiesto dirigido a sus compañeros,
cuya redacción me había encomendado previamente, en horas de la
madrugada, y que sirvió para vertebrar la Federación de Estudiantes
Universitarios, origen y matriz de la gloriosa F.E.U., libradora de tantos
combates magníficos contra las tiranías y en defensa de la libertad ciudadana,
del mejoramiento y decoro universitarios, de la independencia económica y
política cubanas.
Estos antecedentes que no he destacado nunca, y, menos en letra
impresa, me acercan al inicio de mi actuación pública, bien rubricada desde
antes; pero bastan para situarme en la entraña de la Colina Universitaria,
trinchera y faro de los mejores afanes, camino y guía del mañana, de los
ideales que van cavando el subsuelo de un ayer heroico para acercarse al fluir
del pensamiento martiano y aflorar en floración y frutos que vienen de su
torturado vivir en agonía, de su morir iluminado en promición de Patria.
174 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Cuando Alfredo Zayas, tan falto de vergüenza como sobrado de talento y


astucia, frustró el movimiento estudiantil universitario con su política sagastina
de las dos gavetas: (aquí guardo los asuntos que ha resuelto el tiempo —
tirando de una— y aquí, en esta otra, los que va a resolver el tiempo)
desgastando su impulso inicial con la resistencia pasiva sistematizada que
caracterizó aquel gobierno podrido, atento sólo a sus negocios sucios, inmoral
y ladrón; cuando consiguió desviar el movimiento mellándolo contra el
calendario, estirándolo para vaciarlo de contenido renovador y revolucionario,
mediante la integración aparente de una Asamblea Universitaria con funciones
de gobierno elector, que designaba la autoridad máxima de la casa: el Rector,
constituida por profesores titulares y auxiliares, ayudantes graduados y
alumnos, me encontré designado por votación para representar en la
Asamblea, a los ayudantes graduados, modesta posición que desempeñaba
en la Cátedra número 8, de Clínica Médica, obtenida por ejercicios de opo-
sición.
Allí en la Asamblea, hombro con hombro, Julio Antonio Mella —ya líder
estudiantil que representaba al alumnado— y yo, luchamos en defensa de las
reivindicaciones sostenidas por los estudiantes, y afirmamos la legitimidad de
su actitud, de sus pronunciamientos y conducta. Fue una bella página, escrita
con caracteres viriles de rotunda hombría. Recuerdo aquellos días de juventud
complacido y satisfecho de nuestro comportamiento, como que entonces
anudamos una amistad que se iría estrechando en los primeros tiempos de la
tiranía bestial de Machado, y, totalmente, cuando el sacrificio estoico de su
ejemplar huelga de hambre en protesta de las persecuciones y de su propio
encarcelamiento. Fui su médico entonces, y conocí, junto a su lecho, la
reciedumbre de su carácter, su calidad humana.
El Comité de Lucha que se organizó para combatir por su liberación,
integrado por estudiantes cubanos en su mayoría, también venezolanos y
peruanos desterrados, obreros y profesionales, que se reunía en mi consulta
—y del que fue animador Leonardo Fernández Sánchez, alumno y presidente
de los estudiantes del Instituto de La Habana—, alcanzó una resonancia
continental tan extendida y vibrante, que fue, sin duda alguna, por la
intensidad de su campaña, el primero y gran escándalo que repercutió fuera
de Cuba, denunciando al vándalo desalmado que nos desgobernaba. El
cabildo de Buenos Aires, el Senado y la Municipalidad de México, tomaron
acuerdos pidiendo la excarcelación de Julio Antonio Mella. Los grandes diarios
de las capitales sudamericanas, “La Prensa" y ‘‘La Nación” de Buenos Aires
incluidas, publicaban cada día mis boletines
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 175

médicos sobre la salud desnutrida en voluntario y tenaz ayuno, del


estudiante heroico que se daba al martirio para despertar la conciencia de su
pueblo y alertar a la juventud insensible y abúlica, no al estudiantado
universitario que, en pie de pelea y preso de febril angustia, veía alargarse y
extenderse sobre el cielo patrio, como un presagio de negros presentimientos,
la sombra macilenta de Julio Antonio Mella.
Otro episodio que me clavó para siempre en la médula de la Colina, allí
donde vive y se agita su dinamismo, y el centro noble del que arranca en
compenetración ciudadana, la motricidad de su acción, el fluir nervioso que es
soplo callado, sensible y motor, fue el Primer Congreso Nacional de
Estudiantes. Participé en sus deliberaciones y tareas representando a la
revista “Juventud", que editaba y dirigía el propio Julio Antonio. Mella era, y
fue, todo el Congreso, alma y nervio, orientador y guía. Lo quiso, y lo hizo, a
su imagen y semejanza. Le dio su tónica y acento político, másculos y tensos.
Arrebatado y turbulento en la tribuna, con el índice acusador tocando las
llagas purulentas de la Universidad de entonces, espejo fiel de la vida exterior,
igualmente pútrida de su gobernación; denunciando Mella las miserias y
flaquezas de la enseñanza toda de la época, oficial y laica o privada y
religiosa; pobre y en desmedro la primera, en manos incompetentes o
piadosas; pero extranjeras y mal intencionadas las otras; mentes y manos
hechas al catecismo colonialista, modeladas en la metrópoli odiosa, y odiada
por el pueblo cubano, para el santiguamiento borbónico y la absolución de los
traficantes negros —tipo Don Julián de Zulueta—, logreros y esclavistas,
extorsionadores y contribuyentes de toda laya a la causa anti-cubana, mentes
y manos que falsearon, denostándola, la gloriosa tradición revolucionaria de
nuestra tierra y las vidas iluminadas en martirologio y santidad patrios, de los
forjadores magníficos en pensamiento y acción de la nacionalidad cubana.
El índice acusador de Julio Antonio parecía desprenderse flagelador, en
afinamiento de flecha que busca certeramente su blanco. Con el cuerpo
erecto, un tanto ladeado, tajante y afilado como una proa, la dicción clara,
aunque matizada de un discreto ceceo, directa y dócil a su impulso, magnética
la figura, alta y arrogante, era un taumaturgo en la tribuna que creaba y
pulverizaba a un tiempo. Su verbo encendido, relampagueante y tronador, era
un termocauterio para todo lo podrido, en desintegración, y un camino para
toda esperanza.
Había nacido el HOMBRE de su generación y venía cuajando en su ideario
antimperialista, bien pronto superado en comunista, el líder continental que
despuntaba en su visión de lejanía abarcadora
176 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y el anchuroso vuelo de sus alas raudas. En el primer Congreso Nacional


de Estudiantes culminó el movimiento revolucionario estudiantil del año 23.
Fue, naturalmente, un congreso revolucionario por su contenido, la tónica
acentuada y rebelde de sus deliberaciones y pronunciamientos; por constituir;
a su hora y en conjunto, la expresión cubana en voz y aliento, grito
denunciador y afirmación rotunda, de parejas actitudes e iguales
pensamientos que respondieron, en su momento, a idénticos estados de
conciencia juvenil colectiva, y se manifestaron en distintas universidades y
países de nuestra habla y Nuestra América.
Así: “La primera Convención Estudiantil Chilena tuvo por objeto concretar
en una “Declaración de Principios” los ideales sostenidos por la Federación de
Estudiantes de Chile. Las sesiones se verificaron en el Salón de Honor de la
Universidad de Chile durante los días 12 al 16 de junio de 1920 con una
asistencia de 1 200 convencionales que representaban a los estudiantes de
todas las Escuelas Universitarias oficiales del país y establecimientos de Ins-
trucción Especial y Secundaria”. Así: “La Federación Universitaria Argentina”
en Manifiesto al pueblo de la República, en octubre de 1920...”. Al terminar el
Primer Congreso Revolucionario de Estudiantes —que así resolvió llamarse
por acuerdo de su Asamblea Nacional— sus fructíferas tareas, releí,
emocionado, mi artículo "Levántate y anda, juventud cubana” publicado en la
revista “España Nueva” —número de febrero 20 de 1922— en que
aparecieron, copiados textualmente, los dos históricos documentos, chileno y
argentino, que traducían el pensamiento inquieto y latinoamericano, intuitivo y
avisor, del estudiantado de ambos países hermanos y sus respectivas
universidades. Aquel artículo mío terminaba con estas palabras: "Así piensan
tus hermanos, juventud cubana; así responden al eco universal; viven, están
prestos; tienen ideales clavados en lo alto que centellean como estrellas y
señalan rutas. Así quisiera verte, plena de entusiasmo y comprensión, alta la
frente viril, y en los labios apretados una afirmación rotunda: que la ato-
mización de la nacionalidad cubana que estamos presenciando, que este
derrumbamiento de todos los valores, contiene núcleos de posible
reorganización, despierta fuerzas antagónicas de virtualidad creadora, arrastra
gérmenes constructivos capaces de floración, capaces de jalonar esta caída
para ¡nunca más! ¡Levántate y anda, juventud de mi Patria!". Al terminar el
Primer Congreso Revolucionario de Estudiantes me dije satisfecho: la simiente
está echada y no se ara en el mar cuando la tierra es buena.
El fruto mejor logrado de aquel Congreso memorable, fue la Universidad
Popular José Martí, creación de Julio Antonio Mella,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 177

que tenía su antecedente, tan legítimo, en centros culturales del Perú: las
universidades populares González Prada, para difundir la cultura en el pueblo
estimulando su curiosidad por el saber y su acercamiento a la ciencia, al
tiempo que se rompe —empieza a romperse— ese valladar retardatario,
divisionista y de clase que ¡a burguesía, su sistema económico, ha levantado
con toda intención aviesa, y pacientemente: la división del trabajo, asignando
de por vida —como quisiera y para siempre— las tareas más duras, el yugo y
la explotación, analfabetismo y pobreza, la pusvalía y plusvalía, al proletariado
y campesinos, bestias más que hombreo, en tanto se reserva para ella, y los
suyos de su clase capitalista, dirigente y burguesa, el trabajo intelectual,
creador y hecho al poderío, sometimiento y de asegurado resguardo.
Me había traído redactado, desde el central azucarero en que ejercía de
médico, un proyecto de organización del Instituto Popular José Martí, para
presentarlo al Congreso Nacional de Estudiantes; pero al hablar con Mella, y
conocer la raíz y proyecciones animadoras de su propósito; qué funciones
asignaba a su entrañable U.P. —así la llamaría después hasta su muerte
aciaga— quise retirar mi proyecto, menos sugeridor y hondo, y más en el
barbecho de la cultura que en el surco palpitante y promisor de cosecha
lograda; no obstante, y al revisar ahora las actas que se conservan del
Congreso, aparecen mis cuartillas y no quedan señales de la formulación
magistral de Julio Antonio. Hace pocos días, y en conversación de recuerdo
con Alfonso Bernal, paladín bien destacado de nuestra izquierda, y orador
representativo del “Grupo Renovación” que peleó bravamente en las más de
las sesiones del Congreso —y se batalló en todas con éxito contra las
derechas organizadas, colegios de curas españoles, Belén, o la Compañía
A.M.D.G., Escolapios, etc., etc., con sus gallitos peripuestos: Iglesias, Emilio
Menéndez y el Lagardere de todos los bellacos cavernícolas y negadores de
las esencias patrióticas de su tierra, con su deformación moral más que física
a cuestas: Emilio Núñez Portuondo —me decía el Dr. Bernal, que no
alcanzaba a recordar si Mella elevó su proposición por escrito, o hubo de
enunciarla tan sólo; pero estuvimos de acuerdo en que la acogida fue
clamorosa y se llevó a la práctica sin dilación; apenas terminó el Congreso y
comenzaron las clases en las aulas universitarias.
Los estudiantes de ingeniería se pusieron a la obra para dotarlas de
alumbrado.
Fue a partir de entonces que la Universidad Nacional se hizo entraña de
pueblo, y pueblo mismo, metiéndose en los locales y organizaciones del
proletariado a dictar cursos y lecciones siempre
178 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

nutridos de trabajadores, mujeres y hombres atentos y despiertos a pesar


de su fatiga orgánica; hombres y mujeres cultos, y no sólo los tabaqueros, que
hacían preguntas bien penetradas de hondura y sustancia sobre todo lo divino
y lo humano. Hubo un momento —ya Julio Antonio había tenido que
expatriarse, y Jorge Vivó dirigía las tareas organizativas y de expansión—, en
que la Universidad Popular José Martí, nuestra inolvidable U.P., daba clases
regularmente, en días fijos y con horarios precisos, en no menos de cinco
locales obreros.
Recuerdo la Federación de Bahía, el Sindicato Tranviario, la Sociedad de
Torcedores de la calle San Miguel, escenario combativo, siempre accesible a
las mejores luchas cívicas, la Sociedad de Constructores de Carros y
Camiones, etc. Fuera de La Habana profesaba la U.P. en San Antonio de los
Baños, Santiago de las Vegas, Regla y Guanabacoa que recuerde. Fui su
profesor de Medicina Social hasta que la persecución de Machado y su jauría
de perros de presa, hampones y asesinos, obligó a clausurarla; pero quedó
aquel ensayo sembrado para siempre en la conciencia del pueblo trabajador,
en las organizaciones del proletariado cubano, activo y militante, y en las
raíces centenarias, todavía esponjadas de savia nutricia, de los viejos y
amados laureles que extendieron su acogedora sombra en lo más entrañable
de la Colina Universitaria.
He intentado anudar el hilo de mis recuerdos en estos fragmentos de
historia, en que la vida de nuestro arquetipo estudiantil, y gran luchador
antimperialista primero, y, seguidamente, marxista- leninista, discurría aún y
apasionadamente, como todo su breve existir, intramuros de la Universidad, y
para señalar sus momentos estelares: huelga estudiantil del 23, su Asamblea
de Profesores, ayudantes graduados y alumnos, que la minimizó en sus
afanes, como tratamiento paliativo, el zayato rampante, y Congreso Revo-
lucionario de Estudiantes, la más alta realización de Mella en la bicentenaria
casa que sacudió hasta los cimientos, y despertó de su temprana modorra
pseudo-republicana y demócrata, luego de apearla de su altitud menos que
mediana, mediocre, llevarla a la calle, y orearla un tanto a los vientos
soplantes del cuadrante proletario, cuya fuerza huracanada, enardecida y
heroica, barría en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas —en ese
momento histórico y gloriosa etapa— hasta los últimos vestigios del zarismo
podrido, las fuerzas coligadas del capitalismo imperialista, junto con la ex-
plotación del hombre por el hombre. Bien sabía Mella que en la Universidad,
no quedaba nada por hacer, que la Reforma era una utopía irrealizable desde
allí adentro, y que había que ganarla en el más ancho campo de la lucha de
clases, liberando a Cuba económica
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 179

y políticamente de las garras del imperialismo. Sabe que ha distendido al


máximo, hasta la fatiga, los músculos herrumbrosos de la bicentenaria; que el
animoso apoyo de sus compañeros estudiantes no irá más allá del “embullo’
momentáneo, y que la reacción conserva su elasticidad felina para el contra-
ataque; está agazapada, pero no vencida. En consecuencia se va alejando de
la Colina, sabedor de que es en la calle, en los talleres y sindicatos, y
organismos de clases y lucha proletaria, donde tiene que afinar y afilar sus
armas teóricas para conjugarlas con la acción.
En contacto, cada vez más estrecho, con los núcleos y grupos de La
Habana y del interior, la Agrupación Comunista de La Habana, Camagüey,
Manzanillo, Media Luna, Cárdenas, Guanabacoa, San Antonio de los Baños, y
alguna otra derivación, que sí ven con claridad los sucesos internacionales y
tienen una orientación firme, vinculando al inolvidable precursor, maestro sin
desmayo y brújula bien imantada, que fue siempre Carlos Baliño; amigo de
honrados dirigentes como Alfredo López, Peña Vilaboa, Alejandro Parreiro,
José Reyes López, concurre Mella a la fundación del Partido Comunista de
Cuba y entra en su secretariado —agitación y propaganda— graduado ya de
marxista-leninista aunque dejó atrás, y bien lejos, su doctorado en derecho
civil, filosofía y letras. Los acontecimientos se precipitan tumultuosamente más
tarde, persecución, cárcel de La Habana, huelga de hambre y finalmente, la
salida de Cuba.
Se ha tejido más de una fábula acerca de cómo se fue Mella, y, hasta una
vez en la prisión de la Cabaña, galera 13, un cuentista dijo su versión.
Terminando que hubo su relato lo llamé farsante, con esa irritabilidad tan
frecuente que lo domina a uno mientras permanece detrás de las rejas, y,
arrebatándole la palabra, le dije, para su mejor información veraz y que no
volviera a repetir sus patrañas.
Un día de mediados de enero —1926— en la tarde, llevé a Julio Antonio,
manejando yo, hasta la esquina de San Miguel y Neptuno, confluencia de
ambas calles, y, en tanto que regustaba una horchata de trufas en el café del
triángulo —refresco al que era bien aficionado— adelanté hacia la oficina del
ferrocarril, situada en los bajos del Inglaterra y donde expedían, adelantados,
los boletos y se reservaban las literas. Esa misma noche, solos los dos, y por
razones de seguridad, lo conduje a la pequeña estación que funcionaba en lo
que se llamó siempre el Puente de Agua Dulce, y donde se detenía un instante
el tren de Cienfuegos. Allí nos despedimos con un abrazo fraterno; bien lejos
de sospechar que era el último. Todavía, desde la plataforma, me dijo su voz
entera ¡hasta la vista en Cuba libre! Y ¡regresaron sus cenizas! Ocupó en el
coche dormitorio
180 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Tuinicú, con el nombre supuesto de Juan López, la litera baja número 6, y


al tocar el tren en el Central Perseverancia, subió mi hermano Feliciano, ya
advertido, y ordenó que lo despertaran apeándolo en Rodas, y, por carretera,
lo llevó a Cienfuegos. Permaneció unas horas en la bien cultivada finca, jardín
botánico más bien, que fue de Isidoro González, en la carretera que lleva al
cementerio, hasta embarcar en la tarde, rumbo a Tela, Honduras, con el
mismo nombre de Juan López, comerciante en plátanos, en el carguero
"Comayagua”.
No sé cómo he podido salvar de mis naufragios, registros, requisa de
libros, dos cartas de Mella que ahora entrego a BOHEMIA para su publicación,
y cederé más tarde al Archivo Nacional, o la Biblioteca, para que las conserve.
Fuera de su patria Julio Antonio Mella vivió repasando a Martí, que amó tanto
y entrevió como ninguno, con sagacidad marxista-leninista y su dialéctica y
pupila zahori, ensayó su cultura pertrechada, vivió en pobreza como José
Martí, trabajando y escribiendo sin cesar ni cansancio; maduró en México.
Fuera de su patria lo mantuvo tenso, y en desvelo, la idea de su liberación y
ultraje de su agonía, martirizada por una bestia, por un “asno con garras". Se
desespera, pocas veces, en la espera de noticias, y sufre, porque le urge y
quiere inyectar a toda Cuba con su prédica antimperialista mantenida, con su
palabra y mensaje, consejos y advertencias. Nos crea tibios, o alejados, de los
imperativos insoslayables de la hora y época, y, aunque no polemiza ni
antagoniza, sí que nos “pica" y exalta, invita y plantea tareas, estimula y
exhorta, y marca todo con mayúsculas cuando quiere destacar su intención y
pensamiento. Así dice, y empieza un párrafo breve: “HAS LEÍDO la carta
enviada a Rubén, y otra a Vivó7 sobre estas cuestiones. DAME TU OPINIÓN.
Me interesa mucho”. Y en otro párrafo aparte:
“Te adjunto varios números de Revista de Oriente. Pero no te quedes con
ellos sino dáselos a Rubén —¿por qué no lucha este bello ejemplar de
luchador?— a Vivó y a los demás compañeros de la U.P.” Aquí parece tocar a
Martínez Villena, de quien lo esperaba todo, la vida misma, en inmolación y
sacrificio —como la entregó— y en el que confiaba sin vacilación ni duda,
como en sí mismo; pero lo apuraba, cuando Rubén era ya un resorte, presto al
salto, en su elasticidad contraída.
El pensamiento político de Julio Antonio Mella queda bien encuadrado,
para el momento histórico, y trascripto desde su segunda carta fechada así:
México D.F., 18 de septiembre de 1926. Dice: "Sólo de la Sección de la Liga
Antimperialista quiero hablar. ¿Qué piensan ustedes de esto? ¿Qué creen de
la situación nacional poli-
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 181

tica? ¿Y de la internacional? No importa lo que crean, cualquier opinión


que tengan creo que lo que sigue será una verdad: Y escribe todo con
mayúsculas.
LA LUCHA CONTRA EL IMPERIALISMO DE TODAS LAS FUERZAS Y
TENDENCIAS, DESDE LAS OBRERAS Y CAMPESINAS HASTA LAS
BURGUESAS NACIONALES (aunque éstas en su mayoría son capaces de
traicionar) ES LA LUCHA MÁS IMPORTANTE EN EL MOMENTO ACTUAL. SI
EL IMPERIALISMO PUSO A MACHADO PARA TENER SEGURAS SUS
INVERSIONES, TODOS LOS OPRIMIDOS POR EL IMPERIALISMO LO
QUITARÁN PARA RECONQUISTAR O CONQUISTAR LA LIBERTAD.
CUALQUIERA QUE SEA EL FUTURO DE CUBA —FUTURO DE UNOS DOS
AÑOS, LA REVOLUCIÓN ANTI- RELECCIONISTA, O FUTURO DE SEIS
MÁS; PERO FUTURO REAL E INELUCTABLE PARA TODOS LOS QUE NO
SEREMOS VIEJOS DENTRO DE DIEZ AÑOS —TENEMOS EL DEBER DE
PLANTEAR EL “PROBLEMA NACIONALISTA” PARA UNOS, EL “SOCIAL”
PARA OTROS, PERO ANTI-IMPERIALISTA PARA TODOS”. Luego, se nece-
sita la organización, la reorganización, debemos decir de la SECCIÓN
CUBANA DE LIGA ANTI-IMPER Al LISTA DE LAS AMÉRICAS”. Y aclara poco
después:
"La L.A. de las A. no será la panacea, quizás tenga errores, sin quizás, los
tiene. Pero cualquier cosa que se haga, que se funde, que surja, se hará, se
fundará o surgirá con mayor eficacia si la Liga ha cumplido su misión histórica
en el momento actual de señalar el peligro, (tú sabes que en Cuba se ignora
que somos una semicolonia o “protectorado’’) aunando las fuerzas y
señalando el derrotero del triunfo”. Y va al final: “Tal es mi opinión honrada de
luchador. Creo estar en lo cierto. Pero si no lo estoy dispuesto a cambiarla me
encuentro. No me importa lo que debe hacerse. Pero algo hay que hacer.
Digan una sola palabra que estén dispuestos a llevar a la acción y estaré con
ustedes. Si no dicen ninguna, aquí va, por centésima vez, la mía, que ha
aprendido a decir estudiando la realidad. Pero hagamos. No creo que tenga
que realizar mi pensamiento de abandonar la ciudadanía cubana y borrar ese
pedazo de tierra del mapa del futuro revolucionario. Habrá sido Martí, de
veras, el “último cubano...?”
Helo aquí, en este párrafo, y, más aún, en el que sigue para despedirse,
braceando su impaciencia, como espléndido atleta que fue, en el mar de su
angustia que linda con la desesperación. Y es que Julio Antonio, naturaleza,
todo él, y carácter, incorporaba la teoría como nervio motor para la acción. Si
la teoría sin acción queda trunca, la acción sin teoría parece tarea de
tajadores, que no de revolucionarios. El marxismo-leninismo —y Mella se
penetró bien,
Figura 11.
El doctor Aldereguía entregando Jas cartas credenciales como Embajador Extraordinario y
Plenipotenciario del Gobierno Revolucionario Cubano al Mariscal Josip Broz Tito,
presidente de la República Federativa Socialista de Yugoslavia.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 183

hasta la médula, del entendimiento indivisible de ambos hombres geniales—


no es un equilibrio entre teoría y acción, ni la ponderación ajustada entre
acción y teoría, es la singular utilización determinada por las circunstancias, la
adecuación —que no es siempre coraje en la acción, y exige otras más que
heroísmo de combatiente—f el método y rumbo, en que se combinan
estrategia y táctica. Fidel, marxista-leninista de cuerpo entero; comandante
marxista, primero, marxista comandante graduado ya, después, resume, y re-
sube, las notas todas, características y señalamiento. La conclusión no salta a
la vista porque asalta y se fija, por el impulso de su pueblo, en el vértice de la
Historia Contemporánea, de América y ei Mundo todo.
José Martí, peregrino de la libertad, de Cuba y su pueblo, encontró en
México calor de hogar, y mano amiga, acogedora y limpia, en Don Manuel
Mercado. Le dejó a México su mensaje y reverencia al indio americano, y a su
autoctonía poderosa y eterna; no menos gratitud fervorosa de hombre cubano,
Mella, también como Martí, su Maestro, encontró en México ocupación, y
cumplió tareas —cada uno a tono con su tiempo histórico— pero Mella dejó su
vida trunca, y sembró su sangre generosa en las calles de la ciudad Capital —
asesinado por los sicarios sin fronteras de Gerardo Machado, la bestia
carnicera— y fue allí que rompió su postrer aliento en tanto que exclamaba
¡muero por la Revolución! ¡Hasta después de muertos somos útiles!
Un día jubiloso, y de las costas mexicanas, salió el Granma afilado hacia la
libertad ¡a conquistar la libertad de Cuba para florecer en campo de amapolas,
en la tierra cubana, no pocos de sus cruzados inmortales, y graduarse de
héroes el puñado de supervivientes que fatigaron la epopeya, mientras
encendían la guerra guerrillera, paso a paso, en duro batallar y desiguales
combates, y rimas de estrofas y décimas con sangre y duelo. Pero el pueblo
hizo suya la guerra, y nutrieron las guerrillas los campesinos y obreros,
estudiantes y profesionales, mujeres y hombres y hasta adolescentes y niños,
de 12 y 14 años; respaldaron legiones a los héroes invencibles y se coronó la
victoria en la cima: Cuba Socialista, Primer Territorio Libre de América. Y
ahora, Cuba, le brinda su ejemplo a sus hermanos de América. Patria o
Muerte ¡Venceremos!
CONSIDERACIONES DE UN MEDICO MARXISTA EN TORNO AL
CONGRESO MEDICO-ESTOMATOLOGICO*
Cuando un país empieza a vivir un ciclo nuevo, una forma de vida
totalmente distinta en todos los aspectos substanciales y básicos, por el
vuelco revolucionario de sus instituciones anacrónicas que frenaban el
desarrollo, e impedían el progreso económico, político, cultural, científico y
técnico, cuando un pueblo dice "¡basta! y echa a andar" “entra en Revolución"
y resuelve desde sí mismo y para sí —por la toma de conciencia que prende y
se extiende— iniciar la fase socialista y recorre dicha etapa erguido y a pasos
de gigante; cuando lo mandan 20 000 muertos apenas sepultados, héroes y
mártires de su última guerra de liberación, lo atrae el futuro por saberse dueño
de su destino y hacedor de su historia, y lo respaldan y ayudan tantas
naciones hermanas, ya liberadas, que escogieron idéntico camino para
alcanzarlo todo, independencia y libertad, bienestar y abundancia
comprendidos, ese pueblo y país, Cuba en este caso, y sólo Cuba hasta ahora
en el Continente Americano, decide transformarlo todo, adaptándolo todo a las
nuevas circunstancias y características nuevas que informan su nueva ideo-
logía: el materialismo dialéctico e histórico en función del pensamiento
marxista-leninista.
Pero como bien expresó Marx, en anticipación genial, “no se trata de
interpretar el mundo sino de transformarlo" y, en consecuencia, las
transformaciones y adaptaciones radicales todas, revolucionarias y desde la
raíz misma, suponen un proceso, implican una adecuación al hombre y su
medio, geográfico, histórico, económico, político, educacional y de cultura, de
tradición y costumbres, para remodelarlos removiéndolos; significan, además
y paralelamente, una conformación lenta y difícil, del hombre y la mujer nue-
vos, en formación y que vienen granando, al régimen e ideología transicional,
hacia el comunismo— tiempo y época más o menos prolongados, indefinidos,
en que les toca vivir y tienen que vivir, desarrollarse y actuar, con sujeción a
normas de conducta ética y

Publicado en el periódico "El mundo" los días 21, 23 y 25 de febrero de 1966.


REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 185

hasta estéticas, de convivencia y solidaridad, de respeto a la dignidad


plena del hombre y su personalidad integral, hábitos de higiene y salud,
principios de educación y cultura, inclinación y amor al trabajo, que no
violenten, y antes prevean y provean la orientación vocacional, despierten la
imaginación y cuiden la capacidad creadora y de investigación.
Si todo esto es cierto en todos los campos de roturación y predios de
siembra, para prepararse y recoger cosechas óptimas, no es menos cierto, a
mi juicio, en todas las ramas del saber y hacer, teoría y práctica, pensamiento
y acción, y no puede serlo menos en las ciencias biológicas en general, que
atañen al hombre esencialmente, como el ser y figura más alto de la escala
zoológica en su evolución y desarrollo.
El hombre se enfrenta —y viene obligado a emprender como su tarea de
culminación— a la dura y renovada batalla de someter a la naturaleza,
domeñarla, y poner sus fuerzas reales, ocultas y potenciales, al servicio de su
vida mejor —de los pueblos y la humanidad—, más saludable y limpia,
próspera y feliz, extendida y ejemplar, y en la misma y pareja medida que
procede a transformar la sociedad entera, apurando ahincada y
revolucionariamente la particular y suya propia, cuando le cabe nacer y mal
vivir en tierra explotada, abatida o subyugada, por el capitalismo imperialismo,
colonialismo neocolonialismo; los pueblos subdesarrollados, o en vías de
desarrollo, como les llaman ahora, especialmente los yanquis, con lenguaje
eufemístico y pseudo dialéctico, a los países expoliados que tratan de
envilecer con su presencia o por su ocupación armada.
Mas para enfrentarse a tan duras tareas, para ir cada uno ai cumplimiento
de su parte, de lo suyo y que le corresponde hacer o intentar, según su
preparación y capacidad natural o adquirida; para ponerse a la obra todos
juntos y esforzarse cada generación en marcar la huella de su vencimiento, de
su labor cumplida; para extraerle a la naturaleza sus frutos, rendirla en función
de servicio y “transformar el mundo’1, el hombre requiere estar sano —sano
desde la cuna y permanecer sano hasta su muerte natural— y entonces sí que
se afirma, y puede levantarse como un postulado, la tan mentada locución
latina: “mens sana in corpore sano" —mente sana en cuerpo sano—• porque
en esta dualidad indivisa por reversible, y única por su interacción recíproca:
soma, sistema nervioso cerebro espinal y autónomo, mente cuerpo, o physis y
psiquis, reside la mejor identificación del hombre, su verdadera diferenciación
y más cabal dimensión humana.
186 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

La Historia de la Medicina en su continuidad, la Epidemiología histórica, y,


más actualmente, cuanto informa la medicina moderna en todos sus capítulos
innúmeros y bibliografía más reciente, nos cuentan y detallan las ingentes
batallas y continuado bregar, desde los tiempos más remotos —los
precursores incluidos de la medicina más antigua y de los pueblos todos, con
el padre Hipócrates como su figura más conocida y representativa, 460 años
antes de J. C. mantenidos por la humanidad: observadores acuciosos, genios
y sabios, investigadores y médicos en general, contra las plagas y pestes,
epidemias y enfermedades que se identificaban o fueron desglosando, en
tanto que las ciencias naturales y biológicas se constituían, le abrieron paso y
nutrían a la ciencia médica propiamente dicha, que crece y se extiende a
partir de los humores, morbos y miasmas, para diferenciarse y progresar en
sus actividades, teoría y práctica, con ritmo creciente y diversificación
multiplicada.
Hoy puede escribirse la historia natural de enfermedades que subsisten y
permanecen endémicas, más o menos reducidas su pre- valencia e
incidencia, morbilidad e infección, mortalidad, letalidad, según el desarrollo
económico y persistencia organizada de una lucha tenaz; pero no erradicadas
todavía de ningún país; hoy puede describirse una enfermedad concreta,
específica —la tuberculosis por ejemplo—, y destacar, a la vez, la situación
epidemiológica vigente para un país determinado; si malvive la fase
epidémica, está en fase de transición o entró ya en la etapa endémica; la con-
clusión se extrae como estudio conjunto y resultado final, de la información
que nos brinda cada uno de los renglones, hasta once pueden enumerarse,
contenidos en la valoración del ciclo epidemiológico correspondiente a dicho
país y contrastado con otras latitudes.
Hoy puede estimarse ya, como incorporada definitivamente a la medicina
moderna, su rama más nueva y promisoria, por la exactitud matemática de
sus planteamientos y los éxitos logrados hasta ahora en su desarrollo
incalculable y abierto al futuro. Viene del añoso tronco, siempre renovado, de
la medicina interna o clínica, de sus gabinetes o laboratorios de investigación
y análisis complementarios, para adentrarse en la órbita y complicado
mecanismo del mundo cibernético. Basta copiar el párrafo inicial del trabajo
“Los Métodos Cibernéticos en la Medicina” publicado en la Revista “El Mundo
Científico” —Vol. VIII No. 3, 1964— por A. A. Vishinesky miembro de la
Academia de Ciencias Médicas de la URSS, el Académico /. Artobolevsky y el
Profesor M. L. Bykhsky, para advertir la extraordinaria importancia que supone
la aplicación del método y ampliación
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 187

inmediata de sus posibilidades; basta haberse leído todo el artículo


mediadamente, para percatarse de las realizaciones y logros alcanzados por
la URSS en este campo sin fronteras de la ciencia y el socialismo científico.
Dice el párrafo; “Es indudable que el progreso futuro de la medicina está
indisolublemente ligado con las últimas realizaciones de las ciencias exactas,
tales como la matemática, la física, y, particularmente, la cibernética. La parte
de la cibernética que se refiere al uso de calculadoras electrónicas en la
medicina clínica es, en opinión nuestra, no sólo de interés teórico sino de gran
significación práctica".
Hoy puede hablarse con todo rigor y énfasis, intención política y expresión
gráfica bien objetiva, de la influencia que tiene y mantiene el ciclo económico
en la enfermedad, y no sólo con signos más o menos entre los sistemas
contrapuestos y antagónicos: capitalista, o producción con fines de lucro y
socialista, o producción con fines de uso; también, y muy acentuadamente,
puede pintarse con subidos colores contrastantes, en el colonialismo neocolo-
nialismo, etapas sucesivas de un mismo sistema subrogado y de explotación,
cuando el capitalismo ahíto se desdobla y desborda en imperialismo brutal
para avasallar, expoliar y someter, a los pueblos más débiles e inermes en su
afán de codicia, expansión política, territorial, y dominio económico.
Pasaron civilizaciones, dinastías, imperios, discurrió el tiempo, bien largo,
de la prehistoria, y entramos en la edad antigua que abre las épocas históricas
—relatos del acontecer y relación, ya cronológica, de hechos, sucesos y
comentarios novelados o de fantasía, filosóficos al uso y costumbre
coetáneos, pero sin asomo del materialismo histórico—, se frustraron, más
tarde, las revoluciones de los Comuneros, España, la holandesa e inglesa de
los siglos XVI y XVII, y advino triunfante la de Francia, 1789, que inició la
liquidación del régimen feudal-absolutista y abre la edad moderna con la
victoria de la burguesía, elevada al poder, la aparición de las máquinas y el
gran impulso industrial de Inglaterra. Ya los Estados Unidos de Norteamérica
se habían constituido en República, y enarbolaban su bandera portadora de
una constelación bien conocida: la de sus pocas estrellas iníciales, solamente
trece, que representaron la aparición del primer estado democrático-burgués
en el mundo americano. Después, en el curso del tiempo, se multiplicarían las
estrellas, atraídas o robadas, y configuraron una suerte de animal raro,
distintivo de su agrupamiento; pero que mucho adelantaba acerca de sus
designios: una como ave de rapiña distinta, con grandes alas desplegadas
siempre y tamañas garras siempre ensangrentadas:
188 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

el monstruo y constelación imperialista U.S.A. —los Estados Unidos de


Norteamérica— que constituyen hoy, y simbolizan, por su organización estatal
y gobierno de poderes omnímodos —aunque sometidos a sus clases
dominantes, monopolios trusts, de quienes proceden, y determinan su
designación— por su auto sobre-estimación delirante, capacidad agresiva y
preparación bélica, enajenación colectiva y degeneración feroz y sanguinaria,
“la última etapa del capitalismo”.
La edad moderna tiene como su expresión más decantada y legítima, y
contiene en su extensión más o menos arbitraria —por encima de toda otra
consideración teórico práctica que la identifique ideológicamente, o intente
definirla—, "todo el período del triunfo, afianzamiento y consolidación, del
capitalismo en los países adelantados”. Así queda enmarcada y abierta por
más de un siglo, y más allá de la guerra franco-prusiana, 1870-71, y de la
Comuna de París, y en disposición para articularse, sin discontinuidad apa-
rente, con la época contemporánea, aunque en su seno y durante su
transcurso, hacia mediados del siglo XIX, para ser más preciso, se produjo un
acontecimiento trascendente, y tan decisivo, que había de cambiar el cauce y
ruta de la historia universal por rumbos hasta entonces insospechados: "Los
grandes jefes y teóricos revolucionarios del proletariado, Carlos Marx y
Federico Engels, crearon la teoría del comunismo científico, y en la séptima
década del mismo siglo se fundó, bajo su dirección, la Primera Internacional.
Cabe afirmar que únicamente aquellos sucesos capaces de transformar la
vida humana, y de muy larga gestación en el seno de las sociedades, como
que se incuban, progresan y aparecen, estallan y triunfan, cuando las
condiciones materiales de existencia se mantienen siempre por debajo de un
nivel mínimo, condiciones infrahumanas de vivir y perdurar; cabe concluir que
sólo acontecimientos tales, llamados a cambiar el destino del hombre por
trazadores de una nueva ruta a la humanidad, verdaderos virajes que maduran
y se imponen desde adentro, ya periclitados una sociedad y sistema caducos y
putrefactos que generan la fuerza y clase surgidas desde sí misma, y que
afloran para derribarlos por la acción revolucionaria, de acuerdo con el
postulado de Marx: “la violencia es la partera de la historia”. Cabe afirmar que
únicamente sucesos como la Revolución de Francia en 1789, alumbradora de
la burguesía como clase y de la democracia burguesa como sistema —
revolucionarios que fueron al principio y por cierto tiempo, paridores de la
cultura, ciencia y técnica
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 189

burguesa, de nada desdeñables— y acontecimientos definitivos como la


Revolución de Rusia en 1917, marcan hitos perennes, y fijan a perpetuidad, el
hasta aquí y desde aquí de los pueblos, que cierran una época decadente y
abren a plenitud una nueva era histórica, interminable esta vez, infinita y
alborozada de esperanzas inmarciables, tantas como sus realizaciones
prodigiosas: ¡la era de los pueblos!
Del infierno abrasador que fue la vida de los pueblos todos, y la tragedia
inenarrable en que malviven tantos pueblos —dos tercios de la humanidad—
apenas si apuntados, se ha malnutrido el mundo del hombre, siempre en
hambre orgánica y trófica, deficitario de proteínas y alimentos reconstructivos,
siempre sediento de libertad y cultura, técnica y ciencia; sumido en la ignoran-
cia, esclavitud, explotación, agónico y maltrecho, agobiado por las
enfermedades, necesidad y miseria, sin techo, abrigo ni pan. Así ha malvivido
milenios, aplastados por la infamia, ignominia y vileza, en humillación y
afrenta, desamparado y triste; así ha sucedido antes y siempre, desde los más
remotos tiempos, ahistóricos, prehistóricos y de la historia recogida, falsa, anti-
científica, hasta el advenimiento del materialismo histórico y triunfo de la
Revolución en Rusia. Mucho sucede aún, ¡cuánto y cómo! en esta edad
contemporánea, de muy difícil remoción, es cierto, aunque posible y viable,
mediante la violencia organizada y sostenida; pero sucede solamente en ese
mundo lóbrego y en descomposición, más impaciente y fiero, que señorea y
expolia el capitalismo imperialismo, colonialismo neocolonialismo.
Si el ser humano es por definición —origen, evolución y vida, pensamiento
y acción— el valor más alto y preciado de su especie impar, y vértice más
sobresaliente de la naturaleza y existir; si el hombre es a la vez sujeto y objeto
de la historia, escrita desde él, por él y para él, parece cuesta arriba llegar al
entendimiento de cómo, e interpretar por qué, vino a ser víctima propiciatoria
de sí mismo, de su propio quehacer y vida, y se despeñó hasta el abismo y
ruina, degradación y servidumbre tales como lo burila el agua fuerte de su
padecer en agonía, sufrimientos y angustias milenarios, que puse de relieve
en párrafo anterior; pero esta es una historia diferente por su base real y
científica; aquí entra en juego, nada menos que el materialismo histórico que
no cree en idealismos, falacias ni abstracciones, vértices conspicuos ni
monsergas, aquí hay que hablar otro lenguaje y dejar hablar a Carlos Marx,
genio y creador. Hay que hablar de “la historia como sucesión de formaciones
sociales" y afirmar en consecuencia:
190 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

‘‘La conclusión de que la historia de la humanidad es una sucesión


consecutiva de formaciones económico-sociales descansa en los
conocimientos fidelignos que poseemos del pasado. La humanidad en su
conjunto ha conocido cuatro formaciones: comunidad primitiva, esclavismo,
feudalismo y capitalismo, y actualmente vive en una época de transición a la
forma siguiente, el comunismo, cuya primera fase es el socialismo". Esta es la
etapa que vive Cuba actualmente, por decisión conjunta de su Pueblo, libre y
soberano, y de su Gobierno Revolucionario, desde el mes de abril de 1961,
víspera del desembarco en Playa Girón y el día en que Fidel proclamó a Cuba
el Primer Territorio Libre y Socialista de América.
Cuando Carlos Marx escribió su Aportación a la Crítica de la Economía
Política, dejó en el prólogo todo un párrafo cincelado, con el relieve eterno de
su genio, y que tan merecidamente se ha reproducido en numerosas
publicaciones por su claridad y concisión de lenguaje, por ser la maravillosa
expresión de una síntesis, la más esclarecedora y ajustada. Dice este párrafo
inmortal: "En la producción social de su vida, los hombres entran en relaciones
determinadas, necesarias, y que no dependen de su voluntad: las relaciones
de producción, que corresponden a determinado grado de desarrollo de sus
fuerzas materiales de producción. El conjunto de estas relaciones de
producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la
que se eleva la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida
material condiciona en general los procesos social, político y espiritual de la
vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, al
contrario, su ser social determina su conciencia. Llegadas a cierto grado de
desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en con-
tradicción con las relaciones de producción existentes, o —lo que es sólo
expresión jurídica de esto— con las relaciones de propiedad dentro de las
cuales se desarrollaron hasta entonces. De formas que eran de desarrollo de
las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en una traba. Entonces
advierte la época de la revolución social. Con el cambio de la base económica,
más o menos rápidamente, se produce la transformación de toda la enorme
superestructura".
En la página 141 del "Manual de Marxismo-Leninismo" libro de Otto V.
Kuusinen y otros, publicado en Cuba y bien difundido entre nosotros se lee: “5.
La ley histórica y la actividad consciente
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 191

de los hombres”. “El desenvolvimiento de la sociedad es un proceso sujeto


a leyes y subordinado a cierta necesidad histórica que no depende de la
voluntad ni la conciencia de los hombres. Conocer esa necesidad y dilucidar
cuáles son las leyes que determinan la marcha de la historia y el modo como
éstas actúan es el fin más importante de la ciencia social, la premisa necesaria
para que las leyes objetivas puedan ser aprovechadas en beneficio de la
sociedad".

—II—
Aquí, a esta altura de mi discurrir, estamos ya en terreno firme y posesión
del hilo discursivo que nos conduce certeramente, como la única orientación
científica capaz de llevarnos a la mejor interpretación histórico-materialista, y
que nos saca de la mano confiados y tranquilos, sin dubitaciones, de cuanto
pudo antojarse un laberinto enmarañado por verborreico.
Luego de este recuento espaciado y repaso necesario, puedo acercarme a
mi intención y tesis médica revolucionaria, y destacar con énfasis, primero,
como el hombre —homo sapiens—, valor el más alto y preciado de su especie
impar, el vértice, el más sobresaliente de la naturaleza y existencia, que
requiere y exige estar sano para entregarse sin fatiga al cumplimiento de su
ardua tarea de culminación —ser sano desde la implantación del óvulo que lo
engendra, en gestación y nacimiento y permanecer sano hasta su muerte, bien
alejada y natural—, no ha conseguido nunca, hasta ahora, ni en latitud o
pueblo alguno del planeta Tierra, aproximarse tan siquiera, a esta realidad
posible y alcanzable que se mantiene remota, marginada en el trasfondo y
dominio de la teoría y especulación.
Se pregunta uno, con ingenuidad médica —de médico común y corriente—
, si al verdadero pueblo, las masas campesinas y obreras, de las llamadas
naciones satisfechas o democracias occidentales, países metrópolis y cabezas
las más visibles y omnipotentes del capitalismo rampante, no le cabe el
derecho legítimo de culpar a sus gobiernos respectivos, de la situación aflictiva
y estado de indefensión en que malvive, y penó siempre, en cuanto toca a su
salud y de los suyos, al límite constreñido, y precario, de protección y cobertu-
ra preventiva asistencial, seguridad social y otras cosas a que lo tienen
reducido bien restringidamente. Claro está que tiene el derecho laríngeo, y,
como pueblo verdadero que creció bajo el signo de nación desarrollada, todos
los otros que supo conquistarse sobre el potro del sacrificio y al precio de su
sangre, que aún le duelen
192 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

por cuanto los recortan y vulneran; pero cree tener los de prensa y libertad
de palabra, asociación y reunión en locales cerrados y plazas públicas; puede
protestar con tónica subida, huelguística inclusive —en tanto no quiera
interpretarse que altera el orden— puede proclamar a gritos en asambleas,
mítines y actos de calle, que su derecho a vivir saludable y producir en
sanidad —hasta con más acentuada plusvalía—, es prácticamente anterior, al
menos paralelo, a su derecho al pan suficiente; pero ¿y qué? ¿Se ha transfor-
mado substancialmente todo esto, cuanto supone y hunde de verdad y a fondo
sus raíces nutricias, económicas, en el oscuro y desalentado vivir que frenó al
proletariado y campesinado como parias, hasta despertar como clase y unirse
bajo la consigna imantada del marxismo, organizarse y vertebrarse en su
partido para su liberación? Aceptó que desapareció en Inglaterra el trabajo
cruel, embru- tecedor, de los niños; que el trabajo esclavista quedó erradicado
en los países capitalistas imperialistas y democracias occidentales de la libre
empresa —pero ¿qué pasa con los negros en los E.U.?—, que se logró la
jornada de ocho horas y otras reivindicaciones adjetivas y complementarias,
tras muy cruentas y enconadas luchas; pero ¿y la explotación del hombre por
el hombre? para no citar más que una llaga, la más pútrida, extendida y
fagedénica, que cubre todo el sistema y llena de oprobio a todo el régimen.
Reaparece ahora, en este mosaico y devanar de meditaciones, mi
referencia anterior a la influencia que tiene, y mantiene, el ciclo económico en
la enfermedad, genéricamente considerada, con la intención de precisar y
ampliar su contenido, al tiempo que rubrico mi pensamiento precedente. En el
sistema de producción capitalista la producción de bienes y servicios
contempla altibajos, fases de hipertrofia y declinación o depresión, y cabe
entenderla; y considerarla, como inestable, sujeta a fluctuaciones, competitiva,
y hasta anárquica. Aun sin entrar en lisis, menos en crisis —para usar tér-
minos médicos—, demuestra, y se comprueba, desempleo permanente,
aunque variable, por más o menos acentuado, e inseguridad social; está
amenazada, la lleva en la sangre con temor, por crisis periódicas fatales; los
salarios oscilan, pendulares que son, o suben y bajan; pero no se determinan
ni están ajustados, adecuadamente, a un nivel mínimo vital —aunque esto es
pura cataplasma; que lo digan los proletarios y campesinos de América
Latina— y abundan, tanto como los “macle in U.S.A.”, los que resultan
insuficientes para subsistir, sobre todo cuando pensamos en el encarecimiento
diario de la vida y nos asomamos con horror, al costo astronómico de la
asistencia médica y hospitalaria. De este paraíso encantado,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 193

y panorama “american way of Ufe" —estilo de vida norteamericano—,


saltan las conclusiones como liebres espantadas; sabemos que, bajo el
sistema de producción capitalista, la nutrición de sus pueblos es deficiente, la
educación de sus pueblos es insuficiente, la vivienda es inadecuada;
sabemos, que todo esto significa enfermedad, y sabemos, también, que
produce todo esto energía humana de baja calidad y más enfermedad, en
consecuencia. Existe aún otra rama, derivada de la enfermedad que conlleva
todo esto, y a que conduce todo bajo el sistema y signo "dollar" de la
producción capitalista. Esta rama derivada se representa por una flecha que
va directa a su blanco en nuestra expresión gráfica; brota de los bajos fondos
donde hierven y se agitan las enfermedades, ebullición de serpientes e infierno
dantesco redivivo en que se multiplica sin cesar, por miríadas y fosforescentes
para destacarse, en su caldo de cultivo del capitalismo, la enajenación y
sicosis. La fecha se levanta en arco para clavarse acusadora, en la entraña del
renglón más alto, que dice las características resumidas, fallas y opinión de la
bolsa de valores acerca de la producción en bienes y servicios. En el ascenso
de su curva, y a tres alturas diferentes, cortan transversalmente la rama y
flecha, frases aclaratorias, complementarias y que explican hechos
colaterales, adiciones y situaciones relacionadas con el tema y que
profundizan el problema; la más inferior comenta: “inversiones cuantiosas en
atención médica de lujo, construcciones, instalaciones, equipos, aparatos,
para las clases que pagan mejor, los privilegiados”. El texto de la frase
intermedia añade: "inversiones asombrosas, unos tres mil millones de “dollars"
para investigaciones dispendiosas, escasamente productivas por no rendir
provecho de buena calificación, y que algún funcionario técnico nominó
despectivamente, a lo yanqui, como “porkbarrel" cuya versión al español,
difícil, puede entenderse: “politiquerías de mano zurda, poco limpias y menos
honestas. La última frase, ya el clavarse la flecha, afirma rotunda y sin más
comentarios: "más enfermedad”.
El esquema contrapuesto y del reverso, también gráfico y de contraste,
que ofrece el campo antagónico, se registra con signos positivos sobre los
mismos términos analizados: En el sistema de producción socialista no se
contemplan fases alternativas, ni negativas, declinación o depresión, porque
toda es planificada con antelación de años, y la producción de bienes y
servicios, también planificada, mantiene su crecimiento de ritmo acelerado, de
acuerdo con los cálculos que señalan y exigen una alza permanente; el
empleo es a plenitud y absoluta la seguridad social. Los salarios aumentan, y
se acercan a satisfacer las necesidades, que contribuyen de por
194 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

mucho, a satisfacer más, los beneficios de que disfruta el trabajador en el


modo comunista de vida; quiere decir, “el modo de vida más rico en contenido,
puro y racional que jamás conocieron los hombres". Una manera tan distinta
de comportarse y vivir, de relacionarse y conducirse en todos los órdenes,
que, únicamente puede condensarse en una frase, tan bien conocida de
nosotros los cubanos, por su generosidad impar y sublimación ejemplar de
humanidad: la solidaridad del campo socialista. Hay que tener en cuenta,
cuando se habla de trabajo y salario en el régimen socialista, los principios que
rigen el sistema. "El principio socialista ‘de cada uno según su capacidad, a
cada uno según su trabajo' estimula al trabajador a elevar sus conocimientos y
su aspiración a elevar la productividad; pero el ritmo de aumento del salario no
puede anticiparse al crecimiento de la productividad del trabajo, sino al
contrario; es la productividad del trabajo la que debe preceder a la elevación
de los salarios”. Cuando se instaura el comunismo, la fase más avanzada a
que se llega por un proceso gradual y sin tregua, el principio “de cada uno
según su capacidad" contiene más substancia en su fórmula por los cambios
producidos, y va a mantenerse inmutable, acompañado de su complementario:
“a cada uno según sus necesidades".
La concepción gráfica expresa, por lo demás, que bajo el sistema de
producción socialista, la nutrición de sus pueblos es suficiente, consumo
calórico, cantidad, calidad; la educación de sus pueblos es ilimitada a todos
los niveles —el total de personas con enseñanza superior superó, en la
URSS, en 1965, la cantidad de 4 500 000, lo que significa 50% más que en
1958; o| número de alumnos de las escuelas, donde cursan ocho grados y
medio, aumentó de 31,3 millones el 58 hasta 45 millones en 1965; el mismo
país es actualmente el primero del mundo en la capacitación de espe-
cialistas—, el problema de la vivienda, segundo en importancia para la
humanidad, después de la paz —así lo califica y estima mi entrañable amigo
José Garciatello, cirujano y sociólogo chileno—, no es ya problema para la
Unión Soviética que ha puesto fin prácticamente, y para siempre, a esta
pústula sangrante y cáncer generalizado, herencia pestilente del capitalismo.
De todo esto se infiere que la energía humana es de alta calidad en la URSS,
se extiende y gana toda la vastedad del campo socialista, 1/3 de la
humanidad, y se concluye afirmativamente: menos enfermedad.
En mi representación gráfica, influencia del ciclo económico en la
enfermedad, también está el trazo curvado que sale del rótulo —
enfermedad— cortado también por tres frases a diferentes altura,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 195

relacionadas con el tema las tres y cuyo texto reza desde la inferior,
primera: “inversiones cuantiosas y en alza para la asistencia médica de todo el
pueblo; gratuita"; segunda: “inversiones de gran magnitud, y en aumento
planificado, para investigación, fomento y previsión de salud pública". La
tercera frase y más alta, afirma rotunda y sin más comentarios: “menos
enfermedad".
No he de referirme a una gráfica que me represento dibujada con sangre y
lágrimas de sangre, flechas envenenadas y ramas de árboles asiáticos,
africanos y americanos, al sur del Río Grande, que separa nuestro continente
de Norteamérica. Este esquema abarcaría en sus trazos y gritos de angustia
una visión apocalíptica de explotación y hambre, enfermedad y muerte,
ignorancia, miseria, desnudez, desamparo, rebeldía, violencia y guerras
guerrilleras de liberación, los bárbaros jinetes que arrasan trepidantes el
mundo subdesarrollado, los pueblos jadeantes que estrangula el colonialismo
neocolonialismo y sus tambores que llaman a la guerra justa.
Basta apuntar tan sólo el nivel mínimo, rasante y en descenso, por su
estabilidad frente al aumento explosivo de población, que señalan los índices
per capita de ingresos en estos países, basta marcar con cifras encendidas de
horror, escalofriantes, la mortalidad infantil por debajo de un año, que asciende
en algunos al 80% —en Sierra Leona mueren ocho niños de cada diez dentro
de los primeros doce meses—, basta repetir que de los tres millones de
víctimas, ¡tres millones! producidas anualmente por una sola enfermedad, la
más social de todas, la tuberculosis, le corresponden a la India medio millón,
para asomarse todavía vendados los ojos, a este universo de espanto.
Hace ya muchos años, en la década del treinta, un hombre superior,
europeo de origen, médico muy cultivado, gran maestro por su sapiencia,
historiador el mejor de la medicina, a mi juicio, escribió dos libros
extraordinarios en su momento y época, entre otros muchos que legó a la
posteridad. Para escribir el primero, que produjo en alemán, tuvo que estudiar
el inglés, visitar y recorrer los Estados Unidos de Norteamérica, sus
universidades y centros de estudios especializados en medicina, y pronunciar
conferencias varias; el libro se tituló “American Medicine'' vertido al inglés. En
la página final se comprometía el autor a escribir otro sobre la medicina so-
viética, y emprendió su preparación para cumplir su promesa; estudió
entonces el idioma ruso y se aplicó al marxismo, por entenderlo imprescindible
a los fines de profundizar en los orígenes auténticos y verdaderas fuentes de
información. La obra apareció en 1937, bajo el epígrafe: “Socialized Medicine
in Soviet Unión" —La Medicina
196 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Socializada en la Unión Soviética. No tardó mucho en ser traducida al español


en Cuba por el doctor López Sánchez, con un prólogo casi mío, copiado, en
gran parte, de una conferencia: "la medicina del futuro”, que pronuncié en la
Academia de Ciencias. Aunque la medicina es indivisible, y única en su
esencia, cuando está enderezada de muy posibles retorcimientos, y cumple su
finalidad más elevada y señera, generosa y humana: proteger y servir al
hombre, "curarlo cuando puede, aliviarlo cuando puede, consolarlo siempre”,
ya caló bien hondo Henry Sigerist, el gran humanista, la divergencia tan
marcada y radical que existe entre ambos métodos y maneras, la misma que
separa entrambos mundos antagónicos, a modo de antípodas con signos
contrarios en todos los órdenes del vivir y hacer, relacionarse y convivir,
agredir y servir. Todo lo soviético obedece consecuente a una filosofía de
sustentación —el marxismo-leninismo; todo lo yanqui obedece a los intereses
de sus clases dominantes, consorcios, trusts, monopolios, determinantes de
su gobierno, capitalista en su esencia y desarrollo, imperialista en su afán
desorbitado de sometimiento y dominio hegemónico. Bien claro que vio
Sigerist en aquel momento —1937— cómo la primacía de la medicina
americana era solamente de instalaciones y equipos, aparatos y útiles, pura
ventaja de industrialización; pero no de preparación científica y organización
de salud para servir al pueblo. Ya pasaron años, y la desventaja, también en
industrialización, invirtió sus signos y se convirtió "en una victoria histórica del
socialismo en la emulación pacífica con el capitalismo en el campo
internacional”.

—III—
¿Qué puede entresacarse de este bien largo parlamento que llevo
escrito?, y menos mal si algún gusano —como apodamos en casa a los
contra— tocado y retocado por mis palabras, o de cortos alcances y
entendedera más corta —conste que no va contra los médicos la puya, ni con
médico alguno—, prefiere calificarlo de hojarasca sin semilla. ¿Qué de utilidad,
pregunta ingenua, de tantas vueltas y revueltas, idas y venidas, en torno al
pensamiento marxista y su materialización leninista en conexión, tan estrecha
que se me antoja, con la ciencia y arte médicos, teoría y práctica de la
medicina? Pero ¿es que no tiene substancia y de la buena, esta meditación,
que no divagar, de un viejo médico marxista? Hace años que me tienta el
tema, tantos que pasaron desde que leí a Prenant, Sigerist y otros, más desde
que fui médico rural, recién graduado, y la mala vida de nuestros guajiros, y la
vida, bien perra del proletariado
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 197

nuestro en la industria azucarera, los ingenios esclavistas de la tierra


cubana —que bien recuerdo aquel amurallado, defendido por fuertes del
tiempo de España, también se llamaba así y ahora España Republicana, con
su barracón infecto y lúgubre y sus campanadas del silencio, a las nueve p.m.
y el ave maría, a las tres de la mañana para levantar a la negrada, casi
esclava que seguía siendo ya en la República, y sus fichas de metal, o vales
de papel, para pagar salarios de hambre que canjeaba en la bodega, única y
española, por mercancías de mala calidad y escasas en el peso— me hicieran
revolucionario para aplicarme al marxismo leyendo a Lenin, Vladimiro llich
Ulianov, cuyos primeros libros empezaron a llegar por los años veinte —¿Qué
hacer?, El Estado y la Revolución, El Imperialismo, Última Etapa del
Capitalismo. Vinieron después, aún en mocedad, mi entrañable amistad con
Mella y Martínez Villena, la Universidad Popular José Martí y mi profesorado
en sus aulas proletarias, enseñando Medicina Social todo el tiempo que la
bestialidad del “asno con garras” le permitió extender y agitar el grito bravío del
Primer Congreso Revolucionario y Nacional Estudiantil, octubre de 1923, en el
eco centuplicado que tronaba ya, alertando, en los centros y organizaciones
revolucionarios del proletariado cubano. Cuanto sobrevino en el curso de los
años, es historia, y toda mala historia, caos y barbarie, tiranía, represión y
sangre, galimatías, robo y prebendaje, encanallamiento y perversión, juego y
rejuego —la ínsula garito, prostíbulo, barra y drogas— y entrega total, hasta el
piojito, cotica, y la cotorrita tropical-colonial bajaba la cabeza, al imperialismo
"dollar". Así era, y todo así, es lo oficial y corrupto de la gobernación, sus
partidos y partidas aventureros, corte de adulones serviles y cohorte de
sargentos politiqueros, "lumpen” y lacra de seguidores y ‘'botelleros”
inmorales, rateros, y buscones de toda laya, espécimen de toda delincuencia
mayor y menor. En lo pueblo verdadero, proletariado más que en despertar,
campesinado más que limpio —como que mandaba en su pobreza aunque
sufría, y cómo, en su explotación— estudiantado más que rebelde e incor-
porado a su tiempo, organismos y centros obreros en general, aunque viciados
algunos por el anarco sindicalismo, de extracción y procedencia españoles, y
Partido Comunista —1925— en marcha y proselitismo, lucha heroica y
desarrollo amplio bajo sus banderas desplegadas, de la hoz y el martillo y la
cubana inmortal al tope; todo cuanto era pueblo de raíz y padecer profundos
aguardaba contraído, cuidando su elasticidad vigilante; reserva incontaminada
de la patria que también nutrían desprendimientos de la pequeña burguesía,
profesionales e intelectuales, probadamente revolucionarios
198 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

todos. Esperaban impacientes, sin saber cómo llamarlo, ese momento que
sí entiende, y sí explica, el materialismo histórico, en que todo converge y se
enciende como estallido y aurora al unísono: el milagro de la Revolución, que
asciende a lo más alto como imponderable de la historia. Esperaban el
Granma y desembarco de sus hombres.
Heme aquí bien situado en el decurso de cuatro décadas y poco más de
un lustro de esta mi vida trajinante; antimperialista sin enmiendas todo el
tiempo, aprendiz de marxista siempre, médico desde que me gradué, antes
de ayer, 1918, aficionado a estudiar, leer y escribir, y escritor frustrado sobre
temas biológicos, filosóficos y de asuntos sociales; pero que adelanta y se
afirma en lo revolucionario y socialista-comunista. De aquí se infiere mi
incidencia repetida sobre el asunto y problema hasta convertirme en reinci-
dente atraído a su vórtice. Recuerdo que en agosto del 62, leí una
conferencia en la Universidad de Oriente bajo el rubro: “Pensamiento Marxista
y Medicina”, no publicada aún, en la que me extendía espacioso, regocijado y
con humor de zaherimiento a los cubanos incomprendidos, por incapaces de
asimilar el fenómeno y proceso que se desentrañaba en su tierra que
abandonaron y abandonan olímpicos y desdeñosos —¡ahí queda eso!”, como
dicen que dijo exclamatorio el "negrito” Garrido, al subir al avión. También
toqué a los médicos, con limón urticante esta vez, con salfumán y creolina a
cuantos se marchaban.
De vuelta a mi preguntar ¿Qué puede deducirse de este parlamento? Y,
¿cuándo planteo mi tesis médica revolucionaria? Quiero responder, primera,
que el fruto viene dado en sí mismo y está diluido en mis tantas cuartillas, que
la nuez es una: epicarpio pétreo, no tanto como el cráneo, y masa gustable,
tanto como la encefálica, cuando nos la presentan con disfraz, empanizada, y
la denominan frituras de seso, en el "menú” más exigente. Hay pues, que
romper la cáscara amarga de mi estilo y manera, para adueñarse del fruto
que, creo, está adentro. Segunda, y de la tesis intento adelantar lo siguiente:
el socialismo y su continuidad, el comunismo, por científicos —ya nadie lo
duda— y resumidores de la única ciencia del hombre a quien proclaman en
su especie impar, y brindan de consumo, su dedicación y desvelos mayores:
lo mejor es el hombre, todo para él y desde él, vienen obligados a
transformar, y aceptan complacidos la encomienda y responsabilidad de
transformar la vida del hombre en lo orgánico, aplicándose a transformar, a la
vez y paralelamente, su medio ecológico, lo ambiental nocivo y agresivo y, en
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 199

general, cuanto lo disminuya, incapacite y rinda, para que sea efec-


tivamente sano, crezca, se mantenga y permanezca sano, desde que es
engendrado, implantación de óvulo sano, recipendiario y recipiente, hasta su
muerte natural orgánica, luego de una muy prolongada vida en actividad y
producción. Puede anticiparse que únicamente la ciencia y técnica creadas
por el comunismo, desarrolladas por el sistema comunista de vida y trabajo,
podrán realizar, materializar estos milagros. ¿Pueden dudarlo, podemos
dudarlo nosotros, que hemos visto, y asistido al surgimiento de las naves
planetarias tripuladas por los cosmonautas soviéticos, y a esa maravilla, no
menor y que abre los viajes interplanetarios, de una nave posándose blan-
damente en la superficie lunar?
Hace siete años que el académico soviético V. A. Obruchev escribió
acerca de cuánto el hombre tiene derecho a esperar de la ciencia y adelantó
entonces: "Alargar la vida del hombre hasta una media de ciento cincuenta
años a doscientos, acabar con las enfermedades infecciosas, reducir al
mínimo a las no infecciosas, vencer a la vejez y el cansancio, aprender a
devolver la vida en los casos de muerte casual y prematura”.
"Colocar al servicio del hombre todas las fuerzas de la naturaleza, la
energía del sol y del viento y el calor del subsuelo; aplicar la energía atómica a
la industria, en los transportes y la construcción; aprender a hacer reservas de
energía y a enviarla a cualquier lugar por procedimientos inalámbricos.
"Prevenir y evitar definitivamente las consecuencias de las calamidades
naturales: inundaciones, huracanes, erupciones volcánicas y sismos.
"Fabricar todos los cuerpos que se conocen en la Tierra hasta los más
complejos —las albúminas— y otros que la naturaleza no posee: más duros
que el diamante, más resistentes al calor que el ladrillo refractario, más
resistentes a la fusión que el tungsteno y el osmio, más flexibles que la seda y
más elásticos que el caucho.
"Obtener nuevas razas de animales y variedades de plantas, que crezcan
más de prisa, que den más carne, leche, cereales, lana, frutas, fibra y madera
para las necesidades de la economía nacional.
"Adaptar y asimilar para la vida zonas ahora improductivas como los
pantanos, montañas, desiertos, la taiga, la tundra y, acaso del fondo del mar.
"Aprender a regir el tiempo, a regular el viento y la temperatura, de la
misma manera que ahora se regulan los ríos, a desplazar
200 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

las nubes y a disponer a voluntad de las lluvias y del sol de la nieve y del
calor.
"Se comprende, comenta Otto V. Kuusinen a continuación de este
programa que parece fantástico a fuer de prodigioso, que la ciencia no habrá
agotado sus posibilidades ni aun después de haber dado cima a estas
formidables tareas. No hay ni puede haber límite a la inteligencia del hombre,
siempre deseoso de saber, ni a su aspiración a servirse de las fuerzas de la
naturaleza y a dominar todos sus secretos.
"Jamás dejarán tampoco los hombres de esforzarse por perfeccionar la
organización de la sociedad en que viven: las formas de la administración
social, el modo de vida y las normas humanas de relación y convivencia.
¡"Y qué campo infinito se abre ante la sociedad comunista en cuanto al
desarrollo de las facultades y la personalidad de todos sus miembros, el
perfeccionamiento físico y espiritual de los propios hombres!
"El ascenso hacia las resplandecientes cumbres de la civilización
comunista generará siempre en los hombres manantiales de fuerza de
voluntad e inteligencia, de impulsos creadores, de valor y de esa energía que
es el origen y fuente de la vida".
No pude sustraerme a copiar íntegro este magnífico final, que cierra el
libro apasionante del autor, bellos párrafos que nos dicen su fe y confianza en
el hombre nuevo, transfigurado, que surge y se forma en la nueva sociedad
socialista-comunista para alcanzar la cima mientras forja la civilización
comunista. En la base de esta pirámide descansan los inmortales creadores
Marx y Engels, y el gran realizador inmortal, Vladimiro llich, Lenin.
Me resta ahora, para terminar, una leve pincelada sobre el momento que
vimos complacidos los médicos cubanos, cada uno de los 6 286 que
actualmente trabajan en Cuba, aunque es menor no mucho menor el número
de los que no trabajan para el pueblo cubano, y ejercen "pro domo sua" —en
su provecho— y para su clientela privada. Se me ocurre que alguien, algún
gusano, de Miami Fla., formule la pregunta y, ¿cuántos han pedido salida?
Esos no cuentan, porque no contamos ya con ellos desde que llenaron su
planilla y tan no contamos que han quedado excluidos de toda posible
participación, inscripción incluida, en las tareas del Congreso Médico que
estamos celebrando con éxito sin precedencia, y más allá de todo
encarecimiento y ponderación. Además, y para darle tema a los gusanos, que
no tienen ya por dónde cortar o recortar, se les ha rebajado la categoría a
todas las planillas, si ostentaban cargos de responsabilidad: si eran jefes de
clínica, subdirectores, etc., pasaron a
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 201

ocupar cargos inferiores, y, algunos se movieron hacia el campo para que


respirasen mejor al aire libre, en atmósfera menos contaminada que la
capitalina. Sepa y anote el posible contendiente, cómo aumentan nuestras
reservas médicas con dos Escuelas de Medicina funcionando, Habana y
Oriente, que revierten más graduados cada año, y apunte, como histérico más
que enajenado, recopilador y cotejador de datos, que el número de hospitales
es ahora, 1965, de 159 frente a los 87 mal atendidos de antes; que el número
de ellos con docencia es de 23 contra 4 en el 58, y las camas para docencia
de 10 mil frente a 1 565. Si el gusano de mi cuento no se arrastra tanto, si no
levanta con frecuencia su cabeza de ofidio para hincar y expeler su veneno, le
prometo cuantas cifras y pormenores estadísticos requiera para que rabie en
la distancia.
r y

El doctor Aldereguía fue un destaca conferencista. En la


do orado foto desarrollando una de sus

valiosas conferencias científicas o culturales.


FIJACION HISTORICO-REVOLUCIONARIA DEL 30 DE SEPTIEMBRE*
Compañeros del Instituto Julio Antonio Mella y amables invitados:
La última vez que comparecí desde este estrado y ante el auditorio
familiar y amigo, habitual y de costumbre, que nos anima en el cumplimiento
de tareas siempre gratas —programadas por nuestro Instituto—, aún nos
alentaba con su sonrisa dolorida y triste de los últimos tiempos, y su tesón
inquebrantable de Maestro que no sabe rendirse —ni en su lección agónica y
postrera aquella figura de aguzados perfiles que aguijoneaban una muy clara
inteligencia y cultivado talento, tan penetrada de vasta cultura y la única
sustancia revolucionaria verdadera y genuina: el marxismo-leninismo. Aquel
hombre ejemplar, argentino de cuna y formación, y cubano ya de entrega y
sentimientos, que fue nuestro Secretario General hasta su muerte tan
sentida: gran animador del Instituto Julio Antonio Mella, y su trabajador de
vanguardia, proclamado y permanente.
Cuando le dijimos adiós a Gaspar Mortillaro, junto a la tumba que le
deparó, en su panteón, la Universidad de La Habana —tan suya por amada
en la gloriosa tradición heroica y manantial perenne de holocausto que
borbotea en su colina— y a la que dedicó Mortillaro ya doliente, sus horas
más angustiosas, y no menos creadoras, de Profesor y Maestro en aquel
solemne momento de su adiós postrimero, alcancé a pronunciar una oración
laica en que se hilvanaban palabras rotas de emoción por despedida
fraterna, y arrancamiento cruel de nuestro lado, de quien fuera amigo
consecuente y leal del pueblo cubano y su Revolución, y tan amigo de todos
nosotros, sus íntimos, y compañeros en esta laboriosa dedicación de alzar
bien destacados, y para siempre, a nuestros muertos mejores de esta época
contemporánea, hasta llevarlos a la altura primaveral inmarcesible, y traerlos,
vivos y actuantes, a la hora actual y palingenesia irreversibles de Cuba
independiente y soberana, socialista y primer territorio libre de América. ¡Qué
tarea más empeñosa y obra culminante,

Conferencia Brindada el 8 de octubre de 1966 en el Anfiteatro


"Manuel Sanguily" de la Universidad de la Habana.
204 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

emprendidas con vehemente afán, éstas de poner a trabajar ahora, en


sus obras truncadas, a todos nuestros muertos jóvenes y de ideología
marxista-leninista bajo la égida de Mella, pensamiento y acción, la invocación
de José Martí, precursor y Apóstol, y la comandancia y rectoría de Fidel,
realizador consecuente y triunfante en plenitud de vigencia que recapitula,
impone y ordena, sobre la marcha de la guerra, las contingencias, vicisitudes
y dificultades de una paz mantenida a toda costa, aunque con las armas
listas y a la manera del bayardo camagüeyano —Mayor General Ignacio
Agra- monte y Loynaz— sin miedo ni tacha —contra la barbarie desorbitada
del imperialismo que se desvela por acogotarnos con su bloqueo infamante y
acribillado, y se desvive por atomizarnos esparcidos en cenizas al viento de
nuestra América— con todo y la situación, situaciones internacionales mejor,
cambiantes como una veleta en inminencia de huracán; pero atento Fidel a
su brújula de gran comandante marxista-leninista, apoyado por la solidaridad
del internacionalismo proletario y confiado en su nave imbatible de pueblo,
lleva el timón que obedece presto a su elasticidad vigilante y surca el Caribe
tormentoso, y salva los escollos, en seguimiento de su faro luminoso y puerto
seguro. Allí donde le aclaman victorioso —y no aguardan ya, por satisfechas
y cumplidas, las vivencias y apetencias todas de su pueblo inmortal. El
pueblo que supo parir a su hora a José Martí para que le clavara a lo largo de
su vida, y por siempre con su muerte, todo su ideario en carne viva —
impronta de muchos volúmenes escritos con caracteres de fuego en agonía y
deber. El pueblo que parió a Julio Antonio Mella, también a su hora de
precursor, y para que actualizara, removiéndolo en teoría y acción, el ideario
y pensamiento martiano —acentuados ahora de ideología marxista-leninista
y rubricados en las calles de México con su generosa sangre. El pueblo que
parió a Fidel Castro, no menos a su hora precisa —acordados nacimiento y
momento al horario afilado de su tierra y pueblo, en gestación inminente y
madurez solemne— y para que trasmutara y fundiera Fidel, el todo y
pensamiento de Martí y de Mella en conciencia de clase —desde sí y para
sí—, substancia de masas revolucionarias apercibidas y resueltas, y coraje
contagioso y colectivo, esperanza cierta y fe en la victoria definitiva y total por
el camino único del socialismo que enfila al comunismo, y va derechamente
al comunismo, como su ruta y meta inmutables y sin desvíos posibles.
Pasó poco tiempo del deceso de Gaspar Mortillaro, tres meses apenas, y
resonó, lúgubre de nuevo, el toque conjunto del dolor y la muerte a las
puertas de la Universidad de La Habana y el Instituto Julio Antonio Mella.
Ambiciosa a la par que sombría era la llamada
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 205

esta vez. Reclamaba la muerte para sí, nada menos que a todo un
grande de su Alma Mater, y muy firme y enhiesto puntal de la bicentenaria
Casa, siempre que amenazó el vendaval con arrasarla desde afuera, y
metiéndose huracanado en su colina y predio, aulas, laboratorios y museos,
que le estaban vedados a la fuerza pública y brutalidad castrense —las
dictaduras y tiranías sangrientas del bestiario Machado-Batista, y antes,
solapado y no menos ladrón, mañoso y picaro, tanto como astuto y taimado,
el inverecundo de Alfredo Zayas y Alfonso, también presidente que fue del
desgobierno seudo-republicano de aquellos tiempos todos.
Otras veces, y no pocas, aquel puntal recio, de carácter y hombría tan
cubanos, y fibra patriótica muy hecha, que le venía de su sangre mambisa,
acendrada en su vida limpia y clara de Maestro, profesor, investigador y
eticista, ensayista lúcido, y escritor pulcro de pulido estilo, hubo de asomarse
con náuseas y de puertas adentro de la casa académica, facultades y
escuelas, a las cosas pequeñas y ruines de los hombres de entonces, y que
ocupaban posiciones de estrado y supuesto nivel representativo en la
ciencia, las letras y la técnica: rectores que fueron decanos, profesores titula-
res, auxiliares de cátedra, gentes, en fin, que debieron ser mentores y
maestros por su calidad moral y profesores por su preparación y cultura
superiores. Y, ¡qué pobreza de espíritu y baja calidad humana demostraron
tantos! ¡Qué escasos andaban de patriotismo, de sensibilidad cívica y
dignidad ciudadana! ¡Cuánta ambición mezquina, y afán de enriquecimiento,
entre los profesores de medicina y derecho especialmente, cultivadores de
sus consultas privadas y atentos a su contadora los primeros; y los
abogados, profesores de leves, bien apegados a sus renombrados bufetes,
tan culpables de la penetración y desgarramiento consiguiente del capitalis-
mo yanqui, sancionadores del latifundio y la geofagia! ¡Qué desconocimiento
hasta de sus materias y especialidades en algunos, y, en casi todos del dolor
cubano, enraizado en la explotación, miseria y servidumbre! ¡Qué
indiferencia y apatía, —cuando no voracidad insaciable— por la cosa pública
y los dineros del pueblo, por la economía nacional en sustracción y fuga al
extranjero, sometida al yugo estrangulador del capitalismo financiero y
bancario, y en desmedro y empobrecimiento; por la política y ciencia del
gobierno, deletéreas y corruptas! ¡Qué aversión o entrega por su partici-
pación de “padres de la patria", senadores y representantes algunos que
otros profesores universitarios! ¡Qué desgano ayuno de curiosidad por la
cultura entrada en decadencia, qué desmayo, ineptitud y alas cortas para la
investigación creadora; qué de reaccionarios y miopes corraleros, uncidos a
su clase de las tres burguesías
206 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y un solo signo crematístico conjugado al "dollar"; qué mínimo y


descuidado interés por la educación y la salud de su pueblo cuando la sabían
—tenían que saberla o sospecharla— en crisis, desarticulada o deshecha la
enseñanza de todos los grados, tipos y modalidades, y sumida en el caos la
escuela pública, y conocían la insuficiencia de una medicina asistencial
recortada en todos sus aspectos esenciales, clínicos o camas, de medios
auxiliares de diagnóstico, gabinetes, instrumental, materiales y equipos;
acantonada en las ciudades y pueblos de acuerdo a su importancia, pero
nunca abundante ni adecuada a sus necesidades, y menos óptima o de
reconocida calidad; mal dotados los hospitales, sanatorios, casas de
socorros y establecimientos especializados de personal profesional, auxiliar,
administrativo y de servicios, y peor pagados los sueldos y salarios! La
atención médica no existía en las áreas rurales. Faltaban las medicinas y
drogas, y tenían que comprarlas los pacientes, generalmente. De medicina
preventiva más vale no hablar, que estábamos en cueros y sin pañales. Que
así andaban las cosas y actividades desviadas de aquellos gobiernos
bipartidarios o en fraccionamiento multiplicado y sólo uno contra el bien
común, la ciudadanía y la decencia, que se alcanzaron más que sucedieron,
dando tumbos, y en marcha cerebelosa, sobrepasándose en el crimen,
latrocinio, robo y pillaje, injusticias y atropellos, a lo largo y ancho de la
república y en la continuidad desesperante, tanto como desesperada, de
muchos y cruentos años, los mismos que padecimos desde el infausto 20 de
mayo de 1902 —que más vale no recordar— hasta el amanecer de año
nuevo y vida nueva del primero de enero de 1959, fecha luminosa de nuestra
afirmación como pueblo libre y nación independiente y soberana.
Con todo y lo apuntado a modo de boceto, pálido en sus tintes —que la
realidad de los hechos y sucesos fue terriblemente desoladora, trágica y
sombría; con todo y lo acaecido en el tiempo y época de sacudimientos
telúricos por económicos, políticos, culturales y educacionales, jurídicos y
morales, cívicos y de la ciudadanía, bélicos y de levantamientos, rebeliones
y golpes de estado; con todo y lo escrito, casi ni reseña y menos efemérides,
que sucinto queda, la elevada casa de altos estudios —situada en su
colina— Universidad Nacional primero y antes, de La Habana después— no
se conmovió en sus cimientos, aunque sintió, y cómo, las sacudidas
exteriores e internas, y avivó gozosa su desposorio con la juventud,
rendimiento amoroso y entrega sin reserva a la rebelde juventud que
amamantaba a sus pechos ubérrimos, y cuyo primer episodio y gestación
heroica, procedían de un estudiante suyo y másculo, deportista cuajado en
revolucionario, antimperialista
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 207

de arrancada, como todos nosotros los del grupo inicial, marxista-


leninista de inmediato, y comunista para siempre —de por vida, muerto
asesinado y resurrecto ahora para la inmortalidad— quien le clavó su
impronta a la tan amada y Alma Máter —enero de 1923— y entró en
fecundación renovada, rebeldía y Revolución, y nueva vida desde entonces
y aquel su día inmarcesible, hasta coronarla ya fundida a su pueblo y en los
brazos de su pueblo libre. Pudo José Martí, poeta intuidor y Apóstol, afirmar
con el pensamiento puesto en su tierra fijamente: "Un pueblo que entra en
Revolución no sale de ella hasta que la corona”. Pudo Julio Antonio Mella
dejar escrito con su pensamiento marxista-leninista puesto, no menos
fijamente, en las Universidades de la América nuestra: la Universidad Latino-
americana que entre en Revolución no sale de ella hasta que la corona,
porque bien sabía Mella que las Universidades nuestras en su entraña
estudiantil, ganan y toman conciencia en sí, desde sí y para sus pueblos, y
tan pronto como les grana la conciencia antiimperialista que deviene
temprano, y en seguida, en pensamiento marxista- leninista, corren al
pueblo, se ligan a las organizaciones sindicales y su partido comunista de
vanguardia y entran en la lucha armada Intuidores —o sabedores, porque lo
dijo Carlos Marx— de que "la violencia es la partera de la historia”. Mella,
líder estudiantil universitario, y alma y guía del primer movimiento estudiantil
revolucionario de la por entonces Universidad Nacional nuestra en enero de
1923 —que se conoce y recuerda por su nombre, la huelga revolucionaria de
Mella— nervio y motor Julio Antonio del Primer Congreso Revolucionario de
Estudiantes, celebrado en el Aula Magna de la Universidad Nacional en
octubre del propio año, 1923, que reunió en su seno la representación de la
casi totalidad de los estudiantes cubanos de todas las tendencias y
creencias, escuelas oficiales y del estado, privadas y religiosas, y en cuyas
sesiones memorables y encendidos debates se tomaron acuerdos, bien des-
tacados por su contenido antiimperialista, de acercamiento y contacto con el
proletariado y sus organizaciones militantes, Incluida la de pedirle al
gobierno de layas, el establecimiento de relaciones diplomáticas con la Rusia
Socialista de Lenin, y que creó el Congreso, por iniciativa del propio Mella, la
Universidad Popular José Martí, iniciando sus clases, profesadas por
estudiantes y graduados revolucionarios, en el mes de noviembre, apenas
clausurado el Congreso, en las aulas y locales de la Universidad con
alumnos obreros y campesinos; Mella cofundador del Partido Comunista de
Cuba en agosto del año 25 y su Secretario de Organización y Propaganda.
Mella, luchador incansable, carácter adamantino y arquetipo de la juventud
cubana de todos los tiempos, escritor y ensayista,
208 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

organizador infatigable, y precursor del pensamiento marxista-leninista


en su patria, el primero de entre los jóvenes de su generación —nació en
marzo 25 de 1903— asesinado a los 26 años aún no cumplidos, por orden
del “asno con garras” Gerardo Machado y Morales, "asesino sin fronteras”,
con la aprobación y complacencia, y hasta posible complicidad del
imperialismo yanqui, cuando se afirmaba como líder continental de los
pueblos oprimidos y explotados de la Patria Grande —Nuestra América la
llamó José Martí. La tierra infinita y promisoria, por la que supieron luchar y
morir: Hidalgo, Morelos y Juárez, José Martí, Máximo Gómez y Antonio
Maceo, Hostos y Albizu Campos, Morazán, Santander y Artigas, José de
San Martín y Simón Bolívar, y tantos otros héroes, capitanes y estadistas de
todas sus latitudes y países, igualmente dignos de mención, gratitud y
recuerdo.
Ya Julio Antonio Mella quedaba sembrado en su Universidad, la que
despertó y echó a andar, sacándola de su letargía semicolonial, y luego de
su expulsión por las fuerzas oscuras amedrentadas de su presencia, tan
pronto empezaron obstinadas a levantar las cien cabezas de su hidra
maldita; pero quedó sembrado como semilla rebelde y ejemplo imborrable, a
memorar por todas las generaciones sucesivas de estudiantes que
invadieran la casa con sus libros y apuntes, afanes, inquietudes, pasiones,
rebeldía y ambiciones. Cristalizó Mella en el espejo, pulido y limpio, al que
debía asomarse todo joven capaz de enfrentarse a la vida —vida de su
tiempo y tiempo de su vida— con el ánimo esforzado y tenso de lograr, al-
canzándola la plenitud física, moral e intelectual: llegar a ser y hacerse
hombre total. Capaz de entender e interpretar los graves problemas de la
hora, de su pueblo y del mundo; capaz de apasionarse indignado, hasta el
enlistamiento y militancia fieros, para liquidar la injusticia y explotación del
hombre por el hombre, y su causa determinante que las mantiene y hace
perdurar, y trata de extenderlas más y más por todos los medios de que
dispone con prodigalidad y abundancia, además de su ferocidad sin medida
ni límites, al capitalismo imperialismo —los "dollars" y su penetración,
espionaje, subversión y persecución, sabotaje, sublevaciones, invasiones y
golpes de estado, crímenes, torturas y prisiones, bloqueos y guerras
bárbaras sin declarar, ¡que lo atestigüen Cuba, Santo Domingo y Viet Nam
martirizada!
Cuando queda de Mella su recuerdo, machihembrada su obra y clavada
su época a la Universidad Nacional, como un jalón limitante, y de arrancada
a la vez, que dijera el visitante viajero y alumnos de la colina. ¡Hasta aquí lo
otro y el pasado! ¡Mella y su época desde aquí! Cuando la figura atlética de
aquel joven gallardo y bien plantado,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 209

que respiraba hombría, empezaba a desdibujarse para entrar en la


fábula y la mitología de lo universitario trascendental, ya transitaba por los
claustros y aulas, y se acogía a la umbría rumorosa del patio de los laureles,
desposado que se había con su Alma Máter, a ¡Patria o Muerte! —diríamos
ahora— de por vida, fue la decisión y voto laico de aquel joven reposado y
modesto, Elias En- traigo y Vallina, otro estudiante que haría historia —la
suya y personal autobiográfica, tan rica de contenido y substancia,
ardimiento patrio y ahincado trabajar, casi no lo sabía de puro no evocarla en
cronología y repaso, y decidido a no escribirla nunca. Si una de sus grandes
tareas en seguimiento imantado de su vocación, fue la historiografía, y el
ahondar sabueso en lo raigal y de formación del pensamiento cubano, y
transculturación etnológica en las dos razas y culturas basales de nuestro
proceso sociológico. Si uno de sus grandes afanes y vehemente propósito
fue dejarnos, más que estampas y siluetas, estudios biográficos
interpretativos de cubanos ejemplares enmarcados en su tiempo y época,
investigaciones y análisis exhaustivos en su torno, alcance y proyecciones
de su prédica, quehacer y pensamiento. Y así quedó vaciado en el metal de
su obra multiplicada en volúmenes, libros y ensayos de muy subidos
quilates, tales como “el largo examen de la obra y la vida de Don José
Silverio Jorrín, que Chacón y Calvo, a quien copio, considera una nítida
semblanza". Continúa Chacón: “El último libro publicado por el maestro
recientemente desaparecido es el titulado ‘Algunas facetas de Varona'. La
ilusión de Entralgo era la de llevar a término una biografía con moderno
espíritu del gran escritor y repúblico. Dejó copiosos materiales para esta
labor. Un testimonio de lo que hubiera sido este homenaje al gran maestro,
nos la da esta serie de estudios reunidos en ‘Algunas facetas de Varona’.
Uno de los más notables es el titulado “La genuina labor periodística de Enri-
que José Varona, Entralgo realiza una minuciosa investigación en ‘Patria’, el
periódico de Marti, que al venir el Apóstol a la Guerra del 95 —la justamente
llamada ‘Revolución de Martí', queda bajo la dirección del filósofo de los
cursos libres”. Hasta aquí Chacóm y Calvo. Salvador Bueno, en su
emocionado artículo: “Nuestro profesor Elias Entralgo” —publicado en “El
Mundo” el martes 6 de septiembre día en que fue enterrado nuestro
entrañable amigo— escribe: "Interesado en desentrañar la vida y las obras
de los grandes cubanos del siglo XIX, como Domingo del Monte, José
Silverio Jorrín y Luz Caballero dedicó especial atención a Enrique José Va-
rona. Varios de sus trabajos sobre aquel gran patriota y escritor fueron
agrupados en un volumen ‘Algunas facetas de Varona’,
210 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

que apareció el año pasado publicado por la Comisión Nacional Cubana


de la UNESCO”.
Continúa Bueno: “Junto a esta tarea fundamental, el profesor Elias
Entralgo realizó ahincador análisis de la sociedad cubana. Durante muchos
años desempeñó en la Universidad la cátedra de Sociología Cubana. Sobre
nuestra comunidad insular, sobre la psicología individual y social de los
cubanos, escribió obras de mucha enjundia. Ahí están como testimonio su
libro ‘La liberación étnica cubana' (1953); sus ensayos 'Períoca sociográfica
de la cubanidad. Apuntes caracterológicos del léxico cubano’, etc.
Mencionemos, igualmente, sus trabajos en torno a la personalidad de Emilio
Bobadilla, Fray Candil".
Loló de la Torriente, en el mismo periódico y día, dejó constancia de su
pena y la generalizó justamente, con estas palabras iníciales de su dolorido y
bello artículo: “El profundo sentimiento de dolor que produce el deceso del
doctor Elias Entralgo Vallina no puede limitarse al ámbito universitario en el
que vivió y trabajó, lleno de entusiasmo y fervor, casi toda su vida; primero,
como alumno eminente; después, como profesor y Decano de la Facultad de
Humanidades en la que puso de relieve su capacidad intelectual, su
modestia, virtud y honestidad personal. El duelo que su muerte produce
rompe los límites docentes para convertirse en dolencia de todo el pueblo
cubano al que Elias estaba íntimamente vinculado y junto al que buscó, y
sorprendió, las ligazones que estrechan, modifican y expresan las
modulaciones de nuestro carácter en el marco de las convivencias
humanas".
“Por su contacto con el pueblo el profesor pasó a ser ciudadano universal
de su suelo natal. Conocido por todos, respetado y atendido, era
representativo de una generación madura (había nacido en 1903) que tenía
en él a uno de sus trabajadores más activos y fecundos"...
De Sergio Aguirre, que le conoció bien y fue alumno suyo, identificados
que anduvieron en sus aficiones parejas de estudiosos historiógrafos, por los
caminos, que sí conducen, del materialismo histórico; pesquisidores ambos
bien pertrechados de la mejor arma y herramienta, el materialismo dialéctico;
buenos catadores —también de vista, olfato, oído y tacto marxista-leninista—
de los fenómenos en su concatenación, subordinación y determinación, de la
bibliografía en sus fuentes mejor orientadas, de lo ahistórico, antihistórico, la
historicidad y la única historia que no es sólo indagar, bucear, rastrear,
husmear, vaciar archivos y quemarse las pestañas, con todo y ser todo esa
parte, y no desdeñable, de la investigación histórica. Historia, y legítima
historia, es todo el áureo filón y muy
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 211

querido papeleo —centón saturado de patria y muy suyo propio, de su


pensamiento y cosecha— de aquel gran cubano perenne, que seguirá
siendo porque lo fue de raíz, y nuestro primer pensador antimperialista
coherente y sistemático, en el tiempo y su continuidad, que es Emilio fíoig de
Leuchsenring —nuestro Emilito bien amado. Historia, genuina y cubanísima
historia, es la de Ramiro Guerra y Sánchez, guajiro sabio y tan metido en su
tierra que sigue sorbiéndole el jugo histórico, depurado y certero de su
objetivación, tanto como crece y florece, aun y todavía, desde su plantío y
tan verde sitio de labor. Este Ramiro amigo, tan llano y cordial, eminente y
sencillo hasta la minimidad, laborioso y fecundo, que desconoce haberse
ganado la inmortalidad cubana, cuando menos, y el reposo plácido cabe la
sombra de aquel árbol centenario, más de su imaginación que del agro,
aunque lo ve trenzado y de copa inmensa, como la del más grande algarrobo
y desmedida salvadera. El árbol aquel que se ganó, por merecerlas, las muy
bellas páginas de un su libro deleitoso, en que se mecen amables recuerdos
familiares y de la época, encendidos fulgores de la guerra que arrasó
nuestros campos —la tea incendiaria y purificadora de Gómez y Maceo—, y
asistimos, prendidos de curiosidad, al decurso del agro cubano, su historia y
proceso vivos, amargos, clamadores, desde el apartado rincón de un sitio de
labor campesino que no consigue apartarse de la vorágine. Historia es,
finalmente —y para terminar tan dilatada digresión—, la que alcanzó a
escribir con gran éxito, y guiado por el materialismo histórico hasta el ovillo y
almendra —que guardaban celosos los respectivos archivos de la Rusia
zarista y bien nutrida biblioteca de Washington—, un bien documentado y no-
table investigador soviético —cuya identificación lamento no poder brindarles
para que lo recuerden en gratitud patriótica y cubana. Este historiógrafo de
cuerpo entero ha demostrado, con pruebas fehacientes, irrebatibles, que la
mal llamada, con toda intención, guerra hispanoamericana fue, y es, la
primera guerra imperialista de la historia. Hay que esforzarse en la enmienda
del error acusado porque fue muy guerra nuestra, y tan nuestra que
salvamos al ejército yanqui, prácticamente acantonado que permanecía, del
desastre —en camino de morir de fiebre tifoidea que ya diezmaba a sus
hombres en brote epidémico. El ejército desembarcado en Cuba no ascendía
a más de 23 000 combatientes, manejados por un estado mayor, bien
menor, que desconocía muchas cosas esenciales acerca de la contienda
que se libraba en Cuba, y con un general tan insolente como bruto. Para
liquidar los restos desmoralizados del ejército español, se bastaban las
fuerzas mambisas con su moral de victoria que templaba sus aceros bien
afilados y obedientes al clarín
212 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

de órdenes cuando tocaba ¡a degüello! Tuvieron que llevar los cubanos


la vanguardia en el ataque para alcanzar el triunfo y recibir, en cambio, la
humillación final. Más de uno se pregunta aún ¿por qué no arremetieron los
mambises contra los dos bandos, los españoles en derrota y los yanquis
maltrechos?
Historia fue siempre, y buena historia, la que enseñó el Maestro y
profesor Elias Entralgo en su cátedra de Historia de Cuba de la Universidad,
la que escribió en desvelo y tesón mantenidos, y en miles de cuartillas
llevadas al libro, monografías y ensayos para que aprendieran sus alumnos, y
la juventud toda, que sí teníamos una historia inédita, muy larga y gloriosa
que hizo este pueblo macho al precio de su sangre, no la viciada y mentirosa
que enseñaron los curas españoles, reaccionarios y resentidos, en sus
colegios religiosos y para consumo de sus niños bien, y barniz de cultura
prendida con alfileres de escapularios y detentes. Los muchachos belemitas
eran de los más representativos, y cómo se paladeaban aquellas
"Asociaciones de Antiguos Alumnos” (así lo escribían con capitales o todas
mayúsculas) de las posiciones que ocupaban sus miembros y graduados:
gobernantes, senadores y representantes, profesores de todo tipo, módico de
fama y dorada clientela, abogados de grandes bufetes que representaban
firmas americanas muy sólidas, con sede en Wall Street: pero ¿no se
alborotó el cotarro de Belén cuando Fidel entró victorioso en La Habana, y
afirmaban a los cuatro vientos que había pasado por sus aulas? Muy pronto
recularon contra la pared con intención de embestida contrarrevolucionaria, y
sobrevino lo que todo el mundo conoce. Pero ¿no recuerdan las misas,
procesiones, sermones y petitorias; aquella demostración provocadora con la
virgen mulata al frente; la conducta de aquel monseñor con sus monsergas,
delegado que se decía del señor Vicario y oficiante en la iglesia de Salud y
Manrique, de prosapia y familia camagüeyanas, por más señas? Y ¿qué
pasó? Se fueron los más con viento de popa y cuantos decidieron quedarse
hincaron el pico, aunque conspiran en voz baja y alientan a su gusanera.
Decía que Sergio Aguirre, historiador de buena estampa por firme asidor
del hilo singular de Ariadna —el materialismo histórico— escribió en el
periódico Granma, domingo 11 de septiembre, un panegírico ceñido a las
excelencias y virtudes sobresalientes —dechado que era su persona entera
por su carácter adamantino, conducta y comportamiento, physis y psiquis de
Elias Entralgo. En esta su apología, sincera y limpia, Aguirre frena su
emoción difícilmente, para hablarnos de su amigo y maestro y nos dice: "No
se concibe la Universidad de La Habana sin Elias Entralgo... Durante
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 213

muchos años estuvo implícita la presencia del profesor de Historia de


Cuba en sus calles, sus aulas y corredores, para que pueda admitirse
fríamente que todo pasó ya. Como una roca de valores éticos, académicos y
revolucionarios, a lo largo de un tercio de siglo, Entralgo sujetó con su
palabra a millares y millares de estudiantes; oleadas sucesivas que fueron
invadiendo la gran escalinata. Los sujetó para la meditación, el estudio y el
ejemplo cívico, no para contenerles el brío renovador. ¡Curioso alquimista!
Sonreía cuando era acusado por alguien de haber sido fabricante de
“elementos subversivos”. Él, estampa de equilibrio, del juicio mesurado de la
valoración cuidadosa; él, que logró alcanzar un señorío como jamás he visto
sobre sus propias emociones... Poseía una de las modestias más intrínsecas
que se puede imaginar, unida a sincera admiración por el mérito ajeno. No
era hombre que se sintiese cómodo en los primeros planos. . . Pero le
vibraba una fibra excepcional de maestro. Cuando fui su alumno por primera
vez, durante el curso 1938-39, en el tercer año de Filosofía y Letras, recordé
a Luz y Caballero: "Instruir puede cualquiera; educar sólo quien sea un
evangelio vivo”. Fue Entralgo, irreligioso, un “evangelio vivo”... Se deleitaba
acercándose a la honradez, como otros huelen las flores.. . Sin ser hombre
de partido vio venir la vorágine popular y no huyó de ella; por el contrario, se
le sumó. Ni del combate contra Machado ni del combate contra Batista estuvo
ausente. En lo internacional, no le falló al Frente Nacional Antifascista
mientras duró la lucha contra el Eje; ni negó su concurso —bastante
arriesgado— al Comité Nacional por la Paz, cuando el Pentágono heredó los
arreos del nazismo. No era de los que se preguntan de cada coyuntura de
qué lado caerá la victoria. Sabía, simplemente, que Elias Entralgo por mucho
que viviese, nunca traicionaría a Cuba, o sea a Elias Entralgo. Por eso pudo
morir como ha muerto: rodeado por el respeto de todos... ¿En la trinchera de
Fidel? Claro. No podía ocurrir de ningún otro modo: estaba en su sitio. Ello,
sin duda, no puede ser más honroso... Ahora no se le encuentra en ningún
corredor, en ninguna sala, en ninguna calle. La Universidad sigue siendo la
Universidad. Pero ya no podrá ser la misma Universidad. Sé que él me
entendería...” No te entendería cumplidamente en su modestia, Aguirre
amigo, porque dudo mucho de que Elias Entralgo, en aquel desentenderse
suyo y ensimismamiento hechos a la meditación; pero también propicios al
examen muy laico de conciencia —auto- examen de valoración y quehacer,
que permiten situarse— se detuviera a pensar, darse cuenta y advertir de que
era, y se había constituido de hecho, y por sus merecimientos y conducta —
sin percatarse, desde luego— en lo que señalado llevo: el puntal y fun-

\
Figura 13.
Una de las últimas fotos del doctor Aldereguia. Junto a su nieto el hoy doctor en
Medicina Jorge Aldereguia Henrlquez.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 215

damento de aquella Universidad, y desde Julio Antonio Mella. Tengo para mí


que en la estructura y disposición de esta columna se conjugaban los valores
éticos, tanto y más que los intelectuales y de cultura —muy amplia y
diversificada que todos conocemos— también entraban en la composición, a
modo de aglutinantes y argamasa en dosificación justa, el temperamento y
carácter de Elias, cohesionando él todo su cubana ejemplar, de raíz y savia
tan mambisas, y fibra entera revolucionaria por orgánica y cuidada en su
entraña. Jamás la exteriorizaba, y menos exhibía. Venero de sí mismo;
hontanar de su sangre, le fluía callada y naturalmente, y acaso la frenase:
pero cuando amagaba la tormenta y crecía la peligrosidad, en torno de
nosotros bien cerrada, Elias Entralgo no se inmutaba, y sabía acentuar la
tónica de serenidad que le era habitual. A veces sentía Elias como si el peso
todo de la colina gravitase sobre sus hombros, y apuntalaba más y mejor
redoblando sus fuerzas. Si el mal tiempo acrecía, allí estaba con sus
muchachos en la dura faena, y recogían las velas para centrar el coraje con
los puños cerrados, sin filtración posible; pero antes dol amaine rugía el
despliegue rebelde que ensanchaba el velamen y allá iban de nuevo los
estudiantes a pecho descubierto, desafiando las balas y en oleadas que se
alcanzan, escalinata abajo, y a la calle, con el decoro universitario y de la
juventud por delante, y al encuentro de su pueblo que sí los comprendía, y
quería protegerlos al precio de su sangre. Cuando las ráfagas bramaban, y el
huracán castrense quería barrer la colina con sus asaltos y atropellos Elias
Entralgo estaba allí, en su puesto junto a su grey, aunque no era Rector de la
Universidad, sentía la muchachada el respaldo de su presencia y lo acogían
con respeto y cariño, por saberlo en el cumplimiento de sus deberes cívicos y
que no trataría de amansarlos, con sermones ni monsergas.
No creo que Entralgo recibiera de Mella la encomienda de cuidar la
Universidad como si fuera su propia casa, pero lo cierto es que lo cumplió
espontáneamente, desde sí mismo y con tal devoción, esmero y cuidado,
que fue fiel a su voto de por vida, y la honró honrándose. Se esforzó en su
preparación para ella y la amó tanto, con desinterés y pasión, que trabajó
siempre como si fuese a ser su más rendido profesor toda la vida, y vivió
siempre como si tuviera que abandonarla todas las mañanas, y por siempre
cuando su presencia no fuera compatible con su dignidad o lastimase su
decoro de cubano y de hombre; pero permaneció hasta su muerte
enalteciéndola con su cultura y saber, ensalzándola con su conducta y
méritos. Padre y esposo ejemplares, la ternura que
216 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

esponjó su vida, se movía pendular entre su hogar y su Universidad, en


posesivo ambos hasta su adiós postrero.
Despidieron el duelo del profesor Elias Entralgo el Dr. José M. Miyar,
Rector de la Universidad de La Habana, y el Dr. Juan Marlnello, embajador y
presidente del Movimiento por la Paz y la Soberanía de los Pueblos. De
Entralgo dijo el Rector Miyar: “Recibió con júbilo el derrocamiento de la vieja
sociedad para construir la presente. Su amor al trabajo adquirió un ritmo
febril hasta el último momento...” "Este es un duelo triple: de la Universidad,
de la cultura y de Cuba. Su mejor homenaje es poner ahínco, pasión y
responsabilidad como las que tuvo en su trabajo en el propio quehacer de
cada día... ” Marincllo habló con representación de los familiares de Entralgo,
su esposa e hijos, con el doble acento conmovido de quien pierde un amigo
entrañable, y siente roto un muy firme eslabón de la cultura cubana al
servicio de su Revolución y de su pueblo, una misma y sola realidad indivisa.
Sabe Juan cómo hay que cerrar filas en torno a la muerte de un grande, y, no
sabe menos cómo las cierra el socialismo sacudido, cuando cae uno de los
suyos tan preclaro y eximio, cómo bajan las banderas solas a media asta
llamando a duelo nacional, y cómo ascienden solas, en automatismo y reflejo
colectivo, tan pronto el cadáver entre en sepultura convocando al trabajo
infatigable. De aquí la muy bella oración de Juan Marinello, recuento por
etapas, y recorrido tierno por estancias, de una vida fraterna y limpia, y de
una amistad que se inició en las aulas para conjugarse en la misma ruta
ascendente, la única por la que marchan los hombres dignos que aprenden
cada día a servir a su patria, a morir en ella y por ella, mientras alcanzan la
gloria de entregarse a su pueblo y volcarse en el crisol de su Revolución
creadora.
El Instituto Julio Antonio Mella, por mi voz que traduce su angustiado
mensaje de pena y condolencia ante la desaparición de estos dos hombres
que también fueron suyos, que trabajaron hombro con hombro con nosotros
y que tanto nos ayudaron, con desinterés y entusiasmo, quiere pedir a la
Universidad de La Habana que acepte la siguiente proposición:
Responsabilizarse en la edición completa de las obras de Elias Entralgo y
Gaspar Mortillaro y hacer llegar un ejemplar, por lo menos, a todas las
bibliotecas del país y centros de cultura, educación y esparcimiento y a cada
uno de los organismos de masas, que lo soliciten. El Instituto Julio Antonio
Mella develará conjuntamente en su galería de honor los retratos de Gaspar
Mortillaro y Elias Entralgo, socios fundadores que enaltecieron con su vida y
obras nuestra institución.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 217

Parece a punto de terminar esta conferencia, que bien pudiera titularse:


"En torno a dos muertes y en una fecha histórica”; pero la titulación bien
difundida fue muy otra: "Fijación histórico revolucionaria del 30 de
septiembre".
Créame que el asunto y problema de los títulos me preocupó desde que
empecé a escribir para el gran público, y, llegó la cosa a que me sentía
encogido y sin tema por la ausencia de un encabezamiento sugeridor; pero si
aparecía el título, me asaltaba o lo cogía al vuelo, lo demás era relativamente
fácil. Me dirán que todo es distinto ahora para quienes escriben dentro de la
Revolución, porque las perspectivas de su crecimiento y desarrollo son
infinitas en todos los campos y los aspectos todos de la creación: ciencia,
técnica, cultura en general y diversificada, y en sus ramas y derivaciones
vigentes y hasta insospechadas. Y me adelantaré a contestar
afirmativamente hasta hacer mío el argumento y proclamar que somos
usufructuarios legítimos y en propiedad, por socialistas, de todos los
adelantos y la cultura toda, acumulados en muy largos siglos por la
humanidad, y, hombres nuevos, que fueron capaces de crear una nueva
sociedad, liquidadora de la explotación del hombre por el hombre, venimos
obligados a lograr con nuestro esfuerzo el acrecentamiento total de cuanto
arrancamos por la violencia a la vieja y podrida sociedad y a transformar el
mundo, según el postulado de Carlos Marx. Ahora sí que los temas brotan a
granel, se adelantan y multiplican, y nos asedian en solicitud de prioridad.
Vienen de todas partes traídos por el tiempo y calendario, muchos proceden
del pasado más o menos remoto, y del ayer inmediato; del presente acuden
por miríadas que así es de fecundo y promisorio; los de mañana son
innúmeros porque abierta su incitante apetencia al porvenir puede
conjeturarse con criterio marxista-leninista, y asegurar cuantitativamente, por
medio de computadoras electrónicas, todo el bienestar, seguridad y felicidad
que esperan al mundo futuro transformado, y en perpetua paz, por la muerte
y liquidación del monstruo imperialista, que ya anda jadeante con el arpón
clavado y en tempestad de movimientos, pánico y coletazos, mientras se
extiende y crece el gigante comunista y no tiene que tocar la tierra —como
Anteo, el gigante de la Mitología— porque la tierra será suya, y es suya
cuando el pueblo, los pueblos, deciden recobrarla para sí y por siempre.
Quise —lo digo con lealtad a mi pensamiento— que no fuera mía esta
conferencia y pensé en Raúl Roa, que sí estuvo allí, y participó activamente
en todo aquello: génesis o gestación —engendro, escribiría Raúl—
prendimiento en la masa estudiantil, extensión, desarrollo y suceso por toma
de conciencia que alerta, pone
218 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y sostiene el ímpetu y arremetida, y todo lo demás, hasta el apagamiento


aparente de la flama y brasa, que se esconde en soterrado rescoldo para
ganar el subsuelo e irrumpir en su momento más propicio y estallido tronante,
precedido del relámpago y rayo de la violencia y guerra; pero, ¿no afirmó
Federico Engels que cuando todo se ha perdido hay que empezar por el
principio? y ¿no es cierto que esto de las transformaciones y vuelcos
sociales, y en esto tan hondo y de raíz de la Revolución, no pueden, ni deben
intentarse, y no cabe intentar nada, si no lo precede, y lo antecede, una
buena auscultación popular, y mejor interpretación de la voluntad y querencia
del soberano, el Pueblo? Afirmé que quise a Raúl Roa para este recuento y
fijación, y lo quise porque conozco, y me consta, el filo, contrafilo y temple de
su espada centelleante, y la penetración de su verbo, la postura y ejemplo de
su vida toda que viene en línea recta de su abuelo Ramón Roa —aquel
mambí insigne y eminente del 68 hasta el 78, después y siempre que
escribiera —cronista de la guerra—, sus afanes y andanzas en su libro “A pie
y descalzo”, activista y optimista porque el asunto y médula era hacer la
guerra como fuera, a pie, descalzo, con hambre y paludismo, desarmado y a
punta de coraje, y la hizo Ramón Roa, y vino a incorporarse desde Buenos
Aires, donde trabajaba como secretario de Domingo Sarmiento, Presidente
de la República a la sazón. Quise a Roa porque está en su puesto, y como,
de tan alta representación en el Gobierno de la Revolución, y, también ¿por
qué no decirlo? por considerarlo, y así lo entiendo, hombre de edad provecta
que casi toca a mi generación, aunque voy por delante y le saco de ventaja,
en años, claro está y se ve, medio largo de canoa. Consta que no soy
generacional, ni me interesa el vocablo; pero defiendo a los viejos, no seniles
y menos descerebrados, que como Raúl Roa y el que suscribe, encallecidas,
las manos, claro el entendimiento, limpios el pasado y la conciencia, ágil la
memoria remota y también la próxima o de ayer —que grita cómo se
mantienen las arterias y circulación cerebrales— hasta para la cita poética
que reza: “ambas manos en los remos y ambos ojos en la tierra”, en este
caso la tierra cubana y su Revolución, quieren seguir sirviendo y adelantar la
boga mientras les queden fuerzas —sabedores de que las tienen todavía y
por buen trecho— y caer en el surco con la exclamación de ¡Patria o muerte!
en los labios ya agónicos. Quedan algunos, no muchos, de estos viejos,
Fidel, que no están "tostados" ni “quemados” y que aún somos útiles.
¡Cuidado, muchachos de la Revolución, no atenten contra sus padres, ni
desmientan a sus abuelos, si es que fueron buenos, patriotas y
revolucionarlos!
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 219

Me prometió Roa ayudarme, anticipándome la inminente salida de un


libro suyo, que me haría llegar de inmediato, y que abundaba en el tema por
recoger varios trabajos de época posterior en que hace el balance de lo
sucedido y los sucesos, su enjuiciamiento crítico, los antecedentes que
promovieron y determinaron los hechos, sus consecuencias, proyecciones y
alcance. El libro "Escaramuza en las Vísperas y otros Engendros" me llegó a
tiempo por mis requerimientos, persecución y ayuda de Lourdes,
especialmente, y a poco me trastorna de puro amarrarme en su lectura delei-
tosa y prenderse de mi curiosidad para llevarme de recorrido por Cuba y el
orbe, la gente y paisaje de Cuba, los hombres y pasajes del mundo —desde
Alejandro Block y José Ingenieros, hasta Sanin Cano y Alfonso Reyes. De no
soltarlo a tiempo me pierdo en su boscaje y umbría.
Me vi, de buenas a primeras —casi malas y de inmediato— abocado a
enfrentarme con la conferencia, ya próxima e inamovible la fecha. Urgía la
titulación para enviar las invitaciones a la imprenta, y pedí un momento con el
auricular descolgado, mientras oscilaba entre Panorámica del 30 de
septiembre, que me gustaba más, y la que decidí: Fijación histórica
revolucionaria del 30 de septiembre. Naturalmente, como sucede siempre
que uno intenta aislarse, tomar vacaciones, o encerrarse a leer, estudiar y
escribir, menudearon las solicitaciones inesperadas y urgentes, las llamadas
y enfermos que no pueden aguardar, el quehacer que interfiere y trabajo a
cumplir. Y aquí de mis sudores y angustias, pupilaje quebrantado, afanes y
prisas sincronizadas: por escribir la conferencia, enviar de inmediato las
cuartillas "cúrrente calamo" a mi colaborador eficiente, Pedro Picó,
encargado de "picar" los dittos para tirarlos y tratar de repartir tantos
ejemplares como sea posible entre los asistentes al acto.
Si me conocen bien todos los asistentes, y no dudo de que me conocen
algunos, estoy seguro de que saben mi modo y manera de entrar al ruedo y
faena subsiguiente. Confieso que me encantaría atenerme en acción, esta
vez como tantas, a la frase aquella de José Martí que me atrae
singularmente "hay que ir a la verdad como le entra el carnicero a la res, con
la manga al codo..." —que así dice en su esencia. Lo primero, y para llevar el
gesto hasta donde anida la intención, sería limpiar, fijar y darle todo su
esplendor a la fecha que hoy conmemoramos en su trigésimo sexto
aniversario, y, en consecuencia tachar con deshonra y por afrenta, traidores
y viles, borrándolos de las crónicas, anales y efemérides de la época —así
que el pueblo los conozca y recuerde y dicte sentencia— a todos aquellos
hombres identificados por sus nom-
220 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

bres que, de algún modo faltaron al cumplimiento de sus deberes cívicos,


traicionaron los ideales que dijeron defender el 30 de septiembre —en cuyos
hechos participaron más o menos activamente— y se han ausentado
definitivamente dei país coinvirtiéndose en apátridas, ex ciudadanos,
contrarrevolucionarios o gusanos. Con mayor razón aquellos que han
atentado contra Cuba de algún modo o en alguna forma dolosa y
emboscada. Empezaría yo, si me dejan elegir por Carlos Prío Socarrás y
Aurelio Sánchez Arango, dualidad pareja de felones y pillos, granujas y
cobardes que anduvieron juntos, enyugados a la misma carreta del deshonor
y la molicie, un largo trecho. Y que no se le antoje a nadie excesivos estos
epítetos, ni reprobables por la distancia que nos separa, porque al más
engallado de los dos, aprendiz de nazi, pero sietemesino, le dije por escrito
—y estaba aquí en dos artículos urticantes. —Estás perdido Aureliano— fue
el primero, én la “Bohemia" aquella del aldabón, y en los días que
subsiguieron al entierro de Eddy Chibás. El segundo en el 52, cuando se
asiló cobardemente en la Embajada de México, y al que “Bohemia” le cogió
miedo, y lo hice imprimir en mimeògrafo y folleto posteriormente, titulado este
segundo artículo: "Dos tiros, dos conductas y el madrugón” que le enrostré al
petulante de Aureliano, los adjetivos y calificativos que suenan como
bofetadas y saben peor que un golletazo sonoro.
Una vez cumplida está saludable desinfección y limpieza, hay que
proceder a ensalzar a los muertos que cayeron para levantares Inmortales en
el recuerdo revolucionario, y recojo en dos nombres simbólicos, cuya
memoria será perdurable por inmarcesible y que militan en la vanguardia de
los jóvenes que saben morir, como buenos comunistas, en la trinchera del
deber y dignamente. Los nombres de José Elias Borges, médico de muy
bizarra figura, gallarda y viril la estampa apolínea, cultivado talento y muy
clara inteligencia, comunista expulsado de Francia, y asesinado en La
Habana cuando la huelga médica por un esquirol, que le tiró miedoso y sobre
blanco móvil —iba Borges de pie, apoyado en el estribo y doblado el cuerpo
en el interior de un automóvil; pero el disparo fue mortal y le encentró la
aorta. De Gabriel Barceló y Gomita ha escrito Raúl Roa páginas de
insuperable belleza. Veamos: "Era, como Rafael Trejo, un elegido de los
dioses. Murió joven. Breve fue su vida. Fecundo su paso por la tierra.
Recuerdo vívidamente nuestro primer encuentro. Como a Julio Antonio Mella,
le conocí bajo el laurel frondoso, en días de refriega, el aire tenso, los
corazones en línea, la Universidad cercada de jenízaros.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 221

La colina irreductible tenía la entraña estremecida por la protesta estudiantil


contra la prórroga de poderes".
"Acababa justamente de cumplir los veinte años; pero ya le salía
llameante por el cristal de los espejuelos el fuego redentor que lo abrasaba.
Era uno de los conductores de la gallarda insurgencia. Y su visión política era
tan certera y su inteligencia tan clara y madura y su afán de servicio tan
limpio que, al ser expulsado de la Universidad por diez años, no fue a
vincularse, como otros, a las filas seudodemocráticas del mendietismo, sino
que, rompiendo valerosamente con la vida muelle y rosada que la pers-
pectiva burguesa le brindaba, se ofrendó a los pobres y a los oprimidos, a los
que sufren hambre y sed de justicia, a ésos que, según José Martí, "dan más
goce con una mirada agradecida que el que dan, por las falsas alturas del
mundo, el poder hueco y la riqueza venenosa".
..."Una mañana sofocante de agosto fuimos trasladados en grupos al
Castillo del Príncipe. Y una noche, despertados bruscamente por "orden
superior”, nos remitieron, como bultos, al llamado Presidio Modelo, sito en
Isla de Pinos. Entre los veinticuatro revolucionarios que inauguraron el feudo
espeluznante de Castells, como presidio político, iba también el joven de
mirada fúlgida, frente amplia, palidez de asceta, gesto másculo y voz de true-
no. Dos años estaría preso. Tuve oportunidad entonces, en la convivencia
forzada de la prisión, de aquilatar aún más la calidad y reciedumbre de su
espíritu y la rara penetración de su pensamiento. Explicaba El Capital de
Marx, con singular lucidez, y vertía al español, con Pablo de la Torriente
Brau, el Materialismo Histórico de Nicolás Bujarin. Alguna madrugada salía al
patio con Pablo y conmigo a contemplar el radiante desfile de los luceros”.
... "Fue a toda hora fiel a sí mismo y a la doctrina marxista que
fervorosamente abrazara. Y, como todo gran revolucionario, antepuso la vida
de la causa comunista a su propia vida, quemada dramáticamente al servicio
de aquélla". Murió en La Habana, recluido en el Hospital Calixto García, de
tuberculosis generalizada, hematógena, y meningo-encefalitis tuberculosa,
en los mismos días del asesinato de Borges. ¡El sino de nuestros comunistas
gloriosos, la muerte violenta y la tuberculosis!
Todavía acentúa mi voz doliente y grave su modulación de recogimiento
íntimo, y asciende lenta en tono de epifanía, para mencionar dos nombres y
hombres de la epopeya del 30 de septiembre
222 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

que rubricaron con su sangre, y muerte de Rafael Trejo Morales, el


contenido revolucionario y cubano, desbordado aquel día memorable,
incontenible ya —aun represado, sujeto y aprisionado en cárceles y
cuarteles, maniatado por bestias y por bestias carniceras torturado, y
asesinados cientos y miles de sus víctimas y seguidores, y no pocos de sus
líderes y dirigentes heroicos— por mantenedor invariable, sin meandros ni
desvíos de su curso ineluctable y rumbo cierto, hasta culminar el primero de
enero de 1959, fecha del triunfo definitivo y día luminoso en que se cierra ya
para siempre, todo un ciclo revolucionario, y casi un siglo de conspiraciones
frustradas; pero precursoras, desembarcos en que amagó el propósito
anexionista, guerras de espanto, arrasadoras y desoladoras, contra el
colonialismo, expoliación, esclavitud y opresión en que nos mantuvo sumidos
por centurias, y desde el descubrimiento y colonización, el poder imperial y
metropolitano de España, la tan odiosa y odiada, con su reyecía podrida,
degenerada y pútrida, su sistema medieval oprobioso y explotador para su
mismo pueblo, y que aún subsiste, su militarismo de casta y descastado,
sanguinario y cruel —como su tricornio llamado guardia civil— y su clerecía
cerril, órdenes monásticas y religiosas tipo
A. 0.D.G., penetradoras para expandirse, desfigurarlo todo y a su
antojo y provecho, y sus curas menores y aldeanos y frailes de pan ganar,
para integrarse el todo y ahora en el Opus Dei con garras de “Opus Diaboli”
nazi-fascista, flechas y yugos franquistas del enano y sietemesino que
martiriza al pueblo español.
Advinieron después, en Cuba martirizada, pero en sucesión apenas
interrumpida nuevas tentativas e intentos de lucha —la llamada guerra
chiquita— hasta la guerra de José Martí, elaborada pacientemente en años
de calvario y vía-crucis por su genio político de muy amplia visión continental
preparado todo, teoría y doctrina, en el sistema vertebral del Partido
Revolucionario Cubano, idóneo para su tarea y responsabilidad, armas y
bagajes, y, sobre todo enfervorizado el Pueblo Cubano. Los demás y
restante quedó impreso en dolor y sufrimiento, y aunque lo enmascaró y
mixtificó la mala historia que nos enseñaron durante años bien que se ha
esclarecido en el tiempo, a través de la realidad brutal, obscurecida más que
opaca, y por la fuerza de los hechos que advirtieron nuestros mejores
hombres, denunciaron con su rebeldía y palabra limpia nuestros pocos
intelectuales honrados junto a los estudiantes en marcha con Julio Antonio
Mella a la cabeza, y en 1923, seguido bien pronto por Rubén Martínez
VHiena, su hermano
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 223

ideológico y fraterno amigo que ascendió con su bandera desplegada al


viento; cerebro llameante entregado al comunismo hasta que lo rindió en mis
brazos sin fuerzas para levantarlo la tuberculosis cómplice del imperialismo
por enemiga de los grandes que se dan de por vida al servicio de los
humildes y redención de los pobres mientras les hablan de Carlos Marx,
Federica1 Engels y Vladimiro llich Ulianov o Lenin. Pero ¿No es cierto que
hijo de José, carpintero, y hombre que fue Cristo, también padeció de
tuberculosis? ¿No aseguran los mejores textos que le brotó agua del
costado, que no sangre, al ser herido de una lanzada? Luego sufría de
pleuresía, que se considera, científicamente, síndrome patognomónico y
síntoma de tuberculosis, mientras no se demuestre lo contrario que muy
pocas veces se comprueba.
En el todo nacional que describo a grandes trazos de apretada síntesis
actuó desde agosto de 1925, fecha en que se constituye en La Habana, y por
la vertebración de las Asociaciones fundadas en algunas ciudades y pueblos
del país —San Antonio de los Baños, Manzanillo y otros— el bien
estructurado Partido Comunista de Cuba en el que figura Mella como
fundador desde el inicio de sus tareas y nombrado Secretario de
Organización y Propaganda. Debo reconocer que el Partido se mantuvo
siempre en la vanguardia de todos los movimientos que se dispusieron a
luchar contra el sub- desarrollo, la explotación del hombre por el hombre y el
imperialismo, y que sí estaba allí junto al estudiantado, cerca de sus
miembros estudiantes, y que participó en contacto y orientación con los
memorables sucesos y hechos ya históricos de aquel glorioso día. Uno de
sus dirigentes fue herido gravemente, en la esquina de las calles San Lázaro
y Belascoaín, y a poco se desangra apoyado contra el poste que se levanta
en el ángulo —antigua esquina del Hotel Manhattan—, Isidro Figueroa
Bontempo, alcanzó a recobrarse, y se curó después de su tuberculosis
proletaria, eran ya otros tiempos de la tisíoterapía, no dejó nunca de ser
marxista- leninista, trabaja y se mueve incansable, también en tareas volun-
tarias, y añade ejercicios laríngeos para gritar a todo pulmón lleno y sano:
¡Patria o Muerte! Es un gran compañero y amigo leal que experimentó la
satisfacción de verse reproducido en la primera página, y a plana entera, de
aquel periódico que duró más de un siglo y de cuyo nombre no se acuerdan
ya, más que aquellas personas mustias que aún añoran las crónicas y guías
sociales de la refenecida época. El Diario de la M —así lo llamé siempre con
224 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

cinco puntos suspensivos bien intencionados— quiso dejar constancia


—a toda plana—, de la presencia de los comunistas en la demostración
revolucionaria del 30 de septiembre. ¡Qué lejos estaba
de pensar el Diario de la M que se abrió aquel día, para no
cerrarse hasta el primero de enero de 1959, un tan largo y jadeante período
de lucha, de levantamiento y descenso en la tónica revolucionaria, altibajos y
frustraciones en que giraba el triángulo maldito de vértices podridos en las
alturas del poder —así le llamé a la sucesión de Grau-Batista-Prio y Batista
otra vez— descerebrado para todo lo que no fuese latrocinio y despilfarro,
negocios sucios,
B A.G.A. y trueques, —escribe Roa— y con Batista, y por Batista- Pedraza,
toda clase de persecuciones, torturas, asesinatos y muertos a granel.
¡Qué lejos de sospechar el Diario de la M lo que
a la postre le iba a costar todo aquello! Su desaparición total después de un
siglo de servicios infamantes a los peores intereses anticubanos, a la
monarquía y metrópoli españolas —auspiciador de los casinos y del cuerpo
de voluntarios mantenido con los dineros del alto comercio— a la colonia
superviva, que llamó el filósofo y Maestro Enrique José Varona —
representada por los comerciantes mayoritarios y bodegueros y por las
poderosas Sociedades Regionales— servidor no menos el Diario de sus
intereses espurios, los de la clase dominante y dorada burguesía y alto clero
—jerarquías eclesiásticas y compañía de Iñigo de Loyola, los jesuítas y
condueños de la empresa regenteada por los “pepines” en que se deleitaba
escribiendo sus virtuosismos literarios aquel padre melifluo de cuyo nombre
no puedo acordarme. Y lo peor no fue la liquidación del “Diario” empozoñado
—¡oh manes de Pepin el terrible, que tuvo la avilantez de insultar la memoria
de Pablo de la Torriente Brau después de muerto!— lo intolerable fue que el
Gobierno Revolucionario le entregara su palacio, pertenencias y maquinarias
—gracias, Fidel— al órgano y periódico del Partido Comunista de Cuba, su
acérrimo enemigo de siempre, aunque flaqueó alguna vez. Nada menos que
al periódico “Hoy” ¡qué barbaridad extremista! ¡Ah! Se me olvidaba por muy
sabido, que el Diario de la
M........ y del Real Apostadero de Marina, aquel anciano decrépito
que arrastró su despreciable vida por más de 125 años, sirvió penitente y
genuflexo, sí; pero no desinteresado —Pepin, buen hijo de D. Nicolás, era
muy cuidadoso, y aprovechado, en sus transacciones mercantiles—, a su
amo y señor1 presidente en Washington, al opulento y buen pagador tan
impregnado del tufo y olor de santidad; el imperialismo yanqui!
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 225

El libro antepenúltimo y vivaz, como todos los suyos, de Raúl Roa:


"Escaramuza en las Vísperas y otros Engendros”, entra en materia
desplegando otro título muy sugestivo: Palestra —que significa, Diccionario
de la Real Academia Española, sitio o lugar de lucha— y se enciende de
inmediato su verbo apasionado, erguido y tenso como una tizona y en un
alegato formidable, acerado y directo, en que los argumentos y razones
parecen estocadas que marcan y enjuician, sustentan y rubrican con fuego,
examinan y analizan hasta los puros huesos, el tema continuado, y brillante
girón de historia patria que intentó mancillar un periodista mendaz, aunque
buen escritor, controvertido que pudo parecer el tema, en apariencia, por los
sofismas y argucias, falacias y malabarismo verbales de aquel defensor de
sus puntos de vista, y agresor contumaz, y aprovechado en el fondo, del
asunto debatido: columnista hábil el defensor agresor —que disponía de su
periódico— y ágil polemista de malas causas aquel inolvidable —Q.E.P. no
descanse, Ramón Vasconcelos Maragliano se llamó este malvado de toda su
vida que tanto daño hizo con su pluma aguzada de politician, y mejor
entintada (de vitriolo) máquina de escribir pro domosua. Vasconcelos —
vascomplata lo apodó Eduardo Chibas— fue, deshizo, en ésta su tierra
cuanto quiso, y se fatigó de tanto defender, y exaltar, a las peores tiranías y
dictaduras que la ensangrentaron con sus crímenes, atropellos y torturas, y la
ofendieron y humillaron con su lacayuno sometimiento al yanqui y a lo
yanqui, con sus infamias de todo tipo, latrocinio, y pillaje, y apadrinamiento
bien tarifado del juego, la prostitución, drogas estupefacientes y extensión
embrutecedora del alcoholismo elegante y exterior, "wisky y brandy" y del
interior y más barato ron, aguardiente, “mofuco” y palmita; pero Vasconcelos
hizo más, y mucho más, y dedicó miles de cuartillas en su columna diaria,
mojada su pluma en tinta de “Columbia” —la cueva abyecta de los
cuartelazos bastitanos, su rey y señor—, a luchar denodado, sin tregua ni
fatiga, contra la Universidad y los estudiantes revolucionarios y contra todo lo
que sospechaba, y sabía, porque tenía talento y buen olfato, que venía
ganando el subsuelo desde la historia viva y hondón de la conciencia
cubana, bien esponjada y alerta, y que no tardaría en aflorar con estallido
tronante y violencia incontenible. ¡Cuánto y cómo insultó, injurió, maltrató e
hirió Ramón Vasconcelos a la fuente nutricia y llama rebelde que borboteaba
crepitante y ardía en la colina noche y día, a los comunistas e intelectuales
honrados y patriotas, a todos los movimientos que venían cuajando y se ex-
tendían penetradores como oriflamas y ya al insurgir! ¡Cómo y cuánto mentía
dolosamente en sus ‘‘Entreactos" de su periódico
226 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

“Alerta”, aquél de la pajarita avergonzada de tantas desvergüenzas que


debió presenciar y oír. ¡Cuánto y cómo agitó Vasconcelos la confusión entre
sus lectores, que sí los tenía, y de buena fe no pocos. En la intimidad de sus
conmilitones, oficiales de dedo, brigadieres y generales de opereta, en el
coro de sus politiqueros y alabarderos, cuántas celebraciones, sonrisas de
amable condescendencia y entendimiento, y hasta aplausos a su ingenio y
desvelo por la causa de todos sus compinches, desvergonzados y picaros!
Es cierto que perro viejo, aunque huevero, atenuaba el tono, perdonaba
vidas y aparecía en contradicción consigo mismo y sus catilinarias. Era ésta
su manera y estilo alguna vez; pero también la de cubrirse las espaldas, y
por si acaso todo el andamiaje se le venía al suelo y tenía que poner los pies
en polvorosa. Una ventana entreabierta es siempre aconsejable para toda
maniobra de los tránsfugas.
Lo he retratado sin retoques, tal y como fue en su dilatada vida política,
periodística y ciudadana al servicio de la república y como ordeñador ágil y
de manos largas, hasta la última gota; pero llegó el Comandante y “mandó a
parar”. Y aquí del corre corre y fuga, en obediencia a una frase histórica
atribuida a otro “padre de la patria” y ordeñador diestro de pigmentación
melánica generalizada: el gran Aquilino Lombard, también de genuina
extracción liberal como nuestro biografiado. Fue en el pueblo del Perico, con
ocasión de una concentración y mitin, con “chambelona” y todo. Sonaron
disparos propios de la época, aunque no aparecían en el programa, y
Aquilino, político prudente y liberal de filiación, conservador de su envoltura
mortal, gritó el primero a pulmón lleno, mientras la piel se tornaba grisácea y
acentuaba al máximo, bruscamente, su reflejo pilo motor, que los irreverentes
llaman “carne de gallina”: ¡A correr, liberales del Perico! La orden
estruendosa fue acatada en silencio, y al segundo el parque quedaba vacío,
con una buena cosecha de sombreros de los llamados de pajilla.
Pasó algún tiempo, varias "noche buenas” quedaron atrás, y aquel
corazón de Ramón Genio y Figura empezó a sentir síntomas de una
enfermedad celta, galaico portuguesa, que nombran en las riberas del Miño
morriña saudade. Esta pasión del ánimo, nostalgia de la lengua española,
decidió a Vasconcelos a impetrar de la Revolución perdón y olvido para sus
culpas y permiso de vuelta que le permitiera entregar a la que fue su tierra
los despojos de su vida. La Revolución, tan generosa, le otorgó el ansiado
retorno y pasó sus últimos años olvidado en la playa de Tarará.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 227

Confieso que un tanto alarmado de este reingreso, y porque conocía de


sus andanzas, idas y venidas, le propuse a Raúl Roa, sin mayor insistencia,
sumar en un solo cuerpo, y losa lapidaria definitiva, que lo enterrara para
siempre y cuanto antes, nuestros dos alegatos terribles, demoledores como
sendos martinetes. El de Raúl, primero en el tiempo, escrito entre septiembre
7 y diciembre 21 del año 47, —menos encrespado y rijoso, aunque no mesu-
rado y menos sereno; pero analítico y abrumador de razones contundentes;
el mío es del año 52, inmediatamente posterior al Madrugón de marzo, y que
me desaté a escribir tan pronto la veleta de Vasconcelos se imantó a
Columbia y ligó al cuartelazo, para arremeter contra la F.E.U. y su
Universidad apoyado en su general Batista y trinchera de cuarteles. La
portada de mi folleto es todo un poema satírico a tres colores: la estatua del
Alma Máter que simboliza a la Universidad, en rosa violeta, al fondo; en el
primer plano un pelele recortado de una plana de "Alerta" en color olivo, que
moja su pluma en un casco militar, tiene encentrado en el pecho un
"Entreacto” del periodista que tituló “Equilibrio”. Corona el pelele la pajarita de
"Alerta", y se lee el título de arriba hacia abajo que reza: "Don Ramón Genio
y Figura. Boceto de Pelele. —En Defensa de la Universidad —Finís Ramón”.
De sus sesenta y tantas páginas, con bibliografía al final, leí algo más de la
mitad en la Universidad de Oriente, invitado que fui, y el todo en el Aula
Magna de la Universidad de La Habana, la misma noche en que permanecía
tendido el cadáver del primer estudiante asesinado por aquel chacal del
bestiario batistero que se llamó coronel Salas Cañizares, bien pronto
ascendido a general. Durante mi exposición se repartió el folleto a todos los
asistentes, que no pasaban de cien, por el terror en que vivía ya la
ciudadanía. En Oriente se personó en la Universidad aquella mala bestia,
que respondía por su grado de coronel o teniente coronel, de apellido
Chaviano, vestido de civil y a indagar el objetivo de mi visita. Como le dijera
que lo sabría ampliamente al día siguiente, en que transmitiría por radio una
entrevista sin limitaciones, se marchó tranquilo. No debo adjetivar mi folleto;
pero sé que es una catapulta y pedrea continuas. No conocía el de Raúl
cuando lo publiqué en tirada de cinco mil ejemplares. Ramón Vasconcelos
dio la callada por respuesta. No aceptó el emplazamiento, ni acudió al envite.
Bien sabía que la polémica con cualquiera de los dos constituía una dura
pelea; pero con ambos y a la vez, o sucesivamente, la derrota era segura y
aplastante. Prefirió callar, asimilar y rumiar los bandazos.
228 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Todas estas cosas no jugaron en un plano colateral y alejado del proceso


y los sucesos, que actuaron con toda su fuerza de entonces, y era poderosa,
en todo momento, y en la proximidad del vórtice, tratando de frenar, desviar,
detener y aplastar, el ascenso de la conciencia revolucionaria en el pueblo,
proletariado y masas, esforzándose en la denuncia, desfiguración y vituperio
de los hechos en marcha. Hay que pensar lo que significa y pesa la
conjunción publicitaria, y convergencia de intereses económicos y políticos,
de dos empresas periodísticas, “Diario de la M . . . " y "Alerta” y cuyo personal
de máquinas, redacción, administración y de oficinas cobraba de los fondos
del erario público, y estaban vendidas las editoriales, de consiguiente, al
corrompido gobierno de turno y saqueador sin medida. Cuando se conoció al
triunfar la Revolución, cuánto le costaba a Cuba su prensa venal y lo que
cobraban mensualmente del tesoro nacional sus directores encanallados, el
pueblo entró en asombro y pudo explicarse muchas desvergüenzas y el
porqué de no pocas conductas deshonestas. ¡Basta ya de náuseas!
De ex profeso dejé para nombrarlos al final, y ensalzar sus figuras al tan
alto nivel de sus merecimientos a Rafael Trejo González y Pablo de la
Torriente Brau. La semblanza de Trejo queda en manos de Roa, que
escribió, a los veinticinco años de su muerte, páginas de transida belleza que
precisan los rasgos esenciales de su biotipo, carácter, temperamento y
conducta. Dice Raúl Roa: “Era, sin duda, un joven llamado a altos destinos.
Clara inteligencia denotaba su ancha frente, pureza de espíritu su cándida
jovialidad, carácter entero su enérgico mentón, fina sensibilidad su quijotesco
sentido de la vida. La alegría se le derramaba por los poros al sentirse ya
estudiante universitario. Pero si yo hubiera sido un genuino buceador de
almas me habría sido perceptible en sus ojos, al estrecharle la diestra, esa
leve tristeza de “los seres que han de morir temprano".
"Aquella lluviosa y sombría mañana recibió su bautismo de fuego nuestra
generación, sufrió decisivo impacto la tiranía de Machado y afloró impetuosa
el ansia soterrada de rectificación y cambio del pueblo cubano. Si en otros
aniversarios yo he reconstruido el episodio mirando más a su génesis, a los
factores objetivos que lo condicionan y a sus ulteriores repercusiones, que a
los dichos y hechos del principal protagonista, ahora quiero evocarlo
centrándolo en éste. Aún me parece estarlo viendo prodigando arrestos y
quimeras en nuestras cotidianas tertulias bajo la romántica fronda del
centenario laurel. Diríase que fue ayer por la
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 229

limpidez y lozanía de la imagen. Y, sin embargo, ya estamos a punto de


doblar el cabo de la madurez los sobrevivientes de la tormenta”.
‘‘Extraña y significativa coincidencia. Rafael Trejo ingresó en la
Universidad un 30 de septiembre. Y, asimismo, advino a la existencia en el
propio mes en que le fue arteramente segada. Nació el 9 de septiembre de
1910, en la pintoresca villa de San Antonio de los Baños. Su padre Rafael
Trejo Loredo, trabajaba en el Ayuntamiento de la localidad; Adela González
Díaz, la madre, era maestra rural. Hombre resuelto a labrarle un porvenir a
sus hijos Felo y Mayito, Trejo se curvaba, afanosamente, durante las
noches, sobre los códigos. La esposa atendía, con celo admirable, a los
deberes del magisterio y a los quehaceres del hogar. Era dulce de carácter y
firme de espíritu. De no haber sido "un diamante con alma de beso”, no
habría podido sobrellevar erguida su irremediable desolación”.
La tónica rebelde del estudiantado en y durante los cursos 1927-28-29,
oscila al compás de la represión y sucesos. El 27 se inicia en noviembre 2
porque el anterior se cierra en octubre alargado “por la intensa agitación
estudiantil contra la reforma constitucional y prórroga de poderes y los
subsecuentes consejos de disciplina”. ‘‘Los ánimos continuaban enfurecidos
por la arbitraria expulsión de los componentes del Directorio Estudiantil
Universitario, condenados a penas que fluctuaban entre dos, cuatro, seis,
ocho, diez y quince años... ” Siete días después, 9 de noviembre, "otro
consejo de disciplina a cincuenta estudiantes; pero la muchachada forzó la
puerta con un madero e impidió que el consejo se consumara. Entre los
organizadores de la jacobina embestida, figuró en primera línea Rafael
Trejo. Trece estudiantes, incluyendo a Trejo, fueron provisionalmente
expulsados esa propia tarde por resolución rectoral y más de seiscientos
quedaron sujetos a expediente disciplinario. El Consejo Universitario dictó la
total suspensión de las actividades docentes y académicas y un batallón de
infantería acampó en el Patio de los Laureles”.
“Las clases se reanudaron en febrero de 1928 en condiciones
sobremanera adversas al estudiantado. El aplastamiento de la protesta, la
amenaza de expulsión y el régimen cuartelado imperante obraron de
inmediato en efecto apetecido por el gobierno y el rector, Octavio Averhoff.
Por otra parte, la amonestación a los seiscientos estudiantes encartados
contribuyó a serenar las aguas. La bravia torrentera pareció represada y el
curso terminó sin dificultades. En idéntica atmósfera de sometimiento y
terror se desenvolvió
230 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

el siguiente. Casi inadvertido pasó el asesinato de Julio Antonio Mella".


“En este largo y ominoso interregno, los pocos que permanecíamos sin
doblar la rodilla ni rendir el espíritu fundimos voluntades y anudamos
sentimientos e ideas... ’’
"A Rafael Trejo, que poseía una memoria excelente, le daba, a menudo,
por recitar parrafadas de Ingenieros. Pero su apotegma preferido era uno de
Juan Montalvo. que llevaba a pupilo en la boca: “Desgraciado el pueblo
donde los jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes no
hacen temblar el mundo”. “El año de 1929 marca una etapa decisiva en el
proceso de radicalización creciente de las clases sociales más oprimidas y
explotadas de la población. Numerosas huelgas parciales, con ritmo y ámbito
cada vez más amplios, habrían de confluir y culminar en la huelga general
política del 20 de marzo, organizada básicamente por el Partido Comunista y
dirigida por Rubén Martínez Villena. Este hecho fue un acicate decisivo para
la juventud estudiantil”.
Reconoce Roa y afirma, en esta su biografía apretada de Rafael Trejo,
cuánto pesó aquel 27 de noviembre del 29, sobre los acontecimientos
posteriores, y que se articularon hasta desencadenar los sucesos del 30 de
septiembre y dice: "Aquel día empezó a fermentar en la conciencia de la
juventud universitaria la determinación de encararse abiertamente con el
régimen. El 30 de septiembre nació aquel 27 de noviembre... ” Relata
después, el hecho ruidoso del arrancamiento y desaparición de la tarja,
gobiernista por su inscripción, que obstentaba la Escuela de Derecho en su
exterior; su hallazgo ocasional posterior, y todo el período febril de reuniones
clandestinas y acciones que precedieron al estallido.
“Una noche, cuenta Roa, apareció en el local un fornido mocetón de
frente montuosa, voz profunda, sonrisa franca y ademán resuelto. Era Pablo
de la Torriente Brau. Le referí, a trazos, nuestros empeños y objetivos. Los
ojos relampagueaban de gozo y se le estremeció la musculatura. Concisa y
tajante fue su respuesta: Considérame ya incorporado. Yo siempre he
antepuesto mi deber a todo. Y, sin darme tiempo a abrazarle, inquirió:
¿Cuándo y dónde es la próxima reunión?”.
“La Habana amaneció el 30 de septiembre de 1930 trémula de
apresiones y entoldada de brumas. Se respiraba una atmósfera de tragedia.
La guarnición del Castillo de la Fuerza había sido reforzada la noche
anterior. Doce ametralladoras fueron emplazadas en sitios estratégicos de la
ciudad. La policía fue acuartelada. Un
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 231

batallón de artillería de costas se había guarnecido en el jardín El


Crisantemo. En Columbia dos escuadrones del Tercio Táctico esperaban
órdenes”.
"No obstante las dramáticas perspectivas, los conjurados fueron
concentrándose a la hora convenida. Policías, a pie y a caballo, patrullaban
la Universidad y sus aledaños. A la cabeza de la fuerza, pálido de ,miedo, el
inspector Antonio B. Ainciart. Pronto se circuló la consigna: al parque Alfaro.
De allí partiríamos en manifestación hacia el Palacio Presidencial a
demandarle a Machado la renuncia en su propia cara... ”
...‘‘¡Muera Machado! ¡Abajo la tiranía! Un toque de clarín ahogó el tumulto
y enfebreció aún más los ánimos... La manifestación se organizó y puso en
marcha... No portábamos más armas que las bofetadas de Pepelin Leiva y
Pablo de Ja Tórnente Brau. ¡Muera Machado! ¡Abajo el imperialismo!”
"Fogonazos repetidos mancharon de blanco la mañana gris... Ainciart,
revólver en mano, dirigía la dragonada. Blasfemias y gritos. De repente se
desplomó con la cabeza ensangrentada Pablo de la Torriente Brau. . . "
‘‘La acometida era irresistible. Rafael Trejo, en corajudo arranque, se
enredó en un cuerpo a cuerpo con un policía... Sonó una descarga. Trejo se
derrumbaría chorreando sangre, sobre el pavimento. .. Agredido por la
espalda, Rafael Trejo, ha tenido la desgracia y la gloria de ser la víctima
necesaria... "
"Horas más tarde expiró Rafael Trejo... Millares de hombres y mujeres
escoltaron su cadáver hasta el cementerio. Abrió la marcha del imponente
desfile el Directorio Estudiantil Universitario. Las mujeres se disputaron el
féretro —cubierto con la agujereada bandera del 30 de septiembre— en el
trayecto final. Sobre la tumba del héroe cayeron lágrimas y claveles y se
alzaron juramentos y anatemas. Tribuna y trinchera sería aquella tumba en
los días venideros, preñados de proezas y horrores... "
"Rafael Trejo había muerto; pero su nombre era norte y bandera. En
compacto haz se irguió, a su conjuro, el pueblo cubano hasta derrocar el
machadato en memorables batallas...”
Transfigurado en símbolo, Rafael Trejo vive hoy, como antorcha
resplandeciente, en el cuerpo sangrante de nuestra historia. Seguirá vivo y
actuante ya coronado el proceso de redención nacional que reanudó hace 36
años con su sacrificio. Los hombres que supieron morir en servicio y entrega
van en el ímpetu, afán y victoria
232 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

de ésta que es la Revolución de todos los que lucharon a vida o muerte


por alcanzarla para siempre y por siempre la cuidan y defienden a ¡Patria o
Muerte!
¿La fijación histórica revolucionaria del 30 de septiembre? Bien explícita
queda en una frase que pertenece de por mitad a Raúl Roa: “El pueblo
cubano entró de nuevo en Revolución el 30 de septiembre, y ya salió en su
órbita inmarcesible al coronarla en brazos de Fidel y sus valientes el primero
de enero de 1959, la fecha que cierra el ciclo del heroísmo y del oprobio y
abre el milenio de la dignidad, independencia y soberanía, del socialismo en
desarrollo y del comunismo en el horizonte sensible. ¡Patria o Muerte”!
DE CUANDO CUBA AYUDO A LA RUSIA DE LENIN*
Hace unos tres años, más o menos, que se publicó en nuestros diarios
un cable de Prensa Latina —la muy extendida y más honesta agencia de
noticias universales de nuestro mundo Americano, Norte, Centro y Sur—
fechado en Moscú y que solicitaba información cubana en su texto —
aportes y datos complementarios de quién o quiénes, pudieran contribuir—
acerca de un hecho insólito en su ocurrencia. Sucedió que habían aparecido
en un museo de la capital soviética las matrices de dos cheques expedidos
a nombre de Lenin desde Cuba —La Habana— y firmadas por éste en
testificación de que los había cobrado.
Enterado que me hube de la petición, por su lectura, me di a pensar
retrospectivamente, por conocedor del asunto, como uno de los
participantes más activos en la recaudación efectuada al respecto, y
fundador, con el doctor Eusebio Adolfo Hernández —hijo mayor del General
y médico de sus mismos nombres y apellidos— del Comité Pro-Rusia,
organización que echamos a andar a fines del año 1921, apenas tres años
después del estallido y extraordinario suceso que fue la grandiosa
Revolución de Rusia, cuyo tremor y eco sacudieron al universo entero,
precedidos de relámpagos anunciadores y nubes preñadas de tormenta,
próximas a romper en lluvias bienhechoras, iris de paz y de justicia y rayos
resplandecientes prometedores de auroras perennes, encendidas para
siempre, y en inminencia de extenderse hasta ganar el orbe todo.
Puesto a meditar intensamente, me hice pronto una primera pregunta,
que respondía a una afirmación: Estoy seguro de que publicamos aquello,
pero ¿dónde se publicó hace más de cuarenta años? En la tortura del
esfuerzo memorizante conseguí afinar mi interrogación, y la formulé en
términos restrictivos: ¿Dónde se podía publicar aquello por entonces? Ahora
me sabía en una posición más lógica, y me sentí más cerca. No se me
ocurrió pensar en alguna persona que pudiera ayudarme, y pasaron los días
sin que me abandonasen la curiosidad aguzada y angustia punzante,

Publicación del periódico "Granma", La Habana, jueves 19 de febrero de 1970.


REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 235

pero —acabé por decirme— ¿y qué hago con un nombre? Porque un


nombre editado es, a fin de cuentas, y tan sólo, una ficha bibliográfica que
puede o no existir, y un ente de ficción en tanto no aparezca con toda su
figura y sustancia.
Por estos caminos de extravío —un recuerdo montado al aire vagaba mi
imaginación atormentada, cuando me sorprendió una carta sencilla, escrita
por manos encallecidas de obrero— hechos al duro bregar de cada día, que
ajustan con la vida dura, cada día, su manera de ganarse el pan y sustento
honradamente, y que aún les quedan fuerzas para alfabetizarse ágiles,
primero, y hojear después, y siempre, todo papel impreso, y hasta algún
libro que encuentran, o les “cae en las manos” por alguna vereda. El libro
maravilloso, que de las manos va a los ojos y al entendimiento; el libro que:
abre los ojos asombrados del obrero, y le cuenta cosas del dolor humano
que cabalga trepidante por el mundo —como los cuatro caballos del
Apocalipsis: el hambre y la peste— con su cortejo obligado de pobreza y
miseria, y enfermedades carenciales y de todo tipo —la explotación y la
muerte— que éstos si son, de verdad los famosos y manoseados cuatro
jinetes; pero del capitalismo, colonialismo, imperialismo, modernos y
contemporáneos, que se complacen en azuzar —atojar— y enjaezar otros
no menos feroces: la guerra, infiltración y penetración.
Presento mis excusas por haberme alejado del tema tanto tiempo,
agarrado del brazo que me tira con frecuencia: una digresión, aunque de
contenido neto y revolucionario. Pero es el caso, y continuación del asunto,
que recibí una carta salvadora, de fecha 24 de junio del 63, y procedente de
Banagüises, en Matanzas, uno de los pueblos nuestros semiperdidos, por
aislados que anduvieron hasta la victoria, y días triunfales del Pueblo y su
Revolución. Quiero a Banagüises, en la provincia de Matanzas, porque en
su tierra negra y de los ingenios comarcanos de la época, Alava y Santa
Gertrudis —hoy México el primero, y demolido el segundo—, crecí y jugué
mucho a la pelota, me sentía feliz de muchacho, y fui a pagarle en servicio
cuando inicié mi ejercicio profesional de médico rural, y me ciñeron las
polainas, apretados los géminos, por más de cinco años. Mi tabla de
salvación y carta inapreciable, venía justamente a su hora, y firmada por un
viejo amigo y alumno mío de marxismo-leninismo, que nos iniciamos juntos
en el A.B.C. del comunismo —aquel libro y cartilla certeros— y las obras de
Vladimiro llich Ulianov —Lenin— que conseguía agenciarme desde nuestro
apartamiento campesino. Arsenio Oleaechea, más conocido por Kusuko —
me satisface escribirlo todos con dos K—, escribió lo que sigue: “Con
nuestros efectos de siempre para ti y familia, paso
236 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

a comunicarte que registrando papeles viejos tuve la suerte de en-


contrar la Revista España Nueva, número 30-Año II, de junio 18/1922, que
tiene la relación de la Colecta efectuada por los Amigos de la URSS en
aquellos lejanos tiempos y en nuestra Cuba Socialista de hoy. Considero la
satisfacción que te puede causar tener estos datos, desde el punto de vista
que en la misma URSS publicaron de esa acción de los Amigos de su
Revolución en aquella época..." He copiado el texto sin alterarlo en su estilo
original, ni puntuación, aun cuando es pertinente la enmienda del error, muy
explicable, cometido por Kusuko, de confundir la República Federativa Rusa
de Lenin, asiento y núcleo que desarrolló la Primera Revolución Socialista
de la historia, con la U.R.S.S. —Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas— y que se fue integrando en el tiempo, sin que ello signifique
incorporación ni aglutinación, porque se respeta, y mantiene, el principio de
las nacionalidades: gobierno, alfabeto, lengua y cultura en desarrollo,
tradiciones y costumbres, todo cuanto viene y procede desde el mismo
origen y raíz milenarios y constituye la etnología y etnografía esenciales de
sus pueblos numerosos y en marcha.
Conocí a Olaechea en su oficio y sillón único de barbero, en el pequeño
batey de la Colonia Echavarría, donde se detenía en su horario, no muy
exacto para ferrocarril, aquel tren que se movía cansino entre Los Arabos,
su patio-dormitorio, y Altamisal —que algún criollo zumbón rebautizó
Altamisería—, en dos viajes completos de ida y vuelta. El tren mereció
también su nombre de va y ven —perdón por la rima, que salió
espontánea—, y todos le llamaron, y le llaman aún, Minguino, sin que yo
sepa nada, lo aseguro, de la etimología y semántica de tan graciosa palabra.
Kusuko, mi amigo, era por entonces un mulato alto y bien plantado —ahora
no tanto—, vivaz y movedizo, autodidacta todo el tiempo, y aficionado a
enseñar cuanto sabía, y más que se esforzaba en aprender. Descendiente
legítimo de vasco, por lo bueno y generoso de su comportamiento. Si le
pedían alguna cosa que no fuese dinero —que andaba corto de plata—, se
echaba a buscarla, sabedor de antemano de que no la tenía, porque si era
necesaria y útil ya la había regalado dos veces. Solía tener momentos de
ausencia, como ensimismado, y regresaba sonriente, con mucho de
disculpa, cuando la sonrisa era lo más suyo, y expresivo, de su rostro
acogedor y plácido. En política mostraba cierta confusión anarcoide, mejor
anarco-sindicalista; pero alerta y despierto, se esponjaba hasta embeberse
su curiosidad y se orientó pronto, por la vía única del marxismo-leninismo,
años antes de que tuviese Cuba el órgano idóneo y partido vanguardia de
sus masas proletarias: el Partido Comunista de Cuba.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 237

Rafael de la Hoz —qué lindo apellido, y cómo lo honró—, y Arsenio


Olaechea, fueron discípulos míos porque me enseñaron ambos —de la Hoz,
campesino—, tanto de la vida como pude devolverle de la teoría y los libros;
que se complementan y compensan la praxis y teoría, y deben andar de la
mano, bien llevadas y en conjunción armónica, para ascender, penetrar,
interpretar, registrar y conducir el pulso batiente, alternado y cambiante de
las situaciones internacionales y nacionales, que frenan o abren paso,
aperciben y deciden, el curso y rumbo de los movimientos revolucionarios, y
regulan la velocidad —galope, trote largo, o marcha lenta—, de cada
Revolución desencadenada y rugiente, o victoriosa, que se afirma e impone.
Y, ya con las pruebas a la vista, palpables y objetivas, que aparecen
publicadas en la Revista “España Nueva” —Año II, número 30—, de fecha
18 de junio del año 1922. En la página 10, en su centro, y todo con
mayúsculas destacadas por su tamaño, dice: "COMITÉ PRO-RUSIA”.
Después en negrita: “Segundo giro del Comité Pro-Rusia para los
necesitados del Volga”. A continuación entra en el texto: “Por la casa de N.
Gelats y Cía. giró el viernes 9 de junio el Comité Pro-Rusia sobre el
Commerz and Privat Bank de Berlín, la suma de 47, 837.50 marcos
imperiales, equivalentes al tipo de cotización de ese día, o sea a 0.40 el
marco, a S191.35, más 0.20, importe de los sellos puestos a la letra, que
constituye la suma recaudada con destino a los hambrientos rusos”.
"El número del giro es A-219265, pagadero a la orden de Wladimiro
llich Ulianof (Nicolás Lenin)”.
“Publicó el Comité, al hacer el primer giro, que se irían dando completas
las listas de donativos y donantes correspondientes a cada giro, a fin de que
por cada donante se sepa en qué giro está comprendido su donativo y sea
fácil al público, en una ojeada, seguir el curso de la recaudación. Al hacerse
el primer giro de S100 dólares por la casa de Upmann, con un costo de
veinticinco centavos, quedó un saldo de $9.80 como arroja el balance del
Primero de Mayo, último de dicha casa”.
“Saldo de la cuenta especial 5536 de Upmann, adelantado por el doctor
Eusebio Adolfo Hernández mientras se aclare la situación del banco: $9.80.
Donantes: Arturo Briones, $3.00. Andrés López,
51.0. Francisco Domenech, $5.00. General Eusebio Hernández, $5.00.
Ataúlfo Fernández, $5.00. Domingo Mir, $5.00. Manuel Gómez,
52.0. Colecta en el central “Alava”, Banagüises, efectuada por el doctor
Aldereguía, el 20 de mayo, $25.35. Dos españoles, giro postal 732096, $3.00
Artemio Briones, de Manuel Hernández, $1.00. Total $65.15.
238 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

"Beneficio del 4 de junio en el cine "Internacional” por el Comité Pro-


Rusia, $125.40. Total general: $191.55”.
Se hicieron para el beneficio 350 entradas numeradas y quedaron 34 en
los talonarios, sin vender. La entrada fue a $0.40, no admitiéndose por los
miembros del Comité más dinero del fijado como precio a las localidades,
así como tampoco el pago de las mismas sin entregarlas. Todo el dinero
recaudado ha sido girado”.
“Gastos: No han sido hechos con el dinero recaudado, excepto el timbre
del giro. El señor Daniel Hierro cedió, gratuitamente, el local del cine para el
beneficio y corrieron por su cuenta las películas y manipulación: la música,
clichés y letreros anunciando el acto, corrieron al servicio de la taquilla por
cuenta del mismo cine. Otros donativos: señor Cerdeira 350 entradas, en 7
talonarios; el señor Antonio Penichet, tipógrafo, 300 pasquines, Firmado el
Comité Pro-Rusia”.
En dos ocasiones posteriores mostró Cuba —país que giraba sin freno y
por sus desgobiernos miserables y lacayos, en la órbita del capitalismo
imperialismo yanqui—, su identificación de pueblo y comprensión con el
sistema soviético y la conjunción de sus Repúblicas Socialistas, la
Revolución de Lenin y su pueblo gigante. Esta viva simpatía se materializó
económicamente cada vez repetidamente con mi presencia y actuación,
cuando le entregué personalmente a Maxim Litvinoff, ministro de Relaciones
Exteriores de la URSS, a la sazón en el hotel “Nacional”, un cheque por diez
mil dólares, que dedicaba el pueblo de Cuba para engrosar los fondos del
Socorro Rojo Internacional Ruso, “Russian War Relief".
Por último, y cuando ancló en el puerto de La Habana un carguero de la
URSS, en misión comercial, y unos meses antes de terminar la última guerra
universal, que culminó en la gran victoria del 45, visitamos el barco una
Comisión de nuestro inolvidable Frente Nacional Antifascista y a la pregunta
escueta ¿qué necesitan allá? respondió el capitán de la nave con franqueza
socialista, y ancha sonrisa marinera: Tres renglones capitales: leche, jabón y
cuero. Al siguiente día La Habana se quedó sin leche condensada, le
restamos mucho jabón y no poca cantidad de cuero, para las botas de los
soldados que peleaban con denuedo por mantener la libertad del mundo y
liberarnos, a la vez, del milenio pardo rechazado, pero amenazante aún, del
oprobioso y esclavizador nazifascismo. El barco soviético recibió en sus
bodegas complacido más de cuarenta mil pesos en mercancías, que regaló
gozoso el pueblo nuestro, obtenidas todas con el sudor de su esfuerzo y
trabajo de obreros y campesinos. Yo fui, todo el tiempo que luchó el Frente
Nacional Antifascista, organización creada por el Partido Comunista,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 239

su único tesorero, y el dinero recaudado por su tesonera labor estuvo


siempre a nombre mío. Lo presidió Ángel Alberto Giraudy limpiamente y
porque fue honrado y buen cubano, generoso y valiente, lo recuerdo con
respeto y cariño. Juntos cumplimos con nuestros camaradas y amigos del
Partido, una bella jornada que hizo historia. El pueblo cubano estuvo alerta,
nos acogía clamoroso y confió en nosotros, entendió claramente el mensaje
de la hora, vio el peligro y se apercibió al combate necesario, como siempre.
Nos abrió su bolsa sin reservas. Recuerdo mi tarea: hablé en 112 tribunas de
toda Cuba.
Al entregarle al capitán la donación cubana estaban almorzando a bordo,
y me permití pedirle un recuerdo —"souvenlr"— de aquella visita. ¿Qué se le
ocurre, menos el barco?, fue su pregunta rápida. Le contesté que me sentía
satisfecho con un plato de la vajilla en que aparecía grabado el nombre de la
nave y la bandera soviética. Desde entonces adorna el comedor de mi
hogar.
Figura 15.

Oleo del pintor cubano Orlando Suárez en el que se plasma su entrega total a la
revolución socialista y su profunda dedicación al estudio de la tuberculosis.
CARLOS APONTE IN MEMORIAM
Revivir, en su figura y hombría, al venezolano Carlos Aponte, a los 35 años
de su caída en el Morrillo en combate bien disparejo; pero luchando contra la
tiranía que aherrojaba a Cuba y por su liberación del imperialismo; levantarlo
junto a su par en la muerte heroica y resuelta: Antonio Guiteras Holmes, a
quien veía el pueblo envuelto ya en niebla de leyenda; contribuir a recordar el
aciago aniversario con alguna característica personal del revolucionario
menos conocido de nuestra juventud, no es para mí tarea difícil, antes al
contrario, pues fui amigo de Carlos Aponte, lo traté muy de cerca y
entrañablemente, y podría relatar hechos y anécdotas innúmeros de su
anhelar y quehacer en agonía de Patria Grande: Nuestra América.
Si me preguntasen cuándo, cómo y por qué llegó a Cuba por vez primera
Carlos Aponte, no sabría contestar cumplidamente; pero me aproximo si
afirmo que debió ser de escapada, y como tantos otros exiliados, que
desfilaron o permanecieron, peruanos y venezolanos los más, y a partir del
año 23, más o menos, acogidos al calor revolucionario y solidaridad de
nuestra tierra.
Citaré algunos nombres bien conocidos de mi consultorio, donde vivió más
de uno y pernoctaron otros muchos, antes de que Mella lo bautizara, desde
México, con el nombre de la comuna roja. Recuerdo así, de entre los
venezolanos, a los hermanos Machado, Gustavo y el más joven Eduardo,
apodado el negro; Salvador de la Plaza y Carlos Aponte. De entre los
peruanos: el casi médico Luis Bustamante, aprista dialéctico y mantenedor,
que introdujo en Cuba la falsa doctrina, hasta que la erradicaron Mella en la
esfera internacional, y Rubén en su asomo interno; Jacobo Hurwitz; poeta y
miembro consecuente de su Partido Comunista; Miguel Seoane, de breve
estancia y al que apenas conocí. Este, que enumerado queda, fue el grupo
más afín, representativo de intelectuales y estudiantes, a nuestro ideario anti-
imperialista, que giraba ya en la órbita del marxismo-leninismo, sin fuga ni
desviación posibles.

ΎÚltimo artículo escrito por el doctor Gustavo Aldereguía, el 8 de mayo de


1970, cuatro meses antes de su muerte.
242 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

Carlos Aponte era entonces un joven de estatura media, 5-9,


aproximadamente, y de tipología más bien afinada y longilínea; músculos
alargados de contracción felina y, en general, de constitución ágil como hecha
para el salto y la carrera.
En su aspecto exterior, facies, perfil, Aponte abundaba en lo andino de
sus rasgos con acentuación gitana. Me representó siempre a un aguilucho
bolivariano, por lo físico y temperamental, y a nuestros mambises más
arrojados, al frente de sus cargas únicas al machete; porque ya es hora de
proclamarlo como su nota más alta y clarinada de combate: Carlos Aponte era
hijo de la temeridad y el coraje que llevan a la muerte temprana, cuando se
maridan para las grandes realizaciones históricas en los momentos propicios,
que sólo saben interpretar, prever y desatar, los grandes conductores
identificados con sus pueblos, que tienen fe en sus pueblos, y están prestos a
cumplir su mandato. Así José Martí, Lenín. Fidel.
La cultura política, conciencia y situación orientada en lo continental
nuestro americano; el largo proceso de penetración, dominio, expoliación y
explotación del imperialismo yanqui; el amanecer y realización del marxismo
por el genio de Lenin, no eran motivaciones, inquietud ni sacudidas, para la
deformación aventurera del Carlos Aponte que llegara a Cuba por vez
primera. El era un revolucionario de otro tipo, a la manera antillana y del Río
Grande al Sur. Había invadido ya a Venezuela 4 ó 5 veces, bajo la jerarquía
del titulado Coronel Urbina, y su gran ambición consistía en alcanzar la
Administración de la Aduana de la Guayra.
Ya residente entre nosotros, y en contacto diario con su núcleo, de
marxistas sacrificados y honestos, Carlos Aponte abrió los ojos a las
realidades y asimiló, vorazmente, los principios esenciales que nutren la llama
interior forjadora del guerrillero heroico. Ya había cristalizado el hombre que
no tardaría en incorporarse a las fuerzas del General Sandino, merecer y
alcanzar, por su bravura, todos los grados hasta llegar a ser su Lugarteniente
primero, y escribir las páginas que anticiparon la vulnerabilidad yanqui desde
“El Chipotón”, en las montañas de Nicaragua.
Fugada la bestia machadita, el "asno con garras”, andaba yo bien
atareado, con una brasa ardiente, en mis trajines de enderezar el Sanatorio
“La Esperanza”, sin dinero ni crédito el Estado, y en penuria todos sus
funcionarios y empleados; los médicos devengaban sueldos de miseria,
treinta y siete pesos mensuales, y se extendía la plaga del hambre, lo
carencial y trófico, en medio de la abundancia aparente: cinco pollos por un
peso y doce centavos la libra de pavo; los campesinos mantenían el trueque y
era moneda
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 243

circulante el huevo. Así las cosas y caminos de la crisis cubana, cuando


me llega una carta de Carlos Aponte, fechada en Quito, Ecuador en la que me
exponía su aburrimiento: ‘‘Hermano, quiero volver a Cuba a echar las diez de
última”, me adelantaba, en solicitud del dinero para el viaje, que no tardé en
girarlo. A las pocas semanas lo estrechaba en fraterno abrazo, y quedó
instalado en una pieza discreta, a modo de sótano, y basamento de la
vivienda. No tardé en avisarle a nuestro Pablo de la Torriente ESrau, y, al
presentarlos, recuerdo que le advertí: Aponte tiene ya, en su vida y hechos, tu
mejor novela americana, reúnanse a menudo y que te cuente hasta vaciarla.
Se reunieron todas las mañanas y, echados al pie de un árbol cualquiera,
lápiz en mano, Pablo tomaba notas, y taladraba a preguntas a su amigo
reciente y, presunto protagonista.
El diario “El Mundo” publicaba, por entonces, una página literaria dominical
y fue allí que apareció, —un domingo de abril de 1934— el artículo inicial de
Pablo, sobre Aponte, que intituló: "Un hombre de la Vorágine”. Ya apuntaba,
del anecdotario extraído en sus charlas, y le extendía un título arrancado a la
cantera de muchos que pueblan, y ensombrecen, la fantástica novela de José
Eustasio Rivera, colombiano y excelso poeta, que apareció en la década del
20 al 30; más bien a su final.
Recuerdo que hube de releerla en la prisión de "La Cabaña” en diciembre
del 30, y fue esta vez que me entregó su desgarradora belleza en páginas de
sangre. Aquel artículo de Pablo fue comentado en la tertulia más amplia de los
desterrados venezolanos, que se agrupaban en el Hotel Roosevelt, de San
Miguel y Amistad, en las mañanas dominicales. Insurgió una crítica ácida del
Coronel Urbina, y, en conocimiento de Aponte, le preguntó si estaba armado.
Como la respuesta fue negativa se emplazaron para un duelo Irregular, allí
mismo y transcurrido un tiempo prudencial. Aponte se fue al Sanatorio,
recogió mi pistola Colt y regresó al punto de partida, donde ya lo esperaba
Urbina en la mejor disposición de agotar ambos las respectivas cargas de sus
armas. Conclusión: Urbina con una rodilla herida, que lo dejó marcado y cojo
mientras vivió, y Aponte herido en un pie, sin mayor importancia. Enterado del
grave problema, así que regresé al Sanatorio —se hablaba de la muerte de
Urbina— me fui al Hospital de Emergencias, y ya Aponte había' conseguido
que lo trasladasen a la clínica nuestra, Instituto Clínico de La Habana, situado
cerca del Hospital.
Preparamos el secuestro para la media noche, tan pronto cambiara el
policía de vista, responsable de su custodia, y alertado el personal de guardia
correspondiente a dicho horario para proceder con el mayor sigilo. En
compañía de Pepe Utrera —hoy arrepentido
244 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y contrarrevolucionario— trasladamos a Carlos Aponte, sin la menor


dificultad, a la consulta del compañero Rodolfo Pérez de los Reyes que,
situada en Prado, resultaba ‘‘casa con dos puertas, difícil de guardar" por la
convergencia de la calle Consulado en dirección al mar. En los días que
siguieron al rescate de Aponte, y por contagio imitativo, las organizaciones
revolucionarias —así autonombradas— vaciaron las salas hospitalarias de
sus miembros heridos en condiciones de ocultamiento.
Ya recobrada su movilidad, el Coronel Carlos Aponte, se acercó más y
más al revolucionario ejemplar: principios, doctrina, acción, que fue Antonio
Guiteras Holmes, atraído por su irradiación imantada de conductor de
hombres, y capaces de remodelar su pueblo porque creen en el hombre y, sin
vacilaciones, en su pueblo. En Antonio Guiteras vio de nuevo el resplandor y
la estrella del General Sandino, y juntos saltaron la traición infame, para caer,
dignos y limpios, en los claros de la muerte.
¡Como me viene a la mente una de las frases favoritas del Coronel
Aponte: "el tigre come por lo ligero” pero esta vez, la última, la fiera fue tan
confiada que demoró su ataque! ¡Como recuerdo ahora que la celebración en
Tampa del primer aniversario Guiteras- Aponte, nos costó la salida del
Municipio —Countyy— juntamente con los míos. Hacía 17 años que no
celebraba yo Primero de Mayo y el Centro de Trabajadores fue insuficiente:
siete días después la conmemoración y se bloqueó la calle. El orador central
se había ganado la expulsión y estancia en Miami, hasta que termina su exilio
del año 35 en julio del 36, y de nuevo a la cárcel a su retorno!
Desde mi cuarto de enfermo, mayo 8 y 35 aniversario.
“RELATO HISTORICO Y CURRICULUM VITAE*
Aspecto civil y académico:
Gustavo Aldereguía Lima nació en Campechuela, Provincia de Oriente,
frente al Golfo de Guacanayabo y no lejos de las estribaciones de la Sierra
Maestra donde levanta su majestad el Pico de Turquino, la cumbre más alta
de Cuba y de aquel sistema orogràfico. Fue al comenzar la guerra de 1895, la
última por la independencia contra el poder oprobioso de España, la odiosa y
odiada metrópoli. Huérfano temprano, perdió a su madre a los diez meses de
nacido, víctima de la tuberculosis, y a su padre a los once años en un
accidente ferroviario del que fue testigo presencial horrorizado. Cabe destacar
el paisaje geográfico, y, no menos, la orfandad temprana, porque ambos
seguramente, lo telúrico y lo infausto, suelo y suceso, permanecieron en su
entraña de luchador y conformaron su carácter.
Bajo la protección cariñosa de su tío por línea paterna Alfredo Aldereguía,
nativo de Navarra, España, y de quien se considera hijo adoptivo, estudió
nuestro biografiado la segunda enseñanza en la ciudad de Matanzas,
graduándose, a la vez, de Agrimensor como profesión derivada y de
aplicación útil. Ingresado en la Escuela de Medicina de la Universidad
Nacional puso mucho interés en no distinguirse como estudiante modelo, al
uso y costumbre de la época, afirmando su natural rebeldía, ya evidente y
manifiesta desde el bachillerato, contra programas, textos y profesores,
inconexos, retóricos y mediocres; muy numerosos y aceptados por entonces.
Despuntó como líder entre los estudiantes de su tiempo. Se graduó de
médico en 1918. Casado con Agustina Valdés-Brito Carreras en 1920. Dos
hijos varones, Gustavo y Jorge. Especialista en ejercicio de enfermedades
broncas pulmonares y tuberculosis establecido en la ciudad de La Habana.
Profesor ayudante de la Cátedra de Clínica Médica, Escuela de Medicina,
durante dos años. Especialista por oposición durante siete años de la Casa
de Salud Covadonga, 1925 a 1932. Director del Sanatorio “La Esperanza” —
el mayor de Cuba

Relato autobiográfico redactado por el doctor Gustavo Aldereguía, en 1960.


246 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

en esa época— del 1933 a 1935. Graduado en los Estados Unidos de


Norteamérica. Trudeau School of Tuberculosis 1931. Miembro de la Sociedad
de Estudios Clínicos de La Habana. Fellow y Primer Presidente del Capítulo
Cubano (Cuban Chapter) del American College of Chest Physicians. Director
General de Lucha Antituberculosa de la República, nombrado por el Gobierno
Revolucionario tan pronto como asumió los Poderes de la Nación.

Publicaciones Científicas
Dos volúmenes sobre Estudios de Tuberculosis, recopilación anual de
trabajos realizados. Contribución a Congresos Médicos Nacionales, sesiones
de la Sociedad de Estudios Clínicos —Habana y Santa Clara— y Jornadas
Médicas en Provincias. Participación en el Congreso Médico-Social
Panamericano de Lima, Perú, y otros del American College of Chest
Physicians en Ciudad México, y otras de los Estados Unidos —Chicago, New
York, Atlantic City— numerosas conferencias y trabajos de vulgarización,
ensayos y artículos, publicados sobre problemas sociales, humanos y
cubanos, de lucha antituberculosa. Un libro y tesis: Educación Vocacional de
los Tuberculosos. Un estudio estadístico y monografía anunciado en el
Congreso Internacional del American College que se va a celebrar en Viena el
próximo mes de agosto, intitulado Estudio Foto-radiográfico del Ejército
Guerrillero Cubano y que comprende veinte mil foto-radiografías.
Participación en las luchas estudiantiles y organizativas de la Clase
Médica:
Se inició en la lucha estudiantil cuando estudió el bachillerato y fue
Presidente de la Asociación de Estudiantes del Instituto de Matanzas. Ya en
la Universidad fundó y dirigió la Revista de la Asociación de Estudiantes de
Medicina cuyas páginas de fervorosa cubanía y encendida prédica
mantuvieron la tónica en ascenso del ideario juvenil, redoblaron las
inquietudes estudiantiles, y no tardaron en penetrarse —repercusión y eco—
del grito de Córdoba, República Argentina. Aquella oriflama desplegada al
viento de la serranía que sacudió las vértebras andinas y en un despertar de
su médula gigante, vibró todo el continente Nuestro ante el dinamismo de las
nuevas ideas, desde el Arauco Indómito hasta el antiguo Imperio Incásico y el
Anahuac feraz; aquella bandera revolucionaria tremolada por los estudiantes
cordobeses triunfantes desde el último baluarte de las viejas ideologías en
cuyo seno se desarrolló palpitante la lucha tenaz entre la mentalidad colonial,
medieval y teológica, y la mentalidad criolla, experimental y crítica,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 247

hasta cuajar en la Reforma Universitaria del año augural y cumbre del


estudiantado universitario latino-americano, 1918.
Después de graduado, cuatro años más tarde, y con motivo de celebrarse
en La Habana el Sexto Congreso Médico Latino-Americano, regresa el Dr.
Aldereguía a sus luchas y empeños en el seno de la Universidad y por la
superación de la vida universitaria, estudiantil y profesoral, métodos,
sistemas y programas, continente y contenido, ciencia y conciencia. Su
discurso en el Aula Magna de la Universidad el 4 de diciembre de 1922, que
precedió y condicionó la Conferencia del entonces Rector de la Universidad
de Buenos Aires Dr. Arce, acerca de La Evolución de las Universidades
Argentinas, fue precursor, y abre el ciclo fecundo de los movimientos
estremecedores, lucha mantenida y pronunciamientos de esclarecida
repercusión y contagio ciudadanos, que desbordó para siempre el ámbito
universitario y proyectó el quehacer estudiantil, su vida y espíritu
materializados en acción, prédica y doctrina, martirologio y ejemplo, sobre el
ser y devenir de la República, el acontecer y destino de la Patria Cubana.
Pocos días más tarde, y luego de una reunión con estudiantes
representativos en el local de la Asociación de Estudiantes de Derecho,
escribió Aldereguía un Manifiesto, leído en el muelle la mañana en que
embarcaba el Dr. Arce rumbo a su patria, que fue el origen, o, por lo menos,
contribuyó a fundar la gloriosa Federación de Estudiantes Universitarios, la
F.E.U. indomable y heroica.
Vuelto nuestro biografiado a su ejercicio de médico rural, no tardó en
aplaudir, desde lejos, el triunfo de sus desvelos: el estallido de la huelga,
general y revolucionaria, en el recinto universitario. En el año 1925 y con
ocasión del Primer Congreso Revolucionario Estudiantil, participó
activamente en sus deliberaciones y tareas, representando a la Revista
“Alma Mater” que fundara y dirigía, a la sazón, el arquetipo estudiantil y gran
líder continental Julio Antonio Mella, su amigo entrañable. Fruto de aquel
Congreso, el más logrado, fue la Universidad Popular José Martí; fragua y
nexo que fundió, desde entonces, el pensamiento político y revolucionario de
la Colina Universitaria, y, muy especialmente de su estudiantado, a las
inquietudes, afanes y rebeldías, del proletariado en camino ya adelantado y
fase de madurez; en trance de organización trabada y firme.
El Partido Comunista de Cuba, no lo olvidamos, vanguardia del
proletariado, penetrado de filosofía marxista, imbuido de leninismo genuino,
estrategia y táctica, dialéctica y herramientas aguzadas y tenaces, tocaba ya
a la puerta y alertaba las mentes. Todo el tiempo que funcionó la Universidad
Popular José Martí, —hasta su persecución
248 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y clausura por la bestia carnicera que fue Gerardo Machado el primer


tirano sanguinario de Cuba— se mantuvo el Dr. Aldereguía como su profesor
de Medicina Social.
Su vinculación a los problemas universitarios y defensa apasionada de
sus fueros y autonomía lo trajeron nuevamente a los primeros planos de la
actualidad cuando le salió al paso a un periodista envilecido, Ramón
Vasconcelos, que atacaba sin tregua desde su periódico gobiernista y en su
editorial titulado "Entreactos” a nuestro más alto centro docente, la conducta
irreductible de su alumnado, enfrentada al dictador y tirano miserable, el tigre
Fulgencio Batista, y al profesorado pasivo —según el criterio del columnista
sometido— que no se adelantaba a restablecer la disciplina resquebrajada y
en desmedro. Vasconcelos y “Alerta” —el periódico abyecto— igualmente
procaces, injuriaban cada día la dignidad y prestigio, tradición heroica, timbres
preclaros e historia bicentenaria y patriótica de aquella casa y centro de
estudios. El Dr. Aldereguía salió a la palestra y recogió luego, en un valiente
folleto, que tituló Don Ramón Genio y Figura —Boceto de Pelele— Polémica
en torno a la Colina. En defensa de la Universidad. Finís Ramón, las
conferencias que pronunciara en la Universidad de Oriente y Aula Magna de
la Universidad de La Habana en julio-agosto de 1952, cuando ya el tirano
Batista ordenaba asesinar estudiantes y había muerto, a manos de sus
esbirros, el joven Rubén Batista. En folleto de Aldereguía salió a buscar
polémica y Vasconcelos prefirió callar; su lección de Sociología Universitaria y
todas las cincuenta páginas, con bibliografía inclusive, que enrostró al
periodista insolente y desbocado, lacayo de su autodenominado General
Batista, no admitían réplica, que tan macizas y contundentes fueron en su
enjuiciamiento y análisis.
Los altibajos, progresos y desvíos, retrocesos y persecuciones; siempre
un paso atrás y dos hacia delante, que han caracterizado la dura lucha, larga
y perseverante, de la clase médica cubana por su organización y alcanzar la
plenitud de su ejercicio profesional liberado de trabas y coyundas, explotación
y miseria, incomprensión y miopía de la gente, sociedad en general,
colectividades más o menos egoístas; pero que le roban al médico el
producto legítimo de su esfuerzo, y hasta el propio poder público o del
Estado, tantas veces viciado y corrupto en nuestro medio; todo este
continuado bregar sin descanso tuvo siempre, desde su inicio, un paladín ab-
negado y líder entusiasta en Gustavo Aldereguía, al que no arredraron
amenazas, cárceles ni destierros, persecuciones ni extrañamientos, cuando
Gerardo Machado primero, durante todo su desgobierno y prórroga de
poderes; después, y a todo lo largo de la
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 249

prolongada y oscura noche que significó la autodesignación y el mandato


desmandado, cruel y sanguinario, de Fulgencio Batista; el sargento
insubordinado y megalómano coronel y mayor general. Fundador de aquella
Federación Médica, de los tiempos turbulentos y heroicos, reclamó sin
descanso su puesto en el punto de mando del Ejecutivo Nacional; fatigó las
tribunas y publicaciones, los sacrificios y renunciamientos. Cuando se integró
la Federación, por mandato legal inexcusable, en el Colegio Médico Nacional,
continuó laborando sin tregua hasta que las viles pasiones y mezquindades
en alza de pobres gentes, que, además eran médicos, se adueñaron de la
organización, y, desviándola de su cauce limpio —espejo y ejemplo de las
clases profesionales y de la ciudadanía en general— la plegaron al servicio
de los intereses espúreos y encumbramiento personal de los peores
dirigentes eternizados en su gobernación y malos manejos de su economía.
Era el momento de los mediocres y pillos que pululaban por doquier, la etapa
de los truhanes condecorados, la piratería y audacia al asalto de las
posiciones, la corrupción, venalidad y ramplonería, descocadas y triunfantes;
pero todo produce y engendra su contrario, la fuerza antagónica de virtualidad
creadora que reduce y aniquila lo nocivo y letal. Así la Revolución Cubana
lleva en su entraña floración y vida nueva, aurora y despunte, porvenir y guía;
consecuentemente a estos postulados y en una Asamblea Nacional de los
médicos cubanos, recientemente celebrada en la ciudad de Santiago de
Cuba, la XLIV Asamblea, libre y democrática, el Partido Médico de la
Revolución triunfó sobre las fuerzas regresivas, y, mayoritario, se dispone a
limpiar la casa de los médicos y su organización de todas las inmundicias
pasadas, permeabilizando ambas —organización y sede, exterior e interior,
paisaje y paisanaje —a los ideales y doctrina, normas y principios, que rigen y
orientan nuestra Revolución. No faltó Aldereguía a esta justa del decoro
médico y rescate de los valores infamados.
Participación en la lucha revolucionaria, contra las tiranías y por la
liberación nacional.
Una vida al servicio de las ideas revolucionarias, de su afirmación y
crecimiento, desarrollo y comprensión. No sólo en aquellas capas sociales
que tienen sus motivos para negarlas y combatirlas a sangre y fuego, porque
tocan a sus privilegios, dominio esclavista y esclavizante de las grandes
mayorías explotadas y hambrientas; también, y no menos, en los más, el
proletariado industrial y artesanado en vías de proletarización, la clase
campesina en su casi totalidad, la pequeña burguesía en pugna tenaz y vil
por trepar a estratos superiores de predominio, los profesionales comprimidos
250 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y exhaustos; las grandes multitudes de hombres y mujeres sin oficio


clasificado ni beneficio posible que se debaten angustiados en el campo de la
burocracia y el desempleo, atrapados todos, mordidos y pulverizados, por un
régimen económico en crisis, agrietado y enfermo en cronicidad irreparable,
que cumplió su papel histórico y hasta revolucionario y que pervive con sus
llagas y pústulas, disimuladas y recompuestas, anemiándolo todo a su
alrededor y presumiendo de buena salud, fortaleza y vigor, por las
transfusiones que exige y la succión que mantiene a su mundo penetrado —
desgarrado más bien —de coloniaje, enmiendas y tratados vergonzantes, y
de su mundo oprimido, hollado y ofendido, por los desafueros y violencias del
capitalismo monopolista y financiero.
La sospecha primero, en los inicios de su vida pública, el convencimiento
pleno más tarde, por el estudio y la meditación, de estas verdades
esenciales, así resumidas, llevaron a Gustavo Aldereguía a una interpretación
temprana de los factores determinantes, y en juego, en la mecánica de la
historia contemporánea, a una concepción natural y legítima —por científica y
humana— de los fundamentos y raíces del materialismo histórico, que
hunden la substanciación filosófica y política de su contenido y expresión en
las tesis y textos de Carlos Marx para hacerse acción, realidad y devenir,
presencia y potencia invencibles, en los caminos trazados por el genio de
Lenln, su continuador infatigable y realizador máximo.
Fue el conocimiento de la obra magna en realización por Lunacharsky, el
Primer Ministro de Cultura de la Revolución Rusa, que adquirió en las
páginas de la Revista de Filosofía Argentina —artículo de José Ingenieros
aparecido en el volumen primero y página 446 del año 1920— lo que movió al
Dr. Aldereguía, conjuntamente con el Dr. Eusebio Adolfo Hernández, a fundar
en La Habana, ese mismo año, una organización de ayuda y defensa :‘‘Los
amigos de Rusia” que contrarrestara en alguna forma, aunque débil, la
oprobiosa campaña e infame propaganda en que se complacían, obedientes
como siempre a los mandatos del dinero maldito y a los peores intereses,
solamente las empresas periodísticas del mundo capitalista, si que también, y
como siempre, las agencias cablegráficas de la época, desvergonzadas y
mentirosas. "Los amigos de Rusia” organización pionera aunque efímera,
rompió lanzas y recolectó dinero en auxilio humilde a los ideales y derechos
humanos que defendía la Unión Soviética bañada en sangre, la sangre
heroica de sus hijos, combatida desde adentro por aventureros sin
conciencia, cosacos de crocantería y condottieri de fortuna, ocupada en parte
por un muestrario abigarrado y ejército sin moral de las llamadas entonces
Potencias Aliadas, que decían defender la democracia y libertad.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 251

Con estos antecedentes a la mano y vista se explica el traído y llevado


calificativo de temible comunista que acompaña, como la sombra al cuerpo, la
vida entera de Gustavo Aldereguía. Bastaron a las fuerzas retardatarias
cubanas los tránsfugas y miserables de la politiquería dominante y sus
desgobiernos representativos, cortesanos, soplones y esbirros hacedores de
listas y rótulos destinados a marcar las personas que llaman subversivas por
desafectos o agresivas a sus regímenes podridos, para que le remacharan la
etiqueta como un aditamento depresivo, merecedor de persecución por anti-
nacional y extranjerizante, antipatriótico es el vocablo de su jerga, peor
intencionada y más que estúpida. El médico Aldereguía no se preocupó
nunca de la preciada condecoración, y antes la consideró un homenaje que le
rendía la estulticia para diferenciarlo. Cada quien es lo que tiene por norte y
guía; cuanto se propone y quiere ser, con absoluta prescindencia del criterio
ajeno y de acuerdo con los principios que selecciona, acepta y defiende por
mejores dentro de la escala y estimativa de los valores que ennoblecen la
vida. En el curso de los años posteriores su vinculación profunda y amistad
hasta la muerte con los dos adalides y pioneros de la Revolución Cubana,
caracteres adamantinos ambos. Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena,
reforzó la etiqueta que no se desprendería nunca, tan apegada que la siente a
su carne y substancia y no por cuanto digan o afirmen, ladren o amenacen,
esbirros y bribones, satos y perros de presa en alquiler a tiranuelos cobardes
y dictadores del patio o poderes extraños que les arrojan migajas y condumio,
sí por cuanto lleva padecido en defensa irreductible de hombres y pueblos
que se desangraron y desangran luchando sin tregua por la libertad plena y
soberanía irrestricta de nacionalidades y colonias, países subdesarrollados,
por subindustrializados y parias sin tierras; sí por cuanto ha sufrido para que
la dignidad y el decoro humanos sean respetados y enaltecidos en el aquí y
ahora de los pueblos ya en pie de lucha; no escarnecidos, humillados y
trucida- dos, en este "valle de lágrimas” que rezan los catecismos decadentes
mientras ponen los ojos aguanosos y en blanco para justificar todos los
atropellos y miserias, y, si esto fuera poco, trasladan las bienandanzas y
rectificaciones, dichas y venturas y felicidad, a un plano mitológico y
ultraterreno y las sitúan en un más allá y milenio inalcanzables, sin existencia
ni forma, fuera del tiempo y espacio infinitos.
Cuando egresado de la Facultad y ya doctorado en Medicina, ese mismo
año 1918 glorioso y conmocionado por los sucesos históricos que
estremecían el mundo, Gustavo Aldereguía se traslada al interior de la
República y empieza a ejercer su profesión en el
252 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

medio rural, en un ingenio o fábrica de azúcar, es que se inicia su vida


revolucionaria. Conocedor de la vida campesina y del proletariado que nutre
la industria azucarera cubana, en tanto que se desnutre por la explotación y
los bajos salarios; conocedor del régimen esclavista —grilletes, cepo y
componte— infrahumano y degradante, que dominaba las relaciones
laborales y patronales —esclavos y negreros— en los ingenios durante la
época colonial, y que extendió su infamia sin humanizarse hasta bien entrada
la República, sustituyendo el vergajo y látigo humillante y envilecedores del
coloniaje por el plan de machete de la guardia rural al servicio del amo y
señor; conocedor, como pocos, por haber vivido su infancia y adolescencia en
colonias y bateyes, y desarrollado inteligencia y conciencia en contacto con
los hombres del agro y la industria rural, la tierra y la fábrica, la caña de
azúcar y su proceso de elaboración, se dio el joven médico a la empeñosa
tarea de mejorar las pésimas condiciones de salubridad en que malvivían
guajiros y obreros, a combatir las plagas, el parasitismo intestinal y las
enfermedades infecciosas endémicas predominantes, fiebre tifoidea y
paludismo, tuberculosis, disentería bacilar y amebiana, poliomielitis y
trastornos deficitarios y otros males menores. Inició y extendió la medicina
preventiva en todos sus métodos y por todos los procedimientos entonces
conocidos y a su alcance, en el ámbito y área posible de su demarcación y
zona de su ejercicio; dictó conferencias en el seno de las comunidades y
poblados, divulgó conocimientos sanitarios sobre higiene pública y privada,
vacunación, aguas, vivienda, vestido, y sostuvo charlas esclarecedoras sobre
asuntos de medicina social y de toda índole. En lo político y laboral, que no
descuidó nunca, orientó hombres todavía balbucientes y contribuyó a
organizar grupos incipientes, tonificándoles en el sentido de la integración y
rumbo hacia más altos destinos: los sindicatos por talleres e industrias. Los
libros y publicaciones de literatura marxista-leninista que empezaban a llegar
a Cuba en los albores de la década de 1920, para inundar nuestras librerías
poco después fueron devorados en desvelo y ampliaron el horizonte político
internacional del médico Aldereguía quien se preocupó, metido en el campo
como andaba, de comentar aquellas sus lecturas en grupos pequeños y
forma compartida; sus libros, por lo demás, circulaban generosos y difun-
didores en contagio de ideas y doctrinas, entre las manos ágiles y mentes
despiertas capaces de aprenderlos y asimilarlos. De esta data y época
arrancan los primeros artículos de contenido político esencial que escribiera el
Dr. Aldereguía en los que se asoma al mundo desgarrado afanoso de
interpretar su gravidez y el momento histórico que malvive, mientras amanece
un nuevo ciclo y se afirma
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 253

un mañana mejor para la humanidad y el destino del hombre en la tierra.


La Revolución Francesa ante la Revolución Rusa, que lleva su firma, es, más
que un atisbo amplio y certero, una anticipación lograda. Empieza a
colaborar, ya con frecuencia, en la Revista “España Nueva” que anticipaba el
cambio de régimen y advenimiento de la República en su prédica fervorosa.
Gobernaba a Cuba, por entonces, hasta 1925, un mal nombrado
Presidente civilista, de cultura letrada; pero marrullero y ladrón, el licenciado y
Doctor en Derecho —abogado— Alfredo layas, cuyos escándalos y pillaje
hicieron época, resubiendo las desvergüenzas y piratería —para escarnio de
sus conciudadanos y asombro del país de sus antecesores, los pillos y
generales José Miguel Gómez y Mario García Menoca!, plaga maldita que, en
sucesión, arrasó la República, su economía y prestigio, durante doce años:
1908 al 20.
""'Este recuento tiene un antecedente más vil, si cabe por extranjero: el
bajalato miserable que significó la intromisión en nuestros asuntos internos de
aquella repugnante figura, tan crasa por su ignorancia, audacia y obesidad,
que nos exportó coactivamente de su colección, como pésimo ejemplo y
espejo fiel de un sistema putrefacto en lo administrativo y la selección del
procedimiento, a lo Tammany Hall y muy propio de los lobbyists, made U.S.A.
La figura, de eterna y odiada recordación para los cubanos decentes, se llamó
Charles Maggon, anticipo deprimente de otros caballeros de industria —
politicians— y personeros de la diplomacia del dollar (dollar diplomacy) estaca
y "tente tieso" (big stíck) que vendrían después: un tal ejecutivo de apellido
latino —Mr. González— en la época de García Menocal; otro, reformador de
códigos, Mr. Enoch Crowder, durante el período de Alfredo Zayas; un tercero
bien conocido, cazurro y ladino como pocos; intemacionalista que llegó a Sub-
Secre- tario de los E.U. —Mr. Benjamín Summer Welles— tan estirado de
talla como estrepitoso su descenso y que asistió sorprendido y atónito, a la
insurgencia de Fulgencio Batista; otro, y van cuatro, cómplice del tirano,
sacristán y enredador —Mr. Jefferson Caffery—; un quinto, entrometido como
ninguno, fracasado aquí y en la Argentina después ruidosamente, Mr. Spruille
Braden; el sexto y complacido yes man de su general y amigo, un tal Mr.
Smith cualquiera de etiqueta y salón, espectador impasible de nuestra
tragedia última. Llegamos, finalmente, a Mr. Bonsal, notario preocupado y
ocupado en idas y venidas a su casa matriz —State Departament— para traer
y llevar notas que importan a los intereses de sus conciudadanos. Antes
cobraba Unele Sam con los marines en tierra y por la fuerza; ahora amenaza
a Cuba con rebajar la cuota azucarera y dislocar su economía con el dogal y
estrangulación del bloqueo refinado; pero
254 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

los cubanos rechazamos todo tipo de intervención, siempre ofensiva, con la


dignidad por escudo y el coraje de nuestro pueblo que respalda, resuelto a
morir, las leyes, normas y dictados de su Revolución invencible. Alfredo layas,
el Presidente mal nombrado civilista, hizo cosas increíbles, como el canje del
Convento de Santa Clara; la escandalosa ley que creó los subpuertos para
exportar azúcar, provocadora de una sostenida protesta nacional que
reencendió el denominado Movimiento de los Veteranos y Patriotas, casi sin
transición. Aldereguía, primero en el campo, y, más tarde en La Habana,
participó activamente, hasta la extinción degradante, por la traición de sus
líderes, de ambos amagos de rebelión nutridos de substancia popular.
En lo estudiantil y universitario del año 23 la astucia pendular, zig-
zagueante, del presidente Zayas no fue menos efectiva y consiguió frustrar
con aparentes concesiones, como la integración de una Asamblea
Universitaria con funciones de gobierno elector que designaba la autoridad
máxima de la casa: el Rector, constituida la Asamblea por profesores titulares
y auxiliares, ayudantes graduados y alumnos estudiantes, todo el impulso
inicial y revolucionario de aquel bello prólogo. Zayas desvió el movimiento
mellándolo contra el calendario y lo estiró, ladeándolo, para vaciarlo de su
contenido renovador. Designado por los votos de los ayudantes graduados el
Dr. Aldereguía, y hombro contra hombro apoyados con Julio Antonio Mella —
ya líder estudiantil y que representaba al alumnado— lucharon en defensa de
las reivindicaciones sostenidas por los estudiantes y afirmaron la legitimidad
de su actitud, de sus pronunciamientos y conducta, ante y frente al resto de la
Asamblea, compuesta, en su gran mayoría, por profesores enquistados,
indolentes y mediocres, ayunos de inquietud y carentes de sensibilidad
ciudadana y patriótica. Escribieron juntos una bella página con caracteres
viriles de rotunda hombría.
El período presidencial de Gerardo Machado subsigue al de Alfredo
Zayas y se inicia en el año de 1925, para desgracia de Cuba y de su pueblo
que va a entrar en tortura y padecer un largo martirologio. Bien pronto se
perpetra el primer asesinato en la persona del periodista Armando André —
Director del diario ‘‘El Día", periódico de oposición a la inminente tiranía que
estrenaba ya sus armas homicidas. Pocos días antes, una semana apenas, y
en el mismo órgano de opinión, apareció el primer artículo de Aldereguía
contra el régimen oprobioso de Machado. Lo tituló Basta de Farsa”. No
tardaría en desatarse la persecución desenfrenada contra los estudiantes y
obreros que caracterizó aquella orgía bestial de atropellos, sangre y muertes.
Julio Antonio Mella,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 255

que fundara con Carlos Baliño, el precursor insigne de las ideas


socialistas, el Partido Comunista de Cuba, cae preso el 27 de noviembre,
fecha infausta por aniversario de un monstruoso crimen y baldón de España,
cometido durante el coloniaje: el fusilamiento de los ocho estudiantes de
medicina en 1871; con Mella entra a la cárcel un grupo de obreros dirigentes.
Se destaca entre ellos Alfredo López, obrero tipógrafo y líder indiscutido, que
desapareció poco después y cuyos restos fueron identificados años más
tarde, ya caído el tirano —agosto de 1933— en un cementerio privado del
Castillo de Atarés; también aparecieron allí los de Margarito Iglesias, dirigente
portuario, y Félix Ernesto Alpízar, estudiante revolucionario que militaba en el
Directorio del año 30.
La huelga de hambre que se impuso Julio Antonio Mella en protesta del
encarcelamiento fue un hecho impar y único, hasta entonces en los anales
cubanos. Aldereguia participó activamente en el suceso como médico de
asistencia de Mella y conoció, junto a su lecho, aquella su reciedumbre de
carácter y calidad estoica de tan entera conducta humana y patriótica. El
Comité de Lucha que se organizó para combatir por su liberación, integrado
por estudiantes cubanos en su mayoría, también venezolanos y peruanos
desterrados, obreros y profesionales que se reunía en la consulta de Alde-
reguia, y del que fue animador Leonardo Fernández Sánchez, alumno y
presidente de la Asociación de Estudiantes del Instituto —Centro de Segunda
Enseñanza de La Habana— alcanzó una resonancia continental tan
extendida y vibrante, que fue, sin duda alguna, por la intensidad de su
campaña, el primero y gran escándalo que repercutió fuera de Cuba
denunciando al vándalo desalmado que nos desgobernaba. Baste saber que
el Cabildo de Buenos Aires, el Senado y la Municipalidad de Ciudad México,
tomaron acuerdos pidiende la excarcelación del joven líder. Los grandes
diarios de las capitales Sudamericanas, “La Prensa” y “La Nación” de Buenos
Aires incluidas, publicaban cada día los boletines médicos sobre el estado de
salud, desnutrida en voluntario y tenaz ayuno, del estudiante heroico que se
daba al martirio para despertar la conciencia de su pueblo y alertar a la
juventud insensible y abúlica; no al estudiantado universitario que en pie de
pelea y preso de febril angustia, veía alargarse y extenderse sobre el cielo
patrio, como un presagio de negros presentimientos, la sombra macilente de
Julio Antonio Mella. La noche en que trasladaron su ya débil organismo desde
la Cárcel de La Habana a la Casa de Salud del Centro de Dependientes —
con un despliegue impresionante de fuerzas policíacas— fueron detenidos
Rubén Martínez Villena y Gustavo Aldereguia. En los primeros días del año
29, mes de enero, por orden de Gerardo Machado —el
256 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

“asno con garras” que así lo bautizó Martínez Villena— cayó herido
mortalmente a balazos en la ciudad de México, el bravo adalid y genuina
esperanza de la juventud cubana y todo el Continente Latinoamericano. El
tirano sediento de sangre ya era, y por tan horrendo crimen, un asesino sin
fronteras.
Entre los hechos de guerra, atentados, amagos de rebelión, que
estremecieron a Cuba durante los ocho años de saqueo, pillaje, asesinatos a
mansalva e innúmeras torturas inferidas al pueblo por Machado —sus
gobernantes asociados y hampones criminales— la acción bélica de Gibara,
asalto y ocupación de la villa por el grupo de expedicionarios —37 hombres
en total al mando del bravo Capitán Emilio Laurent— que salió por el río
Hudson de la ciudad de New York; el combate frontal contra fuerzas muy
superiores de todas las armas, aviación inclusive, del ejército regular
machadlsta —casi dos mil hombres— que rodeó a los patriotas legionarios en
el Palmar de la Victoria, sin conseguir coparlos, esta operación y ataque
desesperados que mantuvo en suspenso a toda Cuba y elevó su tónica de
lucha por el ejemplo de heroísmo y coraje que alcanzó a brindarle en
sacrificio y ofrenda, fue la culminación de aquel terrible período y el principio
del fin, expulsión y derrota, de aquel tirano execrable y maldito. Gustavo
Aldereguía fue el Médico Jefe de la expedición que desembarcó en Gibara.
Machado se fugó cobardemente de Cuba ante la arremetida popular y
desintegración de su ejército en agosto 12 de 1933 y Fulgencio Batista, el
sargento insubordinado, irrumpió en la vida pública con su primer cuartelazo
madrugador, atenuado por su aparente acatamiento inicial a determinadas
jerarquías militares y vinculación, simulada más que real, a dirigentes
estudiantes y revolucionarios de la época. Del 4 de septiembre —la noche en
que insurgió Batista— salió un gobierno de pentarquía y aglutinación acciden-
tal, contradicciones internas y persistencia difícil, que integraron Ramón Grau
San Martín, médico y santón del sector estudiantil universitario, cuyo
programa juvenil orientó los primeros pasos, Porfirio Franca, conectado a los
negocios bancarios —hombre de peso y ponderación bien acogido por las
finanzas y Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica— José Miguel
Irizarri, abogado y economista de limpios valores revolucionarios, Guillermo
Pórtela, Profesor de Derecho Penal, y Sergio Carbó, periodista que se dis-
tinguió en esta lucha contra Machado y expedicionario de Gibara que ocupó
la Secretaria de Guerra y Marina, posteriormente Ministerio de Defensa, y
quien colocó las estrellas de Coronel sobre los hombros de Fulgencio Batista.
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 257

Ocupaba la Embajada de los E.U. cuando el golpe del 4 de septiembre,


Mr. Benjamín Summer Welles, enviado especial del Presidente de su país
para precipitar la caída de Gerardo Machado, darle una salida decorosa al
tirano y establecer un gobierno aceptable de viso constitucional. Andaba muy
atareado en estos manejos, contactos y concesiones, el señor Embajador y
había conseguido que ocupara el Poder un diplomático de carrera, aceptado
por oposicionistas y mediadores afines a Mr. Welles, Carlos Manuel de
Céspedes y Quesada —hijo del Padre de la Patria Carlos Manuel de
Céspedes que inició la llamada Guerra de los Diez Años, 1868 a 1878, liber-
tando a sus esclavos y con el Grito de Yara en su ingenio La Demajagua,
Manzanillo, Provincia de Oriente—. En estas circunstancias y primeros días
del gobierno que presidía Céspedes, se produjo el golpe que encabezaban
los sargentos y entró a gobernar la pentarquía. La conmoción de tan violento
imponderable y súbito hecho desplazó a Mr. Welles hacia el Hotel Nacional
que no tardó en coinvertirse en cuartel de rebelión y protesta en la medida
que se trasladó a su altura y acogimiento un numeroso grupo de oficiales en
disponibilidad y al margen del ejército. No quiso Mr. Welles que se nuclearan
a su alrededor y cambió de residencia. Cercados por los soldados de Batista
y a la defensiva, pero armados, el choque era inminente y no demoró en
estallar con un saldo lamentable de víctimas, muertos y heridos y el triunfo de
Batista compartido por Grau San Martín que se creyó asegurado en el poder,
sin sospechar que apuntaba la caída de su régimen derrocado por la
ambición de su coronel y dueño del ejército.
Fue en esos días que el gobierno de los Estados Unidos, alarmado por lo
que consideró una situación anárquica en nuestra Cuba, sorprendido por los
hechos que se alcanzaban vertiginosamente y preocupado de la salud y
economía de sus conciudadanos residentes en esta tierra nuestra, convulsa y
rebelde; no menos inquieto el gobierno americano por el fracaso de su
enviado especial y Embajador extraordinario Mr. Welles —enajenado ya
porque se le escapaban los hilos de su trama y se le hacían un nudo
indescifrable y, más que nada intranquilo por las inversiones de sus
inversionistas el peligro posible que pudiera correr el signo dollar, que signifi-
ca la intangibilidad del capitalismo monopolista y financiero —decidió el State
Departament, con la anuencia y disposición del Ejecutivo norteamericano,
rodear a Cuba con sus navíos de guerra y desembarcar a sus marines si
fuera preciso para restablecer el orden perturbado —según su criterio
unilateral. Los cubanos asistimos entonces indignados por la ofensa que se
nos infería, humillados y ardiendo en cólera patriótica, al bochornoso
espectáculo de ver
258 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

entrar a la bahía de La Habana, desenfundados sus cañones y en


zafarrancho de combate, al poderoso crucero Wyoming buque Insignia de
aquella escuadra destacada para bloquear a Cuba con un cinturón de acero;
el Wyoming traía a bordo al Subsecretario de Marina de los E. U. Mr.
Swanson. Parejamente un acorazado enorme amenazaba el litoral de La
Habana a corta distancia, y, recortada su monstruosa figura dentro del
horizonte sensible, entretenía su ocio lento con paseos y aspavientos bélicos;
los movimientos de ascenso y descenso de sus cañones gigantescos. Cuba
entera era un rugido de odio y desprecio, y se enorgullecía de su consigna y
lema impresos y pintados por doquier: ¡¡Fuera la marina yanqui!!
La noche triste del 4 de septiembre la pasó Gustavo Aldereguía en el
antiguo Campamento Militar de Columbia —Batista City la bautizó poco
después; convertido ahora, por la Revolución, en Ciudad Escolar— y dentro
del entonces Club de Oficiales donde tuvo lugar aquella farsa indignante;
velorio le llamó despectivamente por lamentable y no menos grotesca. Había
llevado hasta allí, y consiguió entrar manejando personalmente su automóvil,
a los dirigentes de la Confederación Nacional Obrera, organismo máximo que
agrupaba en su seno, por aquella época, a la gran mayoría del proletariado
cubano. Hizo saber Aldereguía al sargento asustado —que mucho lo
estaba— cómo la presencia de los señores Joaquín Ordoqui, César Vitar,
Martín Castellano, y, la suya propia, obedecía al firme propósito de vincular
estrechamente las masas cubanas organizadas —unos quinientos mil
hombres y mujeres al incipiente movimiento castrense, que parecía brotar de
la entraña militar más humilde, y, por ello, más apegada a la misma raíz
popular, si aquello era efectivamente en su contenido y hondura, ideología y
orientación, una verdadera conmoción y sacudimiento dentro del ejército y
desde los estratos más profundos. De cada brazo del sargento colgaba un
patriota: Carlos Prio Socarras lo asía del izquierdo, Sergio Carbó no soltaba el
derecho, y aún acompasaban el movimiento frecuente que hacía Batista para
apelmazarse los cabellos que, hirsutos y rebeldes esa noche, pero lacios de
origen, le caían sobre el rostro inexpresivo y fatigado. Intentó el sargento
desviar la pregunta de Aldereguía, primero a su izquierda, hacia el Dr. Prio;
luego a la derecha sobre Carbó, y ante la negativa reiterada a que inter-
vinieran separados o juntos, dicha con énfasis y rubricada con estas palabras:
“el asunto a tratar es con Ud., sargento, ni Prio ni Carbó tienen nada nuevo
que decirle al proletariado cubano”. De inmediato
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 259

Batista solicitó la venia del Dr. Aldereguía para atender al representante


de la Prensa Asociada que se adelantaba a su encuentro todo de blanco
vestido. Desde este su primer contacto con el Batista que amanecía a la vida
pública, se informó nuestro biografiado de algunas cosas evidentes; supo, de
entrada y al saludarlo el sargento con una pregunta: "¿qué le trae por aquí,
Dr. Aldereguía?" el conocimiento que tenía de su persona; se penetró, de
seguida, del rechazamiento ostensible a tener contacto con las organizacio-
nes obreras tan al comienzo de su carrera: después trataría de alargarlas
para atraerlas y servirse de ellas, o las perseguiría por todos los caminos y
hasta con rabia y encono, según el péndulo de su conveniencia; finalmente, y
con el mujalismo por bandera y ganzúa —el abyecto y podrido catalán
Eusebio Muja! Barniol, designado Secretario General de la Confederación de
Trabajadores de Cuba bajo la Presidencia de Grau San Martín, sostenido
durante el tiempo de Carlos Prío e incorporado de inmediato al madrugón y
golpe de estado perpetrado por Batista el 10 de marzo— finalmente, repito, y
con la “pata de cabra” del mujalismo, penetraría el sargento simulador en la
dirección de todos los sindicatos, industrias, talleres y fábricas de azúcar,
dominaría la C.T.C. ya envilecida, para prosternaría a sus plantas, y la unciría
anarquizada a su poderío tiránico de terror y muerte.
El 4 de septiembre y su engendro engendrador, Rubén Fulgencio Batista y
Zaldívar, anduvieron ligados, indisolublemente unidos, un largo trecho y
trágico período de nuestra peor historia republicana. Fueron los hermanos
siameses, por monstruosos, de ese dramático capítulo que se reeditaría más
tarde en continuidad feroz y con una nueva fecha sobreañadida, el 10 de
marzo aterrador y baldón ignominioso de Cuba. El calendarlo del destino
cubano, el anhelar y devenir, afianzarse y ser e integrarse como Nación y en
unidad nacional de nuestro pueblo, todo ello indiviso y único, sufrió el sacu-
dimiento registrado en ambas fechas, y cada una de ellas, como un fenómeno
telúrico y social con todas las implicaciones y accidentes que, sabían bien los
verdaderos patriotas, ciudadanos conscientes y hombres de pensamiento
limpio y sensibilidad despierta, se extenderían en círculos concéntricos
desintegradores y agrandados a lo político, económico, cultural, sanitario,
artístico, la enseñanza y capacitación tecnológica en sus diversos grados y
formas, y, en general, a todas las ramas y raíces de floración, savia y
sustentación posibles, para sumirnos en el caos, la anarquía y
desmoralización,
260 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

y reducirnos al primitivismo bárbaro de un pueblo sin fe ni esperanza de


redención y encauce. En el centro de los círculos disociadores y oprobiosos
se erguía el indio rampante, júpiter de opereta y general autodesignado: la
figura siniestra de Rubén Fulgencio.
El 4 de septiembre y su bandera símbolo de las fuerzas armadas de
Batista —barras horizontales de colorines chillones— se extendieron por toda
la República como una mancha de aceite podrido que no sólo brotaba de los
cuarteles y ministerios de su gobierno para infectar la burocracia, impregnarla
por las vías de su permeabilidad y desplazarla, si resistía, con los seguidores
y adherentes: cómplices, familiares y amigos. Pronto otros sectores de la vida
civil, las llamadas fuerzas vivas representativas de la industria y comercio en
sus diversos renglones, bancos nacionales y extranjeros la mayoría,
organizaciones del trabajo y algunas profesionales, respondieron presente y
se fueron sumando al carro de triunfo y en la medida que el régimen parecía
consolidarse marchando hacia lo unipersonal, la demagogia y dictadura. La
incorporación y convergencia de los distintos campos se producía en la voz y
con la presencia de los ejecutivos y gerentes de las corporaciones, así
plegadas a la realidad y en adecuación objetiva a las nuevas circunstancias.
Los círculos más alejados y que mostraron más rechazo al hecho con-
sumado, resabio y retardo en rendirse, fueron los llamados círculos sociales
exclusivos, integrados por la que se imagina alta burguesía criolla, y que no
pasa mucho más allá de una dorada medianía, o, mejor, “aurea mediocritas".
La perspectiva de los sucesos, gentes y conducta, enjuiciadas en el tiempo
permite afirmar ahora y de modo indubitable que aquella actitud de los
exclusivos frente a Batista fue un error de estimativa y valoración porque no
procedía de su clase y grupo social y étnico; convencidos después de que
vino a servirlos y cómo los sirvió —cuanto es más apropiado por expresar
cantidad y cantidades— se enfurecen y rebrincan hoy ante y contra la
Revolución verdadera como propietarios enriquecidos y terratenientes
absentistas, usureros y latifundistas misérrimos y miserables.
Entre las tropelías y desafueros inauditos, tentativas absurdas y
peripecias contradictorias y sonadas que cometió o emprendía el gobierno
usurpador de Batista y ocurrieron bajo su mando durante la primera etapa
nefasta de su obra demoledora que se alargó once años, 1933 a 44, con todo
y ser tan graves las remociones
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 261

presidenciales que provocó —algunos designados por él y puestos para


manejarlos como el Coronel Carlos Mendieta, otro con apariencia legítima y
constitucional, Miguel Mariano Gómez, destituido por la zancadilla que le
preparó con la participación de un Congreso sometido, mediatizado a sus
desmanes— con todo y ser tan dictatoriales y perturbadores estos hechos
reiterados, marcaron la ruta del desalojo y vía libre, del camino expedito tan
bien expresado en la frase criolla de "quítate tú para ponerme yo” y no
culminó en ellos la osadía y arremetida del sargento insubordinado y
megalómano.
Fue aquel su plan trienal y acrobacia, o, mejor, pantomimo filosoviético
su más descarada figuración simuladora; pero especialmente, cuando infló el
signo fascista y lo elevó, empinándolo, para hacerlo visible como norma y
principio y procurar su acatamiento en lo nacional mediante la imposición de
aquel Consejo Corporativo de Educación, Sanidad y Beneficiencla.
Aldereguía fue el primero en denunciar el apego y tendencia, cuando el indio
enseño la oreja peluda y garra del fascismo, en un artículo suyo aparecido en
el órgano oficial de la O. R. C. A. (Organización Revolucionaria Cubana Anti-
imperialista) fundados ambos, agrupación y su vocero, en el destierro. El
periódico, minúsculo para introducirlo en Cuba clandestinamente —cabía en
un sobre de carta— se editaba en New York y cuidaban de su tirada,
confección y distribución, Raúl Roa y Pablo de la Tórnente Brau, el
inolvidable amigo y compañero y revolucionario sin tacha, muerto en los
campos de España peleando por la libertad, en Majadahonda, y que
recuerdan siempre con emoción fraterna Raúl Roa y Gustavo Aldereguía.
Payaso y bufón el más grotesco y desarticulado de su democracia de
opereta sometida a la Embajada yanqui —verdadera tragedia del pueblo
cubano— Batista hizo su penúltima pirueta intencionada entregando el poder
a quien lo sucedió legítimamente y mediante el sufragio. Ayudó Batista a su
candidato de entonces, el fe necido y grave Dr. Carlos Saladrigas, calificado
como estadista, aunque inédito, y batistero hasta su muerte; lo respaldó y
confiaba en su victoria electoral; pero la repulsa tenía caracteres nacionales y
el pueblo votó contra Batista tanto o más que a favor del Dr. Grau San Martin,
el endiosado, y santón, hipócrita y simulador, profesor memorista en la
Cátedra de Fisiología y engatusador del estudiantado universitario que
contribuyó a su aura popular, bien pronto
262 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

defraudada y a poco escarnecida desde el poder por su comportamiento


y conducta. Batista se marchó al destiero placentero, y se instaló en Daytona
Beach a disfrutar sus millones mal habidos y en espera de que maduraran los
acontecimientos; conocía bien a Grau, tanto como Gran le conocía sus
debilidades y flaquezas, ambición sin medida y bajeza sin término; eran lobos
de la misma camada y habían andado juntos un muy largo trecho. Allí
descansaba confortablemente luego de su recorrido pródigo, también dispen-
dioso en publicidad y extravagancias propias de advenedizo, por tierras de
Latinoamérica; pero taimado y resentido aguardaba seguro, los desaciertos y
pillerías de Grau que no tardarían en recomponer sus arbitrariedades,
insolencias y destrozos, tan ostensibles en su miseria como abundantes de
estiércol y tirados por el suelo que los dejó a sus espaldas. Aldereguia
recogió en un artículo de visión retrospectiva y amplia —cuando ya
terminaron su desfile infame los tres figurones del tríptico inverecundo:
Batista-Grau-Prío y reinaba de nuevo el sargento obstinado— su
interpretación geométrica de la política afrentosa que presidió sus respectivos
períodos de gobierno. Basta conocer el título para sospechar el contenido: "El
Triángulo Maldito '. Una bofetada restallante y tan bien merecida que los
cubrió a los tres por su repercusión y eco.
Las páginas y crónicas que recojan, comenten y enjuicien, como un todo
y en su unidad, la época Grau-Prio —maestro y discípulo, médico y abogado
respectivamente, deshacedor y heredero que re- subió el legado, el señor
presidente y su continuador aprovechado— apuntarán crónicas tales un
primer hecho esencial y verídico, determinante y determinado a la vez en
buena crítica histórica; que fue un período intercalar o situación transferencia!;
proviene en línea recta de Batista y desemboca en Batista empujado por su
venalidad y corrupción. Gráficamente puede representarse por el simbolismo
de las flechas opuestas —que vienen y van— expresivas de ciertos
fenómenos o ecuaciones llamados reversibles, pero alejados de aquellos que
tocan y se relacionan con la vida política, social y hasta económica. Así
enfocado el problema y asunto; como un penodo de transición que fue,
encerrado entre dos topes: las fronteras batistianas enemigas y ambiciosas
de dominio y predominio, y examinado el contenido y fondo de la situación,
los sucesos y sucesión, los componentes en fermentación y descomposición,
la venalidad y corrupción señaladas, el espacio y tiempo Grau-Prio se achica
y enrarece hasta hacerse irrespirable por mefítico y letal. El panorama que
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 263

ahora, y no a mucha distancia, acercan los bifocales del recuento; el


paisaje visto en lejanía próxima y desde esta altitud revolucionaria del
Turquino también liberado, que ahora vive y disfruta la tierra cubana, luce
pequeño y ruin, miserable y chato, como estos hombres culpables de tanta
maldad, bellacos y miopes, insensibles, pervertidos y vendepatrias, que
facilitaron, por acción y omisión, la vuelta y peste de Batista. Pueden los
“panglosianos" y optimistas sempiternos, que profesan la teoría conformista
“todo sucede para mejor” pueden, desde su apartamiento y lejanía del vórtice
y la tormenta, entender y razonar cómo el triángulo maldito —Batista-Grau-
prio— fue necesario, conveniente, expiatorio y expurgatorio, para lograr y
merecer este disfrute pleno de libertad gozosa, independencia y soberanía sin
limitaciones en que se fragua y funde la conciencia nacional cubana por los
caminos de la Revolución; pero cuando se piensa en los sufrimientos y
torturas, agonía, inmolación y sufrimiento de nuestro pueblo, y se medita en
las estaciones de su largo calvario, surge de lo más hondo una reflexión
amarga que se hace imprecación condenatoria: ¡malditos sean aquellos que
clavaron a Cuba en la cruz del martirio y nos trajeron tanta sangre y duelo!
Parejamente y en deslumbramiento luminoso se anuda a la garganta, y por
las vías asociativas de la emoción desbordada estallan la exclamación y el
grito: ¡benditos sean los hombres que se ofrecieron en holocausto para
rescatar el decoro y libertad de la Patria; venerado por siempre el recuerdo
inmarcesible de los que sucumbieron en aras de sus ideales, Cuba libre y su
bandera de gloria!
Lo que vino después, y antes de la epopeya heroica y triunfadora, está
recogido en páginas de horror, ludibrio y muerte; lleva el marchamo de la
infamia y el rechazo asqueado de la historia: la tiranía repugnante de un
monstruo cuyo nombre tan sólo, aislado de sus hechos vandálicos, determina
náuseas, el asesino y ladrón Fulgencio Batista y Zaldivar. He aquí una bestia
cruel y sanguinaria, un tigre carnicero, cuyo origen confuso anda envuelto en
turbios pañales y más turbias hipótesis, tantos y tantas que resuben el
recuerdo memorizado de un casi clásico couplet español: “Nadie sabe de
dónde ha venido, ni cuál es su nombre, ni quién es su padre, ni dónde nació".
Con estos antecedentes a la vista, rigurosamente ciertos por
indeterminados y en su embrollo, no cabe anamnesis posible, y menos,
264 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

en cuanto se refiere a su más tierna y delicada infancia. Con decir que


hasta su biógrafo mejor pagado —por el Estado Cubano de Batista— el
tramitado y miserable de Emil Ludwig en su último libro, indecoroso y ofensivo
para la sensibilidad cubana, “Biografía de una Isla” —capítulo XVI, página
336— y cuando quiere referirse a la fecha de nacimiento de su personaje
entra en sospecha ambigüedad y dice textualmente: “Fulgencio Batista nació
en Bañes, apartada población de la provincia de Oriente. No está
suficientemente aclarado si fue al terminar la Guerra de Independencia o al
nacer el siglo o la República, pero sí que ocurrió entre 1899 y 1902..." Esta
nebulosa que envuelve la situación cronológica del general sin batallas ni
escaramuzas, simplemente de dedo o autonombramiento, se extiende a la
nacionalidad, y, por consecuencia, al pueblo de nacimiento; obscurece el
asunto, además, un comentario veraz que rueda y resuena con voz de pueblo
acerca de un hecho inescrupuloso que ocurrió en el Juzgado Municipal de
Bañes donde fue violentada, cierta vez, una inscripción de nacimiento con
fines fraudulentos para darse el sargento general Rubén Fulgencio un padre
veterano —de extracción patriótica— que no era ni tenía. La falsificación se
consumó del todo registrándola en la Audiencia de Santiago de Cuba, y el
oficiante y cómplice inmoral —afirma el enterado periodista Kuchilán— vive y
es miembro del Poder Judicial. Como se comprueba por todos los medios y
sentidos, vista, olfato, oído, tacto y gusto, Batista no se andaba por las ramas
y puesto a emporcarse lo hizo de cuerpo entero, sin respetar paternidad ni
infancia.
Se procuró un padre putativo que le diera sombra y prohijara atropellando
todos los requisitos y solemnidad que establecen las leyes. No es pues de
extrañar, y antes resulta lógico, que una bestia capaz de revolverse contra sí
misma y pisotear en su origen lo más puro de la persona humana y cuando
legitima su advenimiento, cuna y ascendencia, tenga y mantenga después en
el curso de los años, una vida retorcida, esquinada y aventurera, llena de
complejos, resentimiento y rencor, hipócrita y agresiva a un tiempo, propensa
a la felonía, deslealtad, traición y crimen. Cuando un tipo fronterizo así
formado y deformado y en el que se dan y concurren estas grietas y
desviaciones psicopatológicas consigue entrar en la vida pública de un país
con su carga explosiva, o irrumpe desde los cuarteles y se alza sin luchar, y
hasta con maneras suaves y apacibles, genuflexiones y sometimientos y
gestos simulados de acatamiento y humildad, porque son cobardes en su
organicidad, esencialmente cobardes y ruines en su fisiología, temperamento
y conducta; cuando tal cosa sucede para desgracia de un pueblo es como
una plaga maldita que se inicia y extiende; aparece el “cesarismo
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 265

democrático” en la figura de un tirano y general doblado en napoleón, con


minúscula y de bolsillo —si es que la bomba explota del Río Grande abajo, en
cualquiera de nuestras Repúblicas— surge un Rubén Fulgencio Batista,
trepidan los cuatro jinetes del Apocalipsis: la peste, el hambre, la guerra y la
muerte, por todos los caminos, aldeas, pueblos y ciudades empavorecidos, de
la tierra y nación desdichada.
Y pasaron seis años muy largos antes que despuntara el alba. Seis años
y meses terribles que duró la recurva de Batista y sus correos inmundos,
coroneles, generales, cómplices, esbirros, alcahuetes y bufones; el rey de su
corte de jenízaros castrados más que eunucos, fascinerosos y hampones.
¡Seis años más de batistato, que sumados a los anteriores, no menos
abyectos, cuentan diecisiete años de satrapía vil, humillación y escarnio!
Luego vino Fidel y cumplió su promesa y propósito materializado en
dilema; héroe o mártir. Vino con sus hombres y Comandantes hechos sobre
el campo de batalla: Camilo, el bienamado de su pueblo, tempranamente
desaparecido, Almeida, Guevara, Raúl y tantos otros valientes que se jugaron
audazmente la vida desafiando el martirio y la muerte. Vino Fidel, el epónimo,
y trajo como norte y guía y brújula imantada el pensamiento del Apóstol.
Había que darle vigencia en la acción al dinamismo de su prédica; precisaba
echar a andar por todos los caminos, trillos y veredas de Cuba, de América y
el Mundo de nuestro idioma, por lo menos, su verbo fervoroso de humanista,
transido de patriotismo y ardiente de pasión por la justicia y dignidad
humanas, del hombre liberado y libre. Vino Fidel y nos trajo consigo, recogido
en sí mismo, con humildad y firmeza, el decoro que le faltaba a tantos
hombres y cubanos tantos insensibles y abúlicos, o encanallados y podridos.
Vino Fidel, y por el milagro de cuanto había visto y padecido y palpado las
ansias y afanes, miserias, angustias y torturas de su pueblo en el anhelo y
tarea de levantarlo para el rescate necesario, clavó su esperanza y avivó su
fe en el hontanar inagotable de la entraña popular, y escribió su consigna de
¡libertad o muerte! con caracteres rutilantes e indelebles en el corazón mismo
y desgarrado de nuestra estrella solitaria; impulso y bandera de su ejército
guerrillero, libertador y victorioso.
Publicaciones de contenido político y revolucionario:
Lo que más cumplidamente informa y destaca la vida pública de Gustavo
Aldereguía, así como la continuidad de su conducta y comportamiento
revolucionario en claridad, integración y ascenso, en su contribución escrita y
de palabra, artículos, ensayos, libros,
266 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

conferencias y discursos en torno y retorno, enjuiciamiento, análisis,


crítica y condenación insuperables —por valientes y honradas, tono y estilo—
orientación, camino y salida, a la problemática del hombre actual y su mundo
circundante, del cubano y su realidad física, en cuando se plantea
ahincadamente y ahora, en este momento polémico, y, sobre todo, histórico,
que nos ha tocado vivir y malvivir a estas generaciones tan nuestras como
grávidas de responsabilidad y futuro; de este hoy todavía incierto, y de
mañana que ya apunta en rosicler cuajado de esperanzas, en tanto que se
despeja y levanta el horizonte cerrado y oscuro que parecía preñado de
peligros y amenazas no sólo para la supervivencia de lo humano y civilizado
en la tierra, si que también de toda manifestación o estructura orgánica y vital
en la que aún no amanece la conciencia, aunque asienta o se descubra la
irritabilidad, aquella propiedad fundamental de la vida que consideró el genio
de Claudio Bernard.
Los artículos de Aldereguía permanecen en la colección de la Revista
"Bohemia" donde escribió, periódicamente y gratis, hasta el 10 de marzo;
otros quedaron esparcidos en distintas publicaciones y diarios, algunos
fueron rechazados gentilmente y están en la espera del libro que habrá de
recogerlos. No convenía a los intereses de empresas atentas a su contadora,
sometidas y sentadas a la mesa del festín gubernamental, su manera clara y
tajante de gritar verdades, enrostrar hechos y denunciar bandidos, cuatreros
y asesinos. Su colaboración en “Alma Mater” —órgano de la F. E. U.,
Federación de Estudiantes Universitarios— siempre firmada, aún en los
tiempos de persecución y clandestinidad, la estima su mejor timbre de
periodista no colegiado ni graduado. Entre los discursos y conferencias, muy
numerosos sobre motivos políticos y revolucionarios, pronunciados por
Gustavo Aldereguía, los menos están recogidos en folletos diversos como los
temas que dilucida, y tan variados como las ocasiones y circunstancias que le
brindaron oportunidad y las determinaron. No pocos ensayos aparecieron
publicados y otros se mantienen inéditos o están en la imprenta; entre ellos
sobresalen: Meditación Martiana de Año Nuevo, El Pensamiento Político
Revolucionario del Estudiantado Latino-americano, Raíces de Topes de
Batista, tríptico médico social cubano que comprende tres tiempos o fases
convergentes titulados así: Parece un cuento, pero es una historia, La
tuberculosis y el fascismo, Trinidad y la tuberculosis— finalmente, Presencia
de Darwin en Martí; trabajo leído en el Salón de Actos del Ayuntamiento de
Marianao, bajo los auspicios del Ateneo de Marianao y la Comisión de
Cultura del Ayuntamiento, en conmemoración del centenario cum
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 267

plido ya, desde su publicación, por la obra genial de Carlos R. Darwin: El


Origen de las Especies.
Fundador exclusivo de una Editorial, Pensamiento Político, cuando la
tiranía en desenfreno hidrófobo perseguía cruelmente toda manifestación,
tentativa o sospecha de oposición revolucionaria; adhesión, simpatía o ayuda
a las fuerzas rebeldes de Fidel Castro, publicó Aldereguía con su nombre
impreso en cada página y sujeción estricta a lo estatuido por la ley, aunque
todo era letra muerta y papeles mojados ante la censura irrespirable y
suspensión de las garantías constitucionales, que doblaba el terror insano
extendido a toda la nación; con todo y su peligrosidad publicó Aldereguía,
repito, en mayo de 1957, la primera edición de su libro En esta Hora Sombría,
con la portada toda de negro y una mancha de sangre que la empurpuraba y
parecía ganarla en profundidad. Respondía la portada al título escogido
inicialmente, Sangre y Duelo, pero coincidía, a la vez, con los colores del 26
de julio; la organización nacional insurrecta, heroica y juvenil, que sustentaba
tremolante, desplegado al viento de la Patria, y en el mástil de la dignidad
nacional, enhiesto y arrogante como un desafío, el ideario de Fidel y sus
hombres, su programa y doctrina que combatía fieramente entre los picachos
y dientes de perro de la Sierra Maestra.
El libro circuló subrepticiamente y dijo su mensaje desde los mostradores
de aquellas librerías que decidieron acogerlo. Su autor cree que fue el
primero de la Revolución; pero también afirma cómo lo hizo posible el
esfuerzo callado y humilde del grupo de hombres que lo vació en plomo de
impresión y lo confeccionó en los talleres de Industria 66 y Editorial Sánchez,
trabajando en silencio como una colmena laboriosa. Sánchez, el negro
valiente y bueno que se jugó la vida y el pan de sus hijos porque los esbirros,
en su acometida, no hubieran dejado hueso sano ni herramienta sin fractura
irreparable en su taller modesto; todavía tuvo el coraje de rubricar su nombre
y dirección en la página interior correspondiente y en gesto de solidaridad con
su contenido; que así son estos hombres nuestros, más cubanos y erguidos y
prestos a luchar cuanto más de abajo y cerca de la tierra.
La Habana, Cuba, a 7 de febrero de 1960.
NOTA FINAL AL “RELATO HISTORICO Y CURRICULUM VITAE” DEL
Dr. GUSTAVO ALDEREGUIA
Por el Dr.:
JORGE ALDEREGUIA VALDES-BRITO

Gustavo Aldereguia terminó de escribir este repaso histórico, contentivo


de algunos aspectos de su vida y de su participación en los hechos más
significativos de nuestra etapa pseudo-republicana en febrero de 1960.
Resulta necesario complementar este documento autobiográfico —lleno de
calor y de crítica severa a toda una época sombría y a sus personajes más
responsables y culpables, pero también pleno de pasión desbordada en el
recuerdo emocionado y fraterno de los predecesores de nuestra Revolución
triunfante que fueron sus amigos entrañables— con algunos apuntes sobre su
vida posterior, en la década de 1960 a 1970, en que se produjo su
fallecimiento.
En estos últimos 10 años de su existencia, Gustavo Aldereguia
permaneció fiel a su rasgo más característico: la entrega total y sin límites de
su pensamiento y acción a la Revolución y a la Medicina.
Después de un corto período de tiempo en que desempeñó el cargo de
Embajador de Cuba en Yugoslavia, al que se refería en tono risueño
comentando la incompatibilidad de la función diplomática con su carácter,
regresó a sus atribuciones y territorio preferido en la Dirección del Programa
de Control de la Tuberculosis del Ministerio de Salud Pública, al servicio del
cual puso sus conocimientos, su experiencia y sus mejores esfuerzos,
teniendo la oportunidad antes de su desaparición de ver convertidos en reali-
dad sus sueños de otras épocas, reflejados en los logros evidentes de un
programa exitoso que alcanzó progresivamente una disminución destacada
en la mortalidad y morbilidad de esta enfermedad, contra la que tanto luchó
en todos los terrenos.
Su conducta y comportamiento revolucionarios permanecieron vigentes
en su contribución escrita y de palabra, artículos, conferencias,
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 269

discursos en los que quedan recogidos, independientemente del tema


que tratara en ellos, su convicción profunda e inquebrantable en la solidez y
los altos destinos de la Revolución cubana y su adhesión permanente y sin
desviaciones a la filosofía marxista- leninista. En sus últimos años Gustavo
Aldereguía dedicó sus mejores empeños e inquietudes al Instituto “Julio
Antonio Mella”, del que fue su creador y Presidente y en el que junto a otros
compañeros desarrolló una labor que mereció su más alta estima: dar a
conocer la vida y los valores, especialmente a nuestra juventud, de los
revolucionarios que por su conducta y ejemplo son considerados justamente
predecesores de la gesta que se inició en el Moneada y triunfó el 1ro. de
enero de 1959.
Gustavo Aldereguía en esta etapa final de su vida, al propio tiempo que
disfrutó con entero orgullo y satisfacción el poder vivir y trabajar para la
Revolución, recibió con mano firme y alegría en el rostro el documento que
aprobaba su ingreso en las fifas del Partido Comunista de Cuba.
Este último aspecto de incalculable relevancia para la vida de todo
revolucionario, representó para él, además, el reconocimiento a la existencia
de un hombre, que como dijera el compañero Carlos Rafael Rodríguez en su
sepelio, estuvo presente en todo hecho revolucionario ocurrido en nuestro
país en los últimos 50 años.
INDICE
......... ------------ .. ----
Prologo .............................................. 5
La crisis de un sistema político..................... 8
Levántate y anda..................................... 11

El anti-Franganillo. Comentario a una conferencia ................................ 18


Discurso leído en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el día
4 de diciembre de 1922 . . . . - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - . . . . . . . . . . 2 4
Cómo debe enseñarse la Tisiología ........... ............................ .
30
El infierno y la Esperanza. (Notas sobre un Sanatorio desdi-
1 chado) . : . . . . . . . . . - - - - - - - - - - ............ ---- --- --- 53

MI visita al Sanatorio Hospital "Ambrosio Grillo" ................ .................. 58


Para los enfermos de "Ambrosio Grillo" y "La Esperanza" . . . . 67
Mensaje de Gibara ................................................................................. 78
Levántate y anda, juventud cubana ....................................................... 82
La lucha antituberculosa en Cuba. Crítica histórica y examen político
del problema y endemia.................................................................. 83
Papel de las comunidades en la lucha contra la tuberculosis .. 119
Epidemiología y Tuberculosis ................................................................
147
La medicina norteamericana. Grietas y rendijas ................................... 157
De mis recuerdos ................................................................................... 172
Consideraciones de un médico marxlsta en torno al Congreso Médico
Estomatológico .............................................................................. 184
Fijación histórico-revolucionaria del 30 de septiembre ..........................
203
De cuando Cuba ayudó a la Rusia de Lenin ......................................... 234
Carlos Aponte in memorlam .................................................................. 241
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 271

Relato histórico y Curriculum vitae ......................................................... ……245


Nota final al Relato histórico y Curriculum vitae del Dr. Gustavo Aldereguía ……..268
CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD PUBLICA
Fundados por el Sr. César Rodríguez Expósito
Dirigidos por el Dr. Gregorio Delgado García,
Historiador de Salud Pública
CUADERNOS PUBLICADOS

1. El Protomedicato de La Habana, por el Dr. Emeterio Santovenia (agotado).


2. Centenario del nacimiento del Dr. Juan Guiteras Gener (agotado).
3. El Primer Hospital de La Habana, por el Dr. Guillermo Lage (agotado).
4. Oración a Finiay, por el Dr. Enrique Saladrigas y Zayas (agotado).
5. Epidemiología, por el Dr. José A. Martínez Fortún y Foyo (agotado).
6. Historia de los Hospitales y Asilos de Puerto Principe o Camagüey (Período colonial),
por René Ibañéz Varona (agotado).
7. La Obra y la Gloria de Finiay reconocidas por el XIV Congreso Internacional de
Historia de la Medicina, por los doctores Félix Hurtado, Horacio Abascal y César
Rodríguez Expósito (agotado).
8 Médicos en la vida de Marti, por César Rodríguez Expósito (agotado).
9. Reseña y Sinonimia de la Pelagra y la Frambuesa, por el Dr. Horacio Abas- cal
(agotado).
10. Centenario de la graduación del Dr. Carlos J. Finiay, en el Jefferson Medical Coiiege,
por César Rodríguez Expósito (agotado).
11. Permanencia de la Doctrina de Finiay ante XV Congreso internacional de Historia de
la Medicina, por el Dr. Horacio Abascal y César Rodríguez Expósito (agotado).
12. Vida estoica del Prof. Wilheim Hoffman, por el Dr. Saturnino Picaza (agotado).
13. Carlos J. Finiay, por el Sr. Sol Blomm (agotado).
14. Médicos en la Sierra Maestra, por el Dr. Julio Martínez Páez (agotado).
15. Dr. Carlos J. Finiay y el "Hall of Fame" (agotado).
16. La Vida Rural, por el Dr. Juan Santos Fernández (agotado).
17. Finiay: Polémica Permanente, por el Sr. César Rodríguez Expósito (agotado).
18. Papeles del Dr. Juan Guiteras (agotado).
19. Cincuentenario de la muerte del Dr. Joaquín Albarrán (agotado).
20. Finiay, por César Rodríguez Expósito (agotado).
21. Dr. Enrique Liuria Despau (agotado).
22. Dr. Ramón L. Miranda (Médico de Marti), por César Rodríguez Expósito (agotado).
23. Apuntes para la Historia de la Odontología en Cuba, por el Dr. José A. Martínez
Fortún y Foyo (agotado).
24. Apuntes para la Historia de los Hospitales de Cuba, por el Dr. Mario del Pino y de la
Vega (agotado).
REVOLUCION Y TUBERCULOSIS 273

25. La Primero Secretaría de Sanidad del Mundo se creó en Cuba, por César Rodríguez
Expósito (agotado).
26. Rirpntenario da Tomás fíomdy (QQOtddo).
27. Centenario del nacimiento del Dr. Francisco Domínguez Roldán, por Mana
28 laura KS^CaSa/a/ y del Camino (Primera Graduada de Medicina en Cuba) por la Dra.
María Julia de Lara (agotado).
29. Papeles de Finlay (agotado). __
30. Centenario del nacimiento del Dr. Emilio Martínez y Martínez, por el Dr.
31. Dr^Franci'sco R. Argilagos, por el Dr. Rafael G. Argilagos (agotado).
32. Dr. Claudio Delgado y su aportación, al estudio de la fiebre amarilla, por el Dr. Ortelio
Martínez Fortún y Folio (agotado).
33. Apuntes para la Historia de la Farmacia en Cuba, por los Dres. Manuel García
Hernández y Susana Martínez Fortún (agotado).
34. Dr. José A. Malberty, por el Dr. Emilio Teuma (agotado).
35. Dr. Juan N. Dávalos: el sabio que sueña con las bacterias, por César Rodríguez Expósito.
36. Dr. Joaquín L. Dueñas, por el Dr. Angel Arturo Aballí.
37. Centenario deJ nacimiento del Dr. Jorge LeRoy y Cassá, por el Dr. Raimundo de Castro y
Bachiller (agotado).
38. Dr. Enrique Núñez y Palomino (en el cincuentenario de su muerte) por César Rodríguez
Expósito (agotado).
39. Dr. José H. Pazos; gran entomólogo cubano, por el Dr Manuel Arnau Ma- cías
(agotado).
40. Indice de médicos, farmacéuticos, dentistas y estudiantes en la Guerra de los Diez
Años, por César Rodríguez Expósito.
41. El Real Hospital Ntra. Sra. del Pilar en el Siglo XVIII (un hospital para los esclavos del
Rey), por Luis A. de Arce.
42. Dr. Juan Manuel Sánchez de Bustamante y García del Barrio, por el Dr. Luis F. LeRoy y
Gálvez.
43. La Donación de sangre en Cuba, por el Dr. Mario del Pino y de la Vega.
44. Manuel Ramón Silva Zayas (médico, polígrafo, revolucionario y luchador
antimperíalista) (1866-1919), por Jorge Juárez Sedeño.
45. Dr. Enrique B. Barnet, por el Dr. José A. López del Valle.
46. Dr. Oscar Amoedo y Valdés (una figura de la odontología universal), por César
Rodríguez Expósito.
47. La Medicina en La Habana (1550-1730), 1ra. parte, por el Dr. José López Sánchez.
48. La Medicina en La Habana (1731-1800), 2da. parte, por el Dr. José López Sánchez.
49. Las Ciencias Médicas en la Filatelia Cubana, por el Dr. Ernesto Bello Hernández.
50. Dr. Nicolás Manzini y Cari i, por el Dr. Miguel García Manzini.
51. Dr. Manuel Sánchez Silveira (médico rural) por Nydia Sarabia.
52. Finlay por cuarta vez ante el Congreso Internacional de Historia de la Medicina, por
César Rodríguez Expósito.
53. Dr. Francisco Etchegoyen y Montané (Padre de la Veterinaria Cubana) por el Dr. Luis
F. Caballero León.
54. Dr. Enrique López Veitía (Gran oftalmólogo y fundador de los congresos médicos de
Cuba), por Laura y Elisa López Carvajal.
274 CUADERNOS DE HISTORIA DE LA SALUD

55. Dr: Félix Figueredo Díaz (Un hombre del 68 y de la Protesta de Bar aguó), por César
Rodríguez Expósito.
56. La Guerra de Cuba en 1878 (La Protesta de Baraguá), por el Dr. Félix Figueredo Díaz.
57. Regla: su aporte a la medicina cubana en el siglo XIX, por Eduardo Gómez
i Luaces.
58. Evocación de Paul Lafargue, por el Dr. Raúl Roa.
59. Monografía histórica sobre San Diego de los Baños, por la Dirección Provincial de
Salud Pública. Pinar del Río.
60. Recuerdos de una larga vida por el Dr. Mario E. Dihigo.
1

61. Bio-Bibliogratia del doctor Jorge Lefio y y Cassá, por el Dr. Luis Felipe LeRoy y
Gálvez.
62. Dr. Ildefonso Pérez Vígueras, un cazador de parásitos, por el Dr. Luis F. Caballero
León.
63. Contemporáneos del Dr. Francisco Cabrera Saavedra, por varios autores.
64. Médicos Guerrilleros. Testimonio, por Nydia Sarabia.
65. La doctrina finlaísta: valoración científica e histórica a un siglo de su presentación por
el Dr. Gregorio Delgado García.
66. Estudio sobre Historia Médica Cubana, por el Dr. Gregorio Delgado García.
67. Dr. Nicolás J. Gutiérrez y Hernández. 1800-1890, por el Dr. Gregorio Delgado García.
68. Revolución y Tuberculosis, por el Dr. Gustavo Aldereguía Lima.
MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA

Ministro:
Dr. Sergio del Valle Jiménez

Viceministro Primero:
Dr. Julio Teja Pérez

Viceministro a cargo de la Atención Médica y Social:


Dr. Abelardo Ramírez Márquez

Viceministro a cargo de la Higiene y la Epidemiología:


Dr. Héctor Terry Molinet

Viceministro a cargo de la Ciencia y la Técnica:


Dr. Juan B. Kourí Flores

Viceministro a cargo de la Industria Farmacéutica y los Artículos de Uso


Médico:
Lic. Ramón Díaz Vallina

Viceministro para los Servicios Básicos y Administración:


Dr. Pedro Llerena Fernández

Viceministro a cargo de la Economía de la Salud:


Dr. Jorge Antelo Pérez

CONSEJO NACIONAL DE SOCIEDADES CIENTÍFICAS

Presidente:
Dr. José Jordán Rodríguez
REVOLUCIÓN Y TUBERCULOSIS

Estos "Cuadernos de Historia de la Salud Pública”, constituyen un medio


divulgador de nuestro pasado sanitario.
De las tesis o las opiniones mantenidas en los "Cuadernos de Historia de la
Salud Pública" sólo serán responsables los autores.

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