Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
RESTAURACION
JUAN BOSCH
SANTO DOMINGO, R. D.
1996
GUERRA
DE LA
RESTAURACION
JUAN BOSCH
SANTO DOMINGO, R. D.
1996
S,.............................................................................................. ,..........J
GUERRA DE LA RESTAURACION
La Guerra de la Restauración es la página más notable de la historia
dominicana, como también la más ignorada por la casi totalidad de los
dominicanos; se desconoce el esfuerzo colectivo gigantesco, heroico y las
hazañas militares que libraron los hombres y mujeres que participaron en ella.
Por esto, debe alcanzar en la conciencia de cada uno de nosotros un sitial
preponderante dentro de los episodios de la vida nacional.
6
En la nación dominicana de post guerra se presentaron grandes
enfrentamientos entre los diferentes sectores de la sociedad, como resultado de
los ascensos sociales dados a los hombres que participaron en las gestas
revolucionarias, como pago por sus hazañas, ante la imposibilidad de otorgarles
riquezas materiales; esas oposiciones se dieron, en primer lugar, entre los altos
y medianos pequeños burgueses contra los bajos, bajos pobres y bajos muy
pobres pequeños burgueses que escalaron al nivel de la mediana y alta pequeña
burguesía; los primeros consideraban que los segundos no eran de su nivel ni de
su calidad; los primeros temían que esa pequeña burguesía baja pobre y muy
pobre se convirtiera posteriormente en su competidora en el terreno económico.
Al mismo tiempo, los sectores de la alta pequeña burguesía luchaban contra la
minoría que tema el control del poder político del país, que eran los hateros, y
en esos hechos encontraron a un líder, Buenaventura Báez, quien después de
haber llegado a la Presidencia de la República el 24 de septiembre de 1849, se
convirtió en el líder de la alta y mediana pequeña burguesía en la encarnación
del Antisantanismo. El 6 de octubre de 1856 Báez ocupó nuevamente la
Presidencia de la República y el 11 de enero de 1857 ordenó la expulsión de
Santana hacia Martinica. Este hecho evidencia su calidad de líder de la pequeña
burguesía, pero no de las capas altas y medianas que ya no lo era en ese
momento; en efecto seis meses después de su proclamación, sus acciones, entre
las que destaca el episodio del cambio del oro y la plata de los compradores de
tabaco por las papeletas desvalorizadas del gobierno, reflejan su actitud
abiertamente en contra de la alta y mediana pequeña burguesía.
7
tuvo asiento en Santiago y como presidente al Gral. José Desiderio Valverde;
enviaron al Gral. Juan Luis Franco Bidó a tomar la ciudad de Santo Domingo,
acción esta que fracasó y debido a esto el gobierno de Santiago decidió invitar a
Pedro Santana a que volviera al país con su rango de general y el pago de
$500.00 para que levantara un ejército en El Seibo destinado a apoyar a Franco
Bidó. Con el regreso de Santana volvió a darse la alianza entre la pequeña
burguesía y los hateros. Esa alianza retornó a Pedro Santana a la Presidencia de
la República en 1857. Sin esa alianza, Santana no habría podido anexar el país a
España.
El monto tan bajo del pago ofrecido a Santana es un reflejo del escaso
desarrollo económico del país y de la pobreza general de las capas más bajas de
la pequeña burguesía; por eso los dos gobiernos: el de Santiago y el de Báez
pom'an en circulación millones de millones de pesos papel, con el cual se
engañaban a sí mismos porque una economía precapitalista enferma no podía
sanarse con medidas propias de países capitalistas.
1
0
Dávila, Fernández de Castro y desde luego se reconoce como su autor a Pedro
Santana.
1
1
principales a la causa anexionista; se otorgaron ascensos militares a manos
llenas y se distribuyeron hasta grados masónicos; en otras palabras los
conspiradores anexionistas se lanzaron a comprar hombres y a tomar medidas
de corte popular para establecer la plataforma que culminaría con el llamado
hecho el 18 de marzo de 1861 a la población de Santo Domingo a reunirse en la
plaza de la Catedral, hoy porque Colón, donde en presencia del sacerdocio
católico y todos los altos funcionarios del gobierno y de los soldados (sin armas)
se leyó el acta de la anexión, Santana gritó una "Viva Doña Isabel Segunda", se
izó la bandera Española al lado de la Dominicana y se dispararon 101
cañonazos. Con esto el Estado hatero dejaba de existir.
1
3
Anexión al desencanto, el disgusto y la cólera que los lanzó a la guerra
restauradora; más aún, son esos hechos los que explican la unidad entre todas
las capas de la pequeña burguesía Dominicana al lanzarse a esta acción.
1
4
estaba en la lista de los activos.
En las filas de los disgustados no sólo estaban los antes citados, también
estaban los santanistas, que perdieron sus privilegios al renunciar Santana ala
Capitanía General de Santo Domingo para 1862 (aceptada su renuncia el 28 de
marzo de ese año) y ser su sucesor Felipe Ribero Lemoyne, venezolano con
formación española, precursor de traer al país la avalancha de españoles como
empleados públicos. Con estos hechos quedaron establecidas las bases políticas
indispensables para que cuajara una unidad antiespañola, sin la cual habría sido
muy difícil lanzar al pueblo a una guerra de liberación nacional, como lo fue la
de la Restauración.
Para calmar el disgusto que iba cundiendo entre las masas, las autoridades
españolas en el país presentaron planes de construcción en todo el país, lo que
sin embargo no resultó suficiente para sofocar el disgusto de las masas, muy
especialmente en el Cibao, considerada la zona más hostil al poder español, con
más probabilidades de producir levantamientos. Sin embargo, no fue esa región
donde se iría a producir el primer levantamiento, sino en Neyba, es decir en la
Región Fronteriza Sur. Esta fue una rebelión abortada; pero la conspiración se
mantuvo en pie en el Cibao donde tenía vigorosas raíces históricas. Sus centros
1
5
de dirección principal fueron Sabaneta (hoy Santiago Rodríguez) con
ramificaciones en Guayubín, Monte Cristi, San José de las Matas y Puerto Plata.
El otro centro de dirección fue Santiago con emisarios en Moca, La Vega y San
Francisco de Macorís.
El hecho que precipitó los planes de ataque programados para finales del
mes de febrero, fue el desliz del brioso patriota Norberto Torres, quien ante un
saludo de paisano hecho por un militar español le contestó que dentro de cinco
días de la fecha de ese encuentro ellos sabrían lo que les venía encima. El
Coronel Lucas Evangelista Peña convocó a los campesinos de las vecindades y
en la noche del 21 atacaron Guayubín, que fue defendida inútilmente por tropas
de Femando Valerio; al amanecer el 22 de febrero se levantó Santiago
Rodríguez en Sabaneta, de donde salió una columna hacia San José de las Matas
y en la noche del mismo día se dio el levantamiento de Monte Cristi. Al
enterarse en Santiago de la toma de Guayubín los directores de la conspiración
de Santiago, miembros del ayuntamiento y algunas personas prominentes al
servicio de España determinaron lanzarse a la acción, aunque carecían de armas.
Fue esa unidad de clases sociales que se produjo inmediatamente antes de que
comenzara la Guerra de la Restauración un elemento fundamental en el
desarrollo que tuvo la misma, y esa unidad, por cierto, es característica de una
guerra de liberación nacional porque en estas, las luchas de clases del pueblo
que hace tal tipo de guerra son desviadas hacia una lucha contra el ocupante del
territorio de ese pueblo, por lo que la suma de las contradicciones clasistas se
definen en una sola contradicción, de carácter antagónico, entre la fuerza
popular del país ocupado y el poder militar del Estado ocupante; en la Guerra de
la Restauración, como en cualquier guerra de liberación nacional, hay hombres
que luchan en el bando del enemigo por razones clasistas, así como por
filiaciones políticas.
1
6
también era importante por el número de comprometidos con la causa
restauradora.
Los sublevados llegaban al fuerte "Dios", punto designado, llevando
banderas republicanas, amotinándose alrededor de 1,400 hombres armados que
circulaban la ciudad de Santiago. El levantamiento aquí se produjo en dos
tiempos: el primero fue con la toma de la cárcel vieja (el 24 de febrero) y la
libertad de los presos que se encontraban en ella. Este grupo decidió dirigirse al
fuerte San Luis donde se encontraba la guarnición española, pero fueron
interceptados por las fuerzas del Capitán La Puente. El segundo tiempo tuvo
lugar el día 25 de febrero al amanecer cuando los 1,400 hombres agrupados
ostentando banderas circulaban Santiago. Este episodio no costó sangre y una
vez disueltos los grupos, las tropas volvieron a la ciudad y el comandante jefe de
la plaza, Campillo, hizo detener a las autoridades, con lo cual quedó liquidado el
levantamiento de Santiago.
1
7
el Paso de Macabón, donde le rompió el fuego de frente, mientras Monción los
atacaba por retaguardia; ante la emboscada, Buceta abandonó el camino y tomó
el de Castañuela donde dejó a la infantería, mientras Pimentel seguía la
persecución con la caballería valiéndose de hachos encendidos para ver las
huellas de los hombres de Buceta y cuando se dio cuenta de que Buceta se
proponía regresar a Guayubín, mandó un expreso donde Monción para pedirle
que se uniera, cosa que sucedió a media noche; y al amanecer del día 17
alcanzaron la columna española, la atacaron y la derrotaron. Guayubín fue
tomado el 18 de agosto por fuerzas del General Juan Antonio Polanco, hermano
de Gaspar Polanco; Monción y Pimentel proseguían su persecución contra
Buceta y sus hombres que se dirigían a Santiago, lo alcanzaron en Doña
Antonia y los derrotaron completamente. Cuando Buceta vino a llegar a
Guayacanes ya no le quedaban sino 8 o 10 hombres de a caballo.
1
8
justificar el desmantelamiento del Estado dominicano y la inserción del
nuestro en el Estado español se ofrecían villas y castillas.
Nunca perdonó Monción esa justa actitud del que para aquel tiempo era
jefe político y había adquirido la dureza de carácter necesario para mandar con
éxito cierta clase de gente sin disciplina.
20
pueblo, aunque sus vanguardias sabían que no les convenía ir a combatir ante
las murallas de la ciudad de Santo Domingo, porque allí tendrían que
enfrentarse al mayor poderío militar español, llegando solo hasta Yamasá y San
Cristóbal.
21
Ocho años más tarde la ciudad estaba reconstruida y tan poblada
como al momento del incendio, lo que demuestra que lo que para las
tropas españolas era un lugar desolado después del incendio, para los
dominicanos seguía siendo lo mismo, lo que equivale a decir que desde el
punto de vista subjetivo, que es como debemos valorar los hechos
heroicos, la orden y la ejecución de parte del General Polanco, no fue
perjudicial para el pueblo de Santiago y en cambio fue decisivo en el
curso de la Guerra de la Restauración, que es lo que tiene importancia
histórica, pues el fuego no alcanzó a los campos vecinos donde se
cosechaba plátano, yuca, maíz, yautía, batata y se cazaban animales
cimarrones que era la base alimenticia de los dominicanos, aunque para
las tropas españolas esto fue un golpe gravísimo pues no podían
sostenerse sin los alimentos a que estaban habituados, como por ejemplo
el pan de trigo, el aceite de oliva, los medicamentos de boticas, estaban
también acostumbrados a dormir en camas o camastros pero no en suelo o
barbacoas como lo hacían los soldados dominicanos.
22
la jefatura de la revolución había sido militar y limitada, al principio, al
territorio en que cada jefe estaba combatiendo; pero desde el comienzo de la
batalla de Santiago el General Gaspar Polanco surgía de manera natural como
comandante superior del movimiento, gracias al curso de los acontecimientos y
a su capacidad para tomar decisiones al igual que ocurrió a Gregorio Luperón,
quien en forma relampagueante pasó a ser de un desconocido, de quien se
burlaban los soldados porque recorría el campo dominicano armado con una
espada que nadie sabía de donde la había sacado y haciendo alarde de un valor
que no había demostrado todavía el 14 de septiembre, aparecería firmando el
acta de la Restauración llamada erróneamente Acta de Independencia.
Gaspar Polanco no fue el único hombre que pasó casi de un día para otro,
a una posición preponderante en las filas de los restauradores; lo mismo le
sucedió a Benito Mondón; e igual le ocurrió a Gregorio Luperón, que era un
desconocido hasta la batalla de Santiago, donde se distinguió y para el 14 de
septiembre aparecía firmando el Acta de la Restauración; Luperón aparecerá
luego firmando junto a Gaspar Polanco oficios y nombramientos, entre otros,
uno dirigido al Coronel José Antonio Salcedo (Pepillo) proclamándolo General
de Brigada y quien cinco días después sería llevado ala Presidencia del
Gobierno provisorio, quedando de esa manera formalizadas las operaciones de
la Revolución, hecho que disgustó a Luperón porque consideraba que el General
Salcedo no tema el consentimiento de los principales hombres de armas, que
eran Monción, Pimentel, Santiago Rodríguez, Ignacio Reyes, Gaspar Polanco,
verdaderos jefes militares de la revolución restauradora entre los cueles estaba
el mismo Luperón.
Es importante advertir que Luperón había llegado a Santiago el día 2 de
septiembre y el día 14 estaba hablando de hacer presos a los que habían elegido
el gobierno provisional de la Revolución y a su presidente. En doce días un
joven impetuoso que había tratado, sin conseguirlo, de incorporarse a la
revolución Restauradora en sus primeros movimientos, antes aún del 16 de
agosto, había pasado del anonimato absoluto, o casi absoluto, a ser personaje
con suficiente autoridad como para conseguir que el Coronel José Antonio
Salcedo fuera promovido a General de Brigada y para amenazar, cinco días
después, con la prisión al propio General Salcedo porque había aceptado ser
presidente del gobierno provisorio sin haber solicitado la autorización de los
jefes militares de la revolución restauradora entre los cuales estaba él, Gregorio
Luperón.
23
como el que se había dado en el caso de Gregorio Luperón?
24
produjeron los restauradores a las columnas españolas se necesitaba que los
atacantes, fueran no tanto numerosos como resueltos, decididos a jugarse la vida
sin el menor titubeo; y si se la jugaban era porque al final había premios no
meramente de carácter militar sino, sobre todo, de importancia social.
25
durante algún tiempo, antes de seguir su marcha hacia el Cibao.
27
pierna y con el pantalón levantado hasta la rodilla".
Dice González Tablas que le constaba que "el clima fatal de Guanuma
nos causó" más de cuatro mil bajas, y para demostrar cuanta hambre se padecía
en aquel campamento refiere que cuando iban de la ciudad vendedores de
provisiones "eran de tal manera rodeados y acosados por la tropa famélica que
frecuentemente teman que intervenir los jefes y oficiales para establecer el
orden", y cuenta que vio abrirle juicio a un soldado del batallón
España por haber herido a uno del batallón Madrid en una disputa
originada por discusión de cuál debía ser el primero en comprar un pedazo de
pan.
"No había casi nadie vestido. Harapos eran los vestidos; el tambor de la
comandancia estaba con una camisa de mujer por toda vestimenta; daba risa
verlo redoblar con su túnica; el cornete estaba desnudo de la cintura para arriba.
Todos estaban descalzos y a pierna desnuda. Se pasó revista y se contaron
28
doscientos ochenta hombres; de Macorís, como cien, de cotuí unos cuarenta, de
Cevicos diez y seis; de La Vega como cincuenta; los de Monte Plata contaban
setenta hombres. Todos, aunque medio desnudos, con buenos fusiles, pues con
armas y bagajes se habían pasado de las filas españolas a las nuestras. Su rancho
espacioso los contenía a todos y estaba plantado al bajar al arroyo".
29
rancho ya uno tenía puesto el caldero al fuego, para lo que había improvisado un
fogón clavando en tierra tres estacas gruesas a una altura de seis pulgadas,
formando un triángulo sobre los cuales le asentó un caldero...".
30
1
32
pequeña flota que llevaba fuerzas militares más poderosas que las que tem'a la
revolución; al frente de esas fuerzas llegaba el general José De La Gándara.
33
surgiendo en el Este eran indicios claros de que el movimiento restaurador se
había convertido en una guerra popular, semejante por sus motivaciones a las de
independencia que habían tenido lugar en otros países de América Latina, pero
diferente, en lo que se refiere a la mayoría de las que hicieron los pueblos de
lengua española, en el hecho de que la Restauración no había sido encabezada
por miembros de la clase dominante, lo que se explica porque esa clase se
hallaba en proceso de desaparición y fue precisamente para evitar que su lugar
fuera ocupado por la pequeña burguesía que sus restos, encabezados por su jefe,
que era Pedro Santana, concibieron y llegaron a cabo la anexión.
34
encontrado en ella sus líderes naturales, salidos de esas mismas capas. Esa
guerra no era igual ni parecida a las que se hicieron contra Haití, en las cuales
los peones de los hatos seguían a Santana como un jefe natural porque él
reproducía en los campos de batalla la imagen que ellos tenían en su mente de lo
que debía ser dueño de una propiedad donde se criaban reses.
35
salía de la Capital bajo el mando del general Abad Alfau por el camino de la
costa, al mando de un general de brigada español y dos que salieron de Baní,
una por el camino de Y aguate y otra por el de Sabana Grande, ambas
comandadas por jefes españoles. Las cuatro columnas fueron atacadas sin cesar
por guerrillas dominicanas y cuando llegaron a San Cristóbal a los dos días de
marcha hallaron el poblado, como dice García (Pag. 467) abandonado por sus
habitantes, y allí pasaron "dos días sin reposo para comer ni dormir, hostigados
por tiroteos incesantes que no les permitían abandonar las armas ni un
momento. Al cabo de esos dos días tan penosos, volvieron a emprender la
marcha, según las instrucciones que tenían, cada una por el mismo camino que
anduvo,
36
venciendo las mismas dificultades y tropezando con los mismos
inconvenientes, hasta regresar el día 25 a sus cuarteles, cargadas de camillas y
literas".
39