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Colección G erencia y Políticas de Salud

Vulnerabilidad y exclusión en salud:


datos y relatos
de la situación de la población
desplazada en Bogotá
Amparo Hernández Bello

Médica, Máster en Administración de Salud de la Pontificia Universidad Javeriana.


Candidata a Doctora en Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia.
Profesora asociada de los posgrados en Administración de Salud, Facultad de
Ciencias Económicas y Administrativas, Pontificia Universidad Javeriana. Directora
del grupo de investigación Gerencia y Políticas de Salud, categoría A Colciencias. Sus
campos de investigación: equidad y justicia social en salud, perspectiva de género y
análisis de determinantes de la salud. Ha sido investigadora y consultora de
organismos internacionales (OPS, Cepal, IDRC) en problemas de salud y estrategias
de atención para poblaciones pobres y vulnerables, y en estudios sobre equidad de
género y reforma del sector salud. Autora de numerosas publicaciones sobre estos
temas. Miembro correspondiente de la Red de Mujer y Equidad de Género, y
miembro de la Red de Exclusión Social de la Comisión de Determinantes de la Salud
de la OMS. Fue presidenta de la Asociación Colombiana de Escuelas de Salud
Pública, (Acoesp) en el período 2006-2009. Correo electrónico:
ahernand@iaveriana.edu.co.

Martha Lucía Gutiérrez Bonilla

Enfermera, Máster en Desarrollo Rural, Especialista en Salud Internacional. Profesora


asociada de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la
Pontificia Universidad Javeriana, sede Bogotá, y coordinadora del Observatorio
Javeriano de Juventud. Investigadora y consultora en políticas públicas sociales,
políticas públicas saludables y promoción de la salud, políticas públicas
poblacionales, y en metodologías participativas para el trabajo colectivo, el diseño y
la evaluación participativa de políticas públicas sociales. Ha sido profesora de
investigación social por más de veinte años en campos aplicados en la ciencia
política, la política social, el desarrollo rural y áreas de la salud. Editora de libros,
entre los cuales están Familias en Bogotá, realidades y diversidad (2008), Cultura
política y democrática en Bogotá (2004) e Inclusión social y nuevas ciudadanías
(2003). Correo electrónico: ml.gutierrez@iaveriana.edu.co.

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AMPARO HERNÁNDEZ-BELLO
MARTHA LUCÍA GUTIÉRREZ-BONILLA

Vulnerabilidad
y exclusión en salud:
datos y relatos de la situación de
la población desplazada en Bogotá

Copyrighted
i

Pontificia Universidad
C o l e c c ió n
JAVERIANA
Bogotá ' G E R E N C IA V PO LÍTICAS DE SALUD
Facultad ¿e CL-enrias Económicas
y A¿mÍEÓstratn-as

Reservados todos los derechos


© Pontificia Universidad )averiana
© Amparo Hernández-Bello
Martha Lucía Gutiérrez-Bonilla

Primera edición: Bogotá, D.C., Diciembre de 2010


ISBN: 978-958-716-409-1
Número de ejemplares: 300
Impreso y hecho en Colombia
Prínted and made in Colombia

Editorial: Pontificia Universidad Javeriana


Dirección de la Editorial: Carrera 7 No. 37-25 Of. 1301
Teléfono: 320 8320 ext: 4752
wwvv.iaveriana.edu.co/editorial/
Bogotá, D.C

Editora de la colección:
María Inés Jara Navarro
Corrección de estilo:
Fernando Carretero
Diseño, diagramación y montaje:
Equilibrio gráfico editorial Ltda. Mauricio González equilibriomgt5)gmail.com
Fotografía:
Archivo fotográfico del proyecto tomado por: James K. Bevill, Amparo Hernández, jenny Russy,
Luigi Conversa.

C op yrig h te d m aterial
Desarrollo ePub:
Lápiz Blanco S.A.S

Edición académica: Amparo Hernández-Bello / Martha Lucía Cutiérrez-Bonilla


Vulnerabilidad y exclusión en salud: datos y relatos de la situación de la población
desplazada en Bogotá / Amparo Hernández-Bello / Martha Lucía Cutiérrez-Bonilla. —
Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2010. - (Colección gerencia y políticas
de salud).
288 p .; 24 cm.
Incluye referencias bibliográficas (p. 119-127).
ISBN: 978-958-716-409-1

1. Desplazados por la violencia- Colombia. 2. Derecho a la salud-Colombia. 3.


Desplazamiento interno. 4.Exclusión social. 5. Condiciones de salud- Barreras de acceso. I
Pontificia Universidad Javeriana. II. Amparo Hernández-Bello / Martha Lucía Cutiérrez-
Bonilla

CDD 368.4 ed21

Catalogo en la publicación- Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero

Cabal, S.J, Ech. Diciembre 30 /2010

Se permite la reproducción parcial o total citando debidamente las fuentes.

C op yrig h te d m aterial
A los hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños que han sufrido y aún sufren
las consecuencias de este conflicto.
De ustedes y con ustedes en la lucha por una vida libre y
digna.
Seguiremos denunciando, visibilizando, abogando,
construyendo.

A nuestras familias con amor y agradecimiento.

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figuras C*e maPas' gráficos, tablas y
Mapa 1. Población internamente desplazada en el mundo, 2006
Mapa 2. Países del mundo con población internamente desplazada, 2006.
Gráfico 1. Magnitud del desplazamiento en Colombia 1996-2006, según fuente.
Gráfico 2. Frecuencia anual del desplazamiento de los hogares encuestados, según
año de llegada a Bogotá, 1990-2005.
Gráfico 3 . Pirámides poblacionales de las personas desplazadas y receptoras
encuestadas, 2005.
Gráfico 4 . Distribución por grupo étnico de la población desplazada y receptora
encuestada, 2005.
Gráfico 5. Cambios en el tipo de vivienda antes después del desplazamiento, 2005.
Gráfico 6. Acceso a servicios públicos antes y después del desplazamiento, 2005.
Gráfico 7. Empleo y ocupación de la población desplazada y receptora
encuestada, 2005.
Gráfico 8. Distribución del gasto de los hogares desplazados y receptores
encuestados, 2005.
Gráfico 9. Condiciones de vida y bienestar de los hogares desplazados, receptores
y promedio de la ciudad, 2005.
Gráfico 10. Afiliación a la seguridad social en salud según régimen de la población
desplazada y receptora encuestada, 2005.
Gráfico 11. Afiliación a la seguridad social en la salud e inclusión en el registro
oficial SUR de la población desplazada encuestada, 2005.
Gráfico 12. Uso de servicios de la población desplazada y receptora encuestada,
2005.
Gráfico 13. Pago por servicios de salud de la población desplazada y receptora
encuestada, 2005.
Gráfico 14. Percepción sobre la distancia, tiempo y calidad de los servicios de
salud de la población desplazada receptora encuestada, 2005.
Gráfico 15. Enfermedad y razones de no uso de servicios de salud de la población
desplazada y receptora encuestada, 2005.
Gráfico 16. Necesidad de servicios y razones de no atención de la población
desplazada y receptora encuestada, 2005.
Gráfico 17. Organizaciones de población desplazada estudiadas, según tiempo de
existencia, 2005.
Tabla 1. Jefatura de hogar, de la población desplazada y receptora encuestada,
2005.

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Tabla 2. Características de la vivienda población desplazada y receptora
encuestada, 2005.
Tabla 3 . Nivel educativo según sexo de la población desplazada y receptora
encuestada, 2005.
Tabla 4. Condiciones de salud de la población desplazada y receptora estudiada,
2005.
Tabla 5. Percepción de salud y problemas prioritarios de salud.
Tabla 6. Distribución porcentual de instituciones y tipos de ayuda a los hogares
desplazados encuestados, 2005.
Tabla 7. Características de la atención en salud solicitada por la población
desplazada y receptora encuestada, 2005.
Tabla 8. Problemas para el acceso a los servicios de salud y propuestas de
intervención.
Tabla 9. Problemas prioritarios de salud, objetivos y acciones de intervención.
Figura 1. Perfil de salud según ciclo vital y género
Anexos
Anexo 1.
Diseño y enfoque metodológico general
Ficha metodológica
Los métodos y el proceso de investigación en discusión
Anexo 2.
Ruta (barreras y potencialidades) de acceso a los servicios de salud para la población
desplazada asentada en Bogotá, 2005
Anexo 3.
Glosario de normas generales y normas para la atención en salud a la población
desplazada, 1991-2006
Anexo 4.
Glosario de siglas y abreviaturas

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Agradecimientos
Este trabajo se desarrolló en el marco del programa de investigación "Building and
Bridging Health Services Research and Health Policy ¡n the Americas: Strategies for
Extensión of Social Protection in Health", una iniciativa conjunta del International
Development Research Center (IDRC), Otawa (Canadá) y la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) desarrollada entre 2003 y 2008.

Las autoras agradecen a los demás miembros del equipo de investigación de la


Pontificia Universidad Javeriana y de la Secretaría Distrital de Salud, quienes
participaron y aportaron desde sus vivencias y saberes a la construcción de este
complejo panorama de problemas y retos: a Ofelia Restrepo, Luigi Conversa, Luis
Jorge Hernández y John Ariza, por su compromiso, voluntad y generosa disposición
en la realización de esta fase diagnóstica; y a Claudia Naranjo, Julia Álvarez y Gloria
Jiménez, quienes como asistentes de investigación, recorrieron las localidades,
buscaron información, ¡nteractuaron con la gente y escribieron sendos relatos del
proceso. Los aportes y documentos de cada uno fueron importantes en la
construcción de este libro.

Nuestros sentimientos de mayor consideración para las personas y familias


desplazadas y residentes habituales de los barrios de las localidades de Suba, Bosa,
Rafael Uribe, Kennedy y Ciudad Bolívar, y a sus líderes, por permitirnos recoger sus
relatos, por sus enseñanzas sobre la dignidad y la acción colectiva, por su decidida
participación en las discusiones, y por la confianza en las modestas contribuciones
de esta investigación a la búsqueda de soluciones. En especial a Teresa, Esperanza,
Evelio, Aristides, Zulma, Diva y Leandro.

A Monseñor Teófilo Tobar, director de la Fundación de Atención al Migrante


(FAM IC) de la Arquidiócesis de Bogotá y a la Hna. Teresinha Monteiro, quienes no
dudaron en apoyar esta iniciativa para su presentación en la convocatoria
internacional y durante la ejecución.

Gratitudes a los doctores José Fernando Cardona, Román Vega, Mario Hernández y
Héctor Zambrano en cuyas administraciones al frente de la Secretaría Distrital de
Salud, se sentaron las bases de esta iniciativa, se dispusieron recursos financieros y
humanos, y se completó el diagnóstico. A los doctores Nancy Molina y José
Fernando Martínez (directores) y Consuelo Peña (jefa de Análisis de Políticas de la
Dirección de Salud Pública) por su permanente apoyo.

A gerentes y funcionarios de los hospitales Pablo VI Bosa, Suba, Vista Hermosa,


Rafael Uribe, Usme y Del Sur, y de las administradoras del régimen subsidiado Pijaos
Salud, Salud Total, Cafam, Comfacundi, Colsubsidio/Comfenalco, Humana, Solsalud,
Ecoopsos y Caprecom, por los aportes a la comprensión de los problemas y por sus
iniciativas.

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Reconocimientos especiales para: Fernando de La Hoz y Nelcy Rodríguez por su
asesoría estadística y epidemiológica; Alvaro Suárez por sus aportes en el diseño y
análisis de los formularios; Martín Rondón por su paciente labor de procesamiento
de los datos; y Ricardo Gómez, Heleana Sastre y el equipo de Deproyectos Ltda.
quienes llevaron a cabo la difícil tarea de la recolección de información de las
encuestas.

A Andrés Guzmán, Jenny Russy, Maryory Pizza y Carlos Martínez, estudiantes en


práctica de las facultades de Enfermería y Economía de la Pontificia Universidad
Javeriana, quienes se comprometieron con esta tarea y ejercieron diligentemente
como auxiliares de investigación.

A las y los integrantes de la iniciativa "Diálogo de Proyectos y entidades del Distrito


Capital sobre salud y desplazamiento” (ICBF, UAID, Defensoría del Pueblo, la
Secretaría Distrital de Salud y los nueve proyectos de hospitales con población
desplazada, el proyecto del Fondo Mundial y sus alianzas, y la ONG Médicos Sin
Fronteras), por divulgar información, compartir el trabajo de campo y aceptar
nuestras discusiones en la búsqueda de mejores condiciones de salud y de acceso a
los servicios para las víctimas.

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Prefacio
"Dejar la vida atrás", para quienes afrontan el destierro, no es una expresión elegida al
azar. Para los millones de mujeres y hombres que deben dejar sus lugares de origen
para escapar de la muerte, el terror y el dolor, es un grito silencioso que recoge las
múltiples e irrecuperables pérdidas. Es la condensación simple y compleja de eso
inexplicable que es seguir viviendo aunque la vida se haya dejado en otro lugar.

De todo esto en su conjunto, pero sobre todo de esa dimensión que queda expuesta
cuando no se tiene vida, de la ausencia de salud y de las condiciones para que se la
provean, trata este libro elaborado por Amparo Hernández y Martha Lucía
Gutiérrez. En el universo de publicaciones que circulan sobre desplazamiento
forzado en Colombia, y que pueden contribuir potencialmente a informar,
sensibilizar y ayudar a comprender el alcance, la profundidad y el daño
multidimensional del destierro, quisiera señalar dos de las muchas cualidades que sin
duda plantea esta propuesta.

Por una parte, contribuye a precisar condiciones y orientar respuestas en un tema


tan fundamental como la salud, concebida en el sentido más integral, mediante el
contraste entre la realidad de la población en desplazamiento forzado y la población
pobre de los barrios receptores; en ese proceso articula también el trabajo de
funcionarios del Distrito de Bogotá, comprometidos objetivamente con la situación.
Por otra, recoge una experiencia y una apuesta epistemológica y metodológica en
términos participativos, que va más allá de talleres y consultas, para generar un
sustrato que crea de manera silenciosa, espacios y dinámicas que fortalecen las
experiencias políticas y vitales de quienes allí participaron.

El texto recoge perspectivas de diversos actores, y mantiene como protagonista a un


grupo de líderes de organizaciones cuyos testimonios de experiencias
profundamente dolorosas, están acompañados de esfuerzos cotidianos para
sobreponerse a cada dificultad y, a la vez, construir sueños colectivos. Así, la
organización se convierte, en palabras de las autoras "en un vehículo de integración y
un motivo más de vida y arraigo a la ciudad".

Las autoras señalan que el modelo de salud es el principal obstáculo que viven
quienes sufren el destierro en la ciudad: ”La barrera más importante en relación con
los servicios de salud está en las características del modelo de atención, en su falta de
integralidad, oportunidad, continuidad y calidad, y su inadecuación cultural. Los
desplazados se quejan del trato discriminatorio, y los funcionarios reconocen la baja
respuesta a problemas específicos y prioritarios para los cuales, en ausencia de una
clara directriz de política, el marco legal y los procesos de organización de los
servicios de salud no son una respuesta".

El campo de la salud concreta un profundo desencuentro entre las organizaciones

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de desplazados y la respuesta estatal, hecho que sin duda se expande a muchas otras
dimensiones como la generación de ingresos, la educación y la vivienda, entre otros.
La brecha se nutre además de una participación funcional que se reduce a reuniones
que "recogen listas de asistentes para legitimar sus acciones" como expresa una
lideresa.

Poniendo "el dedo en la llaga", pero buscando construir caminos al futuro, el proceso
se orienta a plantear lineamientos de política que, en una dinámica concertada,
contribuyan a resituar el sentido de la participación, como una fuerza actuante que
puede orientar las decisiones burocráticas hacia acciones más eficientes y oportunas.
El futuro de este esfuerzo no está escrito aún y forma parte de las incertidumbres
que acompañan el camino del destierro. Sin embargo, los aprendizajes del proceso
por parte de quienes en medio del destierro persisten en apostarle a construir con
dignidad mejores condiciones en nuevos lugares, son ya elementos fundamentales
de su equipaje.
Flor edilma osorio pérez

Profesora investigadora, Facultad de Estudios Ambientales y Rurales


Pontificia Universidad Javeriana

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Presentación

S T A P U B L I C A C I Ó N busca compartir con los lectores los hallazgos del


estudio sobre protección social, desplazamiento forzado y condiciones de vida y
salud, obtenidos entre 2005 y 2006. Los resultados forman parte de la fase
diagnóstica de la investigación general titulada "Mejorar la efectividad de las
políticas de protección social en salud para la población desplazada víctima del
conflicto armado interno asentada en Bogotá 2004-2009", realizada por la Pontificia
Universidad Javeriana en convenio con la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá y
con el apoyo financiero del International Development Research Center (IDRC), de
Otawa (Canadá).

El texto presenta la situación de la población desplazada de seis localidades de la


ciudad en comparación con las condiciones de la población no desplazada que
habita en las mismas zonas, identificando los cambios y las rupturas que el
desplazamiento forzado por la violencia impone a sus víctimas, y los efectos sobre las
condiciones de vida, salud y bienestar derivados de la mayor vulnerabilidad y
exclusión social que dicha condición genera.

Mejorar la efectividad de la protección social y la protección social en salud es una


necesidad urgente de orden ético, humanitario, social y político. Por ello, el
propósito principal del equipo que acompañó y agenció esta investigación-acción
fue el de movilizar saberes, recursos y voluntades para impactar la gestión en salud,
mediante el diseño de acciones para mejorar la respuesta del sector salud y demás
sectores sociales del orden distrital. El trabajo se adelantó a lo largo de seis años en
tres fases: diseño 2003-2004; diagnóstico 2005-2006, y formulación participativa de la
política 2008-20091

Desde este compromiso vital y humano, y mediante la labor de producción y


generación de conocimiento como una herramienta para el cambio social, el equipo
investigador conformado por la población desplazada de base y líderes de
organizaciones de desplazados asentados en Bogotá e investigadores de la
Universidad Javeriana y de la Secretaria de Salud, emprendió el camino de la
investigación-acción para develar las condiciones de vida, perfil de salud, y barreras
de acceso y uso de los servicios de salud que enfrentan los desplazados que viven en
la capital.

Identificar la situación de la población desplazada y compararla con la de la


población residente habitual (población receptora) fue el camino elegido para
identificar si el desplazamiento forzado por la violencia imponía una condición

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adicional de riesgo para la salud y de vulnerabilidad social, fenómeno hasta entonces
no explorado. De allí los cuestionamientos que guiaron la indagación en este
proceso:

• -¿Cuál es el perfil de salud de la población en situación de desplazamiento en


Bogotá?, y ¿cuáles son los determinantes y factores de riesgo relacionados?
¿Cuáles son las principales características de la población, del sistema de
prestación de servicios y del aseguramiento, que condicionan el acceso y uso
de los servicios de salud?
• ¿Existen diferencias en el perfil de salud y en el acceso y uso de servicios entre
los distintos grupos que componen la población desplazada y entre esta y la
población receptora local?
• ¿Qué factores asociados al modelo de gestión y prestación de los servicios de
salud favorecen o dificultan la respuesta del sector salud a los problemas
prioritarios de salud de la población desplazada?

En respuesta a las preguntas de investigación, se abordó la realidad de la población


desplazada y receptora de las seis localidades de Bogotá-con mayor proporción (más
de 60%) de población desplazada en 2005: Ciudad Bolívar, Usme, Bosa, Kennedy,
Rafael Uribe Uribe y Suba, con un diseño sistémico, multimétodos y participativo.

En su desarrollo se hizo acopio de información mediante una diversidad de métodos


y técnicas de recolección como: encuestas de hogares, talleres participativos,
entrevistas en profundidad e historias de vida con población desplazada y receptora
en las localidades de estudio. Adicionalmente se efectuaron talleres y entrevistas en
profundidad con líderes de organizaciones de desplazados, con funcionarios
asistenciales y administrativos de los servicios de salud, y con representantes de las
aseguradoras del régimen subsidiado. Cerrar el círculo de la indagación exigió
también el desarrollo de reuniones de trabajo con gerentes de hospitales de la red
pública de Bogotá, y la consulta de la voz de las niñas, niños y jóvenes desplazados
mediante técnicas de arte-juego. La información obtenida de las distintas fuentes se
ordenó y trianguló según ejes de categorías y variables de interés, y se contrastó con
fuentes secundarias de estudios relacionados y análisis documental de la
normatividad existente sobre el sistema general de seguridad social en salud y las
políticas para la atención integral de la población desplazada.

El diagnóstico fue validado con los distintos actores: población desplazada,


organizaciones comunitarias de población desplazada y no desplazada, entidades
distritales y nacionales, iglesia, ONG nacionales e internacionales, y agencias del
sistema de Naciones Unidas, mediante un proceso de devolución de datos y de
socialización a través de foros y talleres de discusión durante el primer semestre de

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2006.

En este libro se presentan los hallazgos correspondientes a la situación de los


desplazados en Bogotá, a partir de algunos resultados del estudio registrados en los
informes final y parciales elaborados por las autoras, investigadoras principales, y los
coinvestigadores y asistentes de investigación entre 2004 y 2006 (Hernández,
Restrepo, Gutiérrez, Conversa y otros, 2005; Restrepo, 2005; Conversa y Álvarez,
2005; Gutiérrez, 2005; Ariza, 2005; Jiménez, Hernández, Álvarez y Russi, 2005; Naranjo
y Russi, 2005; Gutiérrez, 2005; Naranjo y Hernández, 2005; Russy, 2005; Restrepo L.S.
2005), así como en nuevo trabajo de campo, procesamientos adicionales de
información y la discusión de los resultados con fuentes recientes.

Se organiza en cuatro capítulos: I) El contexto del desplazamiento en Colombia. II)


Las condiciones de vida, salud y acceso, y uso de servicios de salud de la población
desplazada estudiada. III) Las respuestas al fenómeno del desplazamiento forzado
por la violencia en Bogotá, donde se abordan temas relacionados con el
reconocimiento de la condición de desplazamiento, las respuestas del sector salud y
las respuestas sociales que los mismos desplazados han construido. IV) A manera de
conclusiones, la síntesis de las principales evidencias recabadas, algunas propuestas
desarrolladas con los distintos actores y los principales retos y lecciones para hacer
efectiva la protección social.

Mediante los datos y relatos que aquí se presentan se quiere contribuir a la creación
de procesos de reflexión e iniciativas de acción en el ámbito nacional tendientes a
mejorar las condiciones de vida y salud de la población desplazada, en la eliminación
de las barreras para el acceso y uso de los servicios de salud, y en el logro de su
inserción en la ciudad. Es intolerable que más de cuatro millones de desterrados
sientan que sus vidas se han perdido, que su existencia no vale, que el país les niega
sus derechos y los arroja al abismo. El sentimiento y la vivencia de indefensión
asociados a la experiencia del destierro, a la pérdida material de bienes y a la
precariedad de la respuesta estatal, impiden el desarrollo de mujeres, hombres,
jóvenes, niñas y niños llenos de ilusiones, de anhelos de vida y de ideales de futuro
que debieran tener correlato en un proyecto de sociedad más humana. De allí,
superar las múltiples restricciones que vive esta población, y que perpetúan y
profundizan la pobreza, la vulnerabilidad y la sistemática violación de sus derechos
políticos, culturales y sociales, constituye un imperativo social y ético de la sociedad
colombiana para posibilitar el ejercicio de una ciudadanía plena de los desplazados,
víctimas del conflicto armado interno.

Se espera que este libro sirva de herramienta de análisis y acción a las poblaciones
desplazadas que habitan la ciudad, a los funcionarios de los servicios de salud, a la
autoridad sanitaria, a los defensores de derechos humanos y a los estudiosos del
tema. Y que constituya un insumo que se sume al debate público informado para
continuar el diálogo, la deliberación y la toma de decisiones orientadas a mejorar de
manera estructural las condiciones de vida, fortalecer la inclusión social y afianzar el
desarrollo de los desplazados que llegan a la ciudad, y de todos aquellos que se

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reconozcan en este entretejido de hechos y realidades, de datos y relatos de vida.

Mejorar la situación de los más vulnerables es avanzar en la dirección correcta para


hacer de este un país más democrático y más justo.

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Se define como desplazado toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro

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del territorio nacional, a abandonar su lugar de residencia o actividades
económicas habituales, porque su vida, integridad física, seguridad o libertad han
sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas por razones del
conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia
generalizada, violaciones masivas de los derechos humanos o infracciones al
Derecho Internacional Humanitario (Ley 387/97, art. 1°).

El desplazamiento forzado por la violencia y el conflicto armado, reconocido como


tai por la Ley 387 de 1997, es un problema de dimensiones inusitadas en el país, en
especial a partir de la segunda mitad de la década de 1990. Los factores causales e
inmediatos que se esgrimen, tienen que ver con el recrudecimiento de la
confrontación entre grupos armados fortalecidos en esta década (guerrillas,
paramilitares) y Ejercito Nacional, y con ello el control territorial de zonas
estratégicas. Adicionalmente, una clara y directa acción de poder centrada en la
apropiación de tierras por parte de grupos que, como el narcotráfico, las guerrillas y
los paramilitares, han buscado enraizarse en zonas del país para manejar los
negocios, entre ellos el de la guerra y del terror en forma autónoma.

Colombia, en muchos momentos de su historia, ha sido escenario de conflictos


armados, desplazamiento forzado de la población y abandono de extensos
territorios. Según Osorio (2009), se pueden diferenciar tres etapas del conflicto
armado que han impactado de manera significativa al sector rural y a sus
pobladores, y marcado el destierro y desarraigo a partir de la segunda mitad del siglo
XX: la violencia bipartidista (1946-1964), el surgimiento y consolidación de guerrillas
de izquierda (1965-1985), el de la mayor complejidad, la internacionalización e
intensificación del conflicto armado y del desplazamiento forzado por la violencia
desde 1985.

Los efectos en la estructura de la tenencia de la tierra, la organización social, la


construcción identitaria de individuos y familias que huyen sin destino claro, y el
impacto que el desplazamiento ha generado sobre el bienestar y la vida de estos
millones de colombianos, son motivo de preocupación, entre otros, de
investigadores, grupos nacionales e internacionales y de la Corte Constitucional, que
hoy vigila el proceso de atención y restitución de derechos que el Estado debe
asegurar a las víctimas caracterizadas por un éxodo sin fin.

El volumen de población afectada de manera directa por el conflicto, las violencias


sistemáticas y la generalización del fenómeno de desplazamiento interno, sitúan a
Colombia como el país con mayor número de desplazados internos en el hemisferio
occidental, el segundo con mayor proporción de población internamente
desplazada en el mundo (PID) después de Sudán y el tercero entre los países que en
2006 presentaron nuevos desplazamientos (Acnur, 2006; IDMC, 2007; UNCHR,
2007).

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Durante la última década, el desplazamiento forzado no solo no ha cesado sino que
ha ganado espacio en extensión territorial, en magnitud, en intensidad y en
diversidad en sus formas de expresión. Ejemplo de ello son los desplazamientos
intraurbanos e intraveredales y el confinamiento de poblaciones a un territorio que,
a fuerza de la amenaza directa y el control, vulneran el derecho y la libertad de todo
ser humano de movilizarse.

Cifras oficiales del Sistema Único de Registro SUR (hoy SIPOD) de población
desplazada muestran que el acumulado de personas desplazadas desde 1997 y
antes-hasta diciembre de 2006 era de 2.537.703 personas expulsadas y de 557.094
hogares expulsados (Acción Social, 2009) equivalentes al 5,9% de la población total
del país para 2005-, y al 25,5% de la población rural; esto es, 64% de la cifra reportada
por Codhes (2007) de 3.940.164 personas afectadas por el conflicto entre 1985 y
2006. A pesar de un descenso en el número de afectados desde el año 2002, el
crecimiento se mantiene constante, alrededor de 200 mil personas cada año (Acnur,
2007; Acción Social, 2007).

Se ha sugerido que las diferencias importantes entre las fuentes son explicadas por la
variedad de énfasis en los sistemas de información y por el periodo observado, pero
existen prácticas del sistema estatal que operan como barreras al acceso (ACNUR,
2007; 2006) y explicarían el estimado de subregistro alrededor del 30% (Ibáñez,
2006). Por ello, en círculos internacionales y en fuentes extraoficiales tiende a
aceptarse que el número de desplazados es mayor y que en efecto podría superar los
4,5 millones de personas.

Según Codhes (2010) durante el periodo 2002-2009 la cifra de desplazados ascendió


a 2.412.834 personas, casi la mitad del acumulado de 4.915.579 personas en los
últimos 25 años.

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F u e n te : Intemal Displacement Momtoring Centre (IDMC)/ Global OverView of Trenas and
Developments in 2006. Norwegian Refugee Council. www.internaldisplacement.org.

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GRAFICO
Magnitud del desplazamiento en Colombia.
1996-2006, según fuente.

Mío

Número de persones desplazadas estimado por Codhes (Fecha: diciembre 2C05)


■ PoMactón desplazada atendida por el CIR (Fecha: marzo 2006)
Acción Social - S.U.R. Sistema Unificado de Registro (Fecha; agosto 2006)

F u e n t e Tomado de htcp://www.disaster-irtfo.net/desplazados/ v autorizado en 2006 para ser incluido en


este texto por el webmaster de la representación de OPS/OMS en Colombia.

Cerca del 90% del territorio nacional se encuentra afectado por el fenómeno; 976 de
los 1.098 municipios son expulsores o receptores, o cumplen la doble condición
(DNP 2005). La mayor intensidad se concentra en 189 municipios de 10
departamentos: Antioquia, Bolívar, Caquetá, Tolim a, Meta, Magdalena, Cesar,
Chocó, Putumayo y Guaviare (ACNUR, 2007). Más del 40% de los desplazados se
instalan en las 10 principales ciudades y a Bogotá llegan entre el 10 y 25% de la
población desplazada total del país. Econometría (2006) señala que el 90% de los
desplazados del país provienen de zonas rurales.

Bogotá es el primer municipio receptor de población desplazada con 125.417


personas y 28.644 hogares incluidos en el Sistema Único de Registro (SUR) a marzo
de 2006 (Acción Social, 2006); algo menos de la mitad de la cifra calculada por
Codhes (2006) del acumulado de 265.921 personas finalizando 2005. Ambas fuentes
coinciden en señalar un incremento en la recepción entre 2004 y 2005 de alrededor
del 20%.

Se estima que al Distrito Capital llegan en promedio 20 nuevas familias cada día,
procedentes en su mayoría de zonas rurales de los departamentos vecinos de

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Tolima, Cundinamarca, Meta y Caquetá. La mayoría de la población que llega a la
ciudad, se ubica

MAPA
Localidades de Bogotá
de mayor asentamiento de población desplazada.

N
A

USAQUKR

HJEJCTÍ
JUMADA LOS
MUtTJHES

en localidades pobres de la zona suroriental como Ciudad Bolívar, Usme, San


Cristóbal y Rafael Uribe Uribe, de la zona suroccidental como Bosa y Kennedy y en la
zona noroccidental como Suba y Engativá fmapa 2). otros se dispersan en el
conjunto de la ciudad. En su mayoría el desplazamiento es de tipo individual o
unifamiliar (Arquidiócesis de Bogotá-Codhes, 2001; 1999; Secretaría de Hacienda
Distrital, 2004; Corporación Nuevo Arco Iris, 2004).

Entre 2005 y 2008 más de 1.200.000 personas fueron desplazadas y el número de


desplazados entre 2007 y 2008 creció en cerca del 25%. En 2009, se estimó que la tasa
nacional era de 888 por cada cien mil habitantes, que se desplazaban en promedio

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1.500 personas por día y que, a su llegada, los migrantes forzosos se concentraban en
785 municipios de 25 departamentos de los 1.098 municipios y 32 departamentos
del país (Codhes, 2009; 2010). Además, el conflicto armado es la causa del 90% de los
desplazamientos forzados individuales y del 62% de los desplazamientos familiares.

Los grupos de población más afectados por el desplazamiento forzado son las niñas,
los niños, jóvenes, mujeres y comunidades étnicas de zonas rurales. La mitad de los
desplazados tiene menos de 15 años, algo más del 50% son mujeres (la mitad de ellas
menores de edad) y, aproximadamente, uno de cada cuatro desplazados es indígena
(6,5%) o afrocolombiano (16,4%), un peso alto pues estas comunidades representan
apenas el 3% del total de población del país (Cordillo, 2006; PNUD, 2007; Codhes,
2009, 2010; Comisión de Seguimiento, 2009a, 2009b, 2009c; ACNUR, 2004; Codhes-
Secretariado Nacional de Pastoral Social, 2006). Según datos de Codhes (2006), los
pueblos indígenas más afectados son los nukak macú en Cuaviare, los waunana en
Chocó, los awa de Nariño, los wayuu en La Guajira, los paeces en el departamento
del Cauca, y los koguis y wiwas en el Magdalena.

Además de la crisis humanitaria que representa en razón de la magnitud y el


impacto en la vida individual, familiar y social de las víctimas, el desplazamiento
constituye un proceso de desarraigo, de ruptura de las redes sociales y lazos
culturales, de pérdidas en bienestar, bienes patrimoniales y medios de subsistencia,
miedo e incertidumbre que hacen de los desplazados poblaciones vulnerables.

El desplazamiento genera la pérdida de la tierra, la vivienda y los activos de los hogares.


También ocasiona desempleo, marginación, el deterioro en las condiciones de salud,
inseguridad alimentaria, desarticulación social y empobrecimiento. [...] la condición de
vulnerabilidad de los hogares desplazados se acentúa por su proveniencia rural y su
composición poblacional; en su mayoría mujeres cabeza de familia, niños y ancianos (Ibáñez,
Moya y Velásquez, 2006: 29).

Diversos estudios (Codhes-Secretariado Nacional de Pastoral Social, 2006; Ibáñez,


Moya y Velásquez, 2006; Econometría-SEI, 2005; PMA, 2003) han mostrado las
repercusiones del desplazamiento sobre las condiciones de vida y bienestar de los
afectados, y la mayor pobreza y vulnerabilidad frente a la población pobre de los
lugares donde asientan. En general, las poblaciones desplazadas son jóvenes con una
mediana de edad que oscila entre 21,8 y 25,2 años, inferior al promedio nacional de
29,4 años. Los hogares desplazados tienen un tamaño mayor (5,3 personas en
promedio), mayores tasas de dependencia que los hogares pobres urbanos y rurales
(1,0 us. 0,7), una jefatura femenina elevada 43,4% mayor que el nivel nacional de
30,3% y menor escolaridad (3,7 años en promedio). Las tasas de fecundidad son
sensiblemente más altas (4,2 en mujeres desplazadas frente a 3,9 de las mujeres de
zonas marginales y 2,4 del promedio nacional), y es preocupante la proporción de
embarazos en adolescentes (23,9% us. 20,5% del promedio nacional) (Ojeda y
Murad, 2006; Rrofamilia, 2005; Comisión de Seguimiento, 2009a).

Los hogares desplazados presentan una caída de 54% en el consumo agregado

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después del desplazamiento (Ibáñez, Moya y Velásquez 2006), lo que es coherente
con algunas mediciones que muestran que los ingresos de las familias en
desplazamiento equivalen al 67% del salario mínimo legal vigente, 27% menos que
las familias pobres receptoras de estrato 1, y significan un deterioro del 50% con
respecto al ingreso devengado en los lugares de origen. El 93% de los hogares
desplazados se encuentra bajo la línea de pobreza comparado con el 60% de los
hogares receptores (Codhes-Secretariado Nacional de Pastoral Social, 2006;
Econometría-SEI, 2005).

Como consecuencia del éxodo, el empleo disminuye para la población desplazada


(37% en promedio); en los lugares de asentamiento las tasas de desempleo son altas
(16%), superiores a la de la población pobre urbana (10%), y los ocupados se dedican
a trabajos informales, de baja remuneración y en condiciones precarias (Ibáñez,
Moya y Velásquez, 2006).

En relación con las condiciones de educación, la asistencia de nivel primario mejora


luego del desplazamiento pero es menor en la tasa de asistencia secundaria (y la
deserción más alta), lo cual se asocia con la rápida vinculación al mercado laboral de
los menores entre 12 y 17 años (Ibáñez, Moya y Velásquez, 2006; Codhes-
Secretariado Nacional de Pastoral Social, 2006).

Los desplazados perciben mala salud en mayor proporción que la población


receptora y tienen una carga más alta de enfermedades estrechamente relacionadas
con problemas de nutrición y con deficiencias de saneamiento básico en los lugares
donde habitan. De hecho, en cuanto al acceso a servicios públicos, se observa en los
grandes centros urbanos una mejoría importante respecto a la condición en los
lugares de origen; sin embargo, el deterioro en las características, tipo y tenencia de
la vivienda hacen que los desplazados consideren mejor su vivienda previa (Ibáñez,
Moya y Velásquez, 2006; Econometría-SEI, 2005).

En promedio la afiliación a la seguridad social en salud es más alta en el


asentamiento que en los lugares de origen (67% frente a 47%) y se incrementa con el
tiempo de desplazamiento como efecto de la afiliación al régimen subsidiado como
población especial de la que son beneficiarios (Ibáñez, Moya y Velásquez, 2006). No
obstante, el porcentaje de personas desprotegidas del aseguramiento para el acceso
a servicios de salud oscila entre 35 y 50% (Codhes-Secretariado Nacional de Pastoral
Social, 2006).

En la población desplazada la inseguridad alimentaria es determinada por la baja


capacidad de los hogares de obtener los ingresos necesarios para la adquisición de
alimentos; ello puede explicar los hallazgos que muestran una prevalencia de
desnutrición global y anemia mayores en la población desplazada que en la
población receptora de estrato 1, que tiende a incrementarse con el tiempo de
desplazamiento (Econometría-SEI, 2005). La vulnerabilidad alimentaria es alta en el
41% de los hogares desplazados, media en el 42% y baja en el 17% (PMA, 2003).

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Este panorama de pérdidas en bienestar se agrava con la información sobre pérdidas
económicas cuyos costos son significativos. Según datos aportados por una
investigación realizada por la Universidad de los Andes (Ibáñez, Moya y Velásquez,
2006), la mitad de los hogares abandonaron o perdieron una vivienda y activos, cuyo
valor agregado ascendía en 2004 a $5,3 billones, equivalentes al 1,4% del producto
interno bruto (PIB), y el 55% abandonó o fue despojado de la tierra (4 hectáreas por
hogar) equivalente a 1,2 millones de hectáreas, dos veces el monto de tierras
entregadas por los programas de reforma agraria durante la década de 1990. Por
pérdida de la tierra y cese de la producción, cada hogar desplazado, en especial de
familias rurales de vocación agrícola de "pan coger", había dejado de ganar en
promedio $14,8 millones2 y las pérdidas agregadas representaban el 1,7% del PIB del
país. Estimaciones más recientes, teniendo en cuenta la segunda encuesta nacional
de verificación 2008, "el total de hectáreas despojadas o forzadas a dejar en
abandono sería del orden de 5,5 millones de hectáreas que equivalen al 10,8% de la
superficie agropecuaria del país" (Comisión de seguimiento, 2009:10), de los cuales
1.118.401 corresponden a hectáreas dejadas de cultivar, cerca del 35% del área
cultivada del país.

Las condiciones aquí señaladas no se presentan de manera homogénea entre los


distintos grupos que componen la población desplazada. Existen grupos de extrema
vulnerabilidad en quienes el desplazamiento genera niveles de bienestar más bajos y
los mecanismos para enfrentar sus consecuencias son más precarios o inexistentes:
las mujeres viudas, abandonadas, huérfanas que asumen la jefatura del hogar
posterior al desplazamiento, las familias rurales dedicadas a actividades agrícolas, las
minorías étnicas y, en general, aquellas con pocas redes sociales en los lugares de
llegada (Ibáñez, 2006).

De lo dicho hasta ahora se desprende que son múltiples y complejas las necesidades
de los desplazados y, a su vez, complejas las respuestas para enfrentarlas. Las
demandas prioritarias de la población, además de la atención en emergencia, son el
disponer de oportunidades de empleo y medios de trabajo, vivienda y dotación
doméstica, acceso a servicios relacionados con la salud física y mental y educación
para los hijos. Y no obstante sus circunstancias de vida y ante la persistencia del
conflicto, la mayoría de las familias (65%) desea estabilidad en los lugares de
asentamiento y posibilidades para reconstruir sus proyectos vitales (Codhes-
Secretariado Nacional de Pastoral Social, 2006). Pero son justamente estas
condiciones de precariedad y exclusión las principales determinantes de la salud de
la población como se trata en los capítulos siguientes.

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N E S T E C A P I T U L O se hace una síntesis de los aspectos relevantes de las
condiciones de vida de las poblaciones estudiadas (desplazadas y receptoras)
encontrados por la investigación "Mejorar la efectividad de las protección social en
salud para la población víctima del desplazamiento forzado por la violencia asentada
en Bogotá 2004-2009". Los datos se presentan teniendo en cuenta las siguientes
categorías: el momento de ocurrencia del desplazamiento forzado, la percepción del
desplazamiento, las condiciones demográficas de la población estudiada, las
condiciones familiares y sus cambios debidos al desplazamiento, la vivienda y su
calidad; el trabajo y el empleo; el gasto de los hogares y su distribución; la seguridad
alimentaria, los niveles educativos, y el perfil de salud de dichas poblaciones. La
comparación entre las dos poblaciones pretende ser un referente importante para
identificar sus diferenciales de acceso a bienes y servicios sociales de estas, resaltando
las muy difíciles situaciones que enfrenta la población desplazada en la garantía del
derecho a la salud, donde las condiciones vitales aseguran la posibilidad de una salud
plena entendida como un proceso vital humano en condiciones de equidad,
dignidad y posibilidad de permanencia.

Dinámica del desplazamiento de la población en estudio

• La población desplazada encuestada provenía mayoritariamente de zonas


rurales.
• Una quinta parte de las personas había sufrido más de un desplazamiento.
• 25% de los desplazados tenía menos de un año de residencia en Bogotá en
2005. Cerca del 20% había llegado a Bogotá en 2002.
• Escogieron a Bogotá como lugar de residencia por razones de seguridad.
• El 43% de la población receptora había migrado de departamentos vecinos
por razones económicas.
• La pérdida de redes sociales y bienes que sufre la población desplazada se
agrava con el estigma y desconfianza social que su condición genera en los
habitantes de la ciudad.

El desplazamiento forzado tuvo una tendencia creciente entre 1997 y 2002, con un
discreto decrecimiento en 2003 y 2004, y un nuevo aumento en 2005 (gráfico 2). Los
hallazgos de este estudio coinciden con lo reportado por las fuentes oficiales de
información (Acción Social, 2005) y la ONG Codhes (2005) sobre los periodos de

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mayor y menor magnitud del desplazamiento. El mayor volumen de población
desplazada que llegó a Bogotá se dio en 2002, año reportado por todos los sistemas
de información como el pico más alto del fenómeno como consecuencia de la
ruptura de los diálogos de paz.

GRÁFICO
Frecuencia anual del desplazamiento de los hogares encuestados,
según ano de llegada a Bogotá, 1990-2005.

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Urlbe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 200S.

Los motivos que mueven a la población desplazada a buscar Bogotá como zona de
refugio son fundamentalmente: contar con el apoyo de familiares y amigos que los
acogen y posibilitan el asentamiento inicial (62%) y la seguridad que puede ofrecer la
ciudad (21%) al alejarse del conflicto y la amenaza directa originada en su sitio de
residencia. La ciudad, virtualmente, ofrece la posibilidad de la mimetización, la de ser
no vistos y vistos; sin embargo, parece que con el tiempo esto cambia y la población
es identificada como extraña, vulnerable o peligrosa.

Aunque el 81% de los hogares encuestados refiere un solo desplazamiento y el 17%


dos o más, la población desplazada que se establece en Bogotá, realiza recorridos
extensos antes de su llegada y se asientan en dos municipios o ciudades intermedias,
como mínimo.

La mediana de tiempo en la ciudad fue de 8,5 años, lo cual muestra que el


desplazamiento inicial ocurrió a mediados de 1996-1997, fechas en las que se inició
el reconocimiento

legal y normativo de la categoría "desplazamiento forzado por la violencia y el

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conflicto armado" y con ello su registro. Llama la atención que una cuarta parte de la
población desplazada encuestada refiere menos de un año de residencia en la
ciudad.

En cuanto a la población receptora, es relevante el elevado porcentaje de habitantes


de las seis localidades estudiadas, que son inmigrantes de departamentos aledaños
(43,6%), cuya razón principal para elegir la capital del país fue la búsqueda de
mejores oportunidades. Solo el 54,6% los residentes ha nacido en la ciudad. Esta
información contrasta con los datos aportados por el Departamento Administrativo
Nacional de Estadística (DAÑE) (2005) donde el 63% de los bogotanos son oriundos
de la ciudad, el 36,5% nació en otro municipio y el 0,5% en otro país. Esto podría
indicar que en las localidades donde se asienta mayor cantidad de población
desplazada también lo hace la mayor proporción de población migrante que busca
refugio y oportunidades de vida, desde su asentamiento en localidades marginales
de la ciudad, que en general son las más pobres.

Voces sobre el desplazamiento


Dejar la vida atrás
Palabras como "pérdida", "ruptura", "dolor", "miedo" y "destierro" conforman de
manera simple y a la vez compleja las nociones de desplazamiento de la población
que vive esta condición y ve desde ella la interrupción abrupta de sus proyectos de
vida.

"Dejar la vida atrás" significa perder el arraigo a una comunidad, a su tradición, a las
redes sociales y familiares propias, a un sistema de vida y afectos, que en la mayoría
de los casos correspondía a una ruralídad tradicional basada en la autosubsistencia
con limitaciones pero con libertad y autonomía, condiciones vitales que hoy parecen
no existir.
Antes las cosas eran mejores, vivíamos tranquilos, se presentaban situaciones
difíciles pero se podían manejar, nada era tan duro como la guerra, había estudio
para los niños, los alimentos eran abundantes y de mejor calidad... (Testimonio
de personas desplazadas, Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y
Álvarez, 2005:12).

En palabras de las víctimas, el desplazamiento significa en esencia "dejar la vida" y


ello a su vez connota, perder la historia, la construcción colectiva social y cultural de
su territorio y perder o ver fuertemente limitada la opción de decidir y de buscar
caminos. Tal como plantea Milton Santos (1997), el territorio es mucho más que un
conjunto de elementos geográficos y de recursos, donde trabajamos y vivimos, es un
espacio simbólico de construcción de relaciones, de construcción de identidad y
cultura.

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Nosotros antes del desplazamiento éramos personas muy felices, así tuviéramos
dificultades, pero estábamos en lo propio, lo teníamos todo, entonces nos
sentíamos felices, teníamos amistades, un trabajo comunitario y después del
desplazamiento se le quitaron a uno hasta las ganas de vivir porque resulta que
ya a uno le toco salir corriendo, dejar todo, entonces le quita a uno la autoestima,
las ganas de vivir, se siente uno inseguro, con miedo, desolado, como que está
solo, que no tiene nadie quien le ayude, nadie quien le hable. (Testimonio de
persona desplazada. Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y
Álvarez, 2005:12-13).

En este contexto, el presente y el futuro próximo son visualizados por la población


desplazada como inciertos, marcados por la penuria y el dolor por las personas y
bienes perdidos. A ello se suma la adversidad generada por un medio desconocido
que plantea nuevos riesgos, y a veces desconocidos, para la estabilidad familiar y
personal; para la salud y la vida misma-

La percepción y vivencia de la urbe desconocida, en condiciones de pérdida moral,


económica y social, es expresada por los desplazados, hombres y mujeres, como una
incapacidad práctica cotidiana y emotiva para afrontar el cambio no planeado, el
medio no conocido y abundante en riesgos, el destino no decidido, en este caso
Bogotá.
La ciudad es un lugar peligroso hay que estarse cuidando a toda hora porque le
pueden robar lo poquito que le queda, los barrios donde vivimos son peligrosos,
los niños no pueden jugar en la calle por miedo a las pandillas, a los viciosos,
muchos terminan de compañeros en los robos por un pan, hay que tenerlos
encerrados para evitar que se pierdan. (Testimonio de personas desplazadas,
Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:16).

Los testimonios, en especial de los hombres desplazados entrevistados, resaltan un


sentimiento profundo de pérdida de valor y autorreconocimiento y de su familia, al
no haber podido impedir la ruptura y la expulsión de sus sitios de origen.

El desplazamiento forzado significa un drama personal, familiar, cultural y


comunitario, además de constituirse en una catástrofe económica concreta que no
se ve resarcida en la ciudad. Esta última se percibe como un medio altamente
amenazante para la vida y la tranquilidad, la dignidad y la seguridad.

Rara la población desplazada vinculada a esta investigación, además de las pérdidas y


rupturas vitales que ha generado el desplazamiento forzado, el estigma y la
segregación que su condición de desplazados suscita tanto en la población habitante

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de la dudad como en las instituciones, son un agregado mayor a la vivencia negativa
de su condición.
Aquí en la ciudad, las cosas son diferentes. La gente cuando sabe que somos
desplazados nos mira feo, piensan que somos rateros, viciosos. Nos miran como
si tuviéramos una enfermedad contagiosa. Somos discriminados por la gente que
vive en Bogotá (Testimonio de personas desplazadas. Taller interlocalidades, julio
23 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:7).

Las dificultades para conseguir trabajo o procurarse de manera sencilla algunos


recursos para cubrir las necesidades vitales, se convierten en un camino de
obstáculos marcado por el miedo y el estigma, que se expresa en calificativos como
"serán guerrilleros", "por algo los sacaron", "hay que tener cuidado, tendrán malas
mañas" y en acciones de rechazo que expresan los desplazados en su trasegar por las
instituciones.
Yo soy una de las personas que llevo más de dos años buscando trabajo para que
nada falte en mi hogar, y no sale nada, en ninguna parte. Muchas veces, recién
llegada a Bogotá, salía a buscar comida y me regalaban, pero a veces me salían
con que si quiere yo le ayudo de otra forma... (Testimonio de mujer desplazada,
Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:7).

Para las poblaciones receptoras no es clara la situación y condición de sus vecinos


desplazados, en muchos casos la solidaridad barrial es evidente, pero sin despejar del
todo un cierto temor y sospecha. El desconocimiento del fenómeno por parte de la
población que comparte el territorio, la vivienda o el barrio con los nuevos
moradores, unido al individualismo social que va construyendo la ciudad, ahonda la
situación de exclusión y vulnerabilidad de los desplazados y sus familias y genera una
condición de discriminación, tanto de quienes comparten su espacio habitacional
como de quienes de manera expectante observan la situación de mendicidad en las
calles.
Ellos lo miran a uno como un animal, como un bicho raro. Lo miran a uno y
dicen: "toca tener cuidado porque quién sabe qué ideas traen o mañas por ahí
malas.’’. Pero uno puede que sea una persona pobre, fea, horrible, pero uno vale
como cualquier persona en cualquier parte (Testimonio de persona desplazada,
Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:8).

La existencia cada vez más frecuente de un imaginario social de riesgo y prevención


frente a los desplazados, la limitada respuesta institucional de protección e inclusión
social de esta población y las condiciones concretas de vulnerabilidad, riesgo e
indefensión que experimentan los desplazados en sus espacios vitales, ha

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configurado un escenario de obstáculos para la supervivencia, la superación
emocional, la rehabilitación social y cultural de este amplio grupo de población, sin
nombrar las lejanas esperanzas de restitución efectiva de derechos.

Usted dice desplazado y parece que uno tuviera peste bubónica. Usted le dice a
cualquier persona, funcionario o no, que es desplazado, y enseguida le cambia el
rostro. Ser desplazado es tener un sello, como si lo hubieran marcado
(Testimonio de persona desplazada, Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En:
Conversa y Álvarez, 2005:11).

Aspectos demográficos de las poblaciones estudiadas

• La población desplazada es más joven que la población receptora. La media


de edad es de 16 años en los primeros, frente a 20 años en los segundos.
• El índice de envejecimiento de las dos poblaciones es bajo, la tercera parte
que el de Bogotá.
• El 11% de los desplazados y 3,6% de los receptores son indígenas o
afrodescendientes. El riesgo de afectar minorías étnicas es 10 veces mayor en
desplazados.

A través de la encuesta de hogares realizada por este estudio, se pudo establecer que
la proporción de hombres y mujeres fue similar en las dos poblaciones (desplazados
y receptores) con un ligero predominio de las mujeres (gráfico 3). Los desplazados
eran más jóvenes que en la población receptora, con una mediana de edad de 16
años, frente a una mediana de 20 años en los receptores; de hecho, el 31,2% de los
desplazados tenía menos de 9 años frente al 26,7% de los receptores. Algo menos del
40% de las poblaciones estaban compuestas por adolescentes y jóvenes (gráfico 3).

El índice de envejecimiento fue significativamente bajo tanto en la población


desplazada (10,5%) como en la receptora (11,3%) si se compara con el índice de
Bogotá que en el 2003 era de 37,8%2

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GRAFICO
Pirámides poblacionales de las personas desplazadas y
receptoras encuestadas. 2005.

Personas desplazadas

60 a 69
r Mu|erss
50 a 59 Hombres
40 a 49
30 a 39
20 a 29
15 a 19
10a 14
5a9
1a 4
Menor de I
i— —i—
20 15 10 5 0 10 15 20
Portento]»
Personas receptoras
70 y más
Mulares 60 a 69
Hombres
50 a 59
40 a 49
30 3 39
20 a 29
15 a 19
10a 14
5a9
1a 4
Menor de 1
20 15 10 0 10 15 20
Portentole

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Respecto a la distribución de la población por grupo étnico (gráfico 4), destaca la


mayor proporción de población negra, mulata e indígena en la población
desplazada. De hecho, el riesgo de afectar a minorías étnicas fue 10 veces mayor
entre los desplazados que en los receptores (OR=9,9 IC 95% 4,0-20,4)s

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GRAFICO
Distribución por grupo étnico de la población desplazada y
receptora encuestada. 2005.

10",
9- ■ Desplazados
g_ ■ Receptores

7- 6,6

I i
Indígena Afrocolomblano Gitano

Fu en tt : Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa,


Usme, Suba, Kennedy, Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Esto contrasta con las cifras del Censo de población del DAÑE (20052 según las
cuales la proporción de población que pertenecía a etnias en Bogotá, con relación a
la población total, era de 0,23% indígenas, 0,01% población rom y 1,49% población
raizal-, palenquera y afrodescendiente.

Las familias desplazadas: cambios y continuidades

• El desplazamiento afecta la estructura y dinámica familiares y de manera


diferencial a hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos.
• Cerca del 50% de las familias ha perdido a alguno de sus miembros.
• La jefatura femenina de hogar alcanza 37% en hogares desplazados y 30% en
hogares receptores, mayor que el promedio para la ciudad y el promedio
nacional.
• Los hogares de hijos solos, sin padres, son significativamente altos, 32% en
desplazados y 26% en receptores.
• La densidad de los hogares es mayor en desplazados (5 personas), que en
receptores (4,3 personas) y que el promedio para Bogotá (3,5 personas).

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• Los roles de los miembros de la familia se modifican. Las mujeres y los jóvenes
asumen el sostenimiento económico de la familia, los adolescentes el cuidado
de sus hermanos menores de edad y los hombres con frecuencia abandonan
la familia.

Con el desplazamiento, muchas familias son desmembradas. Algunos de sus


integrantes (principalmente hombres adultos y jóvenes, y en menor proporción
mujeres) han sido asesinados, "desaparecidos”, reclutados para la guerra u obligados
a huir de sus hogares y lugares de origen para escapar de las presiones, de las
amenazas y la muerte.

Los efectos del desplazamiento sobre la familia— son profundos no solo en su


estructura y dinámica, sino también en sus funciones de reproducción biológica,
social y cultural (Gutiérrez de Pineda, 1991). El desplazamiento dispersa y arranca de
sus lugares de origen a las familias y sus miembros, rompiendo su identidad,
cotidianidad, relaciones y tejidos socio culturales. Este hecho impone nuevas cargas,
económicas y afectivas de difícil resolución en la ciudad, cargas relacionadas con
subsistencia, protección y desarrollo de sus miembros.

El 47% de los hogares de familias desplazadas se dispersó con el desplazamiento,


muchos de sus miembros fueron quedando en el extenso camino recorrido para
buscar refugio o perdieron la vida en su lugar de origen. En consecuencia, la
estructura familiar se transforma. En el 32,2% de los hogares encuestados, el núcleo
familiar está constituido por hijos sin padres, frente al 25,5% de los hogares
receptores.

De los hogares desplazados, 77,2% cuenta con más de cinco miembros en su núcleo
recompuesto-, y de estos el 39,1% con más de siete integrantes. Los hogares están
constituidos principalmente por jóvenes, niños y mujeres. En contraste, en los
hogares receptores, el promedio de miembros es de 4,3, cifra que igualmente es
superior a la reportada por el Censo de población (2005) del DAÑE para Bogotá,
donde el promedio de integrantes del hogar es de 3,5.

Cabe resaltar que continúa predominando en las formas de familia (Gutiérrez de


Pineda, 1991) la familia nuclear completa en el 50,2% de los hogares en situación de
desplazamiento, en contraste con los hogares de población receptora 60,2%—

La razón de dependencia infantil— en los hogares desplazados es de 94% y la de


adultos mayores es de 9,9%, a diferencia de los hogares receptores donde la razón de
dependencia infantil es del 70,2% y la de adultos mayores del 7,94%. Esto significa
una carga importante para la población desplazada potencialmente en edad
productiva, carga que se relaciona de manera directa con la subsistencia de estos
núcleos familiares, más aún cuando los datos más adelante demuestran que el
acceso al empleo es mínimo y la generación de ingresos limitada.

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En este contexto, las mujeres son las que tienen una mayor oportunidad de obtener
recursos mediante la extensión de su rol doméstico, en oficios inestables, temporales
y precariamente remunerados, y las que soportan el peso de la subsistencia y
sostenimiento integral de la familia.
Y lo otro es que la mujer está más perjudicada porque, cuando falta el esposo, es
la que tiene que asumir el papel de padre, madre y de todo, entonces eso es otro.
Sí, la mayoría somos las que cargamos la carga. (Testimonio de persona
desplazada, Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez,
2005:14).

Si se tiene en cuenta que el 77,3 % de la población desplazada de este estudio


provino de la zona rural donde la unidad familiar aún se caracteriza por familias
nucleares y extensas, es razonable deducir que las nuevas formas de arreglo familiar:
familias nucleares y núcleos con solo hijos y otros no parientes, son debidas al
fenómeno del desplazamiento que incide de manera directa en el cambio de su
estructura y en la forma de afrontar la subsistencia-
Nos dividimos, porque al fin y al cabo la pieza que teníamos era del papá de mis
hijos, y mi mamá y mi hermana, ellos se quedaron. A mi sobrina le mataron el
esposo estando ella en embarazo. (Testimonio de persona desplazada, Taller
interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:13).

El aumento de la jefatura femenina, con o sin pareja, sobresale de manera


significativa en la población desplazada (36,7%)-frente a la receptora (29,5%). Si bien
en Bogotá la jefatura femenina de hogar ha venido en aumento, los datos del estudio
evidencian una proporción mayor de este fenómeno en la población desplazada que
habita la ciudad—, casi 3 puntos porcentuales más, respecto del promedio de la
ciudad (34% para 2003 según la Encuesta de Hogares - Gómez, 2006-) y 2 puntos por
encima del promedio nacional de hogares desplazados. Esto implica un conjunto de
nuevas y crecientes responsabilidades para la mujer hacia su familia, que no son
fácilmente equilibradas con otros miembros de la familia, dado que en su mayoría
son menores de edad, o con las instituciones y grupos sociales que tiene escasos y
limitados apoyos relacionados con la protección, cuidado, crianza y sostenimiento
general. En consecuencia, los roles se modifican y son las mujeres quienes de manera
prioritaria, en ciertos casos exclusiva, tienen que proveer los recursos necesarios para
la subsistencia.

Como se observa en la tabla 1, las mujeres cabeza de familia sin cónyuge representan
en los hogares desplazados el 30,2%, y el 24,7 % en los receptores. Esta situación se
agrava con la presencia de hijos menores de 18 años que están a cargo de las
mujeres, hecho que aumenta la vulnerabilidad de estos núcleos familiares, altera la
capacidad de cohesión y desarrollo de estas familias, y el acceso concreto y suficiente

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a condiciones básicas y necesarias de subsistencia. El 17% de las mujeres desplazadas
jefas de hogar sin cónyuge tiene hijos menores de 18 años frente al 3% de los
hombres desplazados jefes de hogar sin cónyuge.

Combinar de manera adecuada y suficiente las labores de generación de ingresos, de


cuidado y protección de la infancia, de desarrollo personal y familiar, es trabajo de
titanes que se rompe en cualquiera de sus niveles, exponiendo a la familia como
núcleo, a sus miembros y a las mujeres cabeza de familia, a dramas casi imposibles de
contener como el conflicto, la ruptura, el abandono y la vinculación de los jóvenes a
actividades ilícitas. En este panorama, se pone de manifiesto un vacío dramático en
la posibilidad de contar con redes de apoyo institucionales o sociales que permitan
sobrellevar la compleja situación.

La brega por la subsistencia, unida a los altos niveles de pobreza, bajos niveles
educativos y soledad de las mujeres cabeza de familia, contribuyen de manera
importante a la fuerte presión que sienten los jóvenes para buscar fuentes de
ingresos que alivien las difíciles condiciones de vida de su familia.

f uenti Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 200S.

En palabras de las mujeres desplazadas "muchas quedan solas" y no logran


recomponer su familia porque tener hijos limita esta posibilidad. Por un lado, la
cultura machista predominante en la sociedad colombiana bloquea la opción, y por
otro lado, se intuye que el nuevo compañero puede constituirse en una carga
adicional o un factor de riesgo para el abuso sexual o el maltrato infantil, sobre todo
cuando se tiene hijas adolescentes.

El trabajo participativo evidenció un alto volumen de familias desplazadas que,


después de un tiempo de asentamiento en Bogotá, se rompe como resultado de la

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angustia, la desesperanza y la incapacidad de los padres y madres para manejar la
situación y contener a sus miembros, hijos jóvenes y parejas.

La mayoría no tenemos marido. Otras tienen marido, pero todas estamos en el


mismo cuento, el hombre se aburrió y se va, se larga, se fue. Después del
desplazamiento muchos hombres agarran y se van porque ven que no tienen
otra salida, no encuentran trabajo, no hay que hacer... Ellos cogen el camino más
fácil que es irsen (sic). Y ¿quién queda con la obligación? Pues la pobre mamá.
(Testimonio de mujer desplazada, Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En:
Conversa y Álvarez, 2005:14).

Los testimonios acentuaron como causas de las rupturas y los conflictos, la


desesperación e incapacidad moral y objetiva para asegurar la subsistencia mínima
de la familia, y el cambio de roles que deben enfrentar hombres, mujeres y jóvenes
en la nueva situación (Hernández y Gutiérrez, 2008). En cuanto a los roles de los
miembros de la familia, el desplazamiento rompe y transforma los roles tradicionales
que formaban parte de la vida de estos núcleos familiares. Los hombres adultos
desplazados, tradicionalmente jefes de hogar, sienten que perdieron la autoridad
económica, moral y cultural para proteger y conducir sus familias. Las mujeres
sienten una enorme carga al tratar de conservar la unidad familiar, asegurar la
subsistencia y apaciguar la zozobra que invade a todos.

La presencia y papel de los adultos mayores queda invisibilizado por la urgencia y, a


su vez, convulsionado por el cambio que enfrenten los otros miembros de la familia.
En ocasiones son los cuidadores por excelencia de los nietos o de otros no parientes
menores de edad.

Por su parte niñas y niños se muestran "desconfiados, apáticos, tristes, retraídos y en


uno que otro caso expresan que están contentos en la ciudad”. En sus dibujos
muestran sus vivencias y los actos de violencia de que fueron testigos. En su mayoría
representan la familia fuera de la casa y del territorio (Restrepo, L.S., 2005:8).

Las y los jóvenes deben cursar la adolescencia y el tránsito a la vida adulta, en la


confusión personal y familiar, y en un ambiente de múltiples carencias impuestas
por el medio urbano, agresivo, desconocido, y atrapante de falsas ilusiones. El
desplazamiento suscita en ellos retraimiento, vergüenza y aislamiento, según
expresan sus padres. En los lugares de origen participaban en la economía agrícola
familiar alternando sus labores con el estudio, participaban de una vida más
restringida, donde la familia y el grupo de amigos, muy acorde con su cultura,
componían sus redes sociales generando una cohesión estabilizadora.

Para ellos el desconcierto por el desplazamiento y el medio urbano, unido a la ilusión


de habitar la ciudad con sus múltiples opciones, marca caminos arriesgados, donde
esperan encontrar refugio, comunicación con sus pares y algo de sosiego en sus

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angustias vitales y situacionales. Estos caminos son mediados por la calle y el
acercamiento a "los parches"—Escenarios y grupos que conjugados ofrecen múltiples
y riesgosas opciones de integración a la ciudad: la militancia en un grupo armado, la
incorporación a grupos juveniles infractores como pandillas, milicias urbanas y
grupos delincuenciales, el acercamiento a las drogas (su consumo o venta), y el
despertar de la vida sexual en condiciones de riesgo. Estas opciones parecen resolver,
aparentemente, la necesidad de arraigo e identidad, proporcionado algunos recursos
económicos para la familia. Sin embargo, la mayor paradoja es que la integración
social a la ciudad se realiza mediante la incorporación a grupos al margen de la ley, o
exponiéndose a ser el blanco de ellos.

Los padres y madres desplazadas advierten un profundo cambio en sus hijos jóvenes,
cambios que se manifiestan en agresividad, ideas de suicidio, retraimiento,
depresión, trato desobligante, incredulidad en la familia y hasta la culpabilización a
los padres y madres por el desplazamiento. El joven se transforma, por la fuerza del
medio, pero también de sus anhelos de emancipación, en adulto.

De los extensos relatos recogidos, se puede concluir que las familias enfrentan tanto
la precariedad material como afectiva para hacer frente a la situación de cambios
que la marginalidad y el desplazamiento imponen en sus vidas. Los apoyos
psicosociales en el mejor de los casos y, valga la pena aclarar, muy limitados, se
ofrecen de manera individual, y la familia como grupo queda sola frente a su
necesidad de orientación en la crisis, apoyo e intervención, haciéndola más
vulnerables a los cambios y a los riesgos que de la ciudad emergen. Con todo esto, la
familia parece ser el único vínculo positivo con el pasado y el presente por el que hay
que luchar, en busca de mejores condiciones.

Condiciones de vida y bienestar de hogares y personas


desplazadas y receptoras
Este aparte pretende registrar los cambios que ha impuesto el desplazamiento
forzado por la violencia a las víctimas en cuanto a su bienestar esencial y las
disparidades que genera al compararse las condiciones de vida de la población
desplazada con las condiciones de la población receptora de las mismas zonas de la
ciudad, lo que se refiere a tenencia, tipo y condiciones de la vivienda, acceso a
servicios públicos, condiciones de escolaridad, educación y asistencia al sistema
educativo, cambios en el empleo, y distribución del gasto de los hogares como una
medida proxy de la carga que cada hogar debe enfrentar respecto a la satisfacción de
sus necesidades básicas.

Vivienda y acceso a servicios públicos de los hogares

• Las condiciones y propiedad de la vivienda se deterioraron con el

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desplazamiento.
• Antes del desplazamiento el 95% de la población vivía en casa/apartamento y,
en la ciudad, solo un 7% conserva esta condición.
• Las viviendas de los desplazados fueron peores que las de los receptores, 48%
de los desplazados habita en inquilinatos—frente a 32% de los receptores.
• El 59% de los desplazados y 43% de los receptores tenía condiciones de
hacinamiento crítico.
• Inquilinato:casa de alquiler donde existen varias familias inquilinas que
ocupan uno o más cuartos y comparten cocina, zona de ropas y, a veces,
servicios sanitarios.
• El acceso a servicios públicos domiciliarios aumentó posterior al
desplazamiento, pero la cobertura fue inferior en los desplazados que en los
receptores.
• A pesar de la mayor cobertura de servicios públicos, por las características de
la vivienda y el hacinamiento, el 64% de los desplazados consideró su
situación previa al desplazamiento mejor que la actual.

Los datos demuestran un deterioro significativo en la propiedad y las condiciones


habitacionales de la población desplazada al compararla con sus antiguas viviendas
(gráfico 5). De casas propias en su mayoría se pasa a cuartos arrendados en
inquilinatos, donde existe un uso común de baños, cocina y patio de ropa, en
ocasiones con costos adicionales.

De la disponibilidad de varias habitaciones para dormir en su lugar de origen


(mediana de 3), se pasa drásticamente a una. La proporción de hogares desplazados
que al momento de la encuesta disponía de una sola habitación era del 59% y solo el
41% contaba con dos habitaciones para albergar a su familia. El 77,2% de los hogares
desplazados contaba en promedio con cinco miembros por hogar.

En cuanto al acceso a servicios públicos (gráfico 6), se observó una mejoría


importante para la población desplazada respecto a la misma condición en los
lugares de origen.

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GRAFICO
Cambios en el tipo de vivienda antes y después del
desplazamiento, 2005.

100 -
90 ■ Antes
03- ■ Oespuás

70-

f 5<H
7 60

£ 40
30-
20
10 -

0 I
Casa'apto. Inquilinato Otro cuarto o vivienda

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

GRAFICO
Acceso a servicios públicos antes y después del desplazamiento,
2005.

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

C op yrlg h te d m aterial
Este incremento podría ser explicado por tres razones: en primer lugar por el hecho
que en los primeros momentos del desplazamiento las personas comparten vivienda
con amigos y familiares habitantes de la ciudad, que sin duda tiene mejores
condiciones de acceso a los servicios públicos que las poblaciones rurales (más del
70% de la población desplazada). Segundo, porque en las casas de inquilinato o en
habitaciones de otro tipo de viviendas se comparten los servicios públicos—;. En
tercer lugar, porque las ayudas impartidas temporalmente en la fase de emergencia,
favorecen el pago de los servicios y, por tanto, la posibilidad de acceso a ellos.
De buena forma me arrendó la casita y de pronto me atrasé con los arriendos y le
estaba debiendo dos meses. Todavía le doy $105.000, y a los dos días me quitó el
agua y todos los servicios porque él piensa que me voy a quedar con la casita. [...]
El hombre me hace la vida imposible.

Aquí otro compañero que también le tocó irse porque seguía atrasado por
cuatro días en el arriendo, y le tocó ir a dormir a la calle porque el dueño lo sacó.
(Testimonio de mujer desplazada, Taller Barrio Nueva Esperanza, localidad Rafael
Uribe Uribe, mayo de 2005. En: Restrepo, 2005:16-17).

En todo caso esta condición de mejoramiento en el acceso a servicios públicos


domiciliarios se modifica con el tiempo de permanencia en la ciudad, en razón a los
escasos recursos para asumir el pago y al necesario traslado de las familias a otras
viviendas por motivos de seguridad.

No obstante, como se resume en la tabla 2, por las condiciones de la vivienda, el


hacinamiento y el menor acceso a servicios públicos, la situación de la población
desplazada es peor que la de la población receptora.

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TABLA
Características de la vivienda población desplazada
y receptora encuestada. 2005. En porcentaje.

Características de la vivienda Población desplazada Población receptora

Tipo de vivienda

[ Casa o apartamento 7,0 60


[ Cuartos en estructura de inquilinato 48,0 320
Otro cuarto o tipo vivienda 460 62.0
Acceso a servicios públicos

Acueducto 77,0 790


Alcantarillado 700 730
Energía 96,0 98.0
Gas 38.5 602
Teléfono 41.2 56,0
Promedio personas por hogar 5,2 43
Número de cuartos en el hogar

Uno 48,5 31.7


Dos o más 51,3 68.1
Número de cuartos para dormir

Uno 59,0 430


Dos o más 41,0 570

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Nivel educativo, asistencia escolar y cuidado de los menores

• En más del 60% en las dos poblaciones las razones de inasistencia escolar
fueron la falta de recursos y la necesidad de trabajar.
• Solo 30% de los desplazados y 34% de los receptores en edad de estudiar
refirió asistir a la escuela, colegio o entidad educativa.
• La población desplazada tuvo 1,5 veces más riesgo de no saber leer y escribir
que la población receptora.
• La proporción de mujeres sin ningún nivel de instrucción fue mayor en
población desplazada que en población receptora.

C op yrig h te d m aterial
• En ambas poblaciones predominó el nivel de primaria como máximo grado
de instrucción.
• El 20% de los menores de edad desplazados estaba al cuidado de hermanos u
otros parientes menores de 18 años.

El nivel educativo de ambas poblaciones es bajo. El 22,8% de la población desplazada


y 3,8% de los receptores nunca ha asistido a la escuela. La población analfabeta
corresponde al 28,7% de la desplazada y al 20,7% de la receptora, siendo la
probabilidad 50% mayor entre los desplazados que entre los receptores (OR=1,5
IC95% 1,1-1,8). Un 18,4% de la población desplazada cursó algún grado de
secundaria, porcentaje superior al de la población receptora donde solamente fue el
10,8%, aunque el acceso a la educación secundaria está por debajo del promedio y
las cifras que reporta Bogotá en su conjunto—.

Al comparar los diferentes niveles de escolaridad (tabla 3). sobresale la mayor


escolaridad de las mujeres (en dos puntos porcentuales en la población desplazada y
un punto en los receptores) respecto a los hombres en los ciclos terminados de
primaria y secundaria completa.

Llama la atención que las mujeres sin ningún nivel de escolaridad representaron el
11,2% en desplazadas y el 2,1% en receptoras, a diferencia de los datos de la Encuesta
de Profamilia (2005), en la que solo el 6,5% de las entrevistadas no contaba con
ningún tipo de educación, el 48,1% tenía primaria completa o por lo menos un año
en este nivel, y el 45,4% había cursado algún grado de secundaría. Esto indicaría que
las mujeres desplazadas asentadas en Bogotá tienen peores niveles educativos que el
promedio nacional de mujeres desplazadas, lo cual conlleva un conjunto de
dificultades relacionadas con la baja posibilidad de acceder a empleos calificados que
la ciudad exige y, en consecuencia, a la perpetuación de condiciones de pobreza,
vulnerabilidad y desintegración social, en tanto las opciones educativas dirigidas a
los adultos son limitadas porque la prioridad es la educación básica e infantil.

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TABLA
“ ■ Nivel educativo según sexo
de la población desplazada y receptora encuestada. 2005.

Nivel educativo según máximo grado alcanzado (%)

Universitario
W

Secundaria

Secundaria
incompleta

incompleta
completa

completa
O

Ninguno
Primaria

Primaria
Grupo/ "o
c
sexo i* 1
£

Desplazados
Hombres 3,2 18,1 6,4 82 0,4 0,3 0.1 11,6
Mujeres 3,1 17,4 8,4 10,3 0,6 0,3 0,2 11,2
Total 6,3 3S,S 14,8 18,4 0,9 0,6 0,3 228
Receptores
Hombres 22,3 11,5 68 4j0 0,4 06 0.5 1,7
Mujeres 21,3 12,7 7,7 68 0,5 08 0,3 21
Total 43,6 24,2 14,5 108 0,9 1,4 0,8 38

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Superar estas condiciones requeriría esfuerzos adicionales en la creación de


programas de educación no formal que suplan los años de escolaridad no realizados
y de educación para el trabajo que habilite para ejercer trabajos en áreas de servicios
más calificados.

Pese a la importancia asignada por los Autos de la Corte Constitucional 176, 177 y
178 en seguimiento de la sentencia T-025 de 2004 sobre la política de atención al
desplazamiento, que explicitan el aumento de recursos para la gratuidad e inclusión
social de niños, niñas y jóvenes, y los esfuerzos de la Secretaría de Educación de
Bogotá para abrir las opciones educativas para la población desplazada, el acceso a la
educación presenta limitaciones importantes centradas principalmente en los
escasos recursos económicos de la familia para sostener el vínculo escolar y la
necesidad de niñas, niños y jóvenes de vincularse tempranamente al trabajo para
aportar al ingreso familiar.

Sí nos dan los cupos, pero ¿dónde está el dinero para todo lo demás que piden? Si
uno no lo lleva es el pobre, el que nada tiene y al que todo se lo regalan.
(Testimonio de joven desplazada de 14 años, Taller de jóvenes desplazados,
Barrio Lucero Bajo, localidad Ciudad Bolívar, octubre de 2005. En: Russy, J., 2005:
77).

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Un 60% de la población en edad de estudiar refiere como razones principales de
inasistencia escolar la necesidad de generar ingresos para la familia. De hecho, solo el
34% de los receptores y el 30% de los desplazados en edad de estudiar refirieron
asistir a la escuela, colegio o entidad de educación técnica o profesional.

A lo anterior se suma la discriminación que los menores viven en las escuelas, que
según los relatos de los padres y madres desplazados, y de los propios niñas, niños y
jóvenes (Restrepo, L.S., 2005), la ejercen sus compañeros escolares, con muy débil
manejo y control por parte de los maestros, y en general, deficiente trato en el
ámbito escolar.

Decir que uno es desplazado es el patito feo de la sociedad porque todo el


mundo nos discrimina. Para que no nos discriminen nos toca decir que no somos
desplazados, porque en el colegio comienzan a decirle a las niñas: "Llegaron estas
guerrilleras" Así le dijeron a una de mis hijas y llegó llorando y yo ni corta ni
perezosa fui y cogí a los niños en el colegio y les dije: ”Me buscan a la psicóloga", y
les dije: "Miren, ustedes denle gracias a Dios porque viven en una ciudad y no han
tenido que pasar las necesidades que tuvieron que pasar mis hijas y detrás de mis
hijas muchos niños campesinos aquí en la ciudad" (Testimonio de mujer
desplazada, Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez,
2005:10).

Hay niños que no van al colegio porque les dicen "negro maluco” que no se qué,
que no valgo nada, que por qué Dios los mando al mundo. Yo les digo que no
digan eso, que esas profesoras están locas. Yo le digo a la profesora y ella me dice
que no puede hacer nada, pues eso "se le sale de las manos". Yo le digo que tiene
que concientizar a los padres, que todos valemos lo mismo, sean negros, blancos
o lo que sea, todos somos personas y merecemos respeto. (Testimonio de mujer
desplazada, Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez,
2005:9).

Unido a esto preocupa el hecho de que un porcentaje importante de los menores de


5 años desplazados permanecía en casa al cuidado de hermanos o parientes de
menos de 18 años (20% desplazados y 13% receptores), o a cargo de no parientes o
vecinos (30% desplazados y 15% receptores). Las principales razones por las que los
niños no asistían a una guardería entre la población desplazada fueron la creencia de
que es una etapa muy temprana para vincularse al sistema educativo (39%), no
poder pagar el costo del servicio (25%), no haber encontrado cupo (12%) o no tener
una institución cerca (3%).

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Para los jóvenes desplazados la educación no significa un bien importante. Su
preocupación se centra en la búsqueda de recursos y empleo. Los jóvenes
entrevistados afirmaron que para sobrevivir en la ciudad es suficiente con leer y
escribir y que la condición de desplazados genera importantes barreras para
mantenerse en el sistema escolar, tales como la baja preparación que traen de sus
lugares de residencia y la actitud de desconfianza y burla de sus compañeros.
Imagínese señorita. Uno tan grande en quinto de primaria, parecía el papá de
esos chinos, todos se burlaban, además yo no sabía muchas de las cosas que
había que saber. En la escuela donde estudiaba antes ya nos conocíamos, la
profesora enseñaba lo que podía, nada más. (Testimonio joven desplazado, Taller
de jóvenes desplazados, barrio El Tanque, localidad Ciudad Bolívar, octubre de
2005, citado por Russy, J., 2005: 78).

Además de las razones económicas y de aceptación por parte de sus compañeros, las
jóvenes desplazadas añaden que el retiro del sistema escolar también se debe a la
necesidad de hacerse cargo de los hermanos menores y de las labores de la casa,
mientras los padres buscan trabajo o trabajan. Esto se corrobora con lo reportado en
la Encuesta de Profamilia (2005) sobre las razones de abandono de los estudios por
parte de las mujeres entrevistadas: "motivos económicos" (16,9%), "no quiso seguir
estudiando" (10,5%) y "quedó embarazada" (10,4%).
Yo hubiera querido seguir estudiando pero no había quién se quedara con mis
hermanos. Como soy la mayor. Ahora quiero hacer un curso de costura en el
salón comunal que el padre está promocionando en las misas. Espero poderlo
hacer porque con esto podría ayudar en la casa, con plata. (Testimonio joven
desplazada. Bogotá, Taller jóvenes desplazados, barrio El Tanque, localidad
Ciudad Bolívar, octubre de 2005, citado por Russy, J„ 2005: 78-79).

Trabajo, empleo y generación de ingresos

• El 26,7% de los desplazados y 35% de los receptores refirieron tener trabajo.


• En 70% de los desplazados y 54% de los receptores el empleo es informal o de
baja calidad.
• La población desplazada en edad de trabajar tiene 1,4 veces más riesgo que la
población receptora de no tener trabajo.

Si la condición de acceso a un trabajo es difícil para la población habitante


tradicional de la ciudad, para la población desplazada esta opción se hace más
complicada, debido a la baja cualificación de los nuevos habitantes para los oficios

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urbanos y al imaginario que se construye alrededor de la condición del
desplazamiento y de sus víctimas. Como afirman algunos desplazados, ellos son
vistos como riesgo, peligro y competencia, eso hace que la posibilidad de encontrar
empleo relativamente estable se disminuya y la vulnerabilidad financiera de los
hogares desplazados se aumente de manera significativa.

Aquí, también uno extraña el trabajo, es una de las cosas [.] Pues es que en el
campo es más fácil para uno integrarse al trabajo. Porque aquí en Bogotá si uno
no tiene bachiller [síc] no sirve ni siquiera para barrer las calles. En cambio en el
campo uno sin bachiller va a clavar un palo, a templar una cuerda de alambre, a
ver una res, a echarle de comer a un cerdo, a echarle maíz a las gallinas. Y aquí en
Bogotá para eso tiene que ser bachiller, o sino ni siquiera cinco centavos para
llevarle el aguapanela^a los niños.

Va uno a buscar trabajo y por el hecho de ser uno desplazado en seguida le sacan
la colé1 porque creen que uno va a robarlos o algo. Enseguida lo sacan a uno o le
piden recomendaciones y a uno ¿quién lo va a recomendar si uno no conoce a
nadie?. Por ejemplo, un caso, hace poco fui a pedir trabajo y la señora me dijo
que mientras ella estuviera dentro de la oficina o dentro de la casa yo estaba
adentro, pero que si ella salía yo me tenía que salir para la puerta. Ella me dijo:
"No es por desconfianza, sino por evitar alguna cosa". Entonces quiso decir que
uno le iba a robar o algo. Si uno pasa una hoja de vida no puede decir que es
desplazada porque no lo reciben, y lo mismo si no tiene recomendaciones. Pues
entonces, le toca a uno no trabajar. (Testimonios de hombres y mujeres
desplazadas, grupo focal barrio Alfonso López, localidad de Usme. Julio 2005. En:
Restrepo, 2005:14-15).

La población desplazada expresa la necesidad de contar con algunos beneficios o


flexibilización de los requisitos de contratación, así esta sea temporal, en
consideración a las dificultades de formación y la imposibilidad de documentar los
antecedentes laborales. En este sentido plantean que se tengan en cuenta las
distintas formas de discriminación y se establezcan medidas para disolver dichos
tropiezos: "se debería considerar la carga que pesa sobre nosotros”.

Del 38% de los desplazados que en su lugar de origen trabajaba solo el 26,7% logran
tener empleo después del desplazamiento, quiere decir que un 11,3% de ellos perdió
su vínculo laboral formal. Se resalta tanto en la población desplazada como en la
receptora la mayor dedicación al trabajo independiente o empleo informal (gráfico
Z).

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La situación de la población en el mercado laboral es diferente entre los dos grupos.
En la semana anterior a la encuesta, el porcentaje de personas que refirió tener algún
tipo de empleo fue inferior en los desplazados, 26,7% (15,4% de los hombres y 11,3%
de las mujeres) que en los receptores, 34,5% (20,8% hombres y 13,6% mujeres).

En cuanto a la calidad del empleo, parece ser mejor la condición de la población


receptora que la de la población desplazada. Casi la totalidad de los desplazados que
hoy cuenta con un empleo lo ejerce en oficios de baja calificación, tales como obrero
un 27,3%, empleado doméstico un 8%, trabajo por cuenta propia un 59.4 % y como
jornalero 2,6%.
GRAFICO
Empleo y ocupación de la población desplazada
y receptora encuestada. 2005.

Fuente Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 200S.

El 7% de los desplazados y el 3% de los receptores estaban buscando empleo. Las


personas inactivas eran algo más del 60%, de las cuales refirieron dedicarse al estudio
el 30% de los desplazados y el 32% de ios receptores y las que se dedicaban a oficios
del hogar eran el 32% y 28% respectivamente, con un predominio de mujeres.

Las precarias condiciones de vida, agravadas por la falta de ingresos o los empleos
inestables y de baja calidad, expulsan a los miembros del hogar de sus núcleos, las
familias se rompen a causa de las necesidades urgentes y persistentes, en especial las
de alimentación y vivienda, las mujeres quedan solas y se ven abocadas a la
mendicidad , y con cierta frecuencia los jóvenes encuentran opciones de generación

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de ingresos en actividades temporales sin ninguna seguridad o en actividades ilícitas
que les son ofrecidas en los barrios donde se asientan, barrios pobres de alta
conflictividad y complejidad social. Así lo expresa el testimonio de una joven
desplazada:
Mi mamá no tenía trabajo y nos iban a sacar de la pieza porque no se había
pagado el arriendo. No habíamos comido más que aguapanela en dos días. Fue
cuando decidí decirles (al grupo armado) que sí, y esa tarde salió mi primera
v u e lc srMe pagaron $30.000. Compré papas, arroz, yuca y carne para que mi
mamá hiciera un sancoche& como en los viejos tiempos. Pagué lo de la pieza y me
quedaron cinco mil pesos. Yo le dije a ella que había ayudado a un señor de un
camión y que eso me lo había pagado por tres días de trabajo; que tenía que
regresar al otro día. La cucha— durmió tranquila esa noche. Todo es más fácil
cuando la barriga está llena. (Testimonio de joven desplazada, Taller con jóvenes
desplazados, barrio El Tanque, localidad Ciudad Bolívar, octubre de 2005. En:
Russy,J„ 2005: 66-67).

El empleo y la generación de ingresos constituyeron algunas de las necesidades más


sentidas por la población desplazada, tanto como requerimiento clave para el
sostenimiento de la familia, como por la necesidad de sentirse útiles, integrados y
activos. Los desplazados no quieren ser una carga ni otros "miserables" más de la
ciudad. Desean entrar en la dinámica de una nueva vida, aunque sea transitoria, en
condiciones de dignidad e igualdad.

Gastos de los hogares

• Cerca de 50% del gasto de los hogares desplazados y receptores es en


alimentos y le siguen el gasto en servicios públicos y transporte.
• La estructura de gastos de arriendo, servicios, transporte público y alimentos
es nueva en los hogares desplazados.
• El gasto es inferior a un salario mínimo mensual legal vigente en hogares
desplazados y apenas superior en hogares receptores, pero el de receptores es
19% mayor que en desplazados.

Los hogares dedicaron su ingreso principalmente a la compra de alimentos, al pago


de servicios públicos y al transporte urbano e intermunicipal (gráfico 8). Se destaca
el gasto que realizaron los desplazados en arriendo, que ascendió a $72.560
correspondiente al 19,8% de su gasto total y que en promedio es mucho mayor que

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en los receptores que fue de $41.284 equivalente al 10,8% del salario mínimo
mensual vigente—.
GRAFICO
Distribución del gasto de los hogares desplazados
y receptores encuestados. 2005.

Fuente Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.
* Castos en pensión escolar.
** Gastos en consulta médica, hospitalización o medicamentos.

Los gastos mensuales- totales de los hogares fueron en general bajos, aunque
inferiores en la población en situación de desplazamiento. Al momento de la
encuesta (2005), se indagó por el gasto en el último mes, y se encontró que los
hogares receptores gastaron en promedio un 19% más del salario mínimo vigente
($381.500) y 21% más que los hogares desplazados. En los desplazados el promedio
estuvo un poco por debajo del un salario mínimo ($357.436) y en los receptores
apenas lo superó en un 18% ($453.266). Arreglarse la vida con lo poco que se recibe y
la inseguridad de este ingreso, constituye parte de las estrategias de manejo que las
familias desplazadas y receptoras deben diseñar para la supervivencia.

Al considerar la estructura, de los hogares desplazados el gasto en arriendo fue casi


del 20% y proporcionalmente mayor (47,5%) al gasto que en el mismo rubro
realizaron los hogares receptores. Igualmente ocurrió con el gasto en consulta
médica, hospitalización, y medicamentos que en promedio fue igual en las dos
poblaciones, pero en proporción fue apenas algo superior en la población
desplazada.

La situación es más crítica al desagregar el gasto según jefatura de hogar. En los


hogares desplazados a cargo de mujeres, el gasto promedio fue equivalente al 90%
del gasto de los hogares con jefatura masculina. Y al comparar con los receptores, el

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gasto en hogares desplazados con jefatura femenina fue de apenas el 78% del gasto
de los hogares receptores encabezados por mujeres.

Para soportar estos gastos, los aportantes principales fueron en su mayoría los jefes y
cónyuges, y se resalta que en los desplazados, una parte de los ingresos proviene de
otros familiares, 14% frente al 8,2% en receptores, y de no familiares, 3,5% en
desplazados y 1,2% en receptores.

En últimas, las familias se ajustan a la incertidumbre del ingreso y sus gastos se


acomodan y se tazan sobre la realidad de lo que llega. Las expectativas de las
personas se definen a partir de su situación actual, en lo que se conoce como el
fenómeno de las "uvas amargas".
Es la actitud del zorro de la fabula de Fontaine: las uvas no son deseadas porque
son inaccesibles. En su expresión más simple, el fenómeno de uvas amargas se
presenta en todo proceso de formación de preferencias. El individuo delimita las
preferencias en función de sus posibilidades. Frente a las uvas que le son
inalcanzables, el zorro tiene dos alternativas. O se aleja triste o inconforme
porque no pudo comérselas. O, bien se retira tranquilo, porque las uvas amargas
no hacen parte de su conjunto de elección (DNP y otros, 2002:4).

Seguridad alimentaria y nutricional


se come lo que se puede comprar y se compra lo que se puede

• La alimentación es una de las necesidades más sentidas de los desplazados.


• Las dos terceras partes de los hogares producían sus alimentos, posterior al
desplazamiento, el 83% debe comprarlos y 14% proviene de donaciones.

Los alimentos que se consumen en los hogares desplazados y receptores provienen


fundamentalmente de la compra, y aunque los desplazados reciben más donaciones
de entidades, familiares y amigos que la población receptora (13,6 % frente 1,3%),
existe una diferencia importante entre la situación antes y después del
desplazamiento (PMA, 2003). Antes, un 64% de los hogares producían sus alimentos,
y tan solo un 35% los compraban, hoy un 2,7% los producen y el 82,8% de los
alimentos para el consumo deben ser comprados. Para el CICR-PMA (2007), en el
39% de los hogares desplazados se deben comprar los alimentos para el consumo.
Claro, la gallina, el marrano, los huevos, no era sino estirar el pescuezo de la
gallina y pélela. Y antes sí había posibilidad de comer pescado.". (Testimonios
población desplazada, Taller localidad Ciudad Bolívar, mayo 13 de 2005. En:
Conversa y Álvarez, 2005:19).

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Allá comíamos pescado y plátano y yuca. Ahorita no. Ahorita estamos apenas
comiendo arroz para vivir, arroz solo, no ayuda nadie. Solo arroz y panela, nada
más. (Testimonios población indígena desplazada, Taller localidad Ciudad
Bolívar, mayo 18 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:50).

La vida en el campo parecía garantizar el acceso a la alimentación básica, se


respetaban las diferentes comidas diarias. Por el contrario, en la ciudad, el problema
de la alimentación está relacionado fundamentalmente con la "capacidad" de pago
que es casi inexistente. De hecho, se come lo que se puede comprar o se encuentra,
es decir, lo más barato.

El CICR-PMA (2007) ha reportado que en cerca del 50% de los hogares se como
menos de tres comidas al día, porcentaje que se eleva al 55,2% en los hogares
desplazados, según los datos de caracterización de hogares aportados por la
estrategia de Atención primaria en salud (Secretaría Distrital de Salud de Bogotá,
2000 ).

La alimentación, factor esencial del bienestar, se ve fuertemente afectada por la


dificultad de acceder a ingresos mínimos necesarios, y hace de este componente uno
de los más crueles indicadores de carencia de los hogares en general y de los hogares
desplazados en particular. Según el CICR- PMA (2007) la tercera parte de los hogares
desplazados está por debajo del índice de condiciones de vida y dos terceras partes
por debajo de la línea de pobreza.

Dejar de pagar el arriendo o los servicios implica la expulsión del lugar de vivienda,
por lo que disminuir la ingesta de alimentos es la única maniobra de los hogares para
administrar los muy escasos recursos económicos, a pesar de su impacto en la vida,
la salud y el bienestar de las personas. Estrategias como la mendicidad y la
recolección de alimentos que son desechados por los mercados mayoristas, son
frecuentes en las familias desplazadas para poder mantener una ingesta precaria
pero posible.
A las mamás les toca rebuscarse sus comidas. Van a Abastos se rebuscan sus
comidas para mantener a sus hijos porque no les alcanza el dinero para darle lo
suficiente a sus niños [...]. Aquí muy pocos son los que trabajan. (Entrevista mujer
de la población receptora, habitante del barrio Alfonso López, localidad de Usme,
julio de 2005. En: Restrepo, 2005:22).

De conjunto, este panorama de deterioro en la estructura y dinámica familiares, de


hacinamiento, desempleo, informalidad, bajos ingresos, escasa cobertura de servicios
públicos, bajo nivel educativo, inasistencia escolar e inseguridad alimentaria y
nutricional, muestra que si bien los receptores no exhiben condiciones de vida
dignas y adecuadas, la situación de las personas y familias desplazadas es aún más

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precaria (gráfico 9). Estas condiciones determinan su salud física y mental y explican
su mayor carga de enfermedad, que se ve agravada por las restricciones en el acceso
a los servicios de salud y otros servicios sociales como se menciona en las siguientes
secciones.

Lo cierto es que mejorar las condiciones de vida y bienestar de los desplazados no


depende de su propia voluntad y esfuerzo. Se requiere de acciones positivas e
intencionadas del Estado para lograr una mejor integración e inclusión
socioeconómica y cultural en una perspectiva de justicia social, mediante la
restauración de los derechos perdidos y los no asegurados antes y después del
desplazamiento.
GRAFICO
Condiciones de vida y bienestar de los hogares desplazados,
receptores y promedio de la ciudad. 2005.

Fuentes: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.
Dañe, 2003.

Perfil de salud y riesgos para la salud

• La población desplazada tiene 1,6 veces más riesgo de percibir mala salud que
la población receptora.

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• La incidencia de mortalidad (infantil, materna, violenta) fue más alta en la
población desplazada, 2,5%, que en los receptores, 0,5%.
• La enfermedad reportada en los 30 días anteriores a la encuesta fue de 10,4%
en desplazados y 8,3% en receptores, y la incapacidad por enfermedad fue
también más alta en los primeros, 69%, que en los segundos, 60%.
• Los problemas prioritarios de salud son similares en las dos poblaciones pero
la magnitud de los eventos es mayor en los desplazados que en los receptores
en los que el perfil está caracterizado por problemas de salud mental,
violencia intrafamiliar, desnutrición, embarazo adolescente, enfermedades
respiratorias y enfermedades de la piel.

Desplazados y receptores conciben la salud como un derecho humano fundamental


que teje e integra en su realización a los demás derechos sociales como educación,
trabajo, vivienda, alimentación, recreación y participación, que en sus relatos
resumieron como la vida digna en seguridad y bienestar para superar la enfermedad
y disminuir la necesidad de asistencia médica.
Para mí, la salud de pronto es que se encuentre físicamente uno bien. Tanto física
como psicológicamente. Aquí todos podemos estar físicamente bien, pero
psicológicamente todos estamos afectados. (Testimonio de hombre desplazado,
Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:30).

La salud es bienestar. La salud es también condiciones dignas de vida.


(Testimonio de hombre desplazado, Taller líderes de población desplazada, junio
28 de 2005. En: Gutiérrez, 2005:15).

La encuesta de hogares de este estudio encontró que la percepción de enfermedad y


la incidencia de mortalidad fueron mayores en la población desplazada que en la
receptora (tabla 4). El 28% de los desplazados consideró que su salud era mala o muy
mala frente al 19% en los receptores, un riesgo 1,6 veces mayor (OR= 1,6 1,3-1,8)—.
En mortalidad, en el último año, entre los desplazados, ocurrieron 10 eventos (8
muertes violentas y 2 muertes al nacer) en los 400 hogares encuestados, para una
incidencia acumulada de 2,5% frente a 2 eventos (muertes violentas) en los hogares
de receptores y una incidencia acumulada de 0,5%.

La peor percepción de su salud en los desplazados se corresponde con una


proporción más alta de enfermedad en los 30 días anteriores a la encuesta, 10,3%
frente a 9,4% en receptores (1,3 veces más riesgo en desplazados OR= 1,29 1,03-1,61)
y una incapacidad por enfermedad también mayor, 69,2% frente a 59,6%.

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No se encontraron diferencias significativas en el porcentaje de personas con
discapacidad permanente (13% en desplazados y 10% en receptores), al igual que en
la proporción de personas con enfermedades crónicas (9,4%). No obstante, el
porcentaje de discapacidad es superior al promedio nacional de 6,4% estimado por
el DAÑE en el Censo de 2005 y que los hallazgos de la segunda encuesta de la
Comisión de Seguimiento de la Política Pública para desplazados que en 2008
reportó un porcentaje de 9,8%, del cual el 12% equivale a discapacidad por causa del
conflicto, 12% a discapacidad por enfermedad y 30% de nacimiento (Comisión de
Seguimiento, 2008). En 2007 Codhes-Famig reportaron una prevalencia de
discapacidad de 16,5%.

Condiciones de salud de la población desplazada y receptora


estudiada, 2005. En porcentaje.
i

Condiciones de salud-enfermedad Población desplazada Población receptora

Eventos de interés en salud en hogares


Muertes infantiles, maternas o violentas 2,5 0,5
Discapacídad 12.8 10.3
Percepción sobre salud
Buena o muy buena 72,5 81,0
Mala o muy mala 27,5 19.0
Enfermedad
Enfermedad crónica 9,4 9.4
Enfermedad últimos treinta dias 10.4 8.3
Incapacidad per enfermedad 69.2 59.6

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

La mayor carga de enfermedad entre los desplazados se ilustra con los testimonios
de la población, sus líderes y los funcionarios de los hospitales quienes coinciden en
afirmar que el perfil epidemiológico que muestran estudios y estadísticas es similar
en las dos poblaciones. La diferencia es que para los desplazados muchas de las
enfermedades y males son nuevos, y si los tuvieron antes del desplazamiento eran
poco comunes y menos graves, y ahora están en condiciones de mayor
vulnerabilidad, expuestos a otros factores de riesgo y son más dependientes de los
servicios médicos.

En cuanto a los problemas prioritarios de salud (tabla 5), mediante análisis


participativos de causalidad, ocurrencia y priorización, la población desplazada y los
funcionarios de los hospitales de las seis localidades en estudio definieron en primer
lugar a los problemas de salud mental seguidos por la violencia intrafamiliar, la

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desnutrición, la gestación temprana, las enfermedades respiratorias y las patologías
de la piel, como los problemas de salud más importantes (Gutiérrez, 2005; Restrepo,
2005; Conversa y Álvarez, 2005).

El peso preponderante asignado a las alteraciones de la salud mental se justificó en


los duelos no elaborados, el estrés postraumático, la ansiedad y depresión suscitados
por el cambio de contexto y las precarias e inestables condiciones de vida. La
desnutrición y las enfermedades transmisibles (dengue y leishmaniasis, por ejemplo)
se explicaron como eventos previos asociados a los lugares de origen que se ven
agravados en la ciudad como consecuencia del bajo acceso a alimentos, de los
cambios climáticos, de la precariedad en condiciones de vida y la escasa atención
que reciben. La discapacidad fue asociada a la pérdida de miembros por lesiones
traumáticas que no están plenamente identificadas ni tratadas.
TABLA ■
Percepción de salud y problemas prioritarios de salud.
]
Población desplazada Población receptora

Salud mental Desnutrición


Violencia intrafamiliar Salud mental
Desnutrición Enfermedades respiratorias
Embarazo, en adolescentes Dermatitis y otras de la piel
Enfermedades respiratorias Embarazo en adolescentes
Dermatitis y otras de la piel Enfermedades transmisibles
Enfermedades crónicas Enfermedades crónicas
Enfermedades transmisibles Violencia intrafamiliar
Discapacidad Discapacidad

El embarazo en adolescentes fue considerado un problema de salud en atención al


mayor riesgo de morbilidad y mortalidad asociado, y a que en muchos casos se trata
de embarazos no deseados. Este estudio halló una proporción mayor de mujeres
embarazadas entre las desplazadas (8%) que en las receptoras (5%), siendo el
embarazo en mujeres entre 15 y 19 años de 28% en las primeras y, más alto (36%), en
las segundas, en proporciones superiores al 24,5% reportado por la ENDS de 2005
(Ojeda y Murad, 2006).

La información del trabajo de campo cualitativo con poblaciones y funcionarios


(Jiménez, Hernández, Álvarez y Russy 2005; Naranjo y Russy, 2005; Gutiérrez, 2005;
Restrepo, 2005; Conversa y Álvarez, 2005) mostró además que los eventos de
enfermedad se presentan diferencialmente según género y ciclo vital en las dos
poblaciones, como se ¡lustra en la figura 1.

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En niñas y niños se resalta la mayor vulnerabilidad frente a las enfermedades
respiratorias agudas, la enfermedad diarreica, la desnutrición, los problemas de piel,
las enfermedades prevenibles mediante vacunación y los trastornos de
comportamiento.
FIGURA
Perfil de salud según ciclo vital y género.

Ciclo Problemáticas Problemáticas


Problemáticas
vital femeninas masculinas

De comportamiento, déficit
Maltrato infantil
de atención Abuso sexual
Desnutrición infantil
Desnutrición Gestación temprana
Enfermedades
ERA-IDA- inmuno Maltrato
transmisibles
prevenibles Desnutrición
Intento de suicidio
Maltrato infantil

Embarazo, complicaciones
embarazo/parro
Ansiedad, depresión, intento ■ ■ Influencias

de suicidio
ETS y genitourinarias
Consumo de psicoactrvos
o Violencia, discriminación, desanaigo,
Violencia ¡ntrafamiliar
3 exclusión social, lechazo, estigmatizackSn
Pérdida de la familia, destrucción del
Complicaciones de parco y proyecto de vida individual y familiar,
puerperio cambio de roles,
Violencia intrafamiliar Taita de ingreso, bajo nivel educativo,
Depn-sión, alteraciones del hacinamiento inadecuadas condiciones
T3 sueño de vivienda y sanitarias, inseguridad
<
Enfermedades transmisibles alimentaria, contaminación ambiental
Enfermedades crónicas Dificultad para manejar el contexto
Discapacidad urbano, nuevos riesgos de consumo
Taita de acceso a servicios sociales y
Depresión, tristeza, abandono de salud, respuesta inapropiada a las
Enfermedades crónicas necesidades particulares
-o 2 Discapacidad
< c
Desnutrición

Las problemáticas que más afectan a las mujeres están relacionadas con el maltrato
(depresión y alteraciones del sueño), el embarazo no deseado a temprana edad, las
complicaciones del parto y el posparto, la desnutrición y las enfermedades crónicas
como hipertensión y diabetes. No solo son víctimas de la violencia ocurrida durante

C o p y rig h te d m a teria l
el desplazamiento, sino también de nuevas formas de violencia sexual y doméstica
en la ciudad. Y no son raras las alusiones a problemas cotidianos derivados, por
ejemplo, del clima y las condiciones habitacionales.
A unas mujeres les afectan los cambios de clima. No están acostumbradas al frío.
Se les llena de pronto de frío la matriz, los ovarios entonces se inflaman, entonces
tienen toda esa cantidad de dificultades (desarreglos menstruales y cólicos).

Me ha pegado mucho el frío para los bronquios, para el dolor de piernas. Mucho
el frío nos ataca a nosotras las mujeres. Nos ataca mucho el frío y el dolor de
piernas. (Testimonios de mujeres desplazadas desplazado, Taller mujeres
desplazadas, localidad de Ciudad Bolívar, julio 9 de 2005. En: Conversa y Álvarez,
2005:25).

En las y los jóvenes son prioritarios los problemas de la esfera de la salud sexual y
reproductiva (en particular las complicaciones del embarazo y parto y las infecciones
de transmisión sexual), y no son raros los intentos de suicidio y el consumo de
sustancias psicoactivas. De hecho piensan que su salud ha cambiado desde que viven
en Bogotá porque los riesgos han cambiado: la contaminación ambiental, la calidad
de la comida, el consumo de licor y cigarrillo, el estrés y la violencia de la ciudad.
En el campo la comida era pura, pasaba de la tierra a la mesa. Aquí trae muchos
químicos y eso debe afectar la salud. El aire de aquí es pesado por las canteras y
las ladrilleras, y uno vive con gripa. La piel es sucia, parece que uno no se bañara
porque al ratico que sale a la calle está todo lleno de polvo. En el campo yo no
fumaba y lo que siempre tomaba era chichi2 o guarapo3— algunas veces cerveza,
pero todo en vistas del pueblo o cuando se tenía plata y se iba al pueblo los
domingos. Aquí tomamos cuando queremos y el cigarrillo algunas veces
reemplaza la comida. El cigarrillo distrae el hambre. Otra cosa es que aquí todos
viven a la carrera. Los lugares son lejos y como no hay plata para coger dos buses,
hay que caminar para lo cual hay que salir temprano y es peligroso. (Testimonio
de joven desplazado, Taller con jóvenes desplazados, barrio El Tanque, localidad
Ciudad Bolívar, octubre de 2005. En: Russy J, 2005:63).

En los hombres adultos las enfermedades transmisibles y el intento de suicidio son


los problemas predominantes. En los adultos mayores la depresión, las enfermedades
crónicas, la discapacidad y la desnutrición.

Las alteraciones de salud mental se manifiestan en niños como cambios de

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comportamiento, llanto y agresividad; en las mujeres con tristeza, irascibilidad y
depresión, y en los hombres con insomnio y agresividad. Su impacto en las relaciones
familiares y en la generación de conflictos de pareja y de familia constituye una
importante preocupación, más aún cuando los servicios de salud y las instituciones
de apoyo no ofrecen acciones en orientación, intervención o resolución que sean
valoradas como eficaces por los desplazados. Con frecuencia se expresó que la
atención en salud mental es inefectiva, bien porque se "medicaliza" o porque se
centra en "contar el duelo" sin intervenciones definidas para superarlo. La carencia
de abordajes integrales del complejo de atención psicosocial promovido por las
políticas, fue identificada como un asunto problemático.
Uno ve a las mujeres más tristes, que lloran más fácilmente, como también ve
que se deprimen. Pero es que la situación es esta, dentro de la misma impotencia
que siente uno, se va volviendo una persona como dañina por el mismo miedo
que coge. (Testimonio de hombre desplazado, Taller líderes de población
desplazada, junio 28 de 2005. En: Gutiérrez, 2005:20).

Los sentimientos de indefensión y abandono (que los desplazados aluden como


"desesperación", "exclusión", "desesperanza") minan la seguridad individual y
colectiva y configuran un ambiente en el que la agresividad y la fuerza se instalan
como formas de relación al interior de las familias, y con los vecinos (Hernández y
Gutiérrez, 2008). Las dificultades de encontrar soluciones a las necesidades
cotidianas de sobrevivencia amplían los traumas provocados por la violencia del
desplazamiento y crean un estrés permanente que incide sobre la calidad de las
relaciones familiares.
Pues aquí las enfermedades que prevalecen [...] la una de pena moral de venir
uno del desplazamiento y llegar acá y sentirse desmoralizado. Entonces si uno no
venía enfermo, se enferma. Lo otro, el hambre también lo enferma a uno. La
psicosis también lo enferma. (Testimonio persona indígena desplazada, Taller
población indígena desplazada, Cerezos del Huirá, localidad Rafael Uribe Uribe,
mayo de 2005. En: Restrepo, 2005:26).

Pese a la importante presencia de estos problemas y los impactos sobre la salud y el


bienestar, para los servicios de salud estos eventos son desconocidos y los
funcionarios participantes de los talleres los calificaron apelando a su experiencia no
sistematizada.

Temas como la violencia, los trastornos de la salud mental y el consumo de


psicoactivos no aparecen en los registros de consulta, ni se buscan activamente, lo
cual parece ser consecuencia de la limitada capacidad de respuesta que se ofrece
desde los planes de beneficios, particularmente en el régimen de subsidios estatales
del sistema de salud. Si bien los funcionarios asistenciales de atención primaria

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detectan en las personas signos de ansiedad, depresión o crisis postraumática, estos
quedan excluidos de las codificaciones de morbilidad en el sistema de información o
supeditados a otros eventos de salud, hecho que invisibiliza y reduce las
posibilidades de intervención. Como consecuencia, el fenómeno permanece y queda
en manos de las y los afectados superarlo, con las implicaciones que ello trae para su
salud integral.

En general, los problemas sicoafectivos, emocionales y sociales rara vez son motivo
de consulta directa por parte de los desplazados. En parte porque el modelo de
atención predominante en el sistema de aseguramiento en salud da mayor atención
a la curación y a las enfermedades físicas en detrimento de la promoción y
prevención, y también porque la salud mental termina siendo secundaria frente al
abanico de otros graves y urgentes problemas y necesidades. Esto podría explicar lo
que los funcionarios denominaron "resistencia" de la población a la atención
psicológica (Jiménez y otros, 2005).
La salud mental los desplazados no la evidencian. O sea, van al médico y los
atienden en lo físico, pero crear la necesidad que sean atendidos
psicológicamente es muy difícil. La gente crea barreras. Es más, nosotros hacemos
una evaluación y decimos: "Está deprimida, venga la orientamos" Improvisamos
un consultorio para escuchar todo lo que les pasa pero para ellos eso no es
prioritario, como que eso se puede seguir llevando así. Ellos necesitan es comer,
vestirse. Sus necesidades primarias están por encima de la salud mental, entonces
no se evidencia como tal la necesidad de una atención psicológica. (Entrevista
sicóloga Proyecto de atención sicosocial, Hospital de Suba II ESE, julio de 2005.
En: Restrepo, 2005:26).

Los desplazados refirieron una percepción mayor de enfermedad en la ciudad que en


sus lugares de origen, percepción que se acrecienta por la dificultad de acceder a los
servicios de salud o a soluciones intermedias de fácil acceso. Antes del
desplazamiento se enfermaban menos y las plantas medicinales, los conocimientos
tradicionales, las farmacias y las brigadas de salud de los municipios eran recursos de
fácil acceso y efectivo resultado. Tampoco estaban familiarizados con la depresión, la
ansiedad y el insomnio (Restrepo, 2005; Conversa y Álvarez, 2005).
En si nosotros siempre hemos hablado con la verdad, y es que indígena que se
respete cree en la naturaleza y para nosotros la naturaleza es sagrada, porque de
ella nacemos y ella misma nos absorbe, el hombre blanco no. Yo pongo el
ejemplo, para nosotros la coca es un medicamento para el hombre blanco es un
vicio, nosotros para un diarrea tome coca, para un traumatismo, la marihuana
con el aguardiente, en fin y muchas cosas, aquí no, aquí la marihuana es para

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trabarse y la coca también. (Testimonio indígena desplazado, Taller
interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Ariza, 2005:23).

Por su parte entre los receptores, los problemas de salud percibidos son los mismos
pero cambian de orden y prioridad. El estudio estableció que los problemas
prioritarios son, en primer lugar, la desnutrición, seguida de los problemas de salud
mental, las enfermedades respiratorias, las enfermedades transmisibles, las
enfermedades crónicas, la violencia intrafamiliar y la discapacidad.

De manera similar a lo que ocurre con la población desplazada, se percibe una


mayor vulnerabilidad en niñas, niños, jóvenes y mujeres. Las enfermedades
respiratorias e infectocontagiosas son de importancia prioritaria en los menores; el
embarazo temprano, las enfermedades de transmisión sexual, las violencias intra y
extrafamiliares, el uso de sustancias psicoactivas y los intentos de suicidio
predominan en adolescentes y jóvenes, y en hombres y mujeres adultos son de
singular importancia los problemas de la esfera de la salud sexual y reproductiva y las
violencias intrafamiliares.

Dado que habitan en las mismas zonas de precariedad en materia de vivienda, de


riesgo físico (deslizamientos e inundaciones), riesgo social (delincuencia, presencia
de grupos armados) y de limitado acceso a condiciones para la satisfacción de las
necesidades, se concluye que, al igual que en los desplazados, en los receptores las
condiciones de vida son poderosos determinantes de la salud y la enfermedad.

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rr-.-r

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A
m m P A R T I R DE U N A B R E V E descripción sobre el marco normativo y
jurisprudencial que rige la atención de la población desplazada en Colombia, y de
una introducción general sobre el proceso de declaración y registro y de los apoyos
institucionales efectivamente recibidos por los hogares desplazados, este capítulo se
concentra en el análisis de las principales características de la respuesta sectorial a
los problemas de salud de la población en términos de aseguramiento y de las
posibilidades y limitaciones para el acceso y uso de los servicios en la percepción de
los usuarios y funcionarios.

La población desplazada depende en grande de las ayudas del Estado y la sociedad


para realizar sus derechos, para muchos largamente aplazados. Conforme lo
dispuesto en las normas, los desplazados son sujetos de derecho de las políticas
públicas y para ello se han definido las fases, mecanismos y responsables de
garantizar la ayuda humanitaria y el restablecimiento, teniendo como punto de
partida el reconocimiento de su situación.

En consonancia con las normas internacionales sobre derechos humanos y el


derecho internacional humanitario, la atención a las necesidades de la población en
situación de desplazamiento se rige por lo dispuesto en la Ley 387 de 1997 y sus
decretos reglamentarios (anexo 3), con los que se adoptan las normas para la
prevención, atención humanitaria y estabilización socioeconómica de los
desplazados, y se crean el sistema y el Plan Nacional de Atención (DNP, 1999), hoy
en cabeza de la Agencia Presidencial para la Acción Social.

La política para la población desplazada en Colombia contempla tres fases: una de


prevención que busca anticipar los riesgos de desplazamiento forzado; otra de
atención humanitaria de emergencia que busca mitigar las necesidades básicas de
alimento, alojamiento, salud, atención psicosocial y provisión de elementos básicos
para la sobrevivencia, y la tercera o de estabilización y consolidación
socioeconómica, la cual mediante apoyo en educación, salud, vivienda, empleo y
generación de ingresos, pretende la recuperación de la capacidad productiva y la
sostenibilidad económica y social de los hogares.

De la política se dice que Colombia ha tenido un importante avance normativo,


comparada con naciones en circunstancias similares. Sin embargo, diversas voces
(Acnur, 2002; Codhes-Unicef, 2003; Codhes, 2005, 2005a; Defensoría del Pueblo,
2003) señalaron tempranamente las limitaciones de sus resultados e impacto como
consecuencia de una brecha entre las normas y su realización, las cuales tuvieron
como hito la sentencia T-025 de 2004 de la Corte Constitucional mediante la cual se
declaró la situación de los desplazados un Estado de Cosas Inconstitucional (ECI).
Esto es, la Corte consideró que dadas las condiciones de vulnerabilidad extrema de
los desplazados y la reiterada omisión de las autoridades del sistema de atención

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para la protección efectiva, se habían violado de manera prolongada y reiterativa los
derechos de la población, y ordenó mejoras en materia de financiamiento y
capacidad institucional.

Tras esta declaratoria el Gobierno expidió normas de respuesta e inversión (Decreto


250 y Conpes 3400 de 2005) con las que se establece un nuevo Plan Nacional de
Atención y se definen los recursos para su financiación.

No obstante los adelantos en materia de información sobre la población y en la


entrega de la ayuda humanitaria a partir de estos desarrollos legales, las evaluaciones
e investigaciones (Acnur, 2007; Codhes-Pastoral Social, 2006; Ibáñez, 2006; Comisión
de Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento Forzado, 2008, 2009a,
2009b, 2009c; CICR-PMA, 2007) siguen mostrando fallos estructurales en las políticas
de atención, derivados de la desarticulación en la respuesta institucional, de la
incipiente incorporación del enfoque de derechos, del retraso en la entrega de las
ayudas, de la escasa atención a la fase de prevención (en un contexto de
permanencia del conflicto) y de la persistencia de barreras de acceso a los beneficios
necesarios para la estabilidad socioeconómica.

Por ello, para la Corte Constitucional no se ha superado aún el ECI, porque no se han
corregido las causas estructurales en materia de goce efectivo de los derechos,
participación de los desplazados en la toma de decisiones y contribución de las
entidades territoriales, y mantiene su competencia que se expresa en más de 45
autos de seguimiento pronunciados desde 2004, entre los que se resalta la definición
de indicadores de goce efectivo para la medición de los avances en los derechos en
las distintas etapas de que tratan los autos 109 y 233 de 2007.

Reconocim iento form al de la condición de desplazam iento y


apoyos institucionales

• El 80% de los hogares desplazados refirió haber declarado su situación y el


20% que no declaró adujo como razones el desconocimiento del proceso y el
exceso de trámites. En 23% de los hogares declarantes su inclusión en el
registro oficial fue rechazada por problemas con la información de la
declaración, trámites o razones de seguridad.
• Más del 60% de la población encuestada refirió haber recibido algún tipo de
ayuda, fundamentalmente alimentos y subsidio de arrendamiento; 37% de los
hogares declaró no haber recibido ninguna.
• Vivienda, alimentación, proyectos productivos y salud fueron las necesidades
más sentidas.
• La población consideró que las ayudas que recibe son escasas, intermitentes e

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insuficientes, y los trámites y procedimientos para obtenerlas constituyen
barreras.

Para ser beneficiaría de las ayudas estipuladas en las normas y la jurisprudencia, la


población desplazada debe declarar su situación ante una entidad del Estado y ser
incluida en el sistema de información oficial. Este estudio concluyó que el 80% de los
hogares desplazados encuestados declaró su condición ante una entidad de la
administración pública, incluyendo a todos sus miembros, pero de estos solo el 77%
fue efectivamente incluido en el registro oficial—. El mayor porcentaje de las
declaraciones se realizó en Bogotá (87%) y el restante en el sitio de expulsión o en
otros municipios (13%) durante el trayecto. La principal razón para no realizar la
declaración fue el desconocimiento del procedimiento (64%), seguida por las
barreras derivadas del exceso de trámites (28%) y los problemas de seguridad (8%).
De los registrados solo el 26% fue incluido en el sistema antes de un mes, y en el 74%
la inclusión excedió los 30 días dispuestos en las normas. Según CICR-PMA (2007), el
tiempo entre la declaración y el registro es de 90 días en promedio.

En cuanto a los hogares no registrados, la mayoría fueron rechazados por problemas


de trámite (30%), inconformidad con la información contenida en la declaración
(23%) y razones de seguridad (10%).

Más de la tercera parte de los hogares (37%) refirió no haber recibido ninguna de las
ayudas a las que tiene derecho la población desplazada (tabla 6). Entre quienes las
recibieron, las más importantes fueron alimentos, mercados y subsidios para
arrendamiento, y el menor apoyo fue en el tema de generación de ingresos, lo cual
coincide con las necesidades más sentidas expresadas en los talleres participativos:
vivienda, alimentación, empleo y salud.

Como era de esperarse, los encuestados identificaron a la institución


normativamente responsable de la respuesta a la población desplazada (Red de
Solidaridad Social hoy Acción Social) como la principal proveedora de ayuda (63%),
representada en mercados, subsidios para arriendo, salud y educación; aunque algo
más de la tercera parte de las personas (37,2%) reportó no haber recibido ningún
beneficio. El apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) fue
mencionado en el 22% de los hogares; las ayudas en mercado y vivienda de la Cruz
Roja Colombiana fueron brindadas al 21%, y la de familiares o amigos en vivienda,
alimentación y dinero se reportó en 20% de los casos.

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Distribución peireentual de instituciones y tipos de ayuda a los
hogares despl azados encuestados. 2005. En porcentaje.

local-ONG-
Autoridad

familiares
Cruz Roja

Amigos o
Pastoral
Acnur
PMA

CICR
t/í

ICBF

Otra
Tipo de ayuda en
ec

Salud 15.0 1.0 0.5 0.0 0,7 0.5 0,0 4.2


Ed ucació n-capac itación 110 3,0 0,0 0,2 1,0 0,9 0,5 1.0
Vivienda- arriendo 37.0 0.0 5.5 0.7 2,0 1,7 70 0,0
Documentación 4,0 0,0 0,2 OO 0,0 0,0 00 0,0
Empleo 20 0,2 0.2 0.0 0,0 0,5 0,7 0.5
Mercados/alimentos 470 17.0 16,7 4,5 11,0 9,7 120 2,7
Dinero 100 0,2 1,5 0.7 0,5 0,2 40 0.5
Otra 30 0,0 0,7 0.0 1.0 1.0 10 1.0
No recibe 372 78.0 79.0 96.0 84,0 91.0 80,0 88.0

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Esto coincide con lo presentado por una investigación de la Universidad de los


Andes (Ibáñez, Moya y Velásquez, 2006) en la que si bien el 80% de la población
declaró su condición, un porcentaje inferior al de esta investigación (70% frente a
77%) fue incluido en el registro oficial, lo cual significó un rechazo del 30%. Además,
las respuestas inmediatas en la fase de emergencia tardan más de tres meses en
promedio (108 días) antes de ser efectivas, y su permanencia es limitada en cantidad
y tiempo, lo cual incrementa la precariedad e inestabilidad. Igualmente, se percibe
que los trámites son excesivos y complejos, que la información es insuficiente y que
existen situaciones múltiples de discriminación y estigmatización institucional.

De esto se desprende que para los hogares desplazados que se asientan en Bogotá la
ciudadanía plena no es aún una realidad, y no existe una respuesta estructural y
efectiva porque hay limitaciones importantes en el proceso mismo de
reconocimiento de la condición de víctimas del conflicto armado interno y en la
entrega de apoyos, bienes y servicios para superar la emergencia y lograr la
consolidación socioeconómica.

Respuesta sectorial para la garantía del derecho a la salud


La salud es un derecho fundamental indispensable para el ejercicio de los demás
derechos y reclama de los Estados la garantía del más alto nivel posible de salud que

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permita a las personas vivir dignamente-. Además de derecho fundamental,
multidimensional y complejo, es un derecho inclusivo, es decir, no se reduce a la
atención de la enfermedad sino que incluye la acción sobre determinantes sociales,
la participación y la información. Está regido por los principios de igualdad,
accesibilidad, gratuidad y equidad, y tiene unas características, elementos esenciales
y contenidos mínimos, que tienen en cuenta las condiciones biológicas y
socioeconómicas de las personas y los recursos y obligaciones del Estado.

Conforme los principios rectores de los desplazamientos internos (Acnur/Defensoría


del Pueblo, 2003), el Estado debe realizar las acciones necesarias para garantizar a la
población desplazada el acceso efectivo al sistema sanitario, el suministro de
medicamentos, servicios de saneamiento esenciales, y servicios psicológicos y
sociales, cuando sea urgente e indispensable para preservar la vida y la integridad de
la persona ante situaciones de enfermedad o heridas, tanto como para la prevención
de las enfermedades contagiosas e infecciosas.

En Colombia, la Ley 387 de 1997 definió que la atención en materia de asistencia


médica integral, quirúrgica, odontológica, psicológica, hospitalaria y de
rehabilitación (artículo 19, numeral 4) a los desplazados se realice de acuerdo con lo
dispuesto en el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS)-, determinada
por el reconocimiento de su condición y a la inclusión de la población en el registro
oficial SUR (hoy RUPD).

No obstante, en sus inicios, la Ley 387 otorgaba algunas garantías especiales para la
provisión de servicios de salud en cualquier parte del territorio nacional, los decretos
2131 y 2284- de 2003 definieron que para los desplazados el acceso a la atención y a
los beneficios debía ser igual que para la demás población pobre y vulnerable, y
restringieron el enfoque diferencial y de discriminación positiva. Así, la población
afiliada al régimen contributivo o al régimen subsidiado recibe los servicios
conforme las coberturas, limitaciones, exclusiones y mecanismos de financiamiento
definidos para cada régimen, en tanto la población no asegurada es atendida en las
instituciones públicas a través del primer nivel de atención con cargo a los recursos
de oferta del ente territorial receptor, provenientes del Sistema General de
Participaciones (SGP). Independientemente del cumplimiento de los requisitos
sobre reconocimiento y registro, la atención inicial de urgencias tiene carácter
obligatorio y gratuito, conforme las disposiciones constitucionales.

El Decreto 250 de 2005 define como acciones dentro de la fase de asistencia


humanitaria de emergencia el apoyo psicosocial, la atención inicial de urgencias, el
desarrollo de acciones de salud pública en lugares de asentamiento masivo y la
atención en salud según la situación de afiliación de la población al sistema de
aseguramiento en salud. En la fase de consolidación socioeconómica define la
prioridad de los desplazados en las acciones de salud pública, tanto en los lugares de
asentamiento como en los procesos de retorno y reubicación, y mantiene lo
dispuesto en materia de atención según aseguramiento, pero estableciendo la
afiliación prioritaria de los desplazados al régimen subsidiado. Finalmente, establece

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como responsables de garantizar el acceso a los servicios de salud al Ministerio de la
Protección Social y a las Direcciones y Secretarías de Salud a nivel regional.

Afiliación a la seguridad social en salud

• El 71% de los desplazados estaba afiliado al régimen subsidiado y 5% al


régimen contributivo, en tanto en los receptores (57%) estaban en el
subsidiado y 23% en el contributivo.
• La proporción de población desplazada no afiliada (24%) fue mayor que la de
la población receptora (19%).
• La inclusión en el sistema de registro oficial es factor promotor del
aseguramiento. La no afiliación es dos veces superior en la población no
incluida (41%), frente a la población registrada (19%).
• Casi 60% de los desplazados declararon no conocer sus derechos en materia
de atención en salud y más del 40% desconocían los requisitos para usar los
servicios médicos y los horarios de atención.

Al momento del estudio, la población desplazada se encontraba afiliada al régimen


subsidiado en una proporción mayor que la población receptora (gráfico 10).

La afiliación al sistema de seguridad social en salud aumentó al comparar la situación


antes y después del desplazamiento. La población afiliada era de 57,6% en los lugares
de origen y en el asentamiento de 76,4%, fenómeno explicable en virtud de la
estrategia de enfoque diferencial para la inclusión de los desplazados al sistema
como población especial, del que se desprende el predominio de la afiliación en el
régimen subsidiado en los desplazados (71,1%), comparado con el porcentaje de
afiliados subsidiados entre los receptores que fue de 57,7% (gráfico 10).

No obstante este incremento en el aseguramiento, los datos muestran que el total


de no afiliados seguía siendo alto entre los desplazados, comparados con los
receptores, y que la proporción de afiliados contributivos era significativamente
menor en la población desplazada (5%) que en la receptora (22,9%), e incluso
disminuyó después del desplazamiento, lo cual da cuenta de las dificultades de los
desplazados para acceder a empleos con garantías.

La afiliación de los desplazados al régimen subsidiado se hace directamente por su


inclusión en el registro oficial, en virtud de un cierto enfoque diferencial de la
política que además exime de copagos para la prestación de los servicios. Para los no
incluidos en el sistema de información sobre población desplazada, la afiliación al
régimen subsidiado se realiza como para la demás población pobre y vulnerable,
mediante demostración de carencia de recursos a través de un instrumento de

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selección de beneficiarios de subsidios públicos, la encuesta Sisben—.

GRÁFICO
Afiliación a la seguridad social en salud según régimen de la
población desplazada y receptora encuestada. 2005,

70-,

Contributivo Subsidiado Subsidiado No afiliado


Sisben especial*
* Como población desplazada.
Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Esta investigación encontró que no solo el porcentaje de población desplazada no


afiliada fue 4.4 puntos porcentuales superior en la población desplazada (23,6%) que
la población receptora (19,2%), sino que además la población no afiliada al sistema
de seguridad social en salud era más del doble en la población desplazada no
registrada en el SUR (40,9%) respecto a la que ha logrado dicha inclusión (19,3%),
como se muestra en el gráfico 11. Hallazgos consistentes con las principales razones
reportadas para la no afiliación: la no aplicación de la encuesta Sisben, la falta de
inclusión en el registro oficial y problemas con los trámites de afiliación por no
contar con la documentación requerida, la falta de información y la aparente doble
afiliación.

Ahora bien, el predominio de la afiliación en el régimen subsidiado tiene


importantes implicaciones en materia de acceso a servicios, dado que los beneficios
son inferiores (en 50%) a los que se garantizan en el régimen contributivo,
fundamentalmente en atenciones de segundo y tercer nivel. Aunque en su
formulación general el SCSSS previo un solo plan de beneficios POS para ambos
regímenes, en la práctica se ha justificado normativamente la diferencia en la escasez
de recursos para el aseguramiento universal y las diferencias entre planes han
terminado constituyéndose en barreras para una integral y adecuada atención a las
necesidades y prioridades de la población desplazada. Además, a diferencia del
aseguramiento contributivo, el subsidiado tiene un carácter regional o local que

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limita la movilidad y continuidad. De allí la importancia de identificar el tipo de
afiliación.
GRAFICO
Afiliación a la seguridad social en salud e inclusión en el registro
oficial SUR de la población desplazada encuestada. 2005.

I I I
Contributivo Subsidiado Sisben Subsidiado No afiliado

Fuente:Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

En los talleres participativos con la población y en las sesiones con los funcionarios
administrativos y prestadores de los hospitales, se establecieron como problemas
fundamentales que impiden el aseguramiento en salud de los desplazados: la
desarticulación y desactualización entre las diferentes bases de datos sobre la
población que manejan Acción Social, el Ministerio de la Protección Social,
secretarías municipales y departamentales de salud, aseguradoras del régimen
subsidiado y contributivo y Sisben, y en el flujo de información entre ellas, que por
cuenta de dobles afiliaciones, rechazos e incoherencias impiden la afiliación, lo que a
la postre se traduce en la negación del servicio a la hora de solicitarlo. A esto último
se suma el hecho que, para el uso efectivo, un porcentaje alto de los desplazados no
conoce sus derechos en materia de atención en salud (59%), los requisitos para usar
los servicios médicos (44%) ni los horarios de atención (40%).

Uso de servicios y barreras de acceso desde la perspectiva de la


población

El uso de servicios según necesidad en los 30 días anteriores a la encuesta fue


mayor en receptores (72%) que en desplazados (62%).

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• La prevalencia de hospitalización fue más alta en desplazados (9%) que en
receptores (7%).
• Las principales razones de no uso de servicios fueron la falta de dinero, falta
de tiempo y el exceso de trámites o negación del servicio.
• La calidad de la atención fue percibida como mala por al menos la quinta
parte de los encuestados desplazados y receptores.
• Cerca del 50% de las poblaciones percibió barreras geográficas al acceso.
• El pago por servicios de consulta u hospitalización fue mayor en receptores
que en desplazados.
• El 68% de los niños desplazados menores de un año y 72% de los receptores
en el mismo rango tenían esquema de vacunación incompleto para la edad.
• Más de 70% de las mujeres embarazadas al momento de la encuesta asistió a
control prenatal, y alrededor del 30% de las mujeres en ambos grupos refirió
no haberse realizado nunca el examen de citología vaginal.
• La no inclusión en el registro oficial constituye una barrera para el uso de
servicios y eleva el gasto en consulta, medicamentos y hospitalización
comparado con el de personas de hogares desplazados registrados.

Aunque en la población desplazada se encontró mayor carga de enfermedad y una


peor percepción de salud, el uso de los servicios fue menor (gráfico 12).

De las 215 personas desplazadas que refirieron haber estado enfermas en los 30 días
anteriores a la encuesta, solo 58% consultó algún servicio de salud, a diferencia de la
población receptora con el mismo antecedente que acudió en un 72%.

Como se muestra en la tabla 7, los servicios de salud más consultados fueron los de
medicina general: 65% de los desplazados y 69,4% de los receptores acudieron a ellos.
Mientras los receptores consultaron principalmente en la red de servicios de salud
de las aseguradoras del régimen subsidiado y contributivo (ARS y EPS) a las que se
encontraban afiliados, los desplazados acudieron a la red pública de servicios de
salud de la ciudad. La consulta privada fue baja para las dos poblaciones, inferior a
5%.

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GRAFICO
U s o d e s e r v ic io s de la p o b la c ió n d e s p la z a d a y re c e p to ra
en cu e sta d a . 2 0 0 5 .

Fuente: Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Entre los consultantes, solo el 5% de los receptores y el 3% de los desplazados


refirieron pago total de la última consulta, pero el pago parcial fue
significativamente mayor en la población receptora (37,4%) que en la desplazada
(19,3%) (tab]a7).

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TABLA
Características de la atención en salud solicitada por la población
desplazada y receptora encuestada. 2005. En porcentaje.

Hogares y personas Hogares y personas


Características de la atención
desplazadas receptoras

Servicio consultado últimos SO días


Consulta médica general 65,0 694
Consulta médica especializada 5,3 6.4
Urgencias 10,2 9,0
Consulta odontológica 10,2 9.3
Otro servicio 2,1 0,9
Lugar en que se realizó la consulta
Hospital clínica, centro ARS/EPS de afiliación 41,4 65.1
Hospital o centro de salud de la SOS 55,1 30.2
Hospital clínica o centro médico privados 3,3 4.6
Pago por consulta
Sí. parcialmente 19,3 37.4
Sí, totalmente 3,0 50
No tuvo que pagar 77,0 57.1
Problemas con la consulta
SI 7,4 57
No 92,5 94,2
Tipo de problema con la consulta
Demora en la atención 31,3 360
No recibió buen trato por parte del médico 25,0 40,0
No recibió buen traco por pane de ocras
4,0 0
personas
No le informaron sobre los trámites 3,0 2.0
No tenía con qué pagar los servicios 6,0 8.4
Muchos trámites para la consulta 23,3 94

Fuenti Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Por su parte, aunque un porcentaje importante de las dos poblaciones tuvo una
fórmula de medicamentos como parte del tratamiento a seguir (alrededor del 60%),
la proporción de desplazados que no los recibió fue de 18% frente a 14% de los
receptores. Y si bien la proporción de desplazados que realizó pago por
medicamentos fue menor (gráfico 13). el desembolso efectivo por este rubro fue
más alto que en receptores (mediana de $8.000 en población desplazada frente a

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$6,000 en receptora).

Estos hallazgos podrían ser explicados porque con el aseguramiento subsidiado se


exime a los desplazados de copagos y cuotas al momento de la consulta. No
obstante, la existencia de barreras de acceso derivadas de la falta de disponibilidad
de medicamentos en los puntos de atención, justifica los pagos de bolsillo.

No hubo diferencia importante entre las dos poblaciones en las quejas por la
atención recibida, pero entre los que refirieron problemas (7,4% de los desplazados y
5,7% de receptores), las principales fueron la demora en las citas, los malos tratos por
parte del personal médico y el exceso de trámites, siendo mayor este último en el
caso de los desplazados, tal como se muestra en la tabla 7 y se ilustra con el siguiente
testimonio:
GRAFICO
Pago por servicios de salud de la población desplazada
y receptora encuestada, 2005.

Fuente:Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Mi experiencia es que cuando solicito un servicio, las mismas instituciones me lo


niegan. Como no llevo abogado [...] Yo voy en mi ignorancia, entonces lo que
hacen es humillarme y decirme que no lo podemos recibir porque tiene que traer
una carta, una fotocopia de la cédula, y no sé qué más. "Pero, ¿y qué es eso de la
fotocopia?", "Que tiene que pagar $100". "Pero, ¿por qué si donde yo vivía no me
tocaba pagar nada?, además yo no los tengo y no me atienden". Son tantos los

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requisitos y además tan enredado todo que siento que nos abandonan las
instituciones, que nos maltratan y nos humillan. (Testimonio lideresa desplazada,
Taller líderes desplazados. Bogotá, junio 28 de 2005. En: Gutiérrez, 2005:19).

En cuanto a los aspectos sobre distancia, tiempo y calidad de los servicios que se
detallan en el gráfico 14, aunque no hubo diferencias entre las dos poblaciones, casi
el 50% consideró que los servicios le quedaban lejos de su lugar de residencia o
trabajo, y en general la percepción negativa de los servicios de salud fue de 18,9% de
los desplazados y el 13,8% de los receptores.

La prevalencia de hospitalización fue mayor en la población desplazada que en la


receptora (8,9% en población desplazada y 7% en receptora) fgráfico 12). aunque la
diferencia no resultó importante. Salvo la mayor proporción de accidentes de
trabajo y otros accidentes en los receptores, en ambos grupos las principales razones
de hospitalización fueron la enfermedad (cerca de 50%), la atención del embarazo o
el parto (alrededor de 25%) y las cirugías (11%). Más del 90% calificó la atención
como buena o muy buena, y entre quienes la calificaron como mala, la principal
razón fue el mal trato por parte del personal profesional.
GRAFICO
P e rc e p c ió n so b re la d istan cia , tie m p o y ca lid a d de los s e rv ic io s de
salu d de la p o b la ció n d e s p la za d a y re c e p to ra en cuestada, 2005.

80

70 - ■ Desplazados
No incluida SUR
60“ ■ Receptores

Distancia hasta Mucho tiempo Mala calidad


el servicio lejos para cita atención consulta

Fuente:Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

Como en el caso de la consulta, del total de hospitalizados un porcentaje importante


refirió haber tenido que pagar una parte de los servicios ( gráfico 13): cerca del 30%
de los desplazados y 46% de los receptores.

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Sobre las razones para no acudir a los servicios en caso de enfermedad (gráfico 15).
entre los receptores las principales fueron considerar que el caso era leve y que no
requería atención especializada; en tanto en los desplazados, si bien la levedad del
caso fue argüida por más del 30% de las personas, predominaron la falta de recursos
económicos para ir a un centro de salud u hospital, falta de tiempo, exceso de
trámites y negación del servicio.

Sin embargo, no toda las razones consideradas como caso leve explican el no uso. El
testimonio a continuación puede ayudar a aclarar la percepción sobre necesidades
que expresan también uso sustituto y no ausencia de enfermedad o dolencia.
GRAFICO
Enfermedad y razones de no uso de servicios de salud de la
población desplazada y receptora encuestada. 2005.

80

70- BÍJ Desplazados


■ Receptores
60-

<P 50-
1C3 40-
U
RS 2S.1
I 30-

Falta de
tiempo

Fuenti : Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá. Septiembre de 2005.

La verdad ante tantas dificultades para que nos atiendan, pues se hacen remedios
caseros. Yo por mi parte ya voy a tener tres años de estar aquí en Bogotá y
todavía yo no he ¡do al médico. Yo fui una sola vez, una vez que me caí y me partí
el brazo, pero no más. Y de ir al médico porque me siento con una gripa o de ir al
médico porque me siento con una fiebre, no. Yo voy a la farmacia, me compro
cualquier pastilla y me la tomo y ahí se calma. Sí, porque es engorroso uno tener
que ir a un hospital, esperar que le den una cita cuando se les dé la gana y al fin y

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al cabo, como me pasó a mí una vez. Fui al Diana, pedí una cita, me dijeron
dentro de quince días y dije bueno. A los quince días fui y ¿sabe qué me dijeron?,
que no, que yo no tenía cita. Perdí la madrugada, perdí el día que fui al médico
otra vez y al fin y al cabo no me atendieron. (Testimonio persona desplazada,
grupo focal población desplazada barrio Nueva Esperanza, localidad Rafael Uribe
Uribe, mayo de 2005. En: Restrepo, 2005:37).

Excluida la ausencia de necesidad, en los receptores la falta de dinero supera la


proporción hallada en los desplazados, 53,8% frente a 43,3%, y la falta de tiempo se
hace similar, alrededor del 23%.

A las personas que no estuvieron hospitalizadas y tampoco usaron servicios de salud


en el último mes se les consultó por la demanda de servicios y no atención en el
último año (gráfico 16). La inasistencia fue mayor en la población desplazada que en
la receptora (OR=1,73 IC95% 1,30 2,30).

En los desplazados las razones de no atención debidas a falta de documento y


consulta a entidad u horario inadecuado fueron más del 30% y en receptores el 60%.

Prevención de la enfermedad, promoción de la salud y protección de poblaciones


vulnerables

La encuesta de hogares indagó también por el uso de servicios preventivos en el


último año y por la consulta en programas de promoción y prevención, tomando
como trazadores programas para la atención en salud de niñas y niños a la
vacunación y asistencia al programa de control de crecimiento y desarrollo, y de la
atención de mujeres la asistencia al programa de control prenatal y la realización de
citología.

La consulta médica u odontológica por prevención en el último año fue baja en las
dos poblaciones, pero mejor en la población receptora (39%) que en la población
desplazada (25%). También fue superior el porcentaje de menores receptores de 5
años que consultaron servicios preventivos (55%) frente a la de desplazados (39%),
lo que resultó una diferencia significativa, en tanto el riesgo de faltar a las citas de
control de crecimiento y desarrollo en los niños y niñas desplazados fue 1,9 veces
superior que en sus congéneres receptores (OR=1,89 IC95% 1,31-3,26).

Copyrighted material
GRAFICO
Necesidad de servicios y razones de no atención de la población
desplazada y receptora encuestada. 2005.

40-|
Desplazados
No Incluida SUR
Receptores

Falta Falta Consulta Falta Total no


documento dinero entidad u personal- atendido
horario suministros
inadecuados

Fuenti Encuesta de hogares desplazados y receptores de las localidades de Bosa, Usme, Suba, Kennedy,
Rafael Uribe y Ciudad Bolívar de Bogotá, Septiembre de 2005.

En materia de vacunación infantil se encontró en ambas poblaciones una


proporción similar de esquemas incompletos de menores de un año y se eleva a 68%
en desplazados y un 72% en receptores; aunque desciende en el grupo de 1 a 4 años
a 25% y 20%, respectivamente. Estos preocupantes hallazgos se corresponden con la
identificación de enfermedades inmunoprevenibles como uno de los problemas
prioritarios de salud, y ponen de manifiesto fallos en la capacidad de prevención de
los servicios de salud y en las estrategias de protección y control de las enfermedades
de la infancia, las cuales tienden a agravarse por las precarias condiciones de vida de
la población, y aumentan la vulnerabilidad y riesgo de los menores de enfermar y
morir por causas prevenibles.

Un dato que sobresalió en esta indagación hace referencia al mayor porcentaje de


niños vacunados que de niñas en ambos subgrupos de edad, aspecto que debe
estudiarse para el diseño y ejecución de programas de aumento de cobertura y de
intervenciones, con el fin de evitar inequidades de género.

En relación con la salud de las mujeres, al momento de la encuesta, 7,7% de las


desplazadas entre los 14 y 49 años estaba embarazada y 4,7% de las receptoras. La
asistencia al control prenatal (al menos una vez durante la gestación) en ambas

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poblaciones fue relativamente similar, 25% y 27,2% respectivamente, es decir, que
más del 70% de las gestantes no había acudido a consulta del embarazo. Además, el
porcentaje de mujeres que refirió haber asumido algún pago por la consulta prenatal
fue de 25% en las gestantes receptoras y 12,5% en las desplazadas. Pese a ello, el 95%
de las mujeres de los dos grupos calificó la atención recibida como buena o muy
buena.

Aunque el porcentaje de mujeres receptoras embarazadas fue cercano al promedio


nacional de 4,2% reportado por la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de
Profamilia del año 2005, los resultados en mujeres desplazadas son alarmantes
comparados con los del componente de la encuesta sobre situación de las mujeres
desplazadas (Ojeda y Murad, 2005) que mostró una reducción en la cantidad de
mujeres embarazadas entre 2000 y 2005 de 7,9% a 5,7%, y un porcentaje de no
asistencia a la atención prenatal de sólo 31,3%. Y preocupa también la elevada
proporción de mujeres que refirió haber tenido embarazos terminados en pérdidas o
abortos, 29% en desplazadas frente a un 25% en receptoras, datos de nuevo
superiores a lo encontrado en la citada encuesta en la que el promedio nacional era
de 17,5%, y en mujeres desplazadas, de 21,8%.

Finalmente, en cuanto a la práctica de la citología vaginal en el último año, la


proporción fue baja en ambas poblaciones, solo el 40,4% de las mujeres receptoras y
el 38,8% de las mujeres desplazadas en edad reproductiva, porcentaje que asciende a
71,4% y 68,8% de examen alguna vez en la vida. Esto coincide con los hallazgos de
Profamilia en la que se reportan índices no satisfactorios de práctica rutinaria de este
examen de detección precoz del cáncer de cuello uterino de 38,1%.

Diferencias en el acceso y uso de servicios de salud de la población


desplazada según su inclusión en el registro oficial de población
desplazada

Los datos revelan la existencia de desigualdades en materia de acceso a servicios y


atención entre desplazados y receptores. Sin embargo, la situación de precariedad y
vulnerabilidad de los desplazados aumenta según si estos han sido o no reconocidos
y según su inclusión en el sistema de registro oficial SUR (hoy SIPOD), requisito
necesario para recibir los beneficios especiales y diferenciales como víctimas.

En esto la encuesta ilustra claramente el comportamiento de las variables de


afiliación, utilización, pago por servicios y calidad según la inclusión en el SUR de los
hogares. En general, los datos muestran que no existen diferencias importantes en la
percepción sobre la salud, la presencia de enfermedad crónica y el reporte de
enfermedad en el último mes entre población reconocida e incluida en el SUR y los
no registrados. Sin embargo, el aseguramiento como mecanismo para garantizar el
acceso a servicios fue más del doble entre los incluidos fgráfico 11) y en estos fue
menor el número de las personas que no usaron servicios cuando estuvieron
enfermas. La ausencia de necesidad ("el caso era leve") como causa de no utilización

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fue mucho menor en no registrados, 14,2% frente a 36,4% en incluidos, y la no
atención más alta, 14,2% frente a 9,4%.
Yo fui al centro de salud. Fui con ella a abrir historia. Me colocaron problema por
esta carta, porque llaman a la Red y que no sale en el sistema y que no se qué.
Entonces yo le dije no pues ustedes me van a coger como un niño pequeñito
para allá y para acá. Que me fuera para Marichuela, de Marichuela me mandan
para Santa Librada, entonces yo le dije al maniese que maneja el computador, le
dije no me mamen mas galleé. Yo se que ustedes tienen toda la autoridad de
atenderme porque soy desplazado y esta carta comprueba que ustedes pueden
atenderme y si yo ese papel lo hubiera hecho en la casa, yo le acepto de que de
pronto sea una mentira, pero ustedes tienen toda la forma de atenderme.
Entonces a lo que ya me vio p u t e r ¿qué hizo?, le colocó un sello y echó una firma
ahí y me dijo: "Vaya saque fotocopia de esos papeles para recibírselo ahorita yo
mismo y listo", y de una vez me atendieron la niña Y la razón que me dan para no
atenderme era que porque yo no salgo en sistema. (Entrevista hombre
desplazado, barrio Alfonso López, localidad Usme. Bogotá, septiembre de 2005.
En: Restrepo, 2005:31).

Pero parece que la inclusión en la base de datos del SUR no es aún garantía
suficiente para obtener los servicios.
El mismo caso tenemos todas las mujeres que se les está presentando ese caso.
Las borran del sistema porque aparecen y porque las estaban atendiendo antes.
O sea, llegaron a Bogotá, las empezaron a atender y de repente... Y de repente
ahorita, hace por ahí tres meses para acá, están sacando toda la gente del sistema
y les dicen: "Ustedes aparecen en otro departamento con otro carné”. Entonces,
¿porqué hacen eso?, por vengarsen [sic] de la gente, y la gente está grave, grave.
(Testimonio de mujer desplazada. Taller con mujeres desplazadas, localidad de
Ciudad Bolívar, julio 9 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:33).

Los hogares desplazados no incluidos en el SUR reportaron un gasto


significativamente mayor en consulta, medicamentos y hospitalización (gráfico 13).
La proporción de personas que consultó los servicios cuando estuvo enferma fue
mayor entre no registrados (83% frente a 58% en desplazados en el SUR) y 32,5% de
ellos (cerca del 20% en reconocidos) tuvo que pagar algún valor por la consulta y por
los medicamentos (23% frente a 14%). Casi el doble de estas personas refirió no
haber recibido los medicamentos o haberlos tenido incompletos (50% frente a 29%

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en registrados). Aunque el porcentaje de hospitalización fue similar, entre los no
incluidos el pago del total o una parte de los servicios fue mucho mayor, 54% frente
a 29% en los incluidos.

Una proporción también mayor de personas no reconocidas dijo haber tenido


problemas con la consulta, el doble (13%) que en la población en el SUR, siendo las
razones de falta de dinero para pagar los servicios el 15%, frente al 1% en registrados.
La demora para recibir atención fue también superior, 35% frente a 26% (gráfico 14).

Barreras de acceso desde la perspectiva de los servicios de salud


El acceso es la interacción entre las necesidades de salud y de atención de las
personas y los servicios de salud, en la que están implicados factores de la población,
de los prestadores y de las relaciones que entre ellos se establecen (en el caso
colombiano mediadas por el aseguramiento), los cuales propician u obstaculizan las
posibilidades de hacer uso de los servicios en caso de necesidad (OPS/OMS, 2002;
Aday y Andersen, 1992; Eslava y otros 1999).

Las evidencias hasta aquí aportadas sugieren la existencia de importantes barreras


para el acceso a los servicios: económicas, como la imposibilidad de pagar por los
servicios a pesar de la relativa protección que ofrece el aseguramiento;
administrativas, impuestas por los trámites y procedimientos de las instituciones
implicadas en la atención; las derivadas de las limitaciones de la respuesta en
integralidad, continuidad y enfoque apropiado a las necesidades de la población; de
información y conocimiento sobre derechos, trámites y horarios de atención en los
servicios; geográficas, manifiestas en la calificación de la distancia y tiempo hasta el
proveedor, y culturales expresadas en la falta de confianza en los médicos y la mayor
credibilidad en prácticas populares y tradicionales (Naranjo y Hernández, 2005;
Naranjo y Russy, 2005; Jiménez y otros, 2005).

De manera general, estas limitaciones se presentan en las dos poblaciones


estudiadas, pero los datos también revelan que la magnitud de los eventos es
desigual y mayor en los desplazados. Y aunque la percepción sobre los factores
causales de estas limitaciones son diferentes entre distintos actores, trabajadores de
hospitales y aseguradoras (Naranjo y Russy, 2005; Jiménez y otros, 2005; Hernández y
Naranjo, 2005) coincidieron con la población y sus líderes en señalar la existencia de
diversas barreras que limitan el que las personas puedan acceder y utilizar
efectivamente los servicios de salud, lo que se hizo evidente en la existencia de una
brecha entre los contenidos normativos que definen una ruta de atención y los
distintos recorridos que en la práctica hace la población (anexo 2) (Hernández y
Álvarez, 2005).

Desde la visión de los funcionarlos, existen múltiples situaciones que limitan la


atención necesaria a la población desplazada, con ciertas diferencias frente a la
población receptora, las cuales pueden ser agrupadas en dos grandes categorías:
barreras de fuera del sistema de salud y barreras propias del sistema de salud, de su

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forma de organización, gestión y atención.

La primera y más importante barrera extrasectorial encontrada en este estudio tenía


que ver con los mecanismos y tiempos establecidos para el reconocimiento de la
situación de desplazamiento según lo establecido en la Ley 387 y sus normas
reglamentarias. De manera general las personas desplazadas se ubican en uno de dos
grupos: aquellas que han sido incluidas en el registro oficial SUR a quienes se
reconocen derechos con enfoque diferencial y las que no han sido registradas, por
rechazo de su declaración, para quienes la respuesta a sus necesidades es asimilable a
la ofrecida para la demás población pobre y vulnerable.
No se puede (atender a los que no están en el SUR). Por eso es que hay que tratar
de captar al desplazado apenas llega a la ciudad. Ellos podrían ser cubiertos por el
PAB (Plan de Atención Básica) o por el proyecto que se va a desarrollar [...]
Podría ser atendida como participante vinculado pero tendría que pagar.
(Entrevista a funcionario asistencial del Hospital Pablo VI de Bosa, mayo 16 de
2005. En: Jiménez y otros, 2005:19).

De la mano de estos problemas en el proceso de reconocimiento se identificaron


deficiencias en el funcionamiento del sistema y flujo de información entre la entidad
responsable del registro (Red de Solidaridad Social, hoy Acción Social) y las
entidades del sistema nacional de atención integral al desplazado. Para el caso, tanto
las bases de datos del SGSSS a cargo del Ministerio de la Protección Social y de la
Secretaría de Salud de Bogotá (incluidos los hospitales), como las del registro oficial
SUR (hoy RUPD), tenían en 2005 problemas en sus plataformas tecnológicas y
además funcionaban con lógicas diferentes que imposibilitaban tener una
información unificada, como lo evidencian las siguientes percepciones:
La atención de la población desplazada se podría mejorar con una base de datos
actualizada. Nos gustaría que la base de datos estuviera actualizada y fuera
confiable.

Falta de tecnología básica como teléfono y conexión de larga distancia nacional,


fax o equipos de cómputo con conexión a Internet para que la información fluya
entre unidades de atención.

(Testimonios Taller funcionarios administrativos hospitales de la red pública de


primer nivel de las seis localidades en estudio. Bogotá, septiembre 7 de 2005. En:
Jiménez y otros, 2005:15).

La segunda categoría de problemas tiene que ver con la estructura y funcionamiento

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del sistema de aseguramiento en salud, particularmente en lo concerniente al
régimen subsidiado. La obligatoriedad que impone la Ley 100 de 1993 -referente a
que cada persona debe estar afiliada a una única aseguradora, se constituye en una
barrera para que las personas desplazadas puedan acceder a los servicios en virtud
de sus circunstancias. Esto porque el aseguramiento tiene un carácter regional que
limita la movilidad, y porque las personas desconocen la normatividad y las
implicaciones que puede tener el elegir una aseguradora en el municipio de llegada
si permanecen afiliados a la que tenían en el lugar en que vivían. Se presentan
entonces los llamados casos de duplicidad de la afiliación, que en la práctica se
traducen en la exclusión del sistema de salud y la negación de la prestación de los
servicios contendidos en los planes de beneficios.
Haber estado en el régimen contributivo o en el subsidiado en su lugar de origen
es un problema prioritario, porque la gente no se puede desafiliar rápidamente.
Esto conduce a que el prestador tenga que solicitar la aprobación del asegurador
en el municipio de origen. Cuando las personas desplazadas han tenido afiliación
en otro municipio los prestadores en Bogotá le dicen: "Ese carné no le sirve aquí
para nada".

El Distrito no puede desligarse de la normatividad nacional, de modo que es un


obstáculo el haber tenido una afiliación anterior a una ARS. Es un problema
porque la Ley 100 prima sobre la Ley 387.

(Testimonios funcionarios de hospitales y entidades distritales, septiembre 8 de


2004. En: Jiménez y otros, 2005:16).

Al mencionar los trámites como una importante barrera para el acceso, la población
se refería, entre otras, a la exigencia de presentación del documento de identidad
nacional, del documento que acredita su condición de desplazado y la realización de
fotocopias de documentos al momento de la atención. La obligatoriedad de este
requisito responde a la estructura del sistema de aseguramiento puesto que los
servicios le son pagados y auditados a las instituciones prestadoras por cada
individuo que han atendido. En un modelo de mercado que funciona sobre la lógica
de la rentabilidad financiera, los hospitales no solo deben ajustarse a facturar la
venta de servicios sino que también deben demostrar por qué y por quién están
haciendo la facturación, para evitar las "glosas"- y las consecuentes pérdidas
financieras.
Es un problema prioritario la falta de documento de identidad para el
aseguramiento y para la prestación de servicios, porque se requiere para el
proceso de facturación y auditoria [...] Mucha "tramitología" para acceder a los

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servidos de salud: número de fotocopias de cédula, de la carta de la RSS, para la
solicitud de medicamentos, para los exámenes; trámites en los distintos puntos
de atención de los servicios que hacen que la gente deserte y le implican recursos
adicionales en copias y en transporte. (Testimonio funcionario de hospital
público de primer nivel, Taller funcionarios hospitales y entidades distritales,
septiembre 8 de 2004. En: Jiménez y otros, 2005:17).

Falta unidad de criterio respecto de los trámites y exigencias que la población debe
cumplir cuando asiste a los servicios de salud. Pareciera que la Secretaría Distrital de
Salud imparte orientaciones para facilitar el acceso que no son suficientes o se
contraponen con estos requisitos de facturación y auditoría de los servicios de salud;
así, queda en la mitad tanto el funcionario que atiende el caso como la población
desplazada que demanda el servicio y encuentra rechazo. Además, existe un desfase
temporal y de procedimiento entre el momento en que se presta el servicio en un
hospital y el momento en que se realiza la auditoría, situación que con frecuencia se
presta para discrepancias que castigan al prestador en sus pagos y reconocimientos,
razón por la cual muchos funcionarios prefieren negar el servicio antes que lidiar con
las consecuencias de los informes de auditoría.
No hay una estandarización entre lo que dice la SDS, que hay que atender a
todos sin solicitar el documento de identificación y la auditoria que solicita las
fotocopias de los documentos o de la carta. Es decir que hay una discrepancia
entre lo que dice la SDS y lo que pide la auditoria, que glosa la cuenta sin
importar que el señor de la RSS haya dicho que la persona sí estaba incluida en el
SUR, porque la auditoría evalúa con respecto al comprobador de derechos. Un
problema adicional es el tiempo transcurrido entre la atención y la auditoria,
porque ellos solicitan el comprobador de derechos del mes en que se prestó el
servicio y no siempre es fácil contar con todos los comprobadores de todos los
meses. Falta esta estandarización de los requisitos con los que se reconoce a los
desplazados de manera articulada entre la Secretaría de Salud, los hospitales y los
auditores para definir los documentos que se solicitan. (Testimonio funcionario
administrativo, Taller funcionarios administrativos de la red pública de primer
nivel de las seis localidades en estudio, septiembre 7 de 2005. En: Jiménez y otros,
2005:17).

Un obstáculo adicional tiene que ver con el Sistema de Identificación de


Beneficiarios (Sisben). Los funcionarios mencionaron que algunas personas
desplazadas habían tenido que hacer copagos al momento de solicitar un servicio,
porque al haber respondido la encuesta en Bogotá, aparecían en el "comprobador de

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derechos"- con un nivel de clasificación. Esto a pesar que en 2005 la directriz de la
Secretaria de Salud fue que en circunstancias en que la población desplazada
hubiese sido además identificada como beneficiara de subsidios para población
pobre y vulnerable, primaba la "condición" de desplazada.

Frente a estas limitaciones, en 2006 el Gobierno distrital emitió la circular 006


mediante la cual estableció los procedimientos para garantizar la atención en salud
de la población desplazada, y se dispuso que los no asegurados podrían recibir los
beneficios del régimen subsidiado en las instituciones de la red pública, con la sola
presentación de la declaración de los hechos que motivaron el desplazamiento sin el
pago de cuotas de recuperación ni autorizaciones hasta por 90 días, mientras se
"legaliza" su inclusión en el registro oficial.

Pero la mayor barrera referida por la población desplazada y receptora, sus líderes y
los funcionarios, fue la debida a las restricciones en beneficios de los planes,
particularmente del POS-S frente a los beneficios que se garantizan en el régimen
contributivo y aquellos ofrecidos por la vía de subsidios a la oferta. Restricciones que
en opinión de las aseguradoras desestimulan el aseguramiento, para los prestadores
dificultan la atención y para los usuarios implican limitaciones al acceso y gasto de
bolsillo.
Pues es un problema en el sentido de que, qué saca un pobre usuario de llegar a
una medicina general si necesita un medicamento o un examen especial o, en el
peor de los casos, una plan de tratamiento de un especialista, y cuando le ordena
la cita, le dicen que eso no lo cubre, que no se qué. Entonces yo no saco nada con
que el médico le diga qué tiene, si el plan no lo cubre y no lo sana.

Porque el usuario ya sabe cómo es el sistema y le pasa la bola a otros. Ellos dicen:
"Yo me quedo como vinculado en un hospital, el hospital me puede prestar todo
lo que yo quiera. Primero puedo ir al hospital de la red pública que yo quiero,
mientras que si me aseguro, no. Me van a asignar una EPS primaria, una de
segundo, una de tercero y de ahí para lo que quiero hacer no me puedo salir. Si
estoy como vinculado, puedo ir a la una o a la otra y no hay ningún problema:
Todo me lo debe cubrir o todo me lo debe autorizar. No tengo que desplazarme
a una administradora a que me autorice, por ejemplo, una enfermedad de alto
costo" O sea, los usuarios tienen la concepción de que es más fácil, menos trabas
y que ese sí le hace todo, mientras que mediante con la ARS una cosas no, otra
cosas sí. (Testimonios, Taller con funcionarios administrativos de las ARS,
octubre 5 de 2005. En: Naranjo y Russy, 2005:10).

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Finalmente están los problemas derivados del modelo de atención y de gestión en
los hospitales, cuyas limitaciones son en mucho explicadas por la lógica del sistema
de seguridad social en salud. Así, se mencionaron como barreras:

a. Las que dependen de la disposición de las redes de servicios en el Distrito,


dado que la menor densidad de oferta institucional se encuentra justamente
en las áreas más deprimidas y en los lugares donde asientan la mayoría de los
desplazados. Esto se traduce en largas distancias hasta los servicios y los
correspondientes costos.
b. La fragmentación de la atención por niveles y la inoperancia del sistema de
referencia y contrarreferencia que hacen que la población desplazada se
pierda, sin que el sistema o los servicios puedan dar cuenta de su seguimiento.

Un problema prioritario de la atención en salud se debe a que la oferta está


segmentada por tipo de servicios. Tal es el caso de los medicamentos, la atención
por exámenes, etc., que se ofrecen en distintos puntos de atención. A uno van a
la consulta, pero para los exámenes de laboratorio tienen que trasladarse a otro
punto de atención del hospital, en algunos casos distante. Esto tiene que ver con
el modelo de gestión (habilitación y acreditación), centrado en los costos de los
servicios en el sistema de seguridad social en salud; y aunque es una barrera para
toda la población, en los desplazados las limitaciones se agravan para su
movilidad, por ejemplo por la falta de recursos para el transporte.

Hay problemas con el sistema de referencia y contrarreferencia a segundo y


tercer nivel. Un problema importante en la atención a población desplazada se
presenta en la contrarreferencia de los pacientes o en la continuidad de su
atención. Por ejemplo, Bosa I nivel remite a Bosa II nivel y en este remiten al
paciente olímpicamente a Tunal o Kennedy, entonces la persona prefiere no ir
por el costo del transporte. (Testimonios funcionarios asistenciales, Taller con
funcionarios asistenciales y administrativos de la red pública de primer nivel de
las seis localidades en estudio, septiembre 9 de 2005. En: Jiménez y otros,
2005:18).

c. El incumplimiento en los beneficios otorgados, como la negación de exámenes


diagnósticos o la no entrega de medicamentos o su entrega incompleta.
d. El desconocimiento de los funcionarios sobre los derechos de los desplazados que

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los lleva a negar la atención o a exigencias por fuera de la ley.
Una situación que permanentemente pasa con la desinformación de los
funcionarios es que cuando llega esta información, llega a los directivos y jefes y
estos no la pasan o la demoran en pasar. La información no baja y si baja es muy
lento el proceso, de meses.

Cuando un funcionario ya está más o menos con sus normas claras y específicas y
las está aplicando, lo cambian, y viene un funcionario nuevo y vuelven los
problemas. Cuando ya está capacitado, a los dos o tres meses ya ese funcionario
no está ah í. Esta situación se presenta todo el tiempo en los hospitales, y como
es allí donde la población directamente va, pues allí también comienzan los
problemas, porque no se da información veraz o lo peor ni siquiera se informa
algo, se deja a la gente otra vez volando. Esta situación es terrible. (Testimonios
funcionarios administrativos, Taller con funcionarios de ARS, octubre 10 de 2005.
En: Naranjo y Russy, 2005:14).

e. La falta de tecnología básica (teléfonos, fax, conexión nacional de telefonía,


Internet) en los centros de atención para que la información fluya de manera
ágil y efectiva y redunde en la atención oportuna.

Empero, la barrera más importante en relación con las características del modelo de
atención, está en su falta de integralidad, oportunidad, continuidad y calidad, y su
inadecuación cultural. Los desplazados se quejan del trato discriminatorio y los
funcionarios reconocen la baja respuesta a problemas específicos y prioritarios para
los cuales, en ausencia de una clara directriz de política, el marco legal y los procesos
de organización de los servicios de salud no son una respuesta.
Es que hay algo muy importante es el respeto hacia lo espiritual también,
revisémoslo, de pronto uno allá llegaba más rápido al pueblo, uno aquí se pierde,
de pronto nosotros recalcamos según nuestra religión, nuestras costumbres,
nuestra medicina tradicional, nuestras creencias, pedimos que se nos respeten,
porque nosotros creemos en cosas de la naturaleza como son la oscuridad, el
agua, el fuego, todas estas cosas que no fueron y están presentes. (Testimonio
líder indígena desplazado, Taller interlocalidades, julio 23 de 2005. En: Ariza,
2005:17).

Estas nuevas evidencias soportan la ya larga lista de dificultades y barreras para el


acceso expresadas por la población que son de presentación común, y revelan las

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limitaciones de la orientación asistencialista de las políticas sociales y de salud para la
atención de los desplazados, que demandan un cambio estructural.

R espuestas com unitarias: lim ites y posibilidades de las


organizaciones de población desplazada
Si la respuesta estatal es limitada e insuficiente, ¿qué hace la población desplazada
para enfrentar este hecho? La organización de la población y su participación activa
es un mecanismo de respuesta y la estrategia principal de exigencia de servicios y
derechos, y es una de las formas de trabajo más usadas por la población desplazada.
En este sentido se hizo un acercamiento a las organizaciones de población
desplazada—, a sus expectativas, logros y limitaciones.

El abordaje estuvo orientado a analizar el papel y grado de involucramiento de las


organizaciones de población desplazada en el desarrollo de la política de atención a
población desplazada en forma general y, en particular, su aporte y visión respecto al
tema de salud y de acceso a los servicios de salud. Teniendo en cuenta la
normatividad vigente, que explícita la necesidad y prioridad de la participación de la
población en el diseño y desarrollo de acciones que les beneficie, se exploró su grado
de organización, los problemas que enfrentan en este propósito, las expectativas de
su accionar y su acción al respecto.

Las organizaciones de población desplazada: quiénes son y cómo


actúan

Las organizaciones que participaron en el estudio tienen como base la agremiación


de grupos de familias que de manera voluntaria se afilian para exigir el cumplimiento
de los derechos consignados en la normatividad. De las 17 organizaciones que
aceptaron la convocatoria, trece están legalizadas como organizaciones comunitarias
de base con personería jurídica lo cual facilita la consecución de apoyos y recursos
de trabajo para sus proyectos.

La mayoría (12 de 17) figuran como asociaciones y reportan un total de 2.726


familias afiliadas. Casi la mitad de ellas (47%) son de reciente conformación (menos
de tres años), aspecto que limita su acción por el débil vínculo con otras
organizaciones o mesas de trabajo de población desplazada y por el escaso
conocimiento de las redes institucionales de apoyo (gráfico 17).

Del total de líderes encuestados, 65% de ellos expresó la vinculación activa de su


organización a mesas de trabajo sobre desplazamiento (distritales y nacionales);
espacios donde se tratan temas relacionados como la situación y defensa de los
derechos de las mujeres y los derechos humanos, además de iniciativas o
mecanismos locales de participación y acción social, tales como las juntas de acción
comunal o los comités locales de atención a desplazados.

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En estos espacios de intervención, las organizaciones objeto de estudio, mantienen
una voz permanente para hacer visible el fenómeno del desplazamiento, su
magnitud e impactos, además de las nuevas y muy complejas situaciones urbanas
que los afectan, entre ellas, la inseguridad, las barreras de acceso a los servicios de
salud, las precarias condiciones de vida y las dificultades para el acceso a empleo,
generación de ingresos, vivienda y alimentos.
GRÁFICO
Organizaciones de población desplazada estudiadas, según
tiempo de existencia. 2005.

Sin datos 11%

9 y más arlos 6%

5 a 7 años 12% ,1 0a3arws47%

3 a 5 artos 24%

Fuenti Encuesta de organizaciones convocadas. Septiembre de 2005.

La mayoría de los representantes y miembros de estas organizaciones fueron líderes


de organizaciones comunitarias, gremiales o sindicales en su lugar de origen. Su
experiencia organizativa, espíritu de liderazgo y las dificultades que enfrentan en la
ciudad los ha impulsado a conformar nuevas organizaciones o a participar de
manera decidida en las existentes en Bogotá como forma de acción social y política.

Casi la totalidad de las organizaciones centran su actuar en la combinación de


acciones de abogacía hacia el cumplimiento general de los derechos consagrados en
la Constitución, la Ley 387 de atención a población desplazada y las sentencias
emitidas por la Corte Constitucional, con las actuaciones de apoyo directo a sus
afiliados. Las acciones que denominan directas hacia sus afiliados, son la asesoría y el
acompañamiento a las familias para la realización de trámites que tienen como
objeto ser reconocidas como sujetos y familias desplazadas y ser beneficiarías de los
apoyos y subsidios del Estado. Una muy pequeña proporción de organizaciones
centra su trabajo en la realización de programas concretos de atención en salud,
promoción de la afiliación en salud y gestión de espacios de acogida tales como
hogares de paso o comedores comunitarios.

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A pesar de la diversidad de objetivos de acción, constituye un eje central de la acción
colectiva de todas las organizaciones, el control social sobre las instituciones
estatales del ámbito distrital y nacional responsables de la atención a la población
desplazada.

En el actuar de las organizaciones, a veces cíclico y conflictivo dentro y fuera de ellas,


y siempre azaroso, se ve de forma creciente la acción colectiva que se compromete e
interpone acciones legales contra las instituciones del Estado (tutelas y demandas) o
acciones a las que llaman "acciones políticas, legítimas, pacíficas, de hecho" como la
toma de parques, iglesias, zaguanes de instituciones del Estado o locales privados
vacíos, todo ello para hacer visibles las sentidas necesidades que permanecen sin
cambio, exigir los derechos consagrados en la normatividad y la jurisprudencia, y
alertar a la sociedad acerca de su indiferencia frente a la situación que viven.

En los talleres y espacios de discusión, se hizo evidente que lo que motiva a las
personas desplazadas a organizarse es la necesidad de ser reconocidas como víctimas
y no como actores del conflicto o como "migrantes económicos" o "turistas sociales",
como han sido denominados por representantes del alto Gobierno y algunos
funcionarios. De allí que el proceso de declaración de la condición de desplazado
forzado por la violencia constituya un campo de acción y motor de organización, en
tanto reivindicación legitima necesaria para la recepción de las ayudas estatales.

Después del contacto inicial con familiares y amigos, lazo primario que tiene la
población desplazada para asentarse en Bogotá, las organizaciones sociales son para
los desplazados recién llegados, el primer vínculo con la ciudad y el mecanismo de
orientación y apoyo, porque contribuyen a tejer redes que facilitan el acceso a la
información, la apropiación de los procedimientos institucionales, la identificación y
manejo básico del medio urbano, y con ellos, el acceso a los medios para la
realización de los derechos tutelados.

La permanencia en estas nuevas organizaciones está también motivada por un


sentido de solidaridad, responsabilidad y compromiso de su animadores y afiliados,
que se traduce en oportunidades para estar presentes en espacios donde se motiva
su participación tanto para el análisis de las problemáticas que los afectan como
para la búsqueda de alternativas en la defensa de sus derechos y la búsqueda de
soluciones para sí mismos y para otras poblaciones desplazadas y comunidades
víctimas de la violencia que resisten en sus territorios de origen. Otras razones, que
expresan los desplazados como motivaciones para formar parte de organizaciones se
relacionan con la posibilidad de acceder a procesos de capacitación, el intercambio
de información con instituciones nacionales e internacionales, además del acceso y
diálogo con las instituciones del Estado. La organización se convierte así en un
vehículo de integración y un motivo más de vida y arraigo a la ciudad.

Capacidad de incidencia en las políticas públicas y en los programas


de atención a desplazados

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Un propósito expresado de manera persistente es la posibilidad de incidir en la
"opinión pública" y en "las políticas públicas", en tanto la organización se convierte
en interlocutor o mediador de la interacción entre tomadores de decisiones y la
población afectada. Para líderes y lideresas la participación en estos espacios "es un
instrumento para hacer denuncias y consolidar habilidades de participación
comunitaria", para presentar propuestas y proponer cambios.

Estas expectativas contrastan con las debilidades y obstáculos que enfrentan para la
participación efectiva y la incidencia en las políticas, porque no existe un correlato
efectivo entre las acciones de la organización y la garantía efectiva de los derechos
ciudadanos. Dicho de otra manera, el quehacer fervoroso y comprometido de las
personas organizadas que pugnan por la búsqueda de soluciones estructurales a los
problemas que las aquejan, chocan con la escasa acción del Estado y sus
instituciones en la satisfacción de sus demandas, aspectos que generan decepción y
desconfianza.

Entre los factores expresados como asociados a la baja incidencia en el cambio de


condiciones de la población desplazada, se señalaron: las relacionadas con el
contexto social y político del país y la permanencia del conflicto armado, c) aquellas
sujetas a las equívocas respuestas del Estado que privilegian a los victimarios en
detrimento de las víctimas; los problemas de seguridad de los activistas; las
debilidades asociadas a la dinámica interna de las organizaciones, y los problemas
derivados de la cultura organizacional de las instituciones del Estado y de su forma
de concebir la participación.

En materia de seguridad se resaltó como problema importante las amenazas contra


quienes ejercen el liderazgo de las organizaciones. Muchos líderes y lideresas han
tenido que desplazarse en la ciudad por ser actores visibles de sus organizaciones;
otros han desaparecido o han sido asesinados. Adicionalmente, sus asentamientos y
ámbito de trabajo organizativo están en territorios conflictivos y sus reivindicaciones
se suman a los conflictos territoriales ya existentes, y a las disputas por los recursos y
el control de las zonas que se habitan. De allí que afirmen que la sociedad los percibe
como actores y no como víctimas del conflicto armado interno. Y en tanto
sospechosos, son tratados como un potencial peligro y riesgo social. Esto no solo es
una forma de expresión de la violencia y sus diversas manifestaciones urbanas, sino
que es percibido como una estrategia para mantener fracturadas las redes sociales y
las acciones colectivas.

Los desplazados piensan que sus voces no tienen impacto ante las instituciones, y
que sus proyectos no son de interés para la opinión pública. Por el contrario, su
presencia genera desconfianza y suscita amenazas.
Si hacemos una movilización social, una protesta, somos filmados y luego nos van
desapareciendo uno a uno, así es muy difícil. Estamos huyendo todo el tiempo.
(Taller líderes desplazados, junio 28 de 2005. En: Gutiérrez, 2005:10).

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Otras limitaciones tienen que ver con las mismas organizaciones y su fragilidad. En
este aspecto, un obstáculo importante es la desarticulación entre ellas y la
proliferación de organizaciones que parece no tener en realidad población
desplazada, situaciones que hacen difícil la representación real y legítima de esta
población en escenarios de toma de decisiones o de planificación y gestión.

Pensamos que la organización debiera y puede hacer mucho, pero encontramos


en este momento una debilidad, una fractura muy fuerte y es que no podemos
trabajar en conjunto como una organización única, comunitaria y colectiva,
porque hay mucha polarización de fuerzas y somos buenos o somos malos
dependiendo del lado del que nos paremos o se paren quienes nos señalan; razón
por la cual nuestras organizaciones no pueden ser fuertes, no hacen un trabajo
continuo que integre a toda la población. (Testimonio líder desplazada, Taller
con líderes de organizaciones de población desplazada, junio 28 de 2005. En:
Gutiérrez, 2005:10-11).

Hay muchas organizaciones que son de papel y lápiz y no de carne y hueso. Estas
se mueven con gran maestría en los espacios de participación y en las
instituciones. A veces cobran para sacar un mercado, para lograr cosas para
otros, logrando apoyos para una población inexistente. Por eso hemos tratado de
meternos a estas mesas de desplazados para que se beneficien los que sí son de
carne y hueso. Hoy en día hay más de 200 y la mayoría de estas organizaciones
existen solamente en el documento. Algunas solo están sacando provecho para
ellos y nosotros que tenemos más de 200 familias tenemos que estar. (Entrevista
a líderes desplazados, junio 22 de 2005. En: Conversa y Álvarez, 2005:13)

Por último están las dificultades relacionadas con las instituciones propiamente.
Para las organizaciones un "cuello de botella" evidente es la cultura institucional que
impide que las demandas de los desplazados entren de manera clara y orgánica en
los planes programáticos ya definidos, percibiendo que la participación es un
ejercicio de validación de propuestas preestablecidas en los que las reales, nuevas y
cambiantes demandas de los desplazados no tienen cabida.

No hay participación real de los desplazados, la participación se reduce a


reuniones en las que las instituciones gubernamentales recogen listas de
asistentes para legitimar sus acciones. (Testimonio líder desplazada, Taller con
líderes de organizaciones de población desplazada, junio 28 de 2005. En:
Gutiérrez, 2005:11).

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El verbo participar se conjuga así: Yo participo, Tú participas, Ellos deciden.
(Testimonios de líderes desplazados. Bogotá, reunión de líderes de
organizaciones de población desplazada, Defensoría del Pueblo, mayo de 2005.
En: Gutiérrez, 2005:11).

Ahora bien, en el caso de la población indígena desplazada y los afrocolombianos la


dinámica es distinta. Como resultado de las estrategias utilizadas por muchos años
para enfrentar y resistir los embates de la discriminación, de la negligencia estatal, de
la expulsión de sus territorios y de la violencia, se mantienen como colectivos en la
ciudad y mantienen sus prácticas ancestrales y costumbres. En la mayoría de los
casos viven cerca los unos de los otros y en los mismos asentamientos.
Entonces, como las tribus indígenas, hemos sido como organizadas... Como para
eso siempre ha habido una persona, y como uno ya conoce cómo se trabaja allí,
entonces yo empecé también a difundir esa información y fue así que se llegó a la
fecha y concretamos como íbamos a hacer la toma y el momento de hacer la
toma [...] Es así que el 21de marzo, eso fue muy rápido, se iban dando cosas, pero
a la vez íbamos buscando como salidas. Sí, siempre, como quedarnos en que
espere que el gobierno nos dé y tal vez nosotros hemos sido indígenas que
también damos alternativas para ver qué otras soluciones encontramos. (Historia
de vida líder indígena desplazado, fundador del caserío Cerezos del Huirá,
localidad Rafael Uribe, julio 6 de 2005. En: Restrepo, 2005:12).

Las organizaciones y sus afiliados opinan que su capacidad de influencia es mínima y


tutelada, y en la práctica no existe un diálogo adecuado entre sus demandas y las
realizaciones que las instituciones plasman en sus programas. Los desplazados
esperan medidas estructurales que les permitan acceder a condiciones básicas y
dignas de vivienda, empleo, educación y salud, entre otras, y las instituciones centran
su acción en medidas transitorias, de emergencia, asistenciales que no se
compadecen con las necesidades.

No obstante estas dificultades, líderes y lideresas consideraron que en alguna medida


organizarse y reconocerse como colectivos les ha permitido la inclusión, el respeto y
la subsistencia, siendo un recurso para enfrentar y amortiguar los efectos del
desplazamiento, y que hay oportunidades que abren espacios importantes para la
participación y el cambio. Una de ellas es la sentencia T-025 de 2004 de la Corte
Constitucional que insta a las instituciones a garantizar el restablecimiento y goce
efectivo de derechos para los desplazados, y explícita la necesidad de contar con la
participación de la población en todas las fases de la formulación, seguimiento y
evaluación de las políticas, estrategias y acciones. Igualmente se resaltó la especial
atención y visibilidad que la política gubernamental de la ciudad de Bogotá ha dado

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al problema del desplazamiento y a los temas de la participación, a través de la
creación y fortaleciendo de las mesas de trabajo con los desplazados y la iniciativa de
una política distrital de participación que trascienda la mera consulta y active los
mecanismos de una democracia participativa real (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2005).

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STE ENTR AMA DO DE DATOS y relatos da cuenta de las condiciones
de vida y bienestar de la población desplazada y de cómo el desplazamiento

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constituye un factor adicional de vulnerabilidad y exclusión en salud. Advierte
también sobre las limitaciones de la política sanitaria para responder
apropiadamente a la complejidad de los problemas y determinantes sociales de la
salud, y de la necesidad de avanzar en un horizonte que haciendo de la salud un
derecho fundamental, reconozca las particularidades y diversidad de la población
desplazada, y la importancia de enfoques integrales e integrados para su inclusión
social.

En este capítulo final se sintetizan las principales evidencias y las propuestas que
distintos actores desarrollaron durante el transcurso de la fase diagnóstica de la
investigación y de las fases subsiguientes, de los cuales se derivan importantes
lecciones sobre las relaciones entre desplazamiento y calidad de vida y se delinean
los principales retos.

Efectos del desplazamiento forzado sobre la salud


En cuanto a los riesgos, determinantes de la salud y perfiles de salud de las
poblaciones desplazada y receptora, se encuentran importantes diferencias que
tienen que ver específicamente con la condición de desplazamiento que impone una
estancia en Bogotá, como población transitoria que ha roto a la fuerza sus redes
sociales, simbólicas y materiales de supervivencia y desarrollo.

Ser desplazado significa vivir condiciones más precarias en lo material y formas de


discriminación y rechazo en los espacios socioculturales en donde se insertan, no
logrando una inclusión definitiva, ni una clara reubicación o cambio de su condición
de paso. La lucha diaria por la subsistencia constriñe las opciones para la
construcción de un proyecto de vida grupal que mejore sus trayectorias vitales o
reconstruya las redes abandonadas en sus lugares de origen.

En el interior de las familias la presión es fuerte por el día tras día y por la protección
y supervivencia mínimas. Hacia el exterior, las familias luchan por un espacio de
reconocimiento y restablecimiento de derechos no solo con las entidades del Estado,
que con poca efectividad y continuidad logran atender al menos la fase de
emergencia, sino también con la sociedad en conjunto y con sus vecinos de barrio.
Con estos comparten las condiciones indignas de vida, pero se diferencian en la
capacidad de articulación y manejo del medio urbano, cargando pérdidas múltiples
y un estigma que se difunde soterradamente e impacta su posibilidad de inclusión
social.

La población desplazada asentada en Bogotá de las seis localidades estudiadas estaba


compuesta principalmente por gente que venía de zonas rurales, la mayoría eran
mujeres, niñas, niños y jóvenes y la proporción de indígenas y población negra-
mulata fue diez veces superior que en el grupo de población receptora, lo que da
cuenta de la particular afectación de las comunidades étnicas por el conflicto.

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Las familias desplazadas y receptoras se organizan principalmente en la modalidad
de familia nuclear, pero existen otros arreglos familiares a resaltar: una alta
proporción de hogares desplazados con hijos solos, sin padres, y un porcentaje
elevado de hogares con jefatura femenina con o sin cónyuge superior en la
población desplazada que en la población receptora, y mayor a los índices de Bogotá
y el país.

La razón de dependencia infantil potencial es más elevada en la población


desplazada. Esto indica una gran carga económica familiar para mujeres y jóvenes
que pone en crisis la estabilidad de estos núcleos frente a la necesidad de asegurar
condiciones minimas para el desarrollo de sus integrantes.

En su expresión inicial el desplazamiento rompe la familia. De hecho casi la mitad de


las familias desplazadas se dispersó a partir del hecho violento y las condiciones que
implicaron la huida. Pero con el paso del tiempo, en los asentamientos se sigue
minando la estabilidad y la estructura familiar, en tanto el medio impone
condiciones de máxima precariedad material y emocional que amenazan la
subsistencia y la integración a las nuevas condiciones en la ciudad. La familia como
factor de bienestar se ve limitada para cumplir sus funciones y sus proyectos vitales,
y en consecuencia, se generan nuevas y complejas situaciones de vulnerabilidad para
la salud y el desarrollo de sus miembros.

Las condiciones de vida que experimentan las familias y personas desplazadas


asentadas en Bogotá son peores que las de la población receptora que comparte las
mismas zonas geográficas: precarias condiciones de vivienda; hacinamiento;
dificultades para mantener un acceso continuo y de calidad a los servicios públicos;
bajo acceso a los alimentos y la prioridad de compra con muy escasos recursos; gasto
elevado en arriendo, transporte y servicios; bajos niveles educativos y de asistencia
escolar, y difíciles condiciones de acceso al empleo y enganche en empleos de baja
cualificación e inestabilidad como actividades del sector informal y servicios
domésticos.

Este conjunto de riesgos y determinantes sociales afectan la salud y pueden explicar


en los desplazados la alta carga de enfermedad y muerte expresada en una peor
percepción de salud; mayor incidencia de casos de muerte infantil, materna y
violenta; elevada necesidad de servicios y menor uso; porcentajes más altos de
hospitalización, menor proporción de gestantes que acuden a los servicios de
control prenatal y bajas coberturas de vacunación y de práctica de citología vaginal.

Los problemas prioritarios de salud definidos por las dos poblaciones son diferentes
en magnitud y distribución. Se destacan en la población desplazada las alteraciones
de salud mental que se expresan de maneras diversas según el ciclo vital y el género,
se asocian con las condiciones propias del desplazamiento y se incrementan por las
precarias condiciones de vida, la inestabilidad e inseguridad que se vivencia en la
ciudad, y la limitada respuesta de los servicios sociales y de salud. Le sigue en
importancia la violencia intrafamiliar agravada por las condiciones de deterioro

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personal y familiar que suscitan formas agresivas de relación y resolución de
conflictos cotidianos, para las cuales la identificación e intervención de parte de los
distintos sectores es también precaria y desarticulada.

Para el caso, el modelo de atención en salud no cuenta con propuestas integrales y


adaptadas a la realidad de estas poblaciones que supere el evento meramente
patológico y trascienda hacia la reconstrucción cultural, social y productiva de las
personas y familias, a pesar de los bien intencionados, pero limitados programas
"psicosociales", que algunos hospitales del Distrito adelantan en atención a la
población desplazada. Si bien la intervención directa del sistema de salud frente a
estos eventos es importante, de igual manera lo es la acción conjunta con otros
sectores capaces de asegurar la superación de las deplorables situaciones ya
mencionadas.

En cuanto a la afiliación al sistema de seguridad social en salud, la proporción de


asegurados fue superior en la población receptora que en la desplazada, y también
mayor el porcentaje de afiliados contributivos. Y si bien para la población desplazada
en general aumentó la afiliación, particularmente al régimen subsidiado, al comparar
el antes y el después del desplazamiento, a su interior se encontraron importantes
diferencias. La población inscrita en el SUR tiene mayor probabilidad de ser afiliada y
de contar con un sistema de atención en salud, que la población que no logra ser
reconocida e incluida en este registro oficial. Cabe recordar que no todos los hogares
desplazados declaran su condición y que casi la cuarta parte son rechazados, lo que
los excluye como beneficiario de los apoyos estatales contenidos en la legislación,
entre ellos, la salud, la educación, los alimentos, la vivienda y la generación de
ingresos. Así las cosas, el proceso de reconocimiento y registro, y la inclusión en el
SUR se configuran en la primera barrera para acceder al sistema y a los servicios de
salud.

Pero además, los desplazados muestran mayores dificultades para el acceso a los
servicios de salud y la continuidad de la atención que la población receptora, debido
a barreras asociadas a sus condiciones económicas que les impiden el traslado a los
servicios de salud y los pagos parciales en servicios de consulta y medicamentos;
barreras geográficas de la distancia hasta los servicios de salud y la dispersión de la
red de centros de atención, y barreras administrativas de la forma como se organiza
y estructura el sistema y sus servicios. En estas últimas, la multiplicidad y
complejidad de trámites para la atención derivadas de la obligatoriedad de
identificación de los afiliados para el cobro de los servicios a las aseguradoras, de la
desactualización de las bases de datos que registran a la población desplazada, de las
dificultades de desafiliación a aseguradoras previas al desplazamiento y de la poca
información de la población y de los funcionarios de los servicios de salud acerca de
los derechos que deben garantizarse en materia de salud, fueron identificadas como
las más importantes..

Por otra parte, los planes de beneficios y la forma en que se organizan los programas
de atención se quedan cortos frente a las complejas y prioritarias situaciones de

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salud que la población desplazada requiere, particularmente en las atenciones
garantizadas en el régimen subsidiado. Los problemas de salud determinados por las
condiciones de vida y desplazamiento, exigen un diseño diferente de servicios y
atenciones en salud, no pudiendo los servicios actualmente, atender la integralidad,
diversidad, continuidad y complejidad de acciones que se requieren.

En conclusión, las evidencias muestran que:

• El desplazamiento ahonda las desigualdades y aumenta la vulnerabilidad, la


inequidad y la exclusión.
• Los desplazados están en peor situación que la población receptora, pese a
que esta tiene también altos niveles de precariedad.
• La respuesta estatal es limitada para promover la inclusión y la equidad de
dichas poblaciones, debido a la orientación asistencialista, fragmentada y no
basada en una amplia concepción y garantía de derechos ciudadanos, que
hace a la política de atención a los desplazados incapaz de lidiar con
situaciones estructurales y menos con la emergencia que significa millones de
colombianos desterrados moviéndose por el país.
• A esto se suma que la participación de la población en la definición de los
problemas y sus respuestas es escasa como consecuencia de las barreras
institucionales a la participación, de las debilidades organizativas y de la
persistencia del conflicto y sus tentáculos en las ciudades, todas las cuales
minan la capacidad de agencia de las organizaciones.
• La recuperación de lo perdido, tierras y bienes, se hace difícil por la
persistencia del conflicto, por la apropiación e instalación en distintas zonas
de los actores en conflicto y por la imposibilidad o la poca voluntad del
Estado de proteger estos predios. En los sitios de asentamiento no tienen
protección ni condiciones de vida mínimamente dignas, y la reubicación en
nuevos lugares es una labor aún insipiente.
• Esta situación de deterioro persistente de las condiciones de vida, ruptura de
redes sociales y desarraigo, que se ven agravadas por las características de la
política social y sanitaria, hacen del desplazamiento un factor de riesgo y
vulnerabilidad para la salud.
• En respuesta, la orientación de la política no garantiza el derecho a la salud, y
hace de este un derecho meritorio, mercantilizado, con énfasis curativo en

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detrimento de las acciones y dotaciones que aseguren la promoción de la
salud, el control de riesgos para la salud, la prevención de las enfermedades y
la necesaria acción sobre los determinantes sociales de salud.
• El aseguramiento no garantiza el acceso efectivo a los servicios de salud, y el
carácter curativo asistencial del modelo de atención es limitado para
intervenir los determinantes y riesgos y resolver los problemas particulares de
salud de la población desplazada. Por el contrario, la respuesta agrava la
precariedad en tanto impone costos a los usuarios en medicamentos,
transporte, trámites y servicios, que atentan contra la ya precaria seguridad
financiera de los hogares.
• Además, en los desplazados emergen con fuerza problemas de acceso a los
servicios de debidos a los engorrosos trámites del proceso de intermediación
del aseguramiento y la atención, las limitaciones de los planes de beneficios, el
carácter regional del aseguramiento que limita la movilidad y la seguridad de
la gente, y la estratificación adicional que genera la falta de inclusión en el
registro oficial de población desplazada.
• El estigma y la discriminación social que vive la población desplazada se
traslada a los servicios y sus prácticas. El desconocimiento de los derechos de
la población por parte de los funcionarios, y la baja pertinencia de las
acciones para la atención de sus necesidades particulares en salud mental,
salud psicosocial y salud sexual y reproductiva, entre otras, son comunes en
los servicios.

El desplazamiento acentúa los riesgos para la salud y contribuye a aumentar las


condiciones de vulnerabilidad y exclusión social, y junto con la falta de
reconocimiento de las circunstancias y riesgos asociados al desplazamiento, a la
diversidad cultural de la población y a la necesidad de un enfoque de derechos,
diferencial y afirmativo, acrecientan las desigualdades injustas y evitables en
condiciones materiales de vida, resultados en salud y acceso a servicios de un
importante sector de la población que habita la ciudad.

Por ello, avanzar en la protección y garantía del derecho a la salud para la población
desplazada implica una reorientación de la política social, un serio compromiso con
la justicia social y en ella con la redistribución, el reconocimiento y la acción positiva
hacia poblaciones en condiciones de vulnerabilidad extrema. Restituir sus derechos a
las víctimas es una tarea inaplazable, y en ello la política de salud y las condiciones
para una buena salud deben ser uno de los puntales de la acción estatal y ciudadana.

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Propuestas de los actores para avanzar en la garantía del
derecho a la salud para la población desplazada
En el proceso de devolución, validación y profundización de los datos obtenidos en
la fase diagnóstica de la investigación durante el primer semestre de 2006, se
realizaron varios talleres de trabajo en los que se socializaron los hallazgos y se
compararon con datos obtenidos por otras instituciones y organismos de
cooperación internacional. Los distintos actores (población desplazada, funcionarios
de los servicios de salud, directivos de los hospitales, agencias, instituciones y grupos
que atienden a la población desplazada, e investigadores) ratificaron los resultados y
avanzaron en clasificar y priorizar problemas y niveles de intervención, y en delinear
algunas acciones para superarlos.

Los problemas de acceso fueron agrupados en tres grandes ejes: 1) problemas


relacionados con el registro y reconocimiento de la condición de desplazamiento
forzado, 2) problemas asociados con el aseguramiento y la afiliación al sistema
general de salud en la ciudad, y 3) problemas relacionados con la prestación de los
servicios y la adecuación del modelo de atención en salud a las necesidades y retos
derivados de la situación de desplazamiento, de los que se formularon objetivos,
líneas de acción y actividades, como se muestra en la tabla 8.

En relación con el proceso de reconocimiento y registro, salvo las referencias a las


mejoras en el sistema de información, no se lograron mayores desarrollos por
considerar que la intervención en este aspecto escapa la acción de los actores del
sector salud. Se sugirió la importancia de mejorar la información entre instituciones
y de estas con la población.
TABLA I rv u u ie m d b ____•

f:
n ____l_ i __________ ________ _______ ___
p a ra ei d t t e s ü d ios seiviciob u e bdiuu
y p ro p u e s ta s d e in te r v e n c ió n

Objetivo Lineas de acción Actividades


Eje 1. Proceso de reconocimiento y registro
Diserto de una base de Realizar un diagnóstico mLerno en las Insutucio-
datos única nacional nes para estandarizar la tecnología y garantizar el
sobre población acceso a la base de datos.
desplazada, creada por
la Red de Solidaridad
Social, el Ministerio de
la Protección Social y la
Secretaría de Salud para
Mejorar y realizar la consulta de
consolidar el manera inmediata.
sistema de Capacitación Diserto de un programa de manejo de la base de
Información datos a cargo de la Red dirigido a funcionarios de
sobre la Secretaría de Salud y de los hospitales.
desplazados.
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Capacitación permanente a los funcionarios en
derechos y deberes de la población desplazada.

Programa de capacitación a la población despla­


zada sobre sus derechos en salud.
Mejoramiento del Creación de un boletín dingldo a la población
proceso de divulgación desplazada para informarla sobre los trámites y
de información. procesos para acceder a los servicios de salud

Eje 2. Aseguramiento y afiliación efectiva


Creación de un sistema Registro automático de la población y conexión
de registro nacional para en red nacional del sistema de registro.
población desplazada.

Generación de espacios Vinculación de las ARS a las mesas de trabajo


de participación para local.
Garantizar
generar un proceso
d acceso de Impulso desde las ARS de un trabajo comunitario
de acción y atención
la población con los líderes de la población desplazada para el
intersectorial
desplazada a diseño de estrategias de participación social más
los servicios activas y efectivas acciones de atención en res­
en cualquier puesta a las necesidades de la población.
lugar del país.
Desarrollo de una Diseño de un programa de comunicación para
estrategia efectiva de pablarión desplazada y funcionarios de las Insti­
comunicación masiva tuciones sobre procedimientos para el asegura­
en el tema de salud para miento y la atención en salud y beneficios a que
población desplazada. tiene derecho la población.

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TABLA
í© Continuación

Objetivo Lineas de acción Actividades


Desarrollo de programas Diseño conjunto entre hospitales yARSe impulso
de prevención y de programas de promoción y prevención especí­
promoción para la ficos para la población desplazada.
población desplazada.
Eje 3. Prestación de servicios y modelo de atención
Concientización de Creación de un archivo en cada institución con
la gerencia de bs los documentos necesarios (fotocopia de la carta
hospitales sobre la y de la cédula) para que cuando la persona retor­
necesidad de simplificar ne al servicio no se le pidan más documentos.
los trámites para Capacitación a los funcionarios para que prime la
Disminuir los la atención de los condición de desplazado sobre la de afiliación en
trámites para desplazados. el sistema de información.
el acceso de
Que el funcionario referente de población des­
la población
plazada de cada hospital recoja los argumentos y
desplazada a
evidencias necesarias para discutir con la gerencia
los servicios
los cambios y medidas necesarias para mejorar la
de salud atención.
Estandarización de Reunión de los hospitales y la Secretarla de Salud
los líneamientos para con las firmas auditoras, para acordar los criterios
la auditoría de los para ia auditoria comunes a codos y simplificar los
hospitales. procedimientos.
Diagnóstico de la Amplia divulgación del diagnóstico local con ge­
población en cada rentes y funcionarios de los servicios.
localidad, con énfasis en
Generar una Socialización de los resultados de la investigación
los problemas definidos
política de de la Pontificia Universidad laveriana'
como prioritarios.
intervención
integral para Sensibilización a los Promoción de proyectos de atención integral
mejorar el funcionarlos distritales e ¡ntersectorial por parte de bs gerentes de los
modelo y la sobre la situación de hospitales.
calidad de la salud y problema de la
atención de población desplazada.
la población Creación de comités Presentación de una petición formal por parte de
desplazada. locales para la atención los gerentes de los hospitales para la creación de
de bs asuntos de la un comité bcal que aciende los asuncos de a po­
población desplazada. blación integralmente.

Fuentes: Talleres con población y funcionarios de los servicios de salud de la red pública de las
localidades en estudio y funcionarios administrativos de las administradoras del regimen subsidiado.

C op yrig h te d m aterial
Septiembre a noviembre de 200S.

Sobre el aseguramiento en salud el objetivo fundamental es unlversalizar la


cobertura, y se recomendó fortalecer el conocimiento en derechos de los
funcionarios e involucrar a las empresas responsables del aseguramiento en salud
subsidiado ARS en los espacios locales y comunitarios de trabajo con desplazados.

En lo relacionado con la prestación de servicios y el modelo de atención se sugirieron


medidas sobre trámites y procesos de auditoría para los hospitales y el sistema de
instituciones que atienden población desplazada.

Por último, los funcionarios asistenciales de la red pública propusieron alternativas


de solución para cada uno de los cuatro grandes problemas de salud priorizados
(tabla 9): el maltrato infantil que encuentra justificaciones para su intervención por
las consecuencias físicas y psicológicas sobre los menores. La desnutrición en niños y
niñas en tanto representa un factor de riesgo para la presentación de otras
enfermedades. Los problemas de comportamiento en niños, intento de suicidio en
jóvenes, depresión en adultos y adultos mayores que interfieren las relaciones y
ponen en riesgo la salud física. El embarazo no deseado en adolescentes por el mayor
número de jóvenes desplazadas en comparación con otros grupos, y los riesgos que
de él se derivan.

Los datos y relatos y estas primeras propuestas fueron recogidos en la fase siguiente
de la investigación realizada entre 2008 y 2009 cuando se construyó
participativamente la política de salud para la población desplazada víctima del
conflicto armado interno (Hernández y otros, 2008). En esta se definieron el enfoque
y valores de la política y los objetivos y acciones estratégicas, tanto sectoriales como
intersectoriales, a manera de una respuesta integral a las condiciones de salud y su
goce efectivo mediante la atención y acción integradas.

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TABLA
Problemas prioritarios de salud,
objetivos y acciones de intervención.

Problema Objetivo Lineas de acción

Aumentar la cobertura de Ampliación del número de casos pagados para


atención al maltrato infantil la atención en el primer nivel, a través del Plan de
en los hospitales. Atención Básica PAB, en los hospitales.

Simplificación de los trámites de referencia y con-


c trarrefereneja.
c

o Sensibilizar a la comunidad Aumento de la planta de personal de salud mental


2 y a los funcionarios en la en cada hospital.
es identificación de casos.
5 Diseño de un programa de capacitación dirigido a
la población sóbrelas consecuencia del maltrato

Divulgación con la población de las lineas de de­


nuncia sobre violencia doméstica.

C o p y rig h te d m a teria l
Continuación

Problema Objetivo Líneas de acción

Sensibilizar y capacitar al Programa de capacitación de los funcionarios


personal de salud de los sobre normas de seguridad alimentara y sobre la
hospitales en el diagnósti­ identificación y diagnóstico de casos y la efectiva
co y remisión de casos de remisión a las instituciones especializadas para la
problemas nucricionales en inclusión de los casos en los programas de alimen­
niños. tación y nutrición

Educar a la comunidad en Diseño de una estrategia para el trabajo intersecto­


alimentación y nutrición. rial y la capacitación de la comunidad sobre hábi­
tos alimenticios y nutrición adecuada.

Establecer que los proble­ Definición y difusión de una política de salud


mas de salud mental sean mental.
vistos como problemas de Capacitación de los funcionarios en los problemas
salud pública. de salud mental frecuentes en los desplazados y su
diagnóstico y manep.
Redefinición de los componentes de la atención
psicosocial para el desarrollo de un enfoque apro­
piado para la situación de los desplazados.
Trabajo intersectorial para el desarrollo de un pro­
ceso de recuperación progresivo y constructivo de
la salud mental y colectiva.
Aumentar la cobertura de Atención psicológica para todas las personas des­
atención en salud mental plazadas.
de la población desplazada.

Dagnosocar efectivamen­ Atención de todos los miembros de la familia.


te los problemas de salud
Capacitación de profesionales para el adecuado
mental de la población des­
diagnóstico, con particular acención a la problemá­
plazada.
tica de los jóvenes.

Conocer las necesidades es­ Realización de diagnóstico participativo local


pecíficas de la población en
materia de atención.
Desarrollar trabajo con los y Caracterización de los y las jóvenes en las locali­
las jóvenes desplazados so- dades.
bre la importancia del tema Reorientación de los programas de salud sexual y
de la salud sexual y repro­ reproductiva.
ductiva.
Trabajo intersectorial para el abordaje integral de
los y las jóvenes en materia de salud sexual y re­
productiva.

Fuente:T alleres con funcionarios asistenciales de la red pública de hospitales de las localidades en

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estudio. Septiembre a noviembre de 2005.

El proceso participativo de diseño de la política integró en varios espacios sucesivos


de trabajo, construcción, negociación y acuerdo al conjunto de actores diversos de
diferentes sectores: la población desplazada, la Secretaría Distrital de Salud con todas
sus dependencias, las instituciones públicas del sistema integral de atención a
población desplazada en la ciudad (Secretaría de Integración Social, Secretaría de
Hábitat, Secretaría de Gobierno, Secretaría de Hacienda, entre otras), el Ministerio
de la Protección Social, organismos internacionales de cooperación y ONG
nacionales, entre otros.

Orientada por una visión de la salud como derecho universal y ciudadano y por
enfoques poblacional, territorial, de determinantes sociales y de diversidad cultural,
étnica de género y generación, la política explicitó dos ejes estratégicos, el sectorial y
el intersectorial, y bajo estos delimitó grandes temáticas de intervención, objetivos y
acciones. El fin último se traduce en su título: Por la equidad, el reconocimiento, la
inclusión social y el goce pleno del derecho a la salud. Política pública de salud para
la población desplazada víctima del conflicto armado interno asentada en Bogotá
D.C. 2008-2016 (Hernández y otros, 2009).

El primer eje estratégico, el sectorial, integra cuatro grandes temas que en las
distintas rondas de discusión alcanzaron una amplia y minuciosa definición, ellos
fueron:

• La garantía del acceso universal y equitativo a servicios integrales de salud con


enfoque diferencial a través del modelo de aseguramiento vigente.
• La disponibilidad y calidad de servicios integrales de salud, individuales y
colectivos, considerando la diversidad cultural, étnica, de género y
generación, además de la condición diferencial que impone el
desplazamiento forzado.
• El rediseño del modelo de atención en salud hacia uno intercultural,
diferencial, integral e integrado basado en la acción intersectorial.
• La participación social y comunitaria orientada a la exigibilidad del derecho a
la salud y a la intervención de la población en la toma de decisiones y en el
seguimiento y evaluación de las políticas.

El eje estratégico ¡ntersectorial se centró en señalar la necesaria intervención sobre


los determinantes sociales para la salud, y se comprometió con la restitución de los
derechos vulnerados a la población para asegurar el desarrollo de la salud. Incorporó
propuestas frente a campos problemáticos relacionados con los siguientes objetivos:

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• Garantizar el reconocimiento oportuno y eficiente de la situación de
desplazamiento forzado y de la población víctima, y acceso inmediato a la
ayuda humanitaria de emergencia.
• Satisfacer las necesidades de vivienda digna, con acceso a servicios públicos,
en lugares adecuados y seguros.
• Garantizar el derecho a la tierra y a la indemnización por los bienes
abandonados forzadamente y su improductividad, y territorios colectivos en
la ciudad para las comunidades étnicas desplazadas.
• Garantizar a los más pequeños acceso a sala cunas y jardines infantiles; acceso
gratuito y obligatorio a la educación primaria, secundaria, técnica y
universitaria para las niñas, niños y jóvenes desplazados y acceso gratuito a la
educación de la población adulta.
• Garantizar la soberanía y la seguridad alimentaria y nutricional integral.
• Generar oportunidades de empleo, fomentar el desarrollo de habilidades y
capacitación para el trabajo y desarrollar proyectos productivos sostenibles
para la generación de ingresos, además de garantizar a los trabajadores
protección de los riesgos del trabajo y pensión para los mayores de edad.

El proceso concluye con una propuesta de modelo de seguimiento y evaluación, y un


compendio importante de indicadores de procesos y resultados para su monitoreo.

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Bibliografía
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conclusiones y recomendaciones del balance de la política pública de atención integral a la
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nuevo milenio, la. ed. Barcelona: Icaria Editorial. Descargado de: www.Acnur.
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Anexo 1
Diseño y enfoque m etodológico g en eral

E L EN FO Q U E G E N E R A L de la investigación fue sistémico, multimétodos,


participativo (Checkland, 1981; Midgley, 2000) y estableció un diálogo directo entre
investigadores y tomadores de decisiones del sector salud en distintos niveles. Se
desarrolló en tres fases:

• Diseño participativo de la investigación (2003-2004): trabajo de campo y


construcción del protocolo de investigación.
• Diagnóstico participativo: recolección y análisis de información para la
construcción de líneas de base (2005-2006).
• Definición de los procesos de cambio, seguimiento y formulación de
recomendaciones: formulación participativa de la política pública de atención
a la población desplazada víctima del conflicto armado interno (2008-2009).

La fase II diagnóstica, o de estado de situación a la que se refiere esta publicación, fue


concluida en diciembre 2005 y validada con actores sociales institucionales y no
institucionales durante el primer semestre de 2006.

En ella se combinaron métodos y técnicas cualitativas y cuantitativas para la


recolección y análisis de información de fuentes primarias (población desplazada,
población receptora, líderes de la población desplazada y funcionarios
administrativos y asistenciales del nivel central, de los hospitales de la red pública de
primer nivel y de las aseguradoras del régimen subsidiado) y fuentes secundarias
(estudios, investigaciones, bases de datos, sistemas de información).

Se definieron ejes estructurantes y categorías para el análisis cuantitativo como


cualitativo de las percepciones y experiencias de la población y la triangulación de la
información. Los ejes fueron cuatro: el antes y el después que hizo referencia a la
comparación de los sujetos en dos momentos marcados por el desplazamiento, el
género, la etnia y el ciclo vital. Los tres últimos introducidos en virtud de las
diferencias sociales y biológicas de la población. Las categorías de análisis por su
parte, se organizaron en seis aspectos centrales: demografía; aspectos sobre el
desplazamiento; condiciones de vida y respuesta institucional; situación de salud;
aseguramiento, acceso y uso de servicios de salud; organización, participación
comunitaria y capacidad de agencia.

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Para conocer la magnitud de los problemas sobre condiciones de salud y
características del acceso y uso de servicios de salud, se realizó un estudio de corte
transversal que incluyó una muestra de población desplazada y no desplazada de las
localidades de Usme, Bosa, Kennedy, Rafael Uribe, Suba y Ciudad Bolívar, calculada a
partir del acumulado de declaraciones recibidas por la Personería Distrital—,

El cálculo de la muestra, se hizo bajo el supuesto de una prevalencia de percepción


de la enfermedad (p) de máximo el 50%; una confiabilidad del 95% y un error
factible (e) del 5%.

no
(1.96). p(Vp)
Po
1 + no/N e2

Declaraciones Hogares Hogares


Localidad Porcentaje %
por localidad desplazados receptores

Usme 584 17,2 68 68


Bosa 428 12,6 50 50
Kennedy 574 16,9 67 67
Rafael Uribe 505 14.8 59 59
Suba 311 9,2 37 37
Ciudad Bolívar 996 29,3 116 116
Total 3.398 100,0 397 397

Sobre la muestra de población desplazada se describió la situación de salud y se


analizaron los factores que condicionan su acceso y uso de servicios. Luego se realizó
un análisis comparativo entre la situación sanitaria de la población desplazada y la
de la población receptora local, mediante la comparación de prevalencias de
diferentes características.

La información se obtuvo mediante encuesta de hogares incluyendo variables


ampliamente validadas en investigaciones previas con población desplazada y en
otros estudios nacionales, regionales o locales, adaptadas al contexto de esta
investigación. Una vez realizada la prueba, la encuesta fue ajustada y aplicada
durante el mes de septiembre de 2005 al número de hogares estimados para cada
localidad que se identificaron y accedieron a través de los contactos logrados,
durante el trabajo cualitativo previo y que garantizaron un alto nivel de aceptación y
respuesta.

Se encuestaron 400 hogares de desplazados y 400 de población receptora


equivalentes a 2.082 personas desplazadas y 1.705 receptores de las seis localidades.

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Distribución de la población encuestada por localidad

P o b la c ió n d e s p la z a d a P o b la c ió n r e c e p t o r a
N o. L o c a l id a d T o ta l
H o g ares P erso n as %

5 Usme 69 358 17,2 70 274 16,1 632


7 Bosa 68 383 18.4 68 294 17,2 677
8 Kennedy 48 257 12.3 49 201 11.8 458
11 Suba 45 243 11,7 45 176 10.3 419
18 Rafael Uribe 46 217 10,4 45 205 12.0 422
19 Ciudad Bolívar 124 624 300 123 555 32.6 1.179
T o ta l 400 2 .0 8 2 1 0 0 ,0 400 1 .7 0 5 1 0 0 ,0 3 .7 8 7

La encuesta recolectó información relacionada con las siguientes variables:


condiciones y dinámica del desplazamiento, apoyos institucionales y proceso de
declaración y registro para desplazados; características demográficas de la población
y composición de los hogares; condiciones de la vivienda, saneamiento ambiental y
acceso a servicios públicos; variables socioeconómicas como niveles educativos y
asistencia escolar, empleo y fuerza de trabajo, gasto de los hogares, disponibilidad de
alimentos y cuidado de los menores; datos sobre necesidades de salud y de atención
y factores de riesgo (morbilidad sentida, percepción sobre enfermedad, salud
infantil, vacunación y salud sexual y reproductiva en mujeres entre 14-49 años).

Incluyó variables relacionadas con la atención y la percepción sobre barreras para el


acceso a los servicios de salud; variables de acceso potencial que predisponen y
capacitan para el uso; del proceso de aseguramiento y afiliación al sistema de
aseguramiento en salud; del conocimiento e información sobre derechos y deberes,
afiliación y mecanismos, trámites y procedimientos para el uso; variables de gasto y
de distancia y tiempo hasta los servicios, y variables de conocimiento de programas
de promoción y prevención. También variables de acceso realizado o uso de servicios
de promoción y prevención, consulta externa y hospitalización; razones de no uso de
servicios; gasto por servicios utilizados y satisfacción con la atención.

Los datos de las encuestas fueron procesados usando un programa de captura y se


analizaron utilizando los paquetes estadísticos SAS y STATA. Se obtuvieron
distribuciones de frecuencias simples y, mediante el uso de tablas de contingencia, se
exploraron algunas asociaciones y se calcularon los riesgos relativos indirectos con
sus intervalos de confianza asociados para evaluar tanto la estimación puntual de la
magnitud de las asociaciones como el grado de su precisión.

Mediante talleres participativos locales, entrevistas colectivas a grupos focales,


entrevistas individuales en profundidad y etnografías, el abordaje cualitativo de la
población tuvo carácter exploratorio en aspectos difíciles de abordar mediante

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métodos cuantitativos, y de profundización para comprender el contenido de las
variables estudiadas en la encuesta, buscar explicaciones a los hallazgos, mostrar las
diferencias por género, etnias y generaciones e identificar problemas y soluciones.
Una categoría que se abordó de manera exclusiva desde este enfoque fue el
significado y percepción sobre el desplazamiento y sus consecuencias.

Se realizó también un taller que congregó durante un día completo familias de las
distintas localidades en un espacio alterno, y tuvo como objeto profundizar en
aspectos insuficientemente resueltos en las actividades locales, particularmente en
relación con una visión más exhaustiva sobre la concepción de salud y la puesta en
común de propuestas para mejorar el servicio y la atención en salud, y que consideró
las diferentes características de la población. Permitió además realizar una actividad
en las que a través del arte se exploró la perspectiva de los niños (69 en total) sobre
la relación salud y desplazamiento.

Con el fin explorar la capacidad de agencia para responder a los problemas de salud
se trabajó con líderes de organizaciones comunitarias y de desplazados. El proceso
estuvo orientado a analizar el papel y grado de ¡nvolucramiento de las
organizaciones en el tema de salud y de acceso a los servicios, a partir del estudio de
la normatividad vigente, la identificación de problemas prioritarios, del análisis de
sus causas y niveles de intervención y de la construcción de cursos de acción
definiendo la responsabilidad de los diferentes actores sociales e institucionales y el
papel de las organizaciones.

El trabajo con funcionarios asistenciales de la red pública de primer nivel de las


localidades en estudio buscó conocer la información de que disponen los hospitales
sobre los riesgos y problemas prioritarios de salud de la población desplazada,
estudiar las barreras al acceso y los mecanismos puestos en marcha para superarlas y
proponer cambios para el mejoramiento de la respuesta. En tanto, el trabajo con
funcionarios administrativos estuvo orientado a develar los problemas para el acceso
y uso de servicios derivados de la operación de los hospitales, de las modalidades de
contratación, del funcionamiento del sistema de información y de las relaciones
entre sectores.

Con las aseguradoras del régimen subsidiado el trabajo incluyó una encuesta sobre
características del aseguramiento y del acceso y uso de servicios de los afiliados (que
fue respondida de manera incompleta por solo seis de las quince empresas
habilitadas para la operación del RS) y talleres con funcionarios orientados a
construir una visión común sobre los factores que dificultan y posibilitan la atención
que debían ser considerados en las decisiones y compromisos de los niveles de
dirección de las empresas.

Adicionalmente, la investigación avanzó en la interacción con otros proyectos,


instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales e internacionales en la
construcción de redes institucionales y agendas locales, y consolidó sus relaciones y
escenarios de divulgación y discusión de problemas y soluciones en lo que se llamó el

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Diálogo de proyectos, instituciones y organizaciones que trabajan en salud de la
población desplazada en Bogotá (Naranjo y Hernández, 2005).

En general el trabajo participativo fue una estrategia pedagógica que agregó


comprensión, profundidad y conocimiento de la realidad para todos los actores
involucrados. La devolución permanente de la información organizada y analizada,
ejes, categorías y variables, fue la base para el análisis y profundización cognitiva de
los actores sociales e institucionales vinculados al proceso investigativo.

Talleres, entrevistas, grupos focales y conversatorios con la población fueron


grabados en audio, transcritos y complementados con grabaciones en video y
registros fotográficos y artísticos. A partir de las categorías, ejes y unidades de análisis
definidos se elaboraron esquemas conceptuales, se seleccionó la sintaxis interna
(estructura simbólica) y líneas discursivas de los testimonios, y mediante matrices en
las que se compiló la información por categoría, se estableció el patrón de
regularidades en el discurso de los participantes y se cruzó la información de varias
fuentes.

La información del trabajo con líderes e instituciones fue sistematizada en matrices


de análisis, tarjetas y carteleras resumen e incluyó un análisis de la coherencia
interna de las propuestas y de los acuerdos y desacuerdos en los cursos de acción. La
información secundaria sobre hospitales y aseguradores fue triangulada con lo
obtenido en talleres y reuniones.

El análisis de conjunto se realizó en etapas sucesivas mediante triangulación— de


datos, fuentes y actores (Vera, 2005; Vera y Villalón, 2005; Olsen, 2004; Arias, 2000) a
partir de los ejes y categorías definidos para describir y comparar la situación de
salud y los factores determinantes del acceso entre las poblaciones y las
explicaciones de dichos hallazgos, así:

• Análisis de la información y construcción de la perspectiva independiente de


cada actor (poblaciones, líderes, funcionarios de hospitales y aseguradores) a
partir de fuentes primarias y secundarias.
• Triangulación de la perspectiva de los distintos investigadores sobre el trabajo
cualitativo con las poblaciones.
• Triangulación de fuentes primarias (trabajo cualitativo y encuesta) y fuentes
secundarias sobre la perspectiva de las poblaciones.
• Triangulación de información sobre hospitales, aseguradores y poblaciones.

Conforme los modelos teóricos adoptados, el estudio de la situación de salud,


riesgos y determinantes tuvo en cuenta el modelo de análisis de determinantes, y el
análisis de acceso puso en juego la perspectiva de individuos, hospitales y
aseguradores sobre barreras, factores posibilitadores e iniciativas de intervención

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según las dimensiones de la protección social.

En relación con los factores determinantes y de riesgo, su identificación e


intervención, diversos autores refieren la existencia de una estrecha relación entre
determinantes físicos, biológicos, económicos, psicosociales, políticos y culturales, y
la incidencia o prevalencia de morbilidad, discapacidad y mortalidad en una
población (Townsend, 1990; Wilkinson, 1996; Marmot, 2001; Berkman y Lochner,
2002; Evans y otros, 2002; Beck, 1992). La OMS (WHO, 2002) ha llamado la atención
sobre el peligro que los riesgos encarnan para el bienestar de la humanidad, incluida
la violencia como un problema de salud pública (WHO, 2002a). Reconoce que los
riesgos de los países ricos son generalmente fruto de la abundancia en tanto que, los
de los más pobres, son principalmente fruto de la escasez. Sugiere que los riesgos en
los países de desarrollo medio y bajo se concentran más en los sectores pobres y
marginados de la población, los más vulnerables a su exposición.

Rose (2001) y Marmot (2001) por su parte han señalado que para identificar los
determinantes y factores de riesgo que explican la enfermedad es menester estudiar
las características de una población en el tiempo o en comparación con otras
poblaciones y que el estudio de las diferencias marca una distinción respecto del
rango de exposición y del tipo de políticas y estrategias de intervención. Al respecto
Berkman y Lochner (2002) destacan que tanto las investigaciones como las
estrategias de prevención deben ser dirigidas a entender y modificar los
determinantes de salud al más amplio nivel poblacional, y con un enfoque que se
fundamente en el reconocimiento de la interconexión entre las esferas biológica,
física, del comportamiento y socioambiental de la salud (Feola y Bazzani, 2001).

Una forma de responder integralmente a los determinantes y riesgos en salud desde


las políticas públicas han sido los sistemas de protección social. En su manejo existen
distintas interpretaciones de las que se reconocen al menos dos posiciones: una
centrada en la superación de la pobreza y otra con énfasis en el capital humano y el
desarrollo sostenible y equitativo. En esta última se inscribe el enfoque de las
dimensiones y funciones de la protección social de la OPS y la OIT (OPS-OMS, 2002)
que se nutre del ideario universalista y de derechos humanos de la salud y la
seguridad social, y cuyo mayor desafío es garantizar protección social universal en
salud superando la exclusión y reduciendo o eliminando las inequidades en
cobertura, acceso y calidad.

Desde esta perspectiva, el objetivo es desarrollar "intervenciones públicas orientadas


a garantizar el acceso de los ciudadanos a la atención a la salud digna y efectiva y a
disminuir el impacto negativo tanto económico como social de sucesos personales
adversos como la enfermedad o el desempleo o generales como los desastres
naturales sobre la población o sobre los grupos sociales más vulnerables” (OPS-OMS,
2002:4). Para ello, las cuatro condiciones imprescindibles para garantizar la
realización de los derechos son el acceso a los servicios, la segundad financiera del
hogar, la dignidad en la atención y la participación social, lo que implica trabajar
simultáneamente en las funciones de rectoría, financiamiento, aseguramiento y

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provisión de servicios del sistema de salud.

Ficha metodológica
Tipo de estudio: sistémico, participativo, multimétodos.

Localidades estudiadas: Ciudad Bolívar, Usme, Bosa, Kennedy, Rafael Uribe Uribe y
Suba.

Fuentes primarias: población desplazada, población receptora, líderes de la


población desplazada y funcionarios administrativos y asistenciales del nivel central,
de los hospitales de la red pública de primer nivel y de las aseguradoras del régimen
subsidiado.

Fuentes secundarias: estudios, investigaciones, bases de datos, sistemas de


información.

Métodos: estadística descriptiva, tablas de contingencia, riesgo relativo, análisis


narrativo, triangulación.

Técnicas: encuesta por entrevista, grupos focales, entrevistas en profundidad,


talleres, etnografías, ejercicios de priorización y árbol de problemas.

Instrumentos: encuestas de hogares, guía general de abordaje cualitativo, formatos


de caracterización de organizaciones, guías de trabajo cualitativo con funcionarios,
encuesta de aseguradores y formatos de inspección de documentos.

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Población
Trabajo de campo
consultada

400 encuescas de hogares desplazados 2.082 personas


400 encuescas de hogares receptores 1.705 personas
18 visitas de reconocí miento a localidades 3 visitas/localidad
10 calieres participativos locales con población desplazada
317 personas
(2 asentamientos indígenas en Rafael Uribe y Ciudad Bolívar)
1 caller incerlocalidades con población desplazada 96 personas
1 caller arce-juego en taller ínter localidades 69 niños
2 entrevistas a grupos focales de población desplazada 20 personas

S entrevistas en profundidad con población desplazada 5 personas


1 historia de vida líder desplazado l persona
4 entrevistas en profundidad con población recepcora 4 personas
1 entrevista a grupo focal de receptores 10 personas
3 talleres jóvenes desplazados y receptores Ciudad Bolívar 59 personas
4 talleres con líderes de organizaciones de población desplazada 23 personas
1 entrevista colectiva representantes Mesa Distrital Atención desplazados 6 personas

3 talleres funcionarios administrativos y asistenciales hospitales red


38 personas
pública primer nivel
2 talleres con funcionarios de ARS 28 personas
2 reuniones de trabajo con gerentes y directivos de hospitales 15 personas

T o ta l p o b la c ió n c o n s u lt a d a

Población desplazada 2.678

Población receptora 1.719

Funcionarios
G erentes y d irectivo s hospitales red pública 15

Asistenciales y ad m in istrativo s red pública 38

ARS 28

Total 4.478

C o p y rig h te d m a teria l
Los métodos y el proceso de investigación en discusión

• El enfoque sistémico, multimétodo y participativo del estudio contribuyó a


mejorar la calidad de los resultado pero a la vez hizo complejo el proceso de
sistematizar evidencias provenientes de tantas fuentes (desplazados,
receptores, líderes, funcionarios de hospitales, representantes de ARS,
entidades de gobierno-agencias-ONG), recogidas con métodos y técnicas
cuantitativos y cualitativos por investigadores de distintas disciplinas y
perspectivas teóricas para su interpretación. No obstante, el ejercicio de
triangulación por etapas adelantado resulta de máximo interés porque
implicó una construcción colectiva y sucesiva del conocimiento que impone
nuevos desafíos metodológicos para su divulgación y para el desarrollo de los
acuerdos y propuestas de las etapas siguientes.
• El componente cuantitativo de esta investigación no fue una encuesta basada
en una muestra aleatoria de la población desplazada y receptora debido a la
invisibilidad de la población desplazada en los mapas de la ciudad. Esto
teóricamente podría restringir la capacidad para extrapolar algunos hallazgos
puntuales, como por ejemplo la frecuencia absoluta de coberturas o de uso
de servicios. Empero sigue siendo una encuesta basada en población lo cual le
añade validez a los principales hallazgos como por ejemplo, las desigualdades
entre población receptora y desplazada para condiciones de vivienda,
socioeconómicas y acceso a servicios.
• El objetivo de mejoramiento de las políticas de atención en salud para la
población desplazada que supuso la interacción con los tomadores de
decisiones en el contexto distrital, fue un proceso cruzado por múltiples
cambios en la dirección de la entidad territorial, tensiones permanentes entre
los actores del sistema y dificultades en las articulaciones interinstitucionales.
Pese a ello, el proyecto mantuvo el respaldo de la autoridad sanitaria, dada la
vigencia de los hallazgos y la contundencia de las evidencias. La complejidad
del estudio, derivada de la interacción con tan diversos actores y del uso y
aplicación de los resultados en términos de las políticas públicas en el distrito,
se constituye en un reto para las propuestas de mejoramiento de la situación
de salud de la población desplazada en el país como se demostró más tarde

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en el proceso de construcción participativa de la política pública de salud
para los desplazados en Bogotá, ampliamente referenciada.
Un resultado no definido pero previsible en virtud del carácter participativo
del proyecto fue la construcción de un mapa de las posturas de los distintos
actores más allá del discurso demandante de los desplazados y de las
posiciones defensivas de las instituciones. La mayor claridad sobre los tipos de
problemas y sus causas, la definición y justificación de prioridades, la
formulación de alternativas de solución o cursos de acción, y la consideración
sobre los efectos probables y los obstáculos para la realización, mostraron
coincidencias entre actores y propiciaron un lenguaje y una práctica que
facilitaron la comunicación.
Con estos insumos, otro reto del proyecto fue lograr acuerdos entre los
actores y madurar las iniciativas sobre las que se basó el proceso de diseño y
puesta en práctica de los cambios por parte de la Secretaría Distrital de Salud.
Este paso requirió la socialización, el amplio debate y la validación de los
resultados del diagnóstico y de las discusiones teóricas asociadas,
convirtiéndose en un escenario más complejo aún, cuyo principal reto, entre
otros, fue develar y lograr una clara definición de lo que se entendía por
intervención en políticas de protección social en salud.

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Anexo 2
Ruta (b a rre ra s y p o tencialid ad es) de a cc e so
a los s e rv ic io s de salud para la población
d esp la za d a a se n ta d a en Bogotá, 2005

EN DESARROLLO de las dos primeras fases del proyecto de investigación entre


2003 y 2005 se realizó este ejercicio de construcción de una ruta de atención, el cual
fue discutido, ajustado, complementado y mejorado con el aporte de distintas
personas y organizaciones (Hernández y Álvarez, 2005; Álvarez J.I., 2004; Hospital
Vista Hermosa, 2004; Grupo Funcional Salud Pública, 2005) sobre los elementos del
esquema y la comprensión de las diferencias e interacciones entre los contenidos de
las normas y las situaciones que viven las personas.

Tuvo como propósito identificar las barreras y oportunidades para el acceso de la


población desplazada a los servicios de salud en Bogotá, sus factores condicionantes
y los niveles de intervención y responsabilidad.

Muestra la situación de acceso a servicios de salud (y otros sociales) vigente en el


año 2005, que no obstante los cambios normativos y jurisprudenciales desde
entonces, y habida cuenta de la persistencia de múltiples barreras, representa un
buen panorama de las limitaciones y factores que posibilitan la atención en salud.

La ruta
De manera general se pueden dividir a las personas desplazadas en dos grupos.
Aquellas incluidas en el registro oficial (antes SUR, hoy RUPD) a quienes se
reconocen derechos con enfoque diferencial, y las no registradas para quienes la
respuesta a sus necesidades es asimilable a la ofrecida para la demás población pobre
y vulnerable. En ambos casos pueden representarse por lo menos seis situaciones
distintas de las cuales depende el acceso a los servicios de salud, tal como se muestra
en el gráfico.

Las personas desplazadas que declaran su situación ante las instancias definidas por
la ley, han sido incluidas en el sistema y deciden asentarse en el municipio receptor,
tienen derecho a elegir una administradora de régimen subsidiado (ARS) (hoy EPS
del régimen subsidiado) y a recibir los servicios de salud y los medicamentos
señalados en el Plan Obligatorio de Salud del Régimen Subsidiado (POS-S), sin tener
que efectuar ningún pago en las entidades públicas o privadas con las cuales el ente

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territorial tenga convenio.

En el esquema, la primera situación (1) corresponde a aquellas personas que


habiendo llegado a un municipio receptor, no han hecho o han decidido no hacer la
declaración. Si necesitan un servicio de salud, pueden recurrir a una institución
prestadora de servicios de salud de la red pública y acceder como participantes
vinculados, en ¡guales condiciones que la población pobre no asegurada residente,
mediante un pago que dependerá del puntaje obtenido en el Sistema de
Identificación de Beneficiarios en caso de haber contestado ya la encuesta, o del
puntaje que le asignen en la aplicación del instrumento provisional en los hospitales.

En la segunda situación (2) se encuentran quienes ya han hecho la declaración. A


diferencia del grupo anterior, pueden acceder al servicio de urgencias sin efectuar
ningún pago presentando la constancia de declaración sobre el desplazamiento,
siempre y cuando no se haya superado la vigencia de 45 días, pero las demás
atenciones dependerán de su inclusión en el registro oficial y de la afiliación a la
seguridad social.

La tercera situación (3) representa las personas que después de hacer la declaración
no fueron inscritas en el sistema de información, cuyas circunstancias y restricciones
para el acceso a los servicios son ¡guales al grupo 1.

El cuarto grupo (4) corresponde a las personas que fueron incluidas en el sistema de
información y que no han hecho libre elección de ARS, pero pueden ser atendidas
por las IPS públicas.

En la quinta situación (5) se encuentran las personas que eligieron ARS y acceden a
los servicios en los términos y con los beneficios contenidos en el POS-S; y el sexto
caso (6) corresponde a las personas que, reubicadas, conservan la afiliación hasta
cuando cesa la condición de desplazamiento, aún no aclarada por las normas.

Como se verifica en el esquema, en la práctica existen múltiples rutas. Cada una


puede a su vez ser distinta según las características de la población y depende en
mucho de la situación de aseguramiento y relación con los servicios de salud previa
al desplazamiento; del tiempo del desplazamiento, y lo que es más crítico aún, de los
trámites, procedimientos y racionalidad de la atención que limitan las posibilidades
de hacer uso de los servicios en caso de necesidad.

Son muchos los factores que actúan como barreras de acceso a los servicios y que, de
manera general, han sido agrupados en cuatro grandes tipos: los derivados del
proceso de reconocimiento, registro e inclusión sobre el desplazamiento; los
relacionados con el sistema y flujo de información entre entidades normativamente
responsables del reconocimiento y las instituciones responsables de la atención; los
del aseguramiento, y los de la prestación de servicios de salud propiamente dicha.

Entre los primeros, algunos de los principales obstáculos referidos por la población
son: la escasa información de que disponen los desplazados a su llegada al ente

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receptor sobre trámites, servicios y derechos; la falta de documento de
identificación; la desconfianza en las instituciones para declarar los hechos causantes
del desplazamiento; las demoras en el proceso que va entre la declaración y el
reconocimiento e inclusión en el registro oficial, y el desconocimiento de los
procedimientos para apelar decisiones adversas.

En relación con la información, desplazados y funcionarios reconocen que existe un


flujo deficiente por la demora en la entrega actualizada de las bases de datos entre el
ente responsable (Red de Solidaridad Social, hoy Acción Social) y las entidades
prestadoras de los servicios, y que existen contradicciones entre las bases de datos
oficiales sobre desplazamiento y el sistema de verificación de derechos en el sector
salud.

De los factores relacionados con el aseguramiento se resaltan sus limitaciones en los


procesos de libre elección, en beneficios ofrecidos por los planes, en posibilidades de
movilidad intra e interurbana y en reconocimiento e intervención diferencial sobre
riesgos.

Por último, de la atención se dice que los trámites y costos asociados de los
procedimientos para la prestación como la exigencia de fotocopias; el trato
discriminatorio en los servicios; la falta de conocimiento por parte de los
funcionarios sobre las normas y derechos de los desplazados; la fragmentación de
servicios entre instituciones y niveles de atención, y la ausencia de un enfoque
diferencial del modelo de atención que reconozca la vulnerabilidad, riesgos y
determinantes particulares de los desplazados que justifican un enfoque diferencial,
constituyen sus principales problemas.

Esta agrupación permite diferenciar aquellos factores directamente implicados con


las decisiones del sector salud y sus límites normativos, de aquellos extrasectoriales.
Apunta por tanto a identificar distintos niveles de problemas, de intervención y de
responsabilidad: decisiones que pueden ser tomadas al interior de los hospitales en
el proceso de atención; aquellas que requieren trabajo intersectorial local que puede
ser liderado por el sector salud; las que refieren a la interpretación de los
lineamientos normativos para la atención en virtud de las realidades distritales, y las
de nivel nacional que apuntan a la intervención en política y leyes sobre el sistema
de aseguramiento en el país y sobre el sistema de atención al fenómeno del
desplazamiento forzado.

Por estas razones, el ejercicio de (re)construcción de una ruta de atención en salud


resulta de gran utilidad en el propósito de mejorar la realidad de los desplazados, en
tanto permite dar cuenta de los factores que determinan las oportunidades de las
personas para realizar su derecho a la salud, y asignar responsabilidades para
fortalecer los que posibilitan el acceso y eliminar las barreras.

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R uta do a cce so a los s e r v ic io s d« sa lu d para la p o b la ció n d e sp lazad a en B ogotá 2005

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6 Asistencia htirrunccaru de


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Anexo 3
G lo sario de n o rm as g e n e ra le s y n o rm as para
la atención en salud a la población
d esp la za d a , 1 9 9 1 -2006

Instrumentos internacionales

• Declaración de Cartagena sobre Refugiados, del 22 de noviembre de 1984.


Sobre la Protección Internacional de los Refugiados en América Central,
México y Panamá. Declaración de San José sobre refugiados y personas
desplazadas, del 7 de diciembre de 1994.
• Resolución No. 53/125 del 9 de diciembre de 1998, Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, mediante la cual la
Asamblea General establece los criterios que definen el rol del Acnur en
brindar asistencia humanitaria y protección a los desplazados internos y
refugiados.
• Comisión de Derechos Humanos, Consejo Económico y Social, Naciones
Unidas, 11 de febrero de 1998. Principios rectores de los desplazamientos
internos.

Jurisprudencia

• Constitución Política de Colombia de 1991.


• Sentencia 227 de 1997, Corte Constitucional, sobre la obligación de las
autoridades territoriales de brindar medidas de protección y seguridad a la
población desplazada y de evitar su discriminación.
• Sentencia 1150 de 2000, Corte Constitucional, sobre los criterios que deben
regir la atención a la población desplazada, para garantizar la vigencia de sus
derechos fundamentales.
• Sentencia 1635 de 2000, Corte Constitucional, sobre las obligaciones

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recíprocas del estado y la población desplazada.
• Sentencia T-327 de 2001, Corte Constitucional, sobre la presunción de buena
fe en el trámite de inscripción en el registro nacional de desplazados y la
importancia de los principios rectores como parte del bloque de
constitucionalidad.
• Sentencia T -098 de 2002, Corte Constitucional. Se reitera la jurisprudencia
acerca de la protección especial de derechos de los desplazados a la
educación, la vivienda, el trabajo y la salud.
• Sentencia T-025 de 2004 (expedientes T-653010 y acumulados), Corte
Constitucional, por la cual se declara la situación de los desplazados en el país
como un "estado de cosas inconstitucional" y se imparten órdenes específicas
para la protección de los derechos de los desplazados y se fijan plazos breves
para que se remedie la vulneración de sus derechos fundamentales.
• Sentencia C-370 de 2006 (expediente D-6032), Corte Constitucional, Sala
Plena. Demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 2, 3, 5,9,10,11.5,
13,16,17,18,19, 20, 21,22, 23,24, 25, 26, 27,28, 31, 34, 37 (numerales 5 y 7),
46,47, 48, 54, 55, 58, 62,69, 70 y 71 de la Ley 975 de 2005. ”Por la cual se
dictan disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados
organizados al margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la
consecución de la paz nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos
humanitarios", y contra la ley en su integridad.

Autos de seguimiento a la sentencia T-025

• Auto 176 de 2005, Corte Constitucional, Sala Tercera de Revisión. Ordenes


relativas al esfuerzo presupuestal necesario para implementar las políticas de
atención de la población desplazada.
• Auto 177 de 2005, Corte Constitucional. Órdenes impartidas en el numeral
tercero de la parte resolutiva de la sentencia T'025 de 2004, para superar el
estado de cosas inconstitucional en materia de desplazamiento interno
forzado.
• Auto 178 de 2005, Corte Constitucional. Órdenes contenidas en los ordinales
segundo, cuarto, quinto, octavo y noveno de la parte resolutiva de la

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sentencia T-025 de 2004, impartidas para superar el estado de cosas
inconstitucional en materia de desplazamiento forzado interno.
Auto 218 de 2006, Corte Constitucional. Referencias: sentencia T-025 de 2004
y autos 176,177 y 178 de 2005. Verificación de las medidas adoptadas para
superar el estado de cosas inconstitucional declarado en la sentencia T-025
de 2004 sobre el problema del desplazamiento interno.
Auto 218 de 2006, Corte Constitucional. Verificación de las medidas
adoptadas para superar el estado de cosas inconstitucional declarado en la
sentencia T-025 de 2004, y para dar cumplimiento al auto 218 de 2006.
Auto 333 de 2006, Corte Constitucional. Referencias: sentencia T-025 de 2004
y autos 176,177 y 178 de 2005. Verificación del cumplimiento de las órdenes
impartidas a Acción Social para superar el estado de cosas inconstitucional
declarado en la sentencia T-025 de 2004 en materia de desplazamiento
interno-remisión de información para considerar la apertura de incidentes de
desacato contra funcionarios de Acción Social. Auto 334 de 2006, Corte
Constitucional. Verificación del cumplimiento de las órdenes impartidas al
Ministro del Interior y de Justicia en la sentencia T-025 de 2004 y en los autos
177 de 2005, 218 y 266 de 2006 necesarias para superar el estado de cosas
inconstitucional en materia de desplazamiento forzado interno-remisión
información para considerar apertura de incidente de desacato contra un
funcionario del Ministerio del Interior y de Justicia.
Auto 335 de 2006, Corte Constitucional. Verificación del cumplimiento de las
órdenes impartidas en la sentencia T-025 de 2004 y en los autos 178 de 2005,
218 y 266 de 2006 para superar el estado de cosas inconstitucional en materia
de desplazamiento forzado interno-remisión información para considerar
apertura de incidente de desacato contra un funcionarlo del Incoder.
Auto 336 de 2006, Corte Constitucional. Verificación del cumplimiento de las
órdenes impartidas al Ministro del Interior y de Justicia en la sentencia T-025
de 2004 y en los autos 176,177 y 178 de 2005, 218 y 266 de 2006 necesarias
para superar el estado de cosas inconstitucional en materia de
desplazamiento forzado interno-traslado informes de evaluación.
Auto 337 de 2006, Corte Constitucional. Verificación del cumplimiento de las
órdenes impartidas en la sentencia T-025 de 2004 y en los autos 176,177 y

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178 de 2005, 218 y 266 de 2006, superar el estado de cosas inconstitucional en
materia de desplazamiento forzado interno, en lo que se refiere a indicadores
de resultado.

Políticas y normas nacionales

• Ley 387 de julio 18 de 1997. Congreso de la República. "Por la cual se define el


marco jurídico para la prevención del desplazamiento; atención, protección,
consolidación y estabilización socioeconómica de los desplazados internos
por la violencia en la República de Colombia”.
• Ley 812 de junio 26 de 2003, Congreso de la República. Por la cual se aprueba
el Plan Nacional de Desarrollo 2003-2006 "Hacia un Estado Comunitario".
• Documento Conpes 2804 del 13 de septiembre de 1995. Por el cual se define
el desplazamiento y al desplazado y se incorpora el Plan Nacional para la
Atención a la Población Desplazada por la Violencia.
• Documento Conpes 2924 del 28 de mayo de 1997. Por el cual se crea el
Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada por la
Violencia.
• Documento Conpes 3057 de 1999. Por el cual se aprueba el Plan de Acción
para la Prevención y Atención del Desplazamiento Forzado.
• Documento Conpes 3115 de 2001. Por el cual se establece el mecanismo de
distribución presupuestal sectorial para el cumplimiento del Conpes 3057,
Plan de Acción para la Prevención y Atención del Desplazamiento Forzado.
• Documento Conpes 3144 de diciembre 6 de 2001. Por el cual se crea el
Sistema Social de Riesgo y Fondo de Protección Social.
• Documento Conpes 3187 del 31 de julio de 2002. Desarrollo Institucional del
Sistema Social de Riesgo y del Fondo de Equilibrio y Protección Social.
• Documento Conpes 3400 de noviembre 28 de 2005. Metas y priorización de
recursos presupuéstales para atender a la población desplazada por la
violencia en Colombia. Red de Solidaridad Social, 1999. Plan estratégico para
el manejo del desplazamiento interno forzado por el conflicto armado.
• Directiva Presidencial No. 6 del 28 de noviembre de 2001. Por la cual se dan
instrucciones para fortalecer la atención integral a la población desplazada

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por la violencia. Presidencia de la República, Ministerio de Defensa Nacional.
Política de Defensa y Seguridad Democrática, 2003.
• Acción Social, Sistema Nacional de Atención Integral a la Población
Desplazada SNAI- PD, Unidad Técnica Conjunta, 2004. Carta de derechos
básicos de toda persona que ha sido víctima de desplazamiento forzado
interno.
• Ministerio del Interior y de Justicia, Dirección de Etnias - Agencia Presidencial
para la Acción Social y la Cooperación Internacional, atención a la población
desplazada, octubre de 2006. Directriz para la prevención y atención integral
de la población indígena en situación de desplazamiento y riesgo, con
enfoque diferencial.
• Guía para la aplicación de los principios rectores de los desplazados internos.
OCHA Brookings lnstitution, 1999.
• Decreto 2569 del 12 de diciembre de 2000, Ministerio del Interior, por el cual
se reglamenta parcialmente la Ley 387 de 1997.
• Decreto 250 de 2005. Ministerio del Interior y de Justicia. Por el cual se expide
el Plan Nacional para la Atención Integral a la Población Desplazada por la
Violencia y se dictan otras disposiciones.
• Resolución 02045 del 17 de octubre de 2000, Ministerio del Interior. Por la
cual se delegan facultades constitucionales y legales y en especial, de las
conferidas por el artículo 14 de la ley 489 de 1988.
• Acuerdo 003 del 13 de febrero de 2003, Red de Solidaridad Social. Por el cual
se fijan los montos máximos para la atención en materia de estabilización
socioeconómica para el 2003.
• Acuerdo 007 del 3 de octubre de 2006, Consejo Nacional de Atención Integral
a la Población Desplazada-CNAIPD. Por el cual se crea un grupo
interinstitucional de seguimiento permanente del SNAIPD.

Normas y políticas distritales

• Decreto 624 de julio 13 de 1998, Alcaldía Mayor de Bogotá. Por el cual se


reglamentan el funcionamiento del Consejo Distrital para la Atención
Integral de la Población Desplazada por la Violencia.

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• Decreto 440 del 1 de junio de 2001 por el cual se aprueba el Plan de desarrollo
para Bogotá 2001-2004 "Para vivir todos del mismo lado”.
• Decreto 679 de agosto 31 de 2001, Alcaldía Mayor de Bogotá. Por el cual se
conforma el Consejo Distrital de Política Social.
• Decreto 93 de abril 2 de 2004. Alcaldía Mayor de Bogotá. Por el cual se
reestructura el Consejo Distrital de Política Social y se definen los criterios
básicos para la conformación de los Consejos Locales de Política Social.
• Acuerdo 02 de 1998, Concejo de Santa Fe de Bogotá D.E. Por el cual se dictan
normas para la atención integral de los desplazados por la violencia y se
dictan otras disposiciones.
• Acuerdo 119 de junio 3 de 2004, Concejo de Bogotá D.C. Por el cual se expide
el Plan de Desarrollo Económico, Social y de Obras Públicas para Bogotá D.C.,
2004-2008, Bogotá Sin Indiferencia. Un compromiso social contra la pobreza y
la exclusión.
• Plan de Acción Distrital para la atención integral a la población desplazada
por la violencia en Bogotá. Secretaría de Gobierno/UAID-RSS, octubre de
2001 .
• Plan Distrital de Atención a la Población Desplazada, Alcaldía de Bogotá,
Secretaría de Gobierno, noviembre de 2004.
• Circular 006 de marzo 16 de 2006, Secretaría Distrital de Salud. La población
desplazada no asegurada podrá acceder a los servicios de salud a través de los
hospitales de la red pública e IPS de la red complementaria, incluyendo las
acciones de promoción y prevención, atención de urgencias y acciones
contenidas en el Plan Obligatorio de Salud (POS), con la sola declaración de
los hechos que motivaron el desplazamiento ante el Ministerio Público
(personerías y procuraduría), defensorías del pueblo y juzgados.

Normas y políticas nacionales y distritales sobre salud de los


desplazados

• Ley 100 de diciembre de 1993, Congreso de la República. Por la cual se crea el


Sistema General de Seguridad Social en Salud.
• Ley 715 de diciembre 21 de 2001, Congreso de la República. Por la cual se

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dictan normas orgánicas en materia de recursos y competencias y se dictan
otras disposiciones para organizar la prestación de servicios de educación y
salud entre otros.
Ley 782 de 2002, Congreso de la República. Por la cual se crea el Sistema de
Protección Social.
M inisterio de la Protección Social, Programa Nacional de Salud 2002-2006,
julio de 2003.
M inisterio de la Protección Social - Dirección General de Promoción Social.
Lincamientos de intervención psicosocial con la población en condición y
situación de desplazamiento por la violencia en Colombia, 2006-2010.
Alcaldía Mayor de Bogotá, Secretaría Distrital de Salud. Salud a su Hogar. Un
modelo de atención primaria en salud para garantizar el derecho a la salud en
Bogotá, 2004.
Decreto 173 del 26 de enero de 1998, Ministerio de Salud. Por el cual se
adopta el Plan Nacional para la Atención a la Población Desplazada por la
Violencia.
Decreto 2131 de 2003, M inisterio de la Protección Social. Por el cual se
reglamenta el numeral 4 del artículo 19 de la Ley 387 de 1997, el último inciso
del artículo 54 de la Ley 812 de 2003 frente a la atención en salud de la
población desplazada por la violencia y se dictan otras disposiciones. Tiene
por objeto regular la atención en salud a la población internamente
desplazada y define los mecanismos de financiación según estado de
aseguramiento de la población.
Decreto 2284 del 11 de agosto de 2003, Ministerio de la Protección Social. Por
el cual se modifican los artículos 2,4, 5 y 7 del Decreto 2131 de 2003.
Resolución 001591 de mayo 18 de 1995, Ministerio de Salud. Por la cual se
fijan normas y procedimientos y se adoptan los modelos de reclamación
uniforme para el reconocimiento y pagos a las instituciones prestadoras de
servicio de salud, por conceptos de gastos médicos, quirúrgicos,
farmacéuticos y hospitalarios presentados a las víctimas de eventos
catastróficos.
Resolución 001602 de mayo 18 de 1995, Ministerio de Salud. Por la cual se
fijan normas y procedimientos y se adoptan los modelos de reclamación

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uniforme para el reconocimiento y pagos de las indemnizaciones a personas
naturales víctimas de eventos catastróficos.
Resolución 474, del 3 de abril de 2003, Ministerio de la Protección Social. Por
la cual se definen los cupos indicativos para la distribución de recursos Fondo
de Solidaridad y Garantía (Fosyga)-ECAT del sub-proyecto "Apoyo a
reclamaciones víctimas de población desplazada".
Resolución 1843 del 16 de junio de 2004, Ministerio de la Protección Social.
Por la cual se definen los cupos indicativos para la distribución de los recursos
de la subcuenta de Riesgos Catastróficos y Accidentes de Tránsito- ECAT
Fosyga- Subproyecto 4: "Apoyo Reclamaciones Víctimas Población
Desplazada".
Resolución 1835 de junio 16 de 2004, Ministerio de la Protección Social.
Recursos asignados para la intervención psicosocial a población desplazada
por la violencia.
Resolución 0369 de febrero 10 de 2006, Ministerio de la Protección Social. Por
la cual se adiciona la Resolución 3150 de 2005 y se reglamenta en el
Ministerio de la Protección Social el trámite interno de peticiones, quejas y
reclamos de la población desplazada.
Acuerdo 91 de 1998, del CNSSS, por el cual se declara como evento
catastrófico todo hecho que altere el orden público y sea consecuencia de
conflictos armados.
Acuerdo 59 de abril de 1997 del CNSSS, mediante el cual se declara el
desplazamiento masivo como evento catastrófico.
Acuerdo 44 de 1997 del CNSSS, por el cual se establece la distribución de los
recursos del impuesto social, municiones y armas para la atención de
población afectada por la violencia.
Acuerdo 77 de 1997 del CNSSS, por el cual se define la atención en salud a la
población desplazada y obliga a las ARS a la atención en el lugar donde los
desplazados asisten. Acuerdo 185 de diciembre 12 de 2000., CNSSS, por el
cual se define el procedimiento aplicable a las reclamaciones para el pago de
los servicios de salud prestados a la población desplazada.
Acuerdo 244 del 31 de enero de 2003 del CNSSS, por el cual se define la forma
y condiciones de operación del régimen subsidiado.

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Acuerdo 243 del 27 de febrero de 2003 del CNSSS, por el cual se aprueba el
presupuesto del Fosyga para el 2003.
Acuerdo 247 de julio 21 de 2003, CNSSS, por el cual se fijan las condiciones
para la prestación y pago de servicios de salud a la población en condición de
desplazamiento forzado por causa de la violencia, con cargo a los recursos de
la subcuenta ECAT del Fosyga.
Acuerdo 267 del 10 de junio de 2004 del CNSSS, por el cual se autoriza la
asignación de recursos de la subcuenta de solidaridad del Fosyga para ampliar
la cobertura en el régimen subsidiado de salud mediante subsidios parciales.
Acuerdo 270 de julio 29 de 2004, CNSSS, por el cual se modifica parcialmente
el Acuerdo 262 del CNSSS y se establecen unos periodos de contratación en
el régimen subsidiado.
Acuerdo 275 de octubre 28 de 2004, CNSSS, por el cual se definen criterios de
redistribución de recursos de la subcuenta de solidaridad del Fosyga para
ampliación de cobertura y se dictan otras disposiciones.
Acuerdo 326 de diciembre 5 de 2005 del CNSSS, por el cual se adoptan
algunos lineamientos para la organización y funcionamiento del régimen
subsidiado de los pueblos indígenas.
Circular 025, octubre 20 de 1997, Ministerio de Salud. Cobertura subcuenta
de seguro de riesgos catastróficos y accidentes de tránsito del Fosyga.
Circular conjunta Ministerio de Salud - Red de Solidaridad Social de agosto 17
de 2001 sobre instrucciones para la atención en salud y procedimientos para
el cobro de la atención. Circular 042 de noviembre de 2002. Ministerio de
Salud. Precisa las fuentes de financia- miento de la atención en salud a la
población desplazada en el marco del SCSSS.
Circular 045 de noviembre de 2002. Ministerio de Salud. Define los
procedimientos y formatos para ejecutar los contenidos de la circular 042.
Circular externa 0018 de febrero 18 de 2004, Ministerio de la Protección
Social. Lineamientos para la formulación y ejecución de los Planes
Estratégicos y Operativos del PAB 2004-2007 y de los recursos asignados para
salud pública.
Circular Externa 100 de diciembre 21 de 2004, Ministerio de la Protección
Social. Cumplimiento de la orden contenida en el ordinal quinto de la parte

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resolutiva de la sentencia T-025 de 2004 emitida por la Corte Constitucional,
relativa a los mínimos de atención a población desplazada.
Circular externa 002 de enero 14 de 2005, Ministerio de la Protección Social.
Sobre lineamientos para la evaluación del PAB 2004 y formulación del POS
2005.

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Anexo 4
G lo sario de sig la s y a b re v ia tu ra s

Acción Social: Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación


Internacional

Acnur: Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

ARS: Administradora del Régimen Subsidiado del SCSSS

CICR: Comité Internacional de la Cruz Roja

Codhes: Consejería para los Derechos Humanos y el Desplazamiento

Conpes: Consejo Nacional de Política Económica y Social

CNSSS: Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud

DABS: Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito Capital

DAÑE: Departamento Administrativo Nacional de Estadística

DIH: Derecho Internacional Humanitario

DD.HH.: Derechos Humanos

DNP: Departamento Nacional de Planeación

ECAT: Fondo para Riesgos Catastróficos y Accidentes de Tránsito del Fosyga

EDA: Enfermedad Diarréica Aguda

ENDS: Encuesta Nacional de Demografía y Salud

ERA: Enfermedad Respiratoria Aguda

EPS: Empresa Promotora de Salud del SGSSS

ESE: Empresa Social del Estado, prestadora de servicios de salud del SGSSS

Famig: Fundación de Atención al Migrante

Fosyga: Fondo de Solidaridad y Garantía

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ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar

INS: Instituto Nacional de Salud

IDRC: Centro de Investigaciones para el Desarrollo del Canadá

IRA: Infección Respiratoria Aguda

OMS: Organización Mundial de la Salud

OPS: Organización Panamericana de la Salud

PAB: Plan de Atención Básica

PID: Población Internamente Desplazada

PMA: Programa Mundial de Alimentos

PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

POS: Plan Obligatorio de Salud

POS-C: Plan Obligatorio de Salud del Régimen Contributivo

POS-S: Plan Obligatorio de Salud del Régimen Subsidiado

Profamilia: Asociación Pro Bienestar de la Familia Colombiana

PSS: Protección Social en Salud

PUJ: Pontificia Universidad Javeriana

RC: Régimen Contributivo

RIPS: Registro Integral de Prestación de Servicios

RS: Régimen Subsidiado

RSS: Red de Solidaridad Social

RUPD: Registro Único de Población Desplazada

Sisben: Sistema de Selección de Beneficiarios de Programas Sociales

Sipod: Sistema de Información de Población Desplazada

SDS: Secretaría Distrital de Salud de Bogotá

SCSSS: Sistema General de Seguridad Social en Salud

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SUR: Sistema Único de Registro de Población Desplazada

UAID: Unidad de Atención Integral a la Población Desplazada

VIH-sida: Virus de Inmunodeficiencia Adquirida - Síndrome de Inmunodeficiencia


Adquirida

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Investigadores
Pontificia Universidad Javeriana
Amparo Hernández-Bello, Facultad de Ciencias Económicas y Adm inistrativas
Martha Lucía Gutiérrez-Bonilla, Facultad de Ciencia Política y Relaciones
Internacionales
Ofelia Restrepo-Vélez, Facultad de Medicina.
Luigi Conversa, Facultad de Ciencias Económicas y Adm inistrativas

Secretaría Distrital de Salud


Luis Jorge Hernández-Flórez
John Ariza-Montoya

Asistentes de investigación:
Julia Isabel Álvarez-Rueda
Gloria Esther Jiménez-Cabrejo
Claudia Naranjo-Gómez

Auxiliares de investigación:
Jenny Russy-Torres
Maryory Pizza

La investigación "Mejorar la efectividad de las políticas de


protección social en salud para la población en situación
de desplazamiento forzado por la violencia asentada en
Bogotá" se realizó mediante convenio entre la Universidad
Javeriana, la Secretaría Distrital de Salud y la Fundación de
Atención al Migrante (Famig), con el apoyo de fondos asignados
por el Cencro Internacional de Investigación para el
Desarrollo (IDRC), Ottawa.

La colección Gerencia y Políticas de Salud es

una serie de publicaciones de los Programas

de posgrado en Administración de Salud y

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Seguridad Social de la Facultad de Ciencias

Económicas y Administrativas de la Pontificia

Universidad Javeriana.

Su finalidad es contribuir con trabajos ori­

ginales y resultados de investigación a la

reflexión, análisis y debate de los temas y

problemas más urgentes sobre la salud y el

desarrollo de los sistemas de salud.

Libros publicados en la colección: Derechos de

propiedad del seguro obligatorio de salud en

Colombia de Jaime Ramírez Moreno; Igualdad

y desigualdad: un enfoque crítico de la justicia

social en salud de Román Vega Romero.

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1. Para ampliar la Información el lector interesado puede consultar los
materiales del proceso y resultado de la tercera fase del estudio, cuyo objetivo
fue la construcción partlcipativa de la política pública de salud titulada Por la
equidad, el reconocimiento y el derecho a la salud de la población desplazada
víctima de la violencia y el conflicto armado. Disponible en:
www.saludcapital.Qov.co/ Paginas/Desplazados.aspx
<—>
2 . Bogotá, Distrito Capital, está dividido administrativa y políticamente en veinte
localidades o comarcas, cada una de las cuales cuenta con un alcalde local y
su respectiva administración. Los alcaldes locales son designados por el
Alcalde Mayor de la ciudad.

3 . El primer intervalo, "1997 y antes", es el acumulado de población desplazada


del país según los registros oficiales del sistema de registro de población
desplazada SIPOD de la Agencia Presidencial para la Acción Social y la
Cooperación Internacional.

4 . Según el último censo, la población total del país ajustada a junio de 2005 era
de 42.888.592 personas (DAÑE, 2005).

5 . Aproximadamente USS6.486 de pérdidas en activos y US$1.013 por cese de


producción por hogar, según la tasa representativa del mercado (TRM) de
mayo 4 de 2010.
<->
6. En varios testimonios, los desplazados expresaron ser blanco de grupos
dellncuenciales y armados de la ciudad. Las amenazas parecen continuar
para muchos hombres y mujeres que han buscado en la ciudad un refugio.
Adlcionalmente, la desorientación en la ciudad y la necesidad de buscar
integración, en especial de las y los jóvenes, los lleva a involucrarse con
grupos que se mueven en el lindero de la ilegalidad o del consumo de drogas,
exponiéndose a elevados riesgos sociales.
<—>
7 . La localidad de Usme presenta el menor índice de envejecimiento con 17% y
el mayor lo presenta la localidad de Chapinero con 103% (Gómez E.l, 2006).

C op yrig h te d m aterial
8. La Odds Ratio (OR) es una medida estadística, usada en los estudios
epidemiológicos, que define la probabilidad de veces que un suceso ocurra
frente a que no ocurra; es decir, es una forma de representar un riesgo
mediante el cociente entre el número de veces que ocurre el suceso frente a
cuántas veces no
<->
9. ocurre. Constituye una forma de cuantificar la asociación entre dos variables
dicotómicas. En sucesos de baja frecuencia, como en este caso, es una
medida aproximada del riesgo relativo. El Intervalo de confianza (IC) por su
parte, es la expresión de lo que la variabilidad debida al azar puede hacer
oscilar un resultado en la población real; es un indicador de la precisión de
una estimación (expresa los limites que con una cierta seguridad contendrán
ese verdadero valor). Así, si al construir el 95% intervalo de confianza el
intervalo no incluye el valor de 1, se concluye que el riesgo es
estadísticamente significativo p<0.05. Datos del Censo de población 2005.
www.dane.qov.co. Acceso: 15 de agosto de 2007.
<—>
10. Población raizal es la población de las islas de San Andrés, Providencia y
Santa Catalina ubicadas en el Caribe colombiano.
<—>
11. Se entiende por familia el grupo social mediante el cual sus miembros
construyen relaciones de afecto, solidaridad, cuidado mutuo e intercambio de
valores. Construye y recrea la cultura y transfiere bienes para el desarrollo de
sus miembros en diversos y muy disímiles arreglos de organización y
subsistencia. En opinión de las autoras, la familia es un grupo social, humano
y voluntario clave para el desarrollo de la cultura, de lo humano y lo afectivo.
<—>
12. Se habla de núcleo recompuesto dado que las familias pueden llegar a Bogotá
con nuevos miembros, parientes o no parientes, que anteriormente no
formaban parte del mismo.
<—>
13. Según la Encuesta de Calidad de Vida para Bogotá 2003, la proporción
general de hogares organizados en forma de familias nucleares en Bogotá era
de 51,6% (DAÑE, 2003).
<—■
14. E s el número de menores de 15 años sobre la población potencial en edad

C op yrig h te d m aterial
económicamente activa (15-59 años). La razón de dependencia global
compara el segmento de población en edad de trabajar con la población que
no trabaja. RDG = [(<15 años) + (>65 años)] / (población 15-65 años).
<—>
Entre la población pobre de Bogotá es más frecuente la unión libre, por
encima de las uniones legales o religiosas (26% v .s. 12%), y entre los no
pobres predominan las uniones legales y religiosas, 33% y 24%
respectivamente (Gómez E.I., 2006).
<—>
La jefatura del hogar en Bogotá la ejercen primordialmente los hombres
(66%), pero la jefatura femenina, pese al subregistro, ha ido ganando terreno.
Un tercio de los hogares del Distrito están encabezados por mujeres, y en el
decenio comprendido entre 1993 y el 2003 se incrementó en 8 puntos
porcentuales pasando de 26% a 34% (Gómez E.I., 2006).
<r->
Según datos de la E n c u e s ta N a cio n a l d e D e m o g ra fía y S a lu d del año 2005, la
jefatura femenina de hogar era de 34,8% en los hogares desplazados v.s. el
27% del promedio nacional (Ojeda y Murad, 2006).
<—>
P a r c h e : denominación popular que dan algunos jóvenes al grupo de amigos,
los más cercanos.
<->
Inquilinato: casa de alquiler donde existen varias familias
inquilinas que ocupan uno o más cuartos y comarten cocina,
zona de ropas y, a veces, servicios sanitarios.

De manera agregada, y en comparación con otras regiones del país, Bogotá


cuenta con una alta cobertura de servicios públicos domiciliarios: 97,9% de los
bogotanos disponde de alcantarillado, 99,4%, de energía y 98,6%, de
acueducto seeún datos censales del Dañe (2005).
<—>
En Bogotá se observa una importante evolución de las condiciones
educativas. El promedio de años de escolaridad de la población de 20 a 34
años es de 11,4 años, mostrando que las generaciones más jóvenes han
tenido mayores oportunidades de calificación con respecto a las de mayores
edades. (Para los mayores de 34 años es de 9,3 años). Los mayores

C op yrig h te d m aterial
promedios de educación se encuentran en las localidades de Teusaquillo,
Chapinero y Usaquén y los más bajos en las localidades donde se asienta la
población desplazada, entre los cuales se resaltan principalmente las
localidades de Usme, San Cristóbal y Ciudad Bolívar. La brecha entre
localidades es de 5,5 años de educación, para la población de 20 a 34 años, y
de 8,5 años para los mayores de 34 (Gómez, 2006)

22 . A g u a p a n e la (a g u a d e p a n e la ): bebida energética hecha de panela, alimento


elaborado con la caña panelera (variedad de caña de azúcar), que se exprime
en trapiches y se cocina en fondos a máxima temperatura hasta obtener el
melado o miel cocida que se vierte en moldes para que al enfriar quede
consistente y dura.
<—1
23 . S a c a r la co la : expresión coloquial que significa "evadir".
<r->
24 . H a c e r la vu elta : expresión que en el lenguaje de pandillas, bandas, grupos
armados o delincuenciales significa recibir un encargo de diferente nivel de
complejidad como robar, atracar, vender droga, vigilar a alguien y transmitir la
información, o en grados superiores, puede significar agresión directa,
asesinato o secuestro.
<—>
25 . San co ch o : sopa tradicional colombiana.
<->
26 . C h u c h a : significa vieja. Puede ser palabra cariñosa o despectiva para
referirse a la madre.

27 . El salario mínimo legal mensual era de S381.500.oo pesos en 2005,


aproximadamente US$205.

28 . La encuesta de hogares tomó como una medida proxy del ingreso de las
familias su capacidad de gasto en distintos rubros en el último mes, a partir de
lo efectivamente gastado, en relación con el promedio mensual estimado de
gastos.
<—>
29 . Según la II ENV realizada por la Comisión de Seguimiento a la Política Pública
sobre desplazamiento forzado en 2008, el porcentaje de personas

C op yrig h te d m aterial
desplazadas que consideró su salud regular o mala fue de alrededor del 27%
(Comisión de Seguimiento 2008, Vil Informe, p. 69).
<—>
C h ic h a : bebida tradicional indígena que se basa en la fermentación del maíz
u otros cereales.

G u a ra p o : bebida fermentada o sin fermentara partir de la miel de caña.


<—1
Sistema Único de Registro (SUR), hoy Registro Único de Población
Desplazada RUPD.

Naciones Unidas. (2000). Observación General No. 14 sobre la aplicación del


Artículo 12 en relación con la salud del Pacto Interamericano de Derechos
Económicos Sociales y Culturales (PIDESC).
<—>
El S G S S S , creado con la Ley 100 de 1993, es un sistema de mercado, de
aseguramiento individual y competencia regulada entre aseguradores
(empresas promotoras de salud, EP S) y proveedores de atención
(instituciones prestadoras de servicios de salud, IPS) públicos y privados,
organizado por regímenes (contributivo para los trabajadores y personas con
capacidad para cotizar, y subsidiado para los más pobres), que ofrece un
paquete de beneficios (el Plan Obligatorio de Salud, POS) diferencial según la
capacidad de pago.
<—>
Decreto 2131 del 30 de julio de 2003, "Por el cual se reglamenta el numeral 4
del artículo 19 de la Ley 387 de 1997, el último inciso del artículo 54 de la Ley
812 de 2003 frente a la atención en salud de la población desplazada por la
violencia". Decreto 2284 de agosto 11 de 2003, "Por el cual se modifican los
artículos 2, 4, 5 y 7 del Decreto 2131 sobre inclusión de los afiliados al
régimen subsidiado al SUR, definición de los responsables en el pago de la
atención inicial de urgencias y consideraciones sobre los riesgos en salud
derivados del desplazamiento".

El Sisben es el instrumento de focalización para la identificación de


potenciales beneficiarios de programas sociales, mediante el cual se clasifica
a la población pobre en niveles según variables relacionadas con condiciones

C op yrig h te d m aterial
de vida y acceso a servicios, y es condición para la recepción de subsidios
estatales, incluido el régimen subsidiado de salud.
<—>
37 . M an: palabra anglosajona que significa hombre y en el contexto de relato es
una expresión que se ha vuelto popular para referirse a un hombre y en plural
se dice m a n e s.
<—>
38 . expresión popular que significa burlar, engañar, prometer pero
M a m a r g a llo :
no cumplir, dejar de hacer lo que se debe.

39 . P u to : bravo, enojado.

40 . objeciones que las empresas administradoras hacen a las cuentas de


G lo s a s :
cobro presentadas por las instituciones prestadoras de servicios de salud, por
inconsistencias en su presentación, cobertura de servicios fuera del plan o
facturación, entre otras, que pueden retrasar el pago de los servicios
prestados.
<—>
41 . Sistema de información que permite verificar el estado de la afiliación al
S G S S S y los beneficiarlos de cada núcleo familiar.
<—>
42 . Se convocaron 88 organizaciones de población desplazada listadas en los
directorios aportados por la Defensoría del Pueblo y la Personería de Bogotá.
23 lideres y lideresas de 17 organizaciones respondieron a la invitación pero
solo 12 participaron activamente en los talleres.
<—>
43 . En la selección de las localidades a incluir se consideraron la tendencia en el
tiempo del total de declaraciones ante la Personería Distrital entre los años
2002 y 2004, las características sobre condiciones de vida y tamaño
poblacional de las localidades según diagnósticos participativos realizados por
la Secretaria Distrital de Salud en el año 2004, la existencia de hospitales en
la localidad en contacto con población desplazada y la presencia de grupos
étnicos minoritarios. Se tomó la información de las declaraciones recibidas en
la Personería como la mejor aproximación a la población porque
correspondían al 63% del total de declaraciones, eran las únicas en incluir
distribución por localidad de la población y constituían un universo más amplio

C op yrlg h te d m aterial
que los datos del SUR de la Red de Solidaridad respectivo, del que se
estimaba un subregistro del 30%.
<—>
44. Se entiende como triangulación "\a utilización y combinación de distintas
metodologías, estrategias, datos, observadores, en el estudio de un mismo
fenómeno" (Vera, 2005:1). Existen varios tipos de triangulación: de datos a
partir de varias fuentes; la teórica, que Implica el uso de varias teorías para
interpretar el fenómeno en estudio; de investigadores, cada uno de los cuales
es un observador; metodológica, mediante el uso combinado de enfoques
cuantitativos y cualitativos o de varias estrategias de cada uno; por último, en
la triangulación múltiple se combinan perspectivas de investigadores,
enfoques teóricos, métodos y fuentes.
<—>

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