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Eran los años 70 y la liberación sexual estaba en su apogeo. Siguiendo esta corriente, la comunidad gay de algunos países
había decido salir a la calle y mostrarse sin complejos. En ciudades como San Francisco o Nueva York proliferaban los
garitos donde además de copas y música se consumía sexo sin restricciones.
Según investigaciones de aquella época, en una sola visita a estos locales (saunas, discotecas o clubes especiales) se
producían una media de 2,7 contactos sexuales. Proliferaron entonces las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y
era frecuente encadenar o padecer a la vez gonorrea, sífilis, herpes genital y toda una ristra de enfermedades asociadas
a la promiscuidad. Sin embargo, no fue suficiente para modificar los hábitos sexuales de la época. Eran tiempos felices y
la mayoría de estos problemas se arreglaban con antibióticos.
Fue en este escenario cuando en junio de 1981 se comunicó, en una revista científica, el primer caso de neumonía por
Pneumocystis carinii en un paciente homosexual. Este germen era hasta entonces muy poco frecuente salvo en sujetos
con las defensas bajas. Casi simultáneamente se publicaron varios casos de sarcoma de Kaposi en pacientes jóvenes y
los acontecimientos se sucedieron vertiginosamente. Ambas eran enfermedades raras que aparecían sólo en sujetos
inmunodeprimidos, es decir, sin capacidad para defenderse de las infecciones y de algunos tumores.
En pocos meses se describieron casos similares en otros países occidentales, fundamentalmente europeos, y cundió la
alarma. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué de pronto aparecían casos raros entre la desenfadada y joven comunidad
homosexual de San Francisco y Nueva York? Aunque los que vivieron aquel momento no eran conscientes de ello, eran
los primeros días de un drama que llegaría hasta nuestros días.
¿CÓMO DETECTARLO?
La única manera asegurada de saber si uno está infectado o no por el VIH, es sometiéndose a un análisis. Esto incluye
una prueba de sangre la cual se describe al final de esta sección.
No se puede depender de los síntomas para saber de fijo si se está infectado del VIH. Más o menos la mitad de las
personas infectadas tienen síntomas como de gripe dentro de dos a cuatro semanas después de ser expuestas al VIH.
Sin embargo, igual número de personas infectadas por el VIH no tienen ningún síntoma por muchos años.
rápida pérdida de peso
tos seca
fiebres o sudores nocturnos
fatigas extremas
glándulas linfáticas inflamadas en las axilas, la ingle,o el cuello
diarrea que dura más de una semana
frecuentes infecciones por levadura o micóticas (orales o vaginales)
enfermedades inflamatorias pélvicas en las mujeres que no se mejoran con tratamiento
neumonía
salpullido o erupciones de la piel que son persistentes o piel escamosa
pérdida de memoria a corto plazo
No crea que usted está infectado si es que usted tiene algunos de estos síntomas. Cada uno de estos síntomas puede
estar relacionado a otras enfermedades. La única forma de asegurarse si usted está infectado o no es haciéndose un
análisis o prueba de la infección VIH.
Las pruebas del VIH no comprueban la existencia del virus, sino que comprueban la presencia de anticuerpos contra el
virus. Los anticuerpos están hechos por las células blancas de la sangre para combatir infecciones. Si estos anticuerpos
están presentes en su sangre, usted es VIH-positivo y necesita tratamiento.
Si usted cree que ha sido expuesto al VIH, es importante hacerse un análisis tan pronto como sea posible, no importa si
tiene o no tiene síntomas. Mientras más pronto reciba usted tratamiento, menos daño sufrirá su sistema inmune.
Desgraciadamente, los anticuerpos contra el virus no aparecen en seguida. Puede que tarden de ocho a doce semanas
para que los anticuerpos aparezcan en un análisis.
Si usted sabe que ha sido expuesto al VIH, llame a un especialista tan pronto como sea posible.
ITS
Infecciones de transmisión sexual:
¿Cómo sé si tengo una ITS?
Posterior a la relación sexual sin protección (sin usar condón) en la mayoría de los casos van a aparecer tres tipos de
molestias en el sitio del contacto sexual (vagina, pene, ano o boca):
Granitos o llagas o úlceras o "rozaduras", con molestias tales como dolor, ardor o sin ninguna.
Flujo vaginal en poca o mucha cantidad que puede acompañarse de mal olor, "olor a pescado", comezón, ardor o sin
ninguna molestia.
En los hombres secreción por donde orinan o por el recto, acompañado de dolor y ardor al orinar. "Bolitas" o verrugas o
"cresta de gallo" que casi siempre no dan molestias.
Todo lo anterior puede presentarse entre la primera semana y hasta los tres meses (para verrugas) después de la relación
sexual (sin protección).
Recuerda que a veces puedes no tener ninguna molestia, lo que no significa que estés sano o sana y por lo tanto debes
de acudir al médico y no automedicarte o dejar pasar el tiempo ya que pueden surgir complicaciones.
¿Cómo protegernos?
Una de las maneras más efectiva de protegerse de cualquier ITS es informarse y usar condón (masculino o femenino)
Usa un condón en cada relación sexual.
Si se tiene una pareja sexual y alguno de los dos adquirió una ITS es muy importante atenderse al mismo tiempo para
evitar reinfectarse entre ambos.
Recuerda no se puede saber a simple vista si una persona está padeciendo de una ITS.