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La psicoterapia de grupo fue iniciada por Joseph Pratt en 1905 al introducir

el sistema de clases colectivas en una sala de pacientes tuberculosos. La finalidad


de la terapia era acelerar la recuperación física de los enfermos; las clases y
sesiones a las que concurrían entre veinte y cincuenta pacientes consistían en una
breve conferencia del terapeuta sobre la higiene y problemas del tratamiento de la
tuberculosis; a continuación, los pacientes formulaban sus preguntas y discutían el
tema con el médico. En estas reuniones los enfermos que mejor cumplían el
régimen pasaban a ocupar las primeras filas del aula, estableciendo un escalafón
jerárquico bien definido, conocido y respetado por todos. En vista de los buenos
resultados que daba el método, Pratt escribió un trabajo preliminar en 1906 que
amplió en los años siguientes. Pronto otros probaron su técnica con resultados
similares. (Raúl Vaimberg Grillo, 2007)

El mérito de Pratt fue el de utilizar en forma sistemática y deliberada las


emociones colectivas en la persecución de una finalidad terapéutica. El método
estimula la identificación del enfermo con el médico, considerando la importancia
de la idealización del terapeuta, no es de extrañar que la estructura y función de
este tipo de grupos sea similar a la de ciertos grupos religiosos que persiguen
fines parecidos. (Baringoltz, 2004)

Decimos que las psicoterapias actúan por el grupo cuando utilizan al grupo
como estímulo de emociones colectivas sin tratar de comprenderlas. El grupo se
convierte en un recurso destinado a influir en numerosas personas como medio
auxiliar para reforzar cierto plan terapéutico.

La utilización de pequeños grupos en forma planificada para el tratamiento


de problemas de personalidad comenzó en Estados Unidos en la década de los
años treinta del siglo pasado con los trabajos de Louis Wender, Paul Schilder,
Jacob Levy Moreno, Samuel Slavson, Fritz Redl y Alexander Wolf. Las corrientes
de inspiración psicoanalítica (Slavson, Schilder y Klapman) introdujeron la
interpretación en la situación colectiva, aplicando al grupo una técnica de
orientación psicoanalítica. La interpretación es considerada un instrumento capaz
de comprender y de modificar los dinamismos más profundos del grupo, y por lo
tanto de modificar su estructura (Raúl Vaimberg Grillo, 2007)

Para formular de forma adecuada la relación individuo grupo necesitamos


una manera de describir la acción de los grupos que no reduzca al individuo a la
calidad de simple blanco de las fuerzas de grupo de origen místico ni destruya el
carácter organizado de las fuerzas de grupo en la confusión de las actividades
individuales. Es menester que comprendamos los procesos de grupo de una
manera que conserve la realidad primaria del individuo y del grupo, los dos polos
permanentes de los procesos sociales. Debemos considerar que las fuerzas del
grupo surgen de las acciones de los individuos y observar a los individuos cuyas
acciones son una función de las fuerzas del grupo que ellos mismos (u otros)
generan. Debemos considerar que los fenómenos de los grupos son tanto el
producto como la condición de las acciones de los individuos» (Vinogradov S.,
1996)

La terapia de grupo no es una técnica nueva en la Psicología. A inicios del


siglo XX algunos médicos, como Joseph Pratt y Edward W. Lazell, organizaban
grupos de apoyo para sus pacientes y notaron que obtenían buenos resultados.

La terapia de grupo más tarde, en 1944, el psicólogo Kurt Lewin comenzó a


trabajar el concepto de “dinámica de grupos” e hizo referencia por primera vez al
grupo como un conjunto de personas independientes que, aun así, forman un todo
que es mucho más que la suma de las partes. (Raúl Vaimberg Grillo, 2007)
No obstante, fue en 1931 cuando la terapia grupal irrumpió con fuerza en la
práctica clínica. Ese paso adelante se debe al psiquiatra Jacob Levy Moreno, que
introdujo el término “psicoterapia de grupos” y contribuyó a la difusión de esta
forma de trabajo, primero en Estados Unidos y luego al resto del mundo. En la
actualidad, la terapia de grupo es una herramienta consolidada en el ámbito de la
Psicología y la Psiquiatría. Sus beneficios han sido ampliamente documentados en
la literatura científica y su eficacia para abordar diferentes problemas y trastornos
está comprobada. (Vinogradov S., 1996)

La terapia grupal se focaliza en las interacciones que se producen en el


grupo, el cual se convierte en un espacio para ventilar los problemas de cada uno
de los miembros y hallar solución a los mismos. Al igual que la psicoterapia
individual, este método de trabajo está dirigido a ayudar a las personas a resolver
sus conflictos, reencontrar el equilibrio emocional, estimular su crecimiento
personal, potenciar sus habilidades sociales y dotarlas de las herramientas de
afrontamiento que necesitan. (Raúl Vaimberg Grillo, 2007)

El objetivo esencial es que el grupo sea el instrumento que potencie el


cambio deseado. La terapia de grupo es tan eficaz porque las personas sienten
que no están solas con su problema, se rompe el aislamiento al que muchos se
habían sometido. Por otra parte, la posibilidad de compartir sus emociones y
pensamientos sin miedo a la crítica fomenta un elevado nivel de cohesión grupal
que conduce a cambios psicológicos más estables a lo largo del tiempo.
(Baringoltz, 2004)
Pensar en “El terapeuta de grupo”, es pensar en el sistema. Lo que le acontece a
la dupla terapéutica es parte de la dinámica grupal.

El cómo “entra a la cancha el terapeuta” es decisivo en las sesiones de todo grupo


que se está conformando. El trabajo de los terapeutas grupales en estas primeras
sesiones se abocará a generar el clima grupal y a fomentar la cohesión grupal
moldeando un estilo de trabajo terapéutico que se trasmitirá por las acciones que
lleven a cabo los terapeutas. (Vinogradov S., 1996)

Para ello es importante pensar en las cualidades y limitaciones del terapeuta: “La
magnitud del beneficio en psicoterapia está asociada más estrechamente con la
identidad del terapeuta que con el tipo de psicoterapia que éste emplea…”
(Baringoltz, S. 2004). Este concepto es fundamental a la hora de armar una dupla
terapéutica. Se configurará un código de trabajo explícito y otro implícito (no
menos importante) de sintonía entre terapeuta y coterapeuta. (Baringoltz, 2004)

Metaanálisis

Gran parte de nuestra vida cotidiana se desarrolla en un entorno grupal. De hecho,


nuestra personalidad está moldeada por la influencia que ejerce, primero el
entorno familiar, y más tarde los grupos sociales en los cuales nos insertamos.
Muchos de los conflictos que vivimos también provienen de las relaciones
interpersonales, por lo que, de una forma u otra, el grupo siempre está presente
en nuestra vida. Por eso, también se puede utilizar como un agente facilitador del
cambio, un espacio controlado que nos permita observarnos y analizarnos
mientras estamos en contacto con los demás.

En la terapia grupal, además de la aplicación de técnicas específicas y la


realización de intervenciones por parte del terapeuta, el propio grupo es un
instrumento de cambio; es por ello que este tipo de terapia posee un gran
potencial terapéutico.
Un grupo de personas que se reúnen proporciona un campo interpersonal más
grande y poderoso que la terapia individual. La terapia grupal ofrece una
selección más variada de relaciones, puesto que los pacientes deben interactuar
entre sí, ellos son los líderes del grupo.

La participación en un grupo proporciona un alivio a los pacientes, puesto que se


percatan de algo muy importante: no están solos con su problema. Esta
universalidad rompe con la soledad y el aislamiento cuando los componentes
pueden observar que existen otras personas con problemas, problemas que
incluso pueden ser similares.

Bibliografía

Baringoltz, S. (2004). terapias alternativas. psyquis.

Raúl Vaimberg Grillo, M. L. (2007). octaedro. Obtenido de octaedr:


https://www.octaedro.com/appl/botiga/client/img/08017.pdf

Vinogradov S., Y. I. (1996). terapia de grupo. psyquis.

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