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EL PROYECTO DE LE CORBUSIER PARA BUENOS AIRES

El arquitecto en su laberinto
Desde una primera visita en 1929, el gran arquitecto moderno Le Corbusier pensó en convertir
a Buenos Aires en la ciudad del siglo XX. Se pasó dos décadas intentando un plan urbanístico
a su medida; veinte años de idas, vueltas, intrigas, contactos, discípulos, traidores. Fue una
frustración para él no poder realizarlo: hoy, ninguna obra de la ciudad lleva su firma. Todo ese
proceso lo recoge La red austral. Obras y proyectos de Le Corbusier y sus discípulos en la
Argentina (1929-1964), libro que este mes publica la Universidad Nacional de Quilmes: la
historia de un plan –de una ciudad– que no fue. Y, de paso, una desmitificación y una
reivindicación del gran maestro.

Por Angel Berlanga


Cuando Le Corbusier llegó a la Argentina a bordo del "Massilia", en la noche del sábado 28 de
octubre de 1929, sus planes para construir algo aquí sintieron el impulso del destello visionario. "El
mar unido, chato, sin límites a derecha e izquierda, arriba vuestro cielo argentino tan lleno de
estrellas, y Buenos Aires, esa fenomenal línea de luz comenzando a la derecha en el infinito y
esfumándose a la izquierda en el infinito, a ras del agua", anotó en Précisions, el libro que
escribiría dos meses después mientras viajaba de regreso a Europa, en donde recoge impresiones
de su estadía y replantea sus ideas arquitectónicas y urbanísticas. Acá, en el puerto, lo esperaba
Victoria Ocampo, a quien le había proyectado una casa que nunca se construiría. Lo habían
contratado para dar diez conferencias y, con el correr de los días, percibió que la combinación
entre el descomunal crecimiento de la ciudad, la relativa virginidad del sitio y la riqueza pampeana
de entonces podrían darle el espacio y el tiempo perfecto para poner a sonar su sinfonía de ideas
modernas, así que se largó con un plan integral para Buenos Aires que lo tuvo expectante durante
dos décadas con idas, vueltas, intrigas, contactos, discípulos, traidores. Fue una frustración
enorme para él, al final, y no hay una sola obra aquí que lleve su firma. Pero muchas de sus ideas
prendieron temprano en la ciudad y pueden verse, desperdigadas, en obras encaradas por
arquitectos argentinos.

El arquitecto Jorge Francisco Liernur escribió, con la "estrecha colaboración" de su colega Pablo
Pschepiurca, La red austral. Obras y proyectos de Le Corbusier y sus discípulos en la Argentina
(1929-1964), que este mes publica la Universidad Nacional de Quilmes. Está buenísimo el libro.
Por varias razones. En principio, constituye una investigación exhaustiva desarrollada a lo largo de
32 años que accedió a materiales dispersos, ocultos y hasta ahora no conectados entre sí, que
incluyen planos y correspondencias, archivos personales y testimonios directos. Luego, porque
condensa la intensa relación del arquitecto suizo con el país y con diversos personajes en vistas a
la posibilidad de hacer algo acá en tiempos en que América se percibía como futuro promisorio y
Europa era, en contrapartida, guerra y guerra. Para seguir, porque reconstruye la relación con tres
de sus discípulos que trabajaron un año con él desde octubre de 1937 en la elaboración de un
ambicioso "Plan de Buenos Aires" en el atelier de la Rue de Sèvres, en París: los argentinos Juan
Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy, y el catalán Antonio Bonet, miembros fundadores luego del grupo
modernista Austral, cuyas principales obras, manifiestos y acciones se analizan y despliegan; de
ese intercambio, además, quedan a la vista afectos y jugadas para sacar provechos, el Maestro
con una avanzada de elite que fogoneará sus ideas en pos de concretar algo, los discípulos con la
chapa vanguardista y prestigiosa del artista. El libro da también una perspectiva entre qué cambió
y qué problemáticas subsisten en la ciudad y echa luz sobre lo acomodaticio en cuanto a lo
ideológico-socio-político de Le Corbusier, asunto que explica, en parte, por qué sus ideas unas
veces se agitaban por derecha y otras por izquierda.

Parece útil, por las dudas, arrancar con una definición de Liernur acerca de Le Corbusier: "Para un
público amplio podría decir que es a la arquitectura lo que fue Picasso a la pintura a lo largo del
siglo XX –dice–. Es la gran figura que encarna con más claridad, masivamente, las características
de la arquitectura moderna". Semejante escala para un hombre de carne y hueso suele derivar en
mitos; acá, sobre todo, circularon y subsisten un par, que Liernur procede a desmitificar: "Se lo
asocia con la idea del funcionalismo, pero excede largamente eso. El fue quien propuso la fórmula
'la casa es una máquina de habitar', de acuerdo, pero reducirlo a eso es inexacto; fue un personaje
muchísimo más complejo, para el que eran fundamentales el espíritu, el sentimiento, el arte, otras
dimensiones de la existencia humana, además de lo funcional, o maquínico, o industrial". El otro
mito tiene que ver con las lecturas ideológicas: "En la Argentina sobre todo, y en el mundo en
general, era una especie de bandera del progresismo –ubica Liernur–. En los años '70 y '80, y para
mucha gente todavía hoy, había dos grandes bandos: el orgánico y de derecha, que seguía a
Frank Lloyd Wright, y el racionalista y de izquierda, que seguía a Le Corbusier. Pero con el tiempo
el real personaje fue saliendo a la luz y lo cierto es que distaba de ser un exponente de la
izquierda".

LA ARQUITECTURA DE LA NACION
La idea que Le Corbusier fue haciéndose de la ciudad y el país, antes de llegar, estuvo a cargo
sobre todo de un par de señoritos que solían pasar temporadas en París: Ricardo Güiraldes y el
coleccionista Alfredo González Garaño, su "gran amigo argentino". Su mirada adhiere a la
concepción idealizada de la pampa y de la elite terrateniente, que consideraba que vía producción
campestre se motorizaba el progreso y la modernización material y cultural de cara al mundo.
"Para Le Corbusier –escribe Liernur–, la fuerza de ese motor justificaba la matanza de aborígenes,
los delitos, la manipulación de las instituciones, los arreglos por conveniencias personales o
sectoriales con potencias extranjeras. (...) En esa visión estaban ausentes, o incluso
desempeñaban un rol negativo, los sectores sociales –trabajadores industriales o empleados
comerciales y administrativos– que, producto de la inmigración masiva durante las décadas
anteriores, maduraban en la década de 1920 dando lugar a la extensa, agitada, protagónica y
compleja clase media rioplatense. En buena medida, habrían sido estos 'recién llegados' los
culpables de la vulgarización de la cultura, del caos urbano, de la nueva conflictividad política e
incluso del desdibujamiento de la identidad argentina".

Impresionado por esa visión desde el río, Le Corbusier propuso la construcción de una "ciudad de
los negocios", una docena de torres vidriadas desplazadas hacia el sur de lo que es hoy el Centro
porteño, con la intención de revitalizar el Riachuelo y articularlo con Avellaneda. Su propuesta
también contemplaba la unión entre los ferrocarriles norte y sur, autopistas en el mismo sentido y la
proyección de un aeropuerto sobre el río (la aeroísla de Menem y Alsogaray). ¿Qué representaban
esos edificios tan puros y luminosos para Le Corbusier? "Sede de comando en el orden, en la
organización, en la reflexión, en la grandeza, en el esplendor, en la dignidad, en la belleza",
escribió (algo desplazadas, después, Catalinas y Puerto Madero). Un ego grande que, supuso,
sintonizaría con gente como Victoria Ocampo: trató de convencerla para hacerle un "rascacielito"
sobre Libertador e incluso le proyectó una habitación con piscina para chapoteo con un amante,
pero no hubo caso; años más tarde, cuando el arquitecto se alineara con el régimen de Vichy,
durante la Segunda Guerra, Ocampo se distanciaría de él definitivamente.

Le Corbusier se relacionó aquí, sobre todo, con algunos funcionarios, artistas y arquitectos; entre
estos últimos, Alberto Prebisch, Antonio Vilar y Wladimiro Acosta. Anduvo por Mar del Plata, San
Antonio de Areco –lo de los Güiraldes– y La Plata. En un avión piloteado por Antoine de Saint-
Exupéry viajó hasta Asunción, en uno de los primeros vuelos de la compañía Aeropostal: la
inmensidad, el salvajismo natural visto desde el aire y la virginidad del territorio lo dejaron perplejo
y le acentuaron el contraste entre el hacer del hombre y el de la naturaleza. "La mirada aérea es
fundamental para Le Corbusier, porque es la mirada del demiurgo –dice Liernur–. Fue algo
extraordinario para él y cuenta los efectos de ese viaje en Precisiones". En el libro escribió: "Y en
Buenos Aires, ante la total aridez, la ausencia de todo, ¡intentar levantar la ciudad del siglo XX!". El
edificio Barolo, por ejemplo, le parecía un "pastiche" que sólo le mereció sarcasmo, aunque cuando
fue construido era la estructura en hormigón armado más alta del mundo.

También se hizo tiempo para un viaje en hidroavión a Montevideo. La ciudad le encantó y quedó
impresionado, dice Liernur, con el progresismo oriental; en una charla que dio en la Facultad de
Arquitectura dijo que se alegraba de tener obra en Moscú. "Y tanto más cuanto que tal encargo
parte de un gobierno socialista –subrayó el Maestro–. Me fastidiaría, por ejemplo, que los fascistas
me alabaran. Creo que el hombre que se dice esprit nouveau debe serlo de una manera integral,
es decir, debe poseer ese espíritu nuevo en materia estética, política, social (...). El izquierdismo
parcial me parece anodino". "A la vez que trataba de venderle un proyecto a Mussolini estaba
construyendo la sede de la Administración de Agricultura en Moscú –grafica Liernur–. Es un animal
arquitectónico y su visión del hombre y el mundo excede la política. A diferencia de un literato o un
pintor, un arquitecto necesita del poder, del dinero, o las cosas no se realizan. De ahí su actitud de
seducción al poder, sea de izquierda o de derecha. En todo caso es totalitario, más allá del signo
político, porque como arquitecto y urbanista se pone en el lugar del demiurgo. El tiene que ser
quien tome las grandes decisiones, digamos, y para eso tiene que arrimarse a quien tenga poder,
sea Nehru en la India, en la segunda posguerra, o sea Victoria Ocampo. Hay que pensar que eran
tiempos mucho más complejos que lo que nos mostró la Guerra Fría".

PLANEAR BUENOS AIRES EN PARIS


Cuando los jovencitos Kurchan y Ferrari Hardoy se le aparecieron en su atelier de París,
encandilados con su figura, Le Corbusier los enganchó para trabajar en el Plan para Buenos Aires.
En un año estuvo listo: era mucho más específico que aquellos bocetos iniciales de 1929 e incluía
varias modificaciones. Los rascacielos de la ciudad de los negocios se erguían en una plataforma
sobre el río y eran el extremo de una línea que tenía del otro lado Plaza Congreso, donde se
consolidaba un centro cívico; en cruz, hacia el norte, el parque, y hacia el sur, el área productiva. El
proyecto ya incluía la General Paz y Ciudad Universitaria. Y proponía un puerto en Avellaneda y
una "transformación molecular" de la grilla de manzanas. Se trataba de un plan que combinó ideas
propias con otras ya desarrolladas a nivel local, con alguna variación, y eso, dice Liernur, relativiza
otro mito corbusierano: su radicalidad e inclinación a la tabla rasa.

En 1938 los discípulos volvieron a la Argentina; junto a Kurchan y Ferrari vino Bonet, que llevaba
ya más tiempo con Le Corbusier: tenía parientes acá, era republicano y por entonces en España –
Franco mediante– se destruía bastante más que se construía. Junto a otros profesionales
conformaron el Grupo Austral, concebido como herramienta para promover la arquitectura moderna
y su ideario, que excedía la edificación: el trío diseñó la famosa silla BKF –iniciales de sus
apellidos–, muy vendida en los Estados Unidos (aunque les dejó chirolas en materia de derechos
de autoría). Se vincularon con industriales, artistas, funcionarios e influyentes, en muchos casos
con la activa participación y padrinazgo del Maestro. También con trabajadores: Kurchan era
profesor en la Universidad Obrera de la Construcción. El libro despliega los progresivos desarrollos
individuales y grupales, las fidelidades y despegues en cuanto a lo conceptual respecto de las
ideas de Le Corbusier, y cómo fue incidiendo la política y la historia: allá guerra y posguerra, acá
Década Infame, Ramírez, Perón. Especial interés merecen los planes urbanísticos para Mendoza y
San Juan, el atelier para artistas de Bonet en Paraguay y Suipacha, el edificio Los eucaliptos, en la
calle Virrey del Pino, de Ferrari y Kurchan.

En 1947 parecía que el Plan para Buenos Aires se les daba: a la intención planificadora del
peronismo se sumó que un amigo de Ferrari, Guillermo Borda, fue nombrado secretario de Obras
Públicas de la Municipalidad. Los discípulos fueron contratados para instrumentarlo y buscaron
que, en reconocimiento a su autoría, se incluyera a Le Corbusier. Pero no hubo caso: agarrado al
nacionalismo, Borda fue tajante en su oposición a que el plan se atribuyera a un extranjero. El trío,
además, fue tomando distancia de algunas ideas urbanísticas de un Maestro que pasó de
exultante, con los pichones ahí, a indignado con la demora en el reconocimiento: llevaba casi dos
décadas roscando y nada. Liernur transcribe la carta lapidaria que le mandó, en 1949, a Ferrari
Hardoy, en la que los trata de deshonestos, incapaces y traidores: "Ustedes son unos pobres
diablos", concluye. Ese mismo año, Borda fue despedido de su cargo y el Plan se derrumbó: a esa
altura se habían empezado a hacer los cimientos para un conjunto residencial en el Bajo Belgrano,
viviendas para 50.000 habitantes en gigantescos monoblocks, "manzanas verticales" inmersas en
amplios espacios que desterraban la cuadrícula.

El último capítulo del libro es la pormenorizada historia de la casa que el doctor Pedro Curutchet le
encargó a Le Corbusier en La Plata, diseñada a la distancia y dirigida aquí primero por Amancio
Williams y luego por Simón Ungar: el médico acabó echándolos a los dos. La casa tardó seis años
en ser construida, le costó mucho más de lo que pensaba y cuando se instaló tenía goteras-
cataratas, pero Curutchet terminó contento: "El público en general va comprendiendo cada vez
más esta obra que a muchos les pareció tan extraña al principio –le escribió–. Esta es 'la casa de
Le Corbusier': me honra ser el propietario".

A Liernur le parece problemático, a esta altura, "un urbanismo concebido desde un único centro de
poder y decisión", algo medular en la concepción de Le Corbusier. "Pero hay que pensar en que es
un hombre de comienzos del siglo XX, tampoco hay que ser anacrónico", dice. Otra época, otras
mentalidades. "Yo reivindico muchas cosas de él –señala–. La idea de ciudad densa, de edificios
en altura, con el suelo liberado y parque, sigue siendo grande. Creo que sigue valiendo la pena
frente a la idea de comunidades cerradas, tipo Nordelta. Tiene mucho criticable, también, pero
quizá cierta radicalidad es una de las funciones de los maestros del pensamiento: no dan la
pequeña receta pero ayudan a pensar en los grandes temas. El maneja, además, la idea de utopía,
y piensa en soluciones en vistas al futuro, un planteo de que las cosas pueden llegar a ser
diferentes. Seré antiguo, pero me parece estupendo: ahora el futuro ha muerto, nadie habla de él.
Todo es pragmatismo e inmediatismo, y a lo sumo nostalgia del pasado. Para mí sigue siendo una
figura extraordinaria que se atrevía a tirar los dados, a jugar hacia el futuro".
Permalink: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-4964-2008-12-02.html

La zona de Plaza Congreso según el plan de Le Corbusier para Buenos Aires.

Buenos Aires vista desde el río en el Plan de 1929.

Casa Curutchet La Plata: la única diseñada por él en el país.


PLAN DIRECTOR DE BUENOS AIRES
(1938). LE CORBUSIER, FERRARI
Y KURCHAN.
PUBLICADO POR ALBERTOJIMENEZMORENO ⋅ ENERO 18, 2013 ⋅ DEJA UN COMENTARIO
ARCHIVADO BAJO FERRARI, KURCHAN, LE CORBUSIER

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PLAN DIRECTOR DE BUENOS AIRES. 1938.

Arquitecto: Le Corbusier. Colaboradores: Ferrari y Kurchan.

1. Relación del proyecto con el curso.

En relación con la temática del curso, este proyecto impulsa la idea del modelo de ciudad pensado desde las

infraestructuras. Le Corbusier introduce en Buenos Aires la concepción de los sistemas infraestructurales de

comunicación, estandarización, y flexibilidad de usos constituyendo una nueva ciudad basada en las nuevas tecnologías.

La imagen de la ciudad resultante es consecuencia de la búsqueda de los mejores sistemas para impulsar a Buenos Aires a

la Modernidad como capital emergente. Así pues, aun siendo un proyecto teórico, tiene una gran influencia en futuros

crecimientos y planes de grandes ciudades, principalmente por el nacimiento de la concepción de la Cité des Affaires.
2. Breve explicación de la idea de

infraestructura aplicada al proyecto

El proyecto del Plan director para Buenos Aires nace de la necesidad de una modernización de la ciudad existente. Le

Corbusier aplica en la proyección del Plan los nuevos sistemas técnicos e infraestructurales en la concepción de la nueva

imagen de una ciudad anclada en su pasado.

Su principal apuesta es el Río. El río de la Plata se entiende como una red de circulación, un eje vertebrador que se

ramifica, se extiende, y que cose todo el territorio. Es por ello que se definirá como el elemento más importante de

desarrollo de todo el Plan. Es en él dónde se situará la cité des Affaires, un elemento que definirá conceptualmente toda la

intención del arquitecto.

En primer lugar, desde dicho elemento surgen los ejes circulatorios de conexiones terrestres a la ciudad. Unos ejes que se

abren ortogonalmente y que engloban periféricamente el conjunto urbano. La cité se levanta sobre el propio río, sobre la

infraestructura más importante del territorio, la marítima. Una gran plataforma recoge cinco rascacielos situados en los

vértices de una estrella de cinco punta –haciendo un símil al antiguo fuerte español de la fundación de la ciudad- y que

sirve infraestructuralmente como sistema portuario a la ciudad.


Estos rascacielos acogen tanto los usos residenciales, comerciales y terciarios, fomentando la relación entre ellos. La

existencia de tantos usos generará el principal problema a nivel infraestructural, la introducción de las redes básicas

necesarias para poder habitarlos. La solución adoptada por Le Corbusier es la creación de una segunda plataforma, a un

nivel más bajo que la superior, de forma que en el interior de ambas capas se introduce los sistemas de abastecimiento,

saneamiento, etc.

[…] The city is the expressing of its region. The city in the river, the front reconquered, the valuation of the south, the

arterial system as an organic system […]. Le Corbusier (1938)


Esta infraestructura globalmente concebida, aun sin poder realizarse, se ha adaptado a numerosos territorios por su

versatilidad conceptual. Su aplicación en grandes ciudades metropolitanas existentes es muy conocida, como es el caso de

la ciudad de los negocios de París.

3. Opinión crítica del proyecto: planteamiento y resultados conseguidos respecto a la idea de infraestructura.

Le Corbusier se planteaba una forma de ciudad que respondiese a la nueva forma de vida que surgía en esos momentos.

Aunque el Plan director no llegó a ser aplicado, y quedase más como un proyecto utópico que construible, los conceptos

empleados de estructuración de redes y sistemas infraestructurales son de aplicación actualmente a todas nuestras

ciudades. También la idea de la multifuncionalidad de un elemento como marco sustentable y más económicamente

rentable se hace patente en el desarrollo de futuras propuestas de ciudades, como es el Plan para Bogotá del propio Le

Corbusier.

Bibliografía:

– MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES: Description synthetique du plan d’amenagement.

Buenos Aires: editorial municipal, 1969. 85 págs.

– MONTEYS, Xavier: Le Corbusier, obras y proyectos. Barcelona, Gustavo Gili, 2005. 261 págs.

– CALZADA, Manuel: Apuntes de clase asignatura Historia III (plan 98), 2011.

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UBICACIÓN
Ciudad de Buenos Aires
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MEMORIA
El encuentro con la realidad de Buenos Aires, hacia 1929, le sugiere a Le
Corbusier, algunos de los que serán los futuros lineamientos de su Plan Director
para la Ciudad. Estas proposiciones, expuestas en las distintas conferencias,
convenientemente documentadas y publicadas en el libro: Precisiones. Respecto a
un estado actual de la Arquitectura y Urbanismo (1), servirán como argumento y
punto de partida para la confección del Plan, redactado en colaboración con los
arquitectos argentinos Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan -quiénes se
encontraban trabajando en su taller de Paris, entre 1937 y 1938-
“Buenos Aires, la ciudad del gran destino de Sudamérica, está más enferma que
ninguna. Justamente porque es de naturaleza fuerte y juvenil, ha sufrido en su
crecimiento relámpago el asalto acelerado de los errores. Hoy es una de las
grandes capitales del mundo. Un formidable destino le aguarda. En 1929,
habiéndola conocido, la llamé: “La Ciudad sin esperanza”. En la cual los hombres
no podrían conservar ni aún la esperanza de días armoniosos y puros. A menos
que, fuerte de su fuerza, Buenos Aires reaccione y actúe.” (2)
Las principales propuestas del Plan se basaron en los siguientes argumentos:
concentración de la ciudad, transformación del tejido en su zona central,
revalorización de la zona Sur, implementación de una red de tráfico diferenciada
(automóviles – peatones), incorporación de una serie de “órganos” de
equipamiento diferenciado en diversas zonas de la ciudad, alimentado por el
sistema circulatorio de tráfico, y mantenimiento e incorporación de nuevas zonas
verdes de esparcimiento (propuesta, inicialmente formulada por el paisajista
francés Forestier, a la Comisión de Estética Edilicia, en 1925).
Concentrar la Ciudad.
“La Ciudad de Buenos Aires está peligrosamente distendida”, las distancias
desmesuradas constituye la enfermedad de las grandes ciudades, provocando el
derroche de tiempo en traslados, el tendido y mantenimiento de infraestructuras de
transporte y un gasto estéril de las instalaciones (aguas, gas, electricidad).

“Las decisiones de principio deben ser tomadas por las autoridades: Concentrar
la Ciudad. Prohibir que se extienda más. Fijar los lugares útiles para la vivienda y
las formas eficaces de esta vivienda. Fijar los lugares de las diversas funciones de
la ciudad, trabajo, administración y esparcimiento. Establecer una
zonificación”. (3)
Le Corbusier entiende que “la Ciudad debe ser reducida y ordenada” (4),
aplicándose los métodos sugeridos -para él mismo- para la Ville Radieuse.
“Establecidos los límites razonables de la nueva ciudad –dentro de los cuales se
llegará a la densidad conveniente por medio de reglamentaciones que obliguen a
construir a la altura útil, prohibiéndose toda otra altura mayor o menor, con los
espacios libres, necesarios.- los barrios satélites “Flores, Belgrano, San Isidro, etc.
serán reorganizados como unidades eficaces de habitación” (5), colocándose sobre
las grandes líneas de transporte (ferrocarril o subterráneo), siendo independientes
de la ciudad central. Se prohibirá, asimismo, toda edificación caprichosa en las
zonas intermedias (que se conservarán como grandes reservas de vegetación:
bosques, viveros, chacras, así como el borde de las rutas)
La transformación del tejido (LA NUEVA MANZANA)
La incorporación del automóvil determina la redefinición de la antigua manzana de
120 mts. de lado, por otra de 400 mts., o más, dimensión que Le Corbusier
considera suficiente para el automóvil. Cada unidad de la nueva malla agrupará
nueve manzanas. En una ultima etapa, las autopistas no estarán instaladas sobre el
suelo, sino que estarán construidas a 5 mts. de altura. El nuevo estatuto urbano,
inspirado por la tesis de la tipología “Ville Radieuse”, estará de acuerdo con los
lineamientos de la Carta de Atenas de 1933, expresada por los siguientes puntos
esenciales:
“1.La calle tradicional es reemplazada por la disponibilidad total del suelo de la
ciudad para los peatones. El camino de los mismos puede seguir todas las
direcciones útiles independientemente de la situación de los inmuebles construidos
(habitación, administración, oficinas, etc.).”
“2.Los edificios (viviendas, administración, oficinas, etc.) pueden ser situados de
acuerdo a la orientación más favorable en la región considerada”.
“3.La ciudad se transforma en una ciudad verde. En los barrios residenciales, por
ejemplo, los edificios no cubren más que el 12% de la superficie del barrio.
Construidos sobre columnas, dejando libre paso a la circulación en todos sentidos y
restituyendo a los peatones el 100% de la superficie de suelo.” Entre los edificios
88% de parques con servicios comunes y en sus terrazas “espacios para baños de
sol y agua¨ (Nueva ganancia del 12% del terreno artificial transformado en jardín).”
“4.Aunque la ciudad se ha transformado en parque, la densidad de población en el
interior de un barrio residencial puede alcanzar a una cifra excepcional (hasta 1000
habitantes por hectárea)”. (6)
Revalorización de la zona Sur
La construcción de la Avenida de Mayo, a finales del siglo XIX, acentuó la situación
preexistente entre la zona sur y norte de la ciudad.
En la zona norte, sobre los terrenos mas altos, se establecieron las poblaciones más
pudientes, en oposición a los habitantes de la zona sur, vinculados a la franja de
población mas relegada, que lo hicieron en los terrenos más bajos de la ciudad.
“Por una decisión de la autoridad se puede romper este efecto de la Av. De Mayo.
Deberá abrirse una arteria capital de circulación (obras iniciadas por las
oficinas técnicas al momento de la publicación de este plan) . Y por la misma
decisión de la autoridad se elevará a lo largo de esta arteria o en su proximidad,
algunos de los más vastos servicios públicos que forman parte del programa
urbano inmediato.” (7)
Sistema Circulatorio
Se establecen grandes arterias de circulación en puntos neurálgicos determinantes:
A. Avenida Transversal Norte-Sur (unión de las estaciones Retiro-Constitución).
B. Avenida Transversal Este-Oeste (Junto a la estación Once, absorberá el enorme
tráfico al interior del país).
C. Arteria de cintura que vincula el puerto (pasando por la estación Once hacia el
Riachuelo).
D. Arteria desde el inicio del “bajo” Tigre, atravesando la ciudad universitaria y el
parque de Palermo, pasando por la estación Retiro para vincularse al resto de las
Avenidas. Sobre el esqueleto de Avenidas mencionadas se insertan otros elementos
de importancia.
E. Avenida Radial siguiendo la dirección Santa Fe absorbiendo el tráfico del Norte,
Palermo, Belgrano.
F. Avenida Radial a Chacarita.
G. Avenida Radial al Suroeste.
Asimismo, se implementa la malla de trazado vehicular de 400 mts de lado, en 24
cuadras de la ciudad, en dirección Norte-Sur, y 27, en dirección Este-Oeste.
El nuevo trazado comprenderá, según Le Corbusier, un rectángulo de 8 espacios,
de aproximadamente 400 mts. por una parte, y 9 por la otra, solucionando de
manera completa el “corazón” de la ciudad.
Dentro del área determinada se especificarán normativas de circulación de
vehículos, comportamiento de peatones, señalización de calles y semáforos,
eliminación de los tranvías, estacionamiento de vehículos en las calles internas de
las nuevas manzanas, parada de transportes públicos (cada 200 mts) y ensanche de
calles Rivadavia, Lavalle y Sarmiento, y la resolución de cruces (rondpoints y
“clavos luminosos”); como así también, la relocalización de las viviendas demolidas
en los terrenos de Casa Amarilla, desafectados de su función de playas ferroviarias.

La reorganización del sistema vehicular determinará la separación del peatón y el


automóvil por medio de autopistas a alto nivel (5 mts.)
“Es necesario restablecer por medio de disposiciones especiales, lo que puede
llamarse el reino del peatón”.
Se establecerán dentro del “zoning” grandes circulaciones a pie:
a.Las diversiones, cines, cafés, confiterías, etc. (Calle Corrientes y Avda. de Mayo).
b.Los paseos y ramblas de comercio (Avenida Norte-Sur y Este-Oeste).
c.Los paseos-parque, entre arboleda y silencio. Los esparcimientos, las bibliotecas,
los museos al borde del rio.

Se propone la elevación de la Arteria Norte-Sur incorporando una rambla de paseo


comercial y diferenciando las circulaciones por niveles en la nueva autopista
elevada (5 mts).

Elementos de equipamiento
De acuerdo al crecimiento demográfico que experimenta la ciudad, a la
incorporación del automóvil en la trama existente, a la nueva red de vinculación
entre las diferentes partes de Buenos Aires y a la reducción de diferencias e
inequidades entre zonas, el plan, estima conveniente -a los efectos de distribuir sus
flujos y funcionamientos- la incorporación de “Elementos” de equipamiento
estratégicamente ubicados sobre el territorio.
“Una ciudad es un órgano vivo. Cuando una ciudad ha llegado al estado adulto,
como Buenos Aires es este momento, su deber es reconocer cuáles son sus
elementos constitutivos, cuales con sus órganos, sus dimensiones, y tratar de
situarlos normalmente en el cuerpo urbano.” (8)
En el sector central, articulados por el sistema de vialidades, se incorporan los
siguientes equipamientos:
-Centro de Gobierno: al sur de la Avenida de Mayo en una sola zona o centro
cívico. (Ministerios, Congreso existente, oficinas de reparticiones gubernamentales,
etc.)
-Centro Municipal: “decidiendo instalar en la zona sur el Gobierno de la Ciudad,
la Autoridad provoca el despertar del Sur y desencadena la valorización de la mitad
de la Ciudad.
-Centro Panamericano: con el objeto de “propender a una mayor unidad y
comprensión americana” cercano a la Estación Constitución se incorporarían
Palacios de Congresos, Hoteles para comisiones, Salas de Congreso, Bibliotecas,
etc. (persiguiendo nuevamente la valoración de la zona sur).
-Centro de Asociaciones: hacia el Este de la Avenida 9 de Julio y sobre la zona
sur de la ciudad se incorporarían Edificios para las asociaciones de trabajo
(sindicatos).
-Centro Financiero: Se propone crear un verdadero “forum” de las finanzas al
extremo de la Avenida de Mayo., conformando un conjunto con la Plaza de Mayo.
-Cité de Negocios: se construye sobre columnas en el río la ciudad de negocios
sobre “Terreno artificial coronado por cinco rascacielos” rematando el eje principal
de la ciudad Este-Oeste sobre el río.
-Zona industrial: Se propone la instalación de una zona industrial siguiendo con
la zonificación natural y lógica junto al Riachuelo y a los efectos de evitar la
dispersión de las industrias en zonas residenciales dela capital.
-Esparcimiento: Se propone la creación de una gran zona de diversiones públicas
al aire libre y de cara al río: deportes, recuperación física, etc. A un lado y otro del
eje Este-Oeste, uniendo el Norte y el Sur, se propone la construcción de un Estadio
Municipal, teatro, cine, mítines, etc.
-Zona de diversiones: Se mantiene el carácter de la calle Corrientes y se
propone mediante una reglamentación adecuada permitir la construcción solo de
edificios de diversión para terminar de conformar “un zoning natural de acierto o
justeza”.
-Ciudad Universitaria: Sobre el río, aprovechando el suelo municipal vacante,
se propone la construcción de los edificios universitarios, donde hoy, precisamente
funciona la Ciudad Universitaria.
-Hoteles, Embajadas y el Comercio: Unidas a las diversiones, los ríos de
circulación a pie (que favorecen y provocan el intercambio) con las calles Florida,
Corrientes, Av de Mayo, etc. se agrupan hoteles, embajadas, consulados, etc.
-Un Barrio de Habitación: Sobre la superficie vacante dejada por las parrillas
ferroviarias trasladadas de Casa Amarilla, se propone la construcción de un barrio
de habitación, a los efectos de realojar los habitantes cuyas casas fueron
expropiadas por los ensanches Norte-Sur y Este-Oeste.
Es de destacar la influencia de los lineamientos del plan en la concreción de
posteriores proyectos urbanos, viales y de equipamiento en la Ciudad de Buenos
Aires en los años subsiguientes, confirmando la validez de los análisis,
proyecciones y propuestas realizadas por el equipo de Le Corbusier.

(1) Le Corbusier. Precisiones. Respecto de un estado actual de la arquitectura y el


urbanismo. Poseidón. Barcelona, España 1978.
(2) La Arquitectura de hoy. Nro. 4 Abril 1947. Buenos Aires. Argentina. Pág. 7
(3) Ibíd. Pág 24
(4) Ibíd. Pág. 25
(5) Ibíd. Pág. 25
(6) Ibíd. Pág. 28
(7) Ibíd. Pág. 29
(8) Ibíd. Pág. 35

Bibliografía

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