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La ética socrática
Para Sócrates es imposible hacer el mal si se conoce el bien
Quien peca lo hacer por ignorancia, es por eso que es importante ayudar a los
otros a clasificarse y a elegir adecuadamente sus líneas de acción.
La ciencia, no es para Sócrates un mero conocimiento teórico sino que incluye la
fuerza de carácter que permite dominar los impulsos y purificar el alma. Es a la
vez el motor de la acción y el faro que ilumina la meta a alcanzar.
No hay una diferencia nítida entre virtudes, sino que cada una de ellas implica
necesariamente a las otras. El “vivir bien” es vivir en el ejercicio constante de la
virtud.
Bondad y justicia no requieren para Sócrates otra gratificación que la que otorga
la propia voz interior. Se relacionan con un estado de quietud y de calma.
Sócrates creía en el carácter divino del alma y en su inmortalidad, lo que permite
decir que en la otra vida el hombre justo encontrara también un premio.
La ética aristotélica
Aristóteles dice que toda actividad ha de tener necesaria e imprescindiblemente
un fin. Toda actividad tiende a un fin que es a la vez un bien. Como las actividad
humanas son numerosas, también lo son los fines que nos podemos proponer. Se
presentan ante el hombre verdaderas cadenas de fines cuyos eslabones
constituyen medios. Todos nuestros fines converjan hacia un fin último que es el
“bien supremo”, el cual es la Felicidad.
Requisitos para que este bien sea la Felicidad:
- ser siempre apetecible por si mismo y no por otra cosa (ser absolutamente final)
- tornar la vida amable por si solo (ser autosuficiente)
El Bien Supremo tendrá que ser el mas elevado y permitir gobernarse a si mismo.
Los seres humanos han creído encontrar la felicidad en el placer, los honores y en
la riqueza
En que consiste la felicidad? la función propia de hombre es la parte racional.
El hombre, según Aristóteles, es razón, toda su excelencia reside en su capacidad
de pensar. Para que esa función propia del hombre, que a su vez engendra una
actividad, constituya el Sumo Bien hay que agregarle una cualidad: la excelencia.
Las características determinantes del Fin ultimo son:
- función propia del hombre
- ejercicio o actividad
- excelencia o perfección
De ellas resulta que el Sumo bien es el ejercicio perfecto de la función propia del
hombre. Y al hablar de “excelencia” nos referimos a la noción de “virtud”. El sumo
bien es la actividad racional según la más alta virtud y a través de toda la vida. La
excelencia es un tipo de hábito que tiene que ver con la repetición de acciones
virtuosas.
Clasificación de las virtudes:
- virtudes morales, éticas o de carácter resultan de la obediencia impuesta por
la razón a los instintos. Provienen de la parte práctica de la razón y constituyen el
término medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto. Son “hábitos
de elección”. Hay 3 virtudes morales: el valor, la templanza y la dulzura. También
hay otras virtudes éticas: la generosidad, la veracidad y la amabilidad. La virtud
ética más elevada es la justicia, que se relaciona directamente con la noción de
término medio.
- virtudes intelectuales provienen de la parte teórica de la razón y tienden a
lograr un conocimiento. Son: el arte, la ciencia, la sabiduría practica o prudencia
la razón intuitiva, y la sabiduría teórica.
Como conclusión podemos decir que la vida feliz, para Aristóteles, es la vida
dedicada a la búsqueda de la sabiduría.
Se han dirigido varias criticas a la propuesta aristotélica:
1. Aristóteles no advierta las diferencias entre las virtudes que pertenecen a la
forma de vida humana como tal, y las virtudes que pertenecen a formas sociales
particulares. Es por eso que encontramos virtudes que difícilmente dejarían de
ser reconocidas como tales y pretendidas virtudes que no son fácilmente
comprensibles fuera del propio contexto social de Aristóteles y de las
preferencias de este dentro de ese contexto
2. del hecho de que la felicidad acompañe a todas esas actividades autosuficientes
no se deduce en modo alguno que se las elija como un medio para lograr la
felicidad. Aristóteles subestima seriamente la inmensa variedad de la naturaleza
humana y la diversidad de los talentos y temperamentos de los hombres
La ética kantiana
Ni en el mundo, ni fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse
como bueno sin restricción, a no ser tan solo una buena voluntad. Los talentos del
espíritu son, en muchos aspectos, buenos y deseables. Pero también pueden llegar a
ser extraordinariamente malos y dañinos si la voluntad que ha de hacer uso de estos
dones de la naturaleza no es buena. Así, una cualidad cualquiera puede ser buena o
mala, conforme con la intención con que se las use.
La buena voluntad es buena en si misma. No puede decirse que una persona no obro
bien si tuvo la intención de realizar una buena acción pero por motivos que le eran
ajenos no logro llevarla a cabo. Tampoco puede decirse que sí obro bien alguien que,
por casualidad, realizo una buena acción.
No siempre obramos bien, ya que, según Kant, los seres humanos no estamos
constituidos solo por la razón (que es ka que tiene conciencia de lo que esta bien o
mal) sino también por inclinaciones. Cuando sabemos lo que esta bien pero nuestras
inclinaciones quieren arrastrarnos en sentido contrario, la buena voluntad se
convierte en deber.
El deber siempre tiene un carácter coercitivo, surge para oponerse y reimprimir la
inclinación. Esto no significa que solo obramos bien si lo hacemos oponiéndonos a
nuestras inclinaciones.
Clasificación de los actos en relación al deber:
- contrarios al deber corresponde a actos malos.
- de acerado con el deber pueden realizarse por inclinación mediata, o por
inclinación inmediata. Corresponden a actos moralmente neutros.
- por deber
Kant dice que debemos cumplir con lo que el deber nos manda, mas allá de que
nos proporcione o no un beneficio personal. El fin es que el hombre cumpla el
deber, el hombre es bueno cuando obra por respeto al deber, a la ley.
Existe una regla objetiva para saber si realizar o no una acción. Esta regla esta
formulada en los imperativos categóricos. Un imperativo es el lenguaje en le que
se expresan los mandatos éticos. Son categóricos porque mandan en forma
absoluta. Formulaciones del imperativo categórico:
- “obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne
ley universal” nunca hagas algo que no aceptarías que pudiera ser hecho por
todos, nunca te consideres a ti mismo como una excepción.
- “obra de tal modo que no consideres a la humanidad solamente como un medio
sino siempre como un fin en si mismo” si consideramos a otra persona, o a
nosotros mismos, como medios o instrumentos al servicio de una inclinación
nuestra, entonces habremos obrado mal.
La presencia en el hombre de una conciencia moral y la existencia del deber y la
ley moral, supone que en el ser humano hay libertad. Solo cuando el hombre
actúa en función de la ley moral, solo en ese caso es libre. Existen dos tipos de
leyes que corresponden a dos aspectos en el hombre:
1. la ley natural: corresponde al fenómeno fenoménico, al orden de la naturaleza
dentro de cual están los aspectos físico y psíquico (inclinaciones) del hombre
2. la ley moral (cuyo correlato es la libertad): rige en el orden nouménico y tiene
que ver con el hombre en su aspecto racional (razón practica)
finalmente, para Kant la felicidad no puede ser el objetivo del actuar ético del
hombre. Si la naturaleza hubiera querido hacernos felices nos habría dotado
solamente de instintos. Si nos doto de razón fue para que pudiéramos ser
moralmente buenos, lo que es mucho más importante para él que la felicidad en
cualquiera de sus formas.
La ética de E. Fromm
En “ética y psicoanálisis”, Fromm analiza distintas éticas hedonistas y concluye
que su defecto común ha sido no contar con una herramienta intelectual
adecuada para analizar la noción misma de placer.
El psicoanálisis ha mostrado que la experiencia subjetiva es engañosa y no
constituye por si misma un criterio valido de valor. Se puede encontrar que es
placentero algo que nos hace bien, pero también hay quienes encuentran placer
en lo que los daña o en lo que daña a otros.
Fromm se plantea si la “ilusión de felicidad” es suficiente en si misma o si es un
concepto contradictorio. Dice que la felicidad como la infelicidad son algo mas
que un estado de la mente, son expresiones del estado del organismo entero.
Constituyen un estado de nuestra personalidad total que las reacciones físicas
suelen ser con frecuencia expresiones mas patentes de ellas que nuestro
sentimiento consciente. Nuestro cuerpo esta menos expuesto a ser engañado
por el estado de felicidad que nuestra mente, el funcionamiento de nuestras
capacidades mentales y emocionales esta influido por nuestra felicidad o
infelicidad. El placer o la felicidad que existen solamente en la mente de una
persona deben denominarse pseudo-placer o pseudo-felicidad. El pseudo-dolor
puede ser observado en muchas situaciones en las cuales el pesar o la infelicidad
se esperan convencionalmente. El pseudo-placer y el pseudo-dolor son más bien
pensamientos de sensaciones que experiencias emocionales.
Clasificación de los placeres:
- derivados de la satisfacción de una tensión fisiológica comer, cuando se tiene
hambre; dormir, cuando se tiene sueño.
- derivados de la satisfacción de una tensión psíquica estas pueden confundirse
con tensiones fisiológicas (comer: cuando se esta ansioso, dormir: cuando se
tiene temor o ira contenida) o pueden no confundirse (dominar, someterse,
arrebatar).
Ambas radican en una carencia o deficiencia. Las primeras se satisfacen con el alivio de
la tensión fisiológica, las segundas son insaciables. Las primeras son normales, las
segundas constituyen síntomas de un funcionamiento patológico. Las primeras las
encontramos con condición para la felicidad, las segundas revelan un estado de
infelicidad fundamental.
El hombre, al igual que el animal, necesita determinadas energías para lograr su
supervivencia, las cuales las destina a la satisfacción de las necesidades fisiológicas
genuinas. Pero a diferencia del animal, el hombre ha logrado crear un intermediario
entre él y la naturaleza que le permite destinar cada vez menos energía para lograr lo
necesario para subsistir y disponer cada vez de más energía excedente. Esta energía
se la llama “abundancia”.
La diferencia entre escasez y abundancia determina en todas las esferas de la
actividad la calidad del placer. Toda persona experimenta satisfacciones, placeres
irracionales y goce. Lo que diferencia a las personas es la proporción de cada uno de
estos placeres en sus vidas. La satisfacción y el placer racional no requieren un
esfuerzo emocional. El goce es un triunfo, presupone un esfuerzo interior, que es el
de la actividad productiva.
La felicidad es una adquisición debida a la productividad interior del hombre y no un
don de los dioses. Felicidad y goce no son la satisfacción de una necesidad originada
por una carencia fisiológica o psicológica, sino el fenómeno que acompaña toda la
actividad productiva (en el pensar, sentir y en la acción). El goce y la felicidad no son
diferentes en calidad, difieren en cuanto que el goce se refiere a un acto singular,
mientras que la felicidad es una experiencia continua o integrada de goce.
La felicidad o goce es la prueba parcial o total del éxito obtenido en el arte de vivir.
La felicidad es el mayor triunfo del hombre, es la respuesta de su personalidad total a
una orientación productiva hacia uno mismo y hacia el mundo exterior.
La ética comunicativa
Intenta responder a la pregunta sobre el fundamento de los juicios morales. El
criterio que propone para esa fundamentación pretende tener validez universal. la
ética comunicativa es procedimental, como la kantiana.
En el ambito moral lo que es correcto debe determinarse a partir de un dialogo entre
todos aquellos a quienes las normas afecta, pero no se trata aquí de un dialogo
cualquiera sino del que se sujeta a ciertas reglas y se denomina “discurso practico”.
Los seres humanos que viven en comunidad podrán determinar la corrección o
incorrección de las normas que rigen su conducta. Mientras en la ética kantiana se
parte de la conciencia del imperativo moral, en la ética del discurso se parte de la
acción comunicativa. Mientras en la ética kantiana se llega a una voluntad individual
que quiere la norma por ser universal, en la ética de discurso se parte de una
conjunción de voluntades, articuladas por un discurso del que todas puede
participar, garantizando de este modo la universalidad de la norma. Desde el punto
de vista moral, la voluntad es autónoma cuando se orienta por lo que todos podrían
querer y esto se puede establecer a través del dialogo.
Situación ideal de habla, reglas del discurso:
1. cualquier sujeto capaz de lenguaje y acción puede participar en los discursos
2. cualquiera puede problematizar cualquier afirmación
3. cualquiera puede introducir en el discurso cualquier afirmación
4. cualquiera puede expresar sus posiciones, deseos y necesidades
5. no puede impedirse a ningún hablante hacer valer sus derechos
Quien este dispuesto a seguir estas reglas estará considerando a los otros como
IGUALES, se estará comprometiendo a RESPETAR los derechos de los otros, a rechazar
toda forma de violencia para imponer sus puntos de vista, y no podrá tomar decisiones
que defiendan intereses particulares.
De ahí que la ética comunicativa se encuentre en la base de cualquier moral cívica
contemporánea que considere como valores prioritarios en una sociedad la autonomía
de los ciudadanos, la solidaridad y la justicia.
Objeciones a la ética comunicativa
- mas allá de las diferencias culturales, los interlocutores deben aceptar las reglas
de juego si quieren verdaderamente comunicarse. Esto vale para cualquier
cultura, se trata de una ley universal. ¿Cómo podría hacerlo un individuo cuando
se trata de discutir con un miembro de otra cultura? Faltan las reglas que puedan
ser aceptadas por los dos interlocutores.
- Que las reglas de juego valgan para todos los participantes por igual y que estos
las acepten libremente no excluye que los roles no sean siempre igualitarios.