La existencia de un aprendizaje basado en principios de la neurociencia,
implica que este proceso, está basado en una serie de reacciones químicas, biológicas y experimentales que provocan en cada individuo un proceso único y particular, esto implica que:
• Los seres humanos perciben y procesan la realidad y la información
de formas diferentes.
• Las combinaciones formadas por nuestros procesos personales de
percepción y procesamiento crean nuestro propio estilo único de aprendizaje.
• Existen distintos estilos de aprendizaje y cada estudiante necesita
sentirse cómodo con su propio estilo de aprendizaje, según los diferentes tipos de inteligencias.
• El ambiente y la estimulación cognitiva, influyen en los procesos de
aprendizaje, así como la transferencia futura de información que los estudiantes utilizan para resolver sus problemas. Esto significa que el aprendizaje no tiene una ubicación espacial concreta y que su significación puede utilizarse a lo largo de toda su vida.
• La capacidad del individuo para aprender nunca se extingue. La
estimulación constante procura un “cerebro más activo”, el cual puede mantener sus capacidades aunque con menor rapidez, con una constante o mayor calidad a a lo largo de toda la vida.
• No existe evidencia de métodos para alcanzar mejores niveles de
rendimiento, no obstante, la ejercitación mental, la motivación, el interés, la buena salud, el sueño, el ejercicio y la sana alimentación, tienen a provocar beneficios en la calidad del aprendizaje. • Las políticas y las técnicas de aprendizaje deben tomar en cuenta la neurociencia para elaborar estructuras más adecuadas que procuren una diferenciación necesaria de las habilidades en el alumnado y la valoración de estas diferencias.
• La neurociencia abre una brecha desconocida sobre el aprendizaje de
las personas y la ciencia, la política y los sistemas educativos deben tomar en cuenta esta nueva conceptualización en sus desarrollos particulares.
• El docente debe entender el aprendizaje en un concepto holístico,
donde interactúan lo social, lo emotivo y lo cognitivo, procurando entender la diversidad de estas combinaciones en sus estudiantes.
• La neurociencia abre posibilidades científicas que deben ser
consideradas bajo criterios éticos de desempeño, tanto de las instituciones de investigación, como docentes e instituciones educativas.